Rayuela 336 web

Page 1

S á b a d o 3 1 d e O c t u b r e d e 2 0 1 5 . A ñ o I V.

Rayuela 336

Estado de excepción, golpes y contragolpe RAÚL VÁZQUEZ ESPINOSA Págs. 3-7


02

RAYUELA 336

Sábado 31 de Octubre 2015

DÍA DE

MUERTOS

E

l Día de Muertos es una celebración mexicana que honra a los ancestros durante el 2 de noviembre, coincidiendo con la celebración católica del Día de los Fieles Difuntos. Aunque se ve primariamente como una festividad mexicana, también se celebra en muchas comunidades de los Estados Unidos donde existe una gran población México-americana, y en una menor medida también se celebra en algunas partes de Latinoamérica. A pesar de ser un tema morboso, esta festividad se celebra alegremente, y aunque ocurre en fechas cercanas al Día de Todos Los Santos, y al Día de todas las Almas, en lugar de sentirse temerosos de espíritus malévolos, el humor en el día de los muertos es mucho más relajado, similar al Halloween, con un mayor énfasis en la celebración, pero honrando las vidas de los difuntos. Los orígenes de la celebración del Día de Muertos en México, pueden ser trazados hasta la época de los indígenas de Mesoamérica, tales como los Aztecas, Mayas, Purépechas, Nahuas y Totonacas. Los rituales que celebran las vi-

das de los ancestros se realizaron por estas civilizaciones por lo menos durante los últimos 3,000 años. En la era prehispánica era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento. El festival que se convirtió en el Día de Muertos cayó en el noveno el mes del calendario solar azteca, cerca del inicio de agosto, y era celebrado durante un mes completo. Las festividades eran presididas por el dios Mictecacihuatl, conocido como la “Dama de la muerte” (actualmente corresponde con “la Catrina”). Las festividades eran dedicadas a la celebración de los niños y las vidas de parientes fallecidos Cuando los conquistadores españoles llegaron a América en el siglo XV, ellos estuvieron aterrados por las practicas paganas de los indígenas, y en un intento de convertir a los nativos americanos al catolicismo movieron el festival hacia fechas en el inicio de noviembre para que coincidiesen con las festividades católicas del Día de todos los Santos y Todas las Almas. El Día de Todos los Santos es un día después de Halloween, donde este último fue también un ritual pagano de Samhain, el día céltico del banquete de los muertos. Los españoles combinaron las costumbres de Halloween con el festival similar mesoamericano, creando de este modo el Día de Muertos. Cercana a esta celebración se encuentra el Día de Todos Los Santos, Día de Todos Los Santos, fiesta religiosa que se celebra en muchos países de tradición cristiana. En los países de tradición católica, se celebra el 1 de noviembre; mientras que en la Iglesia Ortodoxa se celebra el primer domingo después del Pentecostés. En ella se veneran a todos los santos que no tienen una fiesta propia en el calendario eclesial. Por tradición es un día feriado no laborable. Existen versiones que señalan que esta fecha fue establecida como una respuesta ante la celebración pagana del 31 de octubre. Pero estas versiones no resultan muy sólidas por cuanto la celebración del “Halloween” o “día de las brujas” es una festividad proveniente de los Estados Unidos de América. En España, dentro de la tradición católica se realiza una visita donde yacen los seres queridos. En Cataluña se celebra la denominada castanyada en la que se comen boniatos, castañas y panellets. En México se hacen ofrendas para agasajar a los fallecidos y celebrar esos dos días, que se quitan el día 2 por la noche, pudiéndose consumir en ese momento.

DIRECTORIO

Noé Farrera Morales DIRECTOR GENERAL

Noé Juan Farrera Garzón DIRECTOR EDITORIAL PÉNDULO

César Trujillo COORDINADOR/EDITOR

Rogelio Santos Santiago

LEGALES

Rayuela, suplemento de arte, literatura y sociedad del periódico Péndulo de Chiapas, No. 336 (Edición Especial) Año IV, Sábado 31 de Octubre de 2015. Impreso en 13 Poniente Norte Núm. 698, colonia Magueyito. Código Postal 29000, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México. Teléfono (961) Javier Ríos Jonapá 61 24529. Se prohíbe la reproducción total o parcial de los contenidos sin PRODUCCIÓN E IMPRESIÓN el consentimiento expreso de sus autores. La redacción no responde por originales no solicitados. Los contenidos, así como parte de los títulos y subtítulos son responsabilidad exclusiva César Trujillo, Marcelino Champo, René de quien los firma y no representan necesariamente el punto de vista del Morales, Javier Opón, Fausto Carámbura, Arbey Rivera, Fabián Rivera, Fernando Trejo, periódico Péndulo de Chiapas.

DISEÑO

Raúl Vázquez, Tania Ramos, Zaíra Lobato CONSEJO EDITORIAL

Correspondencia: tolstoi25@hotmail.com


RAÚL VÁZQUEZ ESPINOSA

Estado de excepción, golpes y contragolpe RAYUELA 336

03

Sábado 31 de Octubre 2015


04

RAYUELA 336

Sábado 31 de Octubre 2015

Estado de excepción, golpes y contragolpe

[Raúl Vázquez Espinosa]

