Conferencias de Merchita tomo 11

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ÍNDICE

1º NO JUZGUÉIS PARA NO SER JUZGADOS ............................ 4

2 º PARÁBOLA DEL RICO Y LÁZARO..................................... 13

3º TORMENTOS DE LA OBSESIÓN (1º PARTE) ................ 24

4º TORMENTOS DE LA OBSESIÓN (2º PARTE) ................. 30

5º TORMENTOS DE LA OBSESIÓN (3º PARTE) ................. 39

6º BIENAVENTURADOS LOS MANSOS Y LOS PACÍFICOS ......... 49

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NO JUZGUEIS PARA NO SER JUZGADOS El Maestro Jesús sé serbia siempre de las imágenes del mundo terreno, conocidas en su época, para exponer las enseñanzas espirituales, para que los hombres pudieran asimilarlas, lo más profundamente posible, pues se encontraban más allá del límite objetivo de la vida física. Siendo sabio, Jesús conformaba sus parábolas en tal forma que aun hoy sirven de ejemplo efectivo, a pesar de estar orientadas con encuadres y descripciones correspondientes a aquella época, hoy en día estimulan y orientan la dinámica mental para un mayor conocimiento sobre la vida inmortal del espíritu. Gracias a la persistente dedicación y a las conclusiones inteligentes de Allan Kardec para conformar la doctrina espirita, el hombre actual puede valorar con más precisión las leyes y los fenómenos de la vida espiritual. Los Médiums preparados, estudiosos y fieles a los principios kardecianos han dado paso a los espíritus mensajeros e instructores, dictando sus pensamientos y ayudando a la humanidad a percibir el contenido esotérico del Evangelio de Jesús, permitiendo realizar una interpretación más espiritual y menos humana. “No juzguéis para no ser juzgados” significaba para los hombres de aquella época cristiana, una severa advertencia contra la injusticia, maledicencia y calumnia, que en cierta forma se ajustaba admirablemente al tipo de vida judía. Después de la alborada del Espiritismo, ese mismo contenido se delinea en su intimidad esotérica y se vuelve más genérico con relación a la vida del espíritu inmortal en vez de ser una sentencia regular, sé amplia en su sentido moral, abarcando en cierta forma, el proceso Kármicas. Ya no es un concepto disciplinado para el pueblo judío únicamente, sino que se refiere a la continuidad de la vida espiritual, abarcando los juicios buenos o malos que el espíritu pronuncia en el transcurso de todo el proceso que comprende su angelitud. En el futuro, el hombre pasara a comprender, que la miniatura del metabolismo cósmico palpita activamente en la intimidad de su alma. Los conceptos de Jesús “ no juzguéis para no ser juzgados “ y “ no condenéis para no ser condenados “ son importantes advertencias de que toda acción negativa del espíritu repercute en su propio perjuicio, puesto que juzgar al prójimo es “ medirse “ a sí mismo.El Maestro Jesús advierte y aclara respecto a los prejuicios y liviandad, al espíritu que juzgándose santificado, muchas veces condena los mismos pecados que él cometió otrora, o que aun podrá cometer en la actual existencia o bien, en próximas vidas.

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Conforme más se integra el espíritu en el concepto de la justicia suprema y desenvuelve el amor, deja de juzgar a sus hermanos menos evolucionados, librándose con más rapidez de la simplicidad justa de la ley del Karma, que actúa en forma impersonal y para la rectificación espiritual. Si juzgamos al prójimo con amor y buena intención con que nos juzgamos a nosotros mismos nos salvaremos, pues con ello manifestamos un elevado principio de honestidad espiritual, dado que juzgamos y condenamos al prójimo con el mismo nivel de culpa y penalidad que desearíamos para nosotros mismos. Jesús deja entrever que la mayoría de los hombres eran “pecadores “por eso ¡ninguno podía juzgar a nadie ¡ de ahí su advertencia incisiva y evangélica para los imprudentes, que veían la “ paja en el ojo ajeno sin ver la viga en el suyo”. En los conceptos evangélicos de Jesús, se comprueba el fatalismo de una ley implacable, justa y bienhechora, que tanto corrige al espíritu en falta, como le da los elementos para alcanzar una vida venturosa y espiritual. Sus enseñanzas se confirman constantemente a través del pasar de los siglos, pues conforme explica la doctrina espirita, el hombre termina enfrentándose con las situaciones desagradables que sembró otrora. La ley de acción y reacción es la que rige específicamente los conceptos de “No juzguéis para no ser juzgados “. Cualquier injusticia que el espíritu pueda cometer a otros en sus encarnaciones, tendrá que indemnizar o pagar, a la víctima en forma satisfactoria por el error cometido, tanto como sea, es decir, en lo moral y en lo físico, conforme a los postulados de la “Ley del Karma “. Ello demuestra que en la persona permanece indestructible el sentido de responsabilidad espiritual de pagar a quien fuera injustamente afectado. En consecuencia la “ley del Karma “también asegura a todos los inocentes perseguidos del mundo, una indemnización doble o triple, que será cumplida por sentencia correctiva por el culpable. Además de obligar a los culpables a pagar a quien afecto, injustamente, la ley proporciona a su vez nuevos caminos de recuperación espiritual a la víctima, la cual debe ajustarse de inmediato al mismo grado que debería encontrarse cuando fue indebidamente afectado. De ahí la temática fundamental de Jesús cuando anuncio el concepto de “bienaventurados los perseguidos por la justicia o sea, las almas heridas por las calumnias, infamias e ignominia puesto que serán resarcidas espiritualmente de sus dolores y perjuicios, porque la Divinidad no permite el agravio o distorsión, por pequeño que sea, en su justicia.

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Jesús cuando afirma que los inocentes y perseguidos por las injusticias serán indemnizados por parte de los que los juzgaron mal, nos aclara que bajo la Justicia Divina, alcanzaran mucho más rápida la ventura espiritual, por causa de las injusticias cometida, siempre que no participen en odios y venganzas. En consecuencia el “mal juzgador” que calumnia y condena no es afectada únicamente por el “ pecado “ cometido contra su hermano, sino que ha de ser medido en la misma medida con que acostumbra medir a su prójimo, o como dice el precepto Evangélico: “ PAGARA HASTA EL ÙLTIMO CENTAVO “ sufrirá un correctivo, tan grave y de proporciones por parte de la Ley Kármicas, como haya sido el total del perjuicio causado por su injusticia, directa o indirectamente a todas las victimas afectadas en aquella misma vida. No deberemos olvidar que El Divino Maestro jamás condena al pecador, pero le advirtió insistentemente respecto al perjuicio que causa el pecado. A a través del Evangelio, ilumina el camino de los hombres y les señala los escollos de los vicios que aniquilan, los abismos de las pasiones peligrosas, del poder y de las falsas glorias humanas, que perjudican la verdadera vida del espíritu inmortal. Enseñaba que la prudencia era un medio eficaz para evitar los deseos impuros, y la sensatez, para que el espíritu encarnado mantuviera el exacto rumbo del norte espiritual. Recomendaba al hombre que supiera vivir sobre el mundo material, sin interferir sobre la vida de sus compañeros en prueba. “Advertía sobre la ambición humana, que se desmedía por la posesión de los tesoros que la polilla come y la herrumbre deteriora, sobre el peligro del orgullo, que explota cual fuego de artificio y luego lanza al espíritu en el infierno fluídico de los charcos purificadores del astral inferior. Recordaba que la perversidad no debía aplicarse con nadie, porque después hería trágicamente al propio autor en la ley implacable del choque de retorno, donde cada uno ha de sufrir conforme a sus obras.” El Evangelio no es un juzgamiento o condenación para los espíritus incipientes, que se conturban en el largo recorrido de la escala espiritual, a través del mundo de las formas, sino que es un “Código Moral “de vida superior algo semejante a un manual cívico que disciplina la conducta del futuro ciudadano sideral, bajo la miniatura esquemática de las leyes del universo. No es su función disciplinar a los hombres para que vivan felices en la vida humana y transitoria, pero sí un tratado sublime y catalizador de las conciencias, para una pronta reintegración del espíritu al mundo Angélico del “reino de Dios “· 6


Jesús, psicólogo sideral, coordinador de todos los instructores que pasaron por la tierra, jamás cometería él equivoco de exigir a un espíritu en los albores de su conciencia que se portara con el mismo sentido de justicia de un iniciado. Sería absurdo exigir a la especie floral, que demuestre en el pequeño botón vegetal su formación, la misma composición, belleza y perfume, que solo pueda ofrecer la rosa, en la plenitud de su fragancia y en su atrayente configuración floral. El hombre maduro puede pecar por injusticia, pero arrepentirse sinceramente del acto ignominioso. En su conciencia desenvuelta solo vislumbra el sentido de justicia, cuya evolución lo sublima hasta alcanzar definitivamente el completo estado del amor. Pero la criatura espiritualmente inmadura no se da cuenta de sus actos censurables puesto que busca únicamente lo mejor para sí misma e ignora que sus hermanos van buscando también la misma cosa que él y tienen el mismo derecho de ser felices. El egoísmo, por lo tanto, a pesar de ser un acto censurable, sin embargo, fundamenta la convergencia de los hechos y amplia la esfera de los deseos de posesión humana, por lo tanto organiza el centro de conciencia del futuro individuo, el que va creciendo como unidad en el seno de Dios. Solo aparecen los albores de la justicia y sé afiniza el sentimiento del hombre por la filantropía, después que se satura, debido a que “carga de más y usa muy poco “. De ahí en más comienza a centellear el espíritu y un sentido primario de la justicia comienza a convencerlo, de que los otros “también merecen poseer tanto como él y no deben ser juzgados o condenados por la misma causa. El sentimiento de altruismo aunque inicialmente sea interesado, se desenvuelve de poco a poco y la criatura comienza a donar lo que le sobre o lo que le pesa de más en su patrimonio. Unas veces por habito, otras por sentirse dichoso de dar, el ser adquiere experiencia y aclara su mente, alcanzando la meta del altruismo y lo hace o bien porque siente satisfacción superior o por un “buen negocio con la divinidad” pero en definitiva, lo hace de forma pacífica y agradable. Siendo así, el Maestro Jesús no se preocupo ni se preocupa en “Juzgar “o “censurar “ al espíritu del hombre, que aun transita por el curso del egoísmo en su peregrinar encarnatorio que es el proceso iniciático y formativo de la conciencia espiritual, lanzada en la corriente evolutiva de la materia planetaria. Es razonable y también justificable que el hombre inmaduro practique injusticias bajo los impulsos y hechos incontrolables de su intimidad egocéntrica y animalizada, y nada de censurable se ve en ello. Pero, para que el ser adquiera el sentido de la justicia, es evidente que debe ser sometido a la rectificación de todo cuanto hace de injusto, conforme lo disciplina la Ley del Karma. 7


En verdad, no existe departamento de penalidades creado por Dios, a fin de juzgar y condenar a los espíritus que pecan por las injusticias cometidas, sino que esa Ley, en su pulsación impersonal y responsable por la armonía y equilibrio del Cosmos, equilibra cada cosa y cada ser en su frecuencia electiva, tal como el músico desafinado es advertido por el Maestro para que retome el ritmo armónico del conjunto orquestal. Los hombres han de procurar pensar deliberadamente o intempestivamente, y arrepentirse de sus malas obras y esto le dulcificara la vida, de lo contrario si sigue siendo un insensible en el trato con sus hermanos, le cabe a la Ley providenciar el reajuste o eliminar el defecto de la pieza desequilibrada de la pulsación armónica del universo. Una de las extravagancias de la humanidad consiste en ver el mal de los demás antes de advertir el que está en uno mismo. Para poder juzgarse a sí mismo tuviésemos que poder mirarnos a un espejo, transportarnos en cierta manera fuera de sí, y considerarnos como si fuéramos la otra persona, preguntándonos: ¿qué pensaría yo si viera a otro hacer lo que yo hago?. El orgullo es el que mueve al hombre a disimular ante sus ojos sus propias faltas, así como en lo moral como en lo físico. La indulgencia para con el prójimo es un deber, porque no hay persona que no le necesite para sí mismo. No debemos juzgar a los demás con mayor severidad que la que nos aplicamos al juzgarnos a nosotros mismos, ni condenar en el prójimo lo que en nosotros disculpamos. Antes de reprochar una falta a alguien, veamos si la misma censura no se nos puede hacer a nosotros. La reprobación de la conducta ajena, puede tener dos móviles: o reprimir él mal, o desacreditar a la persona cuyos actos critican. Este último motivo no tiene nunca excusa, porque es maledicencia y ruindad. El primero en cambio, podrá ser loable, y en ciertos casos se torna inclusive en un deber, puesto que del debe resultar un bien, y porque a no ser por ello el mal no sería jamás reprimido en la sociedad. Pues el hombre debe cooperar al progreso de sus semejantes y no debe interpretar en un sentido absoluto el principio critico de: “No juzguéis para que no seáis juzgados”, porque la letra mata y el espíritu vivifica. Jesús no podía prohibir que se censure lo que está mal, puesto que El mismo nos ha ofrecido un ejemplo de ello, y lo hizo en términos enérgicos. Lo que quiso decir es que la autoridad de la censura está en razón de la autori-

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dad moral de quien la pronuncie. Hacer lo que en otros condenamos equivale a abdicar de dicha autoridad. La conciencia intima niega todo respeto y sumisión voluntaria a aquel que, hallándose investido de cualquier tipo de poder, viole las leyes y principios que están encargados de aplicar. A los ojos de Dios, solo es legítima aquella autoridad que se apoye en el ejemplo que ella misma da del bien. La indulgencia es la virtud dulce y fraternal que todo hombre debe tener para con sus hermanos. La indulgencia nos hace ciegos ante los defectos de los demás y si los ve se guarda muy bien de hablar de ellos, de difundirlos, antes por el contrario los esconde, y si la malevolencia llega a descubrirlos, la indulgencia tiene siempre una excusa pronta para paliarlos, esto es, una excusa seria y plausible, y no de aquellas que, aparentando querer atenuar la falta, la hacen en cambio resaltar con perdida habilidad-. No debemos ocuparnos nunca de los actos malvados de los demás, a menos que sea para prestar un servicio, y aun en tal caso hay que procurar tener el cuidado de atenuarlos todo lo posible. No hacer observaciones chocantes no reproches con los labios, sino que ofrecer tan solo consejos lo mas velados posibles. Cuándo se critica, ¿ qué consecuencias se deben extraer de las palabras ¿ acaso los que critican, no han hecho también lo mismo que critican, o acaso piensan que valen más que el culpable?. El hombre debe solo ocuparse de sus propios actos y pensamientos, dejando libre el camino de su hermano. Hay que ser severo con uno mismo, e indulgente con los demás. Hay que fortificar a los débiles mostrándoles la bondad de Dios, que siempre toma en cuenta hasta el menor de los arrepentimientos. Los trabajadores del Señor han de mostrar el ángel de la contrición, que extiende sus blancas alas sobre las faltas de los humanos y las oculta así a los ojos de quien no puede ver lo impuro. El Padre en su infinita misericordia, nos escucha cuando por medio del pensamiento y sobre todo de los actos le decimos: “Perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido. “ Son palabras sublimes, y su letra no es lo único admirable, sino además el compromiso que implican.

