Modernismo Catalán en Chile. Vidrieras decorativas Palacio Astoreca de Iquique

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Modernismo Catalรกn en Chile

Vidrieras decorativas Palacio Astoreca de Iquique


© Espacio Transparente, 2018 Imagen cubierta: Fragmento vidriera de lucarna Palacio Astoreca Imagen tapas interiores: Palacio Astoreca CLAV Ediciones, Valparaíso www.centrolatinoamericanodelvitral.org ISBN 978-956-9906-03-9 Fotografías: Espacio Transparente www.espaciotransparente.cl Impresión: AMF Impresores impreso en chile

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Modernismo Catalรกn en Chile

Vidrieras decorativas Palacio Astoreca de Iquique

Puesta en valor lucarna Palacio Astoreca, Iquique Laboratorio de conservaciรณn de vitrales Espacio Transparente

Proyecto financiado por el Fondo del Patrimonio Cultural 2017


Agradecimientos David Araya • Sofía Ayala • Reinaldo Berríos Viviana Cortez Barbagelata • Daniela Crispieri Francisco Crispieri • Bernardo Dinamarca Claudia Córdova Durán • Marco Fernández María Isabel Fuentes • Pablo González Oscar Hahn • Xavier Lampis • Pedro Marambio Felipe Martínez• Paulina Matta • Mariela Muñoz Valdivia Lidia Osorio • Hrvoj Ostojic • Ivonne Paz Alejandra Rojas • Guillermo Ross-Murray • Edgardo Ruzich Gustavo Soto Bringas • Oscar Wittke Guardias del Centro Cultural Palacio Astoreca Pato Lynch

Fundación Centro Latinoamericano del Vitral Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio Universidad Arturo Prat AMF Impresores Y a nuestro equipo de trabajo y colaboradores.


Fondo del Patrimonio 2017 Una experiencia innovadora y casi fundacional en la región ha sido la labor realizada en torno a la recuperación de las vidrieras del Palacio Astoreca. Este trabajo permitió marcar un antes y un después en cuanto a la forma en que se debe abordar la recuperación de este tipo de obras. En las distintas fases que tuvo la iniciativa pudimos descubrir detalles nuevos —y algunos hasta impensados— en este vitral, características que a su vez nos iban abriendo nuevas referencias históricas que atesorábamos con avidez. También fue posible que, en cada paso, los estudiantes de Arquitectura de la Universidad Arturo Prat, de Iquique, pudieran participar activamente de la recuperación del vitral y con ello adquirir en terreno un valioso capital en un ámbito tan específico y difícil de abordar como este. De nuestra parte, ello enriqueció la experiencia de conservación de una obra patrimonial en uno de los lugares más emblemáticos de la región, y que a su vez está en el corazón de la comunidad. En este proyecto, el Fondo del Patrimonio, del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, lució su mejor rostro, con resultados que podremos compartir con todos los tarapaqueños y con quienes nos visitan, para juntos maravillarnos y sorprendernos.

Laura Díaz Vidiella Seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio Región de Tarapacá



Presentación

La Universidad Arturo Prat del Estado de Chile, en virtud de su misión y visión de velar por el patrimonio regional, cuenta con el Instituto de Estudios del Patrimonio (IDEPA), que desarrolla programas de acción y valoración asociadas al patrimonio tangible de Iquique. IDEPA tiene como propósito generar instrumentos y herramientas para la investigación, interacción y transferencia de conocimientos como agentes de cambio socio-cultural, capaces de propiciar la innovación y creatividad en los ámbitos de la protección patrimonial. Iquique es reconocido por la relación entre su clima desértico-costero y su arquitectura en madera, construida en la ciudad durante el auge del salitre. Esta arquitectura, de gran fragilidad, ha sobrevivido entre el desierto y el mar a más de cien años de su creación, lo que hace urgente su valoración, protección y reconocimiento. Un paso en esta línea se ha hecho posible por la adjudicación del Programa de Patrimonio 2017 del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, a través del proyecto elaborado por el Laboratorio de conservación de vitrales Espacio Transparente. Ello ha permitido iniciar las labores de restauración de la vidriera de la lucarna del Palacio Astoreca, así como el delineamiento de los planes para la restauración integral del edificio. La vidriera constituye el acento artístico de mayor relieve que posee el Palacio, dada su condición estética-lumínica que permite el traspaso y filtro de la luz exterior para la generación de un componente atmosférico único. El proceso de desmontaje y restauración de esta obra ha servido como una primera gran prospección para entender el estado de conservación del Palacio en su totalidad. Bernardo Dinamarca Ortiz Director ejecutivo, Instituto de Estudios del Patrimonio Universidad Arturo Prat


Centro Latinoamericano Del Vitral Diego Rodríguez Matta Director Centro Latinoamericano del Vitral Diseñador industrial Conservador y restaurador de vitrales

