AL CIERRE DIARIO JAEN

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OTRA CARA DEL FÚTBOL COMENTARIOS SOCIALES Y DEPORTIVOS EN TORNO AL REAL JAÉN

Dos lamentos soporta este libro. El primero y principal es que mis padres, Juan López Aguilar y Emilia Eisman Momblán, no pudieron conocerlo y ni siquiera imaginarlo: ¡un hijo suyo escribiendo sobre el Real Jaén en el Diario Jaén! Ellos nos enseñaron a querer, sin exclusivismos, a nuestra tierra, su gente y sus instituciones; y hasta nos iniciaron en los diferentes himnos que la celebran, incluyendo los melenchones. El otro, al que también se hubieran adherido mis padres, es no haber podido glosar ningún momento especialmente glorioso del Real Jaén. Seguro que el próximo libro ya la incluirá.


PRESENTACIÓN CRÓNICAS DE UNA PASIÓN DEPORTIVA Hay que reconocer que el fútbol, más allá de la práctica deportiva, se ha convertido en una moda, casi un fenómeno social. Ocupa buena parte del espacio en los noticieros, y se incluye en los temas de programación de la prensa rosa. El destacado volumen de negocio que mueven los grandes clubes, y el abultado caché tanto en fichajes como en contratos publicitarios, acaba convirtiendo en protagonistas, tanto dentro como fuera del terreno de juego, a nombres propios de jugadores. Juan Carlos López Eisman nos propone en este volumen que les presentamos una forma distinta de abordar la relación entre la gaceta deportiva y la social. En los capítulos de esta obra se recogen las crónicas de cada uno de los encuentros disputados por el Real Jaén desde la temporada de 2002-2003 al aún reciente verano de 2006, tanto en campo contrario como en casa, coincidiendo ésta con los primeros años de actividad del Nuevo Estadio de la Victoria. Junto al comentario deportivo de las tácticas y técnicas del equipo, el autor reivindica como trazo de discurso permanente, el espíritu deportivo más allá del espectáculo, y el protagonismo del espectador como afición más que como mero coro. Y es que, ocurre con frecuencia, que más allá de los altos y bajos, de los aciertos o mejoras necesarias en la marcha de un equipo, el sentido el deporte se recupera en la proximidad del campo local. Toma cuerpo en la cercanía de una afición, como es la del Real Jaén, que late con su equipo; en la labor con la cantera y en el especial peso que, frente a algunas individualidades de primera división, recupera el trabajo en equipo en el ámbito provincial. Entendido de esta forma, el deporte, en esta ocasión bajo el formato del balompié, se convierte en una referencia positiva para los jóvenes, en un transmisor de valores humanos y sociales como el trabajo en equipo y el afán de superación entendido dentro de una sana competitividad. Es en este sentido en el que los ayuntamientos de la provincia, y con ellos la Diputación Provincial de Jaén, colaboran con la actividad deportiva, especialmente con la de base, a través del apoyo a los equipos, la implicación en trofeos, como el Trofeo del Olivo en el que se mide el equipo titular jiennense, y sobre todo, en la mejora de las dotaciones en infraestructuras deportivas. Un ejemplo dentro de este último capítulo, es la mejora del campo 'Sebastián Barajas' y la construcción de un Campo de Fútbol en el Paraje 'Las Lagunillas: ambos en la capital incluidos en la iniciativa ActivaJaén, puesta en marcha a comienzos de 2006 para el impulso al avance de la provincia en diversos ámbitos, entre ellos, el de la actividad cultural


y deportiva. Señalaba el filósofo francés Albert Camus, « Todo cuanto sé con mayor certeza sobre la moral y las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol», del Real Jaén y su afición, estamos atentos a las crónicas de las mejores lecciones que nos puedan seguir ofreciendo. Felipe López García Presidente de la Diputación Provincial de Jaén.


PRÓLOGO FUTBOLEARSE QUE ES GERUNDIO

La vida de ahora es un vidón, la frase hecha marca claramente, a un lado y a otro de la fina línea que delimita lo bueno y lo regular, que vidón puede ser porque vamos sobrados con ella, también porque se nos atraganta de vez en cuando. Vidón para lo bueno o vidón para lo menos bueno, nada como desconectar de la propia vida, mejor dicho, de la monotonía que plancha la vida para así seguir creciendo en vida. Y yo les aseguro que la mejor forma de desconectar del trabajo, de la casa, de los niños, de la chacha o de la pareja (verbigracia esposa, esposo o pareja de hecho, si hablamos de legalidad; novia, novio, ligue, amiga, amigo, compi, si es exclusivamente relación sentimental, con derecho a roce, vamos), así como olvidarse del recibo de la hipoteca que descuadra las cuentas o de un fin de semana anodino porque tenemos sofaditis es no echarle cuentas a nada de lo habitual de lunes a viernes. Verbigracia y al grano, para desconectar de todo, nada mejor que futbolearse. Que futbolearse vendrá de querer y ser querido (por un equipo, qué cosas), también de reír y de llorar (todo a una, sin medias tintas, qué cruz cuando se trata de Jaén y los equipos del Santo Reino), además de airearse y cabrearse, que también se da futboleando, a espuertas, ¿verdad que sí? Porque futbolearse es un arte, una forma de vivir, una forma de ser en este mundo tan civilizado que raya el esperpento cuando del arte hace violencia, ese remolino bucólico de sarcasmo e incomprensión que intenta tapar de lo malo lo peor del fútbol, la agresión, el no saber perder, el querer ganar «aunqueseadepenaltyinjustoenelúltimominuto». Hablamos de fútbol, espectáculo de masas, ocio por excelencia, embaucador de ricos y pobres, de sabiondos y de incultos, que luego no lo son tanto, ea. Porque el fútbol rompe moldes y también rompe esquemas; la matemática del dos más dos no es cuatro en fútbol, esa es, será, su grandeza. Se lo dice un futbolero que se precia de serlo y ejercerlo, además de parecerlo, que en esto del fútbol hay mucho de pose. Conmigo también. Y llegado este punto imagino que les parecerá que filosofo más de la cuenta en un Prólogo de fútbol, pero es que el fútbol es filosofía y catedrático de Filosofía es el autor de este libro, Juan Carlos López Eisman, un cordobés de Jaén o un jiennense adoptado en Córdoba que ni por falsas patrias ni por insulsas banderas se le gana, aunque sí por raíces y las suyas son profundas con su tierra, mejor dicho, con la gente de su tierra, que es la savia que mueve montañas y hace caer pedestales de engreimiento. A veces me he preguntado, cuando pergeñaba estas líneas en esos siempre vibrantes Cierres de un periódico, el porqué de mi presencia aquí en este libro brillante y certero sobre el Real Jaén, la otra vida, su pasión, su alma gemela, el


otro hombre y nombre del autor. Será y es porque Juan Carlos, además de maestro, es un encanto de gente y ha confiado en mí más de lo preciso, dada mi lejanía actual con el fútbol de a pie, aunque, vuelvo al refranero, quien tuvo retuvo y guardó para la vejez y yo fui seguidor acérrimo, me mantuve seguidor impenitente y ahora relativizo la pasión para hacer más llevaderos los sufrimientos. Serán cosas de la edad o de la nueva cultura del fútbol, en la que domina el euro antes que los colores. No lo sé a ciencia cierta. A fuerza de ser sincero he de decirles que tampoco es que sepa buscarle defectos al fenómeno porque cada vez que eso ocurre mi vena futbolera salta y se nota, vamos que mi otro yo le dice al yo del raciocinio que fútbol es fútbol y punto. Y además, me gusta. Me gusta el fútbol. Soy del Real Jaén y qué... Lo mismo podría decir Juan Carlos López Eisman y yo les aviso que habla con rotundidad cuando escribe cada lunes en Diario JAËN sobre lo que pasa cada domingo. Le suelo decir a mi gente, especialmente a quienes empiezan en esta profesión bendita de contar las cosas que pasan a tu alrededor a través de juntar letras que «buen periodista es el que pregunta a la gente antes de opinar de la gente». Cuadra al milímetro con López Eisman, es más, supera mi estimación porque si además de palpar y sentir con los futboleros, le pone, que lo hace y mucho, pasión sana al fútbol, alegría fortificante y una ilusión a prueba de resultados, estarán conmigo que con este hombre lo que nos ha nacido, hace tiempo, claro, es una estrella de la crónica deportiva. Dicho sin rodeos y con conocimiento de causa, porque uno fue cronista deportivo, o lo intentó al menos, en sus tiempos mozos. Lo escribe Juan Carlos, tenían los sabios griegos un proverbio que decía «que hasta la muerte no se puede llegar a conocer si las cosas van a resultar buenas o malas, o sea, que hasta el final no podemos abandonarnos al desaliento». Pues cierto, con el Real Jaén así es. Así de crudo quiero decir. Pero vuelvo al principio, con esto del fútbol no hay explicación lógica, ni desaliento ni nada que se le parezca. Se cuente como lo hacen los periodistas deportivos, a veces cargado en exceso de epítetos guerrilleros, o se cuente como tan divinamente como lo hace Juan Carlos López Eisman, cargado de filosofía, que es como decir de vida misma. Porque no sólo, que es lo trascendente al fin y al cabo, es que vaya con su coche a todos los partidos que juega el Real Jaén, acá, allá o en las antípodas de kilómetros. Y lo hace encantado, créanme, se lo aseguro. Y nosotros también encantados, en este caso, de leerlo, porque es un placer saborearlo y aprender que un vocabulario tan manido como el del fútbol acepta sin regañadientes palabras escritas de un maestro en eso de la búsqueda de los principios fundamentales del conocimiento, del pensamiento y de la acción humana, es decir de la filosofía. De todas ellas me quedo con «vicegol», sin olvidarme de «resonancia impetuosa» o «azar eventual». Todo sea por sacarle poesía a nuestro Real Jaén para que siga creciendo en nuestra alma más profunda,


la que nunca se cabrea cuando pierde y estalla cuando gana. Mientras llega lo bueno (¡Hala Jaén!), a futbolearse con un libro, con este libro, ahora que están en su casa tan ricamente. Juan Espejo Director de Diario Jaén Septiembre de 2007


Éste no es un libro de fútbol ni, aunque lo parezca, pretende serlo. Si acaso, es un libro de emociones y sentimientos en torno al Real Jaén y por tanto en torno al fútbol. A lo mejor eso es lo que, sin buscarlo pero sin rechazarlo, ha salido. Pero ese resultado no estaba en la agenda de cada semana, que es el material de que está hecho, y su ficha no debe catalogarse en la sección futbolera porque para ese viaje necesitaría otras alforjas y otras talegas. Hace muchos años jugué un partido –naturalmente primero y único- en el antiguo La Victoria: los alumnos de Preuniversitario del Instituto de Enseñanzas Medias “Virgen del Carmen” con los del mismo curso de los Maristas. La verdad es que casi se me han olvidado las circunstancias pero me parece que fue por una buena causa, en fechas cercanas a las Navidades y creo que ganamos nosotros por 1 a 0 aunque no me jugaría ni un céntimo por mantener que ese fue el resultado. En todo caso, si ello fue así, se debió a que nosotros disponíamos de un compañero que jugaba en el Real Jaén y del que lamento no recordar el nombre, quizá Juárez... Tal vez sería el primer sorprendido al saber que tengo presentes, y lo hago con frecuencia futbolera, dos advertencias suyas. La primera fue que, al sacar de centro al comienzo del encuentro, el encargado de hacerlo retrasó el balón a un colega sin que hubiese traspasado la línea media del campo, lo que invalidaba la jugada, un dato técnico que entonces algunos desconocíamos. La segunda tuvo que ver con la estrategia: se colocó en el centro de nuestro equipo (entonces jugábamos el clásico 1-3-2-5) y a uno le dijo: tú, medio volante ofensivo, y a otro, tú lo mismo, medio volante pero defensivo. Muchas veces he pensado que estos dos principios –la trayectoria natural y obligada del balón es ir hacia delante por encima de todo, y la tarea complementaria de los medios volantes- condensan todo el saber futbolístico y son las reglas originarias y básicas del fútbol, sus razones seminales, que decían los filósofos griegos; que lo demás, como se apunta en ajedrez, son variantes de una misma sinfonía o un corolario de esas dos leyes. Pero éste es un debate que no cabe en este libro y por eso no es de fútbol, aunque a primera vista pueda dar esa impresión. Otra cosa son los artículos semanales. Que tampoco lo son del todo pero éstos sí están más contagiados de esa doctrina. Aunque el virus técnico-futbolero que les infecta viene más cargado de afectividad que de lógica, sí que hay un cierto enganche racional en lo que se cuenta. ¡Claro que a lo mejor es una forma de remediar y calmar los disgustos! Dice Jorge Valdano (ese autor del que por su capacidad de sugestión es imposible liberarse si uno se ocupa en estos menesteres) que “el equipo es un estado de ánimo” y viendo las cosas de este modo, sí que el resuello de cada semana es fútbol es estado puro. ¡Cuántas veces he acudido al estadio con el artículo en la mente o, incluso, medio escrito en algunas notas describiendo nuestro triunfo soñado o, cuando menos, un empate terapéutico y luego la prosa de la vida en la palabra de Sancho me ha dicho “¿No


le decía señor don Quijote, que se volviese, que los que iba a acometer no eran ejércitos sino manadas de carneros?”! Y aunque hay quien ha asegurado que “la literatura es ese refugio en el que uno puede transformar por fin en gol un penalti fallado mucho tiempo atrás”, la verdad es que más tardes de domingo de las deseadas tuve que andar deprisa y corriendo, antes de que cerraran la edición, buscando excusas más o menos técnicas, reales o fingidas, para explicar el disgusto sobrevenido ese día o los cambios de humor semanales. Pero el fútbol es ya un sistema de globalidad al que nada se resiste y ello permite dejar el corporativismo ideológico a un lado y analizar su entorno como un ente separado de lo del carril derecho, el media punta o el pivote. Y es justo el lugar en el que hace falta más gente que hable de fútbol sin citarlo y pueda descubrir, entre otras cosas del máximo interés social y deportivo, mediante la distinción de función manifiesta y latente, que “la conducta en apariencia irracional es positivamente funcional porque refuerza la identidad del grupo al entregarse a una actividad común”, en palabras del sociólogo Robert K. Merton. Se precisan más reflexiones para horadar el comportamiento colectivo futbolero y utilizar la serendipity, ese anglicismo que se ha puesto de moda y que designa el descubrimiento, por casualidad o por sagacidad, de resultados válidos que se buscaban. Vistas así las cosas, esto sí es también fútbol. Tampoco es este libro una historia del Real Jaén, ni siquiera de los últimos años, aunque bien es verdad que en una lectura cronológica continuada se pueden apreciar las dos señas de identidad que han caracterizado este período. Por una parte, la escasa brillantez deportiva que ha arrastrado el equipo y las módicas y limitadas satisfacciones que se ha proporcionado a sí mismo y ha dispensado a sus seguidores. Por otra y como gozoso contrapunto, la solidez institucional del proyecto que inició Carlos Sánchez con sus colaboradores y que no sólo salvó al club de su desaparición sino que, a pesar de las dificultades financieras que parece viene sufriendo, le ha consolidado institucionalmente. El contenido del libro son los doscientos cincuenta y siete primeros artículos que han aparecido en la última página del suplemento deportivo de Diario JAÉN. Doscientos cincuenta y siete lunes, sin faltar uno, de lo que al principio se llamaba Opinión / Grada Pública, luego quedó únicamente con Grada Pública y ahora en estos momentos no tiene denominación específica. En estos cinco años ha cambiado de presentación y, con algunas vacilaciones propias de ensayo y error, ha ido aumentando en extensión y número de caracteres. Desde hace algo más de un año el trabajo incluye un comentario escueto de dos noticias, que no se han incluido en la publicación. Corregidos algunos errores materiales (las famosas erratas de toda la vida) los textos se publican tal como se escribieron, con la espontaneidad y la prisa de un medio periodístico, con el pellizco en el corazón del momento deportivo y al margen de la opinión que una lectura actual pueda producir. Un único desajuste


se da entre ambos medios que quienes han escrito con alguna regularidad en la prensa conocen muy bien: la lógica dependencia que se tiene con la noticia que es la que marca las reglas de juego. Si acontece algo memorable, han de modificarse los contenidos ya previstos. Eso de cortar, sustituir, etc. es algo que a veces ocurre. En estos casos he mantenido en el libro el texto completo originario. (Y también ha sido así en los momentos en los que el dictado por teléfono tuvo que suplir el correo electrónico averiado, o hubo que ir a marchas forzadas tras un partido del Real Jaén, jugara donde se jugara y a la hora en que se jugara: en ambas circunstancias y en otras de similar cariz me ha parecido preferible, incluso en detrimento del rigor libresco y la buena redacción deseables y exigidos, dejar la espontaneidad y el desajuste del momento tal como se produjo). La gestión del libro parece clara. Cuando no hay resultado de partido es porque andan de vacaciones los profesionales, bien por verano o por ser Navidad. Indico la circunstancia de algunos artículos sólo cuando parece imprescindible para entender su sentido y tenor. En cuanto a las citas de referencia, siempre señalo el título del libro y la editorial que lo ha publicado. Únicamente en los autores clásicos, de los que disponemos de diferentes iniciativas comerciales, se suprime ésta. Los artículos fueron posibles porque el director de Diario Jaén, Juan Espejo, aceptó mi propuesta, no se si un poco por ver qué pasaba pero desde luego jugándosela y con riesgo más que razonable: a él debe llegarle por tanto mi primer y entero agradecimiento. Después, en la misma Casa, porque no hubieran sido posibles sin su generosa asistencia, a José Eugenio Lara, Gilberto Moreno y José Ramón Casado: cada uno, desde el diverso nivel de responsabilidad profesional que ostenta en el periódico, ha resultado imprescindible para esta aventura, cuya pervivencia y solidez yo mismo desconocía, y ellos han fortalecido. Es de pensar que los lectores acaban siendo en verdad quienes posibilitan que este proyecto aun se mantenga y a ellos les miro con gratitud. Y el libro, al que dan lustre las tres firmas notables que encierra, está en la calle gracias a la Diputación Provincial. La otra pata de la mesa que sostiene el invento es el esfuerzo indispensable de la familia, acomodando sus tardes de domingo a que el ordenador esté a punto y el correo electrónico no falle más de lo razonable. Sin ese cuidado cariñoso y entrañable, incluidas las sobrinas, tampoco hubieran podido salir estos artículos. Por último quiero proceder con una dedicatoria especial a tres amigos y compañeros que han sufrido un trato profesional vejatorio, más que en el fondo en la forma, que es lo que especialmente molesta por innecesario e inútil. Antonio Higueruelo, Felipe García y Antonio Tornero conocen mi solidaridad con ellos.


“Soy hombre que ando caminos / por estas tierras que quiero, / aquí está escrito mi sino / porque sé que aquí me muero” dice la letra flamenca. Y es en estos versos donde se resume lo que dice el lamento, alegre a pesar de todo, de este sencillo y espontáneo trabajo. Juan Carlos López Eisman


TEMPORADA 2002-2003


1. Falta el coro Los artistas que crearon el nuevo campo de La Victoria han sido homenajeados en alguna ocasión por los méritos que adquirieron en esta tarea. Su obra y su trabajo ofrecen suficientes razones para que estos elogios sean razonablemente justificados. Sin embargo, al margen de las cualidades que motivaron estos reconocimientos, el nuevo La Victoria fue un factor decisivo la liga pasada para el descenso del Real Jaén. No ya sólo porque anuló los elementos instrumentales de que los jugadores gozaban en el viejo como los rincones del suelo, las referencias visuales, el comportamiento del viento sino, sobre todo, porque les obligó a construir un juego diferente al que habían venido practicando durante toda la vida. Y es que el nuevo La Victoria ofrece una grave dificultad para el éxito deportivo desde la perspectiva del Real Jaén porque encierra un concepto de fútbol como espectáculo puro y no como expresión de un espíritu competitivo, precisamente para lo que fue diseñado, financiado y construido. Es como un campo neutral en el que no hay ninguna ventaja para los de casa. Desapareció el coro y este nuevo escenario fue clave para el descenso. Como todo el mundo sabe, en la tragedia griega ocupaban la escena los protagonistas y el coro, que jaleaba, animaba, criticaba, hacía reflexionar y hasta enardecía a los protagonistas. Era la versión de lo que se ha venido llamando en otro contexto cultural lo del jugador número 12. No era posible el teatro sin el coro. Y con ocasión de la escenografía del nuevo La Victoria nos hemos quedado sin coro. Ya no hay número 12. En Jaén, gracias al bello campo del nuevo La Victoria, ya no es posible afición sino espectadores. 9 de Septiembre de 2002.

Real Jaén, 2; Díter Zafra, 2

(En la primera jornada de la temporada, Linares, 2; Real Jaén, 1) .

Presentación del equipo para la temporada 2002-2003. Foto: Diario Jaén


2. Nuestra casa Desde que el fútbol dejó de ser un deporte puro y se convirtió en espectáculo, la presencia de espectadores ha pasado de inútil o innecesaria a imprescindible. Hoy carece de lógica social que se juegue un partido sin que estén presentes personas ajenas a los protagonistas. Juego sin concurrencia es un contrasentido, una contradicción, hasta un problema conceptual. Algo precisamente de lo que está pasando en el nuevo La Victoria, al que apenas acude público y en el que hay demasiados rincones vacíos. La explicación inmediata es desde luego el descenso de categoría y por tanto la disminución de la calidad futbolística. Ello sin duda es verdad pero en los comportamientos colectivos es prudente ampliar la reflexión, sobre todo cuando hay hechos que pueden desmentir una teoría. Y aquí estamos en esas. Porque en el nuevo proyecto ha faltado desarrollar la legitimidad de un equipo que representa, incluso por su nombre, a una ciudad y responde a una historia anterior. En este tipo de actividades no tiene sentido iniciar un nuevo proyecto si éste corta radicalmente lo que pasó. Si únicamente queda como continuidad histórica el color de las camisetas. Y hasta pueda haber puede haber problemas para elegir como capitán del equipo a un jugador que represente las esencias. En este sentido empieza a abrirse un horizonte con algunas decisiones tomadas últimamente pero no se entiende cómo desde el principio nadie se dio cuenta de que, aunque aceptamos con gusto a los demás, queremos sentir que vamos a nuestra casa. 16 de Septiembre de 2002.

Jerez de los Caballeros, 1; Real Jaén, 0.

3. Echarles una mano Por lo que se ve desde fuera, el Real Jaén no sólo está haciendo mal casi todo lo que se propone sino que a su vez está afectado por la Ley de Murphy, aquella ley que hace unos años se hizo tan popular y que dice en su planteamiento básico más conocido que si algo puede salir mal, saldrá mal o, lo que es lo mismo, que la tostada siempre se cae por el lado de la mantequilla. Lo malo del contenido de esta ley es el efecto sicológico tan perjudicial que produce, sobre todo cuando uno se toma en serio las cosas. Y como empecemos así, podemos acabar bajo los efectos de otra ley como la anterior que en la jerga de los libros se llama de la autoprofecía cumplida y que viene a ser en lenguaje castizo, fuera de academias, lo que nos ocurre cuando ya sabíamos, antes de


hacerlas, que las cosas nos iban a salir mal: que efectivamente nos salen mal. ¡Si ya lo decía yo! En el terreno de juego se ve claramente que cada jornada que pasa los jugadores están más faltos de seguridad en sí mismos por la presión que todos ejercemos sobre ellos. Un simple detalle lo demuestra: no se anticipan a la jugada y ello es por temor a equivocarse. Y a lo mejor podría ser una buena estrategia de momento echarles una mano desdramatizando los resultados con el argumento de que aun falta mucha liga. Y esto no sólo porque ya no se puede hacer otra cosa hasta diciembre sino también porque sin duda ellos no son responsables de los otros desaguisados. Y a ver si a lo mejor así tenemos todos mejores resultados. 23 de Septiembre de 2002

Real Jaén, 1; Cádiz, 2.

4. Todo puede cambiar En la literatura es muy famosa la anécdota de aquel profesor que estaba tratando de demostrar en clase la imposibilidad de que pudiera construirse un artefacto nuclear cuando su explicación fue interrumpida por una explosión fuerte y contundente. Una bomba atómica que ha estallado, le dijeron. Lo que confirma una vez más, como tantas en la vida, que las teorías y las explicaciones, sobre todo si tratan sobre lo que va a pasar, pueden equivocarse de todas todas. Predecir es muy difícil y sobre todo el futuro, en frase que se atribuye al científico danés Niels Bohr, precisamente uno de los descubridores de este tipo de energía. A lo que habría que añadir que, cuando se trata del fútbol, la cosa es todavía mucho más complicada porque, como todos los deportes de competición en los que se juega un resultado, tiene la virtualidad de quebrar cualquier pronóstico, optimista o pesimista, que esto a fin de cuentas da lo mismo. Y es lo que puede estar ocurriendo con el Real Jaén. Porque resulta que todos aficionados, seguidores y analistas- nos hemos llenado de pesimismo con lo complicadas que están los asuntos en el club, tanto en lo empresarial como en lo deportivo, cuando de pronto vemos que, incluso en campo ajeno, el equipo es capaz de pronto de remontar un resultado adverso, aunque los imponderables hayan dado lugar después a un empate. Quizás es que nadie de nosotros ha caído en la cuenta de lo malo que es, como dice el refrán, tener unos buenos principios, con lo que a lo mejor llegamos a Diciembre en situación razonable. Porque de lo que todos estamos seguros es de que desde ese mes todo será coser y cantar. 30 de Septiembre de 2002

Betis B, 2; Real Jaén, 2.


5. Regalar goles La eterna discusión de si a la suerte se la busca o se la encuentra habrá que aplicarla cuanto antes a los equipos jiennenses de la Segunda División B, a la vista de la generosidad fortuita con la que se están produciendo los últimos resultados y los goles con que estamos obsequiando a los equipos contrarios. Bien es verdad que, si aplicamos la teoría de los errores arbitrales, que asegura que al final siempre acaban compensando a todos los equipos, podemos quedarnos tranquilos pero lo cierto es que esa explicación nunca nadie se ha tomado la molestia de demostrarla con datos reales y por tanto es más una hipótesis tranquilizadora de orden sicológico, cuando las cosas han salido mal y los desaciertos nos han perjudicado, que una afirmación científica. Pero además tampoco está claro, y es lo que solemos ver cada día, que en asuntos de fortuna las cosas se muestren compensadoras con los que tienen menos suerte. Por el contrario la experiencia que todos tenemos está más por aquello de que a perro flaco todas son pulgas, que es más o menos lo que asegura Cervantes, precisamente en el Coloquio de los Perros. Así es que por este camino de dejar que el azar nos compense poca solución tenemos para el nuevo problema con que nos encontramos, de regalar goles, y por tanto puntos en la clasificación, sin querer. A no ser que nuestros equipos se apliquen esa fórmula publicitaria tan eficaz de dos por uno, es decir, que por cada gol regalado se marquen dos. Al fin y al cabo la publicidad se ha convertido en una forma de éxito en el mundo. Publicado el día 7 de Octubre de 2002

Real Jaén, 1; Algeciras, 1.

6. Esta vez funcionó El fútbol, como la mayoría de las cosas de la vida, está lleno de tópicos y de frases hechas que sirven para cubrir huecos en las conversaciones y facilitar espacio en las discusiones, y que normalmente son sólo un juego de palabras. Pero este lenguaje se derrumba y se hace realidad cuando se producen determinadas circunstancias como las que ocurrieron el pasado viernes en el partido del Real Jaén en Málaga. Entonces, en la segunda mitad, tuvimos la oportunidad y la suerte de ver en el equipo una imagen de serenidad, dominio y buen hacer hasta el punto de que parecía imposible encajar un gol. Y ello recurriendo únicamente a la maestría y a la inteligencia, sin necesidad de echar mano de marrullerías ni artimañas. A este período del partido podemos aplicarle la descripción que hace Jorge Valdano de una situación similar en una de sus primeras publicaciones: los futbolistas, detalla, retrocedieron dócilmente para


prestarse a la revolución defendida de los generales del banquillo; el juego se fue poniendo serio, lo útil devaluó a lo bello y el resultado se hizo dictadura. Lo que en otros términos quiere decir que, como no había más remedio, el equipo se dedicó a defender por orden del entrenador y los demás técnicos porque era lo único que podía hacer y se había convertido en objetivo irrenunciable. En cuanto a lo de la belleza, ya es más discutible porque, además de otras cosas, también es vistosa una buena defensa. Sobre todo cuando es lo único posible, que eso es ya otro cantar y es un asunto muy serio. Publicado el día 14 de Octubre de 2002

Málaga B, 0: Real Jaén, 0.

7. Jugar indefinidamente Como todo el mundo sabe, los ritos son sistemas mediante los cuales los seres humanos expresamos y hacemos públicos deseos, esperanzas y recuerdos de nuestras cosas. Pero uno de los factores más significativos y representativos de los ritos es que ya está establecido de antemano lo que va a pasar, ya se sabe lo que va a ocurrir. En las disputas de moros y cristianos, por ejemplo, las consecuencias de la disputa, saber quién va a triunfar, se conocen previamente, con anterioridad. Precisamente transformar cualquier ceremonia en rito es darle un cierto carácter permanente tanto en su desarrollo como en su finalización. Los deportes de competición en nuestra cultura no pertenecen a la categoría de rito porque el resultado está por ver y, para conocer lo que ocurrirá al final, hay que esperar al acierto de los protagonistas y a las consecuencias de la fortuna. Sin embargo cuenta el antropólogo francés Levi-Strauss que, en unas islas del Pacifico donde aprendieron a jugar al fútbol, decidieron que las cosas no fuesen así y que éste debía ser un rito. Así el acuerdo fue que, cuando llegara el tiempo de su celebración, jugarían tantos partidos como hiciera falta para que todos los equipos ganaran el mismo número de veces. Con el Real Jaén, a pesar del esfuerzo evidente de los jugadores, vamos a tener que pedir a la Federación que haga algo parecido a los del Pacífico, a ver si de esta forma ganamos lo que nos corresponde. El problema va a estar en que, a lo mejor, la eternidad se nos hace corta, salvo que el técnico encuentre antes una solución. Publicado el día 21 de Octubre de 2002.

Real Jaén, 0; Cartago Nova, 0.


8. Empezar de nuevo Hay que volver al verano. No hay más remedio si es que realmente hay interés en tratar de arreglar la situación del Real Jaén. Hay que recrear el marco en el que se planifican las temporadas futbolísticas, se fijan objetivos y se acuerdan estrategias. Es éste y ahora el tiempo y el momento para situarse en el final de la temporada pasada y empezar a planificar lo que se quiere y lo que se puede hacer en el regreso a la segunda división B. Es lo que parece que aconseja la urgencia de la situación. Si las cosas, por la razón que fuere, no se hicieron bien en el principio (y en eso parece haber una cierta sensación común como lo manifestaron los espectadores el pasado viernes cuando lo reprocharon abiertamente a quien correspondió), ahora es el momento de rectificar en dos de los vectores, el deportivo y el social; el empresarial es cuestión de gabinete. En lo deportivo hay que empezar a poner a trabajar a un técnico que vaya planificando lo que el equipo necesita, con qué se puede contar y con qué no. Por supuesto que ahora hay un condicionante imprevisto y es aquello, que parece se nos ha olvidado, de los 45 o 50 puntos imprescindibles para no bajar de categoría. Porque en la que estamos también hay descensos. Y en lo social hace falta más cercanía a la gente y el compromiso de un entusiasmo razonable en cuanto a resultados. La existencia de un proyecto renovado y coherente, que hay que empezar a diseñar ya con vistas a los plazos federativos, es el único camino para eliminar las reticencias que aun subsisten. 28 de Octubre de 2002.

Real Jaén, 1; Cacereño, 2.

9. No todo el que sube, llega al cielo La última vez que el Real Jaén jugó en partido oficial en el estadio Sánchez Pizjuán fue hace dos temporadas y teniendo como contrario al Sevilla CF. Esto ocurría en Segunda División A y dirigía al equipo Pedro Pablo Braojos. El resultado fue de cero a uno y el triunfo giennense suponía la estabilidad definitiva en la división y hasta algún sueño para los más optimistas. Como puede empezar a serlo también tras la repetición del resultado en el partido de ayer, bien es verdad que con algunas variantes significativas. Como, por ejemplo, que el partido se ha convertido, como diría Arsenio, aquel entrenador y filósofo hoy algo olvidado, en una pequeña gesta proletaria porque en lugar del Sevilla el contrincante ha sido su filial, y el Real Jaén tampoco arrastraba las recientes glorias pasadas: incluso se ha presentado casi como colista. Pero la escenografía ha sido la misma de hace casi dos años, el resultado se ha repetido y se ha roto lo que por tres veces (tantos como rechaces en el travesaño) parecía, de acuerdo


también con el mismo Arsenio, el curso natural de las cosas para el Real Jaén. Es decir, volver a la desgracia precisamente cuando se está empezando a jugar bien. El triunfo y tal como aconteció ha sido un éxito digno de toda complacencia, tanto por el bien hacer como por toda la fortuna, que al final quebró su mala predisposición. Pero no vayamos a perder la cabeza y a olvidarnos de lo que todos decíamos en las últimas semanas porque, como advertía Quevedo, no todo el que sube, llega al cielo. 4 de Noviembre de 2002.

Sevilla B, 0; Real Jaén, 1.

Una lesión interrumpe, a veces de manera significativa, la progresión profesional de un futbolista. Foto: Diario Jaén

10. Mobbing en el fútbol El fútbol, como todo deporte profesional de competición, encierra muchas contradicciones teóricas porque se ponen sobre la mesa vectores o propuestas que en principio parecen tener poca concordancia entre sí. Un ejemplo, entre otros, puede ser el contexto o el ambiente laboral. Hay que tener presente que sus agentes principales, los deportistas, son profesionales con todas las cargas y beneficios que acarrea cualquier trabajo: un salario que ha de proporcionar la parte contratante y naturalmente a cambio una tarea a realizar. Por supuesto que para cumplir su quehacer todo el mundo necesita un clima que le permita producir de manera razonable y natural. Es precisamente en estos años en los que se empieza a popularizar el término mobbing como expresión del acoso laboral, una circunstancia que hasta se considera un delito. En esto estamos como en todas las profesiones. Pero la diferenciación es que esta actividad no sólo debe estar exenta de mobbing sino que además los profesionales exigen, porque es


parte del sistema, ser animados y jaleados por la gente, algo que de ninguna manera tendría sentido en otros trabajos. Bueno, pues aceptemos esta contradicción y aprovechemos que estamos en alza en el Real Jaén para ayudar a los jugadores a aumentar su autoestima. Y reconozcamos que quizá se la hemos deteriorado en las primeras semanas de la liga, colaborando, con las críticas generalizadas a su falta de categoría técnica, a que los resultados hayan sido malos. Porque ¿también hay que exigir resultados como a los demás profesionales? 11 de Noviembre de 2002.

Real Jaén, 2; Écija, 1.

11. Los tres partidos En un libro de reciente aparición, Jorge Valdano dice que ante un partido convencional el jugador de fútbol en realidad juega tres partidos. El primero es el que sueña antes de salir al campo y en el que se ve a sí mismo haciendo el perfil y el desarrollo de un triunfo incontestable: si sumáramos, asegura Valdano, los goles imaginarios que mete cada miembro de un equipo, el resultado sería bochornoso. El segundo partido es el que real y verazmente ejercita en el terreno de juego y en el que el azar, el destino, la calidad técnica y hasta los imponderables acaban imponiendo un desarrollo y un resultado. Por último, una vez finalizado éste, el jugador empieza a revivir en su interior el período de disección, la autopsia, el análisis detenido de las vivencias recientes. Tres partidos que inevitablemente juega el jugador pero tres partidos que también y a la fuerza vive el seguidor del equipo, el aficionado, aunque bien es verdad que de otra forma, lo que no resta intensidad emocional: porque asiste al campo en la esperanza, el sueño y la expectativa de presenciar el triunfo de su equipo; que padece o goza de un partido real; y que sale del campo con el recuerdo del éxito o del fracaso, y lamentando o reiterando la jugada que fue o la que pudo haber sido y no acabó siendo, la jugada futulibre. Tres partidos por tanto del jugador y tres partidos del aficionado. Que, a pesar de errores y desaciertos, es imprescindible que sigan manteniendo las expectativas que los equipos giennenses se hicieron al comienzo de la liga. 17 de Noviembre de 2002.

Extremadura, 1; Real Jaén, 1.


12. Como el sastre de Campillo Al parecer y según se observa a través del tiempo y los avatares deportivos, el Real Jaén, cuando juega en su campo, ejerce la muy noble y poco frecuente virtud de la magnanimidad, cualidad sin duda propia de gente de elevada alcurnia de espíritu. Como si fuera una lección aprendida que se repite miméticamente cada quincena desde que se estrenó el nuevo estadio, el proceso de los partidos se mueve en un esquema que ya sabemos de memoria: esfuerzo, interés, ganas de agradar, profesionalidad, presión sobre el equipo visitante incluyendo sonados vicegoles y temple sonriente entre los espectadores. Pero después, según se va intuyendo en el horizonte el final de la partida, como el sastre de Campillo que cosía de balde y además ponía el hilo, obsequia al equipo contrario con la oportunidad de llevarse el triunfo. Es lo que ocurrió ayer y viene acaeciendo desde aquel día en que, jugando con el Ejido, se inauguró el nuevo campo. Menos mal que esta vez el destino, apabullado quizá porque ya hubiera sido excesivo, se ha comportado como casero y ha jugado con el Real Jaén, evitando que de nuevo una generosidad acostumbrada acabara todo en desastre. Porque lo que no quedó demasiado claro en el campo en la jugada decisiva parece que fue lo que las apariencias negaron. De todas formas todo este proceso reiterado y recurrente algún día tendrá que acabar, aunque sea volviendo a lo que siempre fue el fútbol y que orientaba los pronósticos: ganar en casa y tratar, cuando menos, de empatar a domicilio, como se decía antes. 25 de Noviembre de 2002.

Real Jaén, 0; Ciudad de Murcia, 0.

13. Las cuentas de doña Truhana o la lechera Si hay una actividad social en la que los interesados, cualquiera que sea el nivel en el que estemos, no paramos de hacer cuentas, es el fútbol. Tanto antes como después de cada partido, no dejamos de sumar, más bien que de restar, en un ejercicio mental que ya quisiera para sí doña Truhana o la lechera, que por esos y otros nombres es conocida. Y lo hacemos no ya para resolver los problemas económicos o ver cómo se pueden pagar las deudas que en un quehacer tan quebradizo, tal como está organizado el fútbol, debe ser tarea principal. Ajenos casi todos a tan perentoria necesidad, aplicamos los ejercicios contables únicamente a los resultados deportivos para calcular cuántos puntos necesitamos para alcanzar la gloria y soñar con conseguirla a la vuelta de la esquina. Pero lo que ocurre es que en nuestras ansias de alegría nos olvidamos de la realidad de la misma manera que la lechera lo hacía de las leyes del mercado y de la física y así nos pasa lo que nos pasa: que entre los tres equipos jaeneros sólo hemos


conseguido un punto aunque, eso sí, digno de todo tipo de encomio y alabanza. El problema está en eso, en que, si hacemos caso a los precavidos, tenemos que seguir el consejo que el antiguo narrador de cuentos nos inspira a propósito precisamente del cántaro de leche o de miel, según se prefiera: que hay que encomendarse a las cosas ciertas y alejarse de las confianzas vanas. Pero entonces, si no soñamos ¿para qué vamos al fútbol, aunque se nos derrame la leche o la miel? 2 de Diciembre de 2002.

Mérida, 1; Real Jaén, 0

14. La rutina Decía Yiyo, aquel torero madrileño que tuvo la mala fortuna de morir joven de una cornada, que uno de los problemas más graves con los que se enfrenta un torero en su calidad de responsable de un espectáculo público es la rutina, esa cualidad que hace del trabajo algo monótono, igual a si mismo cada día y por tanto aburrido. Y esa era una opinión de alguien que en su quehacer profesional ordinario jugaba cada día y cada jornada con la muerte en los talones, lo que viene a significar que, si eso ocurre en una profesión tan peligrosa, cualquiera de nosotros, que hacemos otros trabajos menos arriesgados, podemos caer con mayor razón en una situación tal. Y esta tentación es la que amenaza al deporte y, naturalmente, al fútbol, cuando éste se ejercita de manera mecánica, continuada y casi rítmica: todos los domingos partido caiga quien caiga. Y no es que la rutina tenga que ser mala necesariamente, que discusiones teóricas sobre el particular ha habido muchas y de muy alto copete intelectual, pero qué duda cabe que, cuando el fútbol se convierte en burocracia, acaba siendo vacío. Y eso empieza a ser algo habitual en el Real Jaén. Bien es verdad que esta vez ha resuelto el trámite administrativo de manera favorable con un triunfo claro pero lo demás ha sido de gestión pesada, de juego embarullado en un campo que vaya usted a saber por qué se ha acortado, sin imaginación y, como no podía ser de otra manera, con su expulsión acostumbrada. Lo que no está en contradicción con el esfuerzo de los profesionales. 9 de Diciembre de 2002.

Real Jaén, 2; Melilla, 0.


15. De vacas, cigarras... Ensayemos una teoría optimista respecto a la situación, resultados y méritos deportivos del Real Jaén en las últimas semanas: Para eso pongamos sobre la mesa uno de los principios que todos los que se consideran expertos aplican a todos los equipos a lo largo de la Liga, que consiste en asegurar que, salvo trayectorias excepcionales, una vez metidos en lo que llamaríamos la normalidad, a todo el mundo le viene su momento de crisis y, como a los cerdos, su San Antón. Que la monotonía y la baja forma es una enfermedad por la que hay que pasar necesariamente en algún momento de la competición. Bien, para no desanimarnos demasiado, podemos creernos que esto es lo que ocurre ahora. Claro que, si aplicamos esta teoría, habremos de reconocer que el hecho de que, en vez de estar optando por el ascenso, tengamos que mirar todas las semanas hacía abajo en la clasificación a pesar del vértigo que sufrimos, es consecuencia de las primeras jornadas en las que no guardamos nada en la mochila para la época mala. Al Real Jaén le ha pasado como a la cigarra, que hemos pasado un tiempo ocupados únicamente en jalear y gritar a todos los vientos que nuestro objetivo era subir y no hemos tenido tiempo de hacer lo necesario y conveniente para conseguir eso precisamente. Y ahora, cuando llegan las vacas flacas, ni hay trigo en el granero ni carne en la nevera para las emergencias inevitables. Aunque, si queremos ser optimistas hasta el final, podemos esperar que, pasado este mal trance, todo será ya coser y cantar. O sea, tras el mercado de invierno. 16 de Diciembre de 2002.

Ceuta, 1; Real Jaén, 0

16. Fútbol alevín Unos días antes de comenzar la liga de fútbol, este periódico publicó una carta abierta al presidente del Real Jaén en la que un aficionado le reconvenía de manera amable y cooperativa por haber diseñado un equipo, de gestión y deportivo, en el que no se incluía a nadie de Jaén, en el que ningún componente sabía dónde está la Carrera. Y estaba justificado ese tirón de orejas. Porque los aficionados al Real Jaén no acababan de entender la torpeza de quienes planificaban una tarea ajena por completo a cualquier clave cultural de la ciudad en la que residen y cuyo nombre ostenta. Se podía ser más o menos entendido en cuestiones futbolística, incluso en sociología dadas las resonancias que el fútbol genera más allá de lo que es en sí mismo, pero lo que resultaba inexplicable es que ni el presidente ni ninguno de sus colaboradores se diese cuenta de que ese abandono podría suponer el final de la institución. Pues las cosas son como son y


hoy hay que decir gustosamente que se están dando pasos en la dirección correcta de acercar a la gente, a nosotros, al club de fútbol. Quizá este proceso se esté haciendo de manera demasiado cautelosa pero probablemente lo mejor que ocurrió el viernes en La Victoria fue el partido alevín que una treintena de chicos jugaron durante el período de descanso de los mayores, una iniciativa que merece institucionalizarse por los muchos beneficios deportivos y sociales que se derivarían de ello. Y facilitaría una vinculación fluida entre la ciudad, el club y el futuro. 23 de Diciembre de 2002.

Real Jaén, 3; Motril, 1.

17. Un par de avisos No pintan bastos, al menos de momento, para los equipos giennenses de fútbol encuadrados en la segunda división B. Y aunque es verdad que mucha gente no quiere ver a sus hijos con buenos principios por si acaso, también lo es que de diestro a diestro, el más presto, o sea, que el que da primero, da dos veces. El caso es que, refrán arriba o refrán abajo, por ahora ninguno de los tres equipos está en claro camino de alcanzar los objetivos propuestos, especialmente el Real Jaén que, de aspirar al ascenso, de momento está a ver si abandona con cierta seguridad los puestos que llevan a la tercera división. Y esta situación, compartida por los tres, crea zozobra y desasosiego en todos los que de alguna manera tienen que ver con el asunto. Pero en esta pausa será útil, al menos como terapia para evitar sobresaltos, tener presente estos dos avisos. El primero, que habrá que recordar que esto es al fin y al cabo una competición y en estas circunstancias no se puede esperar desde el principio una vida tranquila y serena. Lo contrario sería monótono, aburrido y demasiado previsible hasta para hastiarnos del todo. Porque el fútbol, más o menos como la vida en general, está a fin de cuentas lleno de alegrías y sinsabores, adobado con esperanzas aunque también con malos tragos y con penas que, como se sabe que ocurre con los duelos, con pan son menos. Y éste del pan necesario es el segundo aviso. Que aquello ya citado que quien da primero, da dos veces, es nada más y nada menos que un pensamiento de Séneca. 30 de Diciembre de 2002.


18. César en Torredonjimeno La gente de una cierta edad que estudió en su día la asignatura de latín en el bachillerato recordará, seguramente sin mucha dificultad, aquellos textos de César que había que aprender a traducir si se quería aprobar la asignatura. Eran crónicas de sus batallas en las que describía sus éxitos militares, y todas venían a ser más o menos lo mismo: cuando sus soldados estaban rodeados por el enemigo y por las condiciones del terreno, a punto de sucumbir y de ser derrotados estrepitosamente, aparecía él con lo mejor de sus legiones y le daba la vuelta a la situación, remontaba el peligro y acababa su actuación con una victoria indiscutible. Bueno, pues algo así fue lo que hizo el sábado el Torredonjimeno en su partido con el Real Jaén. Cuando algún escéptico se atrevió a pronosticar un resultado de 0.4 a la vista de como iban las cosas al final del primer tiempo en que ganaba el Real Jaén 0.2, el equipo tosiriano, después del descanso, como si hubiera leído en el vestuario La Guerra de las Galias, remedando a César en aquella descripción que ya se ha hecho clásica de llegué, miré y vencí, llegó al campo, vio la situación y venció. Y además convenció. Bien es verdad que enfrente tenía a un equipo que está, como dicen los expertos, en su misma liga a ver si se salva del descenso a la Tercera División pero ello no quita mérito a su acción. Sobre todo porque no es la primera vez. Hasta el punto de que sus seguidores más animosos recibieron con cierto agrado los primeros disgustos, seguros de que entonces era cuando se ponían bien las cosas. Como ocurría con César. Y acertaron. 6 de Enero de 2003.

Torredonjimeno, 4; Real Jaén, 2.

19. Ni con los últimos Para situar el escenario, habrá que empezar diciendo que yo ayer hacía el viaje habitual para ver al Real Jaén cuando una avería en el coche, a mitad de camino, quebró mis expectativas futboleras ya que, a pesar de su eficacia, rapidez y bien hacer, los servicios de asistencia en carretera aun no son capaces de detener el tiempo ni simultanear el espacio. El caso es que mi ración de fútbol se tuvo que limitar a la tertulia acostumbrada, fijándonos en esta oportunidad en una circunstancia que el calendario ha ofrecido al Real Jaén a ver si con éstas puede afianzarse en la parte media de la tabla de clasificación. Y es que, si se fija uno, al equipo le ha tocado jugar consecutivamente con cuatro de los cinco últimos equipos que de momento están detrás y ocupan los puestos de descenso y promoción a la Tercera División. Y la apuesta era ver si con esas teóricas posibilidades sería capaz de conseguir, al menos, nueve puntos, es decir, tres


victorias, lo que además permitiría guardar un buen gol average ya que se trata de equipos que, como el Real Jaén, quieren evitar el bajar de categoría. Pero no ha podido ser y, según me cuentan quienes han presenciado el partido, el ambiente general, incluido el árbitro, era ya propio de la Tercera División. Y el equipo terminó, como en los últimos partidos, con tres delanteros centro, naturalmente estorbándose entre sí. Alguno me ha comentado que en realidad como en un patio de recreo de un colegio. O sea, que la avería me ha salvado de llevarme otro disgusto en directo. 13 de Enero de 2003.

Real Jaén, 0; Moralo, 0.

El entrenador Anquela se lamenta del juego de su equipo Foto: Diario Jaén

20. Lo único posible Ante la situación deportiva tan acuciante que en estos momentos tiene el Real Jaén habrá que echar mano de todo lo disponible para tratar de resolverla. Porque, al paso que vamos, entre las lamentaciones por la pésima planificación, la esperanza de que las cosas cambien de alguna manera con la práctica, y otras ensoñaciones, de momento ineficaces, estamos repitiendo las vivencias del año pasado. Confiábamos en el mercado de invierno como una circunstancia que permitiría reformar lo que en su día no se hizo pero también se está escapando esta posibilidad ahogada en debates jurídicos que pueden no acabarse nunca. ¿Qué hacer entonces? Cabe una salida y es aplicar el método científico ahora que la ciencia se ha convertido en el modo de conocimiento más creíble y seguro y que consiste en enumerar las posibles hipótesis que en teoría puedan aportar soluciones y analizar después si alguna de ellas nos sirve. Lo mismo que


hacemos cuando se nos va la luz. Modifiquemos las causas para ver si se cambian los efectos. Pero el caso es que las reglas del juego sólo permiten al Real Jaén plantear una única hipótesis ya que es lo único que se puede hacer. Y ésta es cambiar al entrenador. Si hay que hacer algo y esto es lo único que es legalmente posible, pues habrá que hacerlo. Al fin y al cabo tampoco tiene sentido hacer sufrir más a un técnico que es un extraordinario segundo entrenador como todo el mudo sabe y hasta el presidente lo ha dicho. Sobre todo si de este sufrimiento no está obteniendo resultados y desconocemos si otro planteamiento técnico sería más rentable. 20 de Enero de 2003.

Real Jaén, 1; Linares., 2.

21. Ya tiene una tarea concreta el Real Jaén En el transcurso de la temporada, el Real Jaén ha venido dando la impresión de que le faltaba lo que llamaríamos en su globalidad un proyecto, es decir, un conjunto ordenado de fines a alcanzar y de medios para conseguir esos objetivos, que se movía en la vaguedad y la vacilación. Bien es verdad que todos hemos pasado el tiempo hablando, en cuantas oportunidades se nos han presentado, de recuperar la categoría como finalidad principal y única. Pero en el fondo, según han ido avanzando las jornadas, producto sin duda de la caída estrepitosa del año pasado y aun no repuestos del golpe, en realidad lo hemos dicho cada vez menos convencidos y con palabras débiles, como si se tratara de cubrir una mera rutina. Ahora sin embargo parece que empieza a aclararse la situación y que ya sabemos lo que queremos hacer en la presente competición. Ya no tenemos que proponer medias palabras ni ambigüedades en cuanto a la tarea en la que hemos de ocuparnos, cada uno en su puesto como profesionales o como aficionados. Lo mismo que les ocupa a los dos equipos hermanos de la Provincia, lo único que tiene el Real Jaén por delante es evitar el descenso a la Tercera División porque a la altura de hoy es casi lo único que tiene garantizado. No únicamente por los resultados y la situación deportiva sino por todo el escenario en que se esta moviendo su actuación, con tantos avatares deplorables tanto deportivos como societarios. Será que las malas rachas son reales y que las Parcas existen de verdad. 27 de Enero de 2003.

Díter Zafra, 1; Real Jaén, 1.


22. El amigo pesimista La experiencia enseña que casi todos tenemos un amigo pesimista. Aquel que nos sirve de advertencia para que vivamos precavidos y no creamos que todo el monte es orégano, porque piensa que las cosas no van a mejorar mucho en el futuro. Y es este amigo el que ya lo había anunciado hace bastante tiempo. Veréis, aseguraba, cómo el Real Jaén no fichará a ningún jugador en el mes de enero. Aducirá cualquier justificación, la que fuere, pero seguro que no se reforzará en el llamado mercado de invierno. Puede que sea por desconfianza en los asesores, por controlar el gasto o por cualquier otra razón pero os aseguro que terminará la liga con lo puesto, con el equipo que hay. Nuestro razonamiento para contradecirle dialécticamente era clarísimo: si el club, y especialmente su presidente, está gastando su dinero, habrá que pensar que lo hace buscando una rentabilidad, que desde luego no tiene por qué ser única y necesariamente económica. No tiene sentido actuar de esta manera si luego la gente en general vive al margen del equipo y además los escasos aficionados que quedan están enfadados. En esas condiciones, ¿qué beneficio está ofreciendo el equipo a sus patronos? Lo lógico será que ya que está invirtiendo, ello le sea rentable. Y el único camino es un equipo competitivo que ilusione y tenga más horizontes que el no descender a la Tercera División. Pero el amigo pesimista insistía en lo mismo. Ya veréis cómo habrá alguna excusa pero el club no se reforzará en Enero. Y así ha sido. 3 de Febrero de 2003.

Real Jaén, 1; Jerez de los Caballeros, 0.

23. Cádiz, uno y medio; Real Jaén, tres y medio. Éstos han sido los goles conseguidos por cada equipo en la doble confrontación liguera y, sin embargo, los gaditanos se han quedado, legítimamente por supuesto, con los seis puntos en juego. La explicación es muy simple: en la visita del Cádiz al estadio de La Victoria hubo que contarle a los amigos que, aunque el Real Jaén había metido tres goles, al final había perdido porque dos de ellos los había hecho en su propia portería y, en cuanto al partido del pasado viernes, hay que repartir como buenos hermanos el mérito del primero. Y no es la única vez que aparecen estos dislates de mala pata en lo que llevamos de temporada sino que se han repetido de una u otra forma en más ocasiones. Parece como si el teorema de Ginsberg y todos sus corolarios, especialmente esos tan conocidos como el de la mantequilla y el de salir mal los acontecimientos, hubiesen caído en el equipo como buitres. Pero no podemos tirar la toalla. Todavía nos queda


aplicar algún remedio social, alguna terapia comunitaria que cambie el sentido de los resultados. Y a lo mejor, sin más historias, la solución más sencilla es olvidarnos de tensiones y tomarnos las cosas con humor, que es un sentimiento muy prudente, porque el fútbol a fin de cuentas es un juego de irrealidades que no altera ni en lo bueno ni en lo malo nuestra vida. Y de esta forma, además de estar más tranquilos y relajados todos, también los profesionales que trabajarían sin presión como aconsejan los sicólogos en trances difíciles, puede que nos topemos, como quien no quiere la cosa, con el éxito. 10 de febrero de 2003.

Cádiz, 2; Real Jaén, 0

24. De lenguajes gloriosos En una mesa redonda de periodistas deportivos, celebrada recientemente, para deliberar sobre si se puede afirmar que hay una violencia específica en el fútbol, independientemente de la que se da en la sociedad, y si, en el caso de que la hubiere, ellos tienen cierta responsabilidad, algunos de los ponentes defendieron la teoría de que hay una especie de acuerdo implícito entre este tipo de prensa y sus lectores habituales de forma que se entiende que, cuando utilizan palabras y términos heroicos, sublimes o épicos, éstos nunca deben interpretarse en sentido literal sino que son una especie de metáfora o simbolismo; que si hablan, por ejemplo, de que los jugadores están dispuestos a morir en el campo, por supuesto que nadie que esté en sus cabales puede concluir que se trata efectivamente de muerte real; o que referirse a triunfos históricos, espléndidos o infinitos es una manera de hacer poesía y cualquier persona sensata así lo entiende. El asunto sin duda es complejo y todo seguidor de fútbol está en su derecho de opinar sobre este tipo de literatura pero lo malo es que entre nosotros estas discusiones de lenguajes gloriosos sólo pueden producir nostalgia. Nuestra situación deportiva es tan triste que hace ya demasiado tiempo que en el Real Jaén los periodistas profesionales no tienen oportunidad de emplear expresiones heroicas, sublimes o épicas. Y es una pena pero así son las cosas y no nos queda otra solución, mientras se construye un nuevo futuro, que echar mano de historias rutinarias. Lo que hace falta es que éstas al menos sean positivas. 17 de Febrero de 2003.

Real Jaén, 1; Betis B, 0.


25. Los ojalateros Parecía el viernes pasado, en el partido que el Real Jaén jugó en Algeciras, que los jugadores del Real Jaén querían ser ojalateros. No hojalateros, que eso es otra cosa muy distinta como todo el mundo sabe, sino ojalateros, escrito así sin la hache inicial, de los del “dice el padre prior que bajéis al huerto, que trabajéis y que después merendaremos”. Sin crear una sola clara ocasión de gol en todo el partido y por tanto sin ninguna posibilidad de marcar en la portería contraria, el equipo se quedó como simple espectador de su propio destino cuando un defensa del Algeciras, enfrentado solo con el balón y sin que nadie le acosara, puso el uno en el casillero giennense: por una vez íbamos a tener la suerte de nuestra parte. Pero al final fue el árbitro el que tomó otra iniciativa, esta vez en contra de nuestro equipo, y cedió la ventaja a los contrarios. Era tan tarde que ya no hubo tiempo de intentar de nuevo ni lo de ojalatero ni alguna otra alternativa. Lo de ojalatero viene del lenguaje militar referido a los que desde fuera, como en el caso del mensajero del prior, estimulan a otros al trabajo y luego se apuntan a disfrutar de la victoria: ojalá ataquen ellos y ojalá ganemos nosotros. La palabra hace tiempo que tuvo éxito y el diccionario la da como referida al que únicamente se limita a desear el éxito de su partido o grupo sin colaborar en ello. El Real Jaén pudo esta vez haber ganado sin tirar nunca a puerta y lo habría merecido como compensación a otros partidos anteriores. Pero no pudo ser. Otra vez será. 24 de Febrero de 2003.

Algeciras, 1; Real Jaén, 1.

26. Los tres tristes tigres. El Real Jaén es este año un equipo, y seguramente una sociedad, además de triste, frágil e inconsistente. Cualquier estornudo es suficiente para abrirle una grieta en el camino, basta un suspiro para que se derrumbe todo el engranaje. El encuentro del pasado viernes con el Málaga B es un buen ejemplo de ello: un mal bote del balón fue bastante para perder el partido. Aunque bien es verdad que, de no haber ocurrido este accidente, tampoco hubiera ganado porque no fue capaz de hacer siquiera un gol. Ese es el problema. ¿No es triste que el único argumento positivo del partido sea decir que al menos se mereció un triste empate? ¿Un triste cero a cero como objetivo deseable? No es que le vayan mejor las cosas a los otros dos equipos giennenses pero tanto el Linares como el Torredonjimeno pueden aducir que es una inestabilidad de crecimiento, resultado de un ascenso de categoría. En el Real Jaén la historia es diferente y la endeblez tiene otro origen y otras causas. No se trata de repetir otra vez la crónica de los


errores de planificación o la excusa de no haber mejorado la plantilla en Enero. Eso por supuesto. Pero a estas alturas de la competición la realidad es más compleja. Un estilo de juego inaguantable por aburrido, unas gradas prácticamente sin gente... Y lo peor es un gran vacío social, que a lo mejor entre todos podríamos empezar a ver cómo romperlo. Mientras, todo demasiado triste. Como los tres tigres del verso, que seguramente estarán paseando por el carnaval. 3 de Marzo de 2003.

Real Jaén, 0; Málaga B, 1

27. Hacer cuentas Sin que se entienda como una afirmación precisa y rigurosa, se puede decir que en el desarrollo de las competiciones deportivas, en este caso del fútbol, hay dos señales claras que permiten determinar si se está empezando la temporada o, por el contrario, se ve ya el final a la vuelta de la esquina. Basta leer o escuchar las declaraciones tanto de los profesionales como de los aficionados y observar si hablan del futuro o lo hacen de cuentas. En el primer caso suele servir de referencia el tiempo, algo así como que ya veremos y seguro que conseguiremos y resolveremos los traspiés. Pero al ritmo de cómo se va acercando el término del trayecto crece el interés por lo que unos llamarían de manera discutible las matemáticas, otros la contabilidad y los más simplemente las cuentas. Y es que se acerca el momento de agarrarse al clavo ardiendo de un punto o incluso de un gol para asegurarse el éxito o, cuando menos, evitar el desastre. Es el caso en el que la precariedad empieza a ser una virtud, como le ha ocurrido al Real Jaén esta semana. Menos mal, por una parte, que de momento en la contabilidad del fútbol todavía no se le ha ocurrido a nadie restar puntos. Y, por otra, que lo cualitativo deja de tener sentido para ser sustituido por lo cuantitativo como criterio único de valor. Al final de todo, la mayoría de los asuntos de la vida terminan ajustándose en escalas, en números, en cuentas. Es el más o menos con que se preguntan permanentemente los enamorados. 10 de Marzo de 2003.

Cartago Nova, 0; Real Jaén, 0.

28. El papel que juega el Real Jaén Todos sabemos por experiencia, y así lo confirman los libros de sociología y sicología, que la sociedad asigna a cada individuo y a cada grupo social unos determinados papeles para jugar en la vida. Papeles o roles, que también se llaman de esta manera, relacionados con nuestras funciones y tareas en el trabajo,


la familia o los amigos, en el mundo en definitiva en que nos movemos y que hacen que nuestra conducta sea más o menos previsible, que se pueda pronosticar con mayor o menor precisión cómo nos vamos a comportar normalmente. Los papeles o roles que corresponden a cada uno de nosotros dependen del status o la situación social, normalmente económica, que nos ha tocado y que viene determinada por el destino, el azar y las decisiones humanas. En el ámbito del fútbol se espera, por citar algún ejemplo sencillo, que el Real Madrid o el Barcelona no sólo ganen sus partidos sino que hasta la fortuna o el azar le sean propicios y naturalmente la noticia se da cuando pierden o son víctimas de errores continuados. El partido de ayer del Real Jaén en Cáceres es un claro ejemplo del papel y el rol que está jugando el club esta temporada de acuerdo a su status de equipo derrotado, a punto de descender a Tercera División: entre errores propios, desaciertos, mala suerte, todo le sale mal, incluidos dos goles en la propia portería. Lo que se dice familiarmente un poema. Bien es verdad que a veces hay excepciones y hasta milagros, que aun se pueden esperar, pero el desarrollo de ese partido era perfectamente previsible. 17 de Marzo de 2003.

Cacereño, 4; Real Jaén, 2.

29. El problema es del cronista El problema ya no es del Real Jaén. El equipo al fin y al cabo hace lo que sabe o lo que puede y ahí están los trabajos y los resultados. El problema ahora lo ha traspasado al cronista. Quien tiene en estas circunstancias la dificultad y el conflicto es el responsable de contar a la gente en general lo que ha pasado. No hay que olvidar que un recurso literario imprescindible para la buena y provechosa escritura, al decir de los entendidos, es la novedad pero el equipo lo está haciendo imposible. Pasa lo mismo con el recurso a los dichos o relatos populares que tampoco tienen fácil acomodo a lo que viene ocurriendo en los partidos: antes bastaba asegurar que se había jugado como nunca aunque se había perdido como siempre para que el que no había asistido al campo tuviese, siquiera irónicamente, una visión de lo que había pasado. Pero tampoco vale recurrir a ese tópico, salvo que se modifique su contenido, con lo incómodo que esto resulta. Las condiciones no facilitan la solución. El Real Jaén ha jugado como siempre y, también como siempre, ha perdido, porque no parece razonable resumir de otra manera el partido de ayer. Por no faltar y para que nadie eche en falta la costumbre, hasta ha habido la expulsión acostumbrada. Y este es el problema: cuando todo se hace igual de mal, cuando se repite una y otra vez lo mismo de cada jornada, al redactor se le complica el trabajo porque no tiene nada


que decir. Es como repetir una plantilla una y otra vez, cambiando únicamente la fecha. Y, en este caso, añadir la lluvia. 24 de Marzo de 2003.

Real Jaén, 2; Sevilla B, 2

30. Un partido amable Sabido es que la mala suerte, que las más de las veces no es sino la excusa que ponemos para justificar nuestros desaciertos, también tiene sus formas habituales de expresión. Aunque en algunos casos es imprevisible, lo más frecuente es que asome las orejas con los mismos métodos. En este sentido José Eugenio Lara enumeraba el pasado jueves los tres jinetes perversos que vienen cercando en esta liga al equipo del Real Jaén en el desarrollo del juego: las expulsiones, los autogoles y los errores infantiles. En verdad se puede asegurar, con una precisión razonable, que en cada partido han estado presentes de manera habitual una media de dos de estos enemigos porque cuando no ha sido una cosa, ha acontecido otra. Si no ha habido autogoles, ha llegado una expulsión o un fallo incomprensible derivado de vaya usted a saber por qué minucia o fruslería. El caso es que así estamos donde estamos y, al caos originario tantas veces repetido de la planificación aciaga y calamitosa, hay que añadir la crónica de estas contrariedades que ocurren como al del cuento que cada vez que asomaba por la puerta siempre pasaba un alguacil. Pero el viernes pasado en Écija las cosas han cambiado notablemente y no se han producido ninguna de estas anomalías tan pesadas como perennes. Si esto sigue así, ya sólo queda conseguir los en torno a cuarenta y cinco puntos que dicen las estadísticas que se requieren para asegurar la permanencia. Lo malo es que sólo faltan ocho partidos. Pero habrá que confiar en el cambio de dirección del viento. 31 de Marzo de 2003.

Écija, 1; Real Jaén, 1

31. El Real Jaén tiene genoma Empezaban a correr rumores por los mentideros (que, como se sabe, son los antecedentes de los actuales programas de televisión basura) cercanos a los ambientes deportivos asegurando que el Real Jaén era un equipo poco sólido, inconsistente, sin criterio y sin saber muy bien lo que hacer. Que su configuración no tenía sustancia ni señas de identidad como se había apreciado en el partido de Écija. Pero esa opinión ha quedado plenamente desmentida por los hechos y se ha visto que apenas tenía fundamento. Antes al contrario, en el


partido de ayer se pudo comprobar que el equipo tiene un mapa genético tan sólido como cualquier otro ser del mundo y por tanto fijo, estable y permanente que le lleva a comportarse con necesidad inevitablemente de una manera determinada. Es como una inclinación natural que desborda la voluntariedad de sus protagonistas y no le permite actuar de otra forma. El actual Real Jaén tiene genes y por tanto una naturaleza en cuyo mapa genético están escritos sus tres demonios familiares que le dan personalidad y un comportamiento propio. Ayer, por ejemplo, no hubo expulsiones pero sí volvieron a aparecer los otros dos, a saber, los autogoles y los errores infantiles. Y como lo biológico resulta una imposición, todo se hizo al revés para que pudieran cumplirse los mandatos genéticos, a pesar de la legión de delanteros centro que tenía la alineación. Sólo al final pudo romperse la obediencia biológica pero fue un fiasco. Como debe ser, para cumplir con el destino genético. 7 de Abril de 2003.

Real Jaén, 2; Extremadura, 3.

32. El diablo de los números A estas alturas de competición, pensando en la clasificación final y en las posibilidades de no descender a la Tercera División, las cuentas y los números aún permiten la confianza y la ilusión o, como decimos familiarmente, todavía salen. Y todos sabemos en verdad lo que eso significa. Los profesionales y los interesados en cuestiones deportivas suelen decir, pretextando rigor y precisión pero casi siempre con la boca pequeña, que hasta que matemáticamente haya posibilidades de conseguir el objetivo de la temporada no se puede cantar victoria ni, en caso contrario cuando las cosas van mal y el peligro de un tropiezo final amenaza con fiereza, lamentarse de la derrota definitiva. O sea, vienen a significar que mientras hay vida, hay esperanza, que muchas veces no es sino como lo de poner una pica en Flandes. Pero eso de hacer cuentas, aunque le parezca tan sencillo al diablo de los números, que asegura M. Enzensberger, tiene el grave inconveniente, como el mismo nombre indica, de que la mayoría de los verdaderos matemáticos no sabe hacerlas, con lo que veremos qué puede salir de todo este lío contable. De todas maneras, aun cuando en definitiva los números saliesen milagrosamente bien, el balance no puede ser más triste, lastimero e impropio, en contraposición a las expectativas iniciales. Y a la hora de desarrollarlo habrá que poner sobre la mesa los dos temas centrales que faltan para cerrar la temporada: las responsabilidades de lo que ha ocurrido y el futuro del club. 14 de Abril de 2003.

