X SIMposio INTErNACIoNAL JorGE ISAACS Tras las huellas de Manuel Zapata olivella El legado de una diรกspora 29 de octubre al 02 de noviembre 2018
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Director Darío Henao Restrepo Grupo Narrativa colombiana Categoría A en Colciencias
Comité editorial Eduardo Assis Duarte Universidad Federal de Minas Gerais Jerome Branche Universidad de Pittsburgh Roberto Burgos Cantor Escritor Graciela Maglia Instituto Caro y Cuervo Francisco César Manhães Monteiro Universidad Federal de Río de Janeiro Alfonso Múnera Cavadía Universidad de Cartagena Nicolau Parés Universidad Federal de Bahía Álvaro Pineda Botero Universidad EAFIT Joao Reis Universidad Federal de Bahía Zuleika Romay Casa de las Américas Ricardo Sánchez Universidad Nacional de Colombia César Valencia Solanilla Universidad Tecnológica de Pereira
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A los intelectuales afros —artistas, músicos, escritores, actores, cinematografistas, economistas, sociólogos, psicólogos, ideólogos, religiosos y políticos— nos corresponde asumir nuestras respectivas trincheras de asalto. Pero el concepto de lo que es o debe ser el “intelectual” no puede ser el mismo que han acuñado los colonizadores cuando les exigen limitar sus acciones a la defensa de sus intereses personales o de clase o asumir sólo los compromisos con el partido, la patria o el hombre abstracto. No se trata de rehuir la responsabilidad común de luchar contra la opresión de todos los pueblos, sino de distinguir muy bien entre el derecho a ser “negro” o “blanco” y el derecho a ser libre. La justicia puede alcanzarse a través de todas las etnias; es necesario, pues, sembrar un cementerio de olvidos sobre la identidad de los combatientes de la libertad.
MANUEL ZAPATA OLIVELLA
La rebelión de los genes (1997)
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ÍNDICE I. Presentación del X Simposio Internacional Jorge Isaacs: Tras las huellas de Manuel Zapata Olivella, el legado de una diáspora. 1.1 Líneas temáticas de la programación académica II. Biografía del autor Por José Antonio Caicedo Ortiz III. Cronología del autor IV. Entrega de Honoris Causa a Manuel Zapata Olivella Universidad del Valle, Marzo de 2003 V. El hijo de Changó Memoria fotográfica
VI. Relatos y novelas
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n esta décima versión del Simposio Internacional Jorge Isaacs rendimos homenaje a la inestimable trascendencia de la vida y obra de Manuel Zapata Olivella, hijo de Santa Cruz de Lorica, tierra mojada por las aguas del río Sinú. Gracias a su producción intelectual y artística, caracterizada por la presencia y revaloración de las tradiciones africanas, nos introducimos en el estudio de las relaciones históricas, culturales y espirituales entre dos continentes atravesados por la diáspora: África y América. Desde muy joven, Zapata Olivella se interesó por el tema de los afrodescendientes en relación con la cultura europea y amerindia. Por esta razón, no es de extrañarse que desde una perspectiva política, antropológica y cultural, Zapata Olivella decida narrarnos a través de diversos géneros, sus primeras travesías dentro y fuera del país. Su obra Changó, el gran putas, es reconocida como una de las más ambiciosas representaciones de la diáspora y la esclavitud; así mismo es una obra que da cuenta de los aportes a las nuevas identidades que durante más de cuatro siglos ha ofrecido la cultura africana. Desde las importantes concentraciones del sur de los Estados Unidos, pasando por Brasil y el Caribe, hasta numerosos países de América Latina, la presencia cultural de África es innegable. Hoy, a través del estudio de la obra de Zapata Olivella, se reivindica su gran aporte a la cultura americana. La obra de Zapata Olivella es valiosa por la calidad
Tras las huellas de Manuel Zapata Olivella, el legado
de su trayectoria literaria y sus aportes en distintas áreas del conocimiento. En los últimos años se ha ido reconociendo la importancia de su literatura en el panorama literario del siglo XX y la vigencia de su obra y pensamiento en el siglo XXI. Aunque su novela más ambiciosa es Changó, el gran putas, es posible encontrar en su trayectoria una bibliografía amplia y variada. Entre sus primeros libros se encuentran: He visto la noche Tierra mojada , Los pasos del indio , La Calle 10 , Detrás del rostro y Chambacú, corral de negros con el cual obtuvo el Premio Casa de las Américas en 1963; también cabe mencionar En Chimá nace un santo o Historia de un joven negro, libros imprescindibles. Su inclinación por los estudios culturales, se evidencia en sus investigaciones folclóricas y sociológicas en las cuales se destacan El hombre colombiano, Etnografía colombiana y El folclor en los puertos colombianos. Además sobresalen sus trabajos lingüísticos como Nuestra voz y Aportes del habla popular latinoamericana al idioma español, los cuales revelan a un escritor polifacético y riguroso. Entre sus múltiples labores, sobresale su participación desde 1965 hasta 1986 como director de la revista Letras nacionales, un espacio dedicado al reconocimiento y difusión del trabajo realizado por otros autores colombianos; también su colaboración con el grupo de danzas folclóricas dirigido por su hermana Delia Zapata, a quien acompañó en este proceso. Su trabajo como investigador fue tan prolífico que hoy en día permanece el texto inédito Itzao, el inmortal, una
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obra mítica en torno a la muerte y sus contrapuntos vista desde la confrontación entre Occidente y Oriente, la cual se publicará próximamente. Zapata Olivella mantuvo una relación cercana con reconocidos intelectuales de su época. De esta etapa, es posible destacar tres libros de memorias: He visto la noche, una memoria de su estadía en Estados Unidos; Pasión vagabunda, donde relata su periplo en Centroamérica; y China 6 a.m sobre su experiencia en ese país. Además existen otros dos textos importantes: Levántate mulato, una especie de memoria reflexiva y La revolución de los genes, una recopilación de sus ensayos. Por último, tres o cuatro años antes de su muerte, el autor publicó El árbol brujo de la libertad, en el cual recoge gran parte de sus ensayos y notas realizadas durante el periodo de investigación de Changó, el gran putas. Por todo lo expuesto, como parte del homenaje se publicará por primera vez su obra completa, la cual estará acompañada por escritos de algunos especialistas del área. Este emprendimiento lo lidera la Universidad del Valle y el grupo de Investigación Narrativa Colombiana de la Escuela de Estudios Literarios con apoyo de la Rectoría, el Programa Editorial y la coordinación de Artes Gráficas de la Facultad de Humanidades. Además, se realizará la coedición del libro con la Universidad Externado de Colombia, la Universidad Nacional de Colombia, la Universidad de Córdoba y la Universidad de Cartagena. Esta labor editorial se suma al componente académico de la décima versión del Simposio Internacional Jorge Isaacs. Teniendo en cuenta que Manuel Zapata Olivella fue un creador multifacético, se pretende realizar una serie de actividades interdisciplinares que acompañen la publicación y divulgación de su obra. En el X Simposio Internacional Jorge Isaacs se desarrollarán las siguientes líneas temáticas: “Por la senda del abridor de caminos”, la cual reúne algunos testimonios de personas que mantuvieron una especial cercanía con el escritor;
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“Historia intelectual, diálogos, intercambios y apropiaciones”, en la que se presentarán textos que abordan su expandido universo intelectual; “Encuentro con la diáspora: formas, mito e historia”, en la cual encontraremos los últimos trabajos e investigaciones que se han realizado en torno a la obra más ambiciosa de Zapata Olivella; asimismo, en “Lecturas e interpretaciones. Cuentos, relatos de viaje, teatro y novelas”, se dará cabida a las ponencias que ahondan en sus distintas formas de producción literaria. Por último, en “El legado de África”, se tendrán en cuenta aquellas visiones que indagan en torno a la incidencia del legado africano en relación con la producción literaria e investigativa de Manuel Zapata Olivella. Dado que nuestro homenaje sobrepasa la obra de Manuel Zapata Olivella con el propósito de resaltar el aporte de África en nuestro continente y particularmente en nuestro país, este encuentro de múltiples perspectivas y disciplinas nutre las líneas temáticas que componen el evento. En este sentido, estamos trabajando dentro del marco del Decenio Internacional de la Afrodescendencia 2015-2024 declarado por las Naciones Unidas, aspecto que ha sido considerado en distintos escenarios del mundo como una reivindicación necesaria para este continente y su aporte a la humanidad. Con el firme propósito de promover la apropiación social de la memoria cultural afrocolombiana, damos la bienvenida a la décima edición del Simposio Internacional Jorge Isaacs, que tendrá lugar en Cali desde el 29 de octubre al 2 de noviembre de 2018. Abrimos la invitación a conocer desde distintas perspectivas la vida y obra de uno de los más importantes humanistas latinoamericanos del siglo XX; buscando conmemorar a través suyo el invaluable legado que la diáspora africana ha dejado en nuestro continente.
