Veinticuatro por tres. FotografĂas. Facundo de ZuvirĂa 4 de noviembre al 21 de diciembre de 2014
Veinticuatro por tres. Fotografías. Veinticuatro por uno. Siesta Argentina. Fotos en blanco y negro de fachadas simétricas, de 8,66 metros de frente cada una, que representan como metáfora la crisis de 2001 y 2002. Veinticuatro negocios de barrio que debieron cerrar a la fuerza y se convierten, en perspectiva, en un signo de ese tiempo. Veinticuatro por dos. Frontalismo. Fotos color en formato digital de fachadas urbanas —viviendas y negocios— de todo el país omadas a partir de 2010 cuyo eje compositivo es la frontalidad de la toma y la búsqueda de estructuras formales comunes que se relacionan con la perspectiva con la que siempre fotografié la ciudad. Veinticuatro por tres. Paraná Ra’anga. Imagen del Paraná. Veinticuatro horizontes del Paraná, veinticuatro fotos tomadas en veinticuatro días de navegación, desde el Tigre hasta Asunción del Paraguay, con las que construí mi propio relato del río y del célebre viaje que hicimos a bordo del Crucero Paraguay en marzo del 2010.
Veinticuatro por uno. Siesta Argentina. La Siesta Argentina fue mi cable a tierra, el salvavidas al que me aferré en el naufragio que fue la crisis de 2001/2002. Cuando todo se desmoronaba, vi que empezaban a aflorar estos negocios cerrados, con persianas bajas, y con ellos una poética que expresaba el desamparo. No tenía idea de que eso iba a llamarse “Siesta Argentina”, el nombre surgió luego como una inspiración. Pero sentía que estaba fotografiando los signos de nuestra angustia, y en ellos encontré una belleza rara, muda e incomprensible. Busqué esos signos con obsesión, rogando que fueran fotografiables, que no tuvieran un auto estacionado en la puerta, o un árbol que les creciera justo en el medio, u otra cosa que impidiera mostrarlos solos, sus cortinas bajas con aire de clausura, cruzadas de graffittis, desvinculadas de su entorno. Así caminé los barrios de Barracas, San Telmo, La Boca, Pompeya, Boedo, Palermo, buscando estas fachadas simétricas de 8.66 metros, tan propias de nuestra pequeña burguesía barrial que se derrumbaba en ese preciso momento. Por eso me parece que estas fotos son una metáfora de la crisis, y llamarlas Siesta Argentina fue darles un título esperanzado, porque las imágenes hablaban de algo pasajero, algo que pronto dejaríamos atrás, algo que jamás volvería a ocurrir.
Facundo de Zuviría Buenos Aires, 31 de octubre de 2014
Sombras
La Tropa
Zaque Tan テ《pero
Hijos del Hijo
Vegetal
Veinticuatro por dos. Frontalismo. Con este título, y en forma de pequeñas obras impresas, como ser catálogos o cuadernos que funcionen como ensayos independientes, quisiera plantear las alternativas que van surgiendo en torno al tema del retrato frontal del paisaje urbano. Mark Rothko se refirió a esto así: “Queremos reafirmar la imagen plana. Estamos a favor de las formas planas porque destruyen la ilusión y revelan la verdad.” Sobre este concepto parece afirmarse mi serie Frontal de fachadas urbanas de las capitales argentinas, serie que comencé, en forma deliberada, en 2010, durante mi periplo fotográfico para el libro Dos Centenarios, pero que en realidad he cultivado desde siempre. Frontal será, cuando consiga completarlo, armarlo y editarlo, un retrato de la Argentina a través de estas fachadas representativas de la clase media de cada una de sus ciudades, en sus diversas geografías, que expresan idiosincrasias y estilos locales y que quizás, en conjunto, permitan inferir la existencia de una argentinidad en su estilo. En estas fotos frontales no hay simetrías inexorables, como en Siesta Argentina, ni un único motivo. Algunas son negocios –abiertos o cerrados-, otras son casas, otras meros portones o paredones. En algún caso un graffitti ilumina lo anodino, en otros lo mudo —el silencio— se apodera de la imagen. Sobre esta base surgen posibilidades diversas: las simetrías en negocios con puerta y dos vidrieras de 8,66 metros de frente, los negocios verticales de puerta y una sola vidriera, mucho más pequeños, las casas bajas y austeras de techos planos con alguna antena y un tanque de agua, las medianeras visibles luego de la demolición con vestigios de la vivienda que se fue, la ciudad con sus fachadas como escenario para la presentación de sus personajes, y otras series que pueden surgir sobre la marcha, a medida que surjan peculiaridades en las fotografías. Buenos Aires es, lógicamente, el ámbito principal para todo esto, pero el proyecto tendría que abarcar la Argentina, tal como me lo plantée al comenzarlo, en 2010.
