Elsa Martin. Punto de Partida

Page 1

Elsa MARTIN Punt de partida 1



Elsa MARTIN Punt de partida


Produce

Colaboran

Producción general: Corporación Cultural de Puerto Montt. 2019. Director ejecutivo: Marcelo Utreras. Curatoría, museografía y diseño editorial: Andrés Muñoz. Apoyo en investigación: Fernanda Vera, Cristian Bustamante. Montaje expositivo y registro audiovisual: Miguel Bustamante, Fernando Lizama. Difusión: Paola Guzmán, Mauricio Escanilla. Este proyecto ha sido desarrollado g racias al aporte de: Museo Histórico de Puerto Montt, Galería de Arte Bosque Nativo, Pamela Urtubia, César Sánchez, Juan Carlos Velásquez, Emilio Paris, Christian Brown, María Angélica Lapostol, Irene Ojeda, Rossy Oelckers, Ana María Pérez, Carolina Rojas, Valentina Otúzar, Betina Rösner, Lilly Rösner. Decicado a la memoria de Rosa Miranda y Francisco González. www.culturapuertomontt.cl


T

odo lugar y su geografía es un universo distinto y único que penetra e instaura las principales hebras del tejido humano. Elsa nació en un espacio recién armado desde la lluvia, el esfuerzo y la nostalgia. Su primera infancia –hasta los 4 años– los vivió entre colinas, laderas, árboles que llegaban hasta el mar, jardines que crecían como ella y los cientos de hilillos internos de agua que se despeñaban por cada cerro y cruzaban el pequeño poblado sureño. Hay seres que vienen para maravillarse de todo lo perenne y lo creado. Tal vez marcados desde la matriz, por una mirada singular y potente. El Arte, en cualquiera de sus manifestaciones, es una forma de dejar constancia del tiempo que nos correspondió habitar y es lo que nos legó esta mujer, capturando para nosotros, la efímera existencia de las flores, los paisajes casi desolados, pero igualmente bellos, los árboles recién amaneciendo bajo la luz y otros recién segados por el hacha, los veleros colmados de afanes y más de algún sueño, sus dibujos colmados de detalles, sus óleos y acuarelas; nacidos desde un ser que no sirvió de la pintura como un quehacer de solaz, simplemente, sino que se afanó para alcanzar maestría en su trabajo. ELSA MARTIN SCHADOW, hija de Carl, el primer médico de la colonia de Llanquihue y de María; mujer sencilla y colmada de afectos por su patria primitiva, que obsequió su talento a los que venimos detrás. Mujer precursora del arte pictórico profesional, hoy validada y valorada por sus pares y por una ciudadanía que cada vez con mayor ahínco se acerca al Arte.

Marlene Bohle, marzo de 2019.


El Punto de Partida Andrés Muñoz V.

Punto de Partida es un proyecto expositivo y de documentación construido desde la unidad de Artes Visuales de la Corporación Cultural de Puerto Montt, para la puesta en valor y divulgación de la obra visual de Elsa Martin Schadow; pintora, profesora, hija de inmigrantes alemanes, nacida en Puerto Montt en medio del proceso de colonización del sur austral de Chile impulsado por el Gobierno de Manuel Bulnes e implementado durante la segunda mitad del siglo XIX, y autora de un extenso trabajo visual vinculado a la provincia de Llanquihue. El primer trabajo artístico, sistemático, íntegramente desarrollado en esta región del que se tenga registro. El proyecto propone nuevas lecturas de la obra visual de Elsa Martin y una exploración inicial para la reconstrucción de una biografía que pueda orientar futuras investigaciones. Se estructura a partir de los trabajos plásticos que son parte de la colección de la Pinacoteca Municipal de Puerto Montt, algunos objetos que resguarda el Museo Histórico de Puerto Montt y una ínfima parte de la gran cantidad de obras de privados que existen en el entorno del Seno de Reloncaví y la cuenca del Lago Llanquihue. Este desmembrado cuerpo de obra y la opacidad de su biografía constituyen la idea de plantear un punto de partida, pues una indagatoria mayor en estos elementos disgregados podría ayudar a dimensionar cabalmente la envergadura y singularidad de su propuesta pictórica y los procesos por los que esta producción atravesó, así como a re dibujar aquellos espacios de su historia que hoy, a cincuenta y siete años de su muerte, aparecen como difusos o indefinidos. En la documentación que ponemos a disposición en esta recopilación inicial, podemos identificar tres ejes: las obras que dan cuenta de la exploratoria del paisaje como motivo central, desarrolladas entre fines del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, obras que consideramos fundamentales, pues ayudan a entender una 6


