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JUANA de Manuela Infante


(Se abrazan Miguel y Pierre) Pierre: Que me andai abrazando tanto maricón… Miguel: Que si tú me abrazaste primero Pierre: Pelea mejor será, pelea… ¿qué le pasó a tu zapato? Agustín: ¡Martín! (Se abrazan) Agustín: ¡Estai vivo! (Miguel llama a Martín, abrazos cruzados, Pierre le roba el gorro a Agustín, se lo tira a Miguel, otros abrazos cruzados, Miguel le devuelve el gorro a Agustín. Llega Juana, abraza a Miguel) Agustín: Es una mujer. (Miguel la deja caer. Martín llama a Agustín a mirar los bolsos) Pierre: (a Miguel) ¿Es tu hermana? Miguel: No Pierre: Martín, ¿es tu hermana? Martín: No Pierre: Agustín, ¿es tu hermana? Agustín: Yo no tengo hermana. Pierre: ¿Quién erí? Juana: Juana Agustín: ¿Como Juana de Arco? Pierre: ¿Y de adonde erí? Juana: De Domremy Agustín: Y ¿de a dónde sacaste estas pizarras? Martín: ¿Estas cuestiones son robadas? Juana: Noo Agustín: Estas pizarras son de mi colegio. Miguel: ¿Y cómo sabes tu que son de tu colegio? Agustín: Porque todas las pizarras de mi colegio tienen estas correas para cuando salimos a dibujar los paisajes. Miguel: ¿Y tu cómo puedes explicar eso? Juana: Yo no sabía que era su colegio. Agustín: Pero, ¿era un colegio blanco con rejas negras? Juana: No se, no lo pude ver muy bien Martín: ¿Y por qué no lo pudiste ver muy bien? Juana: Porque no, porque… Miguel: Pero como no lo vai a poder ver bien Martín: ¡Estai mintiendo! Miguel: ¡Eso es, esta mintiendo! (Todos “mentirosa” ruido.) Pierre: (la lleva a un lado) ¡¿Por qué no lo pudiste ver bien?! Juana: Porque el colegio de él estaba entero destruido. (Silencio)


Pierre: Pero… pero… a mi no me importa que se haya derrumbado todo el colegio… porque a mi nunca me gustó ir al colegio… Miguel: A mi tampoco… yo hasta prefiero que no hayan más colegios Pierre: Siempre me cargo ir al colegio (Buscan salir de la pena de saber que el colegio esta derrumbado… pelan al colegio y los profesores) Miguel: Por eso nosotros deberíamos inventar nuestras propias alternativas académicas… Juana: ¿Cómo es eso? Pierre: ¡Eeesoo! Martín: Oye, Agustín nos podría enseñar… Miguel: ¿A qué? Agustín: Si, si a mi me va bien en todo… eh… matemática, historia, verbal, consejo de curso, educación física, religión, todo… Martín: ¿Y tu nos podi enseñar a leer? Agustín: (se ríe) No sabe leer el Martín… (todos bajan la cabeza)… ustedes tampoco saben leer…. Están atrasados, atrasados… (todos asienten)… si quieren podemos empezar altiro. Todos: ¡Yaaa! CLASE Agustín: Eh, ¿cuál es tu nombre? Juana: Juana. Agustín: Como Juana de Arco… Martín: Y yo me llamo Martín Agustín: Si, si ya se. Juana: Hola Martín (le ofrece la mano) Martín: Hola Miguel: (le ofrece la mano) Hola, Miguel. Juana: Hola Miguel Miguel: Encantado, él es Pierre. Juana: Hola Pierre. Pierre: ¿Tu eres la nueva? (rien) … ¡¡uuu el Martín se tiró un peo!! (Ruido: “¡¡Oh que hediondo!!” Para que Agustín tenga que ejercer su primera pequeña autoridad) Agustín: Si.. si..silencio, por favor. Yo soy Agustín, como san Agustín. (le besa la mano, todos se burlan) Agustín: Silencio por favor. Aquí dice “Juana”, porque esta palabra está compuesta por distintas letras, y la primera letra de esta palabra que es tu nombre se llama Jota, y ustedes desde ahora, desde hoy día, cuando la visualicen la van a denominar jota y se pronuncia jjjjjj. (Todos hacen jjjj hasta que Pierre le tira un escupo en el pelo a Juana, luego risas, luego Juana se desespera, luego Miguel le muestra que no es nada, Agustín ha continuado solo con la clase) Agustín: … a esta le siguen dos consonantes y esta es la Ene, que no la pueden confundir con la Eme, y se pronuncia nnnnnn….


(Todos hacen nnnn hasta que Pierre hace que le salgan mocos, todos arrancan, desorden, Agustín lo golpea en la cabeza, silencio) Agustín: ¡Suénate! (Todos vuelven a sus puestos) Ya, las vocales… esta que está aquí es la última vocal que se pronuncia uuuuu. (Miguel convierte la U en sirena, todos se alejan, se tapan los oídos “trauma”, Juana le tapa la boca) Pierre: ¿¡Por qué le tapaste la boca!?... ¡Tu no tení derecho a taparle la boca a nadie aquí, tu recién llegaste y se te queri quedar, vai a tener que pasar una prueba! Todos: ¡Prueba, prueba…! Pierre: ¿Conoces la prueba del gallito? ¿Ah si la conoce?... bueno te presentamos a nuestro actual campeón, Miguel, el invencible, el puño de acero… Miguel: Te voy a destruir, Juana Pierre: Hasta la vista Juana… Martín: Lo siento Juana… Agustín: Un, dos, tres Todos: ¡Miguel, Miguel, Miguel! (Juana gana, celebra, los cabros culpan a Miguel) Miguel: Es que… es que… es que… tenía fatiga de hambre… Martín: Hambre… por qué dijiste la palabra hambre… Agustín: ¿Por si acaso andas con algo para comer en tus bolsos? (se tiran todos a buscar en los bolsos) Juana: No (nadie escucha, solo Miguel)… ¡no! (todos se detienen) Agustín: ¿Como que no mentirosa? ¿Y este huevo frito con puré que estaba aquí adentro escondido? Martín: ¡Oh! ¿Y está caliente? Agustín: Si (dibuja) Pierre: ¿Y me podi poner un pancito aquí para untar el huevo? Agustín: Si (dibuja) Martín: ¿Puede ser tostado? Agustín: Si (dibuja) Pierre: Y sal mucha sal (Se suma Juana pidiendo comida y luego Miguel. Sacan la otra pizarra siguen dibujando comidas, ruido, Miguel inicia “yo me comería” con algo simple que va creciendo entre todos (ej. “Yo me comería un ollón de tallarines, yo me comería unos tallarines sin cocer, así crudos, yo me comería todos los paquetes de tallarines del mundo, yo me comería hasta el paquete, yo me comería una fabrica, yo me comería toda Italia que es la fábrica de los tallarines, yo me comería hasta una planta, yo me comería hasta la torre de pizza”) Martín: Yo me comería hasta un alemán. (Pausa.)


