5 minute read

El modelo de los doce implementado para restaurar

En la época de Elías, cuando el pueblo se había entregado a la idolatría, había caído en la apostasía, el profeta, con gran celo espiritual, desafía a los profetas de Baal a demostrar el poder de sus ídolos ante el pueblo o que el Dios verdadero respondiera con fuego, aceptando el sacricio para el holocausto. Y el profeta inicia las obras de reconstrucción del altar de Dios que estaba en ruinas. “Y tomando Elías doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob… edicó con las piedras un altar en el nombre de Jehová” (1 Reyes 18:31,32). Preparado el holocausto, procedió a ofrecerlo a Dios en sacricio y Él no tardó en responder al profeta; por este acto, vino la reconciliación del pueblo con Dios. El modelo de los doce apunta a restaurar el altar arruinado de Jehová.

Si usted observa estas palabras, notará que el altar de Dios estaba en cenizas; lo mismo sucede en la mayoría de las naciones de la tierra. Se necesitan hombres y mujeres con Su celo, dedicados a trabajar, no en las paredes o estructuras de algún edicio, sino en las personas por las que Cristo derramó hasta la última gota de Su sangre, ya que el altar de Dios está caído en sus corazones muchas veces por causa del mal testimonio de algunos líderes religiosos. Por esto, muchos se alejan del Señor al sentirse defraudados en su fe.

El modelo de los doce implementado para reconciliar

No es casualidad que las últimas palabras del último libro del Antiguo Testamento expresen la manifestación del ministerio de Elías, diciendo: “He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición”

(Malaquías 4:5,6).

Tengo la plena certeza de que en los tiempos que vivimos, que son nales, Dios desatará la unción de Elías que caerá como un manto sobre toda la tierra, moviendo a los líderes cristianos en diferentes lugares del mundo a actuar con el mismo espíritu del profeta, siendo la reconciliación familiar la prioridad.

Dios quiere que cada líder sea instrumento en Sus manos para traer paz a los hogares que hoy están al borde del colapso, debido a la pérdida de los valores espirituales.

El modelo de los doce implementado para la conformación de la nación de Israel

Dios se reveló a Moisés como el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Abraham representa al hombre de la fe; Isaac al hombre del sacricio, y Jacob al hombre de gobierno. La promesa de Dios a Abraham no se desarrolló sino hasta que vino el gobierno de los doce. La Biblia dice: “Entonces dijo Dios a Abraham: No te parezca grave a causa del muchacho y de tu sierva; en todo lo que te dijere Sara, oye su voz, porque en Isaac te será llamada descendencia” (Génesis 21:12). Isaac tuvo que tener un Jacob. Jacob tuvo que tener doce hijos que se convirtieron en los doce patriarcas; cada hijo se constituyó en una tribu y vinieron las doce tribus de Israel. Todo el tiempo que las doce tribus estuvieron unidas, el pueblo de Israel se fortaleció y prosperó; cuando vino la división, se debilitaron como nación, fueron oprimidos y subyugados por sus enemigos y esparcidos por las naciones de la tierra.

Ejemplo del Señor Jesús

Jesús invirtió la mayor parte de Su tiempo en la formación de doce discípulos. No se dedicó a enseñar y discipular a las multitudes, pues como ya mencioné, Su contacto con ellas era esporádico. Al estar entre la gente, Él suplía las necesidades, los sanaba, los liberaba, les ministraba pero no los formaba. Es más fácil formar doce personas que formar a quienes escucharon el sermón del monte. Jesús se centró en formar doce hombres, pues tenía como objetivo reproducir Su carácter en la vida de ellos; para que esto sucediera, debía quebrantar muchos esquemas religiosos.

Jesús se apartó de lo convencional. No buscó Sus doce en las mejores escuelas de teología; los escogió en una noche de oración (Lucas 6:11,12). No podemos elegir a nuestros discípulos por simpatía, por la capacidad intelectual, por su oratoria, por las habilidades o los talentos humanos. Los escogemos porque el Espíritu testimonia a nuestro espíritu que tienen un corazón el. Al igual que un hábil artesano, como hace el alfarero con el barro, Jesús los tomó en Sus manos y fue formándolos. Tres años y medio trabajó en el carácter de cada uno; con Sus enseñanzas los descontaminaba de impurezas y les compartía verdades eternas para que, cuando ya no estuviera, ellos pudieran vivir en total dependencia del Espíritu Santo, tal como Él vivió. Los doce de Jesús fueron las columnas sólidas sobre las que descansaría gran parte de la fe cristiana. Él trabajó en sus vidas, y este es el pastoreo más ecaz. Los ganó en oración, los consolidó, los discípulo y los envió.

El modelo de los doce es de relación

Es fundamental reunirse una vez por semana. Es un tiempo enfocado en fortalecer las relaciones; no se tratan temas de negocios sino que se da importancia a los valores espirituales del equipo y al desarrollo ministerial, manteniendo una alta sensibilidad a la guía del Espíritu en cuanto a lo que Él quiere ministrar a cualquiera de ellos. Jesús tenía una relación permanente con Sus doce y podía detectar lo que estaba fuera de orden. Este contacto lleva a conocerles de manera personal y es esencial la ministración continua. Todos pasan por un proceso de sanidad interior y liberación, pues deben romperse cadenas y esquemas tradicionales, quebrantando toda opresión demoníaca. Quien no ha sido ministrado, no podrá ministrar.

Seleccione a los que dan fruto

Al seleccionar los doce, usted no debe escogerlos por amistad o por antigüedad, sino por el fruto. Primero formamos la célula; los líderes que más se destaquen en ella, que reproducen doce células en un año y siguen elmente el proceso, calicarán para nuestros doce. Están ganando su liderazgo por mérito, no por simpatía. Desde un principio trataremos que nuestros doce sean personas que den fruto dentro de la obra, que han captado la Visión y se están multiplicando.

Todos son ganadores de almas

Los doce, deben conocer muy bien qué es el trabajo evangelístico, deben saber buscar las almas. ¿Dónde están? ¿Cómo ministrarles? Manejar estrategias de evangelismo para llegar a las personas.

Desarrollan su trabajo de una manera homogénea

Las redes representan los grupos homogéneos: Hombres, mujeres y jóvenes, teniendo también un mensaje especial para los niños. El propósito de la conformación de los grupos homogéneos es llegar a la necesidad de cada persona. El mensaje de los hombres va dirigido a los hombres; las mujeres son ministradas en sus necesidades; los jóvenes son fortalecidos y motivados para que logren superar sus desafíos. Para llegar directamente al corazón de los niños los hemos agrupado por edades: 5-7 años, 8-10 y de 11-13.

Se fortalece el pastorado

Sus doce son sus pastores asistentes. Trabajan en armonía, no hay temor de que un líder de los doce quiera moverle la silla al pastor sino que son un equipo, todos luchando por sacar la Visión adelante. Es interesante que el Señor haya permitido que seamos como una familia que guarda un afecto profundo y respeto los unos por los otros. Un grupo apoya al otro grupo, y el que está fuerte apoya al débil.

This article is from: