lación imagen, representación y memoria para convertir el pasado en historia: “(…) una reflexión sobre la condición de la imagen a la hora de hablar de la memoria, de la memoria de los otros y de su influencia en nuestra propia capacidad de convertir el pasado en historia, de recuperar el presente negado gracias a un arte que busca sustraer a la historia de la nada, de arrancar a la historia del ruido de los signos creado para dejar la nada intacta.” (Jorge Luis Marzo, 2008, p. 2). Para La Casa, no es la representación misma del pasado lo que está en juego, sino la apuesta por la representación de las mujeres desde ellas mismas en el presente, a partir del reconocerse como portadoras de una memoria y un saber necesario y vital para la verdad, la justicia, la reparación, la no repetición, y la historiografía de las mujeres del país. Estamos con Leonor Arfuch cuando dice que: “A esta inquietud por la habilitación de una voz-otra se suma, en el caso de la historia de las mujeres, y, en general, de la crítica feminista, la búsqueda de la voz propia, donde la problemática identitaria, de género y de subalternidad, se entrecruzan, haciendo de la autoreflexión un ingrediente constitutivo, y por ende, una herramienta invalorable de los relatos biográficos. Pensar la historia desde la diferencia sexual, desde la categoría de gender, supone un trabajo de reconfiguración de la subjetividad, casi como requisito para problematizar el lugar institucional, desde una mirada deslindada de la “historia oficial” o de “una historia igual para todos” bajo el modelo masculino” (Arfuch, 2002, p. 195).
¿Cómo llevamos a cabo la reconstrucción de memoria histórica? Abordar la reconstrucción de memoria histórica de las mujeres desde el feminismo plantea una serie de interrogantes: ¿Cómo rescatar la memoria histórica desde un movimiento personal que avance en superar la dicotomía entre historiadores-as y quienes a diario tejen y entretejen jirones de historia? Dicotomía que impide conocer el sentido del conflicto social y político que ha terminado en este país en el conflicto armado, porque la palabra y la política no han sido capaces de ponerse al servicio del diálogo y de la tramitación política de los conflictos públicos y privados. ¿Cómo contribuir a la revalorización de sus experiencias -nuestras experiencias-, para comprender y narrar la historia del conflicto armado colombiano desde las mujeres? ¿Cómo plantear la representación de la violencia y el horror que han vivido las mujeres? En un primer momento, fue necesario elaborar una metodología que tuviera en cuenta
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A P U N T ES PA R A U N A P R Á C T I C A D E L A ES P E R A N ZA