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El primer encuentro con la libertad de Vladimir Issaev fue en Odesa

Por Orlando Taquechel / Artburst Miami

Vladimir Issaev impartiendo una clase en la Vladimir Issaev School of Classical Ballet (Aventura, Florida). Fotografía: @Patriciasphotography (cortesía de Arts Ballet Theatre of Florida)

El maestro y coreógrafo Vladimir Issaev ocupa un lugar destacado entre las figuras más admiradas y respetadas del mundo de la danza de Miami.Tres de sus proyectos han enriquecido el ambiente educacional y profesional del sur de la Florida y lo han proyectado a nivel internacional:la Vladimir Issaev School of Classical Ballet y el Arts Ballet Theatre of Florida (ABTF) -que celebran su 25 aniversario este año- y la Miami International Ballet Competition (MIBC), que acaba de realizar su quinta edición.

Vladimir Issaev y Ruby Romero-Issaev en el proscenio del Aventura Arts & Cultural Center la noche del 5 de marzo de 2022 antes de comenzar la función de Arts Ballet Theatre of Florida. @Patriciasphotography (cortesía de Arts Ballet Theatre of Florida)

En la presentación del sábado 5 de marzo de ABTF en el Aventura Arts & Cultural Center -donde ofrecieron el ballet “Coppelia”- Issaev salió a proscenio acompañado de su esposa, Ruby Romero-Issaev, directora ejecutiva de la compañía, para dirigirse a los presentes y pedir un minuto de silencio por el pueblo de Ucrania. Issaev nació en 1954 en Biysk, región de Altai (Siberia) pero durante 10 años fue bailarín del ballet de la Ópera de Odesa -la famosa ciudad portuaria en el Mar Negro- y todavía tiene muchos amigos por allá.

Foto familiar tomada en Biysk (c. 1957) junto a su padre Pedro, su madre Polina y su hermana Ludmila. Archivo personal de V. Issaev

Paraconocer más sobre sus años en Odesa lo visitamos en las instalaciones de ABTF, en horas de la mañana de un lunes. El único momento de la semana cuando el lugar no está repleto de estudiantes, profesores y bailarines.

Issaev descubrió su pasión por la danza a los 7 años “y acabé siendo el primer bailarín profesional de mi ciudad”, nos dice. A los once viajó con su hermana a Voronezh (cerca de Moscú) para estudiar ballet en su Escuela de Coreografía. Tras graduarse en 1973, trabajó 2 años “para pagar mis estudios al Gobierno” en la ciudad de Ufa, donde nació el gran Rudolf Nureyev.

Vladimir Issaev en 1973, con motivo de su graduación como Artista de Ballet en la Escuela Coreográfica de Voronezh Archivo personal de V. Issaev

“Claro, yo no sabía entonces quién era Nureyev porque en la historia que nos daban no aparecía gente como él. Estaban Galina Ulanova y Maya Plisetskaya pero no Nureyev. Una vez pasados los 2 años, fui a audicionar a Odesa y me aceptaron”.

Su rostro se ilumina cuando dice, “y así fue cómo en 1975 comencé a trabajar en el teatro más bello del mundo…” Busca en su teléfono fotos del Teatro de la Ópera de Odesa y las comparte con nosotros. “Allí estuve hasta el 81, cuando regreso a estudiar, ahora en GITIS, y en 1986 obtengo el título de Ballet Master y coreógrafo”. El Instituto Ruso de Artes Teatrales (GITIS), fundado en 1878 y situado en Moscú, es la escuela independiente de artes teatrales más grande y antigua de Rusia.

“Las entradas para el teatro de Odesa siempre estaban agotadas”, rememora. “Trabajábamos de martes a domingo, el lunes estaba libre el teatro pero como los austríacos que lo diseñaron le incluyeron un órgano, los lunes eran conciertos de órgano, también a teatro lleno. Así era desde mayo hasta octubre. Sin días libres, porque es el Mar Negro y hay muchos turistas, pero terminábamos la función y nos íbamos a una casa de artistas donde seguíamos actuando y disfrutando hasta el amanecer. También teníamos todo un mes de vacaciones”.

