España, pleno siglo XIX, el Espíritu Santo sopla y del deseo de un devoto sacerdote, puesto en manos de una intrépida mujer, nace una congregación pionera en enfermería en España, y con un carisma especial: estar a la cabecera del enfermo sin denaturalizar su entorno, en su propia casa o donde la salud le llevare. Esta novedosa práctica de la caridad cristiana llevada a la radicalidad en la vivencia evangélica y en el consejo de visitar a los enfermos, trajo una expansión asombrosa del carisma de Madre Soledad, hoy presente en 4 continentes. Gracias por tanto...todas las noches pasadas a los pies del enfermo os la premiará Jesús en la Vida Eterna.