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El ser severo con uno mismo e indulgente con los demás, es también una forma de poner en práctica la caridad. Todos tenemos que vencer malas inclinaciones, corregir defectos y modificar hábitos. Todos tenemos que depositar un fardo más o menos pesado para ascender a la cima de la montaña del progreso. ¿ Porque ser tan clarividente con las faltas ajenas y ciegos con las nuestras ¿cuándo dejaremos de ver la paja en el ojo ajeno, y permaneceremos ciego con la viga que hay en el nuestro?. El verdadero carácter de la caridad es la modestia y la humildad, que consiste en ver de pasada los defectos ajenos, y dedicarse a realzar lo que hay de bueno y virtuoso en los mismos. Porque no olvidemos que siempre en el corazón rebelde y corrupto, en lo más recóndito de sus pliegues, brota el germen de unos cuantos sentimientos elevados, es una chispa encendida de la esencia espiritual. ¡Bendito sea el Espiritismo, doctrina consoladora y bendita, felices los que te conocen y se benefician con las saludables enseñanzas de los Espíritus del Señor!. Para los espiritas, la voz que escuchan es clara, y a lo largo del camino se leen estas palabras que señalan el medio de alcanzar la meta: Caridad para el prójimo como para asimismo: en una palabra, caridad hacia todos y amor de Dios por encima de todas las cosas, porque el amor de Dios resume la totalidad de los deberes, y es imposible amar de veras a Dios sin practicar la caridad, que El ha erigido en Ley para todas sus criaturas. UN ESTUDIANTE DE LA Buena Nueva se adentro por el sendero luminoso esclareciendo su espíritu, se sentía dominado por ignotas emociones naciendo en su sentir aspiraciones superiores, haciendo planes de programas benditos a favor de su propia paz, para seguirlos en la ruta por la cual pretendía seguir. El camino se le ofrecía florido, y luminoso acreciéndole al novel trabajador dadivas de alegría y de dicha. Los amigos, gentiles estaban dispuestos a ayudarle en las oportunidades felices para ejercitar las vivas lecciones del Maestro en él convivió comunitario. El entusiasmo lo dominaba, con impresiones muy agradables, convirtiéndose su comportamiento en una donación de sí mismo total. El y sus compañeros movilizan esfuerzos y muy ilusionados se entregaron a la labor. Pronto nacieron las contradicciones.

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La ociosidad que los vigilaba clama por una boca insana: “todo al principio es fácil “ ¿ veremos a ver lo que ocurre de aquí a unos años? El muchacho no obstante, a la decepción sufrida por dicho comentario, junto a los que le animaban se afervora aun más e insistieron realizando servicios ennoblecedores. La maledicencia que les seguía los pasos, anhelando una oportunidad, no espero más tiempo y blasono: ¡Parece el dueño de la casa, y solo llego ayer!, Presuntuoso e hipócrita, dará el golpe cuando menos lo esperemos. Animado por sus hermanos estudiantes de las lecciones evangélicas, anotaron la soez acusación y a pesar del sufrimiento, supero sus propias susceptibilidades, elaborando infatigablemente. La envidia que no le perdonaba su actitud elevada, lo sorprendió a través de los compañeros y destilo, el veneno: ¡Es un falso y codicioso ¡ ¿ seguramente que pretende apoderarse de todo el trabajo en sus manos? No pregunta nada a nadie y se cree autosuficiente. Merece el desprecio y que lo expulsen antes de que sea demasiado tarde. Los servidores del bien, con los corazones afligidos, sofocaron las lágrimas, del muchacho, y se pusieron junto a él a orar por sus ofensores, prosiguiendo confiantes. La perversión, le hizo un cerco cerrado, solicitando el servicio de la sensualidad, que una vez detectada en sus intentos fue rechazada, por el joven aprendiz. Herida en sus bríos, convoca a la vanidad que envolvió al trabajador en el incienso de la palabra vana, esparciendo los fluidos del egoísmo en forma de ardid insinuaciones que redundaron inoperantes. El soborno por el dinero fue estimulado pero no logro desvincular al discípulo fervoroso de la órbita de sus deberes, engendrando dificultades, multiplicando antipatías y obstáculos, en donde medraba el despecho y predominaba la disputa sobre las preocupaciones inferiores. Sin embargo, aun envuelto en las vibraciones de la oración, el trabajador de la luz insistió en el servicio edificante, a pesar del dolor que le dilaceraba el alma. 11


comb La calumnia, en ese intermedio resolvió comparecer con variados combates y se impuso el compromiso de clavar sus garras en las carnes del trabajatrabaj dor, incansable, generando la impiedad, revelo los enemigos que yacían oculocu tos y la hiel del descrédito le cubrió los pasos; el el enfado se anticipa al progreprogr so, y la antipatía abrazada a la ignorancia, formo alta y áspera muralla; ene tretanto, cansado y humillado el siervo de Cristo sé negó a soltarlo transfortransfo mando lo que antes era campo verde de esperanza en caos de dolor y reducto reduc de animalidad. ¡Acusadores, acusaciones y acusados! En cualesquiera circunstancias acordaros de Jesús, el acusado sin crimen. No fueron los extraños los que lo vendieron, ni los desconocidos que lo nen garon. Acusados siempre han existido y a su lado las las falsas acusaciones. Entrégate a Dios, Nuestro Padre, y déjate llevar por Él, dócilmente, hasta el momento de tu liberación. El Señor ha marcado con su sello a todos los que creen en Él. Cristo os dijo que con la fe se transportan las montañas y que al a que sufra y tenga la fe por sostén, se le colocara bajo su égida, y nunca más sufrirá. Pues la Justicia Divina no pacta con aduladores y ni con perdularios, con explotadoexplotad res ni con sentimentalistas. Es austera y pulcra, y convoca a todas las almas al Crisol sol purificador, que es la base de la redención para todos los que sucumbiesucumbi ron. Por eso hermanos han de practicar, la beneficencia de la educación, propr curando orientar, instruir y corregir amando siempre, pero sin violentar, y sin imponer a nuestros semejantes, semejantes, hemos de darles la oportunidad de ser como deben ser. Extraído de diversos libros de espiritismo. Por miembro colaborador del centro espirita: AMOR FRATERNO (MERCHITA)

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PARÁBOLA DEL RICO Y DE LÁZARO Había un hombre rico, que se bestia de púrpura y lino finísimo, y que todos los días se acicalaba espléndidamente. Había también cierto mendigo, llamado Lázaro, cubierto de llagas, que estaba delante de su puerta, deseoso de hartarse con las migajas que caían de la mesa del rico, más nadie se las daba; y los perros acudían a lamerle las llagas. Murió el mendigo; y fue llevado por los Ángeles para el seno de Abrahán; murió también el rico; y fue sepultado. El rico atormentado, levanto los ojos y vio a lo lejos Abrahán y a Lázaro en su Seno. Y exclamó: Padre Abrahán ten compasión de mi, manda a Lázaro que moje la punta de su dedo, y me refresque la lengua, porque estoy atormentado en estas llamas. “Abrahán le respondió: Hijo acuérdate que recibiste todos tus bienes en tu existencia y Lázaro del mismo modo los males; ahora, sin embargo, el está consolado, y tu atormentado. Además, entre nosotros y vosotros hay una gran distancia, de manera que los que quieran pasar de aquí para allá, no pueden, ni vosotros de allá para acá. El rico replico: Padre, yo te suplico, entonces, que mandes a Lázaro, a casa de mi Padre (pues tengo cinco hermanos) para avisarles, con el fin, de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. Más Abrahán le dijo: Ellos tienen a Moisés y a los Profetas para enseñarles. El respondió: No, Padre Abrahán, si alguien fuera a ellos, de entre los muertos, se convencerían. Entonces Abrahán replicó: si no oyen a Moisés y a los profetas tampoco se dejaran persuadir, aunque sea alguien de entre los muertos. (Lucas, Cap. XVI, ver, 19, 31) Esta enseñanza es la proclamación de la ley de Caridad, cuya ejecución es imprescindible para todos los que se abrigan bajo su dosel santo, como también para los que acogen sus generosos convites.

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El rico y el pobre Lázaro personifican a la Humanidad, siempre rebelde a los dictámenes de la Luz de la Verdad. El rico gozó en el mundo y sufrió en el espacio. Lázaro sufrió en el mundo y gozó en el espacio. Este rico que se bestia de púrpura y que todos los días se acicalaba espléndidamente, es el símbolo de aquellos que quieren tratar solo de la vida del cuerpo y se olvidan de la vida del espíritu. Son los que buscan la felicidad en el comer, en el beber y en el vestir, son los que se entregan a todos los gozos de la materia, son los egoístas que viven únicamente para si, los orgullosos que entrenados en los altares de las pasiones viles, de la vanidad, de la soberbia, no ven si no lo que les puede saciar la sed de placeres, no cultivan sino la lujuria; que mata los sentimientos afectivos y anula los dones del corazón. El rico es la personificación de aquellos que son esclavos del reino del mundo, que no ven más que lo de este mundo “paraíso perdido”, entregados a la degradación moral, rebajando sus almas y arrojándolas al infierno ardiente de los vicios. Jesús hablaba generalmente por parábolas; y esta lección que el Maestro ofreció hace 2000 años a los pueblos de Palestina, y que consta del evangelio de Lucas como un consejo saludable inmemorable, no es nada más que una parábola; una enseñanza alegórica, representativa de lo que pasa en el espacio, afirmando que nuestra vida de ultra tumba es una consecuencia justa y equitativa de nuestra existencia en la tierra. El rico pasó toda su vida saciándose espléndidamente despreciando a los pobres, desprecia a Dios, al no ocuparse de sus leyes, da la espalda a la Religión, dedicándose a divertirse, a gozar; más cuando muere, no puede continuar viviendo como vivía, vistiéndose de púrpura comiendo manjares, bebiendo licores, porque en el mundo de los espíritus no hay púrpuras, no hay manjares, no hay licores. El ya se había saciado con los placeres de la Tierra, no podía hartarse después con los placeres del Cielo, porque no los había buscado, no había adquirido el tesoro con el que se conquista las glorias celestes. Desnudo, sin dinero, sin crédito para conseguir mejor morada “fue destinado al infierno y, según dice el texto, él se hallaba contrariado, por faltarle las comodidades que tuvo en la Tierra, los goces de que disfruto en el mundo... 14


Lázaro representa a los excluidos de la sociedad terrena, aquellos que, como mucho, pueden llegar a la puerta de los grandes templos, aquellos que no pueden atravesar los umbrales de los palacios dorados, aquellos que la sociedad corrompida desprecia , maldice y rechaza como moneda sucia. Los Lazaros no son esos pobres orgullosos del mundo que no tiene muchas veces que comer, ni que vestir, más están cubiertos con la púrpura del orgullo, no es esa gente que no tiene dinero pero tiene vanidad; no tiene palacios pero tiene egoísmo; no son los pobres que Lázaro sirvió de símbolo en la parábola; son los que sufren con resignación, son los que desprecian los bienes de la Tierra; porque buscan las cosas de Dios; son aquellos que se ven usurpados de aquello que por derecho les pertenece en el mundo, porque creen en el futuro y esperan las dadivas que les están reservadas por Dios. Ellos saben, porque estudian, esperan y oran, que existe un Creador, un Padre supremo, que les dará el premio de sus vigilias, un salario por sus trabajos morales, una luz para su orientación espiritual; y que ese premio, ese salario, esa luz, aunque a veces, parezca tardar, no les faltará, porque la justicia de Dios es infalible, y perfecta. Es Así como murió Lázaro, el mendigo, y fue conducido por los Ángeles al Seno de Abrahán¸ murió también el rico y fue puesto en el infierno. Dos personalidades distintas una que goza, y otra que sufre; una a quien nada le faltaba, otra a quien todo le faltaba; van a cambiar ahora sus condiciones; van a mudar de escenario; el mendigo va para la abundancia, y el rico pasa a mendigar. Es el revés de la medalla, que representa a todos en el día del juicio. Es una libra esterlina, por un lado trae la figura del rey, y por el otro, trae su valor real. Así ocurre también con el hombre. Cada uno de nosotros es una medalla que valemos de acuerdo con el cambio espiritual, que tasa el valor real de nuestras almas. Aquellos que ven sólo la esfinge, no conocen el valor del dinero; porque la esfinge (reverso de la medalla) trae solo el retrato del rey y la medalla no vale el rey. Así también los que ven al hombre solo por las apariencias, por el exterior, no conocen al hombre, pues el exterior del hombre es la esfinge de la vanidad, del egoísmo y del orgullo. Lo que vale en la medalla es el reverso, lo que vale en el hombre es el interior, ósea el Espíritu. El rico trae en el reverso lo característico del rey, más después que murió separo el valor de la medalla grabado en el reverso y ese valor no le permitió al rico sino una “entrada en el infierno.

