Federico Brito Figueroa y los Annales

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FEDERICO BRITO FIGUEROA, LOS ANNALES Y LA HISTORIA ECONOMICA Y SOCIAL DE VENEZUELA1 Reinaldo Rojas* RESUMEN El cultivo y difusión de la llamada Ecole des Annales fundada en Francia en 1929 por Marc Bloch y Lucien Febvre, a través de la revista Annales d’histoire économique et sociale ha tenido en el historiador venezolano Federico Brito Figueroa (1921-1999), un importante y destacado promotor, a través tanto de su obra escrita como de su labor formativa en el campo universitario de postgrado. El propósito de este artículo es presentar un cuadro general de relaciones entre los principios que han sustentado la tradición analista en los estudios históricos contemporáneos y la obra de Brito Figueroa, centrándonos en una de sus obras, la Historia Económica y Social de Venezuela (cuatro tomos), la cual no sólo trata de responder a los postulados metodológicos de esa corriente historiográfica, en combinación con la formación marxista del autor, sino que viene a constituir un hito en el desarrollo de la historiografía venezolana contemporánea, al abordar problemas históricos del país desde una perspectiva diferente a como se venía realizando en Venezuela a fines de la década de los 50 y principios de los 60, que es cuando aparece el primer volumen de esta obra. A tal efecto, después de pasar revista somera acerca de la importancia de Annales como revolución historiográfica del siglo XX en Francia y de detenernos brevemente en cuanto a su recepción en nuestro medio académico y de investigación, pasamos a analizar la estructura y contenido de la Historia Económica y Social de Venezuela en referencia a sus vinculaciones con la obra de Bloch y la tradición que le sigue en Francia para aquellos años. Palabras claves: Historia Económica y Social, Escuela de Anales, historiografía venezolana.

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Ensayo publicado en: Revista Historia de la Educación Latinoamericana. Publicación de la Sociedad de Historia de la Educación Latinoamericana (SHELA). Directora: Diana Soto Arango (Colombia). TunjaColombia. No. 3, 2001. (pp. 247-264) * Reinaldo Rojas es Profesor Titular jubilado de Universidad Pedagógica Experimental Libertador en Barquisimeto. Doctor en Historia. Premio Nacional de Historia 1992 y Premio Continental de Historia Colonial de América “Silvio Zavala”, IPGH, México, 1995. Director-fundador del Centro de Investigaciones Históricas y Sociales “Federico Brito Figueroa” de la UPEL, con sede en el Instituto Pedagógico de Barquisimeto. Email: reinaldoeneal@gmail.com / www.reinaldorojashistoriador.wordpress.com


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I.- Los Annales como revolución historiográfica del siglo XX en Francia, 1929. La aparición de la revista Annales d’histoire économique et sociale en Strasbourg, 1929, es sin duda alguna, uno de los grandes acontecimientos historiográficos del siglo XX. Con ello, no sólo salió a la luz pública una importante publicación en el campo de la investigación histórica y social, sino que con su aparición, se dio inicio formal a un proceso de transformaciones en el quehacer historiográfico contemporáneo, a través de un nuevo tratamiento de la materia histórica que culminará en una primera fase, con la redefinición misma de la Historia como Ciencia de los Hombres en el tiempo. Gran parte de la obra de los fundadores y principales colaboradores de Annales ha sido fundamental en la tarea de hacer del estudio de los hechos pasados un procedimiento metódico, ajustado a las nuevas perspectivas que emergen en las Ciencias Sociales, entre fines del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX. Un primer rasgo de esta nueva perspectiva, es la visión de integración y multidisciplinariedad que estará presente en esta empresa intelectual, sintetizada en lo que Bloch y Febvre – siguiendo a Henri Berr denominaron una historia síntesis, una historia global, que es lo que define a la Historia Social que promovieron y cultivaron en sus estudios.1 Los nombres y oficios de sus primeros fundadores dan base a esta apreciación: Seis historiadores, a saber, Marc Bloch, Lucien Febvre, André Piganiol, George Espinas, Henri Pirenne y Henri Hauser; un sociólogo, Maurice Halbwachs, un politólogo, A. Siegfried y un geógrafo, Albert Demangeon.2 Allí, en el ámbito de la Universidad de Strasbourg, vitrina del mundo académico francés frente a Alemania, después de la reconquista de la Alsacia y la Lorena en la I Guerra Mundial; en aquella renovada institución, Bloch no sólo compartirá esta nueva visión de la Historia y de las Ciencias del Hombre con su compañero de toda la vida, Lucien Febvre, y sus co-partidarios de la revista Annales, sino que también hará relaciones de trabajo con un excelente grupo de historiadores como Charles-Edmond Perrin y George Lefebvre y los sico-sociólogos Charles Blondel y George Le Bras, amigos con quienes el conocido autor de la Apologie pour l’histoire compartirá la elaboración de su gran obra Le rois thaumaturges (1924)3, en la que se abre por primera vez campo a lo que más tarde será denominado como historia de las mentalidades y las representaciones y a cuya primera generación – como dice Philippe Ariés4, – pertenece también Lucien Febvre con sus estudios sobre la reforma religiosa en el siglo XVI.5

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Esta concepción de la historia social es la que asumimos en nuestra obra: Historia Social de la Región Barquisimeto en el tiempo histórico colonial. 1530-1810. 1995. 2 Cf. Bourdé, Guy et Hervé Martin. Les écoles historiques. 1989. P. 215 y ss. 3 Cf. Bloch, Marc. Los Reyes Taumaturgos. 1988. Un excelente balance de esta obra es el que hace Jacques Le Goff en su ensayo “La genèse du miracle royal”. École des Hautes Études en Sciences Sociales. Marc Bloch aujourd’hui. 1990. pp. 147-156. 4 Cf. Ariés, Philippe. “L’Histoire des mentalités”. En: Le Goff, Jacques (Dir) La nouvelle histoire. 1978. pp. 167-190. 5 Cf. Febvre, Lucien. Au cœur religieux de XVI° siècle. 1983.


