La revista del Festival de Cine Cero Latitud Oct / 2010 Quito - Otavalo - Portoviejo CIRCULACIÓN GRATUITA No.12
QUIQUE CHEDIAK ¡PRESIDENTE! Andén Latino: el mercado del audiovisual en Ecuador + Cuotas de pantalla + Algunas cifras sobre el cine ecuatoriano + Los sonidos de Tokyo y los estruendos de Hiroshima + Cortos y los largos ecuatorianos: por la autopista + Filipinas ahora + Rabia desde adentro
[ EDITORIAL ]
EL EFECTO RE
Coordinación editorial y edición Santiago Rosero Asistencia editorial Alejandro Casares Diseño editorial y diagramación Adrián Balseca Fotografía Pipo Fernández Santiago Rosero Carpetas de prensa de películas Ilustraciones Fernanda Andrade Adrián Balseca Pictopia Impresión Grupo El Comercio El Tablón 11515 y Av. Maldonado Apartado: 17-01-57 Quito - Ecuador 593+2 267 0999 / 267 9999 Participan en esta edición Peky Andino escritor, dramaturgo, actor de Prometeo Deportado / Juan Fernando Andrade escribe ficción y periodismo / José María Avilés realizador, crítico de cine / Rafael Barriga (OCHOYMEDIO), exhibidor, programador, crítico de cine / Galo Betancourt periodista, realizador audiovisual, coordinador de prensa del Festival Cero Latitud / Rocío Carpio periodista, escritora / Mauro Cerbino profesor investigador de la maestría de comunicación, FLACSO-Ecuador / Juan Martín Cueva realizador audiovisual, presidente de la Fundación Cero Latitud / Dodo Dayao (Filipinas) escritor, cineasta / Pablo Fiallos crítico de cine, director de la revista de cine Zoom / Mariana Gironella (México) continuista de Rabia / Alejandro Casares comunicador, asesor editorial del Festival Cero Latitud / Christian León docente, investigador y crítico de cine, autor del libro Reinventando al otro. El documental indigenista en el Ecuador / Jorge Morales (Chile) crítico de cine, colaborador de la revista de cine peruana Godard!, editor de Mabuse (www.mabuse.cl) sitio web especializado en cine / Diana Proaño Ayala periodista cultural / Santiago Rosero editor de Nuestros Rollos / Gustavo Sánchez Parra (México) actor, protagonista de Rabia / Alex Schlenker experimentador visual, investigador / León Sierra actor, realizador audiovisual, escritor / Paulina Simon periodista cultural, crítica de cine, directora de comunicación del festival EDOC / Galo Alfredo Torres poeta, crítico de cine / Fernando Vallejo director de Escalón Films y del Festival de Cine de Animación ANIMEC Contacto nuestrosrollos@cerolatitud.com www.cerolatitud.com Festival Cero Latitud Mariscal Foch 265 y Plaza Edificio SONELSA, 1er piso Telfs.: (593) 2239098 / (593) 2230634 / (593) 2239090 •••
Con el paso de los meses la percepción de que el cine que se produce en Ecuador está agarrando robustez y empezando a levantarse del gateo se hace más clara y extendida. Hay razones para sentir que una trocha nueva se va abriendo en dirección a una meseta de concreciones, donde el audiovisual resultará el ramo de laurel disponible para blandir con satisfacción, pero sobre el cual los hacedores no habrán de quedarse dormidos, porque la corriente, así como avanza, retrocede y se amodorra. Sintonizados con ese dinamismo, el Cero Latitud en su octava edición ha re-marcado su perímetro para incluir en su programación muestras de cinematografías que alcanzan para darse una pequeña vuelta al mundo en casi 15 días. El enfoque no se ha apartado de las más actuales apuestas que viene lanzando el cine latinoamericano, sino que ha ampliado su interés para poner los ojos sobre tantas otras latitudes. Esto, por lo tanto, hace que nuestra propuesta contemple en su núcleo un acumulado de reformulaciones, replanteamientos y renovaciones. Esta revista ha querido expresar los mismos propósitos en todas sus dimensiones. Las ediciones anteriores trazaron un camino importante que este número retomó con respeto y responsabilidad. El formato, la gráfica, la diagramación y el diseño editorial se han sometido a un extreme make over voluntario, en el que los lifting de estilo muestran marcas de reajuste y los bypass de concepto dejan huellas de remodelación. Los contenidos quisieron remarcar la diversidad de géneros periodísticos y recurrir a algunos de ellos para aplicarlos en asuntos de cine. Las reseñas de películas se mantienen como elemento fuerte porque en ellas se concentra buena parte de los significados de este festival, pero quisimos también repasar temas de interés colectivo en los que el audiovisual representa, en sí mismo, un vértice de encuentro entre las diversas políticas públicas que lo hacen posible y las que, por no existir, lo amenazan. El artículo de opinión y el análisis, para estos casos, aparecen signados por voces referentes que nos ofrecen algunas respuestas. Las cuotas de pantalla en un escenario legal indefinido; los vaivenes numéricos de la comercialización cinematográfica y los vínculos de dependencia que se gestan entre realizadores y fondos de apoyo a la producción, son algunas de las materias flotantes sobre las que se lanzan redes. Logrando una alianza con la redirección que se ha planteado el festival, ampliamos nosotros también el rango de visión y para este número contamos con apuntes y reflexiones provenientes de Filipinas, Chile y México. Quisimos aprovechar del mundo vivencial que es el cine en tanto arena de creación, constructor de imaginarios y plataforma industrial, para que quienes lo viven y lo sufren desde adentro nos brinden sus testimonios de fe. Quique Chediak regresa a casa momentáneamente y con sus respuestas logramos recrear capítulos de su vida, de su obra y de sus credos. En un generoso y penetrante testimonio Gustavo Sánchez Parra, protagonista de Rabia, nos cuenta sobre los metros de profundidad que a veces se tiene que descender para llegar a retener con firmeza al duende de la actuación. Mariana Gironella, continuista de la misma película, hace algo similar pero desde una arista cándida. Peky Andino con tres tiros libres y un penalty revuelve los recuerdos más próximos del papel que recayó en sus manos. Todos, a su manera, nos regalan un pedazo de sus vidas tras las cámaras. Así llega Nuestros Rollos a su edición número 12: remozada. Así llega el Cero Latitud, con un festín grandilocuente de imágenes y un pletórico banquete de relatos. Será buena la resaca.
Santiago Rosero EDITOR
CONTRAPLANO 04 / Jan Vandierendonck / entrevista
Santiago Rosero 10 / Quique Chediak / entrevista Galo Betancourt MACRO 06 / Ojos que no ven, corazón que
no siente / análisis Fernando Vallejo 08 / Cuotas de pantalla / análisis Mauro Cerbino 09 / El precio de la dependencia / análisis Jorge Morales 12 / Programación Cero Latitud 2010 14 / Listado de películas participantes TABLERO 16 / Selección Oficial
Competitiva (SOC) / reseña Galo Alfredo Torres 17 / Memorias del desarrollo / reseña Rafael Barriga 18 / Sección Planetario / reseña León Sierra 19 / Mapa de los sonidos de Tokyo / reseña Juan Fernando Andrade Hiroshima / reseña Diana Proaño 20 / Sección Meridiano X / reseña Alex Schlenker 21 / Filmatrón / reseña José María Avilés 22 / Sección Paralelo Cero / reseña Paulina Simon 23 / Fiebre de juventud / reseña Pablo Fiallos 24 / Mi tía Nora / reseña Alejandro Caseres
análisis Christian León 26 / Filipinas: un cine multicolor / análisis Dodo Dayao 27 / Independencia / reseña Rocío Carpio ZOOM IN 29 / Prometeo en
tres actos / testimonio Peky Andino 30 / Rabia en las entrañas / testimonio Gustavo Sánchez Parra 31 / Filmando en reversa / testimonio Mariana Gironella LIBRETO 32 / El blow up de Carlos / cuento
Juan Martín Cueva
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SOC
PLANETARIO
| Ilusiones ópticas, Cristián Jiménez, 2009
20 MERIDIANO X
| Crisálidas, Julio Midú y Fabio Junco, 2010
25 / Largo impacto, corta duración /
| Hadewijch, Bruno Dumont, 2009
CONTRAPLANO
JAN VANDIERENDONCK “PASAR CONTENIDOS DE CALIDAD EN LA TELEVISIÓN ES UN DEBER CÍVICO”
> Santiago Rosero
LA PRIMERA VEZ QUE JAN VANDIERENDONCK VINO AL ECUADOR FUE EN 1992. PETER BROSENS, BUEN AMIGO SUYO Y HOY UN RECONOCIDO CINEASTA BELGA, HABÍA LLEGADO A GUAYAQUIL PARA TRABAJAR EN LA UNIVERSIDAD CATÓLICA. Brosens le propuso producir un cortometraje documental a realizarse en la provincia de cañar, Vandierendonck aceptó y así empezó su vinculación estrecha con nuestro país. Vino para producir una película corta y un año después regresó a Bélgica con cinco mediometrajes realizados por él. Durante los años siguientes su carrera en la industria del cine europeo despegó y vio un tope. Fue director del Festival del Cine para Niños y Jóvenes en la ciudad de Amberes; luego codirigió el Festival Internacional de Bruselas y fue presidente del gremio de los directores de su país. En 2002 ocupó la dirección internacional del Fondo Audiovisual Flamenco, y finalmente dirigió durante tres años el Fondo de Cine del Consejo de Europa, Eurimages. Tras eso, quiso ponerle pausa al vértigo. En 2008 regresó para instalarse definitivamente en Ecuador y montó domicilio en Pablo Arenas, cantón Urcuquí, provincia 04
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de Imbabura. Hasta hace poco asesoró al Consejo Nacional de Cinematografía del Ecuador (CNCINE); creó, junto al realizador Juan Carlos Donoso (de cuya ópera prima será el productor) la empresa Silencio Films, y ahora está en la dirección de Andén Latino, la primera mesa de negociación del audiovisual ecuatoriano, creada para gestionar la venta de productos y proyectos audiovisuales y cinematográficos a televisoras y empresas de cable. Aún así, Vandierendonck asegura que está más tranquilo. ¿Cómo y cuándo nace la idea de crear Andén Latino? Cuando Isabel Dávalos asumió la dirección del Cero Latitud empezó a pensar en la nueva propuesta para esta edición y en cómo darle al festival una nueva significación dentro de la creciente industria del audiovisual. Entonces, le propuso la idea de crear este mercado a la Fundación Cero Latitud, dirigida por Juan Martín Cueva, y pensó que era importante incluir también a la Corporación Cinememoria por su gran trayectoria en el ámbito del cine documental. Luego, Isabel habló conmigo y debido a mi experiencia me propuso que dirigiera el proyecto, y así empezamos a trabajar. Pensé en la figura que tendría y propuse un diseño con productos y proyectos audiovisuales para ofrecer, y con un taller que los
[...] ESTOY CONVENCIDO DE QUE LOS RESPONSABLES DE LAS TELEVISORAS TAMBIÉN QUIEREN MEJORAR LA CALIDAD DE SUS CONTENIDOS Y ESTAR MUCHO MÁS ORGULLOSOS DE LO QUE HACEN [...]
vincule. La idea es empezar este año solamente con productos ecuatorianos y con televisoras nacionales y colombianas, para ver cómo funciona y cómo se involucran, pero esperamos que paulatinamente se añadan más países para que en cinco o seis años podamos contar con toda América Latina. Existen plataformas similares a ésta en países latinoamericanos, ¿cuál es la posición de Andén Latino frente a ellas? La idea no es entrar a competir con, por ejemplo, Ventana Sur, de Buenos Aires, que es un mercado de venta de películas al exterior: América del Norte, Europa y Asia. Nuestro propósito es trabajar con televisoras, porque en casi todo el mundo éstas se involucran bastante en la producción cinematrográfica, ya que se han dado cuenta de que, más o menos, han matado al cine, pero en Ecuador no funciona así y eso es un gran problema. ¿Qué es lo que ocurre en Ecuador? El nacimiento de las televisoras aquí es totalmente distinto al de Europa. Allá nacieron como televisoras nacionales públicas y apenas en los años 80 llegaron las televisoras comerciales. Aquí es al revés, casi todas son iniciativas privadas comerciales que no han logrado una buena colaboración con el cine, por eso es importante vincular la producción audiovisual independiente con las televisoras. ¿Existirá la apertura necesaria de parte de éstas? Yo estoy convencido de que los responsables de las televisoras también quieren mejorar la calidad de sus contenidos y estar mucho más orgullosos de lo que hacen, y en ese sentido Andén Latino puede servir como un puente. ¿El propósito de acercar la producción audiovisual a la televisión nos debería hacer pensar que ésta todavía es el gran medio para la difusión, o es momento de pensar en otras plataformas, como la internet, para potenciarla? Claro que eso está por venir, pero estamos en un país donde el único medio que está presente en toda su extensión es la televisión. No hay salas de cine ni internet en todas las ciudades, pero yo he visto que en las casas más humildes sí hay un televisor, así que en este momento no podemos imitar a países mucho más desarrollados sino avanzar paulatinamente, y ya que la televisión es el medio de mayor acceso, con más razón se debe exigir que tenga contenidos de alta calidad. A un cineasta se le puede perdonar que su película sea mala porque la van a ver 20 mil personas, pero un programa de televisión lo ven millones, por lo tanto, crear contenidos de calidad es un deber cívico.
Los resultados de la convocatoria lanzada por Andén Latino han
rebasado las expectativas que se habían trazado para esta primera edición. Existen inscritos alrededor de 90 productos y un número similar de proyectos que pasarán a formar parte del catálogo de oferta para los canales de televisión. Los números permiten conclusiones estimulantes, pero también dejan ver otros escenarios. ¿Qué primeras reflexiones han podido sacar tras el cierre de las inscripciones? Que no existe ningún diálogo entre los realizadores y los responsables de las televisoras en cuanto a acuerdos sobre formatos y contenidos, y que, especialmente éstos últimos, ni siquiera conocen a los realizadores o lo que éstos producen. Entonces, esperamos que por medio de Andén Latino estas dos partes se integren y se adapten, pero que se adapten desde ambos lados, porque tampoco se trata de que la televisión diga esto se hace así y punto. La idea es que se escuchen, que dialoguen. ¿Se debe pensar en una suerte de modelo de producto audiovisual que asegure o que incremente las posibilidades de ser adquirido por una televisora? No, porque cada televisora tiene su filosofía, o al menos eso creo… Hay canales que nunca van a pasar un documental y hay otros que se especializan en eso. Más bien, lo que espero es que, ante la diversidad en la oferta que tenemos, las televisoras puedan escoger y tengamos mayor variedad en la programación. Eso sería muy bueno porque, ¿de qué serviría que cinco canales nacionales muestren más o menos lo mismo? Pero más allá de los contenidos, respecto a los formatos o a la extensión de los productos… Eso también es una locura, porque lo de los formatos desarollados en Europa, lo de los 52 o 54 minutos que significan una hora con ocho o seis minutos de publicidad, funciona allá: pasan unos minutos antes y unos minutos después, pero a la película la pasan completa y sin cortes, por eso es que tiene sentido hacer algo de 52 o 54 minutos. Aquí hay mucha más publicidad, entonces no sirve de nada usar los formatos de otro tipo de televisora; se puede mostrar una película de dos horas porque de todas maneras la van a cortar para meter publicidad, o algo de 50 minutos que termine durando hora y media… Quizás como resultado de los diálogos entre productores y televisoras se pueda llegar a acuerdos sobre formatos para productos audiovisuales… Sí, eso puede pasar, pero hasta que pase yo pensaría dos veces antes de adoptar formatos que aquí no tienen ningún sentido. // 2010
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OJOS QUE NO VEN, CORAZÓN QUE NO SIENTE > Fernando Vallejo
EL NÚMERO DE RODAJES LOGRADOS EN LOS ÚLTIMOS AÑOS HABLA DE LA BUENA SALUD DE LA PRODUCCIÓN CINEMATOGRÁFICA LOCAL, NO OBSTANTE, EL PANORAMA DE LA COMERCIALIZACIÓN Y DIFUSIÓN DE PELÍCULAS AÚN APARECE NUBLADO. EL DIRECTOR DE UNA EMPRESA DEDICADA A ESA TAREA COMPARTE ALGUNOS NÚMEROS.
