“El viajero entra a la quebrada bruscamente. La voz del río y la hondura del abismo polvoriento, el juego de la nieve lejana y las rocas que brillan como espejos, despiertan en su memoria los primitivos recuerdos, los más antiguos sueños”. José María Arguedas – Los ríos profundos.
Alguna vez, el tiempo fue largo a diferencia de hoy, que es corto. Mesurado, catalogado y distribuido económicamente. El tiempo de hoy, el del hombre y de la revolución científica, se encuentra desentonado con el tiempo de los procesos naturales. Dónde el territorio y sus recursos funcionan como una base sobre la cual los humanos nos aferramos para no caernos -casi de manera parasitaria-, dejando marcas de ocupación dentro de esta estructura. Estos constituyen vestigios físicos de una manera de vivir, pensar, actuar y una lógica de explotar el soporte que nos mantiene en pie.
El agua es el primer recurso que, no solo permite urbanidad, sino la vida en el planeta. No es sorpresa que distintas instituciones alrededor del mundo inviertan millones de millones en averiguar si existe algún residuo de su presencia. En marte, en la luna, en la segunda estrella a la derecha, o en cualquier nuevo territorio con potencial de ser explotado. Todo tipo de urbanidad siempre se amolda en relación a los ejes de recursos que genera el agua: sanidad, alimento, energía, comercio y se podría continuar la lista con muchos etcéteras.
Nuestra manera de consumir los recursos hídricos se ver reflejada en las marcas que la historia ha plasmado en la tierra. Distintas voces sobre ¿Quiénes somos? ¿Quiénes fuimos? ¿Hacia donde vamos? o ¿Hacia dónde pretendimos llegar (y no lo hicimos)? ¿Cuáles son las formas que nos unen? Y ¿Cuáles nos separan? Estos espacios determinan nuestra historia personal, colectiva, y la constitución de algo que eventualmente se convierta en identidad. No es sorpresa que el nombre completo de la ciudad de Frankfurt sea Frankfurt am Main: Frankfurt sobre el río Meno.
Quizás una de las características que nos separa de otras especies animales es la constante búsqueda de sentido (o más probable, de preguntas), y de otorgar significados abstractos a los elementos y estructuras con los que nos relacionamos. Se designan monumentos a esos objetos icónicos que hablan sobre quienes somos y cuáles son los valores que nos representan como sociedad. Esta palabra viene del latín monumentum, que comparte la misma raíz con los verbos: monere, advertir o recordar; mens, mente o memoria.
Se entiende que los monumentos son aquellos que se generan de manera orgánica, producto de las relaciones de un colectivo con su territorio, y no necesariamente cuentan con un valor estético, visto de una manera tradicional.
Entonces, si hiciéramos el ejercicio de ser los arqueólogos dentro de un futuro distópico en el que ya no estemos (cada día siendo un destino más probable), ¿Cuáles serían los vestigios que permitirían entender la urbanidad y nuestras formas de ocupación del territorio? ¿Cuáles serían los monumentos que hablen sobre cómo nos relacionamos con el medio? Y, sobre todo, con la principal fuente de vida: el agua. Porque, si podemos afirmar que sin agua no hay vida en la tierra, entonces sería lógico pensar que nuestra relación con ella es el eje fundamental que permite explicar quiénes somos.
Es natural imaginar que lo que buscamos como especie no es que nuestra historia en el plantea termine con un colorín colorado. Por lo tanto, se plantea imprescindible entender, cuestionar y valorar la forma en la cual nos relacionamos con el principal recurso que permite nuestra vida y urbanidad. A manera de método, se plantea cruzar la memoria humana con el agua, con distintos temas que permitan explicar las ciudades a en su historia reciente. ¿Cuál es la relación del agua con los primeros esfuerzos de asentamiento y expansión de la ciudad industrial? Que es donde empieza nuestra lógica de explotación contemporánea ¿Cómo nos relacionamos con ella hoy en día? Con todas las innovaciones y contradicciones que implica el progreso y la modernidad, y ¿Cuáles son los retos a los que nos vamos a enfrentar a futuro? En el inevitable cambio climático (Sí, inevitable).