parte importante de la historia social y cultural del territorio, pero además, obras que se desarrollan en un contexto fundacional de este género, contemporánea a artistas como Juan Francisco Gonzales, Pablo Buchard, Valenzuela Llanos, entre otros reconocidos exponentes de la pintura del paisaje chileno, pero a mil kilómetros de distancia de las complejidades y avatares de aquella joven “escena” plástica nacional; un segundo eje está asociado a los retratos de personajes locales, desarrollados entre 1910 y 1920, trabajos que aparecen como “ingenuos” en su factura y estructura formal, pero que dan cuenta de una aguda mirada realista, absolutamente involucrada con su entorno, testimonio de su cercanía con los habitantes naturales de la región y de su personalidad desprejuiciada, características muy poco usuales dentro de las élites chilenas; y por último los bodegones florales, obra esencialmente comercial y decorativa, la más abundante y extendida, desarrollada a partir de la década del 40, que se constituyó en parte de su sustento económico y con la que se hizo ampliamente reconocida por la comunidad. La obra de Elsa Martin se nos revela hoy con gran vigor, aportando no sólo a la configuración de una narrativa de la visualidad local, donde podemos identificarla claramente como pionera en la práctica del arte y su obra como matriz incuestionable de los procesos que se desarrollarán durante el siglo XX en Puerto Montt, si no también a la historia de la pintura del paisaje chileno, una de las vigas en que se sostiene la historiografía del arte nacional, donde artistas mujeres y pintores “provincianos” que no estuvieran vinculados con los círculos académicos aparecen invisibilizados. Elsa está pintando el paisaje justo en el momento en que la centenaria república intenta vincular este recurso visual con su estructura identitaria. Su obra complementa, a través del color, los monocromáticos registros fotográficos de aquella pequeña ciudad en construcción y sus esbozos en terreno dan continuidad a los dibujos y pinturas de la zona desarrollados algunas décadas antes por artistas viajeros y expedicionarios como Amadeo Pissis, Rodulfo Phillipi, Conrad Martens o Carl Alexander Simon. En una historia del arte cuyos relatos están protagonizados principalmente por hombres, la reivindicación y recuperación documental de una artista como Elsa Martin, considerando el territorio en que se inserta, el periodo histórico en que desarrolla su obra y la diversidad y excepcionalidad de su propuesta visual, resulta tremendamente significativa, pues contribuye a despejar el vaho que oculta a muchas mujeres pioneras en diversos ámbitos, cuyos quehaceres quedaron desatendidos y relegados con el paso y el peso del tiempo y las estructuras hegemónicas. 7


Elsa Martin, clave en el arte austral de fines del siglo XIX APROXIMACIÓN INICIAL A UNA CONSTRUCCIÓN BIOGRAFÍA

Fernanda Vera P.

En la segunda mitad del siglo XIX durante el proceso de colonización europea en la provincia de Llanquihue, nace Elsa Martin Schadow el 19 de abril de 1872 en Puerto Montt. Es la segunda hija del Doctor Carl Martin y su esposa, María Schadow, quienes se asentaron en esta ciudad el año 1869. Su padre fue por muchos años una importante figura, dada la relevancia para la población de su labor como médico. Sus deseos de cultivar en la zona y su familia el conocimiento y valoración del entorno natural, lo llevan a escribir la obra “Landeskunde von Chile”, publicada en 1909 en Alemania. El interés en la formación de sus hijos/as y el desarrollo de actividades culturales, científicas, medicas, artísticas y de docencia, serían reconocidos años más tarde. En la recién fundada ciudad de Puerto Montt no existían condiciones que permitieran la formación completa de los/as hijos/as de los/as colonos/as, pues la educación pública y privada no lograban consolidarse, aun cuando la población se incrementaba sostenidamente. El caso de la educación para mujeres era aún más complejo, recién en el año 1909, por decreto supremo del Presidente Pedro Montt, se creó el Liceo de Niñas de Puerto Montt, en donde Elsa años después trabajaría como docente. Según el diario El Llanquihue el año 1879, cuando Elsa tenía 7 años, su familia decide viajar a Alemania para ser educada junto a sus dos hermanos. Sin embargo otra fuente no oficial señala que este viaje se habría realizado en 1876. Este es uno de los primeros indicios de una biografía dudosa, que detona la intención de reconstruir la desmembrada historia de esta artista. Los Martin-Schadow regresaron a Puerto Montt en 1885, cuando Elsa tenía 13 años, y más tarde, en 1891 a los 18 años, ella retornaría a Alemania para completar sus estudios en la Escuela de Arte de Berlín, en el atelier del pintor Hermann Wilhelm Benjamin Eschke. Acá también nos encontramos con una imprecisión. Según el diario El Llanquihue (abril, 1952), al narrar brevemente su biografía con motivo de su cumpleaños número ochenta, este viaje habría sido el año 1898 a los 26 años y no en 1891 cuando alcanzaba los 18, fecha obtenida a partir de ficha técnica de la Pinacoteca Municipal.

