GÉNERO/LENGUAJE/SOCIEDAD

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA MATANZA MAESTRÍA EN COMUNICACIÓN, CULTURA Y DISCURSOS MEDIÁTICOS

ASIGNATURA: Las Comunicaciones Verbales en América Latina

Profesora: Amelia Zerillo

Maestrando: Juan Carlos Dido 4 de diciembre de 2008

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RESUMEN El lenguaje es un factor constitutivo de la sociedad. Está inserto en la comunidad humana en la que funciona como elemento de interacción y a la que expresa mediante su estructura semántica, sintáctica y morfológica. Su sistema gramatical refleja las relaciones sociales, los valores y el ejercicio del poder. Este trabajo muestra las diferencias de género en el uso lingüístico que revelan en nuestro idioma la existencia de un marcado sexismo que hace prevalecer lo masculino (el varón) sobre lo femenino (la mujer). Se han propuesto soluciones, pero todas quedan en la gramática, ninguna logra modificar la situación social. ABSTRACT The language is a factor in establishing the society. Is inserted inside the human community in which it operates as an element of interaction and expressing through their structure semantics, syntax and morphology. His grammar system reflects the social relationships, values and the exercise of power. This study shows gender differences in language use in our language that reveal the existence of a marked sexism that makes the male precedence (the boy) on the feminine (women). Solutions have been proposed, but all are in the grammar, no change achieves the social situation.

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TABLA DE CONTENIDOS Resumen

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Introducción

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Lenguaje, dominación, poder 5 Usos sexistas del idioma

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Conclusión

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Bibliografía

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GÉNERO/LENGUAJE/SOCIEDAD 3


INTRODUCCIÓN

El lenguaje es una institución social. Una institución constituyente de la sociedad. No es concebible una comunidad sin un lenguaje que la exprese. La afirmación es válida para el término “lenguaje” en sentido amplio, como conjunto de procedimientos y sistemas de comunicación, los bienes simbólicos en general, y también es pertinente en el sentido restringido, limitado a lo “lingüístico” o idiomático, que el el criterio con el que se aplica en este trabajo. ¿Qué significa que el lenguaje expresa a la sociedad a la que pertenece? El lenguaje es el factor de relación cotidiana entre las personas de un grupo o comunidad. Los individuos interactúan mediante su lengua. La interacción constituye el fundamento de la vida social. Ella ata y desata los vínculos, organiza, construye, altera. Ordena. Además, es el legislador por excelencia. Las leyes de una sociedad, en todos los niveles de reglamentación (leyes, decretos, ordenanzas, normas, acuerdos, etc.) conforman un corpus lingüístico que regula y controla la existencia de los individuos y de losa grupos que se desenvuelven en un territorio, llámese Nación, Estado o Pueblo. Por otra parte, es soporte y materia de la cultura. Es el principal registro de todos los bienes simbólicos que integran el desarrollo cultural. El arte, la filosofía, la ciencia, la historia, la política, la economía, todo factor dinámico que interviene en los procesos sociales requiere ineludiblemente del lenguaje y es incapaz de operar sin él. Y, finalmente, el lenguaje es un factor de poder dentro de la sociedad. Manifiesta las relaciones de fuerzas y ejerce influencias sobre los hablantes (en el sentido de usuarios del idioma), a veces sin que estos tengan conciencia de sus efectos reales. Uno de los ámbitos en los que el lenguaje impone su peso social es en la relación entre los sexos, el género lingüístico con valor social, lo masculino y lo femenino, sus contactos, consensos y diferencias. Para reflejar sus valores genéricos, el lenguaje se vale de todas las estructuras de su sistema gramatical: la semántica, la morfología y la sintaxis. Con estas poderosas herramientas, nuestro idioma, esta que empleamos todos los días en nuestras rutinas existenciales, es un lenguaje de género, un lenguaje que privilegia un sexo en detri8mento de otro, lo masculino sobre lo femenino, el varón sobre la mujer. Nuestro idioma es machista.