Las vidrieras del Palacio Astoreca de Iquique constituyen un ejemplo único dentro del corpus de vidrieras del Norte Grande. Sus dimensiones, características de estilo, aspectos técnicos y el excelente estado de conservación en que se encontraba a nuestra llegada, hacen de esta obra un estudio de caso de gran interés. El proceso de ejecución de las obras de conservación y de restauración se vio favorecido por la integridad de la obra. Pese a tener un gran número de piezas trizadas no había sufrido pérdidas importantes, aquellas que pueden producirse por vandalismo, malos criterios de restauración, o simplemente por abandono y negligencia. En esta ocasión, un muy especial aporte de la obra y una de las retribuciones más impor6

tantes que recibió el Laboratorio de conservación de vitrales Espacio Transparente, a cargo del proceso de restauración, fue el contacto con cinco jóvenes estudiantes que se integraron como practicantes, y luego como aprendices, al programa de Laboratorio Escuela que nuestra Fundación, el Centro Latinoamericano del Vitral, desarrolla junto a este Laboratorio desde 2014. Marie-Claire Boubet, Francisca García, Pamela Henríquez, Jerah López y Paulina Sandoval, fueron iniciados en las técnicas y lograron cada uno involucrarse


en distintas áreas de la obra de restauración. Este aspecto abre perspectivas interesantes para la región en cuanto a la formación de técnicos y conservadores de vitral. Adicionalmente, recibimos siete pasantes desde Santiago, que también contribuyeron en distintas tareas. Las actividades de extensión incluyeron cursos de iniciación a las técnicas, donde se formaron cinco alumnos más; clínicas de demostración, visitas al taller, entrevistas en los medios locales, un ciclo de conferencias sobre el

vitral occidental y la participación de los especialistas en el día del Patrimonio. Para el Centro Latinoamericano del Vitral es una gran satisfacción integrar a nuestra serie Vitrales Patrimoniales en Chile, esta obra tan única. El catálogo nos permite presentar el monumento arquitectónico y mostrar cómo esta vidriera se inserta en él. Hemos querido reconstruir su historia desde las personas, recurriendo a los propios iquiqueños. Agradecemos calurosamente la colaboración de cada uno. 7


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Palacio Astoreca, un ejercicio de valoración patrimonial Felipe Martínez Marschhausen Académico IDEPA Universidad Arturo Prat

A lo largo del último siglo, la incidencia de las comunidades en la selección de la memoria que las representa ha sido cada vez mayor. En el caso de Iquique, la posición desde donde la ciudadanía interactúa en la selección de su memoria ha cambiado dramáticamente en el tiempo. Esto ha dado origen a preguntas que la comunidad se plantea cada vez con mayor frecuencia: ¿Qué es patrimonio? ¿Cuál es el patrimonio de Iquique? ¿Cómo poner en valor nuestra memoria? El valor histórico y cultural del Palacio es indiscutido. Ha sido testigo y parte del crecimiento de la ciudad. Sin embargo, la interpretación que la comunidad hace del inmueble es compleja, y objeto de constante estudio y debate público.

Existen, entonces, ejercicios cívicos y académicos pendientes en torno a la valoración del Palacio Astoreca. Entre ellos, desafiar una definición obsoleta de patrimonio propia del periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial, cuando el concepto europeo de patrimonialidad era entendido como “una idea de identidad nacional, una estrategia mundial o una ideología dominante que en sí representa relaciones con el pasado a través de las cuales se busca desarrollar un sentido de pertenencia y vida significativa”.1 Rodney Harrison, del University College London, plantea que el patrimonio no es tal por los objetos que lo representan, sino por las relaciones que las comunidades construyen respecto de una encarnación de valor: Stonehenge es un objeto hereditario, no por su importancia para los arqueólogos como evidencia sobre la prehistoria, sino porque actualmente es usado como un símbolo de persuasión que nos conecta con nuestros sentimientos sobre el tiempo profundo, ideas sobre lo que es “británico”, 1 Conferencia de Joseph Gómez Villar, en la Escuela de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Chile, 2016.

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conocimiento alternativo y comunidades perdidas.2

El ejercicio de restauración de la vidriera del Palacio que realiza el Laboratorio de conservación de vitrales Espacio Transparente ofrece una tesis que pone en valor la transferencia de conocimientos a través de los oficios inherentes a las técnicas constructivas y decorativas de fines del siglo XIX y principios del siglo XX en Iquique.

Su arquitectura La tipología arquitectónica del Palacio Astoreca obedece principalmente a tres elementos: el pino oregón traído en los barcos que transportaban salitre (en su viaje hacia Iquique cargaban viviendas prefabricadas que servían de lastre para la navegación en altamar); los sistemas constructivos balloon-frame y/o de plataforma; y la influencia estilística 2

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Rodney Harrison (2012), “Forgetting to remember, remembering to forget: Late modern heritage practices, sustainability and the ‘crisis’ of accumulation”. International Journal of Heritage Studies, 19(6), 1-17. Este es un punto de vista antropológico, según el cual el patrimonio no está en los objetos, sino en los sujetos y en la relación que ellos establecen en referencia a tales objetos.

derivada principalmente del estilo georgian con adaptaciones al clima desértico costero. La literatura disponible sobre la arquitectura en madera de Iquique del periodo en cuestión describe el sistema constructivo utilizado durante esos años. Este corresponde al sistema balloon-frame o armazón de globo, cuyo invento se atribuye a George Snow en 1832. Sin embargo, la faena de construcción de un edificio en madera como el Palacio Astoreca sin duda constituyó un desafío técnico y logístico para su época, especialmente si se consideran las soluciones empleadas en la construcción del vano del cielo del hall central que permitió la instalación de la vidriera. Marcela Pizzi, en su estudio Iquique, orígenes de su arquitectura en madera del siglo XIX, del año 1990, sintetiza los elementos propios del estilo georgian: El acceso se encuentra generalmente al centro, coronado por un entablamento flanqueado por pilastras (columnas planas), generalmente con paños de vidrio bajo el entablamento. Su cornisa tiene molduras deco-


Palacio Astoreca - Sección Hall Vitral. Elaboración IDEPA-UNAP.

rativas; ventanas de guillotina con pequeñas divisiones en cada hoja. (…) Los vanos se alinean en forma simétrica tanto horizontal como verticalmente.3

Esta definición estilística debe complementarse con la impronta monumental del Palacio Astoreca, que obedece a conceptos propios del revival de la arquitectura de las grandes mansiones, importada desde Inglaterra y vista con fuerza en todo Chile alrededor de 1900, cuyo rasgo dominante es la escala monumental de las edificaciones que adscriben a esta corriente.