LÍNE AS TEM ÁT IC AS
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por la senda del abridor de caminos - Testimonios
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ediante esta línea temática, conoceremos los aspectos biográficos más significativos de la vida de Zapata Olivella, imprescindibles para la comprensión de su producción intelectual. Nos apoyaremos en los testimonios de las personas que se relacionaron con él e hicieron parte de los movimientos sociales e intelectuales en los que participó. Recordamos un fragmento de La rebelión de los genes, libro donde el escritor recuerda los viajes que realizó en México y Estados Unidos, dos lugares significativos en su formación como escritor: He visto la noche (1952), titulé los relatos de mis desasosiegos como hambriento y desempleado por las grandes ciudades y guetos negros de los Estados Unidos. Con esta dramática historia, el morral del escritor me compulsó a la literatura. A partir de 1947, año de mi regreso a la Facultad de Medicina, en las madrugadas que robaba al último año de estudio, concluí y publiqué mi primera novela Tierra mojada, prologada por Ciro Alegría; dos años después apareció Pasión Vagabunda, donde cuento las peripecias del viaje a pie por Centroamérica”. (1997, p. 25) Durante este periodo, Zapata Olivella participa en conferencias y eventos realizados en Europa, China, Cuba y Brasil. En este andar, también compartió camino con su hermana Delia, mujer con la que recorrió el mundo y conoció
importantes exponentes del folclor y la cultura popular colombiana. Dice Olivella:
Mi hermana Delia es parte importante en mi formación de escritor, antropólogo y combatiente. A su lado recorrí los rincones más apartados de la patria —el Chocó, la Guajira, los Llanos—, buscando las huellas de los ancestros. Pero ni Delia ni yo fuimos simples recolectores de la herencia olvidada; nos nutrimos de ella para dignificarla, para llevarla a los más diversos escenarios sin más interés que afirmar nuestros orígenes y cultura. (Ibid, p. 25)
Estos fragmentos provienen de una de sus primeras publicaciones, significativas por el alto valor histórico y biográfico. Así, a través de esta línea temática, podremos abordar las rutas que contribuyeron a la madurez de Manuel como ser humano y escritor.
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Historia intelectual : diálogos , intercambios y apropiaciones
studiar la obra literaria de Zapata Olivella, implica a su vez revisar la relación que sostuvo con otros intelectuales. Sus primeras amistades estuvieron en Cartagena: el escritor Jorge Artel, el poeta Luis Carlos López y el grupo de jóvenes del periódico Universal, conformado por Gabriel García Márquez y Héctor Rojas Erazo. Como estudiante de la Universidad Nacional de Colombia conoce a los intelectuales chocoanos Diego Luis Córdoba, fundador del Departamento del Chocó; Rogelio Velásquez, pionero de la Antropología colombiana; y los escritores Arnoldo Palacios y Carlos Arturo Truque. Por medio de este grupo surgen sus primeras lecturas literarias e históricas, las cuales lo impulsaron a afiliarse con el partido comunista. En esta etapa, Manuel se vincula a la corriente marxista del país y de allí emergen sus hondas preocupaciones sociales.
En sus viajes por México y Estados Unidos, Olivella conoce al poeta afroamericano Langston Hughes y al novelista peruano Ciro Alegría, editor de Tierra mojada, la primera novela de Zapata Olivella. Durante su recorrido por el Caribe, se encuentra con los etnólogos Lydia Cabrera y Fernando Ortiz, el poeta Nicolás Guillén y el autor determinante en el pensamiento de esta generación afroamericana, Frantzz Fanon. Finalmente, estando en Brasil, se familiariza con los estudiosos de la santería brasileña, entre los cuales se encuentra el antropólogo Vivaldo da Costa Lima, el historiador de las primeras revoluciones negras, Clóvis Moura, sociólogo, periodista e historiador. Más adelante, después de publicar numerosos libros y gozar de un reconocimiento intelectual, conoce a diversos pensadores africanos, brasileños y norteamericanos. De esta manera, considerando la contribución del círculo intelectual en su producción literaria, abordaremos esta línea temática.
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Lecturas e interpretaciones . cuentos , relatos de viaje , teatro y novelas
esde sus inicios, Manuel demostró ser un creador polifacético. Así nos lo cuenta:
En este periodo de febril matrimonio con la literatura, nacieron mis hijos bautizados en la narrativa corta: Cuentos de muerte y libertad (1961); El galeón sumergido y otros cuentos (1963); y ¿Quién dio el fusil a Oswald? (1967). La novela y el cuento alternaron con mi incursión en el teatro: Los pasos del indio, representado en el Teatro Colón por el grupo El Búho (1966) y dirigido por Fausto Cabrera; Caronte liberado (1967), con múltiples representaciones en Colombia y México, y editado en 1972; y Las tres monedas de oro (1966), llevada a la escena por Ramiro Corzo en el Teatro Colón. Aún esperan directores que asuman el compromiso de dirigir y escenificar Hotel de vagabundos (1955), con más de 60 protagonistas; El retorno de Caín (1967), drama de la guerrilla colombiana; Los mártires de Chicago (1967), basado en un relato de José Martí; y Mangalonga, el Liberto (1970).” (Ibíd, p. 26)
Además, el interés intelectual de Zapata Olivella quedó plasmado en una serie de ensayos poseedores de un alto componente lingüístico, sociológico y antropológico: Esta labor, que requería mucho tiempo y dedicación, sólo fue posible cumplirla gracias
al hecho de haber ocupado la silla de profesor visitante en la Universidad de Toronto (1968) —en la cátedra sobre América Latina—, en la Universidad de Kansas (1970) —en la cátedra de Literatura Hispanoamericana y el curso sobre el Acto Creativo Literario—, y en la Universidad de Howard —en la cátedra de Literatura Hispanoamericana (1972) y el curso sobre Presencia del Negro en Latinoamérica (1981)—. Y aunque dejé de publicar narrativa por casi cuatro lustros, durante la investigación y elaboración de mi obra Changó, el gran putas (1983), en ese lapso escribí tres novelas, las cuales quedaron relegadas como intentos fallidos en mi propósito de recoger en un relato de ficción la historia real de los cien y más millones de hombres libres arrancados de África y su lucha contra la esclavitud en América.” (Ibíd, p. 27) Por otro lado, existen diversas investigaciones que no se han explorado lo suficiente, razón por la cual en esta línea temática se pretenderá dar cabida a la relectura e interpretación de los ensayos de Zapata Olivella, entre los cuales se encuentran: Tradición oral y conducta en Córdoba (1972), El hombre colombiano (1974), Nuestra voz (1975), La rebelión de los genes (1997), El mestizaje americano en la sociedad futura (1977), Por mi raza hablará el espíritu (1983), Las claves mágicas de América (1989) y El árbol brujo de la libertad (2002). Con ellos se espera nutrir el diálogo que Zapata Olivella plasmó en torno a problemáticas sociales y políticas todavía vigentes en la sociedad colombiana.
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A bordo de Changó, el gran putas. Encuentro con la diáspora: formas, mito e historia
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os centramos en la obra de madurez que el escritor comenzó a concebir a inicios de los años sesenta. Las lecturas realizadas durante sus viajes al Caribe y Estados Unidos fueron decisivas en la constitución de una de las novelas de mayor importancia para la literatura afroamericana, publicada finalmente en el año 1983 bajo la Editorial Oveja Negra. Con una perspectiva africana, Zapata Olivella invita al lector a desnudarse ante los prejuicios a través de un viaje real y espiritual sobre la máxima historia del sufrimiento, no sólo de los negros sino de la humanidad. Al respecto señala: Cuando tuve conciencia de la magnitud de la epopeya de los africanos en América, tema de mi novela Changó, inédito en la narrativa pese a que pervivía en la conciencia de los pueblos del mundo, comprendí que las herramientas empleadas en mis obras anteriores no eran las más adecuadas para salir airoso en un compromiso que exigía el pleno dominio del lenguaje oral, en cuya tradición se preservaban valiosos elementos” (Ibíd, p. 28) A través del estudio de Changó, el gran putas, es posible indagar en diversos elementos: las deidades africanas que acompañaron la travesía de los esclavos, el proceso de adaptación de los mismos, las prácticas religiosas de la inquisición española, las primeras luchas y resistencias de las poblaciones negras, las luchas de los negros en Estados Unidos
en el siglo XIX y la muerte de Malcolm X. Estos acontecimientos se evidencian en la novela, la cual ha sido un objeto de estudio para múltiples investigaciones que abordan las historias míticas de la Africanidad y la construcción de una nueva cosmovisión en América.
