Engranaje

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Engranaje Jorge Yam


Engranaje Colección Poesía Invectiva (P.I.) Primera publicación, septiembre 2016 Este ejemplar único, septiembre 2016 (CC) Jorge Yam rastayam71@hotmail.com (CC) Cartonera Hortera, 2016 Cancún, Q.R. México facebook.com/cartonerahortera Twitter: @CHortera cartonerahortera@gmail.com Dirección: David Guerrero Coordinación editorial y diseño interior: J Alejandro Hernández Ilustraciones y diseño de portada: (CC) Lucero Vázquez Logos "Cartonera Hortera" & " Poesía Invectiva P.I.": (CC) Pamela Zeferino

Cartonera Hortera es una propuesta editorial independiente para acercar la lectura a la sociedad y fomentar el gusto de leer. Sumándose a la propuesta cartonera promovida en muchas partes del mundo que utiliza el reciclado en una comunión entre letras, conciencia ecológica, fomento a la lectura y esparcimiento creativo de la sociedad, promoviendo a su vez textos de los nuevos autores que surgen en la región del Caribe Mexicano complementado con las colaboraciones de artistas y editoriales independientes en otros puntos geográficos.

Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 2.5 México. Algunos derechos reservados.


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Jorge Yam (Bacalar, 1980). Integrante del Taller Literario Sian Ka'an, de Bacalar, dirigido por el poeta Ramón Iván Suarez Caamal. Ha participado en diferentes talleres de creatividad poética. Ha publicado la plaquette Las faces de la luna (Editorial Nave de Papel). Ganó el segundo lugar de los Juegos Florales de Yucatán en poesía. Ha sido incluido en diferentes antologías poéticas como En la puerta del cielo, Álbum de familia, Voces del agua, Dispersión, Navíos sin derivas y en Los caminos de la lluvia: Muestra poética de Cancún. Poemas suyos han sido publicados en las revistas Tropo a la uña, Salvo el Crepúsculo y en diferentes periódicos del estado. Actualmente coordina Acción Poética Cancún.

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Presentación En Engranaje, Jorge Yam paga en cada verso sus cuentas pendientes con su realidad inmediata. Una realidad inmediata que, por otra parte, se asoma siempre con garras y fauces al interior de cada poema, como si buscara en el lector un cómplice, un testigo y/o una víctima. Si el poema, como lo veían los poetas conversacionales, es un código de fe a lo cotidiano, una lupa para ver en la vida diaria ese misterio que a simple vista no se percibe o no se intuye, en Engranaje, Jorge Yam logra de buena gana sacar de su alrededor, e incluso de su pasado, la llave maestra para entender sus conflictos interiores, que son también, de alguna forma u otra, su paisaje. La claridad expresiva es aquí, entonces, confesión y desánimo, pero también una puerta que da a una desembocadura que no se sabe, y qué bueno, si va a parar al mar o a un desierto. En cuatro secciones, presenciaremos, pues, cuatro movimientos o amagues ante la realidad, que bien podrían ser los de cualquier ser humano: 1) El de la inconformidad política y el gesto incrédulo ante la descomposición social, 2) El de la interrogación hacia el acto de escribir, 3) El de la búsqueda incesante por encerrar finamente, vía haikús, la totalidad de una visión, y 4) El de la liberación hacia el placer, sin disimulos ni resabios.

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En suma, las cuatro secciones que componen este libro conforman un engranaje que pone en marcha la voz, el grito, el ademán de un yo lírico que busca abrirse paso entre el silencio y la incertidumbre; una incertidumbre, cabe decir, manifestada muchas veces como un inofensivo fondo azul. Engranaje, pues, es un libro que invita a desajustar las piezas que componen lo real y ejercer un movimiento seguro entre sus páginas. Valdrá la pena seguir su movimiento.

José Antonio Íñiguez

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Para mi familia y amigos



PolĂ­tica impura



La tierra aburrida de los hombres que roncan es aquella que habitan los pĂĄjaros pobres.

JoaquĂ­n Pasos



43 Tal vez sea en el papel donde la poesĂ­a dispare letra a letra a quemarropa y las palabras se vuelvan proyectiles para los ciegos que no encuentran justificaciĂłn de su mirada.

