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Capítulo 1: EL PODER DE UNA VISIÓN

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AGRADECIMIENTO

AGRADECIMIENTO

“Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición” (Génesis 12:2).

TAN PRONTO usted empieza a caminar por la senda de la vida cristiana, convertido en discípulo de Jesucristo y, por consiguiente, en seguidor y practicante de Sus enseñanzas, un velo se corre en su mente, su corazón y sus ojos. El panorama de la vida cambia ante usted porque el Señor lo convierte en un visionario.

Cuando Dios creó el mundo y en él al hombre, lo hizo guiado por Su inimitable capacidad creativa. Tuvo primeramente una visión de aquello que anhelaba establecer en la creación, y esto fue como derrotero para alcanzar el propósito de Su corazón. Somos la obra maestra de Dios (Efesios 2:10). El Señor estampó Su carácter en cada uno de nosotros y nos hizo partícipes de Su naturaleza; de igual forma, al hacernos a Su imagen y semejanza, nos ha dotado de capacidad creativa, la cual sólo podrá convertirse en algo efectivo para nuestra vida y nuestra labor al interior de la iglesia si nos atrevemos a ser visionarios.

La visión lo determina todo en el proceso hacia el éxito. A través de la historia bíblica notamos que Dios, para llevar a cabo Sus propósitos, siempre escoge un hombre a quien le revela Su voluntad, le da Sus planes y luego lo rodea de personas que, al identicarse con él, deciden apoyarlo en todo cuanto emprende, convirtiéndose en la fuerza que empuja la visión. Pues el Señor preere trabajar en equipo con el hombre que se atreve a creerle y está dispuesto a obedecerle.

¿QUÉ ES LA VISIÓN?

La visión es la idea de Dios revelada a la mente del hombre para que éste la ejecute.

Todo cuanto existe se ha originado en la visión que Dios tuvo de la creación.

Al trasladar al hombre esta capacidad, el Señor espera que luche por alcanzar una visión, ejecutando Su idea creativa. La visión es el ímpetu que ha impulsado a líderes destacados, forjadores del destino de una nación, sobreponiéndose a todo tipo de adversidades.

El concepto de visión ha sido manejado desde el inicio de la creación, siendo la idea misma de Dios lo que impulsó la ejecución de todas las cosas, incluyendo Su obra maestra, el hombre.

“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza…” (Génesis 1:26).

También la visión consiste en tener una imagen clara de lo que Dios quiere que yo haga y que yo sea, pero es a través de la fe que entra en el plano espiritual y logra recibir esta idea creativa de Dios (visión) y la trae al plano natural, con la ayuda del Espíritu Santo.

Dios actúa a través de usted

Dios mora dentro de su vida y usted no debe oír otra voz que no sea la que está en Su Palabra. Cuando acepta la duda, el poder de Dios se debilita dentro de usted y el Espíritu Santo se contrista; pero cuando cree a la Palabra de Dios a pesar de las circunstancias, Su poder tiene libertad para obrar sin ningún impedimento, “ …pero a los justos les será dado lo que desean” (Proverbios 10:24).

Tenga una imagen clara de lo que quiere

Proyecte en su mente un cuadro tan claro como la imagen que aprecia en la pantalla del televisor; si usted ve una imagen borrosa, entiende que algo está mal con la señal o con el televisor. De igual modo, si su visión no es clara, algo está mal en la señal (su fe) o en su vida, sea por temor, duda, pecado o traumas.

Eleve su nivel de fe

La fe no es intelectual sino espiritual, por lo cual va más allá de los sentidos y de todo lo que nos rodea. Tiene que brotar de lo más profundo del ser, allí donde el deseo de su corazón se une al deseo de Dios revelado en Su Palabra. Y en oración, usted persevera hasta tener la certeza de que Él ya recibió su clamor. “Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón” (Salmo 37:4).

