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LA SUBLEVACIÓN OPOSITORA : prolegómenos al golpe de abril

A finales del año 2001 era evidente que desde los sectores de la oposición al gobierno de Hugo Chávez Frías, electo por sufragio popular en 1998, se fraguaba una conspiración. El clima de descontento promovido por los medios de comunicación; el conflicto con los empresarios y la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), quienes promocionaron el primer paro el 10 de diciembre de 2001; la movilización de los sectores oposicionistas, que se evidenció en la manifestación del 23 de enero de 2002, y los reiterados cacerolazos bastantes fuertes en la zonas urbanas de las clases medias, eran indicadores claros de que el año 2002 no sería nada fácil para el gobierno legítimo y constitucional del presidente Chávez.

El primer “paro cívico”: 10 de diciembre de 2001 El 13 de noviembre de 2001, el presidente Chávez anunció al país la emisión de 49 leyes enmarcadas en la Ley Habilitante que fuera aprobada meses antes por la Asamblea Nacional, la cual lo facultaba para legislar bajo ciertos límites sobre ciertas materias desde el Ejecutivo. Entre las leyes emitidas se encontraba la reforma de la Ley de Hidrocarburos y la Ley de Tierras. Ambas ratificaban el compromiso de un Estado soberano que buscaba manejar para el país los recursos naturales de la nación y eliminar el latifundio. Pero esos dos aspectos generaron una virulenta reacción del sector empresarial, agrupado en Fedecamaras, y la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), produciéndose así una extraña coincidencia entre patronos y empleados, lo que dio lugar al primero de los muchos llamados a paro por parte de los opositores. Así, el llamado a paro del 10 de diciembre de 2001 dio una muestra evidente de que se preparaba una insurrección opositora que iba más allá de la discusión de las leyes. Su real objetivo era sacar del poder a Hugo Chávez. Un elemento resaltante durante aquel paro fue el papel de abiertos promotores del mismo que jugaron los medios de comunicación, los cuales se sincronizaron invitando constantemente al pueblo a que lo acatara. Ello intensificó las presiones sufridas por los establecimientos comerciales en zonas de clase media, e hizo que muchos comercios cerraran ese día, mostrando que el “paro cívico” era un evento netamente empresarial y patronal. Pese a su impacto mediático, este hecho no hizo dar marcha atrás al gobierno, que se mantuvo firme en la ejecución de las llamadas “leyes habilitantes”.

Marchas, cacerolazos y pronunciamientos militares

incesante enfrentamiento, acompañados como iban de la satanización de los sectores que se movilizaban a favor del gobierno. Así, palabras como “hordas chavistas” o “círculos del terror” (referidos a los Círculos Bolivarianos), eran una constante. Además, se hacían diarios los reclamos de opositores que supuestamente sufrían agresiones f ísicas y verbales de parte de quienes respaldaban al gobierno, acrecentando la tensión y evidenciando los planes insurreccionales. En medio de este clima, la oposición convocó a una marcha el 23 de enero de 2002, que fue exitosa en cuanto a la movilización, pero que a su vez fue sobredimensionada por los medios de comunicación, sirviendo de argumento para afirmar que el gobierno estaba perdiendo apoyo popular. Esto, junto a los cacerolazos periódicos y la constante movilización de las filas opositoras (que comenzaron a ser denominados y autodenominarse “escuálidos”, término utilizado por el presidente en una de sus alocuciones), pretendía hacer ver ante el mundo que en el país existía un clima de ingobernabilidad. Sin duda alguna estos dos hechos —el paro del 10 de diciembre y la marcha del 23 de enero— sirvieron para que la oposición midiera sus fuerzas y viera cuál era la factibilidad de ir hacia acciones más directa que llevaran a la salida de Chávez del poder. Su conclusión fue que tenían una fuerza de masa importante, y que sobre todo contaban con el absoluto e irrestricto apoyo de los medios de comunicación privados, pero requerían del apoyo militar. En consecuencia, los llamados dirigidos a los militares incitándolos a pronunciarse en contra del gobierno se convirtieron en una consigna diaria en los medios de comunicación, quienes figuraban así sin ninguna duda como los principales posibilitadores de la acción de la oposición. Se daría inicio, pues, a una serie de pronunciamientos de militares de todos los componentes de la Fuerza Armada, cuya aparición pública serviría para crear la imagen de que el presidente Chávez se estaba quedando solo, al no contar con ninguna clase de apoyo, ni del pueblo ni del sector militar. Los mencionados pronunciamientos iban a constituirse en uno de los principales riesgos que enfrentaba la democracia venezolana, ya que demostraban las conexiones entre la oposición y un grupo de militares. Así, ver a través de la televisión a uniformados manifestando su rechazo al gobierno y pidiendo la renuncia del presidente, un hecho nunca antes visto en la historia del país, fue la señal más clara y evidente de que seriamente se tramaba una insurrección.

