Yikalay pu zomo Lafkenmapu

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Yikalay pu zomo Lafkenmapu Colectivo Araya Carrión y Mesa de la Mujer Rural de Toltén Esta publicación es el resultado de la Residencia de Arte Colaborativo del Programa Red Cultura del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes “Memorias Lafkenche: imágenes y relatos de Toltén”, desarrollada en Nueva Toltén, comuna de Toltén, Región de la Araucanía, entre septiembre y diciembre del año 2017. Dirección y edición: Antonio Catrileo Araya. Diseño editorial y gráfico: Manuel Carrión Lira. Transcripción: Constanza Araya Miranda. Textos: Nancy Bornard Millahual, Gloria Landeros Caniuqueo, Ana Díaz Escalona, Janette Antillanca Painequir, Blanca González Valdevenito, Hortensia Lemul Jaramillo, Marta Alarcón Antillanca, Gloria Antillanca Sáez, Guillermina Mellado Curimán, Giscelle Bustos González, Constanza Araya Miranda, Antonio Catrileo Araya, Manuel Carrión Lira. Fotografías: Constanza Araya Miranda, Manuel Carrión Lira y Antonio Catrileo Araya. Fotografías de archivo: Patricio Saavedra Arias y Mónica Sandoval Orrego. Primera edición: Diciembre 2017. http://bitacoraresidencias.cultura.gob.cl/memorias-lafkenche-imagenes-y-relatos-de-tolten/ arayacarrion@gmail.com Este libro puede ser reproducido y difundido siempre y cuando se mencione a sus autores: la comunidad de la Mesa de la Mujer Rural de Toltén y el Colectivo Araya Carrión. Fotografía de portada: interior de ruka de Hortensia Lemul Jaramillo.


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Índice Yikalay pu zomo Lafkenmapu: pu poyewvn nvxamkan Xolxen mew Antonio Catrileo Araya

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Décimo aniversario de la Mesa de la Mujer Rural de Toltén: larga trayectoria de resistencia campesina-lafkenche Constanza Araya Miranda

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Rvpv poyewvn nvxamkan Lafkenmapu mew: Ruta de las conversaciones afectivas en Lafkenmapu

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Kiñe poyewvn nvxamkan: ngerekafe Purralaku mew Nancy Bornard Millahual

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Epu poyewvn nvxamkan: wampo ka lewfu lafkenche mongen Gloria Landeros Caniuqueo

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Kvla poyewvn nvxamkan: vrkvtuwe Fintucue mew Ana Díaz Escalona

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Meli poyewvn nvxamkan: wiñoy tañi kimvn Janette Antillanca Painequir

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Keshu poyewvn nvxamkan: kizvngvnewvn iyael Blanca González Valdebenito

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Kayu poyewvn nvxamkan: ngerekafe Pukoyam mew Hortensia Lemul Jaramillo

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Regle poyewvn nvxamkan: pu lawen ka pewma Marta Alarcón Antillanca

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Pura poyewvn nvxamkan: lof, reñma, kvme felen Gloria Antillanca Sáez

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Aylla poyewvn nvxamkan: newen zomo Guillermina Mellado Curimán

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Mari poyewvn nvxamkan: zomo chongvmkvxalfe Giscelle Bustos González

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La fotografía como ensayo visual Manuel Carrión Lira

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YIKALAY PU ZOMO LAFKENMAPU: PU POYEWVN NVXAMKAN XOLXEN MEW1 por Antonio Catrileo Araya El nombre de esta publicación ha surgido a raíz de algunas conversaciones que sostuvimos con varias lamngen2 que conforman la Mesa de la Mujer Rural de Toltén. Durante nuestra estadía en Lafkenmapu3, visitamos y establecimos una amistad y conversación honesta con las integrantes de la Mesa. En cada encuentro pudimos conocer de sus vidas, pero también pusimos atención en tener presente siempre la reciprocidad, como una política radical de los afectos donde urdimos en conjunto estas instancias de conversación, como parte de una construcción de la palabra colectiva. Este proceso también involucra que conozcan nuestras vidas y nuestra forma de relacionarnos con el mundo. Así durante los meses que estuvimos con ellas fuimos manifestando nuestro sentir indígena y las reflexiones que nos arrojaron las conversaciones. Recorrer Lafkenmapu, conocerlas en un contexto más cercano, conversar sobre las historias del pasado-presente, recordar el maremoto de 1960, comprender la abundancia de agua y su potencia, sentir la presencia de los Ngen ko4 habitando en cada lugar, son parte de la experiencia que difícilmente podríamos expresar desde la palabra, pero que hemos intentado aproximarnos en esta publicación, donde nos importa poner atención a la conversación generada, a lo que ellas nos contaron para compartir aquí. En una de las visitas, Blanca nos menciona que la Mesa debiese tener otro nombre, escrito en mapuzungun porque gran parte de la Mesa de la Mujer Rural de Toltén es mapuche-lafkenche o se reconoce champurria5, asumiendo así que el mestizaje es parte de un 1 Yikalay pu zomo Lafkenmapu: Nvxamkan poyewvn Xolxen mew podríamos traducirlo como “Mujeres sin miedo de la zona costera: conversaciones afectivas en Toltén”. 2 Lamngen se utiliza para nombrarse entre las mujeres o de un hombre que se refiere a una mujer, se traduce como “hermana”. 3 Lafkenmapu: entiéndase toda la extensión del territorio costero del pueblo Mapuche, aunque también proponemos incluir las zonas de humedales, ríos y lagos cercanos al mar, entendiendo por lafken a las grandes extensiones de agua. 4 Ngen ko: la categoría de Ngen se refiere a las entidades intangibles que protegen y cuidan ciertos espacios. En este caso, los Ngen ko, son los protectores de las aguas que habitan en el mar, ríos, humedales, esteros y corrientes de agua que son parte de la biodiversidad. 5 Champurria alude al mestizaje, se utilizaba dentro del mundo mapuche como palabra despectiva, no obstante, en los últimos años se ha reivindicado esta palabra para hacer frente al mestizaje crítico que pone en tensión los nacionalismos, el racismo y esencialismo tanto del Estado-nación chileno-argentino, así como también dentro del mundo mapuche más conservador que no considera indígenas a las personas champurria. Claudio Alvarado Lincopi (2016) señala al respecto de lo champurria “para referirse a la idea de mezclado, heterogéneo, mixto, pero la mayoría de las veces se refiere, si de personas se trata, a la “mezcla sanguínea”, es decir, cuando alguien proviene de una madre/padre mapuche y de una madre/padre win-


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devenir que se distancia de la neutralización de nuestras morenidades. En esa instancia nos comentó que la frase «Yikalay pu zomo» resume el ímpetu que cada una de ellas ha ido desarrollando en colectividad. Si pudiésemos traducirla, sería “mujeres sin miedo”, mujeres que se han empoderado para comercializar los productos que ellas mismas hacen en sus hogares sin competir entre ellas. Juntas llevan más de diez años reuniéndose y logrando generar fuertes lazos de amistad, compañerismo, respeto y reciprocidad. No pretendemos hacer una lectura que las vincule forzadamente con algún feminismo porque eso sería imponerles un marco conceptual a priori, fácilmente podríamos vincular el ecofeminismo o el feminismo indígena como articulación del discurso de nuestras lamngen, nos parece violento referirnos así cuando la historia de estos feminismos vienen de otras realidades y la emergencia de la identificación feminista tiene que ver precisamente con la autonomía y necesidad de nombrarse como tal, no de ser nombradas para caber en esa categoría. En este caso la frase que Blanca ensaya sobre sus experiencias de vida contra el machismo es precisamente «Yikalay pu zomo», mujeres con coraje que han perdido el miedo y se han atrevido a hablar, a revitalizarse como mapuche-lafkenche juntas. Aquí se pone en práctica su independencia económica y su soberanía alimentaria, cada una tiene su huerta y comparten entre ellas saberes y plantas. Esta realidad no es ajena a otros contextos de mujeres campesinas-indígenas en otras latitudes del planeta, “unas 1.700 millones en todo el globo, quienes además de producir el 70% de los alimentos que consumimos, resisten y se organizan en sus comunidades. Las prácticas y saberes que sustentan las economías del cuidado de estas mujeres, protegiendo los bienes comunes y la soberanía alimentaria, se encuentran amenazadas por la destrucción generada por el sistema alimentario agroindustrial y la violencia (genocidios, expulsiones, guerras, etc.) que generan los proyectos extractivos”6. La potencia de ellas reside en cómo han generado una red de solidaridad que se ha sostenido y fortalecido, en conjunto se han preguntado por el rol de la mujer en el mundo rural, en atreverse a salir adelante, en construir un espacio de confianza donde se sienten seguras, de lucha contra el machismo y el patriarcado de los hogares que muchas veces las coartan para salir de sus casas, pero que con perseverancia han logrado generar una red tangible e intangible que excede las palabras mismas de colectividad y colaboración. Sus conocimientos les han permitido valorar toda la abundancia que hay a su alrededor, y así, convertirlos en lawen7, conservas, mermeladas o textiles. Porque su manera de vincularse con el itrofilmongen (biodiversidad) también excede lo humano, ellas dialogan ka. Solo durante los últimos años se ha potenciado el vocablo champurria para pensar aquellas historias que no se inscriben en el relato oficial mapuche” (91). 6 Cita que es parte del texto introductorio de cartografía crítica “¿A quién pertenece la Tierra?” (2017) que forma parte del proyecto Mapamundis críticos desarrollado por el colectivo Iconoclasistas. http:// www.iconoclasistas.net/mapamundis-criticos/ 7 Lawen: hierbas medicinales que poseen diversas propiedades que benefician la salud de los humanos. Cada lawen tiene su Ngen al que se le pide por la salud y se le respeta.


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con los Ngen, saben de medicina, todas han construido una vinculación política con su entorno. Este principio de relacionamiento es con el cual nos sentimos identificadas, y lo expresamos en femenino porque los únicos “hombres” que participaron en esta edición somos Manuel y Antonio, nos ha afectado, nos hace reflexionar sobre cómo ensayamos formas de tener presente el colonialismo interno que nos atraviesa para virar hacia el kvme mongen o el buen vivir. Hemos optado por enunciarnos así, porque no nos sentimos parte de la masculinidad opresiva y compartimos nuestra sensibilidad con ellas. Así asumimos nuestro mestizaje crítico, habitando multiplicidades del ser mapuche. Juntas hacen trafkin8, es decir, intercambio de objetos y cosas, escapando de una economía traducida en dinero, pero también en ocasiones sus productos se cambian por este, en específico cuando se intercambia con externos a la Mesa. Pero más allá de la transacción, ellas hacen trafkin en la relación que se genera entre todas. Félix de Augusta9 (1916) define esta palabra como “amigo que ha cambiado regalos de cualquier especie” (221) aludiendo a que la transacción es también una instancia de sociabilidad mapuche, de estrechar y practicar los lazos. En nuestro caso, las conversaciones también son trafkin de conocimientos y experiencias de vida. Durante nuestra estadía compartimos nuestros conocimientos sobre el arte textil y wixal10, nos reunimos en varias instancias a tejer y muchas pudieron recordar el kimvn11 de nuestras abuelas, otras aprendieron a dibujar en la técnica ñimikan, a dejar que la lana flote para confeccionar una estrella, o wanglen, como le decimos en mapuzungun. Las que participaron tejieron, y entre todas, logramos construir una gran constelación temporal en el encuentro. Durante esas largas jornadas nos cobijamos bajo el fogón que fue testigo de profundas conversaciones, gran parte de ellas no fueron registradas pero que compartiremos como ensayos visuales en la presente publicación. «Yikalay pu zomo Lafkenmapu» las sitúa, dentro del mundo costero asociado a la palabra lafken, eso nos ha hecho reflexionar sobre el Lafkenmapu, como materialidades del agua con las que nos tocamos y dejamos vibrar. La relación con el agua y los Ngen ko que nos rodean tienen que ver con un principio de relacionamiento que se establece entre todas y todos los que habitamos cerca de extensiones de agua fluyendo. Dentro de la relación que hay con este flujo, aparece lo que llamamos lafken, como aguas que cubren grandes extensiones de tierras, por ende, nuestro cotidiano gira en torno al agua y a los Ngen ko que habitan con estas. Aguas que fluyen como el mar, también lo son lagos y ríos caudalosos con sus desembocaduras y fotrako (humedales). En la zona de Toltén esta relación está presente en la multiplicidad de espacios que fueron azotados por el maremoto de 1960, 8 Trafkin o trafkintun: es el acto de hacer un intercambio o trueque. 9 La referencia alude al libro Diccionario Araucano de Félix de Augusta. 10 Wixal: telar. 11 Kimvn: conocimiento y saberes que posee una persona.


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así fue recurrente en nuestras conversaciones que nos relataran sobre los recuerdos que se tienen, desde Puralaco a Pocoyán, todas partes de la memoria telúrica de Lafkenmapu. Nuestras conversaciones han establecido un procedimiento experimental y creativo para la construcción de la palabra colectiva. Constantemente nos preguntan y nos preguntamos, ¿el formato para hacer aparecer nuestras conversaciones afectivas es la entrevista periodística? no, ¿es entonces un trabajo de etnografía visual? a lo que respondemos con un no, ¿es un documental? tampoco. Hemos debatido largamente sobre el procedimiento que hemos querido articular y cuál es la materialidad que aparece, y cómo esta manera de trabajar la palabra se procuraría para sí misma un estatuto de cosa, pero ¿qué cosa? Por un lado, la entrevista periodística tiende a trabajar con aparente objetividad y genera una distancia entre entrevistadoras y entrevistadas, precisamente nos interesa hacer aparecer la subjetividad de cada lamngen que fue parte de estas conversaciones. La etnografía visual nos parece problemática para abordar nuestro trabajo porque es una disciplina que sigue estando enraizada en la concepción antropológica del otro, de la otra. En cambio, nos vemos reflejadas en Nancy, en Marta, en Blanca, en Hortensia, en Janette, en Gloria y en tantas otras con las que compartimos y que no pudimos incluir en esta publicación. Nos interesa la conversación honesta que se ha dado, en transparentar nuestras intenciones y compartir nuestras reflexiones sobre las mapuchidades que nos atraviesan a todas, en el amplio espectro que existe. El registro lo hemos trabajado con mucha delicadeza y atención, en los cortes y gestos de edición donde se trafica el relato. Optamos por cortar cuando están los silencios, como pausas para respirar y preguntar. Por eso, manifestamos que como colectivo de investigación-creación nos autorreconocemos como indígenas, sin tematizar nuestras historias y cruces champurria como espectáculos, porque la atención que tenemos es precisamente no caer en las políticas afirmativas de la identidad y de la representación. Estamos interesadas en compartir con las lamngen los procedimientos que consideramos parte del mapuche rakizuam12 y el kvme mongen13. No estamos de acuerdo con que se subalternice a las personas que viven en contexto rural, que se les use como objetos de estudio o que se les indique cómo o quién es indígena, ya sea en relación al apellido o al conocimiento indígena que posean las personas. Pues no saber de la cultura ancestral es producto de la violencia colonial del estado chileno-argentino, que corta el lof y lo convierte en reducción. Por eso, concebimos la creación y el diálogo como dos instancias que nos permitan generar vinculaciones con lo que nos rodea. Dejando de 12 Del mapuzungun rakin que significa número, acto de contar. Por lo tanto, mapuche rakizuam alude al pensamiento mapuche, a la reflexión que hacemos del mundo. 13 Kvme mongen es la expresión que se usa en mapuzungun para referirse al Buen Vivir, principio que muchos pueblos del continente poseen como marco ético que busca el equilibrio entre la diversidad de vida humana y no humana.


