ISSN 0718-4468
perspectivas / 12
ORGANIZACIONES SOCIALES CATÓLICAS Y SUS VALORES : EXPRESIONES Y CONTRADICCIONES Daniel Díaz Vera Ana María Haz Enrique Chía Chávez
PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE CENTRO DE ESTUDIOS DE EMPRENDIMIENTOS SOLIDARIOS
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CEES∙UC
PERSPECTIVAS CEES-UC La misión del Centro de Estudios de Emprendimientos Solidarios es contribuir al desarrollo de las organizaciones de acción solidaria y de las intervenciones que llevan a cabo, mediante los aportes de la reflexión, investigación y educación continua pluridisciplinaria. El centro es parte de la Facultad de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica de Chile. El objetivo de PERSPECTIVAS CEES-UC es difundir ideas, investigación y conocimiento relativo al tercer sector, así como al sector público, para el aprendizaje y la reflexión. Busca presentar análisis sobre los temas permanentes o emergentes para las organizaciones, instituciones o personas que están vinculadas o interesadas en los emprendimientos solidarios. Editor Invitado Sergio Chacón Armijo
Director Social, Fundación (PARENTESIS)
Editor Daniel Díaz Vera
Pontificia Universidad Católica de Chile
Comité Editorial Javier Guzmán Piña Paola Jorquera Aguayo Karin Roa Tampe
Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas, Gobierno de Chile Universidad San Sebastián, Chile Pontificia Universidad Católica de Chile
CEES-UC Facultad de Ciencias Sociales Pontificia Universidad Católica de Chile Avda. Vicuña Mackenna 4860, Macul Santiago, CHILE Sitio Web: www.cees.cl Correo Electrónico: perspectivas.cees@uc.cl
SOBRE LOS AUTORES Daniel Díaz Vera Psicólogo y Magíster en Psicología Social Comunitaria, Pontificia Universidad Católica de Chile. Miembro Asociado del Centro de Estudios de Emprendimientos Solidarios. Actualmente es Director de Consultoría en EBM Consulting. Correo electrónico: danieldiaz@uc.cl Ana María Haz Profesora Adjunta de la Escuela de Psicología UC, Psicóloga y Magister en Sociología PUC. Especialista en el tema del maltrato infantil y de las familias maltratadoras. Investigó y publicó sobre determinantes del maltrato infantil, desarrollo de un instrumento para detección precoz del maltrato físico y las características que protegen respecto de la transmisión intergeneracional de la violencia. Realizó docencia a nivel de pre y postgrado en el área del maltrato infantil, psicología clínica, salud mental comunitaria y diseño e implementación de programas de salud mental en instituciones de salud o comunitarias. La profesora Haz fue miembro Académico fundador del CEES UC, desempeñándose como Directora Ejecutiva desde su creación hasta su fallecimiento en mayo de 2010. Enrique Chía Chávez Profesor Asistente Adjunto de la Escuela de Psicología UC, Psicólogo UC. Forma parte del equipo del Centro de Estudios y Promoción del Buen Trato. Realiza docencia en tema de Psicología Jurídica en Postgrado y es Director Académico del Diplomado en Psicología Jurídica, Especialización en Evaluación Psicológica Forense, que dicta la Escuela de Psicología UC. ISSN 0718-4468
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PERSPECTIVAS CEES-UC
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N° 12
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JULIO 2012
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Í NDICE Índice................................................................................................................................................. 3 Presentación ..................................................................................................................................... 5 Introducción ...................................................................................................................................... 6 Antecedentes .................................................................................................................................... 7 Valores en la organización ................................................................................................................................................. 7 Desarrollo de las Organizaciones de acción social ............................................................................................................. 9 Organizaciones de ayuda social con origen religioso ....................................................................................................... 10 Tradición de ayuda social de la Iglesia Católica en Chile .................................................................................................. 11 Iglesia Católica y acciones de ayuda social ....................................................................................................................... 11 Miradas críticas a la ayuda social católica ........................................................................................................................ 13 Método ........................................................................................................................................... 15 Resultados ....................................................................................................................................... 17 Origen de los valores ....................................................................................................................... 17 Valores asociados al trabajo ............................................................................................................ 18 Valores generales ............................................................................................................................................................. 19 Valores vinculados con la intervención ............................................................................................................................ 20 Ámbitos en que se manifiestan los valores ..................................................................................... 21 Asociados a los miembros de la organización .................................................................................................................. 21 Asociados a usuarios o beneficiarios ................................................................................................................................ 22 Asociados al funcionamiento y la toma de decisiones ..................................................................................................... 23 Ejes de análisis ................................................................................................................................. 24 Valores: lo sagrado v/s lo humano ................................................................................................................................... 25 Dilemas de decisión: valores v/s técnica profesional ....................................................................................................... 25 Formulación: lo implícito v/s lo explícito ......................................................................................................................... 26
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Visión del usuario/beneficiario ........................................................................................................................................ 27
Expectativas respecto del trabajador/funcionario ........................................................................................................... 27 Análisis relacional ............................................................................................................................ 28 Discusión ......................................................................................................................................... 29 Modernización de las organización de ayuda social: transformación en proceso ........................................................... 30 ¿Una dualidad innecesaria? ............................................................................................................................................. 31 Referencias ..................................................................................................................................... 33
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P RESENTACIÓN Organizaciones sociales católicas y sus valores: expresiones y contradicciones “Organizaciones sociales católicas y sus valores: expresiones y contradicciones” es una invitación a detenernos y mirar en forma reflexiva y crítica, como los Valores, en cuánto ejes estructuradores de la acción social, se expresan, se viven y tensionan el quehacer de organizaciones solidarias con identidad católica en nuestro país. Relevando la voz de los profesionales que trabajan en estas instituciones, describe con claridad cuál es el origen de los valores en juego en sus organizaciones, distinguiendo aquellos de origen confesional, de los que no lo son. Del mismo modo, el autor continúa describiendo la distinción entre aquellos de aplicación general (caridad, dignidad, justicia, etc.) de los vinculados más directamente a la intervención (profesionalismo, confianza, trabajo en equipo, etc.), para finalmente desembocar en la identificación de los ámbitos en que los valores se manifiestan en la organización, lo que sirve de base para la discusión central del estudio, poniendo luz sobre las principales contradicciones que pueden tensionar el quehacer social de estas instituciones. El foco en las contradicciones que hace este estudio, es una valiosa oportunidad de abrir un debate serio y profundo que facilite el desarrollo institucional y que permita, en definitiva, el logro de crecientes niveles de coherencia interna, a través de la discernimiento informado y libre, basado en una observación reflexiva. Reflexión entendida como parte del continuo del aprendizaje, propuesto por San Ignacio, que considera también como elementos de dicho proceso el situar la realidad en su propio contexto, abriéndose a ella desde la experiencia, actuando en consecuencia y finalmente evaluando la acción y el proceso seguido. Mirar las contradicciones o tensiones que puedan presentarse, es una forma de desarrollar y descubrir nuevas formas de actuación cultural y social, eso que Engeström (1987) denominó Aprendizaje Expansivo, considerando fundamental identificar dichas contradicciones, para explicitarlas, situándolas en los niveles que corresponda, constituyéndose en el punto de partida para este tipo de aprendizaje y para el discernimiento constante. Hacer este ejercicio puede llegar a ser intimidante para las organizaciones, pero en la medida que se haga en forma honesta, desprejuiciada, sistemática y constante, siempre rendirá frutos positivos. Siguiendo las palabras de San Alberto Hurtado s.j. “Que nada de mi conducta rechace el examen de los hombres, que todo pueda ser examinado”, podemos decir que la apertura y transparencia en el quehacer social de las organizaciones es un imperativo ético, particularmente en las instituciones sociales católicas y esta investigación es un aporte a la tarea mirarlas, en un aspecto tan central como son sus valores.
Sergio Chacón A. | Editor Invitado REFERENCIAS:
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Engeström, Y. (1987). Learning by expanding: An activity-theoretical approach to developmental research. Helsinki, Finland: Orienta-Konsultit Oy.
