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Adiós a mi maestra de danza
Por José Luis López Enamorado
Hace muchos años ya, entré en el fantástico mundo de la danza para procurar difundirlo ampliamente a través de un poderoso medio de comunicación llamado televisión. Yo siempre fui aficionado a este arte pero no solo me sentía atraído por nuestra danza española, también me interesaban las otras danzas que forman parte de otras culturas y que eran desconocidas por el gran público. Trabajaba entonces en el Departamento de Programas Musicales de Televisión Española y echaba en falta la presencia, en las parrillas de programas, de esos otros géneros tan interesantes como llenos de historia; eso es, el Ballet Clásico, la Danza Contemporánea, la Danza Oriental, la Danza Butoh o el Break Dance o Breakin. Nunca Televisión Española se había detenido en diseñar un programa que se ocupara de estas ausencias. Por fortuna se incorporó al Departamento como Director del mismo, un buen profesional, inteligente realizador, Enrique de las Casas quien reparó en este aspecto −tal vez mis sugerencias fueron escuchadas− y me encargó la preparación de un proyecto de espacio que atendiera a la Danza en todos sus estilos, en todas sus manifestaciones culturales. Para ello iba a contar con la asesoría de una gran maestra, Ana Lázaro, que por aquel entonces ocupaba la Cátedra de Danza recién creada en la Escuela Superior de Arte Dramático y Danza. Corría el mes de febrero del año 1977 y lo que nació como una experiencia para cubrir un trimestre de emisión, con trece programas de media hora de duración cada uno, se convirtió en una extraordinaria experiencia que duró hasta diciembre de 1981 con un total de 178 emisiones. Ana Lázaro se asomó a las pantallas de Televisión Española allá por 1960 ofreciendo unas clases con nociones básicas de ballet y breve introducción en la historia de la danza. Ana pues, estaba interesada en el medio televisivo como difusor global de este arte tan desconocido entonces. Nunca entendí el criticado trato que recibió Ana por parte de profesionales del mundo de la danza en España. Está claro que el programa La Danza tenía muchos pretendientes, muchos querían participar en la selección de contenidos pero ninguno, que yo sepa, se ocupó antes de plantear un proyecto interesante y factible. Yo tenía perfectamente diseñados los intereses del espacio y cómo y en qué medida debían ser contemplados sus contenidos. Encontré un apoyo absoluto en Ana Lázaro que era la otra parte fuerte del espacio: asesorarme en estilos, capacidad de trabajo, y colaboraciones posibles. Siempre defendí su presencia en el programa La Danza y juntos llevamos a cabo una buena labor. Gracias a que la danza en todos sus géneros tenía una ventana abierta semanalmente en televisión, se crearon nuevas compañías y las ofertas de nuevos montajes coreográficos nos llovían. Han grabado para la danza −entre muchos otros− en danza española: María Rosa, Rafael De Córdova, José Antonio y Luisa Aranda, Alberto Lorca, Manuel Vargas, Ballet Los Goyescos, José Granero, Silvia Ivars, Mario Maya, Merche Esmeralda, Luisillo, Blanca del Rey, Antonio del Castillo, Carmen Mora, Goyo Montero, Fernando Belmonte. En danza clásica: Luis Fuente, Trinidad Sevillano, Ana Lázaro, Luis Ruffo, Juan Tena, Ballet Alexia, Christian Uboldi, Alicia Alonso, Alberto Méndez, Anton Dolin y John Gilpin, Paolo Bortoluzzi y Luciana Savignano. En danza contemporánea: Ramón Solé, Lorenzo Godoy, Ramón Oller, Ballet Heura, Anatol Yanowsky, Maguy Marin y su Ballet Theatre de L’Arche, Vittorio Biagi y Helene Diolot, Amelia Boluda y el Ballet Contemporani de Barcelona, Gloria Mandelik, Carl Paris, Carmen Senra…
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Ana Lázaro profesora
La danza
Un importante elenco, sin duda, compone la historia del espacio La Danza pues, además, se atendió a la producción ajena para ofrecer diferentes ballets europeos, clásicos y contemporáneos, agrupados en ciclos. También pudimos ofrecer las grandes obras del Ballet Clásico interpretadas por las mejores compañías de danza: “Concierto barroco”, “Sinfonía en do” y “Apolo y las musas” de Balanchine, “Cascanueces”, “Coppelia”, “La rose malade” y “Cyrano de Bergerac” de Roland Petit, “Espartaco” de Leonid Jacobson, “Giselle” de Jules Perrot y Jean Coralli; “Adagio Hammerklavier” de Hans van Mannen y ciclos dedicados a Rudolf Nureyev, Karen Kain, Paul Taylor y la danza contemporánea de Cuba.
Todo ese recorrido lo hemos trabajado Ana Lázaro y yo juntos, sin reparar en horas de trabajo y conviviendo en los estudios de danza hasta encontrar el modo más auténtico de mostrar la danza a los espectadores. Esta gran maestra de la danza, nacida en Lisboa pero con doble nacionalidad, portuguesa y española, ha fallecido a los 87 años de edad. Era una buena amiga y mejor persona, la profesional de la danza que me enseñó a descubrir y amar este arte tan sublime como complejo y sufrido. Excelente amiga con la que seguí la trayectoria pictórica de su padre, Bonifacio Lázaro, portugués y amante de España cuya extensa obra está distribuida por los museos de Portugal y de Extremadura. Ana fue una creadora indiscutible de coreografías y de bailarin@s también porque insuflaba en ell@s la formación progresiva y equilibrada en busca de cuerpos perfectos.
Hemos estado en contacto frecuente y pudimos conversar por última vez hace unos pocos días. Su ahijado Miguel Ferrer me notificó el pasado 24 de abril su fallecimiento después de apagarse, poco a poco, en los tres últimos días de su vida. Como dice Miguel, “ha entrado de puntillas y delicadamente en otros mundos donde seguro, como ha hecho durante toda su enriquecedora vida, no parará”.
Ana con Anton Dolin en el plató de La Danza
Adiós querida Ana, recordaré tu obra coreográfica para nuestro espacio La Danza y lo haré partiendo de dos grandes creaciones: “Take Five” un maravilloso y electrizante solo bailado por Elisa Morris y “Paso a dos de amor” con Virginia Valero y José Cáceres sobre el Andante del “Concierto para violín y orquesta” de Mendelsshon. Que Beethoven guíe tus nuevos pasos para que se mantenga viva tu creatividad con movimientos y pinceladas. Echaré de menos tu cariño, tus consejos y la humildad con que transmitías tus conocimientos. Saluda a Anton Dolin, seguro que te espera. Un beso enorme de tu alumno de danza,