Crimenes de odio primera parte

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Socios de Hivos

Revista Latinoamericana y del Caribe de Diversidad Sexual

Edición especial Primera parte

Crímenes de odio en Centroamérica


Erick ¿Te acuerdas? ¿Te acuerdas? Como salimos de la casa aquel día de junio Llamamos a la Carmen !A la calle! Como arrancamos por aquellos callejones del centro de la ciudad un día después Huíamos de las balas y una certera a mi cabeza paso de zumbido Y me gritaste ¡Agáchate! ¿Te acuerdas? Corriendo por los callejones de La Leona Bajo una tormenta que arreciaba y unas botas con fusil que nos perseguían recio ¿Te acuerdas? Nosotros recorriendo las calles bajo el toque de queda Tú con tu bandera roja atravesada por la oz y el martillo y yo con una anarquista Unas patrullas detrás y unos balazos sonaban al fondo ¡Hijos de puta resentidos! Nos gritaron de una Land Cruiser

En la memoria de Erick Martínez activista LGBTI hondureño asesinado el 7 de mayo del 2012 y de los cientos de trans, gays y lesbianas a las que les cegó la vida la intolerancia.

¿Te acuerdas? Cuando ondeábamos las banderas del FSLN Cuando huimos en carro tras las sombras del terror de los uniformados Cuando nos paramos frente al congreso con el puño izquierdo en alto ¡viva la resistencia! Cuando nos llevamos la computadoras a un montarral a enviar fotos y videos de represiones ¿Te acuerdas Erick? Nosotros encerrados en casa, Bajo la critica infame de los blanquitos amigos aquellos Cuando confrontamos a Toño Rivera Callejas Cuando entramos en Fridays y les cantamos “Matador” ¿Te acuerdas Erick? Dime que te acuerdas por favor, ¡Responde carajo! Nélson Arambú (MDR)


con el auspicio de Hivos, la colaboración de COMSOL y la investigación de Melissa Hernández Vargas y André Valverde Umaña, tiene el agrado de presentar su la primera parte de un número especial sobre Crímenes de Odio en Centroamérica. Esta primera edición presentará los aspectos técnicos que permitirán comprender las motivaciones para cometer crímenes de odio y la vulnerabilidad de sus víctimas. En la segunda entrega abordaremos los crímenes de odio cometidos en cada país y sus consecuencias. Este aporte tiene por objetivo denunciar y visibilizar el verdadero genocidio que las personas intolerantes han cometido contra las poblaciones sexualmente diversas de Centroamérica. También prevenir a los gobiernos del istmo para que propicien la creación de leyes y directrices que prevean este tipo de violencia que muchas veces nace en los propios cuerpos policiales del Estado. Pretende además llamar la atención de los distintos tribunales de justicia de Centroamérica para que propicien juicios oportunos, combatan la impunidad y creen mecanismos ágiles para el esclarecimiento de estos atroces crímenes de odio. Queremos también alertar a la Sociedad Civil, a las organizaciones que defienden los Derechos Humanos y los grupos LGBTI que es tiempo de levantar la voz para acallar y erradicar de una vez para siempre las distintas fobias que a diario le arrebatan la vida a seres humanos cuyo único pecado ha sido ser diferentes. Rendimos además homenaje a todas las personas trans, gay y lesbianas que han perdido la vida a manos de criminales inspirados en el odio y a los líderes a quienes se les ha silenciado con la muerte.