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Sin embargo, son los artículos, comentarios y editoriales que firmará Febvre en Annales y que luego serán publicados como Combats pour l’histoire en 19536, y la publicación en 1949 de la Apologie pour l’histoire ou Métier d’historien7, los que darán cuenta de ese proceso de deconstrucción-construcción que se plantearon los fundadores de esta importante corriente científica en el campo de la Historia y las Ciencias Sociales y que se difundirá por el mundo como Escuela de los Anales. II.- Los Annales en Venezuela. Annales llega a Venezuela por dos vías, fundamentalmente: Por la difusión literaria y por la labor formativa de los miembros de esa corriente historiográfica francesa en América Latina. Es indudable que en la primera vía, le toca un primer puesto a la recepción y traducción de la Apologie pour l’histoire de Bloch, obra que como ha estudiado Carlos Aguirre Rojas ha tenido una notable difusión en América Latina8, dándose su primera traducción en México, por parte de un alumno de los cursos de Fernand Braudel en París, antes de 1950, el sociólogo mexicano Pablo González Casanova y el escritor de origen francés Marc Aub, primera edición en español que saldrá publicada en la colección Breviarios del Fondo de Cultura Económica (FCE). El título no se corresponde con el original y por ello la Apologie saldrá a la luz en español en nuestro continente, año de 1952, con el título de Introducción a la Historia. Ha sido el propio Federico Brito Figueroa quien ha comentado que corresponde al humanista Luis Beltrán Guerrero, el haber difundido tempranamente en nuestro país, a finales de la década de los 50, en su Cátedra de Teoría de la Historia que dictaba en la UCV, la Introducción a la Historia de Bloch publicada en México9. Sin embargo, es justo reconocer que será a partir del establecimiento de los estudios de postgrado en Historia que el propio Brito Figueroa funda en la década de los 70 en la UCV y posteriormente en la década de los 80 en la Universidad Santa María,10 que se empezará a estudiar con más profundidad y detenimiento la obra del fundador de Annales y toda la pléyade de historiadores franceses que para nuestro historiador se continúa en los maestros François Chevalier, Albert Soboul y Pierre Vilar. Al explorar estos primeros contactos formales de 6

La primera edición en español que conocemos es la realizada por la Editorial Ariel, Barcelona, en 1970. Esta primera edición de 1949 dio lugar a las primeras traducciones al español como es el caso de la conocida Introducción a la Historia editada por primera vez en México, en 1952, por los Breviarios del Fondo de Cultura Económica. Sin embargo, esta primera edición ha sido corregida con otro manuscrito rescatado por el hijo de Bloch, Etienne Bloch, y publicado por primera vez en Francia por la conocida editorial Armand Colin en 1993 y que ha dado lugar a una nueva edición en español, publicada por el Fondo de Cultura Económica de México en 1996, con su título original, a saber: Apología para la historia o el oficio de historiador. 8 Cf. Aguirre Rojas, Carlos. “La recepción del Métier d’historien de Marc Bloch en América Latina.” Argumentos. México: Publicación de la División de Ciencias y Humanidades de la Universidad Metropolitana, Unidad Xochimilco. Abril de 1997. (pp. 123-161) 9 El Dr. Luis Beltrán Guerrero fue Profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UCV en la década de los 50, donde ocupó el cargo de Secretario del Consejo Rectoral además de ser el primer Director del Instituto de Estudios Hispanoamericanos, período 1953-1958. Cf. La Investigación Histórica en Venezuela. Mérida: Memoria del I Encuentro de Institutos y Centros de Investigación Histórica en Venezuela, Mérida, 3-4 de diciembre de 1990. Centro de Estudios Históricos “Carlos Emilio Muñoz Oraá”, ULA. 1992. p. 32. 10 Cf. Rojas, Reinaldo. “Federico Brito Figueroa y la formación de historiadores profesionales en Venezuela.” En: Brito Figueroa, Federico. La Comprensión de la Historia en Marc Bloch. 1996. PP. 135-145. 7


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Federico Brito Figueroa con Bloch y los Annales, es necesario estudiar su estadía en México entre 1952 y 1958. Efectivamente, es en México donde Brito Figueroa va a completar su formación profesional universitaria en la Escuela de Antropología e Historia en donde obtiene el título de Etnólogo y el Grado Académico de Maestro en Ciencias Antropológicas, con la presentación de su tesis, aún inédita, Desarrollo Económico y Proceso Demográfico en Venezuela, 1958. De su estadía en México y su repercusión en su formación ha dicho lo siguiente: “Mi gran maestro se llamó José Miranda; fui alumno de Wenceslao Roses, traductor de “El Capital”. Me dio Teoría Económica y es ahí donde comienzo a aproximarme a la Escuela Francesa, la Escuela de los Annales, a Marc Bloch. Concurso y me gano una beca, mi Maestría en Ciencias Antropológicas. Presento una tesis. Ahí es donde me hago como (sic) historiador.”11 Igualmente, destacan las Mesas Redondas que sobre diversos tópicos de la Historia Social, en especial el tema agrario, animaba un discípulo de Bloch que se encontraba por aquellos años en México, en L’Institut Français d’Amérique Latine, el destacado autor de La formación de los latifundios en México,12 François Chevalier. “Posteriormente, – afirma el propio Brito Figueroa - pero en esos mismos años, mis contactos con Ernest Labrousse, Pierre Vilar, Albert Soboul y Witold Kula completaron el cuadro de mi formación profesional, porque a través de ellos me llegó la luz de L’École des Annales, fundada en los años 30 por Marc Bloch y Lucien Febvre.” 13 Es con este bagaje teórico y profesional que regresa Brito Figueroa a Venezuela en 1958. ¿Cómo influye esta preparación intelectual en su obra posterior? III.- Federico Brito Figueroa y su Historia Económica y Social de Venezuela. Es en México que Federico Brito Figueroa proyecta la realización de su Historia Económica y Social de Venezuela. Sin embargo, un estudio de tal magnitud tiene sus antecedentes en Venezuela, cuando realiza sus primeros ensayos como estudiante en el antiguo Instituto Pedagógico Nacional, institución en la que recibe los fundamentos de su formación pedagógica e histórica al lado de maestros como Pablo Vila, Eugenio Imáz, Rodolfo Loero y Luis Acosta Rodríguez y que recuerda como un “laboratorio orientado a formar, en lo inmediato, profesores para la educación media, pero con perspectiva hacia un futuro quehacer en el campo de la investigación, combinado ésta con la docencia, ambas como una actividad cotidiana.”14, afirmación que comparte con sus condiscípulos 11