8


Elsa Martin en 1890, a la edad de 18 aĂąos.

9


Lo cierto es que 1885 es la fecha más antigua registrada en el único resabio biográfico material que se conserva además de sus obras: su libreta de bosquejos, pieza que hoy se vuelve de gran relevancia para intentar indagar más en la historia de esta pintora y donde junto a su nombre puede leerse claramente “Berlín. 1885”. En esta libreta encontramos bosquejos de zonas como Calbuco, Coihuín, Pelluco, Chamiza, Puerto Varas, Puerto Montt, el Canal de Tenglo, los volcanes Osorno y Calbuco, elaborados entre 1894 y 1897. Incluso hay un dibujo del Rio Calle-Calle en Valdivia del año 1896, un registro de la costa de Coronel sin fecha y un paisaje de la localidad alemana de Saales. Este es uno de los pocos objetos concretos del que se tiene conocimiento que puede sacar a la luz algo de su historia, funcionando como un diario de vida con fechas borrosas, rayones, y afectado por el daño del paso del tiempo, el olvido y la institucionalización precaria de los objetos artísticos e históricos habitual en nuestro país. Bien sabemos que la historia está hecha por hombres para hombres. Los pocos antecedentes y las constantes referencias a su padre cada vez que se busca alabar la tarea de Elsa, son parte de la estructura patriarcal a la cual todas las mujeres nos hemos visto de alguna manera sometidas. En un homenaje a Elsa Martin, con

Familia Martin Schadow. 1893.

10


Clase de figura humana. Escuela de Arte de Berlín. 1899.

motivo de un acto literario musical en el Salón Municipal, el 25 de octubre de 1957, Narciso García dirigió la primera parte de su discurso al entorno en donde Elsa habría crecido: “Aun cuando este hombre excepcional se entregó por entero a aliviar el dolor físico de la población, supo hacer de su hogar un templo de la cultura, en el que se rindió fervoroso culto a la verdad, al saber y al arte. Fue así cómo la casa de don Calos Martin se transformó en verdadero centro cohesionador y culturizador de la nueva comunidad social que surgía a la vida. Allí, en el seno de ese hogar respetable, en ese ambiente patriarcal de refinada nobleza, se formó la personalidad de los vástagos de este paladín de la medicina, sus hijos don Cristóbal, doña Ana y doña Elsa, quienes con el tiempo fueron tres prestigiosos pedagogos en la enseñanza universitaria, como médico, aquel, y en la enseñanza secundaria y normal, respectivamente, estas.” (García, 1957) Ante la duda sobre cómo pudo él hacer de su hogar un lugar de cultura mientras se entregaba por entero a trabajar por aliviar el dolor de la población, aparece la diluida figura de la madre de Elsa, Maria Schadow, de quién no existen referencias en ninguna de las fuentes revisadas. Esto a pesar de que varios autores glorifican el rol de las

11


Elsa Martin pintando en terreno.