Entre veladoras, los 43 desaparecidos alumbran este rompecabezas con balas que incrustan una sola idea que nunca se esconde en frases como disparos, en armas como versos.

AĂşn seguimos con la cera quemando la conciencia en esta espera que se disipa y parece que la luz empieza a ahogarse en las calles.

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ÂĄMarchas, marchas! Es hora de Ayotzinapa; en este paĂ­s las flores se dicen con la voz alta de nuestros muertos.

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Democracia

Volar entre pendones, volantes, bardas, despensas y promesas, a través de las mentiras, es sentir el esqueleto de la burla, de los colores que se desviven con propuestas queriendo formar un arcoíris de soluciones, palabras dormidas, débiles, sin vida, cascadas de verdades hundiéndose en los votos comprados, despensas que reparten con dos kilos de ignorancia, un litro de silencio y una torta de impuestos para que te llenes el estómago. Ser inmortal en un mundo ciego no tiene sentido; debatir es bajar la palanca del baño y sentir el olor de sus intenciones, es recoger los desperdicios de un canibalismo de poder; debatir, quizás, 17


sólo esquivar los dardos envenenados del pasado.

Observo los latidos de los partidos políticos queriendo convencer mis ideas, me alejo galopando con mi voto para estar listo en la carrera. Ahora sobrevuelo las urnas. Soy un ave de rapiña con hambre de seguidores, soy verde, soy rojo, soy amarillo, soy azul, soy morado.

No importa ya que sea.

La democracia se toma en las rocas, y en una mesa redonda donde nunca será invitado.

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Habitad Desplazarnos en el silencio de una piel es encontrar nuevas grietas en la silueta de los desconocidos, mundos fugaces que son carcomidas por miradas ajenas, miradas que me llevan al inframundo, miradas que me cambien el presente o que viajan en La bestia agarrados del temor a ser deportados.

Nos encontramos con rostros prostituyĂŠndose en el desierto de nuestras ausencias, con sed de no regresar a disgustar promesas.

Cambiar nuestro origen donde el dĂ­a besa nuestros pies buscando el sueĂąo americano la arena verdes sonrisas donde Benjamin Franklin oculta nuestro destino, siempre migrando sin quedarnos en un solo cuerpo.

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El comienzo fue un beso agridulce que envenenó mi respiración, fue ahogándose poco a poco con el rosar de sus labios, segando mis ganas de seguir es este espacio.

Dejar la danza de los dioses en la milpa resguarda, dejar las ofrendas soñolientas a las deidades Mayas en una jícara de porcelana, dejar su cultura por un trabajo donde el trueque es cambiar sus costumbres por dólares.

Nos sumergiremos en el cielo de nuevos cadáveres, esqueletos que buscan una muerte diferente, cráneos dispuestos a reencarnar en esta hoja migrando a la profundidad de mi ataúd.

Quizás allí disfrute mejor mi existencia.

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Política impura Volar a través de las mentiras es sentir el esqueleto de lo prohibido, palabras dormidas, débiles, sin vida, cascadas de verdades hundiéndose en los votos.

Ser inmortal en un mundo ciego no tiene sentido.

Debatir, o sólo esquivar los dardos envenenados del pasado.

Observo mi conciencia.

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Me alejo Sobrevolando las urnas

y quedo inmรณvil.

Se acerca la muerte llamada democracia.

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Indigente Sobrevivo de lesiones que encuentro en el fondo de este litro de licor, un alcohol fermentado por la violencia de las horas que recojo en las calles. Soy un recolector del aislamiento que se desprende de la noche. Mi vestimenta son trapos o tejidos de la infancia bordados a golpes, agujereados por la sociedad culta que me sirve promesas para desayunar ante la desigualdad del color de mi pobreza, miradas sucias que me tiran un peso para no estorbar su paisaje.

A veces el sereno peina mi piel; la deja lisa y le desenreda sus pensamientos, tirado sobre este petate de cartรณn donde el piso muerde mi espalda.

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Seguimos en estas calles que me hablan a través de sus banquetas; mi casa es el hogar que no quiero para enraizar mi presente.