En: Ramos Guédez, José Marcial. Bibliografía y Hemerografía de Federico Brito Figueroa. 1991. P. 13. Esta obra de gran influencia en los estudios agrarios de Brito Figueroa fue publicada por primera vez en Francia en 1953 por el Instituto de Etnología de Paris y luego traducido al español y publicado por el Fondo de Cultura Económica de México en 1956. 13 Brito Figueroa, Federico. “Historia-Sociología Agraria y Rural en Venezuela”. En: 30 Ensayos de Comprensión Histórica. 1991. P. 498. 14 Brito Figueroa, Federico. “La majestad universitaria del Antiguo Instituto Pedagógico Nacional”. Suplemento Cultural de Últimas Noticias. Caracas: 28-07-96. Nº 1.471. p. 13. 12


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Ramón Tovar y Guillermo Morón, quienes también, desde las aulas del antiguo Pedagógico Nacional, han hecho carrera en el ámbito de la Historia y las Ciencias Sociales que se cultivan modernamente en nuestro país. Y, efectivamente, en su Historia Económica y Social de Venezuela, se puede apreciar esa combinación de influencias que caracterizan la obra historiográfica de Federico Brito Figueroa, donde se destacan dos grandes tendencias: el marxismo, teoría social revolucionaria que asume desde que se incorpora a la lucha social, especialmente, campesina, en los valles de Aragua en la década de los 40, donde producto de su militancia comunista sufrirá prisión y destierro en los primeros años de la dictadura perezjimenista. En aquellos años nuestro autor desarrolla sus actividades políticas a la par que realiza estudios en el Instituto Pedagógico, institución de la que egresa como Profesor de Historia y Geografía en 1949. La otra tendencia es la que le viene de su formación profesional en el campo de la Antropología y la Historia al lado de la obra de Bloch y la Escuela de Annales. En su Historia Económica y Social se encuentran ambas influencias, muy bien expresadas en la concepción misma de Historia que cultiva el autor, en su fundamentación teóricoconceptual y en su abordaje metodológico. En la Introducción a la primera edición de esta obra, pensada para seis tomos, de los cuales hasta 1987 han aparecido cuatro, encontramos ambos aspectos: La concepción de una historia militante, comprometida con los procesos políticos de cambio revolucionario, de raigambre marxista, al lado de un tratamiento profesional de la materia histórica, asumida su investigación como un proceso metódico, crítico y global, de inspiración analista y blochiana donde aparecen nuevos conceptos como criterio de totalidad y comprensión histórica, enfoques que junto al instrumento de la crítica social y el arte del buen escribir que cultiva desde sus primeros ensayos históricos entre 1949 y 1951, antes de su viaje a México en 1952,15 le darán a toda su obra historiográfica su particular estilo en la construcción del discurso histórico. De ese estilo de escribir y de su método de trabajo e investigación, el propio autor nos ha dejado el siguiente testimonio, a propósito de un ensayo publicado en 1987 y dedicado al Suplemento Cultural del diario caraqueño Ultimas Noticias. Allí señala, en cuanto al uso de la prensa diaria como primer escenario de ensayo y crítica a su labor de historiador, lo siguiente: “En la página de opinión, a través de la columna “El Aula en la Calle” presento brevemente y en estilo directo, las notas iniciales de textos que posteriormente publico en el Suplemento Cultural en forma de ensayo y finalmente culminan en libros definitivos. Esta modalidad de escribir para mis lectores (los únicos críticos que tomo en cuenta en mi trabajo como productor intelectual) me permite contrastar mis hipótesis y formulaciones teóricas con alumnos cercanos o lejanos; con los hombres y mujeres del pueblo que leen y discuten todo cuanto escribo, afortunadamente, con los especialistas con quienes estoy plenamente identificado en cuanto a los

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Aquí nos referimos a los siguientes ensayos: La liberación de los esclavos en Venezuela (1949), Miranda, pasión de la libertad americana (1950) y Ezequiel Zamora. Un capítulo de la Historia Nacional (1951)


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fines de “...la historia ciencia de los hombres en el tiempo”. (Subrayado nuestro) Y en cuanto a la crítica adversa a su obra y concepciones, destaca: “Me permite igualmente conocer las críticas adversas de la historia oficial, conformada espiritualmente por el sistema económico-social y político dominante como una forma de afianzar esta condición en la mentalidad colectiva. Crítica adversa necesariamente porque si ocurriera lo contrario dudaría y me atrevería a repetir la exclamación de Augusto Bebel en el parlamente alemán: “...viejo imbécil que has hecho para que te aplauda la canalla...”.”16 Pues bien, cuatro señalamiento de carácter teórico y de método encontramos en la Introducción de 1966 al primer tomo de la Historia Económica y Social de Venezuela, que vienen a ser ejes centrales de su concepción historiográfica y donde podríamos decir, a manera de hipótesis, se interceptan los dos grandes pensadores sociales que más han influenciado a nuestro autor: Carlos Marx y Marc Bloch, en una relación de identidad y diferencia que más tarde el propio Brito Figueroa explorará en su libro Comprensión de la historia en Marc Bloch.17 Estos cuatro conceptos son a nuestro juicio los siguientes: 1. La categoría colonia y su utilización como instrumento de análisis del proceso de dominación capitalista de la América Latina y del Caribe, categoría que viene a ser principio de la periodización que propone para el estudio y comprensión crítica de la Historia de Venezuela, desde el pasado aborigen prehispánico hasta nuestra contemporaneidad. 2. La noción de historia estructural como fundamento y modalidad de la Historia Económica y Social. 3. El cultivo de la totalidad como criterio de análisis histórico y 4. La toma de posición a favor de una historia militante, comprometida con el presente sin por ello estar sometida a sus exigencias políticas coyunturales. Empecemos por su concepción de la Historia como ciencia y su relación con la Política. Para Federico Brito Figueroa, es evidente que la labor historiográfica verdadera se desarrolla entre las exigencias de la racionalidad científica y la pasión por la política. Así lo señala en la Introducción de 1966: “La historia no es un conjunto de tesis a demostrar, pero en todo trabajo historiográfico, en cualquier obra de historia aplicada, precisamente para tener carácter de obra histórica, es necesario constatar el hilo conductor teórico reflejado en la capacidad de abstracción del historiador. La historia no es la política, pero el historiador, hombre de su tiempo, factor histórico individual de los problemas históricos de su tiempo y de su sociedad, no Brito Figueroa, Federico. “El Suplemento Cultural de “Ultimas Noticias” en mi formación como historiador militante”. En: Op. Cit. 1991. p. 328. 17 Cf. Brito Figueroa, Federico. Op. Cit. 1996. 16


