El trabajo de diseño integral de MULTICANCHA se organizará alrededor de dos búsquedas fundamentales. Por un lado, el diseño deberá hacerse cargo del cruce entre el lenguaje deportivo (real) y el lenguaje teatral (ficción), considerando que el soporte espacial medular del montaje será, precisamente, una multicancha real. De este modo el diseño apuntará, en todos sus aspectos, a trabajar en el límite entre lo real y la ficción, proponiendo elementos que sean capaces de hacer despegar el espectáculo hacia lo teatral y, a su vez, traerlo de regreso al simple espectáculo deportivo real. Por otro lado, el diseño buscará abordar la multiplicidad y posible cruce o yuxtaposición de los cuatro deportes contenidos en la multicancha. El espacio escénico. Dado el deseo de producir un espectáculo que sea portable, es decir, no sujeto solo a su representación en una sala de teatro, tomaremos como soporte escenográfico una multicancha real. Los múltiples espacios deportivos que tienen lugar en este tipo de canchas están delimitados por líneas de colores. Así, en una misma superficie cohabitan las demarcaciones para cuatro deportes diferentes. La línea de color rojo marca la cancha de básquetbol o baloncesto, la de color amarillo marca el campo de juego del voleibol, la línea de color blanco delimita la cancha de tenis y la de color verde, la de baby fútbol. Estos colores y las dimensiones de las canchas son estándar y reglamentarios. Nos interesa sintetizar el trabajo espacial en el uso de estas líneas y los colores que el reglamento deportivo mismo nos ofrece. Es así que el único elemento escenográfico con que trabajaremos será con líneas de gafer de los colores antes mencionados. Intervendremos la cancha real con líneas un poco más gruesas y de colores más fuertes. El uso teatral de este espacio dado consiste precisamente en la posibilidad de ir modificando, cuando la narración lo requiera, estas mismas líneas reglamentarias, lo que abre un mundo de posibilidades y de cruces respecto de cada uno de los deportes como planos narrativos. Del mismo modo, permite la transformación paulatina de un espacio que, en primera instancia, nos parece transparente en tanto que conocido y normal. Hablamos de un espacio deportivo reglamentario que se deforma hacia su propia y potencial dramaticidad. Colores y límites serán los elementos centrales que articularán, desde el espacio y la iluminación, esta modificación, cruce o juego entre lo deportivo y lo teatral. El Vestuario En el terreno del vestuario, pretendemos abordar más concretamente el tema del cuerpo y su particularidad cultural. Cada deporte nos plantea una ideología corporal, que se traduce también en ciertas connotaciones o lecturas presentes en el vestuario y la indumentaria, por ejemplo, la "protección" de trajes en el yudo, la elegancia del tenis, la simpleza del fútbol, la escolaridad del voleibol, etc. En el vestuario deportivo también se ponen en juego influencias de la cultura de masas, los medios de comunicación, la publicidad, etc. Digamos, en otras palabras, que el vestir deportivo está sujeto de manera importante a la moda, a las transacciones de marcas, auspicios, etc. Es importante recordar en este punto que, a diferencia del vestuario funcional de un obrero, el de un deportista está hecho para ser visto por un público, y en ese sentido se asemeja al vestuario teatral, cuyos signos están cuidadosamente estudiados para
conseguir tales o cuales connotaciones. El vestuario es, entonces, una especie de punto de encuentro, de vértice, en que el cuerpo se topa y se relaciona con el mundo de la existencia medial, masiva, económica y política. De este modo, nos interesa abordar las connotaciones ideológicas de cada deporte, sus “valores” específicos como rasgos elementales que constituyen una identidad, es decir rasgos de caracterización. Es por esto que trabajaremos con pequeñas deformaciones o exageraciones que realcen estos elementos y cómo, a través de la vestimenta, se inscriben en el cuerpo mismo, ayudando a darle una forma particular, propia de la disciplina. La Iluminación. La propuesta de iluminación propone una estructura simple que pretende, al igual que el espacio, sostener dos puntos fundamentales: 1. La coexistencia de un espectáculo conocido y real, como el deportivo, con un espectáculo de ficción, como el teatral. Es decir, se requiere de un dispositivo de iluminación que habite sin problemas tanto el plano de la realidad como el de la ficción. Para esto, proponemos el uso de cuatro atriles que sostengan paneles de iluminación ubicados en las cuatro esquinas de la cancha, a la altura reglamentaria, generando la iluminación conocida y simple de cuatro sombras, como cualquier estadio deportivo. La particularidad de esta estructura lumínica es que los paneles de luces podrán bajar y subir, es decir, los atriles serán retráctiles. De este modo, podremos abordar momentos de mayor teatralidad o dramaticidad a partir de la misma estructura dada. Las alturas de los focos podrán modificarse en el transcurso del espectáculo, dependiendo del punto de vista que quiera darse y la necesidad narrativa. Así, si la torre está en su mínima altura, tendremos el drama del movimiento de los pies, y si lo subimos, obtendremos un general típico de estadio sin ningún elemento de extrañeza. 2. La distinción y apoyo de los distintos espacios deportivos o planos de realidad. Se buscará mediante filtros de colores dar unidades de color atmosféricas especificas dependiendo del color reglamentario con que se delimita cada deporte en el piso de la cancha. Así, una atmósfera de distintos rojos inundará el espacio cuando la narración pase por el juego del básquetbol. Esta delimitación, asociada a la delimitación espacial, nos permitirá, en caso de que sea necesario también, un entrecruzamiento claro de planos de realidad.