Grela inédito

Grela inédito Viernes 25 de ctubre al domingo 15 de diciembre de 2013 Galerías del Centro Cultural Parque de España / AECID

De esta edición se imprimieron 500 ejemplares en papel ilustración mate de triple estucado italiano, con tapas de 300 gramos y hojas interiores de 150 gramos. Ambos cuentan con la certificación FCS, que garantiza que su materia prima de origen se obtuvo con una gestión forestal responsable.

Las tintas utilizadas cumplen con la normativa que certifica que están libres de plomo y cualquier otro metal pesado que pudiera comprometer al medio ambiente.

La impresión se realizó en una máquina Heidelberg Speedmaster CD de 5 colores y torreta de barnizado.

Se calibró la reproducción de los colores exactos de cada obra mediante colorimetría y ajuste computarizado de la impresión de cada cuerpo.

La encuadernación está realizada mediante el sistema Pegado Perfecto Borsellino® que permite abrir la publicación 360° sin que se deshoje, garantizando la conservación permanente de este ejemplar.

Hecho el depósito que marca la Ley 11.723.

EL LI BR O NO S H A C E L IB RE S

Imagen pliego de tapa: Reverso de algunos vidrios de La Mural

A RTE G R Á F I C O

En el estudio de la calle Rubén Darío 1324, Arroyito, Rosario.

Foto: Norberto Puzzolo

Grela inédito

Con el equipo de programación de este Centro cultural desarrollamos varias ideas para celebrar, con una gran exposición en Galerías, nuestro vigésimo aniversario.

De todas, parecía haberse impuesto una: la de hacer una antológica de las más de 160 muestras que habíamos realizado a lo largo de todos estos años. Y convocamos al artista Rodolfo Perassi, vinculado con el CCPE desde los orígenes, como su responsable de diseño expositivo y montaje, para que fuera el antólogo, el curador de esa gran exposición. Puestos todos a hacer la tarea —armando el banco de datos, seleccionando obras, estableciendo vínculos con artistas o instituciones para pedirlas— una mañana (como si no hubiera dormido, fulminado por una revelación), Perassi nos sugirió cambiar radicalmente de planes, torcer el rumbo, ir hacia donde hemos llegado hoy: hacia una muestra de Juan Grela. Cosa que ya, en la construcción de aquel banco de datos, se había manifestado como una falta sensible en nuestra programación. Pero no hacia una muestra “más” de Juan Grela —es decir, una compuesta por una selección de obras expuestas ahora mismo en museos e instituciones de todo el país— sino una que pudiera mostrarle al público obras o bien nunca expuestas —porque pasaron directamente del taller del artista a colecciones privadas— o expuestas hace muchos años y por poco tiempo. Eso daba, decía Perassi, “un Grela inédito para el gran público, para los nuevos públicos”. Y eso, en definitiva, nos pareció que era el mejor don que podíamos ofrecerle a la ciudad en agradecimiento por estos veinte años: una exposición de inéditas o de muy poco conocidas obras de uno de nuestros máximos artistas, discípulo, como él mismo lo dijo más de una vez, de Antonio Berni y de “el libro de grabados de Gustavo Cochet” y maestro de por lo menos tres generaciones de pintores, grabadores y dibujantes de nuestra ciudad. Como se dice en los talleres, en las escuelas y en la Facultad: quien quiera saber algo de color, que hable con un alumno de Grela.

Si uno de los objetivos persistentes de este Centro cultural durante estos veinte años fue producir y promover acciones tendientes a ayudarnos a todos a reconocernos, a pensar cómo somos y por qué somos como somos, esta exposición es una iluminada concentración de todos esos proyectos.

Martín Prieto, director del CCPE/AECID

Barrio Masadoñe 1963 Óleo 140 x 100 cm Colección privada

Juan Grela G.

Esta exposición en homenaje al maestro Juan Grela G. surge con motivo de la celebración de los 20 años de la inauguración del Centro Cultural Parque de España. Las obras que la componen pertenecen a colecciones particulares, razón por la cual en su mayoría no han sido vistas por el público en general.

Debido a las características que propone el recorrido inevitable de los túneles del Parque de España, decidí comenzar, en el primero de ellos, exponiendo las últimas obras del maestro, internándonos así retrospectivamente en su historia hasta llegar a sus primeros trabajos, finalmente, con lo que se muestra en el último túnel, regresamos a la etapa final de su obra después de haber recorrido todo su proceso creativo. Un ida y vuelta en donde, independientemente de los momentos de la expresión del artista, la fuerte personalidad poética hilvana todo su quehacer.