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lado la pretensión de lograr algo de “alto impacto”, porque nos arriesgamos más bien a la intimidad y micropolítica que se genera en el nvxam14. Pareciera ser que no basta enunciarse como colectividad y colaboración, sino más bien pensar con detención sobre cómo establecemos relacionamientos que nos orientan a devenir también lafkenche, entendiendo por esto la compleja red de cruce indígena y no indígena que atraviesa a esta zona fronteriza, así como a nosotras mismas. Si podemos encontrar una idea que nos ayuda a explicar este proceder, es justamente el «pu poyewvn nvxamkam»15, como conversación cariñosa y afectiva en ciclo, como espaciamiento-temporal para el reconocimiento de la dignidad en todo lo que nos rodea, como una ética de la escucha, del habla y de la reciprocidad de la palabra colectiva que hemos ensayado en este periodo de residencia en Nueva Toltén. Este es el procedimiento que hemos desarrollado en el camino con las demás lamngen y que nos interesa visibilizar, pues esta experiencia también nos ha transformado en las formas de cómo queremos vincularnos con las prácticas de arte y cultura, y de cómo queremos seguir ensayándolo más adelante. Por eso es que el primer gesto que planteamos es que nosotras también aparecemos, aparecen nuestras palabras porque también estamos ahí, no se trata de un lugar de enunciación teórico. Son nuestras bocas moviendo el aire, escribiendo el viento con la Mesa de la Mujer Rural de Toltén, son nuestras manos y nuestras ideas las que también están ahí. Constanza, Manuel y Antonio, subjetividades puestas como un elemento más, reorientándonos al nvxam, desviándonos de la entrevista periodística; compartiendo kimvn, no información. Esta publicación consta de tres partes: en primer lugar, presentaremos un breve texto escrito por Constanza Araya Miranda, periodista mapuche que nos acompañó durante nuestra residencia y que fue fundamental para ensayar el procedimiento de poyewvn nvxamkan. Nos relata la conmemoración del décimo aniversario de la Mesa de la Mujer Rural de Toltén para contextualizar el trabajo de estas mujeres. En un segundo lugar se da paso a los diez poyewvn nvxamkan realizados desde Puralaco hasta Pocoyán, como parte nuestra residencia de arte colaborativo entre septiembre y diciembre de 2017. Finalmente, Manuel Carrión Lira nos presenta un ensayo visual que nos relata parte del proceso de cada poyewvn nvxamkan y de las diversas instancias que pudimos compartir junto a las integrantes de la Mesa de la Mujer Rural de Toltén. 14 Nvxam: conversación. 15 Pu poyewvn nvxamkam: para distanciarnos del nvxam entendido de la perspectiva tradicional mapuche que posee determinados protocolos de sociabilidad, hemos denominado nuestro proceder que excede a la entrevista como punto intermedio con el nvxam, como “conversaciones afectivas”, haciendo hincapié en el carácter cariñoso y recíproco entre las personas que participamos de cada instancia de encuentro.


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DÉCIMO ANIVERSARIO DE LA MESA DE LA MUJER RURAL DE TOLTÉN: LARGA TRAYECTORIA DE RESISTENCIA CAMPESINA-LAFKENCHE por Constanza Araya Miranda La Mesa de la Mujer Rural de Toltén es una organización que nace en diciembre de 2007, con la primera reunión entre mujeres de distintas localidades rurales de la comuna de Toltén, al comienzo la agrupación no estaba constituida formalmente hasta pasado tres años de experiencia y fortalecimiento de los lazos de sus integrantes, además de la incorporación de nuevas participantes. Nueva Toltén es una ciudad tranquila, se vive la vida como si estuviéramos en otro tiempo, todo es pausado y silencioso, por los cielos abundan los aguiluchos, las bandurrias y los queltehues, sus habitantes conviven con la abundante agua que recorre el río Toltén, su relación con la naturaleza es parte de sus costumbres y creencias. Esta ciudad es el punto de encuentro de las mujeres de la Mesa para organizarse, trabajar y planificar sus actividades. Dentro de los principios económicos que tiene la Mesa existen la red de solidaridad y la soberanía alimentaria, esto consiste en no competir entre ellas y evitar que los productos se repitan, por ejemplo, si una de ellas vende plantas medicinales —lo cual es muy común porque todas tienen sus propias huertas en casa— tratan de no repetir las hierbas que venden, para que exista una diferenciación de los productos, lo mismo pasa con las mermeladas, los quesos, las semillas, las conservas o los tejidos. Durante todos estos años han realizado una investigación y rescate de comidas lafkenche de la zona, como una tarea en conjunto con el objetivo de revitalizar ciertos alimentos y tradiciones culinarias que se habían perdido en el sector. Otra característica fundamental dentro de la organización es realizar intercambios de sus productos cuando se desarrollan las reuniones de la Mesa, donde aprovechan esas instancias para comercializar entre ellas las mercancías de sus campos, una vieja costumbre del pueblo mapuche también conocida como trafkin. Su último gran proyecto consiste en la adquisición de un inmueble, que lo transformaron completamente para convertirlo en un espacio de ventas de sus productos, funciona como un mercado y centro gastronómico, siendo un aporte para la cultura y turismo de la comuna. Las mujeres de la Mesa tienen la posibilidad de trabajar en este espacio durante cinco años, tiempo que les concedieron como comodato del inmueble por


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parte de INDAP (Instituto de Desarrollo Agropecuario). Quienes tengan la posibilidad de venir a Nueva Toltén, y conocer el mercadito Yikalay pu zomo Lafkenmapu, el cual está justo al frente del terminal de buses de la ciudad, podrán disfrutar de los sabores, aromas y generosidad que inundan en este espacio, junto al fogón como elemento vital para crear deliciosas comidas preparadas por sus anfitrionas y cobijar a los visitantes de las ráfagas de viento que recorren las calles de Nueva Toltén. PRIMEROS PASOS Blanca González Valdebenito es la mujer clave en esta historia, de alguna manera le cambió la vida a todas quienes integran la Mesa, porque les ha mostrado otra forma de realizar cambios, aprendizajes y también una nueva oportunidad laboral. Blanca tenía un sueño, crear una organización solamente con integrantes mujeres que fueran campesinas y pertenecieran a la comuna de Toltén, con el fin de rescatar la cultura lafkenche y campesina que convergen en esta zona, para generar recursos económicos como también una independencia femenina. Ella participaba de una organización similar, la diferencia es que era a nivel regional, pero Blanca tenía como inquietud movilizar a sus colegas de la comuna, porque faltaba organización y trabajo colaborativo en esta zona. Oportunidad que tenía, invitaba a las mujeres a formar parte de este sueño colectivo, su personalidad de líder innata la ayudó a motivar a sus compañeras a unirse a la Mesa. Durante los primeros tres años, el camino fue bastante difícil, debido a que ciertas autoridades de la época veían como un peligro la organización de estas mujeres, les boicotearon muchas reuniones y encuentros, algunos maridos les prohibían juntarse con las mujeres de aquella organización, pues era mal visto por los ojos de una sociedad machista y patriarcal que las mujeres salieran de sus casas en búsqueda de un quehacer y realización personal, porque supuestamente los roles ya estaban impuestos. Toda quien rompiera con ese esquema sería juzgada, pero la rebeldía femenina nadaría contra todos quienes se opusieron a ellas. El tiempo ha sido su mejor aliado, diez años de trayectoria consolidan a la Mesa de la Mujer Rural de Toltén, como una agrupación de mujeres trabajadoras, perseverantes y autónomas, quienes además se han ganado el respeto de las personas que viven en la comuna de Toltén, incluso de quienes las criticaron en sus inicios, porque con sus acciones


10° ANIVERSARIO DE LA MESA DE LA MUJER RURAL DE TOLTÉN - Constanza araya miranda

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concretas durante todos estos años han demostrado que la organización comunitaria es un camino posible. Actualmente sus integrantes siguen trabajando en sus casas, la diferencia es que ahora ellas producen sus mercancías y son sus propias jefas, administran su tiempo entre la vida en el campo, las reuniones, sus familias, comunidades, los viajes y proyectos. ESPACIOS DE COMERCIALIZACIÓN Durante el año sus puntos de ventas son las ferias costumbristas a las que son invitadas dentro de la comuna como también en otras ciudades. En Temuco la Mesa de la Mujer Rural de La Araucanía cuenta con un pequeño local dentro de una cadena de venta de artículos para la construcción y equipamiento para hogar y jardín, donde les conceden el espacio a integrantes de Toltén para que puedan comercializar sus hortalizas y productos. En los meses de verano, además tienen la posibilidad de trabajar en la Expo Container y el nuevo mercadito Yikalay pu zomo Lafkenmapu, dos grandes proyectos que han podido concretar en estos años. Este último se inauguró en diciembre de 2017, oportunidad que sirvió además para conmemorar el 10° aniversario de la Mesa de la Mujer Rural de Toltén. La Expo Container, es un espacio de ventas que se emplaza en la ruta que une Nueva Toltén con Queule, a la altura del km 15 en el sector Puralaco. Está ubicado justo en un paradero, lo que facilita el ingreso de sus visitantes. Funciona solamente en los meses de diciembre hasta abril, porque en esa época del año es cuando más turistas transitan por la zona. El mercadito Yikalay pu zomo Lafkenmapu abrió sus puertas al público justo en época de verano, la diferencia es que estará abierto durante todo el año como centro gastronómico y venta de productos artesanales. El dinero recaudado será para un fondo común de la Mesa como también un ingreso personal para las integrantes de esta organización, quienes venden sus mercancías y creaciones en los distintos puestos de ventas que hay dentro del inmueble.


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PROYECCIONES FUTURAS La migración del campo a la ciudad no es algo del pasado, también se vive en el presente y las integrantes de esta organización son conscientes de esto, por eso aspiran que con este trabajo sus hijos se vuelvan a encantar de la vida en el campo, ellas vivieron el mismo proceso en el que se encuentran sus hijos, se fueron a la ciudad en búsqueda de nuevas oportunidades, pero regresaron porque extrañaban la armonía de su territorio. Territorio que a pesar de la invasión de las forestales no pierde fuerza junto a su gente que cuida sus pequeños espacios. La creación de espacios como la Expo Container y el mercadito Yikalay pu zomo Lafkenmapu, son una oportunidad de ingresos económicos que le brindan estabilidad a sus bolsillos, pero también son un aporte social y cultural a sus vidas y la de los demás, porque visibilizan el trabajo de la mujer en el campo y las tradiciones tanto campesinas como lafkenche, ellas son el reflejo de la fortaleza del trabajo colectivo. Estas mujeres partieron solo con los deseos de trabajar juntas y en estos diez años ya administran dos puntos de ventas. Las mujeres de la Mesa esperan ser un aporte a la cultura y turismo de la región como también ser reconocidas a nivel nacional, por la variedad de sus platos típicos como los milcaos en leche, con ají merkén, las ensaladas de topinambur, las papas nativas y tantas otras preparaciones que han ido rescatando.


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RVPV POYEWVN NVXAMKAN LAFKENMAPU MEW: RUTA DE LAS CONVERSACIONES AFECTIVAS EN LAFKENMAPU


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KIÑE POYEWVN NVXAMKAN: NGEREKAFE PURRALAKU MEW1 Mi nombre es Nancy Bornard Millahual, nací en la casa, en mi tiempo no se iba al hospital, estuve en la zona hasta los 13 años, estudié en el colegio hasta quinto básico que era lo que llegaba la escuela, de aquí yo me fui cuando cursé sexto, séptimo y octavo lo hice en Toltén, todo iba bien hasta allí, el problema llegó cuando quería seguir estudiando en la enseñanza media porque había un solo liceo y antiguamente había un solo bus que pasaba a las 7 de la mañana y se devolvía a las 9 de la noche. Todos esos años en que estudié en Toltén, estaba todo el día fuera de la casa, pasé mucha hambre y frío porque no tenía dónde quedarme ya que no teníamos conocidos, a veces me venía a pata no más con 10 años más o menos, así sobreviví esos años de estudios. Me quedaba en el paradero o con unas compañeras nos dábamos vueltas. Me fui a Santiago a estudiar la enseñanza media, allá me recibí, me casé y me devolví a vivir aquí en el año 98. Ahí llegamos a esta casa, según mi marido veníamos a cuidar a su mamá que estaba solita, pero nos vinimos dejando las comodidades de allá, pero también pensé en mis hijos porque mi marido siempre trabajaba afuera y a mí me tocó andar con mis cabros solita. Me salieron bastante enfermizos y prácticamente el consultorio era mi casa. Decidí venirme para acá mejor, porque el papá era como el sostenedor y toda la carga me la estaba llevando yo. Lo primero que hicimos fue poner un negocio pequeñito de abarrotes, que nos ha ayudado a sobrevivir, de primera nos iba muy bien con eso pero después llegaron los supermercados a Toltén y nos fuimos para abajo, aunque seguimos con este negocio. Pero nuestro fuerte son los animales, porque tenemos unas hectáreas en Hualpín y criamos animales. En esas cosas de la vida, una señora me dijo que iría a un curso de textilería, y fuimos tres integrantes de la Mesa, dos señoras que ya no participan porque están enfermas. Yo no sabía de telar, pero sí de tejer, era un curso para gente avanzada pero igual me dejaron ir porque no falté a ni una clase de teoría. Cuando me enseñaron a urdir me trajo toda la memoria de cuando veía a mi abuela tejer. Ese curso fue de dos años, aprendí niñim, teñidos naturales y con químicos, y además tejer la técnica de la manta de cacique, que fue la más difícil. ¿Cómo se enteró de la existencia de la Mesa? A mí la Carmen me llevó, estaban tratando hace tiempo armar la organización de forma legal, y con la Carmen ya teníamos un taller acá para aprender varias cositas, es en ese taller donde me comenta que necesitaban más integrantes en este grupo de Toltén. Partimos para allá y ese día había hartas mujeres, donde se armó la directiva y los socios, después fui la tesorera durante siete años pero sigo cooperando, es que la mala costumbre nunca se pierde (risas). Por medio de la Mesa he ido a Colombia y fui dos veces a Argentina, por capacitaciones en que participábamos, y fui siempre constante en las clases, no me perdí 1 Kiñe poyewvn nvxamkan: ngerekafe Purralaku mew: Primera conversación afectiva: tejedora de Puralaco.


