La Telefónica de la Gran Vía

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Gran Vía La historia de la gestación del proyecto está bien documentada, gracias a las memorias y artículos del arquitecto y al expediente de obra conservado en el Archivo Municipal187 . El solar se adquirió el 31 de julio de 1925188. La primera idea de la CTNE era sacar a concurso el anteproyecto pero se desestimó debido a las dificultades que se presentaron en procesos similares para Barcelona y Sevilla. “Entonces, el Duque de Alba que presidía el Consejo de Administración de Standard Eléctrica (compañía filial, también, de ITT), recomendó se encargase el trabajo a Don Juan Moya, Profesor de la Escuela de Arquitectura de Madrid, arquitecto del Palacio Real y que recientemente tuvo un gran éxito por su reforma de la Iglesia de San José y de su anejo 'La Casa del Cura' [fig. 4.46] en un puro estilo barroco madrileño.”189 Juan Moya Idígoras (1867-1953, t. 1892) era Catedrático de la Escuela de Arquitectura y arquitecto de los Reales Sitios y de la Catedral de la Almudena. En 1923 había leído su discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes con el título: “Vandelvira: la Arquitectura del Renacimiento en Úbeda y Baeza”, muy adecuado para un representante del grupo que con tanto entusiasmo cultivó el historicismo. La recomendación de Jacobo Fitz-James Stuart Falcó, XVII Duque de Alba, se explica porque era también académico de San Fernando y admirador del estilo de Moya. Cárdenas participó desde el inicio del proyecto de Gran Vía como coautor, en una asociación muy dispar. Figura 4.66: Juan Moya Idígoras Fuente: ETSAM. “El señor Moya puso por condición el que yo colaborase con él en el anteproyecto, gesto de compañerismo acrecentado al ofrecerme la mitad del importe de los honorarios a percibir. Piénsese en las diferencias que había entre los dos arquitectos. Moya, académico, en plena fama, que había sido unos años antes mi querido profesor, y yo, un arquitecto jovencísimo, sin experiencia alguna y que no se consideraba capaz de oponerse a cuanto el señor Moya le propusiera.”190 Pronto se manifestaron las diferencias de criterio entre ambos arquitectos. Moya Idígoras y Cárdenas estaban separados por una generación y el segundo estaba sujeto a las directrices de sus superiores: “Como la Telefónica quería que hiciésemos algo muy español, naturalmente nos inclinamos al Barroco de Madrid. Moya gozando con hacer otra vez algo muy barroco; yo aguantando mis aficiones a lo que entonces empezaba a abrirse paso, al estilo moderno que se llamaba entonces 'cubista', harto de tanto estilo Renacimiento español. Moya se lanzó a proyectar una fachada a la Gran Vía que cuajó en toda su altura de decoración barroca. Cada ventana estaba encuadrada por pilastras y frontones, hojarasca retorcida, conchas y no sé si angelotes que sostenían cada jamba. Algo de locura. Y la portada, que llegaba hasta el piso tercero o cuarto recordando por su epiléptica decoración a la del Hospicio madrileño, pero en peor.”191 La tensión desembocó en el abandono de Moya y Cárdenas quedó en solitario al frente del proyecto más importante de la CTNE: “Iba yo comunicando al señor Moya que los jefes de la Telefónica deseaban se hiciese algo más sencillo, menos atormentado, y el bueno de don Juan, a regañadientes, borraba un poquito, pero dejando siempre la profusión ornamental de su primera idea. Hasta que harto ya de tanta rectificación, se enfadó un día y presentó su renuncia sin querer cobrar ni un céntimo del trabajo hecho y sin conseguir que yo lo siguiese. Entonces la Compañía decidió que fuera yo el autor del proyecto de este edificio.”192 187 Ayuntamiento de Madrid: Expediente de obra 14-495-13, 1 de octubre de 1925, 117 páginas. 188 (Navascués, 1984, p. 112) 189 Memorias manuscritas de Ignacio de Cárdenas, (Navascués, 1984, p. 114-115). 190 Cárdenas, Memorias manuscritas. 191 Cárdenas, Memorias manuscritas. 192 Cárdenas, Memorias manuscritas. El incidente aclara alguna incógnitas. Primero, la determinación de la Compañía de controlar el proyecto por encima del juicio profesional del arquitecto contratado. Los jefes con los que Moya tuvo el encontronazo debían de ser Durant y quizá Lewis J. Proctor. En segundo lugar, y no menos importante, la condición de empleado de Cárdenas, que no tenía la libertad de Moya. Haciendo de la necesidad virtud, la CTNE asignó entonces a Cárdenas el proyecto. Esto iba contra la política habitual de ITT que prefirió siempre arquitectos consagrados para sus sedes principales. Para asegurarse de que Cárdenas entendía la clase de edificio que ITT deseaba le enviaron a Nueva York a recibir instrucciones del arquitecto jefe Louis S. Weeks.193 “Pero como los americanos estaban en la idea de que en España estábamos atrasadísimos en todo lo relacionado con la arquitectura moderna encontraron la solución a mi supuesta ignorancia enviándome a Nueva York, donde el arquitecto de la ITT me orientaría sobre ello. Aclaro que esto yo lo consideré normal pues mis pocos años tenían que inspirar poca


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