Un poco de historia Hijo de padres andaluces, Juan Grela G. nace en un hogar humilde en Tucumán, en 1914, y a sus 10 años él y su familia se trasladan a Rosario. Su madre contaba sobre la necesidad de dibujar que tenía el niño Juan desde muy pequeño. Ya en Rosario cursa hasta tercer grado mientras ejerce como aprendiz de peluquero, oficio que ejercerá durante muchos años. A los 16 años se afilia al Partido Comunista, y es este un momento en el que conviven en él ese ideario político y la fe religiosa católica. En Juan Grela estas cuestiones son abordadas desde una pureza de ánimo que deja atrás las contradicciones interiores, aunque éstas se manifiesten luego en el cotejo cotidiano con el mundo exterior y de relaciones.

Aquel niño apasionado por el dibujo encuentra en el barrio de Arroyito un grupo de pintores domingueros al cual se incorpora para salir a pintar al aire libre, y allí surgen sus primeros paisajes del litoral.

Grela se entera a través del periódico que dictan clases de dibujo y pintura en el Museo Municipal y allí va entonces. Integra primero la agrupación El Refugio y luego la Mutualidad Popular de Estudiantes y Artistas Plásticos de Rosario, fundada por Antonio Berni después de su experiencia europea. Sus enseñanzas están enfocadas en la técnica del claroscuro y en el monumentalismo del muralismo mexicano, orientado a que el mensaje político y social llegue a las masas.

Cuando Berni se va a Buenos Aires se disuelve la Mutualidad. Grela queda sin maestro, vuelve a la Iglesia, pero las disidencias con sus compañeros lo aíslan y son años de angustiosas búsquedas.

Grela conoce a Aid Herrera, la que desde entonces será su compañera de siempre.

Sostén y entusiasta colaboradora, Aid plancha papeles de almacén, acondiciona los cartones con cola y tiza, prepara los colores moliendo los pigmentos con aceite de cocina y quema ramitas de sauce para las carbonillas. Aid embarazada es su modelo. Posteriormente, lo sería su hijo Dante.

Ahora ya enterado de la existencia del lenguaje plástico, intuye un inevitable camino a recorrer en el estudio de la problemática visual. Camino que jamás abandonará. Su búsqueda se orienta a la investigación de distintos saberes en lo regional americanista y en lo contemporáneo internacional; también por entonces estudia los clásicos renacentistas. Sus inquietudes lo llevan además a estudiar grabado con Planas Casas y a través del libro de grabado en metal de Gustavo

Cochet. También por esos tiempos posa su mirada en André Lothe y su tratado del paisaje, y en las obras de Kandinsky, Klee, Miró y Mondrian, entre otros.

La pintura de Grela pasa a dar testimonio de la realidad social periférica, retrata los personajes que toma en sus apuntes durante sus recorridos por Villa Manuelita y la Basurita. Grela quería, al mismo tiempo, embellecer la realidad. De esta dualidad entre realismo social e idealismo artístico, Grela se sobrepone a la dureza y la miseria y muestra lo vital y humano que subyace en los rostros de sus personajes.

Tiempo después retoma la relación con sus antiguos compañeros y decide volver a la acción grupal a través de la problemática de la diversidad plástica local, dejando de lado la cuestión política. Y con otras artistas crean el Grupo Litoral.

Este grupo conforma seguramente la mayor expresión artística rosarina con proyección nacional de su época.

Juan Grela en su hacer individual y grupal siempre tuvo inquietudes por otras cuestiones que le interesaban (mientras estaba realizando y experimentando lo cercano, investigaba aquello que su intuición le indicaba).

Entre sus búsquedas, toma del libro Universalismo Constructivo, del pintor uruguayo Joaquín Torres García, los principios fundamentales de su teoría y filosofía: la sección áurea, la frontalidad, y la imagen simplificada hasta convertirla en signo. En el libro de Torres García subraya y anota coincidencias. Por el momento es su libro de cabecera y el uso del compás áureo le permite salir del realismo y reposar su pensamiento en las cuestiones plásticas sin abandonar el qué decir.

El propio Juan Grela dice por esos tiempos haber encontrado en el compás áureo la comprensión entre la parte mayor (vida) y menor (muerte) como una totalidad armónica de la vida.