La curadoría recopila una serie de cartografías, fotografías, collages, y piezas de artes plásticas. Entendidos como medios de representación y, por lo tanto, de cuestionamiento, de una realidad vigente y contemporánea. El método busca contrastar material en distintos momentos del proceso creativo: desde el campo del concepto y las ideas, al plan y al proyecto físico. De esta manera se busca entender cómo se plasman las imágenes de la memoria colectiva respecto al agua en el espacio construido.
Se propone una serie de operaciones formales, propias de la consolidación de las ciudades en el tiempo. Si bien estás se leen dentro de un hilo histórico, en la vida no hay acto que se dé lineal y consecutivamente. Jugando a Rayuela, se plantean dos argumentos de lectura referenciados en los números que se le asigna a los conceptos: el cronológico que se refleja en el glosario, y el propuesto que se ve en el texto y en el contraste entre las imágenes.
Las imágenes seleccionadas buscan contrastar las relaciones entre el agua, el territorio y los fenómenos naturales que permiten su fluides. Al vivir en un planeta donde el 70% es agua, debemos decir que estamos en minoría. El ciclo del agua tiene una lógica de extensión en el territorio que se encuentra estrechamente relacionada los demás ciclos naturales: climáticos, animales, vegetales, y etcétera. Los cambios de temperaturas permiten su evaporación, condensación y precipitación, generan nevados, ríos, lagos y demás formas naturales en las que opera. Ondea por los accidentes geográficos que le permite la geografía, así como erosiona el territorio a su paso, en un ir y venir.
“[…] Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construida a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo.” Gabriel García Márquez – Cien años de soledad
Se podría decir que el primer acto de fundación es la reinterpretación de ese flujo para generar urbanización. Esta revolución en relación a la forma de vida del ser humano ocurrió hace diez mil años, cuando se vuelve un animal sedentario. Esto se dio por medio de la manipulación de unas pocas especies de cultivo, lo que permitió remplazar el movimiento estacionario de los cazadores y recolectores por la agricultura. Esta acción implica un acto de encausamiento y dominio del agua y constituye el primer proceso de transformación física del territorio.
Su desarrollo permitió el sedentarismo, y, por lo tanto, los primeros centros urbanos. Esta primera acción direccionada de control del agua, implica la fundación de los primeros centros urbanos. A su vez, permitió otorgar valor económico y un significado abstracto a productos y a la tierra: se les da un valor y ya no es necesario señalarlas con el dedo. En este se reinterpretan la forma física del territorio dentro de una lógica constructiva y económica, que permite la eficiencia y la supervivencia.
Para resumir, pues, los aspectos que acabamos de indicar, tres clases de estragos desfiguran hoy la arquitectura gótica: arrugas y verrugas en la epidermis constituyen la obra del tiempo; brutalidades, contusiones y fracturas son los efectos de las revoluciones, desde Lutero hasta Mirabeau; pero las mutilaciones, amputaciones, dislocaciones del armazón, restauraciones, todo esto lo ha causado el trabajo griego, romano, y bárbaro de los profesores, según Vitrubio y Vignole.
Victor Hugo – Nuestra Señora de París.Esta manera de reinterpretar el soporte constituye una reforma del medio físico. ¿Cómo se reforma la huella del agua en el territorio? ¿Cómo el ser humano transforma un espacio natural y leda significado propio? Se entiende la operación de reformar, como hacer cambios sobre la estructura de una objeto o espacio, previamente establecido, con la finalidad de mejorarlo. Estas operaciones en el medio en el cual se mueve el agua, implican un cambio en el significado que se le otorga dentro de la memoria colectiva. Los ejes del agua muchas veces adquieren significados abstractos, como espacio público y de recreación, como límites políticos, como sistemas productivos, etc.