Todos: Siiii… Martín: Pero lo dejamos vivo y lo torturamos hasta el final (Improvisación torturas. ej. “Lo comemos bien rápido pa´ que grite en el estómago, si picadito, picadito, y le echamos limón en las heridas, y sal, sal, y lo dejamos que se coagule para que deje de existir esa sangre) Miguel: Pero no hay que hacérselo a un alemán, hay que hacérselo a todos los alemanes, a toda esa raza maldita (despotrican contra los alemanes) Agustín: (interrumpiendo) Si ya no sacamos nada, si ya se terminó la guerra y ya están todos muertos, allá están todos muertos, igual que acá… (Silencio) Miguel: Martín, ¿queri ser mi hermano? Martín: Ya. Agustín: ¿Y yo puedo ser? Miguel: Si po Martín: Pierre, ¿queri ser hermano? Pierre: Si po Miguel: Vamos a ser una familia (Celebran, se detienen, se dan cuenta que está Juana, argumentos: pero es una mujer, pero es un ser humano) Martín: Juana, ¿tu queri ser hermana? Juana: Siiii, pero tenemos que hacer una casa Pierre: ¿Jugar a la casa? Juana: ¡Nooo! Construir una casa… (Construyen la casa. Quedan cansados. Puerta cruje. Pierre le pone UV40) Martín: Oye Agustín, aquí podríamos poner el número y el nombre de la calle donde va a quedar la casa. Juana: ¡Oh! ¿Y en cuál calle vamos a vivir? Miguel: En la calle Juana Pierre: ¿Por qué? Miguel: … por… Juana de Arco Agustín: Santa Juana de Arco Juana: ¿Cómo santa? Agustín: ¿Que ustedes no saben que ella va a ser santa?... ¿Y no pasaron recolectando firmas por sus casas?... Juana: ¿Cuál casa Agustín? Agustín: Si ella hoy día va a ser santa… Martín: ¿Hoy día? Agustín: Si, en la noche, cuando hoy día en la noche suenen todas las campanas de todas las iglesias de Francia significa que ella ya es santa, porque el papa Benedicto XV tuvo que


nombrarla santa justo ahora, para que todo el pueblo francés tan azotado por la violencia y sumido en una desolación tremenda después de la guerra mundial tenga una imagen como la de Juana de arco … para que los tíos los profesores y los niños vuelvan a creer en una patria y llenen sus vidas de fe y creencia en nuestro señor todo poderoso creador del cielo y de la tierra…. Desolación, tristeza, frío, hambre y humo, mucho humo, como una neblina espesa que no nos deja ver mas allá de nuestros propios problemas y de nuestras propias lágrimas, que no se van a solucionar altiro, sino que se van a ir solucionando con el tiempo…. De nuestros enviados como lo fue nuestra gran Juana de Arco, una humilde mujer campesina, analfabeta pero llena de entereza, fe, decisión y orgullo francés, capaz de dar la vida por ser consecuente por lo que ella consideraba era una Francia libre donde todos nosotros pudiéramos disfrutar libremente de los Alpes, el Montblanc, el Loira, el Moza, el Rhin , El Champagne, el cabernet y la baguette, sin tener miedo ni sentirse subyugados sino libres y entregados a la patria como ella como una verdadera mártir. Martín: Pero Agustín, ¿qué es una mártir? Agustín: Es todo lo que acabo de decir… es una persona que da la vida por ser consecuente Juana: Yo quiero ser consecuente, yo quiero ser como Juana de Arco. Martín: Yo quiero ser un mártir, pero un mártir de los héroes de Francia… Miguel: Si porque Francia es el país más grande y más hermoso… (Todos hacen comentarios nacionalistas) Martín: Oye, oye, oye, pero no estamos escuchando pos, si ustedes están al otro lado de la puerta de la casa, aquí hay una madera, mira toc, toc, toc. (Entran a la casa de a uno, Juana está adentro) Miguel: Hola hermano, hola hermano, hola hermano… Agustín: Hola mamá Juana: Yo no soy tu mamá Martín: Pero si tu erí mujer… Juana: No porque las mamás se van a las fábricas y después no vuelven así que yo prefiero ser la hermana, además ustedes me dijeron si quería ser la hermana no la mamá… Todos: entonces tiene que haber un papa, si no hay mama tiene que haber papa, (Martín se niega: “nooo, yo prefiero tener una mama que un papá, noo”, etc) Martín: ¡¡Los papás no sirven pa nada, métetelo en la cabeza, tonto!! (Pausa) Agustín: ¿Me podrías dar una moneda para ir al colegio? Martín: Pero si no tengo plata, Agustín, de dónde sacai que tengo plata… Todos: Uuuuuuu… Miguel: Papá, puedo ir a dar una vuelta con un amigo que me está esperando (Todos ruido de peticiones a papá) Martín: ¡¡No, no, no, ya, ya, se callan y se acuestan!!! (Duermen. Juana enciende un fuego. El padre despierta de una pesadilla) Papá: Soñé contigo anoche hija Juana: Que soñaste conmigo, ¿y qué fue? Papá: Algo, algo huele a quemado. Agustín: ¡Papá, aquí está, aquí está el fuego! Papá: ¡Ustedes saben que tienen prohibido jugar con fuego! Juana: Es que tenía frío


Papá: Eso, eso no es justificación, Juana. Juana: ¿Pero por qué no, papá? Papá: Porque nada justifica que me desobedezcas. Agustín: Papá, la casa está llena de humo, nos estamos ahogando. Papá: Salgan de la casa…. Tu no, Juana, tu te quedas aquí… ¿ahora no sientes frío cierto? Asume las consecuencias de tus actos, no te crei Juana de Arco…. Entonces pídele a Dios que se apague el fuego ahora Juana. Juana: Dios, que se apague el fuego ahora. Papá: (A los hermanos) Anoche soñé que su hermana Juana era la prostituta de Francia… Agustín: ¿Prostituta? Papá: La prostituta de Francia. Si eso llega a pasar ¡quiero que la quemen! Miguel: Que la quemen Papá: Que la Quemen Miguel: Que la quemen Papá: ¡¿Escuchaste, Pierre?! Pierre: Sí padre Papá: ¡¿Escuchaste Pierre?! Pierre: ¡Sí padre! (Repiten entre Miguel, Agustín y Pierre el diálogo) Papá: Ahora, apaguen el fuego. Juana: Que se apague el fuego ahora. Papá: ¡Apaguen el fuego! Agustín: ¡Está lloviendo!... (hacen la lluvia falsa) Juana: ¡Gracias Dios por apagar el fuego!...¡Juana!...¡Juaananna! … ¿Sí?...Dios te ha salvado porque tiene una importante misión para ti… ¿Para mi? ¿una misión? ¿y cuál?... Todavía no es tiempo de que lo sepas, pero deberás ser muy valiente para cumplir el mandato de Dios…. ¿valiente? ¿pero por qué yo? ¿ah? Pierre: Padre, hay que casar a la Juana. Padre: Juana, afuera hay un hombre que quiere pedir tu mano. Juana: Pero es que yo ahora no me puedo casar. Padre: Pero si es muy amable hija, vino en una carroza Juana: No me parece amable venir en una carroza Padre: Yo no he dicho eso Juana Juana: Me parece presumido de su parte venir en una carroza, ¿quién le dijo que yo iba a aceptar dar un paseo con él? Padre: ¿Y quien te dijo que te iba a ofrecer un paseo? Juana: Ah y ¿por qué no vino a caballo entonces? Agustín: Porque es millonario Padre: Juanita por favor Juana: Papito por favor Agustín: Es multi, multi, multi millonario Juana: Papá… Papa: ¡Ya, silencio! Acuérdate que casi quemaste la casa. Adelante joven.


Turco 1: Muy buenas tardes Juana y Padre: Buenas tardes Turco 1: Nosotros ser los hermanos majaosfaosoascaoiljssuddjdjj. Y venir a casar con Juania para llevar a la mezquita junto a 84 esposas más en las alfombras y los petróleos. Juana: ¡¿84?! Turco 2: Tu ser la número 85, premiado, numero premiado Turco1: ¿No le gusta? Esto le va a gustar, mire, ir a dar vuelta en atractiva carroza mía de oro, de oro con diamantes y perlitas… (descripción lujosa de carroza) Juana: (negación carroza) ¡No me parece nada de atractiva su carroza! Pero al parecer a mi padre si le parece atractiva, quizás él si acepte dar un paseo con usted. Padre: Discúlpela es que ella a veces dice cosas que… Turco 1: ¿A usted le parece atractiva mi carroza? Padre: Si, mucho atractivo, mucho exótico... Turco 1: ¿Entonces tu querer dar una vuelta conmigo en atractiva carroza? Padre: No, no querer provocar molestia Turco 1: No, no provoca molestia a mi, por Alá, además yo ya no querer casar con mal educada hijo tuyo... Juania… (Se van. Queda turco 2 con Juana) Juana: Papá, no, papá, vuelve… Turco2: Juania, yo ser Mohamed Mahadulaha, el mejor amante de todo medio oriente…(le habla, le mira los calzones y la toca) Juana: ¡Me tocó una parte íntima! Agustín: ¡Le quitaste la virginidad a Juana de Arco! Martín: ¿Se la quitó?... ¡Por qué le quitaste la virginidad a Juana de Arco, tonto! Pierre: ¡Yo no le he quitado nada! Martín: ¡Como que no, si yo los dejé solos pa que la conquistarai con amor! Pierre: ¡Ya, pero tu te fuiste en la carroza con el musulmán!, ¡¿no?! Martín: ¡Si, pero era para que tuvieran un momento de soledad, de intimidad tonto!... Yo no se que vamos a hacer ahora, porque ya no podemos seguir jugando porque ya no es virgen. Miguel: ¡Puta Pierre! Juana: ¡Pucha! Agustín: ¿Te tocó? Juana: ¡Sí, acá! Agustín:… No…. Pierre, ¿la tocaste? Pierre: ¡No! Martín: ¿Como que no? Pierre: No Agustín: (a Juana) ¿te tocó? Juana: Siii Agustín y Miguel: Nooo. Agustín: (a Martín) ¿la tocó? Martín: ¿No? Agustín: (a Pierre) ¿la tocó? Pierre: ¡No! Agustín: (a si mismo) ¿La toco? ¡No! (a Miguel) ¿La tocó? Miguel: No


