Enrique García-«El Esquematismo de Kant»

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[I] – INTRODUCCIÓN: «un arte oculto en lo profundo del alma humana» [1] Con la Doctrina del Esquematismo parece haber cristalizado una «contribución» que llenó de «perplejidad a sus críticos y comentaristas» Así fue porque el «aparato conceptual» que Kant (1724-1804) había creado, resultaba «incomprensiblemente complicado» [2] El esquema, ese «simple producto de la imaginación» [3], no constituye una imagen, ni comporta una «representación singular del objeto» Su carta de presentación lo muestra como «un procedimiento general de la imaginación para la generación de imágenes» [4], o «para suministrar a un concepto su propia imagen» [5] Uno podría concebir una imagen pormenorizada de un triángulo, de un pentágono o de un polígono de mil lados, pero, en cambio, uno nunca podría formularla repentinamente, aún cuando conociera pormenorizadamente el procedimiento constructivo de figuras así. Ese procedimiento es el esquema. El esquema, entonces, comporta una regla que se da uno mismo a sí mismo, no por mera enunciación, sino mediante una figura, un monograma, un esbozo del entendimiento. En otras palabras: el esquema «significa una regla de síntesis de la imaginación respecto de figuras puras en el espacio» [6] Ante lo dado, a los fenómenos visuales que se combinan en la aprehensión, además, se les asocian expectativas de percepción que circunscriben el alcance de lo que puede aceptarse como representación empírica de lo aprehendido inicialmente: ver moverse al objeto, oír los ruidos que provoca, o captar los olores que despide. Uno, en la secuencia, podría sustituir (o no) «un sistema de procedimientos sintéticos de la imaginación por otro ... en el cual la representación inicial, las recientes y las futuras tienen que dejarse encuadrar [en la imaginación]» Aquí, ya entrevemos que interviene el tiempo. Pero, previamente debemos admitir que los conceptos puros del entendimiento (las categorías) poseen un esquema que cuenta con una naturaleza. Dice Torretti que «las categorías ... sólo pueden emplearse para pensar lo que existe si comprenden ... ‘procedimientos generales de la imaginación’ o esquemas» [7] Así como el esquema de un concepto empírico implica poner en juego los modos de configurarse espacio-temporalmente una multiplicidad empíricamente dada, el esquema de una categoría tiene que ser un modo de configurarse la multiplicidad pura del espacio y el tiempo. Como el tiempo es la «forma pura de la intuición sensible» (KrV: A31, B47), y las categorías tienen que ser aplicables a los objetos de experiencia, los esquemas de ellas comportan modos de configurar la multiplicidad temporal [8] Kant concibió tantas definiciones para los esquemas como categorías estableció. Cada [1] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura (traducción al español de Pedro Ribas), Ediciones Alfaguara S. A., Barcelona, España, 1995, A141, B181, p. 185. [2] Torretti, Roberto; Manuel Kant, Editorial Charcas, Buenos Aires, Argentina, 1980, pp. 406 y 407. [3] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A140, B179, p. 184. [4] Torretti, Roberto; Manuel Kant, Ibíd., p. 407. [5] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A140, B180, p. 184. [6] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A141, B180, p. 184. [7] Torretti, Roberto; Manuel Kant, Ibíd., p. 408. [8] Algunos esquemas, como la permanencia de lo real en el tiempo, constituyen casos excepcionales, dado que implican una configuración del espacio.


»3 una de ellas, caracteriza la configuración temporal que reviste una experiencia empírica para poder ser pensada en su categoría correlativa. Los esquemas, entonces, proporcionan la condición sensible para la aplicación de las categorías, la condición que señala el objeto al que las categorías se aplican y, al hacerlo, les procuran un significado. Así, el esquema de la causalidad sería la sucesión de la multiplicidad de un objeto dado, en cuanto dicha sucesión contiene una regla. Por ejemplo: el hecho A es la causa del hecho B, sí y sólo sí hemos establecido una regla, extraída de la experiencia a posteriori, que prescribe que los hechos del tipo A van siempre seguidos por hechos del tipo B. Mediante este ejemplo, en el que la regla proviene de la empiria, se advierte a qué se refería Kant cuando creía imposible definir las categorías separadas de las condiciones sensibles de su aplicación, o sea de sus esquemas. Pero, concebir un concepto, por ejemplo el de número, ¿implica pensar en ese método de construcción? [9] Parecería que sí, aunque Frege (1848-1925) refute el argumento en la creencia de que ambas estructuras, la de construcción del número y la del acto de contar, difieren. Cuando Descartes (1596-1650) distinguió entre representación conceptual y representación imaginativa de una figura geométrica, señaló que de un quiliógono solamente se podría tener la representación conceptual [10] Kant, en cambio, entendió que la representación de esa figura (que no es una imagen, sino un esquema o procedimiento de construcción) pertenece a la imaginación y, «de hecho, nuestros conceptos puros sensibles no reposan sobre imágenes, sino sobre esquemas» [11] Parece que aquello que las categorías significan, lo expresan sus esquemas. Esta es su función: conferir significado a los conceptos puros del entendimiento. Sin embargo, Kant vislumbrará la posibilidad de pensar las categorías escindidas de condición sensible alguna. Nos asegurará que así consideradas, en sentido puro, esas categorías carecerían de valor cognoscitivo, no tendrían «realidad objetiva», serían «meras funciones lógicas» Así pues, las categorías sin los esquemas, constituyen solamente funciones del entendimiento destinadas a formar conceptos, pero no a determinar objeto alguno. Aún así, las categorías consignan «el pensamiento de un objeto en general según modos diferentes» [12] Kant necesitaba reservar ese estatuto para las categorías puras, puesto que únicamente así podía sostener el argumento que garantizaba el equilibrio de la Filosofía Crítica: su concepción del entendimiento, independiente de la sensibilidad. Es apoyándose en ello [13], que puede afirmar que, aún cuando no seamos capaces de conocer lo suprasensible, estamos en condiciones de pensarlo «en sentido práctico», en beneficio de la vida misma: «las categorías puras, impotentes para definir por sí solas ninguna determinación que [9] Torretti, Roberto; Manuel Kant, Ibíd., p. 410. [10] «Si quiero pensar en un quiliógono, concibo en verdad que es una figura compuesta de mil lados, tan fácilmente como concibo que un triángulo es una figura compuesta de tres lados solamente; pero no puedo imaginar los mil lados de un quiliógono como los tres de un triángulo, ni, por así decirlo, mirarlos como presentes con los ojos de mi espíritu». Cf. Gombay, André; Œuvres Complètes de René Descartes: Meditationes de prima philosophia Meditatio Sexta: De rerum materialium existentia, et reali mentis a corpore distinctione, p. VII, 71; Folio Corporation, 1992-1997, p. VII, 72. [11] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A140/1, B180, p. 184. [12] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A247, B304, p. 266. [13] «las categorías puras sin las condiciones formales de la sensoriedad sólo tienen un alcance trascendental, pero sin que se las pueda emplear trascendentalmente» Cf. Cassirer; Ernst; Kant-vida y doctrina (traducción al español de Wenceslao Roces), Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, Argentina, 1918, p. 255.


»4 especifique el ‘objeto general’ que ellas conciben, no bastan para suministrar una representación de lo suprasensible» [14] Es por esto que, posteriormente, Kant describe, junto al esquematismo, otro procedimiento de la imaginación: el simbolismo, la representación analógica para tramitar la aplicación objetiva de un concepto puro. Hay una manera de conferir realidad objetiva a las categorías. Con representarlas como pensables en un objeto de experiencia empírica, se les conferiría tal carácter y se concretaría la exposición del objeto. Sin embargo, cuando esa exposición no es posible, el concepto queda vacío, no tiene entidad como conocimiento. La operación procedente se llama esquematismo cuando la realidad objetiva se correlaciona con un concepto a su vez conectado a la intuición de lo dado empíricamente, es decir cuando el concepto queda expuesto inmediatamente. De lo contrario, cuando el concepto no puede ser expuesto de tal suerte, sino únicamente observado en sus consecuencias, la operación implicada se denomina «simbolización» del concepto. El primer caso es característico de los conceptos de lo sensible. El segundo caso constituye un recurso de emergencia característico de los conceptos de lo suprasensible, propio de los objetos que no pueden ser dados al psiquismo humano en experiencia posible alguna. El símbolo de una idea, al igual que un concepto de la razón, es una representación, por analogía, del objeto. Tiene igual relación, en cuanto se refiere a ciertas consecuencias, que la relación que el objeto tiene con sus propias consecuencias, aún cuando los objetos difieran. Si bien –de tal suerte- no puedo tener conocimiento teórico alguno de lo supransesible, de Dios, por ejemplo, sí puedo pensar, sin embargo, un conocimiento por analogía. Es la razón la que se ve impelida a pensar así. Las categorías están en la base por pertenecer a la forma del pensar lo sensible o del pensar lo suprasensible, aunque no constituyan conocimiento por no determinar objeto alguno, y –no obstante- requieran esquematismo: «al Principio del conocimiento sintético a priori compete: que la composición es lo único a priori que, aconteciendo según el espacio y el tiempo, tiene que ser hecho por nosotros. Pero el conocimiento enderezado a la experiencia contiene el esquematismo, ya sea el esquematismo real (trascendental) o el esquematismo por analogía (simbólico). -La realidad objetiva de la categoría es teórica, la de las ideas, solamente práctica.- Naturaleza y libertad» [15] He aquí un tema central, complicado, oscuro y críptico; tematizado en «uno de los más difíciles capítulos de la Crítica de la razón» [16]: ¿qué es el Esquematismo Trascendental de la Crítica de la razón pura de Kant? ¿qué lo distingue de las categorías? ¿en qué se distingue el esquema del concepto mismo? ¿cuántas y cuáles son las formas que asume? ¿cómo funciona? ¿qué objeciones puede merecer?, y «¿cómo entender que un algo no dado se represente a nuestra conciencia como si se tratase de una cosa dada?» [17] A intentar despejar estas, y otras preguntas semejantes, dedicaremos estas páginas inspiradas en el ejercicio de «un arte oculto en lo profundo del alma humana» (KrV: A141, B181). [14] Torretti, Roberto; Manuel Kant, Ibíd., p. 412. [15] Kant, Immanuel; Los progresos de la Metafísica desde Leibniz y Wolff (traducción al español de Félix Luque), Editorial Tecnos, Madrid, España, 1987, p. 146. [16] Cassirer, Ernst; El problema del conocimiento en la filosofía y en la ciencia moderna (traducción al español de Wenceslao Roces), T. II, Fondo de Cultura Económica, México, 1956, p. 664.