LENGUAJE, DOMINACIÓN, PODER

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El lenguaje no es neutro, no es inocente. En los medios de comunicación, particularmente la radio y la televisión, suela mencionarse un lenguaje “neutro” para referirse a un presunto uso del idioma sin marcas de regionalismo. No existe tal neutralidad. El lenguaje siempre es compromiso, explícito o tácito, no puede despegarse de sus valores expresivos, ideología, prejuicios, moldes, que lo enlazan con la realidad en la que se mueve. Como sostiene Alejandro Raiter: “El signo, como fenómeno ideológico, entonces, refleja la realidad y la refracta, ya que es la materialización de la comunicación interindividual; la comunicación interindividualk –hoy diríamos el conjunto de interacciones que tienen lugar en una comunidad lingüçistica- es el lugar donde residen todos los signos ideológicos. La palabra es el signo ideológico por excelencia, ya que existe en tanto signo, cuando se la utiliza en interacciones concretas.”(Pág.25) 1 Como está imbricado en la sociedad, el lenguaje actúa con ella. El idioma no configura un código cerrado y estable, como si fuera u8n instrumento perfecto que permite describir, interpretar y cambiar el mundo. Al revés, el lenguaje está sometido a la realidad, cambia con ella y refleja esos cambios: “Las formas de la interacción verbal están estrechamente ligadas a las condiciones de una situación social dada, y registran, de modo sensible, todas las fluctuaciones de la atmósfera social. Lo comprobaremos tantos en: 1. los contenidos o temas, que se actualizan en cada momento: hace treinta años no existía la ecología. 2. los tipos y formas del discurso, a través de los cuales los temas toman forma, el rap en español. En otros términos, cada época y cada grupo social tiene un repertorio de formas propias del discurso dentro de la comunicación socioideológica, determinadas por las relaciones de producción y la estructura sociopolítica.” (Pág29). No hay ámbito que escape a la presencia comprometido, ideológica, valorativa, del lenguaje. La relación entre lo masculino y la femenino, entre el varón y la mujer en nuestra comunidad conforma un espacio social en el que el idioma encuentra lugar propicio para ejercer su influencia interactiva. Raiter ha puntualizado las diferencias en la conversación y ha puesto el interés en algunas conclusiones: + “Los hombres hacen menos preguntas que las mujeres. Cuando utilizan la interrogación, lo hacen de manera direcrta. + Las mujeres tienden a emplear con mayor frecuencia que los varones las preguntas etiquetadas. + Las mujeres usan enunciados asertivos con entonación interrogativa. Ambas formas son ambiguas y requieren de una respuesta de parte del interlocutor. + Los varones interrumpen mucho más que las mujeres en conversaciones mixtas. 1

Raiter, Alejandro: y Zullo, Julia: Sujetos de la lengua, Buenos Aires, Gedisa, 2004.

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+ Las mujeres tienden a utilizar canales secundarios (gestos, muletillas) que expresas aprobación o rechazo para confirmar el turno del otro. + Las mujeres tienen mucho menos “éxito” que los hombres al intentar introducir un cambio de tópico en la conversación mixta. + En consecuencia, en conversaciones mixtas, los hombres suelen ser los que introducen los tópicos y las mujeres los refuerzan y sostienen.” (Pág110) Como señala Raiter, la diferencia de género en el lenguaje no sólo se manifiesta en su estructura, sino que también se presenta en los actos de habla simples como la conversación. En este caso, las diferencia se observan en la preferencia de trato, la mayor o menor intervención en el diálogo, el aporte original de contenidos y la dependencia re4specto de la participación en el uso de la palabra. Probablemente convenga denominar “sexista” al lenguaje que otorga preferencia a un sexo sobre otro, en lugar de “lenguaje de género”. Todo idioma que distinga géneros gramaticales es de esta categoría. En cambio, “sexista” es aquel idioma que expresa el predominio de un sexo sobre el otro. El género es un fenómeno lingüístico. El sexismo es un fenómeno social declarado por el lenguaje, como lo es nuestro idioma. En el español, hay una clara tendencia a sobrevalorar la forma masculina en detrimento de la femenina. Como lo menciona Isabel Alamar 2, esto se observa especialmente en el léxico de las profesiones, debido a diversas causas. A veces, los hablantes creen que el uso masculino es más correcto, quizás por ser el más utilizado. Otra posible causa consiste en considerar que la forma femenina (ministra, concejala) suena mal, y entonces tratan de evitarla. Otros piensan que la forma masculina tiene mayor fuerza o “profesionalidad” y demanda mayor dignidad. Pero la causa de fondo reside en la presencia de la mujer en la sociedad. Si bien se debe reconocer que en los órdenes laborales y profesionales, su papel se ha ido acrecentando en los últimos tiempos, borrando las distancias sexistas, hay que admitir que todavía existe una marcada resistencia a generalizar la formas femeninas de los términos que indican profesión u oficio, resultado del hecho social que conserva relegada a la mujer en diversos ámbitos.