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puede eludir la comprensión del presente para penetrar con más fuerza y certeza en la explicación del pasado.” La distancia con las realidades del presente no supone su ignorancia. Por ello, puede perfectamente afirmar, en relación a lo que denomina neutralismo ético: “No, el historiador es, tiene que ser, neutral en el desarrollo de sus investigaciones, así se contradigan sus propias hipótesis de trabajo, pero el historiador tiene también que comprender su presente, recordando en esto la lección de Marc Bloch…”18 Aquí nuestro autor, nos recuerda el famoso párrafo de la Apologie según el cual “La incomprensión del presente nace fatalmente de la ignorancia del pasado. Pero quizá es igualmente vano esforzarse por comprender el pasado, si no se sabe nada del presente.”,19 ubicándonos claramente en la concepción blochiana de la historia como ciencia de los hombres en el tiempo, retomando con ello el concepto de solidaridad de los tiempos y de las edades que hace posible asumir el análisis histórico más como proceso que como simple encadenamiento de acontecimientos y hechos individuales, a la manera de la historia tradicional, acontecimental y positivista. Para Brito Figueroa, esta asunción consiente de la historia desde el presente, tiene en nuestro medio una clara carga política y de compromiso social que lo hace reafirmar, ya como historiador profesional, que no puede haber otra historia que la historia comprometida con la verdad y por ello, una historia confrontada – en teoría y práctica con la “historia oficial”, historia del poder, historia alienada “…orientada a “explicar”, pero sobre todo a justificar una situación que aspiran a presentar como eterna e inevitable”20. Al hacer la caracterización global del proceso histórico venezolano, la categoría comprensiva de lo colonial se transforma en el eje central de sus hipótesis de trabajo. Así se puede apreciar en la estructuración inicial de los primeros tres tomos de la Historia Económica y Social. Veamos: El tomo I se corresponde con la “Formación de Venezuela”, abarcando el pasado indígena pre-colonial, el tiempo histórico colonial hispano y la Venezuela independiente en la primera y segunda mitad del siglo XIX. El tomo II se denomina “Venezuela Siglo XX” estructurado en dos partes, a saber, la época de la penetración imperialista y la época del neocolonialismo y el tomo III que el autor titula “Venezuela contemporánea” con una única parte referida a la época de la colonización integral del país y que publica en su primera edición en 1973 con un nuevo título: “Venezuela contemporánea ¿país colonial? En términos cronológicos los tomos I y II fueron editados por primera vez en 1966, por la UCV, el Tomo III por Venediciones en 1973 y el tomo IV por la UCV en 1987, vale decir, en veintiún años de vida profesional.

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Brito Figueroa, Federico. Historia Económica y Social de Venezuela. Caracas: EBUC. 1979. T.I. P. 13 y 14. 19 Bloch, Marc. Apología para la historia o el oficio de historiador. 1996. p. 155. 20 Brito Figueroa, Federico. Op. Cit. 1979. T. I. P. 15.


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Cubierto en los tres primeros tomos la relación entre las estructuras demográfica, económica y social de Venezuela, el tomo IV abre el estudio, a lo largo de todo el proceso histórico venezolano, de la relación “Clases Sociales y Poder Político”. Sin embargo, cada reedición de su obra da al autor la oportunidad de reflexionar sobre la misma. Si en 1966 afirma que “En sentido histórico, neocolonial o colonial son los únicos términos con los que se puede definir y caracterizar el proceso de dependencia que domina en todos los niveles sociales de Venezuela contemporánea”, veinte años después, en 1987, en el Prefacio y Propósito del Tomo IV señala, lo siguiente: “En el futuro, a partir de la sexta edición, el contenido temático (manteniendo la misma estructura) de los tomos I, II y III variará sensiblemente. (...) Los tomos II y III serán actualizados estadísticamente, y nada más, porque al revisar las fuentes, apoyados en el criterio metodológico que orienta nuestros trabajos, la investigación empírica y teórica conduce a los mismo resultados: la línea de evolución histórica de Venezuela es de país colonial, pasando por postcolonial y semicolonial, hasta concluir en neocolonial en nuestro tiempo.”21 En este mismo orden de ideas, en 1992 publica un opúsculo con el título de Balance y Comprensión Crítica del Tomo I de nuestra “Historia Económica y Social de Venezuela” en donde hace énfasis en el carácter aproximativo de sus investigaciones sobre el proceso histórico venezolano, destacando su condición de obra en permanente construcción. Allí, partiendo del subtitulo que acompaña su Historia Económica y Social de Venezuela como propuesta de una “estructura para su estudio”, señala: “Si, “una estructura para su estudio”, porque la historia real de Venezuela puede ser (y así es) comprendida desde diferentes perspectivas, tomando en consideración otros elementos integradores de esa realidad. En efecto, algunas tendencias historiográficas fijan su atención en los sistemas políticos; otras en las ideas o en la cultura en sentido estricto, en la tecnología o en el cambio social. Todo es válido en la ciencia de la historia, sólo que yo seleccioné la población, la estructura económica y la estructura social como “niveles” significativos de cualquier sociedad global. Esos niveles me facilitaron la reconstrucción y comprensión de la sociedad venezolana, con espíritu de totalidad, a lo largo de un “tiempo de larga duración”. Es decir, desde el mundo colonial iberoamericano al mundo neocolonial contemporáneo, regido por el imperialismo planetario, especialmente en la modalidad angloamericana (US).”22 La ratificación de su periodización histórica, sustentada en la categoría colonia, no le impide exponer los cambios que la obra sufre frente a realidades políticas y sociales no sólo nacionales sino también internacionales, por efecto de las transformaciones que vive el mundo en su conjunto en la década de los 80, en especial 21