»5 [II] - EL ESQUEMATISMO TRASCENDENTAL Y SUS MÚLTIPLES ASPECTOS El Idealismo Trascendental «es inseparable de ... la naturaleza, condiciones y límites del conocimiento humano» [18] Para salvar la consistencia de la razón, Kant se abocó a probar que la metafísica podía ser una ciencia, que cuadraba la posibilidad de un conocimiento puro, que cabía «la posibilidad de ... conocimiento a priori de los objetos de la experiencia» [19], cuando la razón opera con objetos de experiencia, y no cuando trabaja con objetos inteligibles cuyo conocimiento entró en cuestión. La estrategia kantiana consistió en sopesar la posibilidad del uso puro de la razón a partir de un análisis del conocimiento en general. Era preciso investigar las fuentes del conocimiento de la razón, para saber lo que ella puede (alcance), y lo que ella no puede (límite) conocer a priori. Pero, ¿es posible que el conocimiento se alcance independientemente de la experiencia? Ya conocemos el empeño de Kant por justificar una clase de juicios que tengan el mérito, la virtud, de los juicios analíticos: ser verdaderos, necesarios y universales; y a la vez, el mérito, la virtud, de los juicios sintéticos: sumar, agregar, aumentar, incrementar el conocimiento, el saber objetivo; es decir, una clase de juicios sintéticos a priori. Lo sintético a priori, reside en la posibilidad de que los juicios sintéticos posean el fundamento no empírico de los juicios analíticos: los juicios, «en tanto que son sintéticos no pueden tener una fundamentación puramente conceptual o lógica; en tanto que son ... a priori no pueden ser fundamentados en la experiencia» [20] El problema de lo sintético a priori consiste en explicar cómo es posible que la fundamentación extra-conceptual y extra-lógica de un juicio sea no empírica. La respuesta la proporcionó el mismo Kant: «conocimiento es un juicio a partir del cual resulta un concepto que tiene realidad objetiva, e. d. que le puede ser dado un objeto correspondiente en la experiencia. No obstante, toda experiencia consta de intuición de un objeto, e. d. de una representación inmediata y singular mediante la cual es dado el objeto como tal al conocimiento, y de un concepto, e. d. una representación mediada por una nota, que es común a más objetos y que permite así pensar el objeto. Por sí sola, cada especie de representaciones no constituye conocimiento alguno; y en caso de que haya conocimientos sintéticos a priori, debe haber tanto intuiciones a priori como conceptos a priori» [21] Aquí, el punto clave es la declaración de que los juicios sintéticos a priori requieren tanto de las intuiciones puras o a priori como de los conceptos a priori. El conocimiento humano, en suma, entonces, para Kant, está compuesto por (a) condiciones sensibles, y por (b) condiciones intelectuales. El esquematismo de las categorías enlaza esas dos condiciones. El Esquematismo, es el lugar de la Crítica donde Kant se ocupa de los productos de la síntesis trascendental de la imaginación que unifica los conceptos puros con la intuición pura. [17] Cassirer, Ernst; El problema del conocimiento en la filosofía y en la ciencia moderna , Ibíd., p. 665. [18] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant-Una interpretación y defensa, Editorial Anthropos, Barcelona, España, 1992, p. 29. [19] Kant, Immanuel; Prolegómenos a toda metafísica del porvenir. Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime. Crítica del juicio (traducción al español de Manuel García Morente), Editorial Porrúa, México, 1999, p. 106. [20] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 137. [21] Kant, Immanuel; Los progresos de la Metafísica desde Leibniz y Wolff, Ibíd., pp. 25 y 26.


»6 El análisis de Kant aborda ocho aspectos: (a.1.) la función del esquematismo, y (a.2.) el problema del esquematismo de los conceptos puros en términos de subsunción; (b.1.) las formas que caracterizan al esquema trascendental, y (b.2.) las formas como intuiciones puras determinadas; (c.1.) la naturaleza de la tesis que consagra que un esquema particular pertenece a una categoría dada, y (c.2.) la misma tesis constituyendo los juicios de esquema; y (d.1.) la conexión entre los esquemas y los principios, y (d.2.) la interpretación de los esquemas como intuiciones puras determinadas, para la comprensión de la naturaleza sintética a priori de los principios. (A.1.) – LA FUNCIÓN DEL ESQUEMATISMO La función que cumple el esquematismo consiste en establecer la manera en que las categorías pueden aplicarse a lo que es dado a la sensibilidad del psiquismo humano, es decir a los fenómenos, es decir a «los entes tal y como se muestran en el contexto de la experiencia construida» en el «ejercicio de nuestra facultad de conocer», y no «tal y como existen por sí mismos» [22] Por «condiciones en las que se nos dan los objetos del conocimiento humano», Kant entiende los rasgos, las propiedades específicas, las notas de lo que es dado, de lo que es presentado sensiblemente al psiquismo humano y que, al manifestarse, «preceden a las condiciones bajo las cuales son pensados» (KrV: A16, B30), y se corresponden con lo que es pensado en el concepto. En estas verdaderas condiciones del significado empírico de un concepto, reposa una idea básica: «prescindiendo de tales condiciones (esquemas), los conceptos puros del entendimiento tienen un ‘uso lógico’ ..., pero no un ‘uso real’, i. e., una aplicación a objetos ‘reales’» [23] opuestos a lo negativo, a lo ideal, y a lo formal [24] No podemos dejar de mencionar una objeción levantada contra la descripción del esquematismo. Juzgada como sobreabundante, innecesaria, y por ende superflua, la descripción del esquematismo alcanzó resultados que, con anterioridad, ya se habían alcanzado en la Deducción Trascendental (B), que oficia como la demostración de la realidad objetiva de las categorías: «la categoría no tiene otro uso para el conocimiento de las cosas que su aplicación a objetos de experiencia» [25] Esta interpretación fue sugerida por H. A. Prichard (1871-1947) y por G. J. Warnock (1923-1995). Según Prichard se advierte «una dificultad preliminar respecto de la ... segunda parte de la ‘Analítica’ en general. Es claro que si la primera parte es exitosa, la segunda debe ser innecesaria. Porque si Kant está en posibilidad de fundamentar que las categorías deben aplicarse a los objetos, no necesita determinarse subsiguientemente ninguna condición especial de su aplicación» [26] Según Warnock, la inserción de La Analítica de los Principios es fruto de la separación ilegítima que trazó Kant entre (a) la posesión de un concepto, y (b) la facultad de usarlo: «el objetivo de la ‘Deducción trascendental’ es probar que poseemos un grupo de conceptos (las categorías); si [22] Torretti, Roberto; Manuel Kant, Ibíd., p. 489. [23] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 274. [24] Kant, Immanuel; Los progresos de la Metafísica desde Leibniz y Wolff, Ibíd., p. 188. [25] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., B146, p. 163. [26] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 275.


»7 se alcanza esta meta, ya no quedarían pendientes cuestiones relativas a la aplicabilidad de estos conceptos y, por lo tanto, no tendríamos el problema de requerir la teoría del ‘Esquematismo’ para su solución» [27] La cuestión principalmente implicada aquí, estriba en la naturaleza totalmente general del resultado de la Deducción Trascendental. En efecto, la Deducción Trascendental establece la realidad objetiva de las categorías. Ellas tienen una referencia sensible, una aplicación a los datos de la sensibilidad humana. Esto se alcanza en la segunda parte de la Deducción, en aquella instancia en la que se conectan las categorías, en primer lugar, (a), con las formas puras de la sensibilidad, particularmente el tiempo, a través de la síntesis trascendental de la imaginación, y, en segundo lugar, (b), con el contenido empírico de la sensibilidad, mediante la síntesis de la aprehensión. Sin embargo, el propósito de la Deducción Trascendental no es, tal como lo sugiere Warnock, probar que poseamos un cierto conjunto de conceptos. Al contrario, en la Deducción Metafísica subyace la idea de que ya los poseemos y que, cuanto menos tienen un uso lógico, que operan como funciones lógicas del Juicio. La Deducción Trascendental procura discernir la aptitud de los conceptos puros para el uso extra-lógico, para el uso objetivo, para el uso real de ellos; estriba en la posibilidad de aplicación de ellos a los objetos de experiencia empírica, en «la posibilidad de aplicar a los fenómenos los conceptos puros del entendimiento» [28] Si el argumento esgrimido resulta válido, con ello se probaría que las categorías revisten, además de un uso formal, un uso ontológico, pero no se revelaría bajo qué condiciones, ni cómo habrían de emplearse: «no nos dice qué propiedad o qué relación de fenómenos en el tiempo debe ser considerada como expresión sensible o análoga de la relación lógica de fundamento y consecuente ... El Esquematismo [,en cambio,] muestra las condiciones bajo las cuales un fenómeno es determinado respecto de la función lógica, y por lo tanto, bajo una categoría» [29] [A.2.] - EL ESQUEMATISMO EN TÉRMINOS DE SUBSUNCIÓN Los críticos también han encontrado otra dificultad en la explicación de Kant: la «subsunción» Ello se verifica en dos ocasiones, en las cuales «subsunción» es usado con diferente sentido: en la primera ocasión, (a), en la introducción a la Doctrina Trascendental del Juicio, Kant define que juzgar es «la capacidad de subsumir bajo reglas, es decir, de distinguir si algo cae o no bajo una regla dada» [30] Aquí las reglas son los conceptos puros, y los esquemas funcionan como los medios para determinar si un fenómeno dado cae bajo el dominio de una regla o de otra; y, en la segunda ocasión, (b), en un pasaje inicial del capítulo del Esquematismo donde Kant comienza destacando que todos los casos de subsunción de un objeto en un concepto requieren congruencia (KrV: A137, B176). Esa congruencia se ejemplifica con el concepto geométrico de un plato, y no con el plato mismo, como sería de esperar: «el concepto empírico de un plato guarda homogeneidad con el concepto puramente geométrico de círculo, ya que la redondez pensada en el primero puede intuirse en el [27] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 276. [28] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A138, B177, p. 182. [29] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 277. [30] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A132, B171, p. 179.


