ISSN 0718-4468
PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
perspectivas /8
CENTROS DE DESARROLLO INFANTIL EN CHILE: UNA EXPERIENCIA PILOTO María Angélica Kotliarenco Esteban Gómez Magdalena Muñoz
CENTRO DE ESTUDIOS DE EMPRENDIMIENTOS SOLIDARIOS
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CEES∙UC
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PERSPECTIVAS CEES‐UC / Documentos de Trabajo
La misión del Centro de Estudios de Emprendimientos Solidarios es contribuir al desarrollo de las organizaciones de acción solidaria y de las intervenciones que llevan a cabo, mediante los aportes de la reflexión, investigación y educación continua pluridisciplinaria. El centro es parte de la Facultad de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
El objetivo de PERSPECTIVAS CEES‐UC es difundir ideas, investigación y conocimiento relativo al tercer sector, así como al sector público, para el aprendizaje y la reflexión. Busca presentar análisis sobre los temas permanentes o emergentes para las organizaciones, instituciones o personas que están vinculadas o interesadas en los emprendimientos solidarios.
Editor Daniel Díaz Vera
Pontificia Universidad Católica de Chile
Comité Editorial Sergio Chacón Armijo Javier Guzmán Piña Paola Jorquera Aguayo Karin Roa Tampe CEES‐UC Facultad de Ciencias Sociales Pontificia Universidad Católica de Chile Avda. Vicuña Mackenna 4860, Macul Santiago, CHILE
Director de Programas Sociales, Fundación (PARENTESIS) Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas, Gobierno de Chile Universidad San Sebastián, Chile Pontificia Universidad Católica de Chile
Sitio Web: www.cees.cl Correo Electrónico: perspectivas.cees@uc.cl SOBRE LOS AUTORES María Angélica Kotliarenco Psicóloga, M.Sc., Ph.D. Universidad de Londres, Directora Ejecutiva e Investigadora Principal del Centro de Estudios y Atención del Niño y la Mujer, CEANIM; docente de la Escuela de Psicología, Universidad del Desarrollo y profesora adjunta de la Universidad de Western Sydney, Australia. Miembro del Consejo Asesor Presidencial para las Reformas de las Políticas de Infancia, asesora del Ministerio de Educación, y miembro de Childwath International. Su línea de trabajo y publicaciones ha estado ligada a temáticas de pobreza, resiliencia y educación temprana en contextos de alta vulnerabilidad, al desarrollo de metodologías alternativas y al fortalecimiento de la visita domiciliaria en programas de intervención temprana. La correspondencia relativa a este artículo debe dirigirse al e‐mail: angelicakotliarenco@yahoo.com. Esteban Gómez Psicólogo y M.Sc., asesor para la Dirección Estratégica e Investigador de la Unidad de Diseño y Evaluación de Programas Sociales, Protectora de la Infancia; Investigador Asociado de CEANIM; y docente de la Escuela de Psicología, Universidad Bernardo O’Higgins. Su línea de trabajo y publicaciones se ha focalizado en familias multiproblemáticas, infancia en contextos de vulnerabilidad, y en el desarrollo de herramientas e intervenciones psicosociales y clínicas efectivas en estas temáticas. Magdalena Muñoz Psicóloga y Diplomada en Intervención Temprana, es psicóloga del Programa Familias de Acogida, Protectora de la Infancia, e Investigadora Asociada de CEANIM. Su línea de trabajo y publicaciones ha estado centrada en temáticas de resiliencia, apego, salud mental infantil y educación temprana en contextos de pobreza y vulnerabilidad. ISSN 0718‐4468 | PERSPECTIVAS CEES‐UC | N° 8 | MAYO 2009
C ONTENIDO Presentación ................................................................................................................................... 3 Introducción .................................................................................................................................... 4 Antecedentes .................................................................................................................................. 6 Early Head Start ................................................................................................................. 6 Sure Start ........................................................................................................................... 9 Centros CAP ..................................................................................................................... 11 Modelo DIT ................................................................................................................................... 12 Beneficiarios .................................................................................................................... 12 Objetivos de la Intervención ........................................................................................... 12 Descripción de los Módulos o Fases de la Intervención .................................................. 13 Metodologías utilizadas................................................................................................... 14 Estructura de Personal .................................................................................................... 15 Implementación del Programa ..................................................................................................... 17 Hallazgos de una Evaluación de Proceso ...................................................................................... 19 Discusión ....................................................................................................................................... 20 Conclusión ..................................................................................................................................... 23 Bibliografía .................................................................................................................................... 25
P RESENTACIÓN Centros de Desarrollo Infantil en Chile: una experiencia piloto La intervención social contiene un mundo de iniciativas, programas, proyectos, voluntariados y apostolados de los más diversos colores y calibres. El desafío es distinguir entre aquellos que efectivamente tienen probabilidades de alcanzar sus resultados, de aquellos que desde su concepción contienen elementos que dificultarán el logro de los objetivos planificados. En poder distinguir esos elementos se resume la posibilidad de notar programas de calidad. El escrito que presentamos en esta edición, nos relata la experiencia de diseño, implementación y evaluación de los Centros de Desarrollo Infantil Temprano desarrollado en conjunto por CEANIM e INTEGRA. Se trata de un programa de intervención que busca impactar en las condiciones de desarrollo de la infancia temprana (0 a 3 años). Es interesante que esta propuesta reconoce las influencias de otras experiencias de trabajo, tanto nacionales como internacionales. Este sencillo hecho supone la necesidad de revisión y síntesis creativa para dar con un trabajo original, que señalando la deuda original, va más allá y aprende de esas experiencias para plantear sus actividades. Lo interesante es que la consideración de estas experiencias no es hecha como de modo acrítico, sino que se plantea como buenas prácticas, que deben ser revisadas y planteadas para nuestra realidad nacional. Hay también, en este escrito, un reconocimiento explícito de la significancia del equipo de trabajo en la obtención de resultados. Esto significa un avance desde la concepción que señalaba que basta con un buen diseño para tener un buen programa, y nos trae a la noción en que sin un equipo competente es imposible implementar un diseño en un contexto dado, el que jamás responderá linealmente a las condiciones óptimas