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Rayuela 321 SĂĄbado 18 de Julio de 2015. AĂąo IV.

Suplemento de arte, literatura y sociedad

Clarice

Lispector


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#AmorFriki [DE IRENE CALVO]

Noé Farrera Morales

Rogelio Santos Santiago

DIRECTOR GENERAL

DISEÑO

Noé Juan Farrera Garzón DIRECTOR EDITORIAL PÉNDULO

César Trujillo/Marcelino Champo EDITORES

Javier Ríos Jonapá PRODUCCIÓN E IMPRESIÓN

César Trujillo, Marcelino Champo, René Morales, Javier Opón, Fausto Carámbura, Arbey Rivera, Fabián Rivera, Fernando Trejo, Raúl Vázquez CONSEJO EDITORIAL

LEGALES Rayuela, suplemento de arte, literatura y sociedad del periódico Péndulo de Chiapas, No. 320 (Edición Especial) Año IV, Sábado 10 de julio de 2015. Impreso en 13 Poniente Norte Núm. 698, colonia Magueyito. Código Postal 29000, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México. Teléfono (961) 61 24529. Se prohíbe la reproducción total o parcial de los contenidos sin el consentimiento expreso de sus autores. La redacción no responde por originales no solicitados. Los contenidos, así como parte de los títulos y subtítulos son responsabilidad exclusiva de quien los firma y no representan necesariamente el punto de vista del periódico Péndulo de Chiapas. Correspondencia: tolstoi25@hotmail.com


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Del amor

y otras cosas

que se gastan por el uso

[Martha Patricia Reveles]

S

orprendente es encontrar que la misma obra pueda ser leída de otra forma, desde una perspectiva diferente a la propia, hasta casi parecer una obra distinta. Durante los últimos cinco años, desde que leí por primera vez A paixão segundo G. H. (1964), no he dejado de convivir con las novelas, los cuentos y las crónicas escritas por Clarice Lispector (19201977). La primera vez que escuché el título, el subtítulo y los nombres de los capítulos de la tesis de maestría en Letras (Letras Latinoamericanas) de Brenda Ríos me provocó envidia. Me parecen poéticos y provocadores. Es hacia la poesía y la provocación que tiende la literatura, el arte en general. Por ello, en uno de los paréntesis de su conferencia “Tres propuestas para el próximo milenio (y cinco dificultades)”, el escritor argentino Ricardo Piglia menciona a Clarice Lispector: Los economistas buscan controlar tanto la circulación de las palabras como el flujo del dinero. Habría que estudiar la relación entre los trascendidos, las medias palabras, las filtraciones, los desmentidos, las versiones por un lado y las fluctuaciones de los valores en el mercado y en la bolsa por el otro. Hay una relación muy fuerte entre lenguaje y economía. En ese contexto escribimos y por lo tanto la literatura lo que hace (en realidad lo que ha hecho siempre) es descontextualizar, borrar la presencia persistente de ese presente y construir una contrarrealidad. Cada vez más los mejores libros actuales (los libros de Roberto Raschella, de Rosa Chacel, de Clarice Lispector o de Juan Gelman) parecen escritos en una lengua privada. Paradójicamente la lengua privada de la literatura es el rastro más vivo del lenguaje social (pp. 38-39, las cursivas son mías). En nuestro contexto actual de crisis, explica Piglia, el lenguaje es uno de los escenarios, pues ciertos usos del lenguaje sostienen la crisis: En nuestra sociedad se ha impuesto una lengua técnica, demagógica, publicitaria (y son sinónimos) y todo lo que no está en esa jerga queda fuera de la razón y del entendimiento. Se ha establecido una norma lingüística que impide nombrar amplias zonas de la experiencia social y que deja fuera de la inteligibilidad la reconstrucción de la memoria colectiva (p. 37). Dentro de este contexto entendemos el desgaste al que alude Brenda Ríos con el muy atractivo título de su ensayo:

Las palabras se desgastan y con ellas las formas culturales, las formas de simbolizar las relaciones, de ir buscando en nuestro interior las formas de autoconocimiento y aproximación a los otros, a las cosas más toscas y elementales, las más intangibles y etéreas del ser humano (p. 91). Vivimos en una sociedad donde el Estado decreta que está excluido quien no dice lo que todos dicen; donde los medios masivos de comunicación “define[n] los temas y los modos de decir”. Como afirma Piglia, la econo-

mía es la jerga mundial y sus metáforas permean nuestra lengua cotidiana (pensemos, por ejemplo, en los usos del verbo “invertir”). Vivimos en una sociedad donde la realidad consiste en la reproducción de aquello que todos comprenden. En consecuencia, Ricardo Piglia nos propone implícitamente la creación de una lengua privada para confrontar esos usos oficiales del lenguaje, porque en esa confrontación reside la intervención política del escritor, del lector, del crítico y del investigador literario.


