M . I . F l o r e s N a c h ó n CU A N DO EL A M O R SE A CA B A
V i c t o r R i v e r a CO N FESIO N ES
Cinco años pueden parecer un suspiro en el gran esquema del tiempo, pero para nosotros representan un viaje lleno de creatividad, esfuerzo y pasión Cuando esta revista nació, lo hizo con un sueño: ser un espacio donde las artes pudieran florecer, donde los artistas pudieran encontrar una plataforma para expresar sus voces y donde los lectores pudieran descubrir nuevas perspectivas, emociones y mundos.
Este sueño no habría sido posible sin la dedicación y el talento de un equipo excepcional. A nuestros escritores, ilustradores, diseñadores, editores y colaboradores: ustedes son el corazón y el alma de esta revista. Gracias por creer en este proyecto y por dar lo mejor de ustedes en cada edición. Su creatividad e inspiración son la razón por la que estamos aquí hoy.
A nuestros lectores, quiero dedicar unas palabras especiales. Su apoyo, sus comentarios y su fidelidad han sido fundamentales para que este proyecto siga creciendo. Ustedes son nuestra razón de ser, y nos llena de alegría saber que nuestras páginas han tocado sus vidas de alguna manera.
Estos cinco años nos han robado el sueño, para hacerlos realidad. Gracias a nuestras manos, que nos han permitido encontrar el punto Catártico.
A l m a e s t r o J u l i o C o r t á z a r
Cuando sientas que la vergüenza te acecha, primero respira profundamente. Cierra los ojos un momento, permite que el aire entre suavemente en tus pulmones y, al exhalar, libera cualquier tensión que esté acumulada. Repite el proceso las veces que sea necesario. Recuerda que todos experimentan este sentimiento en algún punto. No eres el único, ni serás el único. A veces, reconocer que la vergüenza es una emoción común puede ser el primer paso para aliviar su peso. No es necesario huir de ella; solo déjala estar, sin aferrarte demasiado.
Si te encuentras en una situación donde sientes esa opresión en el pecho, simplemente observa la escena con calma. Deja que tu mente se enfoque en algo externo: en los sonidos a tu alrededor, en el color de la luz, o en los movimientos de las personas cerca de ti. Es un truco sencillo, pero efectivo, para desconectarte de la fuente de incomodidad. Recuerda que un gesto amable hacia ti mismo puede ser tan sencillo como sonreír de forma ligera. No es necesario que sea una sonrisa amplia; una suave es suficiente para transmitir que todo está bien, incluso cuando no lo sientes del todo.
Finalmente, ten en cuenta que la vergüenza no tiene por qué definirte. Es solo un visitante pasajero. Con el tiempo, aprenderás a convivir con ella, a mirarla a los ojos sin temor. Y cuando te des cuenta de que no tiene tanto poder sobre ti, será cuando realmente habrás dado un paso importante.
El internet fue la última frontera en ser colonizada y aún no hemos terminado de entender lo que hemos perdido en el proceso. El internet de hoy es más aburrido que el de ayer, está sanitizado y mañana será todavía más insípido y menos humano. Antes de volverse un espacio que nos rige, sintetiza y cosifica de manera que seamos fácilmente digeribles para una desconocida otredad, que mercantiliza el componente socio-emocional del ser humano, que depende de la dependencia, explota la soledad y se beneficia de la ansiedad; el internet era una pangea desconocida, agreste e indómita, donde los atípicos y desviados encontraron un lugar que llamaban hogar.
Para entender esto, pensemos en los primeros foros y sitios web de finales de los noventa e inicios de la década de los 2000, donde la mayoría de las reglas de moderación no existían o se aplicaban de forma laxa. Era el territorio de la experimentación, donde podías compartir tus experiencias, gustos o vivencias sin el temor constante de ser monitoreado. El internet fue la tierra de los parias: incontables sitios y foros servían para conectar a las víctimas y a los rechazados de cada rincón del mundo.