Ciudad de Murcia, 2; Real Jaén, 1


33. Casi la eternidad La verdad es que el termómetro que indica en un partido de fútbol el nivel de tensión o de relajamiento colectivo es esa pantalla pública que refleja los vectores de minuto y resultado. Sobre todo en días como el de ayer cuando el tiempo del partido dejó de ser pasado, presente y futuro y se convirtió casi en una eternidad que no se acababa nunca. Los libros de filosofía, cuando se habla del tiempo, de lo que es y significa el tiempo, suelen citar a este propósito el texto de S. Agustín en el que éste, tratando de explicar la dificultad de teorizar sobre el asunto, dice que, si no se lo preguntamos, entonces puede decir que lo sabe pero que, si lo hacemos, si tratamos de que nos lo explique, entonces reconoce que no lo sabe. Es la vivencia que tuvieron ayer los aficionados que asistieron al campo que sí que aprendieron, si ya no lo sabían, lo que es el tiempo, sobre todo cuando éste casi se mezcla y se transforma en la eternidad, que es seguir siempre. De todas formas parece más elegante abstenerse hoy de hacer cábalas sobre las posibilidades que el Real Jaén tiene de mantenerse en la categoría, visto lo visto en el partido, porque sería desviarnos del foco de alegría que hay que compartir con Jurado al que la suerte le ha permitido volver como quería (y como queríamos todos los aficionados y algunos más). Precisamente este asomo de eternidad de un partido, que parecía no terminar nunca por mucho que se venía pidiendo la hora, engrandece aun más los méritos de Francisco Jurado. 20 de Abril de 2003

Real Jaén, 1; Mérida, 0.

Francisco Jurado se reincorpora al equipo después de haber superado una muy grave enfermedad. Foto: Diario Jaén


34. Como los malos estudiantes Al Real Jaén y al Torredonjimeno les está pasando (en los resultados, no en el esfuerzo de los profesionales, que eso es otra historia) lo que a los malos estudiantes, que abandonan sus tareas y trabajos durante el curso y luego, cuando llega el momento de los exámenes finales, las cosas empiezan a ponerse feas y complicadas porque un resbalón casi sin darse cuenta puede dar al traste con todas las ilusiones. Si se ha sido un estudiante regular, de esos que tienen aprobados algunos parciales, esa nota le sirve como de colchón para sortear el peligro, aunque deba estar pendiente y muy atento hasta el final: es lo que le ocurre, por ejemplo, al Linares. Pero si se han venido dando tumbos y no hay ni una carta guardada para un caso de emergencia, inmersos a estas alturas en plena zona de descenso, el horizonte aparece negro o más bien oscuro y difícil. Además el problema se acrecienta porque el sistema de liga es como el de unas oposiciones en las que hay un número máximo de candidatos que pueden superar la prueba (como lo del temible numerus clausus) y no hay manera de ampliar el número de plazas a cubrir. En estas condiciones el Torredonjimeno apenas tiene posibilidades de salir indemne. Al Real Jaén, por su parte, los dos últimos éxitos le han abierto un camino ancho de esperanza que puede ser cierta salvación, siempre con la posibilidad de ese examen extraordinario de recuperación que es la promoción. Y es que ya lo dice el refrán, que más vale antes que después, o que el que da primero da dos veces. Pues eso. 28 de Abril de 2003.

Melilla, 1; Real Jaén, 2.

35. El duende de la buena suerte Quienes tuvieran tiempo y ganas de ver el partido, trasmitido por televisión, que jugó ayer el Real Jaén, puede que creyeran que estaban soñando a la vista de la tranquilidad y la seguridad en el éxito (no quiere decir no trabajado) que el desarrollo del mismo ofrecía. Fue sin duda una de las escasas situaciones (habría que hacer memoria pero casi seguro que la única) en toda la temporada en la que la desazón y los nervios no tuvieron presencia ni hubo necesidad de recordarlos. ¡Ahí es nada con el ritmo de un vicegol casi cada cinco minutos! ¿Se habrá quebrado la racha negativa y empiezan los buenos tiempos? ¿Será verdad la afirmación tan traída y llevada de que al final el azar suele compensar y ser equitativo con todos? ¿Habrá empezado a trabajar para el equipo el genio de la buena suerte que tantas veces se distrajo de sus obligaciones para con el Real Jaén? El problema, ya se sabe, está en que a estas alturas pudiera ser demasiado tarde. Pero los científicos y los filósofos en sus disquisiciones y análisis utilizan


con mucha frecuencia la hipótesis de qué pasaría si hubiese un genio o un duende que lo trastocara todo y a qué conclusiones se podría llegar en ese caso. Podemos esperar que el Real Jaén (el Linares y el Torredonjimeno tienen otra situación cada uno) encuentre uno que prolongue las buenas prestaciones del de ayer. Lo malo es que van a hacer falta multitud de duendes o uno con muchos partidos a que atender. Por lo pronto uno de los primeros que se necesita se llama Torredonjimeno. ¿Se portará bien? 5 de Mayo de 2003.

Motril, 0; Real Jaén, 4

36. De batallas y guerras Eliminada casi desde el principio de la temporada la posibilidad de que el equipo del Real Jaén optara a una plaza para la liguilla de ascenso, aunque las declaraciones oficiales aseguraban lo contrario (con lo que se puede apreciar lo interesante que es muchas veces comparar lo que se dice y lo que en realidad son las cosas), el objetivo era, cuando menos, mantenerse con cierta holgura y suficiencia en la clasificación a la espera de programar mejor la próxima temporada. Después, también este propósito alternativo se fue esfumando poco a poco y, a estas alturas del campeonato, cuando sólo queda un partido, aun no tenemos en el bolsillo la garantía de la victoria definitiva aunque bien es verdad que con las esperanzas e ilusiones de conseguirla. Pero ha estado a punto de esfumarse casi por los pelos. Haciendo un balance de la trayectoria de triunfos y derrotas (por cierto más de éstas últimas que de los primeros) parece como si el equipo del Real Jaén, como decía un aficionado, se hubiese aprendido con detalle los miles de ejemplos que ofrece la historia de cómo no es lo mismo ganar una batalla, o muchas, que una guerra, ya que una cosa no garantiza necesariamente la otra. Y puesto que lo que importa es esto último, se han ahorrado los esfuerzos posibles en la confianza de que al final todo saldrá bien. Como si únicamente se hubiese hecho lo imprescindible. El problema obviamente es el riesgo de que se pueda perder la batalla final y con ello la guerra. Pero a la bicha ni mentarla. 12 de Mayo de 2003.

Real Jaén, 3; Torredonjimeno, 1.

37. Terminó bien Decía hace un par de semanas uno de los jugadores más importantes y decisivos del Real Jaén algo así como que, visto lo visto, mantenerse en la división de Segunda B supone una alegría tan inmensa como si se hubiese alcanzado la


liguilla de ascenso. Y la verdad es que en gran parte tenía razón, sobre todo en estos momentos en los que los aficionados estamos tan animados. Pero no hemos de confundir dos sentimientos por más que estén casi en el mismo recorrido afectivo: una cosa es una sensación de liberación, como un grito de ¡menos mal!, y otra el placer de sentirse vencedor. Es verdad que al final se ha ganado la guerra (una guerra menor, por supuesto) pero no sólo ha habido un altísimo riesgo de perderla sino que ha costado demasiados disgustos, muchas desilusiones y, sobre todo, apenas ha contribuido a animar a los ciudadanos, a pesar de las iniciativas que ha tomado la directiva. El fútbol en Jaén, en nuestra ciudad, durante este año ha sido una actividad marginal que ha tenido escaso eco ambiental y a evitar esto es justamente a lo que hay que apuntar desde el primer momento en cualquier diseño de futuro para que la gente, conociendo por supuesto quién es el dueño, sienta al equipo como suyo. Es el único camino posible y razonable para los aficionados. Y por supuesto para el presidente. No parece muy lógico que siga gastando dinero sin sacarle si quiera el beneficio de la prestancia y el liderazgo social. De esto convendrá hablar más adelante. 19 de Mayo de 2003

Moralo, 0; Real Jaén, 1


VERANO 2003


38. Reaparece el amigo pesimista La entidad del Real Jaén está apareciendo, cada vez con más frecuencia, en los espacios más insospechados de los medios de comunicación. El penúltimo, en política, en el maremagno de las elecciones, para denunciar que el Ayuntamiento había incumplido unos acuerdos que tenía firmados y eran algo así como la condición impuesta para la compra de las acciones de titularidad municipal. Y el último por ahora en la sección laboral y de tribunales por problemas graves con su propio gerente. La verdad es que todos sabemos que el fenómeno social llamado fútbol no es una utopía deportiva que se nutre de la ilusión y vive de la fantasía. A nadie se le oculta que detrás, o delante, del balón corren los intereses más variopintos, la mayoría de las veces seguramente legítimos, y la búsqueda de los beneficios más diversos. Todo eso es normal y forma parte del engranaje. Pero el problema, como en casi todas las cosas de la vida, aparece cuando se altera el equilibrio y unas cuitas y tareas impiden ocuparse de otras que son tan o más precisas e irrenunciables. Esto es lo malo y el peligro que amenaza al Real Jaén, en el que ya ha llovido demasiadas veces sobre mojado: no vaya a pasar de nuevo, como en el llamado mercado de invierno, que se aprovechó una excusa obvia para no reforzar el equipo. Mi amigo el pesimista ya me está avisando otra vez de que no hay que dejarse enredar en el contraste entre las declaraciones de objetivos esperanzadores y la realidad de los pleitos y los embrollos. 26 de Mayo de 2003.

39. Los falsos ricos Dice la teoría que, como la vida misma, el fútbol está lleno de pobres y de ricos; de una gente con escasos posibles y de otra a la que casi le sobra patrimonio, dinero y caudales por doquier. Y entre unos y otros, como no podía ser de otra manera, una amplia, extensa y alargada clase media dentro de la cual también se podrían hacer bastantes distingos. Pero eso no es nada más que la teoría porque, si se horada un poco y se rebusca en la trastienda de las cuentas y los libros de contabilidad de todos los clubes de fútbol, lo que aparece, sin mucho esfuerzo, son trampas, descubiertos e impagos. Es decir, insolvencia total, generalizada y universal. Todos con el agua al cuello y a punto de ahogarse. Lo de pobres y ricos no deja de ser una ironía y una risotada del destino. No hay pobres y ricos. Salvo alguna excepción y algún matiz, la realidad es que los llamados ricos son los más endeudados y más fulleros y entrampados. ¡Claro que con más credibilidad ante los bancos y mayor capacidad de endeudamiento! Ya decía


McLuhan que el dinero es el crédito del pobre, que es al que le exigen poner las monedas sobre la mesa para comprar cualquier cosa. Los llamados ricos son aquellos a los que se fía. Y en estas estamos. Los que se consideran y son considerados ricos, sin ningún pudor ni prudencia, sabiendo además que gozan de un alto nivel de complicidad, se dedican a gastar lo que no tienen, a destrozar el mercado y a pagar unos sueldos tan escandalosos que serían causa suficiente para provocar otra revolución francesa. 2 de Junio de 2003. 40. Populismo Dos envolturas básicas se necesitan para diseñar cualquier proyecto, la técnica y la social. Como dos caras de la misma moneda, tan importante es atender a las necesidades de la empresa para cumplir sus objetivos como ocuparse de que la gente entienda y disfrute de sus ventajas. Calidad en los jugadores y comunicación con los seguidores son dos requisitos imprescindibles para un final feliz. En lo que concierne a lo primero, seguro que el grupo planificador de los aspectos técnicos del Real Jaén tiene las dosis necesarias de experiencia y sabiduría para preparar un buen equipo para la próxima temporada. Ahora bien, además de todo eso, de lo que tiene que estar muy pendiente el club es del otro relieve de la planificación, de lo social, de la comunicación con los aficionados y la ciudad en general. Algo que, tras superar el síndrome de forasteros de la casi totalidad de sus miembros, según avanzaba la temporada, ya intentó el año pasado. Hace falta un discurso y una mayor fluidez verbal con los seguidores para entusiasmarles. Porque aunque todo el mundo asegura que los éxitos crean clientes, ésta es una verdad a medias ya que lo que en realidad aparece en esos momentos de gloria siempre es ruido, voces y oportunismo. La afición es otra cosa. Y, para que se fortalezca, aunque pudiera parecer feo dicho así en frío, se necesita un punto de populismo. Eso es el fútbol y lo son los espectáculos de masas, sobre todo en los que hay emociones intensas. Con lo que la gracia queda completa. 9 de Junio de 2003


A pesar del descenso de categoría, un grupo de aficionados jóvenes se mantuvo fiel al equipo. Foto: Diario Jaén

41. Entrenador y seleccionador Un problema que viene padeciendo el Real Jaén en el plano técnico y deportivo desde hace demasiado tiempo es la disociación, la no coincidencia que se produce entre quien planifica y la persona que después tiene que desarrollar el proyecto. Por unos u otros motivos ha ocurrido que en las dos temporadas últimas el técnico que dirigía al equipo no era el mismo que lo había programado. Francisco se encontró un equipo tan bien ensamblado por Braojos que, salvo alguna variación, lo mantuvo en su integridad. Luego Anquela, Jiménez, Anquela de nuevo y Nogués han dirigido también un colectivo hecho, organizado y pensado por otros entrenadores, lo que sin duda es un grave inconveniente a la hora de encajar las cualidades de los profesionales que integran la plantilla con el esquema de juego que el entrenador desea aplicar. Hablando de la conveniencia y de los beneficios derivados de que sea la misma persona quien haga estas dos tareas, podemos recordar la famosa anécdota, que cuenta Valdano, de aquel entrenador que trataba de justificar el desajuste entre su estrategia y la realidad después del juego con la excusa de que él ya se encargaba, por supuesto, de colocar bien a sus jugadores en el campo: lo malo, decía, es que luego ellos, cuando empieza el partido, se mueven y así no hay manera. Pues bien, por primera vez, después de estas malas experiencias, van a coincidir en una misma persona el entrenador y el seleccionador. Para lo bueno y para lo malo. Esperemos que esto último no ocurra. 16 de junio de 2003.


42. Tarde piaste El que debemos ser prudentes, tranquilos y pacientes es un consejo repetido mil veces en los libros que han escrito los más sabios pensadores. Y no sólo estos ilustres están convencidos de ello: a cualquiera de nosotros la experiencia nos ha proporcionado esta misma enseñanza, que para triunfar en la vida, en los negocios y hasta en el amor hemos de ser precavidos y sosegados. Sancho Panza asegura que de sabios es guardarse hoy para mañana y no aventurarse todo en un día, y no hay ciudadano que desconozca la anécdota atribuida a Felipe II de vestirse despacio por tener prisa. De todo lo cual se deduce fácilmente que es opinión común que, a la hora de llevar adelante una empresa, debe actuarse con cuidado y circunspección, que la prudencia es en estos menesteres la ciencia y que la precipitación no conduce a nada y es mala consejera. Y así se está comportando el Real Jaén en la planificación de la próxima temporada o, al menos, esa es la impresión que da. Lejos de apresurarse, las cosas se están meditando bien antes de tomar una decisión que estropeara el objetivo que no se cansan de repetir los responsables de la entidad. Hace más de un mes que terminó la liga y, al parecer, ni siquiera los jugadores conocen las intenciones del club. El grave peligro es confundir la sensatez con la parsimonia y llegar cuando esté todo el pescado vendido. O, en clave de humor, correr el riesgo de que ocurra lo que al pollo que un soldado oyó piar dentro de su cuerpo después de tragarse un huevo pasado por agua. Y entonces a ver qué se hace. 23 de Junio de 2003. 43. Obras son razones Naturalmente que para poner en marcha una buena temporada futbolística hace falta un discurso y una mayor fluidez verbal con los seguidores para entusiasmarles (otra cosa es lo que luego resulte de la actividad deportiva, que a lo mejor no nos permite ni siquiera ir a protestar al maestro armero). Pero este entusiasmo, que es el requisito llamado social, tiene que sustentarse en razones. Es verdad que se necesita un poco y un punto así de demagogia para darle algo de gracejo pero, al final, si no hay razones sólidas, el tinglado se desmonta como castillo de arena, o de naipes. Y hablando de razones sólidas y consistentes es como entran en juego, nunca mejor dicho, los fichajes, las inversiones y los compromisos que son los que al final convencen o no a los seguidores. Porque no hay razón más poderosa que una buena inversión diseñada y realizada con pulcritud ya que las palabras y las promesas no valen si no van acompañadas de gestos y de acciones. Desde luego que no se trata de gastar por gastar, ni siquiera


de hacerlo de manera aparatosa porque esos dispendios irracionales son más de una vez la puntilla de los clubes. Basta con garantizar un equipo con posibilidades técnicas de quedar en la parte de arriba de la clasificación final y evitar ensoñaciones como aquella del barón de Münchhausen, el de los cuentos de juventud, que aseguraba que, una vez, estando montado en su caballo a punto de caer en un lago, tiró con tal fuerza de su cabello que consiguió salir indemne de la situación sin ahogarse. 30 de Junio de 2003. 44. El fútbol post-heroico Hace unos meses un ilustre comentarista de El País, M. Á. Bastenier, traía a colación, a cuento de la guerra de Irak, el pensamiento de la sociología alemana actual que asegura que nuestra sociedad está en una era post-heroica, que ha perdido el sentido mágico y grandilocuente de las grandes gestas y las increíbles hazañas de los titanes y otros personajes de su rango, que en estos tiempos hay más cálculo que entusiasmo cuando se trata de programar una acción pública importante, como es el caso de una guerra. Probablemente sea verdad esta apreciación aunque los resúmenes históricos muy generales suelen ser bastante discutibles y mucho más subjetivos que objetivos. Pero lo que sí queda claro, a poco que uno eche una ojeada simplemente, por ejemplo, a las conversaciones de la gente, es que hay un espacio social, sin duda relevante y muy significativo, en el que no sólo no se ha producido ese paso de lo heroico a lo post-heroico sino que ha sido y es capaz de integrar ambas perspectivas en una síntesis que merecería un monumento y una atención especial de los estudiosos y los teóricos. Este espacio es desde luego el fútbol. En él pueden convivir y de hecho conviven los negocios, el comercio, los trapicheos, lo vulgar y el dinero negro con la gloria, las emociones del honor, las epopeyas y los laureles. Triste y grandioso destino del fútbol que lo mismo nos hace sufrir que gozar. Esa es su contradicción. Aunque hay gente que hace mucho se olvidaron de esto último. 7 de Julio de 2003. 45. Por qué sigue el presidente. (1) En verdad ésta es la pregunta cuya respuesta aclararía toda la planificación deportiva del Real Jaén para el futuro. Porque, aunque los aficionados y los seguidores, como los del resto de clubes de fútbol, estamos pendientes en estas


fechas de cómo se organizan los aspectos deportivos para la próxima temporada, no podemos olvidar la estructura económica y financiera que hay detrás de esas decisiones. A fin de cuentas lo que ocurre en el plano deportivo es consecuencia, como en todos lados, del origen, la situación y el sentido del club, y es esto lo que nos dará la clave de por qué una u otra política deportiva. Por eso es útil, en este momento, para entender mejor lo que se nos avecina, recordar cómo se gestó la actual dirección y los avatares más significativos por los que ha pasado. La crónica, desde la perspectiva del socio de a pie, dice que todo empezó cuando al parecer, y según todos los indicios, el actual presidente y dueño efectivo del Real Jaén desembarcó en nuestra ciudad, buscado y traído por alguien, husmeando horizontes nuevos para el desarrollo empresarial y económico de su empresa. Y que lo hizo tras llegar a un acuerdo, escrito y firmado, con el gobierno municipal para quedarse con el paquete de acciones que éste último tenía y del que quería deshacerse como fuera. En el aire quedó la duda de si realmente había otra opción giennense para esta compra. Y también la sospecha fundada de que la corporación municipal habría tenido que ofrecer al sr. Gil Vázquez alguna compensación por la compra de esas acciones. 14 de Julio de 2003

El presidente y máximo accionista del club Manuel Gil Vázquez acompañado del gerente Martínez Ros, en el palco de La Victoria. Foto: Diario Jaén

46. Motivos para una continuidad (2) Firmado el pacto entre el Ayuntamiento y el sr. Gil Vázquez para la adquisición de las acciones de titularidad municipal del Real Jaén, que lo convertían en dueño y señor del club, transcurrió el pasado campeonato de liga con los avatares que todos conocemos. El presidente, ralentizando sus inversiones (podemos recordar


las circunstancias del llamado mercado de invierno), se supone que a la espera de que el Ayuntamiento ejecutara su parte, fue fiel a lo acordado y ejerció en el Real Jaén, financiando con su patrimonio o el de sus empresas los gastos del club y del equipo. Lo del acuerdo en el que la Corporación Municipal le ofrecía ciertas ventajas se confirmó, como ha recordado estos días Diario Jaén, en plena campaña electoral cuando el sr. Gil Vázquez mostró el documento que lo acreditaba y en el que aparecía la relación de esas contrapartidas que se suponían. Además en ese momento el presidente hizo público su enfado con el equipo de gobierno municipal porque, según dijo, mientras él había cumplido su parte del pacto invirtiendo varios cientos de millones de pesetas en el club, el Ayuntamiento no había hecho nada de lo prometido. Y la oposición municipal puso la guinda denunciando el convenio como ilegal. Ahora éste ha sido sustituido por un concurso público, con lo que, al menos en la forma, el Ayuntamiento quebranta lo que había firmado con el sr. Gil Vázquez. Al margen de que haya de nuevo pactos secretos, ¿justifican estas expectativas su permanencia al frente del Real Jaén? 21 de Julio de 2003. 47. Los intereses empresariales. (y 3) Las vicisitudes de su experiencia empresarial en Jaén no parecen nada favorables para los intereses comerciales y mercantiles del sr. Gil Vázquez, al menos con la información que se tiene fuera de los ámbitos del poder. Por lo que legítimamente podría estar pensando en la inutilidad de las inversiones que ha hecho y está haciendo en el Real Jaén. Y se agrava el clima si a eso añadimos la memoria de sus declaraciones cuando afirmó que ni entendía ni estaba interesado en el fútbol y que del club sólo sabía que era una empresa en ruinas. Bien es verdad que puede estar esperando que las cosas le vayan mejor y por eso está acompasando el ritmo lento de gasto a la espera de que el gobierno municipal empiece a cumplir el compromiso que había adquirido. Si no fuera así, ¿por qué sigue de presidente? Como dicen los psicólogos, todos nuestros comportamientos están motivados por el interés, sin que este término tenga ninguna connotación moral y menos aún negativa. Es la vida misma. Se invierte para ganar lo que sea, que no tiene por qué ser dinero necesariamente. La satisfacción de haber hecho bien, la punta de vanidad que todos tenemos, la garantía de las sonrisas de los demás o el placer de vivir el agradecimiento de la gente, cualquier cosa se puede poner como objetivo de una inversión, un trabajo o un esfuerzo. Y estas sensaciones son con bastante frecuencia mucho más gratificadoras que el dinero


o la riqueza. ¿Cuál es el interés del sr. Gil Vázquez para seguir? El futuro del actual Real Jaén está en la respuesta a esta pregunta. 28 de Julio de 2003. 48. El dueño y los aficionados Aparecía el otro día en un periódico de tirada nacional una carta dirigida al presidente de un club de fútbol muy importante. La escribía un aficionado y seguidor del mismo, una de esas personas que sienten como algo propio lo que se llama con expresión tópica los colores del club. En ella le reconvenía y le llamaba la atención, de manera amable y cortés desde luego, porque a su juicio el presidente había cometido una equivocación al tomar cierta decisión basándose no tanto en los sentimientos que caracterizan al equipo y a los aficionados sino apoyándose en razones económicas. Se equivocó, sr. presidente, le decía, porque la identidad del club está por encima de cualquier criterio para decidir, no tenía usted razón en ese momento. La pregunta clave en este pequeño rifirrafe es ésta: ¿yerra el presidente cuando toma una decisión deportiva en razón de sus intereses mercantiles y comerciales o lo hace el aficionado cuando reclama una mayor presencia del sentimiento colectivo del club? ¿Quién de los dos disparata o desatina? Desde luego que los dos y ninguno. Únicamente un equilibrio razonable entre los dos poderes, el del dinero y el del sentimiento, puede mantener vivos a los clubes de fútbol. Si cualquiera de los dos quisiera imponerse, se acabaría todo el tinglado. No se entiende por eso cómo no se cuida con más detalle, casi con mimo, a los seguidores, sobre todo a aquellos que tienen a gala serlo desde siempre. Un desbarajuste en este sentido puede dejar vacíos los campos de fútbol. 4 de Agosto de 2003. 49. Consejeros Dicen que la experiencia y los buenos consejos son una fuente de sabiduría para andar por la vida con provecho y algo de éxito. La experiencia porque nos enseña lo que pasa cuando pasa lo que pasa, y los consejos porque son como la experiencia de otros que ya han deambulado, y seguramente tropezado, por rincones por los que transitamos nosotros. Por eso, aunque hay muchos refranes que se burlan de los que dan consejos gratuitos y sin mucho calibre, toda la gente prudente pide y reclama una opinión o un asesoramiento, como se dice ahora de


manera más moderna, de quienes piensan que saben más de la vida y de las cosas. Y eso fue lo que hizo el presidente del Real Jaén al comienzo de la temporada pasada. Tras confesar de manera honesta sus márgenes de desconocimiento del fútbol, aseguró, y así lo hizo, que ya tenia previsto un equipo de asesores que le aconsejarían lo mejor para el club y el equipo. El problema vino después, como ya es sobradamente conocido, porque la suerte no le acompañó y tuvo unos guías equivocados que casi nos llevan a la Tercera División. Por la razón que fuese, esos asesores no acertaron en la planificación del equipo y tuvimos una temporada que es mejor olvidarla. Este año sigue con la idea de buscar expertos que le recomienden y para ello ha creado un consejo asesor, del que espera, y todos nosotros también por la cuenta que nos trae, que acierte a la hora de proponer acciones razonables y beneficiosas para el equipo. 11 de Agosto de 2003. 50. Sociedades anónimas deportivas Las crónicas explican que los motivos que llevaron a las autoridades públicas a aprobar la transformación de los clubes en sociedades anónimas deportistas eran el despilfarro y el derroche en que estaban metidos. Y que, con el propósito de evitar las alegrías financieras de los directivos, no vieron otro camino sino responsabilizarles a ellos y a su bolsillo de tanto desatino, esperando que de esa forma serian mucho más prudentes. Y que una consecuencia perversa de esa decisión fue que hubo que olvidar la idea romántica y sentimental de que los clubes pertenecen a la sociedad, a sus aficionados o a sus seguidores. Ahora, pasado el tiempo, la experiencia nos apunta que la dilapidación no sólo no se ha corregido sino que sigue en un aumento cada vez más escandaloso. Los clubes por el contrario sí que se han convertido en verdaderas empresas privadas mientras los socios y ciudadanos no tienen apenas nada que decir ya que su contribución económica, a través de las cuotas o las entradas, es escasamente relevante con los excesos que se viven en el fútbol. Aunque no lo digamos mucho por lo desagradable que resulta recordarlo, el fútbol es un negocio particular. Sin embargo la historia y los hechos dicen otra cosa: ¿Cómo se justifica si no la subvención pública del Ayuntamiento? ¿Y el patrimonio que representa el contenido de la carta que apareció el pasado jueves en este Diario? Y ya decía Cervantes que ninguna historia es mala como sea verdadera. 18 de Agosto de 2003.


51. Otra solución (funcionarial) para el fútbol Para nuestro propósito de proponer algo que mejore las estructuras del fútbol y facilite su consistencia, podemos partir del reconocimiento de dos realidades cuya existencia es evidente y conocida de todos. La primera es que el fútbol es un sistema que cumple una imprescindible función social, que de momento no tenemos con qué sustituir y cuya pérdida sería una catástrofe para las relaciones sociales, el solaz y el descanso de los ciudadanos. La segunda realidad hace referencia a la estructura de las instituciones que lo organizan, es decir, los clubes, y consiste en que en este momento la deuda de estas entidades con la Hacienda y otros organismos públicos es tan monstruosa que podemos decir que de alguna manera nuestros impuestos son uno de los sostenedores más importantes que están financiando el funcionamiento, incluido el despilfarro, del fútbol. A la vista de estas dos circunstancias parece sensato concluir que esta situación tan anómala debe ser corregida lo antes posible y debe solucionarse de una vez por todas con carácter definitivo y sin ningún tapujo. Y así, puesto que el refranero asegura que a grandes males, grandes remedios, una solución muy simple sería reconocer las cosas como están, nacionalizar el fútbol, hacer funcionarios del Estado a todos los jugadores y establecer como sistema de acceso a esta profesión la del sistema general, las oposiciones. De esta forma garantizaríamos a los aficionados y al público en general la continuidad del espectáculo y todos seríamos tan felices que hasta comeríamos perdices. 25 de Agosto de 2003.


TEMPORADA 2003-2004

Presentaci贸n del equipo para la temporada 2003-2004. Foto: Diario Ja茅n


52. El pintor de Úbeda Como de pronto parece que todo el mundo (aficionados, seguidores, comentaristas...) nos hemos hecho especialistas en colores y, según dicen los exquisitos, en tonalidades cromáticas. Quién, de entre los que andamos en este mundillo del Real Jaén, no ha dicho y repetido estos días, en un acto casi reflejo de comparación con lo anterior, que las cosas pintan este año de otra manera, algo que ha sido, además de una realidad innegable, una forma de expresar un deseo y una esperanza. El anhelo de olvidar de manera definitiva la temporada pasada y la confianza en un futuro prometedor. De momento sin embargo, pese a la mejora, las cosas no han pintado como todos esperábamos y ya es mala pata que casualmente el color verde nos haya estropeado el primer brochazo del cuadro que estamos empezando a dibujar. De todas formas hay que olvidar en seguida el berrinche que cogimos ayer y no agobiarse tan pronto. Precisamente éste es el período de la temporada que tiene más tópicos a los que acogerse para explicar una derrota, (que de alguna forma eso fue lo que ocurrió dadas las circunstancias y las expectativas de todos). De lo que habrá que estar pendientes sin embargo es de que no ocurra lo del famoso y conocido Orbaneja, el pintor de Úbeda de El Quijote, que cuando le preguntaban qué pintaba, respondía: lo que saliere. Que es lo mismo que aquello de que si sale con barbas San Antón y si no la Purísima Concepción. Y entonces a ver qué pintamos. 1 de Septiembre de 2003.

Real Jaén, 1, Villanovense, 1.

53. El fútbol es emoción. Aunque sea por aquello de que a nadie le amarga un dulce y son mejores las rosas que los llantos, a la gente en general y sobre todo a los aficionados y seguidores del Real Jaén nos ha parecido de perlas el propósito decidido del club y del equipo de conseguir en la clasificación final un puesto de los que permiten jugar la liguilla de ascenso. Incluso esta misma palabra –ascenso- se ha pronunciado como objetivo en más de una ocasión, lo que está muy bien y al gusto y satisfacción colectiva porque este tipo de pretensiones anima al personal y le hace a uno estar como más contento: al fin y al cabo aunque algunos tratadistas de asuntos humanos hablan de la prudencia y de que no es bueno comenzar con demasiada expectación, como dice Baltasar Gracián en un libro que se llama precisamente el arte de la prudencia, otros defienden lo beneficioso que es proponerse tareas que nos lleven a las cumbres más altas. Dicen que esa es una estrategia inteligente y operativa y, como en el caso que llaman de la


profecía que se autorrealiza, un camino razonable para el triunfo final, es decir, que el hecho mismo de tratar de conseguir el máximo triunfo ya es un primer paso seguro para alcanzarlo. De todas maneras, desde ayer, lo razonable es confiar en que el traspié de los dos primeros partidos fue un accidente, dejarnos de discusiones teóricas sobre el último objetivo de la temporada, dedicarnos a disfrutar de los puntos conseguidos, y a partir de hoy desearle lo mismo al Linares. Al fin y al cabo el fútbol es sobre todo una emoción. 8 de Septiembre de 2003.

Real Jaén, 1; CD Linares, 0.

54. Entre los listos o como con zapatos nuevos Antes del partido de ayer en Marbella la cosa parecía que empezaba a animarse. Bien es verdad que con un par de tropezones previos, uno de los cuales bastante desagradable por lo inesperado, pero el ambiente, el juego y hasta el resultado con el equipo de Linares habían abierto una cierta ilusión. Tampoco es que la afición hubiera creado un clima ferviente, cosa que por otra parte así de pronto sería artificial y por tanto apenas tendría sentido, pero algo se ha venido notando los últimos días y había una cierta incertidumbre por ver si se iban confirmando los puestos de arriba. Y así ha sido, al menos de momento, con los puntos conseguidos en la tierra de Málaga donde además se ha quebrado una tradición nefasta desde hace muchos años. Y este resultado ha supuesto que entremos a formar parte del club de la aventajados, de los listos, de los que por dar primero dan dos veces. Por cierto, ¿cuánto tiempo llevaba el Real Jaén sin ocupar en la clasificación, más de una semana, un puesto dentro de los diez primeros? Ni nos acordamos. Y hasta nos parece tan nuevo que estamos como niños con zapatos nuevos. De todas formas todavía no es momento ni de echar las campanas al vuelo por un triunfo ni las lagrimas al río por una derrota. Habremos de esperar unas jornadas a ver la trayectoria y el estilo que es capaz de ofrecer el equipo que permita a todos hacerse una idea de cuáles son las perspectivas reales en este campeonato y las capacidades para acabar triunfando. 15 de Septiembre de 2003

Marbella, 0; Real Jaén, 2.


55. Sensaciones del domingo Y es lo que pasa siempre. Que venga discutir sobre si lo que importa e interesa es el resultado y en definitiva los puntos o, por el contrario, el espectáculo, la diversión y el disfrute; que a qué vamos a los campos de fútbol y si merece la pena pasar un par de horas ariscas, desagradables y hasta con ansiedad para acabar saliendo después con el malhumor metido en el cuerpo, y terminar el proceso agarrándonos a los tópicos repetidos una y mil veces, siempre que las cosas salen mal y se abandona el campo con cara de mala pata; que esto a fin de cuentas para los aficionados no es sino un pasatiempo, una forma de ocupar el ocio y facilitar el descanso de las preocupaciones serias de la vida. Y en estas estamos. Como tantas veces, con sensaciones encontradas bullendo a la hora del balance del partido semanal. Porque si por una parte se puede decir que seguimos de alguna manera en el pelotón de los listos aunque sea por los pelos, por otra la impresión del partido de ayer del Real Jaén no fue nada buena ni tranquilizadora. Y no sirve en este caso lo de la mala suerte, que ya la tuvo, y excelente por cierto, en Marbella. Es quedarse con la película de un par de horas en el estadio anodinas, sosas y malas, con escasos momentos de belleza y por el contrario bastante vulgaridad artística. Así es que estamos en lo de que no hay manera de ver un partido más o menos tranquilos y sin tener que estar mirando el reloj por lo mucho que corre. Otra vez será. 22 de Septiembre de 2003

Écija, 1; Real Jaén, 1

56. El Gatopardo La verdad es que cuando se sigue a un equipo de fútbol, del que, además, se es socio y aficionado, uno se encuentra con dificultades para enjuiciar con templanza y mesura sus aciertos y, especialmente, sus errores. Porque, como todo el mundo sabe, sólo una cierta distancia permite ver las cosas con más ecuanimidad. Y a este inconveniente, a la hora de hacer una reseña, se añade otro no menos significativo y es la tendencia natural a disminuir los desaciertos y agrandar las virtudes, todo en busca de mantener el ánimo alto y la esperanza firme y segura. Pero, al igual que en otras cosas de la vida, hay veces en las que hay que abandonar la pasión irracional, dejarse de zarandajas y decir las cosas como son porque es la única forma de arreglarlas. Así hay que reconocer que el Real Jaén sólo ha hecho un partido completo razonable que fue con el Linares. Y lo de ayer no pudo ser más lamentable, no tanto por el resultado, la mala defensa y peor ataque sino por la áspera imagen de tantas tarjetas rojas y amarillas. Ha


mejorado en relación al año pasado pero el equipo no está bien. ¿Y el club? Pues, al parecer, los jugadores todavía no han cobrado el mes de agosto. Pero, como si hubiese sido una premonición, El País ha entregado este fin de semana una novela, El Gatopardo, bastante conocida –aunque puede que no tan leída-, entre otras razones, porque contiene un párrafo muy famoso que, si lo cambiamos algo, puede servir para despertar un curioso optimismo: sólo tocando fondo o poniéndonos en lo peor, tienen arreglo las cosas. Pues eso. A ver si es verdad. 29 de Septiembre de 2003.

Betis B, 4; Real Jaén, 0.

57. Se ha equivocado demasiado No ha tenido la suerte de cara el hasta ahora presidente y mandatario absoluto del Real Jaén y tampoco ha sabido acertar nunca en sus decisiones importantes, por más que desembarcara en nuestra ciudad rodeado de sabios y circunspectos asesores. El señor Gil Vázquez tuvo su primera y decisiva equivocación cuando aceptó la oferta engañosa del Ayuntamiento porque ni las leyes ni los procedimientos políticos ni los intereses mercantiles podían permitir las contrapartidas que se le ofrecían. A partir de ahí todo fue un continuo traspiés y acumulación de resbalones que acabaron en sus tres graves y definitivos desaciertos. El primero fue no entender en absoluto toda la vida colectiva llena de recuerdos, emociones e identidades que hay detrás de un club de fútbol, lo que llevó a armar un equipo en el que la gente no se sentía representada. El segundo error pareció siempre incomprensible en un empresario: invertir a medias, lo que es lo mismo que tirar el dinero porque no origina ninguna rentabilidad. El presidente pudo haber dirigido un club con posibilidades de ascenso que le hubiera supuesto un triunfo social cuyas consecuencias hubiesen sido muy beneficiosas, incluso en el ámbito comercial. El tercero fue no darse cuenta de que el trato y la deferencia son valores que al final todo el mundo agradece: el no aparecer por el campo, desinteresarse de las menudencias cotidianas o el trato distante con los profesionales nunca ha llevado al éxito. Ahora se va, parece que incluso con malos modos. A ver qué hace el Ayuntamiento que fue quien le trajo. 6 de Octubre de 2003.

Real Jaén, 1. Universidad de Las Palmas, 0.


58. Evaristo López Saavedra Podemos simbolizar la situación agónica y angustiosa por la que pasa el Real Jaén. Sobre todo porque, al parecer, es una ocasión de esas que cabe llamar agridulces, en este caso dramáticamente agridulces. Utilizando la vieja imagen de la desaparición de lo antiguo y el amanecer de lo nuevo, el club está agarrándose a una salida no ya más o menos imprescindible para sobrevivir sino a punto de alumbrar lo que en principio puede llamarse pleno al catorce o póquer de ases. Porque, de confirmarse toda la historia que cuentan, el panorama no puede ser en principio más esperanzador. Un grupo de los nuestros dispuesto a dirigir al club no parece sino un sueño. Y es en este contexto en el que uno percibe que se está jugando, nunca mejor dicho, algo más que una triste continuidad. Por eso una circunstancia como ésta empuja a recordar a personas, en verdad protagonistas, que han compartido y comparten historia con el club y los sentimientos que genera. Un ejemplo de ello es don Evaristo López Saavedra, socio del Real Jaén desde el año 1940 cuando sólo tenía siete años, y que aun guarda orgulloso y feliz el carné del año 1956, uno de la primera división. Personas y personajes como el, y algunos otros con su mismo historial, justifican y explican el buen humor que empieza a soñar en la boca de los seguidores y en la esperanza de los profesionales que ahora en verdad esperan cobrar sus salarios, la sal de su trabajo. 13 de Octubre de 2003

Lanzarote, 3, Real Jaén, 0.

59. Y las perdices se escaparon No acabamos de tener la fiesta completa. Aunque pocos, por vaya usted a saber qué extrañas razones y cuando las circunstancias parecían empujar a que hubiese más público, los aficionados que acudieron el viernes al campo buscaban con esperanza y extraordinario ánimo toparse con dos imágenes para la historia del Real Jaén. Una, en el palco como confirmación pública de que el club había vuelto a su lugar natural, a su sitio, y que ya teníamos un presidente como debe ser que, además de otras condiciones básicas y primarias como pagar a los profesionales, va a compartir los sentimientos colectivos al hilo de lo que nos depare la fortuna. La otra era la de un marcador y un resultado que permitiera olvidar los últimos disgustos y desastres deportivos. A un optimista de los que siempre hay por ahí se le ocurrió la imagen de la pareja que empieza, de lo que pretende ser firme pero únicamente es el comienzo de un camino. La parte del club, dijo cuando se oyeron aplausos que festejaban la llegada del nuevo presidente, ya está resuelta. Ahora falta la otra, la del equipo, que tiene hoy que


confirmar que todo lo anterior sólo ha sido un mal sueño, como un sonido roto de un instrumento desafinado y que el propósito que confeccionó el equipo se hizo bien. Y a ver si cada uno empezamos a cumplir nuestra tarea y de esta forma acabamos, como en las fiestas, siendo felices y comiendo perdices. Pero no pudo ser una jornada feliz del todo. De momento el viernes las perdices que nos íbamos a comer salieron volando. 20 de Octubre de 2003.

Real Jaén, 0; Badajoz, 2

En reunión celebrada en el Ayuntamiento, Manuel Gil Vázquez traspasó, por un precio simbólico, las acciones al ya nuevo presidente, Carlos Sánchez López. (En la fotografía entregando el trofeo del Olivo, junto al vicepresidente de la Diputación Provincial, Moisés Muñoz Pascual) Foto: Diario Jaén

60. La gallina y el huevo Lo de la discusión de qué es antes si la gallina o el huevo sirve perfectamente para aplicarlo al desenvolvimiento del fútbol y en general a casi todo el deporte de competición. Porque si se quiere organizar un club que tenga éxitos de resultados y un buen hacer deportivo, lo lógico es preguntarse, a la hora de la planificación, por dónde hay que empezar, qué es el tejado y cuáles son los cimientos del edificio que se quiere construir, no sea que un error inicial de apreciación impida alcanzar los triunfos esperados y deseados. Y aquí viene el dilema, que encaja al dedillo a las circunstancias por las que pasa el Real Jaén en estos momentos ya que, por lo que ha declarado el nuevo presidente, entiende la directiva, y entiende muy bien, el club necesita dos cosas en verdad imprescindibles: unas estructuras organizativas sólidas y el apoyo de la gente, de


la afición, porque si falta alguna de ellas se cae la casa por falta de base. El problema no obstante está en la otra cara de la moneda y es lo que todo el mundo sabe por experiencia: si el equipo no funciona, no gana partidos o se pierde en los últimos puestos de la clasificación, ¿se animará la gente a acudir al campo, a hacerse socio o únicamente seguirán los incondicionales? De momento sin embargo un penalti de última hora, triple porque hubo de lanzarse tres veces, ha venido a resolver, aunque sea provisionalmente, la cuestión porque por ahora tenemos gallina y huevo. Es lo menos que merece la directiva que nos ha lanzado el reto a todos nosotros. 27 de Octubre de 2003.

Mérida, 0; Real Jaén, 1.

61. Materia y espíritu Aunque el primer principio son los goles, el fútbol conlleva, como todo el mundo sabe, un altísimo componente social que, al tiempo que su perdición, puede ser el camino para salvar los trastos cuando es necesario. Por eso todos sus actores adquieren tanto protagonismo con el que por cierto es imprescindible jugar. Es lo que le ocurre a la nueva directiva del Real Jaén, en especial a su presidente. Es obvio que, desde que tomó la dirección del club, su imagen ha adquirido un valor añadido muy importante, lo que significa en términos sociológicos que ha ganado un liderazgo social del que antes no disponía, al menos que se sepa. Desde ahora sus opiniones, cualesquiera que sean, son buscadas, conocidas, valoradas y tomadas en consideración. Este es su patrimonio social del momento, una condición que hay que explotar, un sobreprecio del que dispone para arrancar de la gente el ánimo y el sentimiento, que a fin de cuestas eso es el fútbol. A un presidente como él se le pide que, además de resolver los problemas materiales, caliente el clima deportivo de la sociedad, ejerciendo un liderazgo de entusiasmo y aliento que cambie el panorama de los aficionados. Las campañas sociales necesitan crear ambiente, caldear los espíritus y para eso no basta la razón y el pensamiento. Bien es verdad que espectáculos como el de ayer no le facilitan nada la tarea pero ahí está su reto y el camino para pasar gloriosamente a la historia del club y de la ciudad. 3 de Noviembre de 2003.

R. Jaén, 0; Jerez de los Caballeros, 0.


62. La montera Aunque a primera vista pudiera parecer lo contrario, pintan buenos augurios para el Real Jaén en esta temporada. Bien es verdad que la zozobra y el desasosiego aparecen amenazantes a la vuelta de la esquina pero, si uno se fija con cierto detenimiento, se puede dar cuenta de que los signos que aparecen en el panorama son propicios y únicamente es necesario aprovechar la suerte favorable que traen consigo. Después de tantos tropezones deportivos; la desatención, el desorden organizativo y las promesas desinfladas; después de una venta destartalada y sórdida; y de la falta de consideración con la gente que en su día colaboró, aunque fuese simbólicamente, con el club, las cábalas y los vaticinios empiezan a sonreír y sólo basta con atender a su reclamo. Por una parte el club, además de giennense, empieza a tener consistencia. La nueva junta directiva ya tiene en su haber tres decisiones positivas que nadie podrá negarles. La primera, haberse hecho cargo del club cuando el horizonte no podía estar más negro y las esperanzas amenazaban lo peor. La segunda es haberse puesto en serio a ordenar la entidad de acuerdo a lo que dice el sentido común y la lógica de su tarea, con unos buenos modos de gestión coherente. Por último, explicar a la sociedad jiennense que no hay mayor tontería que ser dueños de un club si luego no acuden más que cuatro amigos, y que toda ayuda, por nimia que sea, es imprescindible. En cuanto al equipo, hay que hacer un repaso por los acontecimientos ocurridos dentro del campo para darse cuenta de que en esta temporada el destino está ofreciendo lo que se llama la suerte de los campeones, algo del todo imprescindible para el buen término en la clasificación. En no menos de cuatro encuentros de los doce disputados hemos visto de cerca la sonrisa de los dioses que, como en las fabulosas guerras de la antigüedad, detenían los dardos de los enemigos y los arrinconaban en los precipicios del terreno. Cuando Jabalcuz tiene montera, llueve aunque Dios no quiera. Es lo que pasa con el destino y lo único que tenemos que hacer es ponernos a su favor para aprovechar la corriente. 10 de Noviembre de 2003

Melilla, 0; Real Jaén, 0.


El entrenador Nogués, que antes de finalizar la temporada anterior había sustituido a Anquela, acompañado de su “segundo” Antonio Rueda, que fue un jugador notable del Real Jaén) Foto: Diario Jaén

63. Algo habrá que hacer Desde luego que algo habrá que hacer ante las extremas dificultades que tiene el equipo para hacer goles. A grandes males, grandes remedios. Porque… imaginemos que el Real Jaén consiguiera una defensa tan perfecta que ya no recibiera ni un solo gol en todo lo que resta del campeonato: incluso en ese caso, por lo demás imposible en la práctica, su lugar en la clasificación sería vulgar si no se encuentra algún procedimiento para remediar el problema. En estas condiciones los arbitristas de turno ya están aportando sugerencias. Pidamos a la FIFA, dicen algunos, que aumente la dimensión de las porterías. O que la duración de los partidos, proponen otros, se alargue hasta que alguien consiga un gol. Y también hay quien sugiere volver a la estrategia de los orígenes del fútbol en el siglo XIX en la que casi todos los jugadores se ocupaban de meter goles y muy pocos de evitarlos, como cuando se produjo aquella revolución de ponerle un asistente al portero, pasando del 1-10, que parecía demasiado primario, al 1-1-9. Incluso hay quien sugiere el más prudente 1-1-1-8 inventado en 1880. Bien es verdad que ello supondrá recibir algunos goles más que ahora pero este esquema táctico podría ser muy rentable siempre que, con el desconcierto que generaría en el otro equipo, el objetivo sea conseguir un gol más que el contrario. Por otro


lado con tantos goles el público se divertiría de lo lindo, aumentarían los espectadores y se incrementarían notablemente los ingresos del club. Bromas aparte (aunque así empiezan todas las revoluciones), lo único que tiene que hacer el equipo es seguir el consejo de manual que todos los sicólogos sugieren cuando la ansiedad asoma las orejas por la esquina. Hay que evitar los pensamientos negativos mecánicos, liberar le tensión mediante la ironía y el humor, y alimentar la autoestima. No obsesionarse con el problema y ver las cosas con serenidad porque ese es el camino seguro para su solución. (En todo caso, en otro orden de cosas, deseo asegurarle a la junta directiva que por lo menos a mi no me debe nada el Real Jaén). 17 de Noviembre de 2003.

Vecindario (Canarias), 0; Real Jaén, 0.

64. La necesidad de la lógica Si es verdad eso que dicen sobre que la vida es a fin de cuentas una mezcla más o menos confusa de decisiones humanas y de azar, lo mismo habrá que aplicar a los deportes de competición, que a fin de cuentas no son sino una parte de nuestro tiempo y de nuestras ocupaciones. Como una de las actividades humanas, los juegos deportivos están sometidos a los vaivenes de lo que deciden sus protagonistas pero también a las consecuencias caprichosas e impredecibles de la casualidad, la suerte y la buena o mala estrella. Precisamente es la mezcla, unas veces fulminante pero otras muchas serena y lógica, de estas dos condiciones lo que hace atractivo y seductor el desenlace y por eso arranca tanta atención de la gente. Si todo fuera exacto y predecible como en las leyes de la naturaleza, nadie perdería su tiempo en ocuparse del deporte o de los juegos. Las quinielas son un buen ejemplo de todo esto. Hace unos años, muchos lo recordarán, el Real Jaén jugó y ganó en Sevilla y al Sevilla. Eran sin duda tiempos muy diferentes de los actuales (el próximo domingo nos lo recordará) y el partido había entrado en la quiniela del sistema anterior, en el llamado pleno al quince. El resultado fue elocuente de acuerdo con la lógica: esa semana, de cuarenta y ocho acertantes de catorce resultados, sólo cuatro previeron el triunfo de nuestro equipo. Pero, al revés, si todo fuera azar, si únicamente se dieran resultados imprevisibles y derrotas de los más poderosos ante equipos teóricamente inferiores, tampoco funcionaría la cosa. Es necesario que al menos de vez en cuando el desarrollo de los partidos resulte de acuerdo a los presupuestos, la experiencia, las condiciones del campo, las posiciones en la tabla clasificatoria y las expectativas de los diferentes equipos. Que la normalidad y la previsión se cumpla como corresponde, incluso con las condiciones que posee el vencedor y


aunque esto confirme que, como dice algún filósofo por ahí, la lógica es el arte de no sacar conclusiones. Afortunadamente ayer ocurrió así con el Real Jaén y hasta el resultado final del marcador señalaba aquello de lo que carece el equipo. 24 de Noviembre de 2003.

Real Jaén, 1; Los Palacios, 0.

65. ¡Ojo con los sarracenos! A cuentas de la expresión, antes tan de moda como un recurso fervoroso pero que ahora se utiliza menos, de lo del jugador número doce, propone Wenceslao Fernández Flores que, si el colectivo de la afición forma parte del equipo porque incluso tiene su número asignado, debería ser obligatorio que asistiera a todos los partidos, de la misma manera que lo hacen el resto de jugadores, hasta el punto de que éstos no deberían jugarse si no está presente. Bien es verdad que Fernández Flores, como recordarán los mayores, era un escritor y un humorista muy popular del siglo pasado, desconocedor de todo lo que significa el fútbol que, como ignoraba el sentido y el alcance de la jerga futbolera, tomaba al pie de la letra todas las expresiones que escuchaba cuando iba a un estadio. Pero esta manera de interpretar las cosas tiene su aquel y su intríngulis y no sería prudente justificar como una pura metáfora o un juego de palabras más o menos acertado lo que tiene pleno sentido en relación al fútbol, que a fin de cuentas es un deporte de masas (aunque las connotaciones desgraciadas de esta expresión hacen que su uso sea incómodo). El asunto es que, fuera de casa y guiados tal vez por este punto de vista, hay un buen grupo de seguidores del Real Jaén que acompañan al equipo en sus desplazamientos, lo que les permite calibrar con más precisión cómo está el nivel deportivo en el grupo, como fue el caso de ayer en Sevilla. El problema mayor está en nuestra casa, en nuestro campo donde somos muy pocos y hay que crecer como sea. La propuesta de la Junta Directiva, por ejemplo, de reclamar la presencia de los pequeños accionistas para darles algún tipo de protagonismo no puede ser ni más inteligente ni más prometedora. No es conveniente que nos olvidemos de que, como cuentan los libros antiguos, vinieron los sarracenos / y nos molieron a palos / que Dios protege a lo malos / cuando son más que los buenos. Y esa es la cuestión: mientras seamos tan pocos, sobre todo en nuestra casa, mal pinta nuestro porvenir por más buenos que seamos. 1 de Diciembre de 2003.

Sevilla B, 2; Real Jaén, 0.


66. Un purgatorio Este campo de fútbol de La Victoria, que de entrada se muestra tan elegante y señorial, parece que encierra un secreto que nadie acierta a descubrir. Conforme a su imagen, y a sus modos y maneras, debería expresarse como un sitio frío y distante, al estilo de los viejos protocolos, en el que los equipos que desde su inauguración lo visitan y juegan en él deberían tener bastantes dificultades para sobreponerse al entorno y conseguir un resultado positivo. Sin embargo la verdad es que en la práctica acontece todo lo contrario. Más que en un infierno, que mejor es no mentarlo, el nuevo estadio se ha convertido en una especie de duro purgatorio de penas que, a lo que se ve, estamos pagando sin saber muy bien de dónde proceden. En algunos momentos incluso la situación es tan extraña que, viéndose con claridad cómo nuestro equipo tiene todos los ases en el bolsillo para ganar la partida, en el último rato cuando todo está a punto de terminarse, se acaban enturbiando las cosas y la tranquilidad se transforma en un suspiro de temor. Es lo que ocurrió en el caso del partido de ayer. A pesar de que la entrada al campo estuvo endulzada, de que el desarrollo del juego mejoró de manera evidente y nada parecía estropear la función, al final casi se atragantan los mantecados que encontramos en la puerta. Es una mala pata lo que le pasa al equipo, sobre todo en la propia casa y especialmente en días en los que a primera vista se dan datos y circunstancias suficientes para confiar en que ya empieza el camino para arriba. Con una nueva directiva nacida de entre nosotros, haciendo las cosas con metodología exquisita, con respaldo, no por simbólico menos interesante, de empresas de las que habrá que empezar a hablar, ya sólo faltan dos cosas para quebrar la mala racha: que las cajas de ahorro asistan de verdad al club y que una buena goleada encienda la autoestima de los profesionales y el entusiasmo de la gente. Ayer estuvo a punto de que se diera esto último pero el infortunio lo impidió. Mientras, esperemos el empuje de las entidades financieras. Y no nos olvidemos de que del purgatorio se puede salir. 8 de Diciembre de 2003.

Real Jaén, 1; Corralero (Fuerteventura), 0.

67. Colonizados. Casi sin lugar a dudas el fútbol es en estos tiempos que corren uno de los sistemas sociales más caóticos, desconcertantes y enloquecidos desde el punto de vista económico, aunque bien es verdad que este desajuste es cada vez menos generalizado porque se van profesionalizando más las actuaciones y los procedimientos, y estas prácticas perversas van quedando más arrinconadas.


Ayer mismo la prensa nacional incluía una información sobre nuevos sistemas financieros que los clubes responsables europeos están tratando de poner en circulación. El Real Jaén es actualmente un buena prueba de esa mejoría porque sus actuaciones llevan el signo de la prudencia, el reconocimiento de la verdadera situación económica del club y el propósito de cumplir seriamente con todas sus obligaciones, lo que le obliga a una forma de actuar seriamente alejada de cualquier tentación aturdida y manirrota. En estas estamos cuando las cajas de ahorro (será interesante conocer los gestos) se han negado a ayudar a una institución giennense que, si arrastra errores, conviene fijar de dónde proceden y, además, empieza a corregirlos. Al final de cuentas, casi todo este suceso viene a ser un simple problema de colonización, de avasallamiento de los de fuera que sufrimos en nuestra carne. La prueba es muy sencilla y asequible a todo aquel que quiera estar enterado: bastan como ejemplo los dispendios y la prodigalidad que tienen en actividades y sociedades deportivas en las ciudades de las que son originarias las entidades foráneas que han negado su apoyo al Real Jaén. Allí, en sus ámbitos de origen, parece que no les duelen prendas y los millones salen con sorprendente facilidad. Es un poco lo de siempre, el no disponer de posibles por nosotros mismos ni gozar de una entidad financiera propia de peso histórico. Y también, porque a cada uno le duele lo suyo, haber tenido que prestar el club a gente de fuera. Esto es un episodio de colonización en el siglo XXI ante el que algo podíamos hacer. 15 de Diciembre de 2003.

Playa Pájaras (Canarias), 2; Real Jaén, 1

La iniciativa “Glorias por el club” pretendía estimular la presencia de la sociedad giennense en el Real Jaén. Foto: Diario Jaén


68. La calma conquistada Por el ambiente que se vivía, hubiera podido parecer a un espectador externo y ajeno, que hubiese asistido al partido que el Real Jaén jugó el sábado, que todos los que por uno u otro motivo estábamos allí éramos seguidores de las doctrinas de unas filosofías antiguas que casi han acabado siendo de general aplicación y que suelen llamarse éticas o morales de emergencia. El caso es que estas teorías se diseñaron y desarrollaron en unas épocas en las que las cosas estaban especialmente confusas y convulsas, en momentos en los que apenas existía tranquilidad y los problemas se acumulaban y amontonaban por todos lados. Su pensamiento consiste en aconsejar que, precisamente cuando el barco parece que se va a ir a pique, es más necesario que nunca conseguir la serenidad, la calma y casi la inmutabilidad de ánimo, como una especie de sonrisa placentera ante la adversidad y el desequilibrio. Actitud que debe venir derivada tanto del esfuerzo personal como de la confianza en la buena disposición de los dioses, del destino. Un consejo que por otra parte han seguido en la historia muchos estrategas y hasta ha pasado a formar parte de la cultura común de la que todos participamos. Y en esas estamos, porque al Real Jaén, al que cada día y por cada esquina le salen contratiempos, conflictos y enredos, el sábado, por su esfuerzo y la buena voluntad del azar, todo le salía fácil y como natural. Y tan relajado discurrió todo que hasta el sobresalto de última hora apenas lo fue porque el equipo visitante, afortunadamente, falló el penalti. Aunque, como siempre hay que pedir más, había quien comentaba que, dada la bondad que el destino ofrecía ese día, hubiera sido interesante algo menos de calma, un poco más de nervio y la fortuna de algunos goles más para que los que andan rumiando si incorporarse como espectadores, acabaran decidiéndose. Pero eso hubiera sido romper ese equilibrio relajado que dominaba la situación. Que los dioses se molestan cuando los humanos nos excedemos, y no conviene enfadarlos ahora que a lo mejor con la entrada de año empiezan a ser buenos con nosotros. 22 de diciembre de 2003.

Real Jaén, 2; Cacereño, 0

69. El capitalismo virtual Si ponemos sobre la mesa las cuentas de los clubes más poderosos, veremos en seguida que, salvo en casos excepcionales, su situación económica no es muy diferente de la del Real Jaén. Más ruido, más fama, más parafernalia pero, al final, trampas por todas partes aunque, por supuesto, mucho más crédito. Esta


realidad fue además confesada el último verano por un buen número de clubes en una carta dirigida al Gobierno, al que pedían árnica y comprensión. Y es que el problema financiero del fútbol es lo que los expertos llaman estructural, es decir, que no está instaurado en unos u otros clubes sino que forma parte del sistema mismo por el uso y el abuso que se hace de los elementos afectivos que hay detrás de las gestas atléticas. Porque en verdad el asunto de fondo es la mercancía que se obtiene con las inversiones que se hacen en el deporte. ¿En qué consiste el inmovilizado de las empresas deportivas? ¿Cuál es su patrimonio? Algo inmaterial, abstracto, incorpóreo: su historia, sus triunfos compartidos con sus derrotas, o sus éxitos adobados con sus fracasos. ¿Qué es en definitiva lo que vende el fútbol? Simplemente goles. Y también vicegoles y hasta no-goles. Es decir, emociones y sentimientos, pasiones, angustias, sugestión, embeleso... Y todo eso forma parte de lo que llama Vicente Verdú el capitalismo virtual, es decir, un negocio en el que al cliente no se le entregan objetos materiales y visibles sino que se le ofrece simplemente felicidad, satisfacción, gozo, deleite y complacencia, aunque luego no siempre se consiga. Ese es el valor que encierra una institución histórica como el Real Jaén. Y también el motivo de que sea tan difícil y tan complejo hacer parroquianos y consumidores estables, por más que pocas actividades reunirán en Jaén mil asistentes a la semana. Por eso son mucho más interesantes de lo que parecen los mantecados o las migas que ofrecen a los que vamos a ver al Real Jaén. Y, por el símbolo que representan, es tan precisa y valiosa la colaboración de empresas ajenas al club. 29 de Diciembre de 2003.

70. Hacer pronósticos Como todo el mundo sabe, el espíritu humano ha estado indagando en todo momento qué va a ocurrir en el futuro. Temeroso de la ira y el malhumor de los dioses, a los que siempre creyó como muy propensos a fastidiar, desde el principio ocupó parte de su tiempo en averiguar los acontecimientos que aguardan a la vuelta de la esquina. La cuestión no era una bagatela sino una de las tareas más importantes de su vida. Si uno se entretiene leyendo libros sobre los antiguos, tendría muchas dudas sobre cuál fue la profesión más antigua de la humanidad. En esta ocupación se buscaban los momentos más favorables para hacer las predicciones porque en el fondo, aunque normalmente casi nunca se dijera así, de


lo que en verdad se trataba no era tanto de saber lo que iba a pasar cuanto del intento de evitar el porvenir si se presentaba malo o, al menos, arreglarlo lo más posible. En el fondo lo que importaba era sacudirse las desgracias que el vaticinio pudiera predecir. Bastantes eran los problemas que resolvían estos pronósticos pero muchos otros lo que presentaban, especialmente cuando se producía contradicción entre dos augurios. Menuda discusión si el croar de las ranas anunciaba victoria pero las vísceras de las aves aseguraban una derrota sin paliativos. O si el canto del ruiseñor prometía una boda feliz pero el sentido del humo del fuego sagrado presagiaba riñas y disputas sin fin. El caso es que, pasados los siglos, seguimos haciendo lo mismo, tratando de librarnos de lo mismo y ocupándonos de lo mismo. Lo único que nos diferencia de los antiguos son las técnicas y los procedimientos pero en todo lo demás estamos como siempre. ¿Qué hacer cuando dos pronósticos nos vaticinan lo contrario? Pongamos un ejemplo: en Agosto los cantos de sirena nos aseguraban que el Real Jaén, con el equipo que había formado, jugaría la liguilla de ascenso. En la mitad exacta del camino en que nos encontramos el demonio de los números dice que de eso nada y ayer se confirmó de nuevo. El mismo problema que los antiguos. Que ¿cómo lo resolvían? Lo sabremos de manera absolutamente segura en el próximo mes de Junio cuando acabe la competición. 5 de Enero de 2004.

Extremadura, 2; Real Jaén, 1.

1. Si se pueden exigir resultados La pregunta es compleja y difícil de contestar: ¿qué resultados tienen que exigirse por su actividad profesional a los futbolistas, y en general a todos los deportistas, en el momento de la competición? Que el futbolista, y el entrenador por supuesto, es un trabajador que cobra un sueldo por realizar un trabajo nadie lo duda. Entonces ¿qué provecho o beneficio tiene que producir su esfuerzo? ¿Tal vez el triunfo como la única forma de hacer su tarea, de responder a ese salario y de cumplir su compromiso laboral? Esta es la cuestión. Porque en cualquier trabajo profesional se reclama, como no podía ser de otra manera, un determinado rendimiento. No tendría sentido otra cosa y ningún trabajador, salvo en casos excepcionales, puede argumentar al término de su jornada que la mala suerte o el azar le han impedido hacer aquello que debía hacer. Y menos aun si esta explicación se convirtiese en habitual. Pero en el deporte ejercitado no por placer sino como producto de un


contrato laboral, ¿se puede hacer lo mismo? ¿cabe plantear las mismas exigencias?. La pregunta de todas formas también vale para otros profesionales a los que en principio la sociedad y las leyes únicamente les reclaman que hagan lo posible para que las cosas salgan bien pero nunca resultados positivos automáticos. El caso, por ejemplo, de un abogado a quien no se le impone que gane el pleito o a un médico a la hora de curar una enfermedad. Mientras que, por el contrario, a un arquitecto no se le perdona que se le caiga una casa. De donde se puede deducir que hay dos clases de trabajos: uno es el de aquellos en los que tiene que haber resultados tangibles y objetivos (hacer un coche, encuadernar un libro, pintar una casa o poner ladrillos en un edificio a construir...) que son la mayoría; y otros en los que los protagonistas sólo tienen que hacer el esfuerzo, aunque al final no se produzca el resultado deseado. ¡Qué mala pata para todos, incluidos los jugadores y el entrenador, que en el fútbol el resultado, porque no es automático, no sea exigible! 12 de Enero de 2004.

Villanovense, 1; Real Jaén, 2.

72. Ir de visita Nos ocurre, con más frecuencia de lo que nos gustaría, que tenemos la mala pata de hacer el ridículo precisamente cuando más necesitamos el triunfo o, al contrario, pasar como reyes en momentos de escaso interés para nuestro provecho. Bien es verdad que siempre resulta grato quedar bien, sea donde y como sea, pero todos vivimos ocasiones en las que nos fastidia especialmente que las cosas se nos tuerzan o nos proporcionen algún que otro disgusto. Y una historia de este calibre le está pasando factura de manera habitual al Real Jaén esta temporada. Porque lo lógico es pensar, y todos estamos seguros de ello, que el equipo esté interesado, muy interesado, en hacer las cosas bien cuando juega en casa, ante sus seguidores y aficionados. No se trata de jugar mal en campos ajenos pero eso de demostrar a los nuestros lo listos y lo sabios que somos es una tendencia natural que todos poseemos y no vale aquí el dicho que asegura que donde hay confianza, da asco. Pero la verdad es que, salvo en un par de casos que es mejor olvidar, el equipo ha realizado a domicilio partidos que ya quisieran conjuntos de primera categoría. Es probable que quienes asisten con regularidad al campo de La Victoria puedan tener sus dudas, pero los que han tenido la oportunidad de verles jugar fuera más de una vez pueden dar fe de la calidad técnica, la belleza, y el buen juego de todo el equipo, a veces al margen del


resultado. Los dos últimos partidos (Almendralejo y Villanueva de la Serena) son un estupendo ejemplo. ¿Por qué ocurre este fenómeno? ¿qué razones puede haber para este cambio de fisonomía? ¿será que les pasa lo que a todos que, cuando estamos de visita, parece que nos esforzamos más para quedar mejor?. ¿No será que están enfadados con nosotros y no lo sabemos? ¿habrá por ahí algún demonio maligno incordiando? ¿acaso el estadio tiene un gafe de mala sombra? ¿los estará fastidiando el inconsciente? ¿será consecuencia de cuestiones estratégicas?. Ayer pudo causarlo el aire frío de Jabalcuz pero ¿en otras ocasiones?. Ya tienen tarea a investigar los técnicos. 19 de Enero de 2003.

Real Jaén, 1; Ceuta, 1.

73. Los buenos modales En el fútbol no siempre reinaron los que hoy llamamos buenos modales. Cuenta el escritor uruguayo Eduardo Galeano que, durante la Edad Media, el fútbol dejaba un tendal de víctimas. Se disputaba en montoneras y no había límite de jugadores ni de tiempo ni de nada. Un pueblo entero pateaba la pelota contra otro pueblo, empujándola a patadas y a puñetazos hacia la meta que, por entonces, era una lejana rueda de molino, y que los partidos se extendían a lo largo de varias leguas, durante varios días, a costa de varias vidas. Todas estar circunstancias motivaron que los reyes ingleses prohibiesen en más de una ocasión estos lances sangrientos por plebeyos, alborotadores, estúpidos y de ninguna utilidad, aunque reconoce el propio autor que cuanto más lo prohibían, más se jugaba. La verdad es que la cultura, por una parte, y la evolución de la vida, por otra, han ido después cambiando este panorama, dulcificando las normas y las leyes de este deporte, haciéndolo cada vez más templado y más educado, aunque en algunos casos, como en el del penalti, se haya ido hacia atrás en cuanto a gentileza: todavía pueden recordar los mayores cómo, hasta no hace demasiadas décadas, cuando un jugador marcaba un gol de penalti, por respeto al portero contrario, nunca lo celebraba. El caso es que, como no podía ser de otra manera, el fútbol se ha ido humanizando y racionalizando con reglas del juego que en nada tienen que ver con lo que cuenta el escritor uruguayo. Además este proceso también ha afectado a la vida social que se ha creado en su entorno y han aparecido rituales y costumbres la mar de interesantes y positivas. En la circunstancia de un partido como el de ayer entre el Linares y el Real Jaén, después de animar el ambiente para que la gente acudiese vibrante al partido, todo han sido llamadas a las buenas formas y al respeto al contrincante,


incluyendo comidas y ritos de armonía y amabilidad. Como debe ser. Y, desde la estrategia y la táctica hasta el destino, todos han querido sumarse a ese clima, tratando de que nadie metiera un gol y fastidiase el ambiente. Son los buenos modales. 26 de enero de 2004.