mujeres en el hogar de los/as colonos/as, donde las madres tenían la responsabilidad principal respecto al cuidado y educación de sus hijos e hijas. Así, en la familia de Elsa, se hereda el rol de educadora y cuidado a las hijas en sus posteriores trabajos en la educación secundaria y normal, mientras que su hermano, hereda los conocimientos y labores de su padre en el campo de la medicina. Elsa regresó de su segundo viaje a Alemania el año 1900 según la ficha técnica y la breve biografía presentada en el diario local, para establecerse en Valparaíso como profesora de dibujo y pintura en el Liceo de Niñas N°1 y como profesora particular, volviendo a Puerto Montt el año 1907 para trabajar como docente en la Escuela Normal y en el Liceo de Niñas; si bien varias fuentes coinciden en la fecha de regreso de Elsa a Puerto Montt, no se ha tenido acceso a antecedentes detallados respecto a su paso por Valparaíso, que pudieran dilucidar más sobre esta época de su vida. En la tercera edición de “Puerto Montt: Crónicas y testimonios 150 años” (2016) de Eduardo Tampe S.J. se coincide con el retorno de Elsa a principios de siglo XX, en el relato sobre el salón dispuesto a los artistas locales por don Guillermo Pauly Gleisner, “filántropo de artistas” en palabras del mismo autor: “En dicho salón comenzó a reunirse la avanzada cultural de la época, en cuyas filas formaban la pintora Elsa Martin Schadow, quien, después de perfeccionarse en Alemania, volvió en 1907 a hacer sus clases en el Liceo de Niñas y en la Escuela Normal de Preceptoras; Bernardo Ellwanger, quién dirigía el Club de Canto; y el profesor de música Miguel Simonet, quien después compondría una polka en Puerto Montt”. (Tampe, 2016) En este mismo texto Tampe recalca la influencia de la obra de Elsa Martin en el arte local como inspiradora, al “cultivar todos los género dentro de la pintura: el paisaje, el retrato, y las flores de la región.”, señalando además que la artista siempre iba acompañada de sus elementos de pintura o de bosquejos. Elsa jubiló de sus labores como profesora el año 1926, a los 54 años. En 1929 viajó nuevamente a Alemania por dos años. Al regresar se estableció definitivamente en la Región de Valparaíso. Con motivo de su cumpleaños número ochenta, en abril de 1952, en el diario

12


13


El Llanquihue se le reconoce como alguien que siempre estuvo al servicio del arte y de los demás en su rol de educadora, consignando que se encontraba viviendo rodeada del cariño y respeto de sus familiares, amigos y admiradores, cultivando aún el arte de la pintura. Fallece el 27 de junio de 1962 en Valparaíso a los 90 años, manteniendo hasta el final el trabajo artístico, siendo testimonio de esto un bosquejo desarrollado en sus últimos años de vida. Al día siguiente, se comunica su fallecimiento en la prensa local, junto a agradecimientos por su obra y contribución al arte y cultura de la ciudad de Puerto Montt, lo que confirma que hubo un momento en que se apreció fervientemente su sentido estético, la factura de su trabajo y persistencia en la producción plástica. Hoy podemos valorar, en los resabios de su obra, el coraje y tenacidad de esta artista pionera, que desde el primer momento fue capaz de detenerse, contemplar y registrar de manera aguda las húmedas tierras que la cobijaron e inspiraron por tantos años. Lamentablemente la importancia de la obra de Elsa Martin, para el desarrollo del arte local, ha sido desplazada por procesos posteriores y su nombre, con el paso de los años, relegado al descuido. La necesidad de restituir el aporte del trabajo de Elsa Martin surge para dar paso a investigaciones que profundicen en obras y biografías de mujeres artistas del cono sur, que aún están ocultas en las sombras de la estructura patriarcal de la historia del arte, que ha marginado a las mujeres a roles secundarios dentro de los procesos históricos y movimientos. Este homenaje a su trabajo, es un paso importante para futuras exploraciones sobre su obra plástica e historia personal, marginada por los factores históricos y sociales que hemos analizado. Al respecto, el año 1992 el profesor de Historia del Arte de la Universidad de Chile Sr. Enrique Solanich Sotomayor, diría que Elsa Martín sería un caso excepcional, correspondiente a ”artistas con o sin estudios sistemáticos que de la pintura hacen una práctica casi cotidiana, que superan la mera afición, pero, no obstante, diversas circunstancias o decisiones, bien personales, no permiten que alcancen las alturas o resonancias de los pintores genuinos”. Elsa viajó reiteradamente a perfeccionar su técnica al extranjero y realizó un trabajo sistemático incuestionable, siendo reconocida por la comunidad artística local en su momento. Así mismo, dedicándose