Los marginados tienen una única función social: definir la anormalidad y proveer de ilusoria cohesión a la mayoría social. La prostituta en su decadencia nos baña de integridad, el homosexual en su fragilidad nos provee de fortaleza, la mujer en su delirio nos aporta sabiduría, el pobre en su sufrimiento nos confiere felicidad, el deprimido en su crisis nos obsequia estabilidad, el indígena en su segregación nos concede orgullo, el indigente en su desdicha nos proporciona resoluta voluntad. Pero esa solo es la respuesta en una sociedad limitada a los espacios físicos. Durante el primer cuarto de siglo de uso general del internet, los espacios virtuales revolucionaron la vida e identidad de los grupos marginados: dejaron de añorar la normalidad y de sentir vergüenza, pudieron por primera vez conocer compañía, y disfrutar comunidad. Claro que había habido movimientos sociales antes de la era del internet, pero el pertenecer ya no era solo el privilegio de los revolucionarios. La gente común, esa que estaba aterrada de dar a conocer su divergencia, también fue capaz de encontrar compañía y comunidad a través de foros y redes digitales.
La palabra “pansexual” proviene del siglo XXI, no tiene historia antes de las comunidades en línea, y sin embargo se ha vuelto parte de la historia cuir y su realidad. El internet no solo proveyó refugio a gente vulnerable sin redes de apoyo, también permitió que nuestros discursos sobre las personas marginales tuvieran su propio crecimiento y evolución. El internet no solo adoptó tiernamente identidades excluidas, sino que también las transformó y dio pie a pequeñas revoluciones sociales que cambiaron nuestro entendimiento básico de la alteridad y nuestra concepción de la soledad y el rechazo.
La emergencia de grupos virtuales dedicados a compartir experiencias sobre la bisexualidad o el autismo fomentó que miles de personas, que de otro modo jamás se habrían atrevido a reconocer su identidad en público, encontraran un espacio seguro para expresarse Allí, se crearon vocabularios nuevos y estrategias de apoyo mutuo que desafiaron el orden establecido y, a la vez, generaron empatía y conocimiento. El internet transformó a las putas en trabajadoras sexuales, y no sólo transformó su reputación sino que también les otorgó anonimidad y sobre todo seguridad. Dotó a la profesión más vieja del mundo de una enorme diversidad sexogenérica, la puso en las páginas recientes de la historia, les dio legitimidad y empatía. Fue una época que duró muy poco, me preocupo mucho por las rameras, rameros y rameres, no sé dónde se refugiaran ahora.
Hay identidades negativas, basadas solo en la supremacía de la normalidad. ¿Qué tienen en común todos los pueblos indígenas de América Latina? Nada en realidad; claro que hay similitudes culturales entre pueblos cercanos, pero ser una persona indígena denota básicamente haber sido colonizada, ser sobreviviente del genocidio, abrazar las pocas migas culturales que permite la sociedad. De igual manera, ser neurodivergente solo significa no ser psíquicamente normal, funcionar de manera distinta, requerir de un esfuerzo extra para encajar en nuestro artificial orden natural.
El internet contemporáneo no habría permitido un #MeToo, porque las conversaciones sobre abuso sexual no son aptas “para toda la familia”. El #MeToo creció exponencialmente gracias a la apertura de Twitter y otras plataformas, donde muchas mujeres y sobrevivientes de acoso pudieron alzar su voz. En la actualidad, con la proliferación de algoritmos y los intereses corporativos, este tipo de conversaciones se entienden incómodas y pueden censurarse fácilmente gracias a políticas de “contenido sensible”.
Tampoco hubiera permitido el éxito de un sitio como Tumblr, porque el tabú y la sexualidad no les agradan a los departamentos de marketing. Muchos no saben que Tumblr fue un refugio para artistas, escritores y personas LGBTIQ+ que usaban la plataforma para debatir sobre temas de salud mental, compartir arte erótico o explorar su orientación sexual sin censura excesiva. Hoy las restricciones crecientes han desplazado a esas comunidades a espacios más peligrosos, ya sea en línea o en la realidad.
El internet contemporáneo tampoco habría permitido el florecer de Wattpad porque no está óptimamente monetizado o, incluso, de YouTube, porque sin algoritmos sería muy caótico, orgánico y humano. El internet contemporáneo está sanitizado con el pretexto de proteger, pero solo ha logrado desproteger a todas las identidades que no son compatibles con un mundo corporativo. En este internet sanitizado, el autismo y la bisexualidad se han vuelto subculturas, enemigos del statu quo. Las personas anormales se entienden como depravadas, incomprensibles para los niños, controversiales para las marcas. El sufrimiento no puede existir públicamente porque no se puede comodificar, la vergüenza privada es siempre preferible al orgullo visible, la ira es la única emoción negativa que genera lucro
Los parias han abandonado los verdes pastizales de una existencia virtual para regresar a sus existencias invisibles Los rusos cuir sólo existían de manera virtual; en la realidad parecen haberse refugiado en la negación para protegerse. Lo mismo ha pasado con las feministas de Nigeria, las cortesanas del Islam o los coreanos con depresión. Las personas atípicas desaparecen, mueren en vida, ven sus identidades negadas y revestidas de polémica e indignación. Aquellos que viven, que vivimos al margen nos entendemos como seres en extinción, demasiado desaseados y sucios para el internet inofensivo y anodino que dicta nuestra cultura algorítmica.