El río Bravo entre México y Estados Unidos o el río Putumayo entre Perú y Colombia, son unos de los tantos ejemplos sombre como se transforma el significado de un medio físico, por medio de limites imaginarios. Estas reformas se especializan debido a la inserción de infraestructura
que soporta el uso que se le ha designado. Los ríos urbanos dejan su rol de elementos de circulación y se transforman en autopistas urbanas. Infraestructura que permiten un flujo de recursos más relacionado con el S. XX ¿Cuáles serán las transformaciones que nos acerquen al S. XIX?
“El puente del Pachachaca fue construido por los españoles. Tiene dos ojos altos, sostenidos por bases de cal y canto, tan poderosos como el río. Los contrafuertes que canalizan las aguas están prendidos en las rocas, y obligan el río a marchar bullendo, doblándose en corrientes forzadas”. José María Arguedas – Los ríos profundos.
Estas transformaciones se dan de manera lineal (o circundante) a las formas de agua que sostienen la humanidad. Como sociedad, seguimos el eje de agua que alimente nuestra ciudad y nos extendemos con ella (a fin de cuentas, nosotros también somos 65% agua). Esta se prolonga por los puntos más bajos de las quebradas las ciudades extienden su infraestructura, planes, ideas y proyectos de ciudad, por los mismos ejes. Se general líneas de transporte y movimiento humano, en paralelo a los de la estructura natural que los soportan. Los ríos son aquellos cordones políticos y geográficos en los cuales se han extendido diversos imperios a lo largo de la historia: se puede hablar de un vínculo en común entre Viena, Bratislava, Budapest por medio del hilo rojo del Danubio.
Los ejes fluviales históricamente han funcionado como infraestructura de transporte, sea para transportar carga, humana o inhumana. En los ríos navegables, por medio de embarcaciones; o como espacios de concentración de infraestructura de trenes, vehículos, metros y muchos etcéteras. El agua en el río se encuentra en constante movimiento, así permite la conexión entre distintos asentamientos humanos. Sin embargo, la concentración de infraestructuras de movilidad trae problemas de desnaturalización de las riveras de los ríos, fortalecimiento de bordes urbanos y falta de servicios ecosistémicos. ¿Se puede transformar el medio tomando en cuenta su preservación ecológica?
En el amplio panorama, la ciudad parece un gigantesco ser vivo. O el conjunto de una multitud de corpúsculos entrelazados. Innumerables vasos sanguíneos se extienden hasta el último rincón de ese cuerpo imposible de definir, transportan la sangre, renuevan sin descanso las células. Envían información nueva y retiran información vieja. Envían consumo nuevo y retiran consumo viejo. Envían contradicciones nuevas y retiran contradicciones viejas. Al ritmo de las pulsaciones del corazón parpadea todo el cuerpo, se inflama de fiebre, bulle […].
Haruki Murakami – After DarkSi bien se entiende la relación entre los ejes del agua con la alimentación y en relación a los sistemas de movilidad, la cercanía de las urbes a las fuentes de agua también cumple la función de proporcionar recursos económicos y productivos a la ciudad. Equipar implica proveerá la urbe de lo necesario para poder funcionar. Las fuentes de agua son espacios de extracción de recursos para encender el motor de las ciudades. Esto tiene sentido al relacionar el agua con el saneamiento y la salubridad, pero ¿Qué sucede cuando lo necesario se ubica fuera de sus límites geográficos o políticos? ¿Podemos hablar de una deslocalización del equipamiento?
La producción de energía eléctrica para alimentar las ciudades se encuentra estrechamente relacionada con la domesticación del agua. Casos como extracción de petróleo para la movilidad, o la construcción de grandes represas para generar energía eléctrica. ¿Cómo estas transformaciones repercuten en su medio inmediato y en el ecosistema? Proyectos e gran escala, tales como represas y campamentos de extracción petrolera, constituyen operaciones de control territorial. Estos traen consecuencias en las formas de urbanidad alrededor de sus puntos de extracción, como en relación a los centros urbanos a los que proveen de energía. Estas dinámicas hacen visibles las formas culturales, científicas, industrial y socio políticas detrás de los procesos de urbanización y extracción de recursos.