Apenas acabaron las fiestas decembrinas, la hostilidad y los constantes llamados de los medios de comunicación hicieron que el ambiente se hiciera más tenso y de

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11, 12 y 13 de abril del 2002


El “Pacto de Gobernabilidad”: la alianza para el golpe Un hecho que dejaría en claro la conjura opositora fue el “Pacto de Gobernabilidad”, presentado por Fedecamaras, la CTV y la cúpula eclesiástica en marzo de 2002, y conocido como el “Acuerdo Nacional o Acuerdo Democrático”. Con este evento la Iglesia tomaba partido y apoyaba las actuaciones de la oposición, además de darle un manto de legitimidad a su intransigencia, contribuyendo al clima de conflictividad y alimentando la matriz de opinión que dictaba que el problema del país era Chávez, por ser el único responsable de los conflictos, ya que él, con su discurso violento, había “dividido a los venezolanos”. Por si ello fuera poco, a los sectores influyentes del país como empresarios, Iglesia y un grupo de militares de alto rango, se añadiría otro factor: sería la élite petrolera venezolana, enquistada en la estatal Petróleos de Venezuela S.A. (Pdvsa) desde los tiempos del antiguo régimen.

La meritocracia de Pdvsa en resguardo de su poder En este marco entrará en escena la llamada “meritocracia de Pdvsa”, compuesta por los “meritorios” gerentes de la “nómina mayor” de la empresa, supuestos garantes de la producción petrolera en Venezuela. La causa del estallido gerencial fue el nombramiento, por parte del presidente Chávez, de Gastón Parra Luzardo, brillante economista con ideas nacionalistas, como presidente de la empresa. Así, la élite de Pdvsa tomaba por primera vez partido político, ante un gobierno que se atrevía a colocar en su máxima dirección a alguien que no era aceptado por la alta dirigencia petrolera, revelando la veracidad del famoso dicho que circulaba entre los políticos venezolanos, el cual sentenciaba que Pdvsa era “un Estado dentro del Estado”. La evidencia de que el gobierno pretendía intervenir en los asuntos de la élite petrolera hizo que aquella dirigencia, que nunca había tenido ninguna participación política visible en Venezuela, no sólo apoyara a la oposición, sino que convirtiera su lucha en el motor principal de los planes insurreccionales para sacar al presidente Chávez del poder. El 9 de abril de 2002, la oposición llamará, pues, al “paro indefinido”, preparando a todos los factores para convocar a una gran marcha el 11 de abril, que bajo el argumento de apoyar a la meritocracia de Pdvsa, serviría para que, con la intervención incondicional de los medios de comunicación privados, se produjera el golpe de Estado que durante 48 horas pretendió acabar con la democracia en Venezuela, instaurando una dictadura patronal y sumiendo al país en la desinformación, el terror y la persecución política contra el pueblo.

“Cada 11 tiene su 13” El 11 de abril de 2002, una considerable masa de convencidos por la oposición se aglutinó en la llamada “Plaza de la Meritocracia”, frente a las antiguas instalaciones de Pdvsa en la urbanización de Chuao, y fue impulsada a marchar a través de Caracas contra el Palacio de Gobierno en Miraflores, a 11 kilómetros de distancia, para ser utilizada como carne de cañón en los sucesos sangrientos, que luego fueron achacados al presidente Chávez por los mismos

medios de comunicación que habían fanatizado a aquella multitud iracunda. Estas fechas serán objeto, durante muchos años, de fuertes polémicas entre los historiadores. La historia aún esta por escribirse y por deparar sorpresas a los más incautos. El golpe de abril tomó desprevenido al pueblo venezolano en su gran mayoría, debido a la rapidez de sus acciones y a la casi nula resistencia gubernamental. Lo que la respuesta popular espontánea del 12 y 13 abril —que puso en desbandada a los golpistas y restituyó al presidente Chávez en Miraflores— dejó en