»8 segundo» [31] (podríamos entender, con Vahinger, que se ha querido decir que «la redondez pensada en éste, puede intuirse en el primero» [32]) Pero a reglón seguido, Kant nos desconcierta: «comparados con las intuiciones empíricas ..., los conceptos puros del entendimiento son totalmente heterogéneos y jamás pueden hallarse en intuición alguna ¿Cómo podemos ... subsumir ésta bajo tales conceptos y ... aplicar la categoría a los fenómenos, ya que a nadie se le ocurriría decir que una categoría, la causalidad, por ejemplo, pueda ser intuida por los sentidos ni hallarse contenida en el fenómeno? En realidad, es esta ... pregunta la que hace necesaria una doctrina trascendental del Juicio ... que manifieste la posibilidad de aplicar a los fenómenos ... los conceptos puros del entendimiento» [33] En el párrafo glosado, «subsunción» designaría la relación entre el concepto de una clase y los particulares que caen en ella: la relación entre el concepto geométrico de círculo y el concepto empírico de plato. De acuerdo con esta lectura, se podría argumentar que esta noción no sólo es inadecuada para captar la naturaleza del juicio, sino que, además, confunde la relación existente entre las categorías y lo dado sensiblemente al psiquismo. Pero, «esta es ... una relación de forma y materia, estructura y contenido, ... no de universal y particular» [34] Uno puede verificar que los párrafos iniciales del Esquematismo, no pueden ser considerados como un modelo de transparencia filosófica. Todo lo contrario. Causan sorpresa por la oscuridad que exhiben. ¿Pudo Kant, en realidad, estar tan confundido como sus críticos suponen? En primer lugar, (a), difícilmente Kant haya querido decir que el concepto de un plato pueda ser considerado como un miembro de la clase de los círculos. Más bien, parece que el intento kantiano reposa en la referencia a la «redondez que es intuida en el ... (concepto geométrico puro de un círculo)» Ahora sí que, aceptando esto, podríamos interpretar que Kant sostiene que la posibilidad de exhibir el concepto geométrico en una intuición pura, en la construcción de un círculo, es lo que explica la congruencia de un círculo con los objetos, con los platos que son dados en la intuición empírica («la redondez pensada en el primero puede intuirse en el segundo» (KrV: A137, B176)), y con los conceptos empíricos formulados a partir del contenido de la intuición. En síntesis, «la homogeneidad se da entre intuiciones puras y empíricas, no entre el concepto de una clase y los miembros de esa clase. Es más, sólo esta interpretación nos permite comprender el sentido del contraste que Kant desea trazar entre el concepto geométrico y los conceptos puros del entendimiento, los cuales ‘nunca pueden ser encontrados en una intuición» [35] Parece que Kant usa el término «subsunción» como sinónimo de «aplicación», y no como un (el) vocablo predominante, lo cual permitiría concluir que planteó erróneamente el problema de la aplicación de las categorías en términos judicativos de subsunción. El término, empero, no resulta inútil sin más. La concepción que está operando parece ser «la ... silogística

[31] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A137, B176, p. 182. [32] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., nota 2, p. 182. [33] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A137/8, B176/7, p. 182. [34] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 278. [35] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 279.


»9 de subsunción y no la concepción judicativa de ella» [36] Si bien Kant, empero, no pudo haberse valido del razonamiento silogístico, la analogía procede, es atinada porque refleja la manera de entender el problema, en punto a solucionar el trámite de aplicación de las categorías a los fenómenos. El problema radica en la heterogeneidad de los elementos a conectar. En efecto, la heterogeneidad es innegable. Resulta de la contraposición entre conceptos puros del entendimiento y conceptos sensibles puros o conceptos matemáticos derivados de la naturaleza misma del entendimiento. Como tales, ninguna de las dos clases de concepto tiene relación directa con la intuición. Sin embargo, ambas están referidas a la intuición y, por consiguiente, a los fenómenos. A la luz de las consideraciones expuestas, se puede entrever que el propósito de la analogía consiste en sugerir que, al igual que en el caso del razonamiento silogístico, la conexión entre la regla expresada (en la premisa mayor) y el ítem al que se aplica (en la conclusión), sólo se establece por medio de la subsunción del ítem bajo la condición de la regla. Así, en este caso en el que las categorías constituyen las reglas universales, hay necesidad de algo análogo al término medio del silogismo bajo el cual los fenómenos pueden ser subsumidos: el esquema trascendental, el tercer término que hace posible la mediación entre categoría y fenómeno. La cuestión con la que Kant abre el capítulo del Esquematismo tematiza acerca de cómo los juicios sintéticos son posibles a priori. Cuando Kant plantea este problema en términos generales, alude a «la incógnita X» [37], necesaria para fundamentar la conexión (afirmada en el juicio) entre los conceptos. Luego, en la Analítica Trascendental, esa incógnita está caracterizada con mayor precisión: constituye un esquema trascendental. [B.1.] - FORMAS DEL ESQUEMA TRASCENDENTAL El capítulo del Esquematismo contiene un «exceso de formulaciones» [38] inconciliables entre sí. Compone una variedad «desconcertante» de visiones sobre el esquema trascendental: (a) como «un tercer término ... [congruente] con la categoría, por una parte, y con el fenómeno, por la otra, ... [de tal manera que el tercer término, como representación mediadora] ... haga posible aplicar la primera ... [la categoría] al segundo ... [el fenómeno] ...; [o como] una representación mediadora ... pura (libre de todo elemento empírico) [e] intelectual, por un lado, y sensible, por otro» [39]; (b) como una «determinación trascendental del tiempo [homogénea con la categoría y con el fenómeno] cuando tal aplicación permita, como esquema de los conceptos del entendimiento, subsumir los fenómenos bajo la categoría» [40]; (c) como una «condición formal y pura de la sensibilidad, a la que se halla restringido el uso de los conceptos del entendimiento» [41]; (d) como la «representación de un procedimiento universal de la imaginación para suministrar

[36] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 280. [37] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., B13, p. 50. [38] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 283. [39] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A138, B177, p. 183. [40] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A139, B178, p. 183. [41] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A140, B179, p. 184.


»10 a un concepto su propia imagen» (caracterización general que se conecta con la descripción de los esquemas matemáticos como reglas para la construcción de imágenes) [42]; (e) como «la síntesis pura, conforme a una regla de unidad conceptual –expresada por la categoría- y constituye un producto trascendental de la imaginación ... que concierne a la determinación del sentido interno en general (de acuerdo con las condiciones de la forma de este, el tiempo) en relación con todas representaciones, en la medida en que éstas tienen que hallarse ligadas a priori en un concepto, conforme a la unidad de apercepción» (los esquemas no pueden ser tomados como reglas para la construcción de imágenes) [43]; (f) como «las verdaderas y únicas condiciones que hacen que tales conceptos se refieran a objetos y, consiguientemente, que posean una significación» [44]; (g) como «determinaciones del tiempo realizadas a priori según unas reglas que, según el orden de las categorías, se refieren a los siguientes aspectos del tiempo: serie, contenido, orden y ... conjunto, en relación todos ellos con la totalidad de los objetos posibles» [45]; y (h) como circunscripto «al fenómeno o concepto sensible de un objeto concordante con la categoría» [46] [B.2.] - LOS ESQUEMAS COMO INTUICIONES PURAS DETERMINADAS «Ante este exceso de formulaciones [–dice Allison-], la tesis que yo deseo defender es que un esquema trascendental ha de considerarse como una intuición pura» [47] Allison llega a esa conclusión luego de analizar dos afirmaciones: una, (a), de la Crítica de la razón práctica; y otra, (b), de la Crítica del juicio. En el primer caso: (a.1) «el juicio de la razón pura práctica» presenta «las mismas dificultades que el juicio de la razón pura teórica»; sin embargo, (a.2.), hay «un medio para escapar a esas dificultades», considerando que el «uso teórico» trata «de intuiciones, a las cuales» pueden «ser aplicados conceptos puros del entendimiento»; por lo tanto, (a.3) «pueden tales intuiciones ... ser dadas a priori (como esquemas)» y en lo concerniente «a la conexión de lo diverso en ellas», conforme «a los conceptos puros a priori del entendimiento» [48]. En el segundo caso: (b.1) «exponer la realidad de nuestros conceptos» exige «siempre intuiciones»; (b.2) «si los conceptos son empíricos, entonces llámanse las intuiciones ejemplos»; (b.3) «si son conceptos puros del entendimiento, llámanse esquema; (b.4) «si se pide que se exponga la realidad objetiva de los conceptos de la razón [...], de las ideas, y ello, para el conocimiento teórico de las mismas»; entonces, (b.5), «se desea algo imposible, porque no puede [...] darse intuición alguna» [49] La tesis mencionada, sin embargo, no es nueva. Moltke S. Gram (1938-1986) ha insistido en ella. Su interpretación comporta una visión «oculta» o «implícita» del esbozo

[42] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A140, B180/1, p. 184. [43] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A142, B181, p. 185. [44] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A145, B185, p. 188. [45] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A145, B184/5, p. 187. [46] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A146, B186, p. 188. [47] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 283. [48] Kant, Immanuel; Crítica de la razón práctica (traducción al español de Emilio Miñana y Villagrasa y Manuel García Morente), Editorial Espasa-Calpe S. A., Madrid, España, 1984, pp. 101 y 102. [49] Kant, Immanuel; Prolegómenos a toda metafísica del porvenir. Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime. Crítica del juicio , Ibíd., § 59, p. 308.


