REINVENTARNOS EN EL CONFINAMIENTO Por Homero Carvalho Oliva.
La gran enseñanza de la calamidad del tercer milenio es que nos exigió repensarnos como sociedad, porque si bien podemos resistir una cuarentena aislados (algunos ya llevamos cien días), es imposible hacerlo permanentemente sin nuestra comunidad, sin el otro. El virus nos obligó a cuestionarnos como especie humana que desprecia las otras, olvidando que también somos animales mamíferos, aunque las diferencias en el ADN de las diversas especies alcanzan apenas el 0,1 por ciento. La pandemia, el virus indiscreto y cínico, nos obliga a interrogarnos sobre lo importante en nuestras vidas; nos interpela respecto a las relaciones humanas, a nuestro entorno inmediato, nuestro hogar, incluidos los vecinos, los transeúntes y las mascotas ¿Qué dirá el Zorro Antonio? La cuarentena parece ampliarse como la historia sin fin, se flexibiliza para algunos y para otros se mantiene el ais-
lamiento preventivo. Para no dejar que la peste nos gobierne muchos tuvimos que reinventarnos, hemos cambiado nuestros hábitos y hemos aprendido tareas hogareñas conviviendo en soledad o con nuestras familias, dividiendo las labores de la casa y adaptándonos velozmente a las tecnologías de información y comunicación, en lo que se ha venido a llamar el teletrabajo, tanto en el mundo académico como el burocrático y el publicitario. Desde la cultura se está resistiendo creativamente el aislamiento; los actores de cine y teatro, por ejemplo, montan y filman obras para luego subirlas a las redes, los músicos organizan conciertos virtuales, los pintores talleres de artes plásticas y exposiciones en Red; los escritores y poetas organizamos lecturas de textos, recitales de poesía y presentaciones de libros usando diversas plataformas en las redes; los intelectuales organizan debates acerca de diversos temas; así contribuimos para que los que están en casa se distraigan, aprendan y amen nuestra cultura, lo hacemos solidariamente; sin embargo, los gobiernos no están acompañando
53
estas acciones y algunos de nosotros necesitan de apoyo económico, porque se trata de actividades con las que se ganaban la vida cotidianamente antes del encierro.
LA LITERATURA Y LAS REDES
Los escritores hemos tomado las redes por asalto y nos hemos apropiado de varias plataformas virtuales para realizar encuentros locales, nacionales internacionales, en los que se dialoga de temas de interés general, leemos poesía, cuentos, breves ensayos y/o llevamos adelante talleres de escritura creativa. Entre ellos destacaría las ediciones digitales realizadas por el Colectivo poético que dirige María Claudia Ardaya y bajo este sello también se compiló un libro para apoyar económicamente al Centro cultural Casa Melchor Pinto, una actitud muy solidaria de los escritores que cedieron sus cuentos y poemas convocados por la poeta Silvia Rózsa; las antologías literarias de Alejandra Veruschka y las de Andreyna Herrera que reúnen a decenas de escritores y poetas y se distribuyen gratuitamente;