11, 12 y 13 de abril del 2002

evidencia es que la oposición subestimó al pueblo que apoyaba al mandatario, pensando que la alianza entre la cúpula católica, los grandes empresarios, la refractaria CTV, la arrogante “meritocracia de Pdvsa”, y unos medios de comunicación convencidos de su omnipotencia, garantizarían las condiciones para el triunfo de la conspiración antichavista. Lo que el 13 de abril, con su insurrección popular antidictatorial, dejó de manifiesto fue que esos factores eran insuficientes para anular la voluntad política de la gran mayoría del pueblo venezolano.

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Minuta de un golpe de estado: 11 y 12 de abril 2002 10:00 a.m. Desde el Parque del Este (Caracas), sale la marcha de manifestantes opositores al presidente Hugo Rafael Chávez Frías quienes, respondiendo a la intensa convocatoria desplegada por los medios de comunicación privados, finalmente se concentran en los alrededores de la sede de Petróleos de Venezuela, S.A., ubicada en la urbanización de Chuao. Una vez en el lugar, los líderes opositores Pedro Carmona Estanga, presidente de la Fedecámaras, Carlos Ortega, presidente de la CTV; Guaicaipuro Lameda, expresidente de PDVSA y el contralmirante Carlos Molina Tamayo, reiteran que el Presidente de la República debe poner su cargo a la orden e instan –violentando los permisos aprobados previamente– a sus seguidores a no finalizar la marcha en la Av. Bolívar y continuar la protesta hasta el Palacio Presidencial de Miraflores. En una urbanización del este caraqueño, diez altos oficiales militares disidentes, encabezados por el vicealmirante Héctor Ramírez Pérez, preparan la emisión de un comunicado que no llega a transmitirse por dificultades técnicas. Anticipándose a los hechos del día, en el mensaje se habla de un enfrentamiento en Miraflores; de un saldo de seis muertos y gran cantidad de heridos, además se desconoce la autoridad del Presidente y se le responsabiliza directamente por una violenta situación que aún no ha tenido lugar.

11:00 a.m. -12:00 m. Simpatizantes del presidente Chávez se encuentran reunidos –por tercer día consecutivo– en los alrededores de Miraflores expresando su apoyo al proceso de cambios que vive el país. Representantes del gobierno nacional condenan públicamente la decisión de encaminar la manifestación hacia el Palacio de gobierno e invitan al pueblo a mantener la calma y no caer en provocaciones. 2:00 p.m. La marcha opositora llega a la Av. Bolívar al momento que, en las inmediaciones del centro de Caracas, partidarios del gobierno se encuentran –desde el mediodía– reunidos en el Puente Llaguno, El Calvario y El Silencio respectivamente. Aunque líderes opositores pronostican un enfrentamiento entre ambos bandos, superan el cerco policial impuesto por una Policía Metropolitana (PM) que no ofrece mayor resistencia, e insisten en continuar la marcha.

2:15 p.m. El Alto Mando Militar, encabezado por el General en Jefe, Lucas Rincón Romero, transmite un mensaje al país en cadena nacional donde hace un llamado al diálogo y mutuo entendimiento en función del bienestar de la Nación y declara que: “Se ha comentado que el señor presidente de la República se encuentra detenido en el Fuerte Tiuna o en Miraflores, lo desmiento categóricamente: el señor presidente se encuentra en su despacho.” 2:30-3:00 p.m. Los manifestantes opositores finalmente llegan al centro de la ciudad y de inmediato se suscitan las primeras agresiones contra los seguidores del presidente Chávez que se encuentran en los alrededores de El Calvario y el Liceo Fermín Toro. En la vanguardia opositora no se aprecia a ninguno de sus líderes quienes, horas atrás, habían abandonado la marcha y ahora desde los estudios de televisión, incitan a sus seguidores a no dar Ni un paso atrás. 3:30 p.m. Se reportan las primeras víctimas por impactos de bala. Bolivarianos y opositores que se encuentran en los alrededores de Miraflores, Puente Llaguno y el Sur de la Av. Baralt, El Calvario y la Plaza O’Leary, son atacados por francotiradores y tiradores encubiertos. Imágenes de los heridos y muertos, llevados en brazos de sus compañeros, son transmitidas por unos medios de comunicación privados que no ofrecen mayor información al respecto y se limitan a señalar que puede tratarse de desmayos causados por el calor. 3:45 p.m. El presidente transmite un mensaje en cadena nacional. Señala que el paro convocado por la oposición es una medida irresponsable y sin fundamento. Pide al pueblo no caer en provocaciones y se dirige al país llamando “…al pueblo venezolano, a todos los sectores a la calma, a la ponderación, a la reflexión, a todos, los que me apoyan, los que me adversan, y aquellos que son indiferentes. La situación del país no debe alterarse bajo ningún respecto.” 4:00 p.m. Se agudizan los enfrentamientos en la Av. Baralt. Mientras entre las esquinas de Pedrera, Muñoz, Piñango y Llaguno aumenta el número de heridos y 4

fallecidos, la PM se abre paso con vehículos blindados y sus funcionarios disparan contra los seguidores de Chávez que se encuentran reunidos en Puente Llaguno y los alrededores de la esquina Muñoz. Para el momento la marcha opositora empieza a dispersarse y en la Av. Baralt sólo se encuentran manifestantes bolivarianos.

4:30 p.m. (aprox) Mientras aún continúa la alocución presidencial, los canales privados deciden violentar la ley y dividir la señal con el pretexto de transmitir los hechos que tienen lugar en el centro de la ciudad capital. Transcurridos cinco minutos, el gobierno nacional ordena cancelar las transmisiones privadas y con ellas el mensaje insurreccional de los diez militares disidentes que –desde horas de la mañana– se había preparado en un sector del este de la ciudad. 4:38 p.m. El reportero de Venevisión Luis Alfonso Fernández y su equipo, logran captar y transmitir imágenes de individuos que, desde Puente Llaguno, disparan hacia la Av. Baralt. Video que poco después fue utilizado para tergiversar lo sucedido en Puente Llaguno y para criminalizarlos. 5:15-6:00 p.m. Concluye el mensaje presidencial y comienza la transmisión regular de los canales de televisión privados. En Globovisión, los líderes opositores Guaicaipuro Lameda y Carlos Molina Tamayo, incitan a las Fuerzas Armadas a actuar contra lo que consideran el gobierno “ilegítimo” presidido por Hugo Chávez. 7:30 p.m. El video grabado por los reporteros de Venevisión se transmite editado y acompañado de comentarios que presentan las imágenes como una prueba contundente de que los seguidores del presidente Chávez “disparaban directamente contra la pacífica marcha opositora”. No se aclara que los disparos respondían al ataque de la PM contra las personas reunidas en Puente Llaguno y tampoco llega a informarse que la marcha opositora no llegó hasta ese punto de la Av. Baralt. 8:00-9:00 p.m. Se pronuncian militares de alto rango y desconocen públicamente la autoridad del Presidente Chávez. Intervienen el general Carlos Alfonso Martínez, Inspector General de la Guardia Nacional; el vicealmirante Héctor Ramírez Pérez, jefe del Estado Mayor de la Armada y el Inspector General del Ejército, el general Efraín Vásquez Velasco quien declara que, ante la violación de los derechos consagrados en la Constitución y la muerte de muchos venezolanos, decide no seguir la línea del gobierno. El liderazgo opositor y los militares insurrectos culpan al gobierno nacional de haber ejecutado las acciones violentas que tuvieron lugar durante el día.


Desde el Palacio de Miraflores se transmite en vivo un mensaje en el que diversos representantes del gobierno nacional exhortan a los militares a la reflexión y evitar manipulaciones. La comunicación se interrumpe por la acción del gobernador del Estado Miranda, Enrique Mendoza quien, en compañía de fuerzas policiales, dirige el cierre las instalaciones de Venezolana de Televisión (VTV), el canal de Estado.