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Por sí solo el título del ensayo del ensayo, Del amor y otras cosas que se gastan por el uso, nos plantea que en la sociedad actual la reiteración incesante corroe las emociones, los sentimientos, los objetos y las palabras. La reiteración está presente en el nivel estilístico de la escritura de Clarice Lispector. Las figuras de repetición caracterizan la novela A paixão, lo cual desgasta la palabra. La narradora da distintas y simultáneas connotaciones a las palabras desplazando el significado de una a otra. De este modo el significado es vaciado y este vacío es un indicador, según el crítico brasileño Benedito Nunes, del “esvaziamento” de la narradora, quien ha perdido su identidad, y también muestra el “esvaziamento” del relato (Leitura de Clarice Lispector, pp. 64-65). Estas características convierten a la obra de Clarice Lispector en un “paradigma do esvaziamiento que se produziu na ficção contemporânea” porque su objeto ha sido vaciado (pp. 153-155). Asimismo concluye que simultáneamente al cuestionamiento sobre la forma de narrar se despliega “a evasão do sagrado” (p. 155). Así como en la obra de Clarice Lispector el espacio literario es un espacio donde el sujeto se busca o vaga en errancia, también es el espacio donde se declara el vacío de lo sagrado en el mundo y el vacío del mundo. El propio Bendito Nunes relaciona el vaciamiento de lo novelesco y la evasión de lo sagrado con la situación general del mundo. Así como en la obra de Clarice Lispector el espacio literario es un espacio donde el sujeto se busca o vaga en errancia, también es el espacio donde se declara el vacío de lo sagrado en el mundo y el vacío del mundo. ¡Donde un sujeto dislocado, disgregado, busca un objeto inaprensible e incomprensible mediante el instrumento poroso de la palabra! Extraño la mención de Benedito Nunes en el ensayo de Brenda Ríos. En

mi opinión, su libro Leitura de Clarice Lispector (1973) es un trabajo fundamental e indispensable para analizar la narrativa de la escritora brasileña. Sin embargo, Del amor y otras cosas que se gastan por el uso no se define por esta ausencia. La experiencia de Brenda Ríos de la narrativa de Clarice Lispector depende de su aguda sensibilidad, de la fascinación (que comparto) ante la cualidad poética de esa escritura y de sus atentas lecturas de Michel Foucault, Emilio Lledó, George Lukács, Alejandra Pizarnick, Paul Ricoeur y María Zambrano. En consonancia con la reflexión de Ricardo Piglia, cuando confiesa su elección, la autora advierte que esa narrativa es provocadora y, como Hélène Cixous, se pregunta por qué la atemoriza una escritora con quien no comparte la lengua materna. Ese primer párrafo de la “Confesión literaria” de la autora me remite a las notas que aparecen en las novelas A paixão como en A hora da estrela, donde la escritora brasileña nos advierte que continuamos leyendo bajo nuestra responsabilidad, que es sólo nuestra la esperanza de encontrar las respuestas a la vuelta de la página. El ensayo de Brenda Ríos, diríamos también su exorcismo, se concentra en la capacidad de Clarice Lispector para significar algo distinto a lo que ha escrito. Quien pretende capturar ese significado elusivo ha sucumbido ante la tentación, mordió el anzuelo y se interna en el mundo de la “não palavra”. Entonces, los lectores nos parecemos a sus personajes según los describe Brenda Ríos: “Parece haber una idea constante, una especie de fantasma […] el sentido secreto de las cosas al que ella hace tanta alusión, como si éste fuera un descubrimiento que cada personaje tuviera que realizar” [pp.61-62]. Clarice Lispector logra la fuga del significado mediante el uso de la puntuación, las figuras de repetición, el oxímoron, la antítesis, la metáfora, la parodia, la ironía y el silencio. Continúa >>>


