Comunidad Prevenida Cuida la Vida Mensaje día internacional para la sensibilización sobre las minas antipersonal 4 de abril de 2013 En el día de la sensibilización por la situación de las víctimas de minas antipersonal y munición sin explotar, el Secretariado Nacional de pastoral Social - Caritas Colombiana, hace un llamado a la sociedad a no olvidar la realidad que afrontan más 10.200 familias en todo el territorio colombiano. Más allá de estadística, se trata de la alteración que el conflicto armado está ocasionando en las comunidades rurales. Campos dedicados al agro, riveras de los ríos y nacimientos de agua, cordilleras de una espectacular belleza, son hoy en día sitios peligrosos, que recuerdan tristes historias de muertes de vecinos y amigos, de accidentes que han mutilado a padres de familia dejándolos en situación de discapacidad permanente. Las secuelas que dejan las minas antipersonal en las víctimas son atroces y es lamentable que más 1.000 niños y niñas en Colombia deban enfrentar el futuro con daños psicológicos y afectaciones irreversibles en sus cuerpos. En este día debemos tener presente también a las comunidades indígenas que han tenido que abandonar su tierra por los constantes bombardeos y combates que han convertidos su territorio en campos minados. No podemos olvidar que en este mismo instante muchas personas no pueden transitar o movilizarse libremente por sus caminos. No podemos olvidar a tantas personas que hoy se encuentran hospitalizadas sometidos a cirugías de amputación, a los niños que confundieron una granada con un juguete y sufren graves quemaduras, a las mujeres que se angustian por la vida de sus hijos cada vez que ocurren enfrentamientos armados cerca a sus casas. En este día queremos hacer un espacial llamado a todos los actores sociales involucrados: En primer lugar a las víctimas, sus familias y a las comunidades, toda nuestra solidaridad. Deseamos que en ellas este siempre presente la esperanza de Dios que está
con ellos, que padece y sufre su dolor y que es luz en medio de las difíciles circunstancias. Deseamos que en cada persona emerja la fuerza del espíritu, que vean renovadas sus fuerzas y puedan avanzar a procesos de empoderamiento personal y comunitarios que les permitan auto-reconocerse en su dignidad como sujetos de derecho. Hacemos un llamado al Estado para que continúen con ánimo en su compromiso de acompañar y reparar de manera integral a las víctimas, sin olvidar la necesidad de una atención incluyente y diferencial, teniendo en cuenta las diversas dinámicas y contextos socio-culturales de este país. Reparar significa acompañar en la reconstrucción de los proyectos de vida de las víctimas, sin abandonarlos. Igualmente pedimos al Estado mayor formación y sensibilización de todos los funcionarios públicos que tienen que ver con la atención a los procesos de las víctimas y la coordinación de acciones en todos sus estamentos. Aspiramos a que se continúen buscando opciones de dialogo y solución pacífica al conflicto armado colombiano, generando procesos que protejan la vida en el territorio de las comunidades campesinas, indígenas y afrocolombianas. No podemos permitir que la tierra que les pertenece y que se les está restituyendo sea hoy en día catalogada como campos minados, igualmente consideramos que la acción integral contra minas con cada uno de sus pilares, debe ser un tema obligado en todos los procesos de paz que se lleven a cabo en nuestro país. A los actores armados queremos decirles que ellos pueden ser instrumento de paz, invitarlos a la reconciliación, a buscar otros caminos, a que vean la vida como un don sagrado que nos regala Dios y que luchen por preservarla. A las organizaciones de la sociedad civil que trabajan con mucho ánimo acompañando a las víctimas, nuestro reconocimiento por todos los esfuerzos que cada día realizan, exaltamos su labor en la construcción de la paz. Finalmente a manera de conclusión retomamos apartes del mensaje de su santidad Benedicto XVI para la celebración de la XLVI jornada mundial de la paz que nos anima a construir el bien común como vía para obtener la paz y nos comunica la certeza de que: “La paz no es un sueño, no es una utopía: la paz es posible. Nuestros ojos deben ver con mayor profundidad, bajo la superficie de las apariencias y las manifestaciones, para descubrir una realidad positiva que existe en nuestros corazones, porque todo hombre ha sido creado a imagen de Dios y llamado a crecer, contribuyendo a la construcción de un mundo nuevo”. Monseñor Héctor Fabio Henao Gavíria Director Secretariado Nacional de Pastoral Social Caritas Colombiana