Facundo de Zuviría Buenos Aires, 23 de mayo de 2014
Veinticuatro por tres. Paraná Ra’anga. PARANA RA’ANGA: Imagen del Paraná Veinticuatro fotos, veinticuatro horizontes del Paraná, cielos y ríos fotografiados en veinticuatro días de navegación, desde el Tigre hasta Asunción del Paraguay. Un viaje por el río inmenso, fuera del tiempo, hacia lo más profundo de América. En marzo de 2010 hice un viaje en barco por el Paraná, desde Tigre hasta Corrientes, y desde allí hasta Asunción por el río Paraguay. Se trató de una expedición conmemorativa de aquel viaje legendario que comandó Ulrico Schmidl en el siglo XVI, auspiciada por España –como aquel otro viaje- a través de su Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo; un grupo de intelectuales, científicos y artistas fuimos invitados a repetir la travesía de Schmidl para dar nuestra visión actual de ese mismo escenario relevado y descripto por él hace más de cuatrocientos años. El proyecto se llamó Paraná Ra’ anga, voz guaraní que significa imagen o figura del Paraná, y como una suerte de “arca de Noé” participamos, de a uno por especie, pintores, grabadores, cineastas, documentalistas, geógrafos, astrónomos, escritores, poetas, ingenieros, dibujantes, gastrónomos, sonidistas, músicos de diversos estilos, un grupo de jóvenes becarios y yo mismo como fotógrafo de la expedición. La idea original era que cada participante desarrollara un proyecto personal sobre el Paraná y el viaje mismo, y el mío consistió en fotografiar este río imponente, donde mi propio tiempo cambió de ritmo para acomodarse al ronroneo monocorde de los motores en medio de una naturaleza vasta y desmesurada. Nuestro crucero Paraguay remontaba el cauce enorme a tres nudos, casi sin avanzar contra el empuje del agua, y el paisaje costeño se veía inmóvil desde la cubierta; proseguíamos nuestras actividades a bordo y solo al rato, cuando volvíamos a mirar, aquel pequeño monte en una orilla que había sido mojón del momento se había perdido hacia atrás, y esa era la prueba real de que no estábamos parados y que, pese a la sensación de inmovilidad, el barco navegaba río arriba. La mirada, acostumbrada a la variedad de estímulos de la ciudad, también se alteró con el nuevo escenario, una planicie acuática sin fin entre márgenes más o menos lejanas donde el paisaje se modifica apenas en mínimos accidentes naturales. El registro fotográfico se concentró en el horizonte, esa línea dividiendo cielos y ríos que cambiaban con las horas. Las veinticuatro fotografías que integran esta serie representan, al menos como metáfora, los días del viaje y ese horizonte inmóvil. Estas imágenes me recuerdan la sensación de irrealidad que tenía al mirar desde la proa hacia un norte tan impreciso como lejano, en medio del agua marrón poblada de camalotes. Creo que estas fotos representan, también, algo inmutable en la naturaleza, un tiempo detenido ante ella, el silencio. Ellas son, simplemente, una crónica personal del viaje, mi propia imagen del Paraná.
Facundo de Zuviría Buenos Aires, septiembre de 2013
Facundo de Zuviría Facundo de Zuviría (Argentina, 1954), fotógrafo, vive en Buenos Aires, y la ciudad es el tema central en toda su obra. Publicó varios libros con su trabajo, entre otros, Estampas Porteñas (1996), Siesta Argentina (2003) y Paraná Ra’anga (2013). Expuso en las bienales de São Paulo (1991) y del Mercosur (2000), en distintos museos y galerías de todo el mundo, y recientemente en la Fondation Cartier (Paris, 2013), en el ICP (New York, 2014), en el Museo Lasar Segall (São Paulo, 2014), en el Museo Amparo (Puebla, México, 2014) y en el Museo Colección Fortabat (Buenos Aires, 2014). Obtuvo dos veces el Premio Konex y, también, el Premio Leonardo, del Museo Nacional de Bellas Artes. Sus fotos integran las colecciones del Museo Nacional de Bellas Artes, Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, MALBA, Fundación Proa, Fondo Nacional de las Artes y Museo Castagnino, en la Argentina, y numerosas colecciones privadas e institucionales en el exterior.
CCPE/AECID Lucia Dziubek, Coordinación de Galerías Rodolfo Perassi / Juan Perassi / Matías Laino, Diseño expositivo y montaje Estudio Cosgaya (www.cosgaya.com.ar), Diseño gráfico