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ninguna. Ese fogón que tenemos en el galpón, nosotras sacamos la idea en uno de los viajes a la Argentina. Conocí también Puerto Montt y Chiloé, estas han sido oportunidades que se nos han dado, y esos viajes yo sola no habría llegado. Estar en la Mesa también me ha servido para conocer y viajar. Acá en esta comunidad solo estamos la Carmen y yo. A mí la Mesa me ha servido mucho, tal vez no he ganado muchos proyectos, por sí he ganado mucha experiencia y he podido hacer hartas cosas, porque una hace cosas que le gusta en realidad. A mí siempre me gustó el tema de la lana, desde que era chica cuando veía a mi abuela tejer, me gusta el campo y soy feliz haciendo la huerta o estar tejiendo, porque me relaja y divierte. A veces paso horas hilando o tejiendo, y mientras descanso voy a la huerta, así voy armando mi rutina. Siempre digo que nos falta la pura fuerza física que tiene el hombre. Pienso que la mayoría quiere ganar su platita, antes mi marido se enojaba cuando yo salía, pero si le iba a pedir plata ¿de dónde me iba a dar?, porque él trabaja haciendo sus pololitos pero hay que alimentar a los chanchos, los perros, las gallinas y la plata se va gastando en eso. Saqué un subsidio en Temuco para que mis hijos estudiaran después allá, y con mi trabajo he ido comprando cosas para la casa, y una se acostumbra a tener plata. La necesidad te lleva a trabajar, y creo que todo eso motiva a las chiquillas a salir y hacer cosas. La mente de una no puede estar sin hacer nada, siempre ando pensando en las cosas que puedo hacer. Las mujeres que están en la Mesa son personas que tienen un bichito que les dice que tienen que hacer algo, si un artesano ve un palito botado puede imaginarse muchas cosas para hacer con eso. ¿Cómo vivió su comunidad el proceso de reducción de tierras? La comunidad tiene una historia, porque los antiguos que llegaron aquí eran la familia Millahual que es mi linaje y la Huanquilén que es de mi marido, fueron una de las dos familias que habitaban desde el canal para acá. Los viejitos antes vivían en el cerro, nos contaban que ellos vivían arriba, esto fue a fines del siglo XIX, ellos tenían sus casas de madera. Yo conocí ese cerro cuando era chica y acompañaba a mi abuelita a buscar varillas para los porotos, había tremendos palos y sentía ese olor a bosque que me encanta tanto pero ahora no está. A ellos los echaron en 1920, en el tiempo de la colonización, nosotras conocimos a la hija de uno de los primeros dueños que compró el terreno, parece que era algo del ejército, no era una simple persona porque quienes adquirieron estas tierras tenían un poquito de poder porque conocían a las autoridades que les dieron los títulos. Mi suegra contaba que aquí abajo era puro pantano, después de que ellos bajaron empezaron a hacer canales para mejorar las tierras pero como vivían en el cerro no se preocupaban tanto de esta parte. Echaban a la gente quemándoles sus casas y mandaron a todos para abajo. Dice una tía viejita que habían cerrado hasta casi la orilla del río, pero la gente con bueyes sacaron los cercos, porque o si no hubiesen tomado todo el terreno, nuestra gene-


KIÑE POYEWVN NVXAMKAN: NGEREKAFE PURRALAKU MEW - Nancy bornard millahual

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ración quedó en la parte de abajo porque los únicos que tienen un poquito de cerro son la familia de mi esposo, entonces todos los demás viven en vegas, y eso porque mi suegro siempre peleó y su familia también, tenemos cartas muy antiguas donde se pedía que las autoridades vinieran a ver en la situación en que estaban, que ellos vivían de antes que llegara ese caballero que se robó las tierras. Y para que las comunidades dejaran de joder le dieron títulos de merced pero ya después del siglo XX y ellos estaban, vivían acá desde mucho antes. Hemos llevado años luchando para que se nos devuelvan las tierras, pero los gobiernos que pasan nos dan puras dipironas, se han hecho dos estudios antropológicos y esperamos que este último sea mejor. Así nuestras familias se empobrecieron, mi generación fue muy pobre, donde el estado chileno veía que los mapuche tenían mucho y empezaron a quitarle sus terrenos, eso fue de la noche a la mañana porque el mapuche antiguo se acostaba cuando oscurecía y se levantaba cuando estaba claro, entonces en las noches cercaban los terrenos y cuando despertaban los mapuche se dieron cuenta de eso. Y así nos quedamos con las tierras más malas. Yo al menos crecí muy pobre, recién cuando fui a la escuela en Toltén tuve zapatos como a los 10 años, pero nos criamos a pata pelá, con el frío de invierno nos saltábamos la helada y encima de las piedras, si esto antes no era así como ahora. Como se achicaron los campos, las familias empezaron a subdividirse, por ejemplo, aquí son 11 hectáreas y son 11 hijos, entonces nos tocaría una sola hectárea. Lo que más me indigna que hay colonias alemanas o italianas con 100 hectáreas por cada hijo, no como nosotros, y lo más injusto es que gente que vino de otros países a hacer colonos tienen más que nosotros. Ahora dicen que a los mapuche le están dando tierra, pero es una miseria, una migaja, un campesino que quiera trabajar la tierra con cinco hectáreas no es suficiente, eso me parece injusto, desigual. ¿Qué se cuenta por el sector de Puralaco? ¿Alguna historia asociada a lo que nos cuenta lamngen? Es una historia que dicen que es verdad, pero yo no sé si sea así, es sobre un tesoro que escondieron unos piratas. Según cuenta la gente veía como una ciudad durante las noches que era muy luminosa, el viejito que vivía en ese campo le comentó a mi cuñado que había unas cuevas y en ese lugar existían unas escrituras, se tenía que pasar por debajo del agua para encontrarlas. En ese campo han encontrado varios tesoros, pero la gente que los encuentra se tiene que ir de aquí y ya no están porque se fueron. El año pasado le pedí a mi cuñado — que sabía dónde estaba el tesoro— que me llevara pero no quiso que fuera, esa noche antes de su visita, tuve un pewma o sueño; me soñé con un caballero alto en un caballo con tremendo sombrero que me decía que el tesoro era de él, entonces yo digo que por eso no lo encontraron, porque no siempre quien lo busca es para él, no es para todos, es para quien tiene la suerte, solo a algunas personas se les muestra. Quien encuentre el tesoro se tiene que ir muy lejos de aquí, tiene que cruzar siete ríos para que el espíritu que cuida el tesoro no lo encuentre, porque si te quedas acá te mueres.


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EPU POYEWVN NVXAMKAN: WAMPO KA LEWFU LAFKENCHE MONGEN2 Yo me llamo Gloria Landeros Caniuqueo soy nacida y criada acá, yo nací en el hospital de Toltén y mis papás viven en el sector El Tromen, aquí mismo. Hace 18 años más o menos vivo en este sector que se llama Frutillar. ¿Aquí con quiénes vive? Con mi marido y un hijo por ahora, porque mi otro hijo está estudiando fuera y llega los fines de semana no más. Estamos con mi marido toda la semana solos. ¿Cuál es su emprendimiento? Yo ahora tengo un pequeño emprendimiento de quesos artesanales y mermeladas, ahora queremos en el verano seguir con un rubro que tenemos más o menos andando: turismo rural mapuche. ¿Eso en qué consistiría? Eso consiste en turismo en bote, paseos por la laguna, avistamiento de aves, relato de nuestros ancestros y llevarlos a Toltén viejo, a las ruinas de Toltén viejo, y cabalgata también porque tenemos caballos. Oiga, usted nos contaba el otro día que tenían un wampo también. Por eso, a nosotros nos vinieron a visitar no hace mucho y nosotros buscamos una foto del wampo y mi marido hizo uno con mi cuñado, así que allí tenemos uno medio armado falta rasparlo más y echarlo al agua, pero ya flota así como está. ¿Y cómo fue el proceso de investigación sobre el wampo? En el mismo Programa de Desarrollo Local (PRODESAL) nuestro asesor del Programa de Desarrollo Territorial Indígena (PDTI) de INDAP (Instituto de Desarrollo Agropecuario), nos buscó por internet. Porque en Imperial parece que hay una persona que se dedica a hacer wampo y de ahí sacamos fotos. Hicimos algo parecido a la foto y mi cuñado también anduvo por allá por la cuestión del PDTI, lo llevaron allá y él vio en persona el wampo y él lo hizo, él armó el moldaje. Así que así estamos, ojalá nos resulte este año, si no nos resulta este año, al otro año vamos de nuevo.

2 Epu poyewvn nvxamkan: wampo ka lewfu lafkenche mongen: Segunda conversación afectiva: vida lafkenche, canoa y río.


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Señora Gloria, ese interés por el wampo entiendo que sea para aplicarlo después al turismo, pero tiene también relación también con sus raíces mapuche- lafkenche. Sí, antes nosotros no usábamos botes donde vivíamos porque antes era inundable todo acá, usábamos canoas no más porque acá los conocemos como canoa, es lo mismo que el wampo pero es canoa, y siempre yo le conversaba a mi marido que podíamos salir a pasear en las tardes con mis hermanos en las canoas, así que ahí nació eso del . Y cuando chica ¿Usted también andaba en esas canoas? Sí, en las tardes con mis hermanos, porque yo soy la última de mis hermanos, la más chica, y criada casi con puros hombres, salíamos a andar a la jarpa como se dice, de esos pescados que salen en este tiempo, y ahí salíamos, ellos cazaban y yo… porque el wampo no tiene remos, ahí yo con un palo largo no más, una garrocha y con eso avanzábamos. Y ahí salíamos siempre en las tardes porque en esos tiempos tampoco había tele, no había luz, nada. Así que nosotros jugábamos a eso no más, era más divertido porque ahora los niños a puro celular no más. Supongamos que venimos de turistas, y no tenemos ningún conocimiento acerca de Toltén y de lo que pasó antes ¿cómo usted nos podría relatar sobre Toltén viejo y lo que pasó con el maremoto? Toltén Viejo como se llama, era un fuerte porque los mapuche que peleaban con los españoles, aquí hay indicios todavía en esta parte que pasa aquí el río, están los canales abajo donde los mapuche hicieron canales para esconderse de la guerra y cuentan hace mucho ya la historia que Toltén Viejo no se formó como pueblo pueblo, sino que un fuerte militar y allí llegaban los botes cargados con comida, según mi mamá antes no se compraban por kilos las cosas, sino se compraba por sacos o por tambores y allí subsistían con eso por lo menos iban a comprar en el mes hartas cosas o cambiaban, hacían el famoso trueque que lo llamaban en ese tiempo y eso es lo que yo sé más o menos, estoy juntando ahora más cosas, ya después que se formó el pueblo habían cantinas, decían ellos, porque antes no se conocían como restaurantes. ¿Y su mamá para el terremoto vivía aquí? Ella tenía como 18 años en esos tiempos cuando salió la mar, ella se acuerda que en esos tiempos la tierra se secó tanto, ¡fue un año tan seco! dice que estaba partida. Mi papá también cuenta que antes del maremoto empezó a temblar un mes más o menos antes hasta que ya fue un temblor fuerte y todos decían, nadie creía que se pudiera salir el mar, algunos decían que había que ir a la playa a hacer nguillatun3 para que el mar no saliera y 3 Nguillatun: Ceremonia mapuche.


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todo, pero otra gente decía que no, que no iba a salir. Mi mamá dice que cuando ya salió la mar, o sea tembló ese día el 22 de mayo de 1960, el temblor más fuerte fue como a las 3 y a las 3:30 ya salió la mar, dicen que ellos arrancaron todo lo que pudieron y se fueron a refugiar en un cerrito en El Tromen, que se llama cerrito Kaifán, ahí se salvaron muchas vidas, lo más increíble dice ella es que ese cerrito se rodeó de agua a todos los lados y como que crecía y quedó rodeado de agua, eso es lo que ella cuenta siempre y eso lo que yo tengo que contarle a la gente que vienen para acá. Mi mamá cuenta que hay gente que no tenía nada en esos tiempos, eran personas pobres y del miedo que tenían se demoraron en volver a sus tierras porque el temblor no pasaba y todos creían que la mar iba a salir de nuevo y no volvieron a sus casas, cuando regresaron no encontraron ni animales, nada, se lo habían robado y después esa gente se volvió rica. Toltén se fundó en lo que es la población Holanda ahora, fue lo primero que se fundó y después empezó a crecer. Un tío lejano me contó que estuvo casi una semana viviendo en el cerrito Kaifán, luego de escapar del maremoto del año 1960, todas las noches hacían nguillatun y le pedían a chaw4 dios que las aguas se calmaran y la tierra también, que dejara de moverse. Él dice que en las noches el machi5 tenía como un bastoncito y empezaba a pegarle a la tierra, ellos veían como el agua se empezó a subir y bajaba, subía y bajaba, ellos dijeron que el cerrito tenía poderes, que crecía. Él dice que estaba tapado de familias que salieron arrancando, los que pudieron llegar al cerrito eran quienes vivían más cerca del lugar. Hicieron casitas de madera para refugiarse en la noche, hacían olla común y compartían entre todos. Eran como una gran familia durante los días que estuvieron allí. Actualmente, cuando uno ve ese cerrito, se pregunta cómo se salvaron tantas familias porque no es tan grande. En esa experiencia familiar sobre el maremoto de 1960 aparece mucho kimvn sobre cuando el agua se desborda ¿Usted se reconoce como mapuche-lafkenche? Siempre le digo a mis hijos que no se avergüencen de ser mapuche, porque sin nosotros Chile no existiría, serían todos españoles. Por los mapuche Chile existe aunque algunos no lo quieran reconocer y siempre le digo yo a ellos, claro que ellos ya son wingkas6 pero (risa)… pero en sus raíces tienen sangre mapuche les digo yo. 4 Chaw: Padre. 5 Machi: Autoridad espiritual del pueblo mapuche. 6 Wingka: Extranjeros. Se utiliza para referirse a los no mapuche. Proviene de we Inka, es decir, el nuevo Inca, asociado a la invasión y colonización del imperio Inca, luego española, posteriormente la chilena-argentina.