Agustín: (a Juana) ¿Te tocó? Juana: …. No… Agustín: Todos juntos… ¿la tocó? Todos: Noooo Agustín: Ahora podemos seguir jugando. (Celebran) Miguel: Pero vamos a una parte del juego donde haya más comida porfa… Juana: Yo se donde, en la corte del delfín, se caían los patos asados… (Miguel y Juana hablan de la cantidad de comida que había en la corte) Martín: Oye no, el Agustín dice que la corte era más pobre que nosotros mismos. Miguel: ¿Cómo? Agustín: Si, si era una corte pobre, pobre, pobre, si llevaban cien años en guerra y no les quedaba nada de plata, estaban encalillados hasta aquí, hasta aquí, hasta aquí, y el delfín… Martín: ¿Qué es un delfín? Agustín: …pero Martín… el aspirante al rey. Ese era una persona, pobre, pobre, pobre, porque era pobre de esto (gesto de dinero) y pobre de esto (del corazón)…. Miguel: ¿Cómo pobre de esto? Agustín: Pobre de esto, del cariño, no tenía cariño, no tenía cariño maternal tampoco, eso si que era una mala relación, pésimo, pésimo, esa relación chocaba, chocaba, no existía se había anulado, y ella le decía “ven a mi recamara” “tu padre no es tu padre miéchica, así nunca vas a poder ser rey, fuchi, fuchi, fuchi” Entonces el delfín que era una persona sensible, abría las puertas de los castillos a salía a los campos Eliseos y afuera de los campos Eliseos había gente, de esa gente mala, y se escondían detrás de los árboles y le gritaban “¡Bastardo!” y él “¿qué, es a mi, es a mi?” “¡Bastardo!” “¡Bastardo!” Pierre: ¡Como el Martín, que no sabe quién es su papá! Juana: Ohhh, y entonces tu podríai ser el Delfín Martín: No, yo no quiero ser… Todos: Sii, po, si, ¡Martín el Delfín! Martín: No quiero hacer esta parte por favor. Pierre: Tu vai a ser el Delfín, ponte eso, tu vai a ser el Delfín. Agustín: ¿Y yo puedo ser el señor arzobispo? Pierre: Por supuesto señor arzobispo… (Miguel se para al frente) ¡Paje!... (Juana se para al frente) ¿Señor Arzobispo? ¿Juana estaba en este momento en la corte? Arzobispo: ¿Qué Juana? Pierre: Qué Juana Juana: Como que qué Juana, Juana de Arco po, si a eso estamos jugando Arzobispo: No la conozco (Juana va a sentarse a una de las esquinas, molesta) Tesorero: Yo era el señor Tesorero General, el que tenía todo el dinero de este reino. Arzobispo: Le recuerdo señor Tesorero General, que lo que menos tiene este reino es dinero. (El paje lo deja caer, todos ríen) Tesorero: ¡No os riáis tanto, mirad que si no tengo dinero ahora es porque he auspiciado vuestra batalla de cien años que no ha servido para nada! Arzobispo: Os recuerdo su majestad, que ninguna de vuestras campañas hubiesen sido posibles sin el dinero que os ha prestado el gentil señor Tesorero General Tesorero: ¡Comer! ¡Quiero comer! ¡Música!


(Agustín canta, Martín se lamenta de oírlo) Tesorero: Que pasará en el resto del mundo, en otros países que no son el nuestro. Paje: Este no es un país, es una vergüenza, parece que el último pedazo de carne se lo comió le rey anterior. Arzobispo: Y los músicos no quieren seguir tocando porque no reciben sueldo desde… Carlos I… ya deben estar todos muertos de hambre. Tesorero: Me pregunto como se sentirá ser el rey de un cementerio. (Todos miran al Delfín, Delfín dice “no se” con los hombros) Arzobispo: A los reyes ya no los hacen como los hacían antes… en antaño… Carlitos I, Carlitos II, III, IV, V, VI… (gesto hacia el Delfín) VII… Delfín: ¿Señor Arzobispo? ¿vos conocisteis a mi padre? Arzobispo:.. ¿a su padre?... Delfín: Sí Arzobispo: .. eh… de vista Delfín: ¿Y yo, yo me parezco a él? Arzobispo: ¿De vista? Tesorero: Arzobispo (muestra un pedazo de pan) Arzobispo: ¡De dónde sacaste ese pan, Pierre! Delfín: Arzobispo, le hice una pregunta, si me parezco a mi padre… Arzobispo: No se, el corte de pelo. (Chantaje Pierre a Agustín para que diga que no se parece “nada, nada”) Arzobispo: No os parecéis en nada, ¡nada! (Pierre le da el pan, Delfín le quita el pan que se acaba de ganar) Delfín: ¡Aún tengo soldados, quiero defender mi reino! Además, con la mitad de Francia en manos de los ingleses, ¿qué más puedo perder? Arzobispo: La otra mitad. Tesorero: El consejo os aconseja que os entreguéis a los ingleses Delfín: Yo no estoy para seguir vuestras ordenes, vos, vos no sois mi padre y tal parece que el anterior rey tampoco lo era… ¡paje! … ¡te estoy llamando paje! (le pide que le eche aire) Quiero que vosotros juntéis un buen monto de dinero para hacer de esta, mi próxima decisión, una decisión digna de un gobernante apuntado por Dios. Tesorero: Su Majestad… lamento informarle que no tengo más dinero, señor… estamos en la quiebra… Delfín: Pero… un poquito… por favor… Delfín: ¿Cuál es vuestro nombre? Paje: Miguel. Delfín: Venid acá Miguel, sostened mi cabeza que creo que tengo que vomitar… (llora)… ¿Miguel?... ¿tu te llamai Miguel como el arcángel San Miguel? Miguel: No, Miguel como mi papá Delfín: Dejádme solo Miguel como tu papá, que necesito pensar. (Todos lloran) Agustín: ¿Tú también estai llorando? Pierre: Yo no estoy llorando Agustín: Si estai llorando


