Reseña Bíblica: Galilea

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GALILEA EN EL ANTIGUO TESTAMENTO LA GALILEA DE LOS RABINOS GALILEA EN EL NUEVO TESTAMENTO Nº 116 | 4 • 2022 PUBLICACIÓN TRIMESTRAL DE DIVULGACIÓN, INVESTIGACIÓN Y ACTUALIDAD BÍBLICA GALILEA
de Nazaret, un PROFETA GALILEO
RESEÑA BÍBLICA
JESÚS
en
Los inicios del cristianismo
GALILEA

Atlas bíblico

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Reseña Bíblica. Revista trimestral de la Asociación Bíblica Española

EDITA: Editorial Verbo Divino

948 556 510 publicaciones@verbodivino.es

DIRECTOR RESEÑA BÍBLICA

Jaime Vázquez Allegue

SUBDIRECTOR Pedro Barrado Fernández

Dossier

Estela Aldave Medrano

Actualidad

Ianire Angulo

Sección abierta

Jaime Vázquez Allegue

América

María José Schultz

Reseñas

Pedro Barrado Fernández

REVISIÓN LITERARIA

Pedro Barrado Fernández

DISEÑO Y MAQUETACIÓN

Ideas Editoriales

ASOCIACIÓN BÍBLICA ESPAÑOLA

Director

Juan Chapa

Subdirectora

Carmen Yebra Rovira

Secretario

José Andrés Sánchez Abarrio

Vocales

Estela Aldave, Pedro Cabello, José

Alberto Garijo y Miguel Ángel Garzón

ISSN: 1134−5233

ISBN ebook (PDF): 978-84-9073-780-4

DEP. LEGAL: NA 528−2015

Próximo número Reseña Bíblica 117 (Febrero 2023)

TÍTULO: Viajes y rutas comerciales en la Biblia

ARTÍCULOS:

• “ Viajes y rutas comerciales en el Próximo Oriente antiguo” Por Daniel Justel

• “¿De dónde venían las naves de Tarsis-Tarteso?: una identificación controvertida” Por Eduardo Ferrer

• “Las rutas comerciales entre Roma y el Lejano Oriente en tiempos de Jesús” Por Santiago Guijarro

• “Las infraestructuras viarias del Imperio romano y la expansión del cristianismo” Por José Rafael Reyes

• “El viaje de Febe” Por Alberto de Mingo

EDITORIAL 05 ARQUEOLOGÍA BÍBLICA Por Juan Luis Montero Fenollós 06 DOSSIER. Galilea 10 Presentación Por Carmen Bernabé Ubieta 11 Galilea en tiempos del Antiguo Testamento Por Pedro Cabello Morales 12 Galilea en tiempos del Nuevo Testamento Por Gianantonio Urbani 22 Galilea y Jesús de Nazaret Por Carmen Bernabé Ubieta 32 Los inicios del cristianismo en Galilea Por Santiago Guijarro Oporto 44 La Galilea de los rabinos Por Lorena Miralles Maciá 54 ACTUALIDAD 64 Entrevista a Juan Chapa. Por Ianire Angulo SECCIÓN ABIERTA Por Francisco X. Castro Miramontes 70 AMÉRICA 72 Entrevista a Manuel Acosta. Por María José Schultz RESEÑAS Por Pedro Barrado y Jaime Vázquez Allegue 77
Sumario
Suscripciones:
REDACCIÓN Arqueología Juan Luis Montero Fenollós
Nº116 | RESEÑA BÍBLICA 3

REVISTA TRIMESTRAL DE DIVULGACIÓN, INVESTIGACIÓN Y ACTUALIDAD BÍBLICA

La suscripción a Reseña Bíblica año 2023 incluye el envío de los siguientes ejemplares:

• 117 Viajes y rutas comerciales en la Biblia (Alberto de Mingo)

• 118 Biblia y Guerra (Víctor Pastor)

• 119 Pablo de Tarso (Carlos Gil)

Puede

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Galilea de los gentiles

Alguien dijo que Jesús fue un hombre de pueblo. Un aldeano que se había criado lejos de la ciudad. Tal vez si hubiese nacido y vivido en Jerusalén o en otra capital del mundo, todo hubiera sido diferente. Pero no lo hizo y, por tanto, no lo sabemos. Lo que sabemos es que su mensaje, el anuncio de salvación, tiene en Galilea su lugar de origen y una buena parte de su razón de ser.

Galilea está al norte. Alejada de la gran urbe que era Jerusalén. Separada de las sedes de poder, de las injerencias del gobierno y de las influencias de una visión

ortopédica de la religión. Isaías la había identificado como la Galilea de los gentiles (Is 8,23). Y es que Galilea siempre fue tierra de paso, zona fronteriza, periferia del país, alejada de la capital, tierra descentrada, despreciada por los más observantes de la tradición. Galilea era una región de tránsito por la que pasaban gentes de otros países, de otras culturas, de otras religiones.

El caso es que, como Jesús, sus discípulos también fueron aldeanos de Galilea, gente humilde de clase trabajadora. Jesús los eligió porque estaban en la periferia.

Quería demostrar que, para poder llegar a todos, tenía que empezar por los últimos. Así es como Galilea se convirtió en un símbolo, el lugar elegido para el comienzo de la misión y el escenario para “salir de la propia comodidad para atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (Evangelii gaudium, 20).

Resulta curioso descubrir que, mientras los sabios de Israel discutían si Galilea formaba parte de la tierra prometida que Dios había dado a su pueblo, Jesús había decidido que aquel era el mejor escenario para comenzar a anunciar la buena noticia del Evangelio. Tal vez porque aquella noticia era tan buena que tenía que ser escuchada primero por los últimos, por los gentiles, por los extranjeros, por los despreciados, por los marginados. Aquellos aldeanos galileos fueron los primeros nominados para vivir una aventura fascinante.

Jesús eligió Galilea porque estaba en la periferia, porque para poder llegar a todos tenía que empezar por los últimos
EDITORIAL Nº116 | RESEÑA BÍBLICA 5
Jaime Vázquez Allegue Director

ARQUEOLOGÍA BÍBLICA

YOSEF AVIRAM, EL ÚLTIMO PIONERO

El pasado 27 de julio murió a los 107 años de edad Yosef Aviram (1915-2022), el último gran representante de la primera generación de arqueólogos israelíes. Aviram (Joseph Abramsky) nació en Polonia en 1915 y emigró a Israel en 1936, cuando el país todavía se hallaba bajo el Mandato británico. Poco después de su llegada se matriculó en los cursos de Estudios Bíblicos y Literatura Hebrea de la Universidad Hebrea de Jerusalén, unos estudios que ya había iniciado en su Polonia natal.

Sin embargo, finalmente se decantó por la arqueología, debido a su fuerte vínculo con la influyente Israel Exploration Society (IES), una organización sin ánimo de lucro dedicada al estudio de la historia, la geografía y la arqueología de la tierra de Israel. En 1940 fue nombrado secretario de la misma, en 1983 pasó a ser su director, y desde 2009 y hasta el momento de su muerte ejerció como presidente. Durante todo ese tiempo, la IES patrocinó excavaciones en yacimientos tan importantes como Beth Shearim, Hazor, Masada, Jerusalén y el desierto de Judá. Aviram se implicó personalmente en todos esos proyectos y supervisó las publicaciones que se derivaron de los mismos, aparecidas en revistas como Israel Exploration Journal o Qadmoniot. No cabe duda de que

bajo su liderazgo la IES se convirtió en una de las más importantes instituciones arqueológicas del país. Asimismo, junto a otro gigante de la arqueología bíblica, Yigael Yadin, fundó el Instituto de Arqueología de la Universidad Hebrea de Jerusalén, del que fue su director entre

1969 y 1983. Desde ambas instituciones contribuyó directamente a la formación de una nueva generación de arqueólogos israelíes. Por otra parte, sus colegas norteamericanos del Instituto Albright y de la American Schools of Oriental Research lo bautizaron con el apodo cariñoso de “Mr. Fixit”, por su capacidad para resolver los innumerables problemas logísticos que

tenían que afrontar las misiones arqueológicas estadounidenses en Israel. Especialmente valiosa fue su labor en la organización de los trabajos arqueológicos conjuntos que el Instituto Albright y la Universidad Hebrea llevaron a cabo en Tel Miqne-Ekron. Tal y como afirmaba Seymour Gitin, director del Instituto Albright, sin la ayuda de Aviram hubiese sido del todo imposible llevar a cabo aquel proyecto. Probablemente, la mejor prueba de la talla arqueológica de Aviram la encontramos en los numerosos reconocimientos que recibió a lo largo de su carrera. Así, en 1989 se le concedió el prestigioso Israel Prize, mientras que un año más tarde recibía el Percia Schimmel Prize del Museo de Israel. Además, muchos de sus colegas le dedicaron un cálido y sentido volumen de homenaje, que apareció en el número 25 de la revista Eretz-Israel (1996), con cerca de setenta artículos publicados. De hecho, los editores del volumen se vieron obligados a limitar el número de contribuciones a causa del aluvión de propuestas recibidas por parte de colegas y amigos de Aviram, deseosos de participar en dicho volumen de homenaje. Todos esos reconocimientos nos sirven hoy para valorar mejor la magnitud de Yosef Aviram, el último de los pioneros de la arqueología israelí.

de Barcelona El profesor Yosef Aviram (foto: IES)
6 RESEÑA BÍBLICA | Nº116
Arqueología bíblica

LA ANTIGUA BIBLOS Y EL LOUVRE

Hasta el mes de septiembre, la sala de actualidades del Departamento de Antigüedades Orientales del Museo del Louvre, en París, acogió una exposición bajo el título “Byblos et le Louvre. Recherches archéologiques au Liban (1860-2022)” comisariada por Sophie Cluzan, Julien Chanteau y Tania Zaven. Biblos fue un importante puerto del Mediterráneo oriental, situado a 60 km al norte de Beirut (Líbano), que mantuvo intensas relaciones comerciales con el país del Nilo. La palabra griega bublos (‘rollo de papiro’), que dio nombre a la ciudad, tiene que ver con su importante papel en el comercio de papiro entre Egipto y el Egeo, especialmente durante la Edad del Hierro. La palabra Biblia procede del latín medieval, que deriva del griego ta Biblia (‘los libros’). De acuerdo con las leyendas griegas, Biblos fue fundada por el dios El, identificado con Kronos. El lugar fue ocupado desde el Neolítico, alcanzando su época más brillante durante el II y I milenios a.C. En este período, Biblos se convirtió en una importante ciudad-Estado fortificada, gobernada por dinastías

locales que a menudo dependían de Egipto. Durante la Edad del Hierro fue un puerto fenicio relevante, citado en los textos asirios y egipcios. Las investigaciones arqueológicas en este yacimiento libanés han estado siempre vinculadas a la arqueología francesa. Ernest Renan (1860), Pierre Montet (1921-1924) y Maurice Dunand (1928-1975) fueron los grandes excavadores de este enclave, lo que explica que una parte importante de los hallazgos pueda visitarse hoy en las salas del gran museo parisino. En 2019, la Dirección General de Antigüedades de Líbano y el Museo del Louvre retomaron las excavaciones arqueológicas en Biblos, declarado patrimonio de la humanidad desde 1984. Con el objetivo de hacer balance de los trabajos efectuados por la arqueología francesa se organizó en París, entre mayo y septiembre, una pequeña exposición temporal estructurada en dos grandes bloques: el primero, consagrado a mostrar una parte de los objetos y documentos conservados en el Louvre, y, el segundo, a presentar las últimas novedades, en particular, la excavación de una necrópolis del Bronce Medio (ca. 1800 a.C.) formada por varios hipogeos excavados en la roca provistos de varias cámaras donde se conservaba un destacado ajuar funerario. De forma paralela, tuvo lugar otra exposición sobre Biblos en Líbano, en la casa tradicional usada por los arqueólogos en el propio yacimiento. Aquí la muestra se centró en la historia de las excavaciones, desde 1860, a partir de documentos inéditos procedentes de los archivos de Dunand, que dirigió los trabajos de investigación durante cincuenta años. De igual manera, se presentaron al público los primeros resultados de las nuevas excavaciones. Finalmente, el Museo Nacional de Antigüedades de los Países Bajos dedicará hasta marzo de 2023 una exposición sobre la historia de Biblos con obras originales prestadas por el Ministerio de Cultura libanés y el Louvre.

Cerámica funeraria de Biblos conservada en el Louvre (foto: J. L. Montero)
ARQUEOLOGÍA BÍBLICA Nº116 | RESEÑA BÍBLICA 7
Juan Luis Montero Fenollós Universidade da Coruña

FRAY DELFÍN FERNÁNDEZ Y SU DONACIÓN AL MUSEO DE PONTEVEDRA

El Museo Provincial de Pontevedra fue creado por la Diputación Provincial el 30 de diciembre de 1927. Vinculada su creación a la sociedad arqueológica de Pontevedra, y por mandato estatutario, el museo debía ceñir sus adquisiciones al ámbito provincial, pero poco a poco la red de contactos con eruditos de otras zonas de Galicia fomentó que los fondos se viesen ampliados, no solo en número sino también en cuanto a procedencias, y es por este motivo que el museo cuenta en la actualidad con una pequeña colección oriental formada por un total de ocho objetos (uno de

ellos una malísima reproducción de una escultura mesopotámica de bulto redondo de Gudea de Lagash) provenientes de tres donantes diferentes, entre ellos Fray Delfín Fernández Taboada. Este religioso, nacido el 4 de abril de 1924 en la aldea de Bodaño, Vila de Cruces (Pontevedra), ingresó en el postulantado de los Franciscanos en Santiago de Compostela en 1941. Desde ese momento pasó por diferentes lugares de la geografía española hasta ser enviado a las Misiones en Tierra Santa, donde gracias a su excepcional talento y formación musical creó un taller dedicado a la reparación y construcción de órganos y armonios que le llevó a viajar por Egipto, Palestina, Líbano, Chipre y Turquía. Construyó en su totalidad los órganos del Santo Sepulcro, de la Basílica de Belén y del Santuario de la Anunciación de Nazaret. Durante su estancia en Oriente Próximo, Fray Delfín se hizo con tres piezas que pasaron a formar parte de los fondos del Museo

Provincial de Pontevedra el 27 de julio de 1984, y desde entonces han permanecido en las salas de reserva sin ser expuestas. Cómo se hizo Fray Delfín con los tres objetos es una incógnita, pero a estos los acompañaban tarjetas en las que figuran los datos de procedencia y datación, y están firmadas por el arqueólogo italiano y sacerdote franciscano Padre Michele Piccirillo, con quien mantuvo contacto probablemente durante su estancia en Tierra Santa. En cada tarjeta, junto a la cruz de Jerusalén se puede leer: “Sanctuarium Flagellationis, Studium Biblicum Franciscanum, Museum” , seguido de un texto manuscrito en italiano identificando cada pieza: dos lucernas, una procedente de Jordania, del monte Nebo (donde Piccirillo había realizado excavaciones), y otra procedente de un santuario musulmán de Jerusalén. La tercera pieza es una jarrita de cerámica (dipper), a torno, procedente del convento franciscano Dominus Flevit de Jerusalén, de la que se incluye en la ficha de catalogación la anotación siguiente: “S. XIV a.C. (Libro Registro)”

Lámpara de aceite conservada en el Museo de Pontevedra (foto: L. Brage) El franciscano Fray Delfín Fernández
8 RESEÑA BÍBLICA | Nº116 ARQUEOLOGÍA BÍBLICA
Lucía

NOTICIAS EN CORTO Redacción

DESCUBRIMIENTO ARQUEOLÓGICO

El pasado mes de septiembre, de forma accidental, una excavadora halló en una playa al sur de Tel Aviv una cueva funeraria datada en el Bronce Reciente, según informó la Autoridad Israelí de Antigüedades. Se trata de una tumba colectiva, excavada en la roca, en la que se ha documentado un ajuar formado por vasijas de cerámica de diverso tipo y origen (Chipre, Ugarit, Gaza, Fenicia, etc.), así como por armas de bronce (flechas y lanzas). Por sus características, se piensa que estamos ante una sepultura egipcia fechada en los tiempos en que el faraón Ramsés II (1279-1214 a.C.) dominaba esta región del Próximo Oriente.

¿TRAS LA TUMBA DE JOSUÉ?

La Universidad de Bar-Ilan ha llevado a cabo este verano nuevas investigaciones arqueológicas en Khirbet Tibnah, en territorio ocupado de Cisjordania. Este lugar ha sido identificado con Timnat Sérac, una ciudad que, según el libro de Josué (20,49), fue entregada por los israelitas al profeta para establecerse en ella. Allí, según la tradición bíblica, fue enterrado a su muerte a la edad de 110 años (Jos 24,29-30). En los últimos trabajos realizados se han hallado lanzas romanas del siglo II d.C., que se han interpretado a la luz de la rebelión de Bar Kojba. En el año 132 d.C., los judíos se levantaron contra la decisión del emperador Adriano de convertir Jerusalén en una colonia romana. La consecuencia fue una explosión de ira del pueblo judío, que, bajo el liderazgo de Simón bar Kojba, se sublevó contra el dominio de Roma.

ANIVERSARIO DEL TEMPLO DE DEBOD

En 1972, hace ahora cincuenta años, fue abierto en Madrid al público el templo egipcio que, con motivo de la participación de nuestro país en la operación de salvamento de yacimientos arqueológicos amenazados por la presa de Asuán, Egipto donó a España. Los sillares del monumento llegaron a Madrid en 1970, donde fueron instalados en el solar del antiguo Cuartel de la Montaña. El templo de Debod originalmente estuvo situado en la baja Nubia, cerca de la primera catarata del Nilo y del centro religioso dedicado a la diosa Isis, en la isla de Filé. La construcción del templo se remonta a comienzos del siglo II a.C. En la actualidad, hay un debate abierto sobre su estado de conservación, ya que el templo se ha visto afectado por factores ambientales, humedad y contaminación, así como por acciones vandálicas (pintadas) y por los excrementos de las aves que viven en la zona. La solución no parece sencilla. Algunas de las propuestas planteadas pasan por construir una cubierta o un edificio para albergar el monumento. Esta fue la opción adoptada para los templos egipcios de Dendur, Taffa y Ellesiya (hoy en Nueva York, Leiden y Turín).

NUEVA PUBLICACIÓN

Con el sello del Vorderasiatisches Museum de Berlín y Schnell & Steiner ha visto la luz el libro de Helen Gries titulado The Ishtar gate of Babylon From fragment to monument (2022). Esta nueva publicación arroja nueva luz sobre este monumento, que perteneció a la ciudad de Babilonia, declarada en 2019 patrimonio mundial por la Unesco. Especialmente interesante es el capítulo dedicado al traslado y reconstrucción de la puerta en Berlín en 1930.

ARQUEOLOGÍA BÍBLICA Nº116 | RESEÑA BÍBLICA 9
Galilea GALILEA EN TIEMPOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO PP. 12-21 GALILEA EN TIEMPOS DEL NUEVO TESTAMENTO PP. 22-31 GALILEA Y JESÚS DE NAZARET PP. 32-43 LOS INICIOS DEL CRISTIANISMO EN GALILEA PP. 44-53 LA GALILEA DE LOS RABINOS . . . . . . . . . . . . . . PP. 54-63 10 RESEÑA BÍBLICA | Nº116 DOSSIER GALILEA

La Galilea bíblica

La imagen más común de la Galilea antigua es la de un lugar bucólico en torno al lago de Genesaret y a Nazaret. Poco más se conoce de esta región que, sin embargo, fue el lugar de origen del movimiento que llegaría a ser el cristianismo y donde el judaísmo rabínico se desarrolló y forjó sus grandes obras.

Jesús de Nazaret era originario de la pequeña aldea de la Baja Galilea que dio origen al toponímico que le identificaba. Su actividad y enseñanza se desarrollaron casi por completo en Galilea y sus alrededores. Aunque en la teología cristiana Jerusalén ocupó pronto un lugar central, casi absoluto, porque allí fue ejecutado Jesús, no se puede olvidar que fue Galilea el contexto de su actividad y anuncio, el lugar donde estos surgieron y se desarrollaron como respuesta a una situación. Un contexto que apenas se conoce, a pesar de la importancia que tiene para comprender en profundidad el significado y el alcance de la vida y actividad de Jesús de Nazaret. Por otra parte, tras la destrucción del Templo en la Primera Guerra Judía del 70 e.c., y la conversión de Jerusalén en una ciudad grecorromana, la Aelia Capitolina (132 e.c.), los rabinos, con el Patriarcado como institución de autoridad, llevaron adelante la labor de recomponer el judaísmo. Salieron de Jerusalén y, tras una estancia en Yabne (Judea), fue Galilea la región donde se asentaron. Recorrieron varias ciudades hasta llegar a Séforis y, finalmente, a Tiberíades, dos ciudades donde desarrollaron una impresionante labor de recopilación e interpretación de las tradiciones que plasmaron en la Misná y en el Talmud. Pero la región de Galilea fue importante mucho antes de los sucesos que acabamos de mencionar. Los relatos del Antiguo Testamento, así como documentos e inscripciones de Egipto o Asiria, dejan constancia de su importancia

en el ámbito internacional, del paso de imperios por ella y de las luchas que se libraron en sus valles, como el de Jezrael, a los pies de Meguido. El interés por el estudio de Galilea ha variado en el último siglo, pero la profusión de los trabajos arqueológicos realizados en la región ha suministrado un conocimiento más amplio y profundo de la zona como parte del Medio Oriente. Gracias a ello, es posible tener una idea más amplia y completa de su historia y su cultura, con todos los aspectos que esto supone: económicos, políticos, sociales, religiosos.

El presente dosier está estructurado en cinco artículos que van recorriendo épocas y aspectos fundamentales para el conocimiento de Galilea.

Los dos primeros artículos están dedicados a la historia y la arqueología. El primero de ellos, escrito por Pedro Cabello, presenta la historia y la arqueología de Galilea en su época más antigua, desde el Bronce Reciente hasta la época persa; el segundo, escrito por Gianantonio Urbani, presenta la historia y la arqueología desde el período helenista hasta el primer período romano. El tercer artículo, escrito por Carmen Bernabé, se centra en la importancia del estudio de Galilea para comprender el mensaje y la actividad de Jesús de Nazaret. Santiago Guijarro escribe sobre la Galilea de los primeros seguidores de Jesús tras la muerte de este. Acaba el dosier con el artículo de Lorena Miralles, que escribe sobre Galilea y el rabinismo. Somos conscientes de que la historia de Galilea no acabó en el siglo II, sino que también fue importante en épocas posteriores, pero el espacio del dosier es limitado, y su objetivo es abarcar las épocas que tienen una relación más directa con el texto bíblico. Esperamos que sea de su interés y que disfruten en esta pequeña inmersión en Galilea.

Nº116
11 DOSSIER GALILEA
| RESEÑA BÍBLICA

Galilea en tiempos del Antiguo Testamento Del Bronce Medio a la época persa (2000-332 a.C.)

Bajo la mirada continua de Egipto, la región norte de la tierra de la Israel conocida genéricamente como Galilea vivió en tiempos del Antiguo Testamento diversos períodos, desde una floreciente cultura cananea hasta el asentamiento israelita en las tierras altas y su evolución posterior. Solo bajo asirios, babilonios y persas perdió parte de su riqueza económica y su presión demográfica.

