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AIlQ.
MENSUAl.
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ARqUlTRCTUR....
MUJlCA
CONSTRUCCiÓN
y ARQ.
FRANCISCO
BUI!:NOS
AIRES,
SQUIRRU
REPÚBUCA
y
ARTES
-
ADMINISTRACiÓN:
APLICADAS.
-
DIRRCTORI!:S:
SARMII!:NTO
1411,
ARGENTINA.
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Vol. V -
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Octubre de 1924 -
Núm. 51
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El nacionalismo como fuente de personalidad
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DISERTACION
DEL ARQUITECTO MARTIN S. NO EL
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La úlfjmu sesion del Instituto Popular '{mf rcncias, fué destinada a escuchar la di srtaeión del arquitecto señor l\Iartín H, J: r oel sobre el tema: "El nacional ismo eomo fu nI de personalidad artística".
Se refirió al estado del arte en el país, expresando que hasta. ahora nuestra construcción arquitectural ha respondido a lo incoherente, lo ilógico, salvo honrosas' excepciones; y luego agregó:
OellfJó la presidencia el señor Ernesto de la Cárcovu, a qnicn acompañaban en la lIIeH'a diroetiva, además del conferenciante, el 1l0<'tn[' ea rlos Ibarguren y el doctor TIoüoH~J ({ivnrola, presidente y vocal, respectivrnnente, del Instituto , el embajador de Italill, conde de Vinno , el ministro plenipoteneia rlo de Portugal, doctor Alberto d 'Olh-f'íJ":1; el marqués de Morra y el doe{OF' .~d!)Ho (~loy.
El señor Martín Noel ha de hablarnos de todo ello, con su exquisita sensibilidad de artista y su intensa cultura cimentada en el estudio de los grandes monumentos del pasado.
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El sefior De la Cárcova disenrso prcliminar.
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~;lartr-, como la ciencia, como todo eleeohcsión social, dijo, es fuerza sentimiento de nacionalidad j n~f. JlnC'Í<Jnnlisniocn arte implica una nob)p W'r~in\('ión estética que puede determirW-f mI momento histórico en la vida espiritmd tic un pueblo. InCJltó
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El arquitecto Noel es uno de los primeros que con 'juvenil entusiasmo se encamina por el sendero mismo de los conquistadores, llega a la sede del antiguo imperio ineásico, visita LiTIUl.,el Cuzco, la trágica. Catarnarea hasta los bordes del Lago Saf?rado, interrogando a esas piedras que sólo revelan sus enigmas a quien las evoca. con devoción j y de ese rico venero de tradición americana y colonial recoge emociones que luego traduce en formas de hermosa. arquitectura. La labor de Martín S. Noel es intensa, en la presidencia de la Comisión Nacional 65
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ARQU'TECTO
de BrJlas Artes, en la J unta de Historia y )iwllisllIút il'a Americanu, en la Comisión j';'¡ili('ía ~rlllli('ipal. donde estudia los cornpll'.Ío~ ",..,/)lrl1las del urbunismo con visión huciu una grande y hermosa ciudad futura , :-:u ob,." trasciende lejos: la Heal Aeadcmía I[r Kan Fernando lo acuerda el premio «n (·1 ('(','Ialllen de la Raza, por ~:Ulibro suIIr',' nrquitect urn hispanu-ume rieunu, ~- lo :lg'J'r¡.:-an sus ta rcus : 1" ,J unta de 11 istoriu dc' ~IHdriol ;" el Centro de Arquitectos de CId),' lo t ienen ('(1I1l0 miembro honorario; :d.í, I'lWS, 1ll11~'altos títulos para hablar C01l autoridad sobre rosas de arte,
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ser sensible, ante las impresiones directas que recogemos de la naturaleza, De este recelo se desprende que a la altura en que se hallan nuestras investigacione , que ya han comprobado en forma inneirable la presencia de un arte hispanonmci-ieuno. cuya curiosa y larga formación 1l0R ha precedido, cabe emprender ahora el unálisis de la segunda faz que es, afin tle cuentas, la primeru . pues de lo contrario, fuera ocioso el insistir con aquellas indagucioues dejando la tradición en su agraz y sin madurar el zumo de las nuevas vendimias,