14


paralelamente a la docencia y afinando constantemente sus conocimientos sobre arte, acumuló saberes y experiencias a partir de las cuales fue capaz de desarrollar una importante cantidad de obras y bosquejos, que en su mayoría se encuentran hoy en manos de privados. Respecto a los tópicos de la obra de Elsa, Solanich agregaría: “Como mujer no pudo sustraerse a esos asuntos que le permiten mejor que otros explorar su candidez y complacencia ante el rededor y elabora obras de pequeños y respetables formatos, que evidencian esmero y diestra manualidad. Sin afiliación artística evidente, su trabajo es, solo fruto del paso por la academia de artes de Berlín que, con seguridad, propiciaba por sobre otras consideraciones el adiestramiento del buen oficio y la adecuada realización técnica”. No se puede simplificar la singularidad de la obra de Elsa a su “delicadeza” o al “ojo femenino”, ni explicar su trabajo sólo por haber pasado por la academia. Elsa, según los relatos, fue una mujer de avanzada, liberal, siempre tuvo una mirada artística particular y un talento destacable, que resulta necesario resarcir para darle el lugar que corresponde en el desarrollo del arte local y de nuestro país. Su historia de vida enigmática, además, cuenta con lugares, experiencias y realidades abismalmente diferentes: el aún inexplorado sur de Chile, la joven ciudad de Puerto Montt, las ideas de progreso e industrialización del hemisferio norte, las formación escolar, artística y académica germana, su rol de educadora y el constante tránsito por la ciudad porteña de Valparaíso. Las escuelas pictóricas posteriores, de Puerto Montt y Llanquihue, no pueden escapar a la influencia de la mirada de esta mujer artista, que atónita ante la belleza natural y en su ímpetu por reproducirla fue capaz de desplazar su trabajo más allá de los retratos opulentos de las grandes figuras políticas y sociales, o de la épica histórica y religiosa de la pintura académica tradicional, centrando la mirada en su territorio y las figuras cotidianas del trabajo simple y sencillo del sur de Chile: la mujer isleña, el hombre de monte, el pescador, las flores de belleza efímera, las nubes previas a la tormenta, los volcanes aún vírgenes e ignorantes de aquellos que lejos gritaban industrialización y progreso.

15


Esbozos de paisajes. Grafito. Sin fecha. Libreta de bocetos. Museo Histรณrico de Puerto Montt.

16


17


Piedra San Pedro, Calbuco. Grafito. 1895. Libreta de bocetos. Museo Histรณrico de Puerto Montt.

18


19


Dibujos de Pelluco. Grafito. 1897. Libreta de bocetos. Museo Histรณrico de Puerto Montt.

20


21


22


23


(Pรกgina anterior)

Vista de Puerto Montt. Acuarela sobre papel. 32 x 23 cm. 1917. Colecciรณn Pinacoteca Municipal Puerto Montt.

24


Volcan Calbuco. Acuarela sobre papel. 57 x 23 cm. 1915. Colecciรณn Pinacoteca Municipal Puerto Montt.

25


26


Volcanes. Acuarela sobre papel. 61 x 23 cm. 1915. Colecciรณn Pinacoteca Municipal Puerto Montt.

27


Boca de Reloncaví. Acuarela sobre papel. 10 x 10 cm. 1915. Colección particular.

28


Dibujo de playa de Calbuco. Grafito. 1896. Libreta de bocetos. Museo Histórico de Puerto Montt.

Le he dado muchas vueltas a la relevancia de esta muestra en particular y a la relevancia, en general, de ir descubriendo en el camino de la formación a artistas mujeres que fueron omitidas en la historia del arte oficial. Fue, por ejemplo, lo que me sucedió con Artemisa Gentileshi, artista del Renacimiento que hizo una de las más notables representaciones del mito de Judith decapitando a Holofernes; muchísimo más fuerte y poderosa que la versión de Caravaggio. De manera similar, recibí la exposición de Elsa Martín; una artista de obras relevantes que, a pesar de su importancia, ha sido omitida –incluso- cuando se menciona a los pintores viajeros. Su mirada particular del paisaje es un tremendo aporte para los artistas que estamos planteándonos búsquedas similares en el presente. Las preguntas son parecidas, aunque pertenezcamos a épocas tan distantes, y el trabajo de archivo que ha legado a la comunidad entrega el contexto necesario para comprender un poco su mirada. (Fernanda Barceló. Artista visual)

29


30


Panitao. ร leo sobre tela. 60 x 35 cm. 1920. Colecciรณn Pinacoteca Municipal. 31


Cerro Techado. ร leo sobre tela. 52 x 21 cm. 1920. Colecciรณn Pinacoteca Municipal Puerto Montt.