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Al pobre, que purificó su existencia en la Tierra, y estaba grabado en el reverso de la medalla, ese sacrificio le dio el valor de ser llevado por los Ángeles al seno de Abrahán. ¡Es diferente el juicio de Dios, del juicio de los hombres! Dios no se deja llevar por el juicio humano. ¿Qué es el seno de Abrahán? ¿Qué es el infierno? Esto es lo que necesitamos saber para que aprendamos la parábola del Maestro. Seno de Abrahán es la libertad del espíritu, en el espacio infinito; seno de Abrahán es el mundo invisible, donde los espíritus con sus cuerpos imponderables, caminan libres de todas las penas, realizando siempre nuevas conquistas, haciendo nuevos descubrimientos, aprendiendo nuevas verdades que los elevan en conocimientos, que los elevan en felicidad. Seno de Abrahán es el mundo de la inmortalidad, de la Luz, de la Verdad, donde cuanto más progresamos más sabemos amar a nuestro Padre Dios y a nuestro prójimo, es el mundo de la fe Verdadera, que sacude y nos transporta a las montañas, hace excitarse a los océanos y produce vientos, más también da calma y bienestar a todos aquellos que, como los discípulos en el Mar de Galilea, abatidos por el duro huracán, imploran el auxilio de Jesús y, con la esperanza de la salvación, oyen las dulces palabras del humilde Nazareno sonar en sus oídos, como una luz para iluminarles el camino en una noche tenebrosa. Abrahán fue el patriarca de los hebreos, alta personalidad del Antiguo testamento, en quien la fe más se acrisolaba y se hacía más viva y resplandeciente, se mostraba hasta el punto de no vacilar en sacrificar a su hijo Isaac, para obedecer las órdenes recibidas de lo alto. Abrahán era un creyente sincero de la inmortalidad; veía el espacio sembrado de espíritus y conversaba con los espíritus de aquellos que nosotros llamamos , indebidamente, muertos, vivía en relaciones continuas con el mundo de los espíritus, que era su seno predilecto que era el Paraíso, o su cielo, su delicia, su felicidad. Para ahí es donde fue Lázaro, con entera libertad de movimientos en todas las áreas. El había sufrido en la Tierra, aguijoneado por el dolor, en la miseria, privado de las delicias del mundo, más creía en un Dios 16


supremo, que le concedió aquella existencia de expiación y de pruebas para que reobrase los males de sus vidas pasadas, en donde había descuidado las cosas divinas y tratado con los goces efímeros del mundo. Lázaro saldo su cuenta; al salir de la prisión corpórea, había pagado hasta el último céntimo de su deuda, y reconquistó el reino de la libertad y de la Luz, que Dios concede a todos los que se someten a su ley, a sus santos designios. Esto es; lo que es el seno de Abrahán, es el lienzo, el cuadro majestuoso que Jesús diseño a los ojos de los oyentes de la parábola de Lázaro, el mendigo, que tenía como única caridad, en la tierra, las caricias, los lamidos de los perros, esos fieles amigos de los hombres, que venían a lamerle las llagas. Continuamos ahora explicando lo que es el infierno: Los antiguos aseguraban la existencia de un mundo subterráneo, para el cual iban las almas de aquellos que no fueron buenos en la tierra. El cuerpo quedaba en el sepulcro, y el espíritu iba para el infierno “mundo localizado en las entrañas de la Tierra” de ahí, esas almas no podrían salir, Asi como nosotros, con el cuerpo carnal, no podemos salir de este mundo. Entre tanto, los espíritus que estén en el infierno ven con los ojos del alma, y saben por tanto, todo lo que pasa en el seno de Abrahán. Y era justamente en eso lo que consiste el sufrimiento de ellos; ver lo que pasa en lo Alto, y no poder participar de esas dadivas que solo son concedidas a aquellos que como Lázaro, han saldado su cuenta espiritual. Por eso dice el Evangelio que el rico levanto los ojos, y vio a lo lejos a Abrahán y a Lázaro en su seno, y clamó: ¡Padre Abrahán, ten compasión de mí! Y manda a Lázaro que moje la punta de su dedo y me refresque la lengua, porque estoy atormentado en estas llamas. El rico quería agua. Antiguamente pensaba en vino y licores finos; más en el infierno pedía agua; tenía sed y esa sed no era del cuerpo, no se trataba de agua de los ríos o de las fuentes, porque el cuerpo estaba en el sepulcro, y el espíritu no puede beber agua material. Era sed de consuelo, de esperanza, de perdón.

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El ya también había comprendido que la causa de sus males era la vida disoluta que pasará en el mundo y la llama viva del remordimiento abrasaba su conciencia. El quería esa agua que da la vida, esa agua de salvación que Jesús había a la mujer Samaritana. Esa agua del perdón de los pecados que el rico había cometido contra los que mendigan de los hombres la caridad de la atención para las cosas divinas. Y Abrahán; el gran Patriarca, que vivía feliz en el mundo espiritual, dirigiendo la enorme falange de espíritus a quienes guiaba, y entre los cuales se encontraba Lázaro Que era uno de sus protegidos espirituales, Abrahán respondió al rico: “Hijo, acuérdate que recibiste ya tus vienes en tu vida”; y Lázaro del mismo modo los males, es justo, pues, que él, ahora, esté consolado, y tu atormentado. “Sucede también que entre vosotros y nosotros se extiende un gran abismo, de manera que ni nosotros podemos vivir donde vosotros estáis, ni vosotros donde nosotros estamos; vuestra esfera nos sofoca así como la nuestra no os satisfaría, pues los aires que respiramos son insuficientes para vosotros que estáis impregnados de materia. Tratasteis sólo con la materia, sólo del cuerpo; cultivasteis la materia que ahora no os deja elevaros y llegar hasta nosotros. Al paso que Lázaro tuvo los ojos vueltos para lo Alto, no teniendo tiempo más que para pagar sus deudas materiales, y conquistó fluidos espirituales para elevarse al lugar donde se halla actualmente. Abrahán oía la voz del rico, y el rico oía la voz de Abrahán; el rico en el infierno veía a Lázaro en el seno de Abrahán, todos ellos se comunicaban, conversaban, porque había necesidad de que el rico fuera exhortado para regenerarse más tarde, y, como Lázaro, después subir también al seno de Abrahán ; y Abrahán no dejaría perecer a su hijo; Abrahán lo llamó hijo, le dijo: “Hijo, acuérdate de tu vida, y recuerda la vida de Lázaro; queriendo decir con esto que, sin volver a la vida corporal, semejante a la de Lázaro, para sufrir las consecuencias de su orgullo y de su egoísmo, el rico, no llegaría a su seno. Fue entonces que el espíritu del rico, ahora lleno de pobreza y de sufrimiento, acordándose de sus cinco hermanos, que hacían la misma vida que el hacia cuando estaba en la tierra, replicó. “Padre yo te ruego, que mandes a Lázaro a casa de mi padre (pues tengo cinco hermanos) para avisarlos, a fin de que no vaya a sucederles venir también para este lugar de tormentos.

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El rico, que estaba en el infierno, sabía muy bien, porque veía que el Padre Abrahán mandaba siempre a otros Espíritus dar aviso a los hombres de la Tierra, entonces pidió que lo mandase a casa de aquel que había sido su padre, porque el tenia cinco hermanos que también hacían vida disoluta y precisaban conocer los tormentos que les aguardaban si continuaban así. Más Abrahán le dice: “Ellos tienen a Moisés y a los profetas para enseñarlos. Lo que significa: Moisés les contará todo lo que precisan hacer para ser felices, y los profetas, que son Médiums, les dicen bajo la influencia de los espíritus, lo que pasa después de la muerte, a fin de darle instrucciones para que vengan, como tú, a parar en los infiernos. Más el rico insistió con Abrahán y le presento varias razones diciéndole de nuevo: “Padre Abrahán, si alguno de los muertos fuera a ellos, y les hablara, se les apareciera, y se manifestara a ellos, responderían. El rico deseaba que sus hermanos tuviesen una manifestación positiva de los muertos, porque juzgaba que, de esa forma, se tornarían obedientes a la Ley de Dios. Más Abrahán respondió nuevamente: si ellos no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se dejaran persuadir, aunque resucite alguien de entre los muertos. Pues si ellos habían repelido las exhortaciones de los profetas, como habrían de creer en los muertos. Para creer en los muertos era necesario creer en los profetas, porque los profetas no eran otra cosa que Médiums, por quienes se comunicaban los Espíritus de los muertos. Si ellos no creían en los Médiums, como habrían de creer en los espíritus. Como podrían los espíritus de los muertos avisar a sus hermanos, sin los Mediums indispensables para transmitir la comunicación. Sabemos que el cuerpo del espíritu es mucho más sutil que el nuestro y que por eso no podemos verle, ni oírle, y que el espíritu siempre se manifiesta con el concurso de un médium ¿Cómo podría Abrahán atender el ruego del rico?

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Finalmente, antes que Jesús hubiese propuesto a la multitud, que se hallaba en torno a él, la bella parábola que acabamos de escuchar, les había dicho a los fariseos que eran avarientos, “La ley de Moisés y los profetas duro hasta Juan el bautista; desde ese tiempo el Evangelio del Reino de Dios es anunciado; y todos a la fuerza entraran en él; pues de la ley de dios no quedará sin cumplir un solo tilde, ni suprimida ni una sola letra. Dios da la libertad para buscar su Ley; y aquellos que la buscan; El padre no le da por su medida. Pues escrito está “Aquel que pide recibe; el que busca encuentra; al que llama, se le abrirá porque el Padre no da una piedra a quien pide pan, ni una serpiente a quien le pide un pez. (Mateo ver. 7 -8) Dios respeta el libre albedrío que a cada uno concedió. Los espíritus de los muertos pueden comunicarse y se manifiestan a los vivos, mas no pueden obligar a los vivos; aunque ellos sean ricos y poderosos. Ellos mismos son los que ya desde la tierra toman posesión de la felicidad futura, según sus actos. Pues son muchos ricos de las casas del mundo, y muchos pobres que quieren enriquecerse con las cosas del mundo, que aunque, han visto y oído manifestaciones y avisos de los muertos, no se convencieron con esos avisos. Al contrario se justifican diciendo que es fruto de una alucinación, ilusión o locura. `Por eso hizo bien Abraham en no permitir la manifestación ESPIRITA a los cinco hermanos ricos, de aquel que se vistió de púrpura y acicalo espléndidamente todos los días de su existencia en la Tierra. Existió un hombre devoto que llegó al Cielo, y al ser recibido por un Ángel del señor imploró extasiado: _. Mensajero Divino ¿Qué debo hacer para venir a morar, en definitiva, al lado de Jesús? _. ¡Haz el bien! – Informó el Ángel – y vuelve más tarde. _. ¿Puedo rogarte recursos para semejante misión? -.Pide lo que desees. _. Quiero dinero, mucho dinero, para socorrer a mi prójimo. _. El Emisario extrañó el pedido y consideró: 20


No siempre el oro es eficiente para eso. _. Pienso, de todas maneras, mi santo amigo que, sin oro, es muy difícil practicar la caridad. _. ¿Y no teme las tentaciones del camino? Le replicó el Ángel. _. No. Tendrás lo que deseas – afirmo el Ángel _ pero no te olvides de que el tesoro de cada hombre permanece donde ponga el corazón, porque toda alma reside donde coloca el pensamiento. Tus posibilidades materiales serán multiplicadas. No votante, no olvides que las dadivas divinas, cuando son retenidas sin propósito por el hombre, sin ningún provecho para los semejantes, lo transforman en prisionero de ellas. Y la ley determina que seamos esclavos de los excesos a que nos entregamos. Prometió el hombre ejercer la caridad, servir extensamente a sus semejantes y retornó al mundo. Los Ángeles de la Prosperidad comenzaron, entonces, a ayudarlo. Le multiplicaron, primero, las piezas de ropa y los platos de alimentación; pero, el devoto ya abastecido suplicó más ropa y más alimentos. Y le dieron casa y haberes. Pero lejos, de practicar el bien, considero siempre escasos los dones que poseía y siguió pidiendo más cosas y haberes. Le trajeron rebaños y haciendas, pero el interesado en subir al paraíso por la senda de la caridad, temiendo ahora la miseria, imploró más rebaños y más haciendas. No cedía ni un cuarto, ni daba una sopa a los pobres, declarándose sin recursos para auxiliar a los necesitados y siempre esperaba más, con el fin de distribuir algún pan con ellos. No obstante, contra más recibía del Cielo, más exigía al Cielo. De espontáneo y alegre que era, pasó a ser desconfiado, mal humorado y alejado. Recelando de amigos y enemigos, escondía grandes sumas de dinero en su caja fuerte y cuando envejeció del todo, vino la muerte, separándole de la inmensa fortuna. Con sorpresa, se despertó el espíritu, acostado en un cofre grande. Objetos preciosos, pedazos de oro y plata, montones de cedulas usadas le servían de lecho, tenía hambre y sed, pero no podía servirse de las monedas; quería liberarse, con todo, las notas de banco parecían agarrarlo a la manera de una trampa que retiene a un pájaro cautivo. ¡Santo Ángel! _gritó llorando-¡Ven! ¡Ayúdame a partir, en dirección a la casa Celestial! 21


El ángel se digno bajar hasta él y dándose cuenta de su sufrimiento exclamo: ¡Es muy tarde para suplicar! Estas sofocado por la corriente de facilidades materiales que el Señor te confió, porque la hiciste girar solamente en torno a ti, sin ningún beneficio para los hermanos de lucha y experiencia… ¿Y qué debo hacer? ¿Imploró el infeliz- para obtener la paz y ganar el paraíso? El Ángel pensó, pensó…y respondió. -esparce con provecho las monedas que juntaste inútilmente, libarte de la vasta tierra que retuviste en vano, entrega a la circulación del bien todos los valores que recibiste del Tesoro Divino y que amontonaste alrededor de tus pies, atendiendo al egoísmo, a la vanidad, a la avaricia y a la ambición destructiva y, después de eso, ven a mí para que volvamos al entendimiento efectuado hace sesenta años… Reconociendo, sin embargo, el hombre que ya no disponía de un cuerpo de carne para semejante servicio, comenzó a gritar y a blasfemar, como si el infierno estuviese morando en su propia conciencia. La ganancia resultante de la mala educación religiosa y social del hombre, fomenta los crímenes que son catalogaos como consecuencias de las riquezas mal dirigidas. Las ganancias de unos engendra la miseria de muchos y la ambición desmedida de pocos se torna en la causa de la ruina generalizada que comanda las multitudes. El evangelio de Jesús, no obstante, inapreciable fortuna de paz y amor al alcance de todos – posee la solución para el magno problema de la riqueza y de la pobreza, al referirse a las leyes de amor y caridad que un dia unirán los hombres como verdaderos hermanos. Y el espiritismo, confirmando las lecciones del Señor, enseña, soberano, gracias a la información de los inmortales, que el mal uso de la riqueza impone el difícil recomienzo en la miseria, para aquí que la haya malbaratado. Multipliquemos, entonces, los bienes verdaderos que dispongamos en los cultivos del amor y repartamos los valores transitorios que dispongamos en las plantaciones de la caridad, para que tranquilos sean nuestros días en el Orbe y feliz nuestro renacimiento futuro, cuando volvamos a la Tierra. Lucas nos aconseja en el versículo 12 y 13

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“Vended lo que poseáis y dad limosnas. Haceros bolsas que no envejezcan, un tesoro inagotable en los Cielos, donde el ladrón ladrón no llega ni la polilla roe. “ “Pues el hombre re solo posee en plena propiedad aquello que le es permitipermit do llevar de este mundo”.