Pierre: ¡Yo no estoy llorando! Son ustedes los que están llorando, y saben qué, sería mucho mejor que dejaran de estar llorando, porque en cualquier momento van a venir los alemanes y nos van a hacer todas esas cosas que nosotros dijimos que les íbamos a hacer a ellos, nos las van a hacer a nosotros, saben por qué, porque todo se devuelve. Van a venir y van a saquear toda la ciudad, un grupo de alemanes gigantes, y muchos, van a venir y van a violar a todas las mujeres, se van a llevar a todos los animales, y a todos, no va a quedar nadie, va quedar todo esto desierto, todo cadáveres y sangre mucha sangre, y ninguno de ustedes va a poder arrancar a ninguna parte, ¿saben por qué?, porque vana a estar por todos los lados, ¿los ven?, ¿los ven?, ¡están aquí! ¡Ahora! (Gritos) (El padre mira su casa destruida. Juana lo mismo, se le ocurre una idea) Juana: ¡Catalina la oveja se salvó papá, mírala, está viva! Padre: Bien, al menos hoy tenemos cena. Juana: Pero papá, vos mismo dijisteis que las ovejas no se comen, que son una inversión, que de ellas solo se saca su lana Padre: Sí, Juana, yo dije eso, pero desde hoy digo que sí se comen porque no tenemos nada más. Juana: Pero papá, tiene nombre, no podemos matar algo que tiene nombre. Padre: A ver, ¿cómo se llamaba la señora que cuida la iglesia? Juana: Margarita. Padre: ¡Bien! A ella la mataron y tenía nombre, así es que yo también voy a empezar a matar cosas con nombre, porque esa parece ser la nueva ley. Juana: Pero podrían matarnos a nosotros si esa es la nueva ley. Padre: Entonces nosotros tendremos que saber defendernos. Juana: ¡Papa por favor! Padre: ¡Juana, por favor! No es momento de lloriqueos, eso te pasa por andarle poniendo nombre a las cosas…. Juana, preparad ese animal para la cena… tus hermanos están poniendo la mesa, Juana… ¡preparad ese animal para la cena ahora hija!... ¡Juana, toma el arma ahora!... ¿No lo vas a hacer? ¿No? (El padre mata la oveja. La sirven. La comen. Agustín no come) Padre: (a Agustín) ¡Come! Juana: Papá, es necesario dar las gracias. Padre: ¿Qué? ¿Dar las gracias, Juana? ¿Y por qué ah? ¿Por qué es necesario dar las gracias hija? ¡¿De qué?! ¿A alguno de vosotros se le ocurre alguna razón por la que dar las gracias? ¿Ah? Díganme… Pierre: …No. (Vuelven a comer. Juana llora) Juana: ¡Juana!... ¡Juana!... ¿Si?... Deja de llorar, Juana, es hora de que conozcas tu misión… ¿Ahora?... ¡Ahora Juana! Escucha atentamente: irás a reunirte con el Delfín, él te pondrá al mando del ejército, y tu liberarás a Francia de los ingleses… ¿Yo? ¿Yo sola?... Dios está de tu lado Juana, ¡te parece poco!...no, no… Todavía no he terminado…Después coronarás como legitimo rey al Delfín… Pero es mucho lo que tengo que hacer… ¡Debes partir de inmediato Juana! ¡Ahora Juanaaaaaa! (A su padre) Padre, tengo que irme de vuestro lado. Padre: ¿Que estáis diciendo, Juana?


Juana: Si tengo una vida es para algo, y vos que me la disteis, la vida, deberías comprenderlo mejor que nadie. Padre: Pues ahora me arrepiento de habérosla dado. Juana: El arrepentimiento es un sentimiento bueno, pues confirma una decisión. Ya lo veréis, cuando os arrepintáis de lo que me acabáis de decir… Necesito un caballo. Padre: Pero hija, no sabéis montar. Juana: Eso no quita que lo necesite, ¿podríais cederme el vuestro si o no? Padre: Juana, volved a vuestras labores de inmediato, hija. Juana: Padre, yo ya no soy Juana, la hija de ti, sino Juana, la hija de Dios. Pierre: Tranquilo padre, el señor siempre tiene una buena razón para lo que hace. Padre: Sí hijo, eso es justamente lo que me temo Campesino 1: Yo nací con tendinitis. Campesino 2: No se nace con tendinitis, tendinitis es cuando los tendones se vencen. 1: Bueno, entonces nací con los tendones vencidos. 2: Tendríais que haber venido de otra vida. 1: Imposible porque en otra vida no tendría el mismo cuerpo. 2: Entonces insisto, en que no podéis haber nacido con tendinitis. 1: Bueno, como queráis, la cosa es que desde que ella tocó mi mano, ya no siento ningún dolor. 2: No lo creo 1: ¿Cómo? El milagro, ¿no lo creéis? 2: ¿Milagro? Esas cosas ya no suceden hoy en día… 1: Así solía pensar yo, pero ya no estoy tan seguro. Juana: Buenos días señores, necesito urgentemente hablar con el Delfín, con Carlitos. Guardias: ¡Jajajajajja! ¡Carlitos! ¡jajaja! Juana: Señores, es muy importante, es un asunto de índole divina. Guardia J: Ah, pero para eso podríamos llamar al señor Arzobispo… ¡señor Arzobispo, buscan! Campesino: ¡El señor Arzobispo! Juana: ¡Ah! Señor Arzobispo… Arzobispo: Mmmm Juana: Señor Arzobispo, sabe que necesito urgente, urgente, urgente hablar con el Delfín Arzobispo: Mucha gente necesita hablar urgentemente con el Delfín. Campesino: ¡Señor Arzobispo, escuchadla! ¡Es Juana de Arco! Arzobispo: ¡Y a mi qué me importa! Campesino: Es milagrosa, tocó mi mano y la sano. Dicen que va a liberar Francia de los ingleses y coronar rey al Delfín… hay mucha gente que ha venido detrás de ella. Arzobispo: Si eres enviada por Dios avanza, pero si eres enviada por el demonio retrocede. ¡Oh! ¡es enviada por Dios, voy a buscar al Delfín! Arzobispo: Señor Delfín, afuera de palacio hay una niña que necesita hablar con usted Tesorero: ¿Y? Arzobispo: Es una niña enviada por Dios, ¡el mismísimo! Todos:…


Arzobispo: Esa niña hace milagros, yo acabo de presenciar uno. Ella iba caminando muy lento, muy simple pero profunda, y un hombre con la mano postrada de por vida, con su mano muerta de por vida, arrastrándola de por vida la tocó… ¡y se sanó! ¡Mano saludante, escribiente, sana! Y los animales, los animales comenzaron a saludarla a su paso. Las gallinas, oh, gallinas gallinatas, comenzaron a lanzar sus huevos al aire, si, huevos fritos, a las pailas, a las copas. Y las vacas, oh, vacas locas comenzaron a lanzar sus lácteos a las calles, yogures, quesillos, mantequillas, todo para los pobres. Y las ovejas, oh, que espectáculo, ovejas daditativas, comenzaron a lanzar chalecas al aire, bufandas, mitones. (Al Tesorero) Dice que viene a liberar Francia para coronar rey al Delfín. Delfín: ¡Entonces, hacedla pasar de inmediato! Arz: Voy a buscarla de inmediato. Tes: ¿Qué os pasa? ¿que no se dan cuenta que puede ser una trampa de los ingleses? Delfín: ¿Una trampa? Tesorero: Cómo sabéis si esa muchacha debajo de su indumentaria trae un arma, para mataros. Arzobispo: ¡Pierre! Tesorero: ¿Qué? Arzobispo: En esa muchacha hay algo Tesorero: ¿Algo qué? (Aparte) Arzobispo: Algo que sea lo que sea, podría ser la última carta que nos queda en la mano para ganar la guerra… Tesorero: ¡Ah! Y si no la jugamos… Arzobispo: Perdemos el juego. Tesorero: Y si la jugamos… ¡podríamos ganar la guerra! Vamos a buscarla. Delfín: ¿Dónde vais? Tesorero: A buscar a la doncella. Delfín: Pero no, si vos mismo dijisteis que era una asesina. Tesorero: …pero…si… Dios os da limones, hacedte una limonadita, ¿no? Arzobispo: Nosotros creemos que esa niña, es una niña enviada por Dios Delfín: ¿Y cómo lo vais a saber? Arzobispo: Hemos creado un método infalible, para delatar a esas niñas que se hacen pasar por niñas enviadas por Dios. Tesorero: Vamos a buscarla Delfín: Ah si ah, y ¿cuál sería ese método infalible según usted? Tesorero: … vamos a poner a alguien en vuestro lugar… a un impostor… Arzobispo: ¡Al paje! Tesorero: De esta manera, si la niña es realmente enviada por Dios, va a saber reconoceros, su majestad… Paje: ¿Y si es una asesina? Arzobispo: ¡Mata al paje! Delfín: Pero como lo va a matar Arzobispo: Si el pueblo es puro paje, da lo mismo… Paje: Pero Agustín, por qué tengo que ser yo. Arzobispo: Porque no queríai ser un mártir, bueno ahora vas a ser un mártir, vas a morir por la patria. (Arzobispo arregla al paje, Tesorero al Delfín, cambio de vestuarios)