Organizaciones sociales católicas y sus valores: expresiones y contradicciones I NTRODUCCIÓN Una tarea para toda organización es establecer un vínculo claro y estable entre sus objetivos generales y las conductas y acciones que tienen lugar en su interior, de modo que se vele porque todo aquello que ocurre conduzca al objetivo establecido, y que a la vez ese camino se lleve del modo en que esa institución en particular ha definido. Para lograrlo, se establecen diversos elementos que permiten que una persona cualquiera conduzca su acción, conociendo aquello que es permitido, deseado o promovido. Esta función estructurante puede ser desempeñada por diversos componentes de la organización, entre los cuales se hallan los valores organizacionales, entendidos como orientaciones generales de conducta que son válidas para todos los miembros, y que debieran ser visibles a través de las prácticas de la institución. En este sentido, hay un tipo de organizaciones donde los valores tendrían una posición central en su devenir e identidad, tales son las organizaciones de acción solidaria. Éstas desarrollan una acción de ayuda social sin fines de lucro dirigida a personas o grupos que han sido definidos como foco. En las organizaciones de acción solidaria los componentes de índole valórico desempeñan un rol central, preeminencia que encuentra su fuente en las motivaciones u orientaciones iniciales de ayuda de las personas o instituciones que las iniciaron, las que se mantienen presentes en el carácter privado y público de estas instituciones. Desde la perspectiva descrita, es importante analizar el modo en que estas organizaciones, con componentes valóricos declarados, llevan adelante su labor, y establecer cómo estos componentes se expresarían. La evidencia indica que este tipo de patrones se hacen decisivos durante procesos de toma de decisiones o en eventos críticos de conflicto, razón por la cual tornar visibles las rutas que puedan existir desde los patrones valóricos hasta las conductas y acciones cotidianas es un paso necesario para una organización de acción solidaria. En el marco señalado, esta investigación tuvo como objetivo identificar los valores que se
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asocian a las prácticas institucionales en organizaciones solidarias de confesión católica, desde el
discurso de profesionales del área social con responsabilidades de gestión que se desempeñan en ellas. El campo de esta investigación fueron organizaciones católicas de acción social, pues la historia de la ayuda solidaria organizada en Chile se encuentra estrechamente ligada a la iglesia católica romana, núcleo desde la cual surgieron algunas de las más relevantes organizaciones de ayuda social del país. La mirada se focalizó en los profesionales, pues el proceso de complejización interna de estas instituciones ha estado asociado al ingreso de profesionales a sus equipos. Éstos ocupan una posición entre quienes son la guía de la organización –fundadores, directores o capellanes- y quienes ejecutan su labor en contacto directo con los usuarios. Este rol de intermediarios les da una perspectiva privilegiada sobre cuanto ocurre, a la vez que en ellos puede recaer la función organizacional de conducir la información desde o hacia arriba y abajo. Todo lo anterior les sitúa en posición de visualizar las relaciones entre los diversos niveles de la organización y los patrones y marcos de decisión que en ella puedan existir. Esta investigación releva un campo opaco de la acción de las organizaciones solidarias, tal es el camino que tienen los valores y que concluyen con una acción de ayuda directa a una persona o a un grupo. Los resultados son potencialmente útiles para las mismas instituciones, en tanto cuestionamiento del grado de coherencia o la necesidad de alineamiento entre sus componentes, todo en la búsqueda de fortalecer su fidelidad a los valores y principios que le dieron origen.
A NTECEDENTES Los antecedentes están organizados en tres ejes temáticos: (1) qué se entenderá por organización y el rol que se asigna a los valores dentro de ésta, (2) características de las organizaciones de acción social, y (3) acciones de ayuda social realizadas desde instituciones con sustrato religioso católico y las visiones críticas que han surgida a este respecto; para finalizar con una discusión que buscará dar cuenta del problema de investigación.
V A LO R ES
EN LA O RG AN I Z ACI Ó N
Las organizaciones surgen en el momento en que la complejidad se instala, y como sistema social tiene por objetivo precisamente reducir aquella complejidad (Luhmann, 1997), condición que incluso se vuelve necesaria para su permanencia (Ashby, 1958). Tanto el grado de
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complejidad como la forma específica que adoptará, depende del medio en que existe. Por ello,
la sintonía de la organización con su entorno es condición básica para su permanencia (Rodríguez, 2001; Rodríguez & Ríos, 2002). Hablar de organización remite a varias metáforas, una de las cuales las compara con sociedades en miniatura, “sistemas sociales dotados de procesos de socialización así como de normas y estructuras sociales” (Abravenel, Allaire, Firsirotu, Hobbs, Poupart, & Simard, 1992, p. 4). Así, en todas ellas se encontrarán “valores, (…) creencias y (…) principios fundamentales que toda [la] organización comparte” (González, 2001, p. 11). Según Deal & Kennedy (1985) y De Freitas (1991) en la organización conviven diversos elementos que proveen a cada miembro una interpretación de la realidad, siendo sus significados aceptados como algo natural (González, 2001). Estos elementos serían: Medio Ambiente, Valores, Héroes, Ritos y rituales, Historias y mitos y Red Cultural. Los que se manifestarían en comportamientos observados en la relación entre los individuos, normas de los grupos de trabajo, valores dominantes en la organización, orientaciones de la institución respecto de su personal y sus beneficiarios, clima laboral, y proceso de toma de decisiones de los profesionales. Las organizaciones enfrentan una doble demanda, puesto que se trata de ordenamientos que deben mantenerse estables en el tiempo, y a la vez deben ir reestructurándose permanentemente conforme las nuevas configuraciones de lo social le imponen demandas originales que deben satisfacer (Rodríguez & Rios, 2002; Quiroga, 2003). Así, se trata de una estabilidad dinámica que debe mantener la identidad en el cambio, tarea en la cual los componentes simbólicos cobran relevancia central. Estos componentes pueden resumirse en tres referentes: creencias, valores e historia; los que comparten la tarea de brindar a la organización los índices globales a partir de los cuales organizará su devenir global y particular (Amis, Snack & Hinings, 2002; Smillie & Hailey, 2001). En este proceso los valores habrán de jugar un rol central que trasciende a cualquier tipo de organización, tenga o no fines de lucro (Gallagher, 2003). Si entendemos que una organización se estructura en torno a un cierto propósito, las decisiones que se tomen al interior de ella deberán ser concordantes con tal finalidad, para lo cual se establecen criterios para validar tales decisiones. En este sentido, la lógica de cada uno de los componentes debe ser concordante con los demás. Esto permite minimizar la posibilidad de que los miembros de ésta puedan actuar bajo su propio criterio por la ausencia de lineamientos claros. Por otra parte, la pertenencia de una persona a la organización supone el desafío de
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sincronía entre los desempeños requeridos por la organización, y las conductas reales de cada
persona, deber que ha sido considerado como central para la viabilidad a largo plazo del proyecto (Fernández & Baeza, 2002; Flannery, Hofrichter & Platter, 1997). En este sentido, una de las características que dan existencia a una organización es su capacidad para prescribir los roles que debe desempeñar cada miembro de la organización (Rodríguez, 1998; Amis, Slack & Hinins, 2002; Abbott, White & Charles, 2005). En suma, según la literatura, la organización enfrenta el desafío de hacer una traducción de su visión y misión, con los valores correspondientes, para que toda persona al interior de ésta tenga claridad de la prescripción de conductas que se derivan de la estructura de trabajo. Ello posibilitaría el alineamiento entre los valores, la misión y la visión, y la conducta de las personas al interior de la organización.
D E S AR R O LLO
DE LAS
O RG AN I Z A CI O N ES
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En Chile y el mundo existe diversidad de instituciones de ayuda social, entidades cuya finalidad gira en torno a la motivación por dar apoyo a personas que tienen algún tipo de necesidad (Haz, Díaz & Raglianti, 2002; Salamon, Anheier & Cols., 1999). El campo de acción de estas organizaciones es muy amplio, alcanzando casi cualquier temática de la que surja una necesidad humana, y movilizando importantes volúmenes de fondos, muchos de ellos provenientes de donantes personales, de fondos públicos u organismos extranjeros (Matus & Salvat, 2003; Teixidó & Chavarri, 2000; Jiménez de la Jara, 2003; Irarrázabal, Hairel, Sokolowski & Salamon, 2006). Hoy en día, el desarrollo de estas organizaciones cursa en medio de procesos de complejización social. Estos han determinado que sus modos de funcionamiento den cuenta de los cambios en las formas de ordenamiento de las estructuras de producción, los que a su vez se han elevado como un modo de conceptualizar el ideal de funcionamiento para colectivos que se dirigen a un objetivo común, avanzando hacia niveles complejos de organización en términos técnico – profesionales (Rodríguez & Ríos, 2002; Catalán, 1999). La complejización de las sociedades supone que las problemáticas que pretenden atender estas organizaciones también se configuran desde esta complejidad (Díaz, Guzmán & Haz, 2003; Quiroga, 2003). Las manifestaciones de esta búsqueda de actualización en su funcionamiento son diversas, como la integración de profesionales a sus procesos, el ordenamiento en los procesos de toma de decisiones, el registro y análisis de los estilos de trabajo, o la apertura hacia al desarrollo de iniciativas de investigación sobre el impacto de sus labores (Bradley, Jansen & Silverman, 2003; Díaz, Guzmán & Haz, 2003; Ríos, 2007).
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Este proceso de desarrollo ha obedecido también a cambios en el contexto en que existen las organizaciones. Los organismos que entregan financiamiento, ya sean nacionales o extranjeros, han comenzado a asociar la entrega de recursos al desarrollo de evaluaciones de resultados que demuestren que efectivamente la organización logra efectos en las áreas que pretende abordar. Es así como el modelo de Marco Lógico (Banco Interamericano del Desarrollo, 1997) propone una estructura que es extensamente utilizada por organismos de cooperación internacional para la gestión de los proyectos que financian, pues es referente para todos los involucrados, haciendo visibles aspectos que van desde los supuestos de trabajo, hasta los instrumentos que se utilizarán para efectuar la evaluación (Comisión Europea, 2001).