»11 kantiano [50] de la sinteticidad, donde los juicios sintéticos predicarían conceptos de intuiciones y los juicios sintéticos a priori predicarían conceptos puros de intuiciones puras. Los esquemas trascendentales, considerados como intuiciones puras, son, en esta perspectiva, los referentes de los conceptos esquematizados y no los referentes de los conceptos puros. Gram no admite que su interpretación sea compatible con las formulaciones del tercer término. Para él, la raíz del problema está en la noción de un tercer término que reposa en una contradicción; que es, a la vez, universal y particular, intelectual y sensible. Para Allison, la confusión nace de una distinción errónea de Gram entre los dos sentidos de la intuición pura. La distinción es compatible con la que propio Kant establece entre (a), el espacio como una mera forma de intuición; y (b), una representación actual de espacio, como en la geometría, que es una (pre) intuición formal . Se podría decir que, de estos dos sentidos, sólo el primero, (a), es puro y totalmente sensible. Siendo así, entonces, la objeción de Gram a la formulación del tercer término, es el resultado de una errónea suposición donde la noción de intuición pura sólo podría ser entendida únicamente como, (a), forma de la sensibilidad, desconociendo que (b), también es pura. El segundo sentido de intuición, (b), es una tesis central en la Deducción: sólo en la medida en que la pura diversidad de la intuición indeterminada sea sintetizada de acuerdo con las categorías, podría ser llevada a la unidad de la conciencia y producir un contenido real para el conocimiento. Kant lo establece muy claramente: «si mi pensamiento dejara escapar siempre las representaciones precedentes (las primeras partes de la línea, las partes antecedentes del tiempo ...) y no las reprodujera al pasar a las siguientes, jamás podría surgir una representación completa, ni ninguno de los pensamientos mencionados. Es más, ni siquiera podrían aparecer las representaciones básicas de espacio y tiempo» [51] Ciertamente, tales representaciones cuentan con intuiciones puras en el sentido kantiano: la concepción de intuición pura determinada es tan importante en el pensamiento de Kant como lo es la doctrina de la síntesis trascendental de la imaginación. Más aún, cuando el matemático construye sus conceptos, apela a una intuición pura determinada. La intuición pura formal, que es producida por dicha actividad, es la presentación sensible de un concepto, es sensible e intelectual, y es también universal y particular. Kant sostiene esto mismo en su explicación de la construcción geométrica: construir un concepto supone presentar la intuición a priori que le corresponde. Para construir un concepto se requiere una intuición no empírica que es un objeto singular, a pesar de lo cual, en cuanto construcción de un concepto, tiene que expresar en su representación una validez universal en relación con todas las posibles intuiciones del mismo concepto (KrV: A713, B741). Por lo tanto, si consideramos también como noción pura, el segundo sentido, (b), no habría dificultad en aceptar que un esquema trascendental es una intuición pura, y está caracterizado como tercer término. Pero, ¿es esto compatible con la caracterización del esquema como determinación trascendental del tiempo? Veámoslo. El tiempo es una intuición pura, dice Kant. Sin embargo, de ello no se sigue que también sea una determinación trascendental del tiempo. «Aquí [–dice Allison-], [50] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 283. [51] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A102, p. 133.


»12 trascendental equivale a a priori o universal y necesario» [52] Hay sólo una manera por la cual un concepto puede entrar en relación con un objeto y obtener realidad objetiva: sintetizar, conceptualizar o subsumir, bajo un concepto, la intuición dada, para que la intuición sea referida a un objeto. Entonces, una determinación regida por un concepto a priori, es lo que Kant señala como «una determinación trascendental del tiempo [que] guarda homogeneidad con la categoría (que constituye la unidad de esa determinación) en la medida en que es universal y en que está basada en una regla a priori. Y es igualmente homogénea con el fenómeno en la medida en que el tiempo se halla contenido en toda representación empírica de la diversidad» [53] En suma, «una determinación trascendental del tiempo debe ser una conceptualización de tiempo sujeta a un concepto a priori, la cual, al referir el tiempo a un objeto ..., proporciona realidad objetiva al concepto implicado. Objetivar el tiempo significa representar un orden temporal de los eventos o estados de cosas del mundo fenoménico válido intersubjetivamente, en contraste con el orden meramente subjetivo ... de las representaciones en una conciencia individual» [54] Esto lo efectuaría la síntesis trascendental de la imaginación. Consiguientemente, una determinación trascendental del tiempo puede caracterizarse como un producto de esa síntesis: «producto trascendental de la imaginación» (KrV: A142, B181). Si quisiéramos extraer una conclusión, podríamos señalar que las determinaciones trascendentales del tiempo, como productos de la síntesis trascendental de la imaginación, son características universales y necesarias, es decir a priori, de un orden temporal objetivo. Aquí, ya se hace patente la congruencia de las determinaciones trascendentales del tiempo con el fenómeno (ya que todo fenómeno está contenido en un orden objetivo) y con el concepto puro (ya que todo concepto proporciona la regla por la cual es determinado ese orden). Sin embargo, el tiempo, al igual que el espacio, no es un objeto..., ni puede ser percibido. Por eso, una determinación trascendental del tiempo debe ser considerada como una característica universal y necesaria de las cosas en el tiempo; como fenómenos en virtud de los cuales el tiempo puede representarse como relaciones objetivas del tiempo. En esta línea argumental, el esquema del concepto de sustancia sería la «permanencia de lo real en el tiempo ..., la representación de tal realidad como sustrato de la determinación empírica temporal en general ... que ... permanece mientras cambia todo lo demás» [55] Del mismo modo, Kant, en la Primera Analogía, va a sostener que el cambio, y con él el transcurso del tiempo, podrán ser intuidos por referencia a algo permanente que constituye un rasgo necesario para que un mundo pueda ser experimentado como temporal [56] En consecuencia, procedería afirmar que la permanencia, aunque no sea una propiedad del tiempo, sino más bien de las cosas en el tiempo, puede considerarse como una determinación trascendental del tiempo. Pero, ¿puede esta descripción desvirtuar la tesis que consagra que un esquema trascendental es una intuición pura? ¿Cómo puede ser considerada intuición pura una característica necesaria de

[52] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 286. [53] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A138/9, B177/8, p. 183. [54] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 286. [55] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A144, B183, p. 186. [56] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A182, B225, pp. 215 y 216.


»13 las cosas en el tiempo? Si permanencia es un concepto que se refiere a un número de objetos posibles, lo mismo podría decirse del esquema. Esta es la razón por la cual los esquemas trascendentales son considerados como conceptos, y son identificados con las categorías esquematizadas. Es más, esta interpretación está corroborada por el propio Kant: «fenómeno o concepto sensible de un objeto concordante con la categoría» [57] «Con relación a la permanencia [–dice Allison-], al igual que [en] todos los esquemas trascendentales, el elemento intuitivo debe ser localizado en el componente sensible ... de la representación. Pensar algo permanente es pensarlo ... como durando a través del tiempo. Así pues, el concepto ... presupone la intuición del tiempo a la cual determina. En este sentido es análogo al concepto matemático, e. g., triángulo, que posee una referencia esencial a la intuición pura de espacio donde es elaborado o presentado» [58] Aquí cabe formular una aclaración: la diferencia que media entre (a) los conceptos matemáticos, y (b) los conceptos puros del entendimiento, estriba en que, en tanto los primeros pueden ser construidos, esto es, presentados en una intuición pura formal, en los segundos eso es imposible. En efecto, el problema del Esquematismo nace, principalmente, por la incongruencia que registran los conceptos puros y la intuición. «Así pues, la justificación básica para caracterizar la realización (construcción) del concepto matemático como intuición pura (formal) parece estar totalmente ausente en el caso de los esquemas de» las categorías [59] En la Estética Trascendental, Kant correlacionó la intuición pura con la noción de forma. Hizo que intuición pura equivaliese a la «mera forma de la sensibilidad, incluso prescindiendo del objeto real de los sentidos» [60] Como intuición pura empírica es presencia de sensación, una forma de la sensibilidad sería forma de intuición empírica. Correlativamente, en tanto que el fenómeno se entiende como el «objeto indeterminado de una intuición empírica» (KrV: A20, B34), una intuición pura puede concebirse como una forma del fenómeno. Forma, entonces, equivale a condición en sentido epistémico. En ese sentido, en la Exposición Metafísica del Espacio, Kant sostiene que la representación de espacio funciona como una condición de la experiencia externa, puesto que sólo por referencia a esta representación los objetos pueden ser experimentados como exteriores al psiquismo y exteriores unos respecto de los otros. Kant afirma que el espacio no es sino la forma de todos los fenómenos del sentido externo, precisamente porque asegura haber demostrado que es la «condición subjetiva de la sensibilidad [, y que] sólo bajo esta condición nos es posible la intuición externa» [61] En síntesis, Kant correlacionó condición de la intuición, forma de la intuición, e intuición pura. Entonces, parece auspicioso entender que los esquemas trascendentales sean intuiciones puras si puede demostrarse que funcionan como formas o condiciones de la intuición sensible. Sin embargo, al margen de esto, ahora debería quedar bastante claro cuál es la función de las determinaciones trascendentales del tiempo. Como [57] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A146, B186, p. 188. [58] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 288. [59] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 288. [60] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A21, B35, p. 66. [61] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A26, B42, p. 71.


»14 condiciones de la determinación empírica del tiempo, deben tomarse en un sentido diferente a las del espacio y del tiempo, a la sazón condiciones bajo las cuales los datos de la intuición empírica son presentados al psiquismo. Por su parte, las determinaciones trascendentales de tiempo son condiciones temporales específicas de las intuiciones empíricas reales. Son condiciones de la intuición empírica. Son intuiciones puras. [C.1.] – CADA ESQUEMA PARTICULAR ES LA EXPRESIÓN SENSIBLE DE CIERTA CATEGORÍA Kant estableció un «catálogo de los esquemas particulares que están conectados con diversas categorías» [62], y que contiene una serie de enunciaciones conocidas como «juicios de esquema» Mediante ellas, se afirma que cierto esquema es la expresión sensible de cierta categoría. A título ejemplificativo: «el esquema de una realidad, como cantidad de algo, en la medida en que llena el tiempo, consiste ... en esa continua y uniforme producción de tal realidad en el tiempo» [63] Para C. I. Lewis (1883-1964) y L. W. Beck (1913-1997), tales juicios pueden considerarse declaraciones semánticas porque están recubiertas por un sentido significante, mientras que, al margen de sus esquemas, las categorías poseen un mero significado lingüístico. Es por esta razón que los esquemas han sido caracterizados como reglas semánticas: «los esquemas de los conceptos puros del entendimiento constituyen las verdaderas y únicas condiciones que hacen que tales conceptos se refieran a objetos y, consiguientemente, que posean una significación» [64] Pero Kant modifica esa tesis. Lo hace cuando destaca que los conceptos puros poseen una significación lógica e incluso una significación trascendental, pero no tienen significado real porque carecen de referencia a objetos que puedan ser dados en la experiencia posible. [C.2.] – NATURALEZA DE LA CONSTITUCION DE LOS JUICIOS DE ESQUEMA [C.2.1.] - DEFINICIÓN DEL PROBLEMA Ya hemos hablado acerca de la conexión de los conceptos puros con los esquemas. Esa conjunción presenta algunas características distintivas. Identificarlas importaría conocer la naturaleza y la justificación de los juicios de esquema que la legitiman. Pero, ¿cómo han de caracterizarse estos juicios dentro de la estructura kantiana? En primer término, (a), los juicios de esquema no comportan enunciados analíticos. En efecto, la (a.1) incongruencia entre lo intelectual y lo sensible, y las, (a.2), condiciones de sensibilidad de los esquemas trascendentales, anularían la posibilidad de que los juicios de esquema puedan considerarse como enunciados analíticos. En segundo término, (b), los juicios de esquema no constituyen meras estipulaciones. En efecto, esta posibilidad no se compadece con la función que Kant reservó para estos esquemas como únicas condiciones bajo las cuales las categorías obtienen significación. En tercer término, (c), los juicios de esquema no pueden ser juicios sintéticos a [62] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 290. [63] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A 143, B 183, p. 186. [64] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A 146, B 185, p. 188.