planeadas. Ante la necesidad de hacer modificaciones, es labor del equipo de trabajo hacerlas, con la condición de mantener intactas las orientaciones generales del programa o proyecto. Y para hacer esto se requiere de equipos especializados que sean capaces de adaptar sin traicionar ni abandonar los objetivos y perspectivas. Por tratarse de una experiencia piloto, es de especial interés la sección que relata la implementación del programa, pues transparenta aquello que ocurre entre el diseño y los resultados, que son las operaciones ejecutadas por el equipo de trabajo, de coordinación y supervisión. Es muchas veces en estos apartados donde es posible establecer la presencia o la ausencia de criterios de calidad. En este caso, es notable la habilidad para sortear dificultades prácticas y tan concretas como los lugares y la estrategia de incorporación de participantes. Así mismo, se puso especial cuidado en la capacitación de las monitoras y su supervisión en el proceso de trabajo, todo lo que probablemente redundó en la baja rotación reportada. La revisión de este escrito genera preguntas que vale la pena dejar consignadas. ¿Estos programas deben ser instaurados en la comunidad y transferidos a agentes comunitarios, o bien deben mantenerse bajo tutela de organizaciones y conducidos por profesionales?, ¿qué habilidades técnicas o teóricas ha de tener la persona que esté a cargo de este tipo de intervenciones, entendiendo la multiplicidad de niveles involucrados (organizaciones, comunidades, profesionales y personas)?, ¿es factible instalar en los diseños de programas componentes de cuidado de los equipos, y no verlo como un elemento paralelo a la intervención que deber ser monitoreado por ojos expertos y ajenos?. Daniel Díaz V. | Editor
CENTROS DE DESARROLLO INFANTIL EN CHILE: UNA EXPERIENCIA PILOTO I NTRODUCCIÓN
En las últimas décadas, se ha consolidado la investigación y práctica en infancia temprana (0‐3 años) como uno de los campos multidisciplinarios que más impacto ha tenido en la generación de políticas públicas en diversos países del mundo (Vegas, Cerdán‐Infantes, Dunkelberg & Molina, 2006). Estas políticas han decantado a su vez en el diseño e implementación de diversos tipos de Programas de Intervención Infantil Temprana (IT), que a pesar de mostrar una amplia variabilidad entre sí, comparten el objetivo común de apoyar el desarrollo social, cognitivo, físico y mental de infantes y niños preescolares, mediante servicios de salud, educación y/o sociales ofrecidos a ellos y a sus familias (Love, Banks, Raikes & Chazan‐Cohen, 2006; Gray & McCormick, 2005; Shonkoff & Phillips, 2000). Los programas de IT se sustentan en premisas firmemente establecidas respecto al impacto crítico que tienen los primeros años de vida para todo el desarrollo humano posterior (Shonkoff & Phillips, 2000; Schore, 2001; Lecannelier, 2006). Sin embargo, no ha sido sencillo transferir el conocimiento acumulado sobre el desarrollo infantil temprano a programas de IT para que logren resultados exitosos en los objetivos explicitados previamente. El desarrollo de dichos programas en diversas partes del mundo ha estado plagado de problemas metodológicos y diseños mal definidos (Shonkoff & Phillips, 2000), guiados más bien por principios ideológicos que por fundamentos anclados en la teoría y la investigación, con la consecuencia de que muchas veces se han tomado decisiones de política pública más bien sobre la base de experiencias anecdóticas que sobre el sustrato de prácticas basadas en evidencia (Olds, Sadler & Kitzman, 2007). Los programas de IT han mostrado resultados positivos cuando se trata de experiencias desarrolladas bajo estrictas condiciones de control, generalmente ligadas a proyectos universitarios. Por ejemplo, Karoly
Los Programas de Intervención Infantil Temprana comparten el objetivo común de apoyar el desarrollo social, cognitivo, físico y mental de infantes y niños preescolares, mediante servicios de salud, educación y/o sociales ofrecidos a ellos y a sus familias.
y colaboradores (1998, en Gray & McCormick, 2005), examinaron el impacto de nueve programas de IT de alto nivel y calidad, que a su vez habían sido evaluados rigurosamente mediante estudios experimentales, encontrando que los grupos de intervención obtenían mejores resultados que los grupos de control, incluyendo: (a) ganancias cognitivas, emocionales y educacionales para el niño; (b) mejorías en las relaciones e interacciones entre padres e hijos; y (c) beneficios de largo plazo para el niño, como una mayor participación en el mundo laboral, una menor dependencia respecto al sistema de bienestar social, mayores ingresos económicos en la vida adulta y una reducción en las conductas delictuales. Sin embargo, los resultados se tornan mucho menos estimulantes cuando se revisan investigaciones de experiencias desarrolladas en contextos de implementación en el “mundo real” (Olds, Sadler & Kitzman, 2007). El conocimiento acumulado a la fecha ha demostrado que la claridad del diseño, la calidad de los servicios ofrecidos, el nivel de competencia de los equipos y la fidelidad de éstos al diseño del programa, asimismo como asegurar el involucramiento y participación de los usuarios, son variables claves en los resultados obtenidos por los programas de intervención temprana, con independencia de su foco de acción (Love et al., 2006; Gray & McCormick, 2005; Olds, Sadler & Kitzman, 2007). Tabla 1: Beneficios demostrados por Programas de IT Efectos de corto y mediano plazo en los Niños y Niñas: - Mejorías en su salud - Mejorías en su desarrollo físico y psicomotor - Ganancias cognitivas - Ganancias socioemocionales - Ganancias educacionales Efectos de corto y mediano plazo en los Cuidadores Significativos: - Mejorías en la relación padre‐hijo - Mejorías en la sensibilidad parental - Mejorías en las competencias parentales - Disminución en problemas de salud mental Efectos de largo plazo en los niños(as): - Mayor participación en el mundo laboral - Menor dependencia del sistema de bienestar - Mayores ingresos económicos - Reducción de conductas delictuales Fuentes: Shonkoff & Phillips, 2000; Gray & McCormick, 2005; Olds, Sadler & Kitzman, 2007
Es importante notar que la mayoría de los programas de IT que han mostrado efectos significativos y duraderos son muy costosos, asociándose dicho costo a la intensidad requerida para superar las condiciones de desventaja que pretenden suplir (Strasser, 2006). Por ello, se requiere acumular evidencia respecto a si es posible lograr eficacia bajo variantes más “débiles” de los modelos de IT, sobre todo en países como Chile, que no cuenta con los recursos financieros de un país desarrollado para la implementación de sus políticas en infancia (Strasser, 2006; Consejo Infancia, 2006). Esta publicación tiene por objeto difundir la experiencia piloto en Chile del proyecto “Centros de Desarrollo Infantil Temprano (D.I.T.)”, financiado, supervisado y evaluado por la Fundación INTEGRA1 y diseñado e implementado por el Centro de Estudios y Atención al Niño y la Mujer, CEANIM, como una propuesta que pretende aportar significativamente en el desafío de desarrollar programas integrales de Intervención Temprana en nuestro país.
A NTECEDENTES
Los fundamentos teóricos de los Centros DIT tienen su origen principalmente en programas de educación temprana como los Early Head Start, Sure Start y en los programas desarrollados desde 1979 en Chile por CEANIM, denominados Centros Comunitarios de Atención Preescolar (CCAP). A continuación se revisará brevemente cada una de estas modalidades para luego profundizar en el modelo específico de los Centros DIT.