O R G AN I ZA CI O N E S
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Las organizaciones de ayuda social asociadas a una confesión religiosa pueden ser descritas según Berger (2003) como: “Organizaciones formales cuya identidad y misión está concientemente derivada de la enseñanzas de una o más religiones o tradiciones espirituales, y que operan desde una posición independiente, sin fines de lucro, y con componentes voluntarios, para promover y realizar colectivamente ideas articuladas acerca del bien público, a nivel nacional o internacional”. (p. 1) Dado que las organizaciones de ayuda social no tienen fines de lucro y no elaboran un producto para ser comercializado, han debido abordar la tarea de sostener una organización cuya dirección aparece de modo abstracto en el horizonte del trabajo, escenario en el que los componentes simbólicos del trabajo emergen con significativa relevancia (Drucker, 1990).
En las organizaciones de ayuda social que han surgido desde los principios valóricos de la Iglesia Católica es posible visualizar los componentes de una organización. Con la distinción que en estas organizaciones los valores que guían la misión se tornan centrales, y el resto de los componentes se organizarían en torno a este fuerte patrón estructurante. En este sentido resulta interesante analizar la descripción que realiza Mintzberg (1979, 1992) respecto de las organizaciones Misionarias. Este tipo de organizaciones enfatizan una ideología, pletórica de valores, conectada con una gran misión. Los agentes de estas organizaciones se identifican con la ideología, en sus filas hay líderes carismáticos que dictan las líneas de pensamiento, sentimiento y acción de los demás miembros, y finalmente, estas organizaciones misionarias cuentan con una estructura organizacional y funcional relativamente simple. Estas Organizaciones Misionarias no sólo son “organizaciones con misión”, sino que llegan a configurarse como entidades en las que la
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única posibilidad de desarrollo es satisfacer el motivo por el que fueron creadas. Todo se pone al
servicio de la misión, y en ellas este concepto de misión llega a configurarse como la única fuerza conductora (Díaz, Guzmán & Haz, 2003; Martínez, 2003).
T R A DI CI Ó N
D E A Y UD A S O CI AL D E L A I G L E SI A
C AT Ó LI CA
EN
C HI L E
Matus y Salvat (2003) establecieron la existencia de 840 organizaciones sociales con sustrato religioso de confesión católica, las que presentan “una gran diversidad de programas sociales, tanto según niveles etarios (niños, jóvenes, adultos, ancianos) como según tipo de problemática social: alcoholismo, drogadicción, embarazo adolescente, algún tipo de conflicto con la ley, problemas de la familia, violencia doméstica, falta de vivienda, permanencia en la calle, enfermedad, ausentismo escolar, falta de educación básica, media o técnica, falta de empleo” (p.8). Esta situación es reflejo del proceso de desarrollo histórico de las organizaciones de ayuda social en Chile, en donde es posible constatar la existencia de instituciones o iniciativas de sustrato católico desde el siglo XVI, cuando Chile aún era colonia española (Teixidó & Chavarri, 2000; Berríos, 2009). Esta situación no es exclusiva de Chile, pues Berger (2003), en una investigación exploratoria dirigida a mapear las organizaciones no gubernamentales (ONG) religiosas que operan a nivel internacional, se encontró que su muestra quedó constituida en un 57% por ONG de orientación cristiana.
I G L E SI A C A T Ó LI C A
Y A C CI O N E S D E A Y UD A SO CI AL
La historia de las organizaciones de acción social en Chile ha estado ligada estrechamente a la actividad que realiza la Iglesia Católica (Gobierno de Chile, 2003; Matus, 2003; Morandé, 2001; Monreal, 2009; Teixidó & Chavarri, 2000). Así,
una de las organizaciones no
gubernamentales de ayuda social más grande de Chile es el Hogar de Cristo, creada por el sacerdote jesuita Alberto Hurtado. Sin embargo, es preciso rastrear mucho más atrás en la historia para encontrar elementos que sustenten la actual situación. En La Biblia, en uno de los pasajes citados para justificar la acción social católica se lee: “Entonces los buenos preguntarán, Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer; sediento y te dimos de beber, ‘o forastero y te recibimos, o sin ropa y te vestimos, o enfermo, o en la cárcel, y te fuimos a ver?. El Rey responderá: En verdad les digo que cuando lo hicieron con algunos de estos mis hermanos más pequeños, lo hicieron conmigo” (Mt 25:37-40, La Biblia Latinoamericana ). La Iglesia Católica ha propuesto diversos documentos apostólicos que brindan sustento a la postura social que adopta la Iglesia, documentos a los que se les denomina Doctrina Social de la Iglesia (DSI). Ésta nace del convencimiento eclesial que tanto la economía como la política son actividades humanas, y por ende susceptibles de calificación moral, y nunca podrán ser
orientadores de las conductas personales, institucionales, societales, de la comunidad
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consideradas neutras desde el punto de vista ético (Rivas, 1993). La DSI “propone principios
internacional, para organizar la convivencia humana conforme a las exigencias de la justicia social y del amor cristiano” (Rivas, 1993, p.12). Es así como desde 1891 con la encíclica Rerum Novarum, hasta las más recientes Sollicitudo Rei Socialis (1987), Centesimus annus (1991), y Caritas in veritate del año 2009, han emanado multiplicidad de documentos pontificios que dan cuenta de los lineamientos que la iglesia católica propone para las cuestiones sociales, buscando “convertirse, para el cristiano de nuestro tiempo, en una fuente de orientación y un instrumento genuino de evangelización” (Sirico & Zieba, 2000, p. 5). Es así como en la introducción de la encíclica Mater et Magistra (Madre y maestra) “Sobre el desarrollo de la cuestión social a la luz de la doctrina cristiana”, firmada por el Papa Juan XXIII, se señala en su sexto párrafo: “No es, pues, de admirarse si la Iglesia Católica, imitando a Cristo y conforme a su mandato, haya mantenido constantemente en alto la antorcha de la caridad durante dos mil años, es decir, desde la institución de los antiguos Diáconos hasta nuestros tiempos, no menos con los preceptos que con los ejemplos ampliamente propuestos; caridad que armonizando juntamente los preceptos de mutuo amor con la práctica de los mismos, realiza admirablemente el mandato de este doble dar, que compendia la doctrina y la acción social de la Iglesia”. La historiadora Sol Serrano (2000, 2008) propone que en la segunda mitad del siglo XIX se observa un gran cambio en la vida religiosa, que va de la mano del paso desde la vida contemplativa a la vida activa, acompañado por la secularización del estado –que se reflejará en la Constitución de la República de 1925 que establece la separación de la Iglesia y del Estado-, surgimiento de políticas liberales, y una incipiente secularización de la cultura. Es en este escenario en el que León XIII propone su encíclica Rerum Novarum de 1891. Todas estas tendencias modernizadoras no pasaron inadvertidas en nuestro país, generando diversas publicaciones que dieron cuenta del surgimiento de la llamada “cuestión social” en los albores del siglo XX en nuestro país (Hanish, 1991; Illanes, 2002; Valdivieso, 1999). Chile ha tenido manifestaciones de acciones sociales católicas de gran notoriedad, las que se asocian a personajes que han marcado el cariz de tales iniciativas. Tanto en la labor del sacerdote jesuita Alberto Hurtado como del Cardenal Raúl Silva Henríquez, es posible encontrar la vertiente activa y organizada de la ayuda social. Alberto Hurtado (1992), en su libro “¿Es Chile un País Católico?”, dedica el segundo capítulo a discutir “Las Miserias de Nuestro Pueblo”, entre las cuales menciona el analfabetismo, la mortalidad infantil, la falta de viviendas, el alcoholismo, entre otros asuntos. En torno a los cuales generó iniciativas concretas, como el mencionado Hogar de Cristo o instancias de discusión intelectual en torno a los problemas contemporáneos,
libro de Alberto Hurtado “Humanismo Social” (1992b), dice, refiriéndose a la obra, “nos hace
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como es el caso de la revista “Mensaje”. El Obispo Manuel Larraín Eyzaguirre, en el prólogo del
sentir la necesidad de dar a nuestro cristianismo todo el hondo sentido social que encierra” (p.8). Es así como se le ha nombrado como un “místico social” que vio a Cristo en el prójimo, y que desde allí proclamó la necesidad de implementar un “Orden social cristiano” (Costadoat, 2004). El Cardenal Raúl Silva Henríquez tuvo como lema pastoral “Caritas Christi urget nos” (“la caridad de Cristo nos urge”), mensaje que reitera en su Testamento espiritual: “Suplico humildemente que se hagan todos los esfuerzos (…) para erradicar la extrema pobreza en Chile. Podemos hacerlo si Alberto Hurtado, SJ
(…) se promueve una corriente de solidaridad y de generosidad”. (Silva, 1999, p. 1). En su trayectoria es posible encontrar acciones como traer a Chile la organización Caritas Internacional, la creación del Comité Pro Paz y la Vicaría de la Solidaridad (ambas dirigidas a la protección de los Derechos Humanos durante la dictadura de A. Pinochet) y la implementación de las Aldeas para niños SOS (Cavallo, 1991, Pinochet de la Barra, 1987). Las Líneas Pastorales 2003 – 2005 del Arzobispado de Santiago (2002) actualizan el compromiso explícito de la iglesia católica con la ayuda social. En sus páginas se propone “una iglesia
Raúl Silva Henríquez, DSB
con una opción clara por una cultura solidaria, (…) que vaya más allá de lo asistencial y se transforme en actitudes, propuestas, acciones y estructuras permanentes que integren a todos, con preocupación preferente por los más pobre y excluidos” (p. 21).