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El silencio no es sólo un tema recurrente en su narrativa, sino que también es una estrategia narrativa —como lo demuestra Brenda Ríos: “Clarice descubre una poética del silencio. Se confiesa en el límite, en el borde de una línea continua: el silencio como una suspensión del texto, como suspensión del tiempo, de la palabra misma, suspensión del ser” [p. 54]. La estrategia consiste en el monólogo, que tiende hacia la narración en primera persona. Otra presencia del silencio que reconoce Brenda Ríos es la imperiosa tarea, casi vital, que se les plantea a los personajes de “tener palabras y no saber qué hacer con ellas” [p. 81], la distancia entre la experiencia y un lenguaje que no es inédito, plagado de significados que la colectividad le ha acuñado. La autora nos sugiere que Clarice Lispector despoja a las palabras de sus significados para que signifiquen de nuevo, así el silencio nos permitiría nombrar de nuevo al mundo. En el apartado que le dedica al análisis del cuento “Amor” vincula al silencio con la ironía. Su protagonista, Ana, tiene dos revelaciones del mundo, pero decide no cruzar el umbral y no hablar de ello. Lo irónico de permanecer en el silencio es que éste se convierte en un mecanismo que choca con las formas de intimidad y crea una ruptura entre el mundo real y el de la ficción; el conflicto produce el resquebrajamiento de la afectividad, con la sorpresa y el enmudecimiento ante la ruptura. La ironía revela la contradicción entre lo que se dice y lo que se piensa, entre lo dicho y lo aludido […] De la contradicción entre lo que se dice y lo que no se dice se abre un espacio vacío como el silencio [p. 122]. La elección de este cuento, que pertenece a Laços de Familia (1960), es interesante e importante. Como Brenda Ríos señala, “Amor” presenta la misma estructura que el cuento “A bela e a besta”, publicado en el libro homónimo. Aunque este último fue editado póstumamente (1979), es un cuento escrito con anterioridad. Además de la importancia intrínseca, ambos cuentos presentan la estructura que Clarice Lispector desarrolla en una de sus novelas más importantes, A paixão. Después de haber leído Del amor y otras cosas que se gastan por el uso persiste en mí la sorpresa, tristeza de no ser yo original, alegría de coincidir con su autora (que no estar de acuerdo porque creo que G. H. no tiene rostro). A pesar

de los aciertos, durante toda la lectura, en mí persistió el deseo de que algo más fuera dicho. Del amor y otras cosas que se gastan por el uso. Ironía y silencio en la narrativa de Clarice Lispector es un ensayo pleno de sugerencias, que me hacen anhelar una profundidad todavía mayor, por ejemplo, requiere una exposición más amplia del contexto de las obras comentadas. Por otra parte, es lamentable el descuido en la edición de las citas en portugués. Por último, también les advierto que es un libro para lectores de Clarice Lispector, interesado en su obra. Existen comentarios que simplemente emulan la obra; que la desconocen o que carecen de una formación en teoría y crítica literaria o en historia, cultura y literatura brasileña. Otros la presenten como una escritora religiosa, mística o feminista sin mayor justificación. Del ensayo de Brenda Ríos pueden partir interesantes líneas de análisis. *Artículo tomado de http://revistareplicante. com/


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Ogniquelvolta [López González Gladys Areli*]

Preludio Trance I Temporal Me han sucedido sus noches … Pienso cómo sería sin mañana Tarde, no sé El día sigue la herida … Los que se han ido Me quedaron inconcluso Trance II Pasajera Antes del órgano primitivo Alguien Alguien intenta vaciado de cuerpo El poro orgánico lo contiene Alguien, en esta melancolía Que lo precede todo, Incluso la sangre, intenta Sin embargo, el estado melancólico Es un estado mental En este sentido Todo cuerpo tiene consciencia1. Dios sabe que no existo.

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Conciencia

Ogniquelvolta

Y

desconfiar porque son extraños. Antes pensarlos en toda su anatomía: la materia y la luz de la materia, para despreciarlos sin confundirse con su odio embrutecido. Pero no desconfiar de todos los extraños, sino de estos extraños que beben la sangre.

Viven conmigo para vigilarme desde dentro, aunque jamás han entrado debido a su ineptitud. Y me vigilan con todos sus ojos: Nunca contar el cuerpo lúgubre o el sueño espasmódico. Si tengo un hermano será como yo, sabrá que la vida es un estado del cuerpo. Además, impedirá la salud. … con toda su capacidad de dios me taladran la espina dorsal. Cómo no desconfiar de los que únicamente llenan la boca Los que trabajan y comen Los obligados a trabajar y comer Los demasiado miserables que no saben comer Pero que trabajan y comen Que trabajan para comer. Todos sus ojos me vigilan porque estoy enfermo, acaso. Mi malestar no se debe, ningún malestar se ha debido nunca al virus. … la llama que creían eterna fallece; el corazón, ciertamente, es un músculo hueco. Y no quizá, la muerte sería en este momento El acontecimiento. Mas no pensar en nada. Mejor no despertar ¿y para siempre es morir? menos terrible que el nacimiento. Ahora que nunca tuve nada, ahora que nunca tuvimos nada, cuándo nos sentiremos. El verbo o la palabra, la palabra del verbo, apenas funciona en el hombre casi criatura. Esta cuasi-criatura no pertenece, tampoco desciende Inacabada en ningún miembro, ya no parirá. Todo hechizo puede romperse Si los muere con su muerte, también con la incapacidad de morir. [Si decido morir en este momento sé bien que el temor, que todo el temor, lo padeceré porque aún soy como ellos] Una petición: Quiero mi muerte, es decir, acontecerla; además, quiero la muerte de todos. Sin embargo, los que no soy son. Ellos no sienten la náusea tampoco vomitan, pero sí defecan bastante. La luz propia no surge de su centro: somos humanos y vivimos como humanos. La humanidad se dirige al infierno, hacia el único que nadie ha dicho, y todo objeto conocido se destruye junto con la memoria. [Me quedo en los días que no dejan de ser los últimos] Ah, señora, me has advertido de la inutilidad de esta droga Dijiste que el dolor no lo padezco en la materia, fue entonces que conocí a tu dios Pero recurro a ella sólo como fuente apresurada de cafeína Intento convencerme Pero el dolor no debe contarse… y esa luz que no nos pertenece…


