4 minute read
Markus Hartel
FOTOGRAFÍA DE CALLE
La metrópoli estadounidense más importante donde Joel Meyerowitz colocó su cámara de gran formato en el Ground Zero, en aquel vacío dejado por las Torres Gemelas del World Trade Center. Nueva York resulta familiar aún para quienes nunca han puesto un pie en Times Square o el Central Park. Y esa misma ciudad, o más precisamente su gente, fascinó a un diseñador alemán con marcados acentos tipográficos: Markus Hartel. La metrópoli estadounidense más importante donde Joel Meyerowitz colocó su cámara de gran formato en el Ground Zero, en aquel vacío dejado por las Torres Gemelas del World Trade Center. Nueva York resulta familiar aún para quienes nunca se han puesto un pie en Times Square o el Central Park. Y esa misma ciudad, o más precisamente su gente, fascinó a un diseñador alemán con marcados acentos tipográficos: Markus Hartel.
Advertisement
Nació en Alemania, en el poblado minero de Duisburg. Era 1970, justo cuando algunos de los fotógrafos más importantes del mundo, los ya mencionados Winogrand o Friedlander y otros como William Klein– merodeaban, cámara telemétrica en mano, los callejos, barriadas y grandes avenidas neoyorkinas.
El pequeño Markus dibujaba barcos: quería ser “arquitecto naval.” Su padre esperaba que el vástago encontrase algún día un trabajo decente en una oficina, quizá como dibujante técnico.
Hartel recibió a los 7 años una cámara fotográfica de manos de su abuela: era su inicio como fotógrafo “oficial” en la familia.
Para cuando llegó a la edad universitaria decidió aprender diseño y debía realizar prácticas en algún campo relacionado.
Hartel como vivía en un poblado pequeño, lo que encontró fue una imprenta. Y dijo “Me enamoré instantáneamente: el olor de la tinta, las máquinas, el diseño…
Terminó volviéndose aprendiz de tipógrafo, donde consolidó su formación visual.
“A lo largo de los años mis fotos se han vuelto mucho más complejas. Y es que, como fotógrafo, necesitas agregar nuevos elementos, buscar composiciones más creativas”
-Markus Hartel
Cuando regresó de la “mili” decidió independizarse. Montó un pequeño estudio de diseño y trabajó como freelancer para otras agencias medianas. “Comencé a ganar dinero y decidí invertir en tecnología.” Su pequeña operación escaló rápidamente y pronto empleó a quince personas adicionales. Desgraciadamente su éxito se truncó cuando los medios digitales de diseño e impresión comenzaron a dominar. Simplemente no podía sostener una operación con tanta gente y, en cierta forma, mi éxito fue mi propia maldición.
Cuando cerró su oficina se dirigió al aeropuerto. Un empleo como diseñador le esperaba en Chicago. Fue un paréntesis breve: Sus conocimientos tecnológicos le ayudaron a escalar rápidamente y muy pronto le ofrecieron un trabajo en una empresa familiar en Nueva York. Markus compró una réflex digital Canon y comenzó a explorar la ciudad con su cámara. Las escapadas fotográficas durante la hora del almuerzo se fueron extendiendo hasta convertirse en caminatas matutinas y, luego, cacerías nocturnas. “Para mí era una una expresión creativa donde buscaba imágenes que me fueran relevantes. Era un lenguaje que amé desde niño. Por o t r a parte, en la fotografía había encontrado un espejo donde también se imbricaban su fascinación por las máquinas y la tecnología, el arte y el diseño. Por aquella época comenzaban los blogs y se montó una página web donde publicó sus fotos. “Fue uno de los primeros blogs fotográficos y pronto la gente comenzó a comentar mi trabajo.”
Pero la afición se elevó rápidamente a un nivel superior. “Comencé a recibir solicitudes de entrevistas, publicaciones en China, Rusia o Italia solicitaban mi trabajo para publicarlo.” Incluso la legendaria fabricante de cámaras Leica le pidió que armara talleres de fotografía callejera en Nueva York. Cuando Markus fue publicado en el libro “Street Photography Now”, su fotografía se puso en el escaparate con los creadores contemporáneos de fotografía urbana más relevantes en el nuevo milenio.
Como era de esperarse, Hartel pronto decidió que podía plantearse seriamente el vivir de la fotografía. Ahora, con su despacho independiente aprovecha sus conocimientos técnicos en el desarrollo de apps para dispositivos móviles, al tiempo que ofrece talleres personales de fotografía callejera. Markus piensa que, ante el panorama de la ínter-conectividad permanente en las redes sociales, es necesario aportar nuevos elementos a la fotografía de calle.
Hoy cualquier persona puede hacer una fotografía técnicamente competente, sin embargo es solamente eso. Antes si uno se encontraba a cinco personas en la calle con un mismo abrigo les hacía una foto y ya era un mérito.
Pero eso ya está visto, y como cualquiera puede hacer una imagen correctamente expuesta, es necesario ir más allá. Hoy hace falta aportar nuevas ideas y elementos a la fotografía de calle. Contar una historia es fundamental. Para quienes realizan fotografía urbana ofrece tres ideas:
“Primero, dedícale tiempo a la calle. Observa a la gente, lo que hace, por qué lo hace. Busca cosas fuera de lo ordinario y explora. Hoy mantengo la curiosidad de un niño y eso lo aplico a la calle.
Segundo, en fotografía el proceso de edición es crucial. La selección de las propias fotos es lo más difícil porque todos tenemos que cortar las conexiones emocionales. Suelo usar una técnica de Garry Winogrand: dejar en paz las fotos durante meses antes de verlas. Eso me ayuda a olvidar y romper esas conexiones emocionales y anecdóticas para centrarme en lo que está resuelto visualmente en las fotos. Después de unos meses regreso a mis fotos y comienzo a ver patrones que emergen. Como todos, suelo tener temas que repito obsesiva mente. En el proceso de edición, cuando pasan meses e incluso años estos temas cobran sentido.