La región norte de la tierra de Israel comenzó a ser denominada, desde muy antiguo, con el nombre genérico de Galilea. La primera vez que encontramos el nombre fuera del texto bíblico es en el templo de Karnak, en una inscripción del tiempo de Tutmosis III, que conquistó Meguido alrededor de

1475 a.C. y participó en una veintena de campañas en la región. La mención de Galilea es poco frecuente en el Antiguo Testamento, porque, de ordinario, se prefiere la referencia a las tribus israelitas concretas que heredaron esa área particular de la tierra prometida. La zona que nosotros denominamos Galilea fue dividida entre las tribus de Aser, Isacar, Neftalí y Zabulón. La primera vez que se menciona Galilea en el Antiguo Testamento es con relación a un distrito de la región montañosa de Neftalí, donde estaba situada la ciudad de Cadés (Jos 20,7; 1 Cr 7,28). En otros pasajes del tex-

to bíblico se habla en general de las “ciudades de Galilea” (Jos 20,7; 21,32; 1 Re 9,11; 2 Re 15,29; 1 Cr 6,61). También encontramos la denominación “Galilea de los gentiles” (Is 8,23; Jl 4,4 [LXX]; 1 Mac 5,15), que parece aludir a su población heterogénea como consecuencia de los diversos avatares históricos.

El nombre “Galilea” deriva de la raíz hebrea gâlîl , que significa “círculo” o “región”. Se trataba de una zona de tierras elevadas, limitada por todos sus costados, excepto el septentrional, por llanuras. Los límites territoriales de Galilea fueron cambiando con el paso de

DOSSIER GALILEA EN TIEMPOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO 12 RESEÑA BÍBLICA | Nº116
DOSSIER GALILEA EN TIEMPOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO Nº116 | RESEÑA BÍBLICA 13
Estatua de granito negro de Tutmosis III, encontrada en Karnak. Actualmente se encuentra en el Museo de El Cairo

1 Sam 3,20;

los años. Con respecto al sur de la tierra de Israel, el norte era económicamente más floreciente, demográficamente más poblado y tuvo más “pretendientes” entre los imperios cercanos. Entre las ciudades más importantes del largo período que abarca desde el Bronce Reciente a la época persa (1550-332 a.C.), destacaremos por su importancia tres de ellas: en la región más al norte –denominada más tarde “Alta Galilea”– se situaban las ciudades importantes de Hazor y Dan (el límite al norte de la tierra de Israel según la descripción tradicional, cf.

2 Sam 24,2); en la región más al sur –que se conocerá luego como “Baja Galilea”– se situaba la ciudad de Meguido. Hoy estas tres ciudades son enclaves arqueológicos fundamentales de Galilea en el período del Antiguo Testamento. Veremos en qué medida pueden iluminar los descubrimientos arqueológicos nuestra comprensión del texto del Antiguo Testamento. Para entender la idiosincrasia de Galilea y de sus gentes hay que conocer de cerca su historia: su pasado glorioso cananeo bajo el control de Egipto, el asentamiento israelita y su posterior evolución, la conquista asiria, con sus consiguientes deportaciones y repoblaciones, y el dominio babilonio y persa.

ESPLENDOR DE LA CIVILIZACIÓN CANANEA BAJO EL CONTROL EGIPCIO

El texto bíblico menciona muchos elementos étnicos que vivían en el norte de la tierra de Israel antes de la conquista israelita, como los amalecitas, hititas, jiveos, joritas, jebuseos, guirgaseos y perezeos. Sin embargo, los amorreos y cananeos parecen haber sido los más numerosos e importantes, habitando las ciudades más grandes y poderosas de la zona. Los amorreos parece que se concentraron en la región montañosa a ambos lados del Jordán, mientras que los cananeos se situaron en la llanura costera, el valle de Esdrelón y el valle del río Jordán. Por su importancia destacamos el enclave de Meguido, que fue, durante casi un siglo, una importante ciudad-Estado cananea. Los restos del esplendor de esta ciudad son aún visibles en diversos estratos arqueológicos. Su ubicación estratégica a lo largo de la Via Maris, pasillo comercial ineludible con el Próximo Oriente, hizo que los egipcios ambicionaran desde muy pronto su control.

En cuanto a Hazor, en el período del Bronce Medio (2000-1550 a.C.), fue también una de las ciudades-Estado más poderosas en Canaán, y

su rey, Ibni-Addu, jugó un papel importante en la política de la zona. En la biblioteca cuneiforme de Mari, la ciudad de Hazor aparece en veinte tablillas. Sabemos que la ciudad continuó prosperando durante el Bronce Reciente (15501200 a.C.) gracias a las cartas de Tell el-Amarna. También Dan presenta restos de un pasado glorioso cananeo: unas murallas masivas y una puerta intacta de adobe del Bronce Medio, con tres arcos completos, conocida como la “puerta de Abrahán” (Sha’ar Abraham), datada en el 1750 a.C. y considerada la construcción más antigua de su tipo en Israel y en el mundo.

Uno de los marfiles de la colección del rey de Meguido, que data del 1200 a.C.
Los faraones tenían cierta hegemonía, por medio del vasallaje, sobre los gobernantes de las ciudadesEstado cananeas.
La presencia de la administración egipcia en la tierra de Israel fue sobre todo militar
14 RESEÑA BÍBLICA | Nº116 DOSSIER

ASENTAMIENTO ISRAELITA EN LAS TIERRAS ALTAS

La naturaleza del primer asentamiento israelita en Galilea –como en el resto de Palestina– no está del todo claro. En los últimos años se han cuestionado cada vez más las teorías tradicionales de una conquista militar unificada por parte de un grupo externo (israelitas). Algunos incluso subrayan la continuidad entre la cultura material de la sociedad rural de Palestina en el Hierro I (1200-1000 a.C.) y la de la cultura urbana más antigua del Bronce Reciente (15501200 a.C.), lo que sugeriría que los antiguos israelitas surgieron de la población indígena. Otros mantienen que los cambios drásticos que tuvieron lugar en la transición entre el Bronce y el Hierro permitieron la entrada de nuevos grupos en la zona. El texto bíblico no nos da una única versión de los hechos. Por un lado, el libro de Josué relata de manera épica la conquista de Canaán por los israelitas de una manera rápida, unificada, terriblemente violenta y total (Jos 11,16-23). El libro de Jueces, desde otra perspectiva, transmite la impresión de que los antiguos israelitas tomaron posesión de la tierra durante un largo período de tiempo, con tribus individuales o grupos de tribus relacionadas que actuaban de forma independiente. Según Jue 1,30-33, los cananeos no fueron expulsados de Galilea a la llegada de los israelitas. La arqueología tampoco aporta una única versión: hay restos de destrucción en algunas ciudades en el estrato correspondiente al Bronce Reciente –de las treinta y siete ciudades que aparecen en los libros de Josué y Jueces, cinco que

han sido excavadas sufrieron una destrucción en ese período: Afeq, Betel, Hazor, Yoqneam y Laquis–, mientras que en otros lugares encontramos una continuidad en la cerámica, de manera que es imposible pensar en un “cambio cultural brusco”. Todo indica que los hechos no fueron simples.

Un hecho es indiscutible por parte de los especialistas: en el período del Hierro I (1200-1000 a.C.), cientos de pequeños poblados se construyeron en las colinas de la antigua Canaán, especialmente

en las regiones centrales. Entre ellos están Khirbet Raddana, Tell en-Nasbeh, Siló, Ay, Giloh, Izbet Sartah y otros muchos. Se trata de asentamientos pequeños –de aproximadamente una hectárea–, sin fortificar, sin edificios públicos y con una cultura material bastante rudimentaria. El patrón de algunos de estos yacimientos apunta al origen de sus habitantes como pastores nómadas que convivieron con los cananeos durante un período de tiempo. Para una gran mayoría se trata de los israelitas.

Puerta tridente del s. IX a.C. de Meguido
Nº116 | RESEÑA BÍBLICA 15
GALILEA EN TIEMPOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO.

En el caso de Hazor, los restos arqueológicos apuntan a que, al final del Bronce Reciente (1550-1200 a.C.), la ciudad fue terriblemente destruida. Según el texto bíblico, fue la llave principal para el establecimiento de Israel en el norte de Canaán. La Biblia narra el enfrentamiento entre el rey de Hazor, Yabín, y el líder israelita Josué. Señala que este reino era el centro de una coalición de pequeños Estados –capital de los reinos cananeos– y que la ciudad fue conquistada e incendiada (Jos 11,10). Las excavaciones de Hazor han subrayado cómo una feroz conflagración marcó el final de la ciudad cananea: una gruesa capa de cenizas y madera carbonizada, a una profundidad de noventa centímetros, atestigua la intensidad del incendio. Estos restos de la destrucción son visibles en las paredes del palacio monumental de Hazor. Junto al incendio, hay restos también de violencia: las estatuas del palacio fueron deliberadamente destruidas o mutiladas. Solo cuatro grupos activos en ese momento podrían haber destruido

Hazor: uno de los Pueblos del Mar, una ciudad cananea rival, los egipcios o los primeros israelitas. Como algunas de las estatuas mutiladas son egipcias y cananeas, debemos descartar a estos dos pueblos.

En cuanto a Meguido, el texto bíblico –de corte épico– incluye a su rey entre los gobernantes cana-

neos derrotados por Josué en su conquista (Jos 12,21). Parece que no fue así, pues los estratos que marcan destrucción son de otra época, diversa a la tradicional de la conquista. Tanto el palacio del gobernante como el templo principal fueron destruidos en un episodio único por una terrible conflagración en torno al 1000 a.C. (Hierro I). Destacan las paredes de adobe de las estructuras, enrojecidas por el calor y ferocidad del fuego. Esta destrucción total de la próspera ciudad-Estado separa los estratos de la era cananea y los de la ciudad israelita, construida sobre las ruinas del estrato anterior. Hay dos tendencias entre los investigadores: unos afirman que este estrato fue destruido en un terremoto masivo; otros sostienen que la ciudad fue destruida en un ataque enemigo, concretamente de los Pueblos del Mar. De hecho, en Meguido se ha encontrado cerámica de estilo filisteo. ¿Y los israelitas? Según el testimonio del libro de los Jueces, convivían con los cananeos en aquel lugar. En el libro de los Jueces, en el famoso “Canto de Débora”, se nos habla de la batalla que tuvo lugar en la región de Ta‘anak y Meguido, donde los israelitas lucharon contra los cananeos (Jue 5,19-21). En algunos enclaves importantes se han descubierto restos de vasijas de cuello de collar, típicamente israelitas, en

los estratos de este período junto a restos cananeos, lo cual apuntaría a esa convivencia.

¿VESTIGIOS DE LA MONARQUÍA UNIDA EN GALILEA?

El texto bíblico nos habla del período glorioso o edad de oro de la historia de Israel: la monarquía unida de David y Salomón. Las impresionantes conquistas de David habrían requerido una organización, unos recursos humanos y un armamento verdaderamente grandiosos que habrían dejado vestigios materiales en la región. De igual manera, las magníficas construcciones hechas por Salomón de las que da cuenta el texto bíblico tendrían que haber pervivido de algún modo. En 1 Re 9,11 se dice que el rey Salomón entregó a Jirán, rey de Tiro, veinte ciudades en la tierra de Galilea en gratitud por su aportación en madera y oro para la construcción del Templo. También nos dice el texto bíblico que Salomón “se hizo construir un palacio, fortificó Jerusalén y reconstruyó numerosas plazas fuertes, como Hazor, Meguido y Guézer” (1 Re 9,15). En Hazor salió a la luz la estructura de una puerta defensiva que fue datada en el siglo X a.C. La estructura se asemejaba a otras dos en Meguido y en Guézer. Recientemente, hay algunos autores, partidarios de la llamada

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Un hecho es indiscutible por parte de los especialistas: en el período del Hierro I (1200-1000 a.C.), cientos de pequeños poblados se construyeron en las colinas de la antigua Canaán, especialmente en las regiones centrales

“cronología alta”, que han puesto en entredicho esta datación, prefiriendo el período correspondiente a la dinastía de Omrí, en el siglo IX a.C. La discusión continúa en nuestros días.

Las edificaciones eran un tipo de construcción monumental para el acceso a la ciudad con una carac-

terística común: tres cámaras a cada lado de la puerta, de ahí que se conozcan como “puertas de seis cámaras”. Para una gran mayoría de arqueólogos, la evidencia estratigráfica y cerámica de Hazor, Meguido y Guézer indica que las tres puertas pertenecían a la Edad de Hierro, y sus planes idénticos

sugieren que fueron construidas más o menos al mismo tiempo. En Meguido encontramos también restos de varios palacios-fortaleza con mampostería de sillares bien labrados y una pared de casamatas que pueden reflejar las actividades de construcción del rey Salomón en la que fue una de sus ciudades rea-

Arriba: Plano de las tres puertas salomónicas puestas en relación por Yigael Yadin

Abajo: Vista aérea de Hazor. © Cortesía de Amnon Ben-Tor, Selz Foundation Hazor Excavations

magníficas construcciones hechas por Salomón de las que da cuenta el texto bíblico tendrían que haber pervivido de algún modo

Las impresionantes conquistas de David habrían requerido una organización, unos recursos humanos y un armamento verdaderamente grandiosos que habrían dejado vestigios materiales en la región. De igual manera, las
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GALILEA EN TIEMPOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO.

les (cf. 1 Re 9,15). Se encontraron, además, capiteles proto-eólicos.

ESPLENDOR ECONÓMICO E IDOLATRÍA BAJO

LA MIRADA DE EGIPTO

Tras el período de los reinados de David y Salomón, en que todo Israel fue gobernado desde Jerusalén, las tribus del Norte –cansadas de las exigencias fiscales de Roboán, hijo de Salomón– se separaron de las tribus del Sur. Las relaciones internacionales de los reyes de Israel con los reinos e imperios vecinos han dejado numerosas inscripciones, crónicas y cartas de un valor inestimable desde el punto de vista arqueológico. El texto bíblico, más preocupado del aspecto religioso, deja en mal lugar al reino de Israel, en general, y al reinado de la dinastía omrita, en particular. Muchos autores coinciden en afirmar que, en el reino del Norte, la desintegración social se dio la mano con la descomposición religiosa. En Betel y en Dan, el rey Jeroboán instituyó una forma cismática de culto bajo la forma de toro (Baal), lo que constituyó una vuelta a las creencias y prácticas religiosas

cananeas. Se construyeron altozanos similares a los de épocas anteriores. Un altozano interesante fue el que se descubrió en la excavación de Tel Dan, datado en los siglos X-IX a.C., en los días del Jeroboán. Tiene un gran podio o altar al que se llega por medio de unos escalones monumentales bien cincelados. Otros altozanos similares fueron descubiertos en Tell el-Far'ah (antigua Tirsá), Ta'anak, Geshur, Berseba y Arad. En Dan destaca singularmente el descubrimiento de la Estela de Dan: tres fragmentos de basalto con una inscripción escrita en arameo. Parece que la estela fue realizada por Jazael de Damasco, que alardea de sus victorias sobre el rey de Israel (en torno al 835 a.C.) y su aliado, el rey de la “casa de David”. Era la primera vez que el hombre de David y su dinastía aparecían fuera del texto bíblico, demostrándose así que la existencia del rey de Judá y su fama no eran una invención literaria posterior. En Meguido se descubrieron también dos sellos importantes de este período: el sello de Asaf y el de “Shemá, siervo de Jeroboán”.

De acuerdo con el texto bíblico y los datos arqueológicos, las principales ciudades de la dinastía omrita fueron Samaría –convertida en la capital del reino–, Jezrael, Hazor, Guézer y Meguido. La ciudad de Hazor creció sobremanera con la dinastía omrita con nuevas murallas, edificios oficiales y un sistema de suministro de agua con un túnel de cuarenta metros para acceder a una fuente sin salir de las murallas, e incluso una ciudadela. La ciudad dobló su área, ejerció un papel importantísimo en las relaciones comerciales con los fenicios, mejoró notablemente el nivel de vida y se incrementó la población.

Si bien Egipto nunca dejó de tener una cierta “supervisión” sobre la zona, a finales del siglo X a.C. (en torno al 925) vuelve a aparecer en escena. El faraón Sisac –conocido también como Shoshenk en inscripciones egipcias– lanzó una agresiva incursión contra el norte de Israel, en general, y Meguido, en particular. El texto bíblico lo recoge en 1 Re 14,25-26. Una inscripción triunfal encargada por Sisac para los muros del templo de Karnak enumera ciento cincuenta ciu-

Estela de Dan, s. IX a.C.
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De acuerdo con el texto bíblico y los datos arqueológicos, las principales ciudades de la dinastía omrita fueron Samaría –convertida en la capital del reino–, Jezrael, Hazor, Guézer y Meguido

te. Podemos afirmar que, entre los años 835 y 800 a.C., el reino de Aram-Damasco dominó las zonas más altas del valle del Jordán, importantes zonas del nordeste de Israel y devastó algunos centros administrativos israelitas estratégicos en el valle de Jezrael. Con todo, la ocupación siria de Israel no duró mucho tiempo.

GALILEA EN HORAS

BAJAS: BAJO LOS ASIRIOS, BABILONIOS Y PERSAS

En el 732 a.C., el rey Tiglatpiléser III conquistó Meguido –hecho este contado también por las crónicas asirias– y años más tarde Samaría. Con la caída de la capital (721 a.C.) se dio por conquistado el reino del Norte. La ciudad de Meguido fue reconstruida como capital de provincia del Imperio asirio, junto con Dor y Samaría. En Meguido se aprecian hoy restos asirios importantes: un palacio-fortaleza del

gobernador asirio, edificios públicos, una construcción octogonal de la ciudad y una ordenación urbanística en manzanas rectangulares. Según el texto bíblico, tras la conquista asiria se produjo una deportación de gran número de habitantes de la zona, sobre todo las élites políticas, económicas y religiosas (cf. 2 Re 15,29). Esta deportación, confirmada por fuentes extrabíblicas, afectó al territorio de Galilea. La evidencia arqueológica corrobora fuertemente la bíblica y los informes asirios de despoblación: Galilea estuvo bastante deshabitada desde finales del siglo VIII a.C. hasta la época persa. La prospección de superficie de ochenta y tres yacimientos de la Baja Galilea y algunas excavaciones han aportado muy poca evidencia cerámica de los siglos VII y VI a.C., en contraste con cantidades considerables para los períodos anteriores. Hazor, por

dades y pueblos devastados en el curso de la operación, localizados en el sur, a lo largo y ancho del país de las colinas y más allá del valle de Jezrael y la llanura litoral. Las ciudades cananeas de Rejob, Beisán, Taanac y Meguido aparecen en la lista como objetivos de las fuerzas egipcias. Se ha encontrado en Meguido un fragmento de una estela triunfal que lleva el nombre de Sisac y que posiblemente fue erigida por él para dejar constancia de su hazaña. En el siglo IX a.C. también tuvo lugar una invasión de Israel menos conocida: la invasión siria por parte de Jazael de Damasco, tal como se recoge en el texto bíblico (2 Re 10,32-33) y según se registró en la famosa Estela de Dan, mencionada antes. Esta invasión fue devastadora y debilitó mucho el poder del reino del Nor-

Puerta tridente de Hazor del s. IX a.C. Al fondo, vista del palacio real

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GALILEA EN TIEMPOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO.

ejemplo, revela una disminución dramática en la población después del siglo VIII a.C. Si esto es así, la repoblación con gente venida del este de Mesopotamia (cf. 2 Re 17,24) no parece que fuera masiva: una especie de colonización. Con todo, la despoblación no fue total, ya que los registros bíblicos de las actividades del reino del Sur ocasionalmente mencionan galileos (cf. 2 Re 21,19; 23,36; 2 Cr 30,10-11; 34,6). Junto a la deportación, muchos habitantes del norte se desplazaron al sur como refu-

giados, huyendo del yugo asirio, lo que provocó un gran crecimiento demográfico del reino de Judá y una auténtica evolución social.

La región de la Baja Galilea fue destruida tras la campaña de Tiglatpiléser III y no fue repoblada hasta el período persa. Tras cien años de dominio, el Imperio asirio se fue desmoronando paulatinamente ante el ascenso imparable de los babilonios. El faraón Necao II salió en ayuda de sus aliados asirios en su enfrentamiento con los babilonios. Mientras tanto, el rey

Derecha: Cilindro de Ciro, s. VI a.C. conservado en el British Museum. La inscripción confirma que Ciro permitió a los cautivos en Babilonia regresar a sus tierras nativas

Abajo: Altozano en Dan, s. X a.C. Cortesía de Carmen Bernabé

Josías de Judá, aprovechando el vacío de poder, decidió invadir las provincias asirias del norte con el fin de recuperar el esplendor de la monarquía unida. En el 608 a.C., el faraón llamó al rey Josías para que acudiera a Meguido en lo que puede considerarse, en toda regla, una emboscada. Allí Josías fue asesinado, y con su muerte quedaron frustradas todas las esperanzas puestas en este rey, que era visto como un “nuevo David” (cf. 2 Re 23,28-30; 2 Cr 35,2024). La batalla decisiva tuvo lugar en Carquemis (605 a.C.). Los ejércitos asirio y egipcio fueron derrotados, y las regiones de Siria y la tierra de Israel, incluyendo Galilea, pasaron a ser dominadas por los babilonios. El dominio babilonio se extendió durante algo más de sesenta años, hasta que Ciro el Grande conquistó Babilonia (539 a.C.), y la tierra de Israel pasó a formar parte del Imperio persa, situación que se prolongó hasta la conquista de Alejandro Magno (332 a.C.).

Parece que la reocupación de la región en la época persa, tras un período de escasa presencia, se realizó casi exclusivamente en

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DOSSIER

sitios estratégicos situados en lo alto de las colinas, escogidos para controlar los principales corredores de tránsito hacia y a través de Jezrael. Eran puramente militares o administrativos, produciéndose lo que algunos han llamado “atenuación de la vida urbana”. Sabemos que Galilea, junto con el resto de Palestina, formó parte de la gran satrapía persa conocida como

Transeufratina (Esd 4; 8,36; Neh 2,7.9). Sabemos que, mientras la provincia de Yehud, en el sur, gozaba de cierta autonomía, el norte era directamente gobernado por el Imperio. Debido a que las fuentes bíblicas de este período tratan casi exclusivamente de Jerusalén y del sur, nuestro conocimiento de Galilea es extremadamente limitado. Asimismo, los restos arqueológicos de la época son relativamente poco frecuentes o estudiados. La ausencia de información directa dificulta nuestro intento por reconstruir las relaciones oficiales de la región, identificar su capital –algunos sugieren Meguido y otros Cadés– o caracterizar su composición étnica. De este período destaca la excavación de Cadés (Tel Kedesh), donde ha salido a la luz un edificio administrativo persa reutilizado más tarde por los griegos. Un sello de origen persa y numerosa cerámica han permitido su datación. Este centro administrativo sugiere una cierta relación con los fenicios. Hay incluso quien afirma que Fenicia ejerció un cierto control administrativo sobre Gali-

lea en este período. En la Alta Galilea, en la cima del monte Mizpe Yammin, salieron también a la luz restos de un santuario fenicio fortificado de finales del siglo VI o principios del V a.C. A esto se une que la cultura material, más parecida a la que encontramos en la costa fenicia que a la de Samaría y, por supuesto, que a la de Judá, indica una población mixta que incluía un número importante de fenicios o, al menos, con gran influencia fenicia. Al final del período persa, por tanto, tenemos en Galilea una población más menguada que en los períodos anteriores y de carácter mixto, que parece responder bien a la imagen de algunos textos veterotestamentarios que la denominan “Galilea de los gentiles”.

BIBLIOGRAFÍA

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> I. FINKELSTEIN / N. SILBERMANN, La Biblia desenterrada. Una nueva visión arqueológica del Antiguo Israel y de los orígenes de sus textos sagrados, Siglo XXI, Madrid 2003.

> E. M. MEYERS (ed.), Galilee Through the Centuries: Confluence of Cultures, Eisenbrauns, Wynona Lake 1999.