Tesorero y Arzobispo: ¡Perfecto! Delfín: Que entre la muchacha Paje: (dando la orden) ¡Que entre la muchacha! Delfín: (haciendo de paje) ¡Que entre la muchacha! (Lo reconoce) Delfín: ¿Cómo? ¿Cómo me reconocisteis? Juana: … Vine a liberar Francia de los ingleses para coronaros como legitimo rey. Delfín: ¡¿Legitimo rey?! Juana: Sí, para que gobernéis esta tierra que Dios os ha dado… Delfín: Pero vos sois la única que dice que yo puedo ser rey, hasta mi madre en su recamara me dice “Tu padre no es tu padre miéchica, fuchi, fuchi, vos nunca vais a poder ser el rey”… Juana, ¿vos conocisteis a mi padre? Juana: ¿A vuestro padre? Delfín: ¿Si? Juana: Eh… de… de vista… Delfín: ¿Y yo me parezco a él? Juana: ¿De vista? Delfín: Sí Juana:… Muchísimo, os parecéis muchísimo, estáis cortado con la misma tijera… Necesito que me pongáis al mando del ejército francés… Delfín: ¡Hecho! Juana: ¡Bien! Necesito un estandarte. Delfín: ¡Hecho! Juana: Necesito caballos, necesito dinero, necesito hombres… Delfín: Pero tantas cosas… ¿señor tesorero? Tesorero: ¿Sí? Delfín: ¿Podemos? Tesorero: … ¡Sí! (Todos celebran. Arzobispo viste devuelta al Delfín. Tesorero abusa de Juana) Arzobispo: ¿Por qué le vas a quitar la virgini…?...¡Juana! ¿Por qué andáis provocando a los hombres así? Mirad como habéis dejado al señor tesorero general… ¡sujetadlo! …. No podéis andar vestida de esa forma, provocando a los hombres… ¡Ropa de soldado para esta mujer! (Juana se cambia de ropa en un probador sostenido por Martín) Arzobispo: ¡¿Estáis lista?! Miguel y Pierre: ¡Juana! ¡Juana! ¡Que salga así no más! ¡Que salga así no más! Arzobispo: Con ustedes, y para ustedes, y sólo este día por ser un día especial… ¡Juana la Doncella! Juana: ¿Así está bien señor Arzobispo? Arzobispo: Oh sí, eso sí corresponde al campo de batalla. Juana: Entonces me voy. (Sale. Todos se ríen de ella) Juana: En el campo de batalla los soldados me están esperando. (Van a buscar ropas de soldado) Pierre: Estas son de soldado de verdad.


Miguel: Esta es como la que usaba mi papá Martín: Con estas los vamos a matar a todos Miguel: Yo me quedo con esta, ¿ya? Pierre: Oye esta es mía Miguel: Es mía… (Pierre se la quita, discuten un momento) Miguel: Era mía, yo la había encontrado ¿por qué me la tenís que quitar? Pierre: A ver ¿tu quién erai antes? ¿El paje? ¿El paje? Ya, entonces ahora vai a ser de los soldados que van adelante… ¿quién va a morir primero?... el paje (lo empuja) Miguel: Pero porque antes tengo que ser el paje y ahora el último soldado… Pierre: Ah no se, no me preguntis a mi, es el destino, la ley de la vida, ¿qué le voy a hacer yo?... no me preguntis a mi, pregúntaselo a Dios al destino, no se… (Pierre lo empuja. Se empiezan a pelear) Martín: ¡Soldados! Debéis manteneros unidos en el campo de batalla, no debéis mostrar vuestras flaquezas ante el enemigo, porque o si no, vosotros mismos sufriréis el empacho de la derrota… (Ven que Agustín se ha puesto todas las armaduras, lo persiguen, lo botan. Le roban las cosas) Martín: ¡Ya oh! Si no seai lloroncito, oh, si eso no es nada, no seai llorón, te vamos a decir niñita, el niñita… Agustín: ¡Me pegué en la cabeza, Martín! Martín: ¿Qué? Agustín: Me pegué acá en la cabeza po Martín: Pero si eso no es na´ comparado con los golpes de la vida tonto, teni que saber reponerte… Agustín: Entonces yo ya no quiero jugar más, me voy a ir a mi casa… Pierre: Nooo… no, no, si se pego de verdad Martín: Oh si, tiene sangre… (Le hacen el show del herido (hay que hacer algo, es un tec cerrado?, no, no esta abierto, pero ciérralo, pero no se ve el hueso, ) le cantan “agustincito quédate tranquilito”) Juana: ¿Y estos son los soldados? (La miran, se miran, van a tomar sus armas, se forman en círculo) Juana: Muy bien señores, yo soy Juana de Arco y el Delfín me ha puesto al mando del ejercito francés. (Los soldados se miran dudosos) ¿Así que donde están los ingleses? Dunois: En todas partes señorita. Gilles: Oh sí! La Hire: Y , ¿dónde está la comida? Gilles: Oh sí, comida! La Hire: ¿No la enviaron con comida? Dunois: Silencio, no ve que está pensando. La Hire: No está pensando! Juana: No estoy pensando. ¿Quién manda aquí? Gilles: ¡Dunois, señorita! Juana: Y vos, quien sois? Gilles: Gilles de Rais señorita, a vuestras ordenes. (le besa la mano, todos se burlan como en el colegio, vuelven a armar los soldados)


Juana: Dunois, por qué habéis levantado campamento a este lado del río? Dunois: Porque no hemos podido cruzar el río señorita doncella. Juana: y por que no habéis podido cruzar el río Dunois? Dunois: Porque el viento no cambia de dirección señorita doncella. Juana: Y por que el viento no cambia de dirección Dunois? La Hire: ¿Cómo queréis que sepamos por qué tenemos el viento en contra? Todos se burlan. Juana: ¿Cuál es vuestro nombre? Dunois: La Hire. Juana: Señor La Hire, nosotros no tenemos nada en contra. La Hire: Entonces hágase un milagrito pues! (Todos la huevean con el milagrito para que cambie el viento. Tirese uno pues! Porque no le dice a dios que se tire un peito para que cambie el viento. O que menee su sotana. Se ríen) Juana: ¿Qué queréis? (pequeña respuesta) ¿Qué queréis? (respuesta más pequeña) ¿Qué queréis hacer? …¿Qué creéis que hay que hacer? ¿En qué creéis? ¿En que creéis? ¿Cuánto decís de lo que creéis? ¿Quién de vosotros no tiene miedo? ¿Y porque seguís aquí si tenéis miedo? ¿Por qué? ¿Queréis sobrevivir? ¿Para que? ¿Por qué? ¿Cómo queréis vivir si salimos vivos de esta? ¿Queréis vivir? ¿Cómo queréis vivir? ¿Alguno de vosotros va a responder? ¿No? Gilles: No sabemos responder. Juana: Bien, entonces diréis que peleáis por mí. Sencillo. Y entre nosotros sabremos que yo nos soy más que una manera de no decir lo que no sabemos o no queremos decir. Peleamos por la doncella diréis, y eso bastara, así como yo he dicho que peleo en nombre de…. Dunois: ¡Señorita! ¡El viento! ¡El viento está cambiando de dirección señorita doncella! Todos hacen el viento. Miguel: … conche tu madre. Juana: No habrán más blasfemias en este campamento. No habrán mas mujeres en este campamento. No habrán más juegos de azar en este campamento. Y antes de cada batalla, todos los soldados que pretendan levantar armas contra los ingleses deberán confesarse… sí… porque este ya no es el ejército de Francia, sino el ejercito de Dios. La Hire: ¡A la mierda! Juana: La Hire! La Hire: Quiero decir, por los mil demonios coronados! Juana: La Hire! La Hire: Quiero decir por la santísima virgen y todos los ángeles benditos! Yo no nací en el cielo, y con suerte creo que iré allá cuando muera, yo nací en Francia, por qué voy a pelear por un ejercito que no me corresponde. D´Alencon: Disculpadlo señorita, no tiene remedio Juana: Parece que sois vos el que primero quiere confesaros La Hire La Hire: Que me parta un demonio, digo un ángel bendito, no se! Gilles: Yo también creo que La Hire desea confesarse Dunois: Hace cuánto que no os confesáis La Hire, me temo que esto le va a tomar un par de días señorita Gilles: … una semana… La Hire: Me confieso de haber hecho todo lo que un soldado de guerra debe hacer.