Los más obscenos profetas saben que Marte es un delirante sueño empresarial; el internet es y será la última frontera en ser colonizada. Pero si un día, por un descuido de la Singularidad, los marginados llegan a Marte, los oráculos de Silicon Valley saben que su superficie también se tendrá que purificar.
Avancé sobre las ardientes piedras aturdido desesperado enloquecido nada era igual el paisaje ante mis ojos no se parecía a lo que recordaba
En este sitio donde al fin descanso una oveja bala sin cesar parece buscar a su cría En eso nos parecemos
Limpio mis manos y mi rostro ya no hay tanto humo y polvo el escenario de la guerra aparece sombrío lacerante encendido solo ruinas quedan de mi pueblo
Lloro grito blasfemo
me abrazo a la oveja dolida Nuestro llanto nos hermana
Las ventanas son astillas de vidrio regadas por el suelo punzantes inútiles espejismos
Las paredes de las casas tapizan mis pulmones enfermos con cada bocanada de aire con cada suspiro por mi gente
Tanto dolor en un segundo…
Debí llevarles conmigo
insistir en la visita a los olivos caminar alegres hacia el campo contarnos historias graciosas
Se quedaron se quedaron se quedaron
Ahora, sobre este trozo de historia trato de recomponer el mapa imaginar dónde estaba nuestro hogar buscar tu mirada en los escombros
No puedo mirarte me avergüenzo de estar vivo de respirar este humo que les contiene de pisar este polvo que les resume
Debí ser yo quien muriera atardecido silencioso gastado como un almanaque viejo sin días disponibles sin horas agendadas sin nada que perder
Solo en medio de la barbarie atino a dibujar tu rostro en el suelo la oveja sigue buscando a su cría yo, como siempre, te busco a ti...
N i n f a M o n a s t e r i o s
G u e v a r a
Desnuday sinrostro: La vergüenza del Origen del Mundo
M.I. Flores Nachón
Este textito se lo dedico a Pame, a Esperanza y al tiempoqueleheregaladomispensamientos
Crecí en un ambiente amable y cariñoso toda la vida. Lleno de respeto hacia mí, pero también de mí germinó el respeto hacia los demás Respeto que muchas veces llegué a confundir con miedo. Y miedo que muchas veces confundí con vergüenza Mi crecer me llevó a cuestionamientos que sigo sin poder responder. Por mucho que lea, investigue y profundice, no logro resolver.
Uno de ellos importantemente me llevó a escribir un trabajo de investigación que se convirtió en una tesis de maestría, y que, en caso de seguir hambrienta, me llevará a perseguir un doctorado. Asustada y sagrada; fue la investigación que llevé con el propósito de entender el alejamiento que tengo con mi propio cuerpo, a partir de mi crianza, influenciada por la religión. (Flores Nachón, 2024)
Mi cuerpo es un templo sagrado que respeto. El brillo que busco fuera, vive dentro de mí, en forma de polvo de estrellas que recorre mis venas. Mantras que me repito por lo menos tres veces a la semana -aunque admito que deberían de ser más-, en mi práctica dentro del tapete. Y a pesar de que mi cuerpo es un templo sagrado, evito verlo a profundidad en el espejo cuando estoy por bañarme. Es más fácil al salir, cuando las densas gotas de vapor lo han cubierto y mi reflejo se ve difuso. Me es muy difícil querer mi desnudo. Sin embargo me es fascinante ver el arte del desnudo. No me cuesta trabajo estar frente al Origen del Mundo de Gustave Courbet, y mucho menos me cuesta trabajo hablar horas y horas de eso a mi mamá. Es sin lugar a duda, para mí, la obra más hermosa y -lástima- la más censurada.
¿PorquéalagenteledamiedoverelOrigendelMundo?
¿Dedóndevieneelpudoralvermedesnudaenelespejo?
Resulta que mucho tiene que ver la forma en la que el desnudo se presenta. Hay desnudo y hay encuerado. El desnudo es voluntario mientras que el encuerado no lo es, así como el desnudo es perfeccionado estéticamente, y el encuerado no. (Flores Nachón, 2024) Sin embargo, es bueno recordar que la estética ha tenido varias interpretaciones, desde el origen de la palabra hasta la puesta en acción, cambiando constantemente en tendencias e ideales de belleza y expectativas del qué y cómo ver. (Crotta, 2019)
Así es como a veces no importa lo que vemos, sino el cómo, el dónde, el cuándo. El contexto de producción es tan importante como el contexto de consumo, el desnudo será consumido en espacios institucionales y legítimos, mientras que el encuerado lo veremos en ambientes de intimidad y vulnerabilidad. El humano, privado de sus vestimentas, sin intención de perfección ni camuflaje
En otro intento de respuesta, encontré que todo depende del marco en el que se le posicione; Beth Eck en su trabajo Nudity and Framing (2001) habla sobre los espacios para enmarcar el desnudo: los espacios delimitados del arte, entendiéndose como los espacios legítimos e institucionales para presentar una obra de arte, la pornografía, y la mercantilización de la publicidad y portadas de revista. Esta clasificación en marcos termina siendo indispensable para entender cómo otorgamos significados dentro de un esquema social. (Eck, 2001, p. 604)
Y aunque ya he explicado mucho, sigo sin llegar al punto clave de mi texto -y le disculpas al lector, pero es emocionante hablar de esto-. Así que ahora brincaré al último punto sobre el desnudo, para irme a la vergüenza. Todo esto nos lleva a entender que mucho de la recepción del desnudo tiene mucho que ver con la expectativa social, que está fuertemente ligada a la mirada masculina; aquella que espera ciertas cosas, como superficies tersas, sin celulitis, ni vello.
Charmain Nelson en Coloured Nude: Fetishization, Disguise, Dichotomy (1995) aterriza en el fenómeno al que llamará el fenómeno de la imagen sin pelo; estableciendo que en la visión ideal masculina existe la búsqueda de el cuerpo blanco, bello y sublime (en el sentido no kantiano de la palabra) que coincide con la ausencia de vello, esto termina también por conectarse con la idea de que el vello, es necesariamente algo indeseable, que se relaciona con lo incorrecto, lo primitivo, y la creciente -irónicamente- caída de la moral
Según Max Scheler, que presenta una filosofía de la vergüenza y el decoro, son suficientemente diferentes como para experimentar y definirlas como algo distinto. (Scheler, 1957/2004) La vergüenza es un sentimiento, mientras que el decoro es una construcción social. (Flores Nachón, 2024) Entendiéndolo así, es que la vergüenza es una experiencia personal que surge cuando nos encontramos expuestos ante una figura negativa, se puede experimentar como una forma de autoprotección ante estímulos, que incita a la reflexión de uno mismo. Es entonces que la vergüenza también se activa ante la discrepancia de los valores internos; los valores del espíritu y los valores corporales, un pleito interno entre el cómo deseamos ser percibidos, y cómo creemos que realmente somos. (Scheler, 1957/2004)
Siento vergüenza. Al verme a mi misma, con vello, con cicatrices, con celulitis y una variedad de topes en mi piel. Siento verg cont Me ropa desn verg del O mod orde muje por e estét volun total objet conv inalc en emp sent Verg
Cuando amor acaba
Victor Rivera
Cuando el amor se acaba se caen los muros de una civilización templos y santuarios erigidos acaso con el roce de dos o tres yemas que guardan el recuerdo de lo que fue en la vergüenza de haber dejado la madre patria en el olvido en una piedra de salitrosas manchas y de piel oxidada así como el amor que igualmente perece Muere también un lenguaje y sobreviven sólo los vestigios piezas de un rompecabezas y la arqueología, la arquitectura, antropólogos y lingüistas todos quieren respuesta creyentes buscan darle forma al mundo explicar la existencia de en un tiempo que no entienden o que ya no existe porque todos tienen una parte
de la historia pero
cuando el amor se acaba incluso aun si unieran cada esquirla la piedra no es la misma piedra Porque cuando el amor se acaba se pierden las tradiciones se rompen los lazos sanguíneos estallan las guerras se mueve el dinero se homogeneizan las culturas se malean los cultivos se privatiza la vida pero al final cuando el amor se termina siempre hay dos caminos aquel de la pena y la agonía “de la angustia de saber” que la vida continúa y que, como Isabel, una es memoria sobre piedra anclada a un tiempo eterno o en todo caso cuando el amor se acaba habría que estudiar más sobre Constantino y las teorías del lenguaje
sobre Adán, Babel, Atenea, Humboldt
habría que mirar por encima de todo, como en la cartografía y resignificar los espacios y reconocer a Leibniz y a Voltaire uno como respuesta del otro
habría que entender que todo amor trasciende y lo que no entonces no es amor.