“Si te describo Olivia, ciudad rica en productos y beneficios, para glosar su prosperidad no puedo sino hablar de palacios de filigrana y cojines con flecos en los antepechos de los ajimeces; más allá de la reja de un patio, una girándula de surtidores riega un prado donde un pavo real blanco hace la rueda. Pero a través de estas palabras tú comprendes en seguida que Olivia está envuelta en una nube de hollín y de pringue que se pega a las paredes de las casas; que en el gentío de las calles los remolques, en sus maniobras, aplastan a los peatones contra los muros”. Ítalo Calvino – Las ciudades invisibles
Otra forma de equipar a la ciudad en relación al uso del agua es en relación a la industria. La utilización de los ejes fluviales para un uso industrial, responden a la periferia de las ciudades. Por su calidad de borde, constituyen límites de crecimiento y barreras urbanas. De esta manera, se descentralizan estos usos en la espalda productiva de la ciudad, una imagen incómoda de preferencia no visible desde el centro. Estos espacios suelen llamar la atención por la desigualdad económica, racial y degrado medioambiental que las circundan. En ocasiones, estos espacios se ven alcanzados por la trama de vivienda ¿Cómo se transforman las antiguas zonas industriales con la llegada de otro tipo de actividades?
Queda claro que el uso de la industria con respecto a espacios hídricos, deja una huella negativa en el territorio. Para cambiar críticamente un lugar, se deben entender los vestigios de la industria, esos monumentos de una forma de vida. Al identificarlos y catalogarlos, se les otorga un valor estético. Al final, responden a la mecanización del medio físico para la explotación y al flujo de recursos. Cuentan la historia de la confrontación de dos mundos: el servidor y el servido.
En la época que nos ocupa reinaba en las ciudades un hedor apenas concebible para el hombre moderno. Las calles apestaban a estiércol, los patios interiores apestaban a orina, los huecos de las escaleras apestaban a madera podrida y excrementos de rata; las cocinas, a col podrida y grasa de carnero; los aposentos sin ventilación apestaban a polvo enmohecido; los dormitoiros, a sábanas grasientas, a edredones húmedos y al penetrante olor dulzón de los orinales. El perfume – Patrik Süskind
Esta confrontación ha dejado un sistema que perpetua el deterioro medio ambiental. “La decadencia, el deterioro y el agotamiento son componentes necesarios para la vida y el crecimiento; tenemos que aprender a valorarlos y gestionarlos” (Lynch, 2005, pág. 9). Todas las transformaciones que se realizan alrededor del soporte, generan un impacto, muchas veces negativo, relacionado con el desecho y la contaminación. ¿Qué sucede cuando el agua es entendida como un desecho? ¿Qué valor tiene? ¿Cómo se transforma el paisaje con respecto a esta? Todos los seres vivos somos creadores de desechos y es imperativo aprender a gestionarlos.
La industrialización a través del agua y el continuo despojo de desechos en zonas marginales y en espacios naturales es producto de las lógicas de urbanización contemporánea y tienen un grave impacto en el metabolismo de las ciudades. ¿Cuáles son las lógicas de entrada y de salida de insumos? “Poco a poco, los ayuntamientos se han hecho cargo del aprovisionamiento de agua limpia, de la limpieza de las calles, de la recogida de basuras, del alcantarillado y de la gestión de los residuos. De forma progresiva, los desechos se han ido trasladando más lejos de su lugar de origen […]” (Lynch, 2005, pág. 56).