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Parece que la reocupación de la región en la época persa, tras un período de escasa presencia, se realizó casi exclusivamente en sitios estratégicos situados en lo alto de las colinas
GALILEA EN TIEMPOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO.

Galilea en tiempos del Nuevo Testamento Del período helenista al primer período romano

Galilea, como región bien delimitada y zona de paso entre el mar Mediterráneo y la provincia de Arabia, es presentada en el momento del anuncio del reino de Dios como un entorno muy fructífero e interesante. El desarrollo ya iniciado en la Antigüedad y consolidado con la llegada de la administración helenista y luego romana hizo que este territorio fuese muy popular gracias a las importantes vías de comunicación. Sobre todo, una vía, la Via Maris, que partía de Egipto hacia el norte. Uno de sus ramales era el de la llanura de la Baja Galilea, en particular en el valle de Jezrael o Esdrelón, en donde en la Antigüedad ya existían algunas colinas destacadas por su importancia estratégica, militar y religiosa. Entre estas colinas estaba el monte Itabyrion, antiguamente lugar de veneración del dios Zeus y más tarde (siglo IV d.C.) lugar de la transfiguración de Jesús en el monte Tabor.

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Jerusalén

El primer período romano es el tiempo en el que se sitúan los hechos relacionados con las narraciones del Nuevo Testamento. Uno de los testimonios históricos más destacados del ambiente, la economía y la sociedad de esta época lo encontramos en los escritos de Flavio Josefo. En ellos se definen los límites y las características de la región de Galilea. Por ellos sabemos que el territorio estaba dividido en dos partes, la Alta Galilea y la Baja Galilea. El extremo oeste lo definía la línea orográfica del monte Carmelo. El extremo sur se había fijado en la ciudad de Escitópolis. En la fron-

tera este se encontraban Hippos, Gadara y la región de Gaulanítide. Al norte estaba la región de Fenicia y Siria. “A pesar de tener esta modesta extensión [menos de 1000 km2] y de estar rodeada de muchos pueblos extranjeros, las dos Galileas siempre se habían defendido de cualquier intento de invasión enemiga. Los galileos habían sido guerreros desde temprana edad y siempre habían sido numerosos…” Flavio Josefo describe a sus habitantes con un carácter fuerte, y añade: “Era todo fértil y rico en pastos y árboles de toda clase, de modo que tanta fertilidad animaba a los que menos se inclinan a trabajar en el campo. Por lo tanto, todo es cultivado por los habitantes y no hay rincón que no esté trabajado. De hecho, hay muchas ciudades y pueblos muy poblados debido al bienestar, de modo que el más pe-

queño de ellos tiene más de quince mil habitantes” (La guerra de los judíos 3,35-43).

Los textos evangélicos coinciden con esta presentación del historiador judío, y nos ofrecen páginas completas en las que se describe el entorno agrícola y rural de Galilea, la región lacustre-marítima de Genesaret –en los textos se cita con distintos nombres–, pero también la presencia de ciudades con un alto nivel de vida y de negocio. Por ejemplo, en el evangelio de Lucas leemos: “Jesús volvió a Galilea con el poder del Espíritu y su fama se extendió por toda la región. Enseñaba en sus sinagogas […] luego bajó a Cafarnaún, una ciudad de Galilea […] mientras la multitud se reunía a su alrededor para oír la palabra de Dios, Jesús, de pie junto al lago de Genesaret, vio dos barcas” (Lc 4,14-15.31; 5,1).

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DOSSIER GALILEA EN TIEMPOS DEL NUEVO TESTAMENTO

Galilea cambió con la conquista romana en el 63 a.C. y el posterior reinado de la familia de Herodes. La población judía local tuvo un serio enfrentamiento con la nueva administración y se formaron bastiones de líderes y rebeldes que se enfrentaban al nuevo estatus impuesto por la legislación romano-herodiana. De hecho, Herodes el Grande (37-4 a.C.), siendo gobernador de Galilea, se encontró con una gran resistencia en el territorio de Arbel, cerca del lago de Galilea, cuando intentó hacerse con el control de una guarnición asmonea que se encontraba en Séforis. La misma resistencia que había en el lugar tras la muerte del monarca cuando unos bandidos galileos pasaron a fuego y espada la ciudad de Séforis y esclavizaron a la población romana. Estas luchas marcaron a la población local y aumentaron el resentimiento hacia la presencia de la administración romana. Tras la muerte de Herodes el Grande, su hijo Herodes Antipas (4 a.C.-39 d.C.) le sucedió como tetrarca de Galilea y Perea. Reconstruyó la ciudad de Séforis y fundó la ciudad de Tiberíades hacia el año 19 d.C. Tanto Séforis como Tiberíades se convirtieron en importantes centros de reuniones, intercambios comerciales, sedes de personalidades y notables del pueblo. Especialmente Séforis, por su herencia helenista. Entre el siglo III-II a.C., el rey seléucida Antíoco III el Grande (223-187 a.C.), que venció al general ptolomeo Scopas en el 200 a.C., construyó allí una fortaleza desde donde los seléucidas controlaban toda la región. La llegada del general romano Pompeyo, que conquistó el país en el 63 a.C., dejó a Séforis bajo la administración asmonea, con el rey Alejandro

cambió con la conquista romana en el 63 a.C. y el posterior reinado de la familia de Herodes. La población judía local tuvo un serio enfrentamiento con la nueva administración y se formaron bastiones de líderes y rebeldes que se enfrentaban al nuevo estatus impuesto por la legislación romanoherodiana

Janeo y sus sucesores. En la colina de esta ciudad se construyeron muchos edificios y las carreteras, todavía hoy, se encuentran en perfectas condiciones. ¡Se puede caminar sobre la historia antigua con la seguridad de que nuestros pies pisan las piedras por las que transitaron los protagonistas de la historia bíblica!

La arqueología ha demostrado que gente de todo Oriente acudía a la ciudad de Séforis tanto para hacer transacciones comerciales como para trabajar. Podemos

suponer, por ejemplo, que el carpintero José de Nazaret pudo haber frecuentado esta ciudad para realizar trabajos de carpintería, arreglo de techos, instalación de materiales tanto de madera como de hormigón.

Se puede ir de Nazaret hasta Séforis caminando por la carretera en un par de horas. Esta proximidad y el sistema administrativo de la ciudad atrajeron a muchos artesanos y jornaleros a trabajar en este importante centro de Galilea. En la historia posterior de Séforis es en donde se puede entender su importancia. Las estructuras públicas evolucionaron hacia un trazado urbano regular con cardo y decumano –ejes viales principales norte-sur y este-oeste, respectivamente–, calles empedradas, edificios administrativos, un teatro con casi cinco mil asientos, mosaicos y decoraciones extraordinarias. La población mixta de judíos, cristianos y paganos hizo que esta polis –ciudad en el sentido grecorromano– alcanzara su máximo esplendor, a pesar de un fuerte terremoto que la asoló en el año 363 d.C.

Un territorio muy importante para los estudios del Nuevo Testamento es la región del lago de Galilea, una cuenca de agua lacustre alimentada de forma permanente por el río Jordán, que garantiza la seguridad y prosperidad de la vida. Gran parte del tiempo dedicado a su ministerio itinerante, Jesús pasó alrededor del lago de Galilea y se instaló de manera decisiva en Cafarnaún, dando vida a un “cuartel general” que reguló la misión y la enseñanza como Maestro (rabino), algo fuera de los esquemas tradicionales del judaísmo galileo.

Galilea
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En cuanto al clima del lago de Galilea –a menudo llamado “mar” debido a sus condiciones–, el calor favorece el crecimiento de plantas tropicales. A lo largo de las orillas del lago hay tortugas terrestres, galápagos, camarones de agua dulce y dafnias. Hay muchas aves, y el pescado es abundante. En el siglo XIX, el naturalista H. B. Tristram afirmó: “La densidad de bancos de peces en el mar de Galilea es difícilmente imaginable para cualquiera que no los haya visto. A menudo, estos cardúmenes se extienden por una hectárea o más, moviéndose lentamente en masa, y son tan tupidos, con las aletas dorsales de los peces en la superficie del agua, que desde cierta distancia sugieren un aguacero violento que ondula la

superficie” (La historia natural de la Biblia, 1889).

Las tormentas repentinas, especialmente en invierno y en los períodos de transición de las estaciones, el viento y el aire constantes, especialmente por las tardes, recuerdan algunos hechos evangélicos, como aquellos en los que se vieron envueltos Jesús y sus discípulos (cf. Mt 8,24; 14,24). Por ejemplo, en Magdala, cada tarde se puede presenciar un aumento importante de la brisa proveniente del valle del Colombe –en árabe, Wadi Hammam– debido a la depresión jordana –estamos a -212 m bajo el nivel del mar Mediterráneo–, siendo la temperatura del aire mucho más elevada que en las tierras altas y montañas circundantes. Esto

provoca perturbaciones atmosféricas bruscas con un aumento repentino en el nivel del lago.

Uno de los lugares más interesantes bañados por el lago es Magdala. Hoy disponemos de abundantes informes arqueológicos que describen las excavaciones realizadas en los últimos cincuenta años por los arqueólogos franciscanos V. Corbo, S. Loffreda y S. De Luca, por encargo del Studium Biblicum Franciscanum, de Jerusalén, que han aportado nueva luz a esta importante región. La fuerte huella urbana de esta ciudad-puerto de Magdala permite subrayar la presencia de tráfico caravanero y comercial este-oeste y la importancia del desembarco de Magdala como uno de los más po-

Calzada romana de Magdala

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pulares. Los hallazgos, entre pesos netos, sellos, monedas, restos de mosaicos y las propias estructuras del lugar, permiten afirmar que se trataba de una ciudad en la que se concentraba gran parte de la vida social del lago. El cardo máximo –hecho de piedras de basalto, ahora visible en el sitio del área franciscana–; la sinagoga, que data del siglo I; los desembarcaderos marítimos, con amarres de diferentes épocas aún visibles; los balnearios, organizados según la impronta grecorromana; un magnífico gimnasio de cuatro lados, y una importante zona residencial, hacen de Magdala uno de los principales pueblos del lago en la época de los relatos del Nuevo Testamento. Flavio Josefo habla de ello con gran interés y nos muestra que, durante muchos años, este sitio había sido subestimado y poco considerado.

Numerosos historiadores romanos la consideraban una ciudad única para la economía del lago. A la luz de los descubrimientos arqueológicos podemos decir que Magdala actuó como población principal para el desembarco de barcos de pesca y fue el centro principal para el alquiler de barcos utilizados para diferentes propósitos.

Popularmente se llama al lago con el nombre de la ciudad hoy más extensa y habitada, Tiberíades,

pero en la época de su fundación no era así. El historiador Flavio Josefo nos ofrece este dato: “Habiendo alcanzado un alto grado de amistad con Tiberio, el tetrarca Herodes [Antipas] hizo construir una ciudad [entre el 18 y el 20 d.C.] a la

que llamó Tiberíades por el nombre del emperador, eligiendo un lugar entre los más fértiles de Galilea, a orillas del lago de Genesaret”. Esto nos permite suponer que en los hechos narrados en el Nuevo Testamento hubo otros escenarios para el centro del anuncio del Reino y, por tanto, la investigación permanece abierta hasta el día de hoy.

Los escritos de Flavio Josefo nos hablan de otra localidad que es Genesaret, el antiguo sitio de Kinnéret. Hoy podemos afirmar que Tiberíades fue una gran ciudad, y la mayor parte de las relaciones tardorromanas y judías giraron en torno a ella. Tanto los edificios identificados y excavados como las

Valle de Jizreel-Esdrelón visto desde el monte Tabor (Iglesia de la Transfiguración)

Las tormentas repentinas, especialmente en invierno y en los períodos de transición de las estaciones, el viento y el aire constantes, especialmente por las tardes, recuerdan algunos hechos evangélicos
26 RESEÑA BÍBLICA | Nº116 DOSSIER

40 a.C.

fuentes bíblicas dan testimonio de ello. De acuerdo con las intenciones del tetrarca Herodes Antipas (4 a.C.-39 d.C.), Tiberíades ocupó el lugar de la antigua capital de Galilea, Séforis. La ubicación de la ciudad, desde el punto de vista religioso, no era la mejor, porque se encontraba en una zona de enterramiento, lo que suponía un obstáculo para la población judía que tenía que vivir allí y, en consecuencia, creaba muchos problemas para la administración romana. Con la presencia de un mercado organizado, un teatro, un estadio, un gran edificio público y una sinagoga, Tiberíades desbancó a Séforis.

Cerca de Kinrot, una colina natural que se inclina abruptamente hacia abajo por todos los lados, excepto por la ladera norte del lago, había una serie de capas muy antiguas de tierra y escombros que luego fueron excavadas y desenterradas. Gracias a su posición estratégica, Tel Kinrot controlaba una rama de la Via Maris , la principal ruta comercial que servía de enlace entre Egipto y Siria. Además de su importante posición, sus recursos naturales favorables, así como los manantiales perennes y la fértil llanura de Ginosar, Tel Kinrot era un lugar muy importante para los habitantes de la región.

Tel Kinrot o Tell el-‘Oreimeh fue identificada con la ciudad bíblica de Kinnéret por Gustaf Dalman en 1921 y William Foxwell Albright en 1923. La identificación se basó en el hecho de que Tel Kinrot / Tell el-‘Oreimeh era la única ciudad principal y fortificada, sitio arqueológico en la orilla occidental del lago Kinnéret, con huellas del período del Hierro y del Bronce. Aunque el topónimo Kinnéret (o Kinrot/Kinnerot) aparece varias veces en la Biblia, solo un testimonio lo identifica con una ciudad, el de Josué cuando enumera las ciudades fortificadas de la región (Jos 19,35). En otros pasajes, Kinné-

En 1986, con motivo de una bajada del nivel del lago, emergió la proa de una embarcación que fue inmediatamente identificada como un barco antiguo por su estructura y algunos objetos que contenía. El barco se dató aproximadamente en el año
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GALILEA EN TIEMPOS DEL NUEVO TESTAMENTO.

ret designa el lago (Yam Kinnéret) en Nm 34,11; Dt 3,17; Jos 13,27. Por tanto, esta localidad dio nombre al lago de Kinnéret o Genesaret.

En 1986 tuvo lugar un gran descubrimiento entre la llanura de Ginosar (Genesaret) y Magdala. Con motivo de una bajada del nivel del lago, emergió la proa de una embarcación que fue inmediatamente identificada como un barco antiguo por su estructura y algunos objetos que contenía. El barco se dató aproximadamente en el año 40 a.C., basándose en la datación por radiocarbono 14. Además, se encontraron restos de cerámica, como una olla, unos clavos y una lamparilla, que fueron datados entre el 50 a.C. y el 50 d.C. Según las técnicas de construcción del casco y la evidencia de su uso frecuente y de reparaciones repetidas, los expertos llegaron a la conclusión de que el barco había estado en uso

varias décadas, quizás casi un siglo. El estado de conservación del casco era bueno, ya que siempre había estado cubierto por un barro que evitaba la descomposición bacteriana. Hoy en día, el barco se conserva cuidadosamente en el kibbutz Ginosar, y periódicamente es objeto de estudios y de investigaciones que permiten especular sobre la vida de los pescadores y la economía del lago. Se trata de un hallazgo arqueológico muy importante para comprender la economía de la pesca y el procesamiento del pescado, pero también como medio de transporte a “la otra orilla”, que se cita con frecuencia en los evangelios (cf. Mc 4,35; Mt 8,18; Lc 8,22). La identificación fue reforzada con el descubrimiento en Magdala de un mosaico romano encontrado en el suelo de una terma en la que se dibuja una embarcación típica del siglo I.

Vista aérea de Hippos-Sussita desde el este

HIPPOS

En el lado este del lago, la ciudad helenístico-romana y luego bizantina de Hippos o Sussita, también llamada Antioch-Hippos, se caracteriza por su posición envidiable, situada en la montaña, en una meseta de 350 m. Formaba parte de la Decápolis –la confederación de diez ciudades libres situadas cerca Hippos

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se identificada como embarcadero marino al pie de la colina, que, desde abajo, se asemejaba a un caballo. De hecho, el nombre, tanto en griego como en hebreo, está relacionado con el caballo

de la frontera oriental del Imperio romano–, de las cuales Gerasa, Gadara y Escitópolis –hoy BetSeán– eran las más destacadas. Al visitar estas antiguas ciudades de la Decápolis, uno se da cuenta de la universalidad de las relaciones, los intercambios y los cultos. Hippos, la ciudad que no podía permanecer oculta (Mt 5,14), se identificaba como embarcadero marino al pie de la colina, que, desde abajo, se asemejaba a un caballo. De hecho, el nombre, tanto en griego como en hebreo, está relacionado con el caballo.

El antiguo puerto de Hippos fue investigado por Mendel Nun, un pescador del cercano kibbutz Ein Gev, que durante años realizó una extensa investigación en torno al

mar de Galilea y la economía de la pesca. Nun creó un museo de las actividades de los pescadores y de las anclas que aún hoy se puede visitar. Entre sus afirmaciones, Mendel Nun sostiene que Hippos: nos revela un mundo hasta ahora desconocido. El conocimiento de los pasajes bíblicos sobre la pesca y los fenómenos naturales en el lago de Tiberíades. Una población que demuestra que las parábolas y los relatos evangélicos tienen un valor histórico único, a pesar de todos los cambios sufridos por los textos originales por razones teológicas o de otro tipo. Este es el mundo de los

pescadores judíos que vivieron y trabajaron en el mar de Galilea durante el período del final del Segundo Templo. La imagen que surge es auténtica, rica en su sencillez, dinámica y concentrada en la búsqueda de respuestas a la pregunta fundamental de la vida.

A los numerosos embarcaderos –hoy podemos verlos en el sitio de Magdala– hay que añadir los rompeolas, porque el lago se convierte muchas veces en un mar tormentoso. La llegada del viento del este, llamado sharkia –del árabe shark , que significa “este”–, produce, sobre todo en invierno, una fuerte tormenta. Un testimonio detalla-

TRADUCCIONES ARAMEAS DE LA BIBLIA

Los targumim del Pentateuco

V. Deuteronomio

verbodivino.es

Miguel Pérez Fernández GALILEA EN TIEMPOS DEL NUEVO TESTAMENTO.

do lo encontramos en los textos de Lc 8,22-25; Mt 8,23-27 y Mc 4,35-41. Quien va al lago en invierno puede ver personalmente este fenómeno atmosférico tan particular.

CAFARNAÚN

La identificación del sitio de Talhum con la antigua Cafarnaún no fue muy bien acogida por los topógrafos del siglo XIX. De hecho, algunos eruditos identificaron Cafarnaún con Khirbet al-Minyeh, una ciudad en ruinas en el valle de Ginosar.

Las excavaciones e investigaciones superficiales de Talhum han sacado a la luz los indicios apuntados por las fuentes literarias. Además, los dos edificios públicos de Talhum, la sinagoga y la casa tradicional de san Pedro, corresponden a las coordenadas geográficas de la antigua Cafarnaún, según las indicaciones proporcionadas por los peregrinos, que la ubican a dos millas de Tabgha, a dos millas de Corozaín, según Eusebio de Cesarea. El

primer trabajo importante de remoción y arreglo de las ruinas de Cafarnaún lo realizó el profesor G. Orfali. El arqueólogo se encontró ante un montón de escombros, entre los que se podían ver restos de capiteles, decoraciones, fragmentos de mármol blanco que se mezclaban con los materiales tallados y trabajados en basalto, la piedra típica de la zona del lago. Tenemos los datos detallados en el informe de la excavación de Cafarnaún de los franciscanos V. Corbo y S. Loffreda, que señalan los resultados de un lugar en plena actividad y florecimiento comercial durante el siglo I d.C.

Cafarnaún es el nombre semítico de la aldea, que se llamaba Kefar Nahún, la aldea (kefar) de Nahún, nombre propio, tal como sugieren las fuentes rabínicas y una inscripción encontrada en la sinagoga de Hammat Gader, en el sudeste del mismo lago Tiberíades. La llamada “casa de Pedro” en Cafarnaún, conocida como la insula sacra , es descrita por el padre V. Corbo en el

Informe de excavación de Cafarnaún con estas palabras:

La excavación de la ínsula sagrada nos permitió trazar un plano más exacto y completo de un edificio octogonal, ya parcialmente excavado a principios de siglo. A través del hallazgo de una pila bautismal en el lado este se pudo constatar el carácter cristiano del edificio, que –según los hallazgos– debe datarse hacia principios de la época bizantina, tardorromana, cuya nota distintiva está constituida por una domus Ecclesia (lugar, a modo de casa particular, donde la gente se reunía para rezar), separada del resto de la ciudad por una imponente muralla. A partir de este nivel se han practicado varias trincheras a través de las cuales era posible seguir la larga historia de esta ínsula desde el período helenístico tardío.

Cesarea Marítima
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Sobre la base de los hallazgos arqueológicos y fuentes literarias, una de estas humildes casas ha sido identificada como la casa de san Pedro. En torno a esta casa, ya transformada en domus Ecclesia en la antigua época romana, vivió interrumpidamente una comunidad de judeocristianos hasta que los bizantinos desmantelaron los antiguos edificios para erigir un edificio más armonioso y de planta central.

Los grafitis encontrados en las paredes de la sala identificada como parte de la casa del apóstol son claves. En ellos encontramos datos sobre las visitas de los primeros peregrinos. Así, leemos expresiones como: Kyrie eleison , “Amén”, “el Señor […] el Altísimo”, “Misericordia”, “Piedad”, Petrus Testigos de la antigüedad del sitio son las lámparas de aceite herodianas, muchas de las cuales se encuentran en las habitaciones y se pueden ver en el museo del Studium Biblicum Franciscanum , en

BIBLIOGRAFÍA

Jerusalén. Usando una expresión de S. Loffreda, expresan el testimonio de “luz y vida” en la vida cotidiana de Cafarnaún.

CESAREA MARÍTIMA

El territorio de Galilea estaba íntimamente conectado con Occidente a través del puerto de Cesarea Marítima (la antigua Torre de Straton). Esta localización en el Mediterráneo nos permite suponer que el anuncio del Reino hasta los confines de la tierra narrado por Lucas el evangelista (Hch 1,8) nace en Galilea y tiene su embarco en Cesarea.

Las dimensiones de esta instalación portuaria ayudan a comprender lo importantes que eran las conexiones navales en todo el Mediterráneo. De Cesarea salían toda clase de mercancías.

A Cesarea llegaban de Oriente piedras preciosas, incienso y perfumes de todo tipo, ideas, proyectos, historias que contaban los marineros y capitanes de barco. Si muchas mercancías salieron de Cesarea, otras tantas llegaron de las demás provincias romanas. Los materiales utilizados para las

estructuras muestran una impresionante variedad y calidad de mármoles, de conglomerados, como la toba y la puzolana, utilizados para los cimientos del puerto, y mucho material precioso compuesto por monedas, estatuas, joyas y decoraciones. Cesarea y su puerto contribuyeron en gran medida a favorecer el movimiento de personas y pueblos. En Cesarea abundaban las formas de culto que presentaban al visitante el encuentro con las divinidades griegas y romanas, el culto a Mitra y luego el naciente “Camino” cristiano, hasta su expansión por toda la región siro-palestina y por las demás costas del Mediterráneo. En 1961, en Cesarea se encontró una inscripción de Poncio Pilato que confirma que aquella población se había convertido en la sede de su prefectura del 26 al 36 d.C.

El ambiente y la historia de la región de Galilea son una gran parábola de vida, encuentros, enfrentamientos, victorias y anuncios del reino de Dios que conmocionaron la región durante el paso del Mesías, el Maestro que contrapuso la luz a las tinieblas.