E ARLY H EAD S TART El modelo Early Head Start (EHS) comenzó en Estados Unidos en 1995, como un programa de segunda generación que opera bajo los mismos principios del programa Head Start, el cual se focaliza en niños prescolares de 4‐5 años de edad (Administration for Children and Families [ACF], 2002). En esta línea, el programa EHS fue diseñado con el objetivo de ofrecer servicios de apoyo familiar y estimulación del desarrollo físico, cognitivo y socioemocional infantil que fuesen continuos, intensivos e integrales. A diferencia de la focalización preescolar del Head Start, el EHS está dirigido a familias de 1
Fundación INTEGRA fue creada en 1990; su misión es lograr el desarrollo integral de niños y niñas, de entre 3 meses y 5 años de edad, viviendo en situación de Pobreza o Vulnerabilidad Social. Al año 2008, ofrece educación parvularia y alimentación a más de 76.800 niños y niñas en edad preescolar en casi 974 Jardines Infantiles urbanos y rurales, en todo el país (www.integra.cl).
bajos ingresos y en riesgo social, con mujeres embarazadas y niños menores de 3 años de edad, que presenten características de vulnerabilidad biopsicosocial o algún tipo de discapacidad (Brookes, et al., 2006). Los programas de EHS pueden adoptar tres modelos diferentes: (1) servicios ofrecidos en un centro; (2) servicios ofrecidos en el hogar; o (3) un modelo “mixto”, que mezcla ambas opciones (Brookes et al., 2006). Al año 2005, el programa operaba en 741 centros cubriendo alrededor de 62.000 niños y niñas menores de 3 años de edad. Inspirados en la misma metodología de trabajo del programa Head Start, los programas EHS han sido meticulosamente diseñados, contando con orientaciones técnicas y administrativas, manuales de intervención, protocolos de procedimientos, textos de apoyo y centros de orientación técnica para acompañar las distintas fases de su implementación. De esta forma, todos los centros EHS son homogéneos en su funcionamiento técnico y administrativo, ofreciendo servicios similares. Los programas EHS han puesto un gran énfasis, a través de sus textos de apoyo a los operadores locales, en el rol crítico que estos programas pueden jugar sobre la Salud Mental de infantes y preescolares (Head Start Bureau [HSB], 2004). Así, se ha incorporado en numerosos programas EHS la Iniciativa “Caminos hacia la Prevención” (McCallister & Thomas, 2007; Mann, Boss & Randolph, 2007; Beeber et al., 2007), que concibe el escenario de las interacciones cotidianas entre los equipos de EHS, los infantes y los cuidadores primarios, como una poderosa oportunidad para estimular el desarrollo de relaciones interpersonales sensibles, empáticas y responsivas, es decir, los pilares de un apego seguro, impactando a su vez en el desarrollo físico, cognitivo y emocional de los niños y niñas (HSB, 2004). Una evaluación cualitativa reciente de esta iniciativa (McCallister & Thomas, 2007) identificó 4 elementos cruciales para su implementación efectiva en programas EHS: (1) trabajo en equipo interdisciplinario; (2) una supervisión de tipo reflexiva; (3) comprensión empática de las necesidades infantiles y recursos parentales; y (4) una comprensión ecológica‐dinámica de niños, familias y comunidades. Actualmente, se están desarrollando y evaluando una serie de proyectos destinados a complementar las intervenciones educativas de los EHS con intervenciones dirigidas a aspectos críticos de la salud mental infantil, con prometedores resultados en incrementar la competencia socio‐emocional de los infantes, reducir los síntomas depresivos en las madres, mejorar las interacciones madre‐hijo y aumentar la sensibilidad parental a las claves infantiles ligadas a conductas de exploración y apego (Beeber et al., 2007).
La evaluación nacional del EHS en los Estados Unidos (ACF, 2002)2, incluyó a los padres y madres y a sus hijos e hijas usuarios de EHS, midiendo los resultados obtenidos en torno a las dimensiones de lenguaje, cognición y conducta. Los resultados beneficiaron al grupo de EHS, obteniéndose diferencias estadísticamente significativas con respecto al grupo de control en las 3 áreas mencionadas, aunque la mayoría de los impactos correspondió a tamaños de efecto modestos (entre 10 y 20%). Otros hallazgos relevantes fueron un mayor desarrollo socio‐emocional en los niños y un incremento en las habilidades parentales, la autonomía parental y las interacciones padre‐hijo (ACF, 2002). Tabla 2: Comparación entre las características del EHS, el Sure Start, los CCAP y los Centros DIT Aspecto
Early Head Start (USA)
Sure Start (UK)
Centros CAP (Chile)
Centros DIT (Chile)
Población Embarazadas y Familias con infantes y Abordada familias con infantes y niños hasta los 5 años de niños hasta los 3 años edad de edad
Niños entre 2 y 5 años de edad en situación de pobreza y sus familias
Embarazadas desde el 5° mes de gestación, y familias con infantes y niños hasta los 2 años de edad
Objetivo Principal
Apoyar a la familia y estimular el desarrollo integral infantil, mediante servicios continuos, intensivos y multidimensionales
Mejorar la salud y el bienestar infantil, aumentando sus oportunidades de éxito académico, social y laboral
Mejorar la igualdad de oportunidades de niños en pobreza, empoderando a las madres y la comunidad
Favorecer el desarrollo integral materno‐infantil, a través de intervenciones educativas, psicosociales y comunitarias
Elección del Usuario
Caso a caso, de acuerdo a características de vulnerabilidad y riesgo biopsicosocial, o bien de discapacidad en algún área
Territorio de alto riesgo: todos los infantes y niños de dicho territorio son elegibles, con independencia de su nivel de riesgo individual
Territorios en situación de pobreza y exclusión: todos los niños son elegibles
Caso a caso, de acuerdo a características de pobreza, vulnerabilidad y riesgo biopsicosocial; familias que no participan de las redes locales
Diseño
‐ Servicios manualizados ‐ Diseño definido desde un nivel central nacional ‐ Programas homogéneos en sus rasgos centrales
‐ Servicios principales definidos ‐ Diseño definido en cada territorio, usando servicios locales existentes ‐ Amplia variabilidad entre los programas
‐ No se predefinieron los servicios debido a la gran variedad de necesidades detectadas ‐ Cada centro se organiza en comités ejecutados por las madres
‐ Servicios principales definidos ‐ Diseño orientado desde un nivel central, pero ecológicamente sensible a las realidades que surjan en cada familia y comunidad ‐ Se controla la variabilidad desde un nivel de supervisión central
Modelo de En el Centro, en el servicios Hogar o con un modelo mixto.
Según las necesidades Según las necesidades Operan con un modelo mixto detectadas por cada definidas por las Centro‐Hogar programa en el territorio madres
Recurso Humano
Profesionales
Profesionales
Madres y Para‐ profesionales (Monitoras Comunitarias)
Profesionales y Para‐ profesionales (Monitoras Comunitarias)
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Dicha evaluación fue desarrollada por Mathematica Policy Research y el Centro para Niños y Familias de la Universidad de Columbia, USA. Abordó 3001 familias, correspondientes a 17 programas EHS, mediante un diseño de investigación experimental (ACF, 2002).
Es importante destacar que se obtuvo tamaños de efecto mayores (entre 20 y 50%) en sub‐grupos específicos: familias afroamericanas, madres que se habían incorporado durante el embarazo, y en familias con un número de factores demográficos de riesgo moderadamente alto (en vez de muy alto o muy bajo) (ACF, 2002; Gray & McCormick, 2005). Estudios de seguimiento 2 años después del egreso han demostrado efectos positivos del programa EHS sobre la depresión materna (un factor considerado relevante para el desarrollo infantil) que no habían sido observados al momento del egreso (Chazan‐Cohen et al., 2007), revelando que los procesos de fortalecimiento familiar iniciados tempranamente, continúan teniendo efectos positivos una vez finalizada la intervención. Por último, es importante iluminar el hallazgo de que los patrones de mayor impacto positivo se observaron más frecuentemente en programas EHS de diseño mixto (ACF, 2002), es decir, que incorporaban tanto servicios ofrecidos en el centro como servicios ofrecidos en el hogar.