Introducción Los crímenes de odio por orientación sexual o identidad de género constituyen la forma más grave y violenta de discriminación a la que se ven expuestos los miembros de la comunidad LGBT en nuestra la región centroamericana. No obstante, los Estados no han adoptado ningún tipo de medidas para hacer frente a esta realidad. En ninguno de los países existen normas que de forma expresa tipifiquen los actos que puedan ser considerados como crímenes de odio. Esta omisión provoca que estos actos sean procesados a través de otros tipos penales que no necesariamente toman en cuenta la gravedad de los mismos y por lo tanto no son penados de manera proporcional a esta. Además, la discrecionalidad y la variedad de tipos penales que se aplican a este tipo de hechos los invisibilizan y generan impunidad. Las listas son encabezadas por las personas más frágiles, las trans. Los delitos los cometen pandilleros que se han encargado de hacer limpieza social contra las personas sexualmente diversas y en muchos casos hasta la misma policía. A la par de los crímenes se teje una red de violencia que parte de insultos, agresiones psicológicas, golpes, asaltos y violaciones. Centroamérica está enferma de odio y de intolerancia y la hoguera es encendida cada día por prédicas de odio que se escuchan en templos y catedrales, en la prensa y entre los personajes políticos. Ya basta es el grito, el alarido que brota de la garganta de miles de centroamericanos hartos de la injusticia y la impunidad.


Definiciones claves Con el objetivo de lograr una comprensión de los términos que utilizaremos con frecuencia en esta publicación, iniciamos con las definiciones claves.

Crimen de odio Todo acto doloso, generalmente realizado con saña, que incluye, pero no se limita a: violaciones del derecho a la vida o integridad personal; con la intención de causar daños graves o muerte a la víctima, basando la agresión en el rechazo, la intolerancia, el desprecio, el odio y/o discriminación hacia la población LGBTI, un grupo en situación de vulnerabilidad. Son asesinatos provocados por el odio que los grupos de poder han ido construyendo en la sociedad a lo largo de siglos contra toda forma de deseo y práctica sexual no convencional, y no solamente contra los homosexuales y la homosexualidad (Rodríguez, 2010). En la actualidad la población más sensible a ser víctima de un crimen de odio son las personas trans y en especial las que ejercen el trabajo sexual remunerado.

Discriminación Es toda aquella acción u omisión realizada por personas, grupos o instituciones, en las que se da un trato a otra persona, grupo o institución en términos diferentes al que se da a sujetos similares, de los que se sigue un perjuicio o consecuencia negativa para el receptor de ese trato. Habitualmente, este trato se produce en atención a las cualidades personales del sujeto que es objeto del mismo, aunque también puede deberse a otros factores, como el origen geográfico, sus decisiones u opiniones en lo social, lo moral, lo político u otra área de interés social. Se ha calificado a la discriminación como una forma de violencia pasiva, convirtiéndose, a veces, este ataque en una agresión física. Quienes discriminan designan un trato diferencial o inferior en cuanto a los derechos y las consideraciones sociales de las personas, organizaciones y estados. Hacen esta diferencia ya sea por el color de piel, etnia, sexo, edad, cultura, política, religión o ideología.


Género, identidad y expresión Género Es el estado social y legal que nos identifica como mujeres u hombres. Y en algunos país como género indefinido. Identidad de género Es cómo nos sentimos acerca de nuestro género. Alude a la percepción subjetiva que una persona tiene sobre sí mismo en cuanto a sentirse hombre o mujer. Expresión de género Es la forma en que nos vestimos y comunicamos a los demás como queremos que nos perciban.

Impunidad Se refiere a la falta de castigo. Se conoce como castigo, por otra parte, a la pena que se impone a aquel que ha cometido una falta o un delito. Esto quiere decir que, cuando hay impunidad, la persona que ha incurrido en una falta o un delito no recibe la pena que le corresponde por su accionar. De esta forma no se sanciona ni se enmienda su conducta.

LGBTI Son las siglas que designan internacionalmente a las personas sexualmente diversas. L: Personas Lesbianas G: Personas Gay B: Personas Bisexuales T: Personas Transexuales I: Personas Intersexuales