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Desde 2006 Escalón Films se dedica a promocionar, comercializar y distribuir películas de producción ecuatoriana reciente en los principales festivales y mercados de cine del mundo. Durante estos cuatro años hemos agenciado 32 películas ecuatorianas, -entre largometrajes y cortometrajes de ficción, animación y documental-, es decir, prácticamente el 80% de toda la producción audiovisual ecuatoriana de los últimos veinte años. Esto ha asegurado la presencia profesional y de manera continua del audiovisual de nuestro país en espacios de negociación y exhibición tan importantes como el Mercado Iberoamericano y el Festival Internacional de Cine en Guadalajara, la Mesa de Negocios del Festival Internacional de Cine de Valdivia, el Mercado del Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires BAFICI, el Festival de Nuevo Cine Latinoamericano en La Habana, el Festival Internacional de Cine de Cartagena, el Festival Internacional de Cine de Bogotá, el Miradas Doc - Islas Canarias, la Sales Office del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, el Festival Internacional de Cine de Montevideo, el Bolivia Lab en La Paz, el Expotoons y Ventana Sur en Buenos Aires. Sin embargo, durante estos cuatro años hemos logrado ventas en firme apenas por un valor de USD 48000; en contratos de venta de derechos de sólo el 50% de los títulos de nuestro catálogo y exclusivamente para ventanas de Free TV, Pay TV, VOD e Internet. Aun así, mirando hacía atrás y sobre todo mirando hacia adelante, nos encontramos con saludables dudas acerca de los resultados que se podrían obtener si detrás de nuestros esfuerzos
EN 1996 ECUADOR INGRESÓ AL NEGOCIO DE LAS MULTISALAS CON 15 PANTALLAS Y EN TAN SÓLO 14 AÑOS SE HAN MULTIPLICADO A 199 [...]
por comercializar y difundir el audiovisual ecuatoriano existiera una política pública un poco más ambiciosa, que tenga como eje estratégico el asegurar, además de la producción de proyectos audiovisuales, su visibilidad y comercialización en escenarios internacionales de altísimo nivel, como los que existen en los Festivales de Cine de Cannes, Berlín, Venecia, San Sebastián, Toronto y Sundance, por mencionar los más conocidos. Esto produciría una suerte de receta intencional que permitiría que el cine nacional tuviera cada año películas para las grandes ligas festivaleras y películas que convoquen miles de espectadores a las salas de cine local. Una receta que suena mágica, pero que es viable si el objetivo fuera la visibilidad global y la formación local de públicos. En 1996 Ecuador ingresó al negocio de las multisalas con 15 pantallas y en tan sólo 14 años se han multiplicado a 199, cifra que en el primer semestre de 2011 llegará a 220. Sin embargo, nuestra oferta de altísimo nivel de cine de autor e independiente cada fin de semana pierde espacio en la grilla de estrenos. Por ejemplo, en 2009 se estrenaron en Ecuador 195 largometrajes, de los cuales el 80% llegó a las carteleras de la mano de los distribuidores de los estudios de Hollywood, dejando un 20% para las producciones de Iberoamérica y Europa. En ese mismo año, el cine ecuatoriano tuvo una cifra récord de nueve estrenos, es decir, el 5% del total anual: La verdad sobre el caso del señor Valdemar (Carlos Vera, 2008), Néctar de lo impropio (Johnny Gómez, 2009), Black Mama (Miguel Alvear, 2009), Este maldito país (Juan Martín Cueva, 2008), Impulso (Mateo Herrera, 2009), Cuba: el valor de una utopía (Yanara Guayasamín, 2006) Desde
abajo (Carlos Piñeyros, 2009), Ayawaska (Galo Urbina, 2009) y Los canallas (Cristina Franco, Diego Coral López, Nataly Valencia y Jorge Alejandro Fegan, 2008). Pero sólo cuatro de los nueve estrenos del cine nacional de 2009 llegaron a tener distribución en las multisalas de las principales ciudades del país, por estar finalizados en 35mm. Ninguno de esos nueve estrenos tuvo el número de espectadores necesarios para permanecer más de tres semanas en cartelera. Este escenario nefasto para el cine ecuatoriano en 2009, -que contrasta fuertemente con los éxitos de taquilla alcanzados en los últimos 20 años por La Tigra (Camilo Luzuriaga, 1990) Ratas, ratones y rateros (Sebastián Cordero, 1999), Qué tan lejos (Tania Hermida, 2006), Cuando me toque a mí (Víctor Arregui, 2008) y Retazos de Vida (Viviana Cordero, 2009)-, se ve matizado en 2010 con el estreno, a la fecha, de seis películas nacionales: Mejor que antes (Andrés Barriga), La Revolución de Alfaro (Juan Diego Pérez), Secuestro (René Jijón), Oro Puro (Rogelio Gordón), Zuquillo Exprés (Carl West) y Prometeo Deportado (Fernando Mieles). De este grupo, solamente dos largometrajes (Zuquillo Exprés y Prometeo deportado) han alcanzado distribución nacional en multisalas y potencialmente resultarán favorecidos por la amplia aceptación del público, lo que los ubicaría en el grupo de películas ecuatorianas con éxito en la taquilla. Las sumas y restas de las cifras y las reflexiones y conclusiones sobre ellas quedan abiertas. De nuestro lado, sólo podemos hacer uso del refrán popular que dice con certeza “ojos que no ven, corazón que no siente”. // 2010
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PRODUCCIÓN NACIONAL Y PANTALLAS > Mauro Cerbino
UNA LEGISLACIÓN FAVORABLE AL IMPERATIVO DE LA CUOTA DE PANTALLA NO RESUELVE LAS DEFICIENCIAS EN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE FOMENTO A LA PRODUCCIÓN NACIONAL, Y TAMPOCO GARANTIZA QUE LAS MIRADAS QUE DESPLIEGUE EL AUDIOVISUAL SE APARTEN DE LOS DISCURSOS DOMINANTES. ¿CÓMO SE TRAZA EL CAMINO? Muchas veces estuve pensando si las películas de Michael Moore son sensacionalistas. Y aunque la respuesta sea afirmativa, pienso al mismo tiempo que esos documentos, producto de afanosas investigaciones, logran el objetivo de convocar al público receptor a una reflexión profunda sobre cuestiones de interés nacional. El reconocido cineasta Federico Fellini, cuya producción fílmica dotada de artificios “surrealistas” supo retratar la Italia de la postguerra, revelando sueños e inconsistencias de una sociedad en construcción, lamentó hasta su muerte la indiferencia que la RAI (la televisión estatal italiana) había mostrado hacia sus películas, dado que nunca quiso financiarle una. Ambos cineastas, cada uno a su manera irreverente, en contra de los puristas que argumentan que la televisión por representar un consumo rápido y espectacular no sería un vehículo idóneo para la cultura, habrían deseado que sus obras fueran difundidas por este medio, con la sola advertencia de no ser mutiladas por la publicidad. Que la televisión pueda ser el escenario en el que la cultura despliegue sus recursos simbólicos para contribuir a la promoción de ciudadanos críticos y participativos ya no debería ser dudado por nadie. De hecho, las televisiones públicas y privadas de muchos países han impulsado paulatinamente la producción audiovisual, no sólo internamente sino incluso a escala regional. La cuestión central aquí es cómo crear las condiciones legislativas y de políticas públicas que viabilicen la construcción de ese escenario. Un primer paso ha sido la aprobación de una ley de cine en un Ecuador históricamente deficitario en cuanto a producción audiovisual. A esto se agrega la inminente aprobación de la ley de comunicación, cuyo borrador para segundo debate contiene un conjunto de artículos que introduce normas específicas sobre la “cuota de pantalla”, es decir, sobre la obligación que tienen los medios televisivos de reservar un porcentaje de su programación a la producción nacional y a la independiente. Este es un avance significativo y complementario a la ley de cine 08
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porque define el marco legal para la difusión de las obras de los cineastas ecuatorianos. Sin embargo, es necesario profundizar sobre el concepto de soberanía audiovisual que se utiliza para atender al imperativo de la cuota de pantalla. La soberanía es un concepto que tiene que ver con la independencia. Tanto soberanía como independencia se proyectan hoy en día como conceptos problemáticos dado su origen decimonónico. No obstante, al hablar de “soberanía audiovisual” aparece una especie de diacronía que hace más interesante su definición, porque a diferencia de la soberanía alimentaria, por ejemplo, la soberanía audiovisual se debate en un espacio de consumo saturado por producciones cinematográficas e imágenes provenientes del exterior. No es la escasez de producciones la que no permite diversificar y ampliar la pantalla, es que esas producciones no cuentan con las condiciones idóneas para tener una adecuada exhibición. Las salas de cine y las pantallas de televisión, en su mayoría, responden a las lógicas del mercado del entretenimiento y reproducen discursos estereotípicos que no dejan sino poquísimo espacio a la diversidad y a la producción simbólica local. El papel del Estado debe ser no solo fomentar la producción (lo que ya está haciendo), sino fortalecer la profesionalización en el campo audiovisual y promover más a las salas independientes, a la distribución local y regional, e involucrar a la televisión en este cometido. Para ello, es necesario elaborar una política pública en el sector audiovisual que afronte varios retos, algunos de los cuales son ¿cómo crear condiciones adecuadas para discutir en torno a los universos simbólicos que habitan el “ser nacional” sin interferir o cooptar la creatividad de los autores? ¿Cómo trabajar en la formación de audiencias críticas? ¿Cómo dotar de condiciones de autonomía a los creadores para generar contenidos que puedan disputar los imperativos del mercado del entretenimiento internacional, y garantizarles al mismo tiempo la creación de circuitos paralelos de exhibición? Además de estas cuestiones, es menester que en el reglamento o en la política pública que se elaborará para aplicar la ley de comunicación, se contemple la constitución de un fondo para que las emisoras televisivas y los productores independientes contribuyan al fomento de una producción nacional culturalmente significativa. Sin este fondo, la cuota de pantalla será una quimera, o será llenada con una producción nacional de baja calidad, como la que a menudo se observa en la televisión privada y pública de nuestro país, que mucho se parece a la de enlatados internacionales.
EL PRECIO DE LA DEPENDENCIA
> Jorge Morales
mos festivales como canales de exhibición). Un cine alimentado por fondos europeos, pitching y work in progress. Su función es generar un oasis anti Hollywood y, por antonomasia, pletórico de obras con cierto grado de “marginalidad”. Pero eso no los libera de los forzosos vicios de todo circuito industrial: la homogeneización del producto. Si un “producto” (película o proyecto) tiene éxito, inevitablemente nacerán clonaciones, Con la explosión de festivales de cine en el mundo, incluso ranadulteraciones y copias. Entonces, ¿son los fondos los que queados como si se tratara de equipos de fútbol, un mote ha premian un determinado estilo o son los realizadores quienes aparecido en el lenguaje de los críticos, un nombre despectivo y sentencioso para cierto tipo de cintas que participan en esos presentan trabajos similares para obtener un subsidio? Ambos, eventos. Las llamadas “películas de festival”. Así se les conoce porque son entes interdependientes que se retroalimentan y porque es un tipo de filme que se ve casi exclusivamente “en” los necesitan. El único peligro, sin embargo, es para el realizador festivales debido a que rara vez supera la barrera de la distribución que pone en jaque su independencia artística. Porque por muy monopólica norteamericana y porque tiene un estilo que –a juicio bien intencionadas y tolerantes que sean las juntas y comisiones de los exhibidores– compromete su “rentabilidad” en el circuito de mecenazgo, son las dueñas del capital y lo harán sentir. Flavia de la Fuente, fundadocomercial. Es decir, es cine con ra de la revista de cine argencierta vocación experimental, ENTONCES, ¿SON LOS FONDOS LOS QUE PREMIAN tina El amante, aconsejaba en aunque no necesariamente críptico o excéntrico, pero UN DETERMINADO ESTILO O SON LOS REALIZADORES su blog La lectora provisoria al talentoso realizador LisanQUIENES PRESENTAN TRABAJOS SIMILARES PARA que maneja los tiempos de un dro Alonso sobre su eterno modo poco convencional, no OBTENER UN SUBSIDIO? problema para financiar sus siempre respeta la estructura películas: “(…) filma con tu aristotélica de la narración (inicio-nudo-desenlace) y, por lo general, tiene una historia mínima, propio dinero. Ahí vas a poder ser absolutamente libre. Nadie atmosférica y silenciosa. Lo despectivo del mote, sin embargo, no va a poder exigirte nada. No pierdas más el tiempo dando vuelabarca a todas las películas que reúnen estas características. Lo tas por el mundo presentando tus proyectos a comités abyecdespectivo es para aquel cine que, mostrando una estética difer- tos. Si de verdad querés filmar algo verdadero, lo tuyo es tomar ente, pareciera que más que encontrar un lenguaje nuevo buscó distancia y ser realmente independiente”. Flavia citaba de ejempremeditadamente un estilo que los curadores de los certámenes plos a directores norteamericanos que se autofinancian, como cinematográficos aprecian y eligen. En otras palabras, es un dis- Thom Andersen o James Benning, éste último que de plano se fraz, una película que se “arropa” con el gusto de moda del mer- niega a recibir cualquier tipo de subvención o beca para rodar. cado festivalero. Alonso, cuyas cuatro películas se han presentado en contiNaturalmente, no existe consenso sobre qué directores o qué nuidad en distintas secciones de Cannes, sorprendentemente no películas podrían ser catalogadas así. Por el contrario, las opi- encuentra recursos para costear la quinta. Ya se sabe, no hay niones son contradictorias: donde algunos ven subversión otros disciplina artística más cara que el cine. Y Alonso, un singular sólo ven farsa. Pero el uso de esta etiqueta está tan extendido cultor del cine minimalista que filma indefectiblemente sólo en como la proliferación de un cine latinoamericano rupturista que 35 mm, está obligado a lidiar con esa maquinaria. sigue a pie juntillas estos parámetros y que, por consiguiente, El soporte digital podría ser la solución, la posibilidad real de podría estar marcado por la sospecha. una independencia económica y, en consecuencia, independenTras largos años en que América Latina facturó un sin fin de cia artística en el cine. Si las “películas de festival” nacieron bajo producciones “serias” (académicas, solemnes y sin riesgos) y el alero de un espacio de expansión creativa, el digital puede ser populacheras (básicas e hipersexualizadas), la sana irrupción de el pasaje a la emancipación general. Pero el acceso a medios y esta filmografía contemplativa en los festivales ha generado un recursos no generan originalidad. La imaginación, por fortuna, sistema de producción y distribución alternativo (con los mis- aún no tiene precio.
SOBRE EL APELATIVO “PELÍCULA DE FESTIVAL” SE LANZAN VARIAS REDES. UNAS CON DESDÉN Y OTRAS A MANERA DE ELOGIOS. NO HAY CONSENSOS, LO QUE HAY ES DUDAS.