M I R A DA S
CR Í T I C A S A L A A YU D A SO CI AL C AT Ó L I C A
En nuestro país no es posible encontrar miradas que revisen críticamente la acción social 1
realizada desde organizaciones asociadas a la Iglesia Católica , situación que es distinta en los Estados Unidos de Norteamérica. La modificación realizada a las normas del sistema de asistencia social de los EUA en 1996, introdujo la llamada “Charitable choice” (Faith-Based and Community Initiative, 2008), en la cual se indica que entre las organizaciones sin fines de lucro que pueden ser contratadas por el gobierno para proveer servicios sociales, se puede contar a las organizaciones religiosas (Campbell, 2002; Chaves, 1999). Esta indicación generó un amplio debate entre los operadores de las organizaciones sociales sin vínculos religiosos, particularmente en términos de proponer un examen de la capacidad de las organizaciones de confesión religiosa de proveer servicios sin sesgos derivados de los valores que profesan, e
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Esta situación puede comenzar a cambiar con la publicación del libro “Catolicismo Social Chileno. Desarrollo, crisis y actualidad”, editado por Fernando Berríos, Jorge Costadoat y Diego García (Ediciones Universidad Alberto Hurtado, Santiago, 2009). Esta publicación reúne múltiples visiones sobre el tema de los católicos en su plano social, y si bien no representa una revisión de la efectividad o de la eficacia del trabajo de las organizaciones sociales católicas, si plantean perspectivas analíticas que sugieren la necesidad de ajustes o actualizaciones en el modo en que la iglesia ve y realiza su acción social.
incluso se expone que estas organizaciones de fe no han probado su capacidad de entregar efectivamente servicios sociales (Harvey, 1997; Cnaan & Boddie, 2002, 2006; Degeneffe, 2003; Clerkin & Grønbjerg, 2007). También ha sido motivo de análisis la dependencia de donaciones que tienen muchas de estas agencias, situación que contrasta con las demás organizaciones no religiosas, que reciben recursos públicos mediante concursos que exigen diseños o evaluaciones más sofisticadas (Smith & Sosin, 2001; Twombly, 2002). Como se ve, la revisión crítica responde a la exigencia de actuar conforme criterios que garanticen ciertos estándares, lo cual supone que tales recursos sean utilizados conforme a intereses públicos, calidad y cobertura. Aún en los Estados Unidos, se hizo notoria la falta de evidencia sistemática sobre la efectividad de las acciones llevadas adelante por este tipo de organizaciones, lo que impidió llevar adelante análisis minuciosos que definieran de manera estandarizada el grado de efectividad que estaba en cuestión (McGrew & Cnaan, 2006).
Como se ha revisado, referirse a estructuras coordinadas de personas que buscan un fin compartido nos remite al concepto de organización. Desde Luhmann (1975) podemos comprender la evolución de las sociedades como un proceso de complejización en donde los distintos sistemas sociales van viendo separadas sus esferas: interacción, organización y sociedad. De esta manera la sociedad global actual muestra el plano de las organizaciones como una gran superestructura, capaz de proponer respuestas racionalmente planificadas a las diversas necesidades humanas. Las organizaciones de acción solidaria también responden a estos parámetros, motivo por el cual se ven sujetas a las exigencias derivadas de la mantención de sus condiciones de posibilidad (Rodríguez & Ríos, 2002), es decir, la viabilidad y pertinencia de su existencia. Fantova (2001) propone que el surgimiento de la organizaciones no lucrativas de ayuda social, se produce en un marco de interacción entre el tejido social comunitario, las organizaciones de la administración pública y las organizaciones lucrativas regidas por los criterios de la lógica de mercado, marco en el cual surgen y se diferencian las organizaciones de ayuda social. Esta diferenciación “en” la complejidad supone un rol muy activo de parte de la organización para mantener sus condiciones de posibilidad, plano en el que las exigencias de eficacia e eficiencia ocupan un sitial relevante (Rodríguez & Ríos, 2002). Es por ello que podemos observar hoy que muchas de estas organizaciones cuentan con estructuras muy similares a la de
estudio y la intervención para el refuerzo de la producción ha llevado al desarrollo de modelos
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cualquier empresa productiva con fines de lucro. Entre las organizaciones con fines de lucro, el
que analizan las condiciones organizacionales derivadas de la cultura organizacional, esfuerzos que han contado con el apoyo de las mismas organizaciones dado su interés por elevar los índices asociados a su labor (Kopelman, Brief & Guzzo, 1990). El progreso de las organizaciones de acción social las ha llevado a situarse como organismos cooperadores del Estado en la provisión de servicios de ayuda a personas con problemáticas particulares. En tal sentido cobra relevancia que estas organizaciones hagan explícitos sus modelos de trabajo, permitiendo a la sociedad evaluar la calidad de sus intervenciones y estilos de trabajo. Las organizaciones de ayuda social han intentado mantener activas sus condiciones de posibilidad mediante la integración de profesionales a sus equipos de trabajo, buscando generar propuestas de trabajo acorde con las demandas realizadas desde el contexto en que se insertan. No obstante, si en una organización de acción solidaria el plano valórico es muy significativo en la determinación de los roles de sus miembros, es probable que tal relevancia pueden entrar en conflicto con criterios de decisión de los profesionales que intentan hacer prevalecer aspectos técnicos (Binder, 1983; Díaz, Haz & Guzmán, 2004; Glenn, 2000; Uslaner, 2001; Díaz & Chacón, 2006).
Reconociendo que la Iglesia Católica Romana está asociada a algunas de las más importantes organizaciones solidarias en Chile, la presente investigación tuvo como objetivo identificar los valores asociados a las prácticas institucionales y sus expresiones en organizaciones solidarias de confesión católica de la Región Metropolitana desde la perspectiva de profesionales que se desempeñan en ellas. Pues en la medida que las mismas organizaciones hagan visibles las variables que intervienen en su trabajo, lograrán niveles superiores de desarrollo al comprender los fundamentos de sus decisiones, el modo en que se manifiestan y las posibilidades de operar sobre ellos.
M ÉTODO La presente investigación utilizó metodología cualitativa, basado en los postulados de la Grounded Theory (Glaser & Strauss, 1967; Ruiz, 1996). Al ser un procedimiento inductivo, facilitó que, a partir de los datos concretos, fuese posible reconstruir el objeto de estudio a partir de las visiones particulares de los participantes.
marco conceptual (Patton, 1991). Los criterios fueron: (1) Profesionales del área de las ciencias
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Se efectuó un muestreo intencionado, a través de criterios de inclusión asociados al
sociales, (2) dos años en la institución o más, y (3) posición de jefatura intermedia o supervisión técnica. Estas características sitúan a los participantes en una perspectiva apropiada al objetivo de este estudio. La posición del profesional con responsabilidades de gestión o supervisión le provee una mirada global sobre el funcionamiento de la organización, pues accede tanto a las orientaciones globales de la organización en términos de valores que guían el trabajo, como a la implementación directa con los usuarios o beneficiarios. En la Tabla 1 se muestran las características de los participantes. Tabla 1: Características de los participantes del estudio Formación profesional
Nro. Entrevistados
Edad Promedio
Sexo femenino
Sexo Masculino
Promedio años de experiencia laboral
Psicología Trabajo Social TOTAL
6 5 11
36,2 35,2 35,7
2 4 6
4 1 5
10,1 9,4 9,8
Promedio años de experiencia en la organización 6,3 5,6 6
El acceso a los participantes se realizó mediante contacto telefónico con instituciones que respondieran a los criterios: organizaciones de acción social de carácter católico explícito, que realizan acción directa con sus beneficiarios; que hayan sistematizado sus acciones; cuyo foco central no fuese la educación, el trabajo con indígenas o zonas rurales; y que tuviesen disposición para participar en este estudio. Con el objeto de obtener información sobre los ejes temáticos de esta investigación, se construyó una pauta de entrevista individual semi estructuradas (Flick, 2002). Los ejes del guión de entrevista fueron: (a) valores de la organización, (b) manifestaciones de los valores, (c) origen de los valores, y (d) rol de los valores en los procesos de trabajo en proyectos o intervenciones de la organización. A todos los participantes se les informó de los objetivos, metodología y carácter confidencial de las entrevistas. Se explicitó el carácter voluntario de su participación y firmaron una carta de consentimiento informado. Todas las entrevistas fueron grabadas en audio y transcritas, realizándose un control de calidad de este proceso por parte de los autores. Los datos se analizaron según los postulados de la Grounded Theory (Strauss & Corbin, 1990). En esta investigación los criterios de rigor fueron la comparación constante y la
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triangulación de investigadores (Flick, 2002).