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¡Caerán! Ustedes, como yo, al fin emancipados El espíritu La columna El ojo Todo lo que se rompió No volveré a ser Dios. Los vi sepultados y estuve tan solo de cuerpo, rodé hacia su cementerio Conocí su brujería. Ellos también me vigilan, más ahora que saben mi ascensión. Y no me conocen. Ser Dios es cosa terrible. Apiádense del hombre que lo busca al levantar la mirada. Ahora que nunca lo he buscado, no pueden verme ni con toda su capacidad de Dios. Mi sangre es anterior a mí. La sangre es anterior a la muerte, pero no es la vida. Alguien que no es ha vivido, conoce su sangre porque su sangre está formada de la mía y mi sangre nace de la suya. Este es el origen de todas nuestras vidas. Oh señora, que sea su lengua encendida la que nutra la luz de la materia. El centro que es núcleo El centro corpóreo Es sangre que confirma la muerte. Intermezzo Tótem Está muerto Aunque come y defeca Está muerto I Ningún dios Abortó el óvulo o el espermatozoide II Mutilada está la vida del cuerpo Como el odio camuflado de saliva III Mis enfermos Intentan sanarme El hueso espiritual IV Soporto la supuración en las manos, La sombra estaba rota V Probablemente se trate de un órgano Infectado, cierto es que está herido Abierto Muy abierto VI Al fin nada que reconozca: Un ligero temblor Que atemoriza como el cuerpo VII Insisten, la forma inmutable VIII Dicen órgano Pero es carne O herida

[Si pudieras meter tu mano y sacarlo todo; viene torciéndose como agua tibia] Es sangre enferma la que se tuerce en las arterias; la sangre se tuerce en el corazón dentro del cuerpo. A punto de abrirme no me abro: El lado derecho físico interno del cuerpo se inflama con el dolor del lado izquierdo físico interno del cuerpo para que mi sangre no se tuerza. Hay la ebriedad vital manifiesta en la yerba; pero ningún hombre es ya como la yerba. Los extraños alzaron el altar defectuoso que intentaron arreglar con la vértebra de su propio espíritu. Los que en ese momento nacieron estaban heridos, las siguientes generaciones también. Se trata de una profunda herida que no alcanzo porque es mayor a mí. Continúan huyendo. Subyugados son incapaces de una revolución interior. Los síntomas de la gran enfermedad comienzan a manifestarse: quieren descansar en paz. ¿Y sabrán que murieron? Existe algo de poder, todavía; lo siento en Alguien que lo siente en mí. No lo escribo porque no sé la palabra. Siempre hay espejos [indican que la muerte no es salida, indican que la muerte es El acontecimiento] Otra vez suplico extirpen el órgano infectado, es allí donde se almacena la sustancia ennegrecida. Una fecha. Dentro del tiempo todos los estados del ser. No existe espacio desprovisto de energía. Alguien lo supo antes que yo. La sangre ancestral me une a los que todavía aman, como Alguien que se entrega yerba. [Su nombre, como las palabras que utilizo, solo refiere su nombre. La palabra está dotada de un poder extraño como el de la propia voz] Lejos de aquí abandono todo estado. El sistema nervioso se comunica a través de contracciones impulsivas neuronales. Soy un cuerpo convulsivo. El espasmo mental me mantiene alejado del virus. Pero es terrible abrazarse desnudo. Nuestras manos no están vacías. Los huéspedes me advierten el plazo. No es momento de partir. Me encuentro en el penúltimo estado. Casi he muerto ayer, pero Alguien me dijo que no estábamos muertos. Que no estamos muertos. Seguro estoy de su vida que no es un estado del cuerpo, la suya. Mas que puedo decir de los que esperan ¡dónde no han nacido! Yo, Jeanne d’Arc, no soy mensajera de Dios para salvar nada. Yo, en cambio, Juana de Arco, soy gris como la sensibilidad [ve la mirada] Nos perturba la forma. No he llegado para continuarlos en su disimulada miseria. Aprendí a confiar. -Jeanne d’Arc ¿y la gran victoria? -Mi sufrimiento Epílogo Correspondencia Lo he visto. Aquí están sus ojos que me proveen de la yerba. Aquí está, sabe que no estamos muertos. Herido, lo amo inconcluso. … Entre toda materia con luz, materia sin luz; en-tre todo lo existente, lo veo a él. Bueno, estaremos muertos, no sentiremos nada. Yo hablo fúnebre, sin embargo siento como fluye la vida. Aun vivamos como mortales la sangre que antes fue luz nos une desde la tierra, magnéticamente. … Los extraños sufren más que él porque no viven a través del corazón. Conoce su vergüenza y malestar, pero ellos no lo conocen a él porque son de otra boca. … La luz se hizo carne en él. En ella germinada la vida que ahora es mi sangre. … Así sucede, nada me corresponde aquí Soy él

*Ha colaborado con las revistas Simulacro (con el poema: No he nacido de su sexo) y Socializar (con los poemas: Cementeria, Densidad de hoja y Descripcion in-util), ambas independientes.