> P. A. KASWALDER, Galilea. Terra della luce. Descrizione geografica, storica e archeologica di Galilea e Golan (Collectio Minor 45), Milán 2012. > B. PIXNER, Sulle strade del Messia. Luoghi della chiesa primitiva alla luce delle nuove scoperte archeologiche, Padua 2013. > M. EISENBERG, A visitor’s guide to ancient Hippos above the sea of Galilee, Israel 2021.
GALILEA
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> A. F. RAINEY / R. STEVEN NOTLEY, The sacred bridge: Carta's atlas of the biblical world, Jerusalén 2006.
EN TIEMPOS DEL NUEVO TESTAMENTO.

Galilea y Jesús de Nazaret

El artículo menciona algunos hitos en los estudios de Galilea y su importancia para el estudio del Jesús histórico. La comprensión de Galilea como “un lugar complejo”, fruto de los nuevos hallazgos arqueológicos y literarios, y del uso de algunos modelos tomados de las ciencias sociales, demuestra su alcance en la comprensión profundizada y crítica de la figura, vida y actividad de Jesús de Nazaret y de su propuesta.

LOS ESTUDIOS SOBRE GALILEA Y JESÚS DE NAZARET

“Yo soy yo y mis circunstancias”, decía el filósofo Ortega y Gasset. Las circunstancias, el contexto, son parte esencial para comprender a las personas y sus acciones, su discurso y actitudes, en definitiva, sus vidas. Lo mismo sucede con Jesús de Nazaret. Por eso, la profundización de los estudios sobre Galilea ha posibilitado una mayor y mejor comprensión del significado y alcance histórico de la vida y

mensaje de Jesús de Nazaret y ha ofrecido claves de comprensión muy valiosas para la interpretación de los relatos evangélicos.

A lo largo de los últimos dos siglos, el interés por los estudios sobre Galilea ha crecido, su orientación ha cambiado de forma decisiva y se ha ido logrando una mayor profundidad en el conocimiento de la zona. Todo esto ha repercutido en el estudio del Jesús histórico y en la imagen de Jesús de Nazaret, ya que, cuantos más elementos del estudio de la zona

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se tenían en cuenta, dicha imagen se hacía más compleja y completa. Ninguna imagen, ninguna interpretación, es totalmente objetiva, pero el análisis de los presupuestos, los factores analizados y los datos y fuentes tenidos en cuenta ayudan a evaluar la propuesta. Valgan algunos ejemplos, extremos pero iluminadores.

A finales del siglo XIX surgió una visión idealista de Galilea, cuyo ejemplo máximo podría ser Renan y su obra Vida de Jesús (1863). Este autor presentaba una imagen ideal

y romántica de Galilea y de sus gentes que partía de la idea de que el paisaje físico determina el carácter de sus habitantes. La tierra galilea, con su bonito paisaje verde, montañoso y húmedo, fértil, como el que rodea al lago de Tiberíades o el de Nazaret, un paisaje tan distinto al duro y reseco paisaje de Judea, le lleva a suponer habitantes amables y alegres; un horizonte y un paisaje que explicarían el mensaje de felicidad perfecta del reino de Dios de Jesús. Esta visión, que establece una unidad entre el paisaje y

sus habitantes, aparece también en la obra Geografía histórica de Tierra Santa (1884), del geógrafo-teólogo escocés A. Smith.

Entre los años veinte y cuarenta del siglo XX, tras un período de poco interés por ambos temas, surgieron dos formas contrapuestas de entender a Jesús en Galilea. Por una parte, el régimen nazi favoreció el trabajo de algunos exegetas simpatizantes o afines al movimiento nacionalsocialista, con el fin de lograr el apoyo de la Iglesia alemana a sus posiciones políti-

Casas y sinagoga de Cafarnaún
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DOSSIER GALILEA Y JESÚS DE NAZARET

de

cas e ideológicas; uno de ellos fue W. Grundmann. En relación con Galilea, lo que centró los trabajos de esta corriente de exegetas fue un tema muy concreto: la raza y la identidad étnica de sus habitantes y, en concreto, de Jesús. La perversa deriva de estos autores les llevó a defender el carácter no judío de Galilea y, por tanto, el de Jesús. Apoyándose en la expresión “Galilea de los gentiles” (Is 8,23), se definió a esta como una región de mayoría pagana, debido al cambio de población que, presumiblemente, se había dado tras la victoria de Asiria (721 a.e.c.)1, cuando los habitantes “originarios” habían sido diezmados o desterrados y sustituidos por extranjeros implantados (aunque la arqueología de la zona parece desmentir esta segunda parte). Presentaban a Galilea como una zona judaizada a la fuerza en época macabea, pero cuyo pueblo llano mantenía creencias sincretistas. Es comprensible

que, con esta presentación de Galilea, estos biblistas se centraran en el carácter galileo de Jesús como forma de negar su identidad judía y su relación con la “raza” judía. Por otra parte, el autor judío Joseph Klausner (1925), influido por el movimiento sionista, en su interpretación de Jesús, enfatizó su carácter judío, subrayando, sobre todo, el judaísmo como religión de una nación. Sus intereses políticos eran evidentes.

Estos ejemplos del comienzo del estudio sobre Galilea pueden servirnos para ver la importancia que sus resultados tienen en la interpretación de Jesús de Nazaret. Sin embargo, la parcialidad y la falta de método de algunos de estos ejemplos no deben llevar a la convicción de que los estudios sobre Galilea y Jesús son puro subjetivismo, tal y como se irá viendo en lo que sigue.

En los años cincuenta, con la llamada “nueva búsqueda” del Jesús histórico, comenzó un período en

Sean Freyne, autor de Jesús, un judío galileo Vida de Jesús Renan. La obra es un ejemplo de la visión idealista de Galilea de finales del s. XIX
Entre los años veinte y cuarenta del siglo XX surgieron dos formas contrapuestas de entender Galilea: como una región judaizada a la fuerza en época macabea o con un carácter netamente judío
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1 Se utiliza la nomenclatura “antes de la era común” (a.e.c.) y “era común” (e.c.).
DOSSIER

el que el interés y los trabajos se centraban en el judaísmo como sistema religioso, sin atender a factores socio-políticos, económicos o culturales. Galilea importaba poco, y el estudio de Jesús se centraba en la característica de ser fiel a un sistema religioso, el judío, y en

sus posiciones ante la Ley, el Templo y las creencias del momento. Se le reconocía originario de Galilea, pero esta particularidad no se consideraba importante ni iluminaba nada su acción.

A partir de los años sesenta del siglo XX hubo un cambio en los estudios bíblicos y religiosos. El tradicional acercamiento al tema desde la historia de las ideas dio paso a un interés por el contexto político, económico y social. Su influencia se notó en el estudio de la Palestina del siglo I, en el estudio de Galilea y en el de Jesús de Nazaret. El autor judío Geza Vermes, con su obra Jesús el judío (1973), es un ejemplo de este cambio de tendencia que volvió a poner de manifiesto la importancia del estudio de Galilea, esta vez de forma más fundamentada y crítica. Apoyado en Flavio Josefo y los evangelios, Vermes presentó un contexto con características políticas, económicas, históricas y étnicas, una región con identidad propia; habló de un “judaísmo galileo” con características propias, con una rama zelota y otra carismática, dentro de la cual situó a Jesús, con sus curaciones y exorcismos. En esas mismas fechas apareció la gran obra de Martin Hengel, Judaism and Helenism (1974), que estudiaba con profusión de datos la presencia e influencia del helenismo en la zona desde el siglo III a.e.c.

LA GALILEA DE TIEMPOS DE JESÚS: UN “LUGAR” COMPLEJO, CONTEXTO DE SU VIDA Y PROPUESTA

Durante los últimos cincuenta años, a partir de la década de los ochenta del pasado siglo, el estudio de Galilea ha contado con una gran cantidad de descubrimientos arqueológicos y un mayor conocimiento de las fuentes judías, incluidos los manuscritos encontrados en las múltiples cuevas cercanas al asentamiento de Qumrán. Hay que añadir a todo ello el uso consciente y crítico de modelos de las ciencias sociales como ayuda para la interpretación de los datos. Todo ello ha contribuido a plantear y a asumir una mayor complejidad en el análisis de la realidad galilea de aquellos momentos y a una mejor interpretación de la persona y vida de Jesús de Nazaret. En este período, los estudiosos han dado más o menos importancia a unos factores u otros: la relación helenismo-judaísmo y el grado de helenización de Galilea; la relación con el Templo y la religión oficial de Jerusalén; la relación con el poder romano; la realidad de Galilea en la que vivió Jesús de Nazaret y donde se desarrolló su actividad pública. Progresivamente se ha ido imponiendo una línea de estudio que utiliza un concepto de contexto y de cultura mucho más complejo, que tiene en cuenta diversos aspectos: socio-políticos, económicos, religiosos, etc. Hay diferencias entre los estudiosos respecto a la importancia y el sentido de estos aspectos, diferencias que requieren una mayor reflexión y análisis de los modelos y las metodologías.

Geza Vermes, autor de Jesús el judío (1973) Portada de Judaism and Helenism, de Martin Hengen
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ASPECTOS POLÍTICOS, ECONÓMICOS, SOCIALES Y RELIGIOSOS

Aunque a partir del 63 a.e.c. toda Palestina pasó a estar bajo el poder del Imperio romano, la situación cambió a la muerte de Herodes el Grande, que había gobernado todo el territorio (38-4 a.e.c.) con el título de rey “amigo del Senado romano”. En su último testamento, su reino se repartía entre tres de sus hijos: Arquelao, Antipas y Filipo. Cada uno de ellos gobernó sobre una parte del territorio, aunque con políticas y resultados diversos. A partir del año 6 e.c., Judea, Idumea y Samaría, los territorios de Arquelao, pasaron a estar bajo el control directo de Roma, mientras él fue desterrado a las Galias. Desde entonces fue Roma, en la figura de un prefecto que vivía en Cesarea Marítima, quien gobernaba la zona, manteniendo una importante presencia militar en la zona.

Por su parte, Galilea y Perea eran gobernadas por Herodes Antipas, tetrarca vasallo de Roma, quien se encargaba de pagar el tributo, una cantidad que descontaba de los impuestos que recaudaba con permiso de Roma. Antipas contaba con un ejército mercenario y no había tropas romanas en la zona. La presencia romana, con su ejército y sus símbolos, era menos evidente que en Judea, lo que

no significa que no existiera, sino que era más sibilina. Herodes la introdujo mediante el proceso de urbanización que promovió y con el que introdujo los valores de Roma. Tras la destrucción de Varo (4 a.e.c.), refundó Séforis, que se hizo prorromana y fue la sede de su corte hasta el 19 e.c., cuando construyó Tiberíades en la orilla occidental del lago, en un lugar estratégico de las rutas comerciales del momento, y la trasladó allí. Sin embargo, en estas dos ciudades, al igual que en Magdala, que había sido fundada por los asmoneos y no era afín a Herodes, convivían con la cultura judía algunos elementos de la cultura grecorromana (baños, teatros, acueductos….); no había ni imágenes ni templos dedicados al emperador o a los dioses romanos, aunque algunas ciudades sí los tenían, por ejemplo, Cesarea Marítima, donde vivía el prefecto romano; Cesarea de Filipo, en el territorio de Herodes Filipo, o Escitópolis (Bet-Seán), que, aunque estaba en territorio galileo, era una ciudad de la Decápolis, de fundación helenista, pero con población mixta. Es evidente que los galileos no vivían aislados. Por su territorio pasaba la Via Maris , y por ella las rutas caravaneras, las mercancías y las ideas. Galilea, además, estaba rodeada de territorios “gentiles”. Incluso es posible afirmar que, aun-

que su número no era mayoritario, en Galilea había población gentil, compuesta por los descendientes de aquellos que llegaron con los diversos imperios que dominaron la zona o que estaban antes. Sin embargo, es indudable que la mayoría de los habitantes de Galilea eran de religión judía.

En las ciudades vivía la élite –un 2-5 % de la población–, que, debido a las deudas que contraían los campesinos a quienes prestaban dinero, se fue haciendo con la propiedad de grandes extensiones de tierra, que eran gestionadas por administradores. Estas grandes propiedades se dedicaban a monocultivos para venderlos en el

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La presencia romana, con su ejército y sus símbolos, era menos evidente que en Judea, lo que no significa que no existiera, sino que era más sibilina. Herodes la introdujo mediante el proceso de urbanización que promovió y con el que introdujo los valores de Roma

mercado internacional en lugar de la tradicional variedad de cultivos dedicados a la alimentación básica de las familias y un pequeño plus dedicado al trueque por otros bienes de primera necesidad. Esta política agraria, favorecida desde la élite propietaria de las ciudades, llevó a una situación paradójica: mientras aumentaba la efectividad de las cosechas y la riqueza, también aumentaba la pobreza de los campesinos, que necesitaban dinero para comprar el alimento. Más riqueza sí, pero mal repartida. El sistema fiscal era muy oneroso y apenas dejaba margen para alimentarse y sembrar al año siguiente. La inmensa mayoría de la población vi-

vía en un nivel de mera subsistencia que cualquier imprevisto tambaleaba, obligando a pedir préstamos que muchas veces no se podían pagar y obligaba a vender las tierras, a venderse como esclavos o a ir a la cárcel. Las deudas habían llegado a ser un problema de primera magnitud en la Galilea de tiempos de Jesús (cf. el Padrenuestro).

Mucho se ha discutido si, en la situación descrita, había levantamientos de la población o no. En vida de Jesús, durante el mandato de Antipas, no se conocen levantamientos, lo cual no significaba que hubiera paz. La situación, como reconoció S. Freyne en sus últimos trabajos, era muy tensa y con un

gran descontento, y solo la política policial de Antipas –como la de su padre– lograba contenerla. Pero es evidente que existía, pues estallaba en los períodos vacíos de poder. Mientras tanto, aumentaban los casos de posesión de demonios, que era una forma indirecta de protestar, aunque dirigiendo la violencia contra la propia persona. También parece que seguían existiendo bandidos –de claro matiz político–, pues los relatos evangélicos, al mencionar que a Jesús le crucificaron entre dos de ellos, utilizan el término griego que Flavio Josefo usa para hablar de aquellos “bandidos” que atacaban a los ricos y poderosos.

Arbela y Magdala desde Cafarnaún. Cortesía de Carmen Bernabé
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GALILEA Y JESÚS DE NAZARET

EL JUDAÍSMO DE GALILEA Y LA TRADICIÓN CARISMÁTICA

En cuanto al aspecto religioso, surge la pregunta por el tipo de judaísmo al que era más afín Jesús de Nazaret; su grado de identificación o alejamiento con las posiciones de los grupos más conocidos del momento y que más suenan: fariseos, esenios, saduceos, zelotas (aunque este grupo es de época más tardía). Se le ha presentado como un fariseo, como un profeta apocalíptico; como un predicador sapiencial, al estilo de los predicadores cínicos (dando por supuesto una helenización profunda y extensa de Galilea). Preguntarse por la corriente en que

podría situársele significa querer y poder comprender motivos y razones de su actuación y, por tanto, conocer mejor su figura y el alcance y significado de su actuación.

El estudio de los nuevos materiales literarios ha puesto de manifiesto que, en esa época, las formas de vivir la religión judía, a pesar de las líneas y puntos co-

En las ciudades vivía la élite –un 2-5 % de la población–, que, debido a las deudas que contraían los campesinos a quienes prestaban dinero, se fue haciendo con la propiedad de grandes extensiones de tierra, que eran gestionadas por administradores
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Sinagoga de Magdala, s. I d.C. Cortesía de Carmen Bernabé

munes, eran plurales. Solo tras la Primera Guerra Judía (70 e.c.), con la destrucción del Templo y la nueva forma de vivir la religión y la identidad judía en torno a la Torá, dirigida por los rabinos, la religión judía se hizo uniforme y homogénea. Esto tiene importancia a la hora de preguntarnos por el judaísmo de Galilea; por su relación con el de Judea y con Jerusalén y el Templo, y por la existencia o no de algunas líneas características en la forma de vivir la religión judía en Galilea. Por tres rasgos con los que Jesús es definido en los relatos evangélicos –sanaciones, exorcismos y perdón de los pecados– es posible encuadrarlo en lo que se denomina “judaísmo carismático”, que estaba presente, sobre todo, en Galilea. Entraría en la categoría de carismáticos, de hombres santos con una profunda experiencia religiosa, como Elías y Eliseo y otras figuras de la tradición –Abrahán, Moisés, Daniel–, con capacidades curativas y extraordinarias que procedían de su relación estrecha con Yahvé.

En este judaísmo carismático se encontraban también personajes galileos contemporáneos a Jesús, como Honi, el trazador de círculos, o Haniná ben Dosa. Tanto Haniná como Jesús muestran poco interés por cuestiones legales y rituales.

Podemos considerar a estos hombres carismáticos, y así eran vistos, como herederos de la tradición de los profetas rurales –sobre todo en el reino del Norte–, aquellos que habían denunciado las injusticias de la élite gobernante sobre los campesinos y la gente más vulnerable y les habían consolado y animado.

Esta línea del judaísmo carismático y jasídico –piadoso– no se limitaba a cuestiones de observancia religiosa, lo que les hacía entrar en conflicto con el judaísmo más hegemónico, y esto suponía una amenaza para el orden religioso establecido. Un orden religioso estrechamente unido con el orden político y social. La religión, en el pasado, se vivía subsumida en la familia y en la política, en estrecha relación con sus intereses y su organización.

LA PROPUESTA DE JESÚS DE NAZARET EN EL CONTEXTO GALILEO

Hay un aspecto nuevo en los estudios de Galilea que aporta una perspectiva decisiva a la hora de interpretar la figura y actividad de Jesús. Se trata de los estudios

Por tres rasgos con los que Jesús es definido en los relatos evangélicos –sanaciones, exorcismos y perdón de los pecados– es posible encuadrarlo en lo que se denomina “judaísmo carismático”, que estaba presente, sobre todo, en Galilea

Mosaico en la sinagoga de Séforis, arte judío, siglo V
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del lugar. Los lugares son construcciones sociales que suponen un ordenamiento del territorio o el espacio, unas prácticas en él, unas relaciones determinadas y unas identidades, junto a las justificaciones y legitimaciones ideológicas –o teológicas– que se dan, y que pueden presentarlas como “naturales” o queridas por Dios. Pero estos “lugares”, conformados normalmente desde el centro hegemónico, pueden ser discutidos y se pueden proponer y crear otros mediante propuestas creativas y

legitimaciones diferentes. Pues bien, los relatos evangélicos pueden ser interpretados desde estas claves. Con el anuncio del reino de Dios –una metáfora o símbolo espacial–, Jesús está proponiendo un “lugar” diferente, una forma de ordenar Galilea y, posiblemente, el Templo de Jerusalén y lo que significaba, otro tipo de relaciones e identidades que las que establecía el poder hegemónico. Jesús lo hacía desde los márgenes y con otras legitimaciones, es decir, desde otra imagen y vivencia de Yahvé y su vo-

luntad. Veámoslo más despacio y recordemos que la religión se vivía subsumida en el ámbito familiar y en el político.

Jesús denuncia el “lugar” de Galilea, tal como estaba siendo “construido”/ordenado por Herodes y sus políticas, con la ayuda de la élite herodiana que vivía en las ciudades y mantenía las políticas agrarias, fiscales y de préstamos que estaban detrás de la pobreza y el desarraigo de gran parte de la población campesina. En la línea del profeta Amós, Jesús crítica las ciu-

Vía Maris es el nombre moderno de la antigua ruta comercial que desde la Edad de Bronce unía Egipto con los imperios de Siria, Anatolia y Mesopotamia (zona geográfica correspondiente a los actuales Siria, Turquía, Israel, Irán e Irak
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dades y lo que representaban. En los evangelios nunca se menciona que Jesús entre o predique en alguna de aquellas grandes ciudades. Este hecho ha sido interpretado como algo que los evangelistas han evitado, pero tiene más sentido interpretarlo como un gesto consciente de Jesús, una crítica a esos lugares y lo que significaban. A eso apuntan algunos dichos de los evangelios: “Los pájaros tienen nidos, y los zorros, madrigueras, pero el Hijo del hombre no tiene un lugar donde reclinar la cabeza” (Lc 9,58). Esta frase es un ejemplo de discurso oculto que esconde una crítica. La palabra “pájaro”, en hebreo/arameo, suena muy similar a Séforis, lugar de la corte de Herodes Antipas,

a quien en otra ocasión denomina “zorro” (Lc 13,32), o alude a su capacidad para doblarse ante el poder de turno al mencionar la caña agitada por el viento (Mt 11,7-8). Son alusiones críticas, más o menos veladas, al poder y las políticas de Herodes.

De forma similar, las parábolas de Jesús critican ciertas prácticas, valores y relaciones que eran habituales, mientras proponen otras alternativas. Lc 12,13-21 presenta a un hombre que derriba sus graneros para hacer otros más grandes que pudieran acoger las grandes cosechas que preveía, pero muere de repente. Probablemente, se refiere a un terrateniente que se había quedado con muchas tierras

de pequeños campesinos donde plantaba monocultivos para vender en el mercado internacional. Sin embargo, a continuación, propone otras actitudes y valores, como la confianza, la solidaridad (12,22-34); el perdón de las deudas en la parábola de los dos deudores, que es una crítica al sistema que generaba las deudas y una exhortación a perdonarlas a quien no podía pagarlas (Mt 18,23-35).

Jesús también denuncia la asunción de valores hegemónicos por los mismos oprimidos, y critica los “lugares” que generaban prácticas e identidades opresivas dentro de las familias y las aldeas. Aquellos que le seguían formaban “una familia” de sustitución donde era

Las parábolas de Jesús critican ciertas prácticas, valores y relaciones que eran habituales, mientras proponen otras alternativas

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GALILEA Y JESÚS DE NAZARET
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Teatro de Séforis, s. II d.C. Cortesía de Carmen Bernabé

posible comenzar a construir y experimentar ese “lugar” ordenado de un modo diferente, con otras prácticas y valores, con relaciones e identidades diferentes, donde se vivía el servicio en lugar del dominio (Mt 20,20-28).

Como algunos profetas y carismáticos, el galileo Jesús de Nazaret criticó el Templo de Jerusalén como “lugar” creado, como un espacio ordenado de forma tal que excluía a muchas personas de la presencia de Yahvé; denunció la representación del lugar que hacían los sacerdotes y la élite de Jerusalén, la legitimación religiosa –la voluntad de Yahvé, la defensa de la pureza del lugar– con la que mantenían las prácticas y las relaciones de exclusión que se daban en él. La tradición así lo ha recogido (Mc 11,15-17; Mt 21,12-13; Lc 19,45-46; Jn 2,11-22; Mc 14,58; Mt 26,61; Mc 15,29; Mt 27,40; Hch 6,14; Evangelio de Tomá s 71). Criticó el sistema de pureza en el que se basaba y que pretendía defender

BIBLIOGRAFÍA

a Yahvé de lo imperfecto, de la no vida. La propuesta de Jesús queda recogida en Mt 25,31-45: “… ¿Cuándo te vimos herido, hambriento…?”. La crítica al sistema de pureza y la propuesta de Jesús producía unas acciones y unas relaciones muy diferentes, que recoge de forma magistral la historia ejemplar del buen samaritano (Lc 10,29-37).