Seguiré aquí con la discriminación latente, seguiré el camino con mi título profesional en la bolsa derecha, seguiré solo, seguiré solo hasta encontrarme.

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Fondo Azul



Abismo es, no azul. Javier EspaĂąa



Escribir I ¿Qué hago aquí, bajo la sombra de esta mano silenciosa que no me deja ver el reflejo de estas letras?

¿Qué hago aquí, sonriendo con café y respirando el humo que esculpen mis dedos?

¿Qué hago aquí, jugando al escritor con dos vasos de vino que emborrachan este lápiz?

¿Qué hago aquí, con el reloj lacerando mis ganas de escribir?

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¿Qué hago aquí, tal vez, sólo manchar esta hoja muerta con estas líneas deformadas por el alcohol de mis dudas?

II Las respuestas no suelen llegar a este lugar no logran posarse en su vuelo en los arboles carcomidos por preguntas donde sus ramas piden clemencia al aire para no desplomarse con el peso de las interrogantes. Letras comen raíz a raíz; como comejenes sus manos que permanecen sembradas a la tierra y sus nidos son cadáveres soñolientos colgados de sus versos.

III La poesía brinca entre mis dedos como resultado de las imperfecciones de no escribir nada en espera de ser crucificados por mi ausencia.

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Presente

Mis ojos reflejan la oscuridad de mis dudas, destellos latentes en busca de su cauce.

Respiro al comer las letras de mi nombre, saboreo los tropiezos en los pasos de mi infancia, siento el revoloteo de miradas acusando mis actos.

Soy pecador y quizás poeta. Estoy obeso de metáforas que no quieren brincar en mis venas y llegar a la orilla de una hoja.

Estoy enfermo de medias lecturas, esqueletos que no disgusto ya que estoy envenenado por la mierda que vuela cerca, fetos que sobreviven en la biblioteca en espera de nuevos dueños.

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Estoy mutilado por el alcohol que recorre mi ego. Soy el bicho que se come a la ortografía, acento por acento, al que le da voz a la h y también la aniquila.

Necesito hacer ejercicio (este sobrepeso me está gustando). Ir al gimnasio de un psicólogo seria acelerar mi sobrepeso, alzar consejos en una barra de 100 kilos y marcar mi cuerpo podría ser una solución.

Sigo obeso de esas insignificancias que me permiten mostrar que estoy latiendo.

Solo me queda acariciar mi cuerpo con una sonrisa y burlarme de ti cuando te vea en el espejo.

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Estreno Una cama de hospital me espera a travĂŠs del parabrisas, un viaje sin baches donde las llantas escupen los segundos.

InmĂłvil, seducido por una silla de ruedas que vigila mis pasos, me quedo en el festejo y despierto con el ladrido que me lanza la muerte.

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Laberinto sin letras El reflejo de las letras brinca en las lĂ­neas.

TĂ­midas, forman un rompecabezas donde ninguna pieza se adapta a su sombra.

Esta noche, lapiceros mudos coquetean con mis recuerdos, que saltan como peces, como letras empolvadas que cubren mi silencio:

ese silencio de escribir ya nada.

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Fondo azul Sentado sobre la arena del tiempo describo el murmullo de las olas que tocan mi sombra.

Peces se comen el sargazo de mis dudas bailan al vaivĂŠn de los segundos.

Adormeciendo el presente, la brisa besa mi copa y convierte el vino en hojas dispersas.

A lo lejos, gaviotas nadan en la oscuridad de mi trago: nos embriagamos de vuelo necesario.

Salud por estas letras que titilan en el reflejo del aire. Salud por los minutos inmĂłviles.

Me levanto y zarpo en el barco de la poesĂ­a.

Sobre el mundo, mi ausencia brindarĂĄ con los segundos que le quedan a este reloj

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hasta perdernos en el tictac de mis palabras. Ahora sรณlo quedan fragmentos de ese mundo y su rompecabezas.

El tiempo, al pasar frente a mi infancia, busca mi nombre entre epitafios.

Ya ebrio, no quiero despertar: sรณlo fingir que existo.

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En espera Inerte, frente al tiempo, respiro tu ausencia.

Pusilรกnime soporto a cuestas tu silencio.

Rรกfagas de palabras vacilan con el regreso o son simplemente artilugios de un adiรณs.

Tus pretextos ahora laten y forman una lรกpida.

Esperanzas en talud nocturno.

La metamorfosis derrumbรณ la puerta dejando aquel capullo para volar a ciegas.

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Sentir la libertad en un solo dĂ­a.

Emigraremos juntos en este vuelo sin alas, sin plumas.

SĂłlo el deseo de morir persistirĂĄ.

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Ahogado Sumergiré mi esqueleto al nadar en este mar de vicio.

Aguantaré la respiración al infinito y divagaré sobre las olas, náufrago sobre la orilla de mi ataúd.

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Espejos Este día huele a vino reposado en la cava de tu memoria. Horas sin descorchar sonríen en la puerta de mi cara: álbum familiar junto al ataúd de mi infancia.

Lloverán desiertos con cactus sabor tu piel. Esculpen mi sombra espejos convirtiendo mi rostro en vidrio. Telaraña donde no encaja mi presente somnoliento:

no sueña, permanece ahí en espera de suicidarse.

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Pasado Mi niñez brinca con los primos en los árboles al fondo de la infancia: retrato junto a la pared de mi pasado y finjo una realidad que no desaparece. En sus cuatro límites, junto a mi bicicleta sin llantas colgada del llanto, recojo pasos que aún juegan sin saber que el mar los inundará de sal algún día. Cada hoja es una historia donde la abuela está regando letras con consejos y regaños.

El cauce de la tinta florece a destiempo.

Dejo de estar, al no fluir los años de este aire enfermo que contagia de sobriedad.

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Instantes Mi vientre suspira por las grietas secas que se forman al instante. Mi cuerpo se sacude ante respuestas que no demuestran los errores. Una parvada de opiniones vuelan hacia la nada y brotan gritos que forman nidos sin ser vigilados por su madre. Mi piel enmudece al levantar el vuelo, las ramas aprisionan ese intento y cubren este aleteo de interrogantes. Me voy regresando al lugar diferente donde no reconozco mi prisiรณn. Siempre vuelvo, mi mirada se arraigรณ.

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Huracán

Los ojos del cielo besaron nuestro instante, nos acarició segundo a segundo con cada gota que se clavaba en mi rostro. Dos días en donde las velas sangran nuestros miedos, luces ausentes dejándose llevar por el aire que acariciaba nuestras casas, diferentes estampas adornaban las horas, árboles mutilados sobreviven en las calles enraizando sus manos en la tierra, amanecer con el silencio de los pájaros, plumas desfiguradas al encuentro de su cuerpo, aves de rapiña galopan por sobrevivir sobre los pantanos de vergüenza, frente a mi ventana respiro temores soñolientos, empaco los latidos de mis poros

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y permanezco dormido sin cerrar los ojos de mi cielo.

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Destellos



Y en unos cuantos resplandores sacaron de la luz el tiempo oscuro que acomodรณ el silencio. Carlos Pellicer



Es en el tiempo volador papagayo la mariposa.

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Lirios flotantes crean oscuras nubes sobre del cielo.

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Son coloridas las plumas de los pรกjaros en un plumero.

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Con lentitud seduce el caracol a sus problemas.

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Verde cortina sobrevive del รกrbol: enredadera.

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Emprende vuelo la caprichosa hoja, ya es mariposa.

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Engranaje



Continuación El reloj respira para decir es tiempo de odiarme más. El segundero marca hacia mis dudas, el minutero señala que dé cuerda a mis angustias que adormecen entre horas. Duele entonces reconocer que las espinas sangran. Espejismo donde los rostros no tienen espacio. Sin embargo, me deshago de la arena que se detiene entre mis lágrimas y fluye a mi otro cuerpo que espera latiendo. Me haces daño, lo sé, y es una eterna continuación. Te escribo frente a este mar que nunca, por desgracia, secará.

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Aroma

20 minutos de espera. El café aún despierta con su aroma para golpear mi rostro.

1 7 m i n u to s , l a s á b a n a ca r co m e m i p i el , em p i ez a a a ca m p a r s o b r e m i cu er p o .