»15 posteriori. En efecto, ello implicaría que la conexión entre categoría y esquema se funde en la experiencia, lo cual es incompatible con (c.1) el carácter a priori de ambos; y con (c.2) la tesis kantiana según la cual, solamente en virtud de esquemas, las categorías se refieren a la experiencia. En cuarto término, (d), restaría considerar si los juicios de esquema son enunciados sintéticos a priori. Veámoslo. Como los juicios de esquema no equivalen a la definición real de las categorías, sino que funcionan de modo análogo, siempre se comportan como juicios sintéticos. Por otra parte, como «proporcionar un esquema a un concepto ..., es proporcionar la condición de la sensibilidad en sí’» [65], tal condición es una intuición pura, un predicado real, un predicado sintético. Vale decir que, todo juicio en el que ello se realiza, es sintético en sentido kantiano. Y, si además, tal como sucede con el juicio de esquema, el predicado es una representación a priori, el juicio constituye una enunciación a priori. El carácter sintético a priori de los juicios de esquema, requería justificación (Deduktion). Para Kant, este aspecto no pasa inadvertido. Presupone el resultado de la Deducción Trascendental cuando dice: (a), que «la filosofía trascendental debe ... exponer ... las condiciones bajo las cuales pueden darse objetos concordantes con ... conceptos [que han de referirse a priori a sus objetos]» [66]; y (b), que «los conceptos puros a priori deben contener a priori ... condiciones formales de la sensibilidad [esquemas trascendentales] (sobre todo, del sentido interno)» [67] En ambos pasajes, está presente la íntima relación de los conceptos puros con el tiempo; y esto porque también es estrecha la conexión con la síntesis trascendental de la imaginación. Parece que Kant estuviese sosteniendo que, de algún modo, la categoría ya contiene su esquema. Pero, como en la Crítica no hay indicio alguno que permita certificarlo, tenemos que remitirnos al «problema de lo sintético a priori [que] aparece en la doctrina del ‘Esquematismo’» [68] De tal suerte, la vía de abordaje más promisoria consistiría en distinguir entre categoría pura y categoría esquematizada. Sólo así se podría sostener que, en tanto los conceptos puros no guarden conexión con el tiempo, no podría suministrarse esquema alguno. Por otra parte, ya que las categorías esquematizadas, como reglas de la síntesis trascendental de la imaginación, guardan conexión con el tiempo, la conexión entre ellas y sus esquemas podría determinarse analíticamente. Allison da un ejemplo al respecto: «si ... definimos la categoría pura de sustancia como ‘el concepto de la síntesis de sujeto y predicado’, y la categoría esquematizada como ‘el concepto de la síntesis de permanencia y cambio en el tiempo’, ... sería imposible proporcionar un esquema para la primera y sería ... trivial proporcionar un esquema para la segunda» [69] Pero, incluso aceptando la distinción entre categorías puras y categorías esquematizadas, el problema se circunscribe a la conexión entre ambas. Por eso, proseguir con el distingo entre categoría pura y categoría esquematizada de sustancia, mueve a preguntar por la conexión entre el concepto de la síntesis de sujeto y predicado (a la que corresponde la [65] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., pp. 291 y 292. [66] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A136, B175, p. 181. [67] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A139/40, B179, p. 184. [68] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 293. [69] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 293.


»16 relación entre representaciones en un juicio) y el concepto de síntesis de permanencia y cambio en el tiempo (a la que corresponde la relación entre entidades). Es factible demostrar que esta conexión debe ser tanto sintética como a priori, con lo cual habríamos regresado a nuestro planteo de origen. Por lo tanto, debemos encontrar el fundamento de los juicios sintéticos a priori conectando categoría y esquema. Existen dos puntos particularmente relevantes: (a), las categorías, concebidas como reglas operantes en la síntesis trascendental de la imaginación, sirven para determinar el tiempo, que es la forma del sentido interno; y (b), en cada caso, el esquema es el producto de la determinación de (a). Dice Allison: «pretendo limitar mi análisis a las categorías modales, en las cuales los juicios de esquema han de interpretarse a la luz de los ‘Principios’ correspondientes, y a las categorías de sustancia y causalidad, en las cuales la exposición de los juicios de esquema sirve como preludio» [70] a la tematización de (c.2.1.1)las categorías modales y sus esquemas, y a la tematización de (c.2.1.2) la sustancia, de la causalidad y sus esquemas. Veámoslo. [C.2.1.1.] - LAS CATEGORÍAS MODALES Y SUS ESQUEMAS Según Kant, «el [esquema] de la modalidad y sus categorías ... [es] el tiempo mismo, en cuanto correlato que determina si un objeto pertenece al tiempo y cómo lo hace» [71] Las categorías modales y sus respectivos esquemas específicos son: (a), posibilidad; (b), realidad; y (c), necesidad. Son posibilidad como «concordancia de la síntesis de distintas representaciones con las condiciones del tiempo en general» [72]; son realidad como «existencia en un tiempo determinado» [73]; y son necesidad como «existencia de un objeto en todo tiempo» [74] Ambos enfoques, el general y el específico, sugieren que lo que Kant presenta es una serie de traducciones de las modalidades lógicas a las modalidades reales. Está señalando las condiciones bajo las cuales podemos designar un objeto empírico, o un estado de cosas, como posible, real o necesario. Esas traducciones nos dicen, como reglas, cómo y en qué términos debe proceder el pensar categorial. Por otra parte, puesto que el pensar categorial es la condición indispensable para todo pensar, estas reglas son también condiciones de todo pensamiento que refiere fenómenos. Por lo tanto, pueden considerarse como reglas para la aplicación de reglas a los fenómenos. Sin embargo, la cuestión clave estriba en que solamente pueden funcionar como reglas si se acepta que expresan el resultado de las traducciones, a términos temporales, de las funciones lógicas pensadas en las categorías. O sea: «sólo si ... ya sé que la traducción temporal ..., de realidad debe ser ‘existencia en un tiempo determinado’, puedo usar esto como base para determinar si algo es real» [75] Pero, más que describir los esquemas trascendentales simplemente como reglas, es más preciso caracterizarlos como

[70] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 294. [71] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A145, B184, p. 187. [72] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A144, B184, p. 187. [73] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A145, B184, p. 187. [74] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A145, B184, p. 187. [75] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 295.


»17 productos trascendentales que pueden funcionar como reglas. Es más claro el caso de la posibilidad, sin que esté exento de dificultades. Kant entiende la posibilidad como ausencia de contradicción. Pero, como sabemos, no todo lo que es lógicamente posible es realmente posible: por ejemplo, el argumento ontológico. La posibilidad real se define como acuerdo entre la síntesis en el pensamiento de un objeto y las condiciones del tiempo en general: ser realmente posible es ser posible en un período del tiempo, en tanto que «la negación es aquello cuyo concepto representa un no ser (en el tiempo). La oposición entre ambos [ser y no ser] consiste ..., en su diferencia dentro de un mismo tiempo, según se trate de tiempo lleno o de tiempo vacío» [76] Si, entonces, se quiere determinar la posibilidad real, es necesario un indicador temporal. Pero, ¿qué ha pasado con el espacio?: «lo que concuerda con las condiciones formales de la experiencia ... es posible» [77] El espacio es también una forma de la intuición y, en consecuencia, parecería que cumple un papel fundamental respecto de la posibilidad: «el Postulado de la posibilidad de las cosas exige ... que el concepto de éstas concuerde con las condiciones formales de una experiencia en general. Pero ésta ..., la forma objetiva de la experiencia en general, es la que contiene toda síntesis requerida para el conocimiento de los objetos ... Así, el concepto de una figura encerrada entre dos rectas no implica contradicción alguna, ya que los conceptos de dos rectas y su cruce no implican la negación de ninguna figura. La imposibilidad no descansa en el concepto como tal, sino en la construcción de tal figura en el espacio, es decir, en las condiciones del espacio y de la determinación de éste. Ahora bien, estas condiciones poseen, a su vez, realidad objetiva ..., se refieren a cosas posibles, por contener a priori en sí mismas la forma de la experiencia en general» [78] Este es el párrafo que concitó tantas objeciones fundadas en la supuesta ignorancia del espacio en que habría caído Kant al designar sus esquemas. Hay aspectos que merecen considerarse: (a), el problema del espacio en relación con la posibilidad; (b.1) el problema del presunto descuido kantiano del espacio; y (b.2) el problema ocasionado por la interpretación de la teoría del esquematismo como un todo. La cuestión (a), comprende la caracterización kantiana de la posibilidad geométrica en términos espaciales, que no está presente en el esquema de la posibilidad, y sí quedó expresada en los Postulados. Existe una justificación: el capítulo del Esquematismo no tematiza acerca de los conceptos puros en matemática, trata las condiciones de su aplicabilidad a los fenómenos. En efecto, en la Estética Trascendental, «el tiempo es la condición formal a priori de todos los fenómenos», y está contrapuesto al espacio, que es, la «condición [única] a priori» [79] de los fenómenos externos. La prevalencia del tiempo proviene de su cuño: es la forma del sentido interno. Los fenómenos, en tanto que modificaciones del sentido interno, están en el tiempo, mientras que únicamente los fenómenos externos están en el espacio. Pero, si bien no todos los fenómenos están en el espacio, entonces la conformidad de ellos con las condiciones del espacio, la espacialidad, no puede ser criterio de posibilidad real para los objetos como [76] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A143, B182, p. 186. [77] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A218, B265, p. 241. [78] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A220/1, B267/8, pp. 242 y 243. [79] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A34, B50, p. 77.


