Mal momento para la seguridad europea

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MAL MOMENTO PARA LA SEGURIDAD EUROPEA La Cumbre de Munich desnuda su fragilidad y vulnerabilidad 8 de febrero de 2013


Durante los días 1 a 3 de febrero pasados, se celebró la 49ª edición de la Conferencia de Seguridad de Munich. Cerca de 12 jefes de Estado y de Gobierno, 70 ministros de Exteriores y Defensa, y 60 directores ejecutivos de corporaciones (especialmente del mundo noratlántico y Rusia), asistieron para dar curso al encuentro anual de alto nivel en el que, de forma abierta y pública, se debaten los asuntos de mayor interés en torno a la seguridad global, y las posibles formas de enfrentar desafíos actuales como las tendencias que se perfilan en las relaciones internacionales en materia de inseguridad. De forma privada, con información filtrada de forma selectiva, encuentros, negociaciones, acuerdos y decisiones cuya difusión o ilustración para los ciudadanos puede ser incómoda, suscitar expresiones de inconformidad o alertar, de forma innecesaria, a aquellos gobiernos, dirigentes y sociedades que experimentarán el impacto de las dinámicas privadas de la Cumbre.

orientaciones, un eventual encuentro entre Irán y Estados Unidos alrededor del inquietante expediente nuclear y su lugar en la estabilidad políticomilitar de un Medio Oriente de por sí atravesado por fracturas y frustraciones de todo tipo. El segundo, conseguir un acercamiento de Rusia a las iniciativas eurooccidentales y estadounidenses frente a la inhumana condición a la que el juego del poder regional ha reducido a la sociedad siria. El tercero, valorar los pasos y resultados provisionales de la intervención militar francesa en Malí. Pero lo verdaderamente importante no estaba en los tres puntos anteriores, sino más allá de las obligadas y rituales frases y declaraciones de “unidad y cooperación indiscutibles entre Estados Unidos y Europa” promulgadas por los anfitriones y el Vicepresidente Biden. El resultado