Más adelante, Grela incorpora a su hacer inicial el automatismo (base fundamental del surrealismo). El color aparece siempre quebrado buscando el equilibrio espacial. Estas composiciones mantienen aún los símbolos que había utilizado anteriormente, el litoral con su río, la tierra, los peces y los pájaros. La conjunción de lo figurativo y lo abstracto, de lo real y lo irreal forman parte de su nuevo planteo estético.

Siempre estudioso e interesado en nuevas cuestiones, desarrolla otras instancias en donde intervienen el azar y la razón: la creación de collages y también de obras tridimensionales. Experimenta en el atonalismo, en el cual cada color se mostraba en su propio cromatismo con independencia de los movimientos tonales y figuración, aplicándolos según su ubicación y tamaño de la forma.

Su labor docente Por su taller pasaron varias generaciones de artistas. Allí se realizaban estudios de obras de artistas locales que en general el público rosarino no conocía, así como también de otros internacionales. Se dictaban charlas y conferencias, se realizaban exposiciones y hasta se creó un coro dirigido por su hijo Dante. De su experiencia en la práctica pictórica y la lectura de varios libros, Juan Grela logra ordenar en un sistema las unidades elementales plásticas para la enseñanza a sus alumnos. Asimismo, crea un elaboradísimo y único sistema para el estudio de la problemática cromática en la pintura.

Sus últimos años Luego de un largo período de recuperación de infortunios económicos que repercuten anímicamente en él y su familia, su hijo Dante y su nuera Ana lo contienen.

Se dedica a pintar para pagar deudas. Entre otras tareas que hace en este sentido, en 1983 decide realizar el mural pendiente en casa de la familia Soboleosky; en esa instancia fui su asistente durante siete años. Recuerdo esto con cariño y como la mayor experiencia de aprendizaje de plástica de mi vida.

Retoma la enseñanza artística dando clases en el taller de Julián Uzandizaga a un grupo organizado por éste. En poco tiempo el maestro tiene numerosos alumnos que anhelaban estudiar con él, y nuevamente, poco a poco, cambia su ánimo y recupera fuerzas.

Durante esos años realiza numerosas obras de distintas concepciones, el automatismo, los collages, obras tridimensionales, y prosigue su investigación sobre el atonalismo.

Su última muestra, se realiza en el Museo Firma y Odilo Estévez , invitado por Pedro Sinopoli, por entonces director del mismo. Ya enfermo y en compañía de su inseparable compañera Aid, queda al cuidado de su hijo y su nuera, que organizan un entorno afectivo con algunos de sus ex alumnos para cuidarlos por las noches.

Algunos rasgos de su personalidad El poeta y critico Ernesto B. Rodríguez, en su libro Juan Grela G., titula así un capitulo: “Una pintura ingenua y sabia a la par”. Muchas personas nos hemos referido a Grela como un sabio ingenuo. De sabio, mucho; de ingenuo, nada. Candor es la justa palabra que define un marcado aspecto de su personalidad: sinceridad, sencillez y pureza del ánimo.

Don Juan (así lo llamábamos cariñosamente) fue un hombre de un andar provinciano, con amable sonrisa, y una especial concepción del tiempo. Esto, entre otras cosas, le permitía reflexionar profundamente, darse el tiempo necesario para responder y también realizar, en su época de peluquero, entre cliente y cliente, sus maravillosas obras “de los cinco minutos”.

Rodolfo Perassi Curador de la muestra

Sin título (obra inconclusa) 1992 Óleo sobre hardboard 162 x 109 cm Colección Jorge Ocariz

Sin título (obra inconclusa) 1992 Óleo sobre hardboard 98,5 x 148,5 cm Colección Jorge Ocariz

UWNFF 1992 Óleo 99 x 69 cm Colección Jorge Ocariz

Sin título 1992 Óleo 49 x 35 cm Colección privada

Página opuesta: OPVJETM 1992 Pastel sobre papel 37,5 x 30,5 cm Colección privada

KY-OP-KA 1983 Óleo 40 x 30 cm Colección privada

Página opuesta: La Mural (detalle)

La Mural

En 1971 Juan Grela y Gustavo Soboleosky (admirador de los trabajos del maestro) se reúnen en el terreno baldío de la calle Álvarez Thomas 2428, plano en mano de la futura casa a construir sobre dicho terreno. Acuerdan la realización de una obra mural en las paredes que componen el recorrido de una escalera abierta que llevaría a la planta alta. Grela siempre se refirió a esta obra como “la mural” y no el mural, aunque nos sonaba extraño. Seguramente se refería a la obra mural como así también a la pintura mural.