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CONTRAPLANO
QUIQUE CHEDIAK
“NO QUIERO HACER QUE ESTE MUNDO SE VEA BONITO” > Galo Betancourt
LAS BAMBALINAS DE HOLLYWOOD SON CAPACES DE HACER RELUCIR LO QUE SIN DUDA RESULTA HORRENDO. ¿CUÁNTO TIENE QUE VER EN ESO LA FOTOGRAFÍA DE UNA PELÍCULA? QUIQUE CHEDIAK, EL EXITOSO DIRECTOR DE FOTOGRAFÍA ECUATORIANO QUE SERÁ PRESIDENTE DEL JURADO EN LA OCTAVA EDICIÓN DE NUESTRO FESTIVAL, NOS HABLA DE ESOS DESTELLOS Y ESOS DEMONIOS. Y NOS MUESTRA VARIOS PLANOS MÁS. Enrique Chediak se siente cercano al instinto, a la luz, a la arquitectura, a los colores que se quedaron en sus adentros desde su infancia. En su carrera ha trabajado en filmes como Charlie St. Cloud (Burr Steers, 2010), Zathura (Jon Favreau, 2005), The Faculty (Robert Rodriguez, 1998). Ha compartido set con actores como Richard Gere, Jude Law, Forest Whitaker, Ben Affleck, Damián Alcázar… A pesar de esa larga trayectoria, considera que Crónicas (2004), de Sebastián Cordero, fue un antes y un después en su vida. Se sintió más libre y logró una especie de retorno hacia sus emociones más profundas. En línea desde Madrid, donde hace poco rodó su última película, Intruders (Juan Carlos Fresnadillo, 2010), habla sobre su trayectoria y los claroscuros del mundo del cine. Entiendo que durante tu adolescencia te gustaba fotografiar paisajes ¿Así te iniciaste en la fotografía? Bueno, sí, yo empecé cuando estaba en el colegio. Esperaba los fines de semana para irme de viaje y, claro, ahí fui tomando fotos, no sólo de paisajes sino de la gente que conocía. En esa época no sabía bien qué quería hacer en el futuro. Me fui a estudiar Administración de Empresas y Finanzas en Boston, pero no me gustó. Estuve en España, Marruecos y fi10
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nalmente en Chile. Allá conocí un instituto de comunicación audiovisual. Estudié por cuatro años y así fue como recién me enteré de lo que quería hacer el resto de mi vida. ¿Qué de la fotografía es lo que te atrajo? Que es como la cocina, pones una cosa y otra y otra y luego calculas el tiempo de cocción. Para mí es necesario usar los instintos todo el tiempo en ese proceso. Los premios que ganaste en New York en tu etapa de estudiante y luego en el festival de Sundance, ya como director de fotografía, ¿qué puertas te abrieron? Los premios de las universidades son una bola de nieve que poquito a poquito se va haciendo más grande. Me dieron respeto entre mis compañeros y la oportunidad de hacer un largometraje con uno de ellos (Hurricane Streets, Morgan J. Freeman, 1996), con el que gané el premio de Sundance a mejor fotografía. ¿Nunca se te cruzó la idea de regresar al país y hacer una carrera de cine acá? Mira, yo adoro Ecuador, me encanta. Mis mejores experiencias en el cine son de allá. Lo mejor fue haber trabajado en Crónicas con el Sebas Cordero, pero cuando llegué a Nueva York las puertas se fueron abriendo. En mi vida personal me da una tristeza gigante no estar en Ecuador. Para mi carrera, lo obvio era quedarme en Estados Unidos y abrirme puertas en Nueva York, luego en Los Ángeles y de ahí en Londres, Madrid... Es una cuestión de medios, el cine cuesta, si hay dinero, lo haces, de lo contrario, no haces nada. Chediak ha hecho bastante, y algo de eso lo ha podido compartir con quien, gracias a la empatía del trabajo, se ha convertido en un hermano creativo. Sebastián Cordero, uno de los directores
EN HOLLYWOOD TODO VA HACIA LA COSMÉTICA, EN CAMBIO, EN LATINOAMÉRICA TE PUEDES ARRIESGAR, AHÍ NO TIENES ESPOSAS, ES UN MUNDO ABIERTO PARA HACER PROPUESTAS [...]
de cine más representativos del Ecuador, sella la alianza. “Seguí la pista de Quique por muchos años. Yo era compañero de su hermano en el colegio y él era amigo de mi hermano mayor, Juan Esteban. Sabía que era un gran fotógrafo y el momento en que íbamos a rodar Ratas, ratones y rateros (1999) yo le propuse que fuera el director de fotografía. No aceptó porque estaba en un proyecto con Robert Rodríguez, pero quedó la amistad, y con el tiempo trabajamos en Crónicas (2004) y Rabia (2009). Como director puedo decir que con Quique al lado te sientes protegido. Es muy meticuloso, instintivo, cuando ya entiende de qué va la historia, ahí es cuando explota. Si te involucras con él lo más chévere es que antes que conversar de la fotografía terminas hablando del guión. Es un hermano para mí”. Quique, ¿hasta dónde llega la independencia creativa de un fotógrafo como tú en una película de Hollywood? En Hollywood todo va hacia la cosmética, en cambio, en Latinoamérica te puedes arriesgar, ahí no tienes esposas, es un mundo abierto para hacer propuestas con la luz, por ejemplo. Con pocos recursos haces más. En Hollywood tú tienes todo lo que quieras, pero estás más atado a un pre-lenguaje, sufres una especie de autocensura. A lo que me refiero es que allá, cada vez que lees un guión, de alguna manera te mantienen atado. Sin embargo, pasa que, por ejemplo, en 28 semanas después (Juan Carlos Fresnadillo, 2007), donde yo trabajé, hubo varios imprevistos y yo utilicé el mucho el instinto. Esa película fue muy rigurosa cuando la planeamos, sin embargo, cuando tuve a 25 zombies corriendo al frente todo cambió. Ese rato decidí hacer lo que me diera la gana, pero, claro, para eso debes estar preparado. ¿Es a eso a lo que llamas instinto? Como fotógrafo, el instinto es ir adaptándose a situaciones diferentes. Como dicen en Brasil, tener doble juego de cintura (ríe). Daniel Andrade, director de fotografía de la película ecuatoriana Esas no son penas (2007), reflexiona sobre Enrique. “Hace años, cuando conversaba con Quique, él me dijo dos cosas que ahora siento que son los pilares de su trabajo. Una, que lee más libros de lo que ve películas, y otra, me contó de su afición por la ar-
quitectura y la luz, y de cómo se pasó un día entero en la casa de Luis Barragán, el famoso arquitecto mexicano, viendo cómo el espacio cambiaba conforme avanzaba el día. Cuando hago memoria de las películas que ha fotografiado y reviso algunas de sus imágenes, encuentro que entiende profundamente los sitios donde suceden las historias y noto que eso dicta la manera en la que su luz funciona sobre los personajes”. Quique, ¿cuál fue la película donde más te jugaste el instinto? Creo que 28 semanas después fue un buen ejemplo, y Crónicas otro. 27 horas, de Danny Boyle (2009), también fue instinto puro, pero hay una película muy instintiva que se llama Boiler Room (Ben Younger, 2000), a la que le tengo un cariño especial. Ahí salen estos hombres terribles del ámbito financiero de una época en que estafaban a todo el mundo, gente absolutamente horrorosa. Cuando hablé con el director le dije “tengo cargo de conciencia por fotografiar a esta gente y hacerlos ver bonitos. Sí, son gente joven, bonita y todo, pero yo no quiero hacerlos ver bonitos. No quiero hacer ver a este mundo bonito, porque me parece horroroso. Quiero que este ambiente sea azul…” Hay dos momentos en los que aparece el personaje de Ben Affleck y donde tiene que ser súper encantador y enganchador, pero yo lo iluminé para hacerlo ver como un diablo. Quizá no lo notas, pero para mi conciencia necesitaba hacerlo ver como un diablo, y al resto de esa oficina los hice ver azules y feos. La película no se ve bien porque yo no quise que se viera bien ni que ellos se vieran bien. Les quise tratar mal, como se merecían que se los tratara. Ahora estoy súper contento con eso. Esa fue una realización importante para mi vida como fotógrafo. ¿Los colores que usas en tus películas plasman algunas de tus vivencias? Por supuesto. Por ejemplo, los colores que utilizamos en la prisión de Crónicas son cosas que salen de mi infancia, de mis visitas a Babahoyo, a la Costa. Esa imagen que yo tengo la plasmé ahí, y mucha gente se identifica con eso. Me encanta la arquitectura, veo las casas, leo mucho y todo eso también se va quedando en mí, y luego, claro, eso se traslada a las películas. // 2010
11
PROGRAMACIÓN QUITO* SÁBADO 16
DOMINGO 17
LUNES 18
MARTES 19
MIÉRCOLES 20
Ella, una joven china 18H30
¡Mete gol, gana! 18H20
Hadewijch 18H30
Prometeo deportado 18H50
El vuelco del cangrejo 18H30
La casa muda 20H30
Ilusiones ópticas 20H35
Tetro 19H55
Mal día para pescar 20H40
Serbis 20H55
Alamar 20H35
77 Doronship 17H05
Rabia 11H00
Huacho 16H45
Ilusiones ópticas 16H15
El vuelco del cangrejo 18H40
Mi tía Nora 17H10
Indio nacional 16H15
Manuel de Ribera 18H30
Agua fría de mar 18H15
Huacho 18H30
Labranza oculta 19H00
Mi tía Nora 18H15
Independencia 20H15
Viajo porque necesito... 20H15
Mapa sonidos de Tokyo 20H35
La vida de los peces 20H50
Verse 18H40
Viajo porque necesito... 16H30
El destructor invisible 16H10
La antena 16H00
Cortometrajes parte 2 19H00
Filmatrón 18H30
Crisálidas 16H45
Cortometrajes parte 2 18H10
Ojo insomne 18H05
Los refranes suceden… 18H00
La isla del fin del mundo 19H30
Historias tejidas… 18H10
El destructor invisible 18H30
Crisálidas 19H55
Hiroshima 20H15
La antena 21H35
Autohystoria 20H10
Historias tejidas… 20H05
Filmatrón 16H45
Manuel de Ribera 16H20
Hadewijch 16H45
Cortometrajes parte 1 16H00
Indio nacional 16H30
Flash Happy Society Hiroshima 18H45
Beueu Viajo porque necesito... 18H30
Entre dos mundos 18H20
Soñar 77 Doronship 18H30 Cortometrajes parte 1 18H10
1972 La vida de los peces 17H50
Mal día para pescar 18H20
Memorias del desarollo 22H30
FIESTA 20H30
Memorias del desarollo 20H00
La eterna lucha Manila 19H55
Charla Gustavo Sánchez Parra 15H00
FIESTA 20H35
Charla Fernando Chiappussi 15H00
Mesa redonda: Las historias mínimas en el cine latinoamericano... 15H00
Entre dos mundos 20H20
TEATRO VARIEDADES
INCINE SALA 2
INCINE SALA 1
OCHOYMEDIO SALA 1
Contracorriente 18H30
OCHOYMEDIO SALA 2
MULTICINES CCI
VIERNES 15
Paraíso 20H10
Charla Quique Chediak 15H00
Charla Bertha Navarro 17H30
Fiebre de juventud 17H30
INFORMACIÓN PRÁCTICA
LARGOMETRAJE
LAS SEDES DEL FESTIVAL SON
CORTOMETRAJE
PRESENCIA INVITADO
Multicines CCI (Av. Amazonas N36- 152 y NNUU), Cine OCHOYMEDIO (Valladolid N24-353 y Vizcaya, La Floresta), INCINE (Lugo N24-298 y Vizcaya, La Floresta), Teatro Variedades (Manabí OE204 entre Guayaquil y Flores, Plaza del Teatro)
MESA REDONDA
COSTOS DE ENTRADAS
EVENTO
* Programación sujeta a cambios. Más información: www.cerolatitud.com
Charla Pablo Parés 15H00 Mesa redonda: el cine y la televisión... 17H30
SOC (cortos ecuatorianos) 17H30
PELÍCULA PREMIADA
CHARLA
NY3 Verse 20H25
> El costo de la entrada individual está sujeto a los precios de cada sede.
> El Pasaporte del Festival de Cine Cero Latitud permite el acceso a todas las películas de su programación. PRECIO NORMAL / PRECIO HASTA EL 13 DE OCTUBRE /
$ 27,50 $ 23,50
> El Ticket Múltiple del Festival de Cine Cero Latitud permite canjear 5 entradas en cualquiera de las sedes del festival. PRECIO /
$ 13,50
JUEVES 21
VIERNES 22
Contracorriente 18H30
SÁBADO 23
DOMINGO 24
Película premiada 19H15
Película premiada 19H15
Película premiada 19H30
Sensaciones 20H30 Hiroshima 17H00
Paraíso 16H30
Película premiada 16H45
Prometeo deportado 18H35
Tetro 18H15
Mapa sonidos de Tokyo 21H15
Serbis 20H35
77 Doronship 20H40
Crisálidas 17H45
Cortometrajes parte 1 16H40
Agua fría de mar 17H00
Película premiada 17H00
Cortometrajes parte 2 19H30
Filmatrón 18H30
Película premiada 19H15
La isla del fin del mundo 19H00
Verse 21H35
Autohystoria 20H20
Los refranes suceden... 21H00
Manila 16H45
¡Mete gol, gana! 16H15
Película premiada 17H10
Sensaciones 16H30
En espera Alamar 18H30
La antena 17H45
Ella, una joven china 19H20
Película premiada 18H15
Independencia 19H40
Película premiada 21H05
Ojo Insomne 20H00
Fiebre de juventud 19H00
La casa muda 20H15 Mesa redonda: el cine y la migración 15H00 Mesa redonda: la música en el cine 17H30
PUNTOS DE VENTA DE LOS TICKETS MÚLTIPLES Librimundi (San Luis Shopping, Juan León Mera y Bookstore Universidad San Francisco de Quito), Multicines CCI, Cine OCHOYMEDIO, INCINE, Cafetería y videoclub La Liebre (González Suárez 822. Edf. Cruz del sur, PB), Centro Cultural El Aguijón (José Calama E7-35 y Reina Victoria - La Mariscal), Este Café La Mariscal (Juan León Mera N23-44 y Wilson), Este Café El Jardín (Av. Amazonas N32-135 y La Granja).
Película premiada 20H00
LISTADO DE PELÍCULAS PARTICIPANTES SELECCIÓN OFICIAL COMPETITIVA DE LARGOMETRAJES (SOC) Prometeo deportado, Fernando Mieles, Ecuador, 2010. Agua fría de mar, Paz Fábrega, Costa Rica, 2010. 77 doronship, Pablo Agüero, Argentina, 2009. Verse, Alejandro Pereyra, Bolivia, 2009. Manuel de Ribera, Christopher Murray y Pablo Carrera, Chile, 2010. Huacho, Alejandro Fernandez, Chile, 2009. Paraíso , Héctor Gálvez, Peru, 2009. Ilusiones ópticas, Christián Jiménez, Chile, 2009. Memorias del desarrollo, Miguel Coyula, Cuba-Estados Unidos, 2010. El vuelco del cangrejo, Oscar Ruiz Navia, Colombia-Francia, 2009. SELECCIÓN OFICIAL COMPETITIVA DE CORTOMETRAJES LATINOAMERICANOS El paseo, Pablo Barbieri, Argentina. Flash happy society, Guto Parente, Brasil. No me ama, Martín Piroyanski, Argentina. Rosa, Mónica Laraina, Argentina. Ave María, Camilo Calvacante, Brasil. Yo sé que me escuchas, Raúl Vidal, Argentina. Irma, Charles Fairbanks, México. Cinema, Eder Santos y Stephen Vitiello, Brasil. Ausente, Jorge Fried, Argentina. Traümatic 73, Lucas Nieto, Argentina. SELECCIÓN OFICIAL COMPETITIVA DE CORTOMETRAJES ECUATORIANOS
SECCIÓN PARALELO CERO El destructor invisible, Nixon Chalacamá, Ecuador, 1998. Mi tía Nora, Jorge Prelorán, Ecuador, 1982. Fiebre de juventud, Alfonso Corona Blake, México-Ecuador, 1966. ¡Mete gol, gana!, Felipe Terán, Ecuador, 2007. Sensaciones, Viviana Cordero y Juan Esteban Cordero, Ecuador, 1991. RETROSPECTIVA OJO INSOMNE: DOS DÉCADAS DE CORTOMETRAJE ECUATORIANO Opus Nigrum, Fernando Mieles, 1992. Metro cúbico, Sebastián Cordero, 1995. Los croñañones, Manuel Calisto Sánchez, 1996. Camal, Miguel Alvear, 2000. El correo de las horas, Sandino Burbano, 2003. Bifurcando la mirada, Federico Koeller, 2006. A la caza del rey, Patricio Burbano, 2007. Invitación a sepelio, Marco Rodríguez, 2007. Despierta, Ana Cristina Barragán, 2007. Emilia, Carla Valencia, 2008. SECCIÓN OTRAS LATITUDES: FILIPINAS Los refranes suceden como revoluciones en una canción, John Torres, Filipinas, 2010. Serbis, Filipinas, Brillante Mendoza, 2008. Historias tejidas sobre el otro , Filipinas, Sherad Díaz, 2008. MUESTRA DE RAYA MARTIN
Beueu, Joe Houlberg. La eterna lucha, Sebastián Félix. 1972, Pablo Arturo Suárez. NY3, Santiago Soto. Soñar, Sebastián Arechavala. En espera, Gabriela Calvache. SECCIÓN PLANETARIO Ella, una joven china, Xiaolu Guo, China-Reino Unido, 2009. Tetro, Francis Ford Coppola, Estados Unidos, 2009. Hadewijch, Bruno Dumont, Francia, 2009. Entre dos mundos, Vimukthi Jayasundara, Sri Lanka-Francia, 2009. Mapa de los sonidos de Tokyo, Isabel Coixet, España, 2009. Alamar, Pedro González Rubio, México, 2009. Contracorriente, Javier Fuentes León, Colombia-Perú, 2009. La vida de los peces, Matías Bize, Chile, 2010. Hiroshima, Pablo Stöll, Uruguay, 2009. Rabia, Sebastián Cordero, España, 2009. Mal día para pescar, Alvaro Brechner, Uruguay-España, 2009.