Linares, 0; Real Jaén, 0.

74. Premios y castigos Desde que empezó la liga, el Real Jaén, como probablemente ocurre con casi todos los equipos, ha recibido muchos galardones, tantos como partidos se llevan jugados. Han sido premios de los que llamamos morales, es decir, internos, subjetivos e íntimos porque se llevan dentro, y consisten en la satisfacción por el deber cumplido, por haberse esforzado del todo en hacer bien las cosas, fuesen cuales fuesen los resultados, que eso es harina de otro cantar y ni siquiera depende de la simple voluntad de los protagonistas. Son de los que se describen con aquello de jugar como nunca y perder como siempre. Premios morales, que ofrecen el beneficio de la conciencia relajada pero que al final ni quedan en la historia ni sirven para otra cosa que para poder dormir con tranquilidad, a pierna suelta. Además también ha conseguido otros premios en especie. No tantos como nos gustaría aunque tampoco está tan mal la cosa, siempre que no se estropee ni se fastidie el asunto. Son premios externos, objetivos y contables que, si son suficientes, suponen el éxito, la gloria y casi la felicidad. En el partido de ayer ocurrió una de estas circunstancias. La retribución fue en metálico, en incremento de rentas deportivas. Y ocurrió como quien no quiere la cosa, casi sin darse cuenta. Porque el equipo se encontró de pronto en una posición ventajosa que en los últimos tiempos pocas veces ha conocido. Así discurrió todo el acontecimiento: monótono, seguro y como si fuera un trámite. Incluso fue un premio general, que tampoco es bueno ni saludable pasar un par de horas con el ánimo encogido y hace falta en alguna que otra ocasión vivir la realidad relajados y en paz. Y no pongamos más inconvenientes: todo fue calmado, con buenas formas y corrección entre los profesionales: ya se conseguirán tres o cuatro goles en algún momento de los tiempos. Lo único que jaleó el ambiente fue el árbitro que castigó a los jugadores, sacándoles no menos de doscientas o trescientas tarjetas y que a los que lean este dato en la crónica les parecerá que debió haber ocho o diez muertos y ni se sabe cuántos heridos graves. 2 de Febrero de 2004.

Real Jaén, 2; Marbella, 0.


75. El muro y las goteras En el plano deportivo no acaba de despegar el Real Jaén. Al final, por unas cosas o por otras, parece como si, cuando intentamos progresar hacia arriba, nos saliera al encuentro y se interpusiera en nuestro camino un muro o una pared que nos corta el paso y nos impide continuar adelante, escaparnos de los lugares lúgubres y hoscos de la parte de abajo. Al fin y al cabo la civilización ha determinado que los vencedores estén arriba. Es una sensación como la que provocan esas películas antiguas, elementales, primarias y normalmente mudas, en las que, cuando el protagonista pretende avanzar un par de pasos, siempre le aparece delante un policía o un negro grande (los negros dirán: un blanco, lo que a la vista de la historia parece darles la razón) que amenaza con la porra o con el cuartelillo. Y no hay manera. Ni aprovechando una distracción ni lanzando un señuelo que lo atraiga. Imposible cruzar la calle para alcanzar la otra acera, la de los privilegiados. A lo mejor es que la capacidad del equipo es menor que la deseada, por más ilusiones que nos hagamos; o que no fueron seleccionados adecuadamente los fichajes a comienzo de la temporada y se equivocaron quienes los eligieron; o que hay errores en los planteamientos técnicos y tácticos; o que subyace una distorsión sicológica. Y también, por supuesto y esto es seguro, que intervienen en la construcción del muro el capricho y las veleidades de las Parcas, esas tres mujeres de la mitología que mueven la rueca con los hilos que señalan y distinguen a los afortunados de los desdichados. Habrá que horadar ese tabique como sea. Montando un terraplén, excavando un túnel o, mejor aun, provocando lluvia para que las goteras lo destrocen poco a poco, que es una estrategia inteligente. Y, puesto que aun queda mucha esperanza por medio, entre todos habrá que inventar un nuevo ánimo ya que sólo con un remedio común es posible torcerlas a nuestro favor. Por lo menos que no se pueda decir que nuestros males, como distingue Cervantes, son de culpa, de los que nos causamos a nosotros mismos y no de daño, que vienen de fuera. 9 de Febrero de 2004.

Écija, 1; Real Jaén, 0.

76. Estar muy contentos Es una verdad como un templo, reconocida en todas partes, la afirmación de que el deporte no da la felicidad a los seguidores y espectadores porque a fin de cuentas no cambia la vida ni la realidad. Y asimismo lo es que sin embargo provoca un estado de ánimo acompasado al desarrollo de los acontecimientos,


según sean tristes o alegres. Por eso, cuando éstos son rotundamente agradables, entran ganas de dejar las cosas como están, de no tocar ni analizar nada y simplemente disfrutar sin más de lo placentero. Seguir, aunque parezca excesivamente rutilante, aquello de Juan Ramón Jiménez de no le toques más, que así es la rosa. Porque, como todo el mundo ya debe saber, en el partido del Real Jaén de ayer se batieron un montón marcas agradables y positivas relacionadas con los jugadores, el equipo, el club y hasta el nuevo estadio. Y por supuesto con la actual directiva, que ojalá empiece a ver cómo la gente se acaba animando y se crea una piña en torno al club y al equipo. Si es verdad que al campo de fútbol se va, como mínimo, a pasar un buen rato, ayer éste fue tan bueno y apetecible que pareció demasiado corto. Sobre todo cuando hacía tanto tiempo que no ocurría algo así. A pesar de todo, como en los sermones clásicos que solían ser sabios, es interesante acabar con una moraleja, que la vida sigue y no está acabada ni mucho menos la faena. Y es que hay una teoría de un filósofo (que nos viene como anillo al dedo) que asegura que, cuando se hacen pronósticos o vaticinios, optimistas o pesimistas, éstos tienden a cumplirse en mayor medida cuando los protagonistas se sienten implicados en ellos. Se llama la profecía autocumplida y es como cuando decimos, por ejemplo, que algo es un desastre y nos convencemos de tal manera de ello que con nuestra actitud acabamos haciendo que en verdad lo sea. Bueno, pues aquí de lo que se trata ahora es de convencerse en serio de que aun es posible alcanzar la liguilla de promoción aunque sigamos a nueve puntos. Valga un dato: la última vez que se consiguió hace dos años, cuando faltaban dos partidos para acabar la liga, el equipo perdió en Écija y quedó a merced de los resultados ajenos. Y desde Orense llegamos a Segunda A. Después se ascendió. Pues eso. 16 de Febrero de 2004.

Real Jaén, 4; Betis B, 0.

. 77. Algo es algo No acaba el equipo del Real Jaén de dar imagen de un colectivo sólido y firme. Tampoco es que se muestre como una sociedad frágil y quebrantada. De ninguna manera. A lo largo de los meses que dura la competición, va dibujando una figura razonablemente consistente que justifica la esperanza de acabar bien las cosas. Poco a poco proyecta mayor seguridad. Pero, como si le faltara alcanzar el último escalón de un proyecto deportivo consolidado, a la hora de la verdad se le escapa de la mano el acierto y no termina de asomarse al grupo de los mejores ni de los que aspiran por su cercanía


a ello. Cada vez más se mueve en el territorio ambiguo de querer y no poder, de ser reconocido como grande en su nivel pero sin que ejerza esa grandeza. Es lo que ha ocurrido con el resultado del partido de ayer, al margen de los avatares internos del juego y las incidencias viajeras de tan regular fortuna. Después del espléndido triunfo del domingo anterior, hubiera sido muy importante adobar una tarea que no sólo le hubiera permitido acercarse un par de puntos sino empezar a proporcionar una presencia pública atractiva que anime al ambiente y contagie de entusiasmo a la gente. No pudo ser. Pero algo es algo. Y tampoco las cosas han salido tan mal. Al fin y al cabo las últimas salidas, salvo alguna excepción, empiezan a ser más rentables. Decía hace unos meses Edi, un importante payaso del circo Saltimbanco, que al público le gusta que los profesionales cometan errores alguna que otra vez porque ello permite mostrar las dificultades que encierran las actuaciones del espectáculo. Si algo no sale, es cuando se dan cuenta de la complicación de lo que están haciendo. Si lo logras al segundo intento, asegura, aplauden más. Lo que viene a ser algo así como los pasos hacia atrás que ejecuta el deportista para tomar impulso antes de dar el salto de competición. Y, si mantenemos la teoría ya citada en anteriores ocasiones, la de la profecía autocumplida, de la incidencia que tiene el ánimo del protagonista a la hora de conseguir lo que se anuncia que va a suceder, no queda otra opción que ver las cosas con esperanza. Que ésta, dicen, es lo último que se pierde. 23 de Febrero de 2004.

Universidad de Las Palmas, 1; Real Jaén, 1.

78. Ser grande Para ser grande en cualquier orden de la vida hacen falta dos requisitos, la fortuna y el esfuerzo, es decir, la buena suerte y la voluntad de serlo. Sin uno de estos dos soportes, es vano todo intento. Los elegidos necesitan que los acontecimientos en los que se vean mezclados colaboren en sus propósitos y, al mismo tiempo, tienen que disponer de ánimo suficiente para resolver las dificultades y superar los obstáculos con los que se topen en su camino. Porque el hado, aunque sea favorable, siempre busca resquicios para probar las fuerzas de los que aspiran al éxito y a la gloria. Y aquí está, como decían los clásicos, el busilis, o sea, la clave para un final feliz. Ayer fue un día de los que el Real Jaén tuvo la oportunidad de manifestarse como lo que todos deseamos. El partido ante el Lanzarote le permitió la posibilidad de demostrar que sabe vencer con aplomo y con acierto las dificultades que el azar le pone delante y que, por tanto, merece estar entre los


grandes. Precisamente la irracionalidad y el sin sentido de lo que ocurrió hacía más difícil la aventura pero más valioso el premio. La actuación del árbitro fue la ocasión, que necesariamente tenía que ocurrir cualquier domingo, de demostrar poderío y fuerza. Pero se falló y no pudo ser. El equipo no fue capaz de manifestarse como un distinguido y mostró un estilo quebradizo. Parodiando el lenguaje de épica que gusta mucho a bastantes comentaristas de fútbol, podemos decir que los dioses le abrieron la esportilla para que se colara con los inmortales y, con el triunfo por bandera, empezara a considerarse a sí mismo como un grande, que es el camino imprescindible para serlo. Pero no fue capaz de subir los obstáculos y tendremos que esperar a otra vez. La mala sombra añadida es que el grave desacierto ha venido a estropear la que hubiera podido ser una de las mejores semanas no ya del equipo sino del club, con el primer paso firme que se ha dado para que la entidad empiece a tener algo, que en el mundo de los negocios es lo mismo que empezar a ser algo. Que en este terreno, por lo que se ve, sí estamos en camino de ser de los grandes. 1 de Marzo de 2004

Real Jaén, 0. Lanzarote, 1.

79. Las tristes tardes de los domingos Las tardes de los domingos siempre han llegado envueltas en un tufillo sutil de melancolía y pesadumbre por lo que representan de vuelta al trabajo, tal como se entiende en la cultura judaico-cristiana, y de abandono de los placeres de la fiesta. Las tardes de los domingos siempre han sido un poco tristes. Bien es verdad que las cosas han cambiado tanto que casi nadie reconocería el ambiente dominguero de hoy en el de hace unos años pero, a pesar de las novedades, no se ha perdido del todo la atmósfera lastimera y apenada. Lo saben muy bien sobre todo quienes tienen tareas pendientes y necesitan ponerse al día. En ese contexto los partidos de fútbol y las quinielas aparecieron como un atractivo, ingenioso y divertido remedio a la situación. En el campo cuando el equipo juega en casa, por medios mecánicos –la radio, la televisión- cuando sale de visitante. En este segundo caso la novedad de poder seguir los partidos con lo que se llamaba el marcador simultáneo y especialmente por la radio resultó una manera interesante, casi revolucionaria, de cambiar el clima y darle otro aire a las horas de la caída de la tarde. Lo malo era la impotencia de la distancia y lo bueno el ejercicio talentoso de imaginar lo que realmente estaba ocurriendo en el campo, simplemente a través de las palabras. Más o menos como ahora, que, salvo el desarrollo técnico, las cosas están como estaban. Pero este remedio para animar y alegrar un poco la desazón vespertina no siempre resulta eficaz. Antes al contrario, es muchas veces más una purga que un


placebo, si el éxito no le va saliendo al equipo. Como ayer con el partido del Real Jaén en Badajoz. Una especie de sin vivir viendo, u oyendo, cómo pasaban los minutos y no había manera de ganar. La tarde por eso siguió triste y esta vez el fútbol no fue capaz de arreglarla ni darle ese tono de sonrisa que uno exhibe cuando ha ganado el equipo. Lo malo de todo esto es cuando uno se acostumbra a ver el fútbol desde un estado de ánimo determinado, como dice Javier Marías, si ese estado empieza a ser rutinario y las tardes de los domingos siguen siendo tristonas. 8 de Marzo de 2004.

Badajoz, 1; Real Jaén, 0.

80. La teoría del buen huésped La hospitalidad es una virtud de la que alardean todos los pueblos y todas las culturas. No hay ciudad, colectivo o comunidad que no se tenga por amable acogedora de quienes deciden hacerle una visita, y la verdad es que todos nos esforzamos en atender con sumo cuidado y atención a quienes por uno u otro motivo vienen a nuestra casa. Al fin y al cabo, incluso por egoísmo como dirían algunos de los sociólogos más de moda en nuestros días, todos somos huéspedes en otros momentos y nos gusta que nos traten con la misma amabilidad con la que nos comportamos con los demás. Es lo que hizo ayer el Real Jaén en su partido con el Mérida, un equipo al que ganamos en su casa en la primera vuelta y al que, en justa correspondencia, ahora se trataba de compensar, como es propio de la gente de bien. Para no ser menos que ellos, era obligado devolverles la gentileza que tuvieron con nosotros en nuestra visita, comportándose como verdaderos anfitriones elegantes y donosos. Por eso les dimos todas las facilidades a nuestro alcance para que se marcharan contentos de nuestra hospitalidad. Wenceslao Fernández Flores, con ocasión de ver un partido en el que el equipo de casa perdía, lo cuenta de este modo: “bruscamente comprendí el verdadero significado del trance. Se trataba, sin duda, de dar pruebas de la vieja y magnífica cortesía española. Ya en una ocasión estudié el caso de un portero galante, que no se oponía a que la pelota entrase en su red. Pasen, por favor, y no sean tímidos: aquí tienen la portería a su disposición”, decía, “mientras los goles subían y subían al marcador”. Ayer no fue así porque, las cosas como son, el Mérida fue un equipo educado y modoso que no quiso abusar de la acogida, a pesar de que pudo hacerlo con toda facilidad en bastantes ocasiones. Le bastó con probar los obsequios de la casa y darse así por satisfecho. Pero el problema es que ser cortés con los visitantes es una virtud tan general que no hace falta exhibirla porque, como con aquello del valor en la


antigua mili, es implícito, se supone siempre. El Real Jaén no tenía que haber hecho ese alarde, con lo que nos hubiéramos quedado con los tres puntos. ¡Con la falta que nos están haciendo! 15 de Marzo de 2004.

Real Jaén, 0; Mérida, 1.

81. El lugar natural Pensaban los antiguos, y, al parecer, no andaban muy equivocados, que en la vida todos tenemos un sitio propio, un rincón, una posición a la que ellos llamaban el lugar natural, el “locus”, utilizando una palabra latina que es la que aun se maneja cuando se habla de estas cosas. Opinaban que no es posible la existencia de personas o grupos que no dispongan de una localización propia porque eso sería quedarse sin referencias. Y como no conocían lo que en el lenguaje familiar llamamos la ley de gravedad, creían que, cuando la vida, como ocurre muchas veces, nos mueve de acá para allá sin que haya una fuerza aparente que empuje, es porque nos hemos salido del puesto que nos corresponde y estamos buscando nuestro lugar natural, nuestro “locus”. En la cultura general y popular ha permanecido la idea de que todos nacemos con una etiqueta determinada y tenemos un terreno propio. El problema se presenta cuando nos equivocamos de territorio. A todos nos ha ocurrido más de una vez la experiencia de ese error, de darnos cuenta al entrar en algún sitio que ese no era nuestro ambiente, que estábamos de sobra. Incluso a veces, como pasa en muchas películas, ese error se paga muy caro. Esto es lo que nos puede estar pasando con el Real Jaén. Que durante mucho tiempo creímos que su lugar natural era uno y ahora está resultando que estábamos equivocados, que es otro. Teníamos la convicción de que era entre los primeros de la clasificación, los mejores y, al parecer, es mucho más abajo. Por ese motivo, de acuerdo a las leyes naturales, el equipo para alcanzar su sitio está sufriendo lo que es, dicho a lo fino, un movimiento vertical descendente, o sea, una caída en picado. Resulta triste recordar que esta reflexión es más o menos hija de otra, de contenido similar, escrita hace un año, el 17 de Marzo, cuando el equipo perdió en Cáceres con el mismo resultado de ayer. La posición deportiva es parecida. Lo malo es que de momento pocas medidas externas se pueden tomar. Menos mal que la junta directiva sigue con buenas maneras a pesar de que se le acumulan las desdichas. Esperemos que éstas confirmen aquello de que no hay mal que por bien no venga. 22 de Marzo de 2004.

Jerez de los Caballeros, 2; Real Jaén, 1.


82. Un PGOU para el equipo Como mucha gente sabe, un PGOU (acrónimo de Plan General de Ordenación Urbana) es un documento legal muy complejo que regula el uso y distribución del territorio urbano, señalando tanto lo que se debe, y lo que se prohíbe, construir, como las condiciones de espacio, lugar y demás características de las edificaciones de todo tipo y condición así como los viales. Porque encierra detrás demasiados intereses, sobre todo económicos, su tramitación es muy ardua y dificultosa pero es un instrumento imprescindible para definir y explicar qué se quiere hacer en una ciudad y de una ciudad, y cómo se pretende organizar la vida en común. Un PGOU es en última instancia un sistema de planificación y organización total colectiva y un sistema preciso de explicar y realizar lo que se piensa sobre las formas y maneras más adecuadas para una vida cómoda, relajada y, hasta donde sea posible, feliz de una comunidad. Consciente la junta directiva del Real Jaén de que para evitar la desaparición de la entidad es imprescindible tener patrimonio propio, ha planteado la construcción de una ciudad deportiva, y la Corporación Municipal ha iniciado los trámites para modificar parcialmente el PGOU de Jaén de manera que se autorice esta propuesta. Con ello el club, en declaraciones de su presidente, salva su viabilidad económica y deportiva, y de esta forma pretende iniciar un proyecto ordenado, eficaz y productivo, que al fin y al cabo es de lo que se trata cuando se gestiona una empresa que, además de serlo, representa una institución social de raigambre y peso sensible. El equipo ha sido otra cosa. Precisamente lo que en la práctica le viene faltando es algo así como un PGOU, una manera completa y total, teórica y práctica, de planificación y organización que señale la ruta de manera consistente. Ya se sabe que el deporte es una de las actividades que encierran más imponderables, pero la imagen que queda ahora cuando, abandonado el objetivo A que era la liguilla de ascenso, estamos a tiro, después del triunfo de ayer, de alcanzar el B, o sea mantenerse en la categoría, es más bien de traspiés que de formas seguras y precisas. Dejemos las cosas así, pero habrá que ir comprando ya los cuadernos en los que anotar el PGOU deportivo para la temporada próxima. 29 de marzo de 2004. Real Jaén, 2; Melilla, 0. 83. Anverso y reverso En los días previos al partido de ayer del Real Jaén con el Vecindario el ambiente venía cargado de expectativas ante un equipo que ha llegado precedido del aura de unas estadísticas increíbles, como reflejaban con estas u otras palabras parecidas las opiniones y declaraciones habituales durante la semana. Por lo


general se concretaban estos elogios asegurando que el equipo canario posee unas extraordinarias cualidades futbolísticas como puede comprobarse en los datos espectaculares que ofrece la clasificación. Unos números y unas estadísticas que garantizan una alta perfección técnica, primero en la plantilla y después en los resultados, es decir, tanto en los aspectos estáticos como en los dinámicos de la práctica deportiva. Dicho de una manera más tópica, algo así como que el Vecindario es una especie de galáctico de nuestra división. Es verdad que en algunos aspectos cuantitativos ese equipo destaca sobre manera pero también es cierto que el desarrollo del partido únicamente justificó en parte todo lo que se había dicho. Buenos modos estratégicos y buenas maneras técnicas pero el Real Jaén pudo haber ganado los tres puntos que se discutían. De todas formas ha resultado una experiencia muy atractiva y sugerente este coro laudatorio en el que casi todos hemos participado, más allá de las aburridas, por repetitivas, consideraciones que se hacen antes de un partido de fútbol. Como si hubieran salido del inconsciente, cada elogio era sin buscarlo un vituperio para nosotros mismos, cada una de esas opiniones elogiosas encerraba una desaprobación para nuestro equipo. Como en un juego de anverso y reverso, suponía implícitamente una crítica para nosotros porque, si los objetivos eran los mismos, los mimbres deberían haber sido similares, aunque luego la suerte y los desatinos parciales lo hubiesen estropeado. Pero hasta ahora los ingredientes de cada domingo han sido los habituales, lo que nos lleva a pensar que nos equivocamos al proponer horizontes que han resultado imposibles. Y demuestra que el error principal se cometió antes de empezar a liga. 5 de Abril de 2004.

Real Jaén, 0; Vecindario (Canarias), 0.

84. Calma chicha Todo el mundo parece tener claro que los agobios, las tensiones y el nerviosismo no fortalecen el espíritu sino que, por el contrario, causan más daño que beneficio, y hasta producen enfermedades las más de las veces. La ansiedad, por ejemplo, es considerada una dolencia nefasta para el buen desarrollo de la vida. Por eso, si queremos una existencia razonable, se nos hace imprescindible buscar la quietud y el sosiego que tan útiles y propicios son para nuestra salud, la del alma y la del cuerpo. Y en esta situación tan ventajosa y tan cómoda estamos los aficionados y seguidores del Real Jaén. Sumergidos en una especie de nirvana, nos encontramos relajados y reposados ante la seguridad de que ya no hay peligro a la vista y que nada nos amenaza deportivamente para lo que queda de temporada futbolística. Ya llevamos unas semanas fondeados en aguas tranquilas y calmosas


en las que gozamos de la tranquilidad, lo que es un buen remedio para los disgustos que nos proporciona la existencia. Porque, si somos sinceros, hemos de reconocer que en verdad nadie llegó a considerar este año que el descenso fuese una amenaza posible. Lo único pernicioso de esta situación es que se quebrantan los ardores y las pasiones que dan color y juego a la vida, y acabamos cayendo en una monotonía sin aliciente cuando las emociones, bien dosificadas desde luego, son una garantía eficaz de progreso. Ya se sabe que la calma chicha, como dicen los navegantes, permite asegurar la nave pero en ningún caso avanzar hasta puerto. Pero así han venido las cosas. Lo inteligente en estas condiciones es aprovechar la coyuntura para revisar los mecanismos de funcionamiento y ponerlos a punto para el momento en que llegue la tempestad. Donde más que calma hay serenidad es en los despachos del club. ¡Ahí es nada conseguir que la Hacienda Pública se fíe de uno, si además este uno forma parte de un colectivo que a veces parece tener a gala el incumplimiento de sus obligaciones financieras con los organismos colectivos! Eso sí que es, como decían los romanos, un ave rarísima, casi como un cisne negro. O un mirlo blanco. 12 de Abril de 2004.

Los Palacios, 1; Real Jaén, 3.

85. El burro de Buridano Juan de Buridano fue un profesor de filosofía en la Universidad de París allá por la Edad Media. Un día tratando de explicar los mecanismos mediante los cuales las personas tomamos decisiones o ejercemos la libertad, propuso como discusión el siguiente ejemplo: imaginemos, dijo, un burro con hambre que para comer tiene delante de sí dos montones de paja tan exacta y absolutamente iguales que no hay ninguna razón para inclinarse por uno o por otro. ¿Qué hará en ese caso? Por supuesto que es una simulación pero la pregunta sirve muy bien para ilustrar las dudas que muchas veces tenemos cuando nos vemos forzados a tomar una determinación y no tenemos argumentos más poderosos para inclinarnos por una u otra opción. Pues algo así pudiera estar ocurriéndole a la directiva del Real Jaén a la hora de decidir si renueva o no al entrenador Nogués para la próxima temporada. Criterios definitivos para una u otra alternativa no parece que los haya, al menos desde fuera, en lo que percibe el aficionado. Sus buenas condiciones personales y profesionales relacionadas con todos los aspectos humanos y técnicos, individuales y colectivos, de los profesionales parece que están a su favor y eso es muy importante, sobre todo en un mundo como el del fútbol que por evidentes


motivos siempre está en el candelero. Pero, con esta plantilla en cuya selección, al parecer, intervino de manera muy principal, los resultados no le han acompañado y se han movido en un tono de término medio o mediocridad, algo que en este juego enfría a la gente y no le invita a participar: de acuerdo con el dicho, se ha jugado como nunca y se ha perdido muchas veces, aunque el partido de ayer fuese todo lo contrario. Buridano aseguraba que, cuando se da esta circunstancia, lo lógico es que el burro se muera de hambre. Como cuando andamos dudando a qué película ir y al final no vamos a ninguna. Pero esto ni es bueno ni sería posible. Claro que a lo mejor la directiva ya ha tomado una decisión y estas letras no sirven para nada. Aseguran los que saben de estas cosas que es mejor morir harto que muerto de hambre. 19 de Abril de 2004.

Real Jaén, 2; Sevilla B, 1.

86. ¡Una toalla! El hecho de que en el fútbol no se permita a los equipos rendirse o marcharse marca sin duda, y mucho, esta práctica deportiva. Y esto tanto si es a lo largo del campeonato como en el desarrollo de un partido. Es uno de los infortunios y los inconvenientes que, además, está incluido en sus reglas básicas. A diferencia de otros deportes en los que poder irse en un determinado momento forma parte del juego, en el fútbol no se admite dejar la contienda a medias sino que todo tiene que llegar hasta el final y es el reloj el que marca el término del trayecto. No vale aquí ni haber alcanzado la meta, sea cual fuere el tiempo invertido, y tampoco está permitido que un competidor arroje la toalla en señal de abandono al reconocer la superioridad del contrario. En el caso de un partido, aunque un equipo, por la razón que sea, se vea una tarde sin posibilidades ningunas de ganar, se sienta avasallado por el contrario e incluso insultado por los espectadores con los consabidos gritos taurinos, tiene que consumir todo el tiempo establecido y el reglamento no le permite una retirada digna que, sin alterar las consecuencias de la competición, le sirviera para sentirse vencido pero seguramente no derrotado. Aunque la desgracia y la desventura se estén burlando de su suerte o simplemente que todos tenemos un día en el que no salen las cosas, un equipo tiene que mantenerse como si tal cosa si no quiere ser sancionado. La otra circunstancia paralela se da en el transcurso de una temporada o una competición cuando ya no queda nada significativo que hacer, como le ocurre al Real Jaén en estos momentos. Bien es verdad que podría ser que todos los


puestos de la clasificación tuviesen cierto premio en alguna forma pero no es así y ahora sólo queda la honradez de los profesionales. Por supuesto que cambiar algo de todo esto sería un lío complejo y quizá hasta imposible pero todos tenemos derecho a desahogarnos una vez y desear que, visto lo visto, esto termine cuanto antes para que se pueda preparar el futuro de la mejor y más rápida manera. 26 de Abril de 2004

Corralejo (Fuerteventura), 1; Real Jaén, 0.

87. Comprar y vender El fútbol tiene a veces en palabras y en expresiones un lenguaje envenenado que, bien visto, resulta desagradable y que habría que extirpar lo antes posible. Valga el ejemplo, que se ha normalizado y ya a nadie sorprende, de eso de vender o comprar un jugador o lo del mercado de invierno, como si no estuviésemos hablando de personas. Y eso no está bien. Es un mal estilo. Normalmente ningún empresario dice que ha comprado dos ingenieros para su fábrica ni que ha vendido tres o cuatro obreros para la planta de almacenaje. Son otras las maneras de contar esas decisiones. Ya sabemos que son expresiones simbólicas o usos simplificadores del idioma pero hay cosas que deberían cuidarse más. Porque al final acaba ocurriendo que las conductas se acomodan a lo que se dice y se juega con cierta alegría del destino de los profesionales, considerándolos de verdad como una propiedad y tratándolos sin el respeto que merecen. Es la llamada escalera que va de las palabras a los hechos y, al revés, de éstos a las primeras. En el fútbol hace falta gente que acabe rompiendo groserías de este calibre. Y así, por lo que se conoce, los directivos del Real Jaén, en el ámbito de su soberanía, han querido ser galantes y considerados con el entrenador, anunciándole con una antelación razonable propia de quien aspira a mejorar los modos del fútbol, su propósito de cumplir al pie de la letra el contrato vigente (sin entrar en otras consideraciones y al margen de que haya conseguido o no los objetivos que se propuso cuando diseñó la plantilla actual) al tiempo de anunciarle que no firmarán un nuevo contrato. Y ha pasado lo que ha pasado. Seguro que se les han quitado la ganas de ser en lo sucesivo gentiles y afables con los profesionales del club pero, por lo que vamos viendo, también es seguro que volverán a tropezar otra vez con la misma piedra. Lo que nos honra a todos. 3 de Mayo de 2004.

Real Jaén, 5; Playas Pájara (Canarias), 1.


88. La segunda vuelta Refranes, dichos y frases hechas sobre los sinsabores, las desdichas y los malos ratos hay muchas y de muy variado sentido. En unos casos para lamentarse de que el destino nos haya cogido ojeriza y nos esté fastidiando más de la cuenta; en otros, reclamando ayuda a los que pasan al lado del camino; y en bastantes ocasiones para expresar la esperanza de que en adelante vendrán muchos mejores tiempos. Pero todas de una u otra manera vienen a constatar cómo llegan rachas y situaciones, digamos no muy halagüeñas, que ponen a prueba el temple de sus protagonistas. Pensando en cosas de estas, se da uno cuenta de que la verdad es que hasta el momento los miembros de la junta directiva del Real Jaén han disfrutado de pocas ocasiones de satisfacción. Por lo que se ve desde fuera y se conoce de sus decisiones, se esfuerzan en hacer las cosas bien, especialmente con método y con sentido, y sin embargo apenas le ha llegado la oportunidad de grandes celebraciones. Éxitos sí han tenido y muchos, el más importante quizá haber conseguido credibilidad, solvencia y buena fama, precisamente en un ámbito social en el que abundan más de la cuenta las marrullerías, y sobre todo empezar a consolidar un club que, como otros muchos, es algo más que una empresa. Pero más allá del placer interior que siente uno por el deber cumplido, no ha habido éxitos deportivos espectaculares ni la gente, además de los mil y pico habituales, ha respondido viniendo al campo de la Victoria. Estos días han sufrido el último revés de importancia con la sentencia de ese, al parecer, extraño caso de indemnización por despido que se mueve en cantidades prohibitivas para una economía tan precaria. En esa situación tan agobiante, a lo mejor otros hubiesen tirado la toalla, declarando insolvencia total y cerrando la última llave del club. Pero no ha sido así y han mantenido el tipo. Hablando de estos desequilibrios entre el esfuerzo y sus resultados el escritor Jiménez Lozano dice estar seguro de que al final siempre hay una segunda vuelta que corrige los desajustes del primer pase. Seguro que esto le ocurrirá a la actual junta directiva, que se lo están currando. 10 de mayo de 2004.

Cacereño, 3; Real Jaén, 2.

89. In medio, virtus Todo el mundo sabe lo que significa este latinajo, sin necesidad de conocer la lengua que hablaban los romanos: la virtud está en el término medio. Resulta que este axioma filosófico, que se les había ocurrido a los griegos, se ha hecho muy popular y apenas hay gente que no esté de acuerdo con el. Casi todos los planteamientos educativos, la mayoría de los sermones, bastantes de


nuestras actitudes y hasta los consejos de los mayores vienen a defender la teoría de que en la vida lo importante es huir de los extremos y quedarse en un prudente y razonable término medio. No conviene pasarse ni de listo ni de torpe. Tú, hijo mío, dicen muchos padres a sus retoños, trata de no destacar, de no significarte, evita que se fijen especialmente en ti porque eso a la larga te puede causar más perjuicios que beneficios; quédate en el término medio, en el grupo, en la prudente mitad. Tú, hijo, ni frío ni calor, que ambos en exceso, el mucho frío y el mucho calor pueden ser contraproducentes y nocivos. Y eso es lo que ha cumplido a fin de cuentas el Real Jaén esta temporada en el terreno deportivo: cero grados, como dice la broma. Ser virtuosos, quedándose en la mitad y tratando de no señalarse ni por abajo (¡menos mal!, no nos fuera a ocurrir lo del año pasado) pero tampoco entre los primeros, que a los demás también hay que dejarles respirar y lucirse. Incluso para no caer en la tentación de la vanidad, ni siquiera se ha acercado en ningún momento a los de arriba. Vamos, que salvo en las palabras y en las buenas intenciones, no han existido jornadas en las que la clasificación le haya lanzado hacia los mejores. Siempre, más o menos, en la mitad, en la medianía. Como las doctrinas que rigen nuestro comportamiento virtuoso. Ese ha sido su mérito: como decía un muy famoso poeta latino, Horacio, la dulce mediocridad, ser uno bueno del montón. De todas maneras, como hay mucho travieso por el mundo, seguro que más de uno hubiese preferido que hubiera sido un poco malo y no tan prudente y que se hubiera paseado entre los primeros aunque luego al final las cosas no hubiesen salido. ¡Qué le vamos a hacer! ¡Es que hay una gente...! 17 de Mayo de 2004.

Real Jaén, 1; Extremadura, 2.


VERANO 2004


90. Los 150.000 Lo más seguro es que fuera la exageración de un cronista entusiasmado (que también ellos se dejan atrapar por el ambiente) pero en una televisión llegó a darse la cifra de 150.000, que figura en el título de este comentario, como la del número de aficionados valencianistas que habían salido a la calle a celebrar el triunfo de su equipo en la liga. Sorprendente volumen de entusiastas si uno se fija en la capacidad de espectadores de los estadios y en el conjunto de los que acuden a los mismos. No importa sin embargo demasiado la precisión de este dato pero sí hay que reconocer la evidencia de que los celebrantes del éxito eran muchos más miles que los seguidores del equipo, aquellos que cargan sobre sus espaldas y su bolsillo las alegrías y las tristezas de cada día, los que, al decir del refranero, están a las duras y a las maduras. Puestos a analizar esta circunstancia tratando de encontrar una explicación a tal desfase de números, algunos maliciosos han propuesto la teoría de que en esa ciudad, patria de las llamadas rotaciones futboleras de tan felices resultados deportivos, éstas han alcanzado también a los espectadores de manera que éstos asisten como por turno a los diferentes partidos. Otros achacan el hecho de tantos seguidores, en principio improvisados, a gente a la que le gusta la fiesta y sin conocer bien el motivo se apuntan a cualquier bautizo, creyendo que es una boda. Y sin duda el que haya ocurrido ese fenómeno se ha debido también y sin más a la costumbre tan extendida, tanto en la vida pública como en la privada, de lo que se llama apuntarse al carro del vencedor: una actividad relativamente espontánea y que sufre o goza todo aquel a quien la fortuna elige en cualquiera de sus modalidades (ser nombrado ministro o simple director general, acertar en los cupones o, últimamente, salir en la televisión, lo que está acrecentando casi hasta el infinito el número de dichosos en la vida). Lo más probable es que la causa de toda esa congregación sea un conjunto de éstas y otras motivaciones más o menos similares. De todas formas sería interesante buscar algún sistema para incorporar la sinergia de todos esos celebradores de eventos. 24 de Mayo de 2004. 91. Fantasía festiva futbolística Precisamente hablando de todos aquellos que se apuntan en seguida y sin más miramientos a cualquier gaudeamus o jolgorio que se presente, como se ha visto en Valencia (y es observable en cualquier parte del mundo), es el momento de estudiar cómo sería posible aprovechar las energías y el alborozo de estas


personas y de otras de entusiasmo similar en beneficio del club y, en definitiva, del equipo y del fútbol. De no hacerlo es dejar que se pierda en el vacío una fuerza social tan interesante cuyo impulso podría ser muy útil, dadas las dificultades que hay para entusiasmar a la gente, ni siquiera a base de mantecados o licores que, por supuesto, siempre son de agradecer. Se trataría simplemente de crear una nueva categoría social y grupal que anime el cotarro y estimule al personal a acudir a los partidos. Podría llamarse algo así como celebrador de eventos (o algo que suene mejor) y tendría como tarea y obligación organizar y colaborar en fiestas, pasacalles, y demás jaranas que contribuyan a conseguir los fines establecidos. A cambio el club les daría algunas prebendas como entradas más baratas y otras ventajas sociales. Aunque podría haber diferentes niveles, modalidades y especialidades dentro del grupo, esta tarea sería algo así como unir en una actividad conjunta ocupaciones como la de animador de ocio, millonario en los toros, claque en los teatros y revistas, publicitarios callejeros y otras varias de características similares, siempre tan populares, seductoras, creativas y sugerentes. . Su actividad no debería ceñirse a un hipotético triunfo final. Como ocurre, por ejemplo en los toros, los celebradores de eventos podrían organizar una manifestación después de cada partido en el que las cosas le hayan salido bien al equipo, sacando a hombros a los jugadores destacados, acompañados de buenas músicas y, como hacían los griegos con los triunfadores en los juegos deportivos, podrían contratarse juglares que cantaran odas triunfales a los vencedores. El resto de circunstancias, matices, organización y complicaciones se determinará en su momento. 31 de Mayo de 2004. 92. El tratamiento aristocrático Sin duda de que muchos aficionados recordarán la anécdota del anterior presidente del Real Jaén cuando vino a hacerse cargo del equipo y se lamentó de cómo era posible que hubiese jugadores con contrato en vigor para varios años. ¡Como si fuesen Zidane!, parece que dijo. Hubo naturalmente que aclararle que precisamente esa circunstancia era el único condominio del club en ese momento, que además, por supuesto, de su patrimonio histórico, cultural y afectivo la valía de esos jugadores representaba el único aval que podría mostrar el club a cualquier institución o colectivo, que no había ninguna otra cosa de valor en el haber. De este hecho derivan evidentemente dos consecuencias significativas: una, económica pero otra, y más decisiva, social.


Ya se sabe que los clubes de fútbol forman parte de ese amplio grupo de entidades en las que los trabajadores o empleados constituyen el verdadero poder público y son el punto de referencia y relevancia social del mismo. El famoso investigador al que trae desde el extranjero una industria, el pintor de excelencia fichado por una galería de arte que quiere hacerse conocida y prestigiosa o el personaje popular contratado permanente para las campañas publicitarias son algunos ejemplos de esta situación singular que beneficia desde luego a unos y a otros pero que también plantea algunas dificultades añadidas. Decía hace poco tiempo un comentarista que, cuando el año pasado el Real Madrid organizó, como decisión de empresa, aquella expedición a Asia, los jugadores se dieron cuenta de pronto de que ya no tenían tratamiento aristocrático, que estaban sometidos a reglas mundanas como empleados de lujo y cada día pintaban menos, como se había demostrado cuando el Ayuntamiento les impidió acceder a la Cibeles. La inquietud que hay detrás de este hecho es descubrir cuál es el espacio social que tienen los jugadores dentro de la sociedad, empresa y público, que les cobija porque del éxito de esa tarea dependen muchos beneficios para todos. De no acertar entre todos en este equilibrio, se pueden originar perjuicios evidentes como ha ocurrido en algunos clubes de los más famosos. 7 de Junio de 2004. 93. La microeconomía Cuando la utilización de la estadística empezó a generalizarse, el lenguaje corriente hizo muy popular aquello que podemos describir como la teoría del pollo. Se trataba de una observación muy elemental y consistía en poner en duda, o mejor en solfa, a la nueva ciencia y su aplicación a la vida. El razonamiento explicaba que si tenemos un pollo y una persona se lo come mientras la otra se queda a dos velas, la estadística sin embargo llegará a la conclusión de que cada una se ha comido la mitad, lo que, visto desde cerca y a la ligera, tira por tierra todos los saberes universales. Sabemos que las cosas no son así de sencillas y que esta crítica satírica no es más que una broma cargada de ironía contra los intelectuales y los teóricos que, a veces, en lugar de resolver los problemas no hacen sino complicar más las cosas. Pero encierra un punto de verdad que no conviene dejar a un lado. Y es la contradicción que se da con más frecuencia de lo razonable entre las grandes cifras de las cuentas del Estado y la realidad de la economía familiar y personal de cada uno; que una cosa es la inflación en Europa o en España y otra la subida


de precios que acaba imponiéndose al tendero de la esquina; una cosa es la macroeconomía y otra la microeconomía. Pues ahora en el fútbol estamos en la macroeconomía, en las grandes cuentas y los grandes acontecimientos, algo sin duda muy interesante y que cuando menos entretiene mucho. Pero no podemos olvidar que después de la feria viene la rutina de cada día y que en este aproximadamente mes en el que vamos a estar pendientes de Portugal se está cociendo en la cocina doméstica la planificación de nuestros equipos que a fin de cuentas son después los que nos dan alegrías o tristezas durante todo el año. Que toda esta fiesta del fútbol pasa pronto y luego los domingos, uno tras otro, y las clasificaciones no perdonan a los que se han distraído. Y en estas semanas hay dos tareas ineludibles que hacer: la directiva, preparar un equipo razonable, y los aficionados inscribirse como socios aunque sea simplemente para poder exigir después con legitimidad. Y a nadie le conviene despistarse. 14 de Junio de 2004. 94. La agonía ibérica Quienes andábamos a finales de los cincuenta y principios de los sesenta haciendo nuestros primeros escarceos literarios, precisamente en el Diario Jaén, junto con algo de teoría política y algún otro menester de ese tipo (que seguramente recordarán casi todos los de entonces) solíamos sonreírnos, con la suficiencia propia de la gente joven que quiere hacer cosas importantes, entre otras chanzas de una que podríamos titular el cura y Miguel de Unamuno. La historieta refería que un cura de un pueblo insistía una y otra vez en sus sermones y pláticas contra don Miguel ya que le había enfadado muchísimo que éste hubiera escrito un libro titulado “La agonía del cristianismo”, como si nuestra religión estuviese ya a punto de terminar, aseguran que decía una y otra vez, y no fuera eterna. La martingala del asunto está, para quien no haya leído el libro o no lo recuerde, en los dos significados básicos de la palabra agonía. Agonía quiere decir lo que todos sabemos: proximidad a la muerte, pero también lucha y contienda, que es el sentido en el que la utiliza y que explica Unamuno al principio del libro. De donde se deducía que el referido clérigo no había leído ni por asomo el libro que no acababa de criticar. Y en esas hemos estado hasta ayer por la tarde: agonizando en los dos sentidos de la palabra. El lenguaje belicista y de epopeya que mucha gente utiliza a la hora de hablar de victorias y derrotas se nos acaba contagiando y nos empuja a vivir un partido de fútbol como si estuviese en juego el final del mundo y de los


tiempos. Y casi fue así. Locutores y comentaristas ha habido que han recordado la batalla de Aljubarrota en 1385 que los portugueses consideran el símbolo de la derrota española. O morimos nosotros o mueren ellos, dijo el seleccionador de Portugal. Ha sido una agonía terrible, una lucha robusta y vigorosa mientras los dioses, comandados por Júpiter como en la guerra de Troya, tuvieron la libertad de auxiliar cada uno al bando que quiso. Después quedan nuevas agonías: la que todos los perdedores van llorando por las esquinas y que a fin de cuentas resulta irreversible en su desgracia, y la que renace para los supervivientes. 21 de Junio de 2004.

Portugal, 1; España, 0, en la Eurocopa.

95. Razones y emociones Planteaba el otro día José Eugenio Lara, dejando a un lado los aspectos técnicos que citaba, un tema de alto interés para el desarrollo deportivo, del Real Jaén en este caso, pero aplicable a los aspectos generales organizativos. El asunto de fondo que sugería es la comunicación necesaria e imprescindible que, para garantizar el éxito de un proyecto, debe haber entre los responsables de un club y el grupo social al que pertenece. El tema es obviamente muy importante y exige un análisis múltiple y desde diversos puntos de vista. Pero de entrada todo el mundo estará de acuerdo en un primer principio general: esta comunión entre directivos y masa social (como se dice ahora en una expresión de no muy buen gusto) no es sólo una condición previa para que algo funcione sino que, mirando bien las cosas, se convierte en el objetivo final de cualquier tarea colectiva hasta el punto de que fallar en esto es dar al trate con todo el invento. Desde hace unos cuantos siglos se viene diciendo, y así lo cree la mayoría de la gente, que son dos los motores que tenemos los seres humanos para ponernos en marcha y hacer las cosas que la vida nos exige: por una parte la razón y, por otra, el sentimiento o las emociones. Incluso está muy extendida la creencia de que esas dos fuerzas son contrapuestas de manera que cada una tira para su lado tratando de anular a la otra, y se suele creer que el equilibrio entre ambas es la mejor garantía de éxito en la vida. Y desde luego esto vale tanto para las personas como para los grupos. Toda esta teoría tiene mucho que discutir y las cosas no son tan simples como parece a primera vista pero ilustra muy bien sobre el debate planteado para poder describir cómo la actual junta directiva del Real Jaén ha cubierto hasta unos límites admirables la racionalidad poniendo orden y seriedad en lo que era un caos absoluto, lo que ya es de por sí un mérito digno del mayor elogio. Pero a


lo mejor le ha faltado algo de sentimiento en su expresión pública, teniendo en cuenta, además, los aspectos positivos y negativos que encierra en el ámbito de las emociones ese fenómeno tan singular llamado fútbol. 28 de Junio de 2004. 96. La globalización del fútbol La Copa de Europa de Portugal ha puesto de relieve una vez más las ventajas de una de los más interesantes normas que todos sabemos que favorecen la vida en común de la gente. Bien es cierto que habitualmente se aplica sólo al ámbito de lo político pero desde luego es recomendable a cualquier escena social. Se trata de aquel principio que asegura que no hay mejor remedio para resolver los problemas internos de una ciudad, un país o un colectivo, que buscarse un enemigo externo con el que la colectividad tenga que competir o pelear. La necesidad de enfrentarse a una potencia extranjera, futbolísticamente se entiende en este caso, ha aglutinado a todos los ciudadanos de cada uno de los países participantes en torno a sus símbolos más representativos. Pero la energía que origina y produce esta situación no debe ser desaprovechada. Parecería un lujo de nuevos ricos despilfarrar la fuerza que generan estas situaciones y a alguien se le ha ocurrido que podría utilizarse en beneficio de todos. ¿Cómo prescindir de un entusiasmo colectivo tan intenso, tan fuerte y tan animoso en torno a un equipo, una bandera, un himno, unos colores y unos objetivos?. Hagamos rentable la lección. ¿Tenemos problemas en constituir vitalmente Europa? ¿Los ciudadanos europeos se sienten ajenos a sus instituciones?. Organicemos una super-liga mundial, en la que puedan intervenir unos doce equipos que representen a todo el Planeta. Puede hacerse por localizaciones geográficas. En África, por ejemplo, se harían cuatro equipos: el África mediterránea, el Sahel, África central y el Sur. O también por los organismos supranacionales que piensan en una posterior unión política. Ya ha habido quien ha dicho que la UE se constituirá vitalmente y los ciudadanos se sentirán integrados el día que Europa tenga un ejército que actúe en su nombre o un equipo de fútbol que popularice un himno, una bandera, unos colores y unos objetivos. Es una de las dos lecciones fundamentales que ha confirmado la experiencia portuguesa. 5 de Julio de 2004.


97. Goles para vivir Junto a la capacidad casi mágica que tiene el fútbol de que todos los que pertenecen a una misma comunidad se aglutinen juntos y entusiasmados en torno a una bandera, un himno, un escudo, unos colores y unos objetivos, las crónicas portuguesas han confirmado otra experiencia de la que estamos todos convencidos pero que no obstante no es malo volver a reconocer. Es la capacidad de ensoñación que produce esta actividad, tal como está organizada y es vivida por tantísima gente. La euforia, la alegría y el alborozo que crea algo tan simple como conseguir un gol. Los científicos se han ocupado muchas veces en analizar este fenómeno que supone consecuencias casi prodigiosas. Pero lo que más impresiona es esa gigantesca autoestima colectiva que permite a cada persona ver la vida de otra manera sin que la vida misma haya cambiado nada. Que, sin haberse modificado para nada su situación personal (mantiene los mismos problemas y las mismas alegrías; no se ha hecho ni más rico ni más pobre) sin embargo por la calle, en la casa, en el trabajo y con los amigos todo el mundo está y se siente más contento, más feliz. La vida ha adquirido de pronto un color y una luz que antes no tenía. Porque lo normal es que uno se ponga muy contento cuando supera una enfermedad, encuentra trabajo si está en paro o le toca la lotería. Pero el éxito del equipo no transforma nada y sin embargo tiene efectos absolutamente beneficiosos para la moral y el delirio común. Y es que, como ya opinaba Wenceslao Fernández Flores, a pesar de la urgencia de bienes básicos y de tantas necesidades como se tenían (escribe en 1949), lo que en realidad hacía falta para resolver problemas no eran sino goles. El caso es que todos los domingos y días de fiesta, decía, centenares de miles de compatriotas van a buscar su ración de goles que, decía sin duda exagerando, hacen falta lo mismo que hace falta trigo y caucho y gasolina y algodón. El gol en realidad es una quimera pero el entusiasmo, que incluso se debe conseguir antes del triunfo, resulta imprescindible como el aire. 12 de Julio de 2004. 98. Kilómetro cero Dicen los libros que una de las cualidades que nos diferencian a los hombres del resto de los animales es que, mientras que ellos están sometidos a lo que tienen delante y no pueden mirar más allá de lo inmediato, nosotros los humanos poseemos el pasado, el presente y el futuro y, como consecuencia de


ello, podemos y sabemos hacer proyectos, programar el camino a recorrer y planificar las cosas y en cierto modo hasta la vida misma. Dejando a un lado lo del resto de los animales, que vaya usted a saber de lo que son capaces, la verdad es que siempre andamos metidos en planes, propósitos, intenciones y objetivos. Nos resulta tan imprescindible esta forma de organización que sabemos que no llegaríamos muy lejos si dejamos todo al azar, a lo que resulte o lo que salga. La experiencia nos enseña cada día a todos que, si hasta preparando hasta el último detalle nos falla tantas veces lo que pretendemos conseguir, poco podemos esperar si nos lanzamos sin una preparación adecuada. Únicamente los imprudentes, que los hay y son más de lo que parece en el mundo deportivo, y los muy afortunados, aquellos que tienen a su lado un genio de la lámpara dadivoso y derrochador, pueden permitirse el lujo de organizar el trabajo y su vida sin más contemplaciones. Hablando de fútbol y del Real Jaén, estamos justamente en el momento preciso para cerrar la fase teórica y empezar desde el kilómetro cero el nuevo trayecto que impone de manera impasible el calendario. En el marco del proyecto global que ofreció el actual equipo dirigente, es ahora cuando se abre la oportunidad de concretar en la realidad las esperanzas y las ilusiones suscitadas. La travesía por el mundo de la competición oficial es la única prueba del acierto o desacierto de lo planificado, excluido naturalmente el capricho de los dioses a la hora de repartir la fortuna y la (buena o mala) suerte. Por lo que se conoce de cómo están funcionando las cosas en la entidad, parece que hay un buen trabajo y que el único capítulo que no acaba de funcionar es la colaboración ciudadana, un asunto delicado que merece una reflexión propia. 19 de Julio de 2004. 99. Teruel existe Muchos recordarán cómo hace un par de años los habitantes y ciudadanos de Teruel lanzaron una campaña propagandista en la que trataban de mostrar y demostrar que su tierra y su gente apenas tenían protagonismo en la vida social española y en los medios de comunicación. Se quejaban, por supuesto, de la falta de inversiones, públicas y privadas, pero daba la impresión de que en el fondo lo que más les dolía era el olvido casi generalizado, que ellos creían, de su existencia. Nadie se acuerda, venían a decir, de nosotros, de que estamos aquí. Desde entonces aquella campaña ha pasado a ser referencia inevitable cuando alguien empieza a pensar en su marginación.


Tiene bastante relación este episodio con el comentario que hacía un aficionado y seguidor del Real Jaén cuando decía que, mientras en otras ciudades hablan en primer lugar de sus equipos y sólo después de los grandes y famosos, en Jaén lo hacemos al revés y únicamente nos interesamos de nuestras cosas, de lo nuestro, al final de la serie. Es como lo de Teruel pero desde dentro. Si ellos se lamentaban de que los demás les hemos dejado a un lado, en Jaén, en nuestra tierra, somos nosotros los que a veces desatendemos nuestras cosas. Es justamente lo que, como símbolo, está pasando con el enojoso asunto del euro que se cobra en el aparcamiento de la zona Oliva.va para el club, para el Real Jaén (que por cierto a lo mejor siendo voluntario sería mejor aceptado). En ese escenario no se analizan los sentimientos personales ni los puntos de vista individuales. De lo que se trata es de colaborar con una institución nuestra. A uno puede no interesarle el Real Jaén ni el fútbol y ni siquiera el deporte pero, si hay algunos miles de jaeneros, de convecinos nuestros, interesados en esa actividad, hay que echarles una mano por modesta que sea. Y eso no significa nada más. Es como si la Universidad nos pidiera una colaboración, también simbólica, y uno cometiera la tontería de justificar su negativa asegurando que le atrae más y considera más relevantes a las universidades, por ejemplo, de Oxford o la Complutense, que llevan muchos siglos de existencia. 26 de Julio de 2004. 100. Ejercicio del sexo En el fútbol, como en tantos otros espacios de la vida, hay multitud de cuestiones de las que los aficionados hablan y discuten y sobre los que nunca se acaba llegando a un acuerdo más o menos general. Incluso los técnicos tienen serias discrepancias porque tampoco se hacen estudios científicos para saber de una vez por todas a qué atenerse. Uno de estos temas es si antes de los partidos los jugadores deben disfrutar o no de la compañía amorosa y del sexo. Y así, mientras unos opinan que ejercerlo en ese tiempo estimula física y sicológicamente, otros, por el contrario, entienden que ese método disminuye las potencialidades orgánicas y mentales de los futbolistas. ¿Cómo se compaginan deporte y sexo? En estas fechas los jugadores del Real Jaén, como los de casi todos los clubes, están concentrados preparando la próxima temporada. La pregunta que se repite una y otra vez sobre estas prácticas es ésta: en esos casos ¿sería más beneficioso para su rendimiento personal y profesional que hubiesen ido acompañados de sus esposas o sus novias, en lugar de hacerlo solos?


Asunto muy complejo éste para tratarse de prisa y corriendo por las muchas implicaciones que tiene: sicológicas, fisiológicas, laborales, económicas, familiares o sociológicas. Y también aspectos organizativos, como las concentraciones menores previas a los partidos importantes o las medidas preventivas que algunos clubes toman durante las fiestas locales. Y el debate puede ampliarse indefinidamente si además comparamos esta situación con lo que ocurre en el mundo del trabajo en general cuando los trabajadores son reunidos o concentrados para hacer cursos de perfeccionamiento y donde pasa lo mismo que con los futbolistas. Como algunos recordarán, los jugadores de la selección española en Portugal dispusieron, tras el triunfo ante Rusia, de la posibilidad de reunirse con sus esposas o sus novias. Sin embargo apenas unas pocas acudieron a la cita. Por cierto, más novias que esposas, titulaba el diario El País. ¿Nos eliminarían tan pronto por eso? 1 de Agosto de 2004. 101. Los partidos de pretemporada Es opinión común que los partidos de fútbol amistosos de pretemporada que los clubes organizan tienen como finalidad última poner en práctica las teorías estratégicas y tácticas que estudian y ensayan en sus horas de preparación los profesionales. Estos encuentros tienen por eso unas normas específicas convencionalmente aceptadas por todos, también por el público. El aprendizaje en la vida funciona siempre por el procedimiento de ensayo y error, y una tarea primordial de estos días es hacer modificaciones y estudiar alternativas para encontrar la mejor solución a los problemas que plantea el sistema de juego. Los aficionados entienden perfectamente el sentido y el alcance de estas actividades deportivas. Sin embargo hay otra lectura implícita escondida en estos partidos de pretemporada, otra cara de la moneda que pasa desapercibida pero que tiene una importancia cuando menos interesante a la hora de crear afición y ambiente entre los aficionados. Quienes tienen la posibilidad y el gusto de asistir a estos encuentros pueden apreciar todos los matices de los ensayos pero esos privilegiados no son lógicamente muchos y a la mayoría de la gente sólo le llega un resultado y un juicio global de cada actuación. No debe olvidarse que son espectáculos públicos de los que se hace una crónica en los espacios deportivos de los medios de comunicación. El entusiasmo casi nunca es producto de un razonamiento frío y calculado sino que explota de pronto, y es obvio que un titular victorioso como: Espléndida


pretemporada... o algo por el estilo, caldearía en seguida el ambiente y se extendería por todas partes una nueva fiebre futbolística. Racionalmente todo el mundo es consciente de las condiciones en que se juega (que desde luego son iguales para los dos equipos) pero habrá de reconocerse que, si la suerte acompañase en los partidos de estas semanas, el arrebato y la pasión subirían de grados y la venta de abonos también. 9 de Agosto de 2004.

Partido clásico de pretemporada con el Torredonjimeno CF. Memorial “Francisco Ortega”. En esta oportunidad dos de sus nietos, Felipe y Francisco, intervienen en el saque de honor. (Precisamente Felipe Ortega, hijo del homenajeado, es el jefe de los Servicios Médicos del Real Jaén) Foto: Diario Jaén

102. Sobre el papel Aunque cualquier asunto humano puede tener muchos puntos de vista y bastantes opiniones diversas, se puede afirmar legítimamente que la actual directiva del Real Jaén ha conseguido formar para la próxima temporada a punto de comenzar un equipo equilibrado en cuanto a la forma y al fondo. Después de dos años de planificación aparentemente desafortunada, en éste ha habido criterio, procedimiento acorde a ese criterio y resultados ajustados a la planificación. En cuanto al sistema de trabajo, parece que los responsables han pensado y decidido con toda exactitud qué querían y qué creían que interesaba al equipo de


acuerdo a los últimos objetivos. Y, además, da la impresión de que los encargados de hacer los fichajes han encontrado eso que precisamente querían. Los resultados, que en el fondo es lo que verdaderamente interesa, ofrecen de momento buenas perspectivas. En primer lugar porque se mantiene la base firme, y sobre todo eficaz, que es la manera de evitar los saltos al vacío. (Las pequeñas incidencias de final de la liga pasada se resolvieron con sentido común.) Después, a ojos de aficionado, todos los jugadores de la plantilla tienen carné de titulares, lo que ofrece solidez estratégica y táctica. Las cosas se han hecho bien, probablemente lo mejor que se han podido hacer. 16 de Agosto de 2004 103. El efecto Hawthorne Esta palabra, Hawthorne, que resulta difícil de pronunciar para quien no domine el inglés, es simplemente el nombre de una fábrica situada cerca de la ciudad Chicago en la que se hizo un famoso experimento sicológico al que le ha dado nombre. Las conclusiones vienen a decir, más o menos, que, cuando una persona está siendo evaluada y lo sabe, por ese simple conocimiento mejora los resultados; que la gente aumenta su rendimiento cuando se siente objeto de un atención especial, cuando tiene que afrontar un desafío significativo ante los demás. Entonces es cuando se ponen en tensión las virtualidades principales y cada uno se esfuerza por hacer bien las cosas, por encontrar el camino del éxito. Es en lo que empezamos a estar a partir del próximo domingo. Se han apagado las candilejas de los ensayos y empiezan las evaluaciones semanales en forma de clasificación, justo la situación descrita en el efecto citado. Atrás han quedado las catas y las pruebas. A partir de ahora acertar o no en los experimentos queda sancionado cada domingo. Pero el efecto Hawthorne, el esfuerzo y la capacidad, no lo explican todo y ahí quedan las pistas de la pretemporada. La moneda tiene otra cara que está en manos del destino y, si las cosas se han hecho bien como parece, lo que falta ahora es que también salgan así y que los dioses sean propicios. Y, para darle un tono poético al principio de la competición, podemos recordar el famoso texto de Goethe cuando dice que toda teoría es gris pero verde el árbol dorado de la vida, lo que traducido a términos futbolísticos querría decir, por lo de verde esperanza e ilusión, entre otras cosas, que muy bien lo de la táctica y la estrategia (¡faltaría más!) pero que ojalá nuestros jugadores pongan siempre el balón donde antes han colocado la mirada; los reventas de entradas consigan el agosto en invierno; y los árbitros, cuando se equivoquen, por supuesto sin querer, lo hagan siempre a nuestro favor, que esa es la suerte de los campeones. Y que al final nos hartemos


de comer perdices, que en este tiempo que empieza el mejor de los optimismos se convierte en nuestra obligación mayor y en nuestra única salida. 23 de Agosto de 2004.

TEMPORADA 2004-2005

Así de espectacular quedó la presentación del equipo para la temporada 2004-2005


Y Diario JAÉN también quiso tener protagonismo en ese acto Foto: Diario Jaén

Al fin, el equipo para esa temporada 2004-2005

Foto: Diario Jaén


104. La fábula de la herencia Había una vez un rey bueno y pobre, que tenía seis dinares y dos hijos, a los que quería por igual y a los que deseaba repartirles su herencia. El rey estaba seguro, por supuesto, de que sus retoños, con los negocios que habían montado, iban a ser opulentos y acaudalados en el futuro y que el escaso patrimonio que él podía legarles sólo les serviría de una pequeña ayuda para empezar. Y decidió repartirlos para que cubriesen los primeros gastos y además quedaran en buen lugar ante sus amigos y conocidos, que por cierto eran también sus colegas y parroquianos. Pero se le planteaban dos malos problemas: el primero era que las leyes que había impuesto un antiguo visir, antepasado suyo y al que no quería contradecir, no permitían legar de una sola vez todas las riquezas que se poseyeran y como máximo sólo se podía donar la mitad de lo que se tuviera, lo que obligaba al rey a repartir en principio entre sus hijos sólo tres dinares. Bien es verdad que a algunos cortesanos no les parecía conveniente esta cautela, pero otros pensaban que esta ancestral costumbre era prudente para que no se dilapidase de golpe toda la fortuna heredada. El segundo problema era derivado del anterior y consistía en que, al partir la herencia, sus caudales, los tres dinares, no eran divisibles por dos y entonces, si les cedía lo mismo a cada hijo, se perdía uno, lo que, naturalmente, le disgustaba. Estando en esas cábalas, se le ocurrió convocar a sus dos vástagos para que, acompañados cada uno de sus cofrades y socios, expusieran las razones que cada uno creyera convenientes a su favor y así volcar la balanza en uno u otro sentido, sabiendo de antemano que, a pesar de la escasa cuantía de las herencia, en ningún caso se iban a quedar plenamente satisfechos todos los protagonistas. Pero no había otra solución. Y ayer fue el debate de los hermanos, uno llamado Linares y otro Real Jaén. Al final, el esfuerzo de cada uno de ellos fue lo que originó la última decisión del destino. Y también, al final, a pesar del interés y del esfuerzo de ambos y del ánimo de sus amigos, el rey, o sea el destino, que estaba dispuesto a ser bueno con los dos, como estaba previsto y sólo era posible, no pudo dejarlos contentos a todos. 30 de Agosto de 2004.

Real Jaén, 0; Linares, 2.

105. Teoría de la buena fortuna Por lo general solemos creer que hay dos tipos o dos clases de buena fortuna (de la mala preferible es casi ni nombrarla). Una es la que necesita de nuestro esfuerzo y nuestro empuje como condición necesaria; en la otra, nosotros no tenemos nada que hacer, se nos da gratuitamente y nos llega y nos alcanza por


decisión libre de los dioses: es más bien un regalo o un don, aunque claro, como en el chiste, al menos hay que conseguir un décimo. La primera requiere la confluencia de nuestra determinación y que las fuerzas del destino quieran ser generosas con nosotros. A la segunda, le basta con dejarse querer para conseguir sus beneficios. Es a ésta última a la que llaman algunos equivocadamente la suerte de los campeones. En verdad que la que ofrece más garantías de buenos resultados es la que aúna empeño humano junto con el apoyo de la ventura. La otra, la regalada, vale para un día, para una oportunidad, es útil para el que compra un billete de lotería, incluso dentro del deporte para el que juega la final de un campeonato; pero, cuando se trata de una carrera larga y de fondo como es un sistema de liga, no basta con esperar a que ahí nos las den todas. Ni el trabajo solo es suficiente si no nos sonríen los inmortales y tampoco éstos, que son caprichosos, garantizan el éxito continuado. Dicho de otra manera, la única forma de triunfar es conjugando el trabajo y la buena suerte. Toda esta teoría (que refleja la opinión que la mayoría de la gente tiene sobre estas cosas de suerte, azar y decisión) es una forma, quizá un tanto rocambolesca pero significativa, de explicar el partido que ayer hizo y le salió al Real Jaén y cuyo desarrollo recuerda de manera sonora y sorprendente la tercera jornada del año pasado en Marbella. Aquel día a más de un aficionado se le quedó el regusto de que esa vez estábamos tocados por la varita de la buena fortuna y había por delante un futuro rentable, que el equipo empezaba a contar entre los grandes. Luego las cosas se torcieron y las alegrías por venir se fueron diluyendo poco a poco. Habrá que hacer múltiples y variados rituales para que ahora podamos seguir en la misma senda de ayer, que es la única viable. Y la que llenará el graderío. 6 de Septiembre de 2004.

CD Alcalá, 2; Real Jaén, 4.

106. Memorias del viejo aficionado Al día siguiente de la derrota con el Linares, cuando un viejo aficionado vio al Real Jaén en el último puesto de la clasificación, recordó con una sonrisa pícara una de las disposiciones que, para arreglar el mundo, proponía la conocida revista de humor La Codorniz en una sección llamada Papelín General y que trataba de ser una parodia de los boletines oficiales: puesto que está demostrado, decía la publicación, que en casi todas las partes del mundo el Norte está más desarrollado que el Sur, con objeto de resolver esta desagradable e injusta situación, se ordena que en lo sucesivo los mapas se editen al revés. Ahí estaba el arreglo del problema planteado. De persistir la situación, trataríamos de


conseguir que las clasificaciones se editaran al revés. Pero no hizo falta. El partido de Alcalá de Guadaira resolvió el incidente no sólo por el resultado sino sobre todo por las circunstancias en que se desarrolló: como ocurre con la suerte de los campeones, hasta lo irrelevante se convirtió en beneficioso y ya no ha habido que acordarse más de extrañas aventuras humorístico-milagreras. Ayer, después del empate con un equipo fuerte en de la categoría, al menos por su historia reciente, se consolidó la situación, empezamos a mirar hacia arriba y a olvidarnos del primer disgusto, en el convencimiento de que, por muy mal que puedan ir las cosas, ya no es previsible en ningún caso volver al último de la fila. Y el viejo aficionado se ha acordado de otra historia, en este caso del ciclismo. La de la circunstancia que sufrió Pedro Delgado al año siguiente de haber ganado el Tour de Francia: en el calentamiento previo para la etapa prólogo, que era contrarreloj y en la que lógicamente debía salir el último, se perdió por las calles adyacentes y a punto estuvo de llegar al puesto de salida con el control cerrado y, aunque hizo un tiempo muy bueno en el recorrido, la pérdida de los casi tres minutos de que disponía le llevó a iniciar la ronda de farolillo rojo. Al final, en la clasificación definitiva en París, no pudo repetir el éxito del año anterior pero quedó tercero, lo que no estuvo nada mal y es un puesto que nosotros, en nuestros asuntos y negocios futboleros, firmaríamos ahora mismo encantados. 13 de Septiembre de 2004

Real Jaén, 0; Sevilla B, 0.

107. Luego vienen las prisas Por molesto que parezca, parece que, cuando las cosas se ponen mal, se tienen muchas más cosas que decir que en los casos en que todo ha ido en buen tono y con un cierto regusto agradable. Está demostrado que si uno inicia una historia contando algo así como todos murieron, o fue un auténtico desastre lo que allí ocurrió, cautiva con más facilidad la atención del oyente que si narra que estábamos todos bastante contentos y tranquilos. Pues algo así es como hay que empezar si hablamos del partido con el Extremadura. La facilidad de que hay muchas cosas que analizar de lo de Almendralejo es una triste tarea que no puede soslayarse. Mucho más agradable hubiera sido dejar la página casi en blanco, asegurar que todo fue muy bien y adentrarse en cantos laudatorios y en alabanzas para todos. Pero en ningún caso ocurrió de esa manera. No ya por la derrota del Real Jaén, que es suficientemente desagradable por sí mismo y hasta puede ser una anécdota, sino por cómo se desarrollaron las cosas a través del partido. El desenvolvimiento del encuentro de ayer, cuarto de la competición oficial, a los que habría que sumar al menos algunos de la pretemporada, empieza ya a generar alguna preocupación seria y sólida más allá de las excusas clásicas de


este momento del campeonato: la mala suerte, la falta de rodaje y la perspectiva de un horizonte de posibilidades casi infinitas hasta mayo. Lo que allí se vio (y también y mucho más lo que no apareció) confirmó que está más consolidado de lo que parece lo que podríamos llamar, de manera intencionalmente abstracta, un despiste estructural que habrá que corregir para beneficio de todos pero que ya hubo quien lo apreció en el partido de pretemporada en Torredonjimeno, es decir, hace demasiado tiempo. Y la colaboración con el equipo, la lealtad del aficionado que tiene la oportunidad de escribirlo en un periódico, le obliga a decirlo ya, aunque quizá parezca demasiado pronto. Pero, como decían los antiguos manuales de educación, al árbol habrá que dirigirlo bien desde el principio. Que todos sabemos que las prisas del final suelen ser bastante desagradables y producto de errores ya definitivos. 20 de Septiembre de 2004.

Extremadura, 3. Real Jaén, 0

108. La piedra filosofal A la vista de cómo van sucediendo las cosas y los acontecimientos del Real Jaén, tendremos ya inevitablemente que abandonar cualquier otra ocupación que nos distraiga de lo que parece importante, y empezar a dedicarnos a hacer filosofía. Visto lo visto, que ni al colista somos capaces no ya de vencerlo sino de casi ni poner en un aprieto a su portero, tendremos que plantearnos el verdadero problema metafísico que hay detrás de todo esto. Que, aunque a primera vista parezca extraño, no es otro sino averiguar qué es lo que mueve la historia, cuál es el motor del mundo, lo que hace que las cosas avancen o retrocedan, lo que en definitiva decide el triunfo o el fracaso de las empresas humanas. Los griegos aseguraban que era el destino, frente al que poco se podía hacer; los marxistas decían que lo que transforma la realidad es el dinero, el poder económico; los optimistas sin solución, que los valores y la utopía; y la gente normal hacer las cosas bien. Y es que mientras no aclaremos este galimatías o descubramos la piedra filosofal, a ver qué hacemos con el club. equipo. Una forma de aclarar algo de esta pregunta hubiera sido ayer un resultado, por ejemplo, de 5 a 0. Un tanteo de alguna manera espectacular hubiera animado a la gente y ya tendríamos aclarado cómo darle sentido al club y al equipo. También hubiera servido un juego de una cierta calidad, propio de quien tiene como objetivo nada menos que estar entre los elegidos. Pero nada de esto ocurrió, por no decir que todo lo contrario. Así es que en estas condiciones, cómo salimos de dudas, de deudas y evitamos el absurdo, que en principio es una situación sin salida. A lo que se ve nadie quiere vender el club; los valores y la utopía de llenar el campo entusiasmados por nuestras cosas, tampoco vale. ¿Qué


nos queda entonces?. Cada día son más difíciles los afanes de la directiva que, a fin de cuentas, apenas encuentran un motivo de alegría. Incluso, al ritmo de lo que está pasando, ya podemos estar contentos con no ir los últimos ni haber perdido ayer. Entonces o no hacemos nada y le echamos la culpa al destino; o reconocemos que todos somos unos mantas, cada uno en lo suyo. 27 de Septiembre de 2004.

Real Jaén, 1; Jerez de los Caballeros, 1.

109. Cómplices y líderes Probablemente no haya en todo el mundo un aficionado al fútbol que en una discusión de tertulia no haya recordado, con fervor, que éste es un ejercicio colectivo, un juego de equipo, un deporte social. A diferencia de tantos otros en los que el protagonista tiene que enfrentarse solo a su tarea, al futbolista le toca trabajar en grupo y esta circunstancia condiciona su comportamiento profesional, porque todo equipo es un organismo unitario en el que cada parte sólo adquiere sentido en relación al conjunto. Hacer que se funcione como grupo, ajustar el colectivo a los sistemas que facilitan las relaciones de quienes participan de un mismo proyecto no es una faena añadida para matrícula de honor sino el propio fundamento imprescindible para el éxito, una ocupación principal a la que hay que dedicar la mayor y mejor atención. Cuando en todos los grupos humanos, sean cuales sean las razones de su unión y sus objetivos, hay formas internas de comunicación, complicidades compartidas y sistemas jerarquizados con sus correspondientes líderes, no puede pensarse que esta práctica no se cumpla en la actividad deportiva. De otra forma no es posible el fútbol. Por eso, cuando no se hacen así las cosas, el esfuerzo y el interés resultan un proyecto vacío. A lo mejor es por esto por lo que el Real Jaén tiene dificultades con sus cuentas en la clasificación. El entrenador se ha referido al asunto, diciendo que advierte que los jugadores no hablan entre si durante los partidos, que dan la impresión de que cada uno jugara en su burbuja, y algún sagaz aficionado ya se había dado cuenta de ello: en la gestión del juego del equipo se aprecia falta de liderazgo, alguien que gestione la comunicación interna del grupo; se percibe la carencia de una mente organizadora que gobierne anímicamente y oriente al colectivo en una empresa común. Y sólo cuando se corrijan estas anomalías, podrán resultar bien las cosas. Porque ocuparse sólo del regate y del 2-3-4, o 4-32, es olvidar los fundamentos de un equipo bien conjuntado. Mientras no se atienda a lo que importa en un club y en un equipo que quiere tener un alto nivel de competencia, todo será vulgar y, lo que es peor, ineficaz. 4 de octubre de 2004.

Marbella, 3; Real Jaén, 1.


El entrenador Juan Carlos Álvarez, con el que comenzó la temporada el equipo. Foto: Diario Jaén

110. Teoría del velo inútil Refería ayer un aficionado, con más broma que rigor técnico, el tiempo que ha tardado el entrenador del Real Jaén en enterarse de la función y la tarea que Nandi venía realizando con acierto en el equipo durante los dos años que lleva en el club, y se preguntaba cuándo, a este ritmo, dará con el equipo adecuado. La apostilla tiene, sin duda, su intríngulis porque pone sobre el tapete las reglas ocultas que cuecen y gobiernan este colectivo profesional, marcado por una organización característica de la que muchas veces nos olvidamos, lógicamente distraídos por lo que pasa en el terreno de juego. Sistema integrado por un jefe natural cuyas decisiones resultan irrevocables, un colectivo de trabajadores plena y totalmente subordinados, y un grupo inevitable de rebeldes que se sienten marginados de la tarea común. En esas condiciones, si no se anda con mucho cuidado, lo más probable es que surjan conflictos sociales latentes, incluso inconscientes. No hay que olvidar dos cosas muy importantes y decisivas: una, que el equipo, que en principio trabaja por razones profesionales, es una comunidad de práctica porque encuentra su identificación colectiva a través del espíritu del club y de la ciudad y la afición que está detrás; y dos, que el entrenador, a cambio de su poder absoluto, recibe todos los dardos de la gente.


Como dice Gregorio Manzano, hay muchos tipos de entrenadores: coercitivos; orientativos; afiliativos, que fomentan relaciones armoniosas; participativos; imitativos; capacitadores... Esa condición no tiene que ver en principio con sus cualidades técnicas pero no todos sirven para todos los clubes. El factor humano que subyace en las relaciones de este grupo singular es muchas veces el que facilita o impide los éxitos del club y un referente que no puede dejarse a su libre albedrío. (Parecía ayer que el árbitro del partido quería echar un velo sobre todos estos problemas, desviando la atención de la gente con un protagonismo nefasto. Porque, intelectual y teóricamente, resulta difícil entender cómo una persona puede cometer tantos errores de apreciación en el tiempo que dura un partido de fútbol). 11 de Octubre de 2004.

Real Jaén, 1; Don Benito, 1.

111. Lo urgente y lo necesario A todos nos ha pasado más de una vez que de pronto, precisamente cuando las cosas están complicadas, se nos abre un rayo de optimismo y vemos que se asoma en el horizonte una cálida franja de luz. No es que no lo aguardemos porque la esperanza, dice el refrán, es lo último que se pierde pero en ocasiones nos parece que tenemos el cenizo y apenas confiamos en la suerte. Sin embargo en esas circunstancias, cuando la fortuna nos bendice y llegan buenas noticias, lo razonable es disfrutar de la ocasión hasta ver cómo viene el futuro. Y no es que el Real Jaén hiciera ayer la proeza del siglo: la cosa sin duda no fue para tanto. Pero el provecho que consiguió y, sobre todo, el cómo lo hizo justifican recobrar un punto de satisfacción, de esa que casi habíamos olvidado. Lo más estimable no es tanto dónde y con quien jugó, aunque estas circunstancias hacen más valioso el resultado, sino la forma en que se produjo el acontecimiento. Bien es verdad que el juego casi originó una crisis sicológica de bostezo en el portero contrario pero las cosas tienen que llevar su ritmo y está bien empezar la casa por los cimientos. A estos efectos resulta de utilidad echar mano de esa distinción entre lo urgente y lo necesario que tanto gusta a determinadas clases dirigentes. Lo primero, lo urgente, como su nombre indica, hace referencia a las cuestiones que por las circunstancias que las rodean exigen una atención inmediata; mientras que ocuparse de lo necesario significa estar pendiente de asuntos que nunca deben olvidarse si se quiere que las cosas funcionen siempre como debe ser. Y éste es el caso que nos ocupa. Parecía conveniente e indispensable, para colaborar con el buen gobierno de la entidad, terminar de analizar algunas claves sociológicas que tienen más influencia de lo que a primera vista parece en el éxito o el fracaso deportivo. Pero, visto lo visto, como en la “Cena jocosa” de Baltasar de Alcázar


(para los desmemoriados, aquella que empieza con los versos “En Jaén donde resido / vive don Lope de Sosa”) quédese para mañana, para otro día, la reflexión teórica y ocupemos el tiempo en pensar, disfrutar y creer que empiezan a resolverse algunos problemas técnicos en el Real Jaén 18 de Octubre de 2004

Conquense, 0; Real Jaén, 0

112. Un síntoma fatal El fútbol es un saber técnico que, como ocurre con todas las ciencias, tiene sus sabios, que son los que deben saber discernir la buena teoría del simple ajetreo de un balón. Su dificultad sin embargo no es especialmente complicada. Como dice Jacques Thibert, editorialista de una prestigiosa revista francesa de fútbol, en una cita de Jorge Valdano, el fútbol es más simple que la teoría de Einstein y más complicado que dos y dos son cuatro. Por eso está a medio camino de la alta especialización, una circunstancia que permite que en determinadas situaciones los ciudadanos sin más cualificación puedan conocer cuándo en su desarrollo algo es importante y preocupante. Los aficionados pueden confundir el tocino con la velocidad pero resulta difícil que esto ocurra cuando tantos perciben lo mismo: no hay que olvidar la antigua regla que asegura que, cuando asiste poca gente a un espectáculo, son casi siempre asiduos y consiguientemente expertos. Y eso fue lo que ocurrió el sábado con las dos jugadas de corner que todo el público vio y padeció de manera alarmante. El hecho no fue un error sin más sino todo un ejemplo de lo que está pasando esta temporada en el Real Jaén. Hemos de recordar que en toda organización hay, al menos, dos tipos de errores: de planificación y de ejecución. Al realizar una tarea, todo el mundo puede equivocarse: el carpintero, el profesor o el contable. Un desacierto de un futbolista puede hacer perder un campeonato pero no se le puede reprochar nada porque una equivocación la comete cualquiera. El problema se plantea cuando hay errores de planificación, cuando no se preparan las condiciones para llevar adelante con éxito un proyecto, cuando no están previstos los mecanismos suficientes para resolver lo que puede venir, especialmente si es algo perfectamente previsible. Y esa circunstancia la apreció el sábado el público. Fue tan evidente que a punto estuvieron muchos espectadores de saltar al campo a advertir lo que era obvio a todas luces y que pudo haber ocasionado que el partido terminara a los pocos minutos de haber comenzado. Los aficionados por principio no son expertos pero sí pueden detectar cuándo un síntoma es mortal de necesidad. Y en esas estamos. 25 de Octubre de 2004.

Real Jaén, 1; Ceuta, 1.


113. El vestuario A veces a los profesionales del fútbol les duele la cabeza. En ocasiones tienen discusiones con su mujer o a alguno de sus hijos en la escuela le suspenden las matemáticas o las sociales. Y de vez en cuando pueden tener pesadillas en el sueño. En definitiva, les ocurre, o les puede suceder, lo que a cada uno de nosotros, a todos. Y, también, como cada uno de nosotros, como cada ciudadano, han de ejercer sus obligaciones rindiendo en el campo de juego de acuerdo a sus mejores condiciones sin que importe, más allá de lo razonable, el dolor de cabeza, la discusión con la mujer, las malas notas de los hijos o las pesadillas durmiendo. Nada diferente que al resto de los empleados. Sin embargo estos trabajadores han de soportar cuatro niveles de exigencia que en parte les diferencian del resto del mundo laboral. El primero es en el que se mueven todos los asalariados tratando de cumplir lo mejor posible la tarea para la que fueron contratados. El segundo está relacionado con su actividad ante la gente, como ocurre a tantos profesionales cuya tarea es ganarse el sustento tratando con el público. La tercera es que la modalidad de su oficio consiste siempre en competir. Y la cuarta y decisiva es la exigencia práctica de tener que vencer en la contienda en la que participan. La sobrecarga les puede venir de esta última condición que es compleja y dura, sobre todo si les duele la cabeza, han discutido con su mujer, a su hijo le han suspendido en la escuela o tienen pesadillas al dormir. Como cualquiera. ¿Su defensa colectiva? El vestuario, el grupo y el lugar que recoge sus alegrías y sus penas. Como la sala de banderas, el claustro de profesores o el bar de la esquina cuando no hay un sitio en la empresa para uso propio de algún colectivo. Ese es, para bien y para mal, su santuario privado y, como diría Cervantes, hablando del estómago, la oficina en la que se cuece la salud deportiva de la empresa. Y es en ese espacio social y físico donde se distribuyen las dosis de terapia si funciona bien, y las de fragmentación si el ambiente es todo lo contrario. Pero un peligro, entre otros, incluso inconsciente, como ya advirtió el otro día José Eugenio Lara, es amarrarse a las palabras y las valoraciones, y olvidarse de producir determinaciones de lo que verdaderamente importa, el triunfo. 1 de Noviembre de 2004.

Écija, 1; Real Jaén, 0.

114. Ver, oír y callar Como todos los aficionados al fútbol saben, no le van bien últimamente los resultados y los acontecimientos al Deportivo de La Coruña. En esas circunstancias algunos expertos hablan de que la rutina de un mismo entrenador y


un equipo casi idéntico durante muchos años es la causa de esta situación. Otros, por el contrario, incluido el propio Irureta, sabiendo que las cosas vivas no son eternas y siempre tienen un principio y un final, dicen que a lo mejor están al final de un ciclo que ahora las cosas tendrán que reconducirse en busca de otras metas de interés deportivo para el club. Y es esta explicación la que parece más probable. Caducan las ideas, las personas, los proyectos, y es ley de vida que todo acabe agotándose. Al fin y al cabo así es el mundo y de esta manera se comporta. Todo es terminar y empezar otra vez, que es lo que está haciendo el Real Jaén no sólo en el aspecto deportivo sino, por lo que se sabe, también en el terreno organizativo y económico. Sin que pueda hablarse de un nuevo proyecto de totalidad, sí que se puede decir que pintan horizontes y perspectivas renovadas en el club y en el equipo. Precisamente ayer se inició, por cierto con no muy buen pie, un ciclo deportivo. Digamos que el episodio del partido de ayer no fue afortunado por tratarse atándose del último de la clasificación ante un equipo como el nuestro cuyo objetivo era, y a lo mejor sigue siendo, estar entre los primeros. Claro que hay que tener presente que un nuevo entrenador supone un nuevo clima y un nuevo sistema organizativo diferenciado, para bien o para mal, del anterior y un aprendizaje de renovadas maneras de funcionamiento. Es lo que le ha ocurrido al nuevo entrenador del Valencia cuando le han preguntado los jugadores de qué manera van a defender los saques de esquina. Como el año pasado, respondió. El caso es que, le aclararon, teníamos cinco formas diferentes de hacerlo. Eso es lo que debe estar ocurriendo ahora al Real Jaén, que tiene que memorizar y mecanizar el renovado sistema con el que ha de trabajar. Esperemos, pues, a ver qué pasa en las próximas semanas. De momento lo más prudente es ver, oír y callar, que parece la forma más suave de paciencia. 8 de Noviembre de 2004

Melilla, 0; Real Jaén, 0.

José Jesús Aybar sustituyó a Juan Carlos Álvarez Foto: Diario Jaén


115. A la espera A la vista de lo que está haciendo (y, sobre todo, dejando de hacer) el Real Jaén, lo lógico sería ahondar el disgusto, la decepción, el enfado, el berrinche y otros sinónimos por el estilo, que al fin y al cabo el fútbol que se ve en La Victoria, en vez de servir, como tantas veces se ha dicho, de descanso de los menesteres con que la vida nos obsequia y hasta de terapia porque sirve de desahogo, es por el contrario una fuente de tensión, desagrado, contrariedad y padecimiento. El equipo parece cegado al estilo de cuando se va la luz; como si hubiera perdido el mapa que indica la dirección y la velocidad por la que debe transitar para hacer el camino previsto en la ruta; abonado como cliente distinguido al cenizo; metido desde hace años en su tarea deportiva en un agujero negro de esos en el que caen los astros y en los que nos sacan y aspiran cualquier objeto de valor, sea en forma de materia sea de energía, que haya en nuestro campo de acción, en nuestro campo gravitatorio. Sin embargo el matiz significativo que arrastra esta situación es que estamos viviendo una etapa singular, una vida por empezar caracterizada por la llegada de un técnico nuevo y por tanto de un proyecto que está empezando a perfilarse. Bien es verdad que los pases iniciales y los lances de muleta para recoger el primer toro no están siendo prometedores, que al menos de momento no parece que empiecen a dar resultados las dosis inaugurales de la nueva terapia pero, a pesar de todo, es imprescindible y necesario no acumular cansancios y pesadumbres, y penas de años, meses y semanas anteriores y esperar a ver qué resulta del trabajo del equipo que se acaba de hacer cargo de la tarea deportiva. Aun no han tenido tiempo de diseñar y, menos aun, de aplicar un perfil propio y desconocemos el estilo que podrá adquirir en el deambular que acaba de nacer por la competición. Por supuesto que cabe pasar la temporada, como en campeonatos anteriores, dedicándonos a soñar, que es una forma de entretenerse sin resolver nada, pero también podemos creer que todas las nuevas circunstancias del club y del equipo nos pueden llevar, como al Lazarillo de Tormes, a incluirnos entre los buenos. 15 de Noviembre de 2004.

Real Jaén, 0; Tomelloso, 0.


Icono que participaba en la búsqueda de la buena suerte Foto: Diario Jaén

116. Controlar la impaciencia La junta directiva del Real Jaén, a la vista de como se está desarrollando la competición y de las calamidades deportivas, y, como consecuencia, económicas, que están sufriendo la entidad y los aficionados, se ha rendido a la evidencia, como se dice en estos casos, y anunció el otro día que ha modificado los objetivos para este año; que el deseo de estar entre los equipos que jueguen la liguilla de ascenso hay que dejarlo a un lado; que ahora se pretende quedar en la clasificación final del campeonato en la primera mitad de la tabla; y que se va a poner la mayor atención posible en preparar bien la próxima campaña con la esperanza de conseguir entonces subir de categoría. Más o menos ha venido a explicitar lo que en verdad estaban pensando los seguidores del equipo aunque el sentimiento y la utopía no les dejaran reconocerlo. Lo que pasa sin embargo es que en el terreno deportivo como la tarea es precisamente competir siempre para ganar, se consiga o no, las cosas se miden de otra manera y eso permite soñar a quien tenga ganas de hacerlo, porque a veces son posibles los milagros, sobre todo cuando la suerte tiene un papel tan importante en un juego como el del fútbol.. Si no, ¿para qué ir al partido?. ¿Cambiar los objetivos significa renunciar a ascender? Si las cosas, por vaya usted a saber qué extrañas coincidencias, se tornaran en favorables de buenas a primeras, ¿se desistiría de jugar la liguilla de ascenso?. ¿Significa este nuevo proyecto que, conseguido un puesto razonable en la parte alta de la tabla, el equipo se va a relajar por no aspirar a más? Por supuesto que no y, además, no le sería permitido ni por la afición, ni por las reglas y tampoco por la voluntad y profesionalidad propia de los protagonistas. Por eso en el fondo lo que ha querido la directiva es compensar el desánimo que ofrecen los resultados. Proponerse


como nuevo objetivo superar el listón medio de la clasificación significa que, si esto ocurre, no tenemos que llevarnos un disgusto ni crearnos una decepción. Que en esa circunstancia nos demos por contentos, que no es poco. O sea, que controlemos la impaciencia, miremos a más largo plazo y nos acordemos de la zorra y las uvas. 22 de Noviembre de 2004.

Arenas de Armilla, 0; Real Jaén, 1.

117. Ni por santa Catalina Al final resultó que no era el comienzo del despegue o la recuperación, como más de uno esperaba después de las circunstancias tan sorprendentemente favorables ocurridas en Armilla: el Real Jaén era el peor equipo que ha pasado por ese campo en todo el período que llevamos de liga, llegó a decir un cronista, se supone, de la localidad. Verás cómo en noviembre, por Santa Catalina la santa que prestó su colaboración a Fernando III en asuntos más graves que un partido de fútbol, con el equipo ya asentado y bien estructurado y coincidiendo con su fiesta empezamos la pendiente hacia arriba y, al mismo tiempo, favorecemos que se consolide una institución social tan antigua y prestigiada como el Real Jaén, que sufre en estos momentos una muy delicada situación, decía el optimista de siempre, viendo cómo el club ha querido participar este año de manera ostensible en la romería de la santa. En algo así confiaron bastantes aficionados que acudieron en mayor número de lo habitual al campo del fútbol el sábado. Pues ni por esas. Este equipo del Real Jaén, compuesto de profesionales de currículo razonablemente aceptable, es incapaz de ganar un partido de fútbol, circunstancia que está colaborando estrechamente a estrangular la situación financiera, económica y social del club. Un equipo con el horizonte de ascender únicamente ha derrotado a dos de los mejores y no está claro si esos triunfos son producto de la simple estadística o un regalo de la famosa hija de Júpiter, Fortuna, lo que demuestra que también los dioses tienen sus preferencias entre los grandes, como comentaba un aficionado granadino el domingo anterior. Por eso el empate del sábado ante el Badajoz tuvo un efecto sicológico singularmente negativo en bastantes aficionados. Cuando parecía que se empezaba a enderezar la cosa (si se habrá dicho veces lo de lo único que necesitamos en un triunfo para empezar la escalada), el club vuelve a quedarse abajo y enturbiado por quienes manifiestan públicamente su desacuerdo con la venta parcial de acciones pero sin poner ni un gol ni un euro encima de la mesa. Lo dicho: ni por Santa Catalina. 29 de Noviembre de 2004.

Real Jaén, 1; Badajoz, 1.


118. Palimpsesto Aunque palimpsesto a primera vista pueda echar para atrás por ser una palabra un tanto extraña, complicada y larga, la verdad es que tiene un significado la mar de claro y sencillo: se refiere a algo tan habitual y tan común como borrar lo que está escrito para poner otra cosa en su lugar, lo que se hacía, por ejemplo, con la goma. Procedimiento que el ordenador ha sustituido en estos tiempos. Es una forma de rectificar. El diccionario viene a decir más o menos que palimpsesto es un manuscrito antiguo que conserva huellas de un texto anterior que fue borrado para escribir otra cosa en su lugar, algo que los escritores y, desde luego, los pintores han repetido montones de veces. De ahí que esta palabra haya pasado a utilizarse como símbolo de la acción de corregirse. Haciendo teoría de esto, hay dos clases de rectificaciones. Una, cuando se hace de mala gana, sin gusto y porque no se tiene más remedio. Pero la otra es muy gustosa, deliciosa y placentera, como es el caso en el que estamos: el domingo anterior muchos aficionados se marcharon de La Victoria con una vivencia profundamente pesimista. Después de haber recuperado la ilusión con el triunfo en Granada, esperábamos que el rumbo empezara a enderezarse: aún hay tiempo, pensábamos. Pero luego la decepción consumió ese punto de esperanza y llevó a pensar y decir que este equipo, con jugadores con un buen currículo, era incapaz de ganar con solvencia. Fue una emoción de total desencanto. Pero ahora hay que corregir y colorear de verde toda esa flama triste y oscura. El triunfo de ayer en Cartagena nos hace rectificar otra vez, ahora con alegría, la percepción desencantada, recuperar de nuevo la confianza y esperar que se asienten las cosas de una vez por todas aunque haya, como es lógico, algún que otro tropezón. Siempre se ha dicho que rectificar es de sabios y que nadie lo es en todas las ocasiones. Pues tachemos lo escrito y lo dicho, transformemos el texto en un palimpsesto suprimiendo el pesimismo de antes con todo el gusto del mundo. Aunque, eso sí, lo que hace falta es que cuando el ordenador pregunte si estamos seguros de ello, lo podamos confirmar en las próximas semanas. 6 de Diciembre de 2004.

Cartagena, 1; Real Jaén, 3.

119. ¿Una tesis doctoral? Que esto pasa de castaño oscuro es algo tan evidente que seguro que todo el mundo lo percibe así. El equipo del Real Jaén, en su estadio de La Victoria, viene incumpliendo sistemáticamente la vieja ley natural del fútbol que afirma que todos los equipos tienen tendencia a ganar muchos más partidos en su propio terreno que en campo contrario. Bien es verdad que esta norma ha rebajado el


rigor de su cumplimiento desde que se implantaron los tres puntos por victoria por el menor interés que hoy ofrece el premio por el empate pero, a pesar de esta circunstancia, sigue estando plenamente vigente. Y aunque ahora se haya agravado en extremo el padecimiento, el caso no es algo reciente, de ahora, sino que esta particularidad viene cumpliéndose desde que se inauguró el nuevo estadio. Por ello, rotos los porcentajes que pudieran corresponder al azar y a la buena o mala suerte, el asunto deportivamente es tan significativo y, al mismo tiempo, tan decisivo para el equipo, el club y los aficionados que ya parece llegado el momento de que se inicie un estudio en profundidad que permita conocer los motivos que originan, no ya que el Real Jaén apenas sea capaz de ganar en su estadio sino de practicar además un juego de cierto nivel de calidad. El acontecer deportivo en el estadio de La Victoria es tan singular que apenas se percibe la presión del público como sustitutiva cuando no hay otra manera de apabullar tácticamente al contrario de turno. Por ello, dada la gravedad de la situación, parece imprescindible propiciar una investigación rigurosa, sólida y científica que permita averiguar por qué pasa lo que está pasando. Como se sabe, el conocimiento científico es aquel que busca las causas de algún acontecimiento o fenómeno (nunca mejor dicho en este caso en sus dos sentidos). Podría sugerirse a la Universidad que preste este servicio al club y a los aficionados, poniendo en marcha un grupo de trabajo o un seminario. Una tesis doctoral también podría valer. Desde luego que hipótesis de trabajo con verosimilitud que puedan enumerarse hay muchas, incluso algunas son muy palmarias. 13 de Diciembre de 2004.

Real Jaén, 0; Díter Zafra, 0.

No hubo suerte y la predicción no se cumplió. El equipo empató en casa 0.0 Foto: Diario Jaén

120. En señal de respeto


El fútbol, esa maquinaria que con tanto descaro nos envuelve y nos aprisiona con la excusa del ocio y del entretenimiento, que casi no nos deja respirar porque nos ahoga mañana, tarde y noche con sus noticias, sus pronósticos y sus resultados, y que se ha hecho universal e imprescindible de tanto acaparar mercados, pensamientos y esperanzas, de vez en cuando, alguna vez, por obligación o por necesidad se ve forzada a pararse, a detenerse. En esta ocasión ha sido por respeto y afecto. Y está bien quitarse el sombrero y descubrirse cuando una desgracia pasa ante nosotros porque es una forma de ejercer de solidarios, puede que sólo de manera simbólica, pero en estas circunstancias la vida apenas ofrece otras oportunidades de colaboración. Albert Camus, aquel escritor francés premio Nóbel de literatura, dejó dicho que cuanto de importante sabía acerca de la moral humana lo había aprendido en el fútbol. Porque éste, que como todos sabemos empezó como quien no quiere la cosa siendo simplemente un recreo, ha llegado a ser un sistema completo de vida, que produce valores y que, a pesar de todo el embrollo que arrastra, sabe que al final todo se reduce a personas, a seres humanos. Asegura el escritor alemán Paul Ingendaay, en un prologo que le escribió al novelista Javier Marías para una publicación, que quienes escriben con regularidad sobre fútbol reconocen el carácter efímero de sus textos porque en seguida la temporada siguiente borra la que acaba de terminar y la hace perderse en un rápido olvido. Y esto es verdad, incluso parece excesiva la espera de una temporada cuando a la semana siguiente, en la jornada que viene a continuación, ya nadie se acuerda de lo escrito, ha cambiado el panorama de todo lo que parecía tan claro el domingo anterior y queda como desmentido lo que antes se había dicho. La prisa, la impaciencia y la fugacidad del balompié ya están exigiendo al término de un partido el comienzo del otro. Pero esta vez no es así. Porque ahora no estamos hablando de fútbol sino de personas. En esta circunstancia se trata de quedarse quietos en señal de respeto, de adhesión y fraternidad con quien un día decidió ser uno de los nuestros. 20 de Diciembre de 2004. 121. Secretos en el fútbol. 1. El arbitraje. La autoridad de los árbitros, como la de todos los jueces, deriva del acuerdo colectivo de dar como válidas sus decisiones y, nos parezcan bien o mal, cumplirlas. A cambio los jueces deben ofrecer unas garantías suficientemente creíbles para que todos, dentro de lo que cabe, quedemos satisfechos de que su opinión será cuando menos imparcial y pretendidamente objetiva. Podemos


imaginar, como ocurría antiguamente hasta que en 1872 apareció la figura del árbitro, lo que pasaba después de una jugada dudosa o discutible: además de los riesgos derivados de la tensión y el acaloramiento de jugadores y espectadores, había que detener el juego para discutir y decidir si la jugada en cuestión había sido o no penalti. Cuenta el escritor Eduardo Galeano que hasta 1891 el árbitro no entró al campo y sólo lo hizo después de que un importante periódico inglés hubiese publicado una espeluznante lista de jugadores muertos y de huesos rotos. La presencia de un juez neutral serenó la situación y las circunstancias del juego dejaron de ser mortales, aunque de vez en cuando haya alguna complicación. Bien es verdad que la inmediatez del veredicto complica las cosas pero eso de momento resulta inevitable y tal vez la técnica lo resolverá algún día. Hay sin embargo algún asunto suficientemente grave que afecta directamente a la credibilidad de todo el sistema: de entre las muchas y muy diferentes clases de jueces que existen en nuestro ordenamiento jurídico, son los únicos que no han de justificar sus sentencias, lo que les lleva al secreto. Incluso, al parecer, hasta serían castigados si lo hicieran. . (Tampoco tienen segunda instancia y sus decisiones son irrevocables) Y ¡claro! eso, además de ser una muestra de arbitrariedad autócrata y dictatorial del poder, produce un deterioro grave en su imagen y una inseguridad e incertidumbre en los aficionados y seguidores de los equipos, que desconocen por qué se tomaron determinadas decisiones. Y tienen todo el derecho del mundo a conocerlas. ¿Por qué ese secreto tan inquietante, sospechoso e innecesario? Las sentencias y sus motivaciones se podrán discutir y de hecho se discuten. Luego, se acatan y se cumplen. Pero se conocen. 26 de Diciembre de 2004. 122. Secretos en el fútbol. 2. Los entrenadores En el fútbol no sólo los árbitros guardan el secreto, discutible y probablemente ilegítimo, sobre las razones que les llevan a tomar sus decisiones sino que hay otro colectivo que igualmente lo maneja y lo utiliza como una forma normal de actuación, el de los técnicos, representados en la figura, hoy considerablemente fortalecida, del entrenador. Los motivos que les llevan a tomar sus resoluciones quedan ajenos al conocimiento, al menos, del público en general. Incluso cuando se les pregunta sobre cualquier decisión eluden responder, justificándolo todo en que es una cuestión técnica, sin que quede muy claro lo que quiere decir esa expresión tan ambigua. Pero lo que resulta aun más sorprendente es que este mismo juego de ocultismo se mantenga dentro de la propia estructura interna de los clubes: no me ha dicho nada el entrenador, aseguran muchos jugadores cuando se les preguntan por qué no están convocados


a un partido. La pizarra en la que se escriben los nombres de los elegidos es el ejemplo material de cómo parecen irracionales las relaciones en un colectivo que no llega a la treintena de personas. ¿Tan poca seguridad en sí mismos tienen los entrenadores como para temer que, si dan explicaciones, se deteriore su autoridad, que además tienen garantizada por contrato? Todos los colectivos que manejan el secreto como un elemento del trabajo creen tener sus justificaciones. Pero este instrumento, que en la historia ha sido una excesiva y considerable fuente de poder y de abusos, no vale de manera absoluta en este caso. Por supuesto que nadie puede desear que antes de un partido se publique el sistema de juego previsto. Tampoco necesitan explicación detallada otros aspectos. Pero cuando se deciden asuntos de importancia como, por ejemplo, una retirada fulminante del equipo de un profesional o su exclusión permanente, al menos hay que dejar a salvo su dignidad como persona y como trabajador, y evitar que los dimes y diretes deterioren su imagen. 3 de Enero de 2004. 123. ¿Solución a la vista? Hay que ver cómo entre todos hemos complicando esto del fútbol. Lo que en principio era un simple juego de dos grupos compitiendo con un balón de testigo de sus éxitos y sus fracasos, poco a poco, a lo tonto y como quien no quiere la cosa, se ha vuelto complejísimo: sistemas financieros, deudas públicas y privadas, recalificación de terrenos, legiones de periodistas especializados, ciudades y pueblos sufriendo o gozando según les vayan las cosas a su equipo, y hasta decisiones jurídicas sobre los profesionales, los semiprofesionales o sobre el público. Y en el fondo de este caos y este lío la amenaza de ruina de lo que rodea este deporte. Todas las estructuras del fútbol, incluido lo que ocurre en el terreno de juego, parecen un objeto que está a punto de desmoronarse en cualquier momento por motivos económicos o desinterés de la gente aunque luego al final siempre surge algo imprevisto que aplaza la hecatombe. Tenemos en el Real Jaén a los jugadores que llevan tres meses sin percibir el salario mensual (además, quizá, de algunos pagos por otros conceptos como, por ejemplo, la ficha), una situación que cualquiera ve como lamentable e imposible de sostener. La junta directiva, preocupada lógicamente por este grave desastre, tratando de conseguir fondos para resolver la situación. Las entidades bancarias (seguramente sólo algunas) negándose a prestar dinero, se supone que porque ven peligrar la operación ya que, aun reconociendo la buena voluntad de los responsables del club, éste no tiene demasiada cotización económica ni social: de momento no hay patrimonio y el escaso número de aficionados que


acuden al estadio de La Victoria es signo de debilidad ciudadana. Mientras tanto, como el equipo, al menos hasta ahora, se ha movido deportivamente de manera ramplona y con escaso éxito de resultados, los aficionados no sólo no aumentan sino que puede que hayan disminuido, con lo que menos ingresos, menos empuje social, menos posibilidad de endeudamiento. Una especie de equilibrio inestable, de rueda de desventuras, que, a lo mejor, el penalti de ayer empieza a solucionar. ¡Ojalá! Y amén. 10 de Enero de 2005.

Real Jaén, 1; Algeciras, 0.

124. Como dijo Horacio El equipo del Real Jaén de momento sigue perdido en el laberinto de la clasificación. Bien es verdad, y nadie parece negarlo en serio de manera convincente, que su trabajo colectivo mejora y progresa pero no está claro si, a la vista de las consecuencias y los resultados de estos esfuerzos, éste es suficientemente adecuado. De entrada no lo parece porque no llega a alejarse del todo del abismo que le amenaza y le deja ahí en medio de una tormenta sin especiales armas de defensa. No parece capaz de dimitir del síndrome de la debilidad sino que anda ahí sin más, como aspirando únicamente a ser uno de tantos, de los del montón, como si esa fuera una virtud digna de ser deseada. Es como ir en la rutina y a la rutina, sin pretensiones, una manera bastante chabacana de sobrevivir sin más aliento. Como si los miembros del equipo hubiesen leído, analizado y tratasen de aplicar el famoso texto del poeta latino Horacio en el que éste elogia lo que podríamos traducir como la excelente mediocridad, la virtud de ser de la masa, de los medianos: con más violencia azota el viento los pinos de mayor tamaño, las torres más altas caen de manera más espectacular y los rayos hieren las cumbres de los montes, dice en algunos de sus versos; por eso vivirás mejor si no te arriesgas a navegar por alta mar ni tampoco te pegas demasiado a la costa, porque en ambas situaciones hay más peligros de los necesarios. Si estás en los puestos altos de la tabla de clasificación, fijarán en ti su atención, estudiarán con más detalle tus virtudes y, sobre todo, tus defectos para aprovecharlos en su beneficio. Aunque tampoco es bueno moverse por la cola ya que cualquier tropiezo, cualquier roca bajo el mar puede destrozar del todo tu barquilla y a ver entonces qué se hace. Es decir, como en La Venganza de Don Mendo, para ganar a la siete y media hay que ser muy prudentes: el no llegar da dolor pero, si te pasas, ¡ay de ti!, si te pasas, es peor. Bien es verdad que en los estadios de los equipos contrincantes se realza siempre la visita del Real Jaén: es uno de los grandes del grupo, repiten en casi todos los


campos, y por eso no es infrecuente que declaren medio día del club cuando les llega esa visita. Pero eso es ya otro cantar. 17 de Enero de 2005.

Lorca, 2; Real Jaén, 1.

125. El final de la fábula Y el caso fue que aquel rey, que tenía dos hijos, llamados CD Linares y Real Jaén, y únicamente seis dinares para regalarles, en el primer reparto que las viejas leyes del reino mandaban y tras el debate que ambos mantuvieron, acabó dando la mitad de esa herencia a uno de ellos, al ver que aportó en aquel momento mejores y más convincentes razones. Después, cuando correspondía completar la cesión de los otros tres dinares que le quedaban, de acuerdo a los mismos preceptos y tras una nueva lid entre ellos, al bueno del rey le asaltaba el mismo disgusto que en la ocasión anterior: si quería tratar por igual a los dos hijos, en la cuenta global se tenía que perder uno de los tres dinares, lo que le hacía dudar mucho sobre qué hacer. Al final, en esta segunda oportunidad decidió optar por esta alternativa y dio a cada hijo uno de los tres dinares de que disponía. Sin embargo el rey estaba muy triste porque veía que los dos andaban pobres y necesitados de fortuna y de éxito, sus negocios no les iban muy bien y apenas obtenían más beneficios que cubrir gastos. Bien es verdad que se venían librando del déficit y que no perdían dinero pero sus ganancias eran tan escasas que sobre su cabeza se cernía el peligro de caer en el pozo de la ruina y el desastre, que hasta ahora habían conseguido evitar. Y no es que ambos no se esforzaran y trataran de buscar réditos a sus afanes pero la verdad es que parecía como si estuvieran tocados de una mala y desgraciada fatalidad que no les dejaba ni a sol ni a sombra. De todas maneras el rey siempre había sido sabedor de la menguada y escasa cuantía de su fortuna y de que, con los dinares que legaba a sus hijos, éstos no disponían de recursos suficientes para sus negocios sino que para su mejor provecho necesitaban de esfuerzo, trabajo, inteligencia y también, por supuesto, de fortuna. Y en estas virtudes tenía depositadas su confianza, su optimismo y la ilusión de que, al final del trayecto, ambos obtuvieran tantos rendimientos que pudieran aspirar a negocios de mayor fama y envergadura. Pero el pergamino que narra esta fábula no cuenta cómo terminó la historia. 24 de Enero de 2005.

Linares, 0; Real Jaén, 0.


126. Penélope y la yenka Casi todo el mundo ha oído hablar de Penélope. Además de una famosa y comentada actriz de estos días, Penélope fue, hace ya muchos siglos, la esposa de Ulises, un héroe de la guerra de Troya que, por desacuerdo entre los dioses, no conseguía volver a su tierra y a su casa, una vez acabados los acontecimientos bélicos. La Odisea es precisamente la historia de este retorno tan complicado. Y el caso es que, mientras Ulises andaba con esos líos, su mujer vivía ansiosamente pendiente de su regreso pero rodeada de pretendientes que le insistían una y otra vez en que eligiera a uno para esposo ya que el suyo, a la vista de la tardanza excesiva, tenía trazas de haberse muerto. Mientras Penélope tejía supuestamente el sudario para el cuerpo de su marido, en realidad, para dar carrete a la situación, deshacía por la noche lo que hilaba durante el día. Desde entonces, por ese tejer y destejer, ha pasado a ser el símbolo de quienes constantemente hacen y deshacen cualquier proyecto o cualquier tarea que tienen entre manos, los que pierden, retrocediendo cada paso que antes han avanzado. Y, al revés, quienes son capaces de recuperar lo que previamente se les ha escapado de la mano. Y en esas parece estar el Real Jaén: deshaciendo un día lo que antes ha conseguido o, al revés, recuperando lo perdido en otros sitios. Como jugando a lo de ahora sí, ahora no. Rehaciendo ante el Alcalá lo que se desperdició en Talavera y en Lorca, por no hablar de Linares. Como Penélope. Y como la yenka, aquel baile que se caracterizaba, entre otras circunstancias, por lo de adelante y atrás, que es una forma de seguir en el mismo sitio. Por supuesto, a diferencia de ella a la que sólo le interesaba enredar y entretener, sin quererlo ni buscarlo. Pero a fin de cuentas, hasta el momento, enmarañando y liando las cosas, en los resultados y en el juego, de manera que todo queda igual. Como estaba. Es decir, en una molesta vulgaridad, de la que por ahora no se ve cómo se pueda salir. Ayer tocó tejer, aunque poco y por los pelos. ¿Habrá manera de acabar por fin con este tejemaneje y ver de una vez por todas entrar triunfante a Ulises para gusto y satisfacción de todos? 31 de Enero de 2005

Real Jaén, 1; CD Alcalá, 0.

127. Las leyes de la naturaleza Las leyes de la naturaleza ofrecen, entre otras ventajas, la garantía de poder acertar cuando uno hace determinadas predicciones y vaticinios sobre lo que va a ocurrir. La seguridad y el rigor de lo que dicen permiten apostar sobre seguro a la hora de aventurar previsiones y pronósticos, aunque siempre amenazan con estar presente lo irracional y lo imprevisible. Y esto es lo que aleteaba en la esperanza


de cada seguidor del equipo, esa era la ilusión que guardaban bastantes aficionados al Real Jaén a la espera del partido de ayer en Sevilla. La situación de ambos equipos daba ventaja casi segura con suficiente claridad al de la capital de Andalucía. Los hechos son incontestables y sólo bastaba con mirar la tabla de clasificación y los datos que en ella se contienen. Por eso lo lógico y lo esperado era que se produjera un escenario similar a cómo estaban las cosas al final del primer tiempo del partido. Pero los milagros a veces son posibles y, además, se producen. Los milagros son excepciones a las leyes generales de la naturaleza que, por diferentes motivos que vaya usted a saber, a veces facilitan comportamientos diferentes de los esperados. Alegría y alta satisfacción por todos. Por los profesionales, por los aficionados y, especialmente, por los directivos tanto en la vertiente personal (que al fin y al cabo se llevan los disgustos mayores) cuanto por el beneficio que noticias como ésta pueden producir a la imagen y garantía del club. Con el triunfo de ayer en Sevilla no es que se hayan descubierto las Américas. Precisamente lo que habrá que averiguar en las próximas semanas es si fue un milagro, una excepción de la naturaleza o si, por el contrario, es verdad que de una vez por todas se va a poder demostrar eso que tantas veces decimos, nos dicen, piensan, pensamos y queremos creer: que este equipo es muy superior a lo que parece, que lo que pasa es que las apariencias engañan y que lo de ayer es un falso prodigio. Y podemos comprobar que todo esto es verdad. Por último, el saludo y el reconocimiento a Pedro Pablo Braojos en su vuelta a nuestras tierras, donde tan buen recuerdo dejó. 7 de Febrero de 2005.

Sevilla B, 1; Real Jaén, 2.

128. Es el momento Pues de pronto la estadística, o la contabilidad que a estos efectos es lo mismo, de este año nuevo, casi como quien no quiere la cosa y sin apenas darnos cuenta, nos había mostrado un giro de 180º en los resultados del Real Jaén, tan sorprendente, visto lo visto, que casi no nos lo podíamos creer. Las cuentas eran determinantes: dejando a un lado la incidencia del partido con el Talavera, que a fin de cuentas era de otra época, 10 puntos de 15 máximos posibles era una conquista suficientemente significativa, sobre todo después de los tiempos de tristeza que hemos pasado, a la que había que añadir el aliño perfumado del triunfo en Sevilla. Y con estas cuentas en el ánimo y en la ilusión íbamos ayer a La Victoria a ver al equipo jugar con el Extremadura. Naturalmente que no quedaban arrinconados de ninguna manera los problemas económicos que zarandean toda la vida del club pero, centrados en lo deportivo (que por eso era


hora de epopeyas futbolísticas), con confianza y la sonrisa en la boca. Bien es verdad que siempre está el pesimista y, sobre todo, el timorato que se temía aquello de corrida de expectación, corrida de decepción, con lo que los taurinos explican o justifican malas actuaciones en tardes que se prevén triunfales. Que a veces la fortuna, como decían los clásicos, tiende a jugar con los fuertes para probar su fortaleza. El clima general era prudente, con altas dosis de esperanza en que de momento al menos hubiera pasado el período de las vacas flacas. Incluso había empezado a moverse el ambiente y se notaba que acudía más gente y ésta más animada. El desarrollo y resultado deportivo no pudieron ser mejores y los balances han subido de calidad y de cantidad considerablemente. Por supuesto que por su propia definición nadie sabe lo que va a escribir el futuro, y seguramente traerá más de un mal rato, pero es el momento preciso y adecuado para relanzar al club y al equipo. Ahora o nunca, hay que buscar un espacio social y político con mayor peso que derive en un poder más fuerte. Solo una alta credibilidad económica es la forma de resolver los graves problemas financieros. 14 de Febrero de 2005.

Real Jaén, 1; Extremadura, 0

129. La prosa de la vida Como se sabe, los profesionales del Real Jaén tienen pendientes de cobro dos nóminas. Y también es conocido que la directiva está haciendo todas las gestiones posibles para resolver el grave problema pero desde el convencimiento de que en ningún caso debe dilapidarse el futuro patrimonio del club para arreglar esta situación actual porque eso significaría pan para hoy y hambre para mañana. Los directivos, por supuestas razones de prudencia, no han hecho públicas las gestiones que realizan y el posible éxito que ofrecen, una discreción que es el signo más visible de la soledad en que se encuentran y lo difícil que resulta ser responsable de algo cuando vienen malos tiempos y pintan bastos para ese algo. Al final están solos con la dificultad y son ellos los que cargan con la desazón y la obligatoriedad de encontrar un camino de salida. Los aficionados son desde luego un incentivo estimulante pero su capacidad de ayuda económica en cuanto tal es bastante escasa; siendo los más numerosos, los que arrastran consigo las alegrías o las decepciones, los más interesados en que la vida deportiva siga caminos de gloria, no pueden resolver los problemas económicos del club. Tampoco, a lo que parece (que, como es lógico, apenas hay información de lo que de verdad está pasando) lo está haciendo la gente de posibles, los que pueden echar una mano casi sin que se note en su bolsillo. Y, sobre todo, los


amos del dinero, los que manejan los ahorros de los demás: da la impresión de que quieren demasiadas seguridades. La verdad es que por más que se diga que el fútbol es un sentimiento, un éxtasis y otras descripciones por el estilo, nunca podemos olvidarnos de que siempre tiene que haber alguien que encienda la luz o cierre la puerta a la hora de irse. Detrás de cada momento más o menos apasionante, alguien ha de preparar la tela para la bandera y después coserla. Para subsistir y expresarse, los sentimientos al fin y al cabo necesitan una infraestructura, una tramoya. Es que, como dice la desencantada protagonista de la zarzuela “Agua, azucarillo y aguardiente”, qué horrible es la prosa de la vida. 21 de Febrero de 2005.

Jerez de los Caballeros, 3; Real Jaén, 3.

130. Nuevos tiempos Si las cosas que se escriben sobre el fútbol tienen escasa consistencia y se las lleva el viento a la semana siguiente en cuanto el equipo consigue un triunfo no previsto o cae derrotado por quien es considerado de menor nivel técnico, no digamos lo poco seguros que pueden resultar los comentarios antes de un partido. En estas condiciones resulta casi un milagro, o una paradoja de esas insolubles, acertar en lo que es prudente decir. La dificultad naturalmente está en poder averiguar con qué estado de ánimo saldremos esta tarde de La Victoria cuando haya terminado el partido, que seguro irá de acuerdo al resultado que nos llevemos para casa. A pesar de ello hablar de un partido antes de que se celebre tiene una ventaja muy notable porque permite contribuir a crear un buen ambiente y eso es algo que siempre se agradece e incluso provoca beneficios deportivos. Para eso basta con echar mano de un sencillo procedimiento del lenguaje que los expertos han descrito muy bien: se trata de que las palabras y lo que se dice, además de referir más o menos lo que pasa en la calle, influyan en la gente que escucha esa información. Aunque el nombre de este fenómeno social y lingüístico es lo de menos (lenguaje performativo), éste consiste en relatar la realidad de manera que, al tiempo que la describe, la está estimulando y creando. Cuando un locutor de radio declara que hay mucha pasión para algún acontecimiento, por ejemplo, deportivo, al contárnoslo, nos está empujando a ir con emoción y gusto. Correr la voz asegurando que algo está de moda, es la mejor manera de que acabe siendo así. Bueno, pues ya lo sabemos: el ambiente para el partido de esta tarde es extraordinario. Por primera vez desde hace años la gente empieza a vibrar con el Real Jaén; cada vez son más los aficionados que acuden al campo; el equipo mejora por días, con más técnica y más ánimo; estamos escalando puestos en la


clasificación; y hasta la última sentencia judicial aclara el panorama económico del club. Y lo fácil que resulta escribir estas líneas es que todo esto es verdad, que se palpa y se siente que ha empezado un nuevo tiempo, de triunfos – deportivos y económicos-, para el Real Jaén. 28 de febrero de 2005.

Real Jaén, 3. Marbella, 0.

“El ambiente para el partido era extraordinario”, lo que no implica renunciar al negocio (incluso siendo de otro equipo). Foto: Diario Jaén

131. Vivir la alegría El fútbol tiene, cuando menos, dos utilidades típicas. También, por supuesto, provoca efectos desagradables, inservibles, dudosamente interesantes, pero entre otras ofrece dos ventajas manifiestas. Una se produce siempre, vayan como vayan las cosas. Más aun, incluso es mayor cuando los resultados no son favorables: el fútbol entretiene, ocupa el tiempo, la atención. Precisamente los desaciertos del equipo sirven como excusa fácil para las discusiones y las polémicas, incluidas las soluciones que todo el mundo tiene siempre muy claro. De la otra utilidad, producir alegría, no disfruta todo el mundo sino únicamente los privilegiados, los elegidos por el hado, el destino, por los dioses. Bien es verdad que éstos, que se sepa, no meten goles, que quienes los hacen son los jugadores, pero su influencia es siempre definitiva y decisiva. Unas veces porque son traviesos y eligen caprichosamente a sus beneficiados pero en otros casos porque los protagonistas saben conseguir su apoyo a base de esfuerzo, de trabajo y de calma, como es el caso actualmente del Real Jaén. El equipo pasó demasiado tiempo como perdido en el vacío, sin tener muy claro cuál podría ser su meta y su sentido pero poco a poco desde el cambio de la dirección técnica ha


ido definiendo su tarea. Ya casi nadie se acuerda de la nefasta estadística que aseguraba la casi imposibilidad de ganar un partido en La Victoria. Ahora produce alegría, esperanza y contento. Bien es verdad que ayer se produjo un ligero resbalón si lo comparamos con las expectativas que se han creado pero ¿quién no ha tenido alguna vez una torcedura de un pie y luego ha seguido andando casi con más fuerza de antes? Por supuesto que, si siguiéramos los viejos consejos, deberíamos ser prudentes con la euforia porque desconocemos el futuro que nos espera. Pero lo mejor es disfrutar lo que hay, que ya hemos pasado muchos malos ratos, y animar a la gente a incorporarse a este proyecto. Que, como opinaban unos filósofos antiguos llamados epicúreos y a los que dicen que tanto nos parecemos los españoles, con el disgusto no hay que entristecerse porque no es verdad hasta que no llega. 7 de Marzo de 2005.

Don Benito, 0; Real Jaén, 0.

132. Clases sociales Los seguidores del Real Jaén acudíamos ayer a La Victoria muy contentos, con un sabor razonablemente agradable y, quizá por la proximidad del Domingo de Ramos y para que no se nos cayeran las manos, con la sensación de estar estrenando algo. Por supuesto que de una u otra manera todos éramos conscientes de que en cualquier competición deportiva es imprescindible no olvidarnos de la mosca y colocarla detrás de la oreja porque nunca se sabe lo que puede pasar. Pero ayer, a pesar de esa precaución imprescindible, había buen ambiente, razonable optimismo y alegría por como vienen sucediendo últimamente las cosas. Desde luego que las cuentas parecían estar saliendo y el balance de la segunda vuelta venía resultando esperanzador. Pero, más que esa valoración contable, la causa de este clima tan novedoso era la vivencia, como decía un comentarista, de poder empezar a mirar hacia la zona noble de la clasificación. Después de varios años en los que nos hemos manejado con interlocutores deportivos cuyo interés estaba centrado en no descender a la Tercera División y con los que el equipo tuvo demasiadas dificultades deportivas, ahora, por primera vez en mucho tiempo, podíamos entrar en otra clase social, en el grupo de los buenos. Y para que no faltase en la fiesta ningún detalle, se percibía un aumento considerable de aficionados y amigos. Todo eran buenos presagios, siempre, naturalmente, con la condición de ganar al equipo castellano, uno de los aventajados del corro. Y se cumplieron las expectativas más favorables. Bien es verdad que docenas de decisiones incomprensibles pudieron haber comprometido la situación, pero en eso también acompañó la suerte. Parece cada vez más claro que el Real Jaén, mientras se movía en zona baja de la clasificación compitiendo por objetivos que no entraban en sus propuestas


de trabajo, andaba desclasado, fuera de su lugar natural. En ese territorio no manejaba el argot y desconocía las fórmulas de la supervivencia. También en el fútbol hay clases sociales, en este caso deportivas, y es con las de arriba con las que se entiende el equipo, con las que habla su idioma. De momento de manera brillante. 14 de Marzo de 2005.

Real Jaén, 3; Conquense, 1.

133. Comida oriental De un tiempo acá la comida agridulce (esa que mezcla con mayor o menor acierto la cocina oriental: dulce con salado; vinagre con azúcar; o caramelo al ajo arriero) está de moda. Cada vez con más éxito y fortuna, la oferta se extiende por doquier y ya no hay celebración ni fiesta en la que el organizador, incluso siendo prudente, no incluya cuando menos un plato de ese jaez. El caso es que es éste el sabor que se nos ha quedado a algunos aficionados y seguidores del Real Jaén después del empate con el primero de la clase en Ceuta. Un poco de almíbar porque el resultado no está mal ni muchísimo menos pero unas gotas de acidez porque en nuestro ánimo ilusionado confiábamos en el cuatro de cuatro, es decir, ganar a los cuatro equipos situados en la zona de liguilla de ascenso, a los que el otro día calificábamos como propios de nuestra clase social futbolera. Llevábamos tres, incluso con resultados bastante apañados, y sólo nos faltaba el líder. De ahí esa miaja de agraz a la que ha faltado un pequeño tramo para convertirse en vino dulce. Pero, a pesar de esa migaja, el balance de la situación actual no puede ser mejor después de los viejos tropezones en el camino recorrido, y la prueba más significativa es el clima venturoso y vehemente que se está extendiendo por la sociedad giennense y que la está llevando al campo como hacía años no ocurría. Todos sabemos que una gota de mostaza no sólo no estropea la comida sino que le añade un sabor de picante que la hace más seductora y graciosa, y gusta mucho más. Además, tampoco iba a ganar siempre nuestro equipo porque eso sería empalagoso. Es lo que pasa con los buenos, que resultan a veces un poco aburridos, algo monótonos. Siempre es oportuno un puntito de picardía. Que a veces esos, los buenos, como en alguna novela de P. G. Wodehouse, esconden algún secreto, inocente sin duda pero molesto. Las cosas en el club y en el equipo están ahora muy bien: por ello no sólo no hay que desanimarse sino por el contrario, aprovechando que estamos en Semana Santa, recordar que a la vuelta de la esquina está la gloria florida. 21 de Marzo de 2005 (Domingo de Ramos). Ceuta, 0; Real Jaén, 0.


134. Un ligero resbalón Pues esto es lo que a veces pasa cuando se está donde se está, casi arriba y como empinándose para alcanzar a los Grandes. Y en este sitio las cosas ya son de manera diferente a como estábamos acostumbrados estos últimos años. Porque, como dice el personaje de un cuento de tema futbolístico de Mario Benedetti, no son lo mismo la tarea, las funciones y los trabajos de un pequeño que de un grande ya que, asegura, los Grandes siempre tiene la obligación de ganar, y los Chicos, en cambio, sólo tenemos la obligación de perder lo menos posible. La reflexión la hace un protagonista que forma parte de un equipo modesto, de barrio, y pertenece a una historia que tiene un final desapacible, lo que no es el caso. Pero sí que es verdad que siempre que se entra en un club más o menos selectivo hay que conducirse de acuerdo a los modos y maneras que impone ese círculo. Y así lo está haciendo el Real Jaén, que, desde que comenzó la segunda vuelta, se está comportando como uno de ellos. Pero el caso es que ayer las cosas no salieron como se esperaba, se deseaba y procedía, de acuerdo a este nuevo estilo que tanto gusta a los aficionados. Los técnicos y expertos expondrán las razones y los motivos que impidieron un mejor resultado en el partido de ayer: a la vista de un aficionado, los profesionales hicieron muy bien la faena, con agrado y contento, y desde luego con denuedo y con voluntad. Pero no pudo ser y el resultado no fue grato del todo. Con lo cerca que se estuvo, sobre todo en la primera parte, pareció como si el destino se hubiese propuesto que nos olvidáramos de que ya han pasado los días de penitencia, y quisiera alargarlos un poco más. Sin embargo a este incidente no hay que darle más importancia: un mal rato, un irrisorio y limitado disgusto por un empate tonto y ya está. Al fin y al cabo la actividad deportiva, y especialmente el fútbol por su carácter de juego colectivo, arrastran consigo muchas pequeñas aflicciones y una más no tiene mayor importancia. El resultado del partido de ayer es, como se dice en estos casos, un ligero resbalón, una crisis de crecimiento. Porque estamos a punto de los Grandes y esto es lo que tiene que mantener el entusiasmo de todos. 28 de Marzo de 2005.

Real Jaén, 0; Écija, 0.


En una época en la que pueden realizarse cambios, un símbolo de pundonor profesional. Los mayores recordarán la jugada que se llamaba “el gol del cojo” cuando no había suplentes que pudieran incorporarse al campo. (M. Herrero, hoy en el equipo técnico, en partido ante el Écija)Foto: Diario Jaén

135. Un dulce despertar Quienes acudieran ayer al partido que el Real Jaén jugó con el Melilla tal vez pensaran, una vez comenzado el juego, que se habían equivocado de lugar y de hora y que no era allí a donde querían asistir. Tal como está hoy el fútbol, un antiguo deporte puro convertido en una ceremonia vibrante, enérgica, las más de las veces dramática y, en algunos casos, épica, nadie hubiera asegurado que lo que ocurría en La Victoria tenía algo que ver con esa actividad. A las doce de la mañana del domingo daba la impresión de que aun era madrugada, que no se había levantado el día y que todos los que de una u otra forma participaban en el lance (incluidos naturalmente los espectadores), andaban quitándose las lagañas de la noche y no distinguían aun claramente el bien del mal, lo blanco de lo negro o la luz de la oscuridad. Y no es que no pusieran empeño en ejercer de manera adecuada la tarea asignada en la función deportiva y social prevista para la ocasión: antes al contrario, unos corrían y otros animaban con el mayor de los entusiasmos y empeños. Sin embargo era como si un duende maligno, de esos de los cuentos o de las hipótesis que proponen los científicos cuando quieren simular una solución a sus problemas, tratara de cerrar los párpados, los pies y las manos de los presentes aprovechándose de la llegada de la primavera. Se percibía como una somnolencia generalizada que hacía pasar el tiempo en ir y venir, subir y bajar sin ton ni son y sin que se gestionara nada de importancia. Todo eso (es decir, nada) ocurría y ocurría hasta que como de pronto el genio salió de la lámpara maravillosa, movió el ambiente, diseñó esperanzas y puso tensión en el terreno de juego y en el graderío. Entonces se vio que las cosas podían terminar bien, que dos puntos de seis posibles y esperados hubieran sido muy poco para


las expectativas creadas y, especialmente, que hay que seguir haciendo ruido en la sociedad en general. Sólo se estropearon las perdices de la felicidad con el susto que proporcionó el percance del jugador Nandi porque eso ya no era un juego sino el valor de la persona humana. Al final todo salió bien: hubo grito de triunfo y, sobre todo, Nandi se repuso. Un dulce despertar. 4 de Abril de 2005.

Real Jaén, 1; Melilla, 0

El defensa giennense Nandi sufrió una llamativa lesión que preocupó a los espectadores pero que, afortunadamente, no tuvo consecuencias. Foto: Diario Jaén.

136. Miguel López García No había madrugado demasiado pero quería salir con tiempo de aprovechar el viaje a Tomelloso como un día de excursión. Había decidido viajar en su coche a pesar de la buena oferta de autobuses para la ocasión, una alternativa que también tenía sus encantos. Al llegar al campo se sorprendió de la extraordinaria respuesta de la afición que alcanzaba prácticamente la mitad de los espectadores, lo que le pareció percibir que estaba en su casa: de los en torno a algo más de mil aficionados que, según el taquillero, había en el campo, un 40 ó 45 por ciento venían de Jaén. Después, cantos (incluido un conato de tarareo del himno de N. P. Jesús), vibraciones y hasta una liturgia de papelitos y ceremonias de apoyo al equipo. Mientras, las cosas en el terreno de juego no iban bien, sin que se pudiera entender cómo los seres humanos somos capaces de resolver jugadas difíciles y no acertar en otras que, al menos, aparentan mayor facilidad. La esperanza sin embargo en ningún momento se perdía. En la grada, junto a una fea petición de


los jóvenes que sin duda evitarán otra vez, se palpaba una cierta tensión, unas veces menos controlada que otras, especialmente mediada la segunda parte. Pero al final del partido todos amigos y ni un mal gesto a nadie. Sólo el disgusto interior, el malhumor inevitable y el recuerdo torturante de aquella oportunidad perdida. No es ésta la historia literal de Miguel López García pero sí que seguramente se aproxima lo suficiente como para que pueda servir de ejemplo de un gienense dispuesto a seguir al Real Jaén, aunque las posibilidades de liguilla se van esfumando, pero siendo todos conscientes de que ha empezado una nueva etapa que sin duda acabará cuajando no demasiado tarde. La coda vino después. Un fervoroso seguidor del Tomelloso, que no había podido asistir al partido, preguntó con inquietud ya en la calle si habíamos ganado al Jaén. No, hemos empatado a cero, le respondí, sin ganas de aclarar nada más. ¡Qué mala pata de resultado! exclamó muy desilusionado. ¡Qué mala pata!, le contesté. Lo que demuestra la razón que tenía Alicia cuando decía que las palabras significan lo que quiere el que las dice. 11 de Abril de 2005.

Tomelloso, 0; Real Jaén, 0.

137. El romance desmentido Vinieron de Granada huestes y mesnadas pensando que podrían llevarse a Jaén ganada. Venían con tambores, con pendones azules campeando, escuadrones de a pie y de caballo, con adarga ante pechos, espuelas de oro y estriberas de plata, cada cual muy bien armados. Los de Jaén, viendo esto, como mozos hijosdalgo, parecióles que el huir les sería mal contado y, aborreciendo las vidas por no vivir deshonrados, entráronse con ánimo peleando pero todo lo han perdido. Más o menos de esta manera fue como los del Rey Chico ganaron la plaza, volviendo libres, sanos y con ventaja. Como estuvo a punto de repetirse ayer en otro campo de armas, éste más pacífico, menos solemne, nada pomposo y escasamente rimbombante. Lo cuentan y lo cantaban los romances, esos poemas de origen popular que jaleaban a los héroes de las batallas, lisonjeaban las gestas de los paladines y aplaudían las hazañas de los ídolos de leyenda. Y que servían, entre otras cosas, para dar un poco de fascinación y de ensueño a la monotonía de la vida con aventuras y proezas de personajes reales o inventados. Hoy toda esa magia antigua la ha sacado del baúl de los recuerdos el fútbol, cuyas grandezas y angustias nos ponen el corazón en un puño. Lo del partido de ayer del Real Jaén con el equipo granadino merece un romance con todas las de la ley. Leyendo las crónicas, se ve el susto de los aficionados y la sacudida nerviosa acorde con el paso del tiempo y el desenlace feliz que no acababa de llegar. Al final en nuestros


dos encuentros con este equipo, el destino nos ha regalado (en el campo de Granada ocurrió tres cuartos de lo mismo, ganando el Real Jaén en el tiempo de descuento y mediante una jugada a balón parado por una falta señalada por el árbitro) lo que sólo hemos merecido por el esfuerzo pero no por calidad de lo construido. Y en el juego de lo fabuloso han tenido que ser los defensas, que son los que están para guardar la casa, quienes han puesto la pica en Flandes. La cuestión es que con romancero o sin romancero, con músicas épicas o en silencio, con tambores o sin flautas hemos iniciado una nueva estadística: llevamos con ésta ya seis semanas de infarto que, de momento, han tenido una única terapia eficaz: los resultados. 18 de Abril de 2005.

Real Jaén, 2; Arenas de Armilla, 1.

138. Oposiciones y cuenta corriente Lógicamente había que llegar al campo de fútbol del Badajoz porque las ambiciones y los deseos, de momento, no transforman la realidad ni ganan partidos y la inmensa amabilidad de la gente ayudó a resolver todos los problemas de infraestructura imprescindibles. Hasta el punto de que hubo quien interpretó estos gestos como una señal propicia de ganas de ayudarnos por quien se jugaba menos cuartos en el envite. Pero, como ante unas oposiciones o un examen importante, el protagonista a fin de cuentas es el equipo porque es el único que está en el campo y el que puede canalizar todas las corrientes de entusiasmo. En estos menesteres la afición sólo puede ayudar a crear un ambiente razonable, entusiasta y transformador pero son los profesionales los que acaban decidiendo el destino. Y así transcurrió el partido: los temas estaban preparados, la disposición no ha podido ser mejor, el entusiasmo notable y las condiciones razonables. Pero las cosas y el sorteo de los temas no salieron bien conforme a las previsiones. Entre errores atrás y adelante los resultados no fueron felices. Bien es verdad que había ensayado lo que tenía que hacer y decir, pero al final no ha superado la prueba, por otra parte algo que les ocurre con frecuencia a los estudiantes. Las consecuencias negativas sin embargo vienen de atrás, del hecho de no tener ahorros ni provisiones, de carecer de depósitos para utilizar en estos casos. A los jugadores, al equipo, les hemos pedido y se han pedido a sí mismos casi lo imposible, casi la perfección, no perder ningún partido. Y esto tenía que ocurrir en cualquier momento porque es imposible avanzar siempre adelante, aunque unas veces los pasos hayan sido más largos y otras más cortos. Alguna vez tenía que venir la parada y el freno. El problema está sin embargo en que en una cuenta corriente si sólo se saca dinero y no se hacen imposiciones, al final el capital no crece. Y esto es lo que ha ocurrido: Hemos venido tan justos a lo largo


de toda la liga que cualquier error, insuficiencia, desastre o, simplemente, mala suerte nos ha bajado las expectativas y enturbiado el entusiasmo, esperamos que sólo un poco. 25 de Abril de 2005

Badajoz, 1; Real Jaén, 0.