Espere un milagro

Al tener la certeza de que nuestra necesidad está en las manos de Dios, lo único que queda es esperar. Un milagro es el resultado de una lucha ganada en el plano espiritual a través de la fe. Cuando Dios me dijo: “Sueña con una iglesia grande”, entendí que el tamaño de la iglesia no estaba fuera sino dentro de mí; aquello que yo pudiera creer, eso sería lo que Dios me daría. Después de recibir la promesa de un hijo, Abraham tuvo que alimentar esa promesa con fe y fortalecerse a diario en Dios, batallando contra un espíritu de incredulidad que, cual un perseverante intruso, golpeaba a la puerta de los pensamientos del patriarca. Jamás abrió esa puerta; de haberlo hecho, habría impedido el advenimiento de sus generaciones.

“Como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes; …delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen. Él creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia… Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido”

(Romanos 4:17,18,20,21).

Caracter Sticas De La Visi N Dada Por Dios

En términos generales, una visión dada por Dios muestra varios aspectos. Una motivación sana acompañada de pureza, contribuye al bienestar social y espiritual de la comunidad. Una visión correcta no produce alabanza personal sino a Dios, lleva a gloricar a Jesucristo. El Señor quiere que tomemos la visión de cumplir con Su propósito en esta tierra. Las siguientes características ayudarán para que nos comprometamos más en el cumplimiento de Sus propósitos:

La visión, fuerza motivadora de los grandes líderes

Es la visión de Dios la que nos hace triunfadores. El líder de éxito se preocupa por saber cuál es el propósito del Señor para su vida y activa todas sus capacidades para desarrollarlo. El triunfo se obtiene cuando el hombre se dispone a cuidar sus pensamientos y se esfuerza por tener la mente de Cristo (Filipenses 4:8).

La visión, poder que vivica

Entrar en la visión implica permanecer en el plano espiritual para observar desde allí lo que deseamos que suceda en el plano natural; sólo así vemos las cosas con los ojos de Dios y llamamos lo que no es como si fuese. Como sucedió con el profeta Ezequiel cuando tuvo la visión del valle de los huesos secos, debemos comprender que la única manera de lograr un cambio en nuestra vida y en lo que emprendemos es con la intervención divina (Ezequiel 37:1-9).

La visión puede ser reproducida por un líder de éxito

La visión del Señor Jesús fue redimir la humanidad de una segura condenación. Aparte de Él, no existía ni existe otra esperanza para el hombre. Jesús tuvo la visión de salvarnos pagando un alto precio: el derramamiento de Su sangre, muriendo en la Cruz del Calvario. Nuestra labor es tomar Su visión y reproducirla en otros, compartiendo Su mensaje de salvación. “Libra a los que son llevados a la muerte; salva a los que están en peligro de muerte” (Proverbios 24:11).

Identificaci N De La Visi N

Usted comprende ahora qué es una visión y las cualidades que la identican como proveniente de Dios, pero es importante saber que Su visión se asocia a un liderazgo y a un ministerio; si posee un corazón sano y una actitud correcta, Él va a bendecir y prosperar la obra de sus manos. El deseo ardiente de su corazón debe ser el ganar su ciudad y su nación para Cristo, a través del gobierno de los doce; es decir, haciendo de cada miembro de la iglesia un líder capacitado para reproducir la obra de Dios.

Debemos entender que la Visión es:

- Ganar almas y hacer discípulos: Produciendo así un crecimiento rápido e integral en su ciudad y su nación, donde las personas no sólo son alcanzadas con el evangelio sino que se forman como discípulos de Jesús, dando fruto permanente a través del modelo de los doce.

El objetivo es:

- Hacer de cada miembro un líder: Desde hace varios años implementamos la visión, no considerando algo opcional el hecho de capacitarse bíblicamente, sino que se motiva a todos a recibir una capacitación efectiva en corto tiempo, esto es, a través de la Escuela de Formación G12. Este proceso se desarrolla a través de peldaños que denominamos La Escalera del Éxito, la cual consiste en: ganar, consolidar, discipular y enviar. Todo esto fundamentado en el principio de los doce.

