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Recuerdos en bahareque

Este apartado le da lugar al recuerdo y a las vivencias que emergen cuando se conversa sobre el bahareque. No se reduce la materialidad a sus características técnicas, sino que esta adquiere vida en las remembranzas y significados de las personas. A decir de Laura Benadiba

Una de las características más valiosas de las fuentes orales, y que debemos tener siempre presente cuando trabajamos con ellas, es que si bien éstas tienen validez informativa y nos permiten conseguir testimonios reveladores sobre aconteci- mientos pasados, introducen la subjetividad del que recuerda, la cual se hace evidente en la forma de narrar el pasado. Es decir que aquello que los protagonistas creen que pasó es, en sí mismo, un hecho histórico, tanto como lo que realmente sucedió. (Benadiba, 2015, p.92)

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Las fuentes orales fueron fundamentales para recopilar los recuerdos que se presentan a continuación. (Después de los gráficos, se cuenta un poco más sobre este proceso)

“Yo no entendía bien la técnica, yo lo que hacía era jugar con los niños”

Cantaleta

“Estábamos arreglando la fachada de la casa y llega y me dice un vecino ‘hermano tumbe esas paredes’ y yo le dije ‘no hombre en estas paredes de bahareque hay cincuenta años de cantaleta de la mamá’ (risas)”

Apariciones

“El

Jugando con bahareque

“…entonces la comunidad se unían, los que íbamos a conseguir buñiga, los de la tierra, entonces había un espacio grande donde tiraban como todo, donde depositábamos la buñiga, la tierra y con los niños como para que fuera un poco más divertido empezamos a cantar rondas para que ellos pisaran y ayudaran en el trabajo, para poder organizar ya el adulto y poder empañetar, entonces era toda una colectividad en unión a una casa que tenían que organizar en bahareque eso era lo que había porque la tierra era mucha, no había como más, uno la pobreza y dos, lo que tenían en el medio era eso, entonces eso venía de generación en generación” L.D.

“El bahareque era bueno porque cuando éramos niños cogía un destornillador y le hacía un roto a la pared para poder hablar y jugar con Rubén, en cambio en la tapia no se podía ” A.

Memorias de infancia

Bahareque como escenario de guerra

“En el campo se construía con bahareque porque a la boñiga no le entraban las balas, muchas casas de Remedios son de bahareque, las del pueblo no, y mija en plenas balaceras uno tenía que agacharse porque la casa de nosotros era de adobe y a eso si le pasan las balas” L. “Cuando llegaban los tiempos de guerra los desalojaban de las casas, no los dejaban entrar, les ponían candado, sellaban las ventanas y rayaban las paredes con frases violentas, eso se volvían casas abandonadas, se les caía la tierra y cuando uno volvía ya estaban en muy malas condiciones y nadie se atrevía a entrar” L. D.

Imagen 22.

“Esas casas se hacían con mucho sacrificio y las entregaban a las futuras generaciones para que las mantuvieran en pie. (…) Los abuelos vendían lo mejor que tenían para conseguir material, vendían los animales, las cosas de la casa para poder construir su proprio rancho y dejarle algo a sus hijos, no era fácil, aunque fuera tierra y boñiga también era difícil conseguir la madera y quién lo hiciera (el rancho)” S.

Esfuerzo por bahareque

Decadencia del bahareque

“Esa casa era una herencia y el señor quería encontrar la caleta que supuestamente habían dejado entre las paredes porque se decía que la casa en un tiempo era de Pablo Escobar, entonces el trato era que Elkin tumbara la casa y si se encontraban la caleta la partían a la mitad sino él volvía construir en la casa -¿en bahareque?- no, nueva, en material. Ya nadie construye bahareque, aquí habían muchas casas de bahareque pero tumbaron todo eso y las hicieron de material” E.

“Los viejos acostumbraban guardar tesoros en las paredes, el bahareque se los facilitaba” A.

Además Conversaciones con:

Profesora retirada del municipio de Santa Fe de Antioquia que tuvo acercamientos directos con la construcción de viviendas de bahareque para la comunidad en la que habitaba.

Comerciante que vivió durante su niñez en una casa de bahareque y que más adelante fue restaurada conservando la materialidad.

Dos señoras que habitaron en la ruralidad, en varias edificaciones de tierra (tapia, bahareque…), en donde presenciaron eventos violentos.

Maestro de obra dedicado a la construcción con adobe o ladrillo, al que le propusieron revisar una propiedad en bahareque con la intensión de encontrar una “huaca”.

Comerciantes de hierro y acero que recuerdan que la adquisición de viviendas de bahareque era muy costosa e implicaba deshacerse de pertenencias de valor o intercambiar animales por material.

Además hablé con parientes, vecinos, ancianos, y esos relatos me sirvieron para entender el bahareque cómo un baúl de historias. De estos testimonios se elaboraron los imaginarios

El bahareque se encuentra en diferentes contextos y es resignificado de distintas formas. El bahareque hueco fue valorado por sus concavidades para guardar objetos valiosos, ya que muchas personas no confiaban en los bancos o algunos lugares rurales no contaban con sucursales, esto conllevó a las búsquedas al modo guaquero, destruyendo paredes, sótanos, devanes con el afán de encontrar riquezas.

De otro lado, el bahareque embutido se apreciaba en escenarios violentos porque resguardaba de las balas y no se veían obligados a esconderse debajo de la cama. Estas apropiaciones se dieron al habitar construcciones de bahareque, no fue algo para lo cual se concibió la estructura, sino que en la adaptación social de los espacios, surgen valoraciones y usos inesperados de esta materialidad.

Además, el bahareque se usó como una muestra de prestigio y capacidad para ostentar por parte de familias o personas acaudaladas que buscaban construir casas grandes, con maderas finas y detalles elaborados. Sin embargo, para otros, el bahareque también era el resultado de años de esfuerzos y trabajos pesados o la perdida de animales o enseres valiosos para la supervivencia. De ahí que se califiquen las construcciones como “mansiones” o “chozas”.

En el recuerdo de las personas, el habitar casas de bahareque tiene dos calificativos, grato o desagradable. En las casas más grandes hay buena circulación de aire, los espacios son iluminados ya que es recurrente que cuenten con patios centrales o corredores laterales, esto permite contemplar el cielo, disfrutar del sol o del paisaje nocturno, mientras que en las casas más pequeñas y confinadas, el recuerdo del humo del fogón de leña saturando todo el espacio se vivía con desagrado, la acumulación de olores, la poca privacidad y los techos bajos generaban sensación de ahogamiento.

Estas son las paradojas de esta materialidad, según las posibilidades de quien construía se padecía o se vivía una vida plena. Con otras materialidades también puede suceder lo mismo. Al construir, la capacidad adquisitiva influye en la materialización de espacios y genera condicionantes de confort o precariedad.

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