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Marcela Pizzi (1990), Iquique: orígenes de su arquitectura en madera del siglo XIX (Santiago: Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile), p. 19.

Escenario para la puesta en valor del patrimonio en Iquique Uno de los aspectos más relevantes en la vigencia de la memoria es la gestión de los espacios que dan cuenta de la identidad cultural de los asentamientos humanos. En este aspecto, Tarapacá e Iquique se encuentran en deuda con el rescate de las zonas e inmuebles que relatan su historia. El potencial histórico de la ciudad representa la oportunidad de generar un sistema sostenible de investigación, innovación y emprendimiento. Para activarlo, es necesario potenciar la asociatividad público-privada y recoger los diversos intereses que convergen a la hora de perfilar lineamientos de intervención patrimonial. 11


Arquitecto Miguel Retornano.

El edificio de estilo georgian fue atribuido al destacado arquitecto español Miguel Retornano, quien diseñó otras obras en Iquique, tales como el Casino Español de la plaza Prat. Existen hipótesis sobre la supuesta participación de Alberto Cruz Montt en la obra, que llegan incluso a proponer que podría haberla diseñado.

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La calle Baquedano y el Palacio Astoreca Hrvoj Ostojic Peric

La calle Baquedano se convirtió, después de la Guerra del Pacífico, en el barrio residencial de la gente más adinerada de Iquique, ya que en ella residían los propietarios, administradores y destacados funcionarios públicos relacionados con la actividad salitrera. La instalación de nuevas oficinas salitreras, o de las antiguas que pasaron de manos peruanas a otras extranjeras, trajo consigo la ampliación de esta calle, que se extendería desde su antiguo límite de 1879 en la ahora calle Zegers, hacia el sur. En esa paulatina extensión hacia la ruta denominada El Camino por los iquiqueños, comenzaron a revelarse las marcadas disparidades sociales entre los propietarios, traducidas en las notorias diferencias en el desarrollo arquitectónico entre unas casas y otras a medida que se alejaban de la Plaza de Armas (hoy Prat) de la ciudad y, a partir de 1889, también del Teatro construido frente a ella. En este

escenario, el ahora denominado Palacio Astoreca marca el límite de una marcada opulencia. Allí, en la calle O’Higgins y hacia al sur, las grandes residencias comienzan a intercalarse con casas de menor alcurnia. Inclusive en 1886, la construcción del Liceo de Hombres, alteró la estética de las fachadas privadas que se encontraban frente y a continuación de él. Siguiendo más hacia el sur se hace más evidente la modesta construcción de la calle. En 1891, durante la Guerra Civil de ese año contra el presidente Balmaceda, comenzó a erigirse el denominado Palacio de los Tribunales, que acogería dichas estructuras legales, la oficina del Registro Civil y la residencia del intendente de la Provincia de Tarapacá. De este edificio provino en 1907, la orden que ocasionó la mundialmente conocida Matanza de la Escuela Santa María. En las casas ubicadas en la esquina de la calle Zegers funcionó lo que se denominó la Moneda Chica, estructura gubernamental rebelde que reemplazó por algunos meses a Santiago como la capital de Chile. 13


La importancia de esta calle hizo que fuera muy cotizada la vida en ella. Fue así que, en 1904, la familia Astoreca instaló su residencia en el sector, aunque ubicada solo parcialmente en dicha arteria, ya que fue construida con su frontis hacia la calle O’Higgins. Su dueño, Juan Higinio Astoreca y Astoreca, nacido en Bermeo, País Vasco, en 1840, casado con Felisa Granja Fling, falleció el 11 de mayo de 1903, por lo que no pudo ocuparla. Higinio Astoreca emigró a Chile a los 18 años, armado de su título de técnico mecánico. Se asoció con otro español, Matías Granja, su futuro cuñado, con el cual inició una serie de negocios, que finalmente desembocaron en la adquisición de varias oficinas salitreras; entre ellas, Granja, Felisa, Aurrerá e Iris, ubicadas en Tarapacá. El Palacio Astoreca es una mansión de dos pisos construida principalmente en pino de Douglas, al que se le da el nombre general de pino de oregón, en un estilo georgian, con grandes porches con columnas y balaustradas en el primero y segundo piso. 14

Francisco Javier Ovalle, contador del regimiento Carampangue, en su libro La ciudad de Iquique, impreso en 1908, definió esta construcción como un palacete de la calle Baquedano, respecto del cual dijo: “Es bastante espaciosa y tiene el aspecto de los edificios monumentales, aunque es toda de madera”. Posee dos pisos y varias habitaciones y salas (15 en el primer piso y 22 en el segundo); se ingresa al edificio a través de un espacioso hall, cuyo acceso al salón principal posee un dintel coronado con un diseño de seis letras “A”, alusivas al apellido de su propietario. El piso del vestíbulo es de roble americano; el salón, a su vez, está contorneado por escalas dobles y los pasillos del segundo piso y el zócalo, en tanto, son de madera de nogal. En el techo del salón se observa un gran vitral central, que permite la iluminación completa de este espacio. El gusto por los vitrales se destaca entre los españoles. Muestra de ello es el donado por la señora Leona de Urruticoechea,


Cruz Montt, probablemente por la confusión producida por la construcción de otro Palacio Astoreca, encargado por la misma familia en la ciudad de Santiago en 1910, que sí fue realizado totalmente por él.