S URE S TART El programa británico Sure Start fue creado en 1999 y, al igual que el EHS, se basa en la entrega de servicios dirigidos a mejorar las oportunidades vitales de niños y niñas viviendo en comunidades con múltiples carencias y factores de riesgo (National Audit Office [NAO], 2006; The National Evaluation of Sure Start Research Team [NESS], 2004, 2008). Así, estos programas buscan no sólo “mejorar la salud y el bienestar durante los años tempranos, sino que aumentar las oportunidades de que los niños entren a la escuela listos para aprender, sean académicamente exitosos en la escuela, socialmente exitosos en sus comunidades y laboralmente exitosos en su adultez” (NESS, 2008, p. 1). Sin embargo, el programa Sure Start se diferencia del programa EHS al concentrarse en todos los niños entre 0 y 5 años de edad de un territorio particular (escogido previamente por sus altos índices de riesgo y vulnerabilidad), sin discriminar en base a criterios de focalización en individuos con cierto perfil: si el niño vive en el área o comunidad abordada por el programa, entonces dicho niño es beneficiario inmediato de Sure Start (NESS, 2004, 2008; Rutter, 2006). En contraste con los programas de IT norteamericanos, el programa Sure Start no ha implementado un modelo manualizado derivado de un diseño centralizado y universal, sino que ha adoptado la política de desarrollar diagnósticos comunitarios, en conjunto con los agentes locales, de las brechas y carencias de servicios observables en una comunidad particular. A partir de dicho diagnóstico, cada programa Sure Start diseña los servicios que ofrecerá, poniendo énfasis en propuestas ecológicamente sensibles a las necesidades de cada comunidad (NESS, 2004, 2008). Esta modalidad presentó una serie de dificultades para la evaluación de sus resultados, especialmente para entender
qué aspectos de su diseño son los que muestran mayor impacto sobre los objetivos del programa (Rutter, 2006). El programa, en un comienzo, definió los servicios en términos generales, dejando en manos de los operadores locales las adaptaciones necesarias y los contenidos relevantes de aplicar (NESS, 2008; Rutter, 2006). Recientemente, ha unificado estándares de buenas prácticas sobre la base de la experiencia acumulada desde 1997 en la implementación de diversos servicios de IT. Así, en la actualidad se han reconvertido 500 Sure Start Local Programmes, 430 Neighbourhood Nurseries y 70 Early Excellence Centres, en los nuevos Centros Infantiles Sure Start y se planifica llegar a los 3.500 centros para el año 2010 (NESS, 2008; NAO, 2006). Los servicios específicos que incluye en su forma actual el programa Sure Start son: visitas domiciliarias; educación temprana y cuidados infantiles integrales; evaluación de bebés mediante visitadores de salud; chequeos médicos; servicios y clases pre y post natales; desarrollo del lenguaje y el habla; sesiones de entrenamiento parental; sesiones de juego; masajes para bebés; sesiones de juego en entornos comunitarios; apoyo a padres y niños con necesidades especiales; librerías de juguetes móviles; apoyo de redes; derivaciones a centros de empleo; e inscripción en oportunidades de empleo (NAO, 2006). Con respecto a su evaluación, ésta ha tenido dos fases: la primera fase presentó resultados poco alentadores, principalmente asociados a la falta de rigurosidad del diseño del programa y por tanto, a la presencia de una gran variabilidad en las acciones realizadas por cada equipo de intervención (Rutter, 2006). Esta situación se revirtió en la segunda fase del Estudio de Impacto3, demostrando una serie de beneficios en el grupo de intervención, a los tres años de edad, con respecto al grupo de control (NESS, 2008). Así, los niños viviendo en territorios con Programas Locales de Sure Start mostraron, en comparación al grupo de control, mejor desarrollo social, exhibiendo más conductas sociales positivas y una mayor auto‐regulación e independencia. Asimismo, se observó una mejor competencia parental en las familias y el desarrollo de mejores ambientes hogareños de aprendizaje para sus hijos e hijas (NESS, 2008).
3
La evaluación fue desarrollada por el Institute for the Study of Children, Families and Social Issues, de la Universidad de Londres (NESS, 2008), con 9.000 niños y niñas de 3 años de edad y sus familias, correspondientes a 150 Programas Sure Start. El grupo de control fueron 1.879 niños/familias que participaron en el Estudio Milennium Cohort y que residían en áreas similares pero sin estos programas.
C ENTROS CAP Los Centros Comunitarios de Atención Preescolar (CCAP) se inician en 1979 en Chile, en un contexto‐país marcado por la desigualdad social y la represión política. Es en este escenario que CEANIM desarrolla la propuesta innovadora de gestar programas de educación inicial para niños de entre 2 y 5 años de edad, que favorecieran la incorporación activa de las madres al proceso educativo de sus hijos y al funcionamiento y organización de estos centros (Kotliarenco, 1999). Asimismo, se potenció el involucramiento de todos los actores comunitarios en la educación de los niños y niñas de cada comunidad (Kotliarenco, 2006). En la implementación inicial de los CCAPs, la Iglesia Católica jugó un rol central al aportar los locales necesarios para el funcionamiento del proyecto (Kotliarenco, 1999). Desde su inicio y hasta el año 1998 (fecha en que se traspasa el proyecto desde CEANIM a las comunidades), se pusieron en marcha 35 CCAPs, cubriendo a una cifra total aproximada de 6.500 niños y niñas, sus madres y familias, en la Región Metropolitana y también en la V y VII Región. Los objetivos del CCAP se dividieron en 3 niveles interrelacionados (Kotliarenco, 1999): (a) Niños y niñas preescolares en situación de pobreza: se buscó contribuir a mejorar la igualdad de oportunidades, a través de la implementación de una estrategia educativa de carácter preventivo, en una modalidad comunitaria que privilegiara la calidad de la educación. (b) Madres: el objetivo fue rescatar y legitimar el rol de la madre como principal educadora de sus hijos, facilitando su incorporación activa en este proceso, brindando para ello un espacio de participación y capacitación en un programa estructurado de actividades con sus niños, que les permitiera desarrollar sus potencialidades como madres‐educadoras, elevando así su autoestima. (c) Comunidad: el objetivo fue sensibilizar a la comunidad en la importancia de la educación de los niños preescolares y comprometerla en la gestión de un proyecto de atención educativa de los niños de su sector. Los CCAP organizaban sus actividades con participación activa de las madres, quienes conformaban comités que asumían la ejecución de diversas áreas de funcionamiento del Centro: educación, alimentación, salud, mantención y economía. El trabajo en comités tenía al menos tres intencionalidades educativas: (1) la participación para la autonomía; (2) el desarrollo y crecimiento personal de cada madre; (3) el desarrollo y crecimiento grupal. Las metodologías utilizadas en estos centros fueron variadas y su elección se basó en las necesidades específicas de cada comunidad. Dichas metodologías se dividieron a grandes rasgos en talleres educativos para los niños, visitas domiciliarias y grupos reflexivos para las madres y acciones de participación con la comunidad (Kotliarenco, 1999).