Ibid. p. Cit. 1987. T. IV. P. 1035 y 1036. Brito Figueroa, Federico. Balance y Comprensión Crítica del Tomo I de nuestra “Historia Económica y Social de Venezuela”. 1992. p. 18. 22


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después de 1989 tras los efectos que en el socialismo y la teoría crítica marxista produce la desaparición de la Unión Soviética y del Campo Socialista. Veamos como asume este problema. “En el Tomo IV ya se observan rectificaciones con respecto al proyecto original, aunque todavía subsisten algunas formulaciones tipo marxismo demodé, de manera ostensible ene el capítulo XXIV.” ¿Cuáles son esas modificaciones de que nos habla el autor y cuya precisión nos permiten apreciar su método de trabajo, en especial, en lo que corresponde a una obra de gran magnitud y aliento, como es la que venimos comentando? “La de esbozar – según señala – un tiempo histórico postcolonial, que se extendería cronológicamente, desde la ruptura del orden colonial hispánico hasta los años sesenta del siglo diecinueve (desaparición de hecho y de derecho del régimen de esclavitud en la estructura económico-social) pero que podría considerarse que igualmente se prolonga hasta las primeras décadas del siglo veinte, porque subsistieron, con carácter dominante, otros dos rasgos coloniales: la gran propiedad territorial o latifundio, y el nexo de dependencia de tipo tradicional exportación-importación. Así fue hasta que la renta petrolera minero-extractiva entró a dominar la economía venezolana, con relación al carácter de la dependencia.” Y efectivamente, en la edición de 1987, el tomo IV aborda la periodización del proceso histórico venezolano dividido en dos grandes momentos: la Venezuela colonial y la Venezuela postcolonial que el autor extiende cronológicamente hasta la sexta década del siglo XIX. El tomo V trata de los Antecedentes de la Penetración Imperialista, de la sexta década del siglo XIX a la década de los años treinta del siglo XX y el tomo VI de la Penetración Imperialista al Tiempo Histórico Neocolonial. Para Federico Brito Figueroa, los cambios del 89 lejos de cambiar la esencia del Capitalismo y del Imperialismo, lo que hacen es profundizar sus rasgos de dominación social y de explotación nacional, transformando al sistema que emerge de la caída del Muro de Berlín en un nuevo Imperialismo, un Imperialismo Planetario, categoría que sustenta en su Lección Magistral “El historiador de América Latina y el Caribe frente a la planetarización imperialista”, expuesta en la VII Jornada Nacional sobre Investigación y Docencia en la Ciencia de la Historia, celebrada en Barquisimeto en julio de 1997. En aquella oportunidad se le oye decir: “Si, en efecto, un nuevo tiempo se está conformando como tejido mental del orden planetario imperial, el cual entró en el escenario de la historia contemporánea, en sentido universal, en los años correspondientes al Bicentenario de la Revolución Francesa (1989) y a los cinco siglos del llamado “Descubrimiento de América” (1992)”23 Brito Figueroa, Federico. “El historiador de América Latina y el Caribe frente a la planetarización imperialista”. Suplemento Cultural de Últimas Noticias. Caracas, 20 de septiembre de 1997. N° 1532. p. 9. 23


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Es en este contexto de crisis del proyecto socialista producto de la desaparición del Socialismo Real y de expansión del Capitalismo bajo la forma de Imperialismo Planetario que Federico Brito Figueroa asume en la década de los noventa del siglo XX la reflexión sobre su obra y, en especial, de su Historia Económica y Social de Venezuela. Pero lejos de renegar de sus postulados anteriores los revisa y afina desarrollando nuevos problemas. Por ejemplo, la categoría estructural de Formación Económica y Social sobre la cual levanta sus investigaciones en la década de los 60, inmerso en el debate capitalismo-precapitalismo de aquellos años, va dando paso al estudio y comprensión histórica de la categoría nación como centro de sus principales reflexiones. Asimismo, lo vemos transitar del estudio de problemas estructurales de carácter demográfico, económico y social a temas de orden político, historiográfico y de mentalidades. Esta ampliación de sus intereses de investigación los asume en la proyección de los tomos V y VI de su Historia Económica y Social, pero además, y esto es fundamental en la otra dimensión del historiador, en su condición de maestro formador de una escuela, tendencia o corriente de investigación histórica en nuestro país. Es así como se hace necesario destacar el esfuerzo desplegado por Federico Brito Figueroa en fundar programas de Especialización, Maestría y Doctorado en Historia en diversas universidades del país como la Universidad Central de Venezuela, entre 1970 y 1980, la Universidad Santa María, 1980-1989 y 1993-1997 y Universidad José María Vargas, 1989-1993, así como en el apoyo y asesoramiento constante de los programas de postgrado que desde 1991 se han venido desarrollando en Barquisimeto con la UPEL y la UCLA en las áreas de Historia y Enseñanza de la Historia. Fruto de esa labor es la formación de más de ciento cincuenta especialistas, cerca de ochenta Magíster en Historia y de unos veinticinco doctores en Historia. Igualmente, hay que destacar la elaboración con sus alumnos de postgrado de once Proyectos de Investigación que han servido de ejes de desarrollo de los Trabajos de Grado y Tesis Doctorales que ha conducido directa o indirectamente en sus treinta años de labor como docente de postgrado. Estos proyectos, desarrollados por los egresados de los programas de postgrado que le ha tocado dirigir a lo largo y ancho del país, son la base efectiva de la escuela o tendencia historiográfica creada por Brito Figueroa en Venezuela. Son los siguientes: 1. Historia de la Formación de la Propiedad Territorial en Venezuela. 2. Historia de la Esclavitud Negra en Venezuela y el Caribe. 3. Las inversiones extranjeras en Venezuela siglo XIX. 4. Los Grupos Económicos en la Sociedad Global venezolana, siglo XX. 5. Las Crisis Económicas Mundiales y sus repercusiones en la sociedad global venezolana. 6. La Revolución de las Reformas y el Liberalismo Doctrinario venezolano. 7. La Religión como elemento aglutinante, Venezuela siglo XIX. 8. Historia de las Ideas Políticas en Venezuela 1870-1970. 9. El Artesanado de Caracas y su hinterland 1750-1830. 10. La inmigración española en Venezuela contemporánea.