R ESULTADOS Los resultados se organizan a partir de las preguntas centrales de este estudio. En primer lugar se describen las fuentes señaladas por los participantes como origen de los valores, y los valores que fueron mencionados. Posteriormente se señalan los modos descritos en que los valores se manifestarían, articulados según su relación con el funcionamiento cotidiano de la organización, el ciclo de trabajo y la toma de decisiones.
O RIGEN
DE LOS VALORES
Entre los participantes hubo distinciones en el origen que se señalaba para los valores. Considerando que
todas las organizaciones participantes tienen un componente cristiano-
católico en su origen, al momento de indicar los valores que guían su trabajo, es posible señalar que algunos participantes indican orígenes explícitamente confesionales, como el ejemplo de vida de personas vinculadas a la religión católica: “Los valores asociados como a la Fundación en general, tienen que ver con aquellos que se derivan de la experiencia de vida de la Laura, como la 2
fidelidad, la fraternidad, el compañerismo, el ser niña, el amor a Jesús” (II, 77) (III, 12) (V, 67) (IX, 31), mientras que otros señalan como fuente el Evangelio: "Los valores que tienen que ver con la Pastoral, como dice una amiga, mi compañera, “la encarnación del Evangelio”, nosotros queremos en el trabajo social en la acción social, encarnar todos los valores que el Evangelio contiene, el amor a Jesús, a Dios, a María. Eso es lo primero. Eso es intransable.” (II, 167), “El fundamento de donde se nutre todo esto es el Evangelio. Caritas es una institución que si bien es un federación y es autónoma, (…) nace desde el Vaticano, hay una intención de la Iglesia institucional de tener un brazo que haga un trabajo social, como te decía hace un momento, sin distinción de género, de cultura, de religión a las personas y… pero como fundamento está el Evangelio.”(VII, 29), “Entonces hay también hay una, a diferencias a lo mejor de otras fundaciones, ésta está inspirada por el Evangelio” (XI, 22). Por otra parte, algunos entrevistados sitúan el origen de los valores en campos no confesionales-religiosos. En este sentido refieren los Derechos Humanos: “Ese es nuestro rol y nuestra función de por qué nosotros nos metemos a hacer un catastro nacional, no es por contar a la gente y saber cómo son, digamos. Es contar a la gente, es saber cómo son, es saber cómo
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En la simbología utilizada en los resultados, el número romano (por ejemplo: IX) indica el número de entrevista a la que corresponde la cita, y el número arábigo (por ejemplo, 45) corresponde al número de párrafo en la entrevista donde se encuentra la cita extraída.
están, porque de esa manera se abre una puerta de derecho en las políticas públicas” (III, 18), el profesionalismo: “Responsabilidad. Bueno, es todo el tema de responder al tema de las confianzas y dar buen servicio de los que tenemos, por eso también responsabilidad en que podemos acoger a la gente en que realmente lo podemos hacer bien.” (I, 103) o el respeto a la diversidad: “O sea en el trabajo social y en el trabajo pastoral, el respeto a la diversidad (…) te pongo un ejemplo, (…) hay dos grupos de niños como que uno puede identificar claramente, hay familias mapuches y también hay familias que son evangélicas, en sus distintas ramas, digamos. Y este trabajo que nosotros hacemos con los niños, educativo pastoral, igual los invitamos… nos interesa invitarlos y no excluirlos en este reconocimiento” (II, 131), “respeto, por sobre todo el respeto, en el sentido de sentir que una persona con discapacidad tiene los mismos derechos que una persona normal y, por lo tanto, no es menos y que por regla general, a las personas con discapacidad mental se le ha estigmatizado, entonces, la idea es que acá sientan que también son sujetos de derechos.” (VI, 11), “Entonces nuestra función está en resguardar que esas prácticas, constantemente, permitan el respeto de la individualidad del otro. Desde ese punto de vista, a pesar de tener una idea de cómo debe desarrollarse una sociedad, si alguien quiere vivir solo y aislado, nosotros lo respetamos absolutamente.” (III, 31).
V ALORES
ASOCIADOS AL TRABAJO
Al momento de indagar los valores que estarían presentes en la organización, se evidenció que había grados diversos de formalización de los valores. En el relato de los participantes es notorio que algunas organizaciones tienen sus valores claramente definidos y se hacen explícitos: “Nosotros también, normalmente, realizamos jornadas internas, que le llamamos de “mística interna”, donde se conversan este tipo de cosas, donde los valores son explicitados. Esto se genera, normalmente, desde la gerencia, pero con participación de la gente que trabaja en la organización. Entendemos que este es un trabajo que no se puede hacer sólo desde la cabeza, o sea, que hay competencias técnicas involucradas, que son súper importantes, o sea, que para ayudar tienes que saber cómo, pero que no es un trabajo teórico ni netamente técnico”. (VIII, 53) Mientras que hay otras en donde los entrevistados dieron cuenta que los valores no se encuentran formulados de manera explícita: “No, no. No, la verdad es que, por eso te digo que, yo insisto en que esto es algo muy parecido... es lo mismo que hace una familia en su casa. Porque, no sé, no sé si tú conoces alguna familia que lo tenga escrito así poco menos que en la
intrínsecos, a la vida rutinaria, a la vida diaria, en fin. Así se viven acá también. Como una cosa
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puerta de entrada a ver, ‘en esta casa esta familia tiene estos valores’. La verdad es que son
lógica.” (IX, 51). “O sea, lo que te decía hace un rato. O sea como esta necesidad de que.... como la necesidad de que es necesario de que esos valores estén como más explícitos. Y también como de que nosotros tengamos también un espacio en ese sentido. Porque aquí... es como que está, pero que no está, una cosa así como... como intermedia, como que uno sabe que si, que uno se moviliza por tales y tales valores, pero está así explicitado ni tan como a la vista. Como eso.” (X, 341). “Yo siento que hemos tratado de trabajar mucho con el área pastoral desde la acción, y tengo el convencimiento que esos valores están instalados en la acción. A lo mejor yo no te los logro transmitir así con definiciones, digamos, pero sí, desde esta mirada como inductiva, los vamos rescatando a partir del trabajo con los niños, desde lo social como un signo de este mensaje de evangelización en los territorios donde estamos trabajando. Eso.” (II, 293) No obstante el grado de formalización, los participantes señalaron diversos valores que estarían presentes en sus organizaciones, los cuales se organizaron en dos categorías: valores generales y vinculados con la intervención. Tabla 2: Valores presentes en las organizaciones Valores generales Amor cristiano Caridad Dignidad Justicia Solidaridad
Valores vinculados con la intervención Derechos humanos Compromiso Respeto a la diversidad Respeto a la vida Profesionalismo (tarea de profesionales) Trabajo en equipo Calidad Confianza Responsabilidad
V A LO R ES
G EN ER A L ES
Son valores cuya orientación es global, es decir, abarcarían la totalidad de la organización en sus diversos niveles y componentes. Este es el caso de la mención al “Amor Cristiano”: “Si tú haces las cosas con amor cristiano, lo haces no tratando de sobreproteger, tratando de acoger, o sea, como que ese es el corazón, digamos. Si lo haces de esa forma, tú te sientes bien, los demás se sienten bien con el trabajo que tú puedes hacer y das un buen servicio.” (I, 68). En este mismo plano se encuentran valores como la “Caridad”: “De la organización, yo creo que el principal valor es la caridad
de la caridad cristiana, pero no desde lo religioso, digamos, sino desde la gente que es parte de la
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cristina. La misión que le encomendó el Cardenal es como construir Iglesia con el valor principal
Iglesia.” (VIII, 41); “Dignidad”: “el valor de ellos como personas, nuevamente la dignidad, el ser humano, por encima de si son mayores, jóvenes, si les falta un diente, si se tiñen o no, si son coquetas o coquetos o no lo son. O sea ellos como personas, nuevamente, su dignidad. (VII, 78); “Justicia”: “la justicia para nosotros es fundamental para el tema calle. O sea nosotros entendemos que las personas en situación de calle están en una situación de exclusión social, independiente de la pobreza, o sea, la pobreza no da cuenta de la situación que vive las personas en situación de calle como da cuenta del concepto de exclusión social, entendido como ese proceso de desvinculación, pero que sé, quizás el principal eje, de esa desvinculación, está en que la persona no tiene una residencia y un hogar, digamos, no tiene una familia, no tiene una casa.” (III, 14) y “Solidaridad”: “También hablamos de solidaridad en el sentido de entregarse, tener una gratuidad, digamos, en la manera como se enfrenta la relación interpersonal, es decir, el darse el uno por el otro, y entender que somos parte de una misma sociedad, y que la persona que está en la calle es un hermano también“. (III, 12)
V A LO R ES
V I N C U LA DO S CO N LA I N T ERV EN CI Ó N
Son valores que orientan el trabajo de los profesionales. Responden a criterios generales que no necesariamente serían atribuibles a una tradición religiosa, y más bien parecen formar parte de una ética profesional general. En este sentido se ubica la mención de los “Derechos Humanos”: “Y al desarrollo integral de los niños, que en definitiva eso es lo que se quiere. La convención lo que quiere es que los niños sean felices, se desarrollen acorde a su etapa de desarrollo, a su gente, a sus características especiales que puedan tener.” (II, 257). Otros menciones de valores que cumplen con esta condición son “Respeto a la diversidad”: “Pero no imponemos una idea, o sea, más bien, respetamos la…el planteamiento, el pensamiento del otro con respecto a su estilo o a su forma de vida.” (III, 12); “Respeto a la vida”: “cuando decimos el respeto a la vida, es partiendo de esa concepción antropológica de la vida como un don, y que entraña también una misión o un quehacer.” (XI, 30); “Profesionalismo”: “en la necesidad de recurrir a los profesionales para poder abordar esas temáticas. Y poder dar una respuesta a no simplemente como cubrir lo material, solamente lo espiritual, sino también abordar lo psicológico, lo social, etc.” (X, 177); “Trabajo en equipo”: “…acá hacemos un trabajo también multidisciplinario, cada uno hace su pega, de acuerdo a su profesión, pero también hay trabajos que se cruzan, de una u otra forma, con lo que hace el otro, digamos. Y la idea es que también no sienta el otro que estoy como pisándole los pies, sino que, en realidad, estoy
generando un proceso que es a mediano y largo plazo, no es a corto plazo, para poder desarrollar
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ayudándole, entonces lo que hablamos de trabajo en equipo.” (VI, 11); “Calidad”: “Estamos
un trabajo de mejor calidad. O ni siquiera de mejor calidad, un trabajo de una calidad mínima, que uno pueda decir, por lo menos, ‘esto sí lo hacemos’.” (III, 43); “Confianza”: “Respeto profesional, respeto a la gente con la que estai trabajando y una especie como de impecabilidad, o sea tratar de ser lo más impecable en tu actuar profesional, impecable en el sentido de no se po... A ver, el valor que necesitamos para trabajar juntos principal es la confianza, confiar en lo que va a hacer el otro y necesitamos que confíen en nosotros.” (VIII, 89); y “Responsabilidad”: “…ser puntuales, o entregar un informe a tiempo, es porque tú tienes que dar un servicio a tiempo, en el orden del respeto a los demás, que está esperando, que está esperando un servicio tuyo digno o con tus compañeros, o con tus jefes, tienes que responderles, porque también hay una confianza que se ha depositado en ti, que tú también tienes que responder a esa confianza.” (I, 72).
Á MBITOS
EN QUE SE MANIFIESTA N LOS V ALORES
Desde el relato de los participantes, los modos en que manifiestan los valores pueden ser organizados en tres ámbitos: asociados con los miembros de la organización, con los usuarios o beneficiarios y con el funcionamiento y la toma de decisiones. Si se plantea una línea temporal del trabajo, los valores de las organizaciones participantes se manifiestan en todos los momentos del proceso de trabajo, es decir, al momento en que se desarrolla la idea o se hace el diseño, también durante su operación y puesta en marcha, como en sus componentes de gestión o evaluación, ya fuese de cierre o de proceso. Los participantes no señalaron que los valores tuviesen una presencia mayor en un momento u otro del proceso, pues su presencia parecía ser continua y depender más de las personas que de las organizaciones.
A SO CI A DO S
A LO S MI E M B RO S D E L A O R GAN I Z A C I Ó N
Respecto de los miembros de la organización, los valores, desde el punto de vista de los participantes, juegan un rol en cuatro aspectos. Determinan, en primer término la necesidad que estos valores sean transmitidos a los trabajadores: “De todas maneras, estamos todavía en proceso de bajar esto a todos los trabajadores y a todos los hogares para que no quede solamente a nivel de la alta… Que tiene que ver con que todos nos comprometamos con lo mismo, digamos.” (I, 34). En segundo lugar, surge la posibilidad de hacer un proceso de inducción a los valores:
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“Lo que hemos implementado este año, cuando contratamos a una persona, hacemos una
inducción, desde el marco pastoral y social, digamos, y desde el marco pastoral y social incluimos todo un capítulo que tiene que ver con los valores y la pedagogía salesiana.” (II, 94). El tercer punto refiere a la integración de valores en la práctica: “No tenemos los mecanismos todavía para preocuparnos de cada práctica pequeña, estamos en un trabajo de eso, necesitamos garantizar que el trabajo que se hace con una persona respete la individualidad y las decisiones del otro.” (III, 43). Además, en cuarto lugar aparece la presencia de los valores en actos de culto religioso: “La idea es que yo creo, partimos de la base que acá al ser una institución católica, jesuita, digámosle así, yo cuando llegué a trabajar acá te dicen, te rayan la cancha ‘o sea, aquí somos católicos, si a ti no te gusta ir a misa, lo siento mucho… vai a tener que ir, o sea vas a tener, que entrecomillas, no ir a misa, pero sí aceptar que aquí está la posibilidad de las misas’. ‘Oye pastoral, a mí no me gusta rezar, pero acá lo más seguro es que vas a tener que hacer pastoral y vas a tener que estar y escuchar que se alabe a María’”. (VI, 35)
A SO CI A DO S
A U SU ARI O S O B EN E FI CI A RI O S
Respecto de los beneficiarios, los valores juegan tres roles que aparecen señalados por los entrevistados. Se señala explícitamente que los valores deben estar presentes en el trabajo con usuarios: “Y acá nosotros tratamos que la gente sienta que también es digna, que hasta en la pobreza más grande que podamos tener, sigue siendo persona.” (VI, 19). Se menciona un rol asociado a la Evangelización: “Porque nosotros queremos evangelizar. O sea esa es nuestra intención, a través de las obras, trasmitiendo el mensaje de Laura, el de la Iglesia, que es el evangelio, básicamente. Y bueno, también tenemos que saber con quiénes vamos a trabajar, pero también siendo respetuosos de las lógicas de esas comunidades.” (II, 189). También se menciona el desarrollo de valores en usuarios: “Principalmente como esto de... una, aquí porque se da mucho de entre las chiquillas, cuando llegan chiquillas nuevas, cómo en ese momento de ser solidaria con su compañera, de acogerla de buena manera, de tener como detalles hacía la niña que viene ingresando, porque atemorizada, asustada, etc. Que igual así no es como tan, tan definido, pero es lo que nosotros les transmitimos finalmente a las chiquillas. Porque nosotros no hacemos un trabajo (…) de transmisión de valores tan así como estructurado, por decirlo de alguna manera. No que eso lo hace la persona que viene a la pastoral, como que
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refuerza más eso, hacia como más estructurado.” (X, 57).
Se señala también el empleo del ejemplo de vida de valores: “Mostrarla como una niña que vivió en el 1890, cosas que los niños de hoy también viven, que la realidad de la Laurita, hace 100 años y más se sigue radicando hoy. (…) Y que en ese contexto, igual los niños pueden seguir siendo niños, como lo fue ella, que igual nosotros podemos apoyar, previniendo que estas situaciones no lleguen a un extremo, doloroso” (II, 147).
A SO CI A DO S
AL F UN CI O N A MI EN T O Y L A T O MA D E D E CI SI O N ES
Respecto del funcionamiento de la organización, son mencionados algunos roles que se asocian a los valores. Se señala una manifestación de los valores cuando se trata de tomar algunas decisiones: “Aquí hay un territorio con el que trabajamos y el otro está acá. Y la intencionalidad de instalarse allí, fue poder acercar a esa población al santuario, acercar a la Laurita, al mensaje, a Dios. Y por eso se eligió, digamos. Hacer una relación bastante más cotidiana de los vecinos, de un sector pobre, marginal” (II, 180). Se manifiestan en ciertos dilemas entre los valores y la práctica: “Entonces, es un tema complicado, entre ser acogedores y ser claros con la gente, para no crear expectativas. Entonces la gente dice ‘pero usted me dijo que sí…’ No le puedo decir que no postule, que no venga, pero busque otras alternativas también. Pero en ese buscar, la gente ‘no, es que yo quiero que sea con ustedes, porque ustedes me dan garantía de servicio, porque yo he escuchado tanto, porque me dijeron que aquí atendían bien. Porque soy muy católica y quiero estar aquí, en este ambiente.’” (I, 50). Los valores también se manifiestan en diversos momentos del proceso de trabajo. Se hacen patentes al momento del diseño: “Yo creo que hay valores bien, que están, de una u otra forma cuando se elaboran los programas, van como, digamos, están latentes.” (VI, 48), y también en la fase de evaluación: “de las evaluaciones que nosotros hemos hecho de por qué nos ha ido bien, porque nosotros evaluamos que nos ha ido bien en el proyecto, porque las escuelas resuenan con esta manera de trabajar. A ellos les hace sentido una institución que está con ellos, que también los desafía a hacer cosas distintas, pero que los escucha, o sea, que no llegamos desde que nosotros sabemos más y ellos no saben, y como que nosotros lo sabemos también”. (VIII, 57)
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E JES
DE ANÁLISIS
términos de contradicciones que estarían presentes en las organizaciones de origen católico.
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El análisis de los ejes que surgen de lo señalado por los participantes será organizado en
Estas contradicciones se hacen relevantes al observar la variabilidad de situaciones presentes en las organizaciones, y darían cuenta de procesos en curso de desarrollo, y podrían estar entre dos campos disímiles que exigen una toma de posición de parte de las organizaciones. Se optó por usar el término “contradicción” para relevar la distancia que puede pesquisarse entre un polo y el otro de las visiones analizadas, con el riesgo adicional que estas visiones contrapuestas no sean vistas como tales y puedan hallarse naturalizadas al interior de la organización.
V A LO R ES :
LO S AG RA DO V / S LO H U MA N O
Las organizaciones de ayuda solidaria que tienen su matriz en la iglesia católica tendrían un patrón reconocible de valores, de origen confesional, para cada una de las personas que están al interior de la organización o que se asocian con ella. No obstante, la presencia de profesionales en ella acarrea una serie de componentes de valores asociados a su actuar, y que responden a una lógica no necesariamente religiosa, sino científica y técnica, asociada a lo que la evidencia indica que opera en ciertas situaciones, tradición en la que estas personas fueron formadas. Se manifiestan así dos niveles simultáneos de orientación de la conducta, lo que pueden no haber sido suficientemente articulados para evitar dilemas de acción. Si bien tanto los valores confesionales como los profesionales pueden ser amplios en su formulación, el modo en que orientan la acción de las personas puede diferir de modo importante. Los valores confesionales son de carácter general, y atañen la visión que las personas tienen, sin un impacto claro y unívoco. Por su parte, los valores asociados a una formación profesional, suelen representar patrones de acción más claros y directivos. Por ejemplo, el componente de la calidad como orientación ética del actuar profesional puede asociarse con ejecutar preferentemente aquellas acciones que han demostrado eficacia, las que a su vez –producto del avance en la investigación- pueden ir cambiando en el tiempo. La inclusión de los profesionales en estas organizaciones, decisión tomada con el objetivo de asegurar su sostenibilidad en el tiempo y su inclusión en los sistemas gubernamentales de carácter social, generaron el encuentro de estas dos lógicas. En este sentido, el profesional queda inmerso en un área gris, dado que aun cuando se haya formado bajo una tradición técnico-profesional, se espera que participen de las acciones de culto internas, y que se hagan parte de las acciones de evangelización hacia los beneficiarios o usuarios.
D I L E M AS
D E D E CI SI Ó N : V A LO R E S V / S T É C N I C A P RO F ESI O N A L
Cada organización enfrenta momentos en que debe tomar decisiones, para lo cual necesitan contar con antecedentes. Sin embargo, desde el relato de los participantes, las
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instituciones que participaron de esta investigación enfrentan dilemas de decisión sin que exista
completa claridad respecto de cuál es el marco de referencia al que deben acudir ante la toma de decisiones. Por una parte se encuentran con valores cuya presencia es insoslayable, y que se hacen visibles, por ejemplo, con un criterio de ingreso universal de usuarios, respondiendo al llamado de la “caridad”. Por otra parte, la admisión universal podría –al tensionar la coberturarepresentar una amenaza para la calidad de la intervención, orientación valórica que también está presente en la organización. En este sentido, la contradicción se hace visible a los profesionales que pueden estar en el punto intermedio entre la misión representada por quienes guían o fundaron la organización, y el otro extremo representado por las personas encargadas de llevar a cabo acciones concretas con beneficiarios o usuarios.
F O R M U L ACI Ó N :
LO I MP LÍ CI T O V / S L O E XP LÍ CI T O
Al crecer los equipos de trabajo, estas organizaciones enfrentan el desafío de aunar visiones, el que subyace a la necesidad de conducirse de manera homogénea en el actuar. La homogeneidad desde una visión religiosa refiere a espacios de oración, de contemplación, de miradas compartidas sobre la acción social, como de ritos de comunidad que se construyen en torno a un credo. Todo ello tiene su espacio en estas organizaciones. La particularidad de esa modalidad es que soslaya la necesidad de ordenar desde “afuera”, pues se asumiría que al compartir la fe personal, se piensa que la acción se conducirá en concordancia, sin estimar necesaria la formulación explícita de cada acuerdo. Se actúa como si se tratara de una familia de hermanos, en donde la visión compartida les provee de toda la información necesaria para actuar sin dejar espacio de ambigüedad. Sin embargo, cuando se incorporan profesionales, a los cuales se les contrata bajo esa denominación, surge la necesidad de formular las conductas deseables de modo explícito, de manera que independiente de las visiones personales, la conducta individual se ciña a los parámetros de cada organización. Esta necesidad de alineamiento conductual requiere formalizar aquello que hasta ese minuto estaba en el plano informal. En ese escenario lo implícito tiene la carga emocional de la voluntad personal, en tanto que lo explícito puede asociarse a prescripciones externas, distintas al carisma religioso; mientras que desde la perspectiva profesional se hace necesaria una formulación que oriente ante situaciones en donde las nociones implícitas no permiten decidir
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con precisión.
V I SI Ó N
D E L U SU A RI O / B EN E FI CI A RI O
El panorama de la ayuda social se organiza en torno a la visión que se tiene de la persona a quien se dirige la acción. Si se reduce la discusión a las nociones que se encuentran en los extremos, constatamos que la/las personas pueden ser vistas como un sujetos de derechos, o una persona a quien se le deben solventar carencias que por sí mismo no puede resolver. Desde el discurso de los participantes, no es clara la ubicación que privilegian estas organizaciones. Si bien puede haber un enfoque promocional y fomento de la autonomía –como puede ser el caso de organizaciones que trabajan en la inserción laboral de personas con esquizofrenia-, también se habla de realizar acciones de evangelización como componentes importante de las acciones de trabajo, caso en el que se asume una suerte de “carencia” de valores. En organizaciones que se han formado y desarrollado en torno a un ejemplo de vida de una persona que haya alcanzado, desde el punto de vista religioso, la cumbre de la virtud, como es el caso de un santo o de una persona venerable desde la perspectiva de la iglesia católica, la noción implícita de objetivo que se transmite a las personas tiene una fuerza enorme. Cuando se habla de desarrollo de los individuos desde sus propias circunstancias de vida, puede resultar complejo presentar un patrón ideal de la potencia que puede tener un santo o una niña cuya vida estuvo colmada de virtudes.
E XP EC T A T I V A S
R E SP E C T O D E L T R AB A JA DO R / F UN CI O N ARI O
Cuando se tiene como ejemplo del estilo de trabajo a personas que consagraron su vida al servicio, como puede ser un santo o de individuos con votos religiosos, se emite como mensaje la expectativa de que quienes laboran en ese lugar aspiren a ese mismo grado de entrega y compromiso en sus labores. Independiente del grado de formalización que se tenga de las tareas asociadas a los trabajadores, esta noción puede operar en el campo de las expectativas en el estilo de compromiso, generando una brecha insalvable a priori para cualquier profesional que asume un compromiso de trabajo establecido por contrato.
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A NÁLISIS
RELACION AL
Figura 1: Origen y función de los valores al interior de las organizaciones de acción social católicas. Desde los relatos de los participantes de este estudio, los valores en las organizaciones de ayuda social parecen dar cuenta de una visión que reúne en un espacio común valores de orígenes diversos. Por una parte se encuentran una serie de orientaciones que encuentran su origen en las raíces religiosas de estas organizaciones, mientras que por otro lado están aquellas aportadas por la inclusión de profesionales a las filas de los equipos de trabajo. Los valores presentes en las organizaciones no parecen provenir de estrategias de planificación o definiciones formales y estructuradas, sino de los valores que las personas llevan consigo al momento de hacerse parte de las organizaciones. Por un lado, las personas que dieron origen a las fundaciones llevaban consigo los valores personales derivados de su fe y el carisma de la congregación o agrupación a la que pertenecían, y estos valores tuvieron su transferencia virtualmente directa a las organizaciones en su funcionamiento original. Luego, y por diversas circunstancias, profesionales se unen a los equipos de trabajo, llevando a su vez los patrones de conducción técnica que le fueron provistos por su formación. Ni las “personas” fundadoras ni los
que ambos se encuentran operando en un espacio común desde sus propias visiones del mundo
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“profesionales” hicieron un trabajo de establecimiento o coordinación formal de valores, sino
y del hacer en el campo de ayuda definido. Cada uno, como individuo, comienza a operar según los patrones que tiene a mano, sin que se hayan propuesto inicialmente definiciones o modos de articulación de más alto nivel que reúnan y armonicen ambas visiones. Conviven patrones distintos, sin conflictos la mayor parte del tiempo, pero con contradicciones de fondo. Estos valores aparecen reunidos, pero con cierta diferenciación de roles, en el seno de cada organización. Así, aquellos valores confesionales sirven al propósito de formular los que serían los objetivos de intervención que se acercan más a la misión o visión de cada organización, como ocurre en el caso del “amor cristiano” o la “caridad”. Mientras que los valores más vinculados a la intervención, son más propicios para orientar la conducta de los equipos de trabajo en el desarrollo de sus tareas cotidianas, como puede ser el caso de la “responsabilidad” o el “respeto a la diversidad”. La presencia conjunta de estas agrupaciones de valores y miradas se tensionan cuando un operador de la organización debe tomar una decisión donde la prescripción conductual resulta aparentemente contradictoria, caso en el cual cada organización resuelve según sea el criterio imperante en funcionamiento. Hay algunas en las que las definiciones religiosas son preponderantes, y serán siempre superiores a las que una técnica o una profesión defina, mientras que otras entregan a los profesionales la libertad de operar según lo que la evidencia técnica define como más útil para la situación concreta. Las decisiones que se tomen irán a retroalimentar las posiciones desde donde se originan los valores, sea cual sea la decisión tomada.
D ISCUSIÓN Las organizaciones de acción social en Chile tienen una larga historia. Desde sus inicios la iglesia católica ha estado presente con iniciativas de diversa naturaleza, y aún hoy se ubica como uno de los más importantes actores de la acción social solidaria. Se trata de instituciones, fundaciones o corporaciones de enorme alcance en varias dimensiones: atienden a poblaciones muy amplias, emplean a importantes grupos de personas, reciben flujos significativos de donaciones y recursos del Estado, y en muchos casos se alzan como promotores de valores a nivel social, como ha sido el caso de la “solidaridad” con
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campañas a nivel nacional.
Este estudio ha mostrado que cuando se habla con profesionales que forman parte de ellas, como una forma de enfocar la mirada al interior de estas organizaciones, es posible ver un abanico amplio de valores en su interior, algunos de los cuales provienen de la tradición católica y otros pueden asociarse al ingreso reciente de profesionales a sus equipos de trabajo. Ambas miradas parecen convivir, sin que sea evidente alguna clase de inconvenientes. Cada uno de los valores parece encontrar su nicho de utilidad, unos como inductores de clima organizacional y orientación de trabajo: modo de tratar a los usuarios y modo de relacionarse entre sí e incluso en términos de fe. Mientras otros permean el modo de realizar las labores cotidianas, incorporando los valores profesionalizantes de la responsabilidad, el trabajo en equipo o el respeto a la diversidad. Las dificultades pueden surgir cuando se trata de resolver situaciones particulares – referidas a los beneficiarios o usuarios- a partir de estos valores. Al haber dualidad de componentes en este sentido, la toma de decisiones puede quedar situada en un espacio hondamente contradictorio entre lo humano/divino, valores/técnica profesional y los implícito/explícito. Como orientadores de la acción, muchos de los valores mencionados se sitúan en un campo de lo implícito, de lo no dicho pero supuesto, lo que deja la libertad para que cada una de las personas guíe su acción desde patrones personales: sea religioso, voluntario o profesional, sin que se instale, en algunos casos, un criterio común producto del alineamiento y de la construcción conjunta al interior de la organización.
M O D ER N I Z A CI Ó N
D E L A S O R GA N I Z A CI Ó N D E A Y UD A SO CI A L : T R A N S FO R MA CI Ó N EN P R O C E S O
La noción de modernización se torna visible en la medida que habría un intento de tecnificar y ordenar los procesos de trabajo al interior de las organizaciones de acción solidaria. Esta voluntad se manifiesta en el surgimiento de estructuras internas, cargos de gestión y jefaturas, formalización contractual de las personas que trabajan en ellas, mecanismos de recolección de fondos y de comunicación pública de sus acciones, y otros en esta línea. Estas acciones darían cuenta de una mirada compleja sobre el trabajo que se está efectuando, y el juicio de que es necesario ir un paso más allá de la sola voluntad, y que el cambio supone contar con estructuras burocráticas que se diferencian de las organizaciones tipo misionarias que pudieron ser en su origen, en la tipología de Mintzberg. Este proceso obedece también, como se revisó en los antecedentes, a fuerzas del medio externo, las que exigen una formalización básica
provenientes de organismos internacionales.
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para hacerse parte de acciones de apoyo social impulsadas desde el gobierno o con fondos
No obstante lo anterior, se trata de una transformación aún en proceso. Si bien es cierto, es factible recoger y describir aspectos complejos de estructuración al interior de estas organizaciones, parece ser que conviven fuertemente con elementos más tradicionales, provenientes de nociones confesionales y de carisma católico, lo que genera un estado en donde no llegaría a existir plena claridad del modo en que un operador al interior de esta organización debe actuar. El grado de profundidad de esta modernización parecen quedar restringido cuando ante el dilema, los aspectos valóricos, de fe o de carisma, acaban por adoptar un peso mayor en la decisión en cuestión, limitando la posibilidad de actuar conforme patrones técnicos definidos.
¿U N A
D UA LI D AD I N N E C ES A RI A ?
Miradas desde la distancia, varias de las perspectivas que aparecen en esta investigación remiten a una noción de dualidades en conflicto. Al analizar algunos enfoques actuales de negocios es posible constatar que existe una suerte de rescate de los valores como eje en el modo de enfrentar no solo el surgimiento de ciertas organizaciones productivas, sino también su cotidianeidad, e incluso en la explicación de su éxito. (Gallagher, 2003) Parece ser que estas organizaciones con fines de lucro han resuelto completamente el aparente dilema que enfrentan las organizaciones de acción solidarias que tomaron parte de este estudio. Estas organizaciones pueden caracterizarse por haber seleccionado un grupo de valores que se alinean completamente con sus fines. Así, por ejemplo, el valor de la “seguridad” en la industria minera, ocupa un rol central al garantizar la continuidad de la producción, manteniendo la integridad física de quienes la llevan a cabo, al tiempo que preserva la operación de eventos de alto impacto humano como son los accidentes laborales. En estos casos, los valores no generan ningún tipo de disonancia, sino que vienen a sostener y fomentar ciertas conductas que incrementan las posibilidades que los procesos de la organización se desarrollen bajo control y dentro de márgenes operacionales conocidos. Los valores en estas organizaciones fueron elegidos y formulados en virtud de los objetivos que se persiguen, y sus definiciones son explícitas, conocidas y notoriamente orientadas a la operación de la organización.(Consejo Minero, 2010) La separación de los caminos entre las visiones organizacionales y las nociones de la fe podrían encontrarse en la dualidad ampliamente descrita entre fe y razón. Esta separación – recogida incluso en la Encíclica de Juan Pablo II Fides et Ratio de 1998- pudo haber alejado a la Iglesia de cualquier noción que supusiera un orden proveniente de la voluntad o lógica humana. En este sentido, las organizaciones son precisamente ordenamientos lógicos de procesos
procesos. En este campo es posible que los caminos se hayan separado, y que aún hoy la
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conducentes a un fin conocido y lógicamente vinculado a las operaciones componentes de los
posibilidad de incorporar los valores de modo armonioso en las organizaciones solidarias sea un camino inconcluso. En el caso de las organizaciones de carácter productivo, las fuerzas tanto internas como externas, se alinean explícitamente y se orientan a la optimización de los procesos y la transparencia de elementos que puedan entorpecer su funcionamiento óptimo en pos del resultado (independiente de la calificación ética o moral que se puede hacer respecto de su labor). En cambio, en las organizaciones de acción solidaria pueden convivir multiplicidad de perspectivas y miradas –valóricas y operativas- sin que aparentemente se afecte su funcionamiento. Los donantes entregarían sus fondos para cumplir con su “vocación social”, la Iglesia apoya y genera organizaciones para cumplir con el mandato cristiano de ayuda fraterna, los voluntarios se vinculan a las organizaciones para dar cabida a su vocación de ayuda personal, los profesionales buscan un espacio de trabajo técnico para la mejora en las condiciones de vida de personas con necesidades diversas, y los usuarios o beneficiarios acuden a estas instituciones para acceder a servicios u oportunidades que probablemente son su única opción, y en las que, por ello, carecen de criterios para evaluar la calidad el servicio que reciben.
Entre las limitaciones de este estudio se encuentra el que solo se haya incluido la visión de profesionales que forman la línea media de la organización. Dado que la mirada se enfoca en un ámbito que es transversal a todos quienes forman parte de ella, sería relevante considerar los distintos estamentos que la conforman. La mirada de quienes dieron origen o actualmente forman parte del directorio de una organización de esta naturaleza puede ser distinta de quienes se encuentran en la primera línea de trabajo con los beneficiarios o usuarios. Adicionalmente, la mirada estuvo focalizada en un programa en particular, por lo que no está presente un análisis organizacionales más integrales, lo que sería factible de ejecutar mirando la organización como un todo. Respecto de las proyecciones de este estudio, se considera relevante la mirada sobre un campo poco explorado, como es el de los valores en las organizaciones de acción social. Si bien puede existir un capital social derivado de la reputación en las organizaciones de este carácter, es significativo analizar su trabajo desde una perspectiva crítica, revisando sus componentes organizacionales bajo la misma óptica con que cualquier otra organización puede ser mirada y evaluada.
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CENTRO DE ESTUDIOS DE EMPRENDIMIENTOS SOLIDARIOS
R EFERENCIAS
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