GOLPES 1. Walter Benjamin, en una de sus tesis sobre la historia, afirma que “la tradición de los oprimidos nos enseña que el «estado de excepción» en que vivimos es sin duda la norma”. Hemos construido, sobre un conglomerado genéticamente diseñado para ello, un organismo que necesita de la violencia legal y racional para sobrevivir. La sociedad, la comunidad (sin entrar en diferencias de orden antropológico), está de tal forma convencida de que el Estado es el único medio para garantizar su bienestar, que imaginar circunstancias que se coloquen en los antípodas del Estado le parecen imposibles. La ley, violenta y brutal como es, como debe ser, se fundamenta en el papel hegemónico del terror, calmar aquello que se sale de contexto, que no va por los caminos democráticos de las repúblicas representativas (o como dijo el mismo Benjamin, en su ensayo Para una crítica de la violencia, la violencia mantenedora de la ley o la implementadora de la ley). El Estado, garantiza su existencia, por medio de la muerte legalmente proyectada en aquellos sectores que no se fundamentan políticamente en el statu quo del parlamento y la representatividad. Estamos encadenados al Estado. Sin embargo, la idea de la libertad regulada por el aparato estatal, no es un derecho que se ha construido sobre la innegable visibilidad del derecho natural, sino más bien, sobre la totalidad de un derecho positivo convertido en forma de vida. Habitamos un Estado constitucional, afincado en la excepcionalidad. Toda ley, trae consigo su cuota de violencia, su cuota de dolor. Dentro del Estado, cabe el homicidio, la violación, el saqueo, la persecución. Desde sus orígenes, el Estado ha tratado de someter al cuerpo total de la comunidad. Según Aristóteles (y perdonen el argumento de autoridad), en el libro octavo, de su Política, en algunos Estados de la antigua Grecia, se empleaba el juramento: “Yo seré enemigo constante del demo; le haré todo el mal que pueda.” No es novedad, entonces, que el Estado no representa el papel que en términos ideales se le concede. De tal forma, hay que reconocer que es, de iure, en que el Estado se sostiene sobre la excepcionalidad. Acuerdos, constituciones, reglamentos, normas, todo ello con la única función de conceder al Estado, el poder de determinar cada aspecto de nuestras vidas. 2. El Estado nos hace la guerra. En realidad, las personas, para la industria militar y mediática del Estado, representamos jurídicamente el papel de Homo sacer. Somos víctimas de guerra, somos bajas, daños colaterales, que por alguna razón, existimos y respiramos; y por esa misma condición de muertos vivientes, de zombis en la periferia del mundo occidental, el Estado puede hacer con esta comunidad arrasada, pero respirante que somos, lo que se le antoje. Somos sacos de órganos para las naciones occidentales, somos cuerpos prostituidos para el placer de la gerontocracia de Europa y Estados Unidos, somos una infancia atravesada por la lascivia del axioma judeo-cristiano y patriarcal que el “viejo mundo” nos impuso, con sus mitos y leyes; somos la carne y la inhumanidad, el “buen salvaje” y amazonas sexual; un estereotipo racial; somos, lo repito, el homo sacer (descrito por Agamben), bajas de guerra, que el Estado somete. Habitamos guetos, campos de concentración, zonas de refugio, habitamos la parte enemiga de la línea roja, la tierra de nadie. El Estado, ese grotesco teatro controlado por criminales, nos ha hecho creer que podemos habitar la misma paz ilustrada que la burguesía le impuso a la aristocracia francesa; habitamos, en realidad, el basurero ontológico simbolizado por el sur irracional y mediano, controlados por un aparato gerencial y militar que nos interviene por medio de acciones racionalmente justificadas desde el norte occidental, y ahora, anglosajón y protestante.


RAYUELA 336

05

Sábado 31 de Octubre 2015

3. Qué farsa no impuso occidente. Cito a José Joaquín Blanco: “Revoluciones, leyes, instituciones, himnos, debates parlamentarios, Michelet y Víctor Hugo, polémicas, arrebatos periodísticos, héroes románticos, mártires y ´grandes hombres’, con un vocabulario de creyentes: justicia, igualdad, libertad, democracia, progreso […]. La acción republicana contra la vida monárquica propició en Europa una mística, reflejo y complemento del empuje económico de la burguesía. Un sistema de entusiasmos y de fe en valores e instituciones: las libertades, la igualdad jurídica, la razón, la ley, la libre empresa, la aventura individual, el impulso sobrehumano de los grandes individuos que –liberados del coercitivo Dios monárquico- se atribuyeron un destino sin límites. Las aristocracias económicas o del espíritu quedaron en subasta pública, al alcance de todos los que se ‘esforzaran’ en llegarles al precio: un imperialismo de la razón (o, entre los heterodoxos, del ‘espíritu’). A la serenidad y la elegancia aristocrática de la cultura cortesana (Racine), siguió la declamación burguesa: la Gloria, la Pasión, el Heroísmo, la Moral individual, el Libre Albedrío, la Genialidad, la Acción, la Razón, la inspiración personales”. Toda esa farsa, representada en el discurso científico y filosófico de occidente, significó el carácter ideológico con que Europa nos arrebató la posibilidad de habitar otras formas de vida. Nuestras formas de vernos y pensarnos, de ser. El Estado, administrado por los menos, es una farsa que se funda en la creencia del poder del pueblo. Siendo una farsa, es en realidad, el Estado, una creación que funciona como un mecanismo de sometimiento y control. Un mecanismo que concreta su existencia en la puesta en acción de un modelo económico, el capitalismo; y un sistema político, la democracia. Todo un sistema que tiene como base el racismo, el poder económico, la ciencia, el tráfico de conocimiento, las redes de información electrónica, la empresa, los medios de comunicación, el poder militar y la concentración del derecho positivo en forma de organismos de control económico, político y de derechos humanos. Sumidos como estamos, bajo la bandera de la libertad de expresión, de información, de mercado, de conciencia, jugamos el juego que el propio occidente nos impuso, sus reglas, sus métodos, sus formas de corrección política; debemos sufrir desde los paradigmas que el propio criminal nos impuso. 4. Según Julio Boltvinik, existen cien millones de personas en la pobreza por ingresos en México; hay 50 mil niños y niñas robadas, según la Fundación Nacional de Investigaciones de Niños Robados y Desaparecidos, en el contexto de la prostitución demencial o tráfico de órganos; hay 28 mil 43 personas desaparecidas en el ahora, según cifras oficiales; entre 2012 y 2013, indica el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, se reportaron 3892 mujeres y niñas asesinadas en nuestro país, en forma violenta; 60 mil niños y niñas migrantes viajaron al norte de América durante el 2014 y 2015; asimismo, el INEGI, indica que hasta el 2013, hasta el día en que escribí este texto, se reportaban 121 mil personas muertas por la “guerra contra el narcotráfico”; asimismo, mensualmente, se generan 232 secuestros, según Alto al secuestro. El Estado mexicano, administrado por una camarilla de criminales, se distribuye en una red de organizaciones de orden homicida, bajo la mirada cómplice de los Estados Unidos y Europa. Organismos de Inteligencia, universidades, centros de investigación, policía, instituciones de orden social, todo en un bloque de concreto que cae sobre la población mexicana, en el esquema de la excepción, entendido nuestro espacio geográfico, como la alacena en donde guardar el material humano de reserva, para el consumo occidental. >>>