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El folclor del pacífico Caribe
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l folclor nacional fue uno de los campos en el que más se involucró Zapata Olivella con su hermana Delia. Juntos publicaron El manual de danza de las costas pacíficas de Colombia (1998), crearon la Fundación Colombiana de Investigaciones Folclóricas y el Centro de Estudios Afrocolombianos. Desde allí realizaron múltiples investigaciones en torno al Pacífico y el Caribe, sobre todo cuando Delia era encargada del Departamento de Folclor del Instituto Popular de Cultura de la ciudad de Cali; en sus archivos reposan documentos sobre trabajos de campo realizados por Manuel en torno a la música, las creencias, la gastronomía y las prácticas cotidianas de los lugares donde estuvo. Acerca de su participación como folclorista, comenta:
Durante dos años desafiamos los escenarios más sofisticados de Europa y Asia —Sala Pleyel de París; Teatro Bolshoi de Moscú; Teatro del Pueblo de Pekín—, presentando con orgullo nuestro folclor, tan auténtico que sorprendió a los etnólogos del Museo del Hombre en París; a los psicólogos más connotados de Berlín; a los sociólogos de Moscú y a los lingüistas del Instituto de Cultura Hispánica de Madrid. Aún recordamos el calor y la comprensión de los pueblos que se miraron asombrados en el espejo multicultural y multirracial —América, Asia, Europa y África— de nuestros bailes, cantos y música. (Ibíd, p. 26)
De esta manera, los hermanos Zapata Olivella realizan investigaciones antropológicas y etnológicas centradas en las relaciones culturales e históricas entre el Caribe y el Pacífico desde tiempos de la esclavitud; y a su vez difundieron el folclor colombiano en otros continentes. En este sentido, esta línea temática parte de la pasión de Manuel Zapata Olivella por la antropología que nació en los primeros bailes y actividades culturales organizados en la Universidad Nacional de Colombia y da cabida a ponencias que indaguen en la herencia de la cultura, el folclor y la identidad negra principalmente en Córdoba y Chocó.
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El legado de África
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sta línea temática pretende establecer una conexión con un asunto que será central en el año 2020: la posición de Zapata Olivella en relación con otras voces de la diáspora africana. Su interés por indagar los orígenes y la ancestralidad se evidencia a lo largo de su producción literaria, particularmente en la obra Changó, el gran putas, con la que busca recuperar la relación entre África y América a través del estudio de la cosmovisión de los dioses, la filosofía bantú y la reivindicación de los pueblos indígenas. Por tanto, abrimos lugar al diálogo sobre la trietnicidad latinoamericana mencionada por Zapata Olivella, a “los cincuenta millones de aborígenes americanos que violentamente fueron conquistados, diezmados y aherrojados a la sociedad colonial y los descendientes de los cien mil millones de africanos compelidos por el tráfico negrero, de los cuales sólo la mitad llegó a este continente” (Ibíd, p. 345). Zapata Olivella expresa que la historia de la conquista y colonización de América nos plantea urgentes tareas que contribuyan a desmitificar el etnocidio eclipsado por la barbarie de los conquistadores europeos. De acuerdo con esto, esperamos que el encuentro entre diferentes posturas retroalimente el pasado y el presente de la diáspora desde una perspectiva social, etnológica y cultural.
manuel zapata olivella
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manuel zapata olivella
El "gran putas" de la Diáspora africana1 (1920 -2004)
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a vida del escritor loriquero contiene la metáfora del vagabundeo: el viaje constante que alimentó su comprensión del mundo y sus geografías culturales. Lugares habitados donde también vio emerger a la negritud, su pasión por la literatura y su comprometida dedicación por la antropología y los estudios. En ese constante salir a andar, Bogotá fue su primer destino luego de su partida de Cartagena. Allí ejerció por algunos años la Psiquiatría en el asilo de mujeres, hasta cuando tuvo que huir hacia Valledupar a raíz de la violencia desatada por el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán.
geografías del mundo le brindaron la experiencia de luchar del lado de los oprimidos. Su concepción liberal, su adscripción al comunismo y su posterior postura internacionalista, marcaron su militancia por los más necesitados, especialmente por los que consideró sus ancestros africanos abatidos por la saga de la diáspora, vitales en su incesante batalla por vencerla. Esta experiencia de movimiento permanente constituye su travesía diaspórica, expresada como narrativa y memoria africana desde su “origen maldito” hasta los grandes acontecimientos de la negritud en América. Ahí radica su conciencia intelectual diaspórica.
Mientras los hermanos Zapata Olivella descubrían sus vocaciones, la vida en la capital les hacía caer en cuenta de su condición de costeños y de negros, pues a pesar de su mulataje las difíciles condiciones de discriminación que enfrentaban, en un tiempo y en un lugar caracterizado por la hegemonía andina blanco mestiza, abría las preguntas por su condición racial, negada muchas veces por sus paisanos costeños, quienes asumían que los negros eran los de la costa Pacífica y los caucanos. Manuel fue haciendo conciencia de su condición como negro en la exterioridad de su espacio originario, sabiéndose un ser diferente en la entonces blanca y criolla capital. Esta “experiencia del afuera” lo llevó a articular sus actividades como investigador con su militancia por la causa negra.
Su narrativa recorre el mundo natural, histórico, cultural y racial de la negritud, la herencia africana y el mestizaje. Su posición en el campo de la literatura se hizo destacada con sus planteamientos sobre la “descolonización de la literatura latinoamericana”, con lo cual señalaba la necesidad de despojar la producción literaria de su dependencia eurocéntrica. De esta manera, Zapata resaltó los problemas de la identidad en los escritores negros latinoamericanos y colombianos, quienes de acuerdo a su visión, estuvieron mucho tiempo atrapados en las concepciones negristas; piezas literarias estereotipadas que rendían culto a la exageración de los vocablos negros, la alienación del lenguaje y el control ejercido por la Real
En los distintos momentos de existencia como investigador, escritor, militante y viajero vagabundo de caminos, Zapata Olivella siempre expresó una actitud decidida y combativa. Sus recorridos por las
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El siguiente extracto hace parte del capítulo 5 “El humanismo diaspórico: poetas y escritores del río y la mar” del estudio titulado “A mano alzada… Memoria escrita de la Diáspora intelectual afrocolombiana” de José Antonio Caicedo Ortiz. publicado en el año 2013. Págs. 302-321
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Academia de la Lengua, opuesta al uso de los vocablos surgidos en América y que negaba el aporte del indio y el negro en sus letras. Esta toma de conciencia lo llevó a reflexionar sobre la invención de las naciones latinoamericanas como un mecanismo de negación de la etnicidad, de la que incluso no escaparon muchos escritores negros, mulatos y zambos. Por eso su llamado a cuestionar la visión eurocentrista de la producción literaria en América y hablar desde las múltiples raíces convalidando lo africano. Para el escritor, el problema de las culturas del Caribe y sus expresiones simbólicas, lingüísticas y religiosas, en tanto complejas experiencias históricas, exigían un tratamiento especial en aras de comprender el mundo del Caribe colombiano, a fin de obtener una mirada más profunda sobre los aspectos antropológicos manifiestos en esa condición multiétnica que ha determinado el devenir de esta región, por cuenta del mestizaje producido a partir de las culturas amerindia, africana y europea. Su obra literaria dedicó un lugar central a la espiritualidad africana, desde la que retomó especialmente la filosofía del Muntú; por eso su aporte trascendental al pensamiento diaspórico afrocolombiano se condensa en la perspectiva religiosa e histórica en su novela Changó, el gran putas, una obra mítico-histórica que describe en sus páginas la larga epopeya de los afroamericanos desde su salida del continente originario, pasando por las luchas palenqueras de los negros cimarrones en Cartagena, la independencia haitiana y el pasaje histórico de la lucha por los derechos civiles librado por los afronorteamericanos. A través de una narrativa donde el el pasado se lee desde el pensamiento mítico, este trabajo representa la convergencia de la historia y la mitología africanas. Changó, el gran putas propone una temporalidad esencialmente africana, lo cual la sitúa en un lugar de alteridad para la narrativa de la época que se veía opacada por la supremacía del boom literario latinoamericano, hecho que obstaculizó
su divulgación y recepción.. La influencia de esta tendencia tuvo su mayor esplendor durante los años setenta y ochenta, momento en el cual se da a conocer la obra de Manuel Zapata Olivella con sus africanismos literarios e históricos. Localizado en un pensamiento mundial, es posible encontrar en un sinnúmero de escritos que Zapata Olivella se interesó por los asuntos de su tiempo. Su obra ha sido un bastión fundamental de la literatura afrodescendiente contemporánea, tanto por sus contenidos como por la investigación antropológica que la soporta; del mismo modo, el lenguaje africanizado que le imprimió a sus novelas y cuentos, también es un aspecto relevante Sus preocupaciones en relación con el fenómeno africano fueron sobre todo de orden antropológico, razón que explica muchos de sus viajes y proyectos motivados por la búsqueda de los orígenes, la comprensión de las permanencias del continente madre en América y la explicación filosófica de la existencia africana por fuera de África. Estos asuntos fueron motivaciones centrales en sus obras, dado que su condición de médico le permitió introducir en sus textos no sólo el sentido literario sino también el rigor científico. Una expresión de lo anterior se refleja en el interés en torno al mestizaje, que para Zapata constituyó un fenómeno relacionado con el origen de la humanidad como tal y no sólo como un hecho biológico. De otro lado, algunos de los ensayos contenidos en lo que se considera su retrato autobiográfico, evidencian la memoria de su existencia, sus vivencias diaspóricas y sus primeras gestas en el mundo de la negritud junto a su hermana Delia. Estos relatos constituyen el eje narrativo de su recorrido por la vida y muestran su trashumancia diaspórica nacida en la preocupación por la negritud, que lo llevó por la ruta de la Africanía en América a través de los discursos, las culturas, los debates y los pensadores de diferentes geografías de la diáspora en el siglo XX.