Juan Higinio Astoreca y Astoreca.

viuda de Benigno Quiroga, el cual adorna el imponente mausoleo que posee la Beneficencia Española en el Cementerio Nº 1 de Iquique. La construcción del Palacio Astoreca se llevó a cabo bajo la supervisión del arquitecto Miguel Retornano, el que también estuvo a cargo de la construcción del Casino Español y de la Protectora de Empleados, entre otros edificios emblemáticos de la ciudad. No está clara aún, sin embargo, la autoría de su diseño. Se le suele atribuir al arquitecto Alberto

El hijo de Higinio Astoreca, Matías Astoreca Granja, habilitó la residencia encargada por su padre y disfrutó brevemente de sus comodidades. Inclusive celebró fiestas allí, como la que figura en un periódico de 1905. Luego, en 1908, la casa fue vendida al Estado chileno, y desde esa fecha se la utilizó como residencia de los intendentes. El último de dichos funcionarios que vivió allí fue Esteban Sacco Pertini, hasta 1964. En 1977 se trasladó la Intendencia y el edificio fue restaurado, y luego destinado a ser Centro Cultural. En 1994 se le declaró Monumento Nacional, bajo el Decreto 505 de la Ley 17.288. En 1995, la Universidad Arturo Prat de Iquique se adjudicó el comodato del Palacio Astoreca, convirtiéndolo en uno de los más importantes polos culturales de la ciudad. 15


Hipรณtesis Celeste fragmento Las catedrales azules del cielo esplenden en la noche sin fin y sus vitrales de colores dejan pasar la luz de otros mundos. Oscar Hahn

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Las vidrieras del Palacio Astoreca Andrea Araos Investigadora Laboratorio de conservación de vitrales Espacio Transparente; Magister en Historia del Arte, Panthéon –Sorbonne, Paris; Doctorado (c) Religions et systèmes de pensée, École pratique des Hautes Études, Paris.

Cuando abordamos la investigación para conocer el origen de las vidrieras del Palacio Astoreca, decidimos comenzar por recoger la memoria oral de los propios iquiqueños. Esto nos condujo, guiados por personajes como Guillermo Ross-Murray, Bernardo Guerrero, Hrvoj Ostojic, Marco Fernández y varios otros, a pistas que nos hicieron recorrer la ciudad siguiendo los rastros de su pasado. Durante todos estos años se ha dicho que las vidrieras del Palacio Astoreca son de origen francés y que corresponderían al estilo Art Nouveau. Los archivos de la cuidad no poseen documentos que permitan confirmar tal tesis. Esto no quiere decir que la debamos descartar por completo, pero es

necesario considerar otras posibilidades. La apertura de la obra de conservación de estas vidrieras a la comunidad nos retribuyó de manera reconfortante —como señala Diego Rodríguez Matta en su presentación— y significó, entre otras cosas, que los propios iquiqueños nos fueran soplando al oído una hipótesis inédita. En un encuentro en el Casino Español con Lidia Osorio y su marido, el doctor Orlando Torres, fue sorprendente comprobar que las vidrieras de este edificio, si bien no se asemejaban a las del Palacio ni en su figuración ni tampoco en su estilo, parecían fabricadas por el mismo artesano. Fue entonces que descubrimos que Miguel Retornano había estado, en 1904, a cargo de la construcción de ambos edificios (según las actas del Casino Español, no hay evidencia de que Retornano sea el arquitecto que lo diseñó, pero sí fue quien tomó el proyecto de construcción luego de que fuera desestimada otra firma). Oscar Cajiao nos habló de la gran vidriera que existe en el Cementerio N° 1 de Iquique, en 17


Interior de Casino Español, Iquique. Gentileza del Casino Español. Español

Interior de Casino Español, Iquique. Gentileza del Casino Español. Español 18


el Mausoleo de la Sociedad de Beneficencia Española, que fue donada hacia 1929 por Leona de Urruticoechea. Esta vez no nos sorprendimos al descubrir que la trama de fondo, llamada por algunos especialistas “trama catalana”, era la misma que la del Palacio. Según algunos testimonios, en la fabricación de esta vidriera habría participado Felice Donaggio. El apellido Donaggio nos conduce hacia sus antiguos socios, los Crispieri. Lido Crispieri fundó su vidriería en Iquique recién en 1977, pero la tradición que ligaba a su familia con el vidrio —y con los vitrales— había comenzado a fines del siglo XIX, cuando Mario Crispieri (su abuelo), después de dejar la industria papelera que había fundado en Quillota junto su hermano, había sido contratado por los Scheggia y Belgeri, de la Vidriería Suiza, también conocida como Vidrios Scheggia. Este establecimiento fue fundado en Valparaíso en 1876, donde sigue vigente después de cinco generaciones. El terremoto de 1906 significó graves pérdidas para la empresa, situación que abrió

la oportunidad para Crispieri de instalar una sucursal en Perú. Pero la cercanía de la Guerra del Pacífico significó que los hijos de Mario (nacidos en Chile) no sintieran una buena recepción de parte de los peruanos, y Mario se trasladó a La Paz, Bolivia. Ahí fundó en 1907 la Vidriería Italiana, que fabricaba —entre otras cosas— vitrales.

“Obsequio de doña Leonora Urruticoechea Vda de Quiroga.” Dedicatoria vidriera Mausoleo de la Sociedad de Beneficencia Española, Cementerio N° 1.

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Mausoleo de la Sociedad de Beneficencia Espaùola, Cementerio N° 1.