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11. Ciencia, sociedad y política. El Positivismo y los fundamentos de las Ciencias Sociales en América Latina. El desplazamiento de la problemática económico-social a otra de carácter político y cultural, desde una perspectiva de comprensión del hecho histórico como totalidad, se expresa claramente en la estructuración de su Tomo V de la Historia Económica y Social. El diseño inicial de 1966 de un tomo dedicado al “Proceso de Aculturación de Venezuela” a lo largo del todo el proceso histórico nacional, da paso a dos versiones, una en 1988 y otra en 1996. Sin embargo, conviene destacar que con la aparición de su Tomo IV en 1987, Brito Figueroa se propone ampliar la obra de seis a ocho tomos, transformando el proyecto inicial, el cual queda propuesto de la siguiente manera: Tomo V: “De la formación económico-social colonial a los antecedentes de la penetración imperialista; clases sociales y poder político (Segundo tiempo histórico).” Tomo V: “De la penetración imperialista al tiempo histórico neocolonial; clases sociales y poder político.” Tomo VII: “De la Aristocracia Territorial a la Aristocracia del Dinero” y Tomo VIII: “Catalogo y diccionario de categorías económico-sociales.” En 1988, el Tomo V se organiza en una serie de contenidos históricos que pretenden darle continuidad al Tomo IV. Esta es la estructura temática planteada en aquel año:  Cap. XXX: “A propósito de lo colonial y postcolonial en la Formación EconómicoSocial de Venezuela en las tres últimas décadas del siglo XIX.”  Cap. XXXI: “La ‘Autocracia Liberal’: Clases Sociales y Poder Político. (18701900).”  Cap. XXXII: “El cuadro histórico mundial y los antecedentes de la penetración imperialista en Venezuela. (1870-1910)”  Cap. XXXIII: “La ‘Restauración Liberal’: Clases sociales y poder político. (19001910).”  Cap. XXXIV: “La Formación Económico-Social de Venezuela en la primera década del siglo XX.”24 Ahora bien, esta estructura es sustancialmente modifica en 1997 cuando aparece la siguiente distribución temática, donde el autor establece nuevos contenidos y problemas de investigación para su obra. Veamos:  Cap. XXX: “Prefacio y propósito”  Cap. XXXI: “A propósito de la Formación Histórica de la Nación Venezuela y su evolución.”  Cap. XXXII: “En torno a la Formación del Estado Venezolano.”  Cap. XXXIII: “Población y ‘Geografía del Hambre’ en Venezuela actual.”  Cap. XXXIV: “Clases Sociales y Mentalidad Social en Venezuela Actual”. 24

Tomamos esta estructura de nuestro libro de apuntes de postgrado del año 88 donde aparece con el título “Historia Económica y Social de Venezuela, Tomo V, 1988”, el presente extracto, dictado en Barquisimeto por el Dr. Brito Figueroa y luego revisado en 1996. Archivo Personal de Reinaldo Rojas.


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 Cap. XXXV: “La Cultura y los Procesos de Aculturación en Venezuela Actual”.  Cap. XXXVI: “Concentración y Planetarización en Venezuela Actual.” Como puede apreciarse, el historiador trabaja de hipótesis en hipótesis, modificando sus esquemas de trabajo en la medida que lo exige el contexto teórico y los cambios históricos que le plantean al investigador nuevas interrogantes, nuevos problemas a ser abordados desde el pasado, pero con sentido de presente. Tocamos aquí, finalmente, el concepto de historia que organiza el modelo explicativo de la Historia Económica y Social de Venezuela. Indudablemente, que se trata de una historia estructural25, no estructuralista, la que se despliega en los cuatro tomos que hemos venido comentando. El propio autor lo señala en la Introducción de 1966 cuando afirma que “...esta obra es de historia económica y social y, en consecuencia, orientada a investigar fenómenos con una visión de conjunto, y de ninguna manera destinada a estudiar personalidades de dilatada a mediocre significación en el contexto de los fenómenos considerados como estructurales.” Esos fenómenos estructurales, referidos inicialmente a la economía, la población y la sociedad sirven de base al tratamiento posterior de las Estructura de las Clases Sociales y su relación con la estructura y funcionamiento del Poder Político, que sería el segundo momento del análisis estructural planteado por el autor al diseñar originariamente su obra y que luego, sensible a las transformaciones que va viviendo el mundo y las propias Ciencias Sociales lo llevan a tratar temas no esbozados inicialmente en la década de los 50, cuando se concibe el proyecto y en la década de los 60, que es cuando se desarrolla la investigación y aparecen los primeros volúmenes. Ya lo señalaba el propio Bloch al referirse al conocimiento histórico: “El pasado es por definición algo que ya no será modificado por nada. Pero el conocimiento del pasado es una cosa en progreso que no deja de transformarse y perfeccionarse.”26 En ese sentido, lejos de detenerse en el tiempo, la Historia Económica y Social de Venezuela ha venido evolucionando en la búsqueda de una mejor comprensión del proceso histórico venezolano. Consciente de este principio metodológico, el autor señala en 1973, en el Prefacio a la segunda edición del tomo I de su obra, que “...las reflexiones, hipótesis y formulaciones, cifras y resultados preliminares, hasta ahora tienen carácter de aproximación a un problema de estudio y nunca carácter definitivo, ni dogmático; la móvil realidad venezolana, la práctica social, pronunciarán la última palabra.”27 Por ello, hay temas constantes, que se mantienen como centros de interés de la investigación, pero que el autor profundiza en el tiempo, como es el caso del problema de la propiedad territorial agraria, tratada no como un fenómeno simplemente jurídico de posesión de un bien inmueble, sino como una verdadera estructura o sistema donde entran en juego los factores de la tierra, el trabajo, el capital y la mentalidad, pero en la especificidad de nuestro proceso histórico y reconstruido en sus fuentes documentales 25