06

RAYUELA 336

Sábado 31 de Octubre 2015

Estado de excepción, golpes y contragolpe

CONTRAGOLPE 1. Qué hacer. Nuestro único recurso es devolver el golpe. No aceptar, pasivamente, la situación de homo sacer, que occidente nos ha impuesto. Escribió Práxedis G. Guerrero, anarquista mexicano, que “los pasivos alzan el clamor llamándose apóstoles de la evolución y condenando todo lo que tiene rebeldía; apelan al miedo, hacen llamamientos patéticos al patriotismo; acuden a la ignorancia y llegan a aconsejar al pueblo que se deje matar y ultrajar en los próximos comicios y vuelvan una y otra vez a ejercer pacíficamente el derecho al sufragio, aunque una y otra vez se burlen y lo asesinen los tiranos”. Elecciones, el voto, las instituciones, la vía de la democracia, el juego y farsa; la patria. Función pública y administración de recursos. El Estado nos ha convertido en bajas de guerra vivientes, nos ha hecho creer que sólo por su senda es posible una relación comunitaria. El pensamiento de un lado, aquel que tiene otras vías, ha sido sistemáticamente asesinado. Situaciones que se colocan en la cara opuesta de la democracia y el capitalismo, han sido calladas y condenadas al ostracismo, pero no han logrado ser calladas en su totalidad, sin embargo. Como escribió Kropotkin, “los países imaginan en vano diversos paliativos. Se ensaya el referéndum y se encuentra que no vale nada, se habla de representación de las minorías, otras utopías parlamentarias”. De entre una serie de imaginarios políticos, pienso en las ritualidades de la democracia, fincada en la “creencia” de la acción popular y el deseo de la “sociedad”; dicha mística se basa en una simulación grotesca de las necesidades de la comunidad humana. Entiendo con el término, simulacro, a la puesta en escena, de un títere, una especie de muñeco ideológico, que gobierna desde su propia condición de objeto, autómata, en torno a las necesidades de otro que lo controla. En el despliegue del simulacro, sobre una plataforma racional, el Estado ha creado las fantasías conceptuales que todas las personas nos hemos “creído”: instituciones (pienso en el Dussel de las 20 tesis de política), en el aparato burocrático en que se convirtieron los Estados del socialismo real, que nunca quisieron llegar a un “comunismo anarquista”, que significaba el fin de las prebendas estatales; pienso en el Estado de Bienestar, entidad corrompida de facto y jurídicamente, en la farsa de la presidencia; en fin. 2. Es necesario pensar desde nosotros. Hay que forzar a formarnos como una comunidad de teóricos y teóricas activistas. En todo caso, las palabras que Frantz Fanon escribió en los Condenados de la tierra, no han caducado: “La lucha de un pueblo por su liberación lo conduce, según las circunstancias, a rechazar o hacer estallar las supuestas verdades instaladas en su conciencia por la administración civil colonial, la ocupación militar, la explotación económica.” Nuestras luchas civiles, se han afincado (se afincan) sobre verdades impuestas. Marchamos por el derecho al trabajo, marchamos por el derecho a la educación, por el derecho a la libre expresión, por el acceso a la información, por las cuentas claras en la función pública, por el Estado de Bienestar en el contexto de un capitalismo de rostro humano, de economía justa o moral, de capitalismo con corazón, de economía verde y orgánica, de buen vivir y gobernanza; en fin, todo el aparato del discurso bien pensante y políticamente correcto de los Estados Unidos y Europa y ahora China y quien se le sume. El activismo teórico es necesario y preminente (y disculpen por emplear estas palabras de eco heidegeriano), pero en términos reales se presentan como urgentes. Es necesario replantear, desde el ahora, la finalidad de estos horizontes. Para qué el trabajo, si una vez dentro, mi función es reproducir el mismo statu quo que combatí cuando no me dejaban estar ahí; para que el acceso a la educación si es sólo una mera capacitación para fortalecer el aspecto gerencial y militar del Estado; estudiar para qué, para trabajar, para sobrevivir, para el sueldo y dosificar la vida en la burocracia ontológica, ser parte del entramado, como un microbio de ese organismo gigantesco que es el Estado; no se trata de vivir el Estado como si este no existirá, porque existe y está tatuado en nuestros actos y relaciones, se trata de pensarlo, de ponerlo en duda,