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¿Y por qué se reconocería lafkenche? Por ser de orilla de mar, lafkenche son más orilla de costa como le dicen. ¿Cómo son sus recuerdos en relación con el mar? Los recuerdos que nosotros tenemos es que antes íbamos al mar en carreta a buscar el cochayuyo, íbamos a mariscar y el mar no está tan lejos de aquí. Mi papá iba a caballo siempre pero igual nos lleva a nosotros en carreta y cuando andábamos alzando a los bueyes también íbamos en carreta, salíamos temprano y volvíamos tarde con cochayuyos, mariscos, conchitas, todo lo que encontrábamos en la mar. Se preparaba todo lo que traíamos, se comía más sano. Usted que ha sido criada toda la vida aquí ¿ha visto un cambio? ¿De cultura dicen? No de cultura, de cómo la tierra ha ido cambiando también ¿por qué cree que pasa eso? Por los mismos químicos que le echamos a la tierra, yo he hecho varios cursos, por la cuestión del programa en que estamos, casi todos los cursos los tomo porque me gusta, y yo encuentro que una no es generosa con la tierra, si se cosecha algo, deberíamos premiarla y abonarla con las propias cosas que se producen orgánicamente, no echarle abono ni fertilizante, porque eso lo aprendí yo en un curso que hicimos de sustentabilidad. Y ahora yo estoy por lo menos en mi huerta, no quiero echarle abono de fábrica sino orgánico. También es una responsabilidad como mapuche cuidar la tierra. Sí, hay que cuidar la tierra. Es lo que nos da de comer a nosotros por lo menos los que somos campesinos. ¿Cómo llega a participar en la Mesa de la Mujer Rural de Toltén? Llevo como seis años más o menos, la Mesa ya estaba formada. Llegué por la cuestión de las ventas que en un tiempo le costaba vender sus productos a una y me dijeron unas amigas: —¿por qué no te incorporai a la Mesa? porque ahí ayudan harto con proyectos y todo—. A lo que respondí: —cierto, tienen razón—, me presenté... llevé una carta y me recibieron. Estuve activa unos dos años, después me desaparecí y volví de nuevo y quiero estar más activa porque ahora tengo más tiempo, mis hijos están más grandes, ya tengo más tiempo para mí.


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¿Qué ha significado integrar la Mesa, un espacio de mujeres emprendedoras? Igual le levanta el ánimo a una porque ve otras mujeres tienen sus emprendimientos y una también quiere salir adelante con lo que tiene. Es harto el apoyo que hay. Es una bonita experiencia porque se comparte, una va a las reuniones pero es un compartir igual, tomar desayuno o almorzar, todo eso. ¿Y qué ha podido aprender durante todo este tiempo que ha estado en la Mesa? Se empodera una a que puede, porque antes yo era tímida y hablaba poquito, era calladita y ahora no, ahora si hay que alegar por mis derechos alego por ellos, no tengo vergüenza y eso se da cuando una se agrupa entre mujeres, le da valor.


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KVLA POYEWVN NVXAMKAN: VRKVTUWE FINTUCUE MEW7 Mi nombre es Ana Díaz Escalona, nacida en la comuna de Toltén, mi lugar de niñez fue en Chanquin, Boroa Centro, hija de Julio Díaz muy conocido por acá también casado con Claudina Escalona. Emigré de muy joven a estudiar en Concepción, después me fui a Santiago por muchos años, ciudad donde tuve dos hijas. Después al final del 1999 me vine para acá, porque me trajeron y me casé en febrero del 2000, desde esa fecha que estoy en Fintucue conociendo a la gente, trabajando también con la gente de este lugar. Me fui involucrando en conocer más del trabajo del campo y viendo también que para la mujer es difícil poder tener los recursos, cuando uno está en Santiago o en otra parte uno trabaja y tiene su platita independiente y acá no era así, fue duro llegar a depender de alguien y yo no estaba acostumbrada a eso, entonces tuve la oportunidad de poder capacitarme a través de Mininco y aprendí a reproducir plantas como los viveros de eucaliptos y pino, eso fue lo primero que aprendí, pero después me llevaron a capacitaciones donde conocí otro tipos de plantas y me di cuenta que eso era realmente lo que quería aprender. Vi la diferencia que había entre reproducir eucaliptos y pino, que no es bueno porque es un daño que se les hace a las aguas, entonces me enfoqué en la reproducción de copihues y plantas ornamentales. ¿Cómo fue su proceso al ingresar a la Mesa de la Mujer Rural? Blanquita González ha sido una persona clave para la agrupación, a través del impulso que nos da ella para poder nosotras seguir adelante con lo poco y nada que teníamos, porque sin dinero muchas veces una no hace nada, pero sí aprovechando los recursos que ofrece el campo, cada día fue como abrir una brecha para poder seguir haciendo cosas y con entusiasmo. Amo mucho a las personas de la Mesa porque creo que nos hemos llegado a conocer bastante en ese lugar, ha sido un cariño con cada una de ellas. Participar en las capacitaciones le abre la mente a una, pude aprovechar los recursos naturales que hay en mi entorno, vi que había un río hermoso donde podía hacer algo con una isla y empecé a enfocarme en el turismo. El lugar estaba muy sucio, trabajamos mucho limpiando, hicimos un puente para pasar al otro lado porque no había acceso a transitar, construimos un puente colgante y otro para vehículo. El primer año me llegó harta gente, muchos por novedad porque nunca se había hecho nada aquí en Fintucue, pero me atreví a realizar este proyecto. No fue fácil, porque sobre la misma estaba trabajando con mis plantas, salía a las ferias costumbristas, llevando siempre mis tarjetitas para darme a conocer.

7 Kvla poyewvn nvxamkan: vrkvtuwe Fintucue mew: Tercera conversación afectiva: Fintucue, un lugar de descanso.


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¿Cómo es la relación entre las compañeras de la organización? La relación es muy buena, ha sido beneficiosa como hemos salido a otros lugares, conocido diferentes experiencias de trabajos dedicados al campo como también a otras agrupaciones, nos une el poder ver otras realidades. Parte de su trabajo consiste en cosechar plantas, y por lo tanto, tiene que saber sobre las propiedades de cada una, ese conocimiento que usted ha ido adquiriendo con el tiempo también se debe al intercambio de saberes entre sus compañeras. Sí, es buenísimo porque quienes tienen el conocimiento de las hierbas medicinales siempre han compartido lo que saben. Porque antes tenía el remedio en la casa y no sabía lo valioso que podía ser alguna planta. En cambio ahora, cuando reproduzco mis plantas medicinales, ya sé que tienen propiedades y sirven para la medicina casera. ¿Sobre qué le gustaría conversarnos señora Ana? Yo les voy a contar esta tarde la historia de Fintucue de la comuna de Toltén. Los primeros colonos que llegaron a Fintucue fueron los hermanos Pineda Pineda, se vinieron de San José de la Mariquina, salieron con rumbo para irse a Argentina y se dieron la vuelta y se metieron por Fintucue, estos se llamaban Vicente Pineda Pineda y Gregorio Pineda Pineda, colonizaron desde los cerros del Pinar hasta la entrada de Toltén, en ese tiempo no había gente en estos lugares, era todo solitario, en Pocoyán bajo había mapuche eso sí. Estos Pinedas no dejaban meterse a familias, se casaban entre primos. Un hijo de estos Pinedas que se llamó Hilario Pineda, cuando murió su madre le robó un saco de plata, lo sacó de la casa porque la madre escondía la plata en diferentes lados y este se avivó y se llevó el saco de plata y compró todas las maquinarias para trillar, en ese tiempo el único que trillaba era don Hilario Pineda con motores a leña y se juntaban muchas carretas a la espera de la trilla, muchas carretas con el rokin llevaban hasta los chanchos para que comieran a destajo. Pasaban días fuera de sus casas y esto era una fiesta para ellos, el compartir a la espera de la trilla. En ese tiempo para hacer caminos se trabajaba a pulso con picota y pala, lo único moderno era la dinamita. Antes del maremoto en la balsa de Hualpín se ahogaron 18 personas y se salvaron 3 personas, la señora Agustina casada con don Francisco Pineda, se fue río abajo con su niñita y la señora se salvó porque flotó con sus vestidos almidonados y la niña se la llevó el río después de mucho tiempo la encontraron en el mar por San José de Mariquina, la finada Simona. Se cuenta también en estos lugares por donde tiene actualmente los corrales don José Chandía, siempre se aparecía una sirena, una mujer muy linda, de la cintura para abajo era pescado. En ese mismo tiempo contado don Julio Carrasco, casado con Rosa Mercado, que vieron varias veces un caballo de río muy precioso, en el mismo lugar que aparecía


KVLA POYEWVN NVXAMKAN: VRKVTUWE FINTUCUE MEW - Ana díaz escalona

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la sirena, en ese río don Gabriel Pineda y don Ernesto Vargas, sacaron un entierro y había un cántaro lleno de plata, sacaron las riquezas y dejaron el cántaro con unas monedas que ellos llevaban y se fueron. En ese tiempo la gente guardaba su dinero o joyas en cántaros y los enterraban para que no le robaran, sabía solamente la persona que lo hacía y nadie más, por eso se encontraban cántaros. En ese tiempo corría también la góndola, manejada don Alejandro Vergara cuando se enterraba la góndola la tiraban con bueyes, cuando el chofer se ponía a tomar la góndola quedaba parada por varios días hasta que el chofer se recuperaba. En ese tiempo la góndola iba cargada con corderos, chanchos, gallinas, gansos, todo para la venta. En Fintucue, donde actualmente tengo el camping y vivero, emprendimiento rural, en este lugar llegaban todos los colonos de los cerros y se alojaban ida y vuelta del viaje en góndola, donde sacaban sus productos como sacos de ají para la venta. En este tiempo se trabajaba mucho haciendo durmiente para el ferrocarril, cuando se moría una persona tenían que llevarlo al cementerio de la Vieja Toltén, lo llevaban en carreta turnándose para cargarlo, llevando caballos cargados con carne y sopaipillas para atender a la gente que los acompañaba. En Fintucue, un lugar donde se comía como prioridad las papas vunas8 muy cotizada por los Pinedas. En el año 1949 en adelante, cuenta don Manuel que salía con su mamá en carreta a vender manzanas a la Vieja Toltén y chicha dulce, de vuelta traían pescado y mercadería. La Vieja Toltén era un pueblo en ese tiempo, después del terremoto del año 1960 cuando ya comenzó el pueblo Nueva Toltén, venían unos comerciantes en un bus amarillo “el pato amarillo” cargado con ropas, este bus se cayó al río en los cerros de Coipue y se ahogó la madre e hija quienes en medio de la ropa no pudieron salir. En 1999 llegué a Fintucue, en febrero del 2000 me casé y quedé trabajando en todas las labores campesinas, aprendí a trabajar sacando leche, forrajear animales, picar leña, trabajar en el campo, muy esforzado con un esposo enfermo los primeros meses de casados, él se enfermó y tuve que trabajar muy duro para salir adelante, trabajé con los pequeños agricultores, después me integré a la agrupación de la Mesa Rural de la Mujer de Toltén que en ese tiempo empezó a constituirse la Mesa, empezamos a trabajar, ahí comencé a darme cuenta que tenía tremendo potencial. 8 Vuna: en mapuzungun se refiere a lo podrido. Las vuña poñi (papas vuna) son un alimento tradicional mapuche que consiste en dejar podrir por más de 6 meses las papas bajo alguna corriente de agua. Con el tiempo se conserva el almidón de la papa y el resto se descompone, por ese motivo presenta un olor intenso. Al respecto, Moesbach (1936) se refiere en su libro Vida y costumbres de los indígenas araucanos en la segunda mitad del siglo XIX: “los indígenas están muy aficionados a las papas pútridas. Unos cuantos canastos de papas se vierten en agua estancada, donde quedan alrededor de dos meses. Cuando están blandas, las sacan, las cuecen y las comen con mucha glotonería” (99).


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MELI POYEWVN NVXAMKAN: WIÑOY TAÑI KIMVN9 Mi nombre es Janette Antillanca Painequir, vivo acá en Camagüey, viví 20 años seguidos en este lugar, luego me fui por un periodo de cinco años a trabajar en Santiago, después volví al campo para cuidar a mis papás que estaban enfermos. Empecé a pensar qué podía hacer porque me estaba quedando sin plata. Ingresé a la Mesa hace aproximadamente siete años, ahí comencé a trabajar con harto apoyo de la presidenta, aproveché todos los productos que están en el campo como las hierbas, hago mermeladas pero mi fuerte son las hierbas medicinales que las salgo a recolectar afuera y otras que las tengo en mi mismo campo. ¿Cómo aprendió de las propiedades de cada lawen? Preguntando a las personas mayores y ahora con la tecnología a través de Internet, voy buscando las propiedades de las hierbas y voy aprendiendo, le pongo mis propias etiquetas y se las pongo a mis productos. ¿Y con las mermeladas fue un proceso similar? Sí, también preguntando porque capacitaciones yo no he tenido, pero como dicen el mismo trabajo te va enseñando, y he llegado al punto en que mis cosas están quedando buenas. Nunca he tenido algún reclamo o se me han echado a perder. Sobre su paso por Santiago ¿cómo fue ese cambio de remuneración mensual a volver a vivir al campo sin un trabajo? En realidad, antes de irme a Santiago yo trabaja en telar, tejí mucho, ya no recuerdo la cantidad pero fueron muchos trabajos que hice en frazadas, mantas y alfombras, pero me aburrí porque era algo mal pagado y el esfuerzo era mucho como también el dolor de espalda que me generaba tejer tanto. Después me fui a Santiago, tenía todos los meses un sueldo aunque ni reflejaba todo lo que trabajaba. Fue harto el cambio de tener todos los meses un sueldo. Pero gracias a la Mesa le tomé el valor al campo, que uno puede salir adelante trabajando la tierra, yo he hecho muchos adelantos en mi casa con el dinero que he ganado vendiendo mis mermeladas y hierbas. Lamngen, ¿cómo aprendió a tejer wixal? Aprendí mirando a mi mamá, a veces la ayudaba y así aprendí, después tejía sola. En la Mininco me capacitaron para hacer telar con dibujos y diseños, allí aprendí de eso. 9 Meli poyewvn nvxamkan: wiñoy tañi kimvn: Cuarta conversación afectiva: volvió nuestra sabiduría.


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¿Se identifica como mapuche? Como mapuche sí, pero no soy hablante, siempre les he preguntado a mis padres por qué ellos no aprendieron la lengua. A mí me hablan en mapuche y yo no sé, lo único que entiendo es contar del 1 al 10 y algunas pocas palabras. Ahora estoy intentando aprender, pero cuesta. ¿Cuál es su motivación de aprender a hablar mapuzungun? Por el mismo trabajo que estamos haciendo de recuperación de hierbas y cultura. Porque al final todo se une y complementa. Lo importante es que recuperemos todas nuestras tradiciones. ¿Qué ha significado estar en la Mesa? Ha sido un gran aporte integrar la Mesa, se llena uno de conocimiento de las más adultas. Somos como una familia en realidad. Yo venía saliendo de una depresión y cuando ingresé a la Mesa me cambió el mundo, me ha servido como trabajo, un lugar de entretención y también para relajarme, porque en la casa con mis viejitos enfermos era estresante, bueno todavía lo es, pero cuando participo en la Mesa me olvido que tengo problemas en la casa. ¿Qué le parece participar en una organización que esté compuesta solo por mujeres? Es bonito porque una se da cuenta que no se necesitan hombres para salir adelante, yo soy soltera y no pienso casarme porque yo sé que me las puedo sola y no necesito un marido que me de plata.


