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EL PATIO EN LA VIVIENDA TRADICIONAL

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CONCLUSIONES

CONCLUSIONES

El patio domestico americano de la vivienda colonial del valle de Aburrá es múltiple e incluye ascendencias españolas, árabe, romana, cartaginense, fenicia, griega, cretense, micénica y hasta neolítica, por la mezcla cultural en la historia de los pueblos que le antecedieron, su carácter fantasioso constituye uno de los elementos más representativos de la órbita intima, que, desde los inicios de la civilización, fue el motor de la dinámica de la vivienda, como conexión trascendente con los celeste y como dispositivo bioclimático (Capitel 2005, como se citó en Chávez, 2014, p.37).

Probablemente estas nociones sobre el patio llegaron con el proceso evolutivo de la cabaña amerindia; con una percepción inconsciente del individuo de difusión casi universal; una disposición en efecto que es capaz de producir en todos los tiempos y en todos los lugares la misma simbología o al menos muy semejantes (Chávez, 2014, p.37)

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La percepción de este espacio arquitectónico como articulador íntimo o patio de casa particular, viene encarnado del estilo gótico isabelino o flamígero, difundido en España en el reinado de los reyes católicos en los siglos XIV y XV es fluida, sin interrupciones y desde cada componente se asoman los contiguos; de ahí que la experiencia en las casas de patios despliegue un continuum perceptual dinámico (Pardo, 1992 ,como se citó en Chávez, 2014, p.38) y el espacio doméstico se perciba también como un sistema de situaciones temporales, que suceden en un escenario conectado con el Cielo por medio de los patios.

Las casas Coloniales antioqueñas a pesar de que eran básicas en la villa de Aburrá, lo que más importaba era el estableci- miento introvertido que soportaba el principio domestico de la época, es decir, el objeto material arquitectónico que daba cabida al espacio de la intimidad dentro de la vivienda alejado del mundo exterior, cuya conexión simbólica con el Cielo por medio del patio marcó su carácter estético (Chávez, 2013, p.38).

Esta tipología de vivienda trajo un nuevo estructurante vertical que dio simbología a la apertura al cielo para hacer alusión a una posible conexión con lo divino (Chávez, 2014, p.39). De esa manera se fue consolidando en el valle de aburra las casas tipo patial, sobre todo, su estética de condición trascendental, fueron los puntos clave del espacio domestico colonial. (Saffray, 1948, p.37, como se citó en Chávez, 2014).

En estas casas los cuartos anexos al acceso se articulan por medio del zaguán, que conecta la calle con el patio y define un filtro entre lo íntimo y lo mostrable. Dicho sistema respalda la noción de intimidad y los extraños solo pueden acceder al zaguán (Saffray, 1948, p. 24, como se citó en Chávez, 2014).

La cocina era el lugar con mayor actividad en la vivienda, casi siempre junto al patio, de ella formaba parte toda clase de objetos y animales domésticos; Los solares, asociados con las cocinas, también estaban llenos de incitaciones estéticas por la presencia de numerosas especies vegetales y animales (Castro, 1927, p. 42; Gosselman, 1981, pp. 235-237; Carrasquilla, 2008, p. 795, como se citó en Chávez, 2014).

Dentro del simbolismo universal que describe este espacio arquitectónico y colonial, el patio materializa la idea de que “nuestro mundo’ es una tierra santa porque es el lugar más próximo al Cielo” (Eliade, 1992, p.39 como se citó en Chávez 2014).

Con las transformaciones que tuvo el país entre los años 1890 y 1920, comenzaron las modificaciones urbanas y el valle de

Aburrá, en ese entonces la villa, alcanzó la complejidad propia de una ciudad (Botero, 1996, p.77 como se citó en Chávez, 2014). Sin embargo, la arquitectura domestica tardó en iniciar sus cambios espaciales y anqué desde los principios del siglo XX el patio conservaba su papel ordenador y simbólico en la vivienda de la época, la casa se tuvo que adaptar a unas nuevas condiciones de las nuevas tecnologías que entraban al país. Aunque la casa mantenía la herencia colonial ya se le avecinaban los cambios de la modernidad (Chávez, 2014, p.45).

La casa instauraba un modo de vida cada vez más abstracto y mecanizado, se liberó tiempo que se , se liberó tiempo que se dispuso para actividades intelectuales y se abrió paso a los ideales de la cultura de ascendencia anglosajona, establecida en Estados Unidos y Canadá; la noción del hogar como una máquina (Wiener y Sert, 1950,p.17), determinó el espíritu del espacio doméstico que adquirió otra dimensión simbólica bajo un afán económico y reduccionista que sometía la cualidad estética y simbólica (Arango, 1997,p.45, como se citó en Chávez 2014).

Con el tiempo el patio fue pasando poco a poco a un segundo plano en el valle de aburra, pues con la introducción de la época moderna empezaron a presentarse cambios irreversibles en el espacio doméstico y en la arquitectura tradicional, llevando a reducir las principales características formales y espirituales del patio (Chávez, 2014).

Se empezó a asociar al patio con un universo abstracto idealizado por todas las clases sociales, no obstante, algunas viviendas mantuvieron el patio, pero en su mayoría fueron perdiendo identidad en la vivienda tradicional pasando a ser dispositivos exclusivos de iluminación y ventilación (Chávez, 2014, p.46).

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