En pocos años la casa está terminada. Mientras tanto (durante el proceso de construcción y en los primeros tiempos en que es habitada) el maestro inscribe un automatismo sobre un plano ampliado, marca puntos donde se cruzan las líneas, y cada tanto marca puntos en el recorrido de las mismas con el fin de sugerirlas a través de éstos.

Cuenta Gustavo que Grela le comentó que realizaría la obra con algunos de los materiales que compondrían la casa. Finalmente se decidió por vidrios de descarte, rotos, que Juan, Gustavo y más tarde yo recolectaríamos de la calle y bajo las mesas de corte en las vidrierías. En aquellos tiempos este tipo de materiales se dejaba a un costado de los contenedores de basura, a manera de advertencia al recolector. Aunque vale decir que los primeros ensayos de la mural el maestro los realizó con trozos de plástico.

Diversas vicisitudes impiden que Grela lleve adelante el trabajo de la mural. Por esos años pierde parte de su obra (muchas de sus pinturas quedan “atrapadas” en dos procesos de quiebra financiera de dos galerías porteñas que las albergaban) y el proyecto en casa de Soboleosky queda aún más lejos.

En los 80, y tratando de sobreponerse a esas angustias, Grela pinta para pagar deudas. Es entonces cuando cita nuevamente a Soboleosky con la intención de pagarle con obras lo acordado: la mural. Grela tenia ya su años, y para ese proyecto era necesario trabajar con andamios y escaleras.

En un encuentro casual en el bar Odeón (en la esquina de la casa de Grela, Mitre y Santa Fe), Gustavo Soboleosky me cuenta que iba a entrevistarse con el maestro, me comenta la situación, y entonces ofrezco mi colaboración de mano de obra para lo que se necesite. Como era de esperar, Grela se tomó su tiempo para considerar el ofrecimiento, aceptó y finalmente en 1983 comencé a trabajar como su asistente en el proyecto de la mural.

Desde entonces, mi trabajo fue cotidiano: me ocupaba de confeccionar e instalar en la pared los anclajes donde si fijarían los vidrios pintados en los puntos indicados; también llevaba a agujerear y pulir los bordes de los mismos.

Mientras tanto, con Juan pintábamos los vidrios miércoles de por medio (cada quince días) y una vez al mes íbamos a trabajar a la casa de Soboleosky. Recuerdo con alegría esos momentos, cuando los pasaba a buscar a él y a Aid rumbo a Alberdi. En Arroyito dejábamos a Aid en casa de sus hermanas e íbamos entonces a la casa de Gustavo.

Los diseños en los vidrios los realizaba Grela; casi todos están pintados por él y algunos por mí (en estos casos él me pedía que los firmara; así lo hice, no sin cierta vergüenza y temor, y es por eso que algunos llevan la rúbrica de ambos). Ahora, después de años y en el rearmado, me encuentro con una agradable sorpresa: un

vidrio de la mural pintado por Aid y Juan que no vi en su momento.

Fueron para mí años de extraordinario aprendizaje, de largas charlas con el maestro que jamás olvidaré. Finalmente, en 1989, después de 7 años, terminamos .

La mural fue concebida móvil, los habitantes de la casa podían cambiar de lugar los vidrios o sacarlos totalmente y dejar el dibujo construido por los puntos. Gracias a esta particularidad, cuando la casa se vende en 1991, Soboleosky decide retirar la obra y guardarla hasta ahora, momento en el que, felizmente, podemos contemplarla junto a otras que dan cuenta del talento único y extraordinario del querido maestro.

Rodolfo Perassi

Mural de Juan Grela en la casa de la familia Soboleosky, en la calle Álvarez Thomas 2428 La Mural Ficha técnica La obra se desarrolla a lo largo y ancho de una escalera abierta que lleva a la planta alta, en el recorrido de las paredes de 23 metros cuadrados.

Se disponen seis colores de base, diferentes, ya que Grela pensaba que, por distintos motivos, los moradores de la casa podrían o querrían cambiar el color de la pared.

La pared fue pintada con látex acrílico en un azul violeta claro.