32


33


Estudios de árboles. Grafito. 1896. Libreta de bocetos. Museo Histórico de Puerto Montt.

Bosque. Óleo sobre tela. 30 x 75 cm. 1920. Colección Pinacoteca Municipal Puerto Montt.

“Apreciar a Elsa es realizar un acto necesario y urgente de amor hacia el arte y la historia de nuestro territorio. En contextos sociales patriarcales, el valor de una mujer artista trasciende sobremanera: la valentía de los colores, en la soledad pionera de la creación, hace que su obra en su misma aparición, se muestre como una revolución de estándares artísticos, sociales y de género. Descubrir su lenguaje, y volver a imaginarla, dentro de estos espacios misteriosos, realza nuestra percepción de lo que podemos llegar a alcanzar como artistas y como mujeres abriendo puertas, sin importar leyes sociales, siguiendo la libertad misma de la creación y la vida. Los colores, los paisajes, el origen, las aguas, el arte, un pacto con la realidad y la humanidad, un gesto de amor para Elsa”. (Carla Soto Ampuero).

34


35


Travesias y exploraciones Cristian Bustamante P.

La obra de Elsa Martin nos entrega una vista panorámica para comprender nuestro territorio desde el paisaje y sus tensiones. Una exploración que comprende un trazado inicial de 13.000 kilómetros entre Berlín y Puerto Montt. Trazo que pone en evidencia su talante de viajera, capaz de desarrollar una de las primeras indagatorias desde el arte en el sur austral de Chile, de manera rigurosa y constante, lo que representa un punto de partida incuestionable para el desarrollo de la pintura en Melipulli. Esta experiencia de travesía nos ayuda a entender mucho sobre su obra. La tradición pictórica del paisaje americano del siglo XIX fue fundada por “artistas viajeros”, en su mayoría europeos. Si bien estas primeras aproximaciones a la representación del paisaje están determinadas por las estructuras académicas y los movimientos intelectuales que se desarrollan en Europa (naturalismo, romanticismo, realismo, neoclasicismo, barroco) y que determinaron la formación académica de Elsa. Para comienzos del siglo XX, el paisaje pictórico latinoamericano tomará sus propios caminos, abarcando espacios cada vez más lejanos, “exóticos” y específicos, paralelos a los procesos de colonización y explotación de los “nuevos” territorios. El artista se transforma entonces en un ente colonizador del imaginario asociado a un territorio hasta ese momento indocumentado, complementario a la crónica descriptiva de agentes políticos, científicos, comerciantes e historiadores. Así podríamos establecer un paralelo entre la obra de Elsa Martin y figuras como Mauricio Rugendas (artista alemán que vivió en Chile entre 1834 y 1842), creador de la emblemática pintura “El huaso y la lavandera”, pero que además desarrolló una exhaustiva descripción del territorio y sus habitantes en sus viajes científicos y personales; o el pintor Italiano Alejandro Cicarelli (radicado en Chile desde 1849 hasta su muerte en 1879), quien tuvo la misión de fundar y dirigir la Escuela de Bellas Artes. Este último, en su obra “Vista de Santiago desde Peñalolén” realizada en 1853, representa un autorretrato del artista pintando el paisaje de la capital en construcción, una obra que pospone el academicismo puro de su trabajo anterior y en que el autor pasa a ser una suerte de informante visual, un cronista de su tiempo.

36


Vapor. Acuarela sobre papel. 15 x 10 cm. Sin fecha. Museo Histรณrico de Puerto Montt.

37


Dibujos de Puerto Varas (1897) y la localidad alemana de Saales (1898). Libreta de bocetos. Museo Histórico de Puerto Montt.