Como los profetas, Jesús de Nazaret escuchaba y conocía la “voluntad de bien de Dios” para las personas, plasmada no solo en la Torá, sino en la creación y en la realidad que le salía al paso en la historia, sobre todo desde los márgenes, desde la realidad sufriente. Este era el “lugar hermenéutico” desde donde interpretaba la Torá. La razón y fundamento de la autoridad con la que Jesús hacía esta propuesta estaba en su intensa experiencia religiosa y en su relación con Dios. Se trataba de una autoridad que no procedía ni de la sangre –familia– ni de la institución, sino del espíritu de Yahvé, que le impulsaba en su acción.

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> J. L. REED, El Jesús de galilea. Aportaciones desde la arqueología, Sígueme, Salamanca 2006.

GALILEA Y JESÚS DE NAZARET Nº116 | RESEÑA BÍBLICA 43

Los inicios del cristianismo en Galilea

Galilea fue el principal escenario de la actividad pública de Jesús. Los evangelios ofrecen una información bastante detallada sobre esta actividad, sobre el interés que despertó en la gente y sobre la adhesión que suscitó entre sus discípulos y seguidores. Sin embargo, estos escritos, lo mismo que los demás textos cristianos primitivos, no dicen prácticamente nada sobre cómo continuó en Galilea el movimiento iniciado allí por Jesús. Este contraste resulta enigmático y plantea numerosas preguntas: ¿fracasó en Galilea el proyecto de Jesús? ¿Solo continuó desde Jerusalén tras las experiencias pascuales? ¿Fue el cristianismo galileo dependiente de Jerusalén? ¿O hubo un cristianismo galileo que no ha dejado huellas en los textos? ¿Acaso debemos buscar mejor para encontrar estas huellas? La continuación del movimiento de Jesús en Galilea después de su muerte es un enigma, y cualquier reconstrucción que hagamos de aquel período será necesariamente hipotética. A pesar de ello, merece la pena intentarlo, pues las preguntas que plantea este enigma permiten conocer mejor el período formativo del cristianismo.

¿QUÉ DICEN LOS PRIMEROS TEXTOS CRISTIANOS SOBRE EL CRISTIANISMO GALILEO?

Antes de examinar brevemente los textos contemporáneos para ver qué es lo que dicen sobre el

movimiento de Jesús en Galilea, conviene precisar que buscamos información acerca de los inicios. Nuestra indagación se centrará, por tanto, en la primera generación, que podemos situar entre la muerte de Jesús y la guerra contra

Roma (30-70 d.C.). Nos interesan las noticias y testimonios sobre esta época, aunque también tendremos en cuenta noticias sobre épocas posteriores que arrojan luz sobre esta primera etapa.

En los evangelios, Galilea es, so-

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DOSSIER LOS INICIOS DEL CRISTIANISMO EN GALILEA Nº116
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La tormenta en el mar de Galilea, Rembrandt (1633)
| RESEÑA BÍBLICA

bre todo, el escenario de la actividad pública de Jesús. El autor del evangelio según Marcos tuvo especial interés en situar allí dicha actividad, y ello podría ser un indicio de su vinculación con dicha región, pero este dato apenas permite deducir nada sobre los inicios del cristianismo en Galilea. En cambio, las noticias sobre las apariciones de Jesús en Galilea, que se anuncian en Marcos (14,28; 16,7) y se narran con cierto detalle en Mateo (28,16-20) y en Juan (21,1-14), ofrecen una información relevante que sitúa en Galilea esta experiencia clave para la continuidad del movimiento de Jesús.

El libro de los Hechos, que relata con detalle el desarrollo del cristianismo naciente en Jerusalén, en las ciudades costeras de Judea, en Samaría y en Antioquía, solo menciona a Galilea en un brevísimo sumario: “La Iglesia gozaba de paz en toda Judea, en Galilea y en Samaría, y crecía y se consolidaba caminando en el temor del Señor y el consuelo del Espíritu Santo” (Hch 9,31). El autor del libro de los Hechos sabe que el movimiento de Jesús comenzó en Galilea (Hch 10,37) y conoce la existencia de una ekklesía allí en la primera generación, pero su in-

Inscripción de Akeptus, hallada en 2005 en Meguido. Pertenece a un lugar de culto cristiano del s. III. El texto dice: "Ofreció Akpetos la amiga de Dios esta mesa al D(i)os J(esú)s C(rist)o como memorial. Tomada de Tepper - Di Segni, A Christian Player Hall of the 3th Century, Jerusalén 2006, p. 36.

terés se centra en mostrar cómo el Evangelio llegó hasta los confines del mundo “desde Jerusalén” (Hch 1,8).

Por último, se ha sugerido que la carta de Santiago podría contener información sobre el cristianismo galileo, pues no solo se atribuye a uno de los parientes de Jesús, sino que contiene numerosos dichos

del Maestro que la vinculan con su actividad pública en Galilea. Sin embargo, parece que este escrito debe situarse en el contexto del judaísmo helenístico de la diáspora. Los demás escritos del Nuevo Testamento no dicen nada sobre Galilea ni se refieren a Jesús como “galileo”. El silencio de los textos cristianos primitivos sobre Galilea

En los evangelios, Galilea es, sobre todo, el escenario de la actividad pública de Jesús. El autor del evangelio según Marcos tuvo especial interés en situar allí dicha actividad, y ello podría ser un indicio de su vinculación con dicha región
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resulta muy llamativo, aunque las breves noticias de los evangelios y de Hechos nos ofrecen un punto de partida para seguir indagando, pues gracias a ellas sabemos que los cristianos de la segunda generación situaban allí algunas apariciones de Jesús, y que estas dieron lugar a una “Iglesia” que estaba en paz y crecía.

¿DÓNDE PODEMOS ENCONTRAR

INFORMACIÓN SOBRE EL CRISTIANISMO GALILEO?

Como acabamos de ver, los textos cristianos más antiguos nos proporcionan pocas informaciones explícitas sobre la continuación del movimiento de Jesús en Galilea. Sin embargo, no debemos olvidar

Los evangelios de Mateo y de Lucas, por su parte, utilizaron una colección de dichos y anécdotas de Jesús que conocemos como “Documento Q”. La perspectiva geográfica de esta composición, así como otros factores, hacen pensar que fue compuesta en Galilea

que los evangelios incorporan tradiciones que fueron conservadas y transmitidas en Galilea. Estas tradiciones preevangélicas, debidamente reconstruidas, pueden ofrecernos informaciones acerca de los inicios del cristianismo en Galilea.

El evangelio según Marcos incorporó una tradición popular sobre Jesús que daba mucha importancia a sus milagros y le relacionaba con el profeta Elías. Es una tradición muy local que refleja una vivencia concreta del seguimiento de Jesús en Galilea. También incorporó una colección de controversias en las que Jesús y sus discípulos discuten con los fariseos venidos de Jerusalén sobre cuestiones que tienen que ver con su forma de vida (Mc

Casa de oración de Meguido, s. III

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LOS INICIOS DEL CRISTIANISMO EN GALILEA

Lámpara de época herodiana. Las lámparas de este tipo que se usaban en Galilea procedían de Jerusalén. De este modo los galileos expresaban su vinculación con el templo. Lámparas como esta iluminarían los encuentros de los primeros seguidores de Jesús en Galilea. Cortesía de Santiago Guijarro

Padres de la Iglesia. Estas informaciones revelan que hubo en Galilea seguidores judíos de Jesús y un grupo de discípulos vinculado a sus parientes. Aunque estas noticias se refieren a un período posterior al que aquí queremos estudiar, no es aventurado preguntarse si este grupo de discípulos existía ya en la primera generación.

Por último, las excavaciones arqueológicas realizadas en Nazaret y en Cafarnaún testimonian la existencia de seguidores de Jesús en Galilea. Aunque los datos que ofrecen se refieren, como los de las fuentes rabínicas y patrísticas, a una época posterior, también en este caso podemos presuponer que existe continuidad con la etapa precedente.

Así pues, lo que podemos deducir de las composiciones preevangélicas, junto con las informaciones que encontramos en los textos rabínicos y patrísticos, y los datos que proporcionan algunas excavaciones arqueológicas, permiten completar las escuetas noticias de los textos cristianos referidas expresamente a los inicios del cristianismo en Galilea.

DIVERSAS FORMAS DE SEGUIMIENTO DE JESÚS EN GALILEA

2,13-28); se trata de una tradición discipular que también tiene un intenso colorido galileo y que refleja otra vivencia del seguimiento de Jesús allí.

Los evangelios de Mateo y de Lucas, por su parte, utilizaron una colección de dichos y anécdotas de Jesús que conocemos como “Documento Q”. La perspectiva geográfica de esta composición, así como otros factores, hacen pensar que fue compuesta en

Galilea. En todo caso, incluso si situamos su composición en Jerusalén o en Antioquía, como algunos autores sugieren, es evidente que esta composición refleja la vivencia de un grupo de discípulos de Jesús en Galilea.

Estas informaciones que encontramos en las composiciones preevangélicas pueden complementarse con otros datos que provienen de dos fuentes posteriores: los escritos rabínicos y las noticias de los

Una vez identificadas las fuentes relevantes, debemos examinar las noticias que en ellas encontramos para averiguar qué es lo que dicen sobre los seguidores de Jesús en Galilea. Casi siempre se trata de noticias fragmentarias o indirectas, pero a veces es posible relacionarlas y reconstruir, aunque sea de forma muy imperfecta, la fisonomía de los grupos de discípulos que continuaron el proyecto de Jesús en dicha región.

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Lo primero que llama la atención al analizar estas noticias es que se refieren a diversas formas de seguimiento de Jesús. La “Iglesia” (ekklesía) que, según el libro de los Hechos, crecía y se consolidaba en Galilea era, en realidad, un conglomerado de grupos diversos que entendían y vivían el seguimiento de Jesús de forma distinta. En el presente trabajo estamos usando la expresión “cristianismo galileo” para hablar de estos grupos, pero tal vez sería más adecuado hablar de “nazarenos”, que es el nombre con que otros judíos conocían a los discípulos de Jesús (Hch 24,5). Esta designación es más local y tiene mucho sentido en el contexto de Galilea, donde todos conocían la vinculación de Jesús con la aldea de Nazaret. Además, este nombre expresa mucho mejor que el de “cristianos”, nacido en ambiente gentil, la vinculación a un judaísmo plural y dinámico al que aquellos primeros grupos de seguidores de Jesús pertenecían plenamente. En todo caso, partiendo de los datos que encontramos en las fuentes, podemos identificar cuatro formas de seguimiento de Jesús en Galilea en el período que

va desde la muerte de Jesús hasta la guerra judía. Aunque solo uno de ellos recibe en las fuentes el nombre de “nazarenos”, los cuatro pueden considerarse expresiones del cristianismo nazareno.

1) Los seguidores galileos . Este grupo se percibe detrás de las tradiciones populares incorporadas a los evangelios, sobre todo al evangelio según Marcos. Representan

una forma de seguimiento que tiene las características de la vivencia popular de la religión. Las tradiciones discipulares se refieren a veces a este grupo de seguidores con un tono crítico.

2) Los discípulos vinculados a los Doce. A este grupo se refieren las tradiciones de las apariciones en Galilea y las tradiciones discipulares sobre este grupo recogidas en el evangelio de Marcos, particularmente las controversias galileas (Mc 2,13-28). Representan una forma de seguimiento de Jesús modelada sobre la relación que este grupo tuvo con él durante su ministerio.

de

de Jesús en Galilea en el período que va desde la muerte de Jesús hasta la guerra judía

3) Los discípulos galileos itinerantes. Es el grupo que se percibe detrás del “Documento Q”. Se trata de un grupo más local, estrechamente vinculado a Galilea, que continuó la misión itinerante de Jesús inspirándose en sus enseñanzas.

4) Los nazarenos galileos. Podemos designar así a los discípulos galileos vinculados a los parientes de Jesús y a su lugar de origen. De ellos se habla en los textos rabínicos y patrísticos, sobre todo en la Carta de Julio Africano. Las excavaciones de Nazaret y de Cafarnaún

GRUPOS DE SEGUIDORES DE JESÚS EN GALILEA

SEGUIDORES GALILEOS

FORMA DE TRADICIÓN

TEXTOS

Informal e incontrolada

Milagros, tradiciones sobre Juan Bautista…

DISCÍPULOS DE LOS DOCE

Informalmente controlada

Relatos sobre los Doce, controversias…

DISCÍPULOS ITINERANTES

Informalmente controlada

Dichos de Jesús Documento Q

NAZARENOS GALILEOS

Formalmente controlada

Genealogía de Jesús

TIPO DE TRADICIÓN Tradición popular Tradición discipular Tradición discipular Tradición comunitaria

Partiendo de los datos que encontramos en las fuentes, podemos identificar cuatro formas
seguimiento
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LOS INICIOS DEL CRISTIANISMO EN GALILEA

ofrecen también datos interesantes sobre este grupo.

Partiendo de lo que se dice directa o indirectamente sobre estos diversos grupos en las fuentes, tratamos ahora de caracterizarlos. Esta caracterización mostrará la riqueza del cristianismo galileo y permitirá identificar cuál fue su principal contribución al cristianismo posterior.

LOS SEGUIDORES GALILEOS

En los evangelios, este grupo está representado por “la gente”. Son los que buscan y siguen a Jesús cautivados por sus enseñanzas y por los milagros que realiza. Se trata de un grupo poco organizado, en el que, sin embargo, comienza a crearse una tradición sobre Jesús.

Al contar la historia del endemoniado de Gerasa, Marcos señala que “los que guardaban los cerdos huyeron y contaron [lo sucedido] en las ciudades y en los campos” (Mc 5,14). Noticias como esta se conservaron en ambientes populares y dieron origen a una tradición centrada en sus exorcismos y sanaciones, que identificaba a Jesús con el profeta Elías (Mc 6,14-16). Esta tradición popular estaba viva cuando se escribieron los evangelios, los cuales integraron los recuerdos conservados en ella reinterpretándolos en clave discipular. Ahora bien, si existía una tradición popular sobre Jesús a comienzos de la segunda generación, eso significa que se había configurado y transmitido durante la primera. El colorido local y el tono de los recuerdos vinculados a esta tradición indican que esta tradición solo pudo conservarse y transmitirse en Galilea.

El “Documento Q” se refiere a esta tradición, pero la visión que tenía el grupo que está detrás de este documento sobre estos otros seguidores de Jesús era crítica (Q/Lc 10,13-15; 11,24-26.29-30). A pesar de haber conocido a Jesús y de haber visto sus signos, no se habían convertido, es decir, no habían asumido en su vida las exigencias que se deducen de sus enseñanzas. De-

trás de las diferencias entre estos dos grupos se puede percibir una diferente localización social. Los seguidores galileos son un residuo del movimiento de masas iniciado por Jesús entre los campesinos de Galilea, mientras que el grupo de los discípulos galileos se habría formado en torno al grupo de sus colaboradores más cercanos. Este grupo sería, por tanto, una for -

Detalle de la casa de Pedro en Cafarnaún. Los primeros cristianos galileos cuidaron especialmente este lugar como un espacio de memoria de Jesús

50 RESEÑA BÍBLICA | Nº116 DOSSIER

ma de “cristianismo popular” que pervivió en Galilea después de la muerte de Jesús.

LOS DISCÍPULOS VINCULADOS A LOS DOCE

Este grupo de discípulos y el siguiente tenían mucho en común. Los protagonistas de las controversias galileas y los destinatarios de las enseñanzas de Jesús en el “Documento Q” se definen a sí mismos como “discípulos”. Sin embargo, el papel que ocupan los Doce en ambas tradiciones es muy distinto y, por tanto, es muy posible que estas fueran transmitidas por dos grupos diferentes.

Del papel que desempeñaron Pedro y los Doce durante la primera generación se hacen eco las cartas de Pablo y el libro de los Hechos. Ambos los sitúan en Jerusalén en los años inmediatamente posteriores a la muerte de Jesús, pero su estancia allí fue breve, pues, tras la muerte de Santiago el de Zebedeo por orden de Herodes Agripa en el año 41 d.C., Pedro y probablemente también el resto abandonaron la ciudad (Hch 12,17). En los años posteriores, Pedro desarrolló su ministerio en Antioquía (Gal 2,11-14), desde donde llevó a cabo una actividad itinerante (1 Cor 9,1).

Las tradiciones vinculadas a los Doce están muy presentes en los evangelios, sobre todo en los sinópticos. Teniendo en cuenta que su actividad se desarrolló en un escenario amplio, como acabamos de ver, es posible que se transmitieran en diversos contextos. Sin embargo, algunas, como la colección de las controversias galileas (Mc 2,13-28), poseen un marcado colorido local por los temas que en ellas se discuten. Estas controversias revelan

una confrontación en la que los discípulos de Jesús estaban definiendo su propia identidad y nos permiten observar algunos de los rasgos de este grupo de discípulos galileos.

La identidad de este grupo de discípulos se definía, en primer lugar, por su vinculación con Jesús, a quien reconocían como enviado de Dios. De hecho, esta vinculación con él es la que justifica su forma de actuar en relación con las comidas. Frente a otros grupos judíos y cristianos que propugnaban una observancia más rígida de las normas alimentarias, este grupo adoptó una posición más flexible: podían compartir la mesa con los pecadores y eran poco estrictos en la observancia del ayuno y de las restricciones sabáticas, conservando de este modo la orientación universalista del movimiento de Jesús y definiendo su posición frente a otras opciones más rigoristas dentro del cristianismo naciente.

LOS DISCÍPULOS GALILEOS ITINERANTES

El grupo de discípulos que se percibe detrás del “Documento Q” suele situarse en Galilea, pues lo que se dice en él encaja bien con la situación de dicha región antes de la guerra judeo-romana. El modo en que se recupera en este documento la memoria cultural de Israel, por ejemplo, revela claramente una perspectiva galilea, pues se remite a lugares y personajes significativos en la historia de la región (Jonás, Tiro y Sidón…), y no menciona los que fueron más relevantes en la historia de Judea (reyes o sacerdotes). Como hemos señalado más arriba, aunque este documento hubiera sido compuesto en otro lugar –Jerusalén o Antioquía suelen señalarse como alternativas a Galilea–, las tradiciones contenidas en él se configuraron y transmitieron en Galilea y, por tanto, reflejan la vivencia de un grupo de discípulos de Jesús que continuaron allí su proyecto.

El grupo de Q estaba viviendo una situación de hostigamiento y persecución por parte de la aristocracia sacerdotal vinculada al Templo. Esta situación es fácilmente explicable en un escenario en el que Jerusalén ejercía un control social y religioso sobre Galilea. Por otro lado, el grupo de Q parece estar en conflicto con otros dos grupos. Uno de ellos, el de los seguidores galileos, es percibido con mayor cercanía, pues son más las tradiciones que se refieren a él y porque su tono indica que la confrontación era importante en el proceso de definición de la identidad del grupo de Q. El otro grupo, el de los fariseos y maestros de la Ley, tiene menos importancia en

Las tradiciones vinculadas a los Doce están muy presentes en los evangelios, sobre todo en los sinópticos. Teniendo en cuenta que su actividad se desarrolló en un escenario amplio, es posible que se transmitieran en diversos contextos
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LOS INICIOS DEL CRISTIANISMO EN GALILEA

la definición de la identidad del grupo de Q, pues la confrontación con él es menor. Esta red de relaciones grupales sitúa al grupo de Q geográficamente cerca del de los seguidores galileos y distante del grupo de los fariseos, lo cual se explica muy bien si este grupo de discípulos se sitúa en Galilea.

El rasgo que mejor caracteriza a este grupo de discípulos es el seguimiento y la imitación de Jesús. Antes de ser enviados por él, los discípulos son invitados a adoptar un estilo de vida como el suyo (Q/ Lc 9,57-60), para lo cual deberán renunciar a su propia familia (Q/ Lc 14,26-27). En otros pasajes, los miembros del grupo se identifican con los profetas perseguidos (Q/Lc 6,23b; 11,47-48) y, de este modo, se definen como enviados de Dios que actúan como intermediarios suyos, lo cual explica su enfrentamiento con los fariseos y maestros de la Ley, que se atribuían la misma función.

Este grupo conservó y transmitió las enseñanzas de Jesús que configuraban su estilo de vida. Estas enseñanzas contienen algunos de los dichos, parábolas, oraciones o

anécdotas más características de Jesús, como las que hablan de Dios como Padre, las que definían su estilo de vida itinerante o las que proponían una ética radical invitando a amar a los enemigos. Los dichos de Jesús conservados en Q están formulados a veces según el modelo de los oráculos proféticos, pero también encontramos dichos y anécdotas parecidos a los de los filósofos cínicos, lo cual podría deberse a la cercanía de Gadara, donde existía una conocida escuela filosófica de esta orientación.

LOS NAZARENOS GALILEOS

El cuarto grupo que hemos identificado aparece en fuentes más tardías. En él incluimos a los creyentes en Jesús más cercanos al judaísmo congregados en torno a los parientes de Jesús. A ellos se refiere la noticia que transmite Eusebio de Cesarea, citando una carta de Julio Africano que puede fecharse a finales del siglo II. En ella se habla de los desposynoi, los del linaje de Jesús, y se dice que “desde las aldeas judías de Nazaret y Kochab visitaron el resto del país exponiendo la genealogía…” ( Historia eclesiástica 1,7,14). Citando también autores de finales del siglo II d.C., Epifanio habla extensamente de los “nazarenos”, comentando que su forma de vida era judía ( Pararion 29,5,6-6,1), a pesar de lo cual los judíos los maldecían (Pararion 29,9,2). Las fuentes rabínicas, por su parte, mencionan los encuentros de algunos rabinos con seguidores de Jesús a finales del siglo I d.C. en lugares cercanos a los mencionados por Julio Africano (Talmud, Hulín 2,22-23). Finalmente, las excavaciones arqueológicas realizadas en Nazaret y en Cafarnaún revelan

una intensa actividad constructora que podría deberse a que en estos lugares especialmente vinculados a la memoria de Jesús se reunían grupos judeocristianos.

Todas estas noticias no solo son tardías, sino que se refieren a una época posterior a la que estamos estudiando. Sin embargo, la caracterización de los parientes del Señor como misioneros itinerantes podría estar relacionada con la alusión de san Pablo a los “hermanos del Señor”, los cuales llevaban a cabo una actividad misionera itinerante acompañados de sus mujeres (1 Cor 9,5). La tradición recogida por Eusebio precisa que estos misioneros tenían su centro de operaciones en Galilea y que su radio de acción era la tierra de Israel. También añade que su anuncio se refería, sobre todo, a la genealogía de Jesús, subrayando su ascendencia davídica.

LA HERENCIA DEL CRISTIANISMO GALILEO

La breve caracterización que hemos propuesto de los diversos grupos de seguidores de Jesús en Galilea durante la generación apostólica es, como dijimos al comienzo, una reconstrucción hipotética. El silencio casi total de las fuentes sobre la continuación del proyecto iniciado por Jesús en Galilea, así como las preguntas que este hecho plantea, no dejan otra alternativa. Por eso, no debemos tomar al pie de la letra este o aquel detalle, sino mirar el conjunto, que presenta una vivencia rica y plural del seguimiento de Jesús. El presente trabajo ha intentado abordar preguntas que no son fáciles de responder, principalmente la que, partiendo de la ausencia de datos, cuestiona la existencia de grupos

Fueron aquellos seguidores y discípulos de Jesús que continuaron su proyecto en Galilea quienes conservaron y transmitieron sus dichos y enseñanzas, así como los recuerdos sobre su vida
52 RESEÑA BÍBLICA | Nº116 DOSSIER

de discípulos en Galilea después de la muerte de Jesús.

Al igual que ocurrió en Jerusalén y en toda Judea, la guerra de los judíos contra los romanos supuso un punto y aparte en la historia de los grupos cristianos en Palestina, un corte que dejó a aquella primera generación sin posteridad en su propia tierra. Con todo, el legado del cristianismo palestinense, y en particular del cristianismo galileo, a las generaciones posteriores fue único en dos sentidos.

