Los Maestros y la Salud Ahora que la dirección de la Asociación de Institutores del Cauca Asoinca, queriendo enmendar el pasado de inactividad social, se ha lanzado a un paro regional indefinido, motivado por los efectos lamentables de un modelo de salud privado, basado en la enfermedad y la muerte, se hace necesario analizar con detenimiento y en profundidad, la cuestión de la falta de salud de los docentes. Alentar la emoción de los docentes, a partir de la infame forma en que se presta el servicio de salud, y usar esta triste situación para soportar una política que gira en torno al culto de una persona, es lo que se denomina populismo. Reducir la cuestión de la salud de los docentes, a un asunto exclusivamente administrativo, desvía la atención del planteamiento correcto del problema, consistente en luchar contra el sistema de salud en su conjunto, y contra el régimen neoliberal, que cimentó su privatización. La consigna de administrar los recursos de la prestación del servicio de salud, es un embrollo en el que se ha metido a los docentes, para resolver un asunto político: la falta absoluta de lucha sindical de Asoinca, en contra de la privatización de la educación, que ha ido socavando los derechos y el salario de los docentes en los últimos 15 años. El último pre acuerdo con el vice ministro, revela que la directiva sindical, al ir comprendiendo la magnitud del problema, que va más allá de lo que pensaban, ha cedido en sus aspiraciones administrativas, aceptando la escueta promesa de hacer lobby, frente al Fondo Nacional de Prestaciones Sociales, para que acepte, promoviendo con ello, una propuesta de departamentalización de los recursos de la prestación del servicio de Salud. De este modo, la misión de la “empresa” Asoprosalud, dejaría de ser administrativa, para convertirse en un ente veedor; es decir, nada nuevo de lo que ya Asoinca hacía mal con respecto a Cosmitet: veeduría. ¿hacer un paro regional, para volver a lo mismo? … Sería terrible levantar el paro con esta propuesta, pues el último pre acuerdo, revelaría que el magisterio ha trabajado duro para el Departamento y el Municipio. Y como van las cosas podrían ser los únicos beneficiarios: “En río revuelto ganancia de pescadores”. Los docentes se han mantenido en la postura inicial -‐en contra de los directivos que habrían querido levantar el paro el pasado sábado 20 de agosto-‐; postura que gravita en el requerimiento de administrar a través de Asoprosalud, los recursos para la prestación del servicio, pero esta consigna revela una petición enmarañada. Aún así, de darse la administración de los recursos, sobrevienen algunas preguntas esenciales: ¿Cuáles van a ser las nuevas clínicas que van a prestar un mejor el servicio, si todas están circunscritas al sistema de la mafia farmacéutica? ¿Cuál sería el cambio, si varias de estas clínicas están bajo la tutela de la ambición de sus propietarios? Porque Asoprosalud deberá contratar lo que existe, que funciona bajo los mismos criterios de la
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ganancia, a ultranza de la salud de los docentes. No hay garantías reales, en un sistema que es, sin esto, corrupto desde su tuétano, por lo que la lucha real, es la unificación de las fuerzas que tanto desprecia la Junta Directiva de Asoinca: Sutec, la CUT, FECODE y los movimientos sociales, no obstante sus debilidades. Es un comportamiento natural en la política rupestre, buscar chivos expiatorios, para erigir la propia visión, perforando con críticas continuas, y a veces injustas, al enemigo creado y fabricado artificialmente en la mente de los afiliados; antes, este enemigo eran los que hoy pertenecen a Sutec; ahora, ese enemigo confeccionado teatralmente, es FECODE; en el fondo, se busca salvaguardar un imaginario colectivo mesiánico, ahora más que nunca, cuando algún dirigente de la Junta Directiva, está cerca de su retiro forzoso. ¿Por qué la salud de los docentes, no es un problema meramente administrativo? Porque hay una política de salud nacional asignada, que subyace a la legislación dominante. Política que está desarrollada bajo el principio de la descentralización administrativa y no gubernativa. ¿Quién decide qué se hace y qué no se hace en la salud? Las farmacéuticas mundiales a través del control del Estado Central. ¿Y quien aplica la política imputada? El ente administrativo, que no hace otra cosa que aplicar la política determinada; por esto, es llamarse a engaño, creer o pretender que se crea, que es posible implantar una política de salud diferente a la química, sustituyendo al administrador que la realiza. Sólo un ente privado gerencia bajo estos presupuestos, pues es de su naturaleza la usura, pero que un sindicato luche por administrar la salud bajo los criterios de un sistema basado en la enfermedad, es cosa que debería producir escalofrío. Todo el sistema de salud es cancerígeno. Desde el origen de la formación del médico, que estudia la profesión por un interés meramente económico, hasta la presunción de los profesionales formados, rendidos a los regalos de las agencias farmacéuticas para recetar tal o cual medicamento. El sistema de salud ha arrebatado el derecho natural de todo individuo humano a decidir sobre su propio cuerpo y su vida; ahora es el especialista, el ginecólogo, al pediatra, el cirujano, el médico general que deciden qué se hace y qué no, conforme a los protocolos de las grandes multinacionales. ¿Acaso Asoinca no tendrá que contratar las mismas clínicas que funcionan bajo el sistema capitalista, que tienen como consigna, reducir los gastos y ampliar las ganancias, pagando mal a sus empleados? ¿Acaso, contratando nuevos especialistas, así sean hijos de los mismos docentes, se obtendrá per se, un cambio de visión, o cambiará la maniática tendencia del capitalista a la ganancia, que ha permeado todas las profesiones actuales? Esa política delictiva del sistema de salud hoy, es la misma que entraña la ley 715 de 2001. Cuya reforma se dio cuando la sociedad estaba mermada en sus fuerzas para luchar contra ella, y que Asoinca entre el 98 y el 2002, contuvo a más no poder, en contra de los intentos de la gobernación de Negret, de acelerar el proceso de
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departamentalización y municipalización de los recursos económicos: En contra de ello se dieron duras luchas, echando para a tras los decretos y convenios de departamentalización y municipalización. ¿Y ahora?: ¿se lanza un movimiento regional de docentes, implorando la departamentalización y municipalización de los recursos? Seguramente le ha llegado el mal de la desmemoria a los docentes, pues antes se luchaba contra la departamentalización y la municipalización por ser privatizadoras, y hoy, ¿Acaso resultan ser la panacea para resolver los problemas de la salud del magisterio? Con este paro hay otras cosas que se quieren ocultar; además, de la permanencia per secula seculorum de algún dirigente de Asoinca que llega a su retiro forzoso; es la absoluta carencia de lucha sindical contra el descalabro de los derechos sufrido en los últimos 15 años, raíz de la mayoría de los problemas de salud del magisterio: en primer lugar; seguir aceptando un número de 40 estudiantes por profesor, que limita y pone en declive las fuerzas de un docente, porque no es un ambiente sano para el ejercicio de la profesión, sino el cultivo de angustias y estrés continuado; la extensión de la jornada laboral con la imposición de obligaciones a dedo; la intensificación de la jornada laboral, expresada en la compilación de formatos inútiles, que sirven únicamente para el control de los docentes; formatos, que nadie lee y que no representan un avance real en el ámbito educativo, pero sí extiende la labor de los docentes hasta la casa, arrebatándole tiempo para su propia vida social y familiar; contra este ambiente educativo sórdido e infame, la junta directiva de Asoinca no ha propuesto realizar un solo paro regional del magisterio. En segundo lugar, la reproducción de métodos militaristas en la educación, como hábitos encarnados en la práctica educativa, son otra fuente de muchos problemas de salud del magisterio. La precariedad de instrumentos de trabajo, la pobreza de las construcciones escolares, la subordinación a circulares absurdas, emanadas de las distintas secretarias de educación, la “capacitación” privada que se lleva miles de millones de los recursos de educación a la ganancia privada, no han sido objeto de discusión, ni de protesta por parte de las directivas de Asoinca; sin embargo, vemos que enfermedades como la locura, el cáncer de garganta, el mal de Alzheimer, cáncer de colón, mal de Parkinson y otras tantas enfermedades, se desarrollan en los docentes a causa de un mal ambiente educativo, producto de estas imposiciones arbitrarias e insanas. No importa hoy la cantidad de teorías pedagógicas existentes, pero la práctica real del maestro en la escuela, sigue siendo la misma: la imposición de un pretendido saber. El conjunto de prohibiciones, reglamentos absurdos, el encierro permanente, el monopolio de la palabra por parte del profesor y la negación de la palabra al alumno, el régimen de “premios” y castigos que instauró la fundación Rockefeller con su proyecto conductista de ingeniería social: la eugenesia; siguen dominando las metodologías de los docentes, sin que el sindicato haya hecho un solo esfuerzo práctico por cambiar esos métodos antediluvianos, estableciendo y difundiendo una idea de educación popular, que no la tiene, ni le interesa tenerla.