Dos corotarios funclamentales-
LA CONFERENCIA
Abordaremos el lema, y pese a la forma sintét icu que cuadra a esta disquisición, En el 11"0 tic la pala bra el señor 1 oel, hemos de prociimr elas t'icar nuestras obempezó pm' ag-,."derel' los términos en que servaeiones, dentro de dos corolarios, que )0 hnhia proscnt ado al auditorio el presia manera dc plan, t ratarán de correlaeíolI('rrlt' de :a sesión, y enunció sumaria menn 111'el sentido de nuestros argumentos. i/' ('1 Icrna que iba a desarrollar en su diserCorolario lo,-'l'odos los grandes floreci- ' ';wiún mientos 11eva ron siempre en sí, los signos I'liC~(O que ol ieonccpto de lo amer-icano.' inequívocos del carácter de un pueblo, y dijo, senu-jn ir ounjaudo en el seut ir estésus formas nacieron al arrimo tierno y set ir'o dI' 11111''1 ( 1'0 1);1is, se nos antoja de toda ductor de los gérmenes locales que fueron opowl 1111 idad el trnr-r en tema un comentaS:t7.0lIatH10, de poro en popo, bajo las ló~iri" ""h,.1' el sp.1fi(10 universal clc la belleza nI fin ~'lln u lr-anza rou las ~I'andes páginas , cas iufluonr-ins de las migraciones que más dc"'¡ :lI'l , merced al verbo peculiar do los condecían ron lo hondo y natural de su espíritu, adquiriendo por y entre ellas el alJ1lwMos (1IIr, en unu hora señnluda de la cI~I''''1 rotur-ión hist órica, dieron a luz la cance universal, que les era menester para fon.w vah:-r1 de su propia personalidad. ser consagradas como eánorres del numen humano fl,w,',-mos decii-, que si ya en vías de COI11Sólo los países poseedores de un carácter PI"I,fIflC;ón, el hecho do que existen innee aM¡,¡< vnlori-s ti rt ísl ieos en las formas ~. ex- esencialmente propio, alcanzaron a impoartísticas IH'(' íonC"4. tanto plú-;( iras como literar-ias o ner al mundo sus modalidades J jJlllí('SIIC'. de rsta pu rte de América, ('s nho- ~', por sohre las ajenas influencias, enalteciéronse los rasgos tutelares de sus cuali-rft , f('HI''I'tel' el IH1I1111alizar CU{lI1 importanIr' \'" para nosotros la feliz herencia del hi- dudes primarias dnfr/o y arcaico pnt rirnonio : tanto más La belleza- nativa, exultada pOI' los sentieua ndo la tesis del nacionalismo en el armientos comunes a todos los demás homte'- I'll('irllclc, hov por hoy, entre nosotros, bres, es quizás la única que pueda plasmarse I<lS más ('1I1'('<ladas controversins, poniendo en contornos de formas bien definidas', ('11Ic,la tic juicio aque-llo de Ri los elementos Colorario 20,-El mundo estético de América semeja P0S'eCl', por razones étnicas h'Mlí('íolTolrs, encargados de traer hasta llH(I~fl'Of' días los l'aSI?:OR f'isonómicos de e históricas, aquellos fermentos fundamen1111('~lt'aIorrnación físicn -;.'moral o el Icgentales que fueron en las civilizaciones a que nludíamos, los alimentos' nutritivos de los (In río rnixter io de las fuerzas espirituales conceptos orgánicos y de los espirituales qlle' nos dieron vida, deben ser consideratl/W ('Mno lfr.'l silla res básicos (le n Il est ras ensueños, sobre cuva fo1'11ida estructura o entrelejióse la trama misf'f"ft ,¡ollrs estéticas, o si, por el cont rm-io, sutil urdimbre 1'1I0!$ hall de RCl' más bien valores corrositei-iosa de las grandes revelaciones de las V~. fJfle avasallen el vuelo imaginativo o humanas obras, divinizadas a su vez por la lalltlttWfl el palpitar emocional de nuestro propia condición de aquellos hombres supeI
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FIGURA
CENTRAL
POR EL ESCULTOR
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ARQUITECTO
rioros, quc en el secreto de su fuero interno oyeron el r-itmo cósmico de la unidad indivisible y tutcla r , J)c entro los muchos argumentos de que pudiera echarse mano, escogeremos el más pintoresco, puesto que de arte se trata y no de metafísica.