MELI POYEWVN NVXAMKAN: WIÑOY TAÑI KIMVN - Jeanete Antillanca Painequir

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KESHU POYEWVN NVXAMKAN: KIZVNGVNEWVN IYAEL10 Mi nombre es Blanca González Valdebenito, nací en Camagüey, viví hasta los 7 años acá, de allí me fui a Santiago a vivir hasta los 16 años, regresé a Camagüey a vivir y me casé acá. Cuando una mujer empieza a emprender, tiene las ganas de crecer y desarrollarse no solamente económicamente, también como persona y ser humano. Empecé de jovencita a emprender, antes hilaba y tejía mucho, iba a vender mis tejidos a Puerto Montt, tenía cuatro niños y la economía no era buena. Empecé a buscar formas de hacer cosas, mi fuerte es el maqui, hace 25 años que hago el licor de maqui, pero también hago té, mermeladas, conservas picantes y de otras hierbas, utilizaba todo lo que la naturaleza me entregaba, empecé a recuperar diferentes duraznos y sus cuescos u hojas las hacía licores. Después empecé a capacitar a distintas mujeres para que también aprendieran y poder multiplicar estos saberes. Siempre mi emprendimiento ha sido un poco social, en la Mesa hemos buscado la forma de homogeneizar nuestros productos, para que no tan solo sea “mí” producto, sino que sea “nuestro” producto. Eso último que nos comenta sobre el rol social que tiene su trabajo, se debe en parte a una decisión que usted toma en su vida, porque si bien trabaja en el campo también es dirigenta, y no quiso que esos conocimientos fueran solo de usted, también los ha querido compartir con las demás ¿De dónde viene ese interés social? Mi gran sueño de niña era ser asistente social, anhelaba con que los niños no sufrieran tanto y tener la capacidad o el poder para transformar algunas cosas. No pudo ser porque tuve que regresar a Camagüey y en esa época era muy difícil estudiar, después de que me casé tuve mis hijos y empecé a buscar cómo poder realizarme como persona y no quedarme con ese vacío sin cuestionarme el por qué no pude estudiar. Empecé a trabajar esto sin darme cuenta y me gustó porque puedo dar sin esperar recibir de vuelta, estoy entregando un conocimiento y un saber a las mujeres de la Mesa. A veces armamos grupos y vienen a mi casa donde le comparto lo que he ido aprendiendo con el tiempo y que he experimentado, como es el tema de los escabeches, papas en conservas, digüeñes, changles, mermeladas de chupón algo que era impensado o las mermeladas de la flor del copihue, no todas lo seguirán haciendo pero algún grupo lo sostendrá con el tiempo y ellas también le agregan su toque personal, y eso para una es gratificante al ver que los saberes entregados le sirven para que ellas los puedan vender o consumir en su casa. Usted inició la Mesa de la Mujer Rural, es su fundadora ¿Cómo fue el comienzo de esta organización? 10 Keshu poyewvn nvxamkan: kizvngvnewvn iyael: Quinta conversación afectiva: autodeterminación alimentaria.


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La Mesa de la Mujer Rural de Toltén empezó cuando yo conocí la Mesa regional, llegué por un caso fortuito a la Mesa regional, la cual ya estaba funcionando pero estaba en sus inicios y me pregunté a mí misma, si esa organización tiene grandes expectativas y nosotros necesitamos herramientas para desarrollarnos, ¿por qué no formarla en Toltén? Y empecé a reunir mujeres hasta que logramos hacer un grupo que tenía decisión y compromiso para formar una organización. Tiene una larga trayectoria ¿cómo ha sido ese periodo de avances y cambios? Cuando una mujer es líder y trabaja para los demás, no es bien visto, ser mujer en el mundo rural no es fácil, la vida en el mundo rural estaba diseñada para los hombres, pues ellos tenían acceso a cuentas y tierras. Hace alrededor 25 años empecé siendo dirigenta, la Mesa de la Mujer Rural de la Región de la Araucanía, tiene 17 años en la región y funcionó al comienzo con delegadas, con el tiempo me convertí en la primera presidenta de aquella Mesa, estuve 7 años en ese cargo, buscando qué podíamos obtener de beneficios para que las mujeres se desarrollaran en el mundo rural, donde no hay acceso a movilización, Internet y hace unos pocos años no teníamos cobertura de teléfono. Entonces después de eso empecé a conocer a mucha gente como también distintos lugares. En Chile todo es diseñado por gente que ha estudiado, si bien tienen sus competencias, algunos nunca han tocado el campo, no conocen el mundo rural y la tierra la conocen porque la tienen en la suela de sus zapatos, somos nosotros quienes tenemos la experiencia en el mundo rural. El desafío fue transmitir nuestras necesidades a ciertas autoridades que eran importante en la época, por lo mismo somos una agrupación que desde sus inicios fue querida pero también odiada, por ser mujeres que nos empoderamos y salimos de nuestras casas. Soy productora, tengo mis huertos, una sala de procesos, una sala para dar capacitaciones, y doy talleres acá como también afuera, por lo que me ha tocado viajar harto. ¿Cómo han sido los 10 años de la Mesa de la Mujer Rural de Toltén? Fue muy difícil el comienzo porque nos encontramos con un gobierno local muy cerrado, porque ellos venían de una dictadura y operaban con esa misma rigidez que se gobernó en esa época, no querían organizaciones sociales y menos organizaciones con gente que tuvieran las competencias para decirles las falencias y necesidades del mundo rural que existían. Fue tan difícil que incluso nos echaron de los lugares donde nos reuníamos. Lamentablemente las autoridades son aves de paso, y los ciudadanos somos los que nos seguimos quedando en los lugares con las problemáticas y las dificultades, cuando no sabemos enfrentar esas dificultades las vamos a seguir teniendo. Luego de tres años sin regularizar nuestra organización, logramos llegar a tener nuestra organización legalizada, nos costó, pero lo logramos y eso es importante. Hemos sido un grupo que ha estado a lo largo del tiempo en Toltén y se ha consolidado sirviendo mucho a las


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mujeres rurales. Es un sueño un poco altruista. Tuve la oportunidad de criarme afuera, ver el tema de la comercialización porque mis tíos tenían negocios, estuve en varias partes viviendo, una tía tenía una fábrica de marroquinerías y aprendí sobre la manufacturación, y que las cosas se podían vender. Veía que acá en la comuna había mucho capital que estaba perdido y desperdiciado, esa fue mi inquietud de darle un valor agregado a lo que nosotras en el mundo rural tenemos, y que en esa época era muy difícil generar recursos, hoy día tenemos más acceso a locomoción e infraestructura, la mentalidad de las personas también se ha desarrollado, pero hace 20 años atrás la gente tenía otra visión, solo de subsistencia. Sobre lo mismo ¿cómo ha sido el cambio de mentalidad de las mujeres que trabajan en la Mesa? Ha sido positivo porque las mujeres han podido darse cuenta que aparte de ser productivas, como mujer tienen un valor y que no es menor ¿qué haría la sociedad sin mujeres? La mujer tiene un toque diferente, una mentalidad distinta porque cuando hace algo pone más que sus cinco sentidos, pone amor a lo que está haciendo. Todas producimos, algunas se topan en las producciones pero estamos conscientes de que el territorio es grande, aunque no son grandes producciones las comercializamos en lugares distintos. Es más, nosotras hemos estado unificando productos porque estamos trabajando fuertemente en la recuperación de semillas, específicamente los porotos coyundas, que son legumbres que se ven en esta región solamente, porque estas semillas desaparecieron. El año pasado estuvimos envasando porotos en escabeche, hicimos varias pruebas hasta que llegamos a un producto idóneo y tiene una bonita presentación, también envasamos papas, digüeñes, changles, chupones, nalcas, la idea es que nuestro mundo rural no sea tan solo campo y que las cosas sean estacionarias, cosa que podamos estirar la mano y podamos comer cuando se nos dé la gana, sin necesidad de ir al supermercado. Lo más importante es que nos dimos cuenta que somos capaces de producir productos a base de las materias primas que nosotras tenemos. También es hacer un rescate de ciertos productos que se han ido perdiendo. Eso es vital, hablando culturalmente hemos perdido muchas cosas muy importantes y de alto valor nutritivo. Es un tema de soberanía alimentaria, de cómo yo me puedo mantener en campo, por ejemplo, si viene una catástrofe, poder tener envasado mermeladas y conservas, todo lo que necesito y puede ir a buscarlo a una bodega para consumirlo con mi familia.


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Esa soberanía alimentaria a la que se refiere ¿cómo se ha visto afectada con la invasión de los monocultivos? Hoy podemos ver que nuestra región no solo está contaminada con químicos, también con árboles que no nos pertenecen a nosotros, como lo son el pino y eucaliptus, sobre todo este último que le estamos haciendo un daño irreparable a nuestra región, sabemos y se sabe científicamente que un árbol de eucaliptus toma 280 litros de agua, un árbol de 10 años, y tienes que esperar 12 años para hacer la cosecha de eucaliptus. Lamentablemente el agua la estamos mandando en astillas para otros países, cuando no tengamos agua no solamente no vamos a tener agua nosotros, también no tendrán agua los dueños de las forestales como su descendencia, porque la problemática del agua es algo serio y real que está afectando a nuestro país. Los árboles introducidos toman agua desde la raíz hacia las hojas, nuestros árboles nativos generalmente toman agua desde las hojas hacia la raíz y eliminan el agua restante. Los pinos y eucaliptus parecen una marea verde cuando hay viento que se mueve, es muy linda, hay que reconocerlo, pero nos está dañando, está enriqueciendo a unos pocos pero empobreciendo a muchos, para nosotros es un daño al ecosistema como también al turismo, porque cuando viene una persona a conocer este lugar quiere ver un paisaje natural, no quiero decir que estos árboles no lo sean, pero es algo introducido dentro de nuestros paisajes, y si tú ves un paisaje de eucaliptus versus un paisaje de árboles nativos, existe un abismo de diferencias. No tan solo estamos perdiendo un patrimonio, estamos perdiendo lo esencial que da la vida que es el agua, y sin agua no hay vida. La recuperación de semillas es un trabajo que han desarrollado a lo largo de estos años ¿Cómo ha sido esa experiencia? Nos podría ejemplificar sobre ese proceso. Hace un par de años atrás con la Mesa empezamos a recuperar diferentes tipos de papas, porque veíamos que nuestras generaciones futuras no las van a conocer, si bien es cierto tenemos gente en Chiloé que trabajan la papa nativa y son reconocidos por el tema de las papas, nosotros quisimos recuperar las papas: miñarki, miñuke, clavela, rosara, cerafen, bola de indio, la tortera, etc. que son papas de nuestros ancestros y exclusivas de nuestra región. Hemos hecho cultivos de estas papas que nuestra tierra nos da por naturaleza, antiguamente se decía que nuestras ñuke11 salían a recolectar en el bosque, las escarbaban y sabían dónde estaban todos los años, pero con la presencia del eucaliptus este recurso alimenticio va a desaparecer, son contados los cerros donde podemos encontrar papas, además con el tema de las fumigaciones perdimos mucho material genético.

11 Ñuke: Madre.


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Volviendo al tema de la Mesa, cuéntenos acerca del container que está en el sector de Puralaco y es un punto de ventas. El container todavía es un desafío, hace dos años postulamos a un fondo del Gobierno Regional del Sernam (Servicio Nacional de la Mujer), un proyecto donde con mucho sacrificio las mujeres reunimos la contraparte económica. Fue un sueño ambicioso poder tener una tienda en la carretera que une la ruta entre Toltén y Queule, porque lo vemos como una zona estratégica para la comercialización de diversos productos. Sin embargo, nos ha costado mucho decir que está listo, aunque ya hicimos la inauguración porque está bello por fuera, pero en realidad nos falta mucho todavía y tenemos que comprar varias cosas, como lo tenemos ahora lo trabajaremos de todas formas. Lo más importante de este proyecto, es que es una realización de la Mesa, de un grupo de mujeres que sueñan con un futuro mejor, esperamos que en el futuro nuestros hijos se entusiasmen y vean en este trabajo, la posibilidad de volver al campo, porque lamentablemente el campo se está envejeciendo, la juventud migra por la falta de oportunidades. Y el otro punto de venta, el galpón, que está en la ciudad de la Nueva Toltén. Es otro tremendo desafío, todos lo llaman galpón pero para mí es un centro gastronómico y cultural, donde pretendemos recibir delegaciones de distintas partes de Chile, para que aprendan nuevos conocimientos de la cocina que son tan característicos de la zona. Son muchas mujeres las que están poniendo sus esperanzas en este espacio. ¿Se considera lafkenche- mapuche? Soy lafkenche porque mi abuelo por parte de mi padre era mapuche-lafkenche, ellos viven en la comunidad del avellano en Hualpín, es González Pinchulen. Sé que soy champurria o agüita con harina como dicen, se me nota menos que mis hermanos porque salí más blanquita, pero sí me considero mapuche aunque mi rostro diga otra cosa. El color no nos hace más o menos mapuche, hay que romper con el esencialismo de nuestro pueblo ¿cierto? Exacto, es lo que nosotros tenemos dentro. Una persona es bella no porque tenga un rostro de cierta forma, sino por lo que tiene dentro, eso te hace una bonita persona.


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KAYU POYEWVN NVXAMKAN: NGEREKAFE PUKOYAM MEW12 Yo me llamo María Hortensia Lemul Jaramillo, soy nacida y criada en esta comunidad, desciendo del lonko13 de esta comunidad quien fue Juan Lemún, toda mi historia he estado aquí, soy de esas que nunca emigró a la ciudad. En este lugar crié a mi única hija y a mi nieto. Nací con una vocación, fui artesana en lana, ese fue mi primer emprendimiento que empecé a trabajar por cuenta propia. Tenía ovejitas, y por lo tanto, materia prima. Después, a los 4 años le detectaron cáncer a mi nieto y me acerqué al mundo de las hortalizas. Me dediqué a vender hortalizas y me ha ido muy bien con eso no me puedo quejar, fueron en el hospital mis primeras entregas. Hace poco inauguré mi ruka14, la cual le agradezco mucho a INDAP (Instituto de Desarrollo Agropecuario) que me ayudaron bastante en este proceso. ¿Cómo aprendió a trabajar las hortalizas? A través de los técnicos pero también por iniciativa propia, porque una nació en el campo y por ende, siempre vi a mi papá que sembraba papas y a mi mamá que hacía huerta, porque en todas las comunidades ha existido la huerta. Hubo un tiempo que entregaba verdura en Toltén, tanto en verano como invierno, y no eran de las mismas especies porque no todo se da en la misma época. Ahora estoy con lo de la ruka. ¿Por qué quiso construir su propia ruka? Rescatar mi cultura, porque la verdad, la cultura mapuche se fue perdiendo y recién se está valorizando y dando el realce que siempre tuvo que tener. Nosotros fuimos muy postergados, discriminados, quizás por esa misma razón la ruka se perdió, no hubo más ruka, se desarmaron y llegaron las casas de subsidios. El lenguaje también se fue perdiendo, recién uno va rescatando el lenguaje. La idea de esta ruka fue también para difundir mis artesanías. Tejo a palillo, lana cruda de oveja, telar mapuche, me parece que en telar no hay cosa que no sepa. En relación a su familia ¿le transmitieron parte de la cultura y tradición mapuche? Hace como 20 años atrás me preocupé que se constituyera la comunidad Juan Lemún, viajé a Temuco e hice todas las diligencias que se tenían que hacer, convoqué a la gente 12 Kayu poyewvn nvxamkan: ngerekafe Pukoyam mew: Sexta conversación afectiva: tejedora de Pocoyán. 13 Lonko: Jefe o cabeza de una comunidad, posee un rol político, administrativo y religioso. 14 Ruka: Casa.