M ODELO DIT
Los Centros de Desarrollo Infantil Temprano (o Centros D.I.T.) conforman un proyecto piloto de intervención temprana en Chile, que se ha focalizado en infantes y mujeres en situación de pobreza y vulnerabilidad social, siendo diseñados e implementados por CEANIM4 desde 2006, con el financiamiento, supervisión y evaluación de la Fundación INTEGRA.
B ENEFICIARIOS Los beneficiarios de estos programas son mujeres y sus hijos entre el 5° mes de gestación y los 23 meses de edad, perteneciendo a la comunidad local donde se inserta cada Centro (Centro de Estudios y Atención del Niño y la Mujer [CEANIM], 2005). Si bien no se realiza una selección en base a criterios de exclusión, sí se busca priorizar la participación de mujeres y niños que presenten las siguientes condiciones de vulnerabilidad biopsicosocial: (a) Dificultades socio‐económicas: cesantía, bajos ingresos, necesidades básicas no cubiertas, etc.; (b) Dificultades socio‐familiares: familias monoparentales por soltería, viudez o separación de las madres, conflictos conyugales, entre otros; (c) Dificultades bio‐médicas: discapacidad enfermedades crónicas, etc.;
física
leve‐moderada,
(d) Psicopatologías leves‐moderadas en la madre: incluyendo déficit intelectual leve, depresión leve o moderada y stress (CEANIM, 2005).
O BJETIVOS DE LA I NTERVENCIÓN Estos Centros tienen su foco de atención en la díada madre‐hijo, abordando diversos aspectos de su desarrollo integral en el período prenatal y en el período post‐parto hasta el año y 11 meses de vida del infante (CEANIM, 2005; Kotliarenco, 2006). En ambas etapas, los Centros D.I.T. persiguen dos objetivos interrelacionados: (a) Favorecer el desarrollo integral de las futuras madres y sus hijos, a través de una intervención de carácter promocional y preventivo, en las áreas educativa, psicosocial y comunitaria;
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CEANIM fue fundado en 1981. Su objetivo es estudiar las características psicológicas, sociales y biológicas de niños y niñas, mujeres y familias, con el fin de aportar elementos técnicos para el diseño de programas orientados especialmente a sectores desventajados.
(b) Detectar aquellas familias que no participan de las redes institucionales, en tanto no responde a sus necesidades y costumbres, mediante el uso de visitas domiciliarias y la coordinación con organizaciones sociales (CEANIM, 2005). Así, los Centros D.I.T. tienen dos ejes centrales de intervención: una parte importante de las energías de los equipos se concentra en fortalecer la díada madre‐hijo (desde el marco de la teoría del apego; véase Gómez, Muñoz & Santelices, 2008) y es en este fortalecimiento de los recursos familiares, sobre todo de las madres, que las distintas actividades propuestas cobran sentido y pertinencia. El segundo eje de la intervención consiste en un trabajo de diagnóstico de las redes y Los Centros DIT tienen dos ejes centrales de una serie de acciones intervención: una parte importante de las derivadas de dicho energías de los equipos se concentra en diagnóstico que persiguen fortalecer la díada madre‐hijo; el segundo eje fortalecer el acceso de las consiste en fortalecer el acceso de las familias familias a los recursos a los recursos comunitarios y de la red social. comunitarios y de la red social formal.
D ESCRIPCIÓN DE LOS M ÓDULOS O F ASES DE LA I NTERVENCIÓN El Modelo DIT tiene dos fases o módulos: el primero dirigido a mujeres que se encuentren entre el 5° y 8° mes de embarazo, privilegiando las primigenias y/o adolescentes; y el segundo módulo dirigido a madres y sus hijos recién nacidos y hasta el año y 11 meses de vida. (a) Primer Módulo: los objetivos específicos del trabajo con las usuarias que se encuentran en el último trimestre de su embarazo, son (CEANIM, 2005):
(1)
Detectar de forma temprana y oportuna, fortalezas y dificultades para el desarrollo del niño/a que va a nacer, por medio de un diagnóstico de las necesidades biopsicosociales de las futuras madres que participarán del proyecto.
(2)
Entregar conocimientos relevantes a la futura madre (y/o la pareja de futuros padres) acerca de temas relacionados con el embarazo, el parto, la lactancia, la crianza del niño/a, el vínculo madre‐hijo y padre‐ hijo(a), entre otros.
(3)
Brindar un espacio de contención emocional, relajación y autocuidado físico y emocional a la futura madre, durante los últimos meses de embarazo.
(4)
Contribuir a la satisfacción de las necesidades detectadas, a través de intervenciones psicosociales y del trabajo con redes de apoyo asistenciales y comunitarias.
De esta forma, en el primer módulo se evalúa y define las principales necesidades de la madre embarazada para poder desarrollar una serie de acciones de apoyo emocional, psicoeducación y trabajo de red que le permitan afrontar de la mejor manera posible la llegada de su hijo(a). (b) Segundo Módulo: el trabajo con mujeres y sus hijos/as desde el nacimiento hasta los dos años de vida, implica (CEANIM, 2005): (1)
Brindar un espacio de contención emocional, relajación y autocuidado físico y emocional a las madres durante la etapa post‐parto y durante los primeros 23 meses de vida de su hijo/a.
(2)
Facilitar la generación de un Vínculo de Apego adecuado entre la madre (y/o la pareja) y su hijo/a.
(3)
Fomentar la estimulación temprana del recién nacido/a por parte de su madre (y/o la pareja), a través de la interacción.
(4)
Entregar conocimientos relevantes a las madres (y/o pareja), tales como cuidados del infante, lactancia, desarrollo infantil temprano, prácticas de crianza y autocuidado post‐parto.
(5)
Mantener actualizado el diagnóstico de necesidades biopsicosociales realizado en la etapa pre‐natal, con los instrumentos señalados.
(6)
Realizar acciones de continuidad y seguimiento permanentes de las intervenciones psicosociales iniciadas en la etapa pre‐natal.
En el segundo módulo, los esfuerzos se focalizan en fortalecer la relación vincular de apego y las competencias parentales, al mismo tiempo que se busca consolidar los avances logrados en la primera etapa.
M ETODOLOGÍAS UTILIZADAS Las principales metodologías de intervención utilizadas en los Centros D.I.T. corresponden a: a) Talleres Psicoeducativos: con un fuerte énfasis en competencias parentales y apego; b) Talleres informativos: sobre diversos aspectos ligados al desarrollo infantil y la maternidad;
c) Visitas Domiciliarias: con especial foco en detectar debilidades y fortalezas del sistema familiar y en potenciar las competencias de las madres o cuidadores primarios en el cuidado y crianza de sus hijos e hijas; d) Coordinación con las redes institucionales: sobre todo en temas de salud física y mental, educación y trabajo; y e) Cuidado ocasional de los infantes en espacios especialmente habilitados para ello en los centros (Leyton & Ferrer, 2007; CEANIM, 2005). Así, los Centros D.I.T. se constituyen en programas de IT caracterizados por usar una metodología socioeducativa, entregada mediante un modelo “mixto”, que mezcla servicios entregados en el centro y en el hogar. Este diseño es el que la literatura ha demostrado que resulta más efectivo en programas de intervención temprana (Gray & McCormick, 2005; Vegas et al., 2006). Es importante destacar que las visitas domiciliarias son uno de los servicios más relevantes ofrecidos a las familias en los Centros DIT, cumpliendo funciones de apoyo emocional, fortalecimiento de las competencias parentales y detección precoz de problemáticas relevantes, por ejemplo, al identificar oportunamente trastornos depresivos en las madres, siendo derivadas a la red de salud mental de la comuna.