15 minutos, la alarma roza mi puerta, se tira al piso de mis oídos, hace fiesta dentro de mí.

1 3 m i n u to s , m i p i e h a c e co n ta c to co n e l s ue l o p a r a s e n ti r el cl i m a q ue m e e s p er a .

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9 minutos, mis poros erectos se abrazan de la cobija para seguir frĂ­os.

6 minutos, la regadera me dispara mojando mi sueĂąo que se despide a gotas.

3 minutos, dos cucharadas cargadas de insomnio, sobre una taza limpia espera.

1 minuto el resto del cafĂŠ se arraiga a mi ropa, una llamada me dicta puedes morir.

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Libres Bailamos a ciegas en esta danza, donde las letras conspiran con la luz. Inocentes, nos dejamos llevar entonces por el vaivĂŠn de la tinta.

Faroles en vuelo iluminan nuestro desierto, ĂĄridas hojas con sed en penumbra.

ÂżAndo en espinas marchitas o sĂłlo caminan las sombras de las alas?

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Sexo Respiro en besos amargos sabor de tu presencia él transmite su silencio en cada gemido tú provocas que mis poros despierten a galope nosotros acariciamos el estar solos sin prisas ustedes perplejos disimulan al pecar ellos conquistan a la noche en un tedioso romance ellos desnudos brindan con sus cuerpos ustedes se excitan al rose de sus palabras nosotros brindamos porque el tiempo siga durmiendo tú invocas a mis manos y las guías en tu laberinto él finge amor a gritos en la cama

yo, sólo entonces espero que se cumpla.

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Mirada Debes morir crucificado a tus alas. Las cenizas pronto serán impregnadas en vuelo de cuervos y en polvo se convertirán tus voces: Tierra de abono a mis oídos. Te gustan las migajas de temor que dejan los perros en su ladrido. Nadie te extraña, ni tu mirada al ver el reflejo de tus males. Te das miedo; nadie sobrevivirá… ni esta hoja al palpar tus letras.

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Piel Temblará el mundo cuando los peces naveguen las venas de tu seno; remarán tu silueta deformada por los besos que encallaron en tu isla. Hoy decido darme tu cuerpo, lo quiero, necesito ponerle sabor a esa piel insípida. Déjame comer de él hasta llenarme de tus poros. Ya muerto aléjate de mí.

Me envenenas.

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Segundos El sol con mirada gris observa la orilla de mis segundos playa de arena moribunda donde las olas caminan en reversa para descansar. A la distancia palmas queman tu pellejo sĂłlo por observarlas: Espacio lleno de esqueletos naufragan en sus emociones. Retazos rascan la sal que corre en sus caminos, mi cuerpo se humedece al saber que tus labios comerĂĄn el vaivĂŠn de mis manos. Plumas rojas pintan la espuma de este desierto.

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Horas Festejarรก mi cuerpo al rozar con otro dejando que digan ยกsalud! hasta emborracharme. La madrugada se sienta en el suelo observando el movimiento de las horas que gimen junto a la virginidad de mi cama. Prejuicios adormecen la salida. Niego entonces mi palabra que ha quedado en el borde de la copa y siento que estas horas no florecieron al ser fertilizadas por el fuego.

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Espejismo Tu ausencia acaricia la casa. Juega a los balazos de mentiras que perforaron los momentos que siguen en el álbum. Subes con alcohol a mi cuerpo. Tus llamadas llegan a deshoras pidiendo continuar lo inexistente. Algo, lo sé, fue más lento que tu presencia. Por eso el cesto tiene ya tu cuerpo y los gusanos construyen aún una casa en tu rostro, junto en la habitación de lo que fuiste.

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Sin luz SentĂ­ el placer de darle un tiro a mis problemas, cuando besaste en secreto mi cuello, coqueteaste mi embriagado momento, pero al final me presentaste a la muerte.

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Ă?ndice

I. PolĂ­tica impura

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II. Fondo azul

25

III. Destellos

45

IV. Engranaje

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Engranaje/ Este libro con número: CH-PI-03-000 de la serie Poesía Invectiva, se publicó en septiembre de 2016 en la Ciudad de Cancún, Quintana Roo, México.



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