Independencia, Raya Martin, Francia-Filipinas-Alemania-Holanda, 2009. Película corta sobre el indio nacional, Raya Martin, Filipinas, 2005. Manila, Raya Martin y Adolfo Alix Jr., Filipinas, 2009. La isla del fin del mundo, Raya Martin, Filipinas, 2005. Autohystoria, Raya Martin, Filipinas, 2005. FUNCIONES ESPECIALES La labranza oculta, Gabriela Calvache, Ecuador, 2010. Pre-estreno y función especial en Cine OCHOYMEDIO. Míercoles 20 de octubre , 19H00.
SECCIÓN MERIDIANO X Filmatrón, Pablo Parés, Argentina, 2007. Crisálidas, Fabio Junco y Julio Midú, Argentina, 2010. La casa muda, Gustavo Hernández, Uruguay, 2010. La antena, Esteban Sapir, Argentina, 2007. Reconstrucción de estructuras informativas, Ricardo Jiménez López (Charcko), 2008. Viajo porque preciso, vuelvo porque te amo, Karim Ainouz y Marcelo Gomes, Brasil, 2009.
+ INFO www.cerolatitud.com
ENCUENTROS ACADÉMICOS VIERNES 15
Charla: El oficio de un actor. Una hora con Gustavo Sánchez Parra, actor de Rabia, Amores Perros, entre otras. Se proyectarán fragmentos de su trabajo. Ochoymedio Sala 1, 12H00 EVENTO GRATUITO SÁBADO 16
Conversatorio: Rabia. Después de la proyección de la película participarán Sebastián Cordero, director, y Enrique Chediak, director de fotografía Ochoymedio Sala 1, 11H00 EVENTO PAGADO LUNES 18
Charla: El oficio de un programador de festival de cine. Una hora con Fernando Chiappussi, programador del Bafici, el festival de cine más importante de Argentina. Incine Sala 2, 15H00 EVENTO GRATUITO Charla: El oficio de un productor de cine. Una hora con Bertha Navarro. Incine Sala 2, 17H30 EVENTO GRATUITO MARTES 19
Mesa redonda: Las historias mínimas en el cine latinoamericano. Una reflexión sobre las historias que se cuentan desde Latinoamérica. Con la presencia de Galo Torres, crítico ecuatoriano, Fernando Chiapussi, programador del Bafici, Juan Carlos González, crítico colombiano, y Assunção Hernández, productora brasileña. Incine Sala 2, 15H00 EVENTO GRATUITO Mesa Redonda: El cortometraje. Una plataforma experimental que transgrede las normas clásicas. Participarán realizadores nacionales. Incine Sala 2, 17H30 EVENTO GRATUITO MIÉRCOLES 20
Charla: Otro modelo de producción (Farsa Producciones). Una hora con Pablo Parés, director y productor argentino que en esta edición del festival presenta Filmatrón. Se proyectarán fragmentos de sus trabajos. Incine Sala 2, 15H00 EVENTO GRATUITO Mesa Redonda: Aliados estratégicos: la producción cinematográfica y los canales de televisión. Incine Sala 2, 17H30 EVENTO GRATUITO
Conversatorio: Labranza oculta. Participa Gabriela Calvache, directora de la película. Ochoymedio Sala 1, 19H00 EVENTO PAGADO JUEVES 21
Mesa Redonda: Cine y migración. Una reflexión acerca de la fuerte presencia de temas migratorios en la producción cinematográfica a nivel mundial durante los últimos años. Con la presencia de Fernando Mieles, Gabriela Calvache y Lisandra Rivera. Incine Sala 2, 15H00 EVENTO GRATUITO Charla: Filmscoring: la música en el cine. Participan Hernán González, sonidista y músico de la película uruguaya La casa muda e invitados nacionales. Incine Sala 2, 17H30 EVENTO GRATUITO Conversatorio: Prometeo deportado. Participa Fernando Mieles, director de la película, y Oderay Game, productora. Ochoymedio Sala 1, 18H35 EVENTO GRATUITO
TABLERO
SELECCIÓN OFICIAL COMPETITIVA (SOC)
ALGO QUE PODRÍAMOS LLAMAR NEORREALISMO COTIDIANO > Galo Alfredo Torres
HACIA FINALES DE LOS 90 SURGE EN AMÉRICA LATINA UNA CORRIENTE CINEMATOGRÁFICA QUE ESTABLECE UN GIRO DECISIVO. Mundo grúa (1999), entre otras, del argentino Pablo Trapero, asoma como modelo de dicha estela que a una década de iniciada se pretende enteramente continental. En aquel filme ocurrían novedades a nivel de su producción, marcada por la independencia y el bajo presupuesto; y de su historia, concebida en tono menor, así como de su relato, signado por el riesgo formal y el hallazgo. A partir de esa propuesta, en otros países de la región y en lo que va del siglo se filman películas de parecida factura, a las que estilísticamente podríamos llamar Neorrealismo cotidiano, en el sentido de que cuentan historias menores, exhiben una baja intensidad situacional y hacen del no-acontecimiento su motor dramático. De esta manera, este Novísimo Cine de entresiglos configura nuestro posmodernismo cinematográfico, distanciándose de la herencia de los cines clásico y espectacular, así como del Nuevo Cine latinoamericano de los 60-70, del Realismo sucio de los 90 y del cine comercial-formulista. Recordemos que el mundo referencial de Historias mínimas, Temporada de patos o En la cama es el de la cotidianidad desacontecida de la gente común y corriente. Para llevar a escena esa cotidianidad y heroicidad menor, de baja tasa emocional propia de la épica diaria, los guiones de estas películas desmontan las recetas del guión escolástico de origen aristotéli-
co y eluden el tono mayor de las grandes pasiones o pathos. Para completar esta tarea desdramatizante, los realizadores usan con deliberada profusión los tiempos muertos, el planosecuencia, actores no profesionales y revalorizan lo documental como elemento clave de la ficción. El resultado son esos filmes pequeños, de guiones propositivamente incorrectos, marcados por cierta lentitud, erraticidad y morosidad, cercanos al no pasa nada. En La Ciénaga, Whisky o Los muertos parece no pasar nada, o muy poco, en términos de emoción y situación a la manera canónica. La razón es que han deconstruido y atenuado el pathos dramático al uso; han desplazado las demandas climáticas, las obligaciones genéricas y el sensacionalismo de la imagen espectacular. Pero este cine que se desmarca del canon dramatiza otras materias del mundo de la vida y apela a otros recursos fílmicos; en ese no pasa nada es donde este Novísimo Cine hace coincidir otras formas de representar neorrealismo documental estados del alma y del mundo relegados por la tradición el heroísmo menor y lo cotidiano. Se trata de una corriente surgida sin acuerdos programáticos, pero que agrupa a un buen número de filmes cuyas poéticas exhiben constantes que les otorgan cierta unidad relativa. Y el hecho de que en la mayoría de las películas de la Sección Competitiva del Cero Latitud 2010 se pueda detectar la presencia de héroes menores argumenta a favor de que Costa Rica, Chile, Perú y Bolivia han acusado recibo del Neorrealismo cotidiano. Filmes como Agua fría de mar –digna hija centroamericana de La Ciénaga–; Huacho, que parece un Lumiérè expandido; | Agua fría de mar / Paraíso / 77 Doronship
Manuel de Ribera –una jam session cinematográfica–; Verse, que desdramatiza la migración retratando no a los que se van sino a los que se quedan, hacen gala de un matiz intimista y desacontecido, pero sin eludir el alegorismo político. Paraíso es un buen ejemplo de cómo la Historia y la Cultura nacionales operan como telón de fondo y sin subrayados. Dichos filmes siguen la línea, con variaciones de lo más ingeniosas y creativas, de 25 Wats, El asadito o Párpados azules, y configuran un corpus que ciertamente es arriesgado y problemático de unificar al tratarse de la producción de todo un continente; pero mi percepción es que este conjunto exhibe resonancias y coincidencias. Acaso los héroes sin atributos de 77 Doronship son los bisnietos latinoamericanos de Lumiérè, los nietos de Ozu o
los hijos de Cassavetes, Angelopoulus y Rejtman. Esos personajes pequeños y aparentemente insípidos son, a su manera, trascendentes, al menos en el sentido paradójicamente inmanentista que Buñuel daba a la trascendencia, cuando señalaba que mirar un escarabajo es asistir al misterio de la vida, lo que verdaderamente está más allá. Pero no solamente de heroicidad menor vive el cine latinoamericano actual. Películas como Prometeo deportado, Memorias del desarrollo o Ilusiones ópticas, que vuelven sobre los grandes temas y pasiones del hombre y la sociedad latinoamericana, atestiguan sobre una imagen cinematográfica que en su diversidad se esfuerza por estar a tono con su lugar y su época.
MEMORIAS DEL DESARRLLO A LA SOMBRA DE “TITÓN”
Memorias del subdesarrollo, película de 1968 dirigida por Tomás Gutiérrez Alea, significó para el cine cubano su momento más importante. Finalmente un filme cubano llegaba a la categoría de obra maestra, justo cuando el ICAIC (la entidad oficial del cine cubano) se consolidaba dentro y fuera de la isla, y cuando la utopía del socialismo parecía cercana y plausible. La película de “Titón”, como llamaban todos a Gutiérrez Alea, se halla todavía en muchas listas de críticos y cineastas como una de las más grandes de toda la historia del cine. Edmundo Desnoes, quién escribió la novela original y colaboró activamente en la realización de la versión cinematográfica, cambió en 1979 su base de La Habana a Nueva York. Allí, a pesar de las presiones de los conservadores, no ejerció oposición o crítica a Castro y a la Revolución Cubana. Desnoes fue acusado por Reinaldo Arenas, el célebre poeta exiliado, de ser agente comunista de Cuba en los Estados Unidos. Luego de muchos años de dar clases y ser conferencista sobre el caso cubano, Desnoes escribió una especie de continuación a las ideas formuladas en su famoso texto. Memorias del desarrollo continúa lo que vendría a ser la saga del intelectual y escritor Sergio (Sergio Corrieri), pero ahora lejos de su tierra. Si en Memorias del subdesarrollo Sergio no podía estar conforme con su vida en la Cuba socialista, en Memorias del desarrollo Sergio está visiblemente incomodo con su vida en Nueva York. Aparece en escena el joven cineasta cubano Miguel Coyula, egresado de la escuela de cine de San Antonio de los Baños
y residente en Nueva York desde que ganó una beca del Instituto de teatro de Lee Strasberg, uno de los más prestigiosos de Estados Unidos. En 2004 había debutado con el largo Cucarachas rotas, también filmada en Nueva York, y que hacía gala de una excelente utilización del montaje y los recursos digitales de producción. En una proyección de aquella película Coyula y Desnoes se conocen. Es el germen de Memorias del desarrollo, película que se presenta en la selección oficial del festival Cero Latitud de este año. Como la cinta de Titón, Memorias del desarrollo hace uso de varios recursos narrativos envueltos en un collage neobarroco que por estas tierras es cada vez más popular y que, significativamente, tiene influencias de la propia obra de Titón. Coyula utiliza archivos, fotografías, ilustraciones, animaciones, recortes de prensa y extractos de sonidos para contar la historia de decadencia e infortunio de Sergio, es decir, lo mismo que hizo Titón hace 42 años. Una primera parte de la película nos habla de su pasado en Cuba, en donde la imagen de Castro y del Che conviven con los recuerdos de la familia y la ciudad. Coyula y Desnoes presentan la inevitable contradicción que surge en Sergio: se siente socialista, pero es imposible para él vivir en un país socialista. El exilio es predecible. Coyula llega al tiempo presente donde Sergio se hace las mismas preguntas que se hacía sobre el socialismo (en Memorias del subdesarrollo), y ahora las presenta acerca del capitalismo. Coyula entonces no solamente toma prestado de Titón la inten-
ción estética y narrativa sino que empieza a repetir varias escenas, símbolos y actitudes emblemáticas de la cinta de 1968. Si el Sergio cubano era un voyeur con sus binoculares, el Sergio nuevayorkino lo es con su cámara de fotos; si el uno parece divertirse grabando en audio las discusiones con su mujer, el otro hace lo propio; si al uno le absuelven en un juicio por abuso sexual, al otro le absuelven en un juicio de pensiones para su ex esposa; si el subdesarrollado tenía su crisis de misiles, el primermundista encontró su propio 11 de septiembre. Aunque Memorias del desarrollo es una película artesanal, hecha con pocos recursos, escrita, dirigida, editada, producida y en parte musicalizada por un solo hombre, sus pretensiones son grandes. Hay una opinión y un discurso en cada secuencia de la película. En cada plano e imagen del infartante ritmo de su montaje hay una intensión provocadora, una intensidad enfática. El efecto no siempre es propositivo. Tanta intensidad hay en esta película que a la mitad del camino ya la luz que despide nos enceguece un poco. // 2010
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Viernes 15, INCINE Sala 1, 22H30
> Rafael Barriga
SECCIÓN PLANETARIO EL OCÉANO QUE RODEA AL MUNDO > León Sierra
UN HOMBRE CAE AL MAR. EL UNIVERSO EMPIEZA. DESPUÉS DE PERDER EL AMOR, EN MEDIO DE LAS REFRIEGAS SANGRIENTAS DE UNA GUERRA CIVIL, ESTE HOMBRE SE CONVIERTE EN EL MÁS DENOSTADO PRÍNCIPE QUE NARRA Y ES PARTE DE LA HISTORIA DEL MUNDO. Los ciclos históricos son, cada vez más, loops que desincrónicamente se narran y narran la vida del ser humano desde la cosmología particular de la recóndita Asia. Entre Dos Mundos (cuyo título original es Ahasin Wetei) es la cinta del realizador srilanqués Vimukthi Jayasundara, que se ha alzado con el León de Oro de Venecia y con la Cámara de Oro del pasado festival de Cannes, y que se perfila como la pieza más sólida de la programación del Cero Latitud. Esta obra maestra junta o, mejor todavía, parece inspirar la línea curatorial de la sección internacional Planetario que, en esta edición del festival, se abre más allá de las fronteras de Latinoamérica. La gran mayoría de producciones parten de Asia con la mirada puesta en el gran mercado europeo y norteamericano, o provienen desde ahí, como en el caso de Tetro (Francis Ford Coppola), un delicioso melodrama con anclajes hispanos, donde se observa un irreverente homenaje que el realizador de Apocalypse Now (1979) le hace a la filmografía de Pedro Almodóvar -Carmen Maura incluida en el papel de una excéntrica literata corrupta-. Todo sobre mi padre podría llamarse esta producción que se asemeja a la temática almodovariana de la hipérbole, con una fina carga de estética kitsch. Otra vez dos mundos: ahora la migración perfila uno de los grandes temas de la sección internacional. En el Chile de La Vida de los Peces, de Matías Bize, coproducción chileno-francesa, se cuenta una historia de amor rota por aquel extraño ladrón llamado exilio, al que la migración revela. Rabiosamente visual, Alemania se convierte en una idea que transversaliza las miradas de los personajes que hablan a través de los peces. Londres es la ciudad que aparece en un calendario que mira Li Mei, una chica china que en She, a chinese, la película de la extraordinaria realizadora Xiaolu Guo, no ha salido de su pueblo más allá de ocho kilómetros. Y es que la puerta abierta a las vanguardias asiáti18
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| Tetro / Mal día para pescar / Ella, una joven china
cas es el otro derrotero que se distingue en la programación de Planetario. Algo ocurre con Asia. Al menos el mundo del cine se está nutriendo de este universo incógnito del que Wong Kar-wai salió dando luces. Así, Mapas de los sonidos de Tokio e Hiroshima, filmes español y uruguayo, respectivamente, imaginan cercanías vivenciales de sus protagonistas con el Asia. En la obra de la catalana Isabel Coixet, Sergi López encarna el personaje de un emprendedor en la ciudad del sol naciente. Preso por un desplazamiento cultural, por haberse involucrado con una mujer japonesa que se suicida de amor, es condenado a muerte y, como historia de estribo, vive un romance intenso con una mujer contratada para que lo ejecute. Es el cotidiano abyecto de una ciudad donde enamorarse se convierte en el preámbulo de una pronosticada despedida. La película uruguaya, por su lado, muestra una ficción de la vida real donde Juan, hermano del realizador Pablo Stoll, es acompañado por la cámara durante todo un día para ayudarnos a entender por qué el título de la canción que canta con su banda se llama Hiroshima. Apuntes que quizá sean las razones que motivan a los cineastas a habitar mundos intrincados de la psicología del ser humano. Stoll, que después de habernos conmovido con Whisky, su trabajo con Juan Pablo Rebella, se lanza en solitario tras la prematura desaparición de su compañero y regresa a él dedicándole este filme. Como se ha dicho en otras reseñas cinematográficas: un musical silencioso. Pero si la migración es un tema central para algunas de las películas que reseñamos, Rabia, del ecuatoriano Sebastián Cordero, nos muestra la historia de migrantes en la metrópoli española. La producción tiene la participación de México, Colombia y España, y da buena cuenta del crecimiento del realizador, quien vuelve a repetir con la productora de su cinta Crónicas (2004), para mostrar un excelente trabajo en la producción actual y un inmejorable Enrique Chediak en la dirección de fotografía. Otras películas no menos importantes son Contracorriente, Alamar, Mal día para pescar y Hadewijch, francesa esta última y latinoamericanas el resto. Todas conforman la marea intensa de esta sección del festival. Una selección donde el mar traza mapas emocionales y se deja ver por el ojo de todos los realizadores del mundo.