¿Hay mucha diferencia entre Rusia y Ucrania en términos de la gente, de su cultura?

“En Odesa sí. Odesa es una ciudad que no parecía pertenecer a la Unión Soviética. Tiene su propio acento. Nunca había visto en mi vida lo que ví al llegar a Odesa. Incluso llegué a preguntarme más de una vez ¿dónde estoy? ¿qué es esto? porque era algo muy diferente a Siberia y a Ufa, donde todo era estirado, serio, de colores oscuros. En Odesa hay verano, en la playa todo está abierto, hay cafés en las calles. Una vez estaba de vacaciones en Moscú y me encontré con dos tipos, uno de Inglaterra y otro de Francia. Ambos estudiaban en Odesa y sin saber que yo también vivía allí me dijeron ‘Odesa es un pequeño París, ¿entiendes?’, tratando de explicarme lo que era la ciudad”.

En Ufa, con sus compañeros del Bashkir State Opera & Ballet Theatre (c. 1974). Archivo personal de V. Issaev

En Odessa (c. 1980), como Ballet Master. Entre los estudiantes se encuentra la bailarina Larissa Ponomarenko (Odessa, 1970) Archivo personal de V. Issaev

Graduación en GITIS (Moscú) en 1986. En la foto aparecen también sus maestros Vladimir Vasiliev, Ratislav Zaharov y Raiza Strutchkova Archivo personal de V. Issaev

¿Crees que es la manera de vivir de su gente y la vida de lugares como Odesa lo que provoca la obsesión actual de Rusia en contra de Ucrania?

“No. No creo que sea eso. Es simplemente que ellos no quieren ser parte de Rusia, como no querían ser parte de la Unión Soviética. Ellos cambiaron el curso completamente y les va mucho mejor porque son mucho más libres que los rusos”.

¿Qué es la libertad para ti?

“Mi primer encuentro con la libertad fue en Odesa, al punto que no entendía lo que pasaba a mi alrededor. Para mi, libertad es poder elegir”.

Hasta este momento Ruby se ha mantenido a su lado sin decir nada, pero ahora interviene para recordarle algo. “Y sin embargo, con todas las libertades que ahora disfrutamos, has tenido momentos de temor. Lo he visto, por ejemplo, cuando te preguntas ‘¿será que pongo o será que no pongo esto en las redes?’. Después lo pones y me dices: ‘Ruby, ya no vamos a Rusia… porque acabo de poner esto’. No es temor de acá sino temor de que lo puedan ver en Rusia”.

Ambos llegaron juntos a Miami a inicios de 1997. “Me había divorciado de mi primera esposa. Ruby y yo estábamos juntos, Vicente [Nebrada] se encontraba muy enfermo y nosotros queríamos venir de manera definitiva para acá.

Ya había visitado Estados Unidos muchas veces impartiendo cursos de verano en diferentes lugares. Abrimos una escuelita y así empezamos”.

Y siendo ruso, ¿no te hace sentir mal lo que está pasando?

“Yo no me siento ruso desde hace mucho tiempo. Mis cuatro hijos son venezolanos. Salí de Rusia en 1987 y llegué a los 33 años a Venezuela. Me siento más latino que ruso, porque más de la mitad de mi vida la he vivido en América Latina y en Miami, hablando castellano. Y creo que no lo hago del todo mal”.

Entonces, más allá de tu origen o nacionalidad. ¿qué piensas sobre lo que está pasando en Ucrania?

“Es una desgracia, es un desastre. ¿Qué otra cosa puede uno pensar? Está muriendo gente inocente y no es justo”.

Por último, como maestro. ¿Debe permitirse que el rechazo a la invasión rusa a Ucrania haga del ballet ruso y su enseñanza una víctima más de la política de Putin?

“Desafortunadamente, el rechazo no se puede evitar. Hay giras canceladas, en la Escuela Vaganova, los padres ya sacaron a los alumnos extranjeros, algunos sin poder graduarse y el daño está hecho. Parece que volvemos a los años sesenta. Ahora mismo ya en Rusia todo está muy cerrado, nadie puede salir. Los artistas rusos seguramente van a tener problemas pero estoy seguro que el estilo y el método Vaganova sobrevivirán”.

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