Inicio De La Visi N

En los primeros siete años de ministerio tratamos de desarrollar la visión celular tomando como modelo la iglesia del Dr. Paul Cho de Seul Corea, pero el crecimiento en células era demasiado lento, pues en esos años tan sólo habíamos alcanzado un promedio de setenta células con un treinta por ciento de la membresía comprometida. No conocíamos lo que era el trabajo con los grupos homogéneos y el fruto que obteníamos no era el anhelado. Esto me llevó a buscar al Señor en oración, porque sabía que tendría que existir otro mecanismo para implementar la visión; fue así como Él me dio una palabra especíca: “Te daré la capacidad de entrenar rápidamente a tu gente”. Fue lo que después se convirtió en la Escuela de Formación G12, y luego Él corrió el velo para revelarme el por qué de los doce.

¿A cuántos discipuló Jesús? Fue la primera pregunta que vino a mi mente. Pensaba en los textos que hablan de Su contacto con las multitudes, mas Él un día estaba con un grupo, y al siguiente con otro diferente. El único grupo con el cual tuvo un contacto permanente, fueron los doce que Él mismo llamó.

¿Por qué doce? ¿Por qué no once, o trece? ¿Por qué no se centró en capacitar las multitudes? ¿Por qué volcó Su fuerza en capacitar a doce? ¿Cuál es el secreto que hay en los doce?

En medio de estos interrogantes, Dios corrió más el velo y me reveló lo que hoy estamos desarrollando y que ya se implementa en otras naciones: El Gobierno de los Doce (G12). Las palabras del Señor venían de manera tan clara a mi vida, diciendo:

«Si entrenas doce personas y logras reproducir en ellas el carácter de Cristo que ya hay en ti, y si cada una de ellas hace lo mismo con otras doce, y si éstas, a su vez, hacen lo mismo con otras doce transmitiendo el mismo sentir entre unos y otros, tú y tu iglesia experimentarán un crecimiento sin precedentes” (g.1).

De inmediato comencé a ver en mi mente la proyección del desarrollo ministerial que tendríamos en poco tiempo. Luego Dios me mostró en visión la multiplicación que quería darnos y cómo, en sólo un año, creceríamos a un ritmo excepcional. Ante esa visión, sólo atiné a decir: “¡Dios mío, esto es extraordinario!”.

El Dios Eterno decidió establecer el tiempo. ¿Cómo gobernaría una eternidad que no tiene n? La manera más sabia fue a través del gobierno de los doce. Desde la creación, Él estableció doce meses para gobernar cada año. Los días son gobernados por dos períodos de doce horas cada uno. En la Biblia, los números tienen un signicado muy importante:

1. Comienzo.

2. Equipo.

3. Trinidad.

4. Es un número terreno, los cuatro puntos cardinales.

5. Nos habla de los cinco ministerios y de los cinco continentes.

6. Es el número de hombre.

7. Es el número perfecto.

8. Signica gracia, más allá de la perfección.

9. Se relaciona con los nueve dones del Espíritu Santo que son la plenitud del Espíritu dentro de nosotros.

1. Redención

11. Nuevo comienzo (Deuteronomio 1:2).

12. Gobierno.

Dios escogió al pueblo de Israel y estableció gobernarlo a través de las doce tribus. El Señor escogió Su Iglesia y decidió gobernarla a través de los doce apóstoles. El número doce es el número de gobierno.

El modelo de los doce implementado para administrar

El rey Salomón designó doce gobernadores; cada uno estaba obligado a abastecer a él y su casa un mes al año. “Tenía Salomón doce gobernadores sobre todo Israel, los cuales mantenían al rey y a su casa. Cada uno de ellos estaba obligado a abastecerlo por un mes en el año” (1 Reyes 4:7).

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