Visión histórica El concepto de crimen de odio por homofobia y transfobia nació en los setenta con el surgimiento de diferentes grupos de la comunidad homosexual que comienzan a abogar por el reconocimiento de los derechos que les han sido negados desde el gobierno y otros entes sociales (Rodrigo Parrini y Alejandro Brito 2012). Posteriormente, el concepto se popularizó en América Latina durante la década de los noventa y principalmente, en Brasil y México a inicios del año 2000 y en adelante donde cobró mayor fuerza. Este tipo de violencia es más difícil de combatir pues es sostenida por una serie de discursos sociales que la hacen instalarse en la familia, los gobiernos, las instituciones como la policía, las escuelas o las Iglesias. Y desde estos grupos se generan diferentes tipos de violencia, que van desde la física hasta la violencia simbólica, que puede se da mediante chistes o comentarios negativos o burlescos. Desde los organismos municipales, locales, provinciales y nacionales, existe una gran carga homofóbica y transfófica, que se reproduce y recrea en los ámbitos cultural, jurídico, judicial, familiar, educativo o académico que es propiciada por el sistema patriarcal y autoritario donde se discrimina, violenta y hasta se justifica asesinar a quien se salga del prototipo masculino rígido. Durante muchos años la homosexualidad fue visualizada desde el discurso social de la medicina y la psiquiatría (Miquel y Lupicinio) como una enfermedad, lo que dio argumentos al patriarcado heteronormativo para censurarlo y justificar el aniquilamiento de quienes eran "anormales".


Pero también brindó argumentos a las iglesias para magnificar la homosexualidad como un "pecado nefando" porque, según sus afirmaciones, es contra la naturaleza y condenado por los escritos sagrados ya que consideran que la sexualidad está enfocada a la reproducción, dejando de lado el valor unitivo (realización plena del placer, la entrega mutua y el amor) fundamento de toda relación de pareja. Sobre la creación de estos discursos y su expansión en el medio social, el papel de los medios de comunicación es definitivo. Roses y Brito, señalan que la prensa colocó la homosexualidad como tema de opinión pública y a los crímenes de odio asuntos comunes que pasan inadvertidos o como un tipo de violencia más y casi justifican la impunidad y el castigo por una transgresión a la masculinidad. Una de las mayores dificultades que existen con respecto a los crímenes de odio por homofobia y transfobia, según Miquel Doménech y Lupicinio Íñiguez, es que hay pocas denuncias y la mayoría de la información se puede encontrar en medios como internet, o sea no en medios oficiales como los organismos municipales, locales, provinciales o nacionales.


Visión social La discriminación conlleva a la exclusión. Mediante palabras, miradas, gestos o acciones se genera la desigualdad entre personas o grupos tanto en condiciones de oportunidades o de acceso a recursos como la salud, los ingresos económicos, la educación, la propiedad, al empleo y otros. Discriminar implica considerar a alguien como no igual y suele justificarse por diferencias en el color de piel, la religión, el género o por la orientación sexual. Esta última consiste en la distinción y exclusión incluyendo el no reconocimiento de los derechos de las poblaciones LGBTI. Las principales formas de discriminar a una persona suelen darse a través de insultos, el hostigamiento, las humillaciones, el desprecio, hasta agresiones físicas o inclusive los homicidios o crímenes de odio.


Lamentablemente la imagen de la masculinidad está construida desde el poder, y por tanto, justifica y pregona que los hombres deben y poseen un derecho para dominar a las mujeres y a otros hombres, por condición económica, etnia u orientación sexual. Para Rodrigo Parrini y Alejandro Brito los crímenes de odio implican una diferenciación entre la víctima y el victimario y están motivados por color, género e identidad sexual y a nivel social se encuentran legitimados ya que entran dentro de discriminaciones que son validadas por muchas personas, instituciones y Estados.

A estas manifestaciones sociales de la expresión de la violencia, se le suma aquella ejercida por el Estado. Mondragón señala que en más de setenta países, muchos de los cuales están en el Caribe de América, la homosexualidad es tipificada como un delito y que en Centroamérica no existe alguna entidad o tribunal que se dedique a la investigación y denuncia de estos crímenes, ni exista legislación que los tipifique como delito. La violencia de Estado se manifiesta a través de los cuerpos policiales y militares, que realizan limpieza social ejerciendo presiones, agresiones y hasta el exterminio de personas trans y gays que ejercen trabajos sexuales remunerados. O bien reprimiendo y persiguiendo a las personas homosexuales que manifiestan algún gesto que no concuerda con los estereotipos machistas del patriarcado.