Francisco Crispieri, nieto de Mario, nos relató en su casa de Arica cómo su padre, Doménico (uno de los cuatro hijos de Mario), había sido enviado a Europa a estudiar el vidrio y el vitral. Fue así que pasó varios años en Italia, Francia, Bélgica y Alemania aprendiendo las técnicas de montaje y decoración al fuego para fabricar vitrales. Doménico regresó a América hacia 1936 vía Valparaíso, y en su paso por Santiago fabricó las vidrieras de la mítica Gath & Chaves. Una de

sus obras más importantes en Bolivia fue el vitral del Palacio Legislativo, en La Paz. Lo relevante de la trayectoria de Doménico es que fue preparado para seguir los pasos de su padre —aunque con mejores herramientas—, lo que nos permite comprender que la producción del corpus de vitrales en el Norte Grande está estrechamente ligada a la red de distribución que integran Perú y Bolivia, y poco tiene que ver con la producción de la zona central. Crispieri conocía las técnicas de

Andrea Araos entrevista a Francisco Crispieri. Arica, agosto de 2018.

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pintura, y esto le valió ser requerido por sus colegas del sur para la campaña de restauración de vitrales en La Unión, Osorno y Valdivia, tarea que siguió al terremoto de 1960. Esta información abre nuevas perspectivas para volver a trazar la historia del vitral en Chile. La trayectoria de los Crispieri es fascinante y merecerá ser tratada con profundidad en una investigación aparte.

Domenico Crispieri, Gentileza de su hijo Francisco Crispieri.

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Andrés de Foscarini, Gentileza de su bisnieto Oscar Wittke, Archivo familiar Isabel Garaycochea Foscarini.

Sin embargo, esta valiosa pista no respondía nuestras preguntas sobre el origen del vitral del Palacio Astoreca. El examen de los paneles nos hacía pensar que podría haber sido fabricado en Chile. Nos llevaban a tal conclusión ciertos detalles, como, por ejemplo, el uso mayoritario de perfil de plomo de ala de siete milímetros, que se interrumpía, para pasar sin razón a seis. ¿Faltó material? Un taller europeo quizás no habría tomado esa decisión. Pero el dibujo, el diseño del vitral, es mucho más complejo que otras piezas similares fabricadas en Chile en la época. Las indagaciones se dirigieron hacia las vidrierías que existían en Iquique en ese momento, lo que nos condujo directamente a la Vidriería Italiana, fundada en 1889 por el veneciano Andrés de Foscarini (1858-1938).


La búsqueda de pistas de la fabricación de las vidrieras del Casino Español en sus propias actas nos permitió conocer, por ejemplo, el estrecho vínculo entre los Astoreca y ese club. Participaron en la compra del terreno de la Plaza Prat como directivos de la colectividad y luego en las comisiones de la construcción del club en los mismos años en que se levantaba la mansión familiar. De Foscarini se casó con la peruana Josefina Prado Jiménez y

tuvo tres hijos, Ada, Olympia y Alberto, el que siguió con la vidriería hasta su cierre en 1956, cuando fue consumida por un incendio que afectó a toda la manzana. Su tienda, ubicada en la calle Tarapacá, no solo vendía espejos y vidrios, sino también artículos tan curiosos como animales disecados. No es imposible imaginar que pudiera haber fabricado vitrales, aunque por el momento solo se trata de una teoría. En las actas del 22 de no-

Familia De Foscarini: Andrés de Foscarini, Josefina Prado Jiménez y sus hijos, Ada, Olympia y Alberto. Gentileza de Oscar Wittke, Archivo familiar Isabel Garaycochea Foscarini.

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viembre de 1909 del Casino Español,1 el club social agradece a De Foscarini por “facilitar a nuestro Casino los objetos necesarios para el ornato del local, en ocasión de las recepciones antedichas, se acuerda por unanimidad participar a dicho señor el agradecimiento del Directorio”. Hay, sin duda, un vínculo con el comerciante, que tenía su local en la calle de atrás del Casino y se involucró activamente en la vida de la ciudad, siendo citado en distintas oportunidades por su valentía, demostrada como bombero, o su generosidad en donaciones colectivas, como la de la estatua conmemorativa de Cristóbal Colón. Sobre el estilo de la vidriera, pensamos que corresponde más al modernismo catalán que al Art Nouveau. Si la comparamos con imágenes de obras semejantes de la misma época situadas en Barcelona, se puede comprobar que la del Palacio Astoreca es más cercana a esta corriente que a la segunda nombrada, por la fractalidad y profusión de sus tramas. 1 Tomo II folio 194, archivo Casino Español de Iquique.

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Se debe considerar, sin embargo, que si la vidriera hubiese sido dibujada en Chile, como toda obra local, tendría influencias diversas, que podrían haber sido complementadas por el gusto de la dueña de casa, la catalana Felisa Granja Fling. Finalmente, si la tesis de la fabricación local fuera demostrable, se presenta de inmediato la interrogante sobre quién dibujó las vidrieras. O, al menos, cómo o quién decidió su diseño. En este sentido, si seguimos la línea de investigación asociada a una producción o importación común de ornatos del Casino Español y del Palacio Astoreca, entre los nombres que aparecen está el del artista iquiqueño Sixto Rojas (1883-1948). Se sabe que Rojas trabajó para el Casino Español en la restauración de 1911. Su variada obra incluyó ornamentaciones en distintos monumentos históricos de Tarapacá, y podría haber participado en un proyecto como este. Tal línea de investigación debe ser profundizada y documentada.


Vidriería italiana. En José Avilés Cáceres, Álbum gráfico de Iquique, 1918., (3a.ed) Iquique: Editorial Pino Oregón, 2016 (p. 133).

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A

B

C

D

Los paneles de tipo A y B, tienen la particularidad técnica de incluir piezas de vidrio plaqué grabadas al ácido. Los paneles de tipo C y D, incluyen piezas circulares llamadas “civas”, que se producen en forma artesanal.