MAPA DE LOS SONIDOS DE TOKIO NO SALGA DE CASA SIN ÉL
Esta es la sensación que tengo después de ver Mapa de sonidos de Tokio: la directora española Isabel Coixet, célebre por Mi vida sin mí y La vida secreta de las palabras, tuvo la oportunidad de filmar una película en la capital japonesa y la tomó a ojos a cerrados, sin detenerse a pensar que, de todas maneras, necesitaba contar una historia y convencer. Coixet, sin duda, fue presa de su propia emoción geográfica y vaya que le sacó provecho. Mapa… no es sólo un mapa, es una extraordinaria y poco ortodoxa guía turística, de esas que te hacen abandonar a la familia y quemar los ahorros en un viaje. Solo hay un problema, como película no es tan efectiva. Una hermosa y depresiva asesina a sueldo (Rinko Kikuchi, cuyo papel de sordomuda fue lo mejor en la fanfarrona Babel de González Iñárritu) se enamora de su próxima víctima (Sergi López, inolvidable franquista en El laberinto del fauno), pierde el control de la situación y acaba de la única forma en la que puede acabar: mal. Más allá de eso, y de la sólida y poética voz en
off de un narrador-personaje interpretado por Min Tanaka, no hay mucho que contar. Lo que sí hay, y de sobra, es una ciudad filmada con talento y corazón. El trabajo del fotógrafo Jean-Claude Larrieu (aliado de Coixet desde el principio) es increíble, la luz habla por sí misma, la cámara lee en cada movimiento la mente del espectador y sabe cuándo quedarse quieta para presenciar, de lejos, el transcurso orgánico de una emoción, aunque de esto último haya más bien un déficit. Desde un punto de vista meramente estético, la película crece a cada segundo y el montaje nos hace creer que estamos viendo a Tokio por primera vez: las calles de neón, el resplandor humeante de los fideos, el cementerio rodeado de árboles amarillos en el que la asesina limpia las tumbas de sus víctimas, el mercado de pescado donde esa misma asesina descuartiza atunes para no pensar en esas
mismas víctimas, la conclusión arropada por un tema de Antony And The Johnsons. Pero no es suficiente, el romance de estos amantes resulta incompleto, a ratos quiere ser El último tango en París o se cree Lunas de hiel o pretende recurrir a la explicites de Nueve canciones. Muy al contrario de lo que se propone, esa crisis de identidad nos hace extrañar las películas que la originaron. Y si a eso se le añade que la pareja habla casi siempre en inglés, idioma que ambos actores pronuncian con asperezas, es normal, lógico, que al final no tengamos lazos afectivos con ninguno de ellos. Nuestro lazo y nuestro afecto están con Tokio.
Martes 19, OCHOYMEDIO Sala 2, 20H35
> Juan Fernando Andrade
HIROSHIMA
LA SIMPLICIDAD A RITMO DE PUNK Un día en la vida. Un día en el que se habla lo justo, pero en el que se hace mucho y se escucha bastante. Así es Hiroshima, un filme que cuenta la cotidianidad de un hombre joven, su entorno y sus relaciones, y que lo hace con poquísimas palabras e imágenes elocuentes de la mano hiperrealista que ya es firma en las obras de su realizador. Después de la muerte de su compañero de aventuras fílmicas, Juan Pablo Rebella, con quien concibió la ya mítica Whisky, Pablo Stoll decidió regresar al cine con este desafiante trabajo que coloca a
la música como una de sus protagonistas. Y es que este planteamiento refleja un estilo de cine muy personal, uno que experimenta entre la simplicidad del argumento y las realidades que subyacen al retrato de las 24 horas de la vida de Juan Andrés, quien es hermano del propio cineasta. Con un formato que ha sido autodefinido por el uruguayo como musical mudo, el filme sorprende por su falta de diálogos, es decir, por la ausencia de una comunicación tradicional, ya que la docena de cortas conversaciones que existen se expresan por medio de intertítulos que recuerdan los inicios del cine. Pero esta falta de interacción oral está reemplazada por secuencias musicales de punk rock y hardcore que le imprimen a la cinta un carácter poderoso. Las palabras, entonces, resultan innecesarias. Según el director, su idea fue evidenciar la
rutina de su hermano y sus actividades durante el día, ya que al ser Juan Andrés un trabajador nocturno, siempre existía la curiosidad familiar de a qué dedicaba su tiempo en las horas de luz. Y así arranca Hiroshima, con la llegada de la mañana y el inicio de la jornada de ocio del protagonista. Sus horas transcurren con serenidad. Se traslada a diferentes lugares, vive diversas situaciones y se relaciona con varias personas, manteniendo siempre el mutismo del que sólo sale cuando sube al escenario para interpretar con su banda la canción que da título a la película. Es difícil concluir si Stoll deseaba o no con su cinta profundizar en conceptos como la incomunicación en la sociedad moderna. Ha dicho en varias ocasiones que la finalidad de Hiroshima era describir la cotidianidad de Juan Andrés y con eso realizar un retrato de su personalidad. Al parecer no tenía la intención de describir a una generación ni de enfocarse en fenómenos sociológicos. Su propósito era contar un día en la vida de su hermano. Así de sencillo. // 2010
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Domingo 17, OCHOYMEDIO Sala 2, 20H15
> Diana Proaño Ayala
SECCIÓN MERIDIANO X UNA PLATAFORMA DE DESESTABILIZACIÓN > Alex Schlenker
MÁS QUE UNA SECCIÓN, MERIDIANO X ES UNA PLATAFORMA QUE CONVOCA A AQUELLAS PRODUCCIONES QUE DESESTABILIZAN LOS RÍGIDOS CONCEPTOS DEL CINE DE FESTIVAL. Producciones que por su vocación política están atravesadas por la misma pregunta: ¿cuál es el lugar del sujeto en la sociedad contemporánea? Distintos realizadores de Latinoamérica re-territorializan las limitaciones materiales para hacer un cine pensado en nuevos y audaces formatos, con estéticas innovadoras, realizado en condiciones inusuales de producción. El cine en formatos digitales deja de ser un consuelo para convertirse en una opción tecnológica y política para contar de otra manera historias novedosas y sensibles que buscan restituir la condición humana en tiempos en que la misma vida se ha vuelto una utopía. Crisálidas, de Julio Midu y Fabio Junco (Argentina) es una película que diluye la línea divisoria entre el documental y la ficción. Filmada con cámara en mano, la cinta narra de manera íntima la vida de varias mujeres que comparten el día a día en una pequeña fábrica textil de un pueblo cualquiera. El filme se adentra en el más complejo conflicto de la existencia humana, la cotidianidad. La historia se cuenta casi susurrando. Muy de cerca seguimos a estos personajes en sus pequeñas-grandes batallas de la cotidianidad: trabajar-soñar-sufrir-caminar-dormir-amarvivir-morir. Reconstrucción de estructuras informativas (México) es un importante y necesario filme realizado por el colectivo de video CHARCKO. Dedicado a las víctimas de una masacre de 1998, la
cinta desarrolla un potente entrecruzamiento político con una innovadora estética del videoarte. Mientras convoca a una lucha popular para denunciar violaciones a los Derechos Humanos, guerras cínicas y desastres medioambientales, el filme se apropia de formatos mediáticos que incluyen el video clip, el noticiero de TV, youtube, el video casero y la experimentación sonora. Un complejo video hecho desde abajo, que resignifica audazmente el discurso hegemónico a través de barras de colores, ruidos blancos, flares, triis, chiiiis, tuiiiiis, shhhhhhhhhs y demás efectos indeseados por el sistema. Viajo porque preciso…, de Marcelo Gomes y Karim Ainouz (Brasil), es un profundo roadmovie en forma de video-diario personal, en el que se entrecruza el lenguaje científico del geólogo con la poesía nostálgica del amante abandonado. Una fotografía en perspectiva subjetiva recorre la carretera del noreste brasileño en busca de los lugares por los que deberá pasar un canal de agua. José Renato, un geólogo de 35 años, reflexiona sobre el tiempo, la distancia, el amor, mientras conoce a personas cuyas casas deberán ser expropiadas para la construcción. Se trata de un viaje por el tiempo, la soledad y aquel silencio que inunda la razón y la exaspera. Como dirá José en un momento de la película, “nada es eterno, ni el amor”. “Miedo real en tiempo real” es la propuesta de La casa muda, cinta de suspenso y terror de bajo presupuesto dirigida por el uruguayo Gustavo Hernández y estrenada con gran éxito en el pasado Festival de Cannes. La película se sostiene en un recurso central: fue filmada con una cámara de fotos profesional en un solo plano de 78 minutos. Sin cortes. Sin trucos de montaje. Una propuesta visual que supo afrontar estratégicamente | La antena / La casa muda / Viajo porque presiso, volto porque te amo
EL CINE EN FORMATOS DIGITALES DEJA DE SER UN CONSUELO PARA CONVERTIRSE EN UNA OPCIÓN TECNOLÓGICA Y POLÍTICA [...]
la oscuridad y los espacios reducidos de la locación. Dos importantes producciones argentinas, La antena, de Esteban Sapir, y Filmatrón, de Pablo Parés, abordan la dominación mediática sobre el sujeto subalterno. En La antena confluyen diversos lenguajes visuales que incluyen aspectos del cine de suspenso de Hitchcock, ambientes de la amenaza mecánica de la Metrópolis de Fritz Lang, y el poder narrativo del cine de animación para contar cómo el colectivo humano ha perdido la voz
en un mundo en el que la antena lo domina todo. En Filmatrón el sujeto atrapado en la llamada “sociedad de la información” –el poder de la TV es totalitario– concibe el cine hecho desde la clandestinidad como la única opción liberadora. El Filmatrón, metáfora de un arte que amenaza con desestabilizar al poder dominante, es así la Nueva Resistencia del cineasta rebelde y debe ser destruido según el lema que reza que “el mejor rebelde es el rebelde muerto”.
FILMATRÓN
EL ZAPPING DE LAS EMOCIONES
A veces el cine nos hace reír, otras veces, llorar. Algunas veces nos mueve a pensar y, por lo general, simplemente nos entretiene. En el caso de Filmatrón todas estas emociones las experimentamos al unísono. Para ser más preciso diría que hacemos zapping a través de ellas. Esta actitud espectatorial –el zapping–, a la que hoy en día estamos tan habituados, es un motivo fundamental de la película y fuente de inspiración de sus imágenes. De este modo, resulta posible que, enmarcados en un relato de ciencia ficción, desfilen diversos géneros y estilos sin ningún problema, como si de alguna forma toda esa energía residual de imágenes que alberga la televisión fuese resignificada y reelaborada. Así, entre otras, para dar forma a esta película se combinan las peleas de artes marciales, los superhéroes, el dibujo, la caricatura y la publicidad. Bajo el tono de la parodia y el gore se desarrolla la trama, la aventura de un grupo de chicos que se propone filmar una película que, como todos sabemos, no es una empresa sencilla y mucho menosºpara ellos que habitan un mundo en el que el control se despliega a través
del dominio de las imágenes; donde está prohibido el registro de la realidad y donde las cámaras son armas subversivas y los cineastas delincuentes, seres rebeldes que arman la resistencia desde la clandestinidad. La idea de que “la gente tiene derecho a que le digan lo que no quiere oír” mueve su deseo de intervenir la señal única de televisión y ser vistos por miles de espectadores. Inmediatamente saltan a la vista todas las alegorías posibles que alimentan este relato. Sin ir más lejos, cabe señalar la relación que muchos de nosotros tenemos que enfrentar en nuestros países para llevar adelante un proyecto cinematográfico. El control que ejercen las políticas de fomento y el poder que despliegan los organismos que regulan la producción cinematográfica, muchas veces nos recuerdan a los entes totalitarios que en
Filmatrón controlan y deciden el tipo de cine que ha de producirse. Por último, la consecución de esta gran película de acción con un presupuesto bajísimo plantea un desafío y una lección a la cinematografía en general y en particular a todos nosotros, que para empezar a filmar esperamos la acción de entes reguladores, fondos de fomento y políticas de estado. // 2010
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Viernes 15, INCINE Sala 1, 16H45
> José María Avilés
SECCIÓN PARALELO CERO LO DIVERSO, LO IRREGULAR Y EL CINE
| Sensaciones / ¡Mete gol, gana! / El destructor invisible
> Paulina Simon T.