En primer lugar, porque fueron aquellos seguidores y discípulos de Jesús que continuaron su proyecto en Galilea quienes conservaron y transmitieron sus dichos y enseñanzas, así como los recuerdos sobre su vida. Estos recuerdos fueron incorporados a los evangelios en la siguiente generación por cristianos de diversa procedencia que vivían en lugares distintos, pero fueron aquellos primeros discípulos quienes no dejaron que cayeran en el olvido.

En segundo lugar, aquellos primeros grupos de seguidores y

discípulos de Jesús ensayaron nuevas formas de vida inspiradas en el mensaje y el ejemplo de Jesús. Como hemos podido ver, aquellas propuestas fueron muy diferentes entre sí y ninguna de ellas fue considerada definitiva. Sin embargo, aquellos ensayos inestables y tentativos encarnaron alternativas que se han repetido a lo largo de la historia, desde la vivencia popular de la fe en Jesús hasta la de aquellos que la han vivido subrayando el compromiso ético, pasando por formas más institucionales. Esta pluralidad de modelos comunitarios nos recuerda que el cristianismo tiene un dinamismo creativo y que las diversas formas de vivir la fe pueden ser complementarias entre sí.

Curiosamente, serán algunos adversarios de los seguidores de Jesús, señaladamente el emperador Juliano, que trató de abolir el cristianismo, quienes recuperen esta vinculación inicial del cristianismo con Galilea al referirse a ellos como “los galileos” (Juliano, Contra los galileos).

BIBLIOGRAFÍA

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ECHEGARAY, Jesús en Galilea. Aproximación desde la arqueología, Verbo Divino, Estella 2000, pp. 183-203.

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OPORTO, “La primera generación en Judea y Galilea”, en R. AGUIRRE (coord.), Así empezó el cristianismo, Verbo Divino, Estella 2010, pp. 101-138.

> ID., “La tradición sobre Jesús y los comienzos del cristianismo en Galilea”, en Estudios Bíblicos 64 (2005) 451479.

El Sermón de la montaña, de Carl Bloch (1877)
Nº116 | RESEÑA BÍBLICA 53
LOS INICIOS DEL CRISTIANISMO EN GALILEA

La Galilea de los rabinos

Después de la Segunda Guerra Judía contra Roma (año 135), Galilea marcó el inicio de una nueva época para el judaísmo con el traslado del movimiento rabínico a la zona. En Galilea, los rabinos ejercieron su actividad académica, y paulatinamente fueron adquiriendo prestigio e influencia en sus comunidades. Allí se consolidó la institución del Patriarcado judío y dos de las grandes obras del período rabínico vieron la luz: la Misná, bajo la autoridad del patriarca Judá ha-Nasí, y el Talmud de Jerusalén. Galilea supuso, por tanto, un punto de inflexión en el devenir de un judaísmo ya sin Templo y sin Estado judío, que buscaba una nueva forma de relacionarse con su tradición.

La literatura rabínica se refiere a los dos focos judíos más importantes de la Antigüedad Tardía como “la tierra de Israel” (eretz Israel) y “Babilonia” (Babel) En estos territorios, los rabinos, autodenominados los “sabios” (hajamim), desarrollaron su actividad académica. Hoy hablaríamos de Palestina y algunas zonas del Imperio sasánida situadas en -

tre el Tigris y el Éufrates (actual Irak). Es significativo que dos de las grandes obras del judaísmo rabínico sean conocidas, de hecho, como Talmud de Jerusalén o de la Tierra de Israel (a veces en español y otras lenguas como “palestinense”) y Talmud de Babilonia. Sin embargo, a menudo tenemos que pensar en Galilea cuando las fuentes rabínicas hablan de la “tierra de Israel” o la investigación sobre el judaísmo en ese período alude a “Palestina”. Galilea tuvo una enorme importancia para el desarrollo del judaísmo rabínico, en particular del palestinense, que a veces que-

da relegado a un segundo plano por el uso de estas denominaciones más generales.

LA “TIERRA DE ISRAEL” Y GALILEA

Los orígenes del movimiento rabínico se encuentran en la antigua provincia de Judea. El detonante definitivo fue la pérdida de Jerusalén y su Templo a consecuencia de la Primera Guerra Judía contra Roma (año 70). En este momen-

Lorena Miralles Maciá Universidad de Granada
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DOSSIER LA GALILEA DE LOS RABINOS

to comenzó la búsqueda de un judaísmo que respondiera a las cambiantes circunstancias políticas y sociales. Sin embargo, el fortalecimiento de esta tendencia dentro de los judaísmos de la época no se habría producido sin el traslado decisivo de las instituciones judías y del movimiento rabínico a Galilea, después de la Segunda Guerra Judía (año 135). Ya no era posible volver a la situación anterior.

Entre los siglos II y V se sitúa la época de esplendor del judaísmo rabínico en Galilea. Aquí se consolidó el Patriarcado judío, se compiló la Misná y el antes mencionado Talmud de Jerusalén, y las generaciones de rabinos tannaítas y amoraítas hicieron del estudio una forma de vida. Los tannaítas o “repetidores” fueron los sabios implicados en la Misná o Ley oral, el corpus legal transmitido mediante “repetición” hasta su compilación

a finales del siglo II. Los primeros tannaítas se sitúan sobre todo en la Judea del cambio de era, pero en las décadas de los años treinta y cuarenta del siglo II Galilea pasó a ser su centro principal. Por su parte, los amoraítas o “comentadores” fueron los encargados de continuar con la labor de sus predecesores desde el siglo III en adelante. Fueron llamados así por su “comentario” a la Misná, que daría origen al Talmud de Jerusalén.

Una controversia cualquiera a partir del Talmud, de Carl Schleicher (ca. 1859-1871)
DOSSIER LA GALILEA DE LOS RABINOS Nº116 | RESEÑA BÍBLICA 55

En época amoraíta, Babilonia, la otra sede del rabinismo, comenzaba a ganar prestigio. Entre la tierra de Israel y Babilonia, las distintas generaciones de maestros y discípulos mantuvieron relaciones constantes; los intercambios fueron esenciales para la formación de los rabinos, y las tradiciones viajaron con ellos de un sitio a otro. Cuando el período de esplendor llegó a su fin en Galilea (siglo V), el judaísmo rabínico continuó en Babilonia durante unos siglos más. Su gran obra es el otro comentario a la Misná, el ya referido Talmud de Babilonia (siglo VII). En definitiva, desde los amoraítas, las antiguas tradiciones de Palestina disfrutaron de una nueva vida en Babilonia.

Uno de los problemas principales para conocer la historia interna del movimiento rabínico es la escasez de noticias históricas de las que disponemos. Esto también sucede con el judaísmo en Galilea. Por las fuentes no rabínicas, como las romanas –por ejemplo, las leyes– o los Padres de la Iglesia, sabemos relativamente poco sobre las comunidades judías y su gestión. Tampoco informan del papel preciso que jugaron los rabinos dentro de las comunidades judías o en su relación con el Gobierno romano. El movimiento rabínico, una tendencia marginal en sus orígenes, no recibió la atención que hoy nos habría gustado para reconstruir este judaísmo que siglos después se convertiría en fuente de autoridad y marcaría el devenir de la historia judía.

Tampoco los rabinos dejaron para la posteridad un relato histórico de su tiempo, su organización o su evolución. Invirtieron sus

Entre los siglos II y V se sitúa la época de esplendor del judaísmo rabínico en Galilea. Aquí se consolidó el Patriarcado judío, se compiló la Misná y el Talmud de Jerusalén, y las generaciones de rabinos tannaítas y amoraítas hicieron del estudio una forma de vida

esfuerzos en la colosal empresa de recopilar las leyes y tradiciones e indagar en los sentidos del texto bíblico. Incluso cuando mencionaron a figuras destacadas de la época, su intención no fue presentar un relato histórico. Así sucede, por ejemplo, con los episodios donde el supuesto emperador romano Antonino –de difícil identificación; por las fechas, quizá Caracalla– mantiene una serie de discusiones con Rabí, el gran patriarca Judá ha-Nasí (Galilea, siglos II-III). Dichos episodios fueron creados con otros fines y no como un informe de

los acontecimientos históricos. Tampoco la cultura material de la época, como las sinagogas de los yacimientos arqueológicos de Galilea, revela claramente qué implicación tuvieron los rabinos en sus propias comunidades o cómo se organizaron internamente.

Solo las fuentes postalmúdicas de la Edad Media, en época de los grandes gaones de las academias de Babilonia, hablan directamente de la historia interna del judaísmo rabínico. Obras como el Libro de los tannaítas y amoraítas (siglo IX) y la Carta de Serira Gaón (siglo X) responden más a los intereses

DOSSIER 56 RESEÑA BÍBLICA | Nº116

de grupo que a la intención de ofrecer un relato histórico. Sin embargo, los tannaítas y amoraítas, como hombres de su tiempo, no pudieron abstraerse completamente de su entorno ni de sus circunstancias sociales y políticas. En sus textos legales y narrativos plasmaron sus inquietudes e intereses, y su visión del mundo. De ellos se pueden rescatar datos provechosos. Por ejemplo, las propias ficciones rabínicas sobre el emperador Antonino y el patriarca Rabí Judá ha-Nasí nos descubren que en ciertos momentos se logró disfrutar de un clima de entendimiento entre los judíos y el poder imperial. Al menos así lo transmitieron los rabinos. Estas referencias valiosas, combinadas con otra documentación y los hallazgos arqueológicos, ayudan a la investigación a reconstruir una historia del judaísmo rabínico en general, y del palestinense en particular.

A pesar de las dificultades para conocer una historia pormenorizada del movimiento, sabemos que Galilea tuvo una influencia central en el desarrollo y fortalecimiento de esta nueva forma de entender el judaísmo sin Templo, sin sacrificios y sin sacerdocio, y sin visos de vivir en un Estado judío. Las grandes obras del judaísmo palestinense fueron

compuestas, en su mayor parte, en Galilea, donde importantes proyectos vieron la luz, como la recopilación de la Misná y el Talmud de Jerusalén. Fue en Galilea donde el movimiento rabínico dejó de ser una tendencia marginal y comenzó a consolidarse como el judaísmo normativo. También aquí los rabinos fueron ganando peso en la vida de las comunidades judías. En este viaje que supuso el movimiento rabínico hacia una nueva identidad del judaísmo, Galilea fue una parada clave en el trayecto.

DE JUDEA A GALILEA

Pasaron unas décadas desde el desastre del año 70 hasta el traslado definitivo del movimiento rabínico a Galilea. En este tiempo se mantuvieron vivas las esperanzas de volver a Jerusalén y retomar el servicio en el Templo, pero también comenzó la búsqueda de un modelo nuevo de relación con la tradición judía. En la provincia de Judea tuvieron lugar algunos acontecimientos que desencadenarían el traslado definitivo del rabinismo y de las instituciones judías a Galilea. De hecho, la investigación incluye estos años decisivos en su definición del llamado “judaísmo clásico”, contando desde los inicios del movimiento hasta su ocaso, es decir,

desde la caída de Jerusalén hasta el final de las academias de Babilonia (70-1040).

Sin embargo, es muy probable que los sucesos que siguieron a la pérdida del Templo solo se percibieran como grandes hitos tiempo después, ya desde la perspectiva de Galilea. Un ejemplo significativo de ello es la tradición tardía sobre Rabán Yojanán ben Zakay y su establecimiento en la población de Yabne (70). A este personaje se le atribuye la fundación de una academia cerca de la actual Tel Aviv, donde se habría asentado también el Sanedrín, que daría lugar al nacimiento del judaísmo rabínico. Según esta tradición, durante el sitio de Jerusalén, Rabán Yojanán se opuso al enfrentamiento con Roma. Con la intención de escapar de sus conciudadanos, se metió en un féretro para ser sacado por sus discípulos. Cuando llegaron ante Vespasiano y abrieron la caja, Rabán Yojanán se levantó y su única petición fue que se le concediera Yabne: “Iré, enseñaré allí a mis discípulos, estableceré allí la oración y cumpliré allí todos los mandamientos” ( Abot de Rabí Natán A 4,7). La importancia de Yabne está sobredimensionada en esta descripción tardía de los hechos. También fue magnificada por la investigación durante

Nº116 | RESEÑA BÍBLICA 57 LA GALILEA DE
RABINOS
A pesar de las dificultades para conocer una historia pormenorizada del movimiento, sabemos que Galilea tuvo una influencia central en el desarrollo y fortalecimiento de esta nueva forma de entender el judaísmo sin Templo, sin sacrificios y sin sacerdocio, y sin visos de vivir en un Estado judío
LOS

décadas al haber calificado este episodio como el “sínodo de Yabne”. Seguramente, la realidad fue muy distinta. En torno a la figura de Yojanán se habrían reunido eruditos de distintos grupos –fariseos, sacerdotes y otros expertos en la Ley– y se habrían tomado algunas decisiones que solo con el tiempo se verían como los orígenes del rabinismo.

Unos años después, a Rabán Yojanán le sucedió Rabán Gamaliel II, nieto de aquel Rabán Gamaliel maestro de Pablo según los Hechos de los Apóstoles (22,3). Incluso con su ilustre origen familiar, su liderazgo al frente de Yabne (80/90-110) no estuvo exento de problemas, llegando a ser depuesto temporalmente. Durante su época, Samuel ha-Qatán –el Menor– habría incorporado en las Dieciocho bendiciones , una de las oraciones más importantes del judaísmo, la maldición contra los minim , los “herejes”. Esta estuvo dirigida contra todas las herejías

–por ejemplo, los gnósticos– y no solo contra los cristianos, como a menudo se ha interpretado. Pese a las dificultades de estos años, la familia Gamaliel se asentaría después en Galilea y proveería de importantes figuras al movimiento rabínico.

Antes de que el movimiento rabínico se instalara definitivamente en Galilea, otros centros también tuvieron su relevancia

entre las primeras generaciones de tannaítas. Por ejemplo, en el sur de Judea estuvo Rabí Ismael, al que se le atribuyen una serie de reglas hermenéuticas y la idea de que la Torá está escrita en palabras humanas. Rabí Aqiba, uno de los maestros más importantes de su generación y famoso por su depurado método interpretativo, tuvo una escuela con destacados discípulos en Bene Beraq. Lod,

Puerta de la Sinagoga del Rabán Yojanán ben Zakay
DOSSIER 58 RESEÑA BÍBLICA | Nº116
A Rabán Yojanán ben Zakay se le atribuye la fundación de una academia cerca de la actual Tel Aviv, donde se habría asentado también el Sanedrín, que daría lugar al nacimiento del judaísmo rabínico

cerca de la actual Tel Aviv, también fue un centro importante para la actividad rabínica. El cambio trascendental llegó después de la Segunda Guerra Judía contra Roma (132-135) y la muerte de su líder, Simeón bar Kojba. Rabí Aqiba, que había tomado partido contra Roma, le llegó incluso a aplicar a este “príncipe” (nasí) el versículo de Nm 24,17: “Una estrella [kojab] ha surgido de Jacob” (Talmud de Jerusalén, Taanit 4,8,68d). El fracaso de esta revuelta liderada por este “hijo de la estrella” (bar Kojba) supuso el final de las esperanzas mesiánicas y un punto de no retorno. En este contexto también tuvo lugar la ejecución de Rabí Aqiba. En estos años convulsos se levantó sobre las ruinas de Jerusalén la colonia Aelia Capitolina, se les prohibió el acceso a la ciudad a los judíos y la provincia de Judea pasó a llamarse Siria-Palestina.

Galilea fue ganando importancia tanto para la vida judía como para el rabinismo. También las relaciones con Roma mejoraron con los Antoninos tras la muerte de Adriano (138). En Usha, en la Alta Galilea, se instalaron figuras como Rabí Meír y Rabí Simeón bar Yojay, antiguos discípulos de Rabí Aqiba. Solo después se sumaría y acabaría imponiéndose un Gamaliel, Rabán Simeón ben Gamaliel II. De hecho, con su hijo y sucesor, Rabí Judá ha-Nasí, el Patriarcado judío conocería su época dorada. En Galilea, el Patriarcado se trasladaría de Usha a Bet Shearim, luego a Séforis y, finalmente, entrado el siglo III, quedaría instalado en Tiberias hasta su desaparición (siglo V).

GALILEA, NUEVO COMIENZO Y FORTALECIMIENTO DEL RABINISMO LA GALILEA DE RABÍ

En la Galilea del siglo II se consolidó el Patriarcado con Rabí Judá ha-Nasí (“el Príncipe”). Las fuentes rabínicas a menudo se refieren a él con el título de “Rabí”, sin necesidad de mencionar su nombre. Este dato demuestra la gran consideración que le otorgó la propia tradición rabínica. El pa-

En la Galilea del siglo II se consolidó el Patriarcado con Rabí Judá ha-Nasí (“el Príncipe”). Las fuentes rabínicas a menudo se refieren a él con el título de “Rabí”, sin necesidad de mencionar su nombre

Ilustración de la Enciclopedia judía de Brockhaus y Efron (1906-1913). La leyenda en hebreo sobre la miniatura significa "Rabino Gamaliel"

triarca tuvo una posición social y económica destacada. Se convirtió en la figura de autoridad para la comunidad judía y el movimiento rabínico, y en interlocutor de su pueblo con las autoridades romanas. Desde su corte y tribunal ejerció su influencia en distintos aspectos de la vida judía, como los referentes a los asuntos legales o la educación. Los testimonios rabínicos entroncan su genealogía, la familia de los Gamaliel, con la casa davídica y lo elevan al estatus de mesías o héroe nacional. Por ejemplo, de él se dice que nació cuando murió Rabí Aqiba (Talmud de Babilonia, Quidusín 72b), es decir, un sabio reemplazó a otro. Estas exageraciones en algunas fuentes, al igual que las críticas hacia su persona, ponen de manifiesto el peso de su liderazgo.

Rabí Judá ha-Nasí, que habría nacido sobre los años treinta del siglo II, fue sin duda un referente para su época y las generaciones

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LA GALILEA DE LOS RABINOS

que vendrían después. Estuvo al frente del patriarcado entre las últimas décadas del siglo II y las primeras del III. A él se le atribuye el gran proyecto tannaíta de compilación de la Misná. Este corpus textual recopila en seis órdenes compuestos por diferentes tratados las leyes transmitidas oralmente. Los intentos anteriores de recopilar la Ley oral probablemente quedaron diluidos en el proyecto de Rabí.

La Misná marca los inicios de la “literatura rabínica”. Esta obra supone mucho más que un mero compendio de leyes. La halajá (“ley”, literalmente: “la manera de caminar”) rabínica adaptó la Torá a una nueva realidad y preparó al judaísmo para vivir en un mundo sin Templo ni independencia política. Mediante la halajá , los rabinos poco a poco ejercieron su influencia en la vida diaria judía en cuestiones relacionadas, entre otras, con la agricultura o el comercio. Solo medio siglo después, la Misná sería ya considerada la otra Ley judía, junto con la Biblia (la Torá escrita). Su estudio se convirtió en uno de los ejes intelectuales del movimiento rabínico no solo en Palestina, sino también en la floreciente comunidad de Babilonia.

Además de la Misná, otro corpus legal, aunque sin la autoridad de Rabí, nos ha llegado del período tannaíta, la Tosefta (“añadido, complemento”). Esta obra sigue básicamente el orden de la Misná, y en ella se pueden encontrar tradiciones paralelas con variantes significativas. También de esta época datan los primeros comentarios al texto bíblico, los midrasim , que se ocupan sobre todo de cuestiones legales. Fue,

por tanto, un período muy productivo para la actividad rabínica y el desarrollo de la Ley.

LA GALILEA DE LOS AMORAÍTAS

Los siglos III-V supusieron una época de claroscuros para los judíos de Palestina. En el siglo III se promulgó el Edicto de Caracalla (212), que concedió la ciudadanía romana a los habitantes de las provincias y, entre ellos, a los judíos. La crisis económica del Imperio afectó especialmente a Palestina, que, por su situación estratégica de zona de paso, sufrió las consecuencias de las campañas contra los persas-sasánidas. Durante unos años, la región incluso quedó bajo la influencia de la ciudad de Palmira, con Odenato y su viuda Zenobia (260-273). El siglo IV estuvo marcado por la cristianización del Imperio con Constantino. Con el Edicto de Milán (313) se elevaba el cristianismo a la categoría de religio licita . En las siguientes décadas, las comunidades cristianas se fueron extendiendo por Palestina y comenzó la época de los peregrinajes a Tierra Santa y la construcción de iglesias (como el Santo Sepulcro, en Jerusalén). En este contexto de consolidación del cristianismo es llamativa la

decisión de Juliano (361-363) de reconstruir el Templo de Jerusalén; proyecto que fracasó. Finalmente, mediante el Concilio de Tesalónica (380), Teodosio obligaba a todos los habitantes del Imperio a aceptar el cristianismo. La literatura rabínica nos ha dejado noticias de

su época dorada ya había pasado. Poco se sabe de los patriarcas posteriores que sucedieron a Rabí entre los siglos III y V

El Patriarcado judío, hereditario entre los Gamaliel, continuó ejerciendo su influencia después de Rabí Judá ha-Nasí. Pero
DOSSIER 60 RESEÑA BÍBLICA | Nº116

algunos de estos hechos, de las esperanzas mesiánicas depositadas en ciertos personajes o gobiernos en momentos de crisis y de sus decepciones. Por ejemplo, en un añadido tardío de la Misná que describe los terribles sucesos que precederán a la llegada del Mesías, se especifica que “el reino se volverá a la herejía [minut] ” ( Sotá 9,15). Esta minut probablemente alude directamente al cristianismo.

El Patriarcado judío, hereditario entre los Gamaliel, continuó ejerciendo su influencia después de Rabí Judá ha-Nasí. Pero su época dorada ya había pasado. Poco se sabe de los patriarcas posteriores que sucedieron a Rabí entre los siglos III y V: Gamaliel III, Judá II

Nesia, Gamaliel IV, Judá III (siglos III-IV), Hillel II –con el que se introdujo el calendario judío–, Gamaliel V, Judá IV y Gamaliel VI (último patriarca). La literatura rabínica nos ha dejado algunas noticias que muestran la desafección creciente de los rabinos hacia ellos, quizá más interesados en recaudar impuestos y mantener su corte que en la comunidad judía o en la educación rabínica. La legislación romana, sobre todo desde Constantino (siglo IV), también los menciona. Por ejemplo, en una ley del 392, recopilada en el Código Teodosiano, se refiere a ellos como un grupo de “varones eminentísimos y patriarcas ilustres” (XV,8,8). El ocaso del Patriarcado llegó en

el siglo V, según indican las leyes de los años 415 y 429 (XVI,8,22 y 29). Primero se le arrebataron derechos al patriarca y luego se suprimió la institución.

A pesar de las circunstancias cambiantes dentro y fuera de las comunidades judías, el movimiento rabínico fue ganando prestigio con los tannaítas y terminó de consolidarse con los amoraítas. En el siglo III, pocas décadas después de la muerte de Rabí, los amoraítas llevaron a otro nivel la actividad académica de sus predecesores mediante el estudio de la Misná, ya convertida en fuente de autoridad. Dicho estudio se materializaría un par de siglos más tarde en la edición del Talmud de Jerusalén. Junto con el comentario de estas leyes, los amoraítas también se ocuparon de desentrañar los sentidos del texto bíblico. Los midrasim , comentarios al texto bíblico, de este período incluyen numeroso material hagádico. La hagadá (“lo que se dice”) ha de entenderse no solo como “lo narrativo”, sino como todo aquello que no es halajá (de carácter legal). Esta época supone, por tanto, otro gran logro para la literatura rabínica.