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Tipos de paneles E

F

G

H

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Obra de conservación y restauración de la vidriera lucarna Palacio Astoreca, Iquique Etapas: Diagnóstico definitivo de los paneles desmontados

Toma de frotis, anotaciones de patologías identificadas, fotografías de paneles desmontados, fotografías de paneles limpios. Se confirma el diseño global de restauración y la planificación de la obra. 30


Intervenciรณn de los paneles

Cambio de vidrios, reemplazo de perfil de plomo en mal estado, soldadura y sello. Cada intervenciรณn realizada se anota sobre lรกminas escala 1:1. 31


Fabricación de paneles faltantes: Diseño y fabricación de cuatro paneles extraviados. 32


Documentación final: Nuevo frotis, toma de fotografía del panel intervenido, edición de una memoria de la obra que contiene, además de lo anterior, el análisis histórico, estilístico y técnico de la obra. El registro audiovisual, mediante la edición de microdocumentales de todo el proceso, permitió hacer más comprensibles las acciones reseñadas. 33


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Los vitrales del Astoreca Bernardo Guerrero Jiménez Sociólogo y Doctor en Ciencias Socioculturales por la Universidad Libre de Ámsterdam Profesor Titular de la Universidad Arturo Prat, Iquique, Chile

¿Qué hacen aquí esos vitrales? El mundo es más chico de lo que aparenta, se dice a menudo, y esa expresión sale a colación cada vez que se nos hace familiar algo que, en otras condiciones, nos parecería extraño e inusual. Sin embargo, para que esa expresión se nos haga realidad, se hace preciso agudizar la mirada y constatar que hay fenómenos sociales, culturales, económicos y políticos, entre otros, que hacen posible que el mundo se nos aparezca como pequeño. A los tarapaqueños, el mundo siempre se nos ha insinuado pequeño. Y no porque tengamos consciencia de que así sea, y menos aún que eso sea realidad. Las distancias, sin embargo, a pesar de su fría objetividad, se pueden calentar o, al menos, entibiar. Para eso están los viajes, las cartas, y otras formas más modernas de saltarse las fronteras. Veamos por qué. Si bajamos por la calle Orella, nos encontramos con lo que fue la iglesia anglicana. ¿Anglicanos en Iquique? ¿En pleno territorio de la religiosidad popular? Obvio, la explotación del salitre convirtió al desierto tarapaqueño en un imán que atrajo a decenas de nacionalidades de todo el mundo. Los gringos trajeron su religión y —como si fuera poco— el fútbol, la hípica, el tenis, la esgrima, el boxeo (un irlandés instaló el primer gimnasio desde donde, después, el Tani Loayza se pasearía por el mundo). Pocos suizos hubo, y eso se nota en nuestra endémica condición de impuntuales. Los protestantes 35


trajeron la Biblia y los comunistas la propia, Das Kapital de Marx, mientras los anarquistas leían a Proudhon. Ambos fundaban periódicos, fomentaban la cultura para que el proletariado encontrara en la revolución socialista su propio paraíso. El catolicismo, a través de sus curas venidos todos del centro y sur de Chile, evangelizaba y chilenizaba a los indios y proletarios que cada 16 de julio le bailaban a la virgen del Carmen, en La Tirana. Para los curas y militares era la Patrona del Ejército y la Madre de Jesús; para los de acá, era simplemente “la china”. El anticlericalismo era el pan de cada día. Tarapacá fue, a su modo, una región diversa, multicultural. Los ingleses no estaban solos; alemanes, franceses, austriacos, croatas, serbios, árabes, judíos, españoles (vascos, catalanes, andaluces), entre otros, marcaban esta ciudad con sus pasos y sus obras. Iquique amanecía con decenas de voces, cada una de ellas con acentos diferentes. Para los locales, todos los anteriores cabían bajo la etiqueta de “gringos”. No así los chinos, que en su silencio milenario rendían culto a Buda, jugaban cartas, regalaban terrenos para que se construyera la escuela Centenario y fumaban opio. Estos y los indios, aymaras y quechuas, concentraron el racismo ejercido por los europeos. Iquique no era una taza de leche. La elite salitrera se concentró en Baquedano, hacia el sur. Construyó sus casas de madera, les puso balcones y un gran altillo, para mediar la entrada del calor y para mirar a las comparsas que, en carnaval, invertían el mundo, mojando a medio mundo, disfrazados de Otros. Otros construyeron miradores para divisar a los barcos que venían atracando en el puerto. Pero para no olvidarse de su tierra de origen y tal vez para pensar que nunca más iban a regresar a sus tierras, construyeron el teatro Municipal, el casino Español, el palacio Astoreca. A otras edificaciones se la consumió el fuego, que cada cierto tiempo devora nuestra 36