EL CERO LATITUD JUNTA PELÍCULAS DE DISTINTAS ÉPOCAS PARA MOSTRAR PARTE DE UN CAMINO RECORRIDO. VARIAS SE RESCATAN DE BAÚLES Y OTRAS SALEN DEL SUBTERRÁNEO. AQUÍ ESTÁN. A pesar de los momentos emotivos y los pequeños triunfos que ha vivido el cine ecuatoriano en la última década (formación del Consejo de Cine, fondos concursables, más de cuatro rodajes en un año, creación de escuelas de cine, festivales como el Cero Latitud en su octava edición y el EDOC cerca de la décima), no se puede hablar, precisamente, de un país con una tradición cinematográfica. El cine ha sido, más bien, un arte irregular, un campo de exploración de antropólogos, escritores, músicos y cómicos. La producción de cine entre los 60 y el 2000, en que se estrenó Ratas, ratones y rateros, es intermitente y de una variedad temática y estética casi siempre cobijada por la falta de recursos, definitivamente no creativos, pero sí técnicos. De cualquier modo, este pasado, a ratos muy parecido a la vida y obra de Ed Wood, conforma los cimientos de la naciente, diversa y hasta prolífica industria del nuevo cine ecuatoriano. Es así que, rindiendo homenaje a los valientes de otros tiempos, el Cero Latitud desempolva algunos clásicos -en el sentido de añejo más que de obra de arte- que han tenido más vida en los libros y el anecdotario ecuatoriano que en las salas de cines. El festival les devuelve a estas películas (quién sabe si por última vez) la posibilidad de ser vistas. Esta sección llamada Paralelo Cero contempla una muestra de cortometrajes y de largos: Fiebre de juventud, de Alfonso Corona (1966); Mi tía Nora, de Jorge Prelorán (1982), y Sensaciones, de Viviana Cordero y Juan Esteban Cordero (1990). A estas películas acompañan dos obras más recientes: El destructor invisible, de Nixon Chalacamá (1996), y el documental ¡Mete gol, gana!, de Felipe Terán (2007), que se incluyen quizá con un afán de diálogo, de herencia o de contraposición. En los 60 llegó la coproducción con México. La empresa Fil22
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madora ecuatoriana conseguirá que se rueden cerca de una decena de películas en el país. Las estrellas eran mexicanas en su mayoría, pero cabía entre ellos el cómico insigne, Ernesto Albán, que comparte pantalla con Enrique Guzmán, ídolo mexicano del momento. La primera coproducción será Fiebre de juventud (Romance en Ecuador), una comedia musical sobre dos cantantes mexicanos (Enrique Guzmán y Fernando Luján) que vienen de gira al Ecuador. En tono inocente, la película recorre Guayaquil, Playas y Salinas acompañada de los hits musicales de la época. Una muestra de entretenimiento ligero y honesto, con actuaciones y momentos graciosos. Y como un premio al espectador Julio Jaramillo en persona, cantando Sombras en un balneario. Minutos idílicos y verdaderamente clásicos. De los 60 cómicos y coloridos esta muestra nos lleva al extremo doloroso y oscuro de Mi tía Nora. Casi como dos caras de la moneda, del Guayaquil soleado y lleno de pasiones de Albán y Guzmán al Quito lánguido, solterón y clasista filmado por la cámara de Jaime Cuesta. De esta película, mucho más que de la comedia mexicano-ecuatoriana que es casi una experiencia aislada, veremos reflejos en obras contemporáneas. Mi tía Nora, dirigida por el argentino Jorge Prelorán, es una fábula cruel sobre una mujer adulta (Isabel Casanova) que vive a la sombra de la madre, y que tras su muerte se convierte en un estorbo para la familia. Está presente el personaje de la sobrina Beatriz (Guiomar Vega), que es quien narra la tragedia de su tía, un alma inocente detenida en el tiempo que al salir al mundo por primera vez se encuentra con la mezquindad de un Quito abrumador. La película es limitada en la fluidez de la narración y está contada desde el estereotipo, pero se enfrenta con la tradición y la barbarie de la religión, con la seducción y la comodidad que trajo al país el petróleo, con un matriarcado absorbente y una locura inevitable. Es interesante encontrar en la película de Prelorán nociones que serán en 2008 preocupaciones del cineasta Víctor Arregui, que ya con condiciones cinematográficas modernas retoma el Quito un poco enfermo, corrupto y a la vez seductor. Sensaciones llegará en 1991 a ocupar el espacio de las preocupaciones intelectuales. Muy a lo Mary Shelley y Lord Byron, muy a lo siglo XIX, pero con afán andino, los hermanos Viviana
y Juan Esteban Cordero ponen en escena a un grupo de jóvenes artistas, entre talentosos, torturados y un poco triviales, a crear una música que emule el sentir profundo de las montañas mientras están encerrados en una hacienda. Esta película está rodeada de un aire mítico, quizá en buena medida es la música la que le da ese toque. Esta fue compuesta íntegramente por Juan Esteban Cordero, que antes que cineasta era un pianista virtuoso, como el personaje que encarna en Sensaciones. La historia, los personajes, sus diálogos, sus relaciones están fragmentadas, a veces rotas, pero funcionan si se mantiene la noción de que todo lo que está sucediendo es realmente una vivencia sensorial. Así se cierra un tríptico ecuatoriano en tres décadas, que contempla la risa ligera, el melodrama penetrante y el experimento sensitivo, y se da paso a un momento no tan distinto, pero más sui géneris, la producción “bajo tierra”, cine casero, totalmente desconocido en los circuitos comerciales o culturales y altamente reconocido en los teatros, mercados y buses de ciudades y pueblos de la Costa. Una muestra de este fenómeno es El destructor invisible, dirigida y protagonizada por Nixon Chalacamá, muy reconocido por su abundante producción. Esta
cinta ha sido un éxito en Chone y tiene la particularidad de no haber sido concebida como una película. Chalacamá descubrió que con todo el material que tenía de otras producciones y que no se había usado, se podía perfectamente construir una nueva historia, la de un villano con superpoderes. Finalmente cerramos el panorama de Paralelo Cero con un documental. ¡Mete gol, gana! ha sido quizá, entre todas las películas anteriores, la que más oportunidades ha tenido de exhibirse. Habla de ese tema que a los ecuatorianos más les sensibiliza hoy en día, el fútbol. Pero, afortunadamente, no cae en la trampa del deporte que une a las masas, sino que retrata con sencillez y evidencia los contrastes entre la riqueza del triunfador y la cancha polvorienta de los cientos de aspirantes a campeón. No encuentro una relación concreta entre la película de Terán y el resto de la sección que no sea la de la visión panorámica, geográfica sobre un Ecuador de trópicos, Andes, valles y superhéroes que viven a pocas horas de curuchupas. Debajo está este cielo apostólico y romano, Julio Jaramillo, la Tri, el petróleo y el cine. Y ojalá eso nomás.
FIEBRE DE JUVENTUD
A LA SOMBRA DEL RUISEÑOR
Fiebre de juventud (Romance en Ecuador) es la primera de las tres películas que produjo Filmadora Ecuatoriana en los sesenta. Se la recuerda, más que por su propuesta cinematográfica, por la enorme presencia de JJ. El Ruiseñor de América canta Sombras e inunda el malecón de Salinas con esa voz tan única y especial, aquel tono melifluo que no escapa de una letra que ronda en la penumbra. En una secuencia que parte de un foco bien amarillo y que al abrirse va mostrando cómo el viento agita las palmeras y las olas chocan contra la costa. Ahí, entre el conjunto de Rosalino Quintero, emerge de la figura de JJ, una sombra gigantesca más que se interpone entre el anunciado romance de los dos protagonistas antagónicos: un jovencísimo músico (Enrique Guzmán) que prueba suerte en un país lejano a su México natal y la niña mimada de papá (Begoña Palacios), una joven más
interesada en el ajedrez, en Saint-Saëns y la filosofía de cafetín que en encontrar marido, como se preocupa su hermana y, sobre todo, su padre (Ernesto Albán). Agotado por los desaires de la chica, el músico descansa sobre una de las barandas del malecón. La expresión en la mirada de este otro ídolo latinoamericano, un Enrique Guzmán perdido en el canto de Julio Jaramillo, aumenta el valor –quizás en mucha mayor medida para los ecuatorianos- a una película musical, en la que se funden bolero, mambo, rock and roll y pasillo. Guzmán se incorpora por la seducción de la música. “Cuando tú te hayas ido…” despierta el interés incluso de la chica antipática. La cámara se interna por entre las mesas ubicadas en el balcón, en un travelling defectuoso. Otra pareja de enamorados que se besa. Enrique asiente y regresa a ver a la antipática, como descubriendo
algo que hasta ese momento no había percibido. Todas las miradas caen sobre Julio. Primer plano de JJ. Aplausos interminables. Fin de la secuencia. La esencia de musical y, sobre todo, sus números musicales, permiten que la película, dirigida por Alfonso Corona Blake, resulte rescatable y no quede en el evidente esfuerzo de mercadeo por intentar vender al país como un paraíso en medio de la mitad del mundo, exportador de plátano y precursor de la independencia, a partir de una narración turístico-enciclopédica. A Fiebre de juventud se le puede perdonar su insuficiencia técnica, su ingenuidad, sus chistes fáciles, sus patrones machistas y la impericia en su narrativa gracias a la música de Enrique Guzmán, cobijada por el talento de la infinita sombra de JJ.
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Sábado 16, Teatro Variedades, 17H30. Habrá cóctel.
> Pablo Fiallos
MI TÍA NORA
EL OJO DOCUMENTALISTA AL SERVICIO DE LA FICCIÓN
Sábado 16, OCHOYMEDIO Sala 1, 18H45
> Alejandro Casares
Jorge Prelorán es uno de esos genios a quienes el mundo del cine no les ha dado el reconocimiento que se merecen. Prolífico documentalista y trabajador incansable, el director argentino supo definir el documental de autor en Latinoamérica. Sus más de 30 películas dan cuenta de su vocación por el cine. Títulos como Un tejedor de Tilcara (1966), Medardo Pantoja (1969), Hermógenes Cayo (1969) -una de las diez mejores películas argentinas de todos los tiempos-, Cochengo Miranda (1975) o Luther Metke at 94 (1980), nominada al Oscar como Mejor corto documental en 1981, son suficientes para inscribir su nombre en letras mayúsculas dentro de la historia del cine. Su talento y capacidad para capturar los rasgos sobresalientes de la vida de los “documentos humanos”, como él llamaba a los protagonistas de sus películas, lo llevaron a crear obras imprescindibles en el documental latinoamericano y mundial. Experto en este rubro, decidió explorar otro tipo de películas y, para fortuna nuestra, su único coqueteo con la ficción sucedió en nuestro país. Mi tía Nora (1982), película filmada íntegramente en el Ecuador, explora el derrotero de una mujer madura que nunca 24
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alcanzó su independencia y se mantuvo bajo la protectora falda de su madre, la matrona de una familia de clase alta venida a menos. Soltera y sola, Nora trata de sobrevivir en un mundo que le resulta desconocido, con la única ayuda de Beatriz, su sobrina. La relación entre ambas desnuda sus personalidades y similitudes. Beatriz está a tiempo de rehacer su vida y tomar otro camino, mientras todo parece indicar que es demasiado tarde para Nora. La historia se va enredando y las mujeres, gracias a sus convincentes actuaciones, llevan de la mano al espectador hacia un desenlace inesperado. El principal detalle que cautiva de Mi tía Nora es la profundidad de sus personajes. Mabel Prelorán es la responsable del guión y de los laberintos emocionales de los que las dos mujeres tratarán de escapar. Pero es el director el que pone la firma y les insufla vida a los protagonistas. Un ojo entrenado en la realidad, donde las personas no siguen ningún guión ni memorizan diálogos, sabe dónde posarse y por cuánto tiempo. A ratos, la cámara parece incomodar a las actrices, acostumbradas a planos más cortos y, talvez, a más indicaciones sobre su papel.
Prelorán, uno de los cineastas argentinos más importantes del siglo pasado, conoce su trabajo a la perfección y sabe que el silencio cuenta tanto como las palabras, por lo que deja correr el rollo de película hasta capturar la esencia en cada personaje. Editor implacable, sabe que la moviola le ayudará a mostrar exactamente los momentos y reacciones que necesita la película para sacarle todo el provecho a la historia, por eso la perfección en la compaginación y la fluidez del relato que se proyecta en la pantalla. Fallecido el año pasado, pronto se estrenará en Argentina el documental realizado sobre su vida y obra: Huella y memoria de Jorge Prelorán, del director Fermín Rivera, en el que se le rendirá un sentido tributo y se recordarán su películas. Mi tía Nora, una joya en su filmografía, guardada y casi olvidada durante 28 años, renace en este Cero Latitud. Con un equipo de producción y actores ecuatorianos, es un reflejo de la forma en que hacíamos cine en aquellos años, además de ser una prueba del innegable y camaleónico talento como director de este monstruo en su último trabajo tras la cámara.