En el acto de reconstrucción, del degrado ambiental que general la urbanización, se puede encontrar una oportunidad para generar nuevas formas de habitar que unifiquen la industrialización y el uso responsable de recursos. Proyectos como el del Río Besos, la Laguna Azul en Finlandia o el Geopak en
Noruega, ejemplifican opciones para la convivencia entre dos sistemas que parecen no tener nada en común. El objetivo es ver el degrado como una oportunidad para para generar espacio público y un refugio de biodiversidad que fomente la consolidación de fauna y flora.
¿Cuáles son las nuevas actividades necesarias para asegurar el crecimiento o su sustento en el tiempo? Arraigar implica sentar bases en una segunda etapa de fundación: una vez la urbe ya existe y funciona, es un segundo paso para aferrarse y asentarse. Desde el agua, y por lo tanto el verde, el ocio es una actividad fundamental que permite la sanidad y la salud mental en las ciudades. El interés sociológico por áreas verdes públicas se encuentra ligado principalmente a aspectos sociales del siglo XIX: una rápida urbanización, acompañada de un fuerte incremento demográfico relacionados con la nueva forma de vida económica. Esto llevó a una concentración poblacional en el área metropolitana y a la necesidad de nuevas soluciones de salubridad en la ciudad. Además, dada la especialización e industrialización de la producción, la clase obrera contaba con mayor tiempo libre para el ocio. Los parques respondían a una visión ideal de la vida en el campo introducida en la ciudad (Tacchi, 1987).
Dese la apertura de los primeros jardines ingleses, se ha cuestionado mucho la forma en la cual las ciudades conversan con el agua y con el verde. Esta relación es un constructo cultural, entendiéndose la visión ecológica del urbanismo como un modelo para comprender las complejas relaciones entre paisaje, naturaleza y cultura. Estos cuestionamientos alcanzan una respuesta espacial desde el ámbito del diseño urbano, donde el compromiso hacia el conocimiento empírico, el método científico y autonomía disciplinaria del planeamiento, se epacializan en el diseño físico de la ciudad. (Waldheim, 2016). “La cultura arquitectónica tiene en esos escenarios la oportunidad de liderar las dinámicas de progreso y de transformación urbana. La mejora de los espacios públicos redunda en la ciudad como territorio de integración” (Parcerisa & Rubert, 2000, pág. 95). De esta manera, las áreas verdes dejan de ser zonas aisladas para formar parte de una red de parques unidos por un continium distribuido en el espacio urbano. La utilización –o aparición–, del espacio in-between, las convierte en parte de la relación interior-exterior dentro de la ciudad: una secuencia
de jardines, parques y playgounds, cada uno con su propia historia (Secchi, 2005).
Hoy en día es importante preguntarnos cuáles son las actividades relacionadas al verde y al agua en las ciudades, que permitirían arraigar sistemas ecológicos en las ciudades. Estas representan la forma más concreta de interacción entre la sociedad, el entorno natural y la sostenibilidad. Por lo tanto, es importante entender el verde, no solo como espacio para la higiene y de ocio, sino como infraestructura ecológica que permita la biodiversidad al interior de los centros urbanos, para proveer un amplio rango de servicios ecosistémicos y bienestar a los habitantes de un territorio. Es imperativo romper el modelo de ciudad dualista entre centro y periferia, que responde a una lógica de servidor y servido (Vitillo, Cozzi, & Solero, 2022), que tanto ha contribuido al degrado de las fuentes de agua y las ciudades. De esta operación se abre el camino para nuevos monumentos que hablen de una lógica de urbanización ecológica, donde el agua y el verde vayan en una red articulada desde la escala del territorio, a la urbana, la del barrio y la de la proximidad (Fior, Galuzzi, Pasqui, & Vitillo, 2022).