E STRUCTURA DE P ERSONAL Los Centros DIT operan con una estructura de personal compuesta por 1 Coordinador, 1 Secretaria y 6 Monitoras Comunitarias de Atención Materno‐Infantil:
(a) El Coordinador(a) es un profesional Capacitación de Monitoras psicólogo o educador de párvulos, que tiene a su cargo la dirección técnica y administrativa de cada centro. Sus principales funciones consisten en diseñar estrategias de intervención adecuadas a los objetivos del proyecto y las necesidades específicas detectadas en cada comunidad y Fotografía: CEANIM grupo de usuarios, coordinar la labor cotidiana de las Monitoras, cautelar el adecuado manejo financiero y administrativo del centro y articular con las redes institucionales del territorio la prestación de servicios complementarios en las áreas de salud, educación, servicios sociales y otras. (b) La Secretaria realiza funciones de apoyo administrativo y financiero al rol del coordinador, contacto telefónico con las redes institucionales del sector y con los usuarios, elaboración de material para los talleres, entre otras funciones de gestión y apoyo logístico. (c) Las Monitoras son mujeres (madres) de la misma comunidad, debidamente seleccionadas y capacitadas para realizar todas las actividades involucradas en el programa, ejecutando acciones de recopilación de información en la fase diagnóstica, y de intervención en crisis, consejerías, y talleres con las usuarias, y visitas domiciliarias a las madres y sus familias, brindando contención emocional cuando sea necesario, y orientación y modeling de competencias parentales y técnicas adecuadas de cuidados y crianza. Asimismo, están a cargo del cuidado infantil individualizado que ocasionalmente pueden usar las madres, previa justificación de su real necesidad de apoyo producto de temas laborales, de salud y la carencia de redes sociales de apoyo para el cuidado de éstos (CEANIM, 2005). Desde el inicio del proyecto, se estipuló una tasa de 10 díadas cuidador‐infante como máximo por monitora, lo que si bien puede implicar un mayor costo, asegura una adecuada calidad en los servicios entregados. Cabe destacar que los operadores de los Centros DIT son apoyados constantemente por un Equipo Multidisciplinario de CEANIM (Kotliarenco, 2006), mediante supervisiones de las planificaciones e intervenciones desarrolladas y espacios de autocuidado laboral para todos los miembros de cada centro. Asimismo, un aspecto esencial que contempla el proyecto DIT es la capacitación continua intensiva a las monitoras y coordinadores de cada centro, realizándose jornadas de capacitación durante una semana por semestre.
I MPLEMENTACIÓN DEL P ROGRAMA
Durante su primer año de funcionamiento, se implementaron un total de 15 Centros en 13 comunas de la Región Metropolitana, comprendiendo Batuco, Buín, Cerrillos, Cerro Navia, Conchalí, Estación Central, La Pintana, Lo Espejo, Pedro Aguirre Cerda, Peñalolén, Pudahuel, San Bernardo y Santiago. La ubicación de estos centros se da de acuerdo a la disponibilidad de un espacio comunitario; es así como tres de estos centros operaron en Consultorios (Santiago, La Pintana y Pedro Aguirre Cerda), mientras que los otros 12 centros lo hacen en Sedes Comunitarias. Según registros de la Fundación Integra, el proyecto presentaba una cobertura a noviembre de 2007 de 872 díadas madre‐hijo(a), correspondiendo a un promedio de 58 usuarias por Centro (Leyton & Ferrer, 2007). El proceso de implementación del programa no fue sencillo, ni lineal. Tal como ocurre en este tipo de intervenciones, el diseño original debió ser adaptado a la realidad en cada una de sus diferentes etapas. Es así como el diseño contemplaba que los DIT se implementarían en los Centros de Salud Primaria; el objetivo de ello era asegurar las condiciones de higiene que considerábamos fundamentales en un proyecto con las características de los DIT. Sin embargo, esto sólo fue posible en tres de los casos, por falta de espacio físico disponible en estos lugares en la mayoría de las comunas. Frente a esta situación, el equipo central de CEANIM recurrió a las Juntas de Vecinos, en las cuales el proyecto fue inmediatamente aceptado. Se procedió a adecuar la infraestructura facilitada al menos en los aspectos básicos, debido a la inversión económica que ello requiere. En este punto cabe destacar el esfuerzo de las comunidades para que los DIT pudiesen ser implementados con adecuadas condiciones materiales y con calidez y acogida en el aspecto físico (decoración, pintura, etc.). Como consecuencia de lo dicho, el inicio del proyecto se dilató al menos un mes, tiempo que se destinó a tres tareas fundamentales: (a) dejar los locales en las mejores condiciones posibles para el funcionamiento del proyecto (ej., habilitación de los espacios para la prestación del cuidado ocasional infantil), lo que se realizó con apoyo de la comunidad; (b) realizar el trabajo de información y recolección de datos, tanto en los consultorios como en las mismas juntas de vecinos, respecto de cuáles serían la familias que debían ser cubiertas prioritariamente; (c) convocatoria de las mujeres pobladoras de la misma comunidad donde se estaba instalando el programa DIT, para conformar los equipos operadores, específicamente para el rol de secretaria del centro, y los seis cargos de monitoras comunitarias. El proceso de selección de las monitoras consideró la aplicación de instrumentos psicológicos para la detección de
psicopatología, especialmente rasgos agresivos de personalidad (criterio excluyente) y entrevistas en profundidad de selección. A medida que se iban conformando los equipos, las monitoras comunitarias comenzaron lo que se llamó el "puerta a puerta", para invitar directamente a las mujeres de la comunidad a participar. El nivel de aceptación fue variado y una mirada retrospectiva indica que dependió de variables tales como qué monitora realizó la visita, el tipo de comunidad y especialmente el tipo de problema al cual se vio enfrentada la familia. En los casos en que se percibió que la participación de la mujer era realmente necesaria, se procedió a realizar dos o más visitas para reiterar la Actividad DIT invitación. Si bien el diseño original de este programa contempló que la selección de las participantes en los Centros DIT sería a través de los Centros de Salud Primaria y otras entidades locales (CEANIM, 2005), un estudio cualitativo reciente realizado por Leyton y Ferrer (2007) para Fundación Integra, mostró que la principal vía de incorporación ha sido la invitación directa por parte de las monitoras de los D.I.T. en distintos contextos y/o la invitación informal de madres participantes del programa a otras madres de la comunidad. Fotografía: CEANIM