»18 fenómenos. Por lo tanto, estaría justificado que Kant definiera el esquema de la posibilidad en términos exclusivamente temporales. La cuestión (b), la objeción general, es un poco más compleja. Requiere dos consideraciones: (b.1), es menester distinguir entre (b.1.1) la esfera de objetos a los que se aplican las categorías y (b.1.2) las condiciones necesarias en virtud de las cuales ellas se aplican. Según Kant, las categorías se aplican tanto a los objetos espaciales cuanto a los temporales, pero también sostiene que se aplican a los objetos espaciales en virtud de su temporalidad. La síntesis trascendental de la imaginación rige la determinación de la diversidad del sentido interno y, por lo tanto, de la diversidad en tanto que temporal; y (b.2), una determinación trascendental de tiempo no se contrapone con las existencias en el espacio. «Las determinaciones trascendentales de tiempo, mediante las cuales podemos representar las relaciones temporales de los fenómenos, no son propiedades del tiempo mismo, sino de las cosas del tiempo» [80] Así pues, aún cuando para Kant, la permanencia es solamente una propiedad de las cosas en el espacio, en realidad funciona como una determinación trascendental del tiempo. Kant ni siquiera abandonó esta posición en la segunda edición de la Crítica, cuyo mayor énfasis en el espacio es proverbial: «para entender la posibilidad de las cosas con arreglo a las categorías y, consiguientemente, para mostrar la realidad objetiva de éstas últimas, no sólo nos ... [hacen] falta intuiciones, sino incluso intuiciones externas» [81] Pero, necesitar de la intuición externa, necesitar que lo permanente solamente pueda justificarse en el espacio, no afecta el estatuto del esquema calibrado como determinación trascendental del tiempo. A esta altura, deberíamos estar en condiciones de ocuparnos de las conexiones entre las categorías modales restantes y sus esquemas. Parece obvia la conexión entre la categoría de realidad y su esquema, «la existencia en un tiempo determinado» [82] Para que algo pueda ser considerado como real en sentido empírico, debe ser asignable a una determinada localización en el tiempo. Las razones por las cuales el espacio no está incluido aquí, son también las esgrimidas para la posibilidad. Si es que existe algún problema aquí, el problema afecta al concepto puro de realidad, pero no a su esquema. Realidad, en contraste con posibilidad y necesidad, no parece tener un sentido lógico o puro. Así pues, no queda claro qué es lo que se traduce a términos temporales por medio de la esquematización. Sin embargo, Kant hace uso de la noción de «realidad lógica» con el fin de expresar la «verdad trascendental» de un juicio [83] En tanto que el concepto puro es conectado con la forma asertórica [84] del juicio, podría ser caracterizado como el concepto de aserción. Dice Allison, a este respecto, que «en la introducción a las Lecciones lógicas, Kant conecta esta noción con el principio de razón suficiente» [85] Evidentemente, ese principio ha sido tomado por Kant [80] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 297. [81] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., B291, pp. 256 y 257. [82] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A145, B184, p. 187. [83] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A75/6, B101, p. 110. [84] «Los [juicios] asertóricos se llaman así por considerar la afirmación o la negación como algo real (verdadero)» (KrV: A 74/75, B 100). [85] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 298. El principio de razón suficiente, es la versión corregida de Leibniz (1646-1716) del principio de causalidad. Establece que la causa de un acontecimiento no es sólo la razón de su existencia, sino también la de su esencia: de que sea de un modo determinado y no de otro. Leibniz, por lo tanto, asume el principio de que la causa es también la razón de cómo es el efecto, no sólo la razón de que exista, siguiendo la idea tradicional de que el efecto debe asemejarse a la causa. Cf. Cortés Morató,


»19 en sentido lógico: afirma que toda proposición tiene una razón o fundamento. La noción de realidad empírica, la «existencia en un tiempo determinado» (KrV: A145, B184), puede ser concebida como el correlato de la noción de fundamento lógico. El pensamiento de determinación, es común en sendas dimensiones: (a) el principio de razón suficiente se aplica a las proposiciones consideradas en conexión con aquellas que constituyen su fundamento; y (b) la realidad empírica, en cambio, se aplica a los acontecimientos considerados en conexión con otros acontecimientos en un único tiempo. Se presentan problemas serios en relación con el esquema de necesidad, que Kant define como «la existencia de un objeto en todo tiempo» (KrV: A145, B184) En primer lugar, (a), cuando afirmamos que un objeto o que un estado de cosas es necesario, no queremos decir que ello se verifica en todo tiempo. En segundo lugar, (b), la existencia en todo tiempo, es decir la permanencia o eternidad, es el esquema de la sustancia: «la necesidad que podemos conocer no es la de la existencia de las cosas (sustancia), sino la de su estado» [86] Finalmente, Kant vincula la «necesidad material [real] en la existencia» (KrV: B279), distinta de la «mera necesidad formal y lógica en la conexión de los conceptos» (KrV: B279) con el principio de causalidad: «la necesidad afecta únicamente a las relaciones de los fenómenos de acuerdo con la ley dinámica de la causalidad y a la posibilidad –basada en ella- de inferir a priori una nueva existencia (la del efecto) a partir de una existencia dada (la de la causa)» [87] Pero, ¿Kant sugirió otra cosa distinta de la que parece proponer en la caracterización del esquema de necesidad?: «Sugiero [–dice Allison-], seguir aquí a Paton, quien ... caracteriza el esquema de la necesidad como ‘existencia en relación con la totalidad del tiempo’» [88] Siguiendo esta interpretación, podríamos considerar que Kant afirma que la existencia de un estado de cosas es determinada en relación a la totalidad del tiempo, en el sentido de que, en cuanto efecto, es el producto de una cadena causal, la cual, puesto que no puede poseer un primer inicio, debe existir en todo tiempo. Sin embargo, el punto en cuestión centra en lo que define la necesidad real o material: la pertenencia a una cadena causal. Pero, «esto no es ... lo que Kant sugiere ..., [es] lo que ... debería haber entendido» [89] [C.2.1.2.] - SUSTANCIA, CAUSALIDAD Y SUS ESQUEMAS La deducción de los esquemas de las categorías de la relación está basada en el mismo principio que rige las categorías modales: el esquema debe proporcionar una traducción, a términos temporales, del sentido lógico que pertenece al concepto puro. Ya hemos visto que el concepto puro de sustancia es el concepto de algo que siempre debe ser tenido como sujeto y nunca como predicado. Así pues, procede determinar cómo puede especificarse tal concepto en términos temporales. Dicho en otras palabras, debemos señalar las condiciones bajo las cuales podríamos decir de algo temporal que es un sujeto. Esta Jordi y Martínez Riu, Antoni; Diccionario de filosofía en CD-ROM, Empresa Editorial Herder S.A., Barcelona. España, 1996. [86] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A227, B279, p. 250. [87] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A227/8, B280, p. 250. [88] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 299.


»20 condición será el esquema del concepto, será la «condición de una regla» [90] Hay una condición necesaria bajo la cual podemos decir, de algo temporal, que es un sujeto real que posee propiedades, y no un mero sujeto lógico que posee predicados: la reidentificabilidad. «Sólo algo que es reidentificable a lo largo del cambio de estados puede ser distinguido de uno o más de esos estados y considerado como su ‘sujeto real’» [91] El sujeto debe continuar existiendo en todo el período, a fin de ser reidentificado durante todo un lapso. Es así pues, como llegamos a poder decir que la condición necesaria para que algo temporal funcione como sujeto real, es su permanencia relativa. Sin embargo, el esquema que Kant le asigna al concepto puro de sustancia, es la permanencia real o sempiternidad. Para poder justificar esa tesis, es menester recurrir a la distinción introducida en la exposición de la Deducción Metafísica, entre el concepto estrictamente judicativo de algo que se establece como sujeto de un juicio dado, y el concepto ontológico puro de sustancia, el concepto de algo que en todo contexto judicativo debe ser concebido siempre como sujeto y nunca como predicado o propiedad. El punto en cuestión consiste en que el esquema de sustancia, la permanencia, es requerido para la concepción en términos temporales del concepto ontológico, pero no es requerido por el concepto de sustancia. Como la reidentificabilidad a lo largo de un cierto lapso, y por ende la permanencia relativa, es una condición que debe ser satisfecha por cualquier cosa temporal que funcione como sujeto real al que se refieren propiedades, así también la reidentificabilidad en todo tiempo, y por ende la permanencia absoluta, es una condición que debe ser cumplida por cualquier cosa temporal que se conciba siempre como sujeto y nunca como predicado de algo. Dicho de otra manera: el concepto de algo existente en el tiempo debe considerarse siempre como sujeto, nunca como propiedad o estado. Equivale al concepto de algo que es reidentificable ante el cambio, lo que le confiere permanencia. La permanencia es, entonces, el esquema del concepto de sustancia: «si prescindo de la permanencia ... no me queda del concepto de sustancia sino la representación lógica del sujeto, la que me figuro realizar representándome algo que sólo puede tener lugar como sujeto (no como predicado). Pero no sólo no conozco condiciones bajo las cuales esta preferencia lógica corresponda a alguna cosa, sino que tampoco puedo hacer nada con ella, ni sacar ... consecuencia, ya que no se determina a través de la misma ningún objeto al que se aplique este concepto» [92] Para Kant, el concepto puro de causalidad es equivalente a la relación de fundamento y consecuente, el concepto de la secuencia lógica de los pensamientos en un juicio, conectado con la forma hipotética del juicio. En términos mucho más precisos: «es la regla para la secuencia ordenada de los pensamientos (en sí juicios problemáticos [en los que se toma el afirmar o el negar como algo meramente posible (opcional) (KrV: A74, B100)] que se conjuntan y se conectan en un juicio hipotético» [93] El esquema de la causalidad está definido como «la sucesión de lo diverso, en la medida en que tal sucesión se halla sometida a [89] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 300. [90] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A193, B239, p. 224. [91] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 300. [92] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A242/3, B300/1, p. 263. [93] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 302.