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TORMENTOS DE LA OBSESIÓN (1ºPARTE) Son muchos los espiritas, que al desencarnar, forman legiones de alineados mentales, agrediéndose unos a otros, revolcándose en paisajes de sombra y angustia, constituidas por abismos de sufrimientos insoportables, muchos han recibido el patrimonio de la mediumnidad iluminada por las lecciones libertadoras del Espiritismo, pero prefirieron marchar por los laberintos de la irresponsabilidad, utilizando la superior concesión para el deleite de simismos y de las pasiones más viles que pasan a cultivar. Otros, corrompieron la palabra iluminativa, de la que eran instrumento, para atender a los intereses escondidos o negociar favores terrestres despreciando la oportunidad de edificación de muchas vidas que aguardaban su contribución. Y abundante numero de otros, mercantilizaron los dones espirituales cayendo bajo el vampirismo propiciado por verdugos del pasado, que se complacen en empujarlos hacia más graves despropósitos, comprometiéndoles la reencarnación. Todos forman una inmensa masa de desesperados que han conocido las directrices para alcanzar la felicidad, mediante el servicio dignificante y restaurador de las enseñanzas de Jesús, pero prefirieron los juegos enfermizos de los placeres exorbitantes. Muchos candidatos al equilibrio cuando se sumergieron en la carne sus fuerzas morales se tornaron frágiles, a la fidelidad y al deber. Y cualquier tipo de enfermedad que padecen tiene su origen en el Espíritu frente a la conducta mental, emocional y moral que el mismo se permitió, produciendo un trastorno vibratorio que se refleja en el cuerpo periespiritual y más tarde en el físico en su próxima encarnación. El Padre jamás desampara a los hijos rebeldes que prefieren los caminos tormentosos, cuando podrían haber seguido por el camino del bien y del deber sin tropiezos. Y cuando cambian de actitud psíquica y comportamental estos pacientes, obtendrán resultados satisfactorios para sus mejoramientos. En el Más Allá existe, la Música-terapia, Plegaria-terapia, Amor-terapia, que es aplicada a los sufrientes, conforme a los síndromes, a la extensión del disturbio, a la gravedad del problema. Las terapias desobsesivas reciben cuidados especiales, particularmente en los procesos de vampirización, para liberar a aquellos que someten a sus víctimas, en definitiva son muchísimos los medios que utilizan los mensajeros del bien para tratar a estos enfermos, como la fluido terapia, la psicoterapia mediante conferencias conmovedoras y ricas enseñanzas libertadoras de los vicios.

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En algunos, aun son muy tenaces los lazos de la materia para permitirles que su espíritu se desprenda de las cosas de la tierra. Muchos al desencarnar despiertan al otro lado en lamentable estado de perturbación espiritual, y poco a poco se van liberando gracias al amparo y el empeño de los médicos y enfermeros que los atienden hasta que se dan cuenta de la realidad de la vida y se puedan adaptar al nuevo habitad, conservando no obstante nostalgias dilacerantes con relación a la familia y a los seres amigos, así como de las tareas interrumpidas que quedaron en el domicilio carnal. La tierra es para el espíritu, el regazo de madre generosa, que no todos saben preservar en elevado concepto. Peregrinos de las carreteras de las reencarnaciones, buscando la iluminación y la paz, sumergidos en el cuerpo y salidos de el, gracias a la abnegación de generosos Guías que se responsabilizan por las tentativas evolutivas del Ser. En oportunidades sucesivas del proceso de crecimiento, siempre el ser se presenta conforme a las conquistas realizadas en las experiencias anteriores que señalan su paso, contribuyendo así para romper las duras cadenas de la ignorancia, de la perversidad y del primitivismo. Sin embargo el ser se somete a las acciones que no supo practicar con la elevación necesaria, repitiendo comportamientos o avanzando siempre teniendo en vista la conquista interior de los valores que yacen adormecidos. Victima de su pereza mental, un gran número no consiguen avanzar todo cuanto desean, y por eso, forman un grupo de repetidores de lecciones que permanecen desaprovechadas. El egoísmo, ese verdugo implacable de cada uno, ha sido el adversario declarado de su dominio, cayendo en el orgullo, la presunción y luego despiertan a la razón, atribuyéndose valores que están lejos de poseer. En consecuencia, se tornan hipersensibles con relación a la conducta personal, disputando créditos que no poseen en detrimento de las demás criaturas, sus hermanos. Ese comportamiento malsano les generan antipatías que podrían haber sido evitadas que no se encuentran programadas, preconceptos que solo los han retenido en la retaguardia. Incapaces de discernir lo que pueden hacer con relación a lo que deben, se atribuyen recursos que no disponen en vez de esforzarse por vivir la legitima fraternidad, se separan en grupos que se hostilizan recíprocamente, sembrando discordias y divisiones ingratas, que se transforman en grilletes de sombra y de dolor. Pese a haber sido, invitados por Jesús, para un saludable cambio de conducta, las vanidades intelectuales sorbidas en las Academias o fuera de ellas, los asaltan, conduciéndoles a la soberbia, haciéndoles desdeñar al Maestro que no frecuento Escuelas especializadas porque Lo consideraban un mito o 25


un arquetipo embutido en nuestro inconsciente. Como consecuencia de esa perturbadora actitud, caen en lamentables situaciones de angustia y desajuste, que los mantienen distantes del conocimiento profundo del Espíritu, solo él, es capaz de liberar totalmente de la dictadura del ego. Esa postura enfermiza, generada por la vanidad y sustentada por las ilusiones del cuerpo, los desvía del derrotero que deben seguir, a fin de conquistar definitivamente la plenitud en la vida eterna. La grandeza de la vida se expresa al ser a través de innumerables maneras, por cuanto, envuelto por el cuerpo físico o sin el, se agita rico de vida el ser espiritual. Cuando está inmerso en el denso velo de la carne, se le entorpece parte del discernimiento y la visión global se le torna limitada. No obstante, al despojarse del envoltorio material, recupera la plenitud de las funciones, pudiendo evaluar los resultados de las experiencias vividas, de las construcciones edificadas y de los planos anteriormente trazados, si fueron ejecutados conforme a su elaboración o si hubo un malogro entre la intención y la acción. Sin embargo, la luz de la divina misericordia está siempre amparando, inspirando, conduciendo, posibilitando el crecimiento infinito del Espíritu. No obstante, debido a la rebeldía que permanece en la conducta de muchos es que se posterga la felicidad, equivocándonos para después reparar, comprometiéndonos para más tarde, recuperarnos, adquiriendo resistencias para vencer el mal que en nosotros permanece, avanzando siempre sin cesar. Aun en las aparentes existencias fracasadas el espíritu adquiere valores que contribuirán para su plena realización, pues nada permanece inútil en el proceso ascensional. El aprendizaje es conseguido por medio del error y del establecen programas de efectividad, de intereses comunes, de luchas necesarias. Y cuando alguien defrauda la confianza o se burla del respeto y la dignidad de otro, se establecen vínculos perturbadores entre el agente y su víctima que, destituida de elevación moral, en vez de olvidar y acierto, de la percepción del hecho y de cómo realizarlo, así como de la iluminación, que son verdaderas para mejorar a cada alumno en la Escuela de la Vida. “Es mediante ese accionar y arrepentirse, cuando estamos equivocados, que surgen vinculaciones dolorosas, exigiendo reparaciones igualmente aflictivas. Casi siempre sucede, involucrando a otras personas con las cuales se convive o junto a quien se establecen programas de afectividad, de intereses comunes, de luchas necesarias. Y cuando alguien defrauda la confianza o se burla del respeto y la dignidad de otro, se establecen vínculos perturbadores entre el agente y su víctima que, destituida de elevación moral, en vez de olvidar y perdonar, se atormenta en el cepo de la venganza, deseando cobrar los males de que se cree objeto. Sin 26


entender, por no estar preparado, que el mecanismo del progreso exige disciplina y testimonio, los temperamentos arbitrarios se rebelan y se proponen hacer justicia con las propias manos, en un grave atentado contra el orden establecido y la propia vida. Sin embargo, nadie puede ser juez honesto en la causa propia, por la imposibilidad de armonizar o de eliminar las emociones que dictan comportamientos casi egoístas y perturbadores. Así de esta forma, las mallas de la red obsesiva, se van estableciendo, vinculando negativamente a unos individuos con los otros, aquellos que se agraden y no son considerados. “Hace mucha falta la palabra de Jesús en el corazón y en la mente de las criaturas humanas, en ambos lados de la vida. Extraordinaria fuente de sabiduría. Sus lecciones constituyen manantiales de salud y de paz que otorgan plenitud siempre que sean vivenciadas, inmunizando al ser contra las terribles perturbaciones de cualquier orden. Lamentablemente el Mundo no comprende conscientemente el significado del Maestro en su condición de Modelo y Guía de la Humanidad, lo que es lamentable, sufriendo las consecuencias de esa indiferencia sistemática. Son muchos los que sintiéndose conmovidos en alguna creencia religiosa, quieren modificar el mundo y en las filas de los espiritas sucede igual, son muchos los que intentan realizar cambios internos, fundamentales, para que de ese modo, el mundo se torne mejor. Siempre es más fácil exigir de los demás, imponer al prójimo, vigilar a los ajenos, que volverse a si mismo, siendo exigente consigo y contemporizador con las deficiencias que registre en las demás personas. Todo espirita debe tener muy presente, que la mediumnidad es una bendición, bajo cualquier aspecto que sea considerada, porque facilita la constatación de la supervivencia del Espíritu o la disolución molecular, lo que es fundamental para un comportamiento compatible con los factores que generan felicidad. Además brinda valiosas oportunidades para el ejercicio del auto iluminación, por las instrucciones de que el médium se hace portador, adoptándolas, inicialmente, para si mismo, antes que para los otros. El médium además, ejerce una forma de caridad especial, que es la de auxiliar en el esclarecimiento de aquellos que permanecen en la ignorancia de su realidad después de la desencarnación, granjeando en amigos y hermanos excepcionales, que se incorporan a su afectividad. La mediumnidad, ejercida, con la lógica extraída de la Codificación Kardeciana, conquistó un valioso patrimonio para la elevación y la paz.

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El médium, es donatario transitorio de oportunidades sin par para la plenitud no pudiéndose permitirse las liviandades de utilizar ese noble recurso de manera comprometedora, vulgar insensata. Todo aquel que se entregue a desvirtuar su noble finalidad, sufrirá las inevitables consecuencias de las que no se liberará con facilidad. La Divinidad ofrece a todos los seres humanos oportunidades fuera de lo común, en las más diversas áreas para propiciarles el progreso moral. Con la mediumnidad ocurre igual. Pese a que no todos los individuos poseen facultades ostensivas, el fenómeno es bien caracterizado, ofreciendo factores para la elevación equilibrada de quien se empeñe en realizarlo. A medida que su ejercicio se torna armónico, sistemático, ordenado, surgen mejores posibilidades para el intercambio, ampliando los recursos del medianero, que deberá perfeccionarse, más, ante el estimulo del que se ve objeto. La existencia terrena puede ser comparada a alguien que posee un tesoro valioso y sale en busca de otro perfectamente disponible, pero que cree que es el único que le traerá la felicidad, cayendo después en frustración y desesperación. Cuenta una antigua leyenda oriental, que una joven señora, caminando con el hijito en brazos, paso delante de una extraña gruta, desde donde una voz agradable y seductora la llamó, invitándola a entrar y apropiarse de los tesoros allí existentes, bellos y raros, como jamás los ojos humanos vieron antes. Aturdida y dominada por la curiosidad al oír la desconocida voz se fascinó con la propuesta. De nuevo escucho la voz diciéndole: Que todo lo que podría coger antes de salir, pasaría a pertenecerle, empero, en el momento en que se apartase de la caverna, una pesada puerta descendería y no se abriría jamás. Aconsejándola, tuviese pues cuidado, pues estaba delante de un hecho de felicidad nada común, y no podría volver al lugar después que la puerta fuese cerrada. La afortunada mujer miró a su alrededor, y como no viese a nadie, imagino que no tendría nada que perder si entraba, lo que hizo de inmediato, quedando deslumbrada al contemplar joyas de peregrina belleza, gemas preciosas, collares relucientes, recipientes de ébano y alabastro, estatuas de incomparable perfección, esmeraldas, zafiros, diamantes, rubís, perlas. No había retornado a la realidad, cuando oyó a la voz repetir: 28


Retira lo que quieras para llevar, pero ten prudencia, porque después de salir la puerta descenderá y lo que quede atrás, nunca más será recuperado. Dominada por la idea de la inmensa ganancia, comenzó a recoger las piezas que le parecían más valiosas y porque desease reunir la mayor cantidad, coloco al hijito que tenía en los brazos en un lugar confortable en el suelo, y continuo colocando en la falda recogida y convertida en deposito, todo cuanto podía cargar. Cuando creyó estar con un fardo infinitamente valioso salio apresuradamente y vio descender la pesada puerta. Respiro aliviada y sonrió. Se encontraba radiante de felicidad, cuando, súbitamente, recordó que había dejado al hijito en la caverna… ¡Desesperada ¡ replicó, ¡Ahora que lo tengo todo cuanto había deseado tener, perdí, en la gruta olvidado, mi mayor tesoro¡ Así actuamos en lo cotidiano en la tierra. Poseemos lo que hay de más importante para la felicidad, y no obstante, continuamos en la caverna de las ambiciones procurando fantasías y brillos secundarios, perdiendo el tesoro de la paz, sin la cual caemos en el foso de la desesperación sin remedio… La obsesión es una de las enfermedades más antigua de la Humanidad, ella siega la salud física y mental del hombre. Terriblemente ignorada o simplemente no considerada, prosigue en su triste destino de vencer a todos aquellos que caen en sus mallas coercitivas. Es necesario, que dirijamos todos los esfuerzos hacia la desmitificación y al combate de ese terrible mal pues nos encontramos amparados por los ideales superiores y bebemos en la palabra de Jesús la dirección correcta para la felicidad. Tenemos una existencia actual, aprovechemos el tiempo y el tesoro que nos han legado, el espiritismo, el nos conducirá a puerto seguro, si hacemos lo que el nos dice. No seamos olvidadizos y dejemos las enseñanzas a un lado, después más tarde para rectificar. Solo el sufrimiento del fracaso, y ya será demasiado tarde lamentaremos esta acción y consecuencias nos encontraremos al despertar, al otro lado. Pues todas pertenencias materiales son efímeras y perecederas, solo nuestros actos tienen valor, porque ellos nos enriquecerán nuestro valor espiritual o por el contrario nos empobrecerá si no hemos obrado correctamente.