más preciada arquitectura. Una de ellas, el palacio Mujica o la ex Aduana. Cada nacionalidad se las ingenió para dejar sus huellas. Casi todas las colonias formaron compañías de bomberos, clubes deportivos, clubes filantrópicos, logias masónicas. Los chinos nos marcaron con sus sabores a través de los chifas. Y así... Una de las más elocuentes obras del tiempo del salitre, y que aún pervive pese a la indiferencia de muchos, es el palacio Astoreca. Una casona de la familia de don Juan Higinio Astoreca i Astoreca, que se diseñó para quedarse toda la vida. No se sabe por qué, de la noche a la mañana, vendió la inmensa casona al gobierno de turno. La leyenda urbana afirma que en ese palacio, por las noches, se pasean habitantes desconocidos. Se sienten pasos, se abren puertas y en el espejo aparece una figura enjuta. La historia de ese palacio fue por mucho tiempo la historia de su mal uso. Por muchos años fue el lugar donde el gobierno regional —Intendencia en tiempos de la República— ejercía su autoridad. Y, por lo tanto, lugar de encuentros y desencuentros entre el Estado y la sociedad civil. Más de alguna vez sus vidrios fueron destrozados, en señal de protesta. Tiempos en que la noción de patrimonio no estaba tan de moda como ahora. En su visita a Iquique, Fidel Castro, aparte de jugar baloncesto, se encontró con Allende, luego de saludar al intendente. Una fotografía inmortalizó ese momento. En los años duros y largos de la dictadura, una autoridad regional pretendió volver a ocupar ese lugar como casa-habitación. En tiempos de incordura, primó la cordura. El Iquique y las salitreras tuvieron visitas ilustres. Escritores, poetas, músicos, pintores, príncipes. Eso sí, Caruso nunca cantó en el puerto de las siete letras. La fama de Iquique tuvo eco en lugares como Cantón o Ucrania. El salitre le hacía brillar los ojos a todo el 37


mundo. Chile, paso a paso, dejaba de ser un país de campesinos y hacendados, y ante su curiosidad y susto a la vez, veía cómo los campesinos se transformaban en proletarios y soñaban con otro tipo de sociedad. Juan Tomas North y Luis Emilio Recabarren, ambos con dos nombres de pila, representaban intereses irreconciliables. El primero se hizo la América con el agua; el segundo, en su intento de sacar de la explotación a los trabajadores, continuó con la tradición de fundar una prensa libre, El Despertar de los Trabajadores. La casa del primero la arrasó el hambre inmobiliario. Una avenida recuerda al segundo.

De espejismos y vitrales La modernidad europea, con la mano en la Biblia, se instaló en el desierto más jodido del mundo, según expresión de Hernán Rivera Letelier. Y no fue fácil. El desierto suele engañarnos con voces, colores y luces. Una de esos engaños, hermosos engaños, son los espejismos. Tretas de la geografía que nos hacen creer que el agua está a la vuelta, bajo ese jote carroñero que olfatea su futura presa. Son especies de arcoíris que habitan en esa superficie “donde nunca la flor creció”, según dice Francisco Pezoa, el poeta anarquista. Juegos de colores, señuelos para el empampado. Los espejismos eran lo más parecido a los vitrales. Estos, de antigua data, románica tal vez, se desarrollaron en Europa y en el siglo XII alcanzaron quizá su máxima expresión. ¿Cómo llegaron por acá? Lo más probable es que, en estas tierras, artesanos y buscavidas, alentados por un espíritu estético cargado al barroquismo local, herencia española proveniente de la Conquista y luego de la Colonia, los hayan amalgamado en una reinvención de esas manifestaciones. No sabemos tampoco cuando los vitrales migraron de los templos a los palacios. La secularización de su uso se inscribe dentro de una tendencia de relocalizar, a través de juicios estéticos, un objeto fuera de su cuna de nacimiento. 38


El catolicismo ibérico, al llegar a estas tierras, fue arropado y reinventado por los de acá. La acción creativa, transformar lo extraño en algo conocido, es una virtud que aún poseemos. Ahí está Halloween con olor a salchipapas y choripan. Podemos suponer que don Juan Higinio tenía en su cabeza la idea de un vitral. Lo demás era buscar un maestro, de esos muchos que el ciclo salitrero produjo a granel. Lo mismo sucedió con los estandartes de las mancomunales y luego con los de los bailes religiosos. La inventiva local les puso lo que les faltaba y les quitó lo que no era funcional. Igual aconteció con las palabras. Las escucharon y las transformaron. De allí el guachimán, el wing, echar un luque y muchas otras más. El vitral, al igual que los juegos como el bridge, el canto y el baile venidos del viejo mundo, se fue interculturizando. Ningún objeto atraviesa el océano sin ser bañado por la brisa marina y, en este caso, sin ser además golpeado por el sol tarapaqueño. Pero, además, el palacio Astoreca era el modo que don Juan Higinio tenía de distinguirse del resto de la sociedad. No necesitaba decir “soy rico”. La inmensa casona hablaba por sí sola. Los vitrales eran, al igual que la loza y el piano, forma de distinguirse de los demás. La casona, administrada por la Universidad Arturo Prat, ha sabido, cual porfiada memoria, recordarnos a la ciudad del salitre —que cada día pierde su presencia—, que a comienzos del siglo XX la modernidad occidental se erguía de un modo majestuoso. Una modernidad que se tiñó de rojos varias veces, sobre todo el 21 de diciembre de 1907, día de la matanza en la Escuela Santa María. El vitral, al igual que los espejismos, el primero restaurado por manos prolijas y espíritus inquietos, nos remite a un pasado que nos sigue hablando con sus lenguas de colores. Los espejismos siguen con vida propia. 39


IQ UIQ UE Quiero bajar hasta el mar, quiero que el mar me salpique, a ver si puedo encontrar una ola de mi Iquique. El Cerro Dragón me pena largas noches, largos ratos. Sepan que su rubia arena yo la llevo en los zapatos. Zegers cuatro siete cuatro, frente a la plaza Brasil, calle que fue el anfiteatro de mi vida juvenil. O ir a bañarme después en las playas de Cavancha y ver cómo mi niñez desembarca de una lancha. Por estas calles de asfalto que vientos del norte barren pasó con la frente en alto Luis Emilio Recabarren.