de teorizarlo y atacarlo, no para reproducirlo, sino para, poco a poco, cerrarle el paso, y no se trata de las manías encubiertas del Estado mínimo de Hayek o el anarcocapitalismo (esa basura ideológica). Se trata de una acción que haga estallar el trabajo, la educación, la libre expresión, el Estado de Bienestar, que lo doblegue, que lo comunice, quiero decir, que lo haga comuna, que lo vuelva común; que la acción parta de nuestra propia razón de ser, de querer ser; pensarnos y actuar; muy similar a la praxis descrita por Sánchez Vázquez, en su libro de marras. Hace falta crear una comunidad de personas iracundas pero que generan estallamientos teóricos. Las revoluciones en México nunca han nacido de las ideas. Han partido de supuestos, de contextos políticos, de acomodos, de oportunismos, de ideologías. Tenemos que hacer estallar nuestros deseos, nuestras razones, nuestras creencias. Someterlas, descolonizarlas, desgrigorizarlas; es necesario pensar y violentar al Estado, no podemos sólo marchar y asumir la huelga, con el mero fin de que el Estado nos cobije, nos ofrezca educación y trabajo, en otras palabras, vida en la burocracia ontológica de un capitalismo biocultural de libre pensadores (en términos patriarcales). Necesitamos reconfigurar una moralidad sin dogmas, sin jerarquías, sin burocracia y que se coloque en la cara opuesta de la moralidad imperante, del chantaje, el secuestro, el poder, la riqueza, el espectáculo, el placer desmesurado, el partidismo, la deriva, la inercia. Recuperar el pensamiento que se nos ha negado por medio de la tortura, la eliminación física, pero también de la eliminación intelectual. Vivimos sociedades desiguales, patriarcales, capacitistas, heteronormativas y crematísticas. El activismo teórico debe hacer estallar esas pautas, hacerlas pedazos, pensarlas y reconfigurar las moralidades que pueden organizar nuestra vida, desde profundidades contrarias. Es necesario pensar desde la rabia que tenemos, pero pensar y hacer explotar los modelos que nos fundamentan hasta ahora. 3. La violencia es necesaria. Angela Davis, fue tajante ante el uso de la violencia por parte de los panteras negras.


RAYUELA 336

Sábado 31 de Octubre 2015

Estado de excepción, golpes y contragolpe

Ante la violencia que el Estado genera, cien veces mayor, que la que una marcha pueda hacer, no podemos quedarnos en la pasividad del espectador. Necesitamos responder el golpe, pero no con la rabia que al Estado beneficia. Necesitamos partir de la misma racionalidad que el Estado. Las estudiantes en México, dijo Nadia Vera, son secuestradas para la prostitución; los estudiantes para formar parte de la mano de obra esclavizada del narco de Estado; estamos en el contexto de una excepcionalidad total, que no puede ser dejada de lado, no podemos responder sólo con la acción concertada de una sociedad civil desorganizada y rabiosa; necesitamos generar una violencia racionalizada, de muta ayuda, de conciencia vecinal, de comuna. Las autodefensas, en el fondo, engendros patriarcales y que responden con la misma cara de quienes los persiguen, no nacen de un proceso de repensar su ser, de duda, sino de respuesta al estado de las cosas. Por tal razón, fue tan fácil intervenir a las autodefensas. No necesitamos autodefensas, necesitamos comunas. Armadas, preparadas en las tácticas que el Estado emplea, universidades populares, en donde la ciencia no sirva para colocar una banderita imbécil en la luna; en donde la medicina no sirva para la movilidad social, necesitamos comunas, como las descritas por Orwell en su libro Homenaje a Cataluña. La comuna, es urgente, en la medida en que la organización nos permitirá romper con la tradición homicida del Estado. En la historia de la humanidad, ha habido ejemplos de comunidad, han existido, grupos disidentes, comunidades despojadas de los valores imperiales o burgueses. Tal vez, en este sentido, pensar en la utopía parezca un juego teórico. Sin embargo, y con sus matices, las personas han luchado por la utopía comunal. Sin bien, las primitivas comunidades cristinas eran teocráticas, hay en ellas el germen de la futura comuna anarquista. Estas comunidades, fueron las primeras en integrarse a partir de personas en su diversidad. En esas primeras comunidades, se rompió con la imagen del iniciado o del místico, se dejó de lado el ascetismo duro, y se participó del trabajo colectivo y el aprendizaje común. Pienso, también, en la Utopía de Tomás Moro, que leyó Marx con interés profundo; pienso en los Hospitales-pueblo de Vasco de Quiroga o de Bartolomé de las Casas o en la comuna que en algún momento Nietzsche imaginó. Pero, en todo momento, pienso en un comunismo anarquista, racionalmente pensado, armado (como las panteras negras en Estados Unidos), organizado, colectivo, que pueda soportar, desde dentro, en pequeñas vecindades, similares a las de Murray Bookchin, sobre un activismo similar al descrito por Uri Gordon en su libro Anarchy Alive!, no dejar las calles, oponerse, pero para cambiar el paradigma, no para buscar cabida

07

en el Estado homicida, traficado y administrado por criminales. Somos los condenados de la tierra, tenemos que hacer estallar esa condición, nos quedaremos impávidos anta la matanza global, de lejos (como creemos estar). Porque, resulta fácil mirar y decir no pasa nada. Sin embargo, como escribió el poeta Calino: “En paz crees estar, y hay guerra en todos lados”.