Elsa vive desde dentro el proceso de colonización de la Región de Los Lagos. Una libreta de dibujo que viaja consigo permanentemente sería el soporte para los primeros registros desarrollados desde una mirada esencialmente plástica de nuestro territorio. Vistas panorámicas de aquellos asentamientos iniciales: Calbuco, Valdivia, Puerto Varas, Puerto Montt, Tenglo, Coihuín, reposan en su libreta como detenidos en ese tiempo primario. Una bitácora que da cuenta de su mirada, pero además de su manejo plástico en la construcción de la perspectiva y la analítica observación de cada lugar que recorre y documenta entre los años 1895 y 1898. Desde ahí, Elsa va construyendo un paisaje muy propio, aportando significativamente a un género pictórico que con el correr del tiempo será determinante para el desarrollo del arte local.

38


En su trabajo se aprecia una exquisita habilidad para ejecutar pequeños trazos y un eficaz dibujo analítico, recursos plásticos que caracterizan su obra, que transita desde la amplitud del paisaje a la proximidad del retrato y que decanta en la conquista del espacio íntimo con sus bodegones florales. Es notable la certera representación de la geografía y la espacialidad en su obra de los volcanes Osorno, Puntiagudo, Calbuco y Yates vistos desde el seno de Reloncaví, o en la detallada representación de la ciudad de Puerto Montt vista desde Angelmó. La pintura de Elsa evoca un espacio “Edénico” en el que de alguna manera está presente el mito de la América exótica e inexplorada, pero también habla de un hábitat en construcción. Su representación del bosque sureño es una imagen que expresa la tensión de los orígenes del asentamiento moderno en Melipulli. La explotación del bosque nativo y la imponente naturaleza. El coihue vivo, el coihue talado y su vestigio habitado evocan algo similar a la alegoría de las tres edades y nos muestran el irreversible camino que se iniciaba hacia la configuración del habitar urbano. Si bien su trabajo es mucho más tímido al abordar la figura humana (ámbito en que ella misma se reconocía poco diestra), es notable la proximidad que alcanza con los personajes representados. Elsa fija su atención en el habitante común, siendo capaz de distinguir elementos identitarios muy característicos, por ejemplo en el Retrato de Don Ramón Soto o en el emblemático óleo llamado “La Rosa Vera”, en la que se ve a una mujer preparando las tradicionales sartas de mariscos secos. Esta obra pareciera ser algo más que una simple representación anecdótica y naturalista, pues llega a niveles muy detallados de compenetración, para hablarnos –incluso– de las complejidades de la vida del personaje. Elsa Martin ve y comprende de forma aguda el contexto sur-austral y su paisaje geográfico y humano. Su trabajo se involucra con el lugar que habita, explora y vivencia, ofreciendo una mirada íntima, simple, muy conectada con la realidad que enfrenta. Nos hace recorrer el paisaje representado sin excederse en recursos estéticos y con una elocuente austeridad se esfuerza –inconsciente quizás de la importancia de su momento histórico– en hacer la detallada crónica de una provincia que da sus primeros pasos hacia la modernidad, estableciendo el punto de partida para una tradición pictórica que caracterizará al arte local hasta nuestros días.

39


40


Retrato. Grafito y carboncillo sobre papel. 26 x 36 cm. 1884. Colecciรณn Pinacoteca Municipal Puerto Montt.

Estudio para retrato. Grafito. Sin fecha. Libreta de bocetos. Museo Histรณrico de Puerto Montt.

41


La Rosa Vera (Panitao). Óleo sobre tela. 61 x 91 cm. 1912. Colección Pinacoteca Municipal Puerto Montt.

“El rescate de la obra de la artista Elsa Martin, me parece un importante aporte a la cultura y al patrimonio local, además de un avance hacia la reivindicación del papel de la mujer en la pintura, que son las grandes ausentes en los libros de historia del arte. Su trabajo, además, muestra una mirada femenina del paisaje y el entorno de nuestra región que, a mi parecer, viene a engrosar la lista de aquellos que fueron parte del desarrollo de la escena artística regional. Sus pinturas y dibujos transmiten un silencio y calma que transportan al espectador a pampas aun no repletas de construcciones, donde el volcán se reflejaba en las aguas quietas de los lagos y la luz de los atardeceres convivía con el canto del chucao, lo que lleva a detenerse para apreciar la suavidad y los colores de las flores cuidadosamente capturadas”. (Victoria Álvarez. Artista visual).