Cittdad es evocadorasAndando de viaje, nada hay de más obsedante, cn materia emotiva, que ciertas ciudades que se nos aparecen como signos evocadores o descriptivos de sociedades desvanecidas _ Venr-cia, Siena o Pisa, en Italia : Toledo, Avila o Granada, en España . a lgunas ciudades africanas; el viejo nout'!'! o S:tint-l\lalo, en Francia, y, por fin, ~-crl'll!) hacia el Norte, Brujas, en Flandes, ,- Be,-na, en SUiZIl, por no citar más que estas dos, consiguen despertar ante nuestros oj(f~ la imagen persuasiva de la tesis que tratarn(j~ de esbozar , ~Qu¡'::n, al pisar Vcnecia, no recibe del (;,~: ¡" dnral de aquella ciudad uirnbnda d(> ernhrujo y de poesía, la expresión de un pueblo a través de toda una época '? ¡, Acaso San Marcos o cl palacio de los Dux, no nos doscr-ibcu minuciosamente el escenario del I'f'Ot>{'SO bizunt ino, que pOI' los ~élido:; ('aHlp~ de Grecia vinen a despertar a aquel mundo gol icistu de Italia, que con tantas lln~ía~ Hg'uunlaba la hora soñada del pagano n"IlFlcim icnto 1 ~íg'lIió el orador la descripción de las (am()l'n~ ciudades del viejo mundo, y pasó a refr-rirse a América. l~l Cuzco es una ciudad tan sugestiva como Vcnceia, Avila, Brujas y Nurenberg; y tampoco es la única, su valor no es esoIfríco ni exeénrrico ; hay muchas otras en é'!IIUCVO y vasto continente A Il'rimcra vista, csta parecería la parte tmís arriesgada de nuestra tesis, si es que la llf1Y ('11 realidad ; pero pesa Íntimamente en fW~(Y!I 'os el recuerdo de un viaje por tierras dd I'erú y Bolivia, (lu i1 0, T'ruj illo, Cajamarea, La Paz, lHC't¡llipa, Potosí, encierran un poder fascinante; por un misterio insondable, en una. t¡m<a ineierta, ciega y confusa de la histoda de Arnór'ica, han llegado a plasmar el sentido secreto de una nueva civilización que, <Ir! cacharro de barro de estilización draconiana o ineaica o de la tela "proto-
chimu ", ")lroto-nascu" o· aymará, o del palacio o del templo ciclópeo, halló su empleo en fábricas nuevas llegadas de la conquista, y su enjundia, su poder montaraz, irresistible, filtró su savia en el poder triunfante de la conquista, Los funerales de Atahualpa fueron el enterramiento de un concepto político-e-y hasta quizás .religioso-cosa posible y hasta lógica; pero el lloroso cortejo no extendió su sudario más allá de la huaca eristianizuda pOI' el doliente suceso. Pizarro y su heroica mesnada tuvieron derecho ~r razón de compadecer :: de reirse de aquellos indios de bronce, agotados por el valor bizarro (le sus guerreros indomables; pero les fué imposible ahogar con el último suspiro del soberano, el soberano poder de la entraña popular, cuya alma sencilla y arcaica había de trasmigrar, tras larga y 'fatigosa jornada, al templo evangélico de la nueva y apostólica cruzada. En la desolada capital del imperio de los incas, sobre el derruído templo de Coricancha, se irguió luego la católica cruz dominicana, predicando su evangelio; sobre las ruinas indestructibles de la América prchispánica y prehistórica se edifica el mundo occidentalista y oriental de la España triunfante.
La influencia hispano-in caHemos comprobado que las artes plásticas y literarias y hasta las musicales, aunque harto sencillas, ofrecen un interés sustancial que puede despertar verdadera curiosidad allende nuestras fronteras; existen bases humanas perfectamente localizadas en una forma primitiva, pero muy propia y muy rica. Puede ...argumentarse, en cambio, que nuestra República liberal y cosmopolita no obedece en manera integral a la euIt . hispanoamer-icana : más nosotros observamos que contados años de cosmopolitismo extranjerista no pueden, empero, destruir los gérmenes básicos de aquella civilización, Estas nuevas migraciones vienen lógicamente a superponer su influencia al sentido indestructible de lo. americano que se incorporó al ritmo universal por la conquista, viviendo por espacio de tres siglos bajo la custodia de España .. En nada pretendemos, disminuir .el V8-
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ARQUITECTO
l io-«: uportc material J' esp irituul que han ft'nído g-encrosamentr a nuestro país las rldlf"~l'S cxtranjerus : seriarnos por de más í t';iu.f Os )'d('sag-t'ud('('idos < :\lns, queremos ('~Ia ¡'1eel' 1', dent 1'0 de un criterio que orientI' el porvr-nir que no rs prudente echar en 1,1 olvido 1·1 ~lUr'rs(¡ t ruscendental sin el cual liada hubiera ex ist ido ante nuestros ojos y alde nuestra ('OtH'i\,fH'ia de hombres que vi\'ÍtII()~ en el si¡:tln X X, '¡'¡¡"'POCO esto "ale decir que ellas no deIIll\rllll(>1l un uevo per-iodo evolut i\'0 Y cuya \'ífalidrHI constr-uctiva fuera necio negur y torJI<' 110 ar-cptn rla ('timo una semilla fecun!In )' bienhechora . pero sí entendemos que 1 • ("¡¡rac1(,I'cs riel in teruaciona lismo a rgent ino h;m df' envolver o cobijar, a manera elr ~'Nrlf'za, el tuétano (le aquel fruto primordial en('ar~ad" tlr comunicar a todo ello r-l ~al,,)I' inconfundible de nuestra savia espirtÍf ial . • Jáit O' menos próximas, más o menos 1!',Í:mm!\, 1m. culturas hispanoazteca o his,':ltt/'f~rtlana poseen UIl alto S'i~nJifjcadO' [1M'1l :wfllal dcsa t-rnllo de nuestros valor~ de arte, sin perjuicio de que tampoco ~('h('m(m irreparable olvido la enseñanza ~~I (Ir 11 tll'st ras' culturas regionales: !'llt,'llm¡uíes O' diuguitas ,
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";n , n¡U;terfura el estilo llamado vulgarm~·"f{'•. v f!nizá~ r-on algunu impropiedad, (,(~rmtí:d, no debe ser considerado como un sintmn;'l. ahsoluto : sus ca rncteres es("o~idos N'm dí/<wl'mimícnfo )' despojados de inútiles j,jllJmrr7.t1:'4, pod rán delinear un síntoma de ~ímp:Hrll ~n('arg-ado de afianzar un común ftl~ltJ hí,;fórÍeo y social. Abdica r ciegaflImttt (11' UIl pasado venerable implicaría un ~lIíríd¡()arfí!>1if'O'. ,'" ("r'('('m~ que las meras necesidades triñlf"diatns, easi flirmpre de urgencia matC't'ÚtJf pnedan dir igu- exclusivamente mi~lt'os' programa» art lsticos , por el con1rar~', las fnenafl nativas, la tradición h~sh'Fí(,,1ifl" nuestra. conformación, semejan rO'f).)Ufií('itrttos la f~ inquebrantable y segura ít1té' ha de descubrir la razón de nuestro yfl. ~hr (>'1fl{l(" nada existiría ante los deTfjfl.oJ ~res vivientes qne apetezcan contemP'~M'''()" 1<-tt poquísimas palabras: es mett~tl'l t¡itUftr los sillares de nuestro santuarÍ'(,~j{Ít-u' NI r-l corazón del terruño , sin raí7~
res vigorosas no fructificará el' árbol del saber: sin mieles de vida no prosperan las flores del expiritu por más prudente r telWZ que sea el jardinero que las cuide y cultive. y ahora, puesto que no es nuestro propósito extendemos con minuciosos comenturios, sobre lo que concierne a nuestras artes tradicionales, pOI' habernos ocupado de ellas en tan rreeuentes circunstancias, tra. turcmos de esbozar, más bien, algunas conclusiones. Por ejemplo, entendemos (fue mientras no se defina claramente nuestra personalidad nacional como forma artística, dentro de un carácter- I O' fisonomía inconfundible, no aleanzaromos a rendir el vigor y la sana originalidad que requieren nuestras creat , d ciones : de lo contrario, los granos enuestra laboriosa faena intelectual serán esparcidos por la vent isca pampeana, como las impalpables harinas de un ruinoso molino . Todo desplante individual que no refleje un sentido sintético o social, valdrá lo que una arriesgada quimera en el campo de la especulación positiva de la ciencia, Ciertos países han alcanzado un indiscutible predicamento urt ·tico, merced a un acendrado sello nacional, y ningún país mal dibujado en su conformación étnica y estética ha conseguido impresionar a la humanidad en materia artística. La falta de naeionnlismo o voluntad personal, se traduce, fatalmente, en incoherencia y pálida vaguedad, í
I n ambiente comunica a la lucha cotidiana de los seres y a sus humanas pasiones, que por desogracia son comunes a todos los hombres, un relieve, un contorno definido que las conyierte en expresiones peculiares. Así. ciertas obras de arte, siempre las más gra ndes y' conmovedoras, son el producto cabal y feliz de pinturas, ya realistas y simbólicas, inspiradas, lo que vale, en este caso, decir sugeridas por el panerama casero; pero cuando ellas son profundas, traducen siempre el caos, el dolor o la poética ilusión del eterno conflicto del mundo; ciertos artistas coetáneos pueden ser reeordados : Puvis de Chavannei 1\1anet, Charpentier, traen a la memoria efi~jes francesas que traducen la desazón O' la esperanza del universo entero, , Un hombre, un artista, tiene el der-echo
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LA AOORACION-VIORIERA EMPLOMAOA, TOR
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POR EL PIN-
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ARQUITECTO
de !':1I:l'ifit'lll'se en pr-rscguim ieuto de solucienes abstractas, que pueden, en muchos C'II~)'*, ní ribuirse a refinamientos ultrasensibles : pero quizá no tenga el derecho de ífll/lom'l' a la adm iración colect iva cl narcóf j"o CIIfe/'IIIi7.0 de su fórmula ergotista, CIIlIlIHHla de pulidos reflejos, más o menos HlllojaJizos. Otras inflllellciasEl cnráctcr,
el contorno par! ieular de ser la sustuncia dist inti\1I 'I1H' n-vclu, al propio 1iempo, el alma r la forma r-xtcriur , lo anímico r 10 dinárni('1) flU!' se hospedan en cada uno de nosotros por el ntúvico consorcio que ejerce ese ine xorublc aparcer-o entre el pasado y el preHf'IIff', entre nuestro yo interno y lo, seres ;:Ifinl's que viven confinados en torne de nosotros por idénticns fronteras. Hasta los ~l'alldes prohlcmus, de técnica que tanto semejan prcoeu pur hoy día, a los oficiantes de' 1 n rte, no son, a fin de cuentas, sino meraR np.u-icncias, las que sólo cobran aspec10 )I,)8ili\'0 cuando, dentro de una cierta 1lllidad, sill~ulal;7.an la manera de expreS,ll'St' dI' 1IIIa ('poca. Ilnsta los n vnnzados profetas y rcvolu('ínllnl'ios (le hoy, sicrnprc que posean algún I;'¡,.