139. El nuevo La Victoria En la espléndida y emotiva serie que este periódico, JAÉN, está dedicando al complejo fenómeno social (deportivo, académico...) de la demolición del viejo estadio de La Victoria y de la Escuela de Peritos, están apareciendo multitud de ideas, referencias y perspectivas, a las que en otro momento habrá que prestarles la atención que merecen. Ateniéndonos ahora exclusivamente a los valores deportivos y dejando a un lado los aspectos urbanísticos, políticos, sociales y cívicos que plantea, en todas las entrevistas está presente de manera más o menos explícita la comparación entre las ventajas y los inconvenientes de los dos estadios resultantes de esta operación. Para la mayoría de los protagonistas este contraste resulta de interés emotivo (Antoñete, en conversación con José Eugenio Lara, es quien ha planteado las palabras más terribles y vigorosas). No en balde el nuevo campo de La Victoria, o nuevo La Victoria, después de estos años (pocos, desde luego y esperemos que por escaso tiempo) necesita aun legitimarse como escenario de triunfos, de días de gloria futbolística y de testigo de alegrías de todos y cada uno de los que por una u otra razón o tarea lo visitamos. Las cosas son como son y, aunque existe sin duda la posibilidad de alguna reforma, de momento la manera en que está construido y la experiencia de lo que viene ocurriendo demuestran con creces que el Real Jaén no juega ni participa en competiciones en igualdad de condiciones que lo hacen otros clubes. La distancia y lejanía de los espectadores respecto al terreno de juego y el entorno general exige que los profesionales del equipo tengan que añadir un esfuerzo especial para compensar la deficiencia que presenta el campo. Cuando la financiación de alguna cosa se abastece, por ejemplo, de cuatro fuentes de ingresos y una desaparece, es obvio que las tres restantes, si quieren mantener el mismo valor, han de aumentar su contribución en una cuantía equivalente a la que lo venía haciendo la que se va. Y el nuevo La Victoria, como vemos tantas veces y habrá que analizar despacio, ha arrinconado el concepto de variante que se utiliza en los pronósticos. 2 de Mayo de 2005.

Real Jaén, 0; Cartagena, 0.


La soledad de un eslogan con mensaje Foto: Diario Jaén

140. El problema es la gente Probablemente el gradiente hacia abajo arrancó en Tomelloso, porque el empate anterior ante Écija, a pesar de todo, siempre se entendió como un punto de normalidad, dentro de la más pura lógica. La mala pata empezó en tierras manchegas cuando cientos de aficionados (aquello casi parecía La Victoria) tuvieron que volverse cabizbajos y, al parecer, con pocas ganas de repetir la experiencia, como ya se apreció en Badajoz y ayer en Zafra. De momento se ha debilitado y deshinchado (nunca mejor dicho) ese espíritu colectivo aventurero de acompañar masivamente al equipo con fanfarrias y ruido de alta percusión. ¡Con lo que había costado romper el techo de aficionados activos del Real Jaén! En fútbol se sabe que hay dos reglas para calcular y prever el número habitual de espectadores a los partidos: una, la división en la que se juegue (primera, segunda A, segunda B...) y otra, la posición que tiene el equipo no tanto en la clasificación cuanto en las posibilidades de futuro. En el Real Jaén, a la vista de las expectativas que poco a poco se habían ido creando, nos estábamos acercando a las referencias de segunda A cuando de pronto se ha roto, o al menos oscurecido un poco, el ambiente de euforia que se iba propagando porque el equipo en el momento cumbre de la escena no ha estado a la altura de las circunstancias. Después de acercarse tanto a los cuatro buenos, ha resbalado en el dintel mismo de la puerta. Sin duda alguna los profesionales han hecho todo lo que han podido y son los primeros afectados del desgarro. Nadie pone en duda su esfuerzo y su interés. La cosa ha sido la mala sombra, el enredar mucho y bien en la mitad del terreno de juego, con empuje y elegancia, pero olvidándose de lo que


se llama portería. No porque les haya alcanzado el Alzheimer, que ellos son jóvenes y bien dotados, sino porque así son las cosas, en el deporte y en el fútbol. Pero ahora lo imprescindible y primordial es recuperar a la gente. Ya sabemos que el club tiene una parroquia, como dicen los clásicos, muy fiel pero es escasa e insuficiente. Para beneficio de todos no queda otro camino que seguir manteniendo, al menos, la ampliación que se estaba consolidando. 9 de Mayo de 2005.

Díter Zafra, 3; Real Jaén, 1.

El tambor se ha convertido en un elemento indispensable para animar a la afición Foto: Diario Jaén

141. Tres Un amigo mío, un tanto anárquico y revuelto, suele decir que no encuentra razones sólidas para explicar algunas costumbres de nuestra cultura. Concretamente piensa que no hay ningún motivo de peso para que terminemos las comidas con la fruta, con la excusa de que nos quede un buen sabor de boca porque esto no siempre ocurre así. Hay veces en las que el final de algún acontecimiento no ofrece precisamente las mejores cualidades y han sido las etapas intermedias las más agradables y placenteras. Esto puede pasar en una comida, en una relación afectiva y en un proceso negociador. Y desde luego está pasando esta temporada en la trayectoria deportiva del Real Jaén. Una primera etapa en la que nadie sabía lo que pasaba, probablemente ni siquiera los profesionales, pero la verdad es que los entremeses fueron enloquecedores, sin sentido, con traspiés infinitos y miradas permanentes al abismo, vamos, lo que se llama en lenguaje de cada día ir camino de la Tercera División. Después se reveló el período, digamos, victorioso y ganador: era el momento principal de la comida y todos llegamos a creer que esos sabores iban a mantenerse con más o menos calidad en nuestro paladar. Hasta creímos que habíamos encontrado la piedra filosofal para el éxito y la prosperidad. Pero de pronto, como si un diablo


se hubiera infiltrado en la noche de nuestro proyecto, se ha empezado a oscurecer el panorama. Han llegado los postres y parece que todo está amargo, desnatado y sin fuerza. Después de algunos platos deliciosos y que hasta se rompiera el maleficio de La Victoria, da la impresión de que se ha perdido la brújula y no se sabe por dónde sigue el camino. ¡Y eso que los competidores nos están dando todas las ventajas posibles! De todo esto habrá que hablar despacio en su momento. Por ahora, como aseveran los sabios que el buen tono y el optimismo son una de las mejores recetas para una vida saludable y aun quedan posibilidades matemáticas de jugar la copa del Rey, podemos remendar una greguería de Ramón Gómez de la Serna que, a su vez, lo hace al refranero popular, en la esperanza de que nunca es tarde si la copa es buena. 16 de Mayo de 2005.

Real Jaén, 2; Talavera, 2.

142. Las últimas cuentas Aunque son las últimas, sólo de momento porque -a la vuelta de la esquina y casi sin darnos cuenta- ya estaremos otra vez en una nueva temporada calculando las posibilidades que tiene el Real Jaén, aun nos cabe hacer cuentas para ver si este año nos toca algún premio en la lotería de los campos de fútbol. A pesar del empate de ayer en Algeciras, aun queda una última oportunidad el próximo domingo para terminar con algún sentido, después de los desajustes con que empezamos el camino. Desde luego será necesario estar pendiente de los resultados de otros equipos (que ya tendría mala pata que los demás nos abrieran el camino y nosotros fallásemos) pero también el nuestro tiene una faena que llevar a cabo ya que sólo en caso de un triunfo habrá posibilidad de conseguir entrar en la copa del Rey. Precisamente a esa tarea de cuentas están dedicados nuestros vecinos de Córdoba por el peligro que tiene su equipo titular de descenso a nuestra segunda B: una situación angustiosa como esa invita a las cábalas y a los cálculos estadísticos. Justamente con este motivo el Diario Córdoba publicaba el otro día unos números fabulosos. Decía el periódico que, a la vista de los partidos que restan para terminar la temporada en esa división y teniendo en cuenta los posibles resultados de los equipos afectados por el descenso, el número de posibilidades que se daban era el de 45.756.792.454.961, una cifra que parece que puede leerse algo así como 45,7 millardos, etcétera. A la vista de las posibilidades que nos quedan para el domingo, no es desde luego, afortunada o desafortunadamente, ésta la situación del Real Jaén. Nuestros dígitos son más humildes, dadas las condiciones de nuestro club, pero son lo suficientemente interesantes para que la próxima jornada de liga tenga algún aliciente de interés. Hubiera sido una auténtica pena para este definitivo partido haber tenido que guardar la calculadora, por ser ya innecesaria para la


clasificación. Eso fue lo que nos pasó hace cuatro temporadas, jugando en nuestra casa, mientras nos jaleábamos por la estupenda clasificación obtenida. Pero eran otros tiempos y, por supuesto, otro estadio. 23 de mayo de 2005.

Algeciras, 0; Real Jaén, 0.

143. El día de la salud Por razones obvias todo el mundo ha acabado reconociendo al día de la lotería de Navidad como el del gordo, como el de la salud. Cada año, cuando nos damos cuenta de que nuestra vida no va a cambiar porque los números de la suerte no se han acordado de nosotros y los afortunados no pasan de unos centenares entre los que no nos encontramos, acabamos por aceptar nuestra ventura (¡qué remedio nos queda!) con tranquilidad franciscana y, para consolarnos, nos convencemos de que a fin de cuentas lo que verdaderamente importa es la salud. Pues algo parecido es lo que nos viene aconteciendo los últimos años a los aficionados y seguidores del Real Jaén: muchas esperanzas, bastantes ilusiones y suficientes expectativas desde el primer día en que empieza la liga y luego, al final, nada de nada, sólo la salud, que es lo realmente válido. Bien es verdad que esta temporada (lo que no había ocurrido en las últimas) hemos estado a punto de que nos alcanzara algún premio de importancia y casi tocamos la gloria, lo que ya es un paso significativo para ir consolidando un buen proyecto como el que hay, pero a fin de cuentas nos hemos quedado a dos velas. ¿Y el año que viene, la temporada 2005-2006 que justamente empieza hoy lunes? Pues, como siempre: volveremos a comprar lotería, repetiremos sueños y acudiremos a La Victoria a ver si los hados nos tratan mejor. Algo tendremos que cambiar como comprar los décimos en otra administración y hacer unos conjuros diferentes, pero en definitiva ¿qué podemos hacer sino persistir una y otra vez en el mismo agradable veneno? El humorista Wenceslao Fernández Flores aseguraba que la lotería nunca tocaba a nadie, que todo era una farsa: el Estado dispone, decía, de unos funcionarios cuya tarea consiste en aparecer por diferentes poblaciones, haciéndose pasar por unos felices ganadores del gordo. Pues nosotros sabemos por propia experiencia que no es cierta esa doctrina, que hay equipos que suben de categoría y queremos ser uno de ellos el año que viene. Y felicidades al Linares, que sí que ha pillado, cuando menos, un buen premio. 30 de Mayo de 2005.

Real Jaén, 1; Lorca, 2.


VERANO 2005


144. Los canteranos Los canteranos del Real Jaén, por su esfuerzo, su carácter triunfador y la ilusión de cada jugada, han conseguido un verdadero triunfo social. Como consecuencia de su entusiasmo y sus cualidades, han recitado en este último campeonato un espléndido poema deportivo. Nada hay que desmerecer de aquellos a quienes llamaríamos veteranos, pero para todos los seguidores del equipo los nuevos han jugado (nunca mejor dicho) una tarea lujosa y relumbrante en el período en el que han intervenido con regularidad. Precisamente hablando de quienes empiezan, cuenta Valdano que en su primer entrenamiento con los profesionales de su equipo, que eran grandes del fútbol, envuelto como estaba en un cierta inquietud por la emoción del momento, recibió un reproche de uno de ellos cuando le pasó el balón: chaval, le vino a decir, el pase tiene que ir al pie; si no, dedícate a otra cosa. Ese puede ser el busilis. Porque cuando se compite con profesionales curtidos, la fogosidad más que una virtud puede ser un inconveniente y estar reñida con la eficacia, de lo que nos ha llegado algún ejemplo. Como es lógico y natural, a los canteranos les falta aun una cierta solvencia técnica que los aficionados hemos percibido más de una vez y que se manifestaba en determinadas jugadas singulares que requerían un cierto relieve técnico. Desde luego que los expertos dirían cosas mucho más interesantes sobre esta apreciación pero los aficionados, desde el entusiasmo y el afecto por quienes ponían el alma en cada jugada, lo hemos notado. Y es que, como nadie nace sabiéndolo todo por más que su inclinación natural le facilite el conocimiento, la experiencia y la práctica rigurosa acaban siendo imprescindibles para el mejoramiento personal y profesional. Dice el conocido viejo refrán que las cualidades que la naturaleza niega a un individuo, no se consiguen ni acudiendo a las universidades más prestigiosas. La impresión que tenemos algunos aficionados es que los jugadores llamados canteranos están dotados del fundamento necesario para triunfar en la profesión que han elegido. El problema le podrá venir a quien no sea capaz de reconocer cómo son las cosas y, desde una prisa innecesaria, piense que ya está todo hecho. 6 de junio de 2005. 145. Todos los beneplácitos Algo de razón tienen quienes aseguran que para un comentarista de acontecimientos resulta mucho más fácil el trabajo si las cosas se complican que cuando todo transcurre bien y sin alteraciones en lo previsto en el libro de ruta, porque a fin de cuentas la normalidad, salvo en casos contados, nunca es noticia.


Y esto es lo que ocurre en torno a la Fundación puesta en camino por el Real Jaén: de manera no acostumbrada, todos coinciden en elogiar y alabar una iniciativa social. Pocas veces se ha dado un acuerdo tan universal y tantos beneplácitos juntos. Raramente ocurre que una propuesta pública acoja tantas conformidades y tan desacostumbrados plácemes, una circunstancia que requiere ser destacada por encima de todo. Algo tendrá el agua cuando la bendicen, y en este caso no ha quedado ningún protagonista ni institución alguna en reconocer lo acertado de este impulso. La fundación que el Real Jaén ha puesto en camino es desde luego sorprendentemente buena. Parece razonable, y sería lógico que así fuera, que también preste algún servicio al club y a la entidad. Seguramente así lo piensan los directivos y esta función de autoayuda no sólo no desmerece del fin primordial sino que muestra el sentido común de los dirigentes que han ideado este servicio a la comunidad. No están reñidos ni son incompatibles los beneficios que el Real Jaén pueda percibir de este nuevo quehacer con su tarea y disposición a colaborar a la educación y la formación de los jóvenes mediante el deporte. Como los mac guffin que le servían a Alfred Hitchcock de pretexto para contar sus historias, esta rara unanimidad es noticia en sí misma no sólo por lo inhabitual sino porque muchas veces uno empieza a cansarse de tanta discrepancia ideológica, y resulta higiénico que de vez en cuando todos coincidamos en las mismas ideas e idénticos proyectos. Pero aun no hemos hecho nada. Un viejo adagio filosófico latino dice que sólo del hecho de que algo realmente exista se puede concluir su posibilidad. O sea, que la Fundación será real y no un cuento cuando los beneplácitos se conviertan en apoyos reales y contables. ¡Ojalá no sea entonces el llorar y crujir de dientes! 13 de Junio de 2005 146. La sensatez y el ruido La sensatez ha sido sin duda el santo y seña de la actual junta directiva del Real Jaén. Como a cualquier persona o colectivo, se le podrán censurar o criticar algunas de sus actuaciones pero difícilmente sería justo negarles el deseo y el propósito de poner algo de racionalidad en el atropellado mundo de la gestión del fútbol. Desde que se hicieron cargo del club, los dirigentes no sólo han manifestado su intención de regirse por principios de actuación juiciosos y ponderados sino que, de acuerdo a lo que se conoce desde fuera, su práctica ha sido un canto permanente de fidelidad a la cordura y al rigor. Y en esta línea siguen trabajando. Por lo que dicen en sus manifestaciones, no están dispuestos a componer, para la próxima temporada, una plantilla con la que después no puedan cumplir los compromisos contractuales firmados ahora. No parecen


interesados, según confirman en sus declaraciones públicas, en construir un equipo de papel cartón que luego se desmorone a la vuelta de la esquina simplemente por falta de pago. O sea de nuevo la cordura como coherencia lógica, pausada y precisa. Sin embargo, como ocurre en casi todos los aspectos de la vida, las cosas tienen una doble cara, más de una perspectiva y esta actitud, que en principio parece irreprochable, encierra otro aspecto que ni es una bagatela ni puede dejarse a un lado sin más. Porque, si es verdad que no hay equipo si éste no tiene una mínima solidez económica, también lo es que no lo hay acontecimiento deportivo de importancia si, al final, son cuatro (desde luego sesudos, circunspectos sin duda, y por supuesto tan sensatos como los directivos) los que se hacen socios y luego van al campo. Por supuesto que esto es más difícil que la cuadratura del círculo pero ¿se imaginan un público en el que todos sus componentes sean personas graves, juiciosas, comedidas...? No podemos a confundir un partido de fútbol con un funeral. El problema es grave y complejo: ¿cómo gobernar una entidad que necesita de la moderación y la prudencia para sobrevivir cuando todo el ruido que hay a su alrededor es su fuente alimentación? Ahora trabajan por dotar al proyecto de aspectos importantes para salir de la crisis económica. 20 de Junio de 2005 147. Fútbol y viagra Poca gente estará en desacuerdo con que el fútbol es sin más matices ni observaciones un tirano de padre y muy señor mío. Agazapado en que es una actividad deportiva en una época como la nuestra en la que está de moda hacer ejercicio, y con el cuento y la excusa de que es un deporte, la verdad es que este fenómeno social se ha ido imponiendo poco a poco y como quien no quiere la cosa en nuestras sociedades hasta el punto de que condiciona bastantes de nuestros comportamientos. Bies es verdad que, como ocurre en estos casos, al final siempre aparecen los capitalistas de turno que acaban transformando en un buen negocio lo que al principio no era más que un sencillo e intrascendente entretenimiento y por ello se convierten en patrocinadores y padrinos de lo que les produce beneficios. Pero, dejando a un lado esta circunstancia (que en unos casos podrá ser valorada positivamente y en otros de manera negativa), a día de hoy la inmensa mayoría de los ciudadanos se ven sumergidos e influenciados por una actividad que se ha convertido en principal dentro de las sociedades actuales. Incluso su prepotencia es tanta que alcanza también a aquellos ciudadanos que, por ser totalmente ajenos a cuanto ocurre en los campos de fútbol, se ven forzados a lamentar la opresión que sufren con algo que no sólo no les interesa sino que les molesta profundamente. Por supuesto que no es posible que todos


los miembros de un grupo social tengan los mismos gustos e idénticas aspiraciones. Lo normal es que haya deleites dispares y a cada uno le agrade divertirse con prácticas diferentes. Pero el fútbol se ha adueñado de tal manera del espacio social, como gustaba decir a P. Bourdieu, que ha acabado siendo un caudillo déspota que cada vez controla más ámbitos de nuestra vida pública y privada. Hace unos pocos años se hizo público que la demanda de Viagra baja considerablemente en Israel cuando empieza el fútbol, el número de varones que piden la receta desciende en un 40%. Parece que en cuanto empieza un partido los hombres pierden interés en el sexo, dice el doctor que investigó el asunto. Y estando así las cosas, ¿cómo se gobierna este enredo en estas circunstancias y condiciones?. 27 de junio de 2005 148. La casa de cristal La tarea que los directivos de los clubes, especialmente de fútbol, tienen por delante es mucho más difícil de lo que pudiera parecer a primera vista. A quienes deciden dirigir una de estas entidades les vienen encima tal cantidad de cargas que los doce trabajos míticos de Hércules parecen una bagatela comparados a lo que tienen que hacer para salir adelante con éxito. Y no es que en principio sea tan complicado gestionar, con mayor o menor esfuerzo y tino, la organización y el destino de un club de fútbol. La dificultad extrema viene como resultado de la carga social y la repercusión de lo que hacen y lo que dicen quienes se encargan de esas cosas, de las consecuencias públicas y generales que se derivan de sus actos, sus trajines, de lo que se inhiben y lo que opinan porque todo eso forma parte del tinglado y sirve para animar o para desanimar a la masa social que luego es indispensable para el desarrollo del equipo. Al fin y al cabo los partidos no se juegan en la clandestinidad y, si no hay afición, si no hay gente para ir al campo, se viene abajo todo el artificio (aunque por supuesto los dineros que aportan los aficionados apenas cubran una parte menor de los presupuestos). Sin embargo, por un montón de razones que no vienen al caso, su presencia es indispensable para la supervivencia de los clubes. Por eso es tan importante tenerlos enganchados en el proyecto deportivo y social. De ahí que lo que hacen, lo que declaran, las decisiones que toman los directivos se conocen como si vivieran en una casa de cristal en la que todo se ve y todo se sabe. Los que dirigen un club de fútbol acaban siendo, lo quieran o no, unos líderes sociales que han de tener presente en cada uno de sus movimientos las consecuencias que producen en los aficionados todas y cada una de las cosas que dicen o hacen. Manifestar, por ejemplo, como han hecho, que hasta que comience


la liga no hay prisa en terminar de perfilar el equipo puede considerarse una señal de calma y prudencia pero se puede convertir también en una adormidera y una hibernación de las ilusiones deportivas de la afición. Y luego, cuando haga falta, a ver quién despierta a la gente. Además, con el calor que hace. 4 de Julio de 2005 149. Estamos a punto Lo interesante y decisivo de un eslogan es que enganche. No por supuesto de cualquier manera, (que ha habido veces en las que la popularidad del mensajero ha ocultado el material que trataba de vender) sino que sirva de vehículo eficaz del producto que se trata de hacer llegar a la gente, a los posibles interesados. Lo que no sea eso, es inútil y hasta un gasto improductivo. Para lanzar el próximo campeonato de liga y estimular a los aficionados, el Real Jaén ha elegido el eslogan “Estamos a Punto”, una expresión muy frecuente en nuestro lenguaje de cada día que tiene dos significaciones fundamentales. Una es estar listos, en estado de forma, con todos los preparativos acabados, como cuando pensamos empezar algo y decimos que ya todo está perfectamente organizado. La otra acepción hace referencia al tiempo, al momento adecuado y oportuno en el que algo debe producirse para que tenga resultados buenos, óptimos. Unidos estos dos significados, “estar a punto” viene a ser una situación fantástica, de ensueño, de padre y muy señor mío: dispuesto lo necesario y conveniente, empezamos ya, sin aguardos ni retrasos, que la impaciencia cuando todo está preparado y se retrasa suele producir ansiedad. ¿Quién no ha soñado alguna vez en tener listas las cosas de esta manera cuando manejamos algún proyecto a la vista: un negocio, un ligue, una comida especial o un viaje? ¿O simplemente una fiesta de cumpleaños? Desde este punto de vista, la frase está bien seleccionada, parece buena la elección y es razonable pensar que triunfe. Pero ya se sabe lo que pasa con los mensajes publicitarios: pueden poseer las mejores garantías de éxito y luego fracasar en su intento de llegar a la gente. Por supuesto que es imprescindible un buen tratamiento publicitario: si no se mima y se trabaja rigurosamente en su divulgación, el mejor mensaje puede resultar baldío e ineficaz. Pero después viene lo otro, que seduzca, que embelese, fascine y enamore. Y eso es ya otro cantar. Todo eslogan encierra un elemento irracional que está más allá de la voluntad de su creador. Aquí entramos ya en la magia, en el misterio. Y desde esta perspectiva, sólo vale desearle suerte y éxito. 11 de Julio de 2005 150. La nueva plantilla


Parece que el Real Jaén, para la próxima competición liguera, tiene prácticamente confeccionada la plantilla, formada por jugadores que llegan nuevos, después de que la mayoría de quienes estuvieron en años anteriores hayan abandonado el club. A lo que se ve, la entidad ha optado por las novedades, lo de borrón y cuenta nueva, renovarse o morir, y otras afirmaciones por el estilo. Cuando nos acerquemos a La Victoria, tendremos que poner en funcionamiento las neuronas para conocer y reconocer a nuestros jugadores y, después, poder advertir sus cualidades técnicas, deportivas y temperamentales, en el terreno profesional, por supuesto. Habrá que averiguar quién recibe menos tarjetas, quién arriesga más en su puesto, cómo se desenvuelve cada uno a la hora trabajar en equipo y otras muchas peculiaridades que sirven a los aficionados para tener esperanzas de juego y resultados, y como objeto de discusión y conversación. Esa es la decisión de la directiva, en lugar de mantener la estructura básica del equipo del año pasado. Una política de empresa que a más de uno probablemente le haya causado alguna preocupación futbolística. Porque en el fútbol, como en otras muchas actividades de la vida, circula como aconsejable la teoría de que no se puede estar siempre empezando de nuevo, que eso es una falta de sabiduría. Pero parece que lo que en el fondo ha pasado es que el club se ha visto en el menester de hacer de necesidad virtud. Por las declaraciones públicas de los responsables, la directiva no se ha inclinado por la renovación porque le convenciera más esa estrategia. Lo ha hecho porque no tenía otra salida económica. ¿Con qué resultado? Ejemplos para lo uno y para lo otro los hay a montones. El caso del Levante el año pasado ha sido citado una y mil veces como modelo significativo de cómo un equipo nuevo, al principio de la competición, funciona espléndidamente y, luego, una vez articulado, cae en picado, una experiencia que ha roto todas las teorías sobre la compenetración de los jugadores. Esperemos que ese sea el caso del Real Jaén y que, después de una renovación forzada por la carestía, explote en calidad. Pero para toda la temporada. Amén. 18 de Julio de 2005 151. La oveja negra Un amigo mío está plenamente convencido de que, para que algo triunfe de manera rotunda, un camino cierto y seguro es prohibirlo. Vetar la celebración de algún acontecimiento es el mejor camino para asegurarse un lleno. Es lo que suele pasar con la venta de un libro o un disco censurado: éxito total. Pues de acuerdo con esa teoría, que se prohíban los partidos de fútbol del Real Jaén y seguro que La Victoria se va a quedar pequeña. Probablemente sería más rentable


a los directivos en ese caso ocupar su tiempo en persuadir a alguna jerarquía para que promulgue una orden de suspensión que andar convenciendo a unos y a otros para que se hagan socios. Al fin y al cabo decía Azorín que en España el vocablo mandar ha sido siempre sinónimo de prohibir y por tanto estamos ya todos muy acostumbrados. Lo malo (porque todo tiene su lado negro) es que después de emitir la orden esa tal autoridad sin duda sería, cuando menos, lapidada. Y eso, naturalmente, no le gusta a nadie. Como recordarán algunos aficionados, esta historia ya ha ocurrido hace un par de años en la capital asturiana: cuando el Oviedo CF descendió, por deudas, a la Tercera División, el alcalde, enfrentado desde mucho tiempo antes con la directiva, decidió promover un club alternativo con los mismos colores y un nombre parecido, Oviedo ACF. Fue la señal de alarma. Y mientras la asistencia de público al equipo promocionado por el alcalde nunca pasó de unas docenas de personas, a los partidos del Oviedo CF, como nunca se había visto en esa categoría, cada domingo acudían miles de espectadores, normalmente más de veinte mil, y además con pancartas y en manifestación. Monterroso cuenta que en un lejano país existió una vez una Oveja negra que fue fusilada. Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque, y así cuando aparecían ovejas negras eran pasadas por las armas para que las futuras generaciones pudieran ejercitarse también en la escultura. Por eso la autoridad que firme la prohibición no tiene que preocuparse: pasado un tiempo razonable le levantarán una estatua, y eso será lo que se haga siempre que el club pase por dificultades. 25 de Julio de 2005 152. Predicar o dar trigo Todo el mundo conoce la falta de formalidad que acostumbran a tener muchos clubes de fútbol para cumplir con sus obligaciones monetarias, y que en bastantes ocasiones los jugadores se llevan la peor parte. La mayoría de éstos, en especial los que trabajan en los equipos más modestos y dependen en muchos casos del sueldo para cubrir las necesidades más básicas, con frecuencia tienen dificultades para cobrar su salario. Sin llegar al esperpento del chiste de Quino (no te pago el jornal, dice el dueño al único trabajador de la plantilla, porque de hacerlo daríamos en quiebra, tendríamos que cerrar la empresa y te quedarías en paro), no es oro todo lo que reluce detrás de la popularidad, la admiración y el liderazgo social que a un tiempo padecen y gozan los profesionales del fútbol. En esas condiciones la justicia social requería una salida a un problema laboral y humano tan lacerante y así se estableció el procedimiento de denuncia por impago, con efectos disciplinarios para los clubes. El año pasado el Real Jaén no


sufrió esta circunstancia pero ahora no ha ocurrido lo mismo y un grupo de jugadores lo ha denunciado. Están en su derecho. La legislación se lo permite y ellos han optado por utilizarla. Pero las relaciones laborales, que sin duda son muy complejas y complicadas, forman parte del espacio de relaciones sociales y en ellas siempre hay que tener presente a la persona. Es en este terreno en el que a algunos aficionados les ha extrañado ver entre los denunciantes a determinados profesionales que predicaban las excelencias del club por los cuatro costados y se suponía confiarían en la directiva, que da la imagen de que, aún a veces con retraso, cumple lo que pacta. Un contraste por cierto con la actitud de otros jugadores que pasaron por el club, y de los que por su elegancia citaremos a Guede (muchos aficionados lo recordarán de hace un par de años) que puede ser un buen ejemplo. (Ésta es la relación de jugadores que han denunciado al club ante la AFE, publicada por Diario Jaén: Vacas, Raúl Rodríguez, Emilio Muñoz, Luís Márquez, Dani Marcos, Pedro Illanes, Diego Herrera, Nandi, De Navas, Sergio Cruz, Mikel Costanilla, Torres, Oscar Ventaja, Cidoncha). 1 de Agosto de 2005

El jugador Guede (a la derecha), que perteneció a la plantilla del Real Jaén en la temporada 2002-2003, había dejado ejemplo de elegancia aceptando la palabra de la directiva como único aval de la deuda que mantenía con el futbolista. Foto: Diario Jaén

153. Viaje a Austria


El escritor humorista Wenceslao Fernández Flores decía de los ricos (estamos hablando de los años treinta del siglo pasado) que una vez en la vida marchaban a París. Y describía de esta manera el acontecimiento tal como lo contaban los que hoy llamamos medios de comunicación: Los periódicos anunciaban durante un mes: “Se dice que un acaudalado convecino proyecta realizar un viaje a París; acogemos la noticia con reservas”. Después aclaraban: “Parece confirmarse...”. Más tarde informaban: “Entre la buena sociedad se habla mucho estos días del viaje que en breve emprenderá a París el opulento convecino don N. N.” Y al fin aseguraban: “Salió ayer hacia París...”. Casi como el Real Jaén, con la única diferencia de que estamos a principios del siglo XXI. Hace tiempo las habladurías y las murmuraciones comenzaron a propagar entre los aficionados la confidencia de que el equipo iba a hacer la pretemporada en Europa, concretamente en Austria. Luego los rumores se apresuraron a confirmarlo y así ha sido. Nada más y nada menos que en el corazón de la Europa de toda la vida. Como los grandes, como los poderosos, como los máximos y los distinguidos y principales. Como lo hacen los ricos, que ya sabemos que no son los que tienen más dinero sino más trampas porque su crédito es mayor. Pues esto está muy bien. Hay que aplaudir la iniciativa. ¡Faltaría más! Manifiesta tener clase y señorío. Al fin y al cabo, señala Richard Conniff en un libro la mar de simpático en el que se pregunta si los ricos forman nada más y nada menos que una especie diferente. Rico desde luego deriva de la misma raíz que produjo la palabra celta rix, la latina rex y la sánscrita rajá, que significan rey. Que es aproximadamente lo que decía Cervantes, que más vale el buen nombre que las muchas riquezas. Y a lo mejor, sin buscarlo expresamente, eso es lo que ha ido a hacer el Real Jaén a Austria, a salir de lo cutre y lo atrasado y a sentir unos horizontes más lejanos. Pues, muy bien. Ha sido una buena idea y buen propósito. Tanto como contarlo en el himno no parece necesario. Pero sí que sería bueno que todo el mundo lo sepa, que para eso se ha ido. Buen viaje. 8 de Agosto de 2005. 154. Cómo hacer socios Tantas veces se ha dicho que el fútbol es a fin cuentas una emoción, un calor, un sentimiento, que repetirlo una vez más resulta casi una tontería. Pero el caso es que, aunque sea un tópico, resulta ser verdad y hay que estar diciéndolo cada rato para poder entender muchas de las cosas que pasan en ese mundo tan especial. Hay tópicos que ¡vaya usted a saber si hay que creerlos o no! pero otros, por más que se recalquen, responden sin duda a una realidad manifiesta. Esto


último es lo que pasa con el fútbol: todo el mundo reconoce que su componente social más importante es la pasión, el acaloramiento. El fútbol es una de las energías colectivas emocionantes más poderosas de nuestro tiempo. ¿Por qué se hace uno normalmente del Barcelona y no del Real Madrid o viceversa? ¿Acaso por un razonamiento preciso y complejo en el que, partiendo de unas premisas, llega a una conclusión científica? ¿Por qué seguimos al Real Jaén si no es por una percepción de cercanía y de proximidad, como el desarrollo de algo que nos pertenece como miembros de una comunidad de la que formamos parte? Ese estado de ánimo podrá ser de mayor o menor intensidad, nos podremos tomar más o menos en serio el asunto del fútbol, podrá ser incluso una distracción superficial pero siempre el camino natural para acercarse a lo que es más una práctica social que un puro deporte no es el razonamiento frío y duro sino los afectos y el entusiasmo. Por eso, salvo para los incondicionales que siempre irán pase lo que pase, si es que se quiere aumentar la comunidad de aficionados, simpatizantes y socios, todo lo que no sea estimular el fervor y la fiebre es perder el tiempo. Y el camino para llegar a esa meta es, como dicen los manuales, un punto de desvarío, de disparate y, desde luego, de herejía. Séneca recuerda que ningún gran genio se dio sin que tuviese al menos un punto de irracionalidad. Aquí va uno: -¿Y tantas margaritas necesitas deshojar, se preguntaba Vica en una viñeta de Diario Jaén, para decidirte a hacerte socio del Real Jaén? -¡Si es que siempre me sale que sí! Pues eso, a llenar todo el espacio público de margaritas, pero de esas que invariablemente aconsejan hacerse socio. 15 de Agosto de 2005. 155. La precampaña Los dirigentes de cualquier asociación saben que para atraer parroquianos y entusiasmar a los tibios, los indecisos o los vacilantes, el único sistema es hacer atractivo una empresa o un proyecto. Y que para ello deben aprovechar todas las oportunidades que les brindan el mercado o los acontecimientos que les salen al paso. Una circunstancia en el caso el fútbol que precisamente ocurre con los llamados partidos de pretemporada. El asunto está en que nadie se despega del discurso trillado y repetido hasta la saciedad de que estos encuentros tienen la finalidad de preparar el equipo para las competiciones oficiales, para cuando las cosas empiecen en serio. Pero esto es un lugar común, una cantinela que nadie analiza y que en el fondo apenas es verdadera. En todo caso sólo lo es a medias. Quien no perciba esto, está pensando de una manera muy simplista y elemental. Estos partidos no son una forma sin más de entrenamiento de los jugadores, sino un acto público, no gratuito, que la prensa publicita y por tanto genera


resonancias sociales, entre las que son muy importantes el aumento o la disminución del colesterol deportivo de los aficionados y de la sociedad en general. Imaginemos un titular como éste (por otra parte, como es lógico, casi imposible): el Real Jaén ha vencido en todos los partidos de pretemporada. ¿Cabría mejor y más eficaz mecanismo para caldear el ambiente y estimular el aumento de aficionados y abonados? Por el contrario, una pretemporada desastrosa en resultados en el peor ataque al entusiasmo colectivo. Además, ¿cómo se puede animar a una afición con un solo partido ante el público natural y en la que el equipo se convierte en una noticia de lejanía? Eso no significa que no se puedan planificar partidos fuera de casa pero ¿alguien pretende entusiasmar a los aficionados desde Málaga o desde Austria? Lo que es un valor social, económico y societario no puede perderse en la nada porque supone renunciar a una campaña de publicidad de eficacia indiscutible, y abandonar de una manera desmañada unas oportunidades tan inmediatas que, además de calmar la ansiedad de los aficionados vehementes, pueden modificar el sentido anímico de la masa social. 22 de Agosto de 2005


TEMPORADA 2005-2006

Presentación del equipo para la temporada 2005-2006. Foto: Diario Jaén

156. Sandías y melones


Saber, cuando se compra algo, si va a ser provechoso es en muchos casos complicado. Y si esta duda aparece cuando se trata de objetos materiales, la dificultad de hacer una predicción sobre el comportamiento humano es mucho más compleja y peliaguda. Todas las personas estamos dotadas, en la mayoría de las cosas que hacemos en la vida, de capacidades cuya eficacia nos resulta desconocida y que lo mismo pueden dar resultados ventajosos que acabar siendo un desastre. Que se lo digan si no a quienes alguna vez concibieron grandes expectativas y luego la realidad puso las cosas en un sitio no amable. Habrá que ser por tanto prudentes a la hora de hacer vaticinios y conjeturas sobre el nuevo equipo del Real Jaén y esperar un poco a ver cómo trascurren las cosas. Pero la verdad es que el azar (y no sabemos si también la fortuna, pero podemos esperarlo) ha hecho que los tres primeros partidos de la presente competición sean una especie de test bastante significativo, en especial para los impacientes, para conocer las posibilidades que ofrece esta nueva competición. Y ayer fue, en Sevilla, la primera oportunidad en la que se pudieron ver algunas cosas de interés para el futuro del negocio. Pero aun habrá que esperar. Lo que sí se puede adelantar es que pintaron buenos sabores, que el equipo hizo cosas muy interesantes, y que el resultado es sin duda engañoso y no fue la consecuencia de lo que se llama en el argot futbolero el autobús. El empate sin duda se ganó y así lo percibieron, al menos, un grupo de aficionados jiennenses acostumbrados a seguir al equipo. El problema es, como siempre, si, visto lo visto, se debió arriesgar un poco más, algo evidente para un espectador neutral. Pero de esta manera han empezado las cosas y todavía apenas hemos probado la tarta. Como cuando se compra un melón o una sandía. Hacer la cala es un procedimiento eficaz y seguro para conocer las cualidades del producto. Y, aunque de pronósticos futbolísticos poca gente sabe y sólo en contadas ocasiones se acierta, esperemos que los tres primeros partidos, que van a ser una especie de cala deportiva para conocer nuestras posibilidades, nos den buenas alegrías. 29 de Agosto de 2005

Sevilla B 0. Real Jaén 0

157. Dos urgencias y un sueño Ayer se enfrentaron en La Victoria dos equipos de alta entidad en la categoría, que pusieron sobre el terreno de juego, además de los puntos, una misma ambición. Aunque con matices diferenciadores, Córdoba y Real Jaén sostienen urgencias similares pero un mismo e idéntico sueño. Por razón de los últimos acontecimientos que le han sucedido, como es el reciente descenso de categoría; por su nivel económico y presupuestario (piénsese que en el Córdoba


hay algún jugador cuya ficha es equivalente a la de todo el equipo del Real Jaén); y por el número de seguidores (casi diez veces más que en Jaén) las urgencias del Córdoba son más ostensibles, mas relevantes y hasta más ensordecedoras, y así lo constatan todos los medios de comunicación locales que consideran al unísono que en esas condiciones todo lo que no sea regresar este año a la Segunda División será un fracaso total. En el Real Jaén, por el contrario, las urgencias se están viviendo de otra manera. No es que no sean ansiosamente esperadas pero hay otra visión de las cosas: es algo más interiorizado, como más sereno, estoico. La experiencia de estos últimos años en Segunda B ha enseñado que las cosas en esta división son más complicadas de lo que a primera vista pudiera parecer, que no es tan sencillo ir avasallando por ahí como si los demás no jugaran o no tuvieran la experiencia suficiente. E incluso que, siendo los mejores, tampoco ello asegura el ascenso ya que al final todo se juega en un par de eliminatorias en las que cualquier error o mala suerte puede dar al traste con todas las expectativas; en el Real Jaén, que el viernes hizo una ofrenda floral a la Virgen de la Capilla, sabemos que el presupuesto es casi el imprescindible para no cerrar la casa; y desde luego el número de aficionados que acuden a La Victoria es demasiado escaso. El sueño, sin embargo, de ambas entidades es el mismo: el ascenso a la categoría superior. Y aunque la cantante cordobesa Vega, que actuó para Jiennenses ilustres que organiza Diario JAÉN, aseguraba en Diario Córdoba que los sueños no son para cumplirlos sino para soñarlos, una amiga mía, cordobesista, piensa que los sueños son realidad, que tienen un poder anticipatorio, y así la crean y la condicionan. Ojalá se cumpla. 5 de Septiembre de 2005

Real Jaén, 0; Córdoba, 0

158. Los pecados colectivos Que de una u otra manera el Betis y el Sevilla andan a la greña ya ni siquiera es noticia. Y tampoco lo es que la convivencia entre ambos clubes de fútbol fluctúa, como las de cualquier pareja de referencia (se puede recordar lo de mi dulce enemiga que decían los poetas medievales refiriéndose a su amada), entre períodos más belicosos y otros más pacíficos en los que hasta se acaban besando. Ahora las relaciones pasan por un momento tan delicado que hasta un jugador brasileño que pertenece a la plantilla del Betis ha asegurado que en el partido del centenario que el Sevilla jugó con un combinado de su país los jugadores sevillanos, consciente y expresamente, trataron de lesionarlo. Gravísima acusación que tiene sentido dentro del marco de violencia que -por lo que se percibe- de manera más o menos solapada soporta el fútbol, no tanto entre los profesionales cuanto, sobre todo, en los grupos sociales que viven en su


entorno. Aseguran sin embargo algunos expertos que cuando se producen, digamos, acontecimientos desgraciados, éstos no provienen de los aficionados sino de pandillas en sí mismas fanáticas que se aproximan al fútbol para buscar una excusa que les de sentido a sus agresiones. Y puede que sea verdad. Pero lo que no reconocen estos sabios es que, si ello es así, obedece a que estas bandas encuentran en el fútbol un clima propicio que les facilita sus malandanzas y fechorías. Un clima que, como en el caso de los pecados colectivos, parece que nadie crea, que no tiene responsables. Y no es así del todo. Ya se sabe que el fútbol es contienda y disputa pero deportiva y por tanto nada real, simulada, imaginativa, que no modifica la vida ni el mundo. Pero hay demasiados insensatos que juegan con fuego por acción o por omisión, por lo que la responsabilidad colectiva no es tan clara. Muchos dirigentes circulan por ahí creando de manera necia fuegos y beligerancia. De la misma manera que hay directivos, por cierto tan cercanos como los nuestros, que, sin dejar de lado ese carácter de competición, saben y practican el respeto, la camaradería y el buen humor. Porque a fin de cuentas el fútbol no es, salvo para los profesionales, sino un pasatiempo. 12 de Septiembre de 2005

Linares, 2; Real Jaén, 1.

159. Los dos equipos Para confeccionar el equipo que debe salir al terreno de juego, en el Real Jaén, como en todos los demás clubes del mundo, siempre hay dos proyectos diferentes y hasta contradictorios entre sí. Uno, el de los aficionados; otro, el del entrenador y el conjunto de técnicos. El que elaboran los seguidores está compuesto exclusivamente de delanteros; el que perfilan los expertos tiene bastantes defensas, siempre demasiados a juicio de la otra parte. Los primeros, los espectadores, los que asisten a los partidos, llevados y dirigidos por el sentimiento, el entusiasmo y la emoción, alinearían delanteros, sólo y siempre delanteros para que hicieran muchos goles y los partidos fuesen una fuente de goce, alegría, deleite y felicidad. Muchos goles, porque eso es a fin de cuentas el objetivo y el propósito del fútbol. Los expertos, a su vez, bajo el imperio de la razón técnica, por lo general tienden a ser comedidos, a mirar la táctica con prudencia, y normalmente apenas los alinean, uno o dos a lo más. Los entrenadores están movidos por el cálculo y el raciocinio, mientras que a los socios y simpatizantes les empujan la pasión y la efervescencia. Y el problema es que, al no poder jugar los dos, hay que optar por uno de ellos. En el fondo, como ocurre en tantas cosas de la vida misma, lo que pasa es que se reproduce una y otra vez el debate sobre si la mejor defensa es un buen ataque o, por el contrario,


el mejor ataque es una buena defensa; si hay que ser por encima de todo más precavidos que arriesgados o, por el contrario, más resueltos que prudentes. Es un asunto de cómo concebir y entender el mundo y sus avatares. Algunos recordarán que con la llegada de Blair y Clinton al poder en sus respectivos países, se planteó una alternativa política a la derecha y a la izquierda que se llamó tercera vía, como una especie de término medio que recogía la virtudes de ambas ideologías. Una posición que muchas veces han defendido los que median en cualquier conflicto. Pues una cosa así podríamos sugerir en la discusión sobre si todos defensas o todos delanteros: todos centrocampistas. Hasta el portero. Y conflicto resuelto. 19 de Septiembre de 2005

Real Jaén, 3; CD Alcalá, 0

José Jesús Aybar finalizó la temporada anterior e inició la 2005-2006 como entrenador del Real Jaén. Foto: Diario Jaén

160. Panaceite Desde luego que nadie podrá negar que los aficionados al fútbol sean una especie extraña, y hasta misteriosa en su comportamiento social. Su proceder es tan sorprendente que viene exigiendo que sesudos estudiosos ocupen su tiempo en mostrar cómo alguien es capaz de asistir voluntariamente a una actividad en la que puede encontrar un sufrimiento notable. Porque lo normal es que el público acuda a un espectáculo a solazarse y a disfrutar y no a cargarse de sufrimiento y llevarse a casa el malhumor en el alma. Pero así son las cosas y ese es el meollo, quizá morboso, de los seguidores del fútbol. Hablando de esto el otro día, unos


integrantes de Panaceite (ese grupo musical tan conocido y querido de todos, que se mueve como pez en el agua investigando la tradición y las costumbres, y tratando de recordarnos los modos y maneras con los que habla desde antaño la gente de nuestra tierra) repasaban los ya muy antiguos niveles de expresión y desmoralización que llegan a alcanzar los seguidores tenaces del Real Jaén cuando las cosas venían torcidas o muy perdidas. De menor a mayor son éstos: 1. no han hecho ná; 2. ya no bajo más al campo; 3. voy a rajar el carné. Y puestos a describir con una imagen tan sonora como real el abuso del equipo contrario sobre nuestro equipo, una frase acostumbrada que describe la situación a veces es ésta: “el nueve de ellos se ha fumado un celta encima de nuestra defensa”. ¡Lo que es la desesperación de los aficionados! Pero estos comentarios parecían una premonición de gozo y alegría porque todos los contertulios estaban de acuerdo en que la mayor satisfacción de un aficionado es poder soltarle estas imprecaciones al equipo contrario (con todo el respeto, naturalmente) y esperar la ocasión propicia para cantarla con delectación y júbilo al término de un partido, por ejemplo ante el Conquense. Y así ha sucedido. Ayer, en el segundo tiempo, los delanteros del Real Jaén se fumaron varios cartones en los defensas conquenses y hasta hicieron cachas (otra manera plástica de expresión jaenera) en la ciudad encantada. Ahora sólo falta que aumente el coro de los mil doscientos socios para que las voces suenen mejor. 26 de Septiembre de 2005

Conquense, 2; Real Jaén, 3.

161. Los mil doscientos Parece claro que poca gente ve un partido de fútbol como si fuese un simple goce estético o bello, una demostración de hermosura y gracia y sin implicarse en ninguno de los dos equipos. Salvo casos excepcionales de equipos muy famosos de los que se dice que hacen un fútbol extraordinario, es muy raro que alguna persona se ponga delante del televisor o acuda a un estadio sin ponerle una guinda de emoción por alguno de los que compiten en el terreno de juego. El fútbol, quiérase o no, es una forma de implicarse en lo que tenemos delante y de vivir esa realidad, provisional o no, de manera intensa y vital. Por eso la importancia de lo que viven quienes asisten al espectáculo y las consecuencias del juego, del resultado en definitiva. Y también de ahí el humor que a uno se le queda, las diversas y variadas caras que, después de haber visto un partido, se le ponen en función de cómo han ido las cosas, de si a su equipo (porque siempre tiene que haber lo que se dice: mi equipo) le ha sonreído o no el destino, de si el juego ha transcurrido con desgana y displicencia o, por el contrario, se ha vivido con euforia y una pizca de riesgo. La cara que se le pone a los espectadores en


función de lo que ha pasado en el partido sirve además como acicate o disgusto para asistir los domingos siguientes al campo. Y en esas estamos los mil doscientos socios que, según datos de la directiva, nos hemos comprometido a acudir a La Victoria, en cierto modo pase lo que pase, todos los domingos en que el Real Jaén juegue en casa. Como el gesto que se nos fue poniendo ayer a medida que avanzaba el partido y no había manera de superar un gol en contra hasta que la fortuna y, por supuesto, el empeño por supuesto (dejemos a un lado los errores), nos regalaron la estrella a la vuelta de dos jugadas. Se preguntaba no hace mucho un periódico francés, Le Monde, si el regreso de Zidane a la selección nacional sería capaz de levantar el ánimo general de los franceses en una especie de renacimiento de los fervores ya vividos en momentos gloriosos del fútbol de ese país. Los mil doscientos socios esperamos que, a la vista de cómo vienen los acontecimientos, se eleven lo fervores, mejoren los semblantes y en lo sucesivo seamos muchos más. Hay razones para ello. 3 de Octubre de 2005.

Real Jaén, 2; Díter Zafra, 1.

162. Los dineros Muy otro sería el fútbol que tenemos, si únicamente se financiara con los desembolsos y el apoyo económico que aportan los aficionados y los seguidores de cualquier clase y condición. No quiere decir eso desde luego que en otras condiciones no existiese, pero en ese caso estaríamos hablando de algo muy ajeno a este fenómeno colectivo tan representativo de nuestra civilización. Todo ciudadano que se haya parado un momento a analizar el mundo de los dineros de los clubes, sabe que la cuantía de los ingresos con los que contribuyen los espectadores es sólo una mínima parte de lo que necesita cualquiera entidad para sobrevivir económicamente. A veces, han contado los directivos de la geografía española, hay partidos de fútbol en los que los ingresos por taquilla no son suficientes ni siquiera para cubrir los gastos mínimos que origina un partido de fútbol. Por eso, tal como se han puesto las cosas, las estructuras futbolísticas necesitan, y cada vez más, de mecenas que, como hizo aquel romano con los poetas de su tiempo, resuelvan los problemas económicos. Lo que pasa es que esta situación arrastra naturalmente significativas ventajas e inconveniencias. Porque, cuando alguien pone dinero, sea cual sea la cantidad, lo inmediato es preguntarse con qué beneficio espera contar. Por supuesto que recompensas a lo invertido las hay de muchas clases y condición, y bastantes de ellas, tal vez la mayoría, son legítimas y hasta plausibles. Pero por ahora quizá lo mejor es olvidarse de esas cuestiones y simplemente reconocer que se han resuelto de momento los problemas económicos del Real Jaén. Y esperar que la nueva coyuntura tenga éxito social, y aumente la comunicación sensible y emocional


entre el club y la sociedad a la que está dirigida. Tanta importancia en nuestro esquema mental ha adquirido el fútbol que, vista la expresión y el estado anímico del aficionado cuando su equipo mete un gol, Vicente Verdú sugiere que se ha convertido en un atajo democrático hacia la felicidad. Pero financiado por quienes tienen dinero. Es lo que hay. Y ésta es, como diría algún filósofo por ahí, la contradicción constituyente del fútbol. Pero, mientras las cosas sigan así, que dure. 10 de Octubre de 2005.

Extremadura, 0; Real Jaén, 0.

Juan Miguel Hitos se hizo cargo de la mayoría de las acciones del club en Octubre de 2005. Aunque luego las cosas nos marcharon como se preveía, entusiasmó a la afición con la promesa de llevar al Real Jaén a la primera división en cinco años. Foto: Diario Jaén

163. El principio de la compensación Salvo los optimistas recalcitrantes (que siempre es bueno que los haya, por el colorido que le dan a la vida, y el salero y la chispa que brindan), la mayoría de la gente parece estar convencida de lo que se llama el principio de la compensación. Bien es verdad que los libros de ciencia no lo reconocen como tal ni lo incluyen entre sus postulados pero no por eso deja de ser una referencia vital para casi todo el mundo, que en muchas situaciones se pone en guardia a la espera de que se cumpla. Y es que esta teoría asegura que en la vida no se puede tener todo, que es imposible disfrutar a la vez del dinero, la fama, el amor y la salud, y que, cuando nos llega una gran satisfacción, siempre hay que estar dispuestos a esperar, como contrapartida, alguna desgracia o algún disgusto: que no puede haber alegría sin tristeza, ni felicidad sin congoja o desconsuelo. Y esta teoría universal de la vida, como no podía ser de otra manera, también ha tenido su repercusión en el Real Jaén: era inevitable que, después de las últimas e


intensas satisfacciones, nos aconteciera alguna malaventura o adversidad. Y así ha ocurrido en el partido jugado ayer en La Victoria con el Águilas, un equipo que, aunque ha ascendido este año a la Segunda División B, tiene pretensiones de subir en el escalafón de los buenos. Bien es verdad que ha sido una desgracia menor, algo liviana, y estamos seguros de que de escaso alcance. Al fin y al cabo perder puntos a estas alturas del campeonato, aunque disguste y fastidie, no es especialmente grave. Lo molesto es que, con la racha que habíamos cogido, todos teníamos la ilusión de entrar, por fin después de varios años, en la lista de los cuatro primeros, los elegidos. Y esta derrota nos aleja más de lo deseable. Parece como si un muro, difícilmente franqueable, se interpusiera entre el Real Jaén y los puestos de la liguilla de ascenso. Precisamente cuando estamos a punto, aparece el maleficio. Pero de momento no hay que preocuparse en exceso viendo con perspectiva los últimos acontecimientos del club y también del equipo. Al fin y al cabo, como ya decía un importante poeta latino, Horacio, en una de sus odas, nada existe que sea completamente feliz. 17 de Octubre de 2005.

Real Jaén, 1; Águilas, 1.

164. Una nueva armonía Ya sabemos que los números son una fuente de credibilidad de mucho prestigio en cualquier discusión que se precie. Los números son los números y ante esa evidencia poco hay que decir. Éste es el argumento más contundente que utiliza el presidente del Real Jaén, en una larga e interesante entrevista con José Eugenio de Lara que publicó este Diario hace unos días, cuando plantea con toda claridad lo que importa de este nuevo mecenas, Juan Miguel Hitos. Directiva. A su juicio lo que incumbe a la junta directiva y, por supuesto a los aficionados, es que Hitos, como él le llama, cumple y paga lo que dice que va a pagar, lo hace cuando asegura que lo va a hacer y llega en el momento preciso en el que hace falta. Comentarios hay por ahí, sin que esté confirmada oficialmente la cifra, de que hasta ahora ha aportado al club hasta seiscientos mil euros, una cantidad que justifica el nivel de prestación que hace este jiennense y sobre todo la credibilidad que trae consigo. Así son las cosas, dice el presidente. La verdad es que, una vez que el actual equipo directivo había puesto mucho de sensibilidad, rigor y sentido común en la organización y la economía del Real Jaén, este paisano, desconocido para la mayoría de jiennenses, ha sido un maná futbolístico. Pero esto, además de ser una muy buena noticia, ha provocado lógicamente en el club un equilibrio de poder inédito, una nueva situación interna, que exige mucha cautela. En el flamante marco de decisiones y de gestión, que indirectamente se ha creado en la casa, es imprescindible inventar


una nueva armonía, un organigrama funcional que responda al naciente horizonte y en el que estén muy claras las competencias de cada uno, incluyendo a los responsables societarios y a los trabajadores que componen la entidad. Clubes hay por ahí con una buena cartera de fondos pero que no acaban de solucionar la jaula de grillos en que se han convertido, con lo que los dineros no les sirven de nada. Y no se crea que una buena racha de resultados permita dejar a un lado estos asuntos porque esto sólo sería a corto plazo. En este momento tan interesante y esperanzador del club es imprescindible que todos sus estamentos sepan muy bien tanto lo que tienen que hacer como lo que deben evitar. 24 de octubre de 2006.

Almansa, 2; Real Jaén, 1.

165. Una purga de salvación Andábamos ya la gente del fútbol de esta ciudad, o sea los aficionados y seguidores del Real Jaén, poco menos que flagelándonos en las conversaciones y utilizando las disciplinas que, según la historia de sus hazañas, ocupaban el tiempo y los afanes de don Quijote en Sierra Morena, cuando lo que nos parecía un leve resbalón, que nos iba alejando cada vez más de los cuatro puestos relevantes en la clasificación, se ha transformado de pronto en un tropezón completo y total. Desmoronamiento Porque lo de ayer ni ha sido un traspié. Tampoco una pifia, sino un desmoronamiento total y completo. No sólo por el resultado del partido sino sobre todo por la forma y los modos con que se produjo. Nada funcionó en el partido ante el Écija: ni el terreno de juego, ni los planteamientos técnicos, ni desde luego la comunicación entre los diversos colectivos presentes en el espectáculo. Un siniestro perfecto y acabado que, si no fuera porque el fútbol es a fin de cuentas, salvo para los profesionales, un juego, quitaría las ganas de broma. Ventajas Pero a veces, cuenta Augusto Monterroso, el bien se oculta detrás del mal como cuando pierdes un avión y luego se cae y no queda vivo nadie. Y lo inteligente es descubrirlo para nuestro beneficio: dejar a un lado la pesadumbre y el desconsuelo; serenarse; aprovechar esta situación límite (que es aquella que hace parecer que es el fin de mundo) y transformarla en lo que familiarmente se llama una crisis de crecimiento. Dejarse de frases retóricas y plantearse de una vez con claridad dos cosas. La primera, qué somos, dónde estamos y a qué podemos aspirar de verdad. La segunda, si el origen de la catástrofe futbolística de ayer viene de una escasa


calidad técnica de los jugadores, de una mala política de los técnicos o de ambas causas a la vez. Es la única medida terapéutica útil del disgusto de ayer. Lo sensato es tomarlo así, como una purga, como una receta de purificación. Pero que nadie crea ésta es la de Benito. 31 de Octubre de 2005.

Real Jaén, 0; Écija, 4.

166. Una hecatombe Las cosas se habían complicado últimamente y de manera grave para el Real Jaén. De estar a tiro de entrar en los puestos de promoción de ascenso, en dos jornadas, como si todo hubiese sido un castillo de naipes o un sueño primaveral, quedó a tres puntos del descenso y, lo que es peor, de pronto, como hacía tiempo no se conocía por estos andurriales, se generalizó una sensación de derrumbe total. Y no sólo por los resultados sino porque precisamente, al hilo del estropicio deportivo, parecía como si fuera verdad aquello que se dice de las malas rachas, que son como un zarandeo del destino. El caso es que cuando los goles no se dan sino que se reciben, se tiene la impresión de que todo lo que se hace, lo que se habla, se planifica o se propone lleva directamente el mal fario y ayuda a torcer aun más las cosas. Andarse con tiento. Por eso en esas condiciones la única forma de evitar que el infortunio siga aumentando es andarse con mucho cuidado y tiento, con una exquisita cautela (aunque, para los supersticiosos, algún conjuro de eficacia contrastada nunca viene mal y por si acaso),. Y, antes de tomar decisiones, averiguar si estamos ante un desastre natural porque las cosas son así y esto es lo que hay; si, por el contrario, en un ruina provocada porque no se sabe manejar la situación; o puede que en un simple charco del camino, por muy grande que parezca. Pero seguimos en las mismas, que es lo malo. Y los aficionados de Jaén que se llegaron hasta Villanueva de Córdoba se volvieron a casa con una tristeza metafísica, es decir, tomándose las cosas con filosofía, como aceptando que qué le vamos a hacer. No olvidemos sin embargo que una hecatombe era un sacrificio de cien víctimas, normalmente bueyes, que los antiguos hacían a sus dioses con la esperanza de que aplacasen su ira y su enfado con los mortales. Pues algo así habrá que hacer a la Fortuna a ver si empieza a tratarnos de otra manera. 7 de Noviembre de 2005. 167. Un tentempié

Villanueva de Córdoba, 3; Real Jaén, 2.


Mientras el Linares anda entre los primeros del aula y es un equipo sólido (de lo que nos alegramos todos los giennenses), el Real Jaén se mueve como clase media, cada día más baja, y con el agravante de que está por esos lugares de la clasificación después de haber suscitado expectativas más halagüeñas en las primeras jornadas de la liga. El cambio de imagen y de sitio se ha producido de manera continuada y progresiva en los últimos partidos, en los que ha dado la sensación de que el equipo es como una casa en ruinas a la que se le van cayendo poco a poco sus estructuras: un día, las puertas; otro, el tejado... Pronósticos. Algunos aficionados (sobre todo los que han tenido la oportunidad de ver casi todos los partidos tanto de dentro como de fuera de casa) ya venían fijando la atención en cómo se habían producido algunos de los primeros resultados y sentían temor de que la racha de los triunfos por los pelos pudiera quebrarse en cualquier momento. "Predecir es muy difícil, sobre todo el futuro", aseguran que decía el gran físico Niels Bohr, en frase feliz que todo el mundo le atribuye. Hacerlo a toro pasado es un deporte al que casi todo el mundo se apunta. Pero la verdad es que hay errores que incomprensiblemente se han venido repitiendo de manera permanente en casi todos los partidos. Algo es algo. ¿Algo se ha arreglado ayer? Aunque sólo haya sido un aperitivo o un tentempié, podemos transformar lo negro en blanco y decir que es un paso positivo el haber pasado de una serie de graves derrotas a un empate, por mezquino y menesteroso que parezca. En la situación de penuria absoluta en que está el equipo, algo es algo. Y aunque sus consecuencias contables apenas cambian las cosas, por lo menos es como aquellos ponches antiguos que levantaban el alma del que lo tomaba. O como el bálsamo de Fierabrás: que mientras que a los estómagos delicados y comedidos, como el de don Quijote, le curaba sus males, a Sancho, que comía ajo y cebolla, lo dejaba para el arrastre. Y nos permite dejar para otro día, si las cosas aun empeoran más, el anuncio del cataclismo universal. 13 Noviembre de 2005.

Real Jaén, 0; Ceuta, 0.

168. Tranquilidad Después del partido de ayer y el nuevo empate a cero del Real Jaén, (algo que casi se está convirtiendo en costumbre) esta vez en su propio campo, hay que mantener la calma y el sosiego. No ha llegado el fin del mundo ni se ha parado La Tierra. Tampoco ha ocurrido ningún cataclismo, el Apocalipsis no ha empezado y el suelo ni ha temblado ni se ha partido. Tranquilidad. Simplemente el equipo, un colectivo profesional que juega al fútbol, ha dado un nuevo paso


hacia atrás en su disputa deportiva y nada más: el Real Jaén sólo ha conseguido un escuálido punto. Pero ni ha llegado un nuevo tsunami ni ha arrasado la tierra un meteorito como aquel que acabó con los dinosaurios hace 65 millones de años. Por tanto calma, placidez y bonanza. Tranquilidad. Alarmismo. Bromas aparte, no es ninguna tontería rebajar todo el alarmismo que generan estas situaciones porque, casi sin darnos cuenta, los aconteceres deportivos nos provocan disgustos y desánimos de alcance mayor que lo razonable. Un desastre del equipo nos arrastra casi de forma automática a un ambiente de desagrado que acabamos pagando con los amigos, la familia o nosotros mismos. Y no tiene sentido esta angustia por algo que no es (como tantas veces hay que insistir, salvo para los profesionales) sino un juego, un deporte. Y no se pone en juego, nunca mejor dicho, ningún valor trascendente. Por contentarnos de alguna manera, digamos que al Real Jaén no le están saliendo las cosas, tendremos que esperar tiempos mejores, y debemos olvidarnos de frases terroríficas como las de situación límite o cosas por el estilo, auque la afición ayer reaccionó con indignación tras el nuevo empate a cero en el estadio de La Victoria. Eso sí, habrá que cambiar la mentalidad y seguir al equipo desde el convencimiento de que seguro de que, después de la tempestad vendrá la calma, de la misma manera que tras el invierno llegan siempre la primavera y el verano. Como en aquel famoso viaje de la antigüedad, que narra la Odisea, Ulises acabó llegando a su casa de Ítaca a pesar de las trampas y los escollos que algunos dioses enemigos le habían tendido. Y sólo lamentar el infortunio inmerecido de una directiva y un presidente que, después de salvar al club del desguace y su desaparición, no han encontrado aún la felicidad deportiva. Que la tienen bien merecida. 21 de Noviembre de 2005.

Real Jaén, 0; Baza, 0

169. Encaje de bolillos Dice el afamado escritor uruguayo Eduardo Galeano que antes existía el entrenador pero nadie le prestaba atención; y que murió en el momento en que el juego dejó de ser un juego y alguien se creyó que el fútbol es una ciencia. Fue entonces cuando apareció el director técnico, señala el autor. Y aunque nosotros seguimos llamándole de la misma manera, entrenador, la verdad es que este trabajo de dirigir un equipo de fútbol se ha complicado hoy hasta la locura porque los dirigentes y la hinchada no sólo le exigimos la genialidad de Einstein y la sutileza de Freud, sino también la capacidad milagrera de la Virgen de Lourdes y el aguante de Gandhi, termina diciendo Galeano. Una complejidad extraordinaria y hasta muchas contradicciones internas.


Tareas y obligaciones. Un entrenador con funciones convencionales tiene cuando menos que hacer la selección de jugadores a la hora de fichar, naturalmente de acuerdo a las posibilidades económicas, organizativas, objetivos propuestos y nivel deportivo en el que se halla el club; además ha de cuidar de todos los aspectos humanos y técnicos, individuales y colectivos, de los profesionales; también, por supuesto, establecer y dirigir tanto la estrategia como la táctica, las pautas que deben seguir y a las que han de atenerse los jugadores en el ejercicio de la practica deportiva; y a ello hay que añadirle tareas (que algunos pueden creer complementarias pero que influyen de manera definitiva) como dar una determinada imagen pública del equipo o clarificar en lo posible los sentimientos de la afición, al menos evitando la impaciencia ilusa o el derrotismos aniquiladores. Y ya, puestos a adjudicarle tareas, Rodney Marsh aclara que todo lo que tiene que hacer un entrenador es tener felices a once jugadores. Los once reservas. Los once titulares son felices, dice, porque son titulares. Nuevo entrenador. Éstos muchos quehaceres tienen que remendar los entrenadores que pasan por los equipos (lo que nos exige cuando menos mucha comprensión y respeto) y ha de empezar a hilvanar y zurcir el nuevo entrenador que esta semana inició su trabajo en el Real Jaén, por cierto, con mala fortuna, tanto por la imagen que dio el equipo en Algeciras como por el resultado. Vamos, que hace falta mucho encaje de bolillos para coserlo todo y hacerlo bien. 28 de Noviembre de 2005.

Algeciras, 2; Real Jaén, 0.

José Aurelio Gay se hizo cargo de la dirección técnica del equipo como entrenador Foto: Diario Jaén

170. Menos mal


Pues menos mal que se ha roto la tortura y el tormento de malos resultados que el Real Jaén ha arrastrado en los últimos tiempos. Con el triunfo ayer ante el Talavera, un resultado que la estadística no facilitaba y que producía más de una duda consistente, el equipo ha puesto una pica en Flandes y, además, casi alcanza la otra orilla, la de los que se expresan con brillantez en las cosas que hacen. Porque el partido estuvo adobado con un juego que, desde el punto de vista de la estética y el disfrute del espectador, iba mejorando poco a poco, de manera que alguien que hubiese viajado a Algeciras el domingo anterior diría que este partido ha sido el revés, la otra cara, de lo ocurrido la semana pasada. El Real Jaén ha podido romper todos los maleficios que le tenían sumido en la tristeza y la desgracia, y hasta los aficionados nos quedamos con la miel en los labios y el lamento de que el resultado debía haber sido más generoso. Serán los expertos los que habrán de analizar lo sucedido para conocer las causas que han motivado la mejoría. La tendencia. Aparte del goce y la fiesta de haber ganado un partido y haberlo hecho en condiciones (algo que casi estaba olvidado), lo que ahora importa es que se confirme en próximas jornadas que, de momento y a pesar de todos los pesares, se han empezado a arreglar las cosas y pueda estar esperando a la vuelta de la esquina un futuro más provechoso. Por supuesto que con este triunfo no es que se haya cubierto el déficit o se haya extinguido el adeudo, que la trampa de puntos es bastante grande y hasta el momento la cuenta de resultados no es abundante, pero, como dicen los economistas cuando hablan de grandes indicadores, lo importante es que se modifique la tendencia, que es lo que habrá que confirmar. Esperanza En esto está la cuestión. Porque todas estas actividades colectivas se nutren sobre todo de la esperanza y la confianza, y abren horizontes a quienes disfrutan con ello. Pero todo debe hacerse con prudencia y sin exagerar, que ya dice el premio Nóbel Elías Canetti, que, cuando todo está lleno de victoria, no se puede respirar. Un problema por cierto que nosotros no hemos tenido últimamente: es más, que lo que estábamos deseando era ver si nos asfixiábamos un poco, algo que es muy bueno, aunque parezca una contradicción, para la salud general. 5 de Diciembre de 2006.

171. Tiempos de cambio

Real Jaén, 1; Talavera, 0.


Como si ya se hubiera adelantado el año nuevo en una especie de anticipo inesperado, el Real Jaén iniciaba la semana pasada un proceso, un moderno proyecto. Tanto en lo que se veía en el campo como en lo que se leía en la prensa y se escuchaba en la radio, se anunciaba que está poniéndose en marcha una transformación, posiblemente muy notable, de todas las estructuras de la entidad. En el terreno deportivo, independientemente de lo que algunos profetas han anunciado en cuanto a fichajes, los signos eran evidentes y claros ya que un nuevo equipo técnico dirigía desde el banquillo el trabajo de los jugadores. Pero también en el terreno empresarial se pronosticaban cambios y mudanzas a la vuelta de la esquina, con lo que entre unas cosas y otras nos podemos encontrar en cualquier momento que al Real Jaén le han cambiado, a excepción del color del equipamiento y algún otro detalle, todas sus entretelas. Vamos, que se está haciendo una especie de reconversión con la esperanza de mejorar los rendimientos y hacer más beneficiosas las inversiones, económicas y afectivas, que abonan la tierra en la que se desarrolla la entidad. Y, al parecer porque tampoco hay mucha información de todo el arreglo, en estas estamos (o están): mirando y observando por todos los rincones qué es lo que hay que dejar como está y, al mismo tiempo, lo que es imprescindible y conveniente reformar. Mientras tanto, la competición y los resultados, que es a fin de cuentas lo que verdad interesa para todo, siguen su camino erre que erre, semana tras semana, ajenos como es natural a todos estos tejemanejes y propósitos. Y es a ella a lo que hay que atender prioritariamente porque los goles son la norma definitiva del éxito o del fracaso. Así el domingo pasado el equipo no sólo ganó un partido después de mucho tiempo sin hacerlo sino que a los espectadores que acudieron a verlo les dejó un buen sabor de boca el entusiasmo y la belleza que los jugadores pusieron en el terreno de juego, hasta el punto de que alguien pensó que, si esto era el inicio de la nueva etapa, podíamos empezar a animar el ambiente. Pero ayer se frenó en seco en Badajoz este buen comienzo de etapa. Habrá que dar tiempo al tiempo, recordando aquello que dice Robert Graves en Yo Claudio, que lo importante es lo que se dice, no lo que se tarda en hacerlo. 12 de Diciembre de 2006.

Badajoz, 3; Real Jaén, 1

172. Tiempo de recreo Con el final del partido de ayer se paraliza la liga de fútbol un par de semanas, una práctica y usanza reciente que reconoce a los futbolistas los derechos sindicales propios de cualquier trabajador y, además, es coherente con el sistema de los clubes, que han dejado de ser asociaciones deportivas y han entrado en el juego empresarial. La existencia de este descanso navideño,


gestionado como convenio colectivo en el marco de la legislación laboral, es una muestra más del cambio cultural que se vive en el fútbol, en el que los jugadores son considerados unos técnicos que hoy defienden unos colores y mañana otros. Una mudanza parecida a la que también se ha producido en otros ámbitos del trabajo: frente a su imagen mística de transmisores de la cultura y los valores, los profesores pasaron a ser trabajadores de la enseñanza; y los médicos dejaron de ser magos para convertirse en profesionales. Este cambio sin embargo no ha roto ni ha eliminado las esencias patrias ni el lenguaje apasionado del espíritu de la tierra con que los seguidores siguen vibrando. Ni ha sido obstáculo para que en realidad unos empleados (en el mejor sentido de la palabra) puedan identificarse con unos colores, o los aficionados, a la hora de exigirles una entrega total, los consideren como de casa. En realidad otra de las más significativas contradicciones que encierra el fenómeno social llamado fútbol. Pero, volviendo al asunto de la interrupción de la liga, todo el mundo sabe, o al menos intuye, que en los colegios el tiempo de recreo, lejos de ser un período de descanso y solaz, es, por el contrario, un trecho especialmente trabajoso para los responsables del funcionamiento de la entidad. Y algo parecido les ocurre a los responsables del Real Jaén. Por como van las cosas, el inevitable desafío que tienen entre manos, aprovechando este tiempo de vacaciones, es ajustar los dos niveles en los que se desarrolla la actividad del club: la empresarial (que desde fuera se aprecia como desajustada, en transición, y sin diseño final estable) y la deportiva, (cuyas carencias están a la vista de todos). No vaya a ocurrir como aquello que dijo el entrenador escocés Tommy Docherty, hablando del Rotterdam, al que dirigía: prometí que lo sacaría de Segunda División y lo hice: bajamos a Tercera. 19 de Diciembre de 2005.

Real Jaén, 1; Mérida, 4.

173. Sociedades Anónimas Deportivas La transformación de los clubes de fútbol en sociedades anónimas deportivas supuso un cambio radical en la manera de entender la organización del fútbol, y esto es algo que de vez en cuando debe ser recordado porque lo olvidamos con frecuencia. Se trataba en principio de resolver el problema de las deudas fabulosas que originaban en los clubes directivos, en unos casos irresponsables y, en otros, gente de buena voluntad pero forzados por las circunstancias. En realidad eran auténticas bancarrotas, unas veces por gastos suntuarios, otras por dilapidación con mejor o peor intención en la adquisición de jugadores sin preocuparse de modo alguno en el rigor económico, y en algunos casos por verdaderos desfalcos. El caso es que, cuando veían venir los cuernos


del toro de lo que había que pagar, estos directivos, cuando menos atolondrados, desaparecían de la escena pública y la trampa no hacía más que crecer y engordar. En estas condiciones y para que tuviesen responsabilidad estos manirrotos, la legislación ideó una nueva forma de administración de las entidades deportivas que acabó, quizá sin querer llegar a tanto, desplazando la propiedad de los clubes. Y con ellos la significación y el papel que los aficionados o socios habían venido ejerciendo desde siempre. Si se ha conseguido plenamente el objetivo propuesto es discutible porque, por lo que se sabe, aun abundan en exceso las trampas. Pero lo que sí ha cambiado del todo, para bien o para mal, es el papel que juegan, nunca mejor dicho, unos y otros, propietarios y seguidores o abonados. Y de esta circunstancia ha surgido entre ellos un grave desacuerdo muchas veces inevitable. Porque ¡claro! los dueños de los clubes, los que ponen su dinero (a cambio de lo que sea, que esa es otra historia), si son sensatos y prudentes, tratan de hacer una inversión, razonable de acuerdo a sus posibilidades, y desde luego pretenden que sea eficaz. A su vez los aficionados, que no costeamos prácticamente nada de la financiación del club, que en el mejor de los casos apenas pagamos algo así como un tercio, nos consideramos con el derecho de exigir calidad en el espectáculo al que asistimos. En estas condiciones, ¿cómo resolver el dilema que nos atenaza a unos y a otros y crea un divorcio entre afición y dueños de los clubes? 26 de Diciembre de 2005. 174. Los dos poderes de los aficionados El desacuerdo que, después de la ley de las Sociedades Anónimas Deportivas, se da entre los propietarios de un club, (que, naturalmente, por muy generosos que sean, miran, como se dice habitualmente, la peseta) y los aficionados (a los que, como es lógico, nunca parece suficiente lo que se gasta) es uno de los dilemas o de las contradicciones del fútbol tal como hoy se vive. De modo que ahí estamos, unos y otros, cada uno con su tarea, siendo, en unos casos, más amigos y, en otros, menos, por no decir, antagonistas. Planteado así, este problema no tiene solución, salvo que las cosas vayan bien en lo deportivo y los aficionados (entre los que casi siempre hay que incluir también a los propietarios) estén disfrutando con lo que hace el equipo. Sólo en ese caso hay armonía entre todos. Pero cuando los resultados y el juego no responden a lo esperado, surge la crisis, el mal ambiente, el enfado, la irritación y el berrinche. Y en esos momentos se rompen todos los equilibrios entre equipo, afición y club, y empiezan las estridencias entre unos y otros. Decía hace un par de semanas Ronaldo, refiriéndose a una situación de crisis como la que vive el Real Madrid,


algo así como que es precisamente en esas circunstancias cuando los aficionados tienen la obligación de apoyar y ayudar al equipo. Pero no está tan claro que ello tenga que ser así. Porque, si el fútbol es un espectáculo, es el espectador el que ha de decidir su nivel de participación y conducta: es éste uno de los poderes que le quedan al aficionado. El aplauso hay que ganarlo o con los éxitos o con las actitudes. Como ya no son los dueños del club, una de las prerrogativas de los seguidores es la capacidad de manifestarse como lo consideren oportuno (por supuesto, dentro del respeto a todos e incluso de la cortesía y las buenas formas exigibles en todas las ocasiones). La otra fuerza que poseen está en ser imprescindibles porque ni tendría sentido un partido sin público y los dueños de los clubes apenas tendrían en ese caso algún beneficio social, que es una de las finalidades con las que hacen la inversión en fútbol. Como dice Vicente Verdú, la relación del hincha con su equipo es irracional. Pero ello no es óbice para que obedezca a patrones de comportamiento razonable y sensato. Pero no obstante esto, ¿el aficionado debe ser ajeno y quedar al margen por completo del manejo empresarial? 2 de Enero de 2006 175. El amante calvo No se ha repetido en Cartagena el resultado de la liga del año pasado. En aquella oportunidad, el Real Jaén, que andaba a trancas y barrancas como casi siempre en los últimos tiempos, ofreció con una victoria desahogada un cierto refresco a los aficionados. Aun faltaban unas semanas para comenzar el que sería un bueno y excelente período de triunfos, pero aquel éxito desahogó un poco a quienes apenas veían futuro al equipo: fue una especie de placebo que, como se sabe, es esa sustancia que por sí misma no cura pero produce un efecto positivo en el enfermo si éste la recibe convencido de que posee las cualidades que imagina. Ayer pudo haber ocurrido, al menos, algo parecido: hubo oportunidades y circunstancias suficientes para que se repitiera la historia, pero al final no fue así y el equipo sigue con sus dimes y diretes clasificatorios, cada vez con menos de cal y más de arena, cuando estamos prácticamente a mitad del recorrido, que llega el próximo domingo. Mientras, la impresión que tienen muchos aficionados es que ahora la atención está puesta en otras cosas y que priman los intereses empresariales sobre los deportivos como forma de arreglar estos últimos. Puede que no sea así pero la verdad es que ya se ha dicho demasiadas veces eso de que en forma de jugadores van a venir muchos y buenos salvadores de todo, de las cosas y los resultados; que desde entonces el equipo va a funcionar de otra manera; y que va a haber perdices para todos. Ojalá se cumplan todos estos


propósitos, y el grupo social de aficionados y seguidores podamos disfrutar un buen rato de espléndidos momentos de alegría y entusiasmo. Lo que no parece conveniente es posponer mucho tiempo lo que aparenta ser una etapa de provisionalidad, por más que existan dificultades lógicas para conseguir fichar a nuevos profesionales que saquen las castañas del fuego. No vaya a ocurrirle al equipo lo que cuenta aquella fábula de Esopo que le pasó a un hombre que tenía dos queridas al mismo tiempo, una muy vieja y la otra, demasiado joven. Porque la mayor, para que no se notara que estaba con un hombre con muchos menos años le arrancaba los pelos negros, mientras que la otra, con objeto de que nadie se diera cuenta que tenía como amante a un viejo, le quitaba las canas. Con lo que al final, naturalmente, se quedó calvo. 9 de Enero de 2006.

Cartagena, 2; Real Jaén, 0.

176. Patatas y lechugas Se lamentaba VICA hace unos días, en las páginas de Diario Jaén, de lo desasistido de seguidores que suele estar el campo de La Victoria los días en que juega el equipo titular. Y para situar su queja recordaba la anécdota de aquel concejal que por los años sesenta amenazaba con sembrar el campo de patatas si esa era la voluntad del Ayuntamiento, dueño del estadio. Tiene razón VICA, y los que piensan y sienten como él, de la desazón que produce observar el escaso número de seguidores que acude a los partidos del Real Jaén, acrecentada esta visión pesimista con el aumento de localidades que ha supuesto el nuevo estadio en comparación con el anterior. Demasiado cemento, como les gusta decir a los aficionados castizos. Bien es verdad que pocas actividades deportivas, cuando menos quincenales, hay en la ciudad que aglutinen un número de espectadores semejante, por lo que desde ese parámetro son muchos quienes siguen los avatares y circunstancias del fútbol en comparación con otros espectáculos más o menos regulares. Pero hay que reconocer que, desde algunos llenos que se produjeron cuando el equipo estaba en la Segunda División, apenas pasan de mil, o tal vez dos mil, las personas que habitualmente asisten a La Victoria, aunque la calidad participativa y entusiasta, el entusiasmo y la pasión, razonable y extraordinaria sea del máximo nivel, que una cosa no quita la otra. Muy pocos desde luego, si nos fijamos en el número pero por supuesto nunca tan menguados como para plantar patatas, tampoco olivos ahora que el financiero del club se dedica a esta tarea en su vida profesional. La broma de VICA tiene su sentido y no hay que echarla en el olvido, en la búsqueda de nuevos y más cuantiosos seguidores. El caso es que hablando de verduras y hortalizas, podemos traer a colación aquellos versos de Campoamor en los que recuerda, o inventa, que


cultivando lechugas Diocleciano, / ya decía en Salerno / que no halla mariposas en verano / el que mata gusanos en invierno. Que ¿cómo se siembra hoy para que mañana haya una amplia cosecha de muchos y animosos espectadores? Con los resultados, por supuesto. Y con el buen juego, igualmente por supuesto. Pero también con otras muchas cosas que a lo mejor de un tiempo acá se han olvidado o han quedado en un rincón. Y sería urgente recuperar. 16 de Enero de 2006.

Real Jaén, 2; Marbella, 2.

177. El linimento No anda el Real Jaén en lugares brillantes y solemnes de la clasificación sino que deambula por los rincones oscuros e insalubres de los últimos puestos, donde nada bueno se encuentra. El equipo, desde que casi roza la gloria hace una eternidad cuando estuvo a punto de entrar en los puestos de la liguilla de ascenso, se ha ido acercando poco a poco al precipicio o, por lo menos, a sus alrededores. Y todo ello sin que nadie sepa por qué. ¿Qué ocurrió un día para que todo se viniera abajo como si algo se hubiera roto de manera aparentemente definitiva, cuando había empezado con los mejores augurios? Menos mal que ayer se frenó el desplome. Ya estuvo a punto la semana anterior con el Marbella pero, como si una fuerza más poderosa le hubiese atenazado la mente y la energía, estropeó el tesoro que tenía a la mano. Ahora hay que seguir con la tarea. Un buen amigo, Lorenzo Illanes, una de esas muchas personas que un tiempo trabajaron de manera discreta con la gente joven, cuenta que a veces para fortalecer el entusiasmo de los chavales ante los partidos de fútbol les ponía en las piernas con cierta teatralidad un linimento, y que eso le daba buenos resultados. Obviamente todo era sicológico pero les hacía crecerse, y en esa confianza en sí mismos y en sus capacidades, fundamentaban en buena medida sus éxitos. El linimento de marras no era sino una mezcla estable de algunas sustancias comunes como bálsamo tranquilo, tintura de árnica, alcanfor, esencia de trementina o aguarrás, aceite de oliva virgen, esencia de romero, salicilato de metilo y alcohol para disolverlo todo. En definitiva, nada. ¡Eso sí! fuerza y autoestima. Fortaleza de espíritu. Que de tanto hablar de lo físico se olvida en demasía que la salud sicológica es más decisiva aun. Y a lo mejor sólo en la carencia de energía anímica están todos los males del Real Jaén. Al menos eso sugería ayer más de un aficionado, comentando los últimos minutos del partido cuando el equipo dejó de enredar y enredar, y se decidió a mandar, empujar, instigar, apremiar y hasta tirar a puerta, algo que no había hecho hasta entonces. Aparte de algunos detalles técnicos, que siempre son de agradecer, quizá la mejor contribución que pueden


hacer los nuevos sería provocar y reforzar el que el equipo se lo crea. Tal vez sea bastante. 23 de Enero de 2006.

Real Jaén, 1; Sevilla B, 0.

178. ¡Qué frío! Seguro que dentro de un largo tiempo, cuando un historiador tenga que hacer referencia al encuentro de fútbol que ayer jugó el Real Jaén en Córdoba con el equipo titular de esa ciudad, y encuentre el relato de las circunstancias previas al partido, pensará que algún gracioso se entretuvo en inventar una ficción bastante imposible, que los cronistas habían bebido más de la cuenta o, simplemente, que un duende aburrido se pasó un rato trastocando los datos de referencia. Y, sin ir tan lejos, dentro de unos meses, cuando el calor sobrepase los cuarenta grados, será curioso recordar que hubo un domingo del mes de Enero de este año del Señor de 2006 en el que estuvo casi a punto de suspenderse un partido de fútbol en la ciudad de los Califas... a causa de la nieve, de la nevada intensa y extensa que cayó unas horas antes de la señalada para tan magna y célebre competición deportiva. Y no sólo eso sino que, y esto ha sido mucho más significativo, los cientos de giennenses que estaban a punto de salir de Jaén a presenciar el acontecimiento no pudieron hacerlo, también por la misma causa. Vamos, que parece que nuestras dos antiguas ciudades han modificado de pronto su longitud y latitud geográficas, instalándose en los alrededores de algunos de los polos de la Tierra. Y así ha pasado lo que ha pasado: que esos tantos de aficionados de Jaén, que proyectaban hacer una excursión para hermanar lazos de afecto y hermanamiento deportivo con sus homónimos cordobeses, se encontraron de pronto con más dificultades que Aníbal cuando pasó los Pirineos camino de Roma con su ejército de elefantes, Cristóbal Colón mientras andaba buscando Catay, Marco Polo a Gengis Khan o los portugueses tratando de dar la vuelta al mundo. Porque todos estos, a pesar de las graves dificultades que les salieron al paso en su recorrido, consiguieron su objetivo, pero las peñas giennenses ni siquiera pudieron ponerse en movimiento. Menos mal que los miembros de la Casa de Jaén en Córdoba y unos pocos héroes avezados que, venciendo a la irritada Naturaleza, consiguieron llegar a Córdoba, se dieron los besos y abrazos previstos con los seguidores cordobeses y de esa forma se cumplió el rito. Parece como si Quevedo lo hubiera intuido cuando dijo aquello de que el hombre ha hecho lo que ha podido y Fortuna lo que ha querido. 30 de Enero de 2006.

Córdoba, 1; Real Jaén, 0.


La Casa de Jaén en Córdoba recibió al equipo y compartió con los directivos de ambos clubes un largo rato de convivencia. Foto: Diario Jaén

179. Partido de tópicos Nadie espera de manera razonable que en una obra de teatro los actores cambien a su libre albedrío el texto que ya está escrito de antemano. O, en el cine, el guión que está previsto cumplir. Si uno asiste a una función y ha leído antes la obra, ya conoce con detalle lo que va a pasar: el que sale al escenario no tiene, naturalmente, capacidad de modificar el argumento que el autor puso en su relato cuando escribió la obra. Todos sabemos que, siempre que se represente la ópera, Carmen morirá a manos de don José y éste después se lamentará de haberlo hecho. Y lo mismo acontece en cualquier película de género a la que uno decida acudir. Pues algo así ocurrió ayer, a juicio de algunos aficionados, en el partido que jugaron el Linares y el Real Jaén. Todo lo que había que hacer estaba como escrito y anotado de antemano. Como en un rígido protocolo, desde el primer momento ya se conocía el proceso y todo se cumplió al pie de la letra. Pero no sólo durante el tiempo de juego sino en los prolegómenos de los días anteriores, en la preparación del partido, el desarrollo del juego y hasta en el resultado y las explicaciones deportivas. Ambiente de especial empuje en los medios de comunicación durante la semana previa y grandes espacios dedicados al acontecimiento deportivo y social; número de asistentes ya casi no recordado en La Victoria; piques grupales más o menos organizados y entrenados; una cierta tensión en el juego que causó más de un error impensable, y un resultado que llaman los expertos acomodado a un partido de estas características, de una especial rivalidad. Lo anunciado y lo que corresponde en un caso como éste. Pero eso no quita méritos de ninguna manera a la capacidad artística del intérprete. Los protagonistas han sabido cumplir con extraordinaria perfección lo que tenían que hacer. Pero los tópicos y el destino tienen también su poder y no es fácil


luchar contra ellos. La singularidad de un partido como el de ayer exigía que se cumpliera todo lo que correspondía a un derbi porque de otra manera ni derbi ni nada. Bien es verdad que alguien que no haya asistido al partido puede decir que esa película ya se la sabía. Pero el encuentro de ayer no podía ser como un domingo cualquiera. Hubiera perdido prestigio. Como decía Gracián, hay que tratar siempre con gentes de principios. 6 de Febrero de 2006.

Real Jaén, 0; Linares, 0.

180. Unas tapas En las papeleras que hay alrededor del campo del Alcalá de Guadaira, donde el Real Jaén jugó y ganó ayer, la gente coloca una tabla, que se convierte en mesa portátil, y en ella pone los embutidos que traen de casa. La bota la cuelgan en una esquina a disposición del grupo. En las dos barras del estadio hay cerveza, vino y hasta unas tapas, que se ofrecen calentitas y todo. ¡Un verdadero aperitivo en torno al fútbol, que parece una excusa para pasar un rato de convivencia! Los partidos, claro está, se celebran normalmente por la mañana ya que tiene que notarse la influencia de los grandes equipos sevillanos, y es casi seguro que ha sido de ahí de donde ha debido surgir esta específica y singular liturgia, probablemente más social que deportiva. O ¡vaya usted a saber! El ambiente es cálido: hace una mañana estupenda, sin demasiado sol pero con una luminosidad extraordinaria y acogedora. Y la gente no puede ser más amable ni respetuosa con los escasos visitantes que desde luego pueden expresar con toda libertad y sin que nadie se enoje ni ponga mala cara, sus preferencias y su afecto por el Real Jaén. Incluso la expresión del presidente, que por cierto cada vez parece más relajada y sobre todo aliviada, resultaba cálida, chispeante y feliz. Decía Ramón Gómez de la Serna en una afamada greguería que hay quien se reserva para dar limosna sólo a los pobres que haya en la puerta del cielo. Pues en Alcalá de Guadaira no tienen tanta paciencia y halagan con naturalidad y llaneza a los que vienen a su encuentro. Y tampoco se enfadan demasiado cuando la veleidosa y antojadiza fortuna les proporciona un desplante y casi regala a nuestro equipo el triunfo final. Ya lo dicen los cronistas: si en la primera parte hubo un equilibrio consolidado en el juego, en la segunda fue el equipo de casa el que el que hizo toda la tarea, y la primera vez que el Real Jaén se acercó a la portería contraria, casi al final, fue cuando hizo el gol del triunfo. Y en ese recodo último hasta estuvo a punto de aumentar la diferencia. ¡Lo que es la vida! El ambiente, humano y físico, era tan amable y acogedor que a más de uno le quedó la duda de si el resultado fue un gesto de delicadeza de la buena gente que había por allí. Como resumen, trayendo de nuevo a Gómez de la Serna, podemos decir que hizo tan buen día que todas la llaves se fueron de paseo.


13 de Febrero de 2006.

CD Alcalá, 0; Real Jaén, 1.

181. Cuesta arriba Ya lo resaltan los periodistas profesionales en sus crónicas e informaciones: de pronto, como quien no quiere la cosa, el Real Jaén se encuentra, en la segunda vuelta de la liga, con una estadística de resultados que resulta la mar de interesante. No es que tenga un valor maravilloso, sobre todo por el escaso número de jornadas que se computan pero merece destacarla con un prudente ¡hurra!, porque la cosa se empieza a animar. Con el triunfo de ayer ante el equipo de Cuenca, -que el año pasado estuvo en un tris de ascender de categoría mientras que ahora corre el peligro de todo lo contrario- el caso es que en estas cinco primeras jornadas de lo que va de segunda vuelta el equipo ha conseguido la interesante cantidad de 10 puntos, por cierto un par de ellos más que en el mismo período de la primera vuelta. Y si en aquel momento, recordarán los aficionados, el ambiente que se empezó a vivir era de alegría y de mucha esperanza, ahora, que estamos incluso un poco mejor que en aquel momento, hay que empezar a animar el cotarro. Aunque ya se sabe que de los escaldados salen los avisados y que después del fiasco de entonces más de uno tratará de nadar y guardar la ropa no sea que de nuevo haya algún tropiezo en el desarrollo de la cuesta arriba a la que se enfrenta el Real Jaén. Cuesta por cierto bastante empinada, larga y estirada a causa de los múltiples tropiezos y tropezones sufridos durante demasiado tiempo en lo que llevamos de temporada. Por eso hay que aprovechar estos triunfos y los pasos que se vayan dando hacia lo alto de la clasificación para animarnos todos. Los datos de estas cinco jornadas, además, después de la reorganización del club y del equipo, confirman la voluntad decidida del nuevo proyecto. Es necesario que el grupo social que anima y apoya al Real Jaén vaya acostumbrándose a tener siempre presente el horizonte de éxitos que el club ha puesto sobre la mesa, porque en esto del fútbol ya se sabe que hay mucho de voluntarismo y el entusiasmo colectivo es una fuente muy importante de triunfos. Y para eso no hay mejor momento que oportunidades como ésta en la que el equipo empieza a subir peldaños. No vaya a parecer que soñamos porque ya no estamos acostumbrados y se nos habían olvidado estos lujos. A lo mejor es verdad ese refrán de nuestra tierra que asegura que con el tiempo y una caña, se es el amo de España. 20 de Febrero de 2006.

Real Jaén, 1; Conquense, 0.

182. Los locos de Cartagena


Que como todos saben, empezaron siendo cuatro (Antonio C., Alex, Cordobés y Jose) y ahora son ocho porque se sumaron otros cuatro (Juanmi, Buyo, Nacho y Ángel) viajaron el sábado a Zafra. Y bien que se notaba su presencia, además de sus buenas formas, que el entusiasmo y el buen humor no tienen por qué ir acompañados de gestos torpemente estruendosos. El caso es que el sábado estaban allí, en el partido que el Real Jaén jugó ante el Díter y que, al final, perdió contra todas las esperanzas: precisamente la circunstancia de que era, y sigue siendo, el colista de la clasificación y sólo había obtenido dos victoria en toda la competición, había abierto en los aficionados unas razonables expectativas que luego no se cumplieron. Mientras se jugaba, casi lo único que se escuchaban en el campo eran sus voces de ánimo a los giennenses. Un escritor humorista de la primera mitad del siglo pasado, Wenceslao Fernández Flores, que no entendía nada de fútbol pero que, desde el sentido común y la broma, escribió un libro sobre todo esto después de asistir durante unos meses a unos cuantos estadios, se agarró a lo del jugador número doce y defendió la teoría de que, cuando los equipos abandonan su sede, deberían llevarse también su público como se llevan sus zapatones, sus masajistas y sus piernas. Si esto no se hace, venía a decir, se rompe la equidad porque a la alineación le falta un puesto por cubrir y eso es dar una injusta ventaja al equipo contrario. O sea, todos los aficionados de un sitio para otro. Seguro que sin haber leído a este autor pero siguiendo esta doctrina, los ocho jóvenes, que viajan en dos coches particulares y forman el grupo de los locos de Cartagena, estaban allí, mojándose durante todo el partido y ocupando ellos solos y únicos lo que llamaríamos la zona de preferencia. El escaso público que acudió optó por situarse en la zona de tribuna para guarnecerse del viento y de la lluvia que, aunque no demasiado intensa, prácticamente nunca dejó de caer en el transcurso del partido. Lo mal de todas estas cosas es la vuelta: de noche, con una carretera que parece que nunca termina, desapacible además en esta ocasión. Y la derrota sobre los hombros. Pero entonces mostraron su grandeza: no ha podido ser, dijeron con calma y serenidad, será en otra oportunidad. Por supuesto que sí. 27 de Febrero de 2006.

Díter Zafra, 1; Real Jaén, 0.


Los que el pasado mes de Enero decidieron ir nada menos que a Cartagena con todas las dificultades del viaje pasaron al mes de siguiente por Zafra y luego acabaron constituyendo la peña “Orgullo Lagarto”. Foto: Diario Jaén

183. En el descansillo Había empezado el Real Jaén, desde el comienzo de la segunda vuelta de la liga, a subir las empinadas y difíciles escaleras de la clasificación y hasta había conseguido salir del sótano del descenso cuando en el viaje a Zafra se frenó en seco el camino hacía arriba. Tocaba jugar con el equipo que menos partidos llevaba ganados, con el que ocupa el último lugar de la clasificación, casi a mano del descenso de categoría, y con una derrota, que siempre es posible pero que no esperaban los aficionados, se interrumpieron una vez más las esperanzas colectivas. Se podía pensar, por seguir con la imagen de la escalera, que era descansillo, pero este nuevo desplante con las alturas dejó perplejo a todos, profesionales y aficionados. ¿Va a repetir el equipo una vez más la fatídica costumbre de venirse abajo precisamente cuando las perspectivas son más atractivas, cuando ha iniciado de nuevo una marcha triunfante?, se preguntaba más de uno. ¿Qué alcance tendrá este nuevo parón? Porque ya sabemos que la gloria o el subir muy deprisa producen sensaciones de asfixia, pero ¿servirá acaso esta pausa simplemente para coger aire , respirar y reponerse un poco del esfuerzo de las semanas anteriores?. Y no es que el equipo sufriera el mal de altura, el vértigo, que aun andamos como quien dice por el primer piso del edificio, pero a más de un aficionado le picó el desánimo y hasta casi la totalidad de los comentaristas deportivos se vieron necesitados de expresar esa especie de desesperanza que de nuevo estaba aconteciendo al Real Jaén. Y hasta hubo quien se acordó de lo que los pícaros y bromistas achacan a los gallegos, que éstos, cuando están en unas escaleras, nunca se sabe si suben o bajan. Pero ¡vaya si ha quedado aclarado el enigma!. Los aficionados que ayer acudieron al campo de La Victoria tuvieron que frotarse los ojos para convencerse de que no estaban soñando porque el equipo, en especial en la segunda parte, manejó el éxito y la


belleza como hacía tiempo no lo había hecho. Y, al menos de momento, renació la sonrisa del triunfo completo en el juego y en el resultado. Decía el escritor irlandés Bernard Shaw que Napoleón ganaba las guerras perdiendo todas las batallas, pero ocupando el terreno cuando los ejércitos enemigos se iban a casa a celebrar la victoria. Esta vez no hizo ni falta. 6 de Marzo de 2006.

Real Jaén, 3; Extremadura, 0.

El partido fue un homenaje a Antoñete, que había fallecido el día anterior a los 86 años. Foto: Diario Jaén

Un ramo de flores en el palco como testimonio y respeto a Antoñete Foto: Diario Jaén


184. Todo a su tiempo Si al alcanzar los dos tercios de la competición (a los que acabamos de llegar), hacemos una recapitulación de lo que llevamos de liga, podríamos decir que, al menos hasta el momento, en el Real Jaén ésta ha sido una temporada de rachas y etapas, buenas y malas alternativamente, muy definidas. Un año en el que todo era bueno y empezábamos a escalar puestos en la clasificación hasta que de pronto, cuando menos se esperaba, todo se tornaba malo y donde destacamos era en goles en contra. Aunque parezca que, como en economía, en estas últimas semanas estemos moviéndonos en un ciclo expansivo, dejando a un lado los errores, son ya varias las ocasiones en las que las esperanzas se nos han levantado casi hasta el cielo, por ejemplo, en las primeras jornadas, tanto de la primera como de la segunda vuelta, y otras tantas en las que nos hemos visto pisando los tizones del infierno, como en la serie desgraciada de resultados que nos llevaron desde las puertas de los puestos de liguilla de ascenso hasta los de descenso. Ahora sin embargo, asentado ya el equipo que ha surgido de lo que llamamos el mercado de invierno, con sus aciertos y sus resbalones, la situación es como empezar otra vez, como poner en marcha un nuevo proyecto, del que veremos los resultados que nos proporciona, pero que no está diseñado para triunfar de un día para otro. No olvidemos que la propuesta que hizo el nuevo accionista mayoritario cuando se incorporó al club era que el Real Jaén alcance en cinco años la Primera División y, aunque el fútbol es una actividad en la que la voluntad y la determinación sólo tienen una parte pequeña de protagonismo, resulta razonable esperar que esto se consiga. Viene a cuento esta reflexión porque parece prudente tener siempre presente el horizonte a unos pocos años vista, para que la impaciencia no nos queme las entrañas cuando las cosas no le salen bien al equipo y no nos llevemos un disgusto demasiado grande cada tarde en la que nos vayan mal las cosas. Ni desanimarnos en exceso ni entusiasmarnos demasiado sino confiar en que poco a poco las expectativas se irán consolidando; vamos, lo que dictaba un cartel que los griegos pusieron en el frontispicio del templo de Apolo: de nada demasiado, que es lo mismo que todos decimos y también confirmaban los filósofos de Grecia, que la virtud está en el término medio. 13 de Marzo de 2006.

Águilas CF, 2; Real Jaén, 1.


185. El paripé Ayer en La Victoria el Real Jaén ganó al equipo contrario, esta vez el Almansa. Con ello se ha dado un paso más hacia la finalización de la actual competición, lo que no es poco a la vista de cómo están yendo las cosas este año al equipo. Un partido de trámite a juicio de algunos aficionados. Porque en estas condiciones, alejados a día de hoy de la cercanía de grandes proezas y ardores colectivos, con escasas esperanzas de triunfos destacados como sería entrar entre los cuatro mejores, el ánimo en el público no era de especial entusiasmo. Vamos que, hasta el momento del gol de Sutil, cada uno estaba como enredado en su conversación. Entre los charcos en el césped, la abundante agua que caía y el juego, más bien no juego, salvo el último rato que casi pareció otro partido, aquello semejaba un lugar de tertulia y charla de unos con otros. Por no haber, ni siquiera andaba por allí algún tambor de esos que suben un poco la temperatura. Lo dicho, al margen del extraordinario trabajo de los profesionales sobre todo por las condiciones ambientales, parecía un partido de trámite, una especie de paripé que hay que cumplir para hacer bien las cosas. De todas maneras está bien eso de ganar porque hay emociones con las que es mejor no embrollar ni arriesgarse. Preferible el aburrimiento de un puesto medio en la tabla de clasificación, uno de esos que ni fu ni fa, que revolverse en el barro de las tensiones peligrosas. Algunos recordarán una novela que se hizo muy famosa hace unos años -La tesis de Nancy- en la que Ramón J. Sender contaba la historia de una muchacha americana que había venido a España a estudiar y, para conocer mejor el ambiente de nuestra tierra, se había hecho novia de un gitano. Naturalmente Nancy, que así se llamaba como en el título de la obra, entendía mal las cosas que oía porque las interpretaba al pie de la letra. Todos se interesan por mi salud, se sorprendía la joven. En la narración, el protagonista define el paripé como una especie de desaborisión con la que se les atraganta el embeleco a los malanges, o sea, como si no hubiera chicha ni limoná y el vino estuviera aguado. Pero quién sabe si a partir de ahora empieza el milagro ese que todos los aficionados esperamos siempre y que Antoñete tantas veces nos pidió. Hubo un momento en que pareció que no es ninguna tontería esperarlo. 20 de Marzo de 2006.

Real Jaén, 2; Almansa, 0


No fue ésta la única ocasión en la que el terreno de juego se encharcó. Foto: Diario Jaén

186. ¿Qué es lo mejor? Una de las eternas preguntas sobre el fútbol, en cuya respuesta es casi imposible ponerse de acuerdo, es la de: a qué va una persona a presenciar un partido en un estadio. Porque, aunque a primera vista parezca una tontería, son tantas las variables que concurren en un espectáculo de este tipo, tantas y tan diversas las motivaciones que llevan a la gente a un campo de fútbol que es muy difícil que haya uniformidad de criterio y de apreciación. Fijándonos exclusivamente en el perfil de quien se decide a asistir, no es lo mismo un simple espectador que no tiene otra cosa que hacer y va a pasar el rato como podría ir a otro sitio, que quien es amante de los deportes; como tampoco es lo mismo el simple aficionado inclinado a unos colores pero que se toma las cosas con tranquilidad, que aquel al que llamamos incondicional que sufre o goza hasta lo indecible con los triunfos y las miserias del equipo de sus amores. Obviamente los objetivos que se plantea cada uno de esos asistentes es muy diferente y por tanto su percepción de lo que pasa en el terreno de juego también lo es. El espectador imparcial, amante de la estética, se fijará en la belleza de las jugadas, en la hermosura de lo que hacen los jugadores tanto en el planteamiento y la estrategia como en su desarrollo, mientras que el hincha apasionado buscará por encima de todo el triunfo aun cuando el espectáculo haya sido feo, aburrido y destartalado. Por eso cuando dos amigos discuten y, en medio de la trifulca ante la disparidad de opinión, uno de ellos afirma que cada uno ha visto un partido diferente, están en lo cierto. No, por supuesto, en cuanto a los equipos que


jugaban sino en lo que aconteció sobre el césped. El sábado en Écija, mientras que los entusiastas animadores del Real Jaén, cuyos cánticos de ánimo habían atronado el estadio, recogían sus bártulos y se hacían las fotos de rigor, un grandísimo aficionado, que había acudido hasta la ciudad sevillana, comentaba: esta vez, no, el juego del equipo no me ha gustado nada, lo ha hecho muy mal. Y esa era la opinión más o menos generalizada de los que andaban por allí. Pero, ¡claro! Luego vienen los de la estadística y dicen: se ha roto la tendencia de perder siempre fuera y podemos estar en el principio de una recuperación en los partidos a domicilio. Y ya no sabe uno qué contestar ni qué es lo mejor. 27 de Marzo de 2006.

Écija, 0; Real Jaén, 0.

187. El cielo de cada uno Jarotes, palabra derivada de jara, es el nombre con el que se designan los habitantes de Villanueva de Córdoba, su gentilicio. Pues los jarotes, futbolísticamente hablando, llevan un año viviendo en el cielo: basta pasearse por las calles de su pueblo para darse cuenta de cómo están de orgullosos por haber alcanzado la Segunda División B de la liga nacional. Y, aunque últimamente les hayan aparecido algunos nubarrones en forma de malos resultados (llevaban toda la competición en posiciones razonables de permanencia, lo que significaba un aumento de su autoestima), confían plenamente en que al final podrán mantener la categoría. Ayer, después de haber ganado en la primera vuelta al Real Jaén en un partido vibrante, vinieron a nuestra ciudad con la esperanza de resolver la encrucijada en la que están metidos, pero no pudieron solventar a su favor la contienda. Los jarotes se encontraron con un Real Jaén que, salvo el rincón negro de los partidos fuera de casa, en los que su rendimiento es suficientemente mejorable por decirlo con suavidad, ha descubierto un camino en La Victoria que le lleva en algunos momentos a realizar jugadas realmente bellas que muchos aficionados habían casi olvidado. El equipo no sólo ha conseguido romper el maleficio que parecían tener las nuevas instalaciones sino que entusiasma y emociona por la suntuosidad de algunas de sus jugadas. Y con este equipo en pleno estado de gracia que, por primera vez en la breve historia del estadio, se ha convertido en dueño de los resultados, se encontraron los cordobeses. Y por si esto no fuera poco, después de tantas tardes de disgusto deportivo, la entidad Real Jaén, el club, ha accedido a un sistema de articulación de manera mesurada y moderada, tal como propone el profesor Ventura Limosner hablando sobre las organizaciones deportivas, un estado de equilibrio suficientemente sereno. Quiere ello decir que por fin las cosas en general empiezan a moverse en la buena


dirección, que el horizonte empieza a despejarse, esperemos que con estabilidad y firmeza, y que la semilla que con tanta paciencia como, a veces demasiada mala suerte, supo poner Carlos Sánchez y su grupo de colaboradores, empieza a dar resultado. Para tener también nosotros nuestro cielo, sólo falta que el equipo empiece a ganar a domicilio. Ojalá. 3 de Abril de 2006.

Real Jaén, 3; Villanueva de Córdoba, 0.

188. Segundas partes Aunque aun sigue practicándose el ejercicio de la oratoria en el plano religioso y en otros ámbitos literarios, la verdad es que ha ido quedando atrás la época aquella en la que muy famosos predicadores atraían la atención popular por la vehemencia de sus discursos, la riqueza de las imágenes literarias que utilizaban y la fuerza con la que intentaban empujar el ánimo de sus oyentes hacia el bien, hacia su conversión que era la expresión más utilizaba. El caso es que, como ocurre siempre que algo está en alza o de moda, aparecen chascarrillos que tratan de burlarse un poco de lo que la mayoría de la gente sigue. Así se contaba el caso de un orador, célebre por el éxito de sus sermones, que un día al terminar su tarea recibió a un oyente que vino a comunicarle cómo había quedado convencido de que tenía que cambiar de vida. ¿Y qué ha sido lo que más le ha persuadido para este propósito, qué parte del sermón, qué argumentación es la que ha proporcionado esta intención?, le preguntó intrigado el predicador. Muy sencillo, respondió el fiel seguidor: cuando usted dijo con esto terminamos la primera parte del sermón y comenzamos la segunda; eso fue lo que me hizo cambiar de vida, empezar la segunda parte. Valga esta jocosa anécdota para describir de alguna manera lo que pasó ayer en el partido que el Real Jaén jugó en Ceuta. En este caso, al revés de lo que le aconteció al ingenuo converso, el equipo, que había hecho una espléndida primera parte, en la segunda bajó bastante su eficacia y acabó perdiendo la renta que tenía acumulada antes del descanso. Nadie podrá decir que los jugadores giennenses no se dejaron la piel en el campo, antes al contrario hicieron un grandísimo esfuerzo y demostraron una profesionalidad que hay que elogiar por encima de todo pero su esfuerzo no aportó el resultado que esperaban y merecieron. Aunque hubo jugadas de gran mérito, pasar de la primera parte a la segunda fue como hacer otro partido en cuanto a eficacia rematadora y no hubo forma de despegar de una vez por todas hacia arriba en la clasificación. Otra vez será. Mientras tanto podemos seguir con la eterna discusión, que ya aparecía incluso en Cervantes,


sobre si las segundas partes son o no buenas, algo que siempre está en discusión. Y, como es natural, cada uno opina según le ha ido en la feria. 10 de Abril de 2006.

Ceuta, 2; Real Jaén, 1.

189. ¡Por fin...! Bueno pues por fin el Real Jaén ha alcanzado de nuevo la gloria a domicilio. Ya lo había conseguido en Cuenca pero de ese éxito hacía tanto tiempo que parece que había ocurrido en la prehistoria, casi antes de que se hubiese inventado el fútbol. Aquel día fue un triunfo magnifico por el modo como se consiguió, digno de una oda triunfal, y con Navarro como protagonista. Pero desde entonces, fuera de La Victoria, nada de nada, a excepción del afortunado partido en Alcalá que, salvo los puntos conseguidos, no pasará a la historia. En realidad todo llega, se dice por ahí (aunque a muchos de los que lo aseguran nunca les toca el premio gordo por más que compren lotería). Todo salió muy bien el sábado y el equipo se hizo digno otra vez de una buena sarta de versos laudatorios y elogiosos como ya hacían los antiguos con los triunfadores en las competiciones deportivas: porque algún romance de esos que cantan las pequeñas hazañas de los mortales sí que se merecen los protagonistas que jugaron en Baza el sábado. Bien es verdad que, a diferencia de lo que pasó en la ciudad manchega, las cosas se aclararon desde el principio, pero esta facilidad también forma parte de los méritos alcanzados por el equipo. Fue además una mañana excelente de la que, con la televisión por delante, pudieron gozar, los incondicionales y hasta los simpatizantes. Y ahora ¿qué? ¿Ha sido un fugaz relámpago este triunfo o, por el contrario, el cambio de orientación esperado en el rendimiento deportivo? ¿Va a significar una metamorfosis del club? ¿Puede ser el inicio del nuevo horizonte anunciado por los dirigentes, en el que por fin empecemos, al margen de algún tropezón inevitable, a mirar sólo hacia arriba; o, por el contrario, ha sido el sueño de una noche de verano? En situaciones como ésta, los profesionales suelen decir en prosa, un día sí y otro también, aquello de: nosotros a lo nuestro, al partido de cada semana y ya veremos qué ocurre. Los aficionados, siempre soñando igualmente en prosa, ya casi nos vemos campeones. Antonio Machado, que para eso era Antonio Machado, lo decía mejor que nosotros con estos versos que todo el mundo conoce: “caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace camino, y al volver la vista atrás, se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar.” Esperemos que ocurra así. 17 de Abril de 2006.

Baza, 0; Real Jaén, 3.


La bandera del Real Jaén al viento.

Foto: Diario Jaén

190. Cincuenta y cinco millones El director de este Diario, Juan Espejo, recordó el otro día en la presentación de su libro “Diario de un Náufrago” que Jaén tiene nada más y nada menos que la cifra de cincuenta y cinco (55) millones de olivos, ¡qué ya son olivos, aceitunas, olivas y olivares! y ¡ya son litros, kilos y toneladas de aceite! y ¡ya son jornales y salarios! Y esperanzas, alegrías, contrariedades, desengaños y perspectivas e ilusiones. Y también (cuando las cosechas acaban por arreglarse, cuando están -como se dice habitualmente- en un momento dulce, y ofrecen expectativas más que razonables) horas de mirar al cielo a ver si llueve cuando que tiene que llover, o viene una tormenta en el momento menos imaginado. Porque las inclemencias de la naturaleza y los temporales, ya se sabe que pueden aparecer cuando menos se los espera y entonces hacen verdaderamente daño. Hay épocas en las que por diversas circunstancias, porque los tiempos son así, los agricultores las suponen, aunque temiéndolas siempre como es natural, pero cuando llega un período de bonanza y las cosas ruedan triunfantes, si de pronto empiezan los rayos y los truenos, todo es echarse a temblar y pensar que ya no hay quien detenga la desventura, el infortunio, los malos resultados y la peor cosecha. Y en esas condiciones las tormentas pueden dar al traste con todo el esfuerzo y el denuedo llevado a cabo durante mucho tiempo. Pero, como versificó Miguel Hernández y conocen en Jaén hasta los niños de teta, esos millones de olivos no los levantó la nada ni el dinero ni el señor sino la tierra callada, el trabajo y el sudor. A fin de cuentas lo que de verdad produce éxitos gratos y halagüeños es el afán, el empuje, el coraje y el entusiasmo llevado hasta el límite razonable de lo que se puede y se debe hacer y, cuando estas virtudes se


dan, siempre cabe esperar lo mejor. Aunque también hace falta, como cantaba no hace mucho una chirigota, que los dioses y la fortuna repartan a partes iguales la mala suerte. (Pues ahora me doy cuenta de que lo que esperan en el Diario es un comentario sobre cómo vivieron el sábado los aficionados el partido entre el Real Jaén y el Algeciras y, con todo esto de los olivos, las tormentas, el trabajo y la suerte ya no queda espacio… o en realidad de lo que he estado hablando es de lo que pasó en el partido? Al final, el Real Jaén ganó por 2 a 1. Publicado el día 24 de Abril de 2006.

Real Jaén, 2; Algeciras, 1.

191. El azar en el fútbol Se le achaca al fútbol muchas veces un carácter fortuito y aleatorio, algo así como un poder caprichoso que levanta y hunde a los equipos de manera arbitraria y antojadiza. Frases del estilo: la única cuestión es que el balón entre en la portería contraria vienen a significar que es sólo la buena o mala suerte, el azar, quienes deciden una y otra vez la fortuna de los equipos. Incluso ha habido comentaristas estos últimos días que, a cuentas del partido europeo del Villarreal (parecía que el destino había decidido que nunca conseguiría un gol, durase lo que durase, pasase lo que pasase, ocurriese lo que ocurriese), le han atribuido hasta una cierta crueldad, como si fuese un ser vivo que se mueve al hilo de sus arbitrariedades. Y aunque algunas de estas críticas parecen razonables porque la chiripa tiene un relativo poder en su desarrollo y sus consecuencias, es ésta una acusación sólo medianamente justa y proporcionada. El fútbol es en verdad un juego, una actividad humana sometida a demasiados imponderables y sus resultados no siempre son acordes al esfuerzo y el trabajo previo que se hace. Eso es así y ocurre también en otras muchas tareas, en las que interfiere, o puede interferir, algún elemento ajeno a nuestra voluntad. Pero hacer de esta circunstancia una teoría general futbolística, una doctrina universal con la que justificar todos nuestros desaciertos es una simple falacia, un engaño –puede que un autoengaño- que es necesario desenmascarar. No siempre dependen los éxitos o los fracasos de que el balón quiera o no entrar sino que en muchos casos son los propios clubes lo que propician sus caídas en picado por su propio desorden interno y su caos organizativo: directivos que hacen alineaciones o deciden estrategias, técnicos que desconocen los fundamentos teóricos y prácticos del fútbol, entrenadores incapaces de asumir el liderazgo sicológico y educativo del vestuario, dirigentes que confunden una empresa, y además deportiva como son los clubes, con un corro de amigos para pasar el rato y distraerse... Y así pasa luego lo que pasa, que todo se va al traste cuando menos se espera. El fútbol


actual requiere para cada tarea, empresarial o deportiva, el ejercicio real de profesionales competentes, y con el acierto de su elección se consiguen los primeros triunfos importantes. 1 de Mayo de 2006.

Talavera, 1; Real Jaén, 1.

192. Un partido filosófico En el prólogo de una colección de cuentos de fútbol, Jorge Valdano dice nada más y nada menos que el juego es, como la literatura, una recreación de la realidad, un mundo lleno de paradojas que muchas veces no hay manera de entender; que lo mismo fortalece la identidad de un barrio o un pueblo, que acaba convertido en un poder universal mediante la globalización; y considera que su capacidad de fascinación es sobre todo sentimental, emotiva y pasional. Y esto es así porque, en el momento en el que se pone en juego el balón, parece como si la razón quedara arrinconada en los aledaños del estadio, y toda la lógica con la que los seres humanos pretendemos organizar el mundo se olvidara. Con el encuentro empezado, se inicia una nueva realidad que refleja lo que es nuestra propia vida. Vistas así las cosas, parece que lo aconsejable sería pedirle a quien decide acudir a un estadio de fútbol que junto a la puerta de entrada abandone por un rato la razón, la lógica y se eche en brazos de lo irracional, de lo disparatado y absurdo porque sería la única forma de entender –es decir, no entender- lo que está ocurriendo en esa creación que entre todos los presentes se está creando. El partido de ayer en el estadio de La Victoria es un ejemplo de todo eso, de lo incongruente y desatinado que rige el destino del fútbol, de cómo algo que hacemos entre todos acaba siendo lo que nadie ha decidido de antemano, lo imprevisto y lo que apenas se entiende. Como seguro que nadie esperaba, el partido entre el Real Jaén y el Badajoz, más allá del amargor que dejó en boca de casi todos, fue toda una lección de filosofía de la vida cuando ésta decide que lo que hay es lo que hay y ya está, y que no se espere lo que no está escrito que puede esperarse porque, cuando las cosas son como son, poco puede esperarse. En esa colección de cuentos citada, aparece uno de Martín Casariego en el que se narra una experiencia nefasta y muy desagradable que sufre un equipo de los que decimos de regional: en la conclusión un jugador maduro y de los que ya están de vuelta de casi todo sugiere a uno que está empezando que en esa vivencia es verdad que no ha aprendido nada de fútbol, ni del que sale en el reglamento ni del que uno se imagina de pequeño pero sí que se ha empollado y mucho de la vida. El fútbol y la vida son paralelas que acaban uniéndose en el infinito. 8 de mayo de 2006.

Real Jaén, 1; Badajoz, 1.


193. Lo comido por lo servido El viejo chascarrillo, en el que el santo reprocha al pesado devoto que todos los días acude a pedirle que haga el milagro de que le toque la lotería, ya no es de aplicación al Real Jaén. Ni aun cumpliendo la sugerencia del bienaventurado de que, al menos se moleste en comprar unos décimos si desea que el bombo de la suerte le proteja, puede obtener algún premio deportivo el equipo. Ya ni siquiera le es posible alcanzar la pedrea porque sus números no están entre los disponibles para la extracción, aunque hablando de posibilidades en cuanto el éxito final en la clasificación, los más optimistas siempre andan agarrándose al tópico de lo que llaman las matemáticas, que ¡vaya usted a saber lo que de verdad significa eso! Pero en el fondo lo que quieren decir es que los milagros son posibles y esperan ser ellos uno de los beneficiados en el reparto de los premios. Para el Real Jaén el resultado del partido del sábado en Mérida ha supuesto el final de su trayectoria en esta liga. Si en el fútbol existiese una lógica diferente, si la competición de este deporte se rigiese con otras normas, el equipo se hubiera podido ir directamente de vacaciones ya que no le queda apenas tarea que realizar. Al Real Jaén le ha ocurrido esta temporada lo que cuentan de uno que llegó a un pueblo y vio todas las calles muy sucias. ¿Cómo? ¿No limpiáis las calles?, preguntó a un vecino amigo suyo que, además, era el alcalde. No tenemos dinero, le respondió muy circunspecto el edil. ¿Acaso no cobráis impuestos y sois un paraíso fiscal? Por supuesto que cobramos impuestos. ¿Y en qué los gastáis? Pues en pagar a los que los cobran. Quizá la manera más perspicaz, refinada y sibilina para aplicar el antiguo refrán de lo comido por lo servido, que es la misión que ha cumplido esta temporada el equipo. Hemos estado, somos y ya es bastante. Ahora sólo nos falta empezar el nuevo proyecto. De Valle-Inclán, escritor con graves problemas económicos, se comentaba que vivía en una casa llena de ratones: “no me molestan, solía decir. El único problema es que, cuando llego a casa, tengo que pasarme un buen rato maullando”. Pues así tenemos que ponernos todos, unos y otros, a maullar con fuerza a ver si de esta forma nos liberamos de todos los obstáculos que en el futuro se nos puedan poner delante para hacer algo más que en esta ocasión. 15 de Mayo de 2006.

Mérida, 3; Real Jaén, 0.

194. Nos vemos Aunque para terminar esta liga aun falta el partido en Marbella, ayer se echaron los siete cerrojos de La Victoria hasta el próximo año futbolístico, dentro de unos tres meses. Y con el último picaporte moría una vida de diecinueve


jornadas, cada una con sus prolegómenos y sus epílogos colgados del alma de todos los que pasaron por allí con alguna afición por el fútbol. En la primera oportunidad, con el Córdoba, se hablaba de sueños y de cómo a veces éstos tienen un poder anticipatorio, que les permite crear y condicionar la realidad. Después las cosas han resultado entre blanco y negro, que de todo ha habido en esta vida del Real Jaén. De todas maneras la gran noticia futbolística del nuevo estadio La Victoria ha sido el haber superado ¡ahí es nada! el aparente mal fario que acompañaba al estadio desde su inauguración. Ya se había percibido desde el principio el grave error de diseño futbolístico, que habrá que arreglar en cuanto sea posible por el beneficio que acarreará al equipo y de lo habrá que hablar más despacio. Proyectado desde una visión teatral y pasiva en la que primaba la comodidad de los espectadores y nunca la emoción participativa de los aficionados, el estadio se transformó en un suplicio para el Real Jaén. Hasta hubo quien propuso que en la Universidad se organizara alguna tesis doctoral que analizara las causas de tal desaguisado. Pero ahora, desde el comienzo de la segunda vuelta, todo parece que ha cambiado y ojalá siguiera al menos como en los últimos tiempos. Por lo demás este recinto deportivo ha aumentado considerablemente su patrimonio afectuoso en este último año. Quizá, salvo en nuestra casa, pocos espacios públicos reciban tantas pasiones y emociones como un estadio de fútbol. Como dice José A. Marina en su Diccionario de sentimientos, nuestro universo afectivo muestra deseos, emociones, actitudes, rasgos de personalidad y conductas y eso es lo que dejamos cada partido en el campo. Esta temporada, como no podía ser de otra manera, ha estado llena de alegrías, sinsabores, frustraciones y tantos otros afectos de camaradería entre unos y otros espectadores que nos vamos a echar de menos por un tiempo. Pero será breve porque pronto, casi a la vuelta de la esquina, nos volveremos a ver e iniciar un nuevo camino, ojalá de más esperanza. Lo dicho, nos vemos. 22 de Mayo de 2006

Real Jaén 3; Cartagena, 1

195. Empezamos hoy Todo el mundo conoce la viejísima liturgia que se desarrolla después de la muerte de un monarca. Al anuncio de “el rey ha muerto”, le acompaña a continuación y sin solución de continuidad el de ¡viva el rey!, lo que significa, de acuerdo al dicho popular, que a rey muerto, rey puesto. Aunque ya no es como en la antigüedad, en la que el comienzo de cada reinado hasta suponía empezar a contar los años, o sea un nuevo calendario, la verdad es que, una vez ha terminado la vida de un soberano, en ese mismo momento empieza un nuevo período con otras ilusiones y nuevas perspectivas. Pues como ocurre con la


realeza, acontece con un montón de cosas en la vida. En el instante en que finaliza algo que sucede periódica mente, empieza otro nuevo ciclo sin dejar entre medio ningún descanso. Ayer domingo día 28 de Mayo de 2006 terminó la liga de fútbol 2005-2006 y hoy ya empieza de hecho la de 2006-2007. Ya sabemos que administrativamente quedan algunos asuntos importantes de sumo interés hasta finales de Junio pero habrá que reconocer que incluso muchas de las decisiones que hay que tomar con ocasión del fin de la competición, en el fondo son medidas y determinaciones para el año siguiente. Prorrogar o no el contrato a un jugador, saber lograr un nuevo fichaje, proyectar una buena campaña de comunicación con la sociedad en general y especialmente con los aficionados o hacer un buen balance económico son acuerdos que en realidad afectan a la siguiente campaña. Es muy importante tener presente que cuando los resultados deportivos de un equipo van mal y los directivos y los profesionales, que no salen al campo, aseguran que ellos no meten goles, sin quererlo, están diciendo una verdad a medias, lanzan una afirmación no del todo exacta. Por supuesto que ellos no forman parte de las alineaciones y no son goleadores materiales sobre el césped pero sus decisiones son las que en muchos casos, casi en todos, posibilitan o impiden que los jugadores lo hagan. Decía Cervantes que las obras que se hacen declaran la voluntad que tiene el que las hace. Y ese puede ser el nuevo camino que hoy comienza. Planificar bien es organizar mejor, gestionar en condiciones, funcionar con eficacia y triunfar. Y eso en fútbol se llama crear ambiente social y ganar partidos. Y ya se sabe lo que ocurre cuando esto último acontece. 29 de Mayo de 2006.

Marbella, 0; Real Jaén, 0.


VERANO 2006


196. Secreto de confesión La que podríamos denominar, con cierta propiedad, primera semana de la temporada futbolística 2006-2007 ha transcurrido en el Real Jaén con cuatro señales bastante significativas. Un impetuoso e imponente borrón y cuenta nueva en cuanto a la plantilla de jugadores; una cierta y reveladora paralización que podríamos describir con palabras solemnes institucional-operativa y que ya ha señalado José Eugenio Lara; la baja de un miembro del consejo de administración; y ningún mensaje singular y sonado para los aficionados o la sociedad en general, entiéndase, potenciales clientes futuros. Cada uno de estos cuatro indicadores tiene una significación y merece más de un comentario pero a nadie se le oculta que, por la singularidad constituyente del fútbol, es el último de los referidos el que a final de cuentas interesa por encima de todo. De todas maneras lo que en estos días está ocupando el interés de los seguidores, en los ratos que les deja libre el campeonato mundial de Alemania, es la criba radical, contundente y drástica que se ha hecho con el colectivo de futbolistas que han formado el equipo en los últimos meses, ese afán permanente de destrucción letal al que parece abonado el club en los últimos años. En cada oportunidad administrativa que se abre, se desata una especie de locura iconoclasta y ¡ale! todo el mundo a la calle y a trabajar con un nuevo equipo porque todo lo anterior ha sido nefasto, inútil y de nulo valor. ¡A empezar de nuevo porque antes nos equivocamos del todo! parece que es el santo y seña de la entidad en cuanto se abre la veda para contratar futbolistas. Naturalmente no se trata de entrar en el juego viscoso de citar algunos nombres de profesionales, entre otras razones porque a lo mejor a ellos mismos les molestaría, pero sí hay que resaltar que algún descarte, como se dice con cierta falta de respeto en el argot futbolístico, ha dolido y mucho a bastantes aficionados que, ante los méritos que cada semana se han visto en el terreno de juego, no lo consideran proporcionado ni justificado. Y esta es la otra parte de la historia: el fútbol goza del privilegio singular de que nadie tiene que explicar nada de lo que hace. Casi como se tratase de un secreto de confesión. Una circunstancia que exige sea analizada más despacio la semana que viene. 5 de Junio de 2006. 197. Los primeros pasos En este momento del proceso interno del Real Jaén para preparar la próxima temporada, la que inicia el ciclo de cinco años, más o menos, previsto para el éxito cabal, el amigo pesimista ha vuelto a darse un paseo por aquí y no se


ha ido demasiado contento. Dudas, vacilaciones y perplejidades parecen demasiado evidentes y sobre todo sorprendentes, turbadores e inconcebibles cuando aun no se ha iniciado el camino, y sólo una decisión firme: liquidación por derribo de la plantilla, al margen de situaciones contractuales, de prudencia económica, de servicios prestados al club y al equipo, de compromisos demostrados, y hasta de circunstancias personales, que a veces también habría que tener presentes. Es decir, empezar casi de cero, vamos desde las primeras lecciones de la cartilla. Desde luego la razón y los motivos para haber actuado de esa manera deben haber sido tan consistentes y recios como aquellos que encontró el filósofo Descartes cuando buscaba un principio absolutamente tan firme y seguro que no hubiera sido posible la menor sombra de duda. Éste se topó con aquello tan conocido de pienso, luego existo. Del club desconocemos qué verdad ha podido descubrir, salvo que, al parecer, lo que hizo en el mercado de invierno no fue acertado. ¿Qué opinar sobre todo esto? Porque esta es otra cuestión a poner sobre la mesa: la capacidad que tienen los aficionados para criticar asuntos técnicos, siempre por supuesto que se haga con respeto y consideración total a las personas. Si la sociedad en general considera legítimo opinar sobre el funcionario que recoge instancias en el mostrador de la oficina, el tendero del barrio que vende zapatos, o el político que se ocupa de arreglar las carreteras; si se puede criticar al presidente del Gobierno, todo trabajador que se aventura a meterse en un ámbito público tiene que aceptar el hecho de que su gestión pueda ser cuestionada, de la misma manera que el lector de una novela está en su derecho de afirmar lo que considera que es un acierto o un desacierto de ese texto. Otra cosa es quien tenga razón y a quién se la de el futuro. Por supuesto que, ante esta posición, alguien puede objetar que quien paga manda y ya se sabe el escaso poder económico que tienen las aficiones. Pero esto es ya otro cantar, que también necesita su reflexión adecuada. 12 de Junio de 2006 198. Choque de sistemas Aunque la mayoría de los gobiernos apuestan por mejorar y fortalecer la Formación Profesional, hay que confesar que el asunto no acaba de arrancar del todo. Y la razón está en lo que los técnicos llaman choque de sistemas. Ocurre que los ritmos de organización y funcionamiento del sistema educativo y los del industrial y comercial son tan diferentes que difícilmente uno puede ayudar a otro. El dinamismo de las leyes del mercado no tiene nada que ver con el ritmo y la manera de hacer del sistema educativo, que para cambiar algo tiene que pensar y diseñar desde el currículo hasta la preparación del profesorado específico, la


construcción o adecuación de edificios… Como decía con cierto humor y algo de exageración un experto, cuando en un pueblo se instala un módulo de formación profesional de fontanería, todos los niños del pueblo de por vida a hacer grifos aunque ya no haya casas en el mundo donde instalarlos. Porque luego, una vez implantado, a ver quién y cómo lo quita. Desde luego que este choque de sistemas también se puede dar en otros muchos ámbitos de la vida: si no se encuentran puentes de contacto entre el turismo y la sanidad, se nos pueden morir los viajeros; y si el sistema agrícola no se relacionara con el de las vías de comunicación, se nos acabarían pudriendo las frutas. Pues en un lío más o menos de este tipo, en un choque de sistemas, anda metido el Real Jaén. Frente al rigor y la seriedad del sistema empresarial, que no gasta el dinero sin hacer antes un proyecto financiero y no invierte hasta saber los criterios de rentabilidad, el sistema futbolístico vive con otro ritmo y otro cantar. Éste último gasta lo que no tiene ni sabe cómo financiarlo y, sobre todo, está sometido a un calendario eterno e inflexible que tiraniza todas las actuaciones. Y así es muy difícil encajar ambos sistemas. Cada uno tiene su campo de acción y produce su propio lenguaje pero si no buscamos un idioma común, puedan dar al traste todas las buenas intenciones, de las que ya dice el refrán que el infierno está lleno. Lo malo es que con el mejor deseo de hacer las cosas como deben hacerse, pueda llegar el comienzo de la liga y sorprenda a los responsables del club haciendo las cuentas, con cuatro jugadores en la plantilla, los mercados de fichajes de hecho cerrados pero ¡eso sí! con un buen montón de jugadores, incluso con contrato en vigor, con los que no saber qué hacer. Y ellos tampoco. 19 de Junio de 2006 199. Quitar lo “bailao” Hablando en alegoría del cohete, Quevedo advertía que no siempre quien sube llega al cielo. Y tenía toda la razón porque no en todas las ocasiones el éxito corona los méritos, el brío, el afán y el empeño. Como acaba de ocurrirle al CD Linares. Lo malo, además, es que son las mismas normas que rigen las competiciones las que ocasionan historias e infortunios como éste. Y aunque ha sido el propio equipo el que, al final, no ha alcanzado la cima, son las reglas las que encierran su propia contradicción: en el fútbol, como en tantas otras actividades humanas, hay dos caminos, estrategias o senderos para alcanzar el triunfo: uno es el trabajo que se va haciendo en pequeños trayectos de forma y manera que siempre cabe corregir cualquier ligero despiste o simplemente un estornudo. La otra vía está en superar, y sin un posible fallo, toda dificultad que se ponga por delante. A estas dos formas de actuar obedecen los dos tipos de


organización futbolística de que disfrutamos. La liga es un sistema que protege la virtud de la calma, de la paciencia, de la resistencia; la copa y las demás competiciones de este tipo buscan antes que nada el empuje inmediato, el esprín. La filosofía de una liga es la de la carrera de largo alcance, de extenso recorrido y nunca la consecuencia de un amanecer retorcido, de un mal día. Por su pura incoherencia hay tanta gente que no está de acuerdo con la liguilla de ascenso. Si estamos a lo que estamos, no se puede empeñar el resultado de todo un año a una jugada equivocada o un error imprevisto. Eso hay que dejarlo para los campeonatos por eliminatorias y nunca para aclarar quién es más firme a lo largo de toda una temporada. Pero esto es lo que hay y los poderosos son los que mandan. Y hoy ha sido el CD Linares el que ha sufrido esta incongruencia sin sentido. Por terminar con Quevedo, al equipo y al club CD Linares les queda la posibilidad de decir aquello de “yo he hecho lo que he podido; / Fortuna, lo que ha querido”. Y a empezar de nuevo, que a fin de cuentas esto es la misma vida. Al fin y al cabo se ha conseguido el objetivo porque, si el fútbol es en verdad un estado de ánimo, que le quiten lo “bailao” a los aficionados, que han vivido un año de gloria a pesar de que haya faltado la guinda. No ha sido un fracaso sino una temporada de triunfo en toda regla. Y ahora es cuando hay que darles ánimo. 26 de Junio de 2006. 200. El tío Paco La verdad es que, aunque los investigadores no se ponen de acuerdo en cuanto a su procedencia y el momento histórico en que vivió, todos coinciden en que era alguien que no gustaba de alharacas vanas y torpes. En realidad lo que al tío Paco le molestaba en demasía y de lo que había hecho la señal de su existencia es que alguien pensara que era un manirroto. En cuanto alguien se pasaba de ligero en promesas y ofrecimientos, allá que el hombre –ahí viene, advertía siempre alguien- aparecía en seguida para poner sobre la mesa y la discusión las rebajas correspondientes. Pues a lo que parece el tío Paco (a lo mejor porque de la misma manera que los Reyes Magos vienen por Enero, él lo hace en Julio) ha vuelto por estos andurriales y anda cargado con sus rebajas por determinados ambientes deportivos. Y esto, una vez que ya ha terminado la distracción del Mundial, está en poniendo en guardia sobre el Real Jaén a más de uno. Ya se sabe que nadie puede pedir que se ate a los perros con longaniza porque tampoco el derroche sin ton ni son es una virtud. Pero si de entrada se ofrece casi el oro y el moro y que ancha es Castilla y que aquí no va a faltar de nada y que en cinco años en primera división, y luego, cuando hay que hacer los primeros gastos, empiezan los melindres, y alguna tardanza no necesariamente


justificada, sólo es útil si aceptamos el dicho gitano sobre los comienzos. A este respecto puede uno recordar el famoso cuento de Augusto Monterroso, que ha pasado a la historia entre otros motivos porque es la narración con contenido más corto que jamás se ha escrito: cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. O sea, que empieza a parecer que estamos donde siempre. Al tío Paco le gustaba contar la vieja treta que los gobernantes chinos usan para su utilidad política. El intríngulis consiste en que, siempre que tienen previsto hacer alguna obra de interés público, la anuncian diciendo que va a costar el doble de lo que en realidad han presupuestado y alargan en dos o tres años la fecha de la finalización. De esa manera, cuando al final todo resulta muy mejorado sobre lo que se esperaba, la gente se queda sorprendida de la eficacia económica y de gestión oficial. (Claro que a lo mejor con las rebajas del tío Paco, tenemos la suerte de que no tengan que marcharse algunos señalados jugadores, con contrato en vigor, a los que no se entiende por qué, alguien les ha indicado la puerta). 3 de Julio de 2006 201. Felices e inteligentes A los que dedicamos parte de nuestro tiempo en escribir en los periódicos o en colaborar en los medios de comunicación nos resulta más cómodo descubrir errores en los personajes públicos y criticarlos que lisonjear y enjabonar lo que hacen bien. Parece como si los seres humanos encontráramos más ventaja en criticar y sentar doctrina que en alabar las virtudes de los otros. Como si nuestro ingenio se azuzara con los tropezones y dislates ajenos. Bueno pues ahora, a pesar eso, hay que enaltecer y encomiar la última actuación que ha llevado a cabo el Real Jaén. Y hay que elogiarla con gusto por lo que significa, porque manifiesta el convencimiento de que un club sin seguidores que le jaleen, lo disfruten y también lo sufran cuando las cosas vienen torcidas, ni es club ni equipo ni nada que se le parezca. Poner en marcha una espectacular venta de imagen para que la sociedad giennense se enganche al Real Jaén es una manera inteligente de trabajar. E implica una forma de entender correctamente lo que se tiene entre manos. Porque hemos de ser conscientes de que la campaña apenas tiene alcance económico: los dineros que el club no va a percibir con motivo de la rebaja de los abonos es sin duda insignificante ante la magnitud del presupuesto aprobado. Lo importante es la presencia social, la recuperación, aunque sólo simbólica, del concepto del socio como abonado, que significa una mayor implicación de todos en un proyecto que así se convierte en común. Seguro que tendrán claro los dirigentes eso de que los ejemplos mueven, que si se hace una espléndida campaña pero luego los hechos de cada día desmienten el espíritu que se oferta, se habrá echado todo al garete. Precisamente estos días se


ha firmado en Jaén un acuerdo de todas las Administraciones para recuperar y arreglar lo que llamamos los Puentes. Y, si bien es verdad que esta actuación es altamente apreciable porque beneficiará y mejorará la vida de miles de jaeneros, lo más significativo ante la imagen pública es el acuerdo en sí mismo. Dicen que se completará en unos años, cuatro o cinco. A lo mejor los mismos que el Real Jaén en ascender a la primera División. Entonces, como comenta el filósofo B. Russell hablando de gloriosas épocas de la historia, a lo mejor conseguimos ser inteligentes y felices, felices por medio de la inteligencia. 10 de Julio de 2006 202. Derechos humanos Al parecer, aun quedan algunos ingenuos en el fútbol. En estas fechas en las que está abierto lo que se llama, en una expresión amarga y penosa, el mercado de jugadores, la verdad es que los futbolistas vienen a los clubes y lo hacen con el lógico entusiasmo de quien quiere recorrer un nuevo paso en su carrera profesional. Hablan, como es natural, maravillas del nuevo equipo al que llegan y, en bastantes casos, confirman, como una prueba de su acierto en el nuevo contrato, que lo han hecho por dos –o tres- temporadas. ¡Ingenuos! A lo mejor aciertan y ocurre así, pero seguro que no hay un ámbito laboral como éste del balompié en el que no sólo se incumplan de manera rutinaria, como quien se come un caramelo, los contratos firmados por unos y por otros: ¡hasta la forma de hacerlo resulta espectacularmente asombrosa e increíble! Basta con que un Técnico (así, con mayúscula) afirme que a su proyecto no le interesa ese jugador y ¡ya está, a la calle y sin contemplaciones! Es que quiero jugar por las bandas… me he decidido por el cuadrado mágico… ¡Pero si hasta ahora ha rendido plenamente y, además, tiene contrato en vigor! Y ¿qué importa? ¡Nada, fuera de aquí! Naturalmente que a veces puede tener sentido esta práctica en casos excepcionales en los que no siempre un profesional encaja del todo en un proyecto pero resulta inaudito el desparpajo y la desenvoltura con que se confeccionan listas de jugadores a los que se les deja sin más ni más en el paro. ¡A buscarse la vida! ¡Y hasta se les amenaza sin contemplaciones con la venganza horrible (que podría castigarse como chantaje) de que, aunque cobren, no formarán parte de la plantilla, se entrenarán aparte como apestados y sufrirán el baldón de estar señalados como malditos toda una temporada! ¡Tremendo, escalofriante! Pero más aun si ese Técnico, que parece es el sabio que proporciona la lista, tampoco cumple su compromiso. ¡Y ni siquiera el que trae al Técnico sigue ya en el invento! Al parecer, algunos expertos futbolísticos se consideran tan dotados de los dones de la omnisciencia, la sabiduría y la infalibilidad que olvidan hasta los derechos humanos más básicos establecidos


por la ONU. Resulta casi aborrecible tener que recordar estas obviedades. ¿Por qué no corren la misma suerte los que firmaron lo mismo… pero desde la otra parte de la mesa? 17 de Julio de 2006. 203. El discurso del club Si uno se detiene un poco a reflexionar sobre lo que se trasluce en la gestión de los actuales responsables del Real Jaén, puede sorprenderse de que las cosas no están tan claras y definidas como a primera vista pudiera parecer. Y no es que no se esté haciendo lo que hay que hacer en estas circunstancias sino que el estilo y la fuerza que debieran brillar apenas se notan. Por supuesto que, como es natural y todos queremos, al club le gustaría llenar el campo todos los domingos de partido; que el equipo estuviera situado, si no en el primero al menos entre los primeros de la tabla; que hiciera un buen fútbol; y que todos los aficionados estuviesen felices y contentos. En ese deseo todo el mundo coincide pero una cosa es soñar y otra la realidad que tenemos delante. Pero no parece ni se nota un espíritu nuevo, no hay ambiente de revolución, de entusiasmo generalizado. Ya sabemos que, si se empiezan a ganar los partidos, al calor del éxito, la gente se apuntará en seguida pero también hay que advertir que para convencer a los escépticos, uno de los propósitos anunciados y que son lo que no acaban de creerse las cosas y dudan de casi todo, es necesario poner sobre la mesa argumentos especialmente poderosos. No se trata de dinero sino de nervio y de empuje. El discurso de la directiva parece demasiado habitual, con frases convencionales y retórica burocrática y obligada. Como si dijeran lo que se tiene que decir en esos casos pero sin que se aprecie el objetivo de quebrar la sociedad giennense, embarcándola en un proyecto multitudinario y electrizante. Para colmo los hechos tampoco invitan a un cambio profundo de orientación social. En cuanto a los jugadores, lo mismo de siempre: un montón de nombres nuevos, lo más seguro buenos profesionales pero que nadie conoce y que desde luego poco van a entusiasmar a la afición, al tiempo que se marchan algunos de los que representaban el espíritu del equipo. Sería profundamente injusto no agradecer a quienes están invirtiendo su dinero en el Real Jaén, por supuesto buscando sus intereses como noblemente han reconocido y es totalmente legítimo. Pero una cosa es esa y otra ignorar que, puestos a analizar las cosas con calma, no está muy claro qué quiere este grupo empresarial de la sociedad giennense en general y de la afición en particular. 24 de Julio de 2006


204. Como en Antequera Desde aquel “si no me fumaba un puro antes de los partidos, no rendía” a la sofisticación que hoy rodea el fútbol, han pasado cincuenta años. Rosendo Hernández fue uno de los componentes del equipo de España en el campeonato de Brasil, año 1950, cuando nuestro país quedó en el cuarto puesto de la clasificación final, y recuerda ahora algunos de los ritos casi obligados que seguía para tratar de producir más en el campo de juego. Lo del puro resulta especialmente significativo cuando el tabaco ha pasado de considerarse una sustancia que curaba sesenta y tantas enfermedades a ser casi el pecado más ominoso que un ser humano pueda cometer. Pero afortunadamente el progreso va imponiendo su ley y hoy se dispone de otros métodos y otros sistemas más complejos y perfeccionados para conseguir el tono vital adecuado al rendimiento que se espera de los profesionales. Es el caso, por ejemplo, de las concentraciones. Ahora cualquier equipo que se precie lleva a sus jugadores a unos ejercicios espirituales previos al comienzo de la temporada, al objeto de prepararles el cuerpo y el espíritu para la compleja y difícil competición que se avecina. Si se han fijado en el horario que regía la que ha efectuado el Real Jaén, habrán podido observar que no estaba previsto el tiempo libre: siesta por ejemplo sí pero, al parecer, obligatoria. Y aunque hay quien discute los beneficios de esta actividad, sí que parece interesante por lo menos para alcanzar la compenetración del grupo, indispensable para todas las tareas que habrá que atender a lo largo de la temporada, incluida la necesidad de rebajar la inevitable tensión cuando se vaya sabiendo quiénes son titulares o fijos, y quiénes estarán sólo para echar una mano cuando haga falta. Una mayor identificación entre los profesionales resulta imprescindible para el éxito del equipo y del club. La otra cara de la moneda es a su vez la armonía entre el equipo y la sociedad giennense, algo a lo que tendrán que colaborar los resultados de la pretemporada, como el sábado ocurrió afortunadamente en Antequera. Ya sabemos que estos partidos tienen un carácter propedéutico pero, de ir bien las cosas y obtener determinados éxitos, pueden acabar entusiasmando a la afición y abrir notables expectativas en los indecisos. Lo que sería muy grato para todos. 31 de Julio de 2006 205. Aprender el himno Los publicistas hablan y no acaban de la enorme dificultad que tiene su trabajo. Saben que, a la hora de hacer una campaña publicitaria, tienen que tener mucho cuidado con lo que planifican y ejecutan, y también un montón de buena


suerte. Cualquier detalle puede dar al traste con su tarea, sobre todo si el mensaje va dirigido a la sensibilidad y menos al pensamiento. Un matiz imprevisto, una frase más o menos acertada o la referencia a algún acontecimiento pueden despertar tanto una inopinada animadversión como una simpatía enorme por el producto que se publicita. En todo caso siempre resulta de interés para el éxito de las campañas fijarse en los propios valores, estimular los afectos y buscar puntos de apoyo afectivos. Y lo que desde luego sería un desacierto es que la entidad patrocinada se comporte con cánones diferentes de lo que dicen sus eslóganes. Valgan estas reflexiones al hilo de la campaña publicitaria del Real Jaén, que afortunadamente está teniendo un resultado razonable y ojalá mejore aún más. Lo que resulta cuando menos curioso, y no es la primera vez que ocurre, es que el club no parece que busque expresamente esos puntos de apoyo afectivos. Y si no hay apasionamiento por medio, es bastante difícil, en este nivel deportivo, encontrar el arrimo masivo de la población. Es imprescindible que la gente se sienta identificada con el equipo y el club. Sin embargo esta virtud apenas se ejercita. Valgan dos ejemplos. No se entiende, y ha ocurrido otros años, que apenas se jueguen partidos de pretemporada en La Victoria cuando el refrán dice que ojos que no ven… No se trata de no salir pero el equilibrio es siempre bueno. Otros clubes lo hacen y no les va mal. El otro ejemplo es el de los jugadores. Ya sabemos que en este tiempo prima la profesionalidad pero ni tanto ni tan calvo: hacen falta unos cuantos jugadores que sientan como suyo el uniforme del Real Jaén y como suya esta tierra. ¿Tan difícil es conseguir un equilibrio, incluso en la organización interna del equipo, entre unos y otros? ¿Tan complicado resulta que unos cuantos jugadores conozcan dónde está la Carrera o qué estilo tiene la Catedral y, por supuesto, el himno del club? ¿No debería estar también, entre los conceptos a aprender, la letra y música del himno de la empresa, del club, de la afición? 7 de Agosto de 2006 206. Pago único Al parecer el Real Jaén anda con problemas para fichar un par de delanteros que cierren la plantilla y hagan felices a la afición con sus goles a lo largo de la temporada. No resulta fácil, a lo que se ve, encontrar profesionales de este tenor dentro de lo que se llama el mercado futbolístico y de ahí la lógica preocupación de los responsables. Pero por este motivo no debe desanimarse el club. Ni sus dirigentes llevarse malos ratos: estudios que han desarrollado grandes expertos en este ámbito del saber y de la ciencia sobre el desarrollo técnico de los últimos campeonatos mundiales de Alemania demuestran que lo que prima ahora en el


fútbol es el centrocampismo. Hasta el punto, ha escrito Juan Cueto, que éste se ha convertido en pensamiento único, casi en la exclusiva forma de entender el fútbol y todos sus aledaños. Lejos ya del desarrollo futbolístico cualquier forma de ejercerlo que no sea por este sistema. Centrocampismo. Según estas autorizadas opiniones, todos los equipos juegan y se mueven desde una perspectiva de centro y es desde ella desde donde se planifican estrategias y tácticas. Algo lógico por otra parte pues al fin y al cabo esta actividad deportiva forma parte de la sociedad y de las tendencias que los seres humanos conformamos a través del tiempo. Si uno se fija despacio, en el mundo en que vivimos todo, y desde luego la inmensa mayoría, tiende al centro. Desde los partidos políticos, hasta la caída de los graves y, como no podía ser menos, las opiniones de la gente que refleja la campana de Gauss, todo tiene una pendiente, como una cuesta natural, no hacia los extremos sino al centro. ¿Preocupación en el Real Jaén porque no encuentra delanteros?. Pero si lo que tendría que hacer es despedir a todos los jugadores que no sean centrocampistas y formar un equipo de veintidós profesionales de esta demarcación. Hasta los que guarden la portería centrocampistas. Es la forma más firme y segura de guardar el equilibrio que la vida y el fútbol exigen. Así cumpliría las leyes físicas que lo mandan y las sociales que lo sugieren. Todos centrocampistas, veintidós centrocampistas y ya está. ¡Qué gozada! Pensamiento único futbolero, contrapeso y ponderación y medida. Pero si ya hasta la PAC, con el pago único, se ha contagiado de esta modalidad del pensar. 14 de Agosto de 2006. 207. Grave falta de respeto La verdad es que esta vez los responsables de organizar la pretemporada del Real Jaén no han estado especialmente afortunados. Ello no empaña en absoluto la trayectoria ejemplar de la actual directiva del Real Jaén, simplemente que en esta oportunidad parece que a los encargados de la tarea no les ha acompañado el acierto. Desde aquella liquidación por derribo de la plantilla de la temporada pasada a la última “razón de la sinrazón que a mi razón se hace”, que diría don Quijote, que se produjo en Torredonjimeno, el camino seguido en este período tan decisivo no ha sido ni afortunado ni provechoso. Naturalmente que ha habido aciertos pero en conjunto no se han hecho bien las cosas. No se entiende que no se haya celebrado ningún partido en casa, lo que ha originados dos efectos perversos: uno, el desapego de la sociedad giennense impedida de entusiasmarse con los suyos ante un equipo del que se cantan virtudes máximas pero que, con los resultados que se han obtenido en los partidos jugados, casi nadie ha podido contrastar. El otro efecto pernicioso, al decir de los técnicos, es la falta de


adaptación al terreno de juego de La Victoria de unos jugadores que, cuando corran por el campo, apenas reconocerán que están en su casa; tampoco se han facilitado a la gente motivos solemnes para que se incorporen al proyecto con una campaña a la que le falta brío; ni se han resuelto los graves problemas de infraestructuras que aseguraban eran muy importantes para el rendimiento deportivo. Y para colmo el desaguisado de Torredonjimeno. No puede valer una excusa ni una explicación para olvidar el asunto. Ha sido una falta muy grave de respeto a entidades y personas, y ello exige, para el buen nombre del club, una posición pública de la junta directiva. Mal empezaríamos si se trata de tapar lo que puede ser un pésimo precedente. Y un mal síntoma. No hay justificación ni en la planificación absurda de dos partidos consecutivos ni en la carencia de jugadores porque había demasiadas soluciones técnicas a la mano. Por supuesto que el concepto de pretemporada es por definición maliciosamente sutil y gaseoso, y un desafío para la inteligencia, que ha de resolver la grave contradicción que encierra. Pero todo el mundo sabe por experiencia que lo propedéutico es lo que marca el camino, es decir, que el que da primero da dos veces. 21 de agosto de 2006.


TEMPORADA 2006-2007

El artista giennense Santi Rodríguez dio lustre y realce al acto de presentación Foto: Diario Jaén


208. Parábola del buen estudiante En realidad al fútbol le pasa lo que a los estudiantes. El que es bueno y responsable planifica con mesura y prudencia su tiempo de estudio; proyecta unas bases razonables de estrategia para dominar los conocimientos que precisa para el buen éxito; y organiza una forma de vida acorde a sus necesidades de aprendizaje. El buen estudiante apenas deja resquicio al azar y abomina de la suerte, convencido de que lo valioso es la buena preparación y el dominio de su materia de estudio. Luego, a la hora de la verdad, de rendir cuentas de su trabajo, acude con cierta seguridad persuadido de que, al haber hecho bien sus deberes, el resultado de su esfuerzo tiene que ser casi imperiosamente espléndido. Y algo así ocurre en el fútbol. En los clubes, cuando están bien organizados, cada miembro cumple la faena para la que está y que es la que conoce; se prevén con acierto las responsabilidades que se han de asumir; y se preparan las tareas propias de cada tiempo. Más tarde, en el momento en que ya se juega uno de manera formal las cosas, lo previsible es que el trabajo bien hecho ofrezca los beneficios deseados. Son muchos los casos en lo que los errores y desaciertos de los equipos hay que achacarlos a resbalones organizativos y a disparates de planificación. Pero, como hemos experimentado tantas veces, en el fútbol como en los estudios y, en general, en toda la vida, esta teoría no es toda la verdad del tejemaneje. Por supuesto que cuantos más temas conozca el estudiante, más posibilidades reales disfruta de conseguir el premio que busca, pero todos conocemos suficientes casos en los que, de acuerdo con la famosa ley de Murphy, las pilas de la calculadora de bolsillo, que han durado todo el curso, se han agotado durante el examen final y para colmo las de recambio estaban defectuosas. Es decir, que el esfuerzo ha sido inútil por el resquicio que siempre lleva el azar, que por definición prescinde caprichosamente de los esfuerzos de los mortales. Pero el caso es que hay muchas modalidades de ventura. El problema filosófico y casi metafísico sin embargo que plantea el hado es la opción que a veces toma de servir a los triunfadores, a los que colma de privilegios y agasajos. Habrá que desear que a la directiva del Real Jaén, que funciona espléndidamente a pesar de los desajustes de la pretemporada, y, en consecuencia, a la afición, le ataque esta variedad de azar. 28 de Agosto de 2006

Real Jaén, 0; Granada, 0


Presentación del equipo para la temporada 2006-2007. Foto: Diario Jaén

209. Estábamos todos El sábado, en Málaga, estábamos todos. Bueno, casi todos. Porque seguro que a muchos aficionados y seguidores del Real Jaén diversas circunstancias les habían impedido acercarse a las orillas del mar Mediterráneo. Pero éramos tantos los que acudimos al polideportivo de Benalmádena que era como si el equipo jugara en casa. Estaban el presidente Carlos Sánchez; y los Peláez. Y los “locos de Cartagena”. También Pedro González, que en su día fue utillero del equipo y ahora la vida le ha llevado a Málaga. Y el habitual Pablo Pérez Torres. Y hasta Raquel Valdés, una niña de 12 años, que no había manera de que dejara de aplaudir cada vez que corría la antigua consigna de que “el que sea de Jaén, que dé las palmas”. O sea, medio estadio de La Victoria, por lo menos: una situación placentera como es la de sentirse en familia. Luego en el partido, como siempre, hubo de todo, que hasta a los buenos momentos les conviene un poco de picante. Lo mejor vino después, al final, cuando todo eran abrazos, felicitaciones, albricias y parabienes. Y la singularidad del camino de regreso. Y es que, aunque hay algunas pistas muy sólidas sobre los motivos que lo produce, la verdad es que se desconocen las causas últimas de por qué, cuando se gana un partido a domicilio, disminuyen los kilómetros de vuelta y el trayecto se acorta de manera considerable: los responsables del tráfico aun no han aclarado este enigma que el sábado sintieron muchos jiennenses. Muchas veces se ha dicho que nuestro espíritu acorta o alarga el tiempo de acuerdo a sus intereses y deseos pero este fenómeno humano es igualmente aplicable al espacio. Espacio y tiempo que esta vez han acompañado a quienes tuvieron la suerte de estar en Benalmádena. Por lo


demás, lo que se demostró en el partido supone un nuevo horizonte deportivo y social. No fue un una jornada más sino que ha explotado un símbolo que hace demasiado se marchó: ahora lo que hace falta es que los técnicos apuesten de manera decidida por dejarse de pamplinas y jugar a lo grande. Las circunstancias del sábado han venido, además, a resolver el desánimo de los aficionados. Y hasta el estrés postvacacional. 4 de Septiembre de 2006

Málaga B, 1; Real Jaén, 2

210. La tercera razón La verdad es que, cuando las cosas le van bien al equipo de nuestros amores, ¡qué interminable se hace la semana a la espera impaciente de que se repita tal acontecimiento gozoso! Pero la misma desazón –o tal vez otra más afilada- nos reconcome y atormenta si, por el contrario, el asunto no ha resultado como esperábamos y deseábamos, tanto por el recuerdo amargo de lo que ya no tiene remedio como por la urgencia de que se corrija cuanto antes el desacierto anterior. ¿No es de esta manera acaso una semana un período excesivamente largo para resolver nuestros males y dolencias futboleras? ¿No podríamos buscar otras alternativas en un ejercicio higiénico, terapéutico y curativo? Por ejemplo, ¿por qué sólo se juega un partido de competición a la semana? ¿Serían útiles, pongamos por caso, tres partidos cada día? ¿Acaso uno diario? Las alternativas son desde luego múltiples. Tres partidos por día garantizarían, salvo accidente de escasas posibilidades estadísticas, muchos ratos de placer para los aficionados que así podrían saborear los laureles de su equipo o arrinconar sus desaciertos. Por supuesto que esas novedades requerirían otro tipo de clubes con plantillas muy numerosas pero eso, tal como funcionan, sería un asunto menor. Y es que el fútbol ha alcanzado un estatus tan asombroso y descomunal que paraliza –y produce- guerras, resuelve problemas diplomáticos y está modificando comportamientos básicos antropológicos. Su estado social en el mundo ya ha ocasionado que algún burlón, acordándose de la cita de Aristóteles que trae a colación el Arcipreste de Hita en el Libro del Buen Amor, en la que le adjudica al filósofo griego el pensamiento de que el mundo por trabaja dos cosas: la primera, por asegurarse el mantenimiento; y la otra, por conseguir ayuntamiento con una mujer (hoy lo sustituiríamos por pareja) agradable, haya propuesto una modificación de esa famosa cita. Pues ese socarrón irreverente y desconsiderado es partidario de corregir nada más y nada menos que al gran Aristóteles añadiendo una tercera finalidad básica para justificar la vida: que el equipo de uno gane en todas las ocasiones posibles. 11 de Septiembre de 2006

Real Jaén, 1; Écija, 1


211. Incautos y tramposos Ayer, y probablemente con los desajustes de toda práctica deportiva que se inicia, los jugadores no echaron fuera del campo el balón al caer lesionado, real o aparentemente, alguno de ellos. En ese trance, por acuerdo de los 12 clubes andaluces de Segunda B, los futbolistas deben continuar el juego como si nada y dejar a criterio del árbitro cualquier decisión. Aun no se dispone de resultados estadísticos y es bastante probable que ello haya creado algún resquemor pero en principio parece una medida regeneradora y saludable. El asunto ya viene de atrás: lo que nació como un gesto deportivo para atender a un compañero, empezó a falsificarse cuando al equipo generoso se le retrasaba en exceso el balón del punto en el que había salido fuera del campo. A su vez se generalizó la artimaña de simular golpes o lesiones para evitar el peligro en la propia portería o como un arma para perder tiempo de acuerdo a los intereses del farsante. Los espectadores que acudieron al partido del Real Jaén contra el Écija la semana pasada habían podido apreciar que se sobrepasaron todos los límites razonables, un verdadero escándalo incomprensible en unos profesionales. Pero así son las cosas y así es la vida. Lo más significativo sin embargo que subyace a esa decisión es que entronca en una de las discusiones más importantes que se están planteando hoy sobre la evolución y la conservación de los seres humanos. Se trata de algo tan sencillo como esto: para que la especie pueda sobrevivir parece necesaria la ayuda recíproca, de unos a otros, lo de hoy por ti y mañana por mí. Ahora bien todos sabemos, y los sociobiólogos lo estudian científicamente, que el mundo está lleno de incautos (aquellos que socorren a todos sin preocuparse de lo que luego puedan recibir) y de tramposos (que aceptan el amparo pero luego ellos no corresponden cuando las cosas son al revés). La desconfianza viene porque si es verdad la ley de la evolución de que sólo sobreviven los más aptos y más fuertes, parece que los tramposos, que llevan las de ganar, acabarán eliminando a los incautos y quedándose solos en el mundo. Pero la ventaja de los buenos es que una sociedad compuesta exclusivamente de tramposos acabaría por razones obvias destruyéndose a si misma. A lo que ha contribuido, aunque sea modestamente, esta decisión de los clubes de 2ª B, que se opone a los tramposos, aunque nadie quita el sufrimiento de los buenos. 18 de Septiembre de 2006

Villanueva de Córdoba, 1; Real Jaén, 1


212. A primera vista Todos sabemos lo importante y esencial que es plantearse objetivos y anhelos en cada una de las facetas de nuestra vida. Saber a dónde queremos ir es no sólo una condición indispensable para llegar a algún sitio sino el requisito imprescindible para elegir el camino y los instrumentos necesarios para recorrerlo. El problema puede venir, entre otros motivos, porque, para atrapar esa aspiración propuesta, no dispongamos de los medios adecuados. Entonces aparecen las frustraciones y los desencantos. Es como lo que pasa con la utopía. Soñar que todo funcione perfectamente es sin duda un aliciente y un estimulante eficaz para mejorar las cosas. Nos espolea y nos pone en la buena dirección. Sin embargo no podemos olvidar que la palabra utopía significa etimológicamente en ningún sitio, es decir, que ese concepto ya encierra un cierto aviso de lo casi imposible que es lograr grandiosos empeños. ¡Cuánta gente y cuántas veces se sufren decepciones dolorosas cuando uno se da cuenta de que lo ambicionado es sólo una quimera o un espejismo y que hubiera sido preferible más prudencia y más realismo! ¿Valen estas consideraciones para el Real Jaén, para los objetivos propuestos por toda la comunidad deportiva de alcanzar el ascenso de categoría? Instrumentos parece haberlos pero ¿están compensados todos los equilibrios que la integran? Ayer se jugó la quinta jornada de la actual liga. ¿Sobrado tiempo para conocer lo que es posible? A primeros de temporada el entrenador pensaba que en un mes se completaría un test para averiguar las posibilidades de este conjunto en la presente competición. ¿Suficiente? Algunos sicólogos sociales insisten en lo que siempre se ha llamado amor a primera vista, es decir, que el agrado o desagrado que produce una persona en su primer encuentro ya es determinante casi definitivo de si prosperará o no una amistad. Después de estos cinco partidos, ¿lo vemos claro? La ventaja es que en esta carrera por etapas aun faltan muchas y se pueden manejar mejor las virtudes que posee el equipo. Un antiguo filósofo, Herodes de Atenas, fue muy notorio y reputado porque de él se decía que había sabido utilizar sus riquezas mejor que hombre alguno. 25 de Septiembre de 2006

Portuense, 3; Real Jaén, 0

213. Introducción al vicegol Se ha planteado desde hace un tiempo un atrayente y sugestivo debate futbolístico en torno al Real Jaén. Aunque a primera vista parezca lo contrario, es en el fondo una controversia teórica y hasta puede resultar filosófica y científica. Técnicos y profesionales, a través de los medios de comunicación, y aficionados en general hablan y discuten sobre una extraña patología deportiva que, por lo


que se dice, sufre el equipo en el desarrollo de los partidos. Se trata, al parecer, de la inexplicable incongruencia de que se generan multitud de ocasiones de gol, o al menos las suficientes para ganar un partido, y sin embargo por fas o por nefas el balón no acaba por entrar en la portería contraria. ¿Tiene consistencia esa teoría? El asunto no es fácil desde luego y en un espacio como éste muy peliagudo precisarlo con rigor pero sí se puede apuntar alguna primera sugerencia. La clave está es ponerse de acuerdo en una definición, al menos negativa, sobre en qué consiste una ocasión de gol. Porque obviamente no toda presencia del balón en el área del equipo contrario lo es sin más sino que hacen falta algunos requisitos imprescindibles. En muchos casos lo que parece un peligro no es sino un simple enredo que no sirve para otra cosa que para enmarañar y embrollar la jugada pero sin posibilidad alguna de sacar rentabilidad. Deberíamos hablar, cuando menos, de ocasión manifiesta como aquella que permite un vicegol, que W. Fernández, creador de este concepto, definía como el hecho de que la pelota pase por encima o al lado de la portería o bata en los palos, sin ser gol, pero con inminencia de serlo. Es lo que arranca un ¡uy! en los aficionados, incluyendo naturalmente una escala de mayor o menor intensidad según la importancia del momento. Para el mejor entendimiento común y con el objetivo de centrar estos asuntos con la seriedad que exigen, parece conveniente llamar a las cosas por su nombre y afirmar que se ha producido una jugada de gol cuando en verdad sea así. La vibrante y esplendorosa segunda parte del partido de ayer sirvió, entre otras muchas cosas, para poner esta discusión en un terreno exacto y dejar claro lo que en verdad es un vicegol. 2 de Octubre de 2006

Real Jaén, 2; Cartagena, 2

214. Cuestión de identidad Se puede decir con cierta verosimilitud que las dudas sobre el actual equipo del Real Jaén se iniciaron en el partido que jugó en Villanueva de Córdoba. Como mucha gente recordará, los aficionados que tuvieron la oportunidad de asistir se volvieron con un grave gesto de abatimiento viendo cómo el equipo era incapaz de ganar un encuentro en el que los adversarios jugaron con nueve futbolistas desde el minuto 36. Si los de casa no llegan a errar un penalti poco antes de terminar el partido, ni siquiera se hubiese alcanzado el empate. Fue una tarde deportivamente desgraciada para la familia del Real Jaén, porque el juego apenas permitió alguna oportunidad manifiesta y mostró una fuerte impotencia táctica y estratégica. Después han venido las dos remontadas casi milagrosas, desde luego maravillosas y magníficas, que han levantado el ánimo de todos. Es


en ese contexto en el que se hablaba el otro día desde la dirección del club de la necesidad de conseguir los nueve puntos en juego con Baza, Mérida y Villanovense, matizando que ni siquiera serviría el empate en alguno de ellos. El planteamiento parece tener su clara y profunda significación y por tanto pleno sentido cara al futuro. Se entiende que es importante este deseo no tanto por los puntos, que por supuesto también, sino por la necesidad sicológica de todos de asentarnos en un lugar destacado de la clasificación, de entrar entre los grandes del grupo, que ya vendrá algún que otro inevitable disgusto y desconsuelo. Lo que está en cuestión en este momento es determinar, en terminología de argot, cuál es la liga que de hecho y de verdad va a ser la del Real Jaén, en qué ambientes se va a mover deportivamente hablando, o sea a qué se juega. En definitiva cuál va ser su identidad deportiva en esta competición. Si se supera de una vez lo que llaman los expertos, en un lenguaje muy preciso, quedarse descolgado o el equipo forma parte de los mejores, algo que, salvo milagros, se consigue en los diez primeros partidos de liga. Ayer, afortunadamente, se abrieron formidables esperanzas colectivas con la victoria en Baza y se dio el primer paso en la dirección correcta. Sólo falta seguir así. Albricias y amén. 9 de octubre de 2006

Baza, 1; Real Jaén, 2

215. La selección española Terribles tormentas, relámpagos y truenos vienen proporcionando a la selección absoluta de fútbol los éxitos alcanzados en bastantes disciplinas deportivas por muchos compatriotas nuestros. La guinda ha sido el campeonato mundial de baloncesto que ha levantado un clamor popular de exigencia de triunfos y títulos en un deporte al que no le falta nada, sigue la mayoría de españoles y casi es un elemento privilegiado de la cultura nacional. El asunto está suficientemente claro: mientras los equipos se hartan de trofeos internacionales y encabezan las listas mundiales de los mejores, esta selección es la única, a escala mundial, que, perteneciendo a la élite futbolística, hace el ridículo y no es capaz de dar una alegría a los aficionados españoles. El caso es que en el horizonte no se aprecia ningún rayo de esperanza. Cuando se habla de las causas de este deterioro, sólo se repiten miméticamente tópicos y frases hechas: que si los profesionales cobran en demasía, que juegan muchos extranjeros en nuestros equipos (con los españoles que hay repartidos por ahí y como si todo ello no ocurriera en los mismos términos en los demás países). Lo que pasa es que no hay proyecto ninguno en la Federación Española, un proyecto acorde a los parámetros deportivos, sociales, económicos o políticos que hoy arrastra el fútbol. El entrenador, que debe reunir la categoría técnica y cultural suficiente


para representarnos a todos los españoles, es el último paso a tomar. La federación –todas las federaciones- pertenece a esa clase de entidades (viven del dinero público y de explotar la marca España) a las que algunos sociólogos llaman los “otros políticos”: sus directivos son elegidos mediante compromisarios, no rinden cuentas ante ninguna asamblea democrática, ni hay en sus reglas de funcionamiento algún sistema de oposición. Así todo queda al buen hacer o la responsabilidad de sus miembros. Pero no parece que esta federación esté por la labor. Cuando no pueda mantener a Luís, lo cesará, le indemnizará con el dinero que sea –al fin y al cabo no es suyo-, nombrará a otro técnico, y a seguir viviendo. Como dice irónicamente Pío Baroja, el que manda no hace nada mal. Mientras, salvo que toque la flauta por casualidad, los españoles a soñar en otras cosas. 16 de octubre de 2006

Real Jaén, 0; Mérida, 2

216. Cuentas de la ilusión A propósito de nuestra afición al Real Jaén, hay que reivindicar de una vez por todas el cuento de la lechera, que siempre ha gozado del favor de los tristes y los lánguidos. Muchos educadores lo han propuesto como un ejemplo de cómo no debemos comportarnos porque, a su juicio, castiga no trabajar demasiado y vivir en exceso pegados a los sueños. ¿Ves lo que le ha pasado? Pues es necesario rehabilitarlo para uso y disfrute de los entusiastas y los soñadores. Es verdad que en muchas de sus variantes encierra un sentimiento trágico por la lúgubre desgracia de la protagonista, de lo que se aprovechan los pesimistas para decir, ves si es que no hay que alimentar pájaros en la cabeza. Pues hay que tenerlos. Si no, para qué acudimos al campo de fútbol. Por eso desde la dirección del club, conscientes de que los milagros no están a la orden del día, habían abierto una escala de ilusión soñando en ganar estos tres últimos partidos pasados como forma de colocarse entre los elegidos, ahora cuando sale el pelotón y antes de que se produzcan las primeras escaramuzas. Pero el resultado ante el Mérida quebró esa esperanza y mantuvo al equipo en la zona aburrida en la que ha venido circulando tristemente y casi se ha especializado estos últimos años. Sin embargo apenas hemos salido de unas cuentas de esperanza y ya estamos metidos en otras, abiertas en este caso por el entrenador: se trata, dice, simplemente de ganar dos partidos seguidos para encontrar la tan necesaria e inestimable autoestima y consolidar el ánimo de los jugadores, es decir, de todos. El caso es que éstas no tienen plazo fijo, aunque naturalmente cuanto antes mejor. Y son además cuentas alegres y positivas de la lechera, de pájaros en la cabeza. Pues bien, ayer en Villanueva de la Serena no se pudo dar el primer paso. A ver si


puede ser el próximo domingo ante el Marbella. Y lo que no puede dejarse a un lado esta semana es que todo este engranaje de triunfos y derrotas tiene un héroe o, tal vez, dos. El presidente Carlos Sánchez y equipo, que han cumplido años y que, a pesar de que la fortuna no les ha sonreído deportivamente al menos hasta ahora, merecen una buena tarta con velas porque, gracias a ellos –aciertos y errores aparte- el Real Jaén sigue vivo. Sólo les falta alumbrar una nueva variante de la antiquísima historia de la lechera para los animados y los confiados. 23 de octubre de 2006

Villanovense (Vva. de la Serena), 2; Real Jaén, 2

217. Un debate peligroso Terminados ya cumplidamente los agasajos, las galas, celebraciones y fiestas a cuenta del sorprendente y señalado gol en Villanueva de la Serena, acontecimiento visto y conocido más allá de nuestras fronteras, resulta imprescindible volver a la realidad de lo que se cuece en el Real Jaén tanto en su aspecto deportivo como en el de la gestión del patrimonio futbolístico. Desde luego con la realidad alegre del éxito de ayer, marcada afortunadamente por un sentimiento casi olvidado para bastantes aficionados: para muchos de ellos era casi un recuerdo de la antigüedad remota estar presentes en un triunfo del equipo en La Victoria. Pero el venturoso gol no debe distraernos de la dudosa situación deportiva del equipo. Aunque parezca tener mala sombra decirlo ahora, el éxito de ayer no puede ocultar los problemas de fondo que habitan en el Real Jaén y que las declaraciones de esta semana pasada lo demuestran ampliamente, al poner sobre la mesa mucha más desazón de lo que a primera vista pudiera parecer. Declaraciones que apuntan y descubren demasiadas aristas y esquinas, altamente preocupantes por su contenido y por la forma en que se han venido produciendo. El debate sobre si el equipo, en contra de lo que hasta ahora ha sido el discurso oficial del club, tiene calidad suficiente para estar situado en los puestos de privilegio de la competición, implica demasiadas cosas y sobre todo plantea una imagen de escasa consistencia y solidez en la entidad, algo que aquí puede estar empezando a producirse y acabar arrastrando a todos. A unos porque, empecinados en mantener lo que propuso una persona la víspera de marcharse, planificaron un equipo que a algunos aficionados, de esos que siguen con atención y esmero todas las cosas, no les convencieron (¿dónde están Galera o Azkargorta, por citar a algunos defensas del año pasado, vista la proporción de goles de esta temporada en comparación con la anterior? ¿Han mejorado a Navarro muchos de los que han llegado este año?); y a otros porque al principio manifestaron públicamente que con los medios de que disponían aceptaban el reto propuesto por el club. Incluso sugirieron que en un mes estaría resuelto el problema deportivo del equipo, mientras ahora parecen desdecirse no sólo con


los hechos –esas tan extrañas decisiones deportivas- sino también con las palabras. Mal asunto, muy malo, empezar a ver quién es más inocente de lo que está pasando. 30 de Octubre de 2006

Real Jaén, 1; Marbella, 0

218. Consecuencias del poder Pues no ha sido posible la redención del equipo. En verdad que lo han intentado, especialmente desde que el domingo anterior el horizonte se abrió y todos recuperamos de nuevo la esperanza, pero no han podido rematar la faena, ni siquiera extenderla una semana más. El colectivo futbolístico del Real Jaén está como si no se hubiese acudido a Melilla porque, después del resbalón y el tropiezo de ayer, otra vez los dioses testarudos nos colocan, en una especie de retroceso en el tiempo, ante las mismas polémicas, idénticos cálculos y balances, y similares perspectivas en la competición liguera. Vamos, que es como si nos hubiese hecho unos cuantos días más jóvenes. Si regresase a Jaén algún viajero que se hubiese marchado antes del partido con el Marbella, nos creería aun en el mes pasado: esto no anda, el proyecto sigue torcido y las seguridades menguan cada fin de semana. En estas condiciones qué se puede hacer; cómo vamos a poder liberarnos de esta condición de segundones que no acabamos de abandonar. Pero lo que dice el protocolo ya lo sabe todo el mundo: si algo no funciona bien, hay que mirar hacia donde reside el poder y por ahí vendrá la solución. Eso es reconocer la vieja teoría del poder total, una práctica que se desarrolla seguramente en abundancia dentro de las estructuras del fútbol y que más de una vez ha sido puesta en cuestión pero a la que se acogen con excesiva frecuencia y pujanza demasiada gente. Cuando en alguna institución alguien decide absolutamente de manera que, salvo un acto de casi sedición, nadie puede corregir sus providencias, asume las responsabilidades derivadas de este acto. Lo recuerda el poeta latino Ovidio con aquello de estarás triste si te encuentras solo, pero esa es la cara B del poder, el ángulo chirriante del decidir, aquello de la penitencia que arrastra cada decisión personal que se toma. De todas formas siempre es necesario un punto de escepticismo y de duda porque tampoco los protocolos son perfectos. ¿Cómo aclarar o arreglar el desencanto deportivo que prodiga con demasía y exceso el Real Jaén? Ya asegura Juan de Mairena en una de sus reflexiones que lo corriente en el hombre es la tendencia a creer verdadero cuanto le reporta utilidad. Claro que a continuación él mismo se explica diciendo que por eso hay tantos hombres capaces de comulgar con ruedas de molino. Y en esas anda el Real Jaén. 6 de Noviembre de 2006

Melilla, 2; Real Jaén, 1


219. Explotó la revolución Las estadísticas son una forma de contar la historia en números. Una manera breve, ajustada y, especialmente, precisa de memorizar lo que ha venido ocurriendo a través del tiempo. Aunque hay gente que las utiliza como un modo de pronóstico y vaticinio, y un sistema de adivinación para averiguar por donde irán la cosas venideras, la verdad es que vienen a ser como un presentimiento de escaso alcance y eficacia. Precisamente en el partido de fútbol de ayer en La Victoria se oponían dos estadísticas de signo opuesto y hasta contradictorio: salvo que el partido acabara en empate, era imposible que ambas pervivieran. Como así ocurrió, la pérdida de una, su interrupción, acarreaba el triunfo de la otra: el Córdoba no había ganado ningún partido fuera de casa en la presente competición y el Real Jaén llevaba once años sin ganarle al equipo de la ciudad vecina. La cuerda se rompió a favor de nuestro equipo y eso significa que hay que empezar a rectificar las cuentas. De todas formas el partido de ayer encerraba más gatos que los de un número y una escala accidental. Ante el Córdoba el Real Jaén ponía en juego algo mucho más valioso que una cifra de entretenimiento y conversación de casino. Casi sacaba a la plaza del mercado todo su ser y estar, el peso de sus muchos problemas y resquemores. Por eso hay partidos de fútbol que son un mundo por lo mucho que acontece en su desarrollo, mientras duran. A diferencia de otros que no pasan de mera anécdota que se olvida al cabo de un rato o, en todo caso, al día siguiente, algunos llevan en sí una carga emocional tan intensa que casi acaban agotando al personal. Ocurre como en la vida: al tiempo que hay acontecimientos menores, de escaso alcance y significación, otras situaciones tienen una amplia repercusión y una resonancia impetuosa. El partido de ayer fue una de esas, cuyo peso y poder tardará en repetirse porque los espacios épicos no están a la vuelta de la esquina. Lo que hace falta ahora es que, después del envite y de haber ganado la apuesta, y particularmente de la forma en que se consiguió, no ocurra aquello que asegura Víctor Hugo de las revoluciones, que tienen sus días de llamas y sus años de humo. Porque de esa forma de nuevo pueden aparecer los fantasmas del miedo y la tradición de las angustias. Sería higiénico para la mente de todos pensar que se ha roto un maleficio y ha empezado la verdadera revolución. 13 de Noviembre de 2006

Real Jaén, 3; Córdoba, 1


220. El milagro del fútbol Está suficientemente claro. Además es opinión común y se comprueba con bastante facilidad. Es algo parecido a lo que ocurre con la lotería, con el primer premio: tocó el gordo y hasta del ambulatorio se marchó todo el mundo. Pero ¿no había una larga lista de enfermos? Es igual, la quimera del sorteo y del juego es más saludable, terapéutico y curativo que cualquier medicina, convencional o de filigrana. Nada remedia los males y padecimientos de manera tan rápida y eficaz como que a uno le toque la lotería. A semejanza de lo que ocurría con aquel fakir oriental de los cuentos de boca y oído que poseía una pócima mágica capaz de cumplir hasta dos deseos que proponían aquellos mortales seleccionados por el dios. Pues algo así le ocurre al fútbol, dada la consistencia social que arrastra, y el privilegiado lugar que ocupa en el interés de los ciudadanos. Un club puede tener muchos problemas, estar al borde la quiebra, haber perdido el entusiasta acogimiento y amparo de sus patrocinadores, el fervor y admiración del público, da igual. El equipo puede hallarse casi caído en el precipicio, con un pie en el vacío, pero no importa. Basta que el equipo haga un par de partidos estupendos y consiga unos pocos goles para que todo quede resuelto como de manera portentosa e increíble. Incluso cambia y se enaltece el ánimo de los aficionados que desde ese momento y esa experiencia vemos las cosas de otra manera, como más de color rosa y verde, que son colores que significan contento y esperanza. Es como un prodigio, sucedió en el partido ante el Córdoba y hubiese sido el no va más si ayer en Sevilla de nuevo hubiese ganado el equipo, aunque de todas formas el resultado sirve para mantener el tono, que ya es bastante. Desde hace un par de semanas pocas cosas se cuestionan ya del equipo y ni al entrenador, y la demanda pública es ahora que se confirmen los buenos pasos dados últimamente. Queda por supuesto el problema sumamente delicado y grave de los sueldos de los profesionales pero esa es otra historia mucho más seria. Lo demás es el milagro del fútbol, como el de los juegos de azar. De todas maneras no olvidemos el lamento de aquel personaje de los esperpentos de Valle-Inclán, el siempre extravagante y sorprendente Max Estrella, cuando se queja de que se quedó sin capa, sin dinero y sin lotería. O el malhumor del fakir que rompe toda la armonía. 20 de noviembre de 2006

Sevilla B, 0; Real Jaén, 0

221. Ejército para la paz Todo el mundo conoce la sentencia o moraleja latina que asegura que “si quieres la paz, debes preparar la guerra”, un lema que ha tenido diversas y significadas interpretaciones y aplicaciones a lo largo de la historia. Desde el uso


que se hizo como norma de conducta en la llamada guerra fría, por el equilibrio militar que indirectamente impedía una conflagración mundial de sistemas, hasta el consejo de utilidad práctica para nuestro uso en las pequeñas escaramuzas de cada día, es este proverbio una norma útil que conviene tener a mano y aplicar en muchas oportunidades y ocasiones. Organizar la batalla es sinónimo de evitar una guerra y eso es lo que acertadamente hicieron los directivos y los profesionales ante el partido que se jugó ayer entre el Linares y el Real Jaén. Una buena acción, que acaba resultando necesaria, dados los lenguajes de epopeya que hoy y se gastan, y que superan con mucho el ardor burlón e inteligente por mordaz que triunfaba en otras épocas. Prevenir es una virtud que debe practicarse con la prudencia con que se hizo esta vez. Dos cosas, no obstante, suficientemente significativas se oyeron o se vieron ayer y sería aconsejable que los directivos tomasen nota. Una, la utilización, al menos, de una bandera con el llamado escudo preconstitucional: y, aunque por supuesto cualquier ciudadano puede utilizar la simbología que considere, debe cuidarse con esmero exquisito y celo atento que no aparezcan símbolos con un contenido demasiado amargo y doloroso. El otro sonido desagradable fue el grave error de un profesional que se dejó llevar de su ímpetu de manera gravemente irresponsable, con el perjuicio derivado al equipo y al público. Por lo demás la parafernalia de estos partidos, que llaman de rivalidad especial, tiene mucho de artificial porque se rodean de ridículas bravuras y falsos heroísmos que acaban contagiando a más de uno aunque, al final, valen aquellos conocidos versos de Cervantes sobre el valentón que dijo: "Es cierto / cuanto dice voacé, señor soldado. / Y el que dijere lo contrario, miente." / Y luego, incontinente, / caló el chapeo, requirió la espada, / miró al soslayo, fuese, y no hubo nada”. Que, salvo el ruido de un lenguaje a veces excesivamente basto y tosco, fue lo que aconteció ayer. Como decía el filósofo griego, para resolver los conflictos, hay que buscar intereses comunes. 27 de Noviembre de 2006

Real Jaén, 1; Linares, 0

222. Tres poemas Dos versos para un único poema podría ser un titular que resumiera con bastante precisión el desarrollo de los sentimientos y las emociones de los seguidores del Real Jaén que ayer presenciaron el partido jugado en tierra murciana. Dos estrofas, desde luego de colorido muy diferente, incluso contradictorio, dando forma a una sola poesía que cante y cuente lo que ocurrió ante el Águilas. Pero, superado el berrinche que llegó como una traición de espaldas, cabe sensatamente una tercera rima, algo así como una coda de


esperanza. A pesar del malhumor y la sensación de qué es lo que ha pasado que se nos quedó, que vino como un demonio de noche en el momento de soltar la alegría, hay que seguir confiando. Porque hacía tiempo que esperábamos, casi con el libro en la mano, el momento y la ocasión de disfrutar de un período de partidos con una oda triunfal, al estilo de Rubén Darío con aquello de ya llega el cortejo, ya llega el cortejo, ya se oyen los claros clarines. Y ayer parecía la ocasión de sentirse a gusto con lo que está haciendo el equipo, cuando hace unas semanas de pronto se levantó casi desde sus cenizas y empezó vibrar como hacía tiempo que no lo había hecho. Bien es verdad que en Águilas apenas hilvanó peligro y sus valentías no parecían tales pero no importaba demasiado según nos acercábamos hacia el final. Porque a fin de cuentas ayer esperábamos estar en la gloria y casi tocamos las alturas. Por eso, cuando nos vimos obligados a guardar en la biblioteca el libro del autor nicaragüense precisamente en el momento en que ya estábamos afinando las gaitas y los tambores, alguien tuvo que recordar aquellos versos de Antonio Machado, “El que espera, desespera, / dice la voz popular. / ¡Qué verdad tan verdadera! / La verdad es lo que es, / y sigue siendo verdad / aunque se piense al revés.” Hasta el locutor se quedó sin habla. Son las ventajas y desventajas de vivir el fútbol como una exaltación, una hazaña y una epopeya. Si no fuera así, todo sería rutina, rutina y rutina. Pero queda la esperanza y el disfrute de estar en el buen camino, que al fin y al cabo no vale arrinconarse en una oportunidad que parece estar abierta. Y así por terminar con versos, alguien recuerda aquello de Alberti: “Yo sé que tiene alas. / Que por las noches sueña / en voz alta la brisa / de plata de sus ruedas”. Alguna vez había que hacer poesía con el fútbol que para eso es emoción y sentimiento. 4 de Diciembre de 2006

Águilas, 1; Real Jaén, 1

223. Dos miradas Los aficionados del Real Jaén llevamos mucho tiempo, quizá demasiado, sin estar en exceso pendientes de la clasificación del equipo. No desde luego porque no nos interese (que indudablemente es mucho y además el puesto que se ocupe en ella es como el termómetro que señala el estado de salud del equipo) sino porque a fin de cuentas, salvo en algunos períodos cortos, en los últimos años el equipo siempre ha rondado más o menos por la mitad de la clasificación. Y en esas circunstancias qué más da un puesto arriba o abajo. Algún momento ha habido en el que estábamos excesivamente abajo, muy cerca del descenso pero, a fuer de sinceros, pocos seguidores han temido en serio que se produjese ese triste acontecimiento, que el Real Jaén bajase a la Tercera División. Para nuestra desgracia deportiva lo último que ha venido haciendo el Real Jaén ha pecado de


trivial y ramplón. Una vivencia que nos ha hecho mucho daño como colectivo, ha rebajado la alegría de los espíritus y ha impedido que un entusiasmo generalizado aumentase el número de seguidores fieles y adictos. Porque para un equipo como el nuestro, con su potencial económico, social y representativo, en esto de las competiciones el intríngulis está en que o nos codeamos con los mejores o caemos en la medianía aburrida y sin horizontes; que atendemos al grupo de los principales, de los egregios del grupo, o nos perdemos en lo prosaico, lo insustancial y lo ramplón. La gran noticia es que en este momento de la competición liguera parece que soplan aires nuevos ilusionantes ya olvidados y, casi por primera vez porque apenas nos acordamos de las anteriores y nos encontramos como con zapatos nuevos, el equipo está arrancando a caminar con los listos de la clase. Vamos, que ya hay que empezar a ver la clasificación pero observándola desde arriba. Lo que no podemos olvidar, precisamente en estos momentos en los que el horizonte está despejado, es que para estar entre los buenos hay que tener lo que se llama familiarmente clase, hay que ejercer de elegante, noble y distinguido, de dominador y preponderante. Pero con partidos como el de ayer podemos dar el tropezón en cualquier momento y luego será el lamentarse otra vez. No olvidemos que de cualquier asunto siempre hay dos versiones: una heavy (fuerte) y otra light (más ligera o blanda). Y si no se ejerce de peso pesado, a uno se lo puede llevar el viento. 11 de Diciembre de 2006

Real Jaén, 1; Alcalá de Guadaíra, 0

El frío y, sobre todo, la soledad han aparecido en algunas ocasiones en La Victoria. Foto: Diario Jaén


224. La balanza ¡Hay que ver cómo se complican las cosas, además cuando menos se espera y por donde todo parecía estar resuelto! Precisamente en el momento en que han comenzado a arreglarse los desaguisados deportivos, en el horizonte y como de la nada ha surgido una amenaza, y la cuerda avisa de que puede romperse por el otro costado. Justo ahora que a la vista no sólo de los resultados de los últimos partidos del Real Jaén, en especial los jugados en La Victoria (y no digamos nada del extraordinario de ayer en Almendralejo), sino también de la forma en que éstos se vienen produciendo, con buen juego, una cierta facilidad táctica y hasta un hondo toque de emoción, problemas económicos inesperados empiezan a arrojar dudas y tormentas sobre el club. Y no se trata ya únicamente de las consabidas carencias de infraestructuras, que no acaban de solucionarse, sino algo aun peor: desde finales de Septiembre los profesionales no han cobrados sus salarios. Bien es verdad que el aprieto ya apareció cuando el Presidente hubo de echar una mano para evitar peligros gravísimos pero han llegado los primeros días de diciembre, que era la fecha prevista para su resolución, y la cosa no se ha remediado. Por cierto que esa circunstancia propició que ayer jugaran dos equipos hermanados en el mismo disgusto y padecimiento: hace un par de semanas apareció publicado un manifiesto de los jugadores del Extremadura lamentando estar sin cobrar "desde agosto, incluyendo meses, plazos de fichas y retrasos de temporadas anteriores". Y aunque, por las informaciones que de que se dispone, no parece que en su origen sean idénticos los casos de ambas entidades, sí que lo son en sus consecuencias. ¡Ya es mala sombra que los seguidores no acabemos de gozar de nuestra afición! Equilibrada la balanza por una parte, la deportiva, ahora se quiebra por la otra, la económica. ¡Qué le vamos a hacer! Habremos de pasar de un sentimiento a otro, de la tristeza por los resultados deportivos al de la solidaridad con los profesionales. Pero mirando con optimismo el futuro. ¡Cómo vamos a tirar la toalla después de ayer! Desde la más remota antigüedad tenían los sabios griegos un proverbio que decía que hasta la muerte no se puede llegar a conocer si las cosas van a resultar buenas o malas, o sea que hasta el final no podemos abandonarnos al desaliento. Seguro que hay quien salvaguarde el remedio. 18 de Diciembre de 2006

Extremadura, 1; Real Jaén, 3

225. Alcanzar la gloria (I) Hace unos días Vinyals manifestaba a José Eugenio Lara su temor de que, dada la juventud y por tanto la carencia de sosiego de la actual plantilla del Real Jaén (algo que entendía que da “el tiempo y los partidos”), “estar entre los cuatro


primeros crearía una euforia que no sé si sería positiva por esa falta de madurez”. Es ésta a primera vista una observación sicológica que parece atinada, sensata y llena de sentido común, una indicación realista con la que casi todo el mundo que sea capaz de ver las cosas con serenidad puede estar de acuerdo: no interesa a nadie ahora cuando las cosas van bien, digamos, morir de éxito. No conviene olvidar que esta situación, tan deseada por tanta gente, es con mucha más frecuencia de lo que a primera vista pudiera parecer una pesada carga que a muchos pone nerviosos, a otros inquieta y a algunos simplemente asusta. Por sorprendentes mecanismos sicológicos que dirigen nuestro comportamiento, el brillo y la gloria en algunas circunstancias son más un problema que una solución. La historia está llena de sucedidos en los que el triunfador no tiene la capacidad de asumir el esplendor y ha acabado en el precipicio de la desesperación y la derrota. El más famoso de los tratadistas sobre la guerra, Karl von Clausewitz, define el punto culminante de la victoria como “aquel en el que una ofensiva con éxito comienza a tener demasiadas pérdidas…, el tema”, dice, “está en saber cuándo debe detenerse la guerra sin poner en peligro los éxitos alcanzados”. Y algo así, se teme el entrenador, le puede ocurrir a nuestro equipo si entra ya mismo en el grupo de los cuatro privilegiados de la clasificación, en lugar de hacerlo a final de temporada que es cuando en realidad interesa de verdad. Pero sin embargo, más allá de esa visión, el pensamiento que el entrenador ha apuntado encierra, puede que sin pretenderlo, todo un tratado de filosofía, un discurso del más alto interés que, como todo sistema, arrastra su contraluz de mucha enjundia: si efectivamente el éxito de estar entre los cuatro primeros va a asustar al personal ¿qué hará el equipo, dejarse perder para evitar el vértigo del éxito? ¿Significa todo esto que debemos pedir a los dioses que sean propicios y no permitan más triunfos que aquellos que los jugadores sean capaces de asimilar o asumir? ¿Habrá que lamentar el tranquilo triunfo de ayer...? Veremos el balance de la primera vuelta. 8 de Enero de 2007

Real Jaén, 2; Ceuta, 0

El entrenador Vinyals ha dirigido al Real Jaén durante le temporada 2006-2007 Foto: Diario Jaén


226. Alcanzar la gloria (y II) La etapa deportiva que vive el equipo, junto con las prudentes observaciones que hace una y otra vez el técnico sobre los perjuicios sicológicos que puede acarrear esta bonanza, ponen de manifiesto una grave contradicción teórica y práctica. Porque ya es mala pata que, después de los años que llevamos metidos en la vulgaridad, ahora, cuando el horizonte señala minutos de grandeza, tengamos el problema de los nuevos ricos. El caso es que para alegría y general satisfacción de todos los seguidores del Real Jaén, el equipo termina la primera vuelta de la Liga en una posición estupenda. Y, sobre todo, acorde a los propósitos que al principio se habían propuesto el club y los aficionados. Pero esta holgada circunstancia se ve entorpecida por la escasa madurez que, según opina Vinyals, tiene el equipo para asumir responsabilidades de alto nivel, lo que le lleva a desear que de momento no alcance el cuarto puesto de la clasificación. Y aquí está la paradoja de cómo va a resolver el equipo en el terreno de juego el esfuerzo por ganar, al tiempo que el propósito de no conseguir puesto de liguilla. Desde luego que vale aquello del inocente, que en mi pueblo los corredores al final, pero también es de interés lo que le decía Sancho a su mujer -cuando ésta recelaba de que su hija, una vez nombrado gobernador, podría casarse con alguien importante- que siempre he oído decir a mis mayores que el que no sabe gozar de la ventura cuando le viene, no se debe quejar si se le pasa. Así que habrá que tener ojo no se nos vaya el capricho del azar. Tal vez se pueda resolver este lío si en lo sucesivo se incluye dentro del entrenamiento una teórica y una práctica sicológica para este fin. Como, por ejemplo, hacían los romanos con las conocidas como Fiestas del triunfo que incluían en su ritual litúrgico la presencia de un esclavo que, vestido con el traje etrusco de los antiguos reyes de Roma, detrás del vencedor le decía en voz alta una y otra vez: "recuerda que eres un hombre", al tiempo que los soldados cantaban canciones burlescas referidas a su general, que lo rebajaban a una escala humana absolutamente corriente. Claro que a lo mejor lo que quiere decir Vinyals, como ha matizado, es que el equipo no está maduro, no para mantenerse entre los primeros sino para alcanzar los puestos de liguilla. Y entonces de acuerdo, porque hay que saber jugar en todos los campos. Visto el partido de ayer. 15 de enero de 2007

Cerro Reyes (Badajoz), 3; Real Jaén, 1

227. Imagen y dineros Y así luego pasa lo que pasa. Que pagan justos por pecadores, y las condiciones de unos pocos se atribuyen a los más, olvidando la advertencia que hace el sabio de Gracián de que no debemos engañarnos sobre la condición de las


personas, que es el peor y más fácil engaño. Todo el mundo conoce las manifestaciones que aderezó a un grupo de universitarios el presidente actual del Real Madrid, en las que sus jugadores (y se puede creer que, por extensión, los que forman parte de la élite) no salían muy bien parados: inmersos en un divismo excesivo, excepcionalmente acomodados a toda clase de ventajas y bulas en sus ingresos económicos, y por lo general sin cultura ni formación. Pero lo más significativo de este expresivo incidente no han sido ya las opiniones del dirigente madridista sino que, en más de una encuesta de esas que llevan a cabo los periódicos, la mitad de los votantes, unos cuantos miles, manifestaban estar del todo de acuerdo con las referidas valoraciones. Es decir, los mismos seguidores de los equipos, que de alguna manera generan esas condiciones de vida para los privilegiados, son conscientes a su vez del exceso que provocan. Mientras tanto la otra cara de la moneda la tenemos entre nosotros, a la puerta de casa, en nuestra propia tierra. Para los jugadores del Real Jaén pintan bastos en lo que es el primer nivel de exigencia que tiene todo empleado por cuenta ajena: cobrar el salario por el trabajo realizado. La imagen de personajes favorecidos, que no sólo no pagan sino que cobran por consumir, que ofrecen los jugadores que están arriba, choca de manera hiriente y sarcástica con la de quienes andan con dificultades en otras categorías. Y es razonable y legítimo imaginar que ya empiecen a peder la confianza en el mayor accionista porque no es la primera vez que acontece tal desarreglo. Incluso, dadas las carencias económicas que no dejan de asomar, también muchos aficionados empiezan a ver grietas peligrosas en lo que parecía un proyecto sólido a cinco años vista. Mientras, ayer el equipo recorrió un buen trecho hacia los puestos de privilegio y es de esperar que ese estupendo tono de esplendor, triunfo y brillo anime de una vez por todas a la gente, se produzca un clima de entusiasmo colectivo, aumenten los ingresos, y gratifique emocionalmente por fin a quienes han salvado a la institución de su final. Amén. 22 de Enero de 2007

Granada, 1; Real Jaén, 2

228. Lo que costó Y lo que está costando. Lo que costó al Real Jaén ganar al último clasificado de la división y lo que está costando entrar de una manera definitiva entre los privilegiados lugares de liguilla. Como se ha dicho tantas veces, dos son los factores fundamentales que se necesitan para alcanzar algún objetivo: el esfuerzo humano y unas condiciones suficientes que no impidan esa voluntad y esa decisión. El partido de ayer domingo suponía un ejemplo claro de cómo el


éxito viene cuando aparecen ambos requisitos, que era lo que esperaban todos los aficionados al Real Jaén. Lo del empuje en los profesionales, como se decía en la mili, se daba por supuesto y además así ocurrió. Nada que objetar al esfuerzo que hicieron los jugadores en el campo, con mayor o menor éxito, que eso es otra cosa. Pero en cuanto a las posibilidades objetivas del mismo lo más significativo es que confluían, por azar, dos circunstancias relacionadas entre sí, que hacían singular y curioso el encuentro. La primera era que, después de mucho tiempo, el Real Jaén, ganando, tenía la posibilidad matemática de alcanzar puestos de liguilla cuando menos aunque fuese empatado en el quinto lugar. La segunda condición, que el rival que se presentaba en el campo de la Victoria (donde ahora además la trayectoria del equipo es magnífica) en principio, por lo que hasta el presente ha hecho en la liga, era el más asequible con el que se podía encontrar. Por las razones que sean, que a nosotros no nos incumben, el Málaga B ofrecía, y ofrece, un muy escaso rendimiento deportivo, lo que favorecía considerablemente las posibilidades para los nuestros. No se trataba desde luego de recordar aquello de que así se las ponían a Fernando VII, que tampoco hay que exagerar y ya se vio en el encuentro, porque, como era de esperar, los malagueños, jóvenes con ansias de mejorar y situarse bien en la profesión, se sabía que iban a poner todas su dificultades. Pero no se podía negar sensatamente que resultaba de antemano, como dicen los economistas, una coyuntura sumamente favorable, un valor añadido, para llegar por fin a estar entre los elegidos. A ese tipo de coincidencia le llaman los filósofos azar eventual. Y así ocurrió. Aunque muy por los pelos, también como en la mili, hay que recordar aquello de “sin novedad, mi capitán”. Es decir, lo previsto. 29 de Enero de 2007

Real Jaén, 1; Málaga B, 0

229. De dinero y santidad… Conocer las verdaderas intenciones por las que un empresario, se supone triunfador, se ofrece a invertir cientos de millones en una empresa en principio bastante ruinosa es un misterio impenetrable. Pero, más allá de esos propósitos cualesquiera que fuesen, la verdad es que se ofreció y se comprometió públicamente con toda la parafernalia un proyecto para el Real Jaén, a cinco años como mínimo y las máximas expectativas, que muy pronto ha empezado a tener grietas, graves goteras. Como una casa que se cae cuando aun no están puestos los cimientos o el coche de carreras que choca en la parrilla de salida. ¡Muy presto para empezar a dar tumbos con la primera copa! Quedan en la entidad unos cuantos asuntos económicos sin resolver, como la romería a que se ve obligado el equipo por no tener el campo satisfactorio de entrenamiento


prometido o la deuda con la AFE, por citar algunos. Mas el problema gravísimo es la dificultad de cobro que tienen los profesionales, una situación que además de zaherir a los afectados, deteriora la imagen de la entidad, que ya empieza a ser citada como morosa en la prensa española. Quienes somos legos en el arte del negocio y en el del saber de la economía nos aturrullamos con algunas expresiones y frases de alto alcance técnico si bien es verdad que hay otras que se entienden un poco, como lo de financiar con déficit, que a fin de cuentas es entramparse, o tener músculo económico que viene a ser como gozar de poder económico. Lo de falta de liquidez, que es la causa aducida para el conflicto, suena un poco a como el que no tiene suelto porque ha dejado la cartera en casa. O al que se le ha olvidado la tarjeta para sacar dinero de la máquina, y le pide al compañero que le preste algo para salir de algún apuro. Una circunstancia que todos hemos vivido en alguna ocasión. Pero, cuando esta conducta empieza a repetirse más de la cuenta, es lógico que empiecen las sospechas. Es obvio que, aunque no desembolsara más dinero, siempre habría que reconocerle lo que ha sufragado hasta ahora pero tanta falta de liquidez, además de generar una terrible desconfianza y desesperanza, le está sonando al castizo como lo de aquella sentencia popular, que “de dinero y santidad, la mitad de la mitad”, dicho sea sin ánimo de ofender. Y, al final, la solución se vislumbra que viene de donde siempre. ¡La vida! (Y ¡vaya partido el de ayer!). 5 de febrero de 2007

Écija, 3; Real Jaén, 3

. 230. Científicamente Mucha gente sabe que Albert Camus, el importante escritor francés de novelas como “La peste” o “El extranjero”, premio Nobel de Literatura, era un entusiasta del fútbol, del que escribió en más de una oportunidad y, además, lo practicaba. Lo malo para él es que jugó en un par de equipos de los que contaba que “perdían partidos que científicamente deberían haber ganado”, jugando con la palabra ciencia un poco en broma, un poco en serio. Como puede suponerse, lo que en realidad quería decir es que se les escapaban resultados que tenían que haber sido victorias, ¡vamos, que salían derrotados cuando tenían, como decimos familiarmente, todas las de ganar! Y un poco así era la situación antes y en el partido que ayer tenía que jugar el Real Jaén. Aplicando los baremos convencionales que hacen más favorito a un equipo sobre otro, como el lugar de la clasificación en la liga (que es la consecuencia de todos los resultados conseguidos), considerando como una ventaja natural el jugar en casa (sobre todo después de la marcha victoriosa que lleva el equipo en La Victoria) y hasta citando la opinión de algún jugador del equipo contrario ("el Jaén tiene un


equipazo; vas mirando jugador por jugador y son muy buenos"), se podía entender que “científicamente” el Real Jaén tenía que ganar al Villanueva de Córdoba. Precisamente una de las características que tiene la ciencia es que, cuando es rigurosa, o sea es realmente ciencia, permite pronosticar y anticipar lo que va a pasar. Cuando se consigue demostrar que si se da una causa, se va a producir necesariamente una consecuencia o un efecto, podemos anticipar con seguridad de acertar que va a ocurrir lo que está previsto. Puestas las condiciones de los equipos contendientes en el partido de ayer y, siguiendo la broma de Camus, podía decirse que científicamente era seguro que el Real Jaén ganaría al Villanueva. Pues sin embargo no ocurrió así, y lo de acreditado y cierto quedó en entredicho. ¿Por qué? La explicación es muy sencilla: la suma de causas nunca es completa porque en un encuentro influyen tantos factores (desde el viento hasta el dolor de cabeza o la grave preocupación de algún protagonista) que es imposible asegurar con certeza qué va a ocurrir. Por eso este juego de sí o no tiene su encanto, aunque ayer perjudicara a nuestro equipo. Ya habrá otra oportunidad. 12 de Febrero de 2007