9:30 p.m. Al tiempo que el Palacio de Gobierno es rodeado de tanquetas, el viceministro de Seguridad Ciudadana, el general de la Guardia Nacional (GN), Luis Camacho Kairuz, declara que todas las guarniciones del país están plegadas al movimiento que, desde el Alto Mando de las Fuerzas Armadas Nacionales (FAN), desconoce al presidente Chávez. 10:00-12:00 p.m. El Alto Mando Militar, representado por los generales del Ejército (Ej) Néstor González González y Enrique Medina Gómez, arriban a Miraflores y exigen al presidente que entregue el mando. Chávez se niega y los militares advierten que, de no renunciar en un plazo determinado, se iniciaría un bombardeo aéreo sobre Palacio de Gobierno. Sin haberse producido renuncia alguna, los medios de comunicación privados –únicas fuentes de información disponibles en el momento– divulgan que el presidente Chávez está fuera del poder. Al transcurrir la noche se inician las persecuciones políticas y allanamientos a oficinas y residencias de reconocidos líderes políticos, funcionarios públicos y simpatizantes de la Revolución Bolivariana.

Fotografía Wendys Olivo. 11 de Abril 2002.

Fotografía Francisco Batista. 11 de Abril 2002.

Fotografía Wendys Olivo. 11 de Abril 2002.

No hubo nunca antes aquí un gobierno tan tolerante como este, tan dispuesto a dialogar, a oír, a rectificar —cuando haya que rectificar, por supuesto—, pero también a tomar decisiones para orientar la vida del país en función del interés, no de minorías —sean privilegiadas o no—, no de un individuo o de un pequeño grupo de individuos que defienden sus privilegios y que olvidaron que para vivir en comunidad es n cesario respetar los derechos de los demás… Palabras del presidente Hugo Chávez durante la cadena nacional de radio y televisión. 11 de abril 2002 11, 12 y 13 de abril del 2002

Fotografía Wendys Olivo. 11 de Abril 2002.

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La situación es realmente grave desde el punto de vista constitucional. Es decir, hay un Estado de facto, realmente la situación es de facto, no hay un Estado constitucional y no estoy hablando de la Constitución de 1999, es que ni siquiera en la Constitución de 1961 se puede establecer la legalidad o la constitucionalidad de una situación como ésta. Fotografía Enrique Hernández. Caracas, 11 de Abril 2002.

Declaraciones en rueda de prensa convocada por del Fiscal General de la República, Julián Isaías Rodríguez. 12 de abril de 2002.

2:30 a.m. El General en Jefe Lucas Rincón Romero anuncia en cadena nacional que: “...Los miembros del Alto Mando Militar de la Fuerza Armada Nacional de la República Bolivariana de Venezuela deplora los lamentables acontecimientos sucedidos en la ciudad de Capital en el día de ayer. Ante tales hechos se le solicitó la renuncia de su cargo la cual aceptó.” 3:15 a.m. Se pronuncia el almirante Vicente Quevedo, Inspector General de la Armada. En su mensaje lamenta los hechos violentos y trágicos acaecidos durante el día y se suma a las declaraciones de los demás componentes armados. 3:55 a.m. El presidente Chávez es despedido de Miraflores con el Himno Nacional y las palabras de apoyo de varios diputados de la Asamblea Nacional, Ministros y demás personal que labora en el Palacio. Ana Elisa Osorio, ministra del Ambiente, declara que el Presidente se entrega para evitar un derramamiento de sangre, pero que no ha renunciado y por lo tanto ha tenido lugar un golpe de Estado. Chávez es escoltado hasta el Fuerte Tiuna por una comitiva encabezada por el Manuel Rosendo, Jefe del Comando Unificado de las FAN (Cufan) y el ministro de Infraestructura, el general Ismael Hurtado Soucre. Es recibido por una delegación de los militares sublevados y el Monseñor Baltazar Porras, presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela, quienes lo aguardan en la Comandancia General del Ejército para formalizar su renuncia. 4:30 a.m. Según informaciones ofrecidas por Globovisión, el nuevo Alto Mando Militar esta constituido por los generales Efraín Vásquez Velasco, Jesús Pereira y Alfonso Martínez. Se decide no presentar al presidente Chávez ante los medios de comunicación. 4:50 a.m. Oficialmente se anuncia que el Presidente ha renunciado y se encuentra recluído Chávez en el Fuerte Tiuna. Igualmente se da a conocer que un “gobierno de transición”, encabezado por Pedro Carmona Estanga, se instalará formalmente en horas de la tarde. 6:00 p.m. En el programa “24 Horas” de Venevisión, el moderador Napoleón Bravo presenta un panel de invitados entre los que destacan el contralmirante Carlos Molina Tamayo, el alcalde del Municipio Chacao (Caracas), Leopoldo López y el