C O N F E S I O N E S
Pablo López
Hay recuerdos que quisiera guardar en la mente, quizá abrir un espacio en el espacio y depositar todos los susurros que me mastican. Ojalá fuera tan fácil pero frente a eso, el mejor remedio, la hoja en blanco, acúsome que he pecado, a partir de aquí; una confesión.
Rostro caído, hojas secas del alma, susurros mueren.
Hay recuerdos que quisiera guardar en la mente, quizá abrir un espacio en el espacio y depositar todos los susurros que me mastican. Ojalá fuera tan fácil pero frente a eso, el mejor remedio, la hoja en blanco, acúsome que he pecado, a partir de aquí; una confesión.
En la penumbra, mi sombra se encoge, oculto el eco.
La sombra que nos sigue es testigo de nuestras decisiones. Acúsome que he pecado, pues los ecos de las palabras no dichas o las acciones omitidas se transforman en cadenas invisibles. La culpa se encoge con nosotros, pero nunca desaparece mientras la ocultas.
Frío en el pecho, el río me señala, soy transparente.
Hay cosas que el rostro no es capaz de ocultar. Acúsome que he pecado, porque la vergüenza desnuda mi alma, volviéndola transparente. Como el agua del río, me refleja, pero también me acusa. Es un frío que nace en el pecho y nos recuerda la necesidad de reconciliarnos con nuestras imperfecciones.
Alba rojiza, memoria que arde lenta, cruje mi ser.
Hay dolores que se mantienen con frecuencia. Acúsome que he pecado, porque los recuerdos, incluso aquellos que intento olvidar, arden como brasas bajo la piel. La memoria, como el alba, ilumina lo que fuimos y aquello que quisiéramos no haber sido. Pero en ese crujido, en esa resistencia, también está el germen del aprendizaje.
Espejo mudo, verdad que no perdona, la luz me quiebra.
Como dice el Cuarteto : “te habla tu espejo”. Acúsome que he pecado, pues el espejo no miente, y su mudez es su sentencia. La vergüenza es la luz que nos enfrenta a la verdad, una que no perdona pero que puede, si nos atrevemos, transformarnos.
Brisa que calla, la grieta del silencio en mí persiste.
Flor marchitada, mi error en primavera te roba el aire.
Aquí pienso en aquella vez. Acúsome que he pecado, porque en mi error robé lo que florecía en otros. La culpa por la pérdida no solo me duele, sino que me convierte en jardinero de un terreno que hemos abandonado. Pero incluso una flor marchita guarda la promesa de una semilla.
Puente vacío, mis pasos se detienen, no puedo cruzar.
Una mala decisión. Acúsome que he pecado, porque el puente era mío, y aun así no pude cruzarlo La vergüenza por no alcanzar nuestros objetivos nos deja varados en un limbo, recordándonos que los pasos no dados pesan más que los errores cometidos.
Río oscuro, mi reflejo olvidado, lágrimas caen. Aún cargo con eso que no te dije. Acúsome que he pecado, porque el silencio también grita. La culpa, como una brisa, no siempre es estridente; puede ser un susurro que se filtra por las grietas de nuestra alma, recordándonos lo que no supimos decir, ni remediar.
La justicia sin fuerza es solo impotencia Acúsome que he pecado, porque no quise mirar. La vergüenza por no lograrlo ahoga el reflejo que un día fue claro. Pero en el río oscuro, las lágrimas también pueden ser el principio de una corriente nueva
La luna es juez, contempla desde el cielo mi vergonzoso ser.
Un cierre. Acúsome que he pecado, porque la luna, con su brillo sereno, me observa sin juicio. La vergüenza es el juicio que nosotros mismos dictamos, y quizá lo más difícil sea aprender a perdonarnos bajo la misma luz que nos expone.
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