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Cuentos de Clarice

Lispector* Mejor que arder

El muerto en el mar de Urca

Y

o estaba en el apartamento de doña Lourdes, costurera, probándome el vestido pintado por Olly, y doña Lourdes dijo: murió un hombre en el mar, mire a los bomberos. Miré y solo vi el mar que debía estar muy salado, mar azul, casas blancas. ¿Y el muerto? El muerto en salmuera. ¡No quiero morir!, grité, muda dentro de mi vestido. El vestido es amarillo y azul. ¿Y yo? Muerta de calor, no muerta en el mar azul. Voy a decir un secreto: mi vestido es lindo y no quiero morir. El viernes el vestido estará en casa, el sábado me lo pondré. Sin muerte, solo mar azul. ¿Existen las nubes amarillas? Existen doradas. Yo no tengo historia. ¿El muerto la tiene? Tiene: fue a tomar un baño de mar a Urca, el bobo, y murió; ¿quién lo mandó? Yo tomo baños de mar con cuidado, no soy tonta, y solo voy a Urca para probarme el vestido. Y tres blusas. Ella es minuciosa en la prueba. ¿Y el muerto? ¿Minuciosamente muerto? Voy a contar una historia: era una vez un joven a quien le gustaban los baños de mar. Por eso, fue una mañana de jueves a Urca. En Urca, en las piedras de Urca, está lleno de ratones, por eso yo no voy. Pero el joven no les prestaba atención a los ratones. Ni los ratones le prestaban atención a él. Y había una mujer probándose un vestido y que llegó demasiado tarde: el joven ya estaba muerto. Salado. ¿Había pirañas en el mar? Hice como que no entendía. No entiendo la muerte. ¿Un joven muerto? Muerto por bobo que era. Solo se debe ir a Urca para probarse un vestido alegre. La mujer, que soy yo, solo quiere alegría. Pero yo me inclino frente a la muerte. Que vendrá, vendrá, vendrá. ¿Cuándo? Ahí está, puede venir en cualquier momento. Pero yo, que estaba probándome un vestido al calor de la mañana, pedí una prueba a Dios. Y sentí una cosa intensísima, un perfume intenso a rosas. Entonces, tuve la prueba. Dos pruebas: de Dios y del vestido. Solo se debe morir de muerte natural, nunca por accidente, nunca por ahogo en el mar. Yo pido protección para los míos, que son muchos. Y la protección, estoy segura, vendrá. Pero, ¿y el joven? ¿Y su historia? Es posible que fuera estudiante. Nunca lo sabré. Me quedé solamente mirando el mar y el caserío. Doña Lourdes, imperturbable, preguntándome si ajustaba más la cintura. Yo le dije que sí, que la cintura tiene que verse apretada. Pero estaba atónita. Atónita en mi vestido nuevo.

E

ra alta, fuerte, con mucho cabello. La madre Clara tenía bozo oscuro y ojos profundos, negros. Había entrado en el convento por imposición de la familia: querían verla amparada en el seno de Dios. Obedeció. Cumplía sus obligaciones sin reclamar. Las obligaciones eran muchas. Y estaban los rezos. Rezaba con fervor. Y se confesaba todos los días. Todos los días recibía la hostia blanca que se deshacía en la boca. Pero empezó a cansarse de vivir sólo entre mujeres. Mujeres, mujeres, mujeres. Escogió a una amiga como confidente. Le dijo que no aguantaba más. La amiga le aconsejó: -Mortifica el cuerpo. Comenzó a dormir en la losa fría. Y se fustigaba con el cilicio*. De nada servía. Le daban fuertes gripas, quedaba toda arañada. Se confesó con el padre. Él le mandó que siguiera mortificándose. Ella continuó. Pero a la hora en que el padre le tocaba la boca para darle la hostia se tenía que controlar para no morder la mano del padre. Éste percibía, pero nada decía. Había entre ambos un pacto mudo. Ambos se mortificaban. No podía ver más el cuerpo casi desnudo de Cristo. La madre Clara era hija de portugueses y, secretamente, se rasuraba las piernas velludas. Si supieran, ay de ella. Le contó al padre. Se quedó pálido. Imaginó que sus piernas debían ser fuertes, bien torneadas. Un día, a la hora de almuerzo, empezó a llorar. No le explicó la razón a nadie. Ni ella sabía por qué lloraba. Y de ahí en adelante vivía llorando. A pesar de comer poco, engordaba. Y tenía ojeras moradas. Su voz, cuando cantaba en la iglesia, era de contralto. Hasta que le dijo al padre en el confesionario: -¡No aguanto más, juro que ya no aguanto más! Él le dijo meditativo: -Es mejor no casarse. Pero es mejor casarse que arder. Pidió una audiencia con la superiora. La superiora la reprendió ferozmente.