42


43


Isidora Álvarez (Isla Tabón). Óleo sobre tela. 30 x 40 cm. 1915. Colección Pinacoteca Municipal Puerto Montt. Ramón Soto (Panitao). Acuarela sobre papel. 24 x 53 cm. 1915. Colección Pinacoteca Municipal Puerto Montt.

44


45


46


Gladiolos. Grafito y carboncillo sobre papel. 40 x 50 cm. 1910. Colección Pinacoteca Municipal Puerto Montt.

“Dedicarse a la pintura no es una tarea sencilla. Alcanzar el dominio de este oficio requiere disciplina. Muchas horas, días, años, una vida que se vive a otro ritmo. Pintar lo observado es conectarse al tiempo presente. Suma de capas presentadas simultáneamente en un momento, en un espacio de tiempo suspendido capaz de prolongarse. Hoy la obra de Elsa Martin se revela ante nosotros y frente a quienes quieran contemplarla para disfrutar de su exquisita forma de pintar, que nos ayuda a conocer aquello que tuvo ante sus ojos, interpretado por la riqueza de su trazo. Siento su punto más alto en la representación del paisaje, donde fue capaz de congelar el tiempo en movimientos de colores que vivirán indefinidamente en su obra”. (Pamela Martinovic. Artista visual).

47


Hojas. Grafito y carboncillo sobre papel. 45 x 60 cm. 1910. Colecciรณn Pinacoteca Municipal Puerto Montt.

48


49


Rosas. Óleo sobre cartón. 40 x 40 cm. 1940-50 aprox. Colección privada.

A partir de este proyeto entré por primera vez en el universo de Elsa Martin. Elsa busca tanto en el amplio paisaje o en la diminuta rama de michay en flor, plasma la esencia del cuerpo de un hombre o mujer, recreando una atmósfera atemporal que captura el momento mediante una gran sensibilidad que sumada a su talento se puede palpar en la fuerza del color y ritmo de sus pinceladas, y que despierta el alma con su agudo ojo avizor. (Veronica Astudillo. Artista visual).

50


Crisantemos. ร leo sobre cartรณn. 37 x 46 cm. 1940-50 aprox. Colecciรณn privada.

51


Huella. Óleo sobre madera. 20 x 30 cm. 1940-50 aprox. Colección privada. Michai. Óleo sobre madera. 22 x 17 cm. 1940-50 aprox. Colección privada. Copihues. Óleo sobre cartón. 16 x 34 cm. 1940-50 aprox. Colección privada. Huella. Óleo sobre madera. 16 x 20 cm. 1940-50 aprox. Colección privada.

52


(Pรกgina siguiente)

Crisantemos. ร leo sobre madera. 74 x 44 cm. 1940-50 aprox. Colecciรณn privada.

53


54


55


Puerto Montt, otoĂąo de 2019



Desde la Corporación Cultural de Puerto Montt, nos propusimos el desafío de honrar el trabajo de Elsa Martin Schadow, a quien puede llamarse con propiedad la primera artista plástica de nuestra ciudad, lo que se materializó con la exposición “Punto de Partida”, configurada gracias a la colaboración de colecciones particulares e instituciones. De manera complementaria, asumimos la labor de construir un impreso que ayudara a generar memoria, a dejar constancia y a presentar a la comunidad el trabajo de esta artista. Una sencilla contribución de nuestra Corporación al desarrollo de una historia del arte local sin exclusiones y que esperamos pueda convertirse en un material testimonial revelador para ésta y futuras generaciones, parte de lo que fundamenta la labor que cumple nuestra institución. En este documento han quedado registradas las obras que pertenecen a la colección de la Pinacoteca Municipal, dibujos de la libreta de bocetos gentilmente facilitada para este proyecto por el Museo Histórico de Puerto Montt, además de algunas obras aportadas por la comunidad. Asimismo, se ha hecho un importante esfuerzo por construir un relato que nos ayude a comprender el contexto en que Elsa Martin desarrolló su obra y los aspectos más particulares de su prolífica producción visual. Marcelo Utreras K. Director Ejecutivo Corporación Cultural Puerto Montt.

Produce

Colaboran


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.