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El bosque de la danza y sus protagonistas Margot Fonteyn, “Prima Ballerina Assoluta” la estrella del Ballet en Inglaterra después de la II Guerra

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Alma y compás

Alma y compás

Por Perfecto Uriel

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Margot Fonteyn, Paul Tanqueray canvas

Retomamos esta sección, dedicada a la danza y el medio ambiente, escribiendo sobre una de las más grandes bailarinas que ha dado Europa desde los tiempos de la II Guerra. Lo hacemos a través de un ciprés que hay plantado en el Bosque de la Danza y que lleva su nombre para siempre. Se trata de un jovencísimo ejemplar donado por una persona cuya admiración por la bailarina la empujó a marcar una línea de acción nueva en este singular proyecto: los grandes personajes del mundo de la danza, ya desaparecidos, también deben estar presentes en este Bosque de la Danza. La donación puntual de un admirador lo hace posible. El personaje de esta nueva entrega es Margot Fonteyn de Arias, “Prima Ballerina Assoluta” del Royal Ballet de Inglaterra.

Nacida el 18 de mayo de 1919 en Reigate (Inglaterra) pasó gran parte de su vida en el extranjero hasta que sus padres, en el año 1933, decidieron instalarse en Inglaterra. Es precisamente en ese año cuando la joven Margaret entra a formar parte de la escuela de ballet del Sadler’s Wells dirigida por una gran figura de la danza: Ninette de Valois, pilar fundamental de la historia del Ballet en Inglaterra e Irlanda.

Margot Fonteyn había comenzado a tomar clases de ballet a muy temprana edad en Shanghai con el mejor maestro de la ciudad: George Gountcharov. Años más tarde, ya en Londres, la joven Margaret continuaría su formación a las órdenes de dos grandes maestros del ballet: Nicholas Legat y Serafine Astafieva. A los 15 años, hizo su primera aparición como bailarina interpretando el papel de un copo de nieve anónimo en el

Margot Fonteyn Swan

Ballet Cascanueces. Corría el año 1934 en el Vic-Wells Ballet, después reconvertido en Sadler’s Wells Ballet y, en la actualidad English National Ballet cuya dirección artística, desde el año 2012, está en manos de la gran bailarina española Tamara Rojo.

Ninette de Valois pronto descubrió en la joven y tímida “Peggy” Hookham el destello de una gran estrella del universo de Terpsícore. Muy pronto le ofreció bailar un “solo” en el ballet “The Haunted Ballroom” (El Salón de baile embrujado) interpretando a una jovencísima bailarina de nombre Treginnis. Años más tarde, y para celebrar el XXI aniversario de la Compañía, Margot volvería a bailar el role de Treginnis en el transcurso de una gala. Habían pasado 16 años desde que lo interpretara por primera vez y ya se había convertido en una bailarina de fama internacional cuya reputación ha ido creciendo hasta llegar a ser una de las 12 “Prima Ballerina Assoluta” de la historia del Ballet y la estrella indiscutible del Ballet en Inglaterra después de la fatídica II Guerra.

Para 1939 ya había interpretado muchos de los roles principales de los ballets clásicos: Aurora en La bella durmiente, Giselle en Giselle, el difícil rol Odette/Odile de El lago de los cisnes y Swanilda en Coppélia... El coreógrafo inglés Sir Frederick Ashton la consideró una de sus musas y creó múltiples ballets para ella en la estrecha relación que mantuvieron durante 25 años.

La carrera de Margot Fonteyn continuó en ascenso y a finales de los años 50 ya había bailado casi todos los roles principales de los ballets clásicos. Con este

Margot Fonteyn Swan Margot Fonteyn Swan

bagaje fue absolutamente necesario nombrarla “Prima Ballerina Assoluta”, un reconocimiento que solamente lo obtienen aquellas bailarinas cuyos valores artísticos, interpretativos y técnicos les permiten bailar todos los roles más importantes del Gran Repertorio del Ballet Clásico. En 1955 se casó con Roberto Arias, diplomático panameño, y su vida se dividió entre bailar y cumplir los roles de la esposa de un embajador.

Es imposible hablar de Margot Fonteyn sin nombrar a uno de los bailarines más grandes de la historia moderna del Ballet Clásico. Cuando en 1961 Rudolf Nureyev escapa de Rusia, la coreógrafa Ninette de Valois lo invita a bailar en Londres como partenaire de Margot Fonteyn. Ella ya había sido consagrada estrella del Royal Ballet de Londres y, a sus cuarenta y tres años, pensaba retirarse de los escenarios. Rudolf Nureyev, a pesar de la enorme diferencia de edad entre ambos, vio con buenos ojos esta alianza entre la estrella consagrada del Royal Ballet y el joven que acababa de escapar de Rusia. Nadie pudo imaginar el éxito que esta pareja consiguió a lo largo de varios años de actuaciones constantes por el mundo llenando todos los teatros en los que aparecían. Fonteyn/Nureyev fue la pareja más famosa en la historia del ballet clásico. Era tal la pasión que despertaban durante sus actuaciones que se cuentan hechos múltiples e insólitos. Quizás el más conocido es el que se produjo al finalizar una de sus intervenciones en Viena ya que fueron llamados ochenta y nueve veces a escena para saludar al público presente en la sala que vibraba de emoción y entusiasmo.

Su retirada de los escenarios se produjo en el año 1970, cumplidos ya los 50 años de edad, y se consideró toda una hazaña para una bailarina. Su continuidad en los escenarios, su delicada desenvoltura y agilidad no dejaban de sorprender incluso a los críticos más entendidos. A partir de entonces se instala definitivamente en Panamá.

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