08

RAYUELA 336

Sábado 31 de Octubre 2015

Edith Stein contra racismo [Luis Donaldo Martínez Borja]

L

a guerra es consecuencia de la búsqueda irracional por el poder, es incapacidad de pensar en el otro y encerrarse en sí mismo, como signo de autoridad absoluta; es, también, la imposibilidad de ver en el otro el signo de la hulla personal. La guerra es la privación de la razón, es la privación del amor. La Segunda Guerra Mundial, ha sido la catástrofe humana del siglo XX que ha marcado los rostros de diferentes naciones, comenzó el año de 1939 y finalizó el 8 de mayo de 1945 dejando a su paso la memoria dolorosa y las secuelas del sufrimiento humano. El término de ésta representó para el continente europeo el inicio de un nuevo régimen político y la esperanza, por un lado, del regreso de los presos en los campos de concentración y por otro el cambio a la democracia. La Segunda Guerra Mundial por un lado germinó nuevos razonamientos y por otro lado privó de la continuación de grandes pensadores de creencias cristianas y judías los más destacados que surgieron por mencionar algunos: Edmun Husserl, Martín Heidegger, Emmanuel Mounier, Edith Stein, Paul Ludig Landsberg, entre otros. Sandra Frid, escritora de origen mexicano con estudios de Filosofía por parte de la Universidad Anáhuac y en el ICS, en la Universidad Iberoamericana (obtuvo diplomados en Novela histórica, Literatura israelí y Literatura Latinoamericana) y en la UNAM, en su obra literaria Luz entre ceniza nos muestra a Edith Stein, una de las mujeres filósofas destacadas del siglo XX, quién fue discípula de E. Husserl, en palabras de Xirau tuvo “la influencia del método husserliano…abordó también teología mística”. Edith Stein fue víctima del nazismo, nació el 12 de octubre de 1891 en Breslau, Alemania ─hoy Polonia─ doctora en Filosofía, mística y religiosa carmelita, se hizo llamar Teresa Benedicta de la Cruz, en honor a la doctora de la Iglesia Católica Santa Teresa de Ávila. Falleció el 9 de agosto de 1942 en Auschwitz, Polonia. Beatificada el 1 de mayo de 1987 por el Papa Juan Pablo II en Colonia Alemania y canonizada el 11 de octubre de 1998 por el mismo Papa en Roma. El hecho de hablar de una mujer en el aspecto filosófico (sobre todo en la mentalidad occidental) desarrolla en ocasiones cierta controversia, pero en la obra literaria de Sandra Frid antes mencionada, rescata el papel de Edith Stein como filósofa y no como Santa, dicho sea de paso, que en la obra menciona lo que esta pionera del pensamiento vive como el hecho de haberle negado el derecho a cátedra por ser mujer, el haberla despedido de colegios donde prestó su servicio como profesora por ser de origen judío. Por ello, Edith Stein es la voz que grita en el silencio del Holocausto. En la temática de Stein que siendo de origen judío decidió en ser conversa al catolicismo, ¿Qué reflexión se puede tener del racismo actual desde el

ejemplo de Edith Stein en la obra Luz entre ceniza? La discriminación por raza es un acto profundamente inhumano, es negar la misma particularidad entre los hombre, negar la alteridad. Stein, muestra que la compatibilidad se da por medio de las uniones circunstanciales, los lazos de amistad, el profundo acercamiento con el otro y la comprensión, en la obra de Sandra Frid, hace mención del antisemitismo que los grupos de ocupación tuvieron durante la Guerra, también muchos alemanes tuvieron implicaciones en acusar a los judíos con los oficiales nazis, ejemplos de ello lo muestra la imprudencia de sor Renata la subpriora, que trató mal a Edith Stein por el hecho de ser judía.

El racismo es un atentado contra el prójimo, esto sucede por la falta compatibilidad en muchas ocasiones, de las ideas, el credo, la raza, el color de piel, la lengua, etc. hay factores tan minuciosos en los que de ahí se desprende el desprecio terrible hacia nuestros semejantes, el pertenecer a otro credo ha sido un ejemplo de lucha constante, la guerra en Siria, los miles de inmigrantes que han arribado a Europa. El racismo trae históricamente hablando, la guerra, y parte de esto también tiene que ver la gran influencia del pensamiento. El pensamiento o la filosofía de alguien radica en muchas ocasiones en el hambre por el poder, hay filósofos que ofrecen una cultura de la muerte, un pensamiento que trata de buscar una raza perfecta, algunos han sido mal interpretados y de esa mala hermenéutica se han generado los grandes genocidios, como son la Segunda Guerra Mundial.

Por ello, la influencia del racismo dentro del pensamiento, ronda en la conexión inmanente de una radicalidad egocentrista que lleva al punto de considerar al hombre una monada. Sandra Frid, coloca a Stein como la mujer que es capaz de abrir un horizonte en el pensamiento, es para muchos una amenaza, para otros como Husser una ayuda, sumamente, buena, la concepción del racismo dentro del contexto histórico de la novela muestra la radicalidad del pensamiento hittleriano, el judío no puede pensar, por lo tanto destruyámoslo, el Holocausto judío pone en pie la decisión de una defensa personalista no sólo en cuanto raza sino una concreción de la persona por entero. Por lo tanto, el pensamiento steiniano muestra que, la raza no es impedimento para considerar al otro como persona, “las cosas no son sólo hechos contingentes, accidentales; cuentan con una esencia por la que son lo que son” (Edit Stein). La Segunda Guerra Mundial nos muestra a las nuevas generaciones lo que el pensamiento desequilibrado puede lograr hacer, el hombre muy independiente de lo que sea es, por el hecho de existir tiene dignidad (óntica) y durante el periodo de este genocidio se dio la relativización de esta dignidad, de modo, que lo que valía un animal irracional valía el hombre. Estamos entonces, abordando un problema antropológico que no está lejos del racismo o antisemitismo en su máxima expresión. La incompatibilidad del pensamiento de Hittler, aleja de la antropología que toma al hombre por entero. Stein al tener su conversión cristiana toma los elementos más puros de los místicos san Juan de Cruz y Santa Teresa de Ávila con el pensamiento tan profundo de santo Tomás de Aquino y de ahí hace una conjugación de la fenomenología husserliana para dejar un legado patente sobre el hecho que todo hombre piensa y que la realidad reclama ser abstraída, pues el buen pensamiento que parte de la realidad (realismo moderado) no se extravía en filosofías radicalistas acerca de la cultura de la raza que imprime un desprecio a los otros “yo”. En conclusión, el racismo no es una cuestión puramente psicológica, es una cuestión ideológica que parte de una exageración de pretender ser una raza pura, considerando a las otras como razas inferiores. Luz entre ceniza, deja la profunda reflexión de una mujer filosofa de origen judío y de credo cristiano católico, que defiende la postura del hombre y que en las circunstancias de su vida logra vislumbrar el mal que hombre mismo puede hacerse y vislumbra bien el pensamiento que parte de la realidad y que trae consigo ese profundo anhelo de considerar al hombre por entero, que acepta al otro no como un objeto de estudio sino como un sujeto cognoscente. El racismo cometido a los judíos, que de trasfondo marca la obra es una manifestación de la poca capacidad humana de ver al otro como un alter ego.