Fotografía Enrique Hernández. Puente LLaguno, Caracas, 11 de Abril 2002.

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periodista Luis Alfonso Fernández. Los asistentes narran los hechos acaecidos el día anterior y revelan la existencia de un plan: garantizar el apoyo masivo de la sociedad civil, y luego pasar al empleo de las Fuerzas Armadas.

8:00 a.m. Amparados por el apoyo de las autoridades municipales, un grupo de opositores asedia la Embajada de la República de Cuba ubicada en la urbanización de Chuao (Caracas). Al pasar las horas el hostigamiento se intensifica; los agresores interrumpen el suministro de energía eléctrica y, alegando que miembros del gobierno nacional se encuentran refugiados en el interior, destruyen con piedras y botellas parte del edificio, atacan vehículos estacionados en sus afueras y amenazan con incendiar el lugar. 9:00 a.m. Reconocidos líderes opositores, efectivos militares y representantes del clero, se reúnen en las instalaciones del Palacio de Miraflores y, al transcurrir la mañana, los miembros del “gobierno de transición” se instalan en el Despacho Presidencial.º 10:00 a.m. El Fiscal General de la República Julián Isaías Rodríguez denuncia en rueda de prensa realizada en su oficina: “estamos ante una situación que no se puede calificar sino de golpe de Estado.” 12:00 a.m. Se transmite en vivo el arresto del ministro de Interior y Justicia, Ramón Rodríguez Chacín. El alto funcionario aparece escoltado por los alcaldes de los municipios Chacao y Baruta, Leopoldo López y Henrique Capriles Radonski y es víctima de insultos y golpes de un grupo de violentos que aguardan en la puerta de su residencia.

Juramentación de Pedro Carmona Estanga .Fotografía Carlos Meza. Palacio de Miraflores. Caracas, 12 de Abril 2002.

Continúan los allanamientos, persecuciones y detenciones ilegales que tienen lugar en todo el país desde horas de la madrugada. Mientras funcionarios leales al Presidente Chávez logran romper el cerco informativo impuesto por los medios de comunicación privados y declaran ante las agencias extranjeras que el Presidente Chávez no ha renunciado, el Fiscal General de la República, Isaías Rodríguez, ratifica –en una rueda de prensa– esta información y denuncia que el Presidente se encuentra secuestrado.

3:00 p.m. El alcalde de Baruta, Henrique Capriles Radonski, demanda al embajador de Cuba Germán Sánchez Otero, que le deje inspeccionar la sede de la emabajada para comprobar que allí no se encontraban líderes del gobierno de Chávez, en especial Diosdado Cabello. 5:30 p.m. En el Palacio de Miraflores tiene lugar el acto de juramentación de Pedro Carmona Estanga. El líder de Fedecámaras, lee –en cadena nacional– un documento en el que se proclama a sí mismo como Presidente de Venezuela, y suscribe, en compañía de la élite política y económica del país, un decreto que suprime todos los cargos de elección popular y desmantela los principales poderes que componen el Estado venezolano. Aplausos y aclamaciones acompañan a un episodio que viola la Constitución vigente y elimina de raíz los logros democráticos de toda una Nación. Al caer la noche el pueblo comienza a salir a la calle y reclama justicia por el presidente Chávez. La consigna “El no ha renunciado, lo tienen secuestrado”, acompaña a un clamor popular que no se conforma con la información que escucha en la radio, lee en los periódicos y ve en la televisión.

— Hija, no he renunciado. Habla con Fidel y dile que soy un Presidente prisionero para que lo informe al mundo. Presidente Hugo Chávez Frías a su hija María Gabriela Chávez. 12 de abril de 2002.