Como se señaló en el apartado de diseño metodológico, los DIT fueron implementados con el objetivo de desarrollar habilidades y estrategias en los equipos de Monitoras del proyecto de forma que trabajaran en la promoción del apego seguro y el desarrollo oportuno en niños y niñas desde la gestación hasta a los dos años de edad. Para alcanzar este objetivo, durante el proceso de implementación las coordinadoras profesionales de cada centro trabajaron cotidianamente con las Monitoras Comunitarias en torno a la importancia que tiene el que las madres/figuras significativas asuman su rol como principales educadoras de sus hijos e hijas. Así, se entregaron tanto estrategias relacionales (ej., escucha empática, contención y acogida, búsqueda de alternativas, etc.) como herramientas e instrumentos concretos de trabajo (ej., material psicoeducativo, talleres, etc.) para la promoción de un desarrollo oportuno en los niños; y se realizaron actividades prácticas de forma de sensibilizar respecto de la importancia del desarrollo prenatal y los primeros años de vida. Además se trabajó en torno a la importancia de adquirir conocimientos y técnicas de forma de que la interacción entre la madre y su hijo o hija promoviera el apego seguro. Entre las técnicas trabajadas más interesantes, para los equipos y para las mamás, estuvo el uso de Masaje Shantala Terapéutico. Una vez seleccionadas la mayor parte de las monitoras comunitarias y conformados los equipos, se realizó una capacitación masiva de inducción y formación en los temas y técnicas centrales que dan forma al diseño DIT. Los contenidos centrales de la capacitación giraron en torno a 3 áreas: (a) habilidades transversales, como los pasos a
seguir para el logro de una comunicación efectiva, la resolución de problemas y conflictos, y el reconocimiento y afrontamiento de estrés en las familias; (b) temáticas de intervención temprana: como conceptos de desarrollo infantil, estimulación oportuna, construcción de un apego seguro, maternidad adolescente, empoderamiento y desarrollo de autoestima en las madres, y mecanismos de resiliencia personal, familiar y comunitaria; (c) aspectos profesionales relevantes: como la conducción de grupos, el uso de la visita domiciliaria, el reconocimiento y activación de los recursos comunitarios, la construcción de redes, el autocuidado de los equipos y el afrontamiento de situaciones de maltrato y violencia doméstica. La capacitación se realizó en forma intensiva durante un mes al inicio del proyecto y luego una vez al mes. Es importante mencionar que los profesionales coordinadores de cada DIT, realizaban permanentemente capacitación en acción, es decir, el "modelamiento" se usó con frecuencia. Durante la realización del proyecto cabe destacar, en términos generales, la escasa deserción que se observó tanto a nivel de beneficiarias, como de monitoras y profesionales; contrario a lo que podría esperarse, fue el último grupo, las profesionales, el que presentó mayor rotación, lo que queda como un tema a mejorar en las siguientes etapas del proyecto.
H ALLAZGOS DE UNA E VALUACIÓN DE P ROCESO
El modelo de Centros DIT ha sido sometido a una primera evaluación cualitativa externa, encargada por la Dirección de Gestión y Desarrollo de la Fundación INTEGRA (Leyton & Ferrer, 2007). Dicha evaluación consistió en tres Focus Group con madres beneficiarias y monitoras de los Centros DIT. El primer grupo estuvo conformado por 9 madres adultas, de entre 23 y 43 años, con más de un hijo, pertenecientes a 4 Centros DIT; el segundo grupo estuvo compuesto por 10 madres adolescentes de entre 13 y 18 años de edad, pertenecientes a otros 4 Centros DIT. El tercer grupo estuvo integrado por 9 monitoras de 6 Centros DIT. En los grupos de madres se abordaron los siguientes temas: (a) su participación en los Centros DIT; (b) su evaluación del modelo; (c) su relación con las monitoras del proyecto; (d) y su evaluación respecto a los objetivos específicos del proyecto. En el grupo de monitoras, se evaluó: (a) su participación en los Centros DIT; (b) su evaluación respecto al proceso y formas de capacitación; (c) su relación con las beneficiarias del proyecto; (d) su grado de satisfacción laboral; y (e) su evaluación, desde la práctica,
respecto al funcionamiento del proyecto en general, así como de sus objetivos específicos. De acuerdo a los resultados de esta primera evaluación, “el diseño de esta iniciativa en cuanto a su propósito, objetivos y actividades resulta muy atingente a la realidad de su población objetivo, y puede entenderse desde la perspectiva de los actores involucrados, como una experiencia exitosa” (Leyton & Ferrer, 2007, p. 52). Según esta evaluación, un aspecto central de la ayuda ofrecida por los equipos de los DIT ha sido el apoyo social y la psicoeducación de las madres y familias en temas relevantes para la crianza, desarrollo de competencias parentales y cuidados adecuados de los niños y niñas (Leyton & Ferrer, 2007). De acuerdo a la evaluación que hace CEANIM del proyecto, un aspecto a mejorar en la segunda fase de implementación de los Centros DIT, es el desarrollo de intervenciones dirigidas específicamente al fortalecimiento de la interacción cuidador‐infante y de las respuestas sensibles del cuidador frente a las señales de los infantes a su cargo.
D ISCUSIÓN
A continuación, se analizará el modelo DIT desde las conclusiones de las principales revisiones respecto a la efectividad de los programas IT y las recomendaciones que realizan para el diseño de modelos de intervención infantil temprana (Gray & McCormick, 2005; Vegas et al., 2006; Olds, Sadler & Kitzman, 2007; Shonkoff & Phillips, 2000): • Los programas de intervención temprana debiesen implementarse con una baja tasa de usuarios por operador: este aspecto fue considerado en el diseño de los Centros DIT, ya que la tasa actual es de 9,7 díadas por cada monitora, lo que permite un trato personalizado e individualizado a las necesidades de cada familia. A su vez, ningún centro excede las 60 díadas, lo que permite a los coordinadores y secretarias cautelar el adecuado funcionamiento técnico‐administrativo del centro.