RAYUELA 336

09

Sábado 31 de Octubre 2015

Teología de la liberación [Luis Donaldo Martínez Borja]

C

uando un pobre clama la Iglesia responde a su llamado, Jesús enseñó a su Iglesia a declinar su oído a las necesidades externas del mundo, a ir a la periferia de un mundo corrompido y extraer a los vulnerables y llevarlos hacia sí. La Iglesia de la praxis o de la liberación, ¿Qué es?, ¿En qué se basa?, ¿Quién la propuso? Es denominada una teología en coma, conflictiva tanto para instituciones como el Vaticano, como a personas del clero (obispos y sacerdotes), es una teología de los pobres y para los pobres, basada en una teoría en defensa de una Iglesia ambulante, que sufre las desgracias de un sistema económico, político y social. ¿Cuándo termina? Cuando la pobreza sea erradicada, cuando ya no halla pobres. Si se tuviera que definir la teología de la liberación sería en palabras de Leonardo Boof “la teología de los pobres”, en un vivir dignamente como hijos de Dios, una teología que parte de la realidad concreta del pueblo, que se diferencia de la teología dogmática (que estudia los aspectos puramente de la Revelación), sería la teología del y para el pueblo, que se centre en el estudio de una realidad económica, política y social. La teología de la liberación basa su fundamento en lo mencionado en el Concilio Vaticano II “el gozo y la esperanza, la tristeza y la angustia de los hombres de nuestros tiempos, sobre todo de los pobres y de los afligidos, son también gozo y esperanza, tristeza y angustia de los discípulos de Cristo” (Gaudium et Spes 1), es, pues, en donde toma su enfoque primordial, estar con y para el pobre, que se ha ido perdiendo en una realidad burguesa, que ha sufrido los embates de los ricos. Por ello “cuando se acabe la pobreza, cuando no allá pobre, entonces, se podrá decir, no es necesaria la teología de la liberación, mientras halla opresión será necesaria la liberación” (Sergio Torres, teólogo de la liberación). Pero la teología de la liberación tiene un antecedente, su origen es, propiamente, de la Conferencia Episcopal de Medellín en 1968, quien llamó y reforzó una profunda opción por los pobres, la cual el Papa Francisco ha seguido invitando: “en las condiciones actuales de la sociedad mundial, donde hay tantas inequidades y cada vez son más las personas descartables, privadas de derechos humanos básicos, el principio del bien común se convierte inmediatamente, como lógica e ineludible consecuencia, en un llamado a la solidaridad y en una opción

preferencial por los más pobres.” (Laudato Si 158). Es, pues, una nueva visión y una nueva comprensión de los dogmas de la fe, donde dejará intacta la ortodoxia; respetando lo que el Concilio Vaticano II ha prescrito y de quien reformulara una nueva interpretación, trasladará una nueva visión de una moral religiosa basada en la centralidad sexual y familiar que será enfocada en el aspecto social, exaltará el papel del pobre, haciendo esto cambios ineludibles dentro de la estructura de la propia Iglesia, la estructuralidad de la logística parroquial será cambiada por la agilidad de la CEB’S Comunidades Eclesiales de Base, y como eje transversal tendera a estar al lado de los más oprimidos, en palabras del teólogo João Batista Libanio “será la Iglesia de la praxis, de los pobres y de la liberación”. En conclusión, la teología de la liberación abre el paso a considerar un neo marxismo dentro de sus estructuras, pero también abre paso a considerar una profunda necesidad de ver la realidad económica, social y política de una realidad concreta que es la realidad del pueblo, la teología de la liberación ha tenido mártires, y su inició es el comienzo de la historia teológica en América Latina, prescrita con sangre y fuego.


10

RAYUELA 336

Sábado 31 de Octubre 2015

Blanco nocturno de Ricardo Piglia

[Luis Moreno Caballud]

E

ducados en una escuela que nos enseñó a ver el mundo como objeto y socializados en unas instituciones que nos lo convierten en mercancía, contamos con novelas como Blanco nocturno para comprenderlo como acontecimiento. Tal vez en algún futuro este libro se perciba claramente enmarcado en una tradición de pensamiento diferencial que se resistió a la generalizada cosificación de la experiencia en el siglo XXI, a su conversión en información susceptible de ser mercadeada por sujetos intercambiables. El comisario Croce, que investiga el crimen tramado en esta novela, actúa desde esa sensibilidad “diferencial”: “I’ll teach you differences”, dice, citando a Lear, y explica que comprender “no es descubrir hechos”, sino entender la lógica de los acontecimientos. Por eso Croce, entrenado a conciencia en leer lo que excede a lo factual, sabe que la realidad lleva a menudo un nombre falso y tiene incluso cierto poder de adivinación: entendiendo el sentido, la dirección de lo que ocurre, es capaz de vislumbrar el porvenir. La realidad no depende de los hechos, sino del pun-

to de vista. Como dice otro personaje de la novela: “el problema siempre es lo que una cree experimentar o cree pensar”. Hay siempre un lugar desde el que enfrentamos la pura diferencialidad de la experiencia, ese blanco nocturno que nos cegaría si no lo encuadráramos en algo (“basta un brillo fugaz en la noche y un hombre se quiebra como si estuviera hecho de vidrio”). Esta es una novela detectivesca pero también rural, una novela yo diría que más del campo que sobre el campo. Como Emilio Renzi comprende al poco de su llegada al pueblo en el que se cometió el crimen, el problema del campo no es que sea aburri-

do o bucólico: es que no tiene bordes. Especie de prisión perpetua invertida, el campo intensifica “la potencia de la vida” por pura ausencia de límite. “Por eso, para poder soportarlo, hace falta una ayuda, una poción”: todo el mundo se droga en el campo. La pretendida barrera entre la vanguardia de visionarios capaces de transformar la experiencia y la masa supuestamente pasiva que la recibe en forma de tradición queda cuestionada. Me parece que así sucede siempre en los textos de Piglia, y que tal vez ese es uno de sus regalos más valiosos. Las culturas rurales también deliran. Las culturas rurales y subalternas (como señaló Michel de Certeau) están acostumbradas a comprender la realidad más como una serie de acontecimientos a los que hay que responder con urgencia, que como un continuo estable compuesto de objetos bien definidos. Blanco nocturno se nutre de esa sabiduría táctica rural y subalterna. Las frases que le aparecen a Croce en la cabeza y que le guían en su búsqueda de “la lógica del sentido” no son sólo de Shakespeare, a menudo son “dichos”, esas condensadas píldoras de experiencia colectiva que pueden funcionar

como vanguardistas “readymades” (frases ya hechas). “No era cierto que la ciudad fuera el lugar de la experiencia”, comprende Renzi hacia el final. Igual que hay una ciudad ausente flotando sobre cada ciudad, en el campo planea también “la luz mala de los huesos de los muertos sin sepultura”. Luz oscura que cae como un rayo líquido sobre las masacres que tuvieron lugar aquí mismo, en todas partes. Esta novela cuenta un crimen cometido en un pueblo argentino, en 1972. A ese pueblo llega un puertorriqueño con una maleta llena de dinero que le pierde y se pierde (plata quemada). Una “valija” más de las que circulan para evadir impuestos en un mundo en el que los terratenientes locales “iban donde les llevaba el capital, pero nunca dejaron de añorar la calma patricia”. El puertorriqueño es asesinado, el comisario Croce trata de entender la lógica de ese acontecimiento y descubre una conspiración contra Luca Belladona, un iluminado inventor que trata de resistir en su fábrica de coches experimentales frente a quienes quieren apropiarse de ella para construir un “mall”. Luca, el gran creyente en la capacidad de crear lo que la naturaleza no

proporciona, el hombre que ha conseguido que hasta su respiración sea artificial, se enfrenta a los mismos enemigos de quienes viven pegados a la tierra, delirando ante la inmensa pampa aún no domesticada por el capitalismo global. Esta novela da luces y une fuerzas para la resistencia (chispas de soldadora, luciérnagas) sin ofrecer una solución al crimen. Porque aunque después de un cadáver no haya más que otro cadáver (y ninguna solución), y aunque después de aquella crisis del neo-liberalismo de los 70 no haya habido más que otras tantas sucesivas crisis, a cada cual más criminal, la investigación no se detiene. La narración del verdadero sentido de esos crímenes sigue avanzando, a tientas, en esta conmovedora novela de Piglia.

*Luis Moreno Caballud (Barcelona, 1976)

Es profesor de literatura y cultura contemporánea española en Upenn (Philadelphia). Investiga sobre las transformaciones culturales producidas por la implantación del capitalismo durante la dictadura de Franco y la democracia. Publicó una novela y varios cuentos.


RAYUELA 336

11

Sábado 31 de Octubre 2015

Sobre los astros [Ingrid Robyn*]

Aún no habían llegado los años en que la Tétrica Mofeta, ahora disfrazada de Reinaldo, iría sucumbir definitivamente a la existencia marginal que, si bien le costó la vida, al menos le valió el protagonismo en una película.” Es con esta frase que introduzco al personaje de Tétrica Mofeta-Reinaldo Arenas en mi apenas empezada novela, Quien mató a Virgilio Piñera (así mismo, sin punto de interrogación). La frase es una referencia a la película Before the night falls (2000), de Julian Schnabel, película que recuenta la vida del escritor cubano Reinaldo Arenas. La película, basada en la autobiografía del autor – con la cual comparte el título –, fue para muchos la puerta de entrada a la obra de Arenas, que así terminaron entrando en su obra por la puerta autobiográfica, por la puerta de las adversidades personales, por la puerta de la desdicha, por la puerta de la tragedia, y por qué no, del odio (recordemos que Antes que anochezca (1992) trae la carta que dejó Arenas al suicidarse, en la que responsabiliza directamente a Fidel Castro por su muerte). De la película, a la autobiografía. Después, claro, están los que cruzaron esa puerta y llegaron a El color del verano (1990) o El mundo alucinante (1966), por citar algunas de sus novelas más conocidas, y se encontraron con un Reinaldo Arenas ahogado en la risa, un Reinaldo Arenas que, dificultades personales aparte, construyó una obra ficcional de altísima calidad, una obra en la que resaltan su notable sentido de humor y un gran aprecio por la vida (hay un aspecto trágico aún en sus obras más cómicas, creo yo, aún en las más absurdas, pero eso es asunto para otra ocasión). Es esa risa areniana lo que recuerda Juan Abreu al final de su brevísimo y (algo patéticamente) amargado prólogo a Sobre los astros (2006), uno de los muchos manuscritos que dejó Arenas al morir, y que el amigo y pintor Jorge Camacho, con el apoyo de su esposa Margarita, harían el favor de hacer publicar. De acuerdo a su prologuista, el cuento habrá sido escrito a principios de los años setenta, entre 1970 y 1972, más precisamente (el cuento, nos explica Juan Abreu, está dedicado a Aurelio Cortés, amigo de Arenas que tras esa fecha lo traicionaría y entregaría al gobierno el manuscrito de Otra vez el mar (1982), que el autor le había confiado). La edición del cuento, a cargo de Camacho, contaría también con ilustraciones suyas, y la disposición del texto sobre el papel recuerda la de un poema. De los 1000 ejemplares publicados, 40 de ellos, sin coser, cuentan con el dibujo desplegable que abre el libro coloreado a mano por Camacho. Edición de lujo para un pequeño cuento. Y es que de pronto llamarle cuento a este texto es una imprecisión, si no una injusticia. Sí, hay un relato, y el texto está escrito en prosa, pero Sobre los astros tiene mucho de poesía. La economía y la precisión en la elección de las palabras en ese texto es envidiable, casi diría fatal (curiosamente borgeana a veces), y la historia desfila en frases que parecen deslizarse, como versos. Un texto de gran fluidez narrativa, de esos que uno lee en diez minutos, pero sólo para después regresar al principio y masticar palabra por palabra – tal como los poemas. El texto está dividido en tres partes: “La Mesa”, “La Reina” y “El Hombre”. A pesar de conformar una narrativa única, la solución de continuidad entre las tres partes es más bien insinuada que necesaria; tranquilamente se podría leer cada una de ellas como un cuento independiente. En “La Mesa” nos enteramos de un “enemigo” que desata una revolución cósmica sobre la tierra; en “La Reina”, un personaje femenino dotado de poderes inconmensurables controla el universo desde una tabla de controles, jugando con la naturaleza y con los