Dentro de este saco de violencia que es ejercida desde el cuerpo policial, se habla de manifestaciones tales como ejercicio de poder, abusos físicos o favores sexuales. Sin embargo, la violencia estatal realizado una y otra vez es ocultada por el silencio y la indiferencia en la escena pública, las instituciones y los medios de comunicación, los cuales rara vez dan seguimiento a las noticias de este tipo y si lo hacen, terminan colocando desde un lenguaje discriminatorio y cargado de homofobia cargando la culpabilidad en la persona asesinada. El silenciamiento de parte de la población LGBTI a la hora de realizar denuncias se mezcla con la censura social ante la posibilidad de expresar abiertamente la preferencia sexual públicamente. Entre los principales temores al hacer las denuncias se pueden enumerar: la exposición pública de la identidad, amenazas contra la integridad física, maltrato verbal, persecución y acoso, extorsión, amenazas de muerte, miedo a perder el empleo, el rechazo familiar y el temor hacia la impunidad que finalmente suele estar como protagonista en la mayoría de los casos. Pero esta forma de no hablar sobre los hechos, también es llevada a la práctica por las mismas familias de las personas que fueron asesinadas, esto como una medida para evitar la exposición pública. Esto impulsa que exista un desentendimiento de las instancias judiciales y los casos no sean investigados a profundidad. La suma de la corrupción y de la inexistencia del reconocimiento en estos espacios de la homofobia, la lesbofobia y la transfobia terminan siendo nocivos y destructivos para la creación de una cultura que reconozca la existencia de los crímenes de odio. Miquel y Lupicinio, comentan que hay pocas denuncias y la mayoría de la información se puede encontrar en medios como internet, o sea no en medios oficiales como los organismos municipales, locales, provinciales o nacionales. No cabe más que apelar a la búsqueda del reconocimiento de estos hechos como crímenes y buscar salidas hacia la no discriminación, y el cambio cultural en pro de la diversidad y del respeto entre las personas.


Visión psicológica Estereotipos y prejuicios La insistencia en las diferencias entre los grupos y dar privilegio a un grupo por encima de los demás, lo que se ha denominado "orientación social dominante" (Pratto, Sidanius, Stallworth & Malle, 1994), da origen a elaborar estereotipos y juicios a priori. Esta es principalmente la base del prejuicio intergrupal. La base de la discriminación suele encontrarse casi siempre en los estereotipos, que son creencias, ideas y sentimientos negativos hacia ciertas personas pertenecientes a un grupo determinado. Cuando se realiza una valoración negativa de un grupo en base al estereotipo, el resultado es el prejuicio. Cuando los prejuicios llevan a una persona a actuar de un modo determinado respecto al grupo o individuo prejuzgado, el resultado es la discriminación.


Las actitudes negativas hacia la homosexualidad, el lesbianismo o la transexualidad se han estudiado desde muchas perspectivas, especialmente intentando identificar cómo se desarrollan y cómo se pueden facilitar intervenciones para disminuir el prejuicio y el rechazo social. En un intento por caracterizar a las personas con prejuicio hacia los gays, las lesbianas y las personas trans, Herek (1984, 1994) indica que aquellas que manifiestan más actitudes negativas hacia la diversidad sexual: a) Tienen actitudes tradicionales sobre los roles de género b) Cuentan con más amistades que manifiestan actitudes negativas hacia las personas LGBTI d) Tienen menos educación formal e) Son conservadoras en asuntos religiosos


Otros investigadores han mencionado que los niveles de prejuicio y rechazo hacia la homosexualidad y a transexualidad están relacionados con los modelos de atribución. Estos estudios señalan que las actitudes se relacionan con la percepción de que la persona tiene o no el control sobre su orientación sexual (Sakalli, 2002). Los estudios sobre el prejuicio contra las minorías sexuales han coincidido sobre cuáles son las características principales de las personas que discriminan. Se destacan en la mayoría de los estudios, las ideas políticas conservadoras, la asistencia regular al culto religioso, actitudes negativas hacia la mujer y una fuerte adherencia al modelo hegemónico de la masculinidad y la división de roles sexuales. Todo parece indicar que el prejuicio hacia las personas sexualmente diversas tiene muchos parecidos con el autoritarismo y con el prejuicio racial, aun con todas sus diferencias.(Quiles del Castillo, Betancor-Rodríguez, Rodríguez -Torres, Rodríguez-Pérez & Coello-Martel (2003). Las investigaciones (Parrot, Peterson, Vincent & Bakeman, 2008) han demostrado que la adherencia a los modelos hegemónicos de la masculinidad se relaciona con la agresión hacia la diferencia sexual. "Aquellos hombres que se inscriben en el modelo dominante de una masculinidad heterosexual, agresiva y dominante, tienden a manifestar conductas dentro del continuo de la homofobia. Esto va desde el chiste impersonal, el rechazo, los comentarios, la agresión hasta la posibilidad del homicidio".