USOS SEXISTAS DE NUESTRO IDIOMA Los recursos que el lenguaje emplea para destacar el sexismo son numerosos. Entre ellos, se pueden indicar los siguientes: *Uso del artículo femenino con alcance para los dos sexos: Día del maestro (también de la maestra); los alumnos (también las alumnas)... 2

Alamar, Isabel: En femenino, por favor (en línea www.ucm.es) 6


*La expresión todos (masculina) para englobar ambos sexos. *Uso de pronombres en masculino (nosotros, ellos) sobreentendiendo la inclusión del femenino. *Nombres y adjetivos con diferente valor semántico si se refieren a mujeres o varones (general/a, jefe/a, zorro/a). *El vocablo hombre aplicado a la humanidad. *Concordancia con el masculino en casos de un atributo a núcleos de distinto género (el cielo, la calle, las casas estaban entristecidos). *Uso asimétrico de nombres, apellidos y tratamiento: señorita/señora no se corresponde con señorito/señor. La Clinton (u otro apellido) no se corresponde con el Clinton. Uso del apellido del esposo con la preposición “de” en la mujer casada. *Un caso especial: el paradigma verbal: En la enseñanza de la conjugación verbal de la escuela primaria y la secundaria, al escribir o pronunciar los pronombres personales, generalmente se citan: yo, tú, él, nosotros, vosotros, ellos. Además, casi todos los textos de lengua presentan la misma lista y sólo algunos recientes han incorporado las formas femeninas ella, nosotras, vosotras, ellas. Una reiterada experiencia grupal revela que el sexismo verbal está asumido inconscientemente por las mujeres. Al proponerles que conjuguen un verbo en un tiempo cualquiera, no incluyen las formas femeninas. Este caso particular tiene enorme importancia. En efecto, si se reconoce que el verbo es la palabra que nombra las acciones, la mujer queda suprimida de realizarlas. La mujer está excluida de la acción, no actúa, por tanto su presencia no es tenida en cuenta en la sociedad o lo es en menor medida que el varón. Para salvar estos y otros casos de sexismo en nuestro idioma se han propuesto algunas soluciones que se anotan en el siguiente cuadro.

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USO LINGÜÍSTICO

EMPLEO PROPUESTO

Uso de genéricos Clientes Competidores Trabajadores Amigos Ciudadanos Uso de nombres abstractos Muchos invitados Los latinos Los políticos Los famosos Todos sabemos Como muchos piensan Cambios pronominales Los lectores de este artículo Los viajeros... Los trabajadores de esta casa Reverbalización

Clientela Competencia Personal, plantilla, personas Amistades Ciudadanía Muchas personas invitadas La población latina, la ciudadanía latina La clase política La gente famosa Todo el mundo sabe Como mucha gente sabe Quienes leen este artículo Quienes viajan Quienes trabajan en esta casa... Tienen un compromiso... Tenemos pasión Quien aporta se obliga...