Real Jaén, 0; Villanueva de Córdoba, 0

Imágenes como ésta con pleno de aficionados y la compañía de una peña son una fuente de estímulo muy grato. Foto: Diario Jaén

231. Autoridad y poder En la vida hay veces en las que se acumulan un montón de lo que podríamos llamar pequeñas desgracias que, sin hacernos gravemente menesterosos, nos fastidian más de la cuenta y nos dejan un sabor amargo. Es


como eso de llevar chinitas en el zapato o que a uno le invadan los mosquitos, que por supuesto no llevan peligro de muerte pero mortifican y desagradan un rato. Pues algo así le ha estado pasando estas últimas semanas al Real Jaén en el plano deportivo, porque de lo otro ya está dicho todo lo que hay que decir. Pero en el ámbito competitivo sí que ha habido algo de esos picores que molestan pero no matan y le han cortado un poco el cuerpo. El ejemplo más visible es la actuación del árbitro en el partido del sábado. Y no ya porque le perjudicara ostensiblemente, que al final viene a ser lo de menos y tan lamentable e injusto hubiese sido al contrario, sino porque fue un modelo patente de cómo puede destrozarse un partido por exceso de poder y falta de autoridad. La actuación del árbitro manifestó claramente su desconocimiento de la distinción entre los factores ponderables y los imponderables de cualquier actividad social. Los primeros son objetivos, que no cabe interpretar más que en un solo sentido: la distancia de una barrera ante una falta o las dimensiones del terreno de juego no son opinables. O están dentro de lo legislado o no lo están. Pero los coeficientes imponderables son aquellos que sólo valen subjetivamente, que exigen ser interpretados: el nivel de violencia de una entrada o las maniobras dilatorias para perder tiempo, son fenómenos cualitativos y no cuantitativos. Y aquí en este terreno es donde falló estrepitosamente el árbitro. Si aceptamos aquella antigua y conocida distinción que hacían los romanos entre autoridad y poder, hay que dejar claro que su actuación fue la propia de quien no se siente seguro de la primera y tiene que echar mano del poder que le proporcionan los reglamentos. Su proceder de un continuo y absurdo ¡ojo, que aquí mando yo!, mezclando el concepto de tarjeta con el de falta, sólo sirvió para destrozar el fútbol. Una cosa es una equivocación precisa en una jugada y otra el estilo, formalmente altanero, de quien actúa carente de preeminencia y condición, justo en un partido que se caracterizó por la cortesía y la buena educación de sus protagonistas. Actuaciones así no deberían permitirse. 19 de Febrero de 2007

Portuense, 1; Real Jaén, 1

232. La ley de la gravedad ¡A ver qué remedio queda y qué es lo que se puede hacer! Son las leyes físicas que rigen el mundo y contra ellas hay escasas, o nulas, posibilidades de maniobra. Resulta que por todas las circunstancias que se movían en torno al partido de ayer, incluyendo la admirable y portentosa buena imagen que el Cartagena había dejado en la visita a La Victoria, el Real Jaén sufría una muy dura y sombría amenaza a cuenta de la ley de la gravedad, esa manera que tiene la Naturaleza de comportarse haciendo que las cosas caigan y vaya para abajo, en


lugar de hacerlo hacia arriba. De acuerdo con ese código, los objetos y las personas, salvo que algo lo impida, tienden naturalmente a desplazarse desde lo alto a lo bajo, descienden y no ascienden. Y como una consecuencia derivada de ello es la regla general de la vida, que se confirma a cada instante, de que se va para abajo mucho más rápido que para arriba, vamos que es más fácil caerse que subir hasta el cielo. Y eso es lo que está padeciendo el Real Jaén desde hace no demasiado tiempo. ¡Con lo que le costó ir remontando escalones hasta llegar a los puestos de la gloria y privilegio en la clasificación! Pasaron semanas y semanas, que parecían eternas, en ese duro y difícil proceso. Jornadas hubo en las que, a pesar de haber ganado el partido de turno, el equipo continuaba clasificado en el mismo puesto. ¡Con lo abrupto, fatigoso y duro que resultó! Pues ahora, como de golpe, da la impresión de que se ha perdido casi todo el tesoro. Aunque objetivamente no sea así ni resulte necesario andar llorando por las esquinas la tragedia inevitable de que ya poco queda por hacer, porque en realidad hay mucha esperanza todavía, da la impresión, sobre todo después del desconsuelo del partido de ayer, de que se ha dilapidado la fortuna acumulada. El primer traspié de este último ciclo aconteció en Écija pero las particularidades del partido tranquilizaron todas las conciencias futbolísticas de unos y de otros, de todos. Sin embargo desde esa tarde todo ha sido un sometimiento pleno a la ley de la gravedad: bajar y bajar, tropezones y caída. ¿Qué ha ocurrido para llegar hasta aquí? Ahora resulta imprescindible la calma para averiguar las causas y resultarían imprudentes los análisis a la ligera. En todo caso, podemos recordar aquella llamada de angustia del poeta Juan Ramón Jiménez cuando reclamaba: inteligencia, dame el nombre exacto de las cosas. 26 de Febrero de 2007

Cartagena, 3; Real Jaén, 0

233. Arenga o filípica En las enciclopedias que se utilizaban antiguamente en la escuela y que eran muy dadas a presentar como ejemplos de vida a personajes ilustres, Demóstenes era uno de los más habituales. El célebre griego aparecía como una persona que, a base de un gran esfuerzo de voluntad, se había convertido en uno de los mejores oradores de la historia. Se contaba que era tartamudo y que, para superar ese grave inconveniente, se iba a la playa y, con piedrecitas que se introducía en la boca, realizaba ejercicios de voz gritándole a las olas con toda su fuerza. El caso es que en un momento dado el rey de Macedonia, Filipo (el padre del célebre Alejandro Magno) decidió invadir Grecia, a lo que Demóstenes se opuso con todas su fuerzas. Filipo argumentaba que en realidad lo que pretendía era unir los dos países: la cultura de uno y la fuerza militar de otro, y que a él le


hacía mucha ilusión gobernar un país tan culto como Grecia. Con esa situación muchos griegos estaban de acuerdo pero Demóstenes se mantenía intransigente, enfrentándose sin ninguna cortapisa al discutible invasor con unos discursos, que después se han hecho famosos del todo, llamados filípicas. De ahí la conocida expresión de “echar una filípica” cuando alguien pretende reprochar a otro cualquier cosa. Bueno pues, según cuentan los medios de comunicación, Vinyals no es que les haya echado propiamente una filípica a los jugadores pero sí que, al menos, les ha planteado un reto importante y firme. ¿Es una arenga, como la que utilizan los jefes militares para entusiasmar a la tropa y prepararles para el combate? El entrenador ha hablado con los jugadores y, en una especie de ultimátum, les ha dicho que “los problemas económicos que afectan a la entidad y que, por fin, tienen visos de solucionarse, han tapado ciertas cosas y que a partir de ahora, todo aquel jugador que no ofrezca el máximo esfuerzo tendrá complicado seguir en el equipo la próxima temporada”, un toque de atención, según indicaba ayer este diario. Ya se sabe que la moral y el compromiso nada tienen que ver con las cualidades técnicas pero es imprescindible que sean altos y firmes para el éxito de cualquier empresa. El técnico sabrá por qué ha dicho lo que ha dicho. Para el aficionado puede quedar la impresión de que algo está confuso. ¿Filípica? ¿Arenga? ¿Simple exhortación? Y ¿por qué la hace pública? 5 de Marzo de 2007

Real Jaén, 2; Baza, 0

234. El efecto mariposa Como ha publicado Diario Jaén en la última semana, el entrenador Vinyals ha hecho sus cálculos en torno a las posibilidades que tiene el equipo de estar a final de la temporada entre los cuatro privilegiados, y ha concluido que, con ocho triunfos más, se puede lograr la meta de optar al ascenso de categoría. El Real Jaén tiene actualmente cuarenta y tres puntos que, con veinticuatro más, sumaría sesenta y siete, cifra que parece suficiente para ese fin. Como la previsión se hizo cuando faltaban doce partidos para terminar la temporada, en principio parecía razonable, problemático pero verosímil: así en una planificación razonable que aventuraba José Eugenio Lara el otro día, al quedar seis partidos en casa y otros tantos a domicilio, el equipo se obligaba a ganar todos los encuentros de La Victoria y, al menos, dos en sus salida a otros terrenos de juego. Lo que pasa es que ahora, tras el partido de ayer y el resultado obtenido, (dejando a un lado los avatares técnicos negativos evidentes, las condiciones en las que se desarrolló el encuentro, y las consecuencias dañinas que produjo) las cuentas siguen saliendo pero aumenta sin duda la presión al acortarse el plazo para alcanzar el propósito previsto. En el plano deportivo está el club en una situación delicada y


escasamente propensa al optimismo. Después de aquel período tan prometedor y esperanzado que había abierto las puertas del talento y la ilusión, vuelven el desaliento, la duda y el abatimiento. Y no ya por los resultados, que por supuesto son decisivos, sino porque no se aprecia en el equipo ese talante de seguridad, superioridad, confianza en sí mismo, indispensable para estar arriba en la clasificación. Parece rota la ecuación a más fortaleza de ánimo, a más inteligencia, más ganancia. El problema es casi aritmético, de contabilidad. Porque, a medida que se recorta el tiempo, disminuyen los márgenes de error y aumenta la tensión perniciosa. Todo sea sin embargo que, como en el llamado efecto mariposa (ese fenómeno que consiste en que de algo sin importancia, de una vulgar tontería, se acaba en un desbarajuste morrocotudo o en un éxito maravilloso, según sea negativo o positivo) una circunstancia impredecible y aparentemente menor produzca un proceso de éxito y entusiasmo que suba a todos a la gloria. Confiemos en que sea así. Ojalá. 12 de Marzo de 2007

Mérida, 1; Real Jaén, 0

235. Mejor una ovación El partido del Real Jaén ayer ante el titular de Villanueva de la Serena, por su aparente facilidad y el enorme riesgo que encerraba, era un encuentro terriblemente peligroso, endemoniado. Cuando terminó la primera parte sin haber adquirido ventaja, algún aficionado un poco malandrín comentaba irónicamente que el retraso con el que se puso en marcha el marcador no había sido un buen augurio. Pero, al final, se ganó y durante la semana hay que celebrarlo. ¿De qué manera? Nuestros padres culturales, los romanos, tenían establecido un código de honores para cuando un líder militar conseguía un éxito sobre el enemigo. Sus responsables entendían que no todas las conquistas encerraban el mismo mérito o la misma dificultad, ni se obtenía de idéntica manera. En consecuencia había que graduar la ceremonia de la exaltación y de la gloria. Los responsables del protocolo valoraban cada circunstancia y le ofrecían al vencedor bien una ovación o bien un triunfo. En la primera, que era de rango inferior, el general entraba en la ciudad a caballo o a pie, coronado de mirto, rodeado de músicos y se sacrificaba a los dioses una oveja. En el triunfo, por el contrario, el jefe militar aparecía arrollador sobre un carro, la corona que se le colocaba era laurel, venía rodeado de sus tropas y el sacrificio que se hacía era de un buey. Pues eso. Si tuviéramos que evaluar el botín de ayer por el resultado, todo estupendo. Pero, en cuanto a la forma en que se desarrolló, la dificultad que arrastraba, y la manera escuálida en que se produjo, habríamos de clasificarlo como de menor nivel porque, si bien es verdad que se perdieron muchas ocasiones de gol, a fin de


cuentas se abrió el marcador en un resbalón inocente del portero. Cuando se esperaba una tarde espléndida, la cosa se apañó en una victoria humilde que, ante el calendario que espera en las próximas semanas, esperemos que haya sido accidental. Al fin y al cabo deja al equipo bastante bien situado pero con la servidumbre y el menester de grandes proezas ante el calendario que se espera en las próximas semanas. Confiando en que será así y de esa forma, podemos ir mientras tanto preparando un supertriunfo especial no con un buey sino con una hecatombe en que consistía en el sacrificio de cien bueyes. Y con mirto, laurel y muchas bandas de música. Una verdadera traca de final de liga con la que aún sueñan los aficionados. 19 de Marzo de 2007

Real Jaén, 2; Villanovense (Vva. de la Serena), 1

Juan Miguel Hitos decide abandonar el protagonismo financiero y, aunque sigue con acciones del club, pasa la mayoría a Carlos Sánchez. La afición, triste por la pérdida de un proyecto ilusionante pero agradecida por el esfuerzo económico realizado, le despide puesta en pie. Foto: Diario Jaén

236. Se tocó el cielo ¡Hay que ver la cantidad de satisfacciones, y también de disgustos, que hoy día proporciona el fútbol y cómo incluso modifica parámetros tan serios y rigurosos como son la economía o las tendencias sociales! Esta actividad, al mismo tiempo tan sencilla –basta con hacer gol- y tan compleja por todo lo que acarrea, es capaz de originar en la gente intensas sensaciones individuales y colectivas. Los artículos y publicaciones sobre la repercusión y la influencia que el último campeonato del mundo produjo en el país donde se jugó son de lo más


interesante: “el Mundial levanta la moral de Alemania”, rezaba un titular de la prensa. O éste otro: “El Gobierno devuelve al país su peso internacional y la confianza económica”. Y esa prosperidad y ventura viene únicamente por jugar; conseguir el título ya es el no va más. Altísima autoestima si se gana pero decepción y desesperanza total si se pierde. Escribía hace unos días en El País John Carlin que ha habido estudios médicos publicados “demostrando la correlación entre el estrés futbolero y el estrés corporal, la tensión en los partidos y la tensión arterial, resultados difíciles de digerir y problemas digestivos. Todo indica que en las grandes finales, por ejemplo, la incidencia de infartos es apreciablemente mayor entre los aficionados de los equipos perdedores que en los ganadores. Incluso se ven afectados los niveles relativos de testosterona”. Afortunadamente esta situación límite no la vivimos los seguidores del Real Jaén, que por lo general somos más prudentes, templados y juiciosos. No existe, que se sepa, ninguna estadística del SAS que haya informado de un aumento de suicidios al hilo del descenso de categoría, que es la mayor desgracia que puede acontecer a un aficionado. Pero eso no quita que no se lleven los seguidores sus malos ratos. Y también que se sumerjan en la suma felicidad, según los resultados del equipo. No es lo mismo volver de Marbella por la noche con la sensación de que ha merecido la pena el esfuerzo, felices y satisfechos cantando de alegría, que hacerlo con el rostro lánguido, la mirada perdida y el espíritu por los suelos. Ver la vida como una sonrisa que con un quejido, aunque sea por martinetes. Ayer con el valiosísimo triunfo se tocó el cielo. Esperemos que en las próximas semanas se confirme la máxima prosperidad, de momento con la liguilla de ascenso. 26 de Marzo de 2007

Marbella, 0; Real Jaén, 2

237. El demonio de mediodía La hora del mediodía, aquella en la que jugó ayer su partido el Real Jaén ante el Melilla, ha tenido desde hace mucho tiempo una dudosa imagen. A través de la historia ese momento del día no ha gozado del aprecio de los sabios. Por el sopor que trae consigo y el cansancio acumulado del trabajo mañanero, por lo general no parece un buen momento para iniciar nuevas actividades: incluso esa hora supone una dificultad añadida. Los sagaces ermitaños, por ejemplo, le tenían una especial inquina y ojeriza. Acostumbrados como estaban a disputar y combatir una y otra vez con los príncipes de las tinieblas por las tentaciones con las que querían vencerlos, al que más temían sin duda era al que llamaban el demonio del mediodía. Aseguraban que dicho enemigo produce la confusión irracional de la mente y describían la languidez interior que al mediodía inunda a


los que se ejercitan en la vida religiosa. Le achacaban el vicio de la acidia que es una forma de denominar a la pereza y la flojedad, y pensaban que era un descarrío especialmente peligroso que afectaba a todas las capacidades del hombre. El de mediodía tiene la capacidad de ofuscar al alma entera y al propio intelecto, decían algunas personas ilustres en la antigüedad. Y ¡claro! uno no piensa desde luego que los responsables del Real Jaén tengan que ser expertos en demonios para evitar un partido a esa hora, pero en todo caso para la felicidad de todos ayer no se dejó sentir especialmente este amenazador demonio. Bien es verdad que de entrada faltó el sol de primavera, una arma diabólica estratégicamente muy poderosa, pero a la vista del resultado y del desarrollo del partido no se equivocaron, aunque habrán de reconocer que una cierta y suave indolencia sí que se apreció como estilo en algunos momentos. Pero por lo general no tuvo demasiado éxito el tal demonio. Sobre todo durante el segundo tiempo cuando el público lanzó los conjuros necesarios de entusiasmo, algarabía y ruido para despertarlo del todo. Salvados unos minutos de la primera parte, el partido transcurrió plácidamente, acorde a la serenidad y sosiego de la hora. Y al final al diablo se le venció por goleada porque la tranquilidad de ánimo sobrecogió muy agradablemente a todos, que lo único que sintieron fue que el partido no hubiera seguido un rato más para ver si podían conseguirse más goles. Quedó como demasiado corto. 2 de Abril de 2007

Real Jaén, 3; Melilla, 1

238. Pasado y futuro Como se han encargado de recordar los expertos comentaristas, el Real Jaén llevaba, antes del partido de ayer, 46 años sin ganar en la ciudad de Córdoba y ante su equipo titular; incluso nunca lo había hecho en la división actual, en la segunda división B. Por su parte, los argumentos y las manifestaciones realizadas sobre ese hecho han sido las habituales y tópicas: las estadísticas tienen un peso pero no suficiente para garantizar nada, decían los que se encontraban en el lado favorecido; las estadísticas están para romperlas, aseguraban quienes apostaban simplemente por que se rompiera la mala racha. Este dato, que ni siquiera es técnicamente una estadística sino el reconocimiento ilustrativo de un sucedido casual, pudo haber tenido sin embargo una cierta resonancia, diversa por supuesto según en el lado de que se esté pero real, en el ánimo de los protagonistas. Son extrañas a veces las reacciones de los seres humanos. En esos 46 años ningún partido se ha repetido nunca porque por ley de vida siempre han ido cambiando las circunstancias de los mismos: jugadores y técnicos diferentes, ambiente diverso, infraestructura asimismo nueva y hasta los componentes


directivos. Únicamente las entidades han permanecido pero éstas, las instituciones, a fin de cuentas son simplemente algo abstracto e impersonal, no tanto una ficción pero sí algo intocable por inmaterial. Sin embargo, por más que lo negaran unos y otros, esa circunstancia pesaba en el ambiente. Son muchos 46 años. Ayer, a pesar del razonablemente buen resultado que consiguió el Real Jaén, porque de acuerdo a las cuentas del club el empate es muy positivo, sólo se ha truncado la situación de manera ficticia porque el 46 ha sido sustituido por el 47. Así es la vida, y la presión ha aumentado un paso más. Los seguidores confiábamos en la filosofía y la manera de pensar de don Quijote, que, aunque lego en fútbol, era sabio en el comportamiento de la fortuna: sábete, Sancho, le decía el caballero andante a su fiel escudero, que “no es posible que el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca”. Desgraciadamente no ocurrió así. Esperemos a la próxima vez. Aunque vaya usted a saber qué significa eso de las cuentas cuando todos sabemos que el pasado no existe sino sólo en nuestro recuerdo y en nuestra memoria. 9 de Abril de 2007

Córdoba, 1; Real Jaén, 1

239. El tercer tiempo Siendo tan importantes los resultados de los partidos del Real Jaén, que a eso es a lo que se está, por otro motivo no menos significativo la de ayer en el estadio de La Victoria fue una jornada realmente muy interesante: el aumento del número de espectadores que acudieron al partido. Una muestra alegre e inequívoca de que, después de mucho tiempo, ha empezado a cambiar el ambiente en la ciudad en torno al Real Jaén; el testimonio de que se inicia un cierto calor colectivo alrededor del club que representa a la ciudad. Y resulta imprescindible poner sobre la mesa este dato porque supone reconocer que puede estar iniciándose un cambio de actitud ante el fútbol profesional, algo de lo que, por variadas razones, se está muy necesitado. Tantas y de tan diversas maneras se ha dicho que el deporte, y especialmente el fútbol, sin cambiar para nada la realidad, es capaz de transformar un pueblo que repetirlo puede parecer una frivolidad. Pero sin embargo en determinadas circunstancias resulta una obligación y una necesidad. Sobre todo cuando el ambiente en La Victoria hasta ayer casi parecía una tarea monótona y aburrida: siempre los mismos, idénticas caras y hasta iguales comentarios. El fútbol ni paga las deudas de los ciudadanos ni resuelve los problemas personales de la gente. Cuando uno sale del campo de fútbol, sigue con las trampas, los desacuerdos con la suegra o con el vecino, y el habitual ardor de estómago después de las comidas. Pero, si las cosas han ido


bien y se ha ganado, se anda como mirando a los demás por encima del hombro y, si ha ocurrido lo contrario, no quedan más ganas que mirar al suelo y decir eso de trágame tierra. Un comentarista político decía, no hace mucho tiempo, que Europa será un país o una nación realmente percibida cuando haya un equipo de fútbol con el que se sientan más o menos identificados los ciudadanos y que la represente en competiciones. Cuenta un famoso literato, que dedica muchos de sus escritos al fútbol, Juan Villoro, la anécdota de un famoso futbolista que solía decir que casi siempre hay, después de los partidos, un tercer tiempo, el rato de cervezas donde lo único mejor que ver un gol es recordarlo. Una tarea especial para los aficionados. Eso sí, olvidándonos de los demás contrincantes y aceptando el principio que nos han dicho los técnicos de que el Real Jaén, para entrar en la liguilla, depende sí mismo. 16 de Abril de 2007

Real Jaén, 1; Sevilla B, 1

240. Psicología Como diría un castizo, también los profesionales del fútbol tienen su sicología. Lo que significa que, a la hora de tomar decisiones y de desenvolverse, también en ellos influye su manera de ser y de pensar; que, como ocurre en todas las actividades humanas sean profesionales o privadas, es un factor determinante el carácter, la afectividad, la palpitación y la sensibilidad; vamos, que, afortunadamente, no son máquinas pensantes que planifican con la frialdad de un robot, sino que en su ciencia y en su tecnología hay también emociones y sentimientos propios de la riqueza sicológica humana. Aunque algo triste, en el desarrollo de este deporte es muy famosa la historia de Hector Cuper, aquel entrenador del que se decía que era incapaz de ganar una final porque a ella llegaba con miedo y lo infundía a sus futbolistas. En la segunda final de la Copa de Europa que jugó con el Valencia, se hizo célebre la apreciación de un defensa del Bayer, el equipo contra el que jugaba: 'Cuando vimos que se retiraba Aimar, sentimos de verdad que podíamos ganar, porque el cambio significaba que ellos se sentían inferiores y renunciaban a jugar al contragolpe'. De acuerdo con esta teoría, la trayectoria del Real Jaén en los últimos partidos también puede evaluarse desde la óptica de su comportamiento sicológico, al margen de los aspectos técnicos. En Córdoba, apareció seguro de sí mismo, consistente, entero y convencido de sus posibilidades; incluso en los pocos minutos en los que iba perdiendo por un gol recibido desde la ingenuidad, el equipo se mostraba con dominio de la escena. Ante el Sevilla, por el contrario, después de quedar en minoría y siendo consciente de lo que estaba, nunca mejor dicho, en juego, pareció que le dominaba un cierto estremecimiento, que se intimidaba, lo que le


llevó a encogerse dentro de su territorio, y así vino lo que vino. Desde esta perspectiva, el de ayer en Linares era desde luego un partido excepcionalmente pleno de tonalidades afectivas para los dos equipos. Al margen del resultado, que lógicamente ha dejado más de una herida molesta, fue una experiencia que los sicólogos llaman alguedónica, es decir, de placer y de dolor. Aunque hubo inteligencia, que desde luego no podía faltar, la emoción y los sentimientos dominaron el espectáculo, el color lo puso la efusión. Dice Javier Marías que “en el fútbol, sin sentimiento no hay nada”. Por eso el fútbol está donde está. 23 de Abril de 2007

Linares, 1; Real Jaén, 0

241. Navarro… y Anquela Para más de un aficionado, esta semana se ha producido una muy valiosa y apreciable noticia de futuro para el Real Jaén. A pesar de andar metidos en plenos disgustos deportivos, mucho más lamentables de lo que a estas alturas podía esperarse, la determinación del club de “mantener el bloque de la actual plantilla” y, por tanto, de abandonar el escapismo de los últimos años, es una decisión razonablemente válida. Hay que mantenerse fríos a la hora del análisis aunque aun quiebre nuestro entusiasmo el incomprensible padecimiento de ayer. Por dos motivos principales, estar siempre partiendo de cero es una mala práctica y hasta una, cuando menos, discutible teoría. Que el jugador se aficione al club y a la ciudad, al grupo social al que representa el equipo, es una eficaz manera de estar a gusto, y esta condición una ventaja, y hasta una sinecura, para un satisfactorio ejercicio de la profesionalidad. Bien es cierto que, como dice Juan Cruz, a cierta edad esto casi no le es posible al futbolista, sobre todo, podemos añadir, si se ha visto obligado a cambiar constantemente de destino, pero no deja de ser una expectativa a la que es superfluo renunciar. Por otra parte, manteniendo lo que los técnicos denominan el armazón básico de la plantilla, se gana eficacia y tiempo porque la coordinación en esa estructura es un camino resuelto. En las últimas temporadas el Real Jaén, en cuando a los fichajes de jugadores, ha mantenido una actitud claramente destructora, iconoclasta, realmente incomprensible y nunca explicada a la afición. Precisamente ayer, como corroborando todo esto, acudieron a La Victoria dos visitantes distinguidos: Navarro y Anquela, uno como futbolista en activo y el otro en calidad de entrenador. Navarro, una referencia singular de un jugador que con contrato en vigor tuvo que marcharse, parecía, y así sigue, el amo del balón. Como cuando de niños jugábamos en la calle y el que ponía la pelota disponía del derecho preferente de lanzar las faltas que se produjeran durante el partido. Un grandísimo y completo profesional, tenía encomendada esa tarea y la cumplía


con bastante acierto y eficacia. En cuanto a nuestro paisano Anquela, ya se sabe que los entrenadores se mueven en otros parámetros profesionales y, para lo bueno o lo malo, son diferentes los criterios que regulan sus prestaciones futbolísticas. Un cálido saludo a ambos. 30 de Abril de 2007

Real Jaén, 0; Águilas, 2

Navarro, jugador que en los últimos años llegó a ser una referencia básica en el Real Jaén, recibe una distinción en una visita de nuevo equipo a La Victoria. Pocos aficionados pudieron entender cómo, incluso con contrato en vigor, se le dio la baja. Después la experiencia demostró que los nuevos refuerzos estaban muy por bajo de lo que él representó. Foto: Diario Jaén

242. Orgullo Lagarto El escaso número de seguidores del Real Jaén que ayer acudió al partido en Alcalá de Guadaíra buscaba sobre todo la respuesta a una pregunta sicológica. No es que no estuvieran interesados en el resultado favorable, que ganar siempre gusta y apetece, y, además, aun no ha conseguido el equipo de manera terminante la clasificación para la Copa del Rey. Desde luego que viajaron con la esperanza de volver con una victoria en el bolsillo pero en el fondo les atenazaba la duda que ha estado viva en los ambientes futbolísticos de la ciudad estos últimos días: ¿habrá superado el equipo –técnicos y jugadores- el abatimiento y la postración que les ha dominado en las últimas jornadas, el hundimiento moral de que ha estado aquejado precisamente en los momentos decisivos de la competición? ¿Estarán recuperados de esa ansiedad perniciosa que les ha podido en la gestión de sus sentimientos profesionales? No era una cuestión baladí sino muy


trascendente y principal. Mirando al futuro, tanto del equipo como de la afición, sería una desgracia añadida terminar de mala manera el campeonato, sin signos de esperanza para la temporada venidera. Resulta imprescindible para la buena marcha de los negocios futbolísticos que, al menos, quede la impresión de que se escapó la liguilla por los pelos, por un quítame allá esas pajas, y no por una catástrofe descomunal. Bueno, pues como aparece en la crónica, la gente volvió contenta, muy a gusto. Y, como no es momento de ponerle reparos al triunfo, que los hubo, apliquemos una terapia de la complacencia del momento, disfrutemos de lo que tenemos. El escaso número de seguidores del Real Jaén en la ciudad sevillana, en el que es justo recordar algunos incondicionales ausentes y que regresó feliz, estaba integrado por una veintena de personas: la representación institucional del club encabezada por el presidente Carlos Sánchez, algún aficionado espontáneo, un grupito de cuatro o cinco miembros de la Peña de las Batallas y una docena de colegas de Orgullo Lagarto, que se hicieron sentir bien todo el partido. Valga por esta vez una precisa relación como homenaje testimonial a todos aquellos que a lo largo de los meses han acompañado al equipo en sus desplazamientos. Porque éste de ayer era prácticamente el último de esta temporada. ¿O acaso alguien piensa viajar a Ceuta dentro de quince días? 7 de Mayo de 2007

Alcalá de Guadaíra, 0; Real Jaén, 3

Las peñas del Real Jaén, también en los malos momentos, acompañan al equipo tanto en La Victoria como en los desplazamientos. Foto: Diario Jaén


243. Nueva palabra No acaban de ponerse de acuerdo los expertos en dónde y como surgió el lenguaje en los humanos. Se desconocen muchas circunstancias de cómo llegaron a hablar, primero, nuestros antepasados y luego nosotros. Sin embargo otra cosa es la apreciación sobre las consecuencias de esta extraordinaria cualidad. Porque en esto sí que hay acuerdo unánime: todo el mundo reconoce las grandísimas ventajas que proporciona a nuestra especie el dominio del habla, hasta el punto de que gracias a esa capacidad es como los humanos nos hemos hecho los dueños del mundo (aunque a lo mejor no está tan contenta la naturaleza con nosotros, que ese es otro problema). Pero son tan importantes las palabras que en muchas ocasiones acaban siendo la mejor y más eficaz forma de cambiar la realidad. Busquemos, o mejor inventemos, un vocablo y hemos resuelto un problema, las cosas empezarán a cambiar. Pues en asuntos de lenguaje está ocupado, al parecer, el Real Jaén. Toda esta larga introducción está justificada en que el club anda metido en desarrollar juegos lingüísticos. Parece que el club está pensando ya más en el futuro que en el presente (que por cierto, después del partido de ayer, es bastante lastimoso y algún pesimista piensa que el equipo está haciendo un muy grave daño al interés público y social). Pero volviendo a lo del futuro, los responsables del Real Jaén en esa situación ha llegado incluso a inventar una palabra que ya quisiéramos haber conseguido muchos de los que nos jactamos de ser giennenses, jiennenses y jaeneros de toda la vida. Pasa uno la vida tratando de demostrar amor por la tierra y ahora, felizmente, se encuentra con un vocablo que representa todo el sentido de la patria chica y que, por eso mismo, puede ser muy importante a partir de ahora dentro de nuestros ambientes sociales más profundos. “Jaenizar” el equipo es lo que han propuesto los directivos de nuestra primera entidad futbolista. Y está muy bien. Desde luego que desconocemos el alcance futbolístico y deportivo que tiene el término propuesto ni qué significará esa palabra a la hora de confeccionar el equipo de la próxima temporada. Ya lo veremos. Pero desde luego que ha habido acierto pleno en inventar la palabra -que no sabemos si será asumida por alguna candidatura para las próximas elecciones-. Pero un éxito así justifica toda una vida. Y todo esto va en serio. 14 de Mayo de 2007

Real Jaén, 1; Extremadura, 1

244. Amanecerá y medraremos Para el Real Jaén, y en gran medida para el Linares, la liga acabó ayer domingo. Bueno, ya sabemos que aun queda un lance para la finalización del campeonato liguero 2006-2007 y que, como dicen los castizos, hasta el rabo todo


es toro. Pero, aún así, ya sólo resta echar la llave y que el último apague la luz. En el caso de los linarenses, los resultados de la próxima y última jornada pueden modificar su posición definitiva y entrar en el sorteo de la liguilla de ascenso en una u otra papeleta, pero esa formalidad es únicamente una circunstancia accidental o menor: lo terminante es la opción de asistir a ese acontecimiento deportivo. Por su parte el Real Jaén, salvo el dato obligado para la estadística, ya no puede alterar ni variar los resultados finales de su participación en este campeonato. Pero ni falta que va a hacer. El equipo va a gestionar otros menesteres y se va a conducir por una senda diferente de la habitual y clásica: se trata de subir a la élite del fútbol por una vía más posibilista y asequible, por el sistema de copa. Es como si hubiéramos estado predestinados para esta competición, después de los éxitos, no demasiado lejanos que sin duda muchos aficionados aun recuerdan y que ya los expertos nos pondrán sobre la mesa estos días. Cuenta Luís Pancorbo, en un libro de anécdotas, una muy famosa referida a un viaje de Carlos V a Roma. Narra que cuando el rey y emperador visitó el panteón el 8 de abril de 1535, quiso también ver la cúpula por fuera. Cuando se asomó, el barón Crescenzi, uno de su séquito, tuvo la tentación de empujarle y se dice que, al confesar el noble el pecado, el cura le contestó: "estas cosas no se dicen, se hacen"... Verdad o no, que esto es lo de menos, lo importante es que el equipo, para disimular sus intenciones, está decidido a hacer, y no decir, el gran interés que tiene en llegar muy arriba en la Copa. Con prudencia, como quien no quiere la cosa, ¿quién nos va a negar la posibilidad de triunfar en ella? ¿No se asegura –hasta lo dicen las crónicas del partido del sábado- que hay jugadores con mucha calidad? Pues a demostrarlo en ella y a abrir nuevos horizontes de éxitos deportivos. Que “mañana será otro día”, que decía el tuerto que salió a coger espárragos por la noche pero no los veía, y que el Quijote corrige con “amanecerá Dios y medraremos”. Bueno, ¿y por qué no soñar? Además ¿no es verdad eso de que no hay mal que por bien no venga? 21 de Mayo de 2007

Ceuta, 1; Real Jaén, 1

245. El entrenador En las tareas colectivas, cuando un trabajo se hace en grupo, es prácticamente imposible determinar las responsabilidades personales. Los éxitos son de todos, e igualmente los fracasos. Por supuesto que con misiones y cometidos distintos, pero del resultado último de las competiciones son garantes todos, los que juegan y los que dirigen. Por eso no se entiende bien la tendencia de los entrenadores a ver desde fuera lo que realizan los jugadores. Es verdad que antiguamente, como dice Eduardo Galeano, “nadie les prestaba mayor atención”


mientras que ahora es todo lo contrario. Pero lógicamente su trabajo forma parte conjunta del balance final del club y del equipo: todos están en el mismo barco. Vinyals se marcha del Real Jaén (y sinceramente le deseamos lo mejor). ¿Triunfó en nuestra tierra? En cuanto a la impresión desde fuera, hay que reconocerle gustosamente su seriedad, profesionalidad y otras muchas virtudes de que ha dado suficientes muestras. Pero ¿qué significa el sexto puesto en la clasificación? ¿Suficiente o insuficiente? Desde luego que valen las dos respuestas: si nos atenemos a los objetivos propuestos, y, a su vez, a la dificultad inherente de alcanzarlos. Que cada uno juzgue como considere. Pero, en un análisis de primera impresión, parece claro que el gran problema deportivo ha sido no creerse el equipo que era uno de los de arriba: ha dado una imagen de notoria y ostensible inestabilidad emocional; de expresarse pocas veces como dominador y casi siempre como dominado. Salvo en algunos momentos de la competición, por fas o nefas, por unas cosas o por otras, al grupo de técnicos y profesionales les ha faltado aplomo, carácter y fortalecimiento de equipo grande. ¿Se ha jugado tanto a la defensiva por falta de confianza en ellos mismos? Valdano asegura que “el entrenador, que es un tipo que lucha por sobrevivir, se ha hecho conservador”. Vinyals no estuvo muy acertado cuando reconoció la incapacidad del “equipo”, de los jugadores, de asumir más responsabilidades. El también era el “equipo” y su tarea más importante estaba precisamente en superar ese escollo. El ejemplo simbólico que quedará de este año fue lo que ocurrió al quedarse diez jugadores ante el Sevilla Atlético: el desfallecimiento sicológico de esa tarde, que les llevó a encerrarse en su área de manera ofuscada (así lo pareció), fue un adeudo de todos. 28 de Mayo de 2007

Real Jaén, 2; Cerro Reyes, 1


VERANO 2007


246. El marcador Ha venido pareciendo como cosa de brujas o algo por el estilo, sobre todo dada la aparente facilidad para su remiendo. Incluso en alguna ocasión llegó a ocultar la realidad del resultado que en verdad se estaba produciendo, adjudicando méritos y goles a quien no los había ganado en legítima lid. Pero en la tarea en la que se ha mostrado espectacularmente desorientado ha sido en medir el instante. Como si aún no hubiera ocurrido el Big-Bang o poco menos. Y donde ha puesto un ortodoxo salero especial ha sido en la configuración de los dígitos: que si una línea representaba unas veces un 7, otras un 1 y en ocasiones un número imaginado, casi propio de Alicia en el País de las Maravillas. Y lo mismo acontecía con la representación de un ángulo y de otras figuras más o menos geométricas, que eso es otro cantar. A veces parecía volver atrás, en una simpática imitación o mímesis de la máquina del tiempo. Ocasión hubo en la que ante el juego anodino e insulso que se estaba viendo, como recurso de distracción, algunos se solazaban, y hasta discutían, jugando a las adivinazas sobre qué hora y minuto de juego era el que aparecía en su pantalla. El peor momento de todas formas, el más dramático y angustioso, se producía en los períodos finales en los que casi se decide el partido en un par de minutos y no había manera de saber cuánto faltaba para terminar. El marcador, durante casi toda la temporada, iba, como decimos en el lenguaje familiar, por libre; se movía a sus anchas con plena autonomía y desenvoltura; y con diferente fortuna creaba una realidad que no siempre se correspondía con los deseos de los aficionados. Refiere Augusto Monterroso el cuento de una mosca que todas las noches soñaba que era un águila, lo que en los primeros momentos le hacía muy feliz pero que, luego, viendo su incapacidad para posarse en los ricos pasteles, sufría un montón de pesadillas que le hacían dormir muy mal. Pues el marcador acababa su tarea volviéndonos a la realidad y nunca fue capaz de regalarnos un triunfo cuando más lo necesitamos. (Su mayor virtud no obstante es que ahora nos permite entretenernos comentando sus simpáticas fechorías mientras no tenemos otra cosa mejor que hacer, a la espera de que se forme el equipo para el año que viene. Y desde luego en la confianza de que en la próxima temporada funcione bien ¡eso sí, siempre a nuestro favor! Es hacer poesía para pasar el rato). 4 de Junio de 2007 247. De índole personal El oficio de jugador de fútbol forma parte de esos colectivos cuya tarea exige un público delante. Y esa condición, además de evidentes ventajas, tiene bastantes inconvenientes. Uno de ellos es que por lo general apenas nos fijamos


en la dimensión humana que subyace en esos protagonistas. Y eso se aprecia mucho ahora cuando se están planificando los equipos para la próxima temporada, eligiendo un diseño de interpretación futbolística, y buscando profesionales que lo ejecuten. Trabajar ante el público tiene su morbo y su busilis, lo que da lugar a que todos nos olvidemos de la persona que vive en cada fichaje o cada despido de un jugador. Por supuesto que, como en todos los trabajos, a la hora de formar un dispositivo eficiente y adecuado deben tenerse muy en cuenta los legítimos rendimientos empresariales, y las aspiraciones y exigencias de la clientela. Pero nada malo hay en fijarse en que, detrás de la adquisición o el cese de cada futbolista, hay probablemente unos niños que tienen que cambiar de colegio, y de compañeros y amigos según recale su padre en uno u otro equipo; una familia forzada a cambiar de localidad, barrio, vivienda, vecinos y costumbres sociales; y unos valores e intereses personales y profesionales. Cuando uno ve en los días de partido, en las gradas del estadio, a la agrupación de familiares de los jugadores, puede apreciar el fondo humano de esos trabajadores a quienes se les exige, como no podría ser de otra manera, un rendimiento impecable. El jugador Garmendia decía a José Eugenio Lara algo de esto al incorporarse la pasada temporada. El defensa, que tenía un año más de contrato con el Extremadura, explicaba su salida del club "porque hemos pasado un año muy malo. Voy al Real Jaén perdiendo mucho dinero, porque he tenido que perdonar en el club extremeño cinco o seis mensualidades y varios plazos de fichas. Pero no podía seguir en Almendralejo. He tomado esta decisión, porque el dinero no lo es todo en la vida. Voy a un equipo fenomenal para recuperar la ilusión que había perdido en el Extremadura. El Real Jaén tiene un proyecto fantástico y yo quiero ser partícipe de él”. El proyecto luego no se ha cumplido del todo pero su apuesta, como la de sus compañeros, ahí quedó. Y no es malo recordar estos aspectos de índole personal en futbolistas que, por lo que sea, no han entrado en la élite de los privilegiados. Al menos, por el momento. 11 de junio de 2007 248. Quebranto FIFA La FIFA tomó una resolución, referente a la dramática jornada de ayer, cuyo significado y alcance ha quebrantado el principio, indispensable para el recto ejercicio de la competición deportiva, de igualdad de trato entre todos los participantes, poniendo además en evidencia que, como siempre ocurre, los poderosos se llevan todas las ventajas. La cosa es que en todo el mundo la jornada de ayer estaba destinada a los encuentros internacionales que correspondieran, entre los que destacaban alguno como el de Malí ante Sierra


Leona con efectos clasificatorios en la zona africana. Y, como es natural, a estos países le interesaba mucho poder disponer de sus mejores jugadores. Todo estaba claro y resuelto: era un partido anunciado hace mucho tiempo, incluido en una competición FIFA, y les respaldaban todas las normas y reglamentos al respecto. Pero de pronto ha surgido el conflicto a cuenta de la liga española que termina su campeonato fuera del canon de todas las demás. Y entonces, el organismo internacional, incumpliendo sus propios preceptos, ha desatendido sus obligaciones con Mali, y también Brasil, que se han quedado sin los jugadores que lo hacen en España. El delantero del Sevilla Kanouté ha dicho que por supuesto juega donde le digan pero que "han tenido un año para arreglar el calendario. En África, el fútbol es un sentimiento muy grande y Malí se queda sin sus mejores jugadores para un partido importante, es una falta de respeto". Y algo por el estilo ha apuntado el entrenador brasileño. Curiosamente quien no ha podido hacer las mismas valoraciones ha sido el seleccionador, por ejemplo, de Chile a cuyos futbolistas no han permitido volver al Celta. En esta circunstancia alguien podría entender que, al ser tratados de igual manera los tres equipos principales, se practica la virtud de la equidad pero no puede aceptarse que las reglas que han regido para toda la competición se modifiquen o se incumplan para un solo partido por muy importante que el azar haya hecho que sea. Porque eso deslegitima todo el campeonato. ¿Se derivarán algunas consecuencias de este desafuero? El poderoso se llevó el gato al agua y ya está. Alguien ha escrito, con cierta dosis de cinismo, que ya se habrá encargado el organismo mundial de pedirle al árbitro del encuentro que, para compensar desigualdades, echara una mano a Malí. Se desconoce si ha ocurrido así. 18 de Junio de 2007 249. Hablar del equipo Que hablen mucho de uno aunque sea mal es, para algunos, una simple broma y, para otros, una manera de criticar a los amigos y a los personajes públicos. No obstante hay gente que ha hecho de esta expresión un principio de conducta, una forma de vivir y de comportase. Muy conocida y montones de veces citada, como por otra parte era su propósito, es la trastada de Eróstrato, aquel pastor griego que con la intención de hacerse famoso quemó el templo de Diana en Éfeso, una de las Siete Maravillas del mundo antiguo. Para desquitarse de su mala acción, los tribunales de la época prohibieron, bajo pena de muerte, que se citase su nombre, pero fue una decisión inútil. ¡Hasta en El Quijote se habla de él! Conseguir que hablen de uno, aunque sea mal, es en muchos casos un negocio, un buen negocio. Precisamente por eso a nadie debe sorprenderle el


uso financiero y económico que de su mala fama hace muchos personajes de todo tipo y condición. De todas formas siempre es mejor que hablen bien. Si que despotriquen de uno puede ser una ganga, mucho más lo es que lo ponderen y enjabonen. Incluso a más elogios, mayor beneficio. ¿Sería beneficioso para el Real Jaén que se hablara mal de él? Evidentemente no. El éxito y la ganancia consiguiente están precisamente en lo contrario, en que todo el mundo, primero, lo refieran y aludan a todas horas y, después, que la mención sea encomiástica y lisonjera. Al decir de los periódicos, éste parecer ser el camino que pretende por el club, que empieza a vender la ilusión de la próxima temporada a los socios, que se hable mucho y bien del equipo: parece obvio que, para vender abonos al público, antes hay que contagiarlos de esperanza contagiosa por la palabra y los hechos. Sin embargo espinosa y peliaguda cuestión. Conseguir esto es harto difícil cuando las encuestas aseguran que la conversación de fútbol en todas partes la acaparan los dos grandes, el Real Madrid y el Barcelona. ¿Qué hacer ante esta situación? Naturalmente no parecería una buena estrategia que el club, siguiendo las señales de Eróstrato, incendiase algún edificio público para llamar la atención. Pero ya de entrada da la impresión de que hace falta ruido porque la exquisitez en las relaciones publicitarias ofrece escasos resultados. Como mínimo, para impresionar y que se hable del Real Jaén, hacen falta truenos, relámpagos, bombas, cohetes, tambores, etc., etc. 25 de Junio de 2007 250. Fuera la sociología Ya ha empezado el ruido. Al menos han comenzado a sonar los primeros compases de un discurso que busca y pretende ser envolvente para atraer al mayor número posible de aficionados al Real Jaén. Una tarea que, aunque resulta obligada en todo tiempo porque no hay que perder ninguna oportunidad de aumentar la clientela, es propia del presente período litúrgico. La directiva giennense, de acuerdo con esta lógica de los ritmos, ha iniciado de manera formal la busca y captura de seguidores del equipo que puedan estar dispuestos a firmar y sellar un firme compromiso: acudir a los partidos de La Victoria durante toda la competición. A fin de cuentas es de lo que se trata: estar presentes llueva, haga sol, arrecien los fríos, no se sepa dónde aparcar o, especialmente, se pierdan partidos. En esto consiste el intríngulis de la fidelidad al equipo: bajar al estadio cuando pintan bastos. ¿Es acaso una campaña de captación de socios una llamada a los masoquistas? Sin llegar a tanto, la dificultad está, como es obvio, en enganchar en el proyecto a los indecisos, a quienes están en otras guerras, a los tibios y distanciados, a los escépticos e irresolutos pero, sobre todo, a los que no


acaban de convencerles estas lides. En la literatura convencional sobre la integración de un grupo circula la siguiente escala según el grado de participación o complicidad: están en primer lugar los llamados subversivos, es decir, los dispuestos a todo por la organización; a continuación vienen los colaboradores, listos a echar una mano; los simpatizantes, personas que lo ven con agrado; después, los indecisos, que andan dudando si implicarse o abandonar; y, por último, los indiferentes, a quienes no interesa nada la cuestión. Bueno, pues la consistencia del fútbol es de una naturaleza tan especial que todo ese enjambre de teorías y sesudos estudios de eminentes sociólogos se quedan sin utilidad con lo que se llama de manera poco sugestiva un “fichaje mediático”. Ya se sabe, o mejor se supone que vaya usted a saber si no nos sorprenden con algo así, que entre los planes de la directiva no entra fichar a Raúl o a Eto´o para la próxima temporada. Pero no hay mejor invento para llenar por anticipado un campo que traer a algún héroe futbolístico. Hasta se puede uno ahorrar la campaña propagandística y agarrarse al boca a boca, que es lo último en marketing publicitario. 2 de Julio de 2007 251. Entrenadores (1) Pues aunque a algún aficionado le pueda parecer casi un milagro, el Ceuta, club de Segunda División B, ya tiene entrenador para la próxima temporada. Sí, no es una falacia ni una broma. Lo aseguraba Diario Jaén hace unos días: la entidad futbolística representativa de la ciudad autónoma ya ha fichado un entrenador. El tema se había hecho público, también en Diario Jaén, hacia mitad de Junio cuando se conoció que el equipo ceutí, tras tomar la decisión de cambiar de técnico, había recibido más de ciento sesenta ofrecimientos para conseguir el contrato de marras. Es decir, un número cercano a doscientos eran candidatos para un solo puesto de trabajo. Una proporción que supera incluso las famosas convocatorias de las administraciones públicas que, dado su peculiar carácter de vitalicias y adornadas como están de otras sinecuras, atraen multitud de aspirantes. ¡Cómo está el mundo del fútbol! diría cualquier cariacontecido aficionado. ¿Quién puede explicar que haya tanto desempleo en una actividad que moviliza infinitas cantidades de dinero casi incomprensibles para la mayoría de los mortales? Además, ¡vaya problema para el Ceuta! Porque ¡cómo no perderse y acertar entre tantos proyectos, currículos, propuestas económicas, diseños estratégicos y deportivos de más de ciento sesenta expertos!... El que el número de demandantes de empleo de entrenador, con la titulación oficial requerida, sea muy elevado es bastante explicable y obvio. De tres ámbitos


proceden: el primero, lógicamente, el de los futbolistas, los profesionales que, cuando finalizan su período de actividad, desean seguir vinculados con el mundo laboral en que se han desenvuelto. El segundo grupo lo constituyen quienes, sin haber triunfado como jugadores por la razón que fuere, siguen moviéndose en ese contexto y anhelan suplir con éxitos como técnicos el triunfo que no les proporcionó la práctica del fútbol. A estos dos colectivos hay que añadir los que podríamos llamar espontáneos, al ser una profesión tan popular, tan vistosa socialmente y tan atractiva económicamente, circunstancias que oscurecen o aminoran los desengaños que arrastra. Pero lo realmente curioso es la forma en la que se desactiva, parcialmente por lo menos, esta situación de parálisis laboral. Debemos reconocer que en el ejercicio de la profesión hay dos tipos de entrenadores. 252. Entrenadores (2) La grave situación de desempleo que se produce en el mercado laboral de los entrenadores de fútbol, donde la oferta supera en proporciones colosales a la demanda, tiene una curiosa y original manera de aminorarse mediante un sugestivo desdoblamiento de tareas. Por supuesto que nadie ha decidido expresamente que las cosas sean de esa manera sino que, como acontece en tantos fenómenos generales y colectivos, la fórmula ha surgido de la comunidad, de requerimientos y concurrencias sociales: la exigencia emocional y afectiva de éxitos que sienten los aficionados por una parte, y la rentabilidad obligada de los inversores por otra han dado lugar a que, en el ejercicio de su profesión, se den dos tipos de entrenadores: entrenadores de primer período o iniciadores; y entrenadores de segundo período o salvadores. Los primeros son aquellos que desde el comienzo de la temporada planifican las líneas maestras del trabajo y estructuran las actividades de acuerdo a los objetivos del club. Los entrenadores salvadores, como se puede imaginar, son los que sustituyen a los anteriores cuando parece claro (o lo está demasiado) que no se van a conseguir estos designios y anhelos previstos y deseados por todos. Como por otra parte esa circunstancia no puede evitarse ya que siempre tiene que haber equipos en los últimos lugares y fuera del grupo de los primeros, son mayoría considerable los clubes que se ven forzados a utilizar los servicios de más de un técnico. La experiencia muestra que normalmente suelen ser dos y la duración de los períodos es imprevisible. Los aficionados al Real Jaén recordarán cómo el entonces presidente Gil Vázquez cesó al entrenador la noche previa al primer partido de Liga. Como contrapunto valga el caso de nuestro antiguo conocido Jon Ander, que de portero del Lucena acabó como presidente y dueño del club: decidió el cese una vez comenzada la fase de ascenso a Segunda B, que por cierto acabó alcanzando. Esta doble tarea produce un efecto reduplicativo de los


puestos de trabajo y aminora considerablemente el nivel de paro de los técnicos, al aumentar, y casi doblar, la demanda de los clubes. Dicho de manera más simple: al haber casi dos entrenadores por club cada temporada (no se olvide que por lo general los despedidos cobran íntegramente su contrato aunque no finalizan el trabajo) se duplican los puestos de trabajo. 253. Entrenadores (y 3) El que por exigencias y presiones deportivas, sociales o económicas, cuando las cosas no están saliendo bien al equipo y se teme un grave desaguisado, tantos clubes de fútbol se vean forzados a cambiar de entrenador, no resuelve de manera definitiva el alto nivel de paro pero sin duda lo atempera bastante. Aunque la moda empieza ya a extenderse a otros deportes, no es éste un fenómeno generalizado en el mundo laboral. Sin embargo es muy útil y ventajoso a estos profesionales porque permite que, a excepción del disgusto razonable del momento, normalmente no se sienta afectado el prestigio del que debe dejar su puesto a otro compañero. Explicaciones habituales como “las cosas son así”, “el equipo necesita un revulsivo”, y otras de este jaez, más cantinelas de fácil manejo que explicaciones fundadas, son suficientes para justificar el acontecimiento. Por eso son tantos los entrenadores que sin deterioro de su calidad profesional unas veces han acudido a un equipo como iniciadores y otras como salvadores, aunque con el tiempo y por la vía de la práctica algunos van adquiriendo un cierto nivel de especialización. El fondo teórico de circunstancia tan original es, entre otras cosas, que hasta ahora nadie ha podido mostrar un criterio, digamos, científico que compute qué porcentaje de éxito o de fracaso en la gestión futbolística corresponde al entrenador. Incluso hasta podría afirmarse que esta relación porcentual es muy diferente según el contexto de cada club y cada equipo por lo que no es posible establecer ninguna ley universal. ¡Cuántas veces una directiva ha soportado la tensión ambiental y, al final, se ha enderezado el rumbo de los resultados! En otras oportunidades sin embargo ha llegado la catástrofe. Un ejemplo de todo esto es ver cómo a buenos entrenadores, contrastados fielmente por haber triunfado en más de una ocasión, les ocurre que de pronto llegan a un nuevo club de características similares a los anteriores y no dan pie con bola. O rinden cuando antes no le han salido las cosas. Es éste un fenómeno sorprendente no sólo en sí mismo sino por la frecuencia con que se produce. Normalmente a los arquitectos no se les caen unas casas sí y otras no, o a los constructores de coches no le salen éstos en unos casos con tres ruedas y en otras con cinco. Pero los entrenadores pasan de la gloria al infierno, o al revés, en un santiamén. ¿Por qué? Sucesivamente 9, 16 y 23 de Julio de 2007


254. Los socios (1) En el aparentemente enredado y tumultuoso mundo del fútbol, cada uno de los que básicamente lo integran tiene su tiempo, su vez y su plazo: las entidades o clubes, representados por sus directivos y responsables; los equipos, entendidos como el conjunto de técnicos y profesionales; y los seguidores o socios, ahora transformados en abonados. En el transcurrir de la vida de este deporte, a cada uno de estos colectivos le toca un momento específico en el que han de desarrollar su tarea más importante. No quiere decir eso que, al no estar de turno, no se tenga nada que hacer; que, cuando el papel principal corresponde, por ejemplo, a la entidad, los jugadores estén exentos de ocupación alguna; e igualmente que, si es la hora de los aficionados, la directiva no tenga obligaciones subsidiarias. Porque este deporte dura siempre y para todos: el fútbol, nos guste o no, se ha convertido en un sistema de totalidad. Y tampoco esta teoría debe interpretarse en el sentido de que el trabajo de todos los colectivos tiene la misma incidencia en los resultados. Es obvio que no, que, como decimos siempre, quien mete los goles son los jugadores. Pero sin embargo no estando a la misma altura las responsabilidades de unos y de otros, todos, los tres colectivos, son imprescindibles para llegar a buen puerto. Hablando de estos plazos, a día de hoy se puede establecer que el tiempo de la directiva –este año ha cumplido sin retraso- ha sido en el pasado diseñar y concretar el equipo. El de los profesionales lo será en el futuro, a partir del último domingo de Agosto, cuando tengan que demostrar su valía y sus cualidades. Y en ese proceso ahora estamos en el período de los aficionados, de los seguidores, que tienen que manifestar en qué cuantía y con qué grado de compromiso están dispuestos a meter el hombro en la competición que comienza, aproximadamente, dentro de un mes. Llegado el final de la temporada, el provecho será consecuencia (además de la suerte que el azar regale) fundamentalmente de cómo han hecho sus tareas cada uno de estos tres colectivos. Si la directiva acertó a la hora de la planificación deportiva y su concreción en los fichajes; si los aficionados apoyaron desde el primer momento; y si los jugadores tuvieron éxito en su trabajo. Ahora, estos días, toca a los aficionados firmar los esponsales. Pero ¿a qué y hasta donde lleva este compromiso? 255. Trabajar los socios (y 2) Por muy curioso y extraño que suene o parezca, los aficionados y seguidores de los equipos de fútbol pertenecen al tipo de clientes que pagan para trabajar. Como esas empresas que con aquello del sírvase usted mismo obligan al parroquiano a hacer la tarea, así, cuando alguien decide acudir a un partido de


fútbol, está adquiriendo casi sin quererlo ni buscarlo el compromiso de intervenir, por la razón más peregrina que imaginarse pueda, como sujeto activo y agente a favor de uno de los equipos que disputan en el terreno de juego. Es opinión generalizada que este deporte no puede ser presenciado sin que el espectador se sienta a favor y empuje a su manera a uno de los contendientes que litigan en el estadio: “público imparcial del fútbol” suena, al decir de los filósofos, como una expresión contradictoria y sin sentido. Lo trágico no obstante de la condición de los concurrentes es que, como dice el tópico, por mucho que quieran podrán llevar en volandas al equipo pero únicamente en sueños o en ambición les es posible meter un gol o detener el penalti que ha causado la desgracia a su equipo: es una condición que le lleva al disgusto y a la frustración pero que no tiene remedio. De todas maneras conviene distinguir para una mejor precisión dos tipos de espectadores. Los que adquieren una entrada para un único festejo son los ocasionales y discontinuos y su participación es eventual; por lo general se mueven en el nivel de fidelidad-1 y se les tolera algún pecadillo de tibieza. Los otros son los seguidores estables y permanentes que no sólo han de acudir al estadio (haga frío o calor, esté nevando o se le haya estropeado el coche) sino que han de ejercer como personal entusiasta antes del encuentro, en el desarrollo del mismo y en el pos-partido. Se caracterizan porque se mueven en el grado de fidelidad-2, se sienten integrados en el club y materializan su compromiso con un carné. (Existen dos grados más fidelidad, -3 y -4, pero lo dejaremos para otra ocasión). Ahora, cuando es el turno de los aficionados o feligreses estables y permanentes, llega el momento de definir el alcance y la intensidad de la afición que sigue al Real Jaén. Por lo que se sabe, parece que por esta vez las esperanzas están siendo muy ventajosas. Y sería fantástico que se superaran las mejores expectativas, una forma segura de que La Victoria no necesitase calefacción en invierno. Sucesivamente 30 de Julio y 6 de Agosto de 2007 256. El tercer discurso Aunque en la vida pública es bastante usual que los resultados de las votaciones ya se conozcan de antemano al saberse la composición de los grupos políticos, no siempre ocurre así. Un ejemplo se ha visto no hace mucho tiempo con las elecciones municipales en las que algunos candidatos desconocían si iban a resultar elegidos o no. En estos casos es habitual que el aspirante lleve preparados dos discursos diferentes según los que ocurra en la votación: en uno con la satisfacción por haber sido elegido, y el otro con el lamento de su desventura política. No está mal esta práctica, algo que por otra parte hacemos


todos los mortales cuando vamos a preguntar por algún asunto de interés: un pensamiento previsto para agradecer o mostrar la alegría de lo conseguido y otro para desahogo en la desgracia. Pues en una situación complicada, similar a las descritas, se encuentran posiblemente el presidente y la directiva del Real Jaén. Hay que hacer un discurso de comienzo de la temporada. La tradición, las expectativas de los socios y el buen sentido así lo exigen. Un discurso en el que se describan de una u otra manera los objetivos que se esperan conseguir en el campeonato que comienza. Y en esta ocasión ¿qué decir? Los alcaldes gozan de la ventaja de que, una vez que se ha celebrado la votación, pueden sacar el texto preciso, pero la tarea de los responsables del club es de resultados imprevisibles y ser profeta no es una exigencia propia del cargo. Un optimismo desbordado que no cumpla las expectativas provoca frustración, pero tampoco es cosa de ponerse la venda antes del golpe o empezar el camino con un jarro de agua fría. ¿Qué decir oficialmente? (Porque sin duda por dentro cada uno tiene sus ilusiones secretas). Loliano de Éfeso fue un antiguo retórico al que por su honradez y buenas cualidades habían elegido responsable del abastecimiento público en Atenas. Una vez que hubo un problema en el mercado y la gente se alborotaba contra él, Pancrates, un filósofo del momento, tranquilizó a la muchedumbre diciéndole que Loliano “no vendía pan sino palabras”. El pan han de venderlo los profesionales en el césped pero las palabras son cosas de los directivos y éstas, como decía también otro filósofo, son el instrumento de los sabios. Es de esperar que los responsables encuentren un tercer discurso: el de la esperanza. Y que produzca grandes réditos para todos. 13 de agosto de 2007 257. Escobas y planchas Mire, le dice un personaje de un cuento de Augusto Monterroso a otro: “mire, si para ganarse la vida tiene ahora que vender algo, no se vaya a dedicar a vender cosas pequeñas como escobas o planchas. Eso da mucho trabajo, deja poco dinero y por lo general la gente ya tiene una escoba y una plancha. Venda acorazados. Con uno que venda tiene resuelto el problema suyo y de su esposa para toda la vida”. Es decir, dejémonos de lo menor y vamos a resolver lo grande, lo importante y decisivo. Vender escobas y planchas es perder el tiempo. Pues parece que la junta directiva del Real Jaén sigue este consejo al pie de la letra: ocupémonos de lo superior, que los asuntos menudos no merecen la atención y nos distraen de lo principal. Y de esta forma, después de hacer tres descomunales, increíbles y fantásticos milagros, ha cerrado el grifo de sus éxitos y abandonado la menudencia y las bagatelas. La actual junta directiva,


encabezada por Carlos Sánchez, ha sido capaz, ni más ni menos, de evitar la desaparición del Real Jaén, cuya existencia ha peligrado en más de una ocasión; abonar todas las deudas de los profesionales de ayer y de hoy, y conseguir que sea una entidad respetada incluso por poderes del Estado tan significativos como Hacienda; y presentar un modelo de futuro con solidez y garantía realmente suficientes y razonables. Han sido tres prodigios de los de verdad, de los que sólo quienes tienen unas cualidades taumatúrgicas y portentosas excepcionales están capacitados para realizar. Pues bien, estos espléndidos hacedores de milagros no han conseguido resolver tres problemas, menguados sin duda, pero que dan lata e incomodan a los socios y seguidores. Primero, el marcador de estadio, que se caracteriza por los medios ceros, mientras en los desplazamientos del verano los hemos visto hasta de color; tampoco los altavoces, la megafonía que en los descansos de los partidos alcanza un volumen insufrible pero que no fue capaz de anunciar los cambios en la alineación del equipo el día de su presentación para que los aficionados fueran reconociendo a los nuevos jugadores; y, por último, cuando por Internet se puede sacar una entrada para visitar la muralla china, la ópera de Nueva York o las pirámides de Egipto, en La Victoria hay que acudir a la ventanilla del propio campo. Y menos mal que están los Jardinillos, que por cierto no sirven para los socios. 21 de agosto de 2007

A Sutil, Paco Sutil, la historia le ha ofertado el honor y el compromiso de representar la cantera del Real Jaén durante estos últimos años. En el momento en que se cierra este libro es el jugador con más antigüedad en el equipo, a pesar de su juventud. Giennense de nacimiento, es titular indiscutible y con él mantiene la afición una especial complicidad muy positiva. En el presente incorpora mejor que nadie el pasado y el futuro del equipo. Foto: Diario Jaén


EL AUTOR Juan Carlos López Eisman nació en Jaén, en el barrio de San Ildefonso, el día 3 de Enero de 1941. Licenciado en Filosofía y Letras, fue profesor en la Universidad, catedrático de Filosofía en Enseñanzas Medias, inspector de educación y jefe de Servicio de Inspección. En el primer gobierno de la Comunidad Autónoma de Andalucía fue nombrado, en la Consejería de Educación, director general de Ordenación Académica y, posteriormente, de Promoción Educativa y Renovación Pedagógica. También ha sido concejal en el Ayuntamiento de Córdoba. Su tarea literaria se ha centrado en la publicación de artículos, especialmente de filosofía y temas educativos, en diversas publicaciones. También ha colaborado en libros como “Diversidad cultural, identidad y ciudadanía”; “Libro homenaje a Mario López”; o “Crónica de un sueño. Memoria de la transición democrática en Córdoba”. A partir de 1985 viene colaborando habitualmente en el Diario Córdoba donde ha publicado más de ochocientos artículos en distintas series referidas a acontecimientos culturales e históricos. El libro “Reflexiones sobre nuestra sociedad” recoge las dos primeras. La actual, “Anotaciones”, supera ampliamente los doscientos. Junto a Manuel Fernández, redactor–jefe, creó el Suplemento de Educación, que acaba de recibir diversos premios periodísticos con ocasión de su vigésimo aniversario. Desde el año 2002 escribe semanalmente en el Diario Jaén artículos en torno al fútbol y al Real Jaén, de los que una primera serie se recogen en este libro.


EPÍLOGO Al autor, D. JUAN CARLOS LOPEZ EISMAN, como se dice de forma coloquial, lo conocí por los papeles. Lo leía y lo leo cada lunes, en la contraportada del especial de deportes, que edita nuestro Diario Jaén. Sus escritos cargados de profundidad y contenidos inusuales dentro del mundo del fútbol, me suponían un bálsamo, después de esas horas leyendo,( más bien estudiando) las páginas interiores relativas al deporte y muy especialmente al fútbol de nuestra provincia. Al terminar esa concentración de datos filosóficos; históricos, físicos y matemáticos, en algunas ocasiones me preguntaba una y otra vez ¿Quién es este «tío» (señor), con rasgos de intelectual y que tan de cerca sigue a nuestro equipo? La situación que me abrumaba no me permitía ni preguntar por él ni investigar quién era. Así nuestro encuentro llegó en un desplazamiento, quiero recordar, si la memoria no me falla y si es así que me corrija él, en la primera salida que hizo nuestro equipo a tierras sevillanas, para enfrentarse con el Sevilla B, (que así se llamaba por entonces). Antes del comienzo del partido, muy educadamente se me acercó y presentó y antes de que finalizara su presentación me di fugazmente: cuenta de que lo tenía enfrente de mí. Vi un hombre pausado, analítico y sobre todo muy aficionado al fútbol. Agradecí mucho su acercamiento, pues mi admiración se iba incrementando con el paso del tiempo. Fue un breve y respetuoso encuentro, que aproveché para mostradle mi admiración y él a su vez para, como no podía ser de otra forma, darme ánimos y aliento para seguir con la lucha. Como rara vez se pierde un partido tanto dentro como fuera, nuestros contactos fueron frecuentándose y unas veces solo eran de saludos y ánimos para el partido, pero otros eran más reposados y nos daba algún tiempo para hablar del bien y el del mal, incluso si cabía, rozábamos lo personal, su situación y la mía. Fui conociendo su currículum académico, muy brillante por cierto e incluso conocí algo de su pasado político. Circunstancias ambas acrecentaron mi admiración. En lo personal tanto él como yo nos hicimos algunas confesiones, las cuales nos acercaron bastante más y llegué incluso hasta a conocer a su bella pareja, Dolores, en otro de los tantos encuentros en que coincidíamos, ya fueran amistosos u oficiales. Con el tiempo me di cuenta de que, a pesar de su profundidad, era y es un gran aficionado al Real Jaén, de carne y hueso, tan fuerte o tan débil como uno de nosotros cuando perdemos un partido, con la diferencia de que tiene una carga de emotividad y positivismo que impregna al que haya a su lado.


Me alegra mucho haberte conocido tanto a ti como a tu pareja. Muchas gracias por todo lo que me has aportado a este apasionado «mundo de locos», del que parece no sabemos vivir sin él. Me apetecería mucho enrollarme pero no lo voy a hacer. Y por último me gustaría hacerte una confesión, amigo Juan Carlos. Hace mucho tiempo que el especial de deportes de los lunes comienzo a leerlo por el final, por tu columna, que espero y deseo que, una vez reunidas todas, nos sirvan a algunos como fuente de inspiración y consulta, de un pensador que parte de su vida es el fútbol. Suerte y un fuerte abrazo de tu seguidor y amigo Carlos Sánchez. (Presidente Real Jaén) Jaén y Diciembre de la Temporada 2006-2007


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