Juan Grela establece 210 puntos en los que se colocan anclajes para fijar los vidrios o solamente las cabezas, que son el final de la fijación, cuya terminación es de madera o de acrílico torneados. Estas 210 cabezas son pintadas al óleo en distintas gradaciones del color. No se repiten.

Se diferencian a través de saturación, claridad u oscuridad en los doce colores que maneja Grela en su círculo

cromático.

En total son 215 vidrios, 110 de ellos pintados y firmados por detrás, 115 traslúcidos, otros de color, algunos transparentes, otros texturados.

También hay 70 separadores, en acrílico sin pintar.

Para esta muestra, se restauraron 12 vidrios pintados y se repusieron cabezas pintadas y separadores.

Esta pรกgina y las dos anteriores: La Mural (detalles)

Sin título 1991 Técnica mixta 44 x 27,5 cm Colección privada

VLYTYAN 1989 T茅cnica mixta 40,5 x 39,5 cm Colecci贸n privada

Sin título 1987 Técnica mixta 48 x 28 cm Colección privada

Sín título 1983 Técnica mixta collage 27,5 x 20 cm Colección Rafael Sendra

HACHIONA MI DOKGMAX 1983 T茅cnica mixta 70 x 50 cm Colecci贸n Cristian L贸pez

SICIXIN OJHJ 1981 Collage 54 x 37 cm Colecci贸n Norbeto Puzzolo

Sín título 1985 Óleo sobre hardboard 90 x 70 cm Colección Jorge Ocariz

Sin título 1983 Pastel 48 x 38 cm Colección José Luis Ameriso

ESCKIV KMM 1982 Óleo sobre hardboard 46 x 36 cm Colección Norma y Emilio Ghilioni

OPK XIAFPI 1981 Óleo 56 x 40 cm Colección Jorge Ocariz

OPLINTUP CIPCIXO 1981 Óleo sobre tela 50 x 35 cm Colección Juan Carlos Castro

Atloso Lote 1976 Óleo sobre tela 70 x 50 cm Colección Pablo Tolosa Mendez Página opuesta: La morocha 1966 Óleo 60 x 50 cm Colección Mario Oks

Flores y hojas 1964 Óleo sobre arpillera 65 x 40 cm Colección Pablo Tolosa Méndez

Mantequita 1964 Óleo sobre tela 69 x 59 cm Colección Mario Oks

Gato y estrellas 1963 Óleo sobre tela 55 x 73 cm Colección Norma y Emilio Ghilioni

El Patón 1962 Óleo sobre tela 70 x 50 cm Colección Pablo Tolosa Méndez

Nocturno 1961 50,5 x 70 cm Colecci贸n Jorge Ocariz

Villa Perejil 1959 Acuarela 34 x 50 cm Colecci贸n Cristian L贸pez

Paisaje 1959 Acuarela 38,5 x 48,5 cm Colecci贸n Cristian L贸pez

Paisaje 1958 Acuarela 32,5 x 50 cm Colecci贸n Cristian L贸pez

La casa amarilla 1955 Acuarela 28 x 48 cm Colecci贸n privada

Sin t铆tulo 1951 Pastel 15,5 x 22 cm Colecci贸n privada

Dante y Beti 1948 Óleo 50 x 34 cm Colección privada

Aid en su siesta 1942 T茅mpera 47 x 36 cm Colecci贸n privada

Sin título 1942 Témpera 33 x 50 cm Colección privada

Sin título 1942 Témpera 49 x 32 cm Colección privada

Paisaje 1941 Acuarela 32 x 42 cm Colecci贸n privada

Sín título 1930 Óleo 23 x 29 cm Colección privada

Sin título 1930 Óleo 32 x 25 cm Colección privada

Intervenci贸n sonora en la muestra: Dante G. Grela H.

Agradecemos especialmente a los coleccionistas que cedieron sus obras.

A la familia Grela.

A Pedro Yacomuzzi, Javier Antiga y Viviana Strubbia.

A Carlos Bartolom茅.

CCPE/AECID Lucia Dziubek, Coordinación de Galerías Rodolfo Perassi / Juan Perassi / Matías Laino, Diseño expositivo y montaje Estudio Cosgaya (www.cosgaya.com.ar), Diseño gráfico Rodolfo Perassi, Curador Luciano Ominetti, Sebastián Sánchez, Maximiliano Conforti; Pedro Roth; Norberto Puzzolo, Fotos de obra