Pero la madre Clara se mantuvo firme: quería salirse del convento, quería encontrar a un hombre, quería casarse. La superiora le pidió que esperara un año más. Respondió que no podía, que tenía que ser ya. Arregló su pequeño equipaje y salió. Se fue a vivir a un internado para señoritas. Sus cabellos negros crecían en abundancia. Y parecía etérea, soñadora. Pagaba la pensión con el dinero que su familia le mandaba. La familia no se hacía el ánimo. Pero no podían dejarla morir de hambre. Ella misma se hacía sus vestiditos de tela barata, en una máquina de coser que una joven del internado le prestaba. Los vestidos los usaba de manga larga, sin escote, debajo de la rodilla. Y nada sucedía. Rezaba mucho para que algo bueno le sucediera. En forma de hombre. Y sucedió realmente. Fue a un bar a comprar una botella de agua. El dueño era un guapo portugués a quien le encantaron los modales discretos de Clara. No quiso que ella pagara el agua. Ella se sonrojó. Pero volvió al día siguiente para comprar cocada. Tampoco pagó. El portugués, cuyo nombre era Antonio, se armó de valor y la invitó a ir al cine con él. Ella se rehusó. Al día siguiente volvió para tomar un cafecito. Antonio le prometió que no la tocaría si iban al cine juntos. Aceptó. Fueron a ver una película y no pusieron la más mínima atención. Durante la película estaban tomados de la mano. Empezaron a encontrarse para dar largos paseos. Ella con sus cabellos negros. Él, de traje y corbata. Entonces una noche él le dijo: -Soy rico, el bar deja bastante dinero para podernos casar ¿Quieres? -Sí -le respondió grave. Se casaron por la iglesia y por lo civil. En la iglesia el que los casó fue el padre, quien le había dicho que era mejor casarse que arder. Pasaron la luna de miel en Lisboa. Antonio dejó el bar en manos del hermano. Ella regresó embarazada, satisfecha y alegre. Tuvieron cuatro hijos, todos hombres, todos con mucho cabello.

*Clarice Lispector (1920-1977) Escritora, novelista y periodista brasileña, de estilo sumamente innovador, considerada una de las escritoras brasileñas más importantes del siglo XX. *Textos retomados de http://www.ciudadseva.com/


RAYUELA 321 09 SÁBADO 18 DE JULIO 2015

Poemas de

Ricardo R. Constantino Hernández Pajaritos cantores 1 Ya aparecen pajaritos cantores, Por parvadas asoman en los medios, Trinan coros, al pueblo ofrecen flores, A problemas, la panacea el remedio, Trabajo al por mayor a los desocupados, Acaban las preocupaciones abismales, Que a los mexicanos nos tienen preocupados, Ofrecen un mundo feliz, libre de males,

Diana Cazadora de Tuxtla

Acabar con todos los vicios de cajón, El alcohol, rico tabaco contaminante, Plan de trabajo de expresidente Calderón, En seis años de aumento constante,

Plétora para incensadas aromas De vergeles en la imaginación, Huerto de olorosas dulces pomas, Para sentirse con alma y corazón,

El árbol donde estos pájaros cantan, Llámese demagogo, ahí pregonan, Sus candidaturas, al pueblo encantan, Aunque a posteriori decepcionan,

Flechas al azul, un cantar de gestas, Tienes sed de libertad y justicia, Tu total desnudez es de protesta, Amenazas con arco la estulticia,

Junio dos mil quince, aún primavera, Frondoso árbol tiene francés y vino, Las elecciones trocarán la vera, ¡Va! sorpresa, existe gaviota en los pinos,

En tu fuente se concentran multitudes, De trabajadores sin pertrecho, Reclamando a sus patrones actitudes, Que les niegan su derecho, Voces altisonantes se escuchan, Al pie de tu atalaya comprometida, Son maestros, campesinos que luchan, Por mejores salarios y mejor vida, En el crucero de la calzada Cerra Rojas, Valiente lanzas flechas al cielo, De toda tu ropa de despojas, Las mujeres te miran con celo, Enseñas tu busto, blancas palomas, Tu bien torneado cuerpo de palmera, En tu bello rostro coraje se asoma. Como una inconforme guerrillera.

La gaviota de los mares, De altura son los pinos, En aura oyó cantares, Emprendió el vuelo y vino, A cambiar de avatares,

Julio en elecciones municipales , Sean suspirantes sin cacarear bulla, Prométanse bachear todas las calles, Y combatir pandemia chikungunya, 2 Basta de ofertas dulces petulantes, De oligarquía ostentante en el poder, Cumplan sencillas promesas al instante, Como buenos gobernantes del ayer.