Juana: ¿Y eso es todo? Gilles: No es poco! Juana: ¿Quién sigue? Todos se confiesan al mismo tiempo. Juana: A pelear! Todos: A pelear! BATTALLA. Todos: Victoria! Victoria! Juana: Dios mío, pensé que la victoria sería hermosa… Todos cantan cumpleaños feliz. La Hire: ¡Esto hay que celebrarlo!, ¿si?! Dunois: Podríamos tomarnos un traguito. D´Alencon: Yo propongo un brindis, por nuestra compañera Juana de Arco, Salud! Todos: Salud! Giros, fiesta. Todos: ¡Viva Juana! Dunois: Cuidado pues hombre! No me pise la tortita Gilles: una tortita?... esta seguramente fue la que se rajó el Delfín… Dunois: Necesito saber, ¿cuántos años son Juana? Gilles: Dieciocho. Dunois: Yo nunca había conocido un general de ejército tan joven. Gilles: Señor Dunois, eso es realmente imposible. Dunois: Pues aquí lo tenemos, hoy celebramos el cumpleaños de lo imposible. Todos aplauden. Dunois: Ya, entonces usted ahora pide un deseo y me apaga la velita. Juana: Ya, yo voy a pedir caballero, por la victoria de Francia compañero! Y pa que se cumpla, voy a apagar la velita… Todos aplauden. Se duermen borrachos. Juana: victoria compañero…. Victoria… por la victoria… siempre adelante compañero… victoria… (Despierta) Ah! Si? … Es que me dijeron que era mi cump… perdón, perdón… ¿Qué?! Pero ¿por qué?! …. Y ¿dónde?... y ¿cuándo?... no, no, Dios no puede querer que me hieran, ¿de que le sirvo herida?, ¿de que?, ¿de que le sirvo herida?! D´A: Juana Juana: ¿qué? D´A: ¿Cómo son las voces? Juana: Cielos, quién os ha dicho que son voces, eso suena terrorífico. D´A: Vos me lo dijisteis Juana: Yo os dije la voz, LA voz D´A: Juana, es terrorífico de todos modos Juana: Es mi voz, a vos os da terror mi voz? D´A: ¿Oís vuestra propia voz? (Juana asiente) Juana, yo también oigo mi propia voz, todo el tiempo, eso se llama pensar. Juana: Pero yo no le digo a mi voz lo que tiene que decir, es más bien mi voz la que me dice a mi lo que tengo que hacer. D´A: Eso no es pensar. Juana, ¿vos no pensáis? Juana: Yo creo que no. Pierre: (soplando) ¿Y en el silencio que hacéis?


D´A: ¿Y en el silencio que hacéis? Juana: Miro. Martín: (soplando) ¿Y con los ojos cerrados? D´A: ¿Y con los ojos cerrados? Juana: Escucho. D´A: ¿Y si no oís nada? Juana: Pues no hago nada. D´A:Y si tenéis que elegir entre una cosa y otra. Juana: Elijo. D´A: ¿Y si os arrepentís? Juana: Ya está elegido. D´A: Y lo que me estáis diciendo en este momento. Juana: Os lo estoy diciendo, para que voy a pensarlo si os lo estoy diciendo. Agustín: Porque hay cosas que hay que pensar antes de decir. D´A: Pero es que hay cosas que hay que pensar antes de decir. Juana: Ah sí, ¿cuáles? Agustín: Pues las que no se deben decir D´A: Pues las que no se debe decir. Juana: ¿Hay cosas que no se deben decir? D´A: Juana, no tenéis miedo de que la voz sea solo tu voz? Juana: No, no tengo miedo, se que es solo mi voz… Martín: Ahh, pero Miguel si estai desvelado no es mi culpa, déjame dormir toi super cansado… Van despertando de a poco. Agustin: Soñé con Dios… sí… soñé con Dios y me dijo que todos ustedes se van a ir al infierno, porque ustedes estaban matando gente y la estaban pisando… Miguel: Y no le dijiste que la estábamos matando y pisando en su santo nombre Pierre: Y que ganamos… Agustín: No me quiso escuchar, Dios no me quiso escuchar, me dijo dile a tus amigos que se van a ir al infierno y que en el infierno hay unos tarros con fuego con su nombre que los están esperando Juana: Ay déjate de hablar tonteras Agustín… Agustín: También me dijo que había un fuego con tu nombre Juana… Juana se abalanza sobre él. Todos van a detenerla. Juana: Mentiroso! Martín: No se puede hablar del juego fuera del juego! Escucharon?... Vengan todos pa acá vamos a hacer un juramento… pongan las manos acá, encima de la mía y repitan después de mi… yo… Todos: Yo Martín: Juro Todos: Juro Martín: Que no voy a hablar del juego fuera del juego Todos: Que no voy a hablar del juego fuera del juego. Martín: A la cuenta de tres todos sacamos las manos y la apretamos muy fuerte ya? Martín: un, dos, tres. Se duermen. Pierre construye la catapulta. Despierta a Juana. Juana: ¡A pelear!


Hieren a Juana Dunios: ¡Juana! ¿Qué os pasó Juana?! Juana: No me puse la armadura. La Hire: Debiste haberos atenido a las leyes del campo de batalla Juana! Juana: ¿Tiene leyes un campo? Gilles: Tiene más leyes que una iglesia y un reino juntos Juana. Juana: Debo conocerlas entonces. Dunois: Pues una de ellas es que no podéis prescindir de vuestra armadura aunque os canséis Juana, porque tanto Dios no existe. Juana: Comprendo. Romped la punta de la flecha! Soltadme! (se saca la flecha, cae inconciente) Gilles/Agustín: Juana, aguanta, aguanta, solo nos falta coronar al rey… Martín: ¿la coronación?! Gilles/Agustín: Sí, la coronación y nos podemos ir a la casa, ya? Juana: (se reincorpora) ¿a la casa? Agustin: Sí, a la casa Juana vuelve a caer inconciente. Tres días, tres noches. Tres leches. Juana: (durmiendo) Mi corazón… mi corazón sostiene mi cuerpo, mi cuerpo sostiene el estandarte que a su vez sostiene a los soldados. Los soldados sostienen la batalla y los que mueren sostienen la victoria. Eso está bien… creo. De lo que no he podido enterarme es de ¿qué sostiene mi corazón para que sostenga mi cuerpo, que sostiene el estandarte, que sostiene a los soldados, que sostienen la batalla que se dice ganada porque yacen miles de muertos, que si no descubro qué sostiene mi corazón, voy a tener que decir que han muerto por mi causa, por mi causa, por mi gran causa. Pierre que ha estado escuchando, se pone de pie, va a hablarle a Dunois, este se despierta antes. Dunois: ¿Qué pasa? La Hire: Nada Dunois: ¿Qué estáis haciendo? La Hire: Nada, nada, estoy cocinando. D´Alencon: ¿Y que se come hoy? La Hire: Cebolla pura. Dunois: No digáis, la pureza ha llegado a tal punto en este campamento. La Hire: La pobreza diría yo. D´Alencon: La pobreza es parte de la pureza. Dunois: A mi me está hartando este asuntito de la pureza. D´Alencon: A mi este asuntito de la castidad. Gilles: … y a mi. Dunois: Sí, estáis viejo ya para seguir siendo virgen. Se rien. La Hire: Podríamos ayudaros, podríamos vestirnos de mujer porque eso si que está permitido eh? D´Alcencon: Cuida tus palabras La Hire La Hire: Que acaso tiene oídos ahora? Es omnipresente como Dios? D´Alencon: No lo sé, pero si Dios puede oíros y sus voces vienen del cielo no es mucha la distancia que hay entre tus blasfemias y sus oídos. La Hire: (sacando a patadas a Gilles que reza sobre Juana) ¡Qué hacéis!