\ lo, itul iunos, franceses o n lcmanes . di,'j 'jonislas, cubistns o fu Iuristus, no obsta 1(' el complejo nralubarlsmo de su caprirfll):-;a st ruct ura, dejan traslucir su estirfH' y hasta, en muchos casos, y cuando más Ílt~rl1 io poseen es más claro el verlo, llegan • 11'MH'CIHlerlas consabidas influencias, llamrulns por algunos sectarias, y que . on : ~flS[O clásico o grecolatino, got icista o romlÍntic'o, y esto a veces agravado por serias ínebwreciones de carácter familiar, o sea nacional . La. pin t nra y la escultura, artes plásti~'IlS por excelencia, pueden, a pesar de lo (1tI(' (lt'rín mos, contemplando cl concepto del m'k "in front eras tan sostenido hoy día pUf' rt bolshevikismo espiritual, tener una ha~f' do def'cusa : en' efceto, la naturaleza, el mor! ,to 11(, cada instante, en cualquier país dtl I11lJIHlo,l>lIl'de sugerir una obra de arte a j'lIalquier artista; y, sin embargo, y muy á pesa r de esta misma salvedad, un paisajE' pu risiense pintado por un argentino o J'or un ospafiol, es interesante si uno llega 11 tliseel'Jlil' que aquel que lo ha pintado era una cnsu, resulta
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a rjrcutiuo
o español. La "Carmen" dc las impresiones de España, de Theophile Gautier, "La femme et le pant in", de Pierre Louis, son intel'esante~, no sólo pOI' sus propias cualidades emotrvas, sino IJOI'que nos traducen dramas íntimos espafiolcs, vistos y sentidos por artistas eminentemente franceses, Pero cuando llegamos al mundo de la literatura y particularmente de la arquitectura, la tradición y el naeiona lismo cobran el aspecto de una ~gullda naturaleza ' En cfecto: si el arquitecto se empeña en valerso de las medidas de los valores de las proporciones y de la forma, para expresar las cadencias dc la naturaleza, no llegará a conmover únicamente por estc medio a los hombres; pero si al propio tiempo añade a la inspiración de la medida objetiva el subjetivo ideal de lo que está más allá de la verdad inmediata y absoluta, rccorriendo el pasado, es decir, lo que cl genio ~rqu itoctón ico ha creado a través de la historia 1'01110 realidad quimérica e ideal del hombre, entonces la obra humana cobra una seducción inega hle y apremiante _ A hora bion ; si aquellos valores son sugestiones propias del alma del artista, es decir, que son tocantes a su sensibilidad nativa, a la· naturaleza más afín a sus aficiones del alma)' del sentimiento, entonces su obra, que es' abstracta por definición, eonviértese en emotiva y sensorial por los méritos anírnicos y por la enjundia que ella engendra como parte esencial de su natural existencia. Cualesquiera que fuesen los resulta ,;, a , que llegaran las especulaciones de la estética moderna, tendientes a localizar todos los fenómenos emot ivos en los procesos 01g-ániros y fisiológicos, en nada alterarían 1.'1 sereno predominio de algunas normas, aliti¡xuÍls sí de aspecto, pero siempre correotas e implacables, que dcterminan en la ac. ción sintética, SlJ triunfo permnnente, llamado a prevalecer. Cosa extraña y paradojal: vivimos en la realidad como fantoches colgados de invisibles y tenues hilos que nos mantienen cercados en el mezqui110 redil de un determinado escenario, a pesar de nuestras hurañías y nuestras respctable •• y elegantes arrogancias, muy dignas de ser tenidas en cuenta, pero en verdad bicn confusas dentro del orden y concierto de las cosas de este endiablado planeta,
Merimée,
MECANICA.
CARPINTERIA
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COLEGIO
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y HERRERIA
BAJORR~LIEVES.
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SALT LAKE -
DEL UTAH