»21 una regla» [94] En cifra: el esquema es la regla que rige la sucesión. Siendo así, procede determinar si ello resulta admisible como traducción de la concepción lógica de la relación fundamento-consecuente en términos temporales. Aquí, la cuestión esencial pivotea sobre el concepto puro que sirve como regla ordenadora. Determina la secuencia de los pensamientos en un juicio como consecuencia necesaria. Por lo tanto, el esquema debe proporcionar la representación de una secuencia temporal que presenta análoga necesidad. Sin embargo, representar como necesaria una secuencia temporal de eventos o estados de cosas es pensarla como regida por una regla que establece que si A en t1, entonces B en t2. Esto equivale a pensar el orden como irreversible. Por lo tanto, el esquema del concepto puro de causalidad es la irreversibilidad o regla que rige la sucesión. Esta es la condición única bajo la cual el concepto puro tiene alguna aplicación a los datos de la sensibilidad humana, es decir la «condición de una regla» (KrV: A193, B239). [D.1.] – CONEXIÓN ENTRE ESQUEMAS Y PRINCIPIOS Los esquemas trascendentales funcionan como: (a), condiciones sensibles; y (b), condiciones de posibilidad de la experiencia. Como (a) confieren significado real a las categorías, y restringen su esfera de acción (alcance). Como (b) operan en la determinación de los fenómenos en el tiempo. Es en razón de esta doble función, que los esquemas pueden mediar entre los conceptos puros y los fenómenos. La función (a), constituye el punto focal del Esquematismo del primer Capítulo de la Doctrina Trascendental del Juicio. La tesis según la cual el esquema proporciona al concepto puro correspondiente su condición de significado, está expresada en los juicios de esquema sintéticos a priori, que ya hemos visto. La función (b), opera en los Principios Puros del Entendimiento. Cada uno de ellos, con excepción de los Principios Modales [95], que son juicios de esquema, podría ser caracterizado como un juicio sintético a priori que afirma que un esquema particular funciona como una condición necesaria de la posibilidad de la experiencia. Por ejemplo, los Axiomas de la Intuición y las Anticipaciones de la Percepción afirman, respectivamente, que toda cosa intuida tiene una magnitud extensiva y, por lo tanto, es numerable (esquema de la cantidad) y que toda sensación tiene una magnitud intensiva, un grado (esquema de la cualidad). De otro modo: cada una de las Analogías de la Experiencia afirma que el esquema de las categorías de la relación funciona como una condición de la determinación empírica del tiempo. Esta íntima conexión entre los esquemas y los principios ha sido subrayada por el mismo Kant: «los fenómenos no deben ser subsumidos bajo las categorías sin más, sino simplemente bajo sus esquemas» [96] Queda claro que esta tesis es igualmente aplicable a todos los Principios. Lo mismo puede decirse respecto de las observaciones con las que se cierra la exposición general: «mediante estos principios podremos ..., enlazar los fenómenos con la unidad lógica y universal de los conceptos, pero solo según una analogía. Por ello [94] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A144, B183, p.187. [95] Para Kant, los Postulados son «explicaciones de los conceptos de posibilidad, realidad y necesidad en su uso empírico» (KrV: A219, B266) y no son «objetivamente sintéticos» (KrV: A233, B286).


»22 podremos ... servirnos de la categoría en el principio mismo, pero ... (en su aplicación a los fenómenos) sustituiremos la categoría por el esquema de esta como clave de su uso, o más bien lo pondremos como condición restrictiva, al lado de la categoría con el nombre de fórmula de la misma» [97] El párrafo glosado, no solamente explica la conexión existente entre los esquemas y los principios, sino que merece atención en virtud de la forma de elaborar el término «analogía». Los Principios que implican los esquemas de las categorías de la relación son denominados Analogías de la Experiencia. Pero, en la Crítica de la razón pura, también hay un segundo sentido. En un sentido, (a), analogía es aplicable sólo a los principios designados con ese nombre. Equivale a los términos matemáticos razón y proporción. Kant justifica la elección de esta acepción. Afirma: que (a.1), los esquemas implicados en estos principios corresponden a las categorías de la relación (cada una de las cuales expresa una relación entre los dos términos); y que (a.2), la función específica de esos principios consiste en determinar la relación de los fenómenos entre sí en un solo tiempo. Así pues, la analogía se establece, por una parte, entre los dos términos de la relación expresada en la categoría y su esquema, y, por otra parte, entre la supuesta relación de un fenómeno dado y un relacionar no especificado. Por ejemplo, en el caso de la relación causal, la analogía nos permite determinar a priori que para todo evento dado «Y», debe haber algún evento antecedente «x» del cual «Y» se sigue, de acuerdo con una regla. Las analogías en filosofía difieren de las analogías en matemática: en filosofía analogía no es una fórmula que expresa la igualdad de dos relaciones cuantitativas, sino cualitativas. Proporciona una regla para buscar y una característica para encontrar algo en la experiencia, pero no proporciona ese algo en sí. Por eso, estos principios son considerados regulativos, no constitutivos, ya que no pueden construirse. En otro sentido, (b), analogía parece expresar una idea tardía de Kant. Resulta claro que la analogía que Kant está pensando se sitúa entre los conceptos puros y sus esquemas. Dice Allison, al respecto: «la tesis de que hay una analogía entre los conceptos puros y sus esquemas equivale a sostener que el esquema traduce a términos temporales lo que es pensado en los conceptos puros» [98] La analogía resultante entre categoría y principios es atribuible al hecho de que todos los principios hacen uso de los esquemas: subsumen a los fenómenos en ellos. Esto es lo que hace que estos juicios sean sintéticos a priori. Ni la categoría, ni el esquema (por consiguiente tampoco el principio) son idénticos. Son, meramente análogos. Esto deriva directamente de la distinción entre sensibilidad y entendimiento. Una distinción que es trascendental, puesto que, de no ser así se desvirtuaría la base misma de toda distinción entre el concepto puro y su contrapartida sensible, el esquema: «esta negación subraya el conflicto emblemático del filósofo racionalista entre la relación temporal de causa y efecto y la relación lógica de fundamento y consecuente» [99] Esta negación nos llevaría –según Allison- a la ilusión trascendental por la que estos conceptos [96] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A181, B223, p. 214. [97] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A181, B224, pp. 214 y 215. [98] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 305. [99] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 305.


»23 puros serían tomados como la fuente de principios metafísicos que se aplican a objetos reales. Principios que serían analíticos en la medida en que están basados en un análisis de lo que es lógicamente necesario para la unidad del pensamiento. Principios como el principio de razón suficiente, según la versión derivada del principio de no contradicción. Además, los objetos a los cuales se podrían aplicar tales principios analíticos serían nóumenos: objetos del mero entendimiento sin referencia alguna a la sensibilidad. En síntesis: la caracterización de la relación entre concepto puro y esquema, más como analogía que como identidad, es crucial para (a), la sinteticidad de los Principios que usan esos esquemas, y (b), para la limitación del alcance de ellos a los fenómenos. En la postura de Kant, es igualmente importante esta tesis: existe una analogía entre concepto puro y esquema. La tesis que sostiene que existe dicha analogía implica que los principios contienen un elemento categorial (debido a los esquemas) que los hace funcionar como reglas universales y necesarias para la unificación de los fenómenos. En consecuencia, negar esta analogía equivale a negar la aprioricidad de los principios. Debemos, pues, interpretar estos principios como meras generalizaciones a partir de la experiencia. Es necesario, sí, negar que se trate de algo más que de una analogía. Por otra parte, la clave de esta analogía es la analogía fundamental entre concepto puro y esquema. [D.2.] - NATURALEZA SINTÉTICA A PRIORI DE LOS PRINCIPIOS De acuerdo con la interpretación del parágrafo anterior, subsisten algunas dudas respecto del carácter sintético a priori de los principios. A diferencia de los juicios en los que se predican conceptos puros de objetos en general, los juicios que subsumen fenómenos en esquemas no pueden ser considerados ni siquiera como implícitamente analíticos, ya que las condiciones formales de la sensibilidad (esquemas) bajo las cuales los objetos (fenómenos) son subsumidos en estos juicios no están contenidas en el mero concepto de un objeto. Tampoco puede argüirse que estos juicios lleguen a ser analíticos tan pronto como caractericemos como temporales a los objetos subsumidos bajo estos esquemas. La determinación de las propiedades esenciales, universalidad y necesidad, de los objetos temporales, es posible únicamente merced a los juicios sintéticos que vinculan a los objetos con sus condiciones. En efecto, los principios son precisamente tales juicios. Sin embargo, también podemos abogar por la posibilidad de estos juicios y, por ende, por la posibilidad de una metafísica de la experiencia, que descanse sobre la posibilidad previa de especificar los análogos temporales de las reglas del entendimiento. Esta especificación es la tarea del capítulo del Esquematismo. [III] – CONCLUSIÓN: el constructivismo kantiano en la posteridad. Llamado a funcionar como una forma vicariante de representarnos el tiempo, el Esquematismo se erige en una pieza clave dentro de la estructura de la Filosofía Crítica kantiana. Como ha dicho el Kant de los Prolegómenos, la suerte de la Metafísica, «siempre desfavorable», quiso que Hume no fuera entendido por casi nadie. Baste con decir que los integrantes de la filosofía de la Escuela Escocesa fueron los que produjeron la primera


»24 reacción sistemática contra la filosofía de Hume. Sin embargo, la reacción más notable fue iniciada con el despertar de la Crítica kantiana. Es, precisamente con Kant, con quien llegaron a exponerse claramente las dificultades observadas en torno al tiempo en perspectiva filosófica. Para entonces, Locke (1632-1704) ya había advertido sobre esas dificultades. Pero, un siglo después de Kant, el tiempo siguió constituyendo un problema filosófico crucial. Fueron los escritos de Hume los que interrumpieron el adormecimiento dogmático de Kant. Además, fueron esos mismos escritos los que le imprimieron una nueva dirección a sus investigaciones de filosofía especulativa, que por entonces dominaba la filosofía alemana y concitaba su complacencia. Empeñado en superar el criterio de Hume para la captación del mundo mediante una continua sucesión de objetos, Kant entrevió su objetivo: tematizar sobre la permanente y sintética unidad de la conciencia; algo que Hume rechazaba rotundamente. Consideró que el tiempo debía preceder a la intuición empírica, y también a cada parte de tiempo; separó las facultades de la sensación de las facultades del entendimiento; y advirtió la gravitante importancia de los factores epistemológicos, psicológicos y ontológicos implicados en toda experiencia. Debe recordarse que, antes de aproximarse a los problemas del espacio y del tiempo como filósofo crítico, Kant había pasado por innumerables soluciones contrapuestas, con las cuales la física buscó resolver también esos mismos problemas. Así, a Kant, (a), lo encontramos en la Monadología physica de 1576, intentando reconciliar los principios de la filosofía de Leibniz con la física de Newton. Dos años más tarde, (b), lo encontramos en la Nueva doctrina conceptual del movimiento y del reposo de 1578, adoptando la opinión de los relativistas, estableciendo el principio de la relatividad de todo movimiento, oponiéndose al pensamiento ortodoxo predominante, sin que fuera capaz de apartarse de la influencia de la física matemática de su tiempo. Luego, (c), lo encontramos coincidiendo con Euler (1707-1783) en la defensa de los conceptos newtonianos del tiempo absoluto y el espacio absoluto, en el Ensayo para introducir en la filosofía el concepto de cantidad negativa de 1763. Seis años más tarde, en 1769, (d), lo encontramos acompañando, una vez más, a Euler en una pretendida prueba del espacio absoluto, agregando a los argumentos basados en principios mecánicos, otros argumentos provenientes de la geometría pura. Posteriormente, (e), lo encontramos pronunciando la Disertación inaugural de 1770, que marcó un hito decisivo en su carrera y sentó las bases de la Crítica de la razón pura. Allí, en la Disertación inaugural, produce el desprendimiento total de la discusión del espacio y el tiempo como conceptos físicos. Los encuadra bajo el dominio de la Filosofía Trascendental. El tiempo ya no constituye algo objetivo y real, sino que es intuición pura y condición subjetiva, por la naturaleza del psiquismo humano, necesaria para que el psiquismo coordine con una ley, cualesquiera datos sensibles. Finalmente, (f), lo encontramos en los Principios metafísicos de la ciencia natural de 1786, participando de una discusión adicional sobre el espacio absoluto y el tiempo, y sustrayendo el problema del campo de la física. El tiempo es una forma de la intuición, una intuición pura de la sensibilidad, una forma o concepción universal que tiene universalidad lógica y es, así, diferente de una objetividad física. El espacio absoluto y el tiempo absoluto, tomados como entidades existentes fuera de


»25 las realidades y acontecimientos empíricos, son rechazados por Kant porque los considera ficticios. Un criterio mejor consistiría en considerar espacio y tiempo como un esquema de conexión por el cual lo que se percibe a través de los datos de los sentidos se explica en relaciones de coexistencia yuxtapuesta (espacio) y de secuencia sucesiva (tiempo). Esto quiere decir que el espacio y el tiempo son «trascendentalmente ideales», y «empíricamente reales» a la vez. Esa suerte de fraseología, se alzó con frecuencia como un escollo para los lectores. En efecto, es así porque para Kant realidad empírica significa validez de toda experiencia, y no existencia de la experiencia como concepto objetivo. El tratamiento que Kant hace aquí, detrae «objetividad física» al espacio y al tiempo [100] El tiempo, para Kant, no tiene una existencia separada como un objeto real que pueda ser percibido. El tiempo es (a) la regla del entendimiento; (b) el único medio por el cual la existencia de fenómenos puede adquirir unidad sintética que señala, a priori y con validez universal, su lugar en el tiempo a cada uno de los fenómenos [101] Por lo común, la epistemología del físico parte de la experiencia para dirigirse hacia la idea. Kant, en cambio, va a marchar desde la idea para dirigirse, en sentido inverso, hacia la experiencia. El filósofo está más interesado en la naturaleza del tiempo como una forma universal de la experiencia, y el físico, en cambio, se refiere, en primer lugar y primordialmente, al problema que le plantea la medición del tiempo. Al respecto, Cassirer se ha preguntado ¿hasta qué punto la doctrina de Kant se involucra con el destino de la física newtoniana, en la cual tenía bastante confianza y cuyo sistematizador filosófico parecía ser? Se sabe que Kant estuvo mucho más involucrado con las dificultades propias, inherentes a ese destino, que comprometido con el destino (como fin último) de la física newtoniana. En conexidad con este tema, está, (a), la discusión del tiempo como percepción y como concepto, y, (b), una lucha entre los puntos de vista subjetivo y objetivo en relación con el tiempo, además de, (c), un creciente hincapié en la objetividad como un rasgo propio en él. Estas discusiones llevaron el conflicto hacia el seno de la metafísica contemporánea, con, (a), Bergson (1859-1941), por un lado, quien niega la existencia del tiempo objetivo e identifica el tiempo con nuestra conciencia de él, y con, (b), los físicos y los realistas que nos aseguran su existencia objetiva, lo que conduce al problema de su medición, por otro lado. El rol del tiempo es capital. El tiempo le confiere contenido al pensamiento. Realiza el entendimiento. El puesto central del tiempo, en la teoría kantiana del conocimiento, proviene del dualismo establecido entre la sensibilidad y el entendimiento. El hombre carece de un entendimiento intuitivo capaz de producir los objetos de sus representaciones. La sensación es la puesta en contacto con una exterioridad incognoscible denominada cosa en sí. Si el tiempo no fuera una intuición pura a priori de la sensibilidad producida por la imaginación trascendental de conformidad con las categorías, que es decir de conformidad con las formas lógicas del pensamiento que dan unidad a la diversidad, no habría conocimiento posible: [100] Con posterioridad, Einstein (1879-1955) manifestará que él mismo había hecho lo propio, pero de otra manera. [101] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A215, B262, p. 239.


»26 seríamos incapaces de unificar representaciones en una experiencia. Eso que hace la unidad de la experiencia, no es el tiempo, sino la apercepción trascendental. Pero el tiempo permite pasar de esa unidad pura a la multiplicidad empírica, porque él es, él mismo, la unidad de una multiplicidad. Hay, a la vez, producción de lo múltiple como múltiple y reunión de ese múltiple en la forma única de la conciencia con intervención intermediaria de las categorías. Las categorías determinan, unifican la diversidad de la intuición sensible. Kant denomina a esta «determinación», una síntesis figurada que es la síntesis trascendental de la imaginación. La imaginación es la facultad de representar en la intuición un objeto. La imaginación pertenece a la sensibilidad, pero como espontaneidad que actúa por sí misma. La imaginación produce el tiempo para construir su representación conforme a las categorías. Esta producción del tiempo se denomina autoafección del psiquismo (Krv: B 69), y es un efecto del entendimiento sobre la sensibilidad, y una primera aplicación del entendimiento. Ahora, ya sabemos que las categorías, aunque no funden conocimiento alguno y estén fuera del tiempo y por ende merecerían algún significado, adquieren significado por el tiempo. El esquema no debe considerarse como el mero esquema de un objeto empírico real, sino como el arquetipo y el modelo de los posibles objetos de la experiencia. Así, al retrotraer la intuición pura y el concepto puro a su raíz lógica común, el esquematismo aúna, en realidad, la intuición pura y el concepto puro [102] La Teoría del Esquematismo responde, entonces, a una doble tendencia: «[(a)] la limitación de las categorías a lo sensible representa, frente a la metafísica racionalista, un postulado completamente nuevo y paradójico; y este postulado es ... el que se trataba de realizar, sin menoscabar por ello, en el sentido sensualista, [(b)] la razón de ser lógica del concepto puro» [103] Con el concepto de esquema de la Crítica de la razón pura, Kant intentó dar respuesta al problema de la relación epistemológica entre símbolo y objeto. En su propuesta, Kant combinó tanto elementos del empirismo como del racionalismo de su tiempo. Lo hizo de tal suerte que su teoría del conocimiento quedó cuestionada por su dualidad entre actividad intelectual y actividad sensorial. Tratando de superar esa dualidad, Cassirer (1874-1945), por una camino, y Piaget (1896-1980), por otro camino (por citar sólo dos casos paradigmáticos), desarrollaron una teoría genética a partir de la reformulación del concepto kantiano de esquema. La sola mención de la fuente kantiana gravitando en ambos pensadores, nos permite vislumbrar hasta qué punto los límites y las posibilidades del constructivismo kantiano han estado presentes en la posteridad.

[102] Cassirer, Ernst; El problema del conocimiento en la filosofía y en la ciencia moderna , Ibíd., pp. 666 y 667. [103] Cassirer, Ernst; El problema del conocimiento en la filosofía y en la ciencia moderna, Ibíd., p. 669.


»27 [IV] - BIBLIOGRAFÍA Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant-Una interpretación y defensa, Editorial Anthropos, Barcelona, España, 1992. Cassirer, Ernst; El problema del conocimiento en la filosofía y en la ciencia moderna (traducción al español de Wenceslao Roces), T. II, Fondo de Cultura Económica, México, 1956. Cassirer; Ernst; Kant-vida y doctrina (tr aducción al español de Wenceslao Roces), Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, Argentina, 1918. Cortés Morató, Jordi y Martínez Riu, Antoni; Diccionario de filosofía en CD-ROM, Empresa Editorial Herder S.A., Barcelona. España, 1996. Heidegger, Martín; Kant y el problema de la metafísica, Editorial Fondo de Cultura Económica, México, 1973. Kant, Immanuel; Crítica de la razón práctica (traducción al español de Emilio Miñana y Villagrasa y Manuel García Morente), Editorial Espasa-Calpe S. A., Madrid, España, 1984. Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura (traducción al español de Pedro Ribas), Ediciones Alfaguara S.A., Barcelona, España, 1995. Kant, Immanuel; De la forma y de los principios del mundo sensible y del mundo inteligible (versión on line, traducción al español de Juan David García Bacca), Erich Adickes Editor: http://psikolibro.webcindario.com/entralibro.htm Kant, Immanuel; Los progresos de la Metafísica desde Leibniz y Wolff (traducción al español de Félix Luque), Editorial Tecnos, Madrid, España, 1987. Kant, Immanuel; Prolegómenos a toda metafísica del porvenir. Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime. Crítica del juicio (traducción al español de Manuel García Morente), Editorial Porrúa, México, 1999. Radford; Luis; Del símbolo y de su objeto: Reflexiones en torno a la teoría de la conceptualización de Cassirer (versión on line), Revista Latinoamericana de Matemática Educativa, École des sciences de l'éducation, Université Laurentienne, Sudbury, Ontario, Canada, 2004: laurentian.ca/educ/lradford/simboloRelime.pdf Torretti, Roberto; Manuel Kant, Editorial Charcas, Buenos Aires, Argentina 1980.


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