El final del Patriarcado (siglo V) y del judaísmo rabínico en Galilea coincide con la edición del Talmud de Jerusalén. A partir de aquí, el judaísmo rabínico continuaría su desarrollo esencialmente en las academias de Babilonia, con las que los rabinos de la tierra de Israel habrían mantenido mutuos e intensos contactos durante siglos.

GALILEA, RUPTURA Y CONTINUIDAD

El traslado a Galilea en el siglo II significó la aceptación definitiva

Supuesta tumba del Rabí Judá ha-Nasi en Beit Shearim
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LA GALILEA DE LOS RABINOS

de una nueva realidad. La situación no era comparable con la de las décadas siguientes a la pérdida del Primer Templo en tiempos de Nabucodonosor (586 a.e.c.). Ya no se trataba de un ínterin a la espera de regresar a Jerusalén y poner en marcha de nuevo las instituciones, como había sucedido en época persa tras el edicto de Ciro el Grande (538 a.e.c.). Para el movimiento rabínico, Galilea supuso un punto de inflexión.

Pese a la fractura con el período anterior, los rabinos se esforzaron en establecer una continuidad con el pasado. Una buena muestra de ello es el propio término rabí (“mi maestro”), con el que Jesús es llamado en los evangelios. Fue solo

después del 70 o quizá ya en Galilea cuando se utilizó como título honorífico (“rabino”). Un testimonio tannaíta aclara: “Al que tiene discípulos se le llama rabí . Si sus discípulos fueron olvidados, se le llama rabán . Si fueron olvidados los unos y los otros (esto es, los discípulos de los discípulos), se le llama por su nombre” (Tosefta, Eduyot 3,4). Del texto se deduce no solo un intento de explicar las diferencias entre estos eruditos, sino también de conectar tres períodos: la época del Templo, en la que los sabios son conocidos solo por su nombre; los primeros años de Yabne, que ostentan el título de rabán (“nuestro maestro”, como los mencionados Yojanán

ben Zakay, Gamaliel o Simeón), y después, cuando reciben el de rabí (como Aqiba o Meír). Algunos testimonios van más allá haciendo entroncar a los rabinos con la historia bíblica mediante una cadena de tradición ininterrumpida: “Moisés recibió la Torá del Sinaí y la transmitió a Josué, Josué a los ancianos, los ancianos a los profetas, los profetas la transmitieron a los hombres de la Gran Asamblea…”, pasando por la época del Templo hasta llegar a los tannaítas (Pirqué Abot 1-2). Entre ellos se menciona a Rabí Judá ha-Nasí. Los testimonios presentan una imagen idealizada del movimiento rabínico, pero nos dan una idea de hasta qué punto el “recibir y

Lectura de la Torá
DOSSIER 62 RESEÑA BÍBLICA | Nº116

transmitir” se convirtió en la herencia intelectual de maestros a discípulos. El “estudio” implicaba, de hecho, todos los ámbitos de la vida, pues adquirir una formación rabínica suponía a menudo ponerse al servicio de los sabios y aprender de su día a día, esto es, compartir la vida.

Las fuentes nos hablan de rabinos instruyendo en sus propias casas, plazas, puertas de ciudades, casas de estudio y sinagogas. Las sesiones no se acomodaban a un edificio específico. De hecho, la sinagoga (bet ha-kenéset), además de su uso comunitario y litúrgico, también fue un espacio destinado a la enseñanza. Igualmente, la “casa de estudio” (bet ha-midrás) , nombre de la escuela rabínica en Palestina, podía estar situada en distintos emplazamientos, como el recinto de una sinagoga. Los textos se refieren a algunas poblaciones con importantes casas de estudio en Galilea, como Séforis y Tiberias –sedes del Patriarcado–, pero también a otros lugares como Cesarea (en la época en que Orígenes de Alejandría tendría su escuela, siglo III).

Este ideal del estudio no se limitó solo al ámbito rabínico, sino que paulatinamente fue también asumido por la población común.

Las fuentes nos dejan noticias dispersas, por ejemplo, sobre la escuela elemental, el aprendizaje de la Torá por parte de los jóvenes o el proceso de memorización repitiendo en voz alta. Es probable que, en la Galilea del siglo III, la enseñanza elemental ya se hubiera generalizado, al igual que se habrían afianzado los cimientos de una formación rabínica para quienes continuaran después profundizando en la tradición.

El gran éxito del movimiento rabínico no solo contribuyó a la cada vez mayor implicación de los rabinos en la vida de las comunidades (tribunales, educación, sinagoga…).

También lo hizo el haber sabi -

BIBLIOGRAFÍA

do transmitir gradualmente los ideales de vida rabínicos a la población judía. En la autopercepción de su sociedad, mediante el ideal del estudio, los rabinos aspiraban a convertir al pueblo judío en un pueblo de sabios, con ellos al frente. En buena medida, fue en Galilea donde los sabios, los hajamim, hicieron realidad muchas de sus aspiraciones, dejando de ser una tendencia marginal e inaugurando una nueva época para el judaísmo, el período rabínico.

Con el ocaso del Patriarcado y la edición del Talmud de Jerusalén (siglo V) llega a su fin el movimiento rabínico en Galilea. Este continuaría solo en Babilonia. Allí, el rabinismo lograría imponerse definitivamente como el judaísmo normativo, y el Talmud de Babilonia se convertiría en su pilar fundamental hasta la actualidad. Sin embargo, la historia del judaísmo en Galilea no termina aquí. Siglos más tarde, ciudades como Tiberias y otras zonas de Palestina, como Jerusalén, volverían a ser centros neurálgicos de la intelectualidad judía. Pero esto es ya otro capítulo de la historia judía.

> G. SEIJAS (DIR.), Historia de la literatura hebrea y judía, Trotta, Madrid 2014.

> G. STEMBERGER, El judaísmo clásico. Cultura e historia del período rabínico, Trotta, Madrid 2011.

> H. L. STRACK / G. STEMBERGER, Introducción a la literatura talmúdica y midrásica. Ed. española preparada por M. PÉREZ FERNÁNDEZ, Verbo Divino, Estella 21996.

Nº116 | RESEÑA BÍBLICA 63 LA GALILEA DE LOS RABINOS
El traslado a Galilea en el siglo II significó la aceptación definitiva de una nueva realidad. La situación no era comparable con la de las décadas siguientes a la pérdida del Primer Templo en tiempos de Nabucodonosor (586 a.e.c.)

“El interés que despierta la Biblia es enorme”

Entrevista a Juan Chapa

Bilbaíno afincado en Navarra, Juan Chapa es con mucha probabilidad quien más sabe de manuscritos del Nuevo Testamento en España. Formado tanto en filología clásica como en Sagrada Escritura, su capacidad, su rigor y su trabajo le han convertido en un referente en este tema. Hace unos meses que ha aceptado presidir la Asociación Bíblica Española, y, desde esta responsabilidad, nos comparte algo de sí mismo.

Cuéntanos algo de ti para que te conozcan mejor nuestros lectores Nací y crecí en Bilbao hace casi 66 años. Todavía muy joven, con 16 años, según el plan de estudios de aquella época, me trasladé a Pamplona para realizar estudios de Filología. Los tres años comunes a las distintas especialidades (Filología Hispánica, Inglesa, Clásica, etc.) los cursé en la Universidad de Navarra; los dos últimos de especialidad en Filología Clásica, en la

Universidad de Sevilla. Desde allí marché a Roma a estudiar Teología en el seminario internacional del Opus Dei. Fui ordenado sacerdote en 1981. Mi formación bíblica inicial la recibí en la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, donde realicé la licenciatura en Teología Bíblica y luego el doctorado. Al terminar me quedé en el departamento de Sagrada Escritura de esa facultad, en el que ya llevo casi cuarenta años.

Si lo más habitual no es terminar centrándose en el estudio bíblico, resulta aún menos frecuente decantarse por la papirología y los manuscritos del Nuevo Testamento. ¿Cómo terminaste en este mundo? ¿Cómo fue tu proceso para llegar hasta aquí?

Al haber estudiado Filología Clásica, José María Casciaro, director del departamento, me aconsejó realizar un doctorado en esa disciplina, como tesis de habilitación

64 RESEÑA BÍBLICA | Nº116
Por Ianire angulo
Actualidad

al estilo centroeuropeo. Animado por el catedrático de Griego de Sevilla, Alberto Díaz Tejera, y por el de Derecho Romano de mi universidad, Álvaro D’Ors, precursor entre otras cosas de la papirología documental en España, me adentré en el mundo de los papiros griegos. La importancia que tienen para conocer mejor la lengua del Nuevo Testamento había sido puesta de relieve sobre todo por Deissmann y parecía un campo interesante en el que trabajar. Una serie de circunstancias fortuitas me llevaron a conocer a Peter Parsons, gran experto en papirología en la Universidad de Oxford, en la que se encuentra la colección de papiros de Oxirrinco, una de las más importantes del mundo. Esta colección fue el resultado de las excavaciones que dos antiguos alumnos de la universidad,

Bernard Grenfell y Arthur Hunt, realizaron en los basureros de la antigua ciudad de Oxirrinco, situada a unos 200 km al sur de El Cairo. Allí descubrieron miles de fragmentos de papiros, que se vienen publicando desde 1898. Hablando con Parsons, uno de los editores de la colección, surgió la posibilidad de hacer la tesis en esa universidad sobre las cartas de pésame en papiros griegos. Al terminar mi doctorado, me invitó a colaborar en el proyecto. El primer encargo consistió en la edición de

unos fragmentos de un códice del Apocalipsis. Desde entonces he ido editando otros papiros cristianos procedentes de esa ciudad.

Siempre existen personas que se convierten en referentes. ¿Quién consideras que ha sido tu mayor influencia en tu trayectoria de estudios bíblicos?

Son muy numerosas las personas con las que estoy en deuda. Debo mucho a José María Casciaro, por su humanidad y sabiduría, y por la delicadeza que tuvo para

He palpado su preocupación y desvelo para que la ABE tenga la vitalidad, calidad y altura científica de la que hoy en día goza
Nº116 | RESEÑA BÍBLICA 65 ACTUALIDAD

“empujarme” a adentrarme en el mundo de la Biblia. Recuerdo cómo, a finales de los 80, nos animaba a los que nos habíamos incorporado al departamento a asistir a las reuniones de biblistas vasco-navarros. Allí conocí al P. Antonio M.ª Artola, a José Antonio Jáuregui y sobre todo a Rafael Aguirre, de quien siempre he admirado su entusiasmo

y su capacidad de trabajo. Otro referente para mí ha sido Gonzalo Aranda. Su afán de saber, su agudeza y su capacidad de ver lo positivo en cualquier publicación han sido para mí de gran estímulo. Finalmente, aunque no trabaja temas bíblicos, debo decir que en mi labor investigadora estoy en deuda con Peter Parsons, Regius Professor of Greek en la Univer-

sidad de Oxford (1989-2003) y ahora buen amigo, una auténtica eminencia en literatura griega y en papirología en particular, que aceptó dirigirme la tesis y que nunca ha dejado de enseñarme y ayudarme desinteresadamente.

Has asumido hace unos meses la presidencia de la Asociación Bíblica Española y llevas años en su consejo. Desde esta posición que te otorga una perspectiva privilegiada, ¿qué podrías decirnos sobre el panorama bíblico español en la actualidad? ¿Cuáles son sus fortalezas y sus debilidades? He tenido la suerte de trabajar en el consejo de la Asociación Bíblica Española (ABE) en los últimos doce años. He aprendido mucho de todas las personas que han formado los diversos consejos. He palpado su preocupación y desvelo para que la ABE tenga la vitalidad, calidad y altura científica de la que hoy en día goza. Esta vitalidad no es más que un reflejo de la pasión y compromiso que tienen todos los miembros de la ABE en el desempeño de su docencia e investigación, sin limitarse a estudiar la Biblia como un frío objeto de análisis. Esta es, a mi juicio, una gran fortaleza. Otro punto fuerte es la posibilidad de contar con muy buenas editoriales y revistas académicas en las que los biblistas españoles pueden publicar sus trabajos. Menos positivo, pienso, es que la mayoría de quienes se dedican a los estudios bíblicos en España tienen además otras ocupaciones y son pocos los que cuentan con dedicación exclusiva a la docencia y a la investigación. Frente a lo que puede ocurrir en otros países,

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ACTUALIDAD
RESEÑA BÍBLICA | Nº116

donde el estudio de la Biblia es realizado en buena medida por laicos y laicas, en España todavía es mayoritario el número de personas que tienen que compatibilizar su trabajo académico con labores pastorales o de formación eclesial. En este sentido, hacen falta más mujeres y hombres que dispongan de ilusión y tiempo para el estudio y la investigación del texto bíblico.

¿A qué retos y desafíos crees que se debe enfrentar el estudio de la Biblia en nuestras fronteras?

El interés que despierta la Biblia es enorme, tanto en ámbitos confesionales como no confesionales. Esto también se observa en los estudios de temática bíblica que se llevan a cabo en las universidades estatales. El reto es conseguir personas bien capacitadas que puedan afrontar estos estudios con el mismo rigor y profundidad del mundo académico de ámbito no confesional, pero con la riqueza que supone tener la convicción de que el texto estudiado es –para millones de personas en el mundo– un texto

único porque testimonia la Palabra de Dios.

Tu investigación bíblica se ha centrado en el Nuevo Testamento, especialmente en su transmisión, pero, si tuvieras que elegir un libro del Antiguo Testamento, ¿cuál sería y por qué?

Quizá por mi formación, me atraen especialmente las narrativas de época helenística, como Tobías, Ester, Judit, Macabeos. Pero me apasiona también la literatura apocalíptica. Así que, si tuviera que elegir un libro del Antiguo Testamento, probablemente sería el de Daniel. Además de interesantes problemas de composición y transmisión, ofrece una teología de la historia de gran actualidad.

¿Cuál consideras que es la mayor aportación que la papirología puede aportar al estudio bíblico?

Bajo el nombre “papirología” se engloba una gran variedad de campos de estudio. Los papiros –y cuando se habla de papiros se sobreentienden también los pergaminos, tablillas y óstraca– proporcionan la ocasión de analizar cuestiones relativas a la historia, a la literatura, el lenguaje, la vida cotidiana, el derecho, etc. del mundo en que vivieron quienes escribieron los documentos transmitidos en ese soporte. Es mucho, por tanto, lo que pueden ofrecer para conocimiento del mundo del Nuevo Testamento. Además, los testimonios bíblicos más antiguos que se conservan están en papiro. De modo que su estudio es muy importante para la crítica textual y para entender mejor la historia de los efectos del texto bíblico.

La salvación como solidaridad

El paradigma soteriológico del evangelio de Lucas

Definir la salvación en el tercer evangelio, comprender cómo se realiza o concretar sus destinatarios, son algunos de los retos a los que responde esta disertación realizada en la Pontificia Universidad

Gregoriana bajo el acompañamiento del profesor Massimo Grilli.

Hacen falta más mujeres y hombres que dispongan de ilusión y tiempo para el estudio y la investigación del texto bíblico
Nº116 | RESEÑA BÍBLICA 67 ACTUALIDAD verbo divino www.verbodivino.es Tel. +34 948 556 511 Jesús Varga Andrés

REUNIÓN INTERNACIONAL DE LA CATHOLIC BIBLICAL ASSOCIATION OF AMERICA

La Catholic Biblical Association of America celebró su 84.ª reunión internacional en Santa Clara University del 30 de junio al 2 de agosto en un formato híbrido. Durante el primer día se reunieron el consejo ejecutivo y los comités de programación, finanzas y de tecnología. Por la noche se hizo la presentación del Jerome Biblical Commentary for the 21st Century, dirigido por John J. Collins, Gina Hens-Piazza, Barbara Reid, O.P., Donald Senior, C.P., y facilitado por Sherri Brown. Este comentario clásico no solo continúa y desarrolla la tradición bíblica dirigida por académicos norteamericanos, sino que además incluye métodos, y voces nuevas y diversas ofrecen luces a la vez nuevas y perennes.

Las mañanas de los siguientes días se dedicaron a la presentación y discusión por equipos que trabajan por un par de años dedicados a la investigación y/o publicación de temas específicos por áreas de especialización, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento (taskforces y continuing seminars). El parteaguas del segundo día se hicieron dos presentaciones simultaneas, dirigidas por Francis M.

Macatangay, University of St. Thomas, Houston, “The Book of Tobit, Genesis 1–2, and Some Remarks on Same-Sex Partnership;” y por Laurie A. Brink, O.P. Catholic Theological Union, “Αλλήλους εκδέχεσθε! Pondering Paul’s Theological. Imperative to Wait in 1 Cor 11:17-34”.

Las tardes del segundo y tercer día fueron dedicadas a la presentación de 29 investigaciones de una amplia gama de pasajes y temas bíblicos. Estas presentaciones son una gran oportunidad para presentar tanto el desarrollo de nuevas investigaciones como la retroalimentación ofrecida por los participantes en cada una de estas presentaciones simultáneas. Este año la conferencia magisterial estuvo a cargo de Ronald D. Witherup, P.S.S., Sulpician Superior General, “‘Apart from these things I am pressured daily from my anxiety for all the churches’ (2 Cor 11:28): The Intersection of Paul’s Theology and Pastoral Practice”. Las sesiones simultáneas del lunes al mediodía fueron dirigidas respectivamente por Andrew R. Davis, Boston College School of Theology and Ministry, “Off-Script with Elihu: Misquotations and Memory. Variants in the Book of Job;” y por Francis J. Moloney, S.D.B., Catholic Theological College, Australia, “The Jews, Israel, and Jerusalem in the Book of Revelation”. La noche del lunes se llevó a cabo un panel con el título “Children in the Biblical World” dirigido por Richard J. Bautch, St. Edward's University; Kristine Henriksen Garroway, Hebrew Union College, Los Angeles; John W. Martens, St. Mark's College; y Julie Faith Parker, General Theological Seminary. La sesión general del martes estuvo a cargo de Ferdinand Okorie, C.M.F., Catholic Theological Union, “Asia Minor, the Early Church, Agricultural Metaphor and Christian Eschatology.”

Esta reunión internacional anual de la CBA está caracterizada por un profundo sentido de colegialidad y fraternidad de biblistas comprometidos al servicio del evangelio y la Iglesia en diálogo ecuménico y constructivo. La próxima reunión tendrá lugar en Creighton University. Omaha, Nebraska, del 22 al 25 de julio de 2023.

FUE NOTICIA 68 RESEÑA BÍBLICA | Nº116 ACTUALIDAD

SEGUNDAS JORNADAS “EX ORIENTE LUX”

Redacción

El pasado 9 de septiembre, el Salón de Grados de la Facultade de Humanidades del campus de Ferrol de la Universidade da Coruña fue el escenario en el que se celebraron las segundas jornadas “Ex Oriente Lux”. Arqueología, Biblia e Historia. Organizadas por la Sociedade Luso-Galega de estudios Mesopotámicos y por el Instituto Universitario de Xeología Isidro Parga Pondal, contaron con la asistencia de medio centenar de alumnos y profesores de distintas universidades. Jordi Vidal (Universitat Autònoma de Barcelona) habló de los orígenes históricos de Jerusalén y de las figuras de David y Salomón, entre la historia y la leyenda. Lucía Brage (Universidade da Coruña) abordó la cuestión de Aroer y el debut de la arqueología española en el mundo bíblico. Jaime Vázquez (CESAG-Universidad Pontificia Comillas) presentó las aportaciones de los manuscritos del mar Muerto al mundo de los estudios bíblicos, coincidiendo con el 75 aniversario de su descubrimiento. Juan Luis Montero Fenollós (Universidade da Coruña) ofreció nueva luz a la relación compleja entre la literatura del Antiguo Testamento y la arqueología.

SERÁ NOTICIA

IV CONGRESO INTERNACIONAL

ORGANIZADO POR LA ASOCIACIÓN BÍBLICA ESPAÑOLA

I. Angulo

La ocupación y la preocupación por la “casa común” han aumentado notablemente en los últimos años. Esta inquietud afecta también a un modo de acercarse a la Escritura e interpretarla. La Asociación Bíblica Española se hace eco de inquietud y responsabilidad con lo creado, por ello el IV Congreso Internacional que organiza y que tendrá lugar del

4 al 6 de julio del 2023 tendrá por título: “Biblia y ecología: nuevas lecturas en un mundo herido”. En las conferencias de la plenaria participarán David Horrell, de la Universidad de Exeter, Katharine Dell y Hilary Marlow, ambas de la Universidad de Cambridge, Nuria Calduch-Benages, de la Pontificia Universidad Gregoriana, Esther Miquel, de Madrid y Josep María Esquirol, de la Universidad de Barcelona. Otras muchas comunicaciones se distribuirán en seis aulas distintas, dedicadas a la Ecología y hermenéutica, Antiguo Testamento, Nuevo Testamento, Espiritualidad bíblica y ecología, Ecología y evangelización, y un aula dedicada a la interdisciplinariedad.

Nº116 | RESEÑA BÍBLICA 69 ACTUALIDAD

El Museo de Terra Santa de Santiago de Compostela

Cerramos el Año Santo compostelano (2022-2023) con una visita al Museo de Terra Santa de Santiago de Compostela, uno de los mejores escaparates de aquella tierra y de la geografía del país de la Biblia.

El Museo de Terra Santa abrió sus puertas en el año 1993 con la finalidad de exponer buena parte de sus fondos provenientes de Tierra Santa (el marco geográfico en el que se desarrolló la vida de Jesús de Nazaret). Y todo ha sido posible gracias a la labor que desde hace siglos realiza la Custodia Franciscana de Tierra Santa.

En el año 1950 tuvo lugar una exposición temporal en Roma de la que formaron parte estos fondos. Cuatro años después, en 1954, esta misma exposición se realizó en Madrid. La mediación del franciscano gallego Fr. Juan de Legísima hizo posible que estos fondos acabasen siendo custodiados por los franciscanos de Santiago de Compostela, en el convento de San Francisco, que se precia de haber sido colegio de misioneros para Tierra Santa y Marruecos. Siempre fueron muy intensos los vínculos entre la provincia franciscana de Santiago Apóstol y la Custodia de Tierra Santa, entidad canónica constituida por la Iglesia, y encomendada a los franciscanos como legí-

timos “custodios de los Santos lugares”, en nombre de la Iglesia católica.

El actual Museo reabrió sus puertas en julio del año 2007, recibiendo desde entonces más de 40.000 visitantes de diversas nacionalidades. Se trata de una propuesta de acercamiento de la realidad histórica, cultural, social, artística y religiosa de los santos lugares a Occidente, constituyendo una de las principales colecciones históricas referidas a aquella tierra que se conservan y exponen fuera de ese contexto geográfico. El Museo de Terra Santa es un trozo de la historia de los santos lugares trasplantado a una ciudad cuyo origen tiene también mucho que ver con Tierra Santa, ya que Santiago Apóstol, quien da nombre a esta ciudad universal, cuna de peregrinaciones, era galileo, nativo de una geografía sagrada en la que, en cierto modo, muchos hemos nacido a nivel espiritual y cultural. La exposición se articula en cuatro grandes secciones:

1. El pasado remoto.

2. Huellas franciscanas.

3. Jerusalén deseada.

4. El pasado más reciente.

Visitar el Museo es hacer una incursión en la historia, desde el pasado más remoto hasta el siglo XX, dejando constancia de los períodos más relevantes de su fascinante historia.