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El pensamiento diaspórico de Manuel Zapata Olivella constituye una metáfora del viaje trasatlántico de los ancestros, que dejó labrado un camino para seguir transitando en la larga historia de la Diáspora a este lado de la mar. Este hecho lo constata la presencia de sus preocupaciones diaspóricas soportadas en su formación científica, en su biografía como intelectual y su vocación literaria, manifiestas en toda su producción a lo largo de su vida. Al final de su existencia hacia los primeros años de este siglo, y de modo más inédito si se quiere, hizo públicas sus reflexiones y posiciones en relación a la afrocolombianidad y su devenir político en el marco del reconocimiento multicultural, mostrándose un poco incrédulo ante las promesas del multiculturalismo, acaso una profecía autocomplida.
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c r o n o lo g Ă a d e l
au to r
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1920 Nace en Lorica. Realiza sus estudios
secundarios en la Universidad de Cartagena. Guiado por la sabia tutoría de su padre, Manuel Zapata Olivella toma conciencia de su clase, de su raza y de su identidad cultural.
1937 Recibe el título de Bachiller. En la misma
institución y sin abandonar sus aficiones literarias y teatrales, se inició como premédico, para realizar posteriormente la carrera de Medicina en la Universidad Nacional en Bogotá. Mientras cursaba los primeros años de esta carrera, fue monitor de Anatomía y Fisiología. Desde su época de estudiante se interesa por sus orígenes; palpa y vive en carne propia las humillaciones y las miserias de las cuales son víctimas los negros tanto en el continente americano como en el sur de los Estados Unidos.
escritor con un universo personal y buscóa toda costa la curación del oprobioso cáncer de la discriminación racial, de la injusticia social y de la pobreza, Zapata Olivella emprendió su retorno a Colombia.
1946
Luego de sustanciales experiencias, interactúa con los intelectuales de su tiempo. Se hospeda en el Mill’s Hotel de Nueva York y conoce a dos figuras importantes: al poeta afroamericano Langston Hughes y al músico de jazz Duke Ellington.
1944
Después de superar incontables peripecias burocráticas debido a su falta de papeles de identidad, dinero y oficio,logra penetrar en territorio mexicano. Después de su años de vagabundaje, en los cuales se forjó como
1947
Se dispuso a concluir los estudios universitarios. Dio los últimos toques a su novela Tierra mojada y ese mismo año salió a la luz en
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la Editorial Iqueima de Bogotá, acompañada por un prólogo de Ciro Alegría. La obra tuvo un inmediato éxito de ventas y de crítica. Enseguida se dio a la tarea de preparar la tesis, titulada La dialéctica aplicada al diagnóstico clínico, con la cual obtiene el Doctorado en Medicina y Cirugía.
1948
Participa en giras de divulgación folclórica por La Guajira, el Magdalena y el César y hace parte del arte danzario con su hermana Delia, quien con una extensa y brillante carrera alcanza un amplio reconocimiento nacional e internacional.
en el I Congreso de la Paz de los Pueblos del Asia y del Pacífico, realizado en Pekín. Fruto de esa estancia es su libro China 6 a.m.
1953 Publica sus aventuras y sinsabores de las
primeras travesías en el libro de relatos He visto la noche.
1955 Viaja a China y conoce entre los escritores
al sabio africano, historiador y antropólogo senegalés Cheikh Anta Diop, quien consagró su vida a estudiar los orígenes de la raza humana y la cultura africana. Conoce al poeta, dramaturgo y defensor de los derechos de los afrobrasileños, Abdias do Nascimento, al novelista Jorge Amado y al poeta senegalés Léopold Sédar Senghor, su anfitrión en el continente africano.
1957 Viaja a Europa con el grupo de danzas y en París se reencuentra con Gabriel García Márquez. Se integra al grupo folclórico de Delia y cogen rumbo hacia a la Unión Soviética a participar en el festival mundial de la juventud. En este mismo año conoce a la mujer que lo acompañaría su caminar, Rosa Bosch con quien contrae matrimonio.
1960
1952 Viaja a los Estados Unidos y conoce cara a cara la discriminación racial como extranjero. Igualmente, viaja a la República Popular China en compañía de Pablo Neruda, Jorge Zalamea, Nazim Hikmet, Jorge Amado y jorge Gaitán Durán, y otros intelectuales con quienes participa
Se radica con Rosa en Bogotá. Allí trabaja hasta 1965 como Médico Jefe de la Sección de Educación para la Salud, de la Secretaría de Salud de Bogotá y al año siguiente es nombrado Jefe de la División de Extensión Cultural del Ministerio de Educación Nacional. Este fue uno de los períodos más productivos de la vida de Manuel Zapata Olivella como creador, cuentista, novelista, dramaturgo, investigador, antropólogo, coordinador y organizador de congresos sobre la negritud. Durante este período, a través de la revista Letras Nacionales —fundada por Manuel en 1965 y dirigida hasta 1986— trabajó como divulgador de la literatura colombiana desde sus más profundos orígenes hasta la novísima producción poética y narrativa.
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En su afán de adentrarse de manera definitiva en la literatura, se matricula en el Instituto Caro y Cuervo como alumno del profesor Rafael Torres Quintero. Este acontecimiento, según ha manifestado Zapata Olivella a lo largo de su vida, significa un viraje de 180° en su trayectoria de narrador, pues a través de esas clases logró darle un vuelco a la utilización del lenguaje empleado en sus novelas. A partir de su ingreso al instituto, Zapata adquiere novedosos conocimientos en la escritura, que no sólo influyen de manera poderosa en el futuro autor de Changó, el gran putas, sino también en el antropólogo, el investigador del afroamericanismo y lingüista.
1962
Publica una de sus obras más sobresalientes: Chambacú, corral de negros, novela que narra la dramática historia de un puñado de negros de principios del siglo XX, los cuales viven en una ciudad marcada por la esclavitud, rodeada por murallas de un antiguo escenario del sometimiento de africanos. Esta novela le permitió obtener una mención honorífica en el marco del Premio Casa de las Américas. En este año, escribe Cantos Religiosos de los Negros Palenques, una aproximación antropológica a la religiosidad africana que devela la presencia espiritual de la ancestralidad.
1962 A partir de este año, Zapata Olivella
despierta un enorme interés en lectores y críticos, gracias a la fusión del experimento literario y la inconmensurable tradición verbal de la negritud. Durante este periodo, publica tres novelas en las que,si bien siguen predominando elementos del mundo de los marginados, el autor hace gala de un amplio dominio de las nuevas técnicas narrativas e introduce elementos experimentales inéditos en la novelística colombiana, como lo son la introspección, el diálogo cinematográfico, los juegos de tiempo, el monólogo interior o y el ideologema; es decir, un estilo que alude al patrón ideológico entre una sociedad y su época. Estos recursos narrativos atraen a lectores y oyentes, dado que algunas de sus obras fueron adaptadas para melodramas radiales.