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En las instituciones educativas, prima la imposición de una legislación interna, tácita, basada en los deberes a excavo de los derechos, propio de lo que William Borrougs y Michel Foucault denominaron Sociedades disciplinarias, que designa a los docentes un rol particular, asignado a favor de las élites dirigentes en el mundo, que el docente desempeña, contribuyendo a la subordinación de los estudiantes a ordenes sin sentido, preparándolos para la labor fabril, porque no hay un trabajo espiritual que le pueda indicar otro camino. Hoy, como hace doscientos años, se sigue aplicando el método silábico, eficaz para el aprendizaje de la mecánica de la lectura y la escritura, pero que garantiza el odio y repulsión del niño y la niña por la lectura en toda su vida; además, de convertir el ambiente educativo en un campo de batalla, ente docentes y estudiantes; y entre estudiantes y padres de familia, en donde todos entran en una especie de exigencias mutuas que dividen, que hacen sufrir lo indecible a todos por igual: a los estudiantes porque los someten a las absurdas tareas; a los padres, porque terminan haciendo algunas de las tareas de los estudiantes; a los profesores porque recriminan a los estudiantes por no hacerlas. Entonces el estudiante aprende el plagio, la trampa y recurre a todo para huir de la escuela. La educación tal y como está concebida por el Estado, es un régimen para crear caos, e impedir el aprendizaje. No es en realidad un campo para el fomento de la ciencia, la sabiduría o el aprendizaje de las artes; es un terreno propicio para negarlas. la educación no está creada para el saber, sino para impedir que se aprenda; no obstante miles de docentes sindicalizados son los que administran el proceso educativo, gestionan las clase, definen los temas, dictan lecciones y no por ello el sistema ha cambiando. Creer que al administrar la salud, bajo esta política corrosiva es posible un cambio, es una ilusión y esta obviedad, considero que la entienden los directivos. Del mismo modo, como ocurre en la educación, la salud no se fundamenta en la curación; sino en la conservación de una sociedad enferma, porque con ello obtienen sus ganancias. ¿Entonces por qué realizar una huelga regional bajo una consigna tan desatinada? Si se quisiera fomentar un real cambio en la salud de los docentes, debería empezarse por impedir la extensión y la intensidad de las jornadas laborales, cambiar los métodos antediluvianos de trabajo, promoviendo programas, que en lugar de dispersar el estudio, los unifique; en lugar de conservar unas relaciones hostiles entre maestros, impulse la real unidad del gremio, y no fomentar la desunión y la hostilidad fanática; en lugar de insistir en la división entre sindicatos, aunar esfuerzos por unificarse con todos los sectores sociales, a nivel regional y nacional; en lugar de usufructuar de la discordia entre todos, para relevar la personalidad de un sujeto ávido de gloria, intentar por todos los medios de reconstruir la unidad de la izquierda. En vez de seguir al pie de la letra las circulares y directrices del ministerio en materia educativa, proponer una educación popular a partir de la difusión de un programa sindical de educación social, que no puede nacer de las conferencias de los especialistas, ni intelectuales de las universidades, que aún conservan ese mediocre sistema de
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calificaciones, que divide a los estudiantes entre buenos y malos, con profesores quienes, ellos mismos, no han realizado un solo cambio en su propio estilo de trabajo. Luchar efectivamente, porque el docente no tenga que pedir prestamos para vivienda, salud, recreación, porque su salario sea suficiente para su existencia, y no sujetar más el salario al préstamo, lo que es una acción inmoral e indecente, que hace que miles de docentes tengamos que esclavizarnos a la libranza, es una verdadera lucha por la salud del magisterio. Dado que el préstamo, es quizá la tercera causa eficiente, dominante, de los mayores males que padece el docente: tensión permanente, estrés, fluctuación del ánimo, tristeza profunda, desesperación. Quienes ahora pretenden hacernos creer, que administrando los recursos de salud, las cosas van a cambiar, son una “elite” de docentes que viviendo de los derechos conquistados en el pasado por FECODE, han ido mejorando sus condiciones de vida, a costa del endeudamiento paulatino de los docentes que hoy carecen de esos mismos derechos; porque Asoinca, inscribiéndose en el marco de los sindicatos corporativos, vive del endeudamiento y las angustias de los docentes, génesis de sus mayores problemas de salud. ¿Por qué no luchar contra la política del endeudamiento, que es la raíz de los problemas sociales: la política neoliberal? Porque los sindicatos, las asociaciones, las cooperativas financieras, han encontrado en los principios financieros, su forma de vida y subsistencia, y la dirección actual de Asoinca es propulsora de esta política neoliberal, aparentando -‐con las consignas y los símbolos de izquierda-‐ una política social y popular. Es casi como pensar que el Che y Fidel hubiesen convertido a Cuba en un gran banco para realizar la revolución. En verdad, es la imposición del nuevo sindicalismo corporativo y por lo cual, se puede denominar: el sindicato neoliberal. Luís Fernando Giraldo
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