hombres a su placer; en “El Hombre”, el universo, ahora dominado, parece doblarse a sus deseos, y la naturaleza conspira para complacerlos. Omito el desenlace de cada una de las partes, que es lo que le confiere unidad a la narrativa. Hay, claro, también una unidad temática entre las tres partes, la temática del poder, el control y el deseo, que no es sino una de las facetas del poder: del hombre sobre el hombre, del hombre sobre la naturaleza, de la naturaleza sobre el hombre, del hombre sobre si mismo. Las unen, asimismo, el terror, el miedo, la desolación, la nada. Pero también están la risa, el gozo y el éxtasis, todos esos sentimientos extremos y encontrados que experimenta el hombre ante todo lo grandioso, ante el universo, ante la muerte. En una palabra, lo sublime. Se podría leer Sobre los astros como una alegoría política con tintes de literatura fantástica y ciencia ficción. Y aquí pienso en Borges (la “Idea” que obsesiona “El Hombre”: “Hacía mucho tiempo que el hombre estaba obsesionado por una Idea (la misma idea que obsesionó y perdió a sus antepasados”; “Por un tiempo que no puede medirse de acuerdo a la monotonía establecida por la costumbre, el hombre trató de olvidar aquella idea aterradora”); pienso, claro, en Piñera (“La Mesa”, la única mesa que había quedado sobre la tierra, en la que tras enfrentar una larga cola se sientan a comer los hombres de dos en dos, unidos por el azar, y se echan a reír; el bosque de chocolate de “La Reina”, tal vez); pienso, quizá, en el Saramago de Ensayo sobre la ceguera, obra que por supuesto no alcanzó leer Arenas (la calamidad cósmica y la atmosfera de guerra de “todos contra todos” con la que empieza el cuento). Una alegoría política que también se podría leer como un cuento infantil, disfrazada – como los cuentos infantiles – en belleza y sencillez (“Todo eso nos sirvió para que se tomasen en serio las narraciones infantiles”, escribe Arenas). Pero me atrevería a decir que Sobre los astros es, ante todo, un pequeño tratado poético sobre lo sublime, en el que terror y éxtasis, las dos grandes fuerzas de este cuento, estallan y se confunden a cada página (“Sólo ella nos deparaba el horror y las grandes promesas”; “Y la sensación de poder controlar sus deseos se convirtió en un terror intolerable”; “La idea lo arrebataba hacia una liberación total, hacia un terror total, hacia una ineluctable sensación de descanso”). Un tratado sobre el poder y el deseo – poder del cosmos y sobre el cosmos, del hombre y sobre el hombre – en cuanto categorías de lo sublime. Sobre la muerte como la última forma de poder y objeto último del deseo, la sublimación máxima. Sobre los astros tituló Arenas este cuento. Y sin embargo – ya lo anuncia el ombligo que ilustra la portada –, es el hombre en toda su grandeza y pequeñez lo que está en el centro de este texto. Un hombre que, resalto, no es necesariamente Arenas, como no necesariamente es Fidel “la Reina”. Raras veces termino una reseña con una cita. Pues esta vez aquí voy. Que disfruten: Sus dedos seguían hundiéndose en la tabla de controles: castillos, una guerra interastral a dentelladas, una fiesta, un bosque de chocolate, una enfermedad inconfesable, una plaga más terrible que el tiempo, una palabra fosforescente. Otra vez el solemne desfile, la música, la risa. Y ahora una neblina cayendo, cayendo, cayendo en la playa donde se estrellan todas las audacias, a la vez que retumban los himnos.

* Ingrid Robyn (São Paulo, 1981)

Tiene un doctorado en literatura por la Universidad de Texas, Austin, con una tesis titulada Rostros del reverso: José Lezama Lima en la encrucijada vanguardista. Escribe una novelita paródico-policiaca que jamás llegará a publicarse, y apenas mantiene el blog http:// destrozos.wordpress.com/. Actualmente es visiting professor en Trinity College en Hartford, Connecticut.



Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.