1965 Reclama la necesidad de practicar un
nacionalismo literario, derivado de la ecología, la etnia y la historia que alimentan a los escritores en sus respectivos ámbitos. Zapata olivella funda la revista Letras Nacionales, ubicada inicialmente en la carrera 5ª con calle 17 y luego en el octavo piso de un céntrico edificio situado en la Carrera Séptima con Calle 20, en pleno corazón de Bogotá. Allí funcionó la Sala del mismo nombre, un auditorio donde durante varios años se dieron cita cotidiana escritores colombianos famosos y anónimos de diferentes
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generaciones, orientaciones políticas y diversas tendencias estéticas.
1966
Organiza el Primer Ciclo de Teatro Colombiano. Se desempeña como Jefe de Extensión Cultural del Ministerio de Educación Nacional y lleva a cabo el primer Congreso de la Cultura Colombiana.
1968
Se desempeñó como profesor visitante de las Universidades de Toronto, Canadá, Howard, USA y en la de Kansas, Lawrence, USA hasta 1971.
1973
De regreso a Colombia establece la Fundación Colombiana de Investigaciones Folclóricas y participa con ponencias de carácter histórico, sociológico y literario en eventos nacionales e internacionales. Asimismo, participa en innumerables foros sobre la cultura negra, la negritud, la negredumbre, el mestizaje en la novela latinoamericana, la opresión y explotación del africano en la colonización de América Latina, el sincretismo y la religiosidad afroamericana, la mitología mágica de la libertad, etc.
1974
Asiste al coloquio «Diálogo de la Negritud y la América Latina» en Dakar, evento que introduce su primera experiencia como viajero que retorna al continente africano.
1977 El Banco de la República invita a Zapata
Olivella a dictar unas conferencias en Santa Marta, Cartagena, Riohacha y Bogotá. Articulado ya a las dinámicas continentales de la diáspora africana se vincula de manera definitiva en la convocatoria del Primer Congreso de la Cultura Negra de las América, en una intención de refrendar los vínculos de la negritud de América y África.
1980 En este periodo continúa la celebración de nuevos encuentros que tienen como epicentro la ciudad de Panamá y Sao Paulo, en donde se refrendan asuntos relacionados con el racismo, la etnicidad y la clase, sumados a las preocupaciones sobre la desalienación en base a la cultura africana, como forma de adquirir conciencia en la lucha por la descolonización. En todos estos eventos, Zapata Olivella fue un protagonista excepcional; al igual que muchos otros intelectuales de la Diáspora afroamericana y estudiosos de las culturas negras del continente.
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1983
la Editorial Oveja Negra publica la primera edición de Changó, el gran putas, la novela-saga que le lleva tantos años de desvelos, investigaciones y escrituras. Coordina el ciclo “Religiosidad Afroamericana”, en el cual se aborda el aporte del negro al pensamiento religioso cristiano en Colombia y América. Este cuenta con la participación de grupos corales negros de los palenques de San Basilio y San José de Uré, y con la interpretación decantadores de alabados del Chocó y Puerto Tejada, Cauca.
1987 Zapata Olivella publica un libro de relatos reveladores de su entraña cultural, Levántate mulato, cuyo subtítulo es la frase que lleva el escudo de la Universidad Autónoma de México, que dice: “Por mi raza hablará el espíritu”.
1990
Publica Fábulas de Tamalameque, donde reinventa las más arraigadas tradiciones
populares del Magdalena y Bolívar, retomando las hermosas leyendas de las riberas del Bajo Magdalena, muy cerca del Caribe.
1985 Recibe en Sao Pablo el Premio Literario
“Francisco Matarazzo Sobrinho” en la categoría Ficción Latinoamericana, galardón que años atrás también recibió Jorge Luis Borges por el conjunto de su obra narrativa.
1986
Publica la última edición N° 42 de la Revista Letras Nacionales, que constituye una obligada consulta para estudiosos e investigadores de la literatura colombiana.
1988
La Asamblea Nacional de Francia le otorga el Premio Literario “Nuevos Derechos Humanos”, por su ensayo Leve-toi, mulatre. Al año siguiente, recibe el Premio Nacional de
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Periodismo “Simón Bolívar”, al “Mejor trabajo cultural en radio”.
sus libros y la dedicación de toda una vida a su creación literaria”.
1991 Aparece la versión al francés con el título
2003
de Changó, Ce Sacre Dius, realizada por Dorita Piquero de Nouhaud (París, Editions Miroirs) en 1997. Esta novela ha sido objeto de innumerables ensayos críticos y tesis de grado universitarias.
1994 Es invitado de honor al III Encuentro
de Escritores Colombianos, celebrado en Santa Marta y elegido como Presidente Honorario del evento. Al año siguiente recibe el homenaje a su vida y obra por parte de la Fundación Cultural “Jetón Ferro” de Chiquinquirá, en el marco del XVI Encuentro de Escritores Colombianos, celebrado en la población boyacense.
1997
Se dirige hacia Puerto España y se desempeña como Primer Secretario de la Embajada de Colombia ante el Gobierno de Trinidad y Tobago.
2000 Recibe en el Teatro Colón de Bogotá
el Premio “Aplauso” a las Bellas Artes, en la modalidad de Literatura, en reconocimiento a sus grandes méritos en la creación narrativa. En este mismo año fue objeto de numerosos homenajes con motivo de sus 80 años de vida, de la cual dedicó 65 a conformar un universo literario que enriqueciera no sólo la realidad circundante sino la cultura colombiana, latinoamericana y caribeña.
2002 Recibe el Premio Nacional Vida y Obra,
otorgado por el presidente Andrés Pastrana Arango a través del Ministerio de Cultura, dado “el carácter de testimonio único e irremplazable del aporte a la historia, tradición cultural, local, regional y nacional; el valor creativo relevante y excepcional de su obra; la capacidad de transmitir dicho saber a las nuevas generaciones a través de
Un año antes de su muerte, recibe el Doctorado Honoris Causa entregado por la Escuela de Estudios Literarios de la Universidad del Valle, en el marco de la IX feria del Libro del Pacífico del año llevada a cabo en el campus universitario.
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e nt r eg a de honor i s c au sa Marzo de 2003
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Para una universidad que tiene múltiples nexos con la región del Pacífico y, en particular, con la cultura afrocolombiana de Cali y el sur-occidente del país, como es el caso de la Universidad del Valle, es de suma importancia otorgarle el doctorado Honoris Causa a quien siempre estuvo vinculado con el Pacífico. En los años cincuenta y sesenta contribuyó a los estudios del folclor y la tradición del Pacífico en el Instituto Popular de Cultura -IPC-.Desde sus andanzas juveniles en Buenaventura y por los ríos del Chocó, que marcarían su visión de la cultura popular, fue un investigador incansable de esta zona recorrida palmo a palmo para sacar adelante sus investigaciones publicadas en libros como: los pasos del folclor en Colombia; El hombre colombiano; El folclor en los puertos colombianos; Etnografía colombiana y Las claves mágicas de América. En el marco de la IX feria del Libro del Pacífico del año 2003, que por primera vez se realizaría en el campus de la ciudad universitaria Meléndez, se consideró apropiado la entrega del doctorado, precisamente cuando Manuel Olivella cumplía 82 años de 65 dedicados a la recuperación del aporte africano en la conformación de nuestra cultura mestiza. Así, usando el lenguaje como luz mediadora entre el hombre y su mundo real, el escritor de Santa Cruz de Lorica se introdujo en el folclor, la historia y la antropología,convirtiéndose en un destacado líder de las negritudes universales.
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el hijo de changรณ Memoria fotogrรกfica
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Ancestros sombras de mis mayores sombras que teneís la suerte de conversar con los orichas acompañadme con vuestras voces tambores, quiero dar vida a mis palabras. Acercáos huellas sin pisadas fuego sin leña alimento de los vivos necesito vuestra llama para cantar el exilio del Muntu todavía dormido en el sueño de la semilla. Necesito vuestra alegría vuestro canto vuestra danza vuestra inspiración vuestro llanto. Vengan todos esta noche. ¡Acérquense! La lluvia no los moje ni los perros ladren ni los niños teman. ¡Traigan la gracia que avive mi canto!
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¡Changó! Voz forjadora del trueno. ¡Oye, oye nuestra voz! Siéntate, descansa tu descomunal falo, tu gran útero, la vida tenga conciencia de la muerte. ¡Oye, oye nuestro canto! Oye la palabra del Muntu sin el truenoluz de tus relámpagos. ¡Dame tu palabra saliva dadora de la luz y de la muerte sombra del cuerpo chispa de la vida! ¡Oye, oye nuestra voz!
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Que mi canto eco de vuestra voz ayude a la siembra del grano para que el nuevo Muntu americano renazca en el dolor sepa reír en la angustia tornar en fuego las cenizas en chispa-sol las cadenas de Changó. Que no falte ningún Ancestro en la hora de la gran iniciación para consagrar a Nagó el escogido navegante capitán en el exilio de los condenados de Changó.