La comprensión del agua como medio fundamental para la vida y la urbanidad deja preguntas sobre cómo habitamos y cuál es la relación que generamos con esta. Las respuestas a estas son y serán la clave para explorar nuevas formas de urbanidad sostenibles que permitan la continuidad de la historia urbana en el planeta. ¿Cómo son los monumentos que dejamos en el medio? ¿Qué dicen de nosotros? Pero, sobre todo es importante preguntarse ¿Estos monumentos permitirán sostenernos en el medio? El cuestionamiento de estos conceptos es la base para no pasar de monumento a ruina, todavía hay tiempo.
Glosario
Hacia la ciudad industrial
Desde el siglo XVII al XIX: Una cronología de proyectos urbanísticos clave
01. Fundar
02. Extender
03. Reformar
Hacia la ciudad contemporánea Siglos XX y XXI: Estrategias para mejorar la ciudad heredada
04. Descentralizar
05. Reconstruir
06. Equipar
Hacia el siglo XXII. Retos de la planificación y urbanización de las ciudades
07. Arraigar
08. Conectar
Estructura propuesta por María Rubert de Ventos y Eulalia Gomez Escoda, para el curso “Arquitectura, ciudad y Proyecto” en el Master de estudios avanzados de Arquitectura (MBArch), especialización en urbanismo en el 2022-1.
Diferentes lenguajes, medios, representaciones, formas de cartografiar la ciudad y
medio. El primero, la ciudad de Nueva York, el segundo el Río Misisipi. Ambos hablan de movimiento: de agua, luces o vehículos. Representan los diversos cambios, dados por el hombre y por la naturaleza, en el tiempo dentro de la ciudad y el territorio.
Richard Long - Untitled from the portfolio River Avon Mud Drawings - 1989
Richard Long - Two Rivers Waterline - 2010
William H. Bell, Timothy O’Sullivan - Seasons of 1871, 1872 and 1873
Las primeras fuerzas que moldean un territorio son propias de la naturaleza. En las obras de Long, se observa la fuerza del agua para crear y moldear paisajes. Por medio del acto de dejar el agua correr dentro de unos restos de barro sobre una superficie logra representar las diversas formas creadas en la naturaleza por las fuerzas que operan en ella.
La fotografía de Bell responde a la tesis de Long. En esta se ve como el agua se abre paso entre la topografía del Gran Cañón, y ondea por la merma que dejan os accidentes geográficos. Así mismo, al extenderse erosiona la tierra a su alrededor, en un ir y venir.
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1.
La agricultura deja distintas huellas de ocupación en el territorio. Algunas más ligadas a la geografía y a la naturaleza, otras formas más antropizadas, en relación a la tecnología y a los mecanismos de extracción.
La principal preocupación en la agricultura es el movimiento y el traslado del agua. La forma en la que se extrae determina la huella en el espacio. En este caso se extrae el agua desde el subsuelo al centro del círculo, para luego ser distribuida por el sistema circular de pivot.
¿Cómo la huella del agua transforma, reforma el territorio? ¿Cómo el ser humano transforma un espacio natural y le da significado? Define su manera de interpretarlo, apropiarlo, y, por lo tanto, habitarlo.
Christo y Jeanne-Claude exploraban envolviendo distintos objetos, de tal manera que se pueda intuir el contenido de los que habían envuelto. Al realizar esta operación, estos cobran un valor físico y pierden el valor subjetivo que les da significado. ¿Se puede transformar un espacio para perder su significado? ¿Cuál es su valor como objeto físico? ¿Qué valor le damos?
Las capas de transformaciones sobre un territorio, sugieren múltiples significados sociales, medioambientales, culturales, etc. Estos dan sentido a cómo nos movemos e interpretamos el mundo. El río, como elemento lineal, se puede interpretar como borde o barrera: un trazo que separa dos territorios.
En esta serie fotográfica se transforma el territorio para darle un valor político: la intervención traza un corte en el territorio y en la sociedad. El Río Bravo conforma un límite físico y social entre dos sociedades. El espacio natural se transforma y se convierte en un espacio de observación y vigilancia.