Discriminación sexual El género es una de las categorías reguladoras de mayor importancia en nuestra sociedad. A través de éste, se ha ejercido control sobre las personas desde instancias históricas que preceden nuestra era, tomando el dictamen de la anatomía biológica como punto de partida para constituirnos en hombres o en mujeres. (Rodríguez-Madera & Toro-Alfonso, 2002, p. 64). Los asuntos de género parecen ser el tema final para la tolerancia. Muchas personas manifiestan dificultades en el manejo de las personas trans, incluyendo hombres gay "afeminados" o mujeres que "parecen hombres". Evidentemente relacionado a los mitos y estereotipos, las risas, miradas, chistes y comentarios que se observan frente a personas que rompen con el esquema tradicional del género. Los comentarios sobre cómo se identifica a una persona gay o lesbiana están también vinculados al estereotipo del género. Muchas personas piensan que pueden reconocer a los homosexuales y lesbianas precisamente porque muestran rasgos confusos sobre el género o se les observa una clara inversión del género (Toro-Alfonso, 2006). Tradicionalmente provoca risas y chistes el hecho de que un hombre -que socialmente posee el potencial para el poder y la masculinidad dominante- se represente socialmente con la imagen femenina. La imagen trans también se observa en esta línea. En ocasiones percibida como la exageración de lo femenino, la persona trans femenina remite a toda la confusión que provocan las imágenes de travestis y transexuales famosas y conocidas por la televisión (hiper mujer, seductora, provocadora y sobre todo sin pelos en la lengua).


La lesbiana se representa socialmente como la persona arribista. La mujer que no reconoce su posición social y se atreve a pretender la masculinidad, privilegio permitido sólo a los hombres biológicos. En esta construcción social, la lesbiana no da gracia, provoca temor. La violencia y la discriminación contra personas de las comunidades LGBT es parte de un discurso normalizado que es aceptado socialmente y que no parece provocar grandes disonancias cognitivas en las personas. Así se tolera la violencia y se justifica en ocasiones por una "moral" no explicitada.

Una masculinidad dominante, los discursos religiosos sobre la sexualidad y la concepción binaria del género, han contribuido para que muchas personas consideren que maneras de expresión de la sexualidad que se alejen de la heterosexualidad y los tradicionales roles de género, son formas inmorales, perversas y hasta vergonzosas de vivir, por lo que acciones que intenten corregir y hasta eliminar dichas maneras de expresión son aceptables y hasta apoyadas por diversos grupos de la sociedad. El silencio -en ocasiones es cómplice y permite el espacio para toda una serie de crímenes de odio que se producen en América Latina y el Caribe.