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del lugar y llegó mucha gente, fui su primera presidenta. Constituir a la comunidad me fue acercando más a mi cultura, cada vez fui perdiendo más a la vergüenza del lenguaje y de esto (muestra su vestimenta) yo antes no me vestía de mapuche, y la lengua la estoy recuperando de a poquito, converso en mapuche y como también a veces me equivoco porque es difícil. Bueno, creo que mi papá nos quiso proteger. ¿Su papá no le enseñó el mapuzungun? Ellos hablaban (padre y abuelo), mi padre siempre nos conversó que cuando él fue niño mi finado abuelo Juan, lo quiso llevar a Padre Las Casas a estudiar con unos curas franciscanos, mi abuelo era un viejito antiguo que no le enseñó castellano a mi papá, se fue a la escuela sin hablar castellano, dice él que lo molestaban y fue discriminado, le decían “indiecito” o “mapuchito”. Esa fue la razón por la que mi papá nos protegió y no hablaba mucho el mapuzungun. ¿Y su madre? ¿cómo era su relación con ella? Sabe, yo sé más de la cultura por mi madre, si bien ella no se vestía de mapuche porque era de apellido Jaramillo Bulnes, era quien me contaba más historias mapuche porque no tengo recuerdos de mi papá o mi tía, que quienes sí se vestían de mapuche pero nunca me hablaron de Tren Tren y Kai Kai 15. Mi mamá nos prohibía por ejemplo estar en un bosque con mucha maleza porque decía siempre que había espíritus, también le decía a mis hermanos que no anduvieran mucho en el cerro a las 12 del día, como nosotros vivimos aquí antes eran montañas cerradas, ella nos hablaba del Piuchen16 y nos decía que era un ave y que cualquier persona no lo veía, por eso nos hablaba mucho de esas cosas, era muy creyente, nos decía que hasta un hilito que viene de un menoko tiene su newen. En relación a la Mesa de la Mujer Rural ¿Cómo se enteró de esta organización? ¿Cuánto tiempo lleva? La que siempre me incentivó de participar en la Mesa fue la Blanca, yo de repente dejaba de ir por un año, porque no podía ir ya que andaba en las quimioterapias de mi chiquillo (su nieto) en ese tiempo dejé todo de lado y estaba ocupada cuidando a mi nieto. Puedo decir que hace como tres años estoy más tranquila, ahora que mi chiquillo cumplió su mayoría de edad y él se responsabilizó y hace sus trámites solo. Y después de eso yo integré la Mesa.

15 Tren Tren y Kai Kai: Fuerzas o Ngen que poseen formas de serpientes de tierra y agua, respectivamente. Se asocian a fuerzas en oposición que aluden a grandes movimientos telúricos. 16 Piuchen: Ngen que toma forma de ave o serpiente que muta en otros animales. Aparece en los campos y se come las pequeñas crías de animales.


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¿Cómo ha sido participar de una organización con las características de la Mesa? Para mí me significa conocer harta gente y compartir con ellas. Agradezco eso de poder compartir con otras personas, por eso todavía pertenezco y me gusta participar. ¿Qué espera del galpón? Lo que espero del galpón para mí y las demás socias, es que tengamos ganancias porque cuando uno está recibiendo ingresos, cambia el nivel de vida, muchas de ellas tienen hijos en las escuelas y estamos por educar. Me gustaría que ellas dijeran “tengo una hija abogada, profesora, un hijo ingeniero o incluso médico”. Que la mujer de hoy trabaje, porque mi mamá siempre estaba en la casa y no iba al pueblo, en cambio hoy en día ni una mujer es encerrada, encuentro mejor los tiempos de hoy porque la mujer se superó, aunque todavía falta porque cuando son profesionales no tienen los mismos sueldos que sus compañeros hombres.


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REGLE POYEWVN NVXAMKAN: PU LAWEN KA PEWMA17 Mi nombre es Marta Alarcón Antillanca pertenezco a la comunidad Eugenio Cural, soy casada tengo tres hijos hombres, dos de mi matrimonio y el primero madre soltera. Estoy viviendo en el terreno de mis suegros, me cedieron un pedacito para hacer mi huerta, el invernadero, en este pedacito hago todas mis cosas de la huerta. ¿Por qué decide trabajar y dedicarse a la huerta? Siempre me gustó el campo, terminé la básica y me fui a Santiago, estuve como 10 años trabajando en Santiago, pero siempre añoré volver al campo. Así que volví, me casé y seguí trabajando. ¿En qué estuvo trabajando en Santiago? De nana. ¿Le gustaba la ciudad? No, porque es muy encerrado, no salía a ninguna parte tampoco, en cambio aquí soy libre voy al lado que quiero. Para llegar a su casa hay que recorrer un sendero largo, en todo ese camino usted nos comentaba que había lawen. Sí, en todo este sector hay y en el mío igual, estoy tratando de recuperar eso igual, de salir a recolectar, mire estos arbolitos nosotros fuimos al cerro y lo sacamos, y lo plantamos, toda las plantas las salimos a recolectar y plantar, está mi huerta así con los arbolitos, a lo mejor ya no me va a servir para pero sí para el futuro, para mis nietos y los jóvenes que vengan les servirá. En la Mesa cada mujer se dedica a vender algo diferente ¿qué sería lo suyo? Las hortalizas y las hierbas medicinales. ¿Es lawentuchefe? Sí, si me piden un remedio se lo preparo, sé cómo recolectar las hierbas y preparlas, me sueño la medicina y la comparto con mi comunidad o con los amigos, porque a veces las personas saben y son muy egoístas, no dicen el secreto o las plantas que sirven, aquí mi suegra me ha ayudado cuando ella era más joven buscaba el remedio, lo preparaba y me decía “tal remedio sirve pa’ tal cosa”, si hasta remedio para el dolor de muela también hay y yo le he usado, se los doy a mis hijos y les sirven.

17 Regle poyewvn nvxamkan: pu lawen ka pewma: Séptima conversación afectiva: hierbas medicinales y sueños.


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¿Usted es de ir al hospital? Es raro que vaya, si ahora último he tenido que ir a médico. Yo cuando nací era desnutrida y ahora (risas)… era muy flaquita, pero no me resfrío, tiene que ser muy raro el año en que resfríe o que ande con dolor de huesos, siempre estamos tomando las hierbitas o el mate, tengo mi tetera y le hecho hierbas. Hace un rato estuvimos conversando del Piuchen, nos podría explicar sobre eso. Es un bichito, se vuelve culebra, se vuelve pollo. Tú vas al cerro y puedes ver a una gallina o un pollo, te lo traes y vas a ver que después desaparece. Y si tú le andas tirando ondas o piedras, se enoja ese bichito y te hace daño, te hace unas heridas igual como un fuego… A mi suegra le pasó que como había tantas montañas los mandaron a buscar dos bueyes, pescó de la cola para pasar al pantano y se acuerda que había una vaca, seguramente estaba ahí ese bicho y lo pasó a llevar, después al rato nomás le empezó a picar el brazo sentía un dolor como una quemadura hasta que la llevaron donde una médica y con eso se calmó. Por eso siempre dicen que hay que pedir permiso, si tú vas a sacar un remedio tienes que pedir permiso, lo puedes decir solita sin que nadie te escuche pero siempre pedir permiso cuando vas pasando por un lugar. Y agradeciendo también… Sí, doy las gracias por esas hierbitas que voy a buscar. También es pewmafe ¿Qué es ser pewmafe? Tiene relación con los sueños. Cuando me sueño tal cosa, la asimilo y luego veo ciertas cosas que van a pasar, pero algunos no creen. ¿Cómo fue la experiencia de su primer sueño que le adelantó sobre este camino como pewmafe? Me gusta participar del nguillatun, me pidieron que fuera sargento de caballería mujer, porque hay sargento hombre y mujer en el nguillatun, el lonko era quien lo había pedido y acepté. Es como si el lonko te contratara y yo no tenía que poner el caballo, la comida o cocinar, al ser sargento de caballería ellos me atienden, la persona que me buscó se encarga de eso. Les pedí que no me castigaran y me dejaran participar en mi ramada porque mi suegra ya es viejita, monto caballo e igual me pongo a cocinar, porque es prohibido que una cocine siendo sargento, pero igual pedí que no me diera ninguna enfermedad porque no era hacer mal las cosas o despreciar lo que me estaban dando. Pasado el tiempo el lonko entregó su cargo, me soñé otra vez que iba a ver un nguillatun, soñé que estaba en una reunión porque aquí se hace una reunión para organizar el nguillatun, era un nguillatun chico pero había harta gente, vi un caballo blanco y me pidieron si podía aceptar ser otra vez sargento, toda la gente me lo pedía, así que yo acepté en el sueño y dije que sí, después pasaron unos días, hablan con mi esposo si yo podía montar el caballo de nuevo, mi esposo les dijo que tenían que hablar conmigo pero creía que diría que sí, y acepté. Pero ya en el sueño yo había aceptado y tenía que decir que sí. Siempre los sueños me avisan.


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Y sobre pertenecer a la Mesa ¿Cuántos años lleva? Llevo como siete años. ¿Qué ha significado integrar esta agrupación? Ha significado muchas cosas. Era muy tímida antes, hacía cosas pero estaba en la casa, no sabía cómo sacar más proyectos y a dónde ir. Después la señora Blanca me invitó a integrar la Mesa, que fuera primero a ver si me gustaba y me encantó. Ir a las capacitaciones me ha ayudado harto, tener que hablar y no sentir vergüenza, todas esas cosas. Ver que son mujeres valoradas, si no te valoran los demás tienes que valorarte tú misma. Mis plantas me han servido cuando estoy triste o alegre, mis plantas me tiran para arriba porque yo siempre he tenido como la soledad, porque yo no me crié con mis papás, me crió una tía y ahora que estoy más de edad vine a conocer a mi papá. Volviendo a reflexionar sobre la Mesa ¿Cuáles son sus expectativas sobre el galpón? Ojalá que una pueda vender sus cosas, que haya más turismo y que Toltén sea más vivo, porque antes estaba muy muerto, como que nosotras le estamos dando vida al pueblo. Tenemos que creer que sí se pueden hacer cosas. La Mesa lleva 10 años formada ¿Qué ha significado que mujeres se organicen? ¿Cómo ha sido todo ese proceso durante estos años? ¿Cuál ha sido la reacción y relación con la gente del pueblo? Importante porque le hemos ganado al machismo, aquí mismo mis hijos son machistas, tengo puros hijos hombres, pero ya no lo son tanto porque ahora si yo salgo ellos preparan el pan, no les cocino y ellos lo hacen, le hacen fuego a la abuela. Antes yo estaba cuidando a mi suegra porque está viejita, pero ella ya está muy bien si tiene harta energía, cuida su huerto y trabaja harto en casa, entonces yo tengo que salir a buscar oportunidades. Sobre el maremoto no hemos hablado ¿Conoce alguna historia? Sí, sobre como las comunidades se formaron para el terremoto del 60. Antes se hacían nguillatun pero se dejó de hacer y se olvidaron de eso. Hubo señales del maremoto porque comenzaron a salir matas de luche en el campo, en los cerros o en la vega, salieron muchos pescados dijeron, un viejito se dio cuenta que algo pasaba y reunió a todas las personas que eran de los sectores y se juntaron entre todos, en esa reunión se nombraron lonko y se formaron 10 comunidades, hicieron un nguillatun porque sabían que iba a venir algo malo, entonces hicieron ese nguillatun para que no pasaran más cosas acá en el sector, pidieron que el agua se calmara y todo eso. Tenían un caballo blanco en esa ceremonia lo llevaron al río, lo pintaron todo con sangre y cenizas, ahí hicieron la rogativa pidiéndole al Ngen Ko que no pasara nada en el sector de Pocoyán, después lo bañaron en el río al caballo… Así volvió el nguillatun a hacerse hasta ahora y no se ha dejado de hacer esta ceremonia hasta la fecha.


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PURA POYEWVN NVXAMKAN: LOF, REÑMA, KVME FELEN18 Mi nombre es Gloria Antillanca Sáez, soy dirigenta de la comunidad Antonio Antillanca, vivo aquí hace como 17 años, me casé, me fui y volví otra vez. Aquí estoy feliz en mi comunidad, somos una agrupación no muy grande pero muy unidos y gracias a Dios digo yo, porque lo poco y nada que somos remamos para las mismas partes. La actual sede donde se reúne su comunidad antiguamente era una escuela ¿Cómo llegó a convertirse este espacio en la sede de ustedes? ¿Cuál es la historia de su comunidad? Esta comunidad lleva formada alrededor de 15 años, tiene el nombre de Antonio Antillanca porque mi bisabuelo vivía acá y le pusimos el nombre de él, porque los primeros fundadores fuimos nosotros con otro socio más. Fue por necesidad porque no queríamos andar molestando a otros. La comunidad está compuesta por 100 hectáreas o un poco más, son alrededor de diez familias que viven acá, aquí también se han integrado gente de otras comunidades que están solas y llegaron hasta acá y ahora somos más, somos casi 30 personas que integran a la comunidad. Cuando nosotros quisimos levantar nuestra pequeña sede, al inicio nos juntábamos en mi casa, un día conversando con una de las personas que nos ayudó a fundar la organización y mi marido, se dirigieron a conversar con el director de la escuela de esa época, la cual justo se estaba demoliendo, se hicieron los trámites y nos cedieron parte de la escuela, que son como dos salitas y las unieron. Así se formó nuestra comunidad, después la implementamos con proyectos, y pudimos adquirir la cocina, mesas, sillas y servicios, proyectos que han sido a través de la Municipalidad. ¿Qué ha significado para usted lamngen y su lof (comunidad) tener este espacio donde se revitalizan como mapuche y trabajan en conjunto para conservar la cultura? Como comunidad encuentro que uno se une más con la vecindad, hay más comunicación, de repente vienen los programas y nos avisamos unos con otros, se conversa y todos sabemos lo que está pasando. Por ejemplo, lo que me gusta de mi comunidad es que somos solidarios, fallece alguien o una persona está enferma y allá estamos, eso lo encuentro desde mi corazón que es algo bonito porque no todas las comunidades lo hacen. Nosotros apoyamos a los vecinos que están mal económicamente y organizamos actividades para reunir plata. Soy delegada, mi esposo el presidente de la comunidad y mi papá es el lonko, organizamos we tripantv y nguillatun, todas nuestras raíces y la cultura la llevamos siempre nosotros. Lo bonito es que se comparte con la gente y con otras comunidades. 18 Pura poyewvn nvxamkan: newen zomo: Octava conversación afectiva: comunidad, familia y bienestar.