Sobre este particular conviene revisar la concepción que Federico Brito Figueroa expone en su tesis doctoral en Antropología La estructura económica de Venezuela colonial, editada por primera vez por la UCV en 1963. 26 Bloch, Marc. Op. cit. 1996. p. 167. 27 Brito Figueroa, Federico. Op. Cit. 1979. T. I. (P. 6).


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primarias. A este gran tema-problema, tratado a lo largo de toda su Historia Económica y Social, Federico Brito Figueroa le ha dedicado una obra específica, como lo es El problema tierra y esclavos en la Historia de Venezuela. 28 Sin embargo, la apertura en 1989 del Seminario Doctoral “Historia-Sociología Agraria y Rural en Venezuela” le permite evaluar sus hipótesis de trabajo anterior y platearse un abordaje más integral de aquellos problemas que como latifundio y latifundismo, tenencia y propiedad de la tierra y conflictos agrarios y campesinos en el siglo XIX, ya habían sido tratados en su obra anterior, para avanzar con mayor profundidad en el estudio de la Aristocracia Territorial como elite colonial y proponer como algo nuevo el estudio de la mentalidad rural venezolana en el siglo XX. Así expone el propio autor su visión de esta problemática agraria y campesina venezolana en 1989: “El problema campesino, desde las perspectivas que utilizamos esta formulación, se configura en conjunto con la propiedad agraria, a lo largo del tiempo histórico venezolano, sufriendo cambios significativos en el contexto de las formaciones económico-sociales que surgen y desarrollan en el territorio nacional desde el siglo XVI hasta el presente. En el cuadro de esta relación toma cuerpo el espíritu público colectivo que es la mentalidad rural, o si se quiere, conciencia social de una sociedad rural propiamente dicha.”29 Del enfoque económico-social clásico del problema agrario, nuestro autor propone explorar un nuevo nivel de la Historia Social cultivada por los fundadores de Annales como lo es la dimensión de la llamada Historia de las Mentalidades. El tema se hace significativo cuando el autor aborda los cambios que le imponen a la sociedad venezolana, la explotación del petróleo y la colonización del espíritu nacional, fenómenos que ya denuncia en el tomo III de la Historia Económica y Social de Venezuela. Esta realidad de cambios lleva a Brito Figueroa a plantearse la práctica desaparición del campesinado venezolano y de su modo de vida por efectos del urbanismo petrolero y del proceso de aculturación que éste lleva implícito como economía dependiente y desnacionalizadora. Sin embargo, el propósito ahora es el de reconstruir esos cambios pero en dos niveles, el de la estructura económico-social y el nivel de la estructura mental. Este es su planteamiento: “La economía urbana, petrolera, minero-extractiva, industrial y financiera en general, liquidan en sentido histórico las bases estructurales de la sociedad rural, pero la mentalidad rural se proyecta en la sociedad global venezolana de nuestro tiempo como una reminiscencia arcaica. Es mentalidad subsiste en patrones de conducta y modos de vida, de las clases específicamente modernas, en el caso de Venezuela, con tendencia a desparecer.” Al lado de temas constantes como el arriba señalado, esbozos anteriores se transforman en nuevos centros de investigación y estudio, tal como es el caso de la Nación 28

Brito Figueroa, Federico. El problema tierra y esclavos en la Historia de Venezuela. 1985. La primera edición es de 1972, realizada por los Talleres de Mersifrica. 29 Brito Figueroa, Federico. 30 ensayos de comprensión histórica. 1991. p. 503.