Gilles: Me estaba confesando. La Hire: ¿Para qué? Gilles: … porque quiero irme al cielo cuando me muera… La Hire: ¿Cuándo creéis que vais a morir? ¿Hoy? ¿No confiáis en ella? ¿Creéis que es una impostora? Yo también lo creo a veces, ya no entiendo sus ordenes, cada día hay más muertos. Un día de estos nos va tocar morir a nosotros en su nombre, y yo no quiero morir en nombre de nadie. ¿Cuándo creéis que vais a morir vos? ¿Hoy? ¿Hoy? Gilles: Hoy, hoy…Sí, hoy, cuando me matéis vos a patadas La Hire… qué os pasa, ¿ya no confiáis en ella?... La Hire: Sí, sí confío. Juana: Desperté!... Alguno de vosotros podría servirme un plato de comida? Todos miran a La Hire. La Hire: Yo señorita. Juana: Voz no La Hire, vos me dais asco. Apagon. Arz: Oh! Parecéis un verdadero rey de Francia, esta coronación será todo un éxito, seguramente pasará a la historia. Me parece que el señor Tesorero General ha sido perfectamente claro, una tregua me parece razonable, lo que hoy necesitamos es paz, debemos luchar por la paz, y por la reconstrucción de nuestro país, además esa muchachita, Juana, ya ha hecho bastante por vos y por toda Francia, no podemos seguir financiando este espectáculo! Delfín: Nunca voy a lograr convencerla de que abandone el campo de batalla! Ya se lo he ofrecido todo, dinero, títulos de nobleza, territorios, todo. Arz: Pues entonces que siga peleando. Delfín: Pero su ejercito es tan pequeño. Tes: Entonces su fe tendrá que ser mayor. Arz: O… su enemigo más certero. Apagon. CORONACION. Apagón. Soldados en el río. Gilles: Ha llegado carta del rey. D´Alencon: Ah si, y qué es lo que dice Gilles: Nuestro rey ha optado por la paz y por la reconstrucción de nuestro país. Ha firmado una tregua con los ingleses y nos agradece por todo lo que has hecho por el y por toda Francia Juana, y os bendice en vuestro regreso a casa. Juana: (a las voces) ¿Qué pasa? … ¿Qué es lo que tengo que hacer ahora?...¿Ah? ¿Qué? ¿Tengo que volver a casa? ¿ Y a cuál casa? ¿A cuál? ¿Ah? ¿ah?... Deshaceros de eso ahora Gilles… Gilles! Deshaceros de eso ahora. (Gilles lo hace) Mañana nos tomamos París. Dunois: Pero Juana, los soldados están muy cansados, han dormido poco en estos días, hay algunos heridos, pienso que sería bueno descansar aquí un par de días para reponernos, vos que opinais? Juana: Yo no opino Dunois, yo lo dejo eso a Dios. Mañana nos tomamos París. Dunois: Ya es suficiente Juana, ¡Vais a terminar muerta! Juana: ¿Qué he hecho hasta ahora que me libre de tener que seguir adelante? ¿Qué? Yo esto lo empecé, y esto lo termino!


Gilles: Esto ya terminó señorita. Juana: Yo decido cuando se acaba, o no te has dado cuenta que soy yo la que manda en este juego, y si yo no quiero terminar ahora no termino hasta que yo quiera, hasta que Francia sea entera pa mi, no me empuji, no me empuji o te sacai todo eso que es mio, entendiste? D´Alencon: Juana! Juana: Yo no voy a parar ahora D´Alencon: Juana, Juana! Juana: ¿Qué? D´A: A veces parece como si todo esto fuese un antojo vuestro. Juana: Y qué si lo fuera. D´A: Ha muerto mucha gente. Juana: ¿Qué me queréis decir con eso? D´A: Que no puede seguir muriendo gente gratuitamente. Juana: Todos moriremos gratuitamente. D´A: Cuidanos Juana, quiero tener una familia, casi mas de lo que quiero tener un país. Juana: Comprended que es solo sin cuidado que he podido hacer todo lo que he hecho. D´A: Dios mio! Dunois: Me niego a intentar París con doscientos hombres, es ridículo. La Hire: Siempre ha sido ridículo D´A: Pero lo que hemos hecho hasta aquí es mas que lo que hicimos en cien años de guerra. Dunois: Lo que hemos logrado es fruto de cien años de trabajo. La Hire: ¿Qué hemos logrado? Gilles: Hemos logrado coronar rey a quién correspondía gobernar el reino de Francia, ya está. La Hire: Ye eso qué? Ahora que lo coronamos, ¿qué hace el rey por nosotros, nosotros que lo hicimos rey? Yo no he visto un miserable pedazo de carne, no he visto nacer un maldito hijo, no me he enamorado de ninguna mujer, por Dios! Es ridículo, fue ridículo y siempre será ridículo! Dunois: Yo pensé que con la doncella iban a cambiar… La Hire: Yo también pensé, pero no, nada cambio, quizás nunca nada cambie… esto, esto es lo que hay, olvidadlo de una buena vez. Paje: Su majestad, el señor Pierre de Arco desea veros su majestad. Delfín: No me veis, os parece que estoy para ver a… ¿quién? Paje: El señor Pierre de Arco su majestad… debe ser hermano de la doncella… ¿su majestad?... ¿su majestad le digo que no podéis verlo?... ¿le digo que no podéis verlo y que hable mejor con el señor Arzobispo?... se lo diré su majestad. Pierre: Soy Pierre de Arco, y estoy aquí por orden de mi padre. Arz: Seguís ordenes de vuestro padre hijo? Que edad tenéis? Pierre: Es una orden muy antigua. Agustín: (susurra) soñé que Juana, su hermana, era la prostituta del ejercito, si esto llegase a pasar quiero que la quemen. Que la quemen! Escuchaste Pierre?


Pierre: Sí padre. Agustín: Que la quemen! Escuchaste Pierre? Pierre: Sí padre Apagón. Juana: Pierre, Pierre hermano. Dios mío sois un hombre. Pierre: Soy un soldado Juana y estoy a vuestras ordenes. Juana: No Pierre, vos no sois un soldado, vos sois mi hermano. Cielos Pierre, estoy muy bien, lo que menos necesito son mas soldados, ¿quién os envió aquí? ¿Por qué estáis aquí? Vamos Pierre París es muy simple, tengo suficientes hombres, regresad a casa… ¿cómo esta papá?... Pierre: Bien, muy bien. Juana: ¿Por qué vinisteis Pierre? … Quiero que seáis el último de los soldados, y que os quedéis al otro lado del puente. Batalla. Juana: Pelead! Pelead! Pelead! Pierre: Enemigo! Juana: Sois mi hermano Pierre Pierre: Soy un inglés Juana Encerradla! Juana: No pude matarlo. No pude matarlo porque me miró. Me miró y fue como si se dividiera el enemigo en miles de soldados. Y yo no supe, como iba a saber yo si todos eran mis enemigos. Yo al ejercito inglés lo aborrezco, pero no se si puedo aborrecer a los seis mil soldados que lo componen. Si el enemigo no quisiera ser el enemigo, ¿podemos luchar contra él? Y si vosotros no fuerais ingleses ahora, ¿yo sería francesa? ¿Tanto dependo de vosotros? Yo dudé de que fuera mi enemigo, dudé de la palabra enemigo. Dudé de mi palabra, de mi patria, de las fronteras, de los reyes, no sé… No pude matar a un hombre hoy porque no supe si quería hacerlo, y eso no es tener dudas sobre el, eso es tener dudas sobre mí. Pierre: ¿Qué? , ¿Qué pasa?, ¿por qué la escuchan?, esta mujer está loca, esta mujer es una bruja, esta mujer es una hereje! A esta mujer hay que quemarla! Miguel: Oye Pierre, ¿Cómo se te ocurre decir eso? Eso es una acusación muy grave, cualquier persona tiene derecho a defenderse, a un juicio, cualquier cosa… Agustín: Querí hacerle un juicio, querí hacerle un juicio? Hagámosle un juicio! Pero tu vai a estar a cargo del juicio tu vai a ser el inquisidor. Martín: Hagamos un juicio po´, hagamos un juicio. Juana: Pierre, Pierre, no me gusta esta parte del juego, yo no quiero seguir, Pierre, escúchame! Agustín: Silencio señorita por favor. Juana: Pierre, Pierre! (Pierre la amenaza que la va a golpear) Martín, Martín, no quiero seguir por favor, mírame! (Agustín la sienta bruscamente en el suelo) Miguel, Miguel…no quiero seguir Miguel! Miguel: Dado que los rumores de sus acciones nocivas para la fe circulan, no solo através de Francia, sino através de toda la Cristiandad, la hemos hecho comparecer para que rinda cuentas frente a este tribunal y se someta al poder de la iglesia. Para que así nosotros,