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Las leyes Divinas, inscritas en la conciencia de cada ser, establecen direcdire trices de la felicidad o de la necesidad de reparación del error, conforme las pautas de valores res vivenciados durante la oportunidad existencial. La Ley es siempre de amor, nunca de castigo, en el sentido castrador y perverso. Jamás nos faltaran oportunidades de iluminación para quienes ded sean realmente almente la palma de la victoria, bastándonos con solo no mirar, atrás, sino proseguir con devoción, aun estamos a tiempo, utilizando todas las ocaoc siones para tornarnos mejores. El desempeño es de naturaleza intima, en los paisajes de los sentimientos donde nadie pasea para observar, excepto el propr pio individuo. Extraído del libro TORMENTOS DE LA OBSESIÓN de Divaldo Pereira Franco. Trabajo realizado por Merchita

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TORMENTOS DE LA OBSESIÓN (2º PARTE) Siempre encontramos en la raíz de los problemas que aturden al ser humano, al espíritu como responsable por los compromisos que se ocasiono. Creado simple e ignorante, con neutralidad interior, enfrentando las opciones de actuar correcta o incorrectamente, todo cuanto le ocurre proviene de la preferencia que se permitió inicialmente, cabiéndole el reencuentro con el equilibrio que encaminara sus pasos hacia el futuro. La obsesión se halla incursa en ese raciocinen, solamente ocurre en razón de ese comportamiento irregular de quien se desvía del derrotero de hacer el bien, creando animosidades y generando replicas. Los dardos arrojados por las mentes agresivas e inamistosas son inevitables para aquellos contra quienes son dirigidos. No obstante la conexión solamente se dará por identidad de sintonía, por propensión a la afinidad en que se manifiestan. La obsesión siempre resulta de las defecciones morales del Espíritu con relación a su prójimo, y de ese, infeliz y desencaminado, que no se permite, disculpar y dar nuevas chances a quien le haya perjudicado. Todos los que tienen génesis en las envidias, en las persecuciones a los idealistas y trabajadores del Bien, solo encuentran sintonía si existe una toma-corriente en aquel que se les torna objeto de persecución. Todo individuo que ama la rectitud de principios y los ejecuta afirmado en propósitos de elevación moral, aunque sea fustigado por la obstinación de estos hermanos desajustados y perversos de ambos lados de la vida, no se deja afectar, fiel al programa trazado. Puede sufrir, alguna aflicción, como es natural, pero se robustece en la oración, en el placer del servicio que realiza, en las lecturas edificantes en la conciencia pacificada. Simultáneamente, se torna, amparado por los Espíritus Nobles, sus afectos desencarnados, aquellos que fueron beneficiados por su bondad fraternal, que acuden a protegerlo y a sustentarlo en las actividades que le corresponde. Jamás se curvan bajo las fuerzas tenebrosas del mal, aquellos que se entregan a Dios, a Jesús y al Bien, en las filas del deber a las que se apegan. Ninguna sombra, por más densa que sea, consigue disminuir la claridad, así como fuerza alguna de disgregación moral y espiritual logra romper el equilibrio de la Ley de Amor.

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La existencia terrena esta multiplicada de peligros que provienen del pasado delictuoso y de las atracciones que se reproducen exuberantes, al calor de las pasiones que remanecen de los instintos y son imperiosas en su cerco a la lógica, a la razón. Reencarnando el Espíritu pierde temporaria mente parte de la lucidez que posee, a fin de que perfeccione los sentimientos y se engrandezca en los testimonios. La existencia carnal es siempre un desafió dignificante, que debe ser vivido con elevación y respeto por los postulados que posibilitan el crecimiento interior en el rumbo de la plenitud. No todos aquellos que se encuentran inmersos en la neblina carnal se dan cuenta del alto significado de esa concesión superior de la misericordia divina. Todo conocimiento superior que se adquiere tiende al desarrollo moral y espiritual del ser. Las conquistas inmortales hacen crecer en el ser que las asimila, mayores responsabilidades. Nadie tiene el derecho de encender una candela y ocultarla bajo el almud cuando existe el predominio de sombras solicitando claridad. La conciencia esclarecida por lo tanto, no se puede omitir cuando es invitada al servicio de liberación de la ignorancia de otras aturdidas. Somos células pulsantes del organismo universal, y cuando alguien está enfermo, debilitado, detenido en la cárcel del desconocimiento, su estado se refleja en el conjunto pidiendo cooperación. Jesús es el ejemplo de esa solidaridad, porque jamás se excuso, nunca se detuvo, avanzando siempre y convidando a todos aquellos que permanecían en la retaguardia para seguirlo. Ese es el compromiso del ser inteligente en la Tierra y en el Espacio, socorrer en nombre del Amor a los hermanos que se detienen encarcelados en el error, en el desconocimiento, en el dolor. La Humanidad, desde Eras remotas, ha recibido la iluminación que vierte desde lo Alto. Nunca faltaron los Misioneros del Bien y de la Verdad invitando a la ascensión, a la superación de las imperfecciones morales. En ninguna época ni en lugar alguno dejó de brillar la llama de la esperanza en nombre de Nuestro Padre, que envió a sus Apóstoles al Planeta, a fin de que todas las criaturas tuviesen las mismas chances de autorrealización y de crecimiento interior. Fue el Maestro quien mejor se dono a la Humanidad, enseñando por el ejemplo, dedicación hasta la muerte y ofreciendo cariño hasta hoy, aguardando con infinita paciencia que sus ovejas retornen al redil. El Maestro prometió el Consolador quien vendría para erguir en forma definitiva a los abatidos en la lucha, permaneciendo con las criaturas hasta el fin de los tiempos… 32


Y el Consolador vino. Al ser presentado por el Espiritismo, surgieron incontables posibilidades de edificación humana. Al expandirse la Codificación Kardeciana, las multitudes hambrientas de paz y atormentadas, por varios factores, se acercaron y continúan aproximándose de la fuente generosa y rica, para ser atendidos, sorbiendo sus sabias enseñanzas. Sin embargo, cuando deberían estar modificados los rumbos convencionales y establecidos las fraternidad, la solidaridad, la tolerancia, el trabajo de amor en la familia que se expande, comienzan a surgir desavenencias, resentimientos, conflictos, campañas perturbadoras y ataques groseros, repitiéndose las infelices disputas generadas por el egoísmo y por la vana ceguera de las pasiones disolventes, conforme ocurrió en el pasado con el Cristianismo, destruyendo el sembradío aun no concluido y amenazando la siega que prometía bendiciones. Algunos espíritus, poseídos por el deseo de servir, se sumergieron en el cuerpo conduciendo expectativas felices para ampliar los horizontes del trabajo digno, pero victimas de sí mismos y de su pasado sombrío, restablecen las vinculaciones enfermizas, y caen en las mallas bien urdidas de obsesiones crueles, victimas y perdidos… Otros más, que deberían ser los puentes luminosos para el intercambio entre las dos esferas vibratorias, instigados por la inferioridad moral, se comprometen con los vicios dominantes en el mundo y desertan de las tareas redentoras…Algunos otros, aun preparados para divulgar el pensamiento libertador, se dejan vencer por el moho del egoísmo y del orgullo que deberían combatir, tornándose elementos perturbadores, devorados por la ira fácil y dominados por la presunción generadora de resentimientos y de odios… El paisaje, que debería presentarse iluminado por la luz del amor, se torna ensombrecido por los vapores de la soberbia y del temor, tornándose el escenario de disputas viles y de proporciones enfermizas del personalismo, lejos de las seguras directrices del legítimo pensamiento espirita… ¿Qué están haciendo aquellos que se comprometieron a amar y ayudarse recíprocamente, suministrando las certezas de la inmortalidad del Espíritu y de la Justicia Divina? Atados por los vigorosos hilos de la soberbia y la presunción, se creen especiales y dotados de poderes para agredir y calumniar a todos y a todo. “Como consecuencia de esa actitud enferma están desencarnando muy mal, incontables trabajadores de las vides espiritas que, al contrario deberían estar en condiciones felices. El retorno de importantes número de ellos al Gran Hogar ha sido doloroso y angustiante. “Quien asume el compromiso con Jesús a través de la Revela33


ción Espirita, no se puede permitir el lujo de abandonarlo en la curva del camino, y seguir a solas, tan soberbio como dominador, porque la muerte lo aguarda en el próximo trecho del viaje y lo sorprenderá conforme se encuentra, y no como debería estar, dándose cuenta de ello, mucho más tarde. La conciencia, por más que se demore anestesiada, siempre despierta con rigor, invitando al ser al ajuste moral y a la regularización de los equívocos dejados en el trayecto recorrido. Después de las primeras predicaciones de Jesús, respecto de los ingentes trabajos que la edificación del reino de Dios exigía de sus discípulos, se esbozo en la fraternal comunidad un leve movimiento de incomprensión. ¿Qué? ¿Pues la Buena Nueva reclamaría tantos sacrificios? Entonces el Señor, que sondeaba el interior de sus dilectos compañeros, los reunió una noche, al dejarlos solos la turba, habiendo corrido ya algunas horas sobre la puesta del Sol. Interrogándolos, vivamente, provocó la manifestación de sus pensamientos y dudas íntimas. Después de escuchar sus confidencias simples y sinceras, el Maestro pondero: -En la causa de Dios, la fidelidad debe ser una de las primeras virtudes. Existen el hijo y el padre que no deseen establecer, como ideal la unión, la confianza integral y reciproca? No podemos dudar de la fidelidad de Nuestro Padre hacia nosotros. Su dedicación nos cerca los espíritus desde el primer día. Aun no lo conocíamos y ya El nos amaba. Y ¿acaso, podremos desdeñar la posibilidad de la retribución? ¿No sería repudiar el titulo de hijos amorosos, el hecho de dejarnos absorber en el alejamiento, favoreciendo la negación? Como los discípulos lo escuchasen atentos, bebiendo sus enseñanzas, el Maestro acrecentó: -Todo en la vida tiene el precio que le corresponde. Si vaciláis, recelosos ante las bendiciones del sacrificio y las alegrías del trabajo, meditad en los atributos que la fidelidad al mundo exige. El placer ¿no acostumbra cobrar del hombre un impuesto alto y doloroso? ¿Cuánto pagaran, en flagelaciones intimas, el vanidoso y el avaro? ¿Cuál es el precio que el mundo reclama al burlón y al mentiroso? Al claror blancuzco de la Luna, cual padre bondadoso rodeado de sus hijitos, Jesús reconoció que los discípulos, frente a sus cariñosas preguntas, habían transformado la actitud mental, como iluminados por súbita claridad.

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Tímidamente, Santiago, hijo de Alfeo, contó la historia de un amigo que arruino su salud por excesos en los placeres condenables. Tadeo habló de un conocido que, después de ganar gran fortuna, se había tornado avaro y mezquino al punto de privarse de lo necesario, para multiplicar el número de sus monedas, acabando asesinado por los ladrones. Pedro recordó el caso de un pescador de su intimidad, que había sucumbido trágicamente, por efecto de su desmedida ambición. Jesús, después de oírlos, satisfecho pregunto: _ ¿No halláis enorme el tributo que el mundo exige a los que se apegan a sus gozos y riquezas? Si el mundo pide tanto, ¿por qué no podría Dios pediros lealtad al corazón? Trabajamos ahora por la institución divina de su reino en la Tierra; pero, ¿desde cuándo estará el Padre trabajando por nosotros? Las preguntas flotaban en el espacio sin respuesta de los discípulos, porque, encima de todo, ellos oían las que les llegaban del propio corazón. Del firmamento los reflejos lunares se proyectaban en el manto tranquilo del lago, dando la impresión de encantador camino para el horizonte, abierto sobre las aguas, por entre deslumbramientos de luz. Mientras los compañeros meditaban en lo que dijera Jesús, Santiago le dirigió la palabra, en estos términos: _Maestro, tengo un amigo de Corazón, que escuchó vuestra palabra santificante y deseaba seguiros; pero me aseguro que el reino predicado por vuestra bondad está lleno de numerosos obstáculos, acrecentando que Dios debe mostrarse a nosotros solamente en la victoria y en la ventura. Debo confesar que me volví indeciso ante sus observaciones, pero, ahora, esclarecido por vuestras enseñanzas, os comprendo mejor, asegurándose que nunca olvidare mi fidelidad al reino!...la voz del apóstol, en su confesión espontánea, se revelaba llena de entusiasmo dulce y amigo y el Señor, aprovechando la hora para la siembra divina, exclamó bondadoso: _Santiago, no todos son capaces de comprender la verdad de una vez. Debemos considerar que el mundo está lleno de creyentes que no entienden la protección del cielo, sino en los días de tranquilidad y de triunfo. Pero nosotros, que conocemos la suprema voluntad, tenemos que seguir su ruta. No debemos pensar en el Dios que concede y si en el Padre que educa; no en el Dios que recompensa y si en el Padre que perfecciona. De allí se concluye que nuestra batalla por la redención debe ser perseverante y sin tregua… 35