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En su cotidiano, ¿cómo es trabajar y cuidar la tierra a la vez? La madre tierra es lo más sagrado que tenemos nosotros de estar en esta tierra aquí, porque de la tierra tenemos y el newen que de repente nos da el de arriba es para trabajar la tierra y ver cómo crecen las plantas y que de esa planta uno vive, como algo natural como con la fruta, de la misma tierra que uno planta tiene su producción, todo lo que tenemos al final es por la tierra, hay que ser agradecido por el pedacito de tierra que uno tiene y que le podemos sacar mucho provecho. Por lo mismo usted tiene vermicompostaje y ha procurado hacer ese trabajo consciente con la tierra. La tierra, para mi es respeto y es sagrada, lo poco y nada que tengo es el tesoro más grande tener mi terreno, que nos ha costado mucho. Nosotros lo compramos cuando mis hijos estaban chicos y aquí estoy, luchando con mi huerta, con mis aves, mis animales con todo. El día de San Agustín, el 28 de agosto, es una fecha conocida en el campo como el día del ratón ¿por qué? Tengo conocimiento de eso por mi mamá, ella falleció a los 48 años y yo tenía como 14 años, me quedé a cargo de mis cinco hermanos chicos, lo que pude captar de mi mamá es que decía “el día del ratón no hay que trabajar” y el que trabaja de una y otra manera va a tener cualquier daño, al menos el que no sepa pasaría como piola pero sabiendo, de seguro que tendrá un daño más adelante. Por ejemplo, la gente dice “oh, el ratón me comió todos los pollos”, a mí igual me ha pasado que se han comido mis animales, tal vez porque trabajé el día del ratón sin darme cuenta. Usted lleva poco tiempo en la Mesa ¿cómo supo de esta organización? Lo conocí a través de una vecina, la señora Marta Alarcón, ella me invitó. Me gustó que nos dijeran que se necesitaba gente emprendedora y que tuvieran ganas de salir adelante, pude notar que hay muchas mujeres que tienen sus emprendimientos de una u otra manera. Cuando voy a la Mesa llego cargadita a las reuniones e intercambio cosas, hacemos trafkintu de plantas. ¿Cuál es su convicción de trabajar en la Mesa? Esto lo hago por mis hijos para que tengan más logros, ya que yo llegué hasta allí no más en los estudios. Lo que yo quiero es llegar con mis productos y vender, estas son puertas que se me están abriendo, antes hacía varias mermeladas pero no era para la venta, en cambio ahora lo hago con ese fin también.


PURA POYEWVN NVXAMKAN: LOF, REÑMA, KVME FELEN - Gloria Antillanca Sáez

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Si bien usted no terminó su educación formal, tiene toda una sabiduría con el conocimiento que tiene sobre las plantas o sus animales, algo que se ha ido perdiendo en la ciudad. Sobre todo con las plantas, es algo que he ido adquiriendo porque me estoy metiendo en los conocimientos de los mayores, yo le pregunto a una papay19 como ella es viejita y sabe más, hablar con ellos y rescatar los secretos que tienen, para ir aprendiendo más porque algún día eso se va a perder y uno lo que menos quiere es que se pierdan conocimientos. Después le transmite esos conocimientos a sus hijos y así se va compartiendo esa sabiduría. A mi hijo le gusta tanto la tradición mapuche, él no se avergüenza de bailar un choyke purrun20 o vestirse de mapuche, es algo que él nació con eso, quiere aprender el mapuzungun, yo algo hablo pero no tanto porque antiguamente no nos enseñaron. ¿Y sus papás lo hablaban? Saben pero no hablan por temas que pasaron, se avergonzaban de sus orígenes, y ahora uno siente no saber nada porque harta falta que hace. Cambiando de tema, ¿cuál era el relato que nos quería contar? Según dicen, los antepasados compraron newen como me contaba mi papá y fueron a comprar como tres comunidades, después murieron esos viejitos y esos newen quedaron como dando vueltas, hay gente que los ha visto pero yo nunca he tenido la suerte de verlos. Y dicen que eso existe, se presenta con un caballo ensillado, un jinete… esa es la historia del witranalwe. ¿Witranalwe… qué significaría eso? Es un poder yo creo, mucha gente dice que se presenta como una linterna grande que anda rondando y según dicen algunos cuida nuestro territorio y que es de acá, que eso no se va a ir que estará siempre, porque eso se compró antes. ¿Usted cree que es algo bueno o malo? Yo pienso que es algo terrenal porque como dicen que la tierra tiene su newen, tiene su poder, tiene que ser algo de eso y no creo que sea malo porque si uno no le hace nada y él tampoco, hay que convivir y darle su espacio también.

19 Papay: Mujer mayor que se respeta por sus años y sabiduría. 20 Choyke purrun: Baile del avestruz.


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AYLLA POYEWVN NVXAMKAN: NEWEN ZOMO21 Yo me llamo Guillermina Mellado Curiman, vivo en el sector de Pocoyán en la comunidad Manuel Antonio Jaramillo, nacida aquí, pasé gran parte de mi juventud por estos lados. Cuando me separé tuve que salir de acá, en esos tiempos me fui a Santiago, allí trabajé un tiempo en varias cosas, luego después conocí a mi pareja, con quien comenzamos a vivir juntos y decidimos venirnos a vivir al campo hace más de veinte años con nuestros cuatro hijos. Pertenezco hace siete años a la Mesa de la Mujer Rural de Toltén, lugar donde he podido compartir mi historia y vida con otras mujeres que compartimos cosas en común, he logrado aprender mucho con ellas, realizamos proyectos en conjunto, asistimos a capacitaciones y reuniones, juntas hemos encontrado la forma de generar más monedas para aportar a nuestras casas, si bien paso poco tiempo en la casa, una siempre está trabajando desde afuera, ya sea en la huerta o trabajando con otras mujeres de la Mesa en conseguir mejores cosas para todas. Lleva siete años en la Mesa ¿cómo han sido esos años en cuánto a los aprendizajes? Los años pasan volando, oiga. Me he dado cuenta que se han logrado muchas cosas juntas, se nota el cambio porque antes yo pasaba aquí en la casa cuidando a los chiquillos, me dediqué a ellos hasta que estuvieron grandecitos y terminaron su educación, allí como que me desordené un poco y comencé a tener tiempo para mí, para ver que desde la casa no bastaba para generar recursos. La Mesa ha significado mucho, empecé a ganar mis monedas que antes no las tenía en base a las cosas que yo misma producía: mermeladas, quesos, huevos de las gallinas que crio. Antes, cuando era solo dueña de casa tenía que esperar que el viejo me diera dinero para la casa no más, ahora es distinto porque tengo mis propias monedas, para tener mi casa bonita y comprar mis cosas, para comprar materiales para hacer mis productos. Al principio su wenxu no la apoyaba mucho… Él se enojaba porque decía que lo dejaba solo y me esperaba para que le cocinara algo o le sirviera, pero yo salía igual y teníamos discusiones, pero con el tiempo entendió que si una sale es para conseguir algo para la familia y la casa, por tener oportunidades, ni siquiera es para una, sino para todos, porque siempre falta algo en la casa. Ahora saco la voz, tuve que aprender, porque siempre fui tímida y malita para hablar, pero en la Mesa todas hemos aprendido eso, a perder el miedo a hablar por lo menos en la casa, todavía me falta sacar la voz en público, pero es porque soy tímida yo creo. Yo antes era de la casa no más pero también de a poco me fui metiendo a distintos proyectos, eso me ha 21 Aylla poyewvn nvxamkan: newen zomo: Novena conversación afectiva: fuerza de mujer.


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servido, he ganado confianza en mí. Trabajo la platería, el cuero, telares, fieltros, hago conservas, tengo una pequeña huerta, vendo huevos, hago de todo un poco. ¿Y esos conocimientos cómo los ha ido adquiriendo? De las señoras que saben más que una, muchas son generosas con las demás y comparten sus conocimientos con nosotras, somos como una red, juntas sacamos la voz y también nos apoyamos entre sí. Por ejemplo, el trabajo de los cinturones de cuero, no fue porque haya ido a un curso de cuero, mis compañeras me enseñaron lo que ellas aprendieron en un taller al cual no pude asistir porque tengo mi salud un poco mala, pero ellas al ver mi interés me compartieron eso y yo en casa comencé a poner en práctica eso, así fui aprendiendo, equivocándome a veces pero así son los oficios, una se hace en el camino gracias a los intercambio de conocimientos entre nosotras. Me han tocado compañeras buena tela, gente buena, con las más cercanas nos compartimos almácigos para tener variedad de cosas en la huerta, eso se agradece tanto. Pasando a otro tema que tiene relación con su entorno ¿Ha notado cambios climáticos? Sí, como en todos lados la intervención del hombre a veces hace que se pierda el equilibrio de las cosas, por ejemplo, todo lo que ustedes ven de bosque son puro pino y eucalipto, ya casi no queda nativo, de repente es preocupante, pero una trata de tener en su casa algún arbolito que cuidar, no pensando en que me dará frutos ahora sino para el futuro, para los que vendrán. Pero el clima anda raro, a veces aparecen las trombas marinas y eso antes no se conocía, los inviernos son duros acá nos han tocado tremendas heladas con tanta lluvia, eso antes no se veía. Mi viejo dice que es el cambio climático, yo no entiendo mucho de esas cosas porque soy malita para hablar, pero hay que seguir adelante, ser perseverante. Aunque sea duro el invierno hay que salir igual por eso es bueno prepararse antes, cuidar lo poco que uno tiene.


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MARI POYEWVN NVXAMKAN: ZOMO CHONGVMKVXALFE22 Mi nombre es Giscelle Bustos González, actualmente vivo en Pocoyán, pero me crié en Camagüey, que queda cerca de acá. Me vine a Pocoyán con mi esposo que es parte de la familia Pichún, quienes han sido profesores de vocación por generaciones acá, creo que su abuelo fundó la primera escuela del sector. Dentro de las cosas a las que me dedico es a la venta de huevos de diversas gallinas, tengo muchas que son kollonka, las que dan huevos azules, en algunas ocasiones vendo pollitos nuevos o gallinas adultas, ese es mi rubro. Sé de repostería, así que hago tortas a pedido en base a todo lo que se produce acá. ¿Cómo surgió la idea de vender huevos y gallinas? Empecé a criar para consumo de nosotros en la casa. Después la gente nos empezó a pedir o le pasaba huevos a mi mamá para que vendiera en Temuco o a donde fuera, lo que más le llama la atención a la gente son los huevos azules, que son parte de nosotros como mapuche. Antes criábamos gansos pero como es muy chico el sitio tuvimos que eliminar eso y nos concentramos en criar gallinas, además creo que es importante no perder la varierdad de gallinas que hay, tengo varias: las kollonka, ketro, la que le dicen criolla araucana, cogote pelado, patojas y varias más, como el espacio es pequeño están todas mezcladas, como todos aquí (ríe). ¿Desde cuándo integras la Mesa de la Mujer Rural de Toltén? Hace como cinco años que integro la Mesa, ahí he conocido mucha gente, sirve porque también una debe pensar en sus hijos, en lo que una le puede dejar. En la Mesa se aprende harto, se hace comunidad, eso es bonito, ojalá no se pierda eso nunca. ¿Qué te motivó participar en una organización con las características que posee la Mesa? Quería saber más, porque veía que en la Mesa había mujeres que saben hacer muchas cosas, entonces quería aprender. Me llama la atención aprender cosas que me gustan, ahora hago mermeladas, conservas y repostería, eso fue por ir a capacitaciones y luego comenzar a practicar en la cocina. Con ellas aprendí cómo salir adelante en el campo, porque una estudia para irse, una mira para afuera y cree que siempre es mejor a lo que tiene cerca, pero es importante valorar lo nuestro, insistir en tener lo suyo, una vida más tranquila, no olvidar todo el conocimiento de nuestros antepasados. Yo creo que aquí la vida es mejor, tal vez no se gana como un sueldo de la ciudad, pero eres más libre. Por ejemplo, mis hijos salen a jugar y no hay ningún peligro tan grave como en la ciudad, aquí ellos juegan con los animales, conocen el campo. La vida es sacrificada, una nunca 22 Mari poyewvn nvxamkan: zomo chongvmkvxalfe: décima conversación afectiva: mujer bombera.


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deja de trabajar acá, no existen los fines de semana ni feriados, pero también eso es lindo. Yo decidí quedarme en el campo … Ustedes me ven y no creerían que soy mapuche, champurria eso sí, pero mapuche de todos modos, quizás una pierde los apellidos, pero una se hace en el camino también, con la familia de mi esposo hemos rescatado la cultura, él es profesor y enseña del conocimiento mapuche a los niños, así una también va aprendiendo palabras, se acuerda de cosas que cuando chica no le tomaba importancia. De mi mamá también he aprendido mucho, de hierbas y secretos que el entorno te da. ¿Te sientes identificada como mapuche? Sí, yo participo en todas ceremonias, a mí me gusta que siempre participamos como familia, mi esposo tiene siete hermanos y asisten todos, tienen hijos chiquititos se crea algo lindo ahí, en los we tripantv o año nuevo como le dicen, y en los nguillatun. Acá en Pocoyán se hace uno donde nos juntamos las varias comunidades. Mi hija participó por primera vez a los 2 años y a ella le encanta, le gusta su vestimenta, los bailes y los instrumentos mapuche, porque son momentos inolvidables, una comparte con la gente. Para los cumpleaños de mis suegros celebramos entre todos y somos hartos, entonces sacan sus instrumentos y los nietos se divierten. ¿Cómo ha sido ser bombera? Decidí ser bombera para ayudar a la gente, hace un tiempo atrás una vecina tiró aceite caliente al patio y en el suelo había muchas hojas secas de eucalipto, el monocultivo le hace pésimo a la tierra, la seca, la deja intrabajable y además es muy inflamable por la resina que da. Así se formó un incendio que nos afectó a todos acá, tratamos de ayudarla como pudimos, corriendo y sacando agua de nuestras casas. Recuerdo que pensé de inmediato en mi gente y en la falta de bomberos por el sector. Llamamos a bomberos pero por la distancia se demoraron en llegar, tuvimos que tomar las riendas del asunto, no sé de dónde saqué las fuerzas pero logramos controlar el siniestro lo que más se pudo. Luego de eso con mi esposo empezamos a tratar de levantar el primer cuartel de bomberos de Pocoyán, fuimos a capacitaciones y con el tiempo hemos ido logrando cosas. Yo he aprendido mucho, aprendido a ser una mujer fuerte y valiente, siempre pensando en cuidar a mis cercanos, como dice nuestro lema de compañía “creados para servir, ayudar a mi comunidad y a mis amigos”, así me siento. Mis hijos estaban chicos cuando empezamos a ser bomberos, pero eso no me detiene, por un tiempo he tenido que bajar el nivel de compromiso, porque ser bombera y madre de campo es harto trabajo, pero de a poco una aprende a combinar eso. Ahora estoy dedicada a la casa, a que mis hijos crezcan bien, pero sueño que cuando estén más grandes poder dedicarle más tiempo a ser bombera. Hasta ellos se han metido en el tema, participamos mucho con la gente del cuartel, se crea ahí también comunidad.