LARGO IMPACTO CORTA DURACIÓN UNA RETROSPECTIVA DE CORTOMETRAJES ECUATORIANOS > Christian León
TRADICIONALMENTE EL CORTOMETRAJE HA SIDO CONSIDERADO COMO UN ENTRENAMIENTO PARA LA GRAN PELÍCULA O COMO UNA ESCUELA DE FORMACIÓN DE DIRECTORES. A contrapunto con esta concepción, es necesario revalorizarlo. La película breve es el lugar del riesgo y la síntesis, su realización exige una alta dosis de creatividad y audacia. Parafraseando a Cortázar, podría decirse que en este terreno se gana por nocaut y no por puntos. Lo cual no es poco. En una cinematografía periférica como la ecuatoriana no hay que darse mucho las vueltas para reconocer que tenemos más filmes cortos destacados que largos. No es necesario hurgar mucho para caer en cuenta de que existe mucha más riqueza y pluralidad en el corto que en el largo. Por esa razón, este año Cero Latitud ha programado una retrospectiva de diez cortos bajo el título Ojo insomne. Dos décadas del cortometraje ecuatoriano. La muestra reúne un conjunto de filmes que abrieron nuevos horizontes para la imaginación cinematográfica a partir de la exploración de lenguajes y temáticas poco frecuentados en nuestro medio. Utilizando la experimentación, el concepto y el humor, estas películas logran construir universos complejos que parecen estar regidos por leyes desconcertantes e implacables. De ahí la contundencia con que interpelan al espectador. Arrancamos el recuento con dos filmes que trabajan con un lenguaje conceptual y que muestran las búsquedas iníciales de Fernando Mieles y Sebastián Cordero. Mientras Opus Nigrum (1992), del primero, construye un relato colorido y alegórico con ciertos guiños al cine de Tarkovski, Metro cúbico (1995), del segundo, presenta un relato paradojal rodado en blanco y negro que pone en discusión las relaciones entre lo cerrado y lo abierto, el adentro y el afuera. Continuamos con Camal (2000), de Miguel Alvear, y El correo de las horas (2003), de Sandino
Burbano, filmes de inspiración vanguardista que intervienen sobre el paisaje local y la cultura popular. En el caso de Alvear a través de un ensayo documental filmado en un camal de Quito; en el caso de Burbano por medio de un relato esperpéntico de estética precaria que reflexiona sobre el ciclo de la vida. Un caso excepcional constituye Croñañones (1996), de Manuel Calisto Sánchez, silencioso amante del cine convertido en realizador. Su filme, rodado con tecnología casera y montado en cámara, trabaja con humor sobre los estereotipos del cavernícola y el civilizado. Tras de él seleccionamos la obra de tres jóvenes directores de la reciente camada formada en Argentina. Bifurcando la mirada (2006), de Federico Koeller, propone un ejercicio deconstructivo sobre la mirada al montar una serie de retratos médicos junto a un texto de Mario Mendetti. A la caza del rey (2007), de Patricio Burbano, cuenta, a medio camino entre la ficción y el documental, la historia de Juan Carlos De Las Heras, aficionado al ajedrez que venció a Gary Kasparov. Invitación a Sepelio (2007), de Marco Rodríguez, retoma el lenguaje contemplativo para desplegar breves gestos narrativos que revelan un Guayaquil desconocido. Para cerrar destaca la obra de jóvenes realizadoras que han traído una saludable feminización al cine nacional. Despierta (2007), de Ana Cristina Barragán, a través de planos bellamente elaborados evoca un universo de fantasías infantiles que deviene en pesadilla. Emilia (2008), de Carla Valencia, elabora una parábola naíf que recupera la dimensión femenina del tejido y el croché. Sin lugar a dudas, el cortometraje ha sido un refugio para el talento joven, la expresión personal, la diversidad estética y la crítica de los discursos establecidos. Gracias a esta producción es posible trazar una historia alternativa del cine nacional que rebasa la falta de audacia y el realismo social característicos del largometraje. | A la caza del rey / Los Croñañones / Despierta
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FILIPINAS
UN CINE MULTICOLOR Y DE MUCHOS SABORES | Melancholia / Indio nacional / Serbis
> Dodo Dayao
NO SE PUEDE DESMERECER EL HECHO DE QUE, HACE 24 AÑOS, LA OBRA ESENCIAL DE KIDLAT TAHIMIK, PERFUMED NIGHTMARE, SIGNIFICÓ LA POSIBILIDAD DE EMANCIPACIÓN DEL CINE FILIPINO DEL MODELO INDUSTRIAL HOLLYWOODENSE AL QUE ESTABA ATADO. Pero en 2001, Batang West Side, de Lav Diaz, fue como una alarma de incendios que demostró que las películas podían ser realizadas en sus propios términos, que la sensibilidad autoral podía proliferar y que había una corriente de cine local emergente, o, más bien, re-emergente. El joven arte del cine podría ser aún más joven en Filipinas, pero en un punto su producción fue lo suficientemente pródiga y prolífica como para incluirse entre las cinco más grandes del mundo. Fue dentro de las entrañas del laberíntico sistema de estudios de cine que persistió y prevaleció; y fue entre los melodramas, las comedias y las películas de acción que se hacían que muchos de sus titanes –desde Gerry de Leon y Lamberto Avellana a Lito Brocka, Ishmael Bernal y Mike de Leon–, realizaron el trabajo, predominantemente realista-social, que puso en un inicio al cine filipino en el mapa del cine mundial. Pero, paralelamente, en los márgenes también hubo, aunque erráticos, vitales y cruciales flujos de actividad, desde Roxlee a Raymond Red y Kidlat, quienes realmente nunca dejaron de hacer películas. La aparente apertura de las compuertas de salida de esta oleada, traída por Batang West Side, fue apenas un rebrote del estado en el que la actividad se había quedado, pero que llegó con una efusividad de trabajo lo suficientemente grande y ambiciosa como para producir ruido, llegando casi a convertirse en un movimiento, pero no en el sentido de un avance colectivo nacido de un diseño específico, sino más en términos de puro volumen. Y resulta que, de manera casi irónica, eso coincidió con el debilitamiento del cine mainstream local. Ahora hay más películas siendo producidas independiente que dentro de los grandes estudios de cine, de los cuales quedan muy pocos. Hoy hay más películas independientes rondando 26
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en el circuito internacional de festivales que las que ha habido nunca. Con una Filipinas dividida en regiones con dialectos y culturas distintas, existe también un resurgimiento del cine regional, del que lo más notable resulta, entre otras, la memorable y mística Huling Balyan Ng Buhi (Woven Stories of The Other), de Sherad Anthony Sanchez, originario de Davao, la tercera ciudad más poblada de Filipinas. Si se quisiera desmenuzar en una sola instancia estética el temperamento de este nuevo cine filipino independiente, y del cine filipino independiente en general, el resultado alentador sería que probablemente no se lo lograría, dado lo disparejo que es. Pero es esta misma divergencia en cuanto a procesos, filosofía y propósitos lo que hace robusto y convincente a este cine multicolor y de muchos sabores. Los firmemente narrativos y extrañamente lineales filmes de Lav Diaz –incluyendo Heremias, Death in the Land of the Enkantos y Melancholia– retoman el rigor clásico y el giro novelístico a los que el cine local probablemente ya no estaba acostumbrado. De muchas maneras, los filmes de Brillante Mendoza han retomado la bandera realista-social que antes Brocka llevó hasta Cannes. Esto se expresa especialmente con Serbis (Service) y Kinatay (The Execution of P) (por las que a Mendoza le concedieron el galardón al Mejor Director en el certamen francés), películas que son firmemente narrativas, pero donde existe un casi completo descuido por las convenciones de la estructura dramática. Por más que Raya Martin se adhiera a un cine nostálgico con una especie de impulso dialéctico para interrogar no sólo la historia de su país y la historia del cine de su país sino también la suya propia, esos impulsos derivan de una estética de la forma y de un nervio experimental para manipularlo plácidamente. Esto se nota, por ejemplo, cuando graba la primera parte de su trilogía histórica, Indio Nacional, a la manera de una película de cine mudo, o la segunda parte, Independencia, en un escenario sonoro. Aún más impredecible y desafiante es el prolífico Khavn de la Cruz, cuyas únicas líneas estéticas son su feroz sensibilidad punk y su humor negro, con lo que navega ampliamente entre los filmes de horror, sátira política, historias de amor, realismo social
HOY HAY MÁS PELÍCULAS INDEPENDIENTES RONDANDO EN EL CIRCUITO INTERNACIONAL DE FESTIVALES QUE LAS QUE HA HABIDO NUNCA.
y hasta por lo más lóbrego y maldito, como en la sicodélica y cuasi religiosa The Middle Mystery of Kristonegro. Y después está John Torres, quien no es propiamente un documentalista, pero que se ha alimentado del ethos de uno por el hecho de que primero filma, partiendo del fragmento de una idea y cuidando que el proceso no se vuelva demasiado aleatorio, para luego escribir el guión. No se trata de un coleccionista que cuando colecciona es consumido enteramente por el acto de coleccionar; es, más bien, algo cercano a un curador en el sentido de que es consumido por las posibilidades de lo que podría encontrar y por el orden que podría darle al caos que colecta. En la mayoría de casos y en especial en su vibrante nuevo filme Ang Ninanais: Refrains Happen Like Revolutions In A Song, encontramos más que un mero sentido de orden dado al caos. Es, sobre todo, poesía.
INDEPENDENCIA LA GUERRA DESDE EL MARGEN
Independencia es un filme que casi podría sostenerse en su belleza plástica y en su lenguaje cinematográfico con claras referencias al cine clásico y a la estética documentalista (aunque dialoga con formas vanguardistas). Sin embargo, para localizar su trama hace falta ubicarse en el período histórico en el que se desenvuelve la historia. Filipinas, 1899. Después de haber luchado contra España por la independencia, los filipinos reciben el embate armado de su mayor aliado independentista: los EE.UU. La nación del norte incumple su promesa de devolverles su soberanía luego de la guerra española-americana, y arroja al pueblo filipino a una segunda e infructuosa lucha (1899-1911) por su independencia. Un millón de pobladores muere, entre civiles y militares, mientras que la ocupación norteamericana dura 34 años (1946). En ese escenario, Independencia, del filipino Raya Martin, construye un relato bélico ligero desde el margen del conflicto. Al hablar de ligereza no me refiero a un trato superficial de lo épico sino a
una reconstrucción simbólica de un conflicto armado, en la que lo visual remite a una atmósfera sutil y poética que se contrapone a la rudeza de lo violento de una guerra. El filme inicia con una aproximación algo elíptica de la llegada de la guerra. Una escena casi teatral de parálisis de la acción, en la que un grupo de pobladores suspenden por unos segundos su vida habitual y “sienten” la llegada de los soldados norteamericanos. Mientras la ofensiva llega como un fantasma omnipresente al cual nunca se lo ve más que, literalmente, como un espectro en una de las escenas más surrealistas de la película, una madre y su hijo deciden huir a la montaña para protegerse de los ataques. Su vida transcurre entre la rutina de la vida esencial y su contacto con la naturaleza. Este último elemento es básico en la construcción de la historia, ya que, a pesar de que la selva no es presentada como un personaje más, es abordada como el lienzo absoluto sobre el que se “pinta” la narración. Incluso se resuelve literalmente al final cuando se completa la crítica
histórica al mostrarnos el último cuadro de la cinta convirtiéndose en un paisaje pintado. Pero ¿por qué crítica histórica? A mi entender, esa es la función del filme entero. Todo ese diálogo con las herramientas cinematográficas occidentales (la estética del 16 mm y del documental, el cine mudo, el blanco y negro) habla de un intercambio narrativo que resalta la exotización del otro. Martin critica sutilmente al ojo occidental a partir de la utilización de estas estéticas clásicas en una forma de reconocimiento-desconocimiento, pues irrumpe con elementos que descolocan las estructuras cinematográficas tradicionales. En este punto, Martin se une al coro de cineastas asiáticos contemporáneos que tratan de romper la dimensión fílmica a través de recursos hipertextuales y divorcios narrativos. Desde otro ángulo, Independencia es un filme sobre el paso del tiempo, los ecos de la guerra desde el margen e incluso sobre el universo de lo onírico. Se trata de una película puramente contemplativa.
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Domingo 17, OCHOYMEDIO Sala 1, 20H15
> Rocío Carpio
ZOOM IN
PROMETEO EN TRES ACTOS Y UN EPÍLOGO > Peky Andino
ACTO I: UN CASTING QUE NO FUE Prometeo fue un viaje antes de empezar. Por un encuentro con el Mieles en un surrealista festival en Cuenca supe de sus intenciones iniciáticas respecto de su ópera prima, y luego, cuando por otras circunstancias surrealistas leí una de las versiones del guión, me sedujo esa idea de un juego coral recubierto de formas inocentes y fondos perversos. No volví a saber sobre Prometeo hasta 2008, cuando recibí la llamada de mi amigo Mauricio Samaniego, encargado del primer casting de la película, para decirme que no había ningún personaje para mí y que sólo llamaba para pedirme que le acompañara a la María Beatriz (Vergara) (gran actriz conmigo, mejor actriz sin mí) a realizar el casting de una pareja. Fui a la audición en plan espalda, acolite, lector. Terminada ésta, salí del lugar y me olvidé del asunto. Semanas después, el Samaniego me llamó para decirme que había sido elegido para el personaje de Raymundo Briones, el escritor de la película, y antes de decirle que estaba mamado y que yo no hice el casting de ese personaje ni de ninguno, él se adelantó diciéndome que el mamado era el Mieles por haberme dado el personaje sin audición. Y que me esperaba para hablar, si era hombre, ese mismo rato en la productora de la Oderay (Game). ACTO II: QUITO-HARLEM-GUAYAQUIL Oficina Hot the Line. Quito. Int. D. Fernando fumaba unos horribles cigarrillos cubanos y yo tenía 3 años sin fumar. Me explicaba que el personaje que me proponía, el escritor Briones Terán, de alguna manera representaba el punto de vista que el intelectual tiene sobre el país, y que la decisión de que yo lo hiciera se debía a que conocía de cerca a esa fauna en peligro de extinción (bueno, también pesaba el hecho de que soy escritor y actor). Lo dijo tan en serio que no me animé a decirle que a mí los intelectuales de este país me dan risa, y me limité a aceptar su propuesta. Tuvimos tres sesiones más en las que traté de entender las diferencias entre El Escritor de Mieles y el mío. El personaje de Prometeo creía en la literatura ecuatoriana contemporánea. Yo no. Él era ordenado, meticuloso, observaba mucho. Yo no. Él escribía, siempre escribía con disciplina. Yo vivo en el caos. Él llevaba un diario. Yo considero que registrar diariamente la vida es un acto inútil. Le apasionaba Europa y las universidades europeas. Yo las cambiaría a todas por Disneylandia (y eso hice semanas más tarde). A pocas semanas del inicio del rodaje, y cuando preparaba
mi maleta para instalarme con total agrado en Guayaquil por dos meses, recibí una fatal buena noticia: tenía que viajar a New York para recibir un premio teatral y dar una función de la Medea en la Quinta Avenida, en el centro de graduados de la NYU. Eso significaba renunciar a Prometeo, pero no sé cómo el Mieles sacrificó dos secuencias y acomodó el plan de producción para que yo pudiera interpretar a su escritor. Entonces, antes del rodaje hice mi propio viaje: Quito - New York (Harlem) – Guayaquil, lo cual añadió matices para que yo entiendiera ese otro viaje. ACTO III: RODAJE EN EL INVIERNO TROPICAL Guayaquil - Durán. Interior/ Infierno El primer día de rodaje duraría 2 meses. La orden era sentir el frío del invierno europeo dentro del pabellón de la feria de Durán a 35 grados, con una sensación térmica de 44 y usando un terno de lana, chaleco, corbata y una barba de meses. Probamos sentir frío y por contradicción sentíamos mucho calor, entonces, con el Raymundo y otros ex juglares nos dedicamos a burlarnos de las técnicas de actuación de las viejas y viejos maestros respectivos, y gracias a esa irresponsabilidad la orden empezó a funcionar. Me encanta trabajar con actores guayaquileños tan descontaminados e inmunes a esos ejercicios psicoanalíticos o a esa calistenia antropológica. También me sentí muy bien con las dos únicas quiteñas que fueron: Juana Guarderas y Paty Naranjo. Entonces, casi 60 días de rodaje podría resumirlos en eso: un interminable primer día en el infierno fingiendo que afuera caía nieve, rodeado de actores divertidos y de un equipo quiteño con una entrega al cine y a la farra digno de reconocimiento y aplauso. Y nada más, lo que vino después ustedes lo verán en las salas de cine cuando la película sea un asunto del público. EPÍLOGO Dos años después recuerdo al actor Enrique Ponce, mi amigo, compañero de travesía en Prometeo, fallecido meses después de que termináramos el rodaje. Recuerdo las interminables conversaciones en su Barricaña. Yo repetía lo que dijo Boadella sobre que los actores antes andaban de camino con salteadores, asesinos, putas y cabrones, y que ahora, entre tanto método, industria, burócratas del cine y del teatro, se han limitado a andar con cabrones. Espero que esta película contribuya al entendimiento de directores, productores y burócratas de que el actor es importante en esta industria, y que gracias a ellos y a gente como Enrique Ponce, hay cine. // 2010
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RABIA EN LAS ENTRAÑAS > Gustavo Sánchez Parra
EN 2006 FUI INVITADO AL FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE MORELIA PARA RECIBIR UN RECONOCIMIENTO POR MI LABOR DESEMPEÑADA COMO ACTOR EN CORTOMETRAJES. En ese mismo festival se presentó la película de Guillermo del Toro El Laberinto del Fauno, la cual tuve oportunidad de ver. Al día siguiente me encontré a Guillermo desayunando apaciblemente en la cafetería del hotel y quise ir a felicitarlo por su trabajo. ¡Qué grande fue mi sorpresa cuando me dijo que me tenía contemplado para una película! En ese instante apareció Bertha Navarro y le pidió que me comunicara sobre el proyecto. Hablamos brevemente y me dijo que después tendríamos una reunión con el director Sebastian Cordero. Transcurrieron seis meses sin que supiera más sobre el asunto, hasta que recibí una llamada telefónica de Bertha para que tuviéramos la reunión que me había anunciado. Ahí me enteré de que la película era una adaptación de Rabia, la novela de Sergio Bizzio, y que me querían para el personaje protagónico. Me dieron a leer la novela y volvimos a reunirnos meses después. Sebastián me dijo que quería que el personaje tuviera un cambio muy fuerte, tanto físico como emocional, a lo largo de la película. Me preguntó si estaba dispuesto a bajar drásticamente de peso y sin dudarlo dije que sí. Así comenzó la odisea. Era la primera vez que me ofrecían una oportunidad tan grande en cine y yo pensaba arrojarme con todo a tal empresa. En enero de 2008 me volvió a llamar Bertha para anunciarme que la película iniciaría a principios de Junio, y que tenía que comenzar con la dieta. Me recomendó una nutrióloga que estaría a cargo del proceso. Me hice los análisis indicados y comencé el régimen alimenticio. Lo seguí al pie de la letra y empecé a bajar inmediatamente de peso. Aunado a la dieta, hacía hora y media diaria de ejercicio cardiovascular, pero esto no duró mucho, el agotamiento físico debido a la falta de alimento no me lo permitía. Nada me habría preparado para semejante proceso. El estado físico derivó en consecuencias emocionales muy fuertes. Comencé a estresarme demasiado, constantemente me avasal-
laban ataques de ansiedad. Sentía que la gente a mi alrededor sólo hablaba de comida y de bebida, por lo que, poco a poco, me fui distanciando de la familia y los amigos para aislarme en mi departamento y así evitar ver comida u oír hablar de ella. Durante 3 meses me refugié para realizar la dieta que me habían sugerido. Apenas salía para realizar compras y hacer ejercicio. Además, estaba atravesando un momento muy duro a nivel personal: la ruptura de una relación de pareja de cinco años. Me encontraba literalmente deshecho. Empecé a jugar con todo lo que me rodeaba para tratar de integrarlo al personaje de José María: vivir aislado del mundo, estar tan lejos y tan cerca de las personas y no poder comunicarme con ellas… Así comencé a imaginarme las situaciones del personaje. Rondaba mi departamento como una sombra, escuchando la versión de la canción Sombras, de Julio Jaramillo y Chavela Vargas; comiendo y durmiendo poco, añorando un mundo que había perdido por completo y sintiendo una tremenda impotencia por no poder hacer nada para recuperarlo. Poco a poco fui integrándome con el personaje, en una entrega absoluta, física y emocional, para tratar de darle credibilidad a la vida de José María. Llegué a España un mes antes del inicio de la filmación para las pruebas de vestuario, cámara y maquillaje. Continué con el aislamiento y la dieta. Una semana antes de comenzar la película me encerré en el departamento que me asignaron en el pueblo de Tolosa. Sólo comía media lata de atún y piña tres veces al día. Lo que pretendía explorar con José María era un estado de deterioro muy profundo, así que me pareció adecuado dormir sólo hora y media diaria para profundizar más en el estado de ansiedad y estrés. Había probado los efectos de no dormir en un trabajo anterior y me había gustado el resultado. Pasaba las noches caminando de un lado a otro alrededor del pequeño departamento, leyendo el guión y repasando ciertas escenas; imaginándome in situ. La película se filmó en orden cronológico inverso, es decir, del final al principio. Así que, pasada una semana, comencé otra dieta rigurosa, ahora para subir de peso, ya que al inicio de la película el personaje está bien y va transformándose conforme transcurre la historia. Tuve que comer seis veces al día e ingerir dosis de complementos proteínicos y carbohidratos. Esto también fue avasallador, había ocasiones en que sentía que iba a reventar. En mes y medio recuperé lo que había tardado cuatro meses en bajar: 13 kilos. A pesar de que todo el proceso estuvo supervisado por especialistas, no se pudo evitar algunas complicaciones físicas que en su momento fueron tratadas y han ido disminuyendo con el tiempo. Cuando vi por primera vez la película, me sorprendió. Fui adentrándome poco a poco en la historia, olvidando el ojo crítico que siempre tengo con el trabajo que hago. Resurgieron sensaciones muy fuertes, una mezcla de lo que yo había vivido durante el proceso de creación y lo que le ocurría al personaje a lo largo de la historia. Nunca me había sucedido esto con un trabajo. Me sentí muy satisfecho con el resultado. Tuve las condiciones para imaginar, soñar y experimentar con libertad. ¿Volvería a hacer algo semejante? Lo dudo. ¿Valió la pena? Por supuesto que sí. Rabia dejó en mí algo más: fe en la fuerza creativa.
