En la sociedad venezolana del siglo XVIII y primeras dos décadas del XIX, la familia y el matrimonio eran las instituciones a través de las cuales la Iglesia y el Estado intentaban preservar el orden establecido, entendido éste como la organización social, política, económica e ideológica vigente. Ese orden, a su vez, estaba caracterizado por los valores presentes en la sociedad estamental española, implantados en América en el siglo XVI y adaptados a las particularidades de nuestro medio.