jueces y maestros, la ayudemos a salvar su alma de la perdición. Es por esto que la acusada no necesita defensa… Juana: Miguel, por favor no quiero seguir jugando! Miguel: Pues comparecerá frente a un tribunal compuesto de personas animadas de las mejores intenciones para con ella, y todos, ardientemente deseosos de salvar su alma de la perdición. Juana: Agustín yo me conozco un juego que a ti te gustaría mucho más… podríai ser mucho mas importante… Agustín: Esta mujer ha sido tomada prisionera en mi diócesis, recién me ha sido entregada bajo fuerte sospecha de herejía por un muy cristiano señor ingles. Juana… Juana… ¿Juráis por los santos evangelios que diréis toda la verdad acerca de las preguntas que te serán formuladas? Juana: Pero no se qué vais a preguntarme… acaso me preguntareis lo que no os diré. Pierre: Debéis decir la verdad a vuestro juez. Juana: Si os la dijera, no la entenderíais. Martín: Os hacéis sospechosa al negaros a jurar que diréis la verdad. Juana: Dios no permite que se diga toda la verdad. Pierre: Juana, vuestras apariciones ¿son hombres o mujeres? ¿Cómo tienen sus cabellos? ¿sus cabellos son largos y caídos? ¿Tienen cabellos? ¿Tienen ojos? ¿nariz? ¿Tienen boca? Juana: (ha asentido que no) no. Pierre: Entonces ¿cómo hablan si no tienen cuerpo? Agustín: Si la iglesia os dijera que vuestras revelaciones son diabólicas, y que el diablo os quiere tentar para vuestra condenación, ¿no creeríais que la iglesia sabe más que vos? Juana: Creo que Dios sabe más que yo. Pierre: ¿No creéis que estáis sujeta a la iglesia de Dios en la tierra? Juana: Hay que servir primero a Dios Agustín: ¿Y tú y no la iglesia has de ser el juez Juana? Juana: Y por qué juicio sino es por el mío podría juzgar? Martín: Juana, ¿quién os aconsejó que vistierais ropa de soldado? Juana: Fue mientras estaba en la… (Agustín la amenaza con un palo)… Pasad a otra pregunta Agustín: ¿Queréis sacarte esa ropa de soldado y vestirte como corresponde a tu sexo? Juana: No, no quiero. Pierre: El pecado de desobediencia, no hay más vuelta que darle. Martín: Juana! ¿Quién os aconsejó que vistierais ropa de soldado? Juana: mis voces. Agustín: ¿No te prueba eso que tus voces, son las voces de malos espíritus? ¿Podrías darnos una razón de por qué un ángel de Dios habría de darte semejante deshonesto consejo? Juana: Pues es bien claro, nada más razonable. Fui soldado viviendo entre soldados, soy prisionera guardada por soldados, si yo vistiera de mujer no sería para ellos sino una mujer, y entonces, ¿qué sería de mi?... Es por esto que Santa Catalina me ha dicho que no vista de mujer hasta que ella me lo permita Martín: ¿Y cuando os lo permitirá?


Juana: Cuando me quitéis de las manos de los ingleses. No entiendo. No entiendo por qué estoy en una cárcel inglesa, este es un juicio eclesiástico, yo debería estar en una prisión eclesiástica, ¿o este es un juicio ingles?. Miguel: Juana no estáis aquí para hacer preguntas sino para contestarlas. Pierre: ¿Qué adorabais más, vuestro estandarte o vuestra espada? Juana: Mi estandarte. Martín: Pensaste que te traería suerte Juana: No Pierre: ¿Lo hicisteis para que la gente lo adorase? Juana: Yo llevaba mi estandarte para no tener que matar a nadie. Pierre: ¿Y nunca mataste a nadie? Juana: No. Agustín: ¿Nunca estuvisteis presente cuando se daba muerte a los ingleses? Juana: Si. Agustín: ¿Es cierto que vuestros soldados debían de confesar sus pecados ante vos, en lugar de hacerlo ante un sacerdote? Juana: Sí. Agustín: ¿Es cierto que la gente decía que vos habías sanado la mano de un hombre milagrosamente? Juana: Sí… Miguel: Y ¿qué conseguisteis con ello? Juana: … Que el Delfín me recibiera. Martín: ¿Cómo reconocisteis al Delfín? Juana: Vi una gran claridad iluminando al Delfín, y además mi voz me dijo quien era, y un ángel sostuvo una corona a unos centímetros de su cabeza. Entonces supe inmediatamente quien era el Delfín, y supe además que aquel farsante que estaba sentado en el trono no era más que un impostor! Miguel: Señor obispo, ¿es posible que un ángel traiga un corona? Agustín: Eso es imposible. Miguel: Puesto que está ampliamente probado que vuestras apariciones eran falsas, o bien visiones provenientes de espíritus malignos, os pedimos Juana que os retractéis de vuestras mentiras, si no lo hacéis seréis declarada hereje y condenada a la hoguera. Esta iglesia reunida en la tierra y conducida por el espíritu santo es infalible, ¿queréis someteros a ella? Juana: No os contestaré. Miguel: Os lo pregunto por última vez Juana, ¿queréis someteros al juicio de la iglesia de Dios en la tierra? Juana: Quiero obedecer a la iglesia, con tal que no me mande cosas imposibles. Si la iglesia me manda a hacer algo contrario al mandato de Dios yo no lo hare, sea lo que fuere. Agustín: La iglesia contraria a Dios Juana, ¡Por Dios qué estáis diciendo? Pierre: ¡Herejía patente! Miguel: ¿Juana sois virgen? Juana: Si Pierre: Juana basta de mentiras, vos no sois virgen! Vos no sois hija de Dios sino del demonio, eres una perdida!


Martín: Juana! ¿eri virgen o no? Juana: Si… Todos: No. Miguel: Ya que os negáis a reconocer la verdad… Pierre: Serás sometida a tortura! Martín: Pero como tortura, si este iba a ser un juicio justo! Nosotros estamos aquí para salvarla! Agustín: Martín! ¿querí salvarla?... Vamos a salvarla, pero ella tiene que firmar una retractación… Pierre: Pero si hay que quemarla! Martín: Y si la firma se salva? Agustín: Si firma se salva. Juana: YO firmo… yo firmo pero no se firmar. Agustín: Yo te ayudo Todos: J U A N A Agustín: Aquí dice Juana. Y la retractación dice lo siguiente: “Yo Juana, mísera pecadora me confieso de haber pecado en los puntos siguientes. He afirmado tener revelaciones de Dios, los ángeles y los santos. Confieso el pecado de herejía. Confieso el pecado de soberbia. Confieso el pecado de idolatría. Confieso el pecado de no acepar la verdad. Martín: Pero hija, no entendí que esta cuestión la estamos haciendo pa salvarte! Juana: Pero es que yo tenia que ser consecuente pos Martín! Miguel: ¡Consecuente?! ¿Queri ser consecuente?! Te dimos una ultima oportunidad y es así como nos pagas? Vanidosa… Agustín: ¿Qué podemos hacer ahora señor inquisidor? Miguel: ¡A la hoguera con ella! Pierre: ¡A quemar a la bruja! Miguel: Eso no es fuego. Eso tampoco es fuego. Eso no es fuego. Esto es fuego. Agustín: Cuando suenen todas las campanas de todas la iglesias de Francia significa que ella ya es santa. Alégrate Juana ya eres santa, eres santa Juana de arco… alégrate Juana… ya eres santa. Miguel: Pierre… Agustin: No se puede hablar del juego después del juego. No se puede hablar del juego después del juego, ya?


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