FILMANDO EN REVERSA > Mariana Gironella
¿A QUÉ SE DEDICA EL O LA CONTINUISTA EN UNA PELÍCULA? LA MAGA DE LA PROLIJIDAD EN RABIA NOS EXPLICA QUE DE LO QUE SE TRATA ES DE HACER QUE LAS COSAS ESTÉN SIEMPRE EN SU LUGAR Y DE SOSTENER LA MAGIA DE LOS UNIVERSOS QUE SE CREAN. Las películas de Sebastián Cordero son todo menos predecibles y aburridas. Trabajar con él se vuelve siempre una aventura complicada, difícil y retadora, pero, a fin de cuentas, una aventura fascinante. Es curioso porque Sebastián tiene pinta de un oso tierno y bondadoso, y así es en “la vida real”, pero nadie creería el universo interno que lo habita. Resulta que tras ese aspecto bonachón se esconden personajes densos y fuertes, siempre al borde del abismo. Sus historias ahondan en las profundidades del ser. Es un director al que le gusta explorar hasta dónde puede llegar el ser humano, cuáles son sus pasiones, sus vicios. Es un espléndido director de actores. Sabe cómo sacarles exactamente lo que él está buscando y, la verdad, es un privilegio, como script (continuista), poder estar junto a él y verlo trabajar. He tenido la fortuna de colaborar con él en dos de sus películas, Crónicas y Rabia y, curiosamente, si lo pienso bien, son de los trabajos más difíciles que me ha tocado hacer en mi carrera. Recuerdo que en Crónicas tuvimos que rodar todo el linchamiento de Vinicio (Damián Alcázar) de atrás para adelante por una cuestión de luz. Creía que esa era la secuencia más difícil que me iba a tocar en mi vida en cuanto a continuidad. ¡Pues no! ¡Ilusa de mí! No contaba yo con que iba a tener que hacer Rabia, en la que no sólo hubo una secuencia de atrás para adelante sino que así fue ¡la película entera! La complejidad de Rabia en cuanto a continuidad fue realmente tremenda, justamente porque casi todo sucede en una casa y con unos pocos personajes. José María (Gustavo Sánchez Parra) se esconde como si fuera una rata en el ático de la inmensa casa y se alimenta de los restos de la basura y de las pocas cosas que puede sacar del refrigerador. El personaje necesitaba ir per-
diendo peso hasta quedar en los huesos. Gustavo se sometió a una estricta dieta y esa es la razón primordial por la que tuvimos que rodar empezando por el final, es decir, desde que estaba más flaco hasta cuando, poco a poco, ganó peso. Obviamente, el mérito principal de todo esto es de Gustavo, quien con una disciplina a prueba de pintxos, chuletones de Tolosa y chatos de vino, y a fuerza de ir al gimnasio todos los días, logró el reto a la perfección. Pero en todo este proceso también estuvieron involucrados distintos departamentos, como los de maquillaje y vestuario, que se afanaron espléndidamente en crear esta ilusión de paso de tiempo en el personaje, tanto en el desgaste de su ropa como en el largo de las uñas y pelo, y todo esto de atrás para adelante, como en reversa. A mí solamente me tocó supervisar todo esto para que tuviera sentido. Por si fuera poco, la película tiene lugar en las cuatro estaciones del año. ¡Estábamos rodando en pleno verano! Todo era verde y frondoso. Así, yo tenía que cuidar, junto con el departamento de arte, que por las ventanas no se vieran los árboles verdes en pleno invierno o que hubiera hojas secas en otoño y las flores correspondientes a cada estación. Por otro lado, tenía que recordarle a Quique Chediak, el director de fotografía, el uso de una serie de filtros para cada una de las estaciones. Podría escribir mucho sobre tantas anécdotas en cuanto a la continuidad en la película, pero desafortunadamente no hay espacio… Yo tengo la teoría de que para una continuista como yo, hacer una película como Rabia, totalmente intimista y con un director como Sebastián, obsesionado con los más mínimos detalles, es un trabajo infinitamente más complicado que hacer una película de guerra con dos mil extras. Para él, lo más importante en el cuadro son las emociones de los personajes. Y para poder transmitir todo eso tan hondo que él quiere decir, el universo que los rodea tiene que ser perfecto, creíble, sin lugar a nada que nos pueda distraer como espectadores. Para mí ese fue el gran reto, la enorme responsabilidad. No sé si lo logré. Espero haber podido ayudar a crear ese universo tan mágico que él necesitaba. Lo que sí tengo claro es que fue una muy grata y maravillosa experiencia, y que pese a las dificultades propias de mi puesto, la volvería a vivir con los ojos cerrados, o, mejor dicho, con los ojos bien abiertos para no equivocarme. // 2010
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LIBRETO
EL BLOW UP DE CARLOS son diez mil euros. Esta es su foto y, aunque es de hace años, la encontrarás. Trabaja en dirección de arte. Y esta es una 9 mm.
> Juan Martín Cueva
LA SORPRESA DE ENCONTRARSE CON UN ESCENARIO DE FLORECIENTE PRODUCCIÓN CINEMATOGRÁFICA PODRÍA DESBARATAR LAS MÁS PERVERSAS INTENCIONES. ¿CÓMO? Era una tarde fría de abril. Carlos esperaba en un café esquinero de Lavapiés sin tener idea de que nunca volvería a ver el otoño sin hojas. Llegó su destino con el misterioso y potencial empleador que a bocajarro le lanzó la primera pregunta: – ¿Conoces Ecuador? – Soy ecuatoriano. – ¿Sabes algo de la producción de cine en ese país? – Creo que no hay gran cosa. Trabajé en un rodaje hace más de diez años, ahí conocí a la señora que me ayudó a venir. – Bien. Necesitamos contratarte urgentemente. Tienes que encontrar a alguien. Debes ir a Ecuador. Frente a una caña medio tibia, Carlos hizo en silencio el recuento de los mil camellitos y cientos de chauchas que había debido hacer desde que llegó. Albañil, digitador de contabilidad y cuidador de ancianos, asistente de anticuario, traductor freelance, profesor de salsa...Tantas y tan variadas experiencias que apenas si se sorprendió de que le propusieran esto.
– ¿Como en las novelas negras? – Como tu quieras, tío. Hay que liquidar a una persona. – Liquidar a alguien... ¿Y por qué? – En esto importan menos los porqués que los cuántos. Estos 32
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Pensó que la cosa iba a ser un juego de niños: el cine ecuatoriano deben ser cuatro pelagatos y va a ser facilísimo ubicar a alguien. Averiguó qué era eso de la dirección de arte y entendió que su investigación se limitaría a los proyectos de ficción. Lo primero que hizo fue ponerse a googlear. Encontró una publicación del OchoyMedio y varias revistas de cine. Decidió hacer una lista de sus fuentes de información: descubrió que ya no existe Fancine, pero que están Fotograma, Zoom, Nuestros Rollos, El Otro Cine, Anaconda, El Búho, Revista Q. Supo que existe un CNCINE que genera un boletín electrónico y que hay un grupo yahoo con más de 800 miembros. Se enteró de las decenas de blogs que se escriben sobre cine, descubrió www. ahoraenquito.com, se metió al Facebook y encontró muchas páginas de películas y contactos de cine ecuatoriano. Compró en línea un pasaje barato de último minuto. Al día siguiente ya estaba volando hacia Quito. Buscó en las tiendas piratas para sacar de los créditos de las películas la pista de quien buscaba. La primera sorpresa fue que hubo mucho más que las dos o tres películas que él pensaba encontrar. Descubrió los catálogos de Cero Latitud y casi se cae de espaldas al ver que se habían hecho como 35 largometrajes y más de 150 cortometrajes. Otra sorpresa fue descubrir que se estaba filmando bastante fuera de Quito: en Guayaquil, Cuenca, Ibarra, Loja y hasta en Macas. Antes sólo habían Guayasamines y Khalifés, Corrales y Luzuriagas... Ahora supo que habían como cuatro Andrades y Aguirres, tres Valencias, Burbanos y Moras, dos Corderos y Cuevas, Mieles y Arreguis, Pazmiños, Haros y Sarmientos, Parras, Parrinis y Her-
midas. Y nombres extraños: Scartaccini, Game, Frisone, Krarup, Vandierendonck, Auverlau, Boh y Hoeneisen. Jodida iba a estar la cosa. Logró que lo contrataran para un rodaje cerca de Jama. De ahí subió a Cuenca, estaban filmando en una hacienda en Yunguilla. Lo contrataron para un rodaje en Los Chillos, donde se hizo amigo de un par de actores peruanos. Pasó por Guayaquil para visitar a sus padres y en seguida le llamaron para que trabajara en otro largo que se rodaba en el Manso con un montón de guambras que debían ser colegiales cuando él se fue. Decidió, para no perderse, hacer una lista de los estrenos recientes: La revolución de Alfaro, Desde abajo, Néctar de lo impropio, Zuquillo Exprés, Prometeo deportado, Los canallas, y el reestreno de Ratas… Se coló a ese evento pensando que ahí podría empezar su inmersión en proyectos por venir. Sacó mucha información de los chismes de esa noche. Tuvo que hacer cinco listas más. Apuntó: 1. Cortos terminados: Haro, Vera, Calvache, Suárez, Houlberg, Arechavala, Barragán, Valencia, Samaniego. Era imposible cerrar la lista, habían decenas de cortos de ficción.
Iván Márquez (INCINE) Armando Granda (Teatro Variedades) Jorge Aguirre (Multicines)
Dirección y Producción Ejecutiva Isabel Dávalos Producción Ejecutiva Juan Martín Cueva Producción General María José Elizalde Dirección de Programación Miguel Alvear Dirección de Comunicación Randi Krarup PRODUCCIÓN Asistencia de Producción Gabriela Carrera Soledad Yépez Coordinación de inauguración y clausura Santiago Estrella Coordinación de actividades académicas Mayfe Ortega Coordinación de invitados y actividades sociales Joanne Vance Coordinación de funciones en barrios Vinicio Cóndor Jefes de sede Santiago Estrella (OchoyMedio)
Coordinación sede Otavalo Washington Maldonado Coordinación sede Portoviejo Fidel Intriago ADMINISTRACIÓN Dirección Administrativa y Financiera Aníbal Bedón
2. Estrenos próximos meses: Rabia, A tus espaldas, Criaturas abandonadas, Quijotes negros, Big Bang, Siguiendo a las estrellas, María como juego de niños. 3. Terminaron rodaje: Hermida, Sebastián Cordero, Mora, León. 4. Van a filmar: David Nieto, Javier Andrade, Víctor Arregui, Anahí Hoeneisen, Diego Araujo, Juan Sebastián Jácome, Juan Carlos Donoso. 5. Tienen guiones: Viviana Cordero, Izquierdo, Mueckay, Fuertes, Cañizares, Briones, Ignacio Correa. Puso un subtítulo y “No se sabe qué pasa”, y anotó The fighter, Migrante, Con el perdón de Dios, Atacames tonic. Carlos decidió hacerse un blow-up, cambiar la 9mm por el 35mm. Se fue caminando hacia el Churchill. Oscurecía. Le dio frío. Se metió en un café y pidió un tequila. Mientras esperaba, se dio cuenta de que las paredes estaban tapizadas con afiches de pelis ecuatorianas. (Continuará. Segunda parte: “Un asunto documental”)
Coordinación de jurados Isabella Parra
Webmaster Gonzalo Vargas
Subtitulación Abel Menéndez
Cobertura fotográfica Edward Cooper
Traducción Mauricio Cadena María Campaña Lorena del Castillo Alex Cisneros
ANDÉN LATINO Miembros fundadores Isabel Dávalos Fundación Cero Latitud Corporación Cinememoria
COMUNICACIÓN Asistencia de Comunicación Fernanda Andrade
Director Jan Vandirendonck
Coordinación Administrativa y de Producción Anita Méndez
Coordinación Editorial Santiago Rosero
Contabilidad Sandra Rivera
Asistencia Editorial Alejandro Casares
Mensajería Sebastián Rivera
Coordinación de Prensa Galo Betancourt
PROGRAMACIÓN Coordinación de Programación y Tráfico Isabel Mena
Asistencia de Prensa David Paredes
Asesoría de Programación Christian León Asistencia de Programación Martina Valarezo Tráfico de copias Fernando Vega Pablo Astudillo Producción en sedes Jorge Medina
Diseño Gráfico Jorge Luis Moscoso
Coordinadora Irina Ivnisky Productora Cristina Rendón Videoteca David Peláez Diseño Gráfico Joachim Ampuero Diseño Editorial Michel Lizarzaburu
Diseño Editorial Adrián Balseca
FUNDACIÓN CERO LATITUD Presidente Fundación Cero Latiud Xavier Lasso
Diagramación Susana Zurita B.
Director Fundación Cero Latitud Juan Martín Cueva
Edición de video Fabián Aroca Galo Vásconez
Miembros de la Fundación Isabella Parra Randi Krarup Cristina Rendón Gonzalo Abad
Producción spot promocional La Que Cruza
EL OCTAVO FESTIVAL DE CINE CERO LATITUD AGRADECE EL APOYO DE Patrocinadores
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egeda - ecuador
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