#MICAVACOSAS ERNESTO ROSSELL ARTEAGA
EL VINO, UN AMOR A PRIMERA VISTA Era el año 2012 cuando Ernesto Rossell descubrió en Tarija el que sería su nuevo amor: el vino. Como viceministro de Turismo, en esos tiempos se compenetró con todo el proceso de la vid a través de la gente que impulsa la industria en la región, la sensación de energía positiva en el ambiente, la hospitalidad y el derroche de talento. De ahí una década en la que asegura que, gracias al vino, disfrutó de gente hermosa, buenos amigos, espíritus libres, rica comida y grandes tertulias. Por Carla Tejerina/ Foto Alejandra Reznicek rnesto (Chesto para los amigos), trae a la memoria el nombre de Roberto Arce Vadillo, enólogo de profesión y apasionado del vino y de su tierra de vocación. “Fue él quien me introdujo en este maravilloso mundo a través de un obsequio que atesoro y utilizo constantemente como fuente de aprendizaje y referencia, un Diccionario Enciclopédico Universal del Vino de su autoría. Tengo debilidad por la buena lectura y fue en sus páginas que nació, primero, una inquietud por aprender acerca del mundo del vino, luego un verdadero interés por probar las variedades existentes y, finalmente, el hábito de beber una copa acompañando el almuerzo o la cena”, comparte con nostalgia. Desde su experiencia, ¿cómo deberían apreciarse los vinos?
Alguien dijo, con mucho tino, que la belleza de la vida está en las cosas simples, y pienso que el enfoque respecto de los vinos debería ser de esa manera, sin grandilocuencias, sin la necesidad de acontecimientos, debería tratarse de una experiencia personal, de un paso a paso, de un descubrimiento que luego puedas compartir con tus seres queridos. En lo personal, me resulta muy enriquecedor disfrutar los vinos acompañado de amigos que sienten el mismo entusiasmo que yo,
con mi esposa que es mi cómplice en todo y que, para mi alegría, aprendió a hacer las más deliciosas tablas de frutas, fiambres y embutidos que probé en la vida. Hablemos de la industria vitivinícola en Bolivia. ¿Cómo califica los vinos bolivianos?
En los últimos años la industria nacional del vino y el singani ha experimentado un importante crecimiento. Bodegas tradicionales y pioneras dieron el salto cualitativo y presentaron vinos excelentes, con potencial de exportación y con la capacidad de competir en mercados internacionales. Es cierto que se requiere de mayor trabajo e inversión para consolidar esta industria y considero que, para ello, es necesaria la participación activa del Estado de manera de mejorar las condiciones para los productores. Es trascendental una lucha frontal contra el contrabando que se constituye en un “cáncer” para los vinicultores nacionales, se requieren alternativas de capacitación y apertura de mercados. El objetivo común tiene que ser proteger la industria, comprar lo nuestro y, en la medida de las posibilidades, evitar y repudiar el contrabando. Hablemos de su cava: ¿cómo debería una persona iniciar la aventura de construir su propio espacio para vinos?
Pienso que esa decisión se ajusta a la
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personalidad de cada uno, a sus gustos, al espacio disponible en casa y a su estado de ánimo. En mi caso, me resultó muy divertido ir armando mi cava. Al principio era muy pequeña y prácticamente ornamental, empecé con vinos nacionales que estaban a mi alcance y que me gustaban, recuerdo que primero los dividía por bodegas, luego por cepas o estilos, a medida que fui conociendo más de ese mundo, me gustaba separarlos en tintos, blancos, rosados y espumantes. Tiempo después empecé a incorporar vinos argentinos y algunos chilenos, específicamente los Carmenere, ya que es uno de mis varietales favoritos; a esto se sumó que, de los viajes que realizaba, siempre llegaba con un par de botellas, lo que implicó ampliar mi espacio y categorizar mis vinos en nacionales y extranjeros. Actualmente, esa es la disposición en mi pequeña cava casera, así tengo a la mano la alternativa que más me provoque probar y, cuando recibo visitas en casa, son ellos quienes cuentan con la posibilidad de escoger la botella de su agrado. Tengo el cuidado de mantener mis vinos en un lugar fresco, seco y poco iluminado para preservarlos de la mejor manera posible; me gusta observarlos, de vez en cuando leer sus etiquetas y mantener la cava completa y variada. En lo personal no me considero un coleccionista. Un buen