Detención del ministro de Interior y Justicia Ramón Rodríguez Chacín. Fotografía Ángel Colmenares. Caracas, 12 de Abril 2002.

11, 12 y 13 de abril del 2002

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Chávez regresa sobre los hombros del pueblo Ha quedado demostrado, una vez más, que este pueblo, el glorioso pueblo, el de Bolívar, que ciertamente durante muchos años engañaron, manipularon y a veces llevaron como borregos, despertó con conciencia de su propia fuerza y se ha convertido en actor histórico que construye un nuevo camino. Palabras del presidente Hugo Chávez, al regresar al Palacio de Miraflores. 14 de abril de 2002.

2:30 p.m.

Algunos golpistas logran huir al percibir el plan de la Guardia de Honor. El resto será detenido por desacato al orden constitucional. En la medida en que el pueblo se mantiene en las calles, más oficiales de las distintas fuerzas manifiestan su apoyo el retorno de Chávez al poder.

3:00 p.m.

Con el Palacio recuperado, los ministros y diputados, ya informados, comienzan a llegar uno a uno al sitio. En medio de la desinformación reinante —suplida sólo por la comunicación popular—, los medios privados sólo transmiten banalidades, además de entrevistas y segmentos de opinión sobre el “nuevo futuro político del país”.

3:30 p.m.-4:00 p.m.

El Ministerio Público garantiza a los partidarios golpistas detenidos en el Palacio de Miraflores que sus derechos como ciudadanos serán rigurosamente respetados.

4:00 p.m.

En su breve tiranía tambaleante, Pedro Carmona Estanga informa al canal de noticias internacional CNN que “aun cuando ha habido algunos focos, el control es total, el país se encuentra en un estado de normalidad y control”. A los pocos minutos el entonces presidente de la Asamblea Nacional, William Lara, se comunica con el mismo canal para desmentir que Carmona tenga el control del país.

6:00 p.m.-8:00 p.m.

12:00 a.m.- 1:00 p.m.

Desde primeras horas del día, crece el respaldo del pueblo venezolano al presidente Chávez. Los alrededores del Palacio de Miraflores se llenan con más gente que sale de sus casas para pedir el retorno del presidente democráticamente electo. Mientras tanto, las fuerzas constitucionalistas organizan la llamada “Operación Restitución de la Dignidad Nacional”, en contra del gobierno ilegítimamente proclamado.

1:30 p.m.-2:00 p.m.

En las afueras del Palacio Presidencial, el pueblo se mantiene firme en su intención de ver recuperado el hilo constitucional. Ante la contundencia de la demostración popular, la Guardia de Honor presidencial se pone de su lado y toma acciones para retomar el Palacio.

Ante la presencia de William Lara, en su carácter de legítimo presidente de la Asamblea Nacional, ya en horas de la madrugada del día 14 se procede a hacer la juramentación de Diosdado Cabello, vicepresidente de la República, como presidente temporal hasta el retorno del presidente Chávez.

14 DE ABRIL

2:00 a.m. a 5:30 a.m.

Rescatado de su prisión en la isla venezolana de La Orchila por la acción de comandos leales, el presidente Hugo Chávez Frías regresa a bordo de un helicóptero al Palacio de Miraflores, bajo la consigna coreada por el pueblo de: “Volvió, volvió, volvió”. En la señal restituida de Venezolana de Televisión el presidente pronuncia un sentido discurso llamando a la reflexión y a la conciliación. Con un crucifijo en la mano, Chávez pasaría a la historia de Venezuela como el primer vencedor que, luego de una violenta disputa por el poder, no avasalla al vencido inmediatamente después del desenlace de la contienda.

RIF: G-20008479-0

10:00 p.m. y siguientes horas

Diseño y diagramación: Gabriel Serrano Soto (GASS) / Iconografia: Osman Hernández, Willmar Rodríguez.

Las fuerzas constitucionalistas comienzan las negociaciones con el Alto Mando nombrado por el llamado “gobierno de transición”. Los ministros y militares leales al presidente Chávez toman medidas para que las Fuerzas Armadas no lleguen a reprimir al pueblo por orden de los insurrectos.


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