Por medio de la subdivisión y ordenación de las parcelas, el río se reforma y se convierte en un recurso de extracción. De la misma manera, la parcelación responde a la forma natural del río y a su estructura.
Se reforma el espacio natural para servir a la ciudad. En este caso se generan una serie de diques que impidan las inundaciones. Esta operación destruye el hábitat de las ostras marinas. Por lo tanto, se plantean unas dunas de arena que se adhieren a las estructuras viarias propuestas. De esta manera se van acumulando capas de intervención.
1. Fotografía de la fuerza del Perú - Valle del Río Rímac y Carretera Central - 1941, 1943
La geografía moldea el paso del agua y marca una línea y una dirección en el territorio. La infraestructura humana se acomoda a esta, se extiende y reforma el territorio a su paso: los cultivos se ubican en perpendicular a este trazado, y los desplazamientos en paralelo.
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La extensión urbana se da con respecto a la extensión del agua en el paisaje. La primera expansión de Lima se da con relación al eje del Rio. El puerto su ubica a la derecha del delta por temas de calidad de las aguas para el desembarque, pero también guarda relación con la cota baja de la topografía, que permite el movimiento del agua y de las personas, y el acceso al agua potable.
Por otro lado, el agua tiene para Long un elemento de fuerza que traza líneas en el territorio, antes que cualquier otro ser viviente pueda construir caminos. La extensión, y por lo tanto el recorrido, de un río en el paisaje, habla de un proceso geológico de transformación de la tierra, la piedra, la forma del paisaje.
Las estructuras naturales lineales como los ríos sirven como terreno plano y cota baja, y en muchos casos se urbanizan, hasta perder la noción del ambiente natural que antes ocupaban. La fluides del agua su recorrido se remplaza por el flujo del automóvil.
Equipar es proveer a la ciudad de lo necesario, pero ¿Qué pasa cuando lo necesario supera los límites geográficos y políticos? ¿Se puede hablar de una deslocalización del equipamiento? Extracción de recursos de la naturaleza para equipar las ciudades.
Interesados en lo que llaman “brute force infraestructures”, grandes proyectos infraestructurales como diques y verjas. Estos cumplen la función de ejercitar control sobre el ambiente natural, para la producción de energía que se traslada a las ciudades.
1. Marcela Magno - Land - 2012, al presente.
“[El proyecto fotográfico] tiene como objetivo hacer visible la cartografía de zonas de extracción de recursos minerales y naturales y sus desechos, revelando la evolución histórica del paisaje, la construcción política del territorio y nuestra identidad geopolítica” Marcela Magno.
En ambas imágenes, se entiende el territorio como un medio productivo al que se le da un valor económico. El ordenamiento, la extracción de recursos, la producción, son maneras de economizar el suelo.
“Me interesa el resultado distópico en el que se convierten (travisten) las utopías de la modernidad. Estos mapas parecen enfrentarnos a esta alteridad: la deformidad social y económica, el desastre ambiental, las definiciones territoriales equívocas y el futuro incierto de nuestro planeta”.
1985
Marcela Magno - Argentina, Salar del Hombre Muerto2020, 2021
El agua se convierte en espacio periférico donde temrina la ciudad. Monuments of Paissac River, es una serie fotográfica que hace Robert Smithson, en la cual se observan los objetos industriales al rededor del degradado Río Paissac desde una mirada estética, dándole valor a lo que “no lo tiene”
Las periferias de la ciudad albergan monumentos industriales decadentes, que hablan del flujo del agua como espacio para concentran infraestructura en la periferia y su deterioro ambiental.
La fotografía busca llamar la atención sobre las implicaciones económicas y ambientales de la industrialización. La fotografía es reciente, sin embargo, aparenta ser antigua. ¿Llegará un futuro en el cuál podamos ver nuestras lógicas de explotación del territorio como algo del pasado?