• El recurso humano de trato directo Equipo DIT y usuarias (educadores, profesionales, monitoras), debiese contar con una adecuada plataforma de apoyo integral: en este aspecto, los centros DIT han incorporado desde el inicio la capacitación periódica de sus monitoras y coordinadores en temáticas relevantes para el proyecto Fotografía: CEANIM (p.ej., en apego, estimulación temprana, etc.) y han facilitado y estimulado el desarrollo de espacios de autocuidado para los equipos. Actualmente se está avanzando en generar mejores dinámicas de apoyo técnico y financiero administrativo desde el equipo multidisciplinario de supervisores de CEANIM. • Las intervenciones debiesen ser intensivas o, de lo contrario, prolongadas en el tiempo (es decir, no resulta recomendable desarrollar intervenciones breves con baja intensidad de contacto): la intervención de los centros DIT dura alrededor de 2 años y medio y la intensidad de contacto es al menos 1 visita domiciliaria semanal, más las actividades en el Centro (talleres, cuidado ocasional del infante, etc.). Un aspecto crítico en esta fortaleza del modelo es la baja proporción de díadas por monitora, lo que permite un mayor contacto con los usuarios. • Debiese garantizarse el establecimiento de buenos vínculos entre el programa y el hogar del niño o niña: este aspecto es central en el diseño de los centros DIT, y en parte justifica la inclusión de monitoras madres de la comunidad, ya que la intención es facilitar al máximo la confianza entre los usuarios y los equipos de intervención. La evaluación de proceso (Leyton & Ferrer, 2007) demostró que a las madres les resulta cómoda la relación con las monitoras, lo que ha generado una tendencia en las monitoras a centrarse en los problemas de las madres. Para mejorar este aspecto, se están desarrollando capacitaciones en estrategias de intervención dirigidas a la estimulación del niño y al fortalecimiento de la interacción madre‐ infante en el hogar, intencionando una mayor focalización de la atención domiciliaria en la díada. • Es recomendable usar modelos cuyos servicios se presten directamente en los centros, o que utilicen una mezcla de servicios ofrecidos en el centro y en el hogar, pero no modelos que únicamente implementen sus servicios mediante visitas domiciliarias: los centros DIT utilizan un modelo mixto, que ofrece servicios en el hogar pero también en el centro, aunque es importante clarificar que la modalidad privilegiada es la visita domiciliaria. Si bien la literatura ha cuestionado el uso de la visita domiciliaria en programas de IT (Chaffin, 2004), la experiencia acumulada por
CEANIM desde 1979, concuerda con los hallazgos de Raikes y colaboradores (2006), quienes descubrieron que la efectividad de la visita domiciliaria sobre los objetivos de los programas de IT depende de variables sociodemográficas de las familias, variables cuantitativas de la visita (número, duración e intensidad), variables cualitativas de la visita (como el involucramiento) y el grado en que la visita domiciliaria se focaliza en el niño. Esto muestra que se ha desplazado el foco desde la pregunta por si es o no es efectiva la visita domiciliaria, hacia entender bajo cuáles condiciones y para qué tipo de familias la visita domiciliaria logra ser efectiva. Esta es una de las interrogantes de vital importancia que el equipo de investigación de CEANIM intenta contestar en la actualidad. • Debiesen usarse modelos que permitan la flexibilidad necesaria para adaptarse a las necesidades particulares de los individuos o grupos étnicos específicos atendidos en el programa: este aspecto ha sido central en el diseño de los Centros DIT, ya que si bien se considera necesario contar con orientaciones técnicas claras para la intervención, CEANIM ha estimulado la realización de diagnósticos y planes de intervención específicos a las necesidades de cada niño y su familia. Además, algunos centros DIT han debido lidiar con problemáticas que escapan al diseño original del proyecto, como la población peruana en condición de residencia irregular, considerándose indispensable incorporar estas situaciones para alcanzar los objetivos propuestos. • No es recomendable usar modelos que se basen principal o únicamente en el manejo de caso, dada su baja efectividad demostrada, sino que se aconseja mezclar el manejo de caso con intervenciones prediseñadas, servicios comunitarios de salud, educación y resolución de temáticas sociales, entre otros: el modelo de intervención de los Centros DIT se plantea multidimensional y multicomponente, abordando aspectos específicos de la relación diádica, triádica, familiar, comunitaria e institucional con diversas estrategias de abordaje y en coordinación constante con actores relevantes de otras áreas (Consultorios, Colegios, Ministerios, Municipalidades, etc.). Asimismo, actualmente se está avanzando en el diseño de talleres y materiales de apoyo a las intervenciones domiciliarias y psicoeducativas desarrolladas. Por último, es importante enfatizar que estas recomendaciones debiesen ser tomadas en cuenta en cualquier iniciativa de intervención temprana, y fueron por tanto parte de los fundamentos que guiaron la construcción del modelo D.I.T. Si bien la investigación que sustenta estas recomendaciones ha sido desarrollada principalmente en Estados Unidos e Inglaterra, sus lineamientos iluminan aspectos que han mostrado ser relevantes en la experiencia nacional desarrollada por CEANIM en sus Centros CAP desde 1979, y continúan mostrándose claves al cumplir la primera fase de implementación de los Centros DIT.
C ONCLUSIÓN
Es en consideración a la importancia demostrada de lo que sucede en el embarazo y primeros años de vida para todo el desarrollo humano posterior (Lecannelier, 2006; Shonkoff & Phillips, 2000; Schore, 2001), y a la efectividad que han mostrado modelos como Early Head Start o Sure Start para apoyar este proceso (Gray & McCormick, 2005; NESS, 2008), que en Chile se torna imperativo contar con un sistema de programas que aborden la temática de la intervención temprana y den respuesta a necesidades no satisfechas por el sistema de salud primario, ni por el sistema de cuidados en salas cuna fuertemente estimulado en los últimos años. Si bien resulta de indudable valor para las familias y la población infantil chilena los avances en salud y educación recientemente conquistados (por ejemplo, el aumento masivo de salas cuna en todo el país), no puede pretenderse una respuesta unitaria a las múltiples realidades que se constatan en el país. Ni el sistema de salud ni el sistema de educación están en condiciones de abordar los desafíos específicos que plantea la intervención infantil temprana, ya sea producto de la sobrecarga de tareas que implica la incorporación de nuevos servicios (con personal e infraestructura insuficientes en número y en capacitación), o bien por problemas derivados del diseño mismo de los programas, que no están pensados para intervenir en temáticas como la sensibilidad de respuesta del cuidador o el fortalecimiento de las competencias Actividad de fortalecimiento de vínculo parentales. Fotografía: CEANIM
Esta necesidad se torna particularmente relevante en poblaciones desfavorecidas, en familias pobres y muchas veces excluidas de los servicios de excelencia disponibles en Chile para el adecuado desarrollo de sus hijos e hijas. Se ha argumentado que si bien Chile cuenta con igualdad de condiciones biológicas al momento de nacer, persisten grandes brechas en los logros de aprendizaje; esta diferencia resulta explicable en gran medida desde la estimulación y oportunidades que brinda el entorno sociofamiliar del niño, principalmente en sus primeros años de vida (Fernández & Riquelme, 2006). Contar con programas de IT especialmente diseñados para abordar las complejidades del trabajo con niños y niñas en situación de alta vulnerabilidad, pobreza y riesgo psicosocial, emerge como un desafío país de primera prioridad (Vegas et al., 2006), especialmente en el contexto de la nueva política de un Sistema de Protección Integral a la Infancia (Consejo Infancia, 2006). Si bien algunos programas de SENAME intervienen en este tipo de temáticas, la intervención infantil temprana debe ser
objeto de una política universal, Iniciativas como el modelo de los Centros no restringida exclusivamente a DIT implementados por CEANIM, pueden poblaciones vulneradas en sus constituir avances hacia el logro de una derechos (que es en su mayoría, plataforma de programas de intervención la población infantil que hace temprana que aseguren a nuestros niños y uso de la red SENAME). Por ello se torna fundamental que el niñas un crecimiento saludable y en gobierno asuma la estimulación, igualdad de oportunidades. financiamiento, evaluación y difusión de servicios dirigidos al apoyo integral de la temprana infancia en Chile. Un avance que muestra la importancia creciente asignada al desarrollo de programas IT de calidad en el marco de la política pública de protección a la infancia “Chile Crece Contigo”, es el encargo realizado por el Gobierno de Chile a un equipo de la Universidad de la Frontera y de la Universidad Católica de Temuco, de la sistematización del Programa de Atención y Estimulación Temprana “Araucanía” (Fernández & Riquelme, 2006). Iniciativas como este programa y el modelo de los Centros de Desarrollo Infantil Temprano aquí expuesto, pueden constituir avances en un extenso camino hacia el logro de un sistema‐país de programas de intervención temprana que realmente garanticen el objetivo último de asegurar a nuestros niños y niñas un crecimiento saludable y en igualdad de oportunidades para enfrentar los desafíos educativos, socio‐emocionales y laborales que la vida les depare.
CENTRO DE ESTUDIOS DE EMPRENDIMIENTOS SOLIDARIOS
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