MARI POYEWVN NVXAMKAN: DOMO CHONGVMKVXALFE - giscelle bustos gonzález

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¿Qué ha significado la presencia del cuartel de bomberos en Pocoyán? Para Pocoyán tener un futuro cuartel de bomberos significa un avance importante, ya que las distancias de los cuerpos de bomberos de otras localidades son alrededor de entre 15 a 30 minutos de lejanía, y cuando ellos llegaban acá ya no había nada que hacer. En cambio, ahora se puede ayudar y salvar a más personas porque los minutos de distancia son mucho menor al combatir una emergencia. Estoy contenta porque terminé la malla curricular y soy bombera legalmente, me gusta ayudar a los demás y sé que mis compañeros están en la misma decisión que nosotros (su marido), somos una gran familia de 16 compañeros que emprendimos este desarrollo de formar una compañía en Pocoyán, ya hemos salido adelante y hemos terminado nuestra primera malla curricular de bomberos. ¿Y qué falta para concretar la construcción de la compañía? Son trámites burocráticos en los cuales hemos estado trabajando y esperamos no bajar los brazos para concretar este sueño, ya tenemos un avance al tener un equipo de personas, las que nos hemos dedicado a estudiar y prepararnos para cumplir esta meta, que es un bien para toda la comunidad de Pocoyán. Me he fortalecido ahí, saqué todo el newen o la fuerza de mujer bombera.


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LA FOTOGRAFÍA COMO ENSAYO VISUAL1 por Manuel Carrión Lira Existe un documental grabado por un grupo de misioneros holandeses titulado El terremoto más fuerte de siempre2, que se realizó durante su estadía por la zona costera de la región de la Araucanía en 1960. Este documental muestra escenas del desastre que el terremoto y maremoto desató por los alrededores de Lafkenmapu, y en específico, sobre la destrucción de Toltén. En ese material documental, que se encuentra en holandés, aparecen muchas imágenes en blanco y negro. En una lengua que no nos remite mayor sentido, pues no hablamos holandés, nos enfrentamos a fragmentos audiovisuales que van articulando una narrativa del desastre, de la necesidad y del abandono. Ya la falta de subtítulos nos pone en una distancia sobre lo que vemos pese a reconocer varios lugares que son registrados, dicho distanciamiento lo genera el lente eurocéntrico mirando la catástrofe. Este documental fue exhibido en Holanda como parte de una campaña que permitió recolectar dinero para la construcción de la primera población de la Nueva Toltén, la población Holanda que sirvió para la comunidad para la reconstrucción de su historia en un nuevo sitio donde continuar la vida. Ya Toltén presenta una fisura: ahora señalamos la Vieja Toltén de la Nueva Toltén. En estas palabras quisiera referirme no tanto a la relación de cooperación internacional que fue de gran apoyo para la construcción de la Nueva Toltén, sino más bien quiero referirme a una escena en particular que nos interpela, nos llama la atención y nos obliga a pensar en nuestra propia forma de enfrentarnos al registro, para abrirnos 1 Agradezco a Mónica Sandoval, de la Biblioteca Pública Municipal de Toltén Gabriela Mistral por las conversaciones, el acceso a imágenes y registros que sirvieron para dar forma a esta reflexión desde una perspectiva histórica situada. 2 La investigadora y docente de Historia y Geografía, Ximena Aceituno (2008) en su tesis De Toltén a Nueva Toltén su reconstrucción histórica relata cómo el grupo de misioneros holandeses llegan a la zona a través de las gestiones de Hilma Munro, al respecto señala lo siguiente: “El 10 de septiembre de 1960 llegó un grupo de personas de Holanda, encabezados por un pastor evangélico, que ofrecieron su ayuda a los damnificados por el terremoto y maremoto prometiendo construir unas 100 casas. El objetivo de ellos fue juntar en el terreno mismo material para una propaganda y recolectar, en Holanda, dinero para la construcción de casas. Hicieron aquí un documental que pasaron por la televisión en Holanda. (…) El pastor Van Nieuwenhuizen, junto con sus asesores y los operadores cinematográficos Piet Kaart, Joes Odufré y Henk Teeuw, se dirigieron a Toltén, acompañados por el Padre Gerardo Scoot en calidad de guía e intérprete. A fines de septiembre regresó a Holanda la comisión encabezada por el pastor Van Niewenhuizen, luego de haber filmado algunos documentales sobre la gente y la región de Toltén. Merced a esa labor, el nombre del lejano pueblo chileno, habitado por humildes familias indígenas de campesinos y pescadores, pronto comenzó a ser conocido a través de los cines, diarios, revistas y pantallas de televisión en Holanda” (91-92).


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a la conversación, o a plantear la entrevista como posibilidad de diálogo. El punto de contacto del encuentro como una apertura al intercambio recíproco de vivencias, sentires y experiencias. Me quiero referir al momento en que los realizadores audiovisuales entrevistan a nuestra lamgnen. En esa distancia que pone el registro mirando a alguien diferente a través del lente, aparece no solo una distancia física, sino que una distancia cultural, política y afectiva. Esta imagen nos hizo pensar tempranamente en cómo articular el registro, la fotografía, el retrato y la oralidad, ya que no queríamos posicionarnos como un agente extractivo que busca imágenes y relatos para ordenar el territorio, sino más bien queríamos ponernos a nosotras mismas ahí también, como cuerpos indígenas traficando conocimiento y kimvn. Es por eso que no fue tan importante el momento de apretar el gatillo y captar la luz, como fue el abrir nuestras bocas y oídos para hacer circular la conversación recíproca del nvxam, instancia que nos permitió intercambiar vivencias con mucho respeto, en un espacio donde la violencia machista no estaba permitida, un espacio donde las historias de Kai Kai son relatos que describen nuestro mundo, no leyendas mitológicas. Nos escuchamos, conversamos y nos miramos a los ojos. Esto requirió de otro tiempo, de una pausa en la ansiedad que encierra el registro entendido para la producción y circulación de imágenes de artes visuales, que en el fondo remite a su campo y su mercado. Debido a esto optamos por mostrar las intensidades y magnitudes afectivas que ponen a circular ciertos registros fotográficos seleccionados en las siguientes páginas, donde pudimos preguntarnos ¿cómo desviarnos de la imagen como mercancía? Luego de una co-construcción de afectos y confianza aparece el registro, no con pretensión de testimonio, sino como una manera de continuar la conversación en la imagen fugaz que entrega el documento como parte de un tiempo que ya nos abandonó. Es así que queremos pensar esa distancia que posiciona cualquier registro, como una proximidad material y cariñosa que nos permitió mirarnos a la cara, encontrarnos en la trayectoria de los ojos con Marta, Nancy, Blanca, Gloria A., Hortensia, Guillermina, Ana, Janette, Giscelle y Gloria L., así como muchas otras que no alcanzamos a incluir en esta publicación. Las imágenes que se presentan a continuación son un ensayo visual que no pretenden presentar la linealidad temporal de lo que aconteció para nosotras en Lafkenmapu, tampoco tiene pretensión alguna de totalidad. En cambio, esta serie material quiere abrir una mirada múltiple que comparte las dimensiones e intensidades que sentimos y experimentamos, sin regulación temporal. Algo así como un desorden ordenado de los afectos que estos registros producen. En estas imágenes queremos borronear esa


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distancia como proximidad cariñosa que se abre con el contexto, con los árboles, las aguas, los vientos. En este mismo sentido, el registro se ha desdramatizado como blanco y negro, como registro que quiere abandonar la representación de un ojo colonial que trata de encontrar lo exótico en todo aquello que parece ser no metropolitano, no urbano, no reconocible como experiencia moderna. La escala de grises nos permite dar paso a una dramatización diferente, que tiene que ver con el relato, con las relaciones con el texto que las acompaña otorgando un sentido diferente al de la postal de recuerdo: se amarra un nuevo referente que circula en el gesto de pasar la página con los dedos y con la mirada. Es un ensayo porque la disposición de estas imágenes son un punto de vista sobre una experiencia difícil de transferir e imposible de contar a cabalidad. Pero nos es posible reconstruir un relato que permita ver la multiplicidad de elementos y posibilidades que emergen en Lafkenmapu y que se levantan gracias a la palabra escrita de las integrantes de la Mesa de la Mujer Rural de Toltén. Estas imágenes quieren, así, iluminar retazos, presentar silencios y también ponernos a nosotras mismas ahí, como parte de la asociación temporal que construimos junto a las integrantes de la Mesa, que transformó nuestra práctica artística y política para siempre.


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Henk Teeuw filmando a Juana Trekanao 1960, Vieja ToltĂŠn.

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Joes Odufré entrevistando a Juana Trekanao 1960, Vieja Toltén.

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Proceso de teĂąido de lana con tintes naturales en casa de Nancy Bornard Millahual, Puralaco.


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Vista panorรกmica del hogar de Nancy Bornard Millahual, de fondo monocultivo de eucaliptus, Puralaco.


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Tejedoras de Puralaco: Lidia Huechan, Carmen HuanquilĂŠn y Nancy Bornard tiĂąiendo lana, Puralaco.


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Yiwiñ kofke: sopaipillas mapuche, Puralaco.

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Acelgas del huerto de Gloria Antillanca. Pocoyรกn.

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Nancy recolectando lawen para la cazuela, Puralaco.

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Huevos de campo producidos por gallinas de Giscelle Bustos, Raquincura.

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Chupón o quiscal en conserva recolectado y producido por Blanca González, Camagüey.

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Gloria Antillanca arando la tierra de su huerto, Pocoyรกn.

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Fotografía impresa pegada en la sede de la Comunidad Indígena Antonio Antillanca, Pocoyán.

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Preparación dulce de papa vuna o poñi vuna en la sede de la Comunidad Indígena Antonio Antillanca, Pocoyán.


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Tarde de poyewvn nvxamkan en la Comunidad Indígena Antonio Antillanca, Pocoyán.

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Desembocadura del rĂ­o Queule, de fondo monoplantaciĂłn de pino., Queule.

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Detalle del “Plano de la línea de fortificación sobre el Toltén” (1870), Biblioteca Nacional de Santiago de Chile.


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Interior de la ruka de Hortensia Lemul Jaramillo.

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Rewe de ruka de Hortensia Lemul Jaramillo.

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Trafkin kimvn wixal, intercambio de conocimientos sobre el textil mapuche, Nueva ToltĂŠn.


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Diagrama de wanglen o estrella mapuche para técnica ñimikan, Nueva Toltén.

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Lidia Huechan preparando los tonon para tejer el wanglen en Ăąimikan, Nueva ToltĂŠn.


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Lidia Huechan junto a Antonio Catrileo cortando pieza textil acabada, Nueva Toltén.

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Constanza Araya tejiendo cordones andinos para rangiĂąelwe, Nueva ToltĂŠn.

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Manuel Carrión tejiendo cordones andinos para rangiñelwe, Nueva Toltén.

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Detalle de totora, humedal de Boroa.

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Río Boldo.

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Detalle de olas y viento, caleta Queule.

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LA FOTOGRAFÍA COMO ENSAYO VISUAl - Manuel Carrión Lira

Ana Díaz, Manuel Carrión y Antonio Catrileo en la isla del camping Eben Ezer, Fintucue.

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Constanza Araya, Pocoyรกn.

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LA FOTOGRAFร A COMO ENSAYO VISUAl - Manuel Carriรณn Lira

Biodiversidad vegetal, humedal de Boroa.

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Detalle de plano de Vieja Toltén facilitado por Mónica Sandoval, Nueva Toltén.


LA FOTOGRAFÍA COMO ENSAYO VISUAl - Manuel Carrión Lira

Integrantes de la Mesa de la Mujer Rural frente al mercadito Yikalay pu zomo Lafkenmapu, Nueva Toltén.

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Mesa de la Mujer Rural de Toltén: Somos mujeres campesinas que nos reconocemos con una sensibilidad indígena más allá de nuestro origen, dado que la mesa la conforman integrantes mapuche y no mapuche de distintas localidades de la comuna de Toltén. Nos interesa mantener entre nosotras una comunidad basada en el buen vivir y la no competencia. Vivimos en diferentes sectores rurales, en su gran mayoría somos jefas de hogar que trabajan en sus huertas y cultivos orgánicos, rescatando y protegiendo semillas, especies endémicas y recuperando preparaciones culinarias mapuche-lafkenche. En Nueva Toltén, el 10 de Diciembre del año 2007 nos constituimos como Mesa de la Mujer Rural de Toltén, para luchar contra el machismo, la opresión del patriarcado, la indiferencia y la desigualdad del mundo rural.


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Araya Carrión, es el nombre que hemos escogido para denominar nuestros puntos de encuentro y contacto entre la investigación y creación artística, desarrollando proyectos enmarcados en la práctica de arte contemporáneo, buscamos exceder ese espacio como líneas de acción-pensamiento tangibles e intangibles. Conformado inicialmente por Antonio Catrileo y Manuel Carrión, en el marco de la Residencia de Arte Colaborativo en Toltén, Región de la Araucanía, hemos trabajado en colaboración con Constanza Araya, periodista mapuche, que también incluimos dentro de nuestra colectivización. Hemos desarrollado proyectos de investigación artística, que se entienden como abiertos y en proceso: - Procedimientos para una política del retorno. Itinerancia de proyecto Neltume señala el camino + Prolegómenos para una Geología Política de Neltume en Concepción, Temuco y Neltume ( julio 2017 - febrero 2018). - Famew Mvlepan Kaxvlew. Residencia de investigación-creación en Centro de Documentación para las Artes Visuales, (enero - noviembre 2017). - Prensa obrera feminista en Chile. Proyecto de investigación editorial-curatorial de archivo, junto al Archivo Mujeres y Géneros del Archivo Nacional y Tiempo Robado Editoras (Septiembre 2015 - marzo 2018). - Neltume señala el camino. Proyecto de residencia de investigación-creación con Londres 38, espacio de memorias, (abril 2016 - mayo 2017). - Prolegómenos para una Geología Política de Neltume. Proyecto ganador de ARTE, MEMORIA, IDENTIDAD, 3er Concurso de Arte Contemporáneo en la Comuna de Pedro Aguirre Cerda de la Galería Metropolitana. (Julio 2015 - Enero 2016). - Ensayos de Contra-observación Urbana. exposición “Desde las ventanas” en colaboración con el artista Moisés Londoño, en el Centro Cultural El Sanatorio, Bogotá (Octubre 2015).


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