Fobias internalizadas Desde corta edad se escuchan palabras negativas en contra de la homosexualidad y la transgresión de los estereotipos de género. Además de prejuicios y estereotipos, que muchas personas incorporan en su autoimagen los y los significados negativos asociados con la homosexualidad y la transexualidad, lo que provoca reacciones negativas hacia su propia orientación sexual y/o identidad de género y la de otras personas. Esto es lo que se denomina una fobia internalizada (Hernández y García, 2005, p.957). En esta sociedad no es fácil ser parte de la población LGBTI, por lo que las actitudes negativas contra la homosexualidad y la transexualidad podrían evidenciar un mecanismo psicológico por el cual se marca un límite que separa de manera simbólica a la o al individuo del grupo excluido y discriminado Un hombre que rechaza constantemente a las personas homosexuales y/o transexuales busca con esos actos de exclusión reafirmarse como heterosexual ante la sociedad, evitando llegar a ser reconocido como una persona homosexual o trans, aunque en la intimidad lo sea. Esta lucha entre los prejuicios, los miedos y la necesidad de vivir la propia identidad sexual y/o la propia orientación sexual, provoca un conflicto importante en la persona que se ve en dicha situación, en el que la capacidad de vivir una vida plena, basada en los deseos propios, y no en la voluntad de una sociedad segregacionista se ve ampliamente limitada, limitando consecuentemente el poder mantener un estado de bienestar. La fobias internalizada también pueden desencadenar un crimen de odio. Cuando una persona que no ha salido del closet es puesta en evidencia o se siente acorralada por otra persona sexualmente diversa, para evitar ser descubierta prefiere eliminar la amenaza que asumir su identidad por vergüenza al qué dirán.


Visión legal Los crímenes de odio atentan contra los derechos humanos fundamentales de todas las personas, a raíz de la legitimación de estos y de las diferentes manifestaciones de discriminación a la población LGBTI en varios países los colectivos y agrupaciones en pro de los derechos de las personas sexualmente diversas abogan por legislaciones específicas que coloquen en el papel la prohibición de cometer estos actos y además, brindar una herramienta para quien sufra alguna situación de discriminación o atentado violento contra su vida o integridad física.


Legislación mundial Algunas de las legislaciones internacionales que abogan por la protección de los derechos de las personas sexualmente diversas son: Declaración Universal de Derechos Humanos (1948): En su preámbulo establece el reconocimiento de la dignidad y el valor de todas las personas, considerando que la orientación sexual, el género y la raza son componentes de la identidad humana, deben ser resguardados y respetados. De esta manera, cualquier acto o práctica que atente contra alguna persona debido a su orientación sexual, genérica o preferencias, atenta contra este principio básico del derecho. Principios de Yogyakarta (2006): Recopilan algunos principios de varias leyes internacionales en relación con las temáticas de orientaciones sexuales e identidades de género. Su principal fin es procurar que los Estados garanticen a las personas LGBTTTI disfrutar de sus derechos sin problema alguno. En total son 29 principios, presentados a continuación: 1. Derechos al disfrute universal de los derechos humanos. 2. Derechos a la igualdad y a la no discriminación. 3. Derecho al reconocimiento de la personalidad jurídica. 4. Derecho a la vida. 5. Derecho a la seguridad personal. 6. Derecho a la privacidad. 7. Derecho de toda persona a no ser detenida arbitrariamente. 8. Derecho a un juicio justo. 9. Derecho de toda persona privada de su libertad a ser tratada humanamente.


10. Derecho de toda persona a no ser sometida a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos y degradantes. 11. Derecho a la protección contra todas las formas de explotación, venta y trata de personas. 12. Derecho al trabajo. 13. Derecho a la seguridad social y otras medidas de protección social. 14. Derecho a un nivel de vida adecuado. 15. Derecho a una vivienda adecuada. 16. Derecho a la educación. 17. Derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud. 18. Protección contra abusos médicos. 19. Derecho a la libertad de opinión y de expresión. 20. Derecho a la libertad de reunión y asociación pacíficas. 21. Derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión. 22. Derecho a la libertad de movimiento. 23. Derecho a procurar asilo. 24. Derecho a formar una familia. 25. Derecho a participar en la vida pública. 26. Derecho a participar en la vida cultural. 27. Derecho a promover los derechos humanos. 28. Derecho a recursos y resarcimiento efectivo. 29. Responsabilidad.


Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1966): En sus declaraciones prohíbe la tortura y los malos tratos hacia cualquier persona, ciertamente los crímenes de odio poseen estas Convención de la ONU contra la Tortura (1984/1987): El interés central en colocar esta convención recae en su artículo 1, donde se define lo que se entiende el término tortura. Involucrando aquellos actos donde se inflija de forma intencionada a una persona algún tipo de dolor o sufrimiento físico o mental con el fin de obtener alguna información o confesión, como castigo, características. intimidación o coacción, así como cualquier acto motivado por la discriminación. Además, se señala la gravedad cuando el acto proviene de algún o alguna funcionaria pública o propiciado por alguna institución Conferencia Mundial de la ONU sobre la mujer (1995):En su párrafo 96 declara que: «Los derechos humanos de la mujer incluyen su derecho a tener control sobre las cuestiones relativas a su sexualidad, estatal. incluida su salud sexual y reproductiva, y decidir libremente respecto de esas cuestiones, sin verse sujeta a la coerción, la discriminación y la violencia». Convención de la ONU sobre el Estatuto de los Refugiados: (1951): En caso de que una persona se sienta perseguida por motivo de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas puede solicitar refugio en un país. Se considera que son personas refugiadas quienes sean objeto de ataques, tratos inhumanos o discriminación grave debido a su orientación o preferencia sexual, además sus gobiernos no les garantizan la protección necesaria. Lo anterior fue establecido en 1995, considerando que gays y lesbianas pertenecían a un grupo social particular, motivo por el cual podían solicitar el estatuto de refugiados o refugiadas.


Declaración sobre Orientación Sexual e Identidad de Género de la ONU (2008): Reconoce que todas las personas poseen derecho al goce de sus derechos humanos sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política u otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento u otra condición. También, del principio de no discriminación y de la prohibición de la práctica de latortura y otros tratos inhumanos.

Legislación Latinoamericana Convención Interamericana Contra Toda Forma de Discriminación e Intolerancia, adoptado por la Organización de Estados Americanos (2013): Es un Tratado que obliga a los Estados a prevenir, eliminar, prohibir y sancionar todos los actos y manifestaciones de discriminación e intolerancia, que se presenten bajo motivos por; nacionalidad, edad, sexo, orientación sexual, identidad y expresión de género, idioma, religión, identidad cultural, opiniones políticas y otras. Convención Americana sobre Derechos Humanos, “Pacto de San José” (1969): Reconoce la necesidad de procurar los siguientes derechos para todas las personas: a la vida, integridad personal, no discriminación, a la igualdad, prohibición contra la tortura, tratos crueles y degradantes y garantías judiciales. En Centroamérica lamentablemente no hay legislación particular para la protección de los derechos humanos de las personas LGBTI. Afortunadamente las defensorías de los habitantes de algunos países tienen departamentos especializados en personas sexualmente diversas, pero ninguna nación posee leyes particulares sobre crímenes de odio por orientación sexual.


Estimadas y estimados lectores, les solicitamos cordialmente que esperen el segundo número de esta edición especial de Lesbitgay, donde presentaremos los crímenes de odio por países.


con el auspicio de Hivos, la colaboración de COMSOL y la investigación de Melissa Hernández Vargas y André Valverde Umaña, tiene el agrado de presentar su la primera parte de un número especial sobre Crímenes de Odio en Centroamérica. Esta primera edición presentará los aspectos técnicos que permitirán comprender las motivaciones para cometer crímenes de odio y la vulnerabilidad de sus víctimas. En la segunda entrega abordaremos los crímenes de odio cometidos en cada país y sus consecuencias.

Autores

Melissa Hernández Vargas Es estudiante de las carreras de Psicología y Antropología en la Universidad de Costa Rica. Ha sido asistente de los cursos de Teoría Psicosocial I y Seminario de Temas: Psicoanálisis, género y feminismo en la Escuela de Psicología de esta Universidad. Posee interés en abordar las temáticas de género, sexualidades y feminismos tanto en espacios académicos como políticos, siendo la actividad política y reivindicación de derechos parte de su quehacer. André Valverde Umaña Estudiante de licenciatura de la carrera de Psicología en la Universidad de Costa Rica. Ha laborado como asistente de investigación en el Instituto de Investigaciones Psicológicas y el Centro de Investigaciones en Neurociencias de esa universidad. En la actualidad, inicia un proyecto de investigación enfocado en la población transexual y el acceso a las terapias de reemplazo hormonal y cirugías de modificación corporal en el país.


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