La obra combina objetos del día a día con materiales industriales. Muestra una visión apocalíptica del futuro dominada por la contaminación, producto de la experiencia del artista en la Segunda Guerra Mundial. La obra muestra flores cultivadas en una situación de degrado: habla de la contaminación de la tierra y el agua.
La imagen se contrapone, con la idea de entender la naturaleza y el agua desde una mirada pastoril y de recreación asociada a la burguesía y al ocio. Tiene relación con conceptos como la conservación de un espacio natural, sobre su productividad. ¿Qué tan cerca está el ideal de la realidad? ¿Es viable?
La imágen habla de la explosión y derrame de petróleo en el Golfo de México en el año 2010. Donde se vertieron millones de galones en el océano. El ecosistema se vuelve un espacio de desecho, afectando sus dinámicas naturales.
1. Pierre Puvis de Chavannes - The River - 1864
Una mirada romantizada de lo que implica el verde y la naturaleza dentro de la sociedad: se entiende como un espacio de ocio, de recreación y de ligereza.
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1. Rania Ghosn, El Hadi Jazairy - After Oil (Bubian: There Once Was an Island) - 2016
La imagen muestra infraestructura contra inundaciones para la isla de Dubian, mediante una serie de dibujos especulativos. Estos cuestionan la industria de extracción de petróleo (fuente de energía para el crecimiento y desarrollo de las ciudades en el oriente medio. ¿Cuáles son las nuevas lógicas de ordenamiento de la naturaleza para la vida urbana?
El primero muestra una foto del plano topográfico de la ciudad de Nueva York, a la que se le sobrepone la trama ortogonal y la huella del Central Park. En el segundo Christo y Jeanne-Claude proponen una secuencia repetitiva de objetos ortogonales que asemejan a una puerta, que siguen los caminos con una trama orgánica. En ambos casos hay una intención de ordenar un espacio natural -o aparentemente natural-, bajo unos elementos con una patrón rígido y repetitivo.
¿Se quiere llevar la naturaleza a la ciudad o la ciudad a la naturaleza?
La explotación del medio para la vida urbana se genera mediante un ordenamiento del territorio, subdivisión y ubicación de infraestructura. Es imperativo replantear las formas de ocupación para nuevas dinámicas urbanas.
¿Cómo se transforma la infraestructura extractiva dentro del tejido de las ciudades? El diseño de Geopark, ubicado Stavanger “la capital petrolera” de Noruega, reutiliza instrumentos utilizados para la extracción de petroleo y crea con ellos espacios de juego.
1. SeoAhn Total Landscape - Cheonggyecheon River Project - 2005
Sobre la huella del agua se plantea una autopista elevada en el medio de la ciudad. El flujo del agua se remplaza por el flujo del automóvil, generando una división entre los barrios de la ciudad.
2. SeoAhn Total Landscape - Cheonggyecheon River Project - 2005
¿Cómo la huella del agua reforma el territorio? ¿Cómo el ser humano transforma un espacio y le da significado? Tras la demolición de la autopista elevada, se recupera el significado original del espacio, y se retoma el río como espacio público y de ocio.
1. Area Metropolitana de Barcelona - Recuperación del Río Besòs - 1999
El río Besós “de cloaca a corredor ecológico” Se convierte el corredor del agua en un refugio de biodiversidad, que es utilizado como espacio público.
La laguna azul es un ejemplo que se aleja de una mirada de explotación productiva para enfatizar el reúso. Las aguas termales producto de la actividad industrial, conforman un paisaje antropisado que conversa con el medio.
1. OMA - Concurso Scalo Farni - 2019
Se propone un colchón ecológico a unas vías del tren en desuso en Milán. Esta intervención busca funcionar como una red que amarre la infraestructura de movilidad y la ecológica. La infraestructura sirve para purificar el aire y el agua del subsuelo: el proyecto es un activo en la regeneración ambiental en la ciudad.
Bibliografía
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Waldheim, C. (2016). Landscape as Urbanism. Ciudad de Mexico : Princeton University Press.