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«¡Y repartidos en el espacio sin tiempo iluminando los infinitos rincones brillan sus Hijos-luceros parpadean sus hermanas-Estrellas! Desde entonces, en su alto trono todos los días el padre Changó al reino de los mortales retorna a contemplar los afanes del Muntu arrastrando sus cadenas sobreponiéndose al dolor». «Pero Changó, padre de mil familias, tu mano hábil, tus puños fuertes no anudan la sutil trama de la muerte. Solo Orunla escoge el camino. Solo Orunla conoce los sueños no soñados de Odumare. Solo Orunla abre la puerta al elegido. Solo él hace el último llamado para morir naciendo entre inmortales».
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«Changó, tu pueblo está unido en un sólo grito. El cervatillo amarrado desde anoche te llama por tu nombre. No temblará mi daga cuando corte su garganta. No lloramos, ni tememos. ¡Gran Manga! Solo esperamos que nos mantengas unidos como los dedos de tu mano».
r e lato s
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pasión vagabunda (1949) Con la habilidad que seguramente le fue concedida por los dioses africanos al nacer, Manuel Zapata Olivella relataba sus periplos o vendía reportajes a periódicos y revistas que valoraban su capacidad crítica y su independencia. En palabras de Germán Espinosa, fue así como a través de una prosa escueta y desenvuelta, escribió sobre una serie de viajes que emprendió sin un centavo en sus bolsillos, recorriendo a pie Centroamérica y México, mientras realizaba distintos oficios para sobrevivir. En el año de 1943, después de tomar la decisión postergar su graduación como médico de la Universidad Nacional en la ciudad de Bogotá, decide irse a viajar. Entonces salta al tranvía y parte a buscar aventuras ; a encontrarse de frente con otras realidades del país y el mundo. Así fue como empezó a forjarse como un alma andariega. En un primer momento, inició un recorrido con la intención de llegar al Brasil, pasando por Villavicencio y luego los Llanos Orientales; allí, el estudiante de medicina desistió y se regresó para Bogotá. Tiempo después haría un nuevo intento de viajar: pasa por Cali y prueba su suerte tratando de irse a otro país como polizón en un barco en Buenaventura. Atiende partos en el Chocó y luego regresa por el río Atrato a la casa familiar en Cartagena. Desde el puerto de esa ciudad, se embarca en una chalupa rumbo a Panamá con la idea de trabajar como obrero en la zona del canal, pero allí lo confunden con un espía y termina en la cárcel. Después de aclarar la situación, continúa su tránsito por Costa Rica, Honduras, Nicaragua y Guatemala. En esas tierras el hambre lo empuja a ganarse el pan como ayudante de limpiabotas, albañil, barrendero, lavaplatos, recolector de banano y café; e incluso, en alguna ocasión se hace pasar como boxeador. En México, se gana la vida como actor, anestesista y ayudante de hospital psiquiátrico; en esa etapa empieza a colaborar en el periodismo en distintos medios. A partir de todas sus vivencias y apoyándose en
las cartas que enviaba a su familia durante dicha travesía, escribiría Pasión vagabunda; obra que fue reeditada en el año 2000 por el Ministerio de Cultura de Colombia.
He visto la noche (1952) A la edad de 25 años, el escritor loriquero parte a los Estados Unidos con la idea de ser corresponsal de la revista mexicana Mañana. Su idea inicial era cruzar la frontera acompañando a los braceros mexicanos que irían a recoger las cosechas de los cultivos del sur de California. Ese propósito se ve frustrado porque las compañías fruteras no veían con buenos ojos a un “intruso” periodista, ya que podría generar “inconvenientes”. Pero las vicisitudes que tuvo que enfrentar no lograron
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impedir que posteriormente, -a partir de sus experiencias y las historias que escuchó durante los viajes que hizo durante esa época- escribiera su libro He visto la noche. En el país norteamericano, visitó importantes ciudades como Los Ángeles, Chicago y Nueva York. En este peregrinaje, Manuel Zapata Olivella no sólo se acerca las problemáticas a las que se veían enfrentados los afroamericanos en el país del norte; en carne propia experimentó la discriminación racial. Ante su mirada perpleja se evidenciaron las pocas oportunidades que tenían sus hermanos negros, la marginación y el racismo del que eran víctimas. Puesto que había considerado a éste país como la patria de la democracia y un lugar donde la comunidad afroamericana gozaba de igualdad de derechos, el desengaño de Zapata Olivella fue inevitable. Tuvo que cambiar de opinión cuando presenció duros episodios y humillaciones. Sin embargo, destaca los logros que algunos alcanzaron en los campos de la música,la poesía, el deporte, la política y la religión. A pesar de sus penurias económicas, en Nueva York conoce a destacados personajes de la escena cultural de la época. Establece contacto con el poeta afroamericano Langston Hughes y el escritor peruano Ciro Alegría. Laurence Prescott1 resalta la lectura íntima que realiza el autor sobre la vida social, económica y cultural de la población afronorteamericana, a finales de la posguerra. El investigador americano ve cómo a través de su condición de joven estudiante, -negro, latino y pobre- Manuel se identifica con sus hermanos de raza y con otros marginados de la tierra; en esta obra se revela la condición material y espiritual de la diáspora africana en Estados Unidos.
1
Afro-Norteamérica en los escritos de viaje de Manuel Zapata Olivella: Hacia los orígenes de “He visto la noche” Publicado en Afro-Hispanic Review Vol. 20, No. 1 (SPRING 2001), pp. 55-58.
–China 6 a . m . (1954) Manuel Zapata Olivella visitó China para participar como delegado en la Primera Conferencia de Paz de los Pueblos de Asia y África, llevada a cabo del 1 al 12 de octubre de 1952. Durante su estancia tuvo la oportunidad de viajar por el país asiático, recopilando experiencias propias y de los nativos que alentaron la escritura de la obra China 6 a.m. A través de 28 relatos, narra las labores cotidianas de obreros, estudiantes, aldeanos y artistas, en un tiempo donde la nueva vida del pueblo ante nuestros ojos era el gran escenario de China que renacía, como en la leyenda de la fabulosa ave fénix, de las cenizas de su propio pasado. Desde su
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llegada a Pekín, buscó asociar el comportamiento del clima con elementos de la cultura y la política de China, por lo cual la mayoría de relatos de esta obra inician con las descripciones que Zapata hacía de su entorno para luego entablar conversaciones con algunos transeúntes, conocedores de los problemas políticos del momento. Por medio de este viaje, rectifica su elección por la literatura después de la medicina. El hecho de que esta conferencia tuviera como eje central la consecución de la paz y se celebrara en China tendría un significado decisivo para los asistentes colombianos en particular, puesto que Colombia había entrado en uno de los períodos más álgidos en lo que concierne a la lucha por el poder y la representación, tanto en los ámbitos políticos y económicos como en los contextos sociales y culturales. Las memorias del evento fueron publicadas en un texto titulado “Documentos centrales de la conferencia de paz de las regiones del Asia y del Pacífico”.
Nov e la s
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Tierra mojada (1947) Desde su primera novela, el joven escritor Manuel Zapata Olivella demostró su compromiso con las causas de los oprimidos, afirmando una clara postura de rechazo frente a las injusticias sociales, étnicas y culturales de su tierra natal. Con una mirada crítica se acerca a realidad de los campesinos de San Bernardo del Viento en la región del Bajo Sinú a principios del siglo XX. La selección temática es una clara muestra de su interés y compromiso con los más necesitados; en la obra se narra la historia del grupo de campesinos pobres expulsados de sus tierras por Jesús Espitia, quien fuera latifundista, político, prestamista y senador. A través de sus páginas, Zapata Olivella expone el terrible drama del campesino con familia pero sin tierra; denuncia la humillación y destaca la opción de dignidad. Para el escritor José Luis Garcés, esta novela fue el primer ajuste de cuentas de Zapata Olivella con la realidad colombiana. En ella confluyen lo sociológico, lo político, lo económico, lo estético y lo legendario; se destaca como legítima heredera de la llamada novela de la selva en la literatura latinoamericana de la década del veinte del siglo pasado. Esta obra conjuga todos los elementos que han hecho de la sociedad colombiana una sociedad atrofiada, en donde la historia se ha rezagado y algunos hechos de la postmodernidad conviven sin rubor con realidades ancladas en la premodernidad o en la edad de piedra.