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Venezuela frente a los cambios económicos, sociales, políticos y culturales mundiales. El tema cobra fuerza en la década de los 80 alrededor de los preparativos de edición de las Obras Completas del historiador Laureano Vallenilla Lanz. En el estudio que prepara como Prólogo del primer tomo dedicado a la obra Cesarismo Democrático, Brito Figueroa presenta su noción histórica de la categoría nación y expone su tesis sobre el origen de la Nación Venezuela. De lo primero señala, que las naciones “...son categorías históricas que no se crean ni se eliminan por decreto o por decisiones político-administrativas apoyadas en ‘constituciones de papel’, sean éstas federalistas, centro-federalistas, oligárquicas, demoliberales o demosocialistas. Las naciones, las nacionalidades y también las minorías nacionales y los grupos étnicos, existen y existirán hasta tanto estén vivas como realidades objetivas (económicosociales, políticas y culturales) las condiciones que engendraron esas categorías históricas.”30 Esta concepción histórica del hecho nacional lo lleva a plantear, en consecuencia, su tesis sobre el origen de la Nación Venezuela. “Una cuestión es cierta, - afirma - para quienes cultivamos la historia económico-social con criterio de totalidad, en términos estructurales...Esa cuestión cierta, para nosotros, es la siguiente: en las últimas décadas coloniales se observan, en proceso de desarrollo, los elementos formativos de la Nación Venezuela,...” ¿Cuáles son las condiciones que caracterizan este proceso? En primer lugar, al forjarse el hecho nacional en el contexto colonial, más allá de su estructura jurídico-política y de la fecha cronológica 7 de septiembre de 1777, la Nación Venezuela surge en el contexto de una nación oprimida. En segundo lugar, este hecho lleva necesariamente a releer los acontecimientos de 1830, donde la desintegración de la República de Colombia es interpretado como un proceso de “restauración de la República o, más correctamente, de Venezuela Nación independiente” que como lo había señalado Vallenilla Lanz en su momento había sido un “movimiento eminentemente popular, con un caudillo del mismo origen al frente”. Profundizando el tema nacional, Brito Figueroa incorpora en el análisis el nivel de la Historia de la Territorialidad como parte constitutiva de la formación nacional venezolana, ya que como rasgo característico de nuestra historia republicana, después de la desintegración de la “Gran Colombia” “...comenzaron las reclamaciones con respecto a nuestro territorio, que de hecho venía siendo reducido por la parte neogranadina.”31, transformándose el problema territorial, límites y fronteras en aspecto central de la evolución de la Nación, tanto en términos físico-geográficos como políticos e ideológicos. En el contexto de lo que denomina en 1997 “la permanente revolución tecnológica que vive la humanidad, base de la mundialización de la economía...” el historiador se pregunta acerca de la suerte de nuestra naciones latinoamericanas y del Caribe frente a la avasalladora fuerza de dominación que le impone al mundo el nuevo imperialismo planetario, y expone cómo el tema nacional se justifica en su estudio, como problema de investigación y como problema político, “por el brutal impacto en nuestras patrias de la Brito Figueroa, Federico. “Laureano Vallenilla Lanz y la comprensión histórica de Venezuela colonial”. En: Ibid. p. 33. 31 Brito Figueroa, Federico. “Reflexiones de un venezolana ante el Mapa de la Patria”. En: Ibid. P. 541. Producto de la importancia que le da a este tema, es que en su condición de Director General de Investigación y Postgrado, coordina la apertura en 1990, de un Programa de Maestría en Historia Política con la mención de Historia de la Territorialidad de Venezuela en la Universidad José María Vargas de Caracas. 30


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planetarización imperial, hegemónicamente tutoreada por United States, sobre todo en Venezuela, cuyo periplo evolutivo como Nación oprimida parece ser de colonia hispanoamericana a colonia del Imperio del dólar.”32 Al final, el objeto de estudio del historiador sigue siendo el mismo de décadas atrás, uno, único e integral, un país llamado Venezuela en el contexto de América Latina y el Caribe y frente a las realidades de un mundo en permanente transformación. Si conocer para trasformar ha sido principio tomado del viejo pensador de Tréveris, cultivado hasta el presente, la conducta cívica del historiador de oficio que simboliza el profesor de Strasbourg fusilado por los nazis por su amor a Francia y a las libertades del mundo, son finalmente más que modelos de ciencia, fundamentos éticos que explican en parte una obra, una pasión y una vida. Por ello, en Federico Brito Figueroa, para escribir la historia de un pueblo hay que militar en ella, hay que unir pasado, presente y futuro asumiendo el riesgo de ser luz de la verdad en un mundo sometido a la falsedad y a la mentira. Estamos recordando a Marx frente a El Capital y a Bloch frente a L’Etrange Défaite. El historiador como conciencia crítica de su tiempo.

FUENTES CONSULTADAS BLOCH, Marc. Los Reyes Taumaturgos. (1° edición en español) México: Fondo de Cultura Económica de México. 1988. _______________. Apología para la historia o el oficio de historiador. (Edición crítica preparada por Étienne Bloch). México: Fondo de Cultura Económica de México. 1996. BOURDÉ, Guy et Hervé MARTIN. Les écoles historiques. Paris: Éditions du Seuil. 1989. BRITO FIGUEROA, Federico. Historia Económica y Social de Venezuela. Caracas: EBUC. 4 tomos. _________________________. La estructura económica de Venezuela colonial. (4ª. Edición) Caracas: EBUC. 1996. _________________________. El problema tierra y esclavos en la Historia de Venezuela. (2da. Edición). Caracas: EBUC. 1985. _________________________. La Comprensión de la Historia en Marc Bloch. Caracas-Barquisimeto-La Victoria: Fondo Editorial Buría-Centro de Investigación y Altos Estudios Alejandro de Humboldt. 1996. _________________________. 30 Ensayos de Comprensión Histórica. Caracas: Ediciones Centauro. 1991.

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Brito Figueroa, Federico. Op. Cit. 1997. p. 9.


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_________________________. Balance y Comprensión Crítica del Tomo I de nuestra “Historia Económica y Social de Venezuela” La Victoria-Caracas: Cátedra Libre Federico Brito Figueroa. 1992. CHEVALIER, François. La formación de los latifundios en México. México: Fondo de Cultura Económica. 1985. ÉCOLE DES HAUTES ÉTUDES EN SCIENCES SOCIALES. Marc Bloch aujourd’hui. Paris. Éditions de EHESS. 1990. FEBVRE, Lucien. Au cœur religieux de XVI° siècle. Paris: École Pratique de Hautes Études. 1983. LE GOFF, Jacques (Dir) La nouvelle histoire. Paris : Editions Complexe. 1978. RAMOS GUÉDEZ, José Marcial. Bibliografía y Hemerografía de Federico Brito Figueroa. La Victoria: Publicaciones de la Alcaldía del Municipio Ribas. 1991. ROJAS, Reinaldo. Historia Social de la Región Barquisimeto en el tiempo histórico colonial. 1530-1810. Caracas: Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela. Nº 229. 1995. UNIVERSIDAD DE LOS ANDES. La Investigación Histórica en Venezuela. Mérida: Memoria del I Encuentro de Institutos y Centros de Investigación Histórica en Venezuela, Mérida, 3-4 de diciembre de 1990. Centro de Estudios Históricos “Carlos Emilio Muñoz Oráa”. 1992. UNIVERSIDAD METROPOLITANA. Argumentos. México: Publicación de la División de Ciencias y Humanidades de la Universidad Metropolitana, Unidad Xochimilco. Abril de 1997.


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