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De palabras

con cuerpo

Al cuerpo

sin palabras

[Tania Ramos y Zaíra Lobato]

De lo llano o derrumbando el disfraz

A

l final de la presentación, los cuatro que conformábamos el público, aplaudimos con soltura en un teatro con cuarenta y cinco butacas vacías; esta soltura confianzuda, que nos fue contagiada durante treinta y cinco minutos de algoque sucedía en escena, era una especie de momento fraternal. El público había quedado relajado, mostraba una sonrisa franca y daba la sensación de haber admirado algo que es, no algo que pretende ser. Quizá como el momento, que te detienes a observar el curvilíneo camino que forman las hormigas atareadas de un lado hacia el otro y,te hacen sentir un tipo de respeto por su silenciosa grandeza. La función no estuvo plagada de grandes saltos ni ostentosos giros, tampoco hubo demostraciones de elasticidad ni rostros de maniquíes espantados o las clásicas miradas intensas de la danza contemporánea. ¿El vestuario? Se resolvió con ropa cómoda de color oscuro. En un principio, cuando el público comenzó a llegar, los tres integrantes aún ordenaban algunos detalles requeridos por las instituciones, fieles

amantes de los menesteres burocráticos. Es decir, hoy en día, para que tu obra exista y adquiera importancia, no importa lo que esta implique, lo que hace a la obra, es el registro en los medios, los esperados likes y correspondientes etiquetas del face, los logos en el lugar requerido, las personas “importantes” mencionadas y, de ser posible con el nombre impreso para que no quedé duda de que la obra fue hecha. Los integrantes cumplieron el requisito sin duda. Nunca supe ciertamente, ¿en qué momento fue con precisión que la obra comenzó? Si en los ires y venires, el bajarse del escenario y acomodar una cámara colocada en un ingenioso… no sé si deba llamarle ¿tripie?, a una montaña de mochilas ingeniosamente colocadas, no sé en qué momento, lo cual dejó de ser importante. ¿Alguien se da cuenta del momento en que el atardecer se termina? o ¿Cómo se oscurece el cielo? Algo así paso, una música suave provino de la guitarra de uno de ellos, de repente eran tres en el escenario. Los brazos se volvieron el centro de atención y el ritmo. Me contaron de sí mismos en el escenario: me llamo, me gusta, me molesta, me acuerdo, me enoja, etc. Una sonrisa fuera del orden preestablecido se escapó de la boca de uno de ellos, en lo personal se me hizo tan refrescante poder verlo. Y me parece que así, hablándonos de sí mismos con esa claridad y lo natural del lenguaje, tanto verbal cómo corporal, siendo honestos, siendo ellos simplemente, fue como nos contagiaron de soltura. Al final de los aplausos, breves o largos no lo sé, se escuchó una frase: se agradece poder ver una obra tan natural. Guardé mi comentario para mí y decidí, comenzar a despojarme del disfraz.


RAYUELA 321 11 SÁBADO 18 DE JULIO 2015

100 escritores

dijeron

[Elma Correa*]