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Y aquí a millares de obreros masacraron sin piedad: las almas de los mineros brillan en la oscuridad. El mar, qué inmenso es el mar, y qué pequeño es el hombre, y qué alegría es pensar toda la noche en tu nombre. Tu nombre de mar y cielo, tu nombre de cielo y mar, espacio para mi vuelo, agua para navegar. Un cinco de julio sí, de un año que está muy lejos, en esta tierra nací (adónde estarán mis viejos). Quiero bajar hasta el mar, quiero que el mar me salpique, a ver si puedo encontrar una ola de mi Iquique.

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Referencias bibliográficas y fuentes para profundizar Andaur, R. & Guerrero, B. 2011. Iquique: Imágenes de Memoria I. Iquique: BHP Billiton y Fundación Crear. Andaur, R. & Guerrero, B. 2013. Iquique: Imágenes de Memoria II. Iquique: BHP Billiton y Fundación Crear. Araos, A. 2014. Introduction du vitrail néogothique en Amérique du Sud : Exemples de transmission de savoirs européens au Chili, entre la fin du XIXe et le début du XXe siècle. Memoria para optar al grado de Master 1 de Historia del Arte [bajo la dirección de F. Jounot], Université Panthéon-Sorbonne, Paris, France. En www.espaciotransparente.cl/portafolio Avilés, j. 2012. Álbum Gráfico de Iquique 1918. Iquique: Editorial Pino Oregón. Centro Latinoamericano del Vitral (CLAV). 2016. Vidrieras decorativas en la Sede Nacional del Colegio de Arquitectos. Santiago, Chile: CLAV Ediciones. CVMA, Corpus Vitrearum Medii Aevi. 2004). Líneas Directrices para la Conservación y Restauración de Vidrieras. 2a ed. Núremberg: CVMA: En http://decorativasartesgeiic.blogspot.cl/2012_03_01_ archive.html Díaz Aguad, A. 2017. Ser inmigrante entre el Sama y el Loa (1880-1970). Iquique: Ediciones Universidad de Tarapacá. Laboratorio de conservación de vitrales Espacio Transparente. 2017. “Propuesta de programa para la conservación y restauración los vitrales de la lucarna Centro Cultural Palacio Astoreca Iquique, Región de Tarapacá”. Valparaíso: Autor. Laboratorio de conservación de vitrales Espacio Transparente. 2018. “Informe Obras de Conservación y Restauración de los vitrales de la lucarna Centro Cultural Palacio Astoreca. Iquique, Región de Tarapacá”. Valparaíso: Autor. 46


Ostojic, O. 2013. Enciclopedia de Iquique. Siglo XIX. Iquique: Editorial Pino Oregón. Revista de Arquitectura (Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile), N°1. 1990 (nov.-dic.). Véase: A. Gurovich, “La ciudad de Iquique”; O. Ortega & P. Hermosilla, “El patrimonio de la ciudad de Iquique”; y M. Pizzi, “El Revival Griego en la arquitectura de Iquique”.

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Equipo de trabajo Restaurador jefe

Diego Rodríguez

Diseñador industrial, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso Documentación histórica y criterios de conservación

Andrea Araos

Doctorado (en curso) Religiones y sistemas de pensamiento, École Pratique des Hautes Études. Francia Restauradores asistentes

Waldo Doren

Licenciado en Bellas Artes, Vitralista

René Perea

Diseñador industrial, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso

Camila Rodríguez

Licenciatura en Artes Plásticas, Universidad de Chile Postítulo de especialización del Patrimonio Cultural Mueble, Universidad de Chile

Vanessa Ruiz

Magister (C) Conservación y restauración de objetos y entorno patrimonial, Universidad Finis Terrae Documentación audiovisual

Daniella Toledo

Programa de Transmisión de Conocimientos Laboratorio Escuela Asistentes en aprendisaje

Marie Claire Boubet

Estudiante Arquitectura UNAP

Francisca García Artista visual

Pamela Henríquez

Estudiante Arquitectura UNAP

Jerah López

Estudiante Arquitectura UNAP

Paulina Sandoval

Estudiante Arquitectura UNAP Pasantes

Elizabeth Balboa

Licenciada en sociología y postitulo en Conservación de Bienes Culturales Muebles

Alejandra Díaz

Diseñadora industrial

Francisca Ramírez Arquitecto

Valeska Vásquez

Conservadora de libros y obras planas en papel

Laura Vargas

Estudios de ingeniería comercial

Fotografía Profesional, Instituto Profesional de Arte y Comunicación Arcos, Santiago de Chile

Equipo IDEPA

Carlos Molina

Felipe Martínez

Lic. Filosofía PUC, Postítulo Linguística U de Chile; egresado MSc. Cognitive Neuroscience, Max Planck Institute for Psycholinguistics, Holanda

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Bernardo Dinamarca Director ejecutivo idepa Arquitecto idepa

Alejandra Rojas Secretaria idepa


Otros títulos de la serie Vitrales Patrimoniales en Chile Vidrieras decorativas Sede Nacional Colegio de Arquitectos CLAV Ediciones, 2016 Gothic Revival y Arts & Crafts en Chile Iglesia Anglicana Saint Paul de Valparaíso CLAV Ediciones, 2017 Gabriel Loire Vitrales en dalle de verre Basílica Nuestra Señora de Lourdes CLAV Ediciones, 2018

Agradecimientos


Casino EspaĂąo l

Ruta de vitrales en Iquique Casa Mayne-Nicho Palacio Astoreca

lls

Iglesia Angli cana

Puerto de Iquique proyecto de mejoramiento: plano jeneral, plano no. 8 [material cartogrĂĄfico] : A. Scott. Mapoteca. . Disponible en Biblioteca Nacional Digital de Chile http:// www.bibliotecanacionaldigital.cl/bnd/631/w3-article-157181.html . Accedido en 10/25/2018.

Cementerio n01


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