El Museo tiene su sede en el monumental e histórico convento de San Francisco, a unos 150 metros de la basílica apostólica. Se accede al mismo a través de la iglesia de San Francisco, declarada monumento nacional en 1890, en la cual se custodia una gran cruz de ciprés que estuvo unos 300 años señalando el lugar del descubrimiento de la Santa Cruz, en la gruta de Santa Elena, dentro de la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén. La cruz se integra en un conjunto arquitec-

Sección abierta
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Francisco X. Castro Miramontes Director del Museo de Terra Santa

tónico y escultórico dedicado a los mártires franciscanos de Damasco (1860), entre los que figuraban dos religiosos de la provincia franciscana de Santiago: los beatos Juan Jacobo Fernández y Manuel Ruiz. Desde la nave de la izquierda, según se entra al templo, se puede acceder a la exposición museística a través de una puerta que conduce a uno de los claustros. A partir de ahí, ascendiendo por una escalera de piedra, se llega al primer piso de este claustro, en torno al cual se sitúan las aproximadamente 700 piezas expuestas, de un fondo de más de mil piezas, todas procedentes de Tierra Santa.

EL PASADO REMOTO

En las vitrinas de esta primera sección se exponen piezas históricas halladas en los yacimientos de Tierra Santa, comprendiendo un período que comienza en el Paleolítico y llega hasta la época de dominación romana (del 800.000 a.C. al siglo I a.C.), quedando comprendidas la Edad del Bronce, la del Hierro y la Helenística. En un pasillo aledaño a este espacio, se expone el monetarium, unas vitrinas acristaladas que contienen un centenar

de monedas de diversas épocas, destacando las monedas citadas en la Biblia, entre ellas los denarios. Al final del recorrido por el “pasado remoto”, se sitúa también una mini exposición sobre los textos sagrados, destacando la colección de varias Biblias en diversas lenguas.

HUELLAS FRANCISCANAS

La presencia franciscana en Tierra Santa se centra, desde tiempos antiguos, en la conservación de los santuarios cristianos, manteniendo vivo el culto, y en una memorable labor social. En dos salas se exponen los trabajos realizados en madera de olivo y nácar (destacando la gigantesca maqueta del Santo Sepulcro, obra de Fray Bartolomé de las Heras, en madera de ciprés), ya que fueron los franciscanos los pioneros a la hora de trabajar estos materiales enseñan-

do a la población local este oficio, como una forma de ganarse la vida.

JERUSALÉN DESEADA

Desde tiempo inmemorial la ciudad santa de Jerusalén ha sido objeto de deseo y de conquista bélica. En esta sección se hace un recorrido histórico por las épocas romana, bizantina, árabe, cruzada y turca, a través de numerosas piezas datadas en esas épocas. Destacan los cinco fragmentos de mármol de la época cruzada, que enlosaban la gruta del nacimiento de Jesús en Belén, junto a la estrella que indica el lugar exacto del nacimiento.

EL PASADO MÁS RECIENTE

Jerusalén sigue siendo hoy un lugar santo para las tres grandes religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo e islam), y espacio de encuentro entre diversas culturas. Esta última sección se centra en la realidad actual de Jerusalén, hasta llegar a la Primera Guerra Mundial, que afectó también a la ciudad tres veces santa. La exposición se completa con una gran maqueta de la Jerusalén de los tiempos de Jesús (siglo I de nuestra era).

La exposición permanente de piezas de Tierra Santa conlleva una intensa y profunda experiencia de inmersión en la historia y espiritualidad del “quinto Evangelio”, cuna de civilizaciones. Santiago de Compostela, ciudad “almada”, siempre merece una visita, y una vez en la ciudad, no puedes perderte la visita al Museo de Terra Santa.

SECCIÓN ABIERTA Nº116 | RESEÑA BÍBLICA 71

América Noticias de América Latina

Entrevista a Manuel Acosta

Manuel Acosta es un conocido biblista en Centroamérica, especialmente por sus publicaciones periódicas en la Revista Latinoamericana de Teología. Actualmente es sacerdote de la diócesis de Chalatenango en El Salvador y profesor titular de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), donde imparte las asignaturas de estudios bíblicos.

Manuel, cuéntanos tu historia y cómo surgió tu motivación por los estudios bíblicos

Bueno, yo soy salvadoreño, eso es lo más importante. Pero en cuanto a los estudios bíblicos, yo creo que mi carnet de identidad son las comunidades cristianas de El Salvador. No puedo decir que un carnet de carácter docente, sino que lleno de muchas de las comunidades cristianas de El Salvador. Y eso yo lo aprendí y lo viví en mi familia. El amor a la Biblia es de familia. En la época del 70, con los animadores de las comunidades donde vivíamos en lo rural, mi madre también llegó a hacerse animadora. Entonces se cultivó en el hogar una vocación de lectura de la Biblia en lugar del rosario. Mira, se cultivó la lectura, la reflexión en cosas tan sencillas como la lectura del Evangelio con preguntas como ¿ustedes qué piensan de esto? y ¿cómo ven que aparecen estos temas en las historias bíblicas?

Posteriormente, vino la guerra, en la que se profundizaron los problemas en este país, y eso me llevó a enfilarme en los distintos grupos.

En ese contexto de guerra (19801992), cuando mataron a Monseñor Romero se generó en la conciencia de buena parte del pueblo esto, este sentido por la Biblia, por leer los textos en las situaciones concretas. Y así me fui al seminario de esa manera. O sea, antes de ser seminarista, era joven, así que era curioso, era un laico liberal, era de las comunidades cristianas, militante activo. Después del seminario, me vuelvo a las comunidades. Como sacerdote, que es lo que me gusta realmente. Aquí, en esas montañas, la de Ojo de Agua y del Carnaval de La Laguna, me fui a acompañar a esa comunidad. Y allí seguimos la vocación de la lectura de la Biblia que las comunidades ya tenían. Fue una cosa bien bonita. Fue como vivir el regreso del exilio en 1992. El reencontrarse con las Biblias enterradas en la vida, en la tierra.

¿Qué es eso de las Biblias enterradas?

Para poner en contexto, la Biblia en tiempos del conflicto se convirtió en uno de los libros más subversivos en aquel tiempo. En-

tonces tener una Biblia era pecado mortal, te asesinaban los elementos de orden y del ejército, porque la Biblia se había convertido en el libro a vencer, digámoslo así. Entonces la gente enterraba las Biblias. Porque la Biblia representaba una liberación, un lenguaje. Estaba en la conciencia popular. La conciencia de la liberación, la conciencia de la fe, de la injusticia, la conciencia de hacer la paz, de hacer justicia, de hacer fraternidad, de hacer el perdón y todo eso. Entonces, claro, todo eso llevado a la práctica era lo peligroso. Por ello entonces las enterraban bajo tierra rápido para que no se las encontraran. Y en cuanto terminó la guerra, se comenzaron a buscar los entierros de Biblias y también entierros de todo tipo de objetos sagrados, campanas, cálices, copones, manteles, todo tipo de objetos religiosos, incluso los libros litúrgicos.

¿Por qué decides comenzar a estudiar Biblia en España?

Yo hice varios desentierros, eso fue una vida muy fuerte desde 1992. En 1998 yo decidí salir porque, bueno, decidí salir de la zona de la

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Yo soy EGERIA

Lectura feminista de un viaje en el siglo IV

Marisa Vidal Collazo

Ilustraciones: Sole Pite Sanjurjo

Una relectura con perspectiva de género del singular peregrinaje de Egeria, «relato profético y recuerdo subversivo de esa Iglesia inclusiva de liderazgos entrañables y mirada misericordiosa que tantas soñamos».

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montaña. Le dije al obispo que había que salir y que quería estudiar la Biblia. Y esa fue la convicción. Yo ya leía la Biblia, así que los estudios bíblicos para mí no eran una especie de agenda académica. Llegué a la Universidad de Deusto en 1998. Llegué a través de Javier Vitoria, un teólogo de Bilbao, en concreto por un convenio entre la diócesis de Bilbao y la diócesis de Chalatenango. Y ahí me encontré con los que hoy son grandes amigos, con Rafa Aguirre, en primer lugar, que fue el primero que me visitó. Bueno, llegué a Bilbao en cero porque yo había dejado todo hábito de lectura formal de la Biblia, nada que ver con estas lecturas reflexivas, sistemáticas, más académicas. Yo me había dedicado a hacer la justicia, hacer la reconciliación, a asesorar a las comunidades para que repartieran bien sus tierras, a leer la Biblia en ese contexto, qué nos decía el texto respecto a la repartición de tierras, todas esas cosas.

¿Cómo sobrellevaste ese contraste entre tu vida pastoral previa y el inicio de los estudios?

¿Qué desafío implicó?

El contraste fue terrible, pero interesante, porque son como dos mundos que se encuentran, el mundo de la militancia y el mundo de la academia. Yo creo que son dos mundos que se necesitan, no son dos mundos que se contrastan en el sentido que se repelen, yo diría que son polos contrarios que se atraen necesariamente (pero no contrarios, como en las leyes físicas). Aunque el contraste era grande, cuando comencé los estudios yo tenía claro que venía a Bilbao no a hacer una tesis, unos estudios academicistas, yo tenía claro que lo que quería era seguir la agenda que había aprendido en

El Salvador, la agenda de la lectura comprometida de la Biblia. Por ejemplo, aprender griego me significó mucho, porque entonces yo pude entender la polisemia y las conclusiones históricas de distintos vocablos que uno los entiende en castellano, pero que a la hora de leerlos en sus lenguas originales tiene una implosión y una explosión tremenda. Una riqueza grandísima, deshacen todo lo que uno a veces construye, entonces, imagínate cuando yo aprendí el término litrosis, “liberación”; yo decía: en griego esto tiene otra cosa, otra fuerza. Entonces, mira, esas posturas que afirman que aquello es mejor que aquí (Latinoamérica), que aquí es mejor que acá, yo a aquellas lecturas ya no me apunto. Ya no me parecen. Son lecturas que no me parecen porque yo creo que a mí la Biblia me enseña que no podemos hablar de sociedades mejores o peores, ni podemos hablar de centros de estudios que son más ortodoxos que otros. Con esto último quieres decir que el juicio de valor que se hace con respecto a la lectura pastoral de Latinoamérica con respecto a lo academicista de Europa es lo que no te gusta

Sí, no me parece, porque me parece que es una óptica pobre, porque

es una óptica conquistadora, es una óptica que no va en la línea de la Biblia; la Biblia es inclusión, es existencia y subsistencia, la Biblia son sociedades que se encuentran, y los mundos que construyeron los plasmaron en esos textos, pero que son unos mundos en donde los estigmas no caben y los juicios de valor tampoco.

¿Tú sientes que esa mirada dicotómica de lo de allá y lo de acá permanece, pervive todavía?

Yo creo que se ha avanzado mucho, ya no es lo mismo, yo creo que el hecho de que algunos nos formamos allá y seguimos militando acá eso ya, de alguna manera, deconstruye los muros que a veces se habían construido. También el hecho de que algunos de allá conocen procesos de acá, el intercambio ha colaborado mucho, ya no es lo mismo, aunque todavía siguen pensando que aquellos son cabeza y nosotros corazón, que tampoco me parece. Hay cabeza y hay corazón en todas partes y ya está, porque si la humanidad es un cuerpo, entonces por qué dividir el cuerpo, diría Pablo. En ese sentido yo no veo que haya mejorado, tampoco creo que hayamos avanzado mucho tampoco, porque de alguna manera siempre se siente la tensión, pero yo creo que hay mucho que se ha caminado. Ahora eres profesor de Biblia en la Universidad de El Salvador Sí, soy profesor de Biblia y estoy allí, no lo busqué, sino que me lo encontré. Llevo unos 13 años por ahí y me gusta mucho, porque la UCA me da el escenario ideal para seguir profundizando los estudios, pero también tengo otro pie en las comunidades. Me parece que la academia es un lugar, es un escenario que ayuda a las comunidades, y

Hay que mojarse más, hay que enlodarse más, todavía hay un resquemor en los estudios bíblicos a hacerse pueblo
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las comunidades se constituyen en el soporte de los principios académicos que uno puede exponer; de hecho, cuando uno está en el aula, uno está siempre con la pregunta ¿esto cómo se cuece allá en aquellos lugares, cómo se hace, cómo se construye?, y esas reflexiones de alguna manera las vivo a diario y las tengo presentes algunas veces para alimentar utopías, otras veces para deconstruir algunas cosas que parecen dogmáticas y otras veces hasta para decir: esto parece que no va por ahí.

¿Cuál dirías que es el desafío con las nuevas generaciones que estudian Biblia?

Yo creo que en los estudios bíblicos debemos dar varios saltos cualitativos; uno de ellos sigue siendo la apertura, porque en la apertura a veces hay algunos problemas. Yo creo que hay que mojarse más, yo creo que hay que enlodarse más; todavía hay un resquemor en los estudios bíblicos a hacerse pueblo. Todavía seguimos con eso de que a la Biblia hay que cuidarla y hay que protegerla, que hay que aprender bien todo, porque la Biblia no dice eso. Para mí, hay que dejar que la Biblia se meta en los entresijos, esto hay que removerlo y hay que convertirlo en un ingrediente de la vida, que te ilumine, que te ayude. Pues, así como en las comunidades de militancia, la Biblia era el instrumento de reflexión política, social cristiana, ahora hay que dejar que la Biblia se utilice. Algunas veces se cometerán errores, otras veces desaciertos, pero la experiencia humana está marcada por aciertos y desaciertos. Entonces yo considero que aquí el tema de la apertura y de entrar en diálogo con otros escenarios es una cosa que está pendiente. Hay

que dialogar con esa sociedad lí quida que habló Bauman, hay que entrar en esos escenarios, hay que dialogar sobre temas que se han moralizado y otros que me parece que se han olvidado. En este pun to la reflexión bíblica debe dar un salto cualitativo a la militancia, a la iluminación, al encuentro y al desencuentro también, porque yo creo que la Biblia sigue siendo profética, sigue siendo el libro de la vida, y la Biblia no es orden como nosotros la queremos ordenar. En tonces yo creo que aquí es donde hay que trabajar más, no tratando de imponerse, porque yo creo que esa mentalidad no corresponde. Yo lo que creo es que la Biblia es para la vida o deja de ser Biblia, y eso es responsabilidad de nosotros. Nosotros los académicos debe mos hacer que la Biblia sea para la vida y esa misión yo la tengo bien clara, y si no para qué me voy a estar quemando la pestañas es tudiando textos. La Biblia ahí hay que convertirla en la calle, por eso yo creo que hay que dialogar con esta sociedad y encontrarse con ella. América Latina está en una deconstrucción terrible; Europa, China, todos estamos en unos escenarios que parece que anda mos que no atinamos, porque los sujetos sociales parece que están fracturados. Hay que construir otros sujetos sociales y el aporte bíblico será importante. La cons trucción de otros sujetos sociales que lleven las sociedades a un horizonte más fraterno, más justo, porque cuando uno se mete en las honduras de la vida esto no está bien, el mundo no está bien. La exégesis bíblica tiene que ayudar a que la gente vuelva a pensar, a construir otro sujeto, unas narrativas que nos ayuden a encontrarnos.

Josep Rius-Camps

El evangelio actualizado según el Códice Beza

¿Por qué otro comentario más sobre las lecturas de los evangelios dominicales? El evangelio actualizado según el Códice Beza nos introducirá en la lectura apasionante del evangelio a partir de uno de los manuscritos más antiguos que se conservan.

Las notas homiléticas que contiene esta obra, basadas en lecturas que presentan notables diferencias respecto a las habituales del año litúrgico, van acompañadas de una serie de vídeos explicativos, a fin de que el lector que así lo desee pueda profundizar más, siempre en sintonía con la experiencia vital del autor.

verbo divino www.verbodivino.es Tel. +34 948 556 511
CICLO A: MATEO

Lo que está pasando en América estos días

Mientras en Europa se gozaba de las vacaciones de verano, en América del sur los biblistas estaban pasando un invierno muy activo: conferencias, coloquios y semanas de formación bíblica fueron las ofertas de las distintas asociaciones en sus respectivos países.

▸ En Brasil, la Asociación Bíblica (ABIB) en el mes de agosto se reunió en el IX Congreso internacional de pesquisa bíblica. La temática Historia de Israel fue desarrollada en dos conferencias, una impartida por Norma Franklin, de la Universidad de Haifa, y otra por Peter Duvobsky, del Pontificio Instituto Bíblico de Roma.

▸ En Argentina, el equipo editorial de Revista Bíblica Argentina inició la temporada de coloquios con diferentes autores que han publicado en ella. Además, se realizó en septiembre la Semana Bíblica organizada por la Asociación Bíblica Argentina. Junkal Guevara, integrante de la ABE, estuvo a cargo de las conferencias presenciales, con el tema Aproximación a los orígenes de la historia de Israel .

▸ En Paraguay la Asociación Bíblica (ATY) realizó la Semana Bíblica bajo la modalidad híbrida. Durante cuatro días se expusieron conferencias relacionadas con el tema Violencia y hermandad en la Biblia. A su vez, se organizó el II Seminario Internacional de actualización para biblistas, teniendo como ponentes a Maurice Gilbert, SJ, profesor emérito, y a Massimo Grilli de la Universidad Gregoriana, con más de 65 participantes de diversos países.

▸ En Chile la Asociación Bíblica se reunió en su VII Jornada en la Universidad Católica del norte (sede Coquimbo). Las ponencias presentadas fueron:

– Mujeres que protegen: Magia apotropaica llevada a cabo por mujeres en la Biblia, dictada por Channah Fonseca;

– Análisis de Gn 4,1-16 a partir del método narrativo, por Luis Sánchez;

– Migrantes en el Antiguo Testamento . ¿Aceptación o rechazo?, por Arturo Bravo, y

– Lectura profesional y lectura no profesional de la Biblia . Hacia una interpretación integral, dictada por Pablo Uribe.

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Reseñas

A. VIVES CUESTA / J. A. SÁNCHEZ ABARRIO

Qué se sabe de… El Oriente bíblico Verbo Divino, Estella 2022, 322 pp.

La mirada que esta obra dirige a Mesopotamia y Egipto –absolutamente solvente en cuanto a lo académico se refiere– se comprende como la contemplación de una realidad –la del Oriente bíblico– que lenta y sabiamente va haciendo que madure el fruto logrado que significa la persona y el acontecimiento del Señor Jesús. El libro está escrito por dos autores principales –Alfonso Vives Cuesta y José Andrés Sánchez Abarrio–, más las aportaciones de José Antonio Castro Lodeiro, Jesús García Recio y Óscar Vega Prieto, todos ellos vinculados al Instituto Bíblico y Oriental.

Los diversos capítulos que estructuran el libro están adaptados a la estructura de la colección. Así, la primera parte incluye los cuatro primeros capítulos: desde el descubrimiento del Oriente bíblico y sus fuentes hasta la búsqueda de un método y la difícil recepción eclesial de ese Oriente bíblico. Los aspectos centrales del tema recogen los caps. 5-7, en los que se trata sucesivamente del marco geográfico e historiográfico de Mesopotamia y Egipto –y su relación con la Biblia–, así como la concepción del elemento divino y humano en ambos ámbitos, páginas instructivas y llenas de necesarios matices. Finalmente, el cap. 8 trata ampliamente sobre la relación del hombre con lo divino.

Una obra que ayuda a encarnar la Biblia en su contexto histórico y religioso propio, el del antiguo Oriente.

J. TREBOLLE

Historia mínima de la Biblia Turner, Madrid 2022, 182 pp. Por Jaime Vázquez Allegue

Las historias pueden ser mayores o menores. Depende de quién las cuente y de cómo lo haga. Un gallego lo entiende mejor que nadie. Julio Trebolle, además de gallego, tiene una de las miradas más objetivas de la Biblia como un todo. En Historia mínima de la Biblia presenta aquella historia más grande jamás contada en el menor número de páginas. La historia que ha generado el pensamiento occidental a través de un libro sagrado y mucho más. Y lo hace con pocas palabras. Algo que solo pueden hacer bien los grandes, aquellos que tienen las ideas muy claras y las visiones más objetivas, como es el caso del autor.

El libro está organizado en cuatro partes. Una presentación del Antiguo Testamento en donde domina la literatura como género literario es suficiente para justificar su influencia en la historia. Una presentación del

Nº116 | RESEÑA BÍBLICA 77 verbo divino www.verbodivino.es Tel. +34 948 556 511 COLECCIÓN

Nuevo Testamento como constitución de los orígenes del cristianismo basta para confirmar que el mensaje de Jesús es mucho más que literatura. Una presentación de la historia de la lectura del texto y de las interpretaciones que han tenido los dos Testamentos a lo largo de la historia es suficiente para confirmar que la letra es también Palabra. Y, finalmente, una presentación de la recepción de esta obra conjunta en las artes es la demostración de que en la historia mínima de la Biblia está la esencia máxima del pensamiento moderno.

En esta obra, Trebolle ha demostrado que se pueden decir muchas cosas con pocas palabras. También historias mayores.

VAN THANH NGUYÊN

¿Qué dice la Biblia sobre extranjeros, migrantes y refugiados?

Verbo Divino, Estella 2022, 136 pp.

Por Pedro Barrado Fernández

El autor de esta obra es doctor en Teología por la Pontificia Universidad Gregoriana (Roma) y profesor de Misionología Católica en el Catholic Theological Union de Chicago. Y quizá lo más importante: extranjero, emigrante y refugiado él mismo. Cada uno de los diez capítulos que componen la obra va presentando un aspecto ligado de una u otra forma a la realidad que refleja el título: la trata de personas, la situación de los solicitantes de asilo, la violencia y la guerra, los peligros del cambio climático y desastres naturales, los extranjeros en busca de hogar, las pruebas para mujeres y niños, las vallas y muros, la emigración legal e ilegal o los emigrantes como misioneros (en el caso de los cristianos).

La forma de abordar esos capítulos recuerda el método del ver-juzgar-actuar, ofreciendo, en primer lugar, datos sobre la situación en cuestión, para pasar después a iluminarla con la experiencia bíblica y, por último, acabar con lo que podríamos llamar compromisos o actuaciones posibles en cada caso; en este sentido irían los recuadros con preguntas con que se cierra cada uno de los capítulos.

En resumen, una obra que afronta uno de los problemas más acuciantes de nuestro mundo apelando a la Escritura.

Ph. LEFEBVRE

Cómo matar a Jesús. Violencia, abusos y mecanismos de control y dominio en la Biblia Sígueme, Salamanca 2022, 188 pp.

Por Pedro Barrado Fernández

El título de esta obra es, en realidad, una cita de la Escritura: “[…] los sumos sacerdotes y los escribas buscaban cómo prender a Jesús con engaño y matarlo” (Mc 14,1).

El autor es un dominico francés, profesor de Antiguo Testamento en la Facultad de Teología de Friburgo (Suiza), y muy implicado en el terrible asunto de los abusos, acompañando a muchas víctimas (a las que él prefiere denominar “amigos”).

En el libro vamos a poder compartir unas lecturas de textos bíblicos –tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo– profundas y “vitales”, siempre al hilo de o aplicables a diferentes aspectos relativos a los abusos. “Cuando los cristianos –dice el autor– reciben el cuerpo de Cristo, cuando permanecen en su presencia, lo que acogen o veneran es el cuerpo resucitado, ese cuerpo que está como ‘cargado’ con todos los que descansan en él; entre ellos, todas las personas que han sufrido abusos, humillaciones, violaciones o violencias” (p. 37).

Son muchas las exégesis admirables que encontramos en este libro, siempre con los pies en la tierra, esa que constituyen todos aquellos –hombres y mujeres– que han sufrido abusos. En resumen, un libro lúcido y comprometido que sabe leer la Biblia con sensibilidad y profundamente.

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RESEÑAS 78 RESEÑA BÍBLICA | Nº116

¿No sería fantástico tener una Biblia que explique cómo navegar por ella y cómo darle sentido?

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