S

e lo vendemos al Canal 22. ¿No crees que están hartos de La dichosa palabra? Nosotros hicimos un sondeo. Ajá, por Facebook. El público está cansado de Final de partida y entrevistas repetidas de Villoro. Sí, el mismo formato y el foro igual. Yo también pensé que no había cien escritores en México. Asómate al Conaculta. Si imprimes la lista de contactos etiquetados como «escritores» en su base de datos, les colapsas el sistema. Y faltan las editoriales, suma los catálogos. No, las cartoneras no son editoriales. Dos equipos de cinco escritores. Nadie que escriba minificción o utilice megáfono. Si usa megáfono no es escritor. Tal vez no sea humano. No, si recitan de memoria, tampoco. Queremos escritores, no imitadores de Paco Stanley. Cero guitarras. Nada de bongós. Les echamos a seguridad. Agradécele a los beatniks y su herencia de payasadas. No sé. ¿Tú crees? ¿Un episodio con los diez escritores más guapos? Nunca encontrarías tantos. No vale. Panini no vive en México. ¿Quién? Ay, no, ¡con su triple papada! Otro. Miklos ya está señor. Respeta. No puedes nombrar a cinco guapos, ¿ves? Sí, está en chino. ¿Y mujeres? Ah, verdad. Échate una feminista a la yugular. ¡Cállate! ¿No viste cómo le fue a Orfa? San Juliacinto Herbert me cuide y me proteja. Uy, salió remilagroso. No. De escritor, no. Ahora que canta. Ajá, ¿no sabías? Suplió al Mastuerzo en Botellita de Jérez. Yo sé lo que te digo. Préndele una veladora. San Antonio,who? Sólo si hablas de Ortuño. Pero mejor pones a La Marrana de cabeza. Sí, esa foto donde sale con Keret. Se trata de hacer preguntas estúpidas. Igual que en el programa original. ¿Cuál es la mejor novela de la Revolución? ¿Paz o Pacheco? ¿Sor Juana o Sor Elenita Garro? ¿Quién se tarda más en pagar: Tierra Adentro, Letras Libres o Vice? ¿Quién es la pareja de escritores más insoportable? Las de encuentros, festivales y ferias del libro no son parejas oficiales. Escritores con mascota, tampoco. No, en la cultura no te manejamos efectivo. La bolsa acumulada es de libros en bodega. Sí, mandamos poner una biblioteca con sus títulos en San Pedro de las Chiquilotas. Te digo que va a pegar. Para el piloto tengo confirmados a Hilario Peña, Espartaco… Y no me lo vas a creer: la mismísima Poniatowska. Te digo que es un proyectazo. Sí, Tryno es el suplente universal. Que no llegó Serna. Metes a Tryno. Que no llegó Nepote. Metes a Tryno. No, ahí sí te voy a quedar mal. No me pidas eso. ¿Cómo que el subcomandante Marcos? Actualízate, ahora se llama Zero o Galeano. ¿Dónde estabas cuando armó las otras tres revoluciones? Confía en mí. Mira, a cambio del sup, te organizo algo con los Alt Lit. Es lo de ahorita. Niños prodigio, eh. Reprobaron el bachillerato pero ya se leyeron a Homero. En Ciudad Seva, una biblioteca digital. Por conciencia ecológica. Mira, estamos hablando del acontecimiento literario de la década. Anímate. Olvídate de los jams y la twitteratura. Olvídate de «Leo, luego existo», para el INBA tenemos un guión interactivo, adaptado para presentaciones en vivo. Exacto. Arman la agenda con escritores locales. Sí, échame la mano. Vas a recuperar el triple de la inversión. Habla con el Secretario. Nada más ochocientos mil pesos. Sí, sí. Te consigo el deducible. Mientras no llegue al millón. Todo es muy profesional. Garantizado. Avalado por especialistas. Me asesoraron en la UNAM. Los de filológicas. Gente de visión, están en el negocio. Ándale, sí. Ésos. Los que armaron «Perrea un libro» con los reguetoneros.

*Conaculta/ Tierra Adentro * Elma Correa (Mexicali, 1983) es narradora. Pensó que con una beca del fonca y la publicación de algunos textos saldría de Mexicali, pero no hay escapatoria. Gasta con odio su ministración.

Anaqueles Novela

Redil de ovejas De Vicente Leñero Una multitud de personajes resisten a las autoridades laicas que rechazan las creencias, a las pulsiones de sus deseos, a las imposiciones doctrinarias de una Iglesia anticomunista pero también ajena a los padecimientos del pueblo...Contada de manera documental, colectiva, Redil de ovejas estudia un momento tenso en la historia reciente de la fe católica: la necesidad de renovarse frente a los retos del mundo actual, de dejar atrás concepciones medievales para adoptar un verdadero humanismo. Autor católico aunque además profundamente crítico en su reflexiones sobre la religiosidad moderna, Vicente Leñero cuestiona el fanatismo mientras propone un camino esperanzador, una opción consciente del presente histórico y de las contradicciones humanas.

Novela Los albañiles De Vicente Leñero El asesinato de don Jesús, vigilante de un edificio en construcción, y la consecuente investigación policiaca son el punto de partida para que Vicente leñero explore las miserias de la naturaleza humana y del sistema corrupto que las propicia. La muerte, verdadera o imaginaria del velador viejo y enfermo provoca las confesiones de los obreros que trabajaban con él y la gente que lo rodeaba. Con una suma audaz de recursos, leñero sabe convertir el género del thriller en una muy profunda, pero ágil y divertida reflexión y le plantea al lector una pregunta incesante: ¿quién es el culpable?, o mejor, ¿quién no lo es?

Novela Los periodistas De Vicente Leñero A partes iguales novela, testimonio y crónica, Los periodistas es el relato apasionado de los sucesos que darían origen a una nueva era del periodismo en México el golpe del gobierno de Luis Echeverría en 1976 al periódico Excélsior, en ese momento el más importante del país. Vicente Leñero, testigo vital de estos acontecimientos la expulsión de Julio Scherer García, director del diario, y la salida de los principales colaboradores, entre ellos las mejores plumas del siglo XX mexicano, recurrió a sus dotes de literato para bordar de manera brillante un informe que refleja muchas de las contradicciones y vicios del sistema político mexicano, entre ellos, sus constantes embates contra dos grandes valores universales la libertad de expresión y la justicia. Obra indispensable para entender una época álgida de la historia política del país, los periodistas permanece también como un ejercicio de la novela sin ficción, a la manera de Capote o Mailer, y como una argumentación sobre las libertades ciudadanas frente al estado contemporáneo.



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