La calle 10 (1960) En La calle 10 aparece como episodio central el levantamiento popular del 9 de abril de 1948, cuando fue asesinado el caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, en pleno día en el centro de la ciudad de Bogotá. En la obra, el narrador es un cronista que con su ojo testimonial registraba los acontecimientos y las vivencias personales. En medio de la confusión y el caos ocurridos durante
las sombrías horas del Bogotazo, deambulan personajes como Saturnina, el Pelúo, Parmenio, La Pecosa, La capitana, Teolinda, Ruperta, Gabriel y Tomasa; también El oso, El artista, Laboriel, El policía Rengifo, Epaminondas, Malicia, La garrapata, Viruta, El Sargento, El poeta Tamayo y el boxeador Francisco Pérez, “Mamatoco”, entre otros. En torno a estos dos últimos personajes gira el inconformismo de todo el pueblo que, azotado y humillado por el hambre, la desesperación y la opresión, se levantará con toda su fuerza y furia contenida el 9 de abril. En esta novela se pueden distinguir distintos niveles de marginalización que se dan la sociedad colombiana. Se trata de una denuncia social desarrollada en el sórdido ambiente bogotano de aquella época; en ella nos encontramos con una especie de protagonista colectiva: la calle 10, donde estaba ubicada la antigua Facultad Nacional de Medicina. Precisamente fue allí donde Manuel Zapata Olivella recibió su formación como médico y por tanto es evidente que sus vivencias en esa época de estudiante lo influenciaron para escribirla. Tal y como dejaría claro alguna vez en su autobiografía, además de su formación académica universitaria, en su obra hay una presencia innegable de la cultura popular y la vida de la calle: “la cátedra callejera de las manifestaciones contra los pénsumes importados, las dictaduras y represiones de los rectores y gobernantes de turno”.
Detrás del rostro (1963) En esta novela, Manuel Zapata Olivella narra la historia de Estanislao, un niño herido de bala que es encontrado en la calle por el doctor Guzmán; una muestra del vertiginoso ritmo de indiferencia y abandono frente al “otro”por parte de los pobladores de las áreas urbanas. Aunque la vida rural y urbana se ven representadas, se siente el pulso de la modernidad; se evidencia la metamorfosis que la ciudad experimentaba en aquellos años. Además de reflexionar acerca de dicha temática, se encarga de llamar la atención respecto a la urgencia de reivindicación para la
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niñez desamparada e indefensa. En su estructura narrativa se pueden distinguir distintas técnicas utilizadas por el escritor para enriquecer su obra: aquella experimentación que tantas resonancias tuvo en el panorama de la literatura latinoamericana en los años sesenta. Detrás del rostro obtuvo el premio de la ESSO en 1962 y fue editada por la Editorial Aguilar de Madrid. Es considerada como un gran acierto en los diversos intentos realizados para novelar o teatralizar las distintas facetas de la violencia.
Chambacú, corral de negros (1963) Chambacú, corral de negros es una novela escrita entre finales de los cincuenta y principios de la década de los sesenta en forma lineal y en tiempo pretérito en estilo directo ─como el de la crónica periodística─, de trama creciente y desenlace que narra la realidad denigrante de un conglomerado de negros situado en una ciudad de temple histórico como lo es Cartagena de Indias. Se trata de la historia de miles de familias negras situadas en un sector próximo a las murallas de Cartagena que de pronto se ven invadidas por la policía que busca voluntarios para ir a pelear a la Guerra de Corea. Involucrando amores, odios, esperanzas, vicios, prostitución, todo el follaje que cobija la realidad de los pueblos subdesarrollados: diferencias de clases, expoliación del negro y saldos esclavistas. En medio de estos hechos ocurren infinidad de pequeñas historias de amor y sexo, de odios personales y políticos, brujerías, demagogia, esperanzas y desesperanzas, discriminación racial, riñas de gallos, ilusiones perdidas, negocios, enfermedades, maldiciones, sueños y abuso de poder. Zapata Olivella demostró una excelente destreza descriptiva y un perfecto dominio del idioma y del oficio narrativo introduciendo un elemento hasta entonces no experimentado en alguna novela colombiana: el papel aparentemente pasivo o inútil, influido por el teatro de Bertolt Brecht,
de ciertos personajes que de pronto aparecen y sin tener papel protagónico en la obra, se pasean con avisos o carteles que aluden a algo que hace reflexionar al público o al lector. En síntesis se trata de un capítulo abierto de la historia del país donde se combinan elementos culturales, políticos, sociales y económicos en un territorio de ex-esclavizados que merecen un lugar en la memoria colectiva de la nación porque representan la saga de los afrocolombianos y su arduo camino hacia su participación ciudadana en la comunidad nacional. Chambacú, Corral de negros, logra en 1962 el Premio Casa de las Américas.
En Chimá nace santo (1964)
un
La cultura popular del Sinú, tierra natal del escritor loriquero, es importante para comprender ésta obra. De ella dice José Luis Garcés: "Esta novela es la novela del Sinú, una especie de grito literario, de identificación, de palpitación íntima de las entrañas del sinuano o de lo sinuano". En sus páginas se cuenta la historia de Domingo Vidal, un joven discapacitado que a pesar de sus limitaciones y estar condenado a una rústica cama de madera, aprendió a leer, escribir y pintar, así como los principios básicos de las matemáticas. Con estos elementales conocimientos, se dio a la tarea de enseñar a los demás habitantes de la población, en forma gratuita. Además, como demostró en algunas ocasiones cualidades de vidente, las gentes comenzaron a considerarlo como un "santo", haciendo romerías para solicitar su intervención en la cura de enfermedades. En Chimá nace un santo no es sólo una alucinante historia del engaño. El tullido milagrero alrededor de quien se centra el relato, ese cadáver entronizado sacrílegamente en el altar del pueblo, descuartizado luego en nombre de la razón y fuente de una extraña religión de esperanza, es uno de
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tantos objetos sagrados, talismanes de esperanza a los que se aferra la angustia de los oprimidos, que sacraliza en un drama irreprimible la miseria moral y el dolor de los desamparados. Según Eleonora Melani, en la novela En Chimá nace un santo, el autor se encarga de enseñar diferentes tipos de educación e instrucción: Berrocal es el cura máximo, que da por descontada la ignorancia de los habitantes del país, ya que no cree en la santidad de Domingo; al otro lado está el pueblo airado, que empieza una guerrilla urbana. La literatura de Zapata Olivella está fuera de la principal corriente de literatura afrocolombiana, porque no son muchos los escritores que eligen a los negros como protagonistas de sus historias. Sólo los países caribeños focalizaron su interés en los negros y en los problemas étnico-raciales. Fueron muchos los autores que se inspiraron en Zapata Olivella y Guillén, que subrayaron sin pudor su relación con las culturas africanas del mundo. En Chimá nace un santo fue finalista en 1963 en el Premio Seix Barral de Barcelona, después de luchar durante varias votaciones con la novela La ciudad y los perros, de Mario Vargas Llosa.
Changó, el gran putas (1983) La novela como creación mágica que es, antes de penetrar a narrar la historia de los cien millones de negros sacados a la fuerza de África e instalados como esclavos en América, llama a las orichas, se arma de la Kora y canta a los dioses.
Por sus ambiciones. Por la multiplicidad de su discurso. Por las propuestas que formula. Changó, el gran putas representa la entrada a otro tipo de lenguaje. Aquí el lenguaje no va a impactar por lo desnudo. Va a impactar por su fuerte carga poética, dolorosa, untada de sangre, mito y rebeldía. Desconfíen de la literatura de los opresores si desean ser libres. Manuel Zapata Olivella. En 1983 Manuel Zapata Olivella publica Changó,
el gran putas, bajo la Editorial Oveja Negra. En esta obra el autor invirtió más de veinte años de búsquedas e investigación. Las lecturas y viajes por África, el Caribe y Estados Unidos fueron fundamentales durante todo el proceso creativo de una de las novelas de mayor relevancia para la literatura afroamericana. Desde ésta perspectiva, invita al lector a despojarse de los prejuicios y emprender un viaje real y espiritual sobre una de las historias más crudas del sufrimiento de la humanidad La novela está estructurada en cinco capítulos: Los orígenes, El muntu americano, La rebelión de los vodús, Las sangres encontradas y Los ancestros combatientes. La magistral novela inicia con un poema épico que nos presenta a los dioses de la religión yoruba y su cosmovisión. Se trata de la obra más ambiciosa del autor: allí confluyen su intención de dignificación de herencia africana en las Américas y el deseo de escribir una literatura que no respondiera a las imposiciones del colonialismo. Con una extensión de más de 600 páginas, se relata la experiencia, el sufrimiento y la expoliación de millones de africanos en América. En sus páginas se incorporan canciones, proverbios y trabalenguas de tradición africana. En Changó el protagonista resulta ser toda una raza compuesta por los diferentes grupos que representan el universo cultural americano de los que se destaca su componente afro. Dentro de este protagonista colectivo se encuentran figuras reverenciadas del canon histórico americano tales como Simón Bolívar y Martin Luther King Jr. y otros como Benkos Biojo; se suman las voces ficticias procedentes del universo afroamericano compuesto por orichas, esclavos, cimarrones y activistas. Al leer sus páginas, podemos encontrarnos con el proceso de adaptación de los seres esclavizados o las prácticas religiosas de la inquisición española; de igual forma, están presentes las primeras luchas y resistencias de las poblaciones negras en Cartagena de Indias, las luchas contra la discriminación racial de los negros en Estados Unidos en el siglo XIX y la muerte de Malcolm X. En esta novela, que es una epopeya ritual de la libertad, Manuel crea un nuevo lenguaje literario con toda su multiplicidad
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cultural. Sus búsquedas y herencias, sus obsesiones y viajes, su ser plural y toda su vida se plasman en la literatura, alcanzando la que considera la capacidad ontológica del ser humano: la creación. Es bien conocida la naturaleza multifacética de Manuel Zapata Olivella y es esta misma multiplicidad la que forja su visión del arte y la literatura, el ser y la cultura. Por esto, al igual que en la filosofía vital del Muntú, al leer Changó el Gran Putas se comprende un cosmos. El conocimiento profundo que tenía el autor de la cultura africana y latinoamericana, junto a su escritura poética y fragmentaria, crea la palabra viva que bebe de la historia, la tradición oral y la mitología ancestral A pesar de la gran trascendencia de las temáticas tratadas en Changó, el gran putas, la obra no tuvo la acogida que su autor esperaba, puesto que en ese momento la mayor parte de la crítica giraba alrededor de la obtención del premio Nobel de literatura por parte de Gabriel García Márquez y del fenómeno del denominado boom de la literatura latinoamericana. Por las circunstancias que aquél contexto implicaba, la recepción de la novela de Zapata Olivella, fue injustamente limitada y en la actualidad en muchos lugares es aún desconocida. Pero aquellas sombras empiezan a desvanecerse poco a poco con el incremento de los estudios postcoloniales y subalternos. La escritura en Changó es canto, plegaria, poesía, música, teatro, historia, medicina, denuncia y, sobre todo, libertad. Changó, el gran putas, obtuvo en 1985 en São Paulo, Brasil, el premio Francisco Matarazzo Sobrinho.
El fusilamiento diablo (1986)
del
El intelectual chocoano Manuel Saturio Valencia Carabalí fue a última víctima de la pena de muerte en Colombia en 1907; a su vez es el protagonista de la novela de Manuel Zapata Olivella, El fusilamiento del diablo. En esta obra el escritor reflexiona sobre algunos aspectos del conflicto generado con “La guerra de los mil días”: la segregación de
Panamá, el nacimiento de guerrillas, la presencia de capital extranjero en la economía del país y la inequidad social y racial. Esta novela escrita desde las profundidades de la sangre, desde el grito de rebeldía del negro chocoano, es una historia que estimula a los que deciden abandonar la condición de explotados o de modernos esclavos. Con una lectura política conduce a develar las contradicciones sociales, sus principales actores y el engranaje de poder que defiende un estatus afincado en la explotación y en la supremacía de la indignidad. Allí, un poco a lo Hemingway, queda la certeza de que el hombre, en este caso Saturio Valencia Carabalí, puede ser vencido pero no derrotado, pues solo sobreviven “los que no se entregan ni mendigan”. Manuel combina con alta eficacia, sobre todo en la primera parte, el lenguaje poético con el lenguaje de denuncia, con ese lenguaje que no afecta, que no mejora, que no eufemiza, que se limita, soberbio y humilde, a llamar las cosas por su simple nombre. De acuerdo a lo contado por Zapata Olivella, El fusilamiento del diablo fue una de las tres novelas que realizó buscando el tema de Changó, el gran putas. Según él, “el héroe chocoano fue suplantado por el dios africano, cuando la epopeya americana desbordó la anécdota local”. En sus páginas los lectores encontrarán la ruptura del tiempo y el discurso narrativo; asimismo hallarán en ella una difusa frontera entre la vida y la muerte. Para escuchar un extracto de El fusilamiento del Diablo en la voz de Manuel Zapata Olivella, puede dirigirse al siguiente enlace: https://w w w.sena lmemoria.co/ar ticu los/elfusilamiento-del-diablo-en-la-voz-de-manuelzapata-olivella
Hemingway, el cazador de la muerte (1993) Con esta novela, Zapata Olivella hace literatura con la literatura. Asume como personaje de
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su novela a un novelista, Ernest Hemingway, quien en sí mismo es toda una novela. No es una biografía, pero es un homenaje. No hay un discurso pedagógico, pero hay un planteamiento mitológico. Lo natural contra lo profano. En pocas palabras, la cultura ancestral alimentada por un largo tiempo sin memoria, enfrentada a la cultura del colonizador, preñada de racionalismo agónico. Este Hemingway es un escritor con problemas de conciencia, lleno de presagios y dudoso en el amor. Sabe que ha matado inútilmente a muchos animales. Busca comprobar si disparar contra el mamut sagrado significa disparar contra sí mismo, según el mito kikuyo. Y teme que el hombre joven, su ahijado, Antoñete, biólogo de la aventura, le arrebate el amor de la fotógrafa Renata, una muchacha de fuego que apenas alcanza la temeridad de los 20 años. La mano de Hemingway y el trabajo de Manuel, espíritu y medium, se han mezclado para lograr esta visión de la vida de un escritor de osadías y temperamento, pues Zapata Olivella al escribir sobre el viejo Ernest, escribía sobre sí mismo. Ambos tienen amor a la madre África. Ambos la viven y la sufren. Además de un homenaje al continente negro, este libro es un recorrido ilusorio y simbólico que funde en un solo texto las claves del hombre que vive la peripecia existencial de las postrimerías del siglo XX. La acción ocurre en 1961. Hemingway, aquí constantemente apodado “El viejo toro”, busca en Kenya, en compañía de un joven amante, un mito para fotografiar y también para plasmar en palabras. Pero, además recorre mentalmente su vida y su ya próxima muerte. Se trata de un homenaje al narrador de los safaris de parte de un fabulador afrocaribe y es que es África el gran punto de contacto entre Ernest Hemingway y Manuel Zapata Olivella. De allí proviene el mundo de esta novela, poblada por árboles, flores, hojas y ramas africanas: plena de búfalos, antílopes, leones, guepardos, cebras, jirafas o marabué; habitada por tribus como las de los Watusis, Masais, Kikuyos, Swahilis y Mau-maus. Rememorando a los antiguos exploradores que descubrieron y describieron tal mundo para
Europa, donde aparecieron las personas de la África moderna, con sus contradicciones y convicciones; las contradicciones del fabulador y del hombre real que escribió acerca de sus llanuras y montañas, a más de las costumbres, vestuarios, decoraciones y lenguas de las muy diversas culturas del continente negro. Los mitos y tabués juegan un papel de máxima importancia; la situación política de los modernos africanos y asomos de la nueva conciencia ecológica de nuestra civilización, incorporados a los viejos cultos naturalistas de los más antiguos pobladores del planeta.
Cuentos ¿quién dio el fusil a Oswald? (1967) Fábulas de Tamaleque (1990) Cuentos de muerte y libertad (1961) El Galeón sumergido (1963) El cirujano de la selva (1962)
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TEATRO Los pasos del indio (1958) El Retorno de Caín (1962) Caronte liberado (1972) Hotel de Vagabundos (1985) AUTOBIOGRAFÍA Lève-toi , mulâtre! (¡Levántate Mulato!) (1987) ENSAYOS Tradición oral y conducta en Córdoba (1972)
El hombre colombiano (1974) El folclor en los puertos colombianos (1977) Etnografía colombiana (1984) Nuestra voz . Aportes del habla popular latinoamericana al idioma español (1987) Las claves mágicas de América (1989) La rebelión de los genes (1997) El árbol brujo de la libertad (2002)
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BIBLIOGRAFÍA Díaz, J. (2003) Vida y obra de Manuel Zapata Olivella. Tomado de: Caicedo, J. (2013) A mano alzada… Memoria escrita de la Diáspora intelectual afrocolombiana. Sentipensar editores. Popayán. Zapata, O. (2010) Changó, el gran putas. Ministerio de Cultura. Bogotá D.C. Archivo fotográfico de la Familia Zapata Olivella. (2018) Agradecimientos a Harlem Zapata Pérez, hija de Manuel Zapata Olivella. Bogotá D.C.