Están comprometidos... Somos apasionado Quien aporta está obligado.. . La UNESCO propuso otras soluciones similares para otros casos 3 al reconocer que el lenguaje no es una creación arbitraria de la mente humana, sino un producto social e histórico que influye en nuestra percepción de la realidad. Al transmitir socialmente al ser humana las experiencias acumuladas de generaciones anteriores, el lenguaje condiciona nuestro pensamiento y determina nuestra visión del mundo. Los prejuicios sexistas que el lenguaje transmite sobre las mujeres son el reflejo del papel social atribuido a ellas durante generaciones. A pesar de la evolución experimentada por las mujeres en la sociedad en el último siglo, los mensajes qu8e nuestro lenguaje sigue transmitiendo sobre ellas refuerzan su papel tradicional y dan una imagen relacionada con el sexo y no con sus capacidades y aptitudes, intrínsecas a todas las personas.

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UNESCO: Recomendaciones para el uso no sexista del lenguaje, París, s/f.

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CONCLUSIÓN: CRÍTICA A LAS PROPUESTAS Los procedimientos propuestos para superar el sexismo en nuestro idioma tienen buenas intenciones, pero son inocuos, incapaces de lograr avances significativos en el problema del sexismo. Tal vez, el principal valor de las propuestas consiste en llamar la atención sobre la existencia del problema para forzar la reflexión sobre él y buscar soluciones apropiadas. Una de las propuestas ejemplificadas es utilizar genéricos: la infancia o niñez, en lugar de los niños. Pero resulta que infancia y niñez son vocablos que tiene su propio género: son femeninos. ¿Dónde queda entonces la superación del sexismo? Persiste con sentido inverso. Se sugiere también emplear las niñas y los niños para abarcar la totalidad. Pero surge otra dificultad: ¿por qué poner el femenino primero? Se puede decir: los niños y las niñas. Se vuelve al problema: ahora está el masculino primero. Y se sabe que el orden de las palabras también es una marca de peso semántico, igual que la terminación genérica. Objeciones parecidas se pueden plantear a todas las propuestas de idioma “asexuado” o no sexista. María Luisa Velaso reconoce que “en la lucha por la plena inclusión de las mujeres en la vida social, política y económica, se ha descubierto que el uso del lenguaje ha contribuido a hacer invisible esta mitad de la población e incluso a agraviarla comparativamente respecto de la población masculina. 4 Velasco admite la situación y reclama la necesidad de llamar la atención acerca del tema, pero advierte que “hacerlo en forma machacona, extravagante y fuera de contexto corre el riesgo de que la mirada se centre en la forma y no en el fondo. (...) Por todo ello, podríamos abogar por poner más sentido común. Seamos realistas, evitemos el disparate de feminizarlo todo como el abuso del masculino.” Pretender solucionar el problema del sexismo en el lenguaje, que es exteriorización del sexismo en la sociedad, es desplazar un fenómeno que se produce en el seno de la comunidad y llevarlo al plano de un contenido lingüístico, creyendo que las modificaciones que se inserten en e3ste nuevo espacio implicarán la superación del problema en la vida social. Los cambios en el uso idiomático no cambian a la sociedad. Es al revés. Nuestro idioma es de género porque nuestra sociedad es de género. Nuestro lenguaje es sexista porque nuestra sociedad lo es. La batalla contra el sexismo social y lingüístico es una forma de lucha contra la discriminación. Su campo de batalla no es la gramática, sino la política.

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Velasco, María Luisa: ¿Paridad en el lenguaje? En línea: www.canalsolidario.org.

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BIBLIOGRAFÍA

1)Indicada por la cátedra: ALAMAR,Isabel: (En línea) En femenino, por favor: http://www.ucm.es/info/especulo/ RAITER, Alejandro y zullo, Julia: Sujetos de la lengua. Introducción a la lingüística del uso, Buenos Aires, Gedisa, 2004. VELASCO, María Luisa: (En línea) ¿Paridad en el lenguaje? La conciliación de género: entre la necesidad y la provocación. http://www.canalsolidario.org/web/noticias/

2)Bibliografía complementaria: AGUILLÓ i GARCÍA, F. Xavier: (En línea) Aprender a hablar de nuevo. www.blogresponsable.com LABRAÑA, Luis y SEBASTIAN, Ana: Lengua y poder, el argentino metropolitano, Buenos Aires, Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad de Buenos Aires, 2004. UNESCO: Recomendaciones para el uso no sexista del idioma, París, s/f.

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