En es punto, todos los compañeros de apostolado, manifestando el interés que las aclaraciones de la noche les causaban, se pusieron a preguntar con respeto y cariño: _Maestro _ exclamo uno de ellos _, ¿no sería mejor que escapásemos al mundo para vivir en la incesante contemplación del reino?... _ ¿Qué diríamos del hijo que se conservase en perpetuo reposo, junto a su padre que trabaja sin cesar, en la labor de la gran familia? _ respondió Jesús. _Pero ¿de qué manera se puede vivir como hombre y como apóstol del reino de Dios ante este mundo? _ inquirió Tadeo. _ En verdad _ esclareció el Mesías _, nadie puede servir simultáneamente a dos señores. Sería absurdo vivir al mismo tiempo para los condenables placeres de la Tierra y para las sublimes virtudes del cielo. El discípulo de la Buena Nueva tiene que servir a Dios, sirviendo a su obra en este mundo. Es sabe que se encuentra trabajando con mucho esfuerzo en un gran campo, propiedad de su Padre, que lo observa con cariño y ve con amor sus trabajos. Imaginemos que ese campo estuviese lleno de enemigos: por todas partes, gusanos asquerosos, víboras venenosas, tramos de tierra improductiva. Cierto es que las fuerzas destructoras reclamaran la indiferencia y la sumisión del hijo de Dios; pero el hijo de corazón fiel a su Padre se lanza al trabajo con perseverancia y buena voluntad. Entrará en lucha silenciosa con el medio, sufrirá sus tormentos con heroísmo espiritual, por amor al reino que trae en el corazón plantará una flor donde se encuentre una espina; abrirá un sendero, aunque estrecho, donde estén en confusión los parásitos de la Tierra; cavará pacientemente, buscando las entrañas del suelo, para que surja una gota de agua donde impere un desierto. Del interior de ese trabajador brotará siempre un cántico de alegría, porque Dios lo ama y lo sigue con atención. _ ¿Cuál es la primera virtud que debemos cultivar en el corazón _ pregunto uno de los hijos de Zebedeo _, para sentirnos plenamente identificados con la grandeza espiritual de la tarea? _Primero que todas las cosas _ respondió el Maestro _ es preciso ser fiel a Dios. La pequeña asamblea parecía altamente encantada y satisfecha, pero André pregunto:

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_Maestro, en estos últimos días, me he sentido enfermo y recelo no poder trabajar como los demás compañeros. ¿Cómo podré ser fiel a Dios, estando enfermo? _Escucha _ replicó el Señor con cierto énfasis.¬_ En los días de calma, es fácil probar fidelidad y confianza. Pero, no se prueba dedicación verdaderamente, sino en las horas tormentosas, en que todo parece contrariar y perecer. El enfermo trae consigo diversas posibilidades de trabajar para Nuestro Padre, con más altas probabilidades de éxito en el servicio! Palpando o rastreando, busquemos servir al Padre que está en los cielos, porque en sus divinas manos vive el Universo entero ¡… André, si algún día tus ojos se cerrasen para la luz de la Tierra, sirve a Dios con tu palabra y con tus oídos; si quedares mudo, toma así mismo el arado valiéndote de tus manos. ¡Aunque quedases privado de los ojos y de la palabra, de las manos y de los pies, podrás servir a Dios con la paciencia y el coraje, porque la virtud es el verbo de esa fidelidad que nos ha de conducir al amor de los amores! El grupo de apóstoles callaras, impresionado, ante aquellas recomendaciones. La Luna estaba esplendorosa sobre las aguas silenciosas. El más leve ruido no traicionaba el augusto silencio de esa hora. André lloraba de emoción, mientras los otros observaban la figura de Cristo, iluminada por las claridades lunares, dejando entrever una sonrisa amorosa. Entonces, todos, impulsados por soberana fuerza interior, dijeron casi a un mismo tiempo: _¡Señor, seremos fieles!... Jesús continúo a sonreír, como quien sabía la intensidad de la lucha a ser ejecutada y conocía la fragilidad de las promesas humanas. Entretanto, del corazón de los apóstoles jamás se apagó el recuerdo de aquella noche luminosa de Cafarnaúm, aureolada por la enseñanza Divina. Humillados y perseguidos, crucificados en el dolor y desollados vivos, supieron ser fieles, a través de todas las vicisitudes de la Naturaleza, y transformando sus angustias y sus trabajos en un cántico de glorificación, bajo la eterna inspiración del Maestro, renovaron la FAZ del mundo. Amigos, es hermoso recordar los pasajes de Jesús, los momentos de confraternización con sus apóstoles, sensibiliza nuestras almas, esta se desprende por decirlo de alguna forma de la vida material, la hace imaginar esos instantes, y es como si gozase en parte de esos momentos. Cuando volvemos a la 37


realidad, ya no somos los mismos, la sensibilidad emocional de que gozamos, nos pacifico co y dulcifico nuestra expresión, como si volviéramos de una fiesta donde el festín nos satisfizo plenamente todo nuestro yo, gozando en sí de ese manjar divino que Jesús compartió con con todos “ Su amor y luz”.

EXTRAIDO DEL LIBRO DE Divaldo Pereira Franco “TORMENTOS DE LA OBSESIÓN” O

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TORMENTOS DE LA OBSESIÓN (3º PARTE) Todo Espíritu es autor de su destino, grabando en cada experiencia carnal las conquistas y perjuicios que surgen de su conducta. De ese modo, el atavismo que lo lleva a una aparente caída en la escala inferior de la evolución, se trata apenas de un disturbio que el Espíritu se impone para aprender a valorizar la vida, mediante expiaciones engrandece doras y probaciones regenerativas. En el caso, de criminales natos, en cada uno de ellos, se identifica, el Espíritu primario, en proceso de ajuste a las leyes del orden y de la disciplina, desarmonizado en el grupo social. El proceso de evolución, es lento, porque aquellos que en él estamos involucrados, optamos por lo inmediato, que son las ilusiones que aparentemente aportan las responsabilidades y las luchas, intoxicando nuestros centros de discernimiento y entorpeciendo la razón. Sin embargo, hay luz por todas partes, porque el amor de Nuestro Padre está convidando a la renovación y al trabajo, a la conquista de si mismo como paso inicial para la adquisición de la alegría, de la paz y de la felicidad de vivir. Dia vendrá, y ya se anuncia, en que el evangelio de Jesús tocará los corazones con más profundidad y el ser humano se levantará de los valles por donde deambula, subiendo la montaña de la liberación, a fin de contemplar y disfrutar los horizontes infinitos de la plenitud. Hasta que llegue ese momento todo el que ame y este despierto para las responsabilidades que le corresponden, debe darse la mano y unirse, aquellos que como él se sienten, sirviendo sin reclamar, ampliando el campo de las realizaciones ennoblecedoras. Los esclarecimientos y las advertencias ofrecidas por el Espiritismo, constituyen un barco seguro para la travesía orgánica en el proceso evolutivo. Son muchos los que, aun informados de la realidad de la vida, optan por las engañosas pasiones de breve duración, entorpeciendo la conciencia en los vapores del egoísmo y de los deseos irrefrenables que los conducen al malogro. Las herencias asentarles negativas y las múltiples vinculaciones con el vicio, crean residuos que permanecen por un largo periodo impregnados en el peri espíritu, impidiendo lograr el objetivo que nos proponemos. Para que eso acontezca, se hace imprescindible todo el empeño y sacrificio personal, renunciando a las fuertes tendencias perturbadoras, a fin de realizar la transformación moral obligatoria para lograr la felicidad. El expositor, el escritor, el médium espirita, mejor que cualquier otro adepto de la Doctrina del Consolador, son portadores de elevada responsabilidades, debiendo insculpir en la conducta los contenidos que ofrecen a los 39


demás. Principalmente, el medianero esclarecido, por sentir y mantener el contacto directo con el mundo extra- físico tornados en instrumento de las comunicaciones de los inmortales, está consciente del significado de los valores morales que debe cultivar, a fin de no dejarse dominar por las fantasías y fanfarronerías del gozo exorbitante, del egoísmo, del orgullo y de la presunción que lo tientan constantemente, pero no disponen de recursos más valiosos y profundos para convencerlo. El conocimiento no basta para ofrecer resistencia a persona alguna, ante las inclinaciones para el mal y para el desorden interior. Después de conseguirlo, se hace imprescindible vivenciarlo, paso a paso, momento a momento, manteniendo la vigilancia y la coherencia en la conducta, a fin de no comprometerse negativamente, desviándose del camino de la rectitud. Simultáneamente, hay un adversario traicionero y perverso, siempre alerta para torpedear las aspiraciones de erguirse de aquellos que se encuentran comprometidos con la retaguardia. Son los enemigos espirituales, que deben merecer mucha atención. Testigos y acompañantes de los hombres terrestres los inspiran, participan de sus actividades, se tornan compañeros inseparables de su comportamiento. Gracias al libre albedrío del que cada cual dispone, que consiguen interferir en las vidas con las cuales se asocian, materializando sus intentos malsanos en razón de la predominancia de las inclinaciones vinculadas al egoísmo, al orgullo, a la soberbia, a los intereses mezquinos, que permanecen con sus secuelas tormentosas en aquellos que caen en sus trampas. Por otro lado, los buenos Espíritus no cesan de inspirar, de interceder, de ofrecer protección a todos cuantos les posibilitan la ayuda, valiéndose de todos los recursos posibles para que sus afectos consigan desprenderse de los compromisos asumidos, Alcanzando la planicie de la victoria. Debemos percatarnos los que aspiremos la felicidad y alcanzar el éxito en los emprendimientos que realicemos, con los recursos de la oración, de la paciencia, y del trabajo elevado, a fin de mantener el pensamiento en una faja superior de reflexiones, evitando, de ese modo, ser alcanzado por los petardos mentales e hipnosis de los compinches de ayer, hoy investidos de propósitos enfermizos y vengativos. En las Leyes Divinas no hay privilegios, ni existen Espíritus o personas que sean especiales… Muchos parten de la Espiritualidad en la dirección del planeta terrestre cantando hosannas de esperanzas y retornan destrozados, aprisionados en el calabozo que abren para si mismos a través, de la falta de 40


vigilancia, en razón de haber fallado en los propósitos en que se comprometieron tornar realidad. Se sumergen en el cuerpo físico bajo cariñosa asistencia de Benefactores que los inspiran y se disponen a ayudarlos en actividades significativas, enriquecidos con una mediúmnidad ostensiva preparados para divulgar la Doctrina Espirita, debiendo entregarse al ministerio con abnegación y humildad. En razón de esos esfuerzos dirigidos al Bien, no les son regateados valores que los auxilian en el cumplimiento de la tarea. Aun así fracasan por no conseguir superar enteramente al hombre viejo y a los vicios derivados del egoísmo y de la presunción, volviendo a enroscarse en las lianas más fuertes, pese a los conocimientos de la vida espiritual… El cuerpo es aún una armadura muy pesada para el Espíritu que siente el bloqueo de los compromisos y desvaría en los argumentos de la insensatez, pese a ser advertido y orientado con seguridad. Renacen en calidos nidos domésticos, donde el amor les hace disponer de fuerzas para enfrentar y superar las agresiones de los adversarios desencarnados, que los vigilan desde la infancia. Como sabemos, en ese periodo, los Mediums ostensivos sufren grandes aflicciones propiciadas por enemigos del ayer, que intentan perturbar su marcha, impidiendo por anticiado la realización de los programas para los cuales renacieron. “Por eso mismo, el cariño de los padres, las orientaciones espirituales, particularmente las espiritas, constituyen un valioso recurso para crear resistencias morales en los futuros trabajadores de la Causa del Bien, que se podrán dedicar sin recelo a los compromisos iluminativos. La mediúmnidad es un compromiso de alta significación, que aun no encontró la necesaria comprensión entre las criaturas encarnadas en el mundo físico. Casi siempre es considerada como un favor divino para elegidos, fuerza sobrenatural, mecanismo prodigioso y equivalentes que convierten al medianero en un ser especial, cuando no es combatido tenazmente, tornándose en una trampa cruel que lo lleva a la presunción y al despropósito. Y aunque procure vivir con simplicidad y demuestre que es solamente un instrumento del mundo espiritual, que el hecho del fenómeno independe de su voluntad, las criaturas viciosas en supersticiones e interesadas en las cuestiones inmediatas lo envuelven en adulación, en exceso de cortesía, en destacada importancia que casi siempre termina por perturbar su marcha….

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Las herencias del pensami9ento mágico, con que acompañan las manifestaciones mediúmnicas, hacen que se transfieran para la criatura los meritos que pertenecen a la Vida, impulsándola hacia tropiezos y compromisos negativos, sin fuerzas para resistir, los asedios de todo porte que la circunscriben a un área muy apretada y conflictiva. La perdida y la suspensión de la mediumnidad son efectos naturales de las Leyes Soberanas, que forman parte del ministerio al que se entregan todos aquellos que pretenden servir al Bien, en razón de la no propiedad de esos recursos, sino apenas de la posibilidad de su utilización para fines edificantes y libertadores. Es una verdadera providencia superior para advertir a los incautos y traerlos de vuelta al camino del deber, lo que no siempre sucede. La mediumnidad es un puente de servicio, por el cual llegan a la tierra las informaciones del mundo espiritual, permitiéndole a Allan Kardec la construcción de la incomparable obra que legó a la humanidad como patrimonio indestructible para los tiempos del futuro. No obstante, no es imprescindible para la preservación de la Doctrina, que la dispensa, siendo su ejercicio, sin la prudencia y orientación del Espiritismo, siempre un riesgo de imprevisibles consecuencias para su usuario, así como para todos aquellos que participan de las experiencias sin control. Parece extraño, que hermanos informados de la inmortalidad del Espíritu y familiarizados con el fenómeno de las comunicaciones medianimicas cedan a la alucinación terrestre. Superados los primeros periodos del entusiasmo con la constatación de la inmortalidad y la posibilidad del intercambio con el mundo espiritual, el individuo que siempre está a la caza de novedades, con excepciones comprensibles, se introduce en la rutina y no se anima a nuevas empresas de estudio y acción a favor de sí mismo y de su prójimo, dejándose anestesiar por la indiferencia o se permite atormentar por el perfeccionismo, pasando a descubrir errores en todo y en todos, en un mecanismo de auto justificación para la inercia a la que se entrega o para apartarlo de los deberes que le corresponden. La embriaguez de los sentidos es muy fuerte, y comúnmente prepondera en la naturaleza humana, dificultando el discernimiento de los valores reales con relación a los transitorios. A pesar del individuo estar informado sobre la legitimidad de la vida y de cómo se desarrollan los programas de crecimiento interior, escapa al deber, procurando mecanismos psicológicos de racionalización para comprometerse negativamente, estableciendo vínculos psíquicos perniciosos con los Espíritus insensatos y malos que pululan por todas partes.

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Al no estar disciplinado por la escuela del sacrificio a perseverar en el ideal de engrandecimiento humano, cuando es enfrentado por problemas y desafíos que son naturales en todo emprendimiento, pasa a demostrar mal humor y desconfianza, transfiriéndose hacia otras facetas de interés inmediatos, abandonando los compromisos relevantes. Cuando les acontece la desencarnación que siempre parece llegar cuando no se la está esperando, las tentativas de recomienzo y reparación se presenta tardíamente y los conflictos asoman ahora en la forma de remordimientos inútiles, que estrechan aun más las amarras con sus comensales criminales. El ser humano es siempre responsable por las situaciones que se propicia, y como es portador del libre albedrío y del discernimiento debe optar por lo mejor, esto es, aquello que le proporcionar equilibrio y felicidad real, sin la niebla de los engaños. Nunca dejemos de insistir en la necesidad de educar el pensamiento, en disciplinar las aspiraciones mentales, en la búsqueda psíquica importante, a fin de evitar enredarnos en las mallas de nuestras propias construcciones. Muchos Médiums desprevenidos son víctimas de sí mismos, por la lujuria, por la prepotencia, por la sed de glorias terrenas y de encantamientos por la egolatría. “Mediumnidad y presunción no pueden andar juntas sin que desastre surja a la vista. Lo esencial para el Espirita es no detenerse, no hacerse cómplice del mal, no pervertir los objetivos nobles, permaneciendo fiel al compromiso abrazado para hacer lo mejor, aunque no lo consiga. Son muchos los Espíritus enfermos, los que sutilmente, pero con firmeza, se movilizan en los más significativos programas de dignificación humana, intentando dificultar a aquellos que se encuentran involucrados en su realización, inspirando pensamientos equivocados, pero con apariencia de elevación. Induciendo a prácticas exóticas, como lo es la de buscar un lugar destacado dentro del grupo, en el que trabajamos, a la usanza de indumentarias con esta o aquella tonalidad, dando un toque de pureza externa a sus actos, sin la correspondiente pulcritud interna, en cuanto insuflan la vanidad desmedida, atrayéndonos hacia posturas que no condicen con la actividad que realizamos. La obsesión sutil es una enfermedad que se propaga desordenadamente entre las criaturas humanas pasando, casi siempre, desapercibida. A su acción nefasta se deben muchos disturbios en el comportamiento terrestre y 43


muchos fracasos ante los compromisos morales y espirituales que deberían ser realizados con más elevada nobleza. Solamente la constante vigilancia de la conciencia recta constituye el mecanismo de defensa contra esas sorpresas del mundo espiritual inferior. El proceso de crecimiento espiritual no siempre es fácil, por cuanto es vencida una etapa se presenta otra, de modo que son superadas las deficiencias anteriores mediante nuevas conquistas. Aquellos que se mantienen en la retaguardia y se creen incapacitados para proseguir, lentamente despiertan hacia los valores nobles y los conquistan, elevándose a la plenitud que a todos nos aguarda En los comportamientos humanos ocurre a menudo, que los individuos son atraídos a cualquier tipo de realización, y sin estructura ni experiencia, inmaduros y un tanto irresponsables, comienzan a arrojar petardos destructores en todas direcciones, considerando que son detectores del conocimiento pleno, que puede ser muy importante en la teoría pero inoperante en la práctica. En vez de auxiliar sin imposiciones, corregir cuando es necesario, luego de haber adquirido la confianza del grupo y dado prueba de sinceridad, de lealtad al deber, actúan de manera inversa, cuidando más de las prorrogativas del ego que de la edificación de todos. Muy sensibles, son severos con los demás y muy susceptibles, sintiéndose enfadados por cualquier cosa o por el simple hecho de no ser aceptadas sus ideas extravagantes. No son atendidos, frente a sus lógicas exigencias, abandonan la institución donde se habían beneficiado y comenzaron la peregrinación para encontrar una que sea modelo, es decir, dentro de los ángulos estrechos de sus convicciones. Pasan a estudiar la Doctrina y comienzan detectando errores y conceptos que se creen ya superados, preocupándose en corregir lo que ignoran en vez de auto-corregirse, lo que les es, ciertamente más difícil. Se convierten en perezosos, justificando así, la inutilidad personal, distanciándose del trabajo y quedándose en la posición de arrojador de piedras. Sus familias no reciben de ellos la orientación religiosa y cuando menos lo esperan son acometidos por enfermedades que los consumen lentamente. No es raro que en estos casos, se busque apoyo espiritual en la antigua institución, donde anteriormente fueron beneficiados pero aunque la atención de los trabajadores este llena de amor y cariño muchas veces la enfermedad suele ser irreversible desencarnando muchos sin esperarlo en situaciones penosas, marcada por una sorda rebeldía contra la Vida. 44


Sin acordarnos, que somos lo que cultivamos en nuestro pensamiento. Sembramos vientos mentales y cosechamos tempestades morales avasalladoras. Como no resolvamos la solución de los problemas íntimos, transformando nuestra conducta mental, adquiriendo una lúcida comprensión de las Leyes de Dios para vivenciarlas, estaremos cercados por los tesoros de la felicidad sin notarlos, por el contrario, debatiéndonos por los lugares donde nos encontramos. Como nuestra fe no es trabajada en la razón y en el sentimiento, la lógica suele ser anárquica, ya que queremos que funcione a nuestro favor, deseando someter a la Ley de Causa y Efecto a nuestro talante, olvidando, que, finalmente, la vida es del Espíritu y no del cuerpo transitorio. La función de la Doctrina Espirita es preparar al ser humano para la comprensión de la inmortalidad; jamás para ayudarlo a conquistar cosas y posiciones terrenales que los destacan en el grupo social, pero no nos dignifican ni nos engrandecen moralmente. Aun son muchos los simpatizante del pensamientos espirita que tienen la falsa idea de recoger beneficios personales y sociales, cuando se adhieren a los postulados Kardecianos, modificando su vida para más placer y mayor suma de comodidades. Otros, igualmente mantienen con respecto al Espiritismo la falsa idea mitológica en torno de Entidades Nobles, que deberán estar a sus órdenes, solucionándoles los problemas que engendran, atendiéndolos en sus ínfimas cuestiones y necesidades del proceso evolutivo. Muchos se convierten en náufragos, que tuvieron la oportunidad de encontrar la embarcación segura, la brújula para conducirse en este inmenso océano, el timón del equilibrio y no obstante, resolvieron guiarse por los instrumentos equivocados de las propias pasiones. Las fijaciones mentales son un trabajo de prolongado curso, realizadas por aquellos que las estiman. Cuando son de calidad inferior, se mantienen perjudicando y enloqueciendo. Es natural que su destrucción ocurra también de manera lenta, a fin de ser evitados los choques emocionales en el comportamiento de los pacientes. La violencia no forma parte de los Códigos Soberanos, porque es una expresión del atraso espiritual de aquel que la desencadena. No estamos olvidados de la misericordia Divina todos los que optan por la perturbación, por el engaño, por los compromisos infelices y que necesitan de una asistencia cariñosa para la prosecución de las tareas interrumpidas, son atendidos en el Mas Allá en Sanatorios como el que se menciona en el Libro del que ha sido extraído este trabajo, “Tormentos De La Obsesión” (el Nosocomio)

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Es a través del Amor y por medio de la oración que nos vincula al pensamiento Divino y del cual se extraen fuerzas vigorosas para transmitirlas a favor de los necesitados que, en razón de que van siendo absorbidas, el cuadro en que se encuentran los enfermos se modifica para mejor, alterando el comportamiento emocional y psíquico, para finalmente, propiciarles la recuperación del equilibrio. Vivimos en un universo de ondas y de mentes, de ideas, de vibraciones, de energía y todo cuanto existe es el resultado de las varias presentaciones de esos campos de fuerzas que se manifiestan en un variado panel de formas y de acontecimientos. Si recordamos a Jesús, constataremos esa realidad cuando El nos enseño: Sea lo que fuere que pidierais en oración, creed que lo obtendréis y os será concedido. Marcos 11, versículo 24. Por ser el pensamiento una fuente de energía especifica, de acuerdo con su constitución positiva o negativa, siempre alcanza la meta para la cual es dirigido. En lo que se refiere al bien que produce, a la excelencia de los resultados que proporciona, a la calidad de onda de que está constituido, se transforma en un excepcional recurso terapéutico que podemos utilizar en cualquier lugar donde nos encontremos y que, los desencarnados lucidos y trabajadores frente a la mayor facilidad de elaborarlo, se torna en un instrumento de los más preciosos para la construcción del equilibrio, brindando salud. Cuando auxiliamos a alguien, que pasa a contribuir positivamente en el grupo social en que se encuentra, los intereses del amor también nos son acrecentados, por cuanto lo importante es el acto inicial de ayuda. De la misma forma, cuando nos responsabilizamos por la degradación o caída, infelicidad o desatino de otro, todo el volumen de lo indecoroso que aparece es adicionado a nuestra actitud primera, aquella que dio curso a los destinos que tuvieron lugar a partir de allí. Es por eso, que el bien es siempre mejor, más provechoso, más positivo para aquel que lo realiza. Nunca debemos desperdiciar la oportunidad de servir, de amar, de contribuir a favor del progreso, por menor que sea nuestra contribución, por menos valiosa que se nos presente. Estamos invitados a construir, nunca a perturbar, a erguir el amor a lo más elevado, jamás a impedir su avance, sea cual sea la justificación que hagamos. A medida que el ser asciende es invitado a la adaptación en cada nivel, a fin de que en el futuro pueda contemplar las alturas y absorber el oxigeno puro al que no está acostumbrado. 46


Queridos amigos espero os haya gustado; muchos son los que se confían y dejan para mañana el trabajo de renovación interior, el de auto reforma, el de crecimiento, cimiento, sin pararse a pensar, que el tiempo para el ser es desconocido, y llegado gado al fin, ya nada podemos hacer, nos vemos desprevenidos, desprevenidos, sin material para llevar, y con la labor ni siquiera empezada. Una existencia es una oportunidad muy valiosa, no la desperdiciemos en cualquier edad es momento para empezar, lo hecho, hecho esta, pero un minumin to que nos quede nos vale para aprovecharlo aprovecharlo y hacer algo, aunque sea solo para arrepentirnos aprovechémoslo. Quizás sea el inició en la próxima exisexi tencia a favor de nuestro yo.

EXTRAÍDO DEL LIBRO DE DIVALDO PEREIRA FRANCO “TORMENTOS DE LA OBSESIÓN”.

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BIENAVENTURADOS LOS MANSOS Y LOS PACIFICOS Casi todos en algún momento del día sufrimos alteración y nos irritamos, y muchas son las ocasiones en que sorprendidos, nos revolvemos contra con aquellos que conviven con nosotros, pagando con violencia el proceder de aquel que nos ha ofendido. Jesús decía que aquel que se enoja con su hermano merecerá ser condenado por el juicio; Jesús elevo a ley la dulzura, la moderación, la mansedumbre, la afabilidad y la paciencia; y condeno la violencia, la cólera y toda expresión inconveniente con respecto a sus semejantes. Los hebreos usaban una palabra que significaba hombre de mala conducta, se pronunciaba escupiendo y volviendo la cabeza era” Raca” y Jesús amenaza con el fuego del infierno al que diga a su hermano loco. Es evidente que nos parecerá severo, el que Jesús por unas palabras nos condene. Y esto consiste en que toda palabra ofensiva es un sentimiento contrario a la Ley de amor y caridad, que debe arreglar las relaciones de los hombres y mantener entre ellos la concordia y la unión, una mala palabra es un golpe dirigido a la benevolencia reciproca y a la fraternidad y da paso al odio y a la animosidad. El hombre después de la humildad hacia Dios, la caridad hacia su prójimo es la primera Ley de todo cristiano. Siendo benévolos con nuestros semejantes, ponemos de manifiesto el fruto del amor a nuestro prójimo, la afabilidad y la dulzura son su manifestación. El ser educados y las costumbres del mundo pueden dar el barniz de estas cualidades. ¡Son muchos los que con fingida bondad ofrecen una máscara para el exterior, un disfraz cuyo corte calculado disimula las deformidades ocultas!. El mundo está lleno de esas almas que tienen sonrisas en los labios y el veneno en el corazón personas que son blandas con tal que nadie les incomode; pero que a la menor contrariedad se vuelven peor que las fieras, que cuando hablan cara a cara son lagunas doradas, y que cuando están ausentes se tornan dardos envenenados. Los hombres que son benignos fuera de casa y tiranos domésticos en sus hogares con sus familias y subordinados haciéndoles sufrir el peso de su orgullo y despotismo, cuando llegan a sus casa parece que quieren desquitarse de la opresión que se impusieron fuera; no atreviéndose a presentarse tal son a 48


los extraños porque estos les reducirían a sus verdaderos limites, solo son temidos por los que no pueden resistirles. Su vanidad consiste en poder decir: “Aquí mando yo y se me obedece” sin pensar que podrían añadir con mucha más razón “ Y soy detestado”. No basta que de nuestros labios salga leche y miel, si ninguna parte toma el corazón, es ser hipócritas. Aquel que no finge y es real en su afabilidad y dulzura, no se contradice nunca, y es lo mismo en el mundo que en su intimidad. Sin olvidarnos que podemos engañar al hombre con las apariencias, pero no podemos engañar a Dios. El dolor es una bendición que Dios envía a los elegidos; y debemos bendecir a Dios todopoderoso que ha señalado el dolor en la tierra para la gloria en el cielo. Seamos pacientes; la paciencia también es una caridad; la limosna que damos a los pobres, es la caridad más fácil de todas; hay una mucho más penosa, y más meritoria: perdonar a aquellos que Dios a colocado a nuestro paso para ser instrumento de nuestros sufrimientos y poner nuestra paciencia a prueba. La vida es difícil; se compone de mil frioleras que son alfilerazos que acaban por herir; pero es menester mirar los deberes que se nos han impuesto, los consuelos y las compensaciones que, por otra parte tenemos, y entonces veremos que las bendiciones son mucho más numerosas que los dolores. La carga parece menos pesada cuando miramos a las alturas que cuando doblamos la frente hacia el suelo. Cristo es nuestro modelo, y nada tenía que echarse en cara, mientras que nosotros tenemos que expiar nuestro pasado y fortificarnos para el porvenir. La doctrina de Jesús enseña por todas partes la obediencia y la resignación, dos virtudes compañeras de la dulzura, muy militantes. La obediencia es el consentimiento de la razón, y la resignación es el consentimiento del corazón. Las dos son fuerzas activas, porque llevan la carga de las pruebas que la insensata rebeldía vuelve a dejar caer. El cobarde no puede ser resignado, de la misma manera que el orgulloso y el egoísta no pueden ser obedientes.

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La virtud de nuestra generación es la actividad intelectual; su vicio es la indiferencia moral. Debemos someternos al impulso que nos dan al Espíritu; obedecer a la gran ley del progreso que es la palabra de nuestra generación. ¡ Hay del Espíritu perezoso cuyo entendimiento se emboto ¡. ¡Infeliz! Porque los guías de la Humanidad, les darán con el látigo y fortalecerán su voluntad rebelde con el doble esfuerzo del freno y la espuela; toda resistencia orgullosa deberá ceder tarde o temprano; pero bienaventurados aquellos que son mansos; porque prestaran oído fácil a las enseñanzas. Muchas veces el orgullo nos conduce a creernos más de lo que somos; a no poder sufrir una comparación que pueda rebajarnos; a vernos, por el contrario, de tal modo por encima de nuestros Hermanos, sea como genio, sea como posición social, sea también como superioridad personal, que el menor paralelo nos irrita y nos resiente; ¿ y qué sucede entonces?. Que nos entregamos a la cólera. Si buscamos el origen, de esos accesos de demencia pasajera que nos asemejan al animal, haciéndonos perder la sangre fría y la razón; casi siempre encontraremos por base nuestro orgullo resentido. Muchas veces el orgullo resentido nos hace rechazar las observaciones justas, y el que nos hace rechazar con irritación los más sabios consejos. En su frenes, el hombre encolerizado lo paga con todo: con la naturaleza bruta, con los objetos inanimados, que rompe porque no le obedecen. ¡Ha! Si en esos momentos pudiera mirarse con sangre fría; se horrorizaría de sí mismo, o se contemplaría muy ridículo. La impresión que causa a los demás la podemos juzgar y aunque solo por respeto a uno mismo deben esforzarse, en vencer estas inclinaciones que le hacen objeto de piedad. La cólera no remedia nada; altera la salud y compromete la vida, haciendo al hombre victima de ella; haciendo infelices a todos los que le rodean; y este sentimiento tan mortal, puede hacernos cometer un acto que tengamos que lamentar y reprocharnos toda la vida. La cólera no excluye ciertas cualidades del corazón; pero impide al hombre hacer mucho bien y puede contribuir para hacer mucho mal; el hombre debe esforzarse en dominarla. Los espiritas sabemos que la cólera es contraria a la caridad y a la humildad cristiana.

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El hombre colérico se excusa casi siempre con su temperamento; antes de considerarse culpable, achaca la falta a su organismo, acusando de este modo a Dios, de sus propios defectos. Es cierto que unos temperamentos se prestan más que otros a los actos violentos, pero no creamos que esta causa sea la causa primera de la cólera, un Espíritu pacifico, aunque estuviese en un cuerpo bilioso, siempre Será pacifico, y un Espíritu violento en un cuerpo linfático, no Serra más dócil; solo que la violencia tomara otro carácter; no teniendo un organismo propio para secundar su violencia, la cólera se concentrara, y en otro caso se ara expansiva. El cuerpo no da la cólera al que no la tiene, así como tampoco los otros vicios; todos los vicios y todas las virtudes son inherentes al Espíritu. El hombre contrahecho no puede enderezarse porque el Espíritu no toma parte en esto, pero puede modificar lo que es del Espíritu, cuando tiene para ello firme voluntad. las transformaciones verdaderamente milagrosas que vemos operarse nos prueba a los espiritas el poder de la voluntad. Podemos decir que el hombre es vicioso porque quiere serlo; pero el que quiere corregirse, siempre puede hacerlo. De otro modo la ley de progreso no existiría para el hombre. Cuando el hombre irrumpe en la violencia, se desequilibran implementos muy delicados de la maquina encargada de su estado emocional. Liberándose lentamente del bruto que en el domina, no pocas veces cae destrozado en su propia herencia ascentrales, complicando su proceso liberador en l cual se empeña. Hay factores héticos, culturales, económicos y sociales que conspiran en contra de su paz, dificultándole los programas adoptados para su mejoría. De hay que le cabe la incesante tarea de dominar las condiciones negativas del lugar donde se encuentra, cambiándolas y proponiendo métodos eficaces para facilitar el desarrollo de su potencial innato. La educación, en un sentido amplio de la palabra de informar y crear hábitos saludables, responde positivamente para lograr ese objetivo, porque ofrece valores héticos y culturales que conducen al ser a su destino superior. La violencia, en consecuencia, es un vestigio de los instintos primitivos del ser humano, que la educación somete y orienta.

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Las fieras atacan por instinto, para cubrir sus necesidades vitales al sentirse acosadas. Ellas no razonan, su salvajismo es propio de su naturaleza animal. El hombre dominado por el egoísmo, permite que los instintos agresivos que aun lo gobiernan, se liberen de las cadenas, moralmente frágiles y lo hagan impío, traicionero, impenitente verdugo de otros hombres o de otros seres. Cuando el hombre comprenda la transitoriedad de la vida física y lo perenne de la vida espiritual, cuando despierte para la conquista de valores eternos, cuando el amor, luciendo en su intimo le enseñe a ofrecer antes que recibir, a renuncias personales para el bien ajeno, a la alegría de servir sin ser servido, al perdón y a la humildad, estableciendo en su interior el reinado espíritu, la violencia desaparecerá y la mansedumbre Serra la base de su vida. La violencia, en consecuencia, es una etapa del proceso evolutivo que debe ser vencida rápidamente y con valor, sustituyendo esa voluptuosidad rápidamente y con valor, por la mansedumbre y la resignación dinámica, mensajera de la paz que todos deseamos. Ser afable es alabar el trabajo ajeno... Silenciar reclamos aunque sean justos... Abstenernos de hablar en momentos de irritación... Repetir sin alterar la voz cualquier explicación a la persona que no este oyendo correctamente... Callar los defectos del prójimo, silenciar ironías y replicas respetando las tareas ajenas, querer a nuestros amigos pero en régimen de libertad, prestar servicios espontáneos, auxiliando sin herir, admirar sin envidiar, disminuir la tristeza o suprimirla donde no pueda existir, estas y otras reglas similares nos ayudaran a ser respetuosos con los que nos rodean, y aran que los lazos que nos unan a ellos, sean de amor siendo mansos y pacíficos que es la enseñanza que nos dio Jesús en el capitulo IX del Evangelio, es una caridad la beneficencia que no nos costara dinero material y que todos tenemos a nuestro alcance, nada ni nadie nos eximirá si no la cumplimos. Todos debemos modificar nuestras actitudes y comportamientos para que las asperezas vallan desapareciendo, aquel que más se esfuerce en ello y logre conquistar esa conducta para sí, pronto sentirá dentro de sí la paz y la alegría porque adquiere dentro de sí, una vida libre capacitada para soportar el peso de sus semejantes sin adquirir nuevas deudas. 52


Después de una comida sencilla, el Maestro fue a la playa en compañía del apóstol Simón y al verlo triste, le pregunto amablemente: _¿ Que aflicción empaña la serenidad de tu Roser, Simón, cubriéndolo con un velo de singular tristeza? Había en la pregunta, un cariñoso interés y una bondad indescriptible. Invitado directamente a una conversación renovadora el viejo pescador contesto con amargura en su tono de voz: Cansancio, Señor. Me siento muy descorazonado en el misterio que abrace... Si no fuese por ti... No logro concluir la frase. Las lágrimas contenidas ahogaron la voz del fiel trabajador, que estaba muy dolorido. Se estableciera un espontáneo silencio, en la noche estrellada, el compañero, sintiéndose comprendido, después de serenarse, prosiguió: No ignoro mi inferioridad y sé que tu amor me llamo hacia la Buena Nueva para adquirir otra luz y crecer hacia el amor de nuestro Padre. Sin embargo a cada instante me encuentro con dificultades que me lastiman e inquietan mi alma. Agregando: Es verdad que tenemos que olvidar todas las ofensas, pero, ¿Cómo soportar la agresividad que pretende amonestar y humillar cuando solo se desea ayudar?. _ Guardando la paz en el corazón- Respondió el Divino Benefactor. _ Pero... _ contesto el discípulo, emocionado_ _¿Cómo conservar la paz cuando se está rodeado de la hipocresía de unos, la sospecha pertinaz de otros, y bajo la severa mirada de aquellos que sabemos que están en peor situación que la nuestra? _ Siendo benignos al juzgar - respondió el Señor _ Estoy de acuerdo en que la mansedumbre es un medicamento eficaz replico Pedro. Con todo ¿ no podríamos esperar que los amigos que siguen la 53


nueva luz, también se ejerciten en ello?. Cuando las dudas sobre nuestras actitudes provienen de extraños, cuando la sospecha viene de afuera de la grey, cuando la agresividad nos llega de los enemigos de la fe, podemos mantener la benignidad y la paz intima. Pero, sufrir las dificultades presentadas por aquellos que dicen amarnos, que reciben parte de los beneficios del Evangelio, hay que reconocer que es mucho más difícil y grave la empresa... Percibiendo la angustia que poseía el siervo querido el Maestro, paciente y sensato, explico: - Antes de esperar actitudes saludables del prójimo, nos cabe el deber de ofrecerlas. Por el hecho de que alguien sea un enfermo pertinaz y recalcitrante en el error, que impide que la luz renovadora del bien lo sane, no nos podemos permitir su contagio dañoso, ni nos es licito cercenarle la oportunidad de buscar la salud. Es verdad que duele más la impiedad de un juicio emitido por un amigo y que hiere más la descortesía de aquel a quien conocemos. Pero, ignoramos el grado de su padecimiento interior y de su situación angustiante. No todos los que nos abrazan lo hacen por amor, bien lo sabemos... Están los que, incapaces de amar, dudan del amor al prójimo; los que manteniendo vida y actitudes dudosas, no creen en la rectitud ajena; los que, tropezando y cayendo, descuidan mejor el camino para los que vienen detrás... Es necesario comprenderlos a todos y amarlos, sin exigir que sean mejores o peores, y convivir bajo el bombardeo del mal humor de ellos, sin tornarnos displicentes con nuestros deberes ni amargarnos con los demás. - Ante la imposibilidad de soportarlos_ indagó el pescador con sinceridad _Sin correr el peligro de detestarlos ¿No sería mejor que los evitásemos distanciándonos de ellos?. -No Simón - esclareció Jesús - Dejar al enfermo entregado a sí mismo, seria condenarlo a muerte. Abandonar al rebelde, significa tornarlo peor. Antes de tomar alguna actitud, es necesario tranquilizarnos interiormente, para que la mansedumbre se exteriorice de nuestro corazón en forma de bendición. “En la legislación de la Montaña, fue establecido que son bienaventurados los mansos y pacíficos... La bienaventuranza, es el mayor galardón. Para con54


seguirlo, es imprescindible el sacrificio, la renuncia, la victoria sobre el amor propio, el triunfo sobre las pasiones”. Amar a los buenos, es deber de retribución, pero, servir y amar a los que nos menosprecian y dudan de nosotros, es caridad para ellos y felicidad para nosotros mismos. Como el cielo continuaba brillando con luces incomparables, y el canto del mar arrullaba la noche ya avanzada, el Maestro calló, como si quisiera aspirar la suavidad de la Naturaleza. El discípulo, sereno y confiado, con los ojos brillantes, pensando en los futuros júbilos del Evangelio, repitió, casi en un monologo recordando el Sermón de la Montaña: “Bienaventurados los que son mansos, porque poseerán la Tierra”. Y se dejo penetrar por la tranquilidad, mientras realizaba elevadas reflexiones. Debemos los seguidores de Cristo, facultarnos un corazón afable. Procurando aplicar esos valores ignorados que son: la palabra gentil, el gesto simpático, la sonrisa delicada, la paciencia generosa, y fortunas de verdadera alegría esparcirán monedas de bienestar a través de nosotros, envolviéndonos, también en un halo de felicidad interior. ¿Cuánta oportunidades desperdiciamos de sembrar júbilos fuera y dentro de nosotros mismos cuando insignificante problema obscureció la luz de nuestro amanecer, o la irritación por algo insignificante nos produce malestar en la ejecución de un programa?. ¡Luchando para conservar el resentimiento, disputando la tarea de parecer y ser infelices, olvidándonos de las hartas concesiones que nuestros corazones tornados afables, podrían conseguir!. Simplifiquemos nuestra ruta de acción, dilatemos la visión del bien en el panorama de las horas, y con el precio mínimo de una sonrisa, consideremos la colecta de júbilos que de él se deriva y podremos recoger. Jesús, dilatando su corazón afable, contó las más bellas hipérboles e hipérbato, parábolas y poemas que el hombre jamás escucho. Un grano de mostaza, una moneda insignificante, algunas varas, una perla luminosa, peces y redes, talentos y semillas recibieron de su afabilidad un toque especial de belleza que conmovieron, al principio, una mujer atormentada por obse55


sión pertinaz, un príncipe petulante y docto, un cobrador de impuestos recharech zado, jóvenes hombres de la tierra y viejos marinos decididos, sensibilizando después, incontables contables corazones, que hasta hoy, es la más fascinante historia de la Humanidad. Comencemos desde ahora, la experiencia de mantener un corazón afable, diseminando seminando bendiciones. “Bienaventurados turados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”. “La pureza del corazón es inseparable de la simplicidad y de la humildad. Excluyamos cluyamos toda idea de egoísmo y de orgullo” MATEO

EXTRAIDO DEL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO Y DE FLORACIONES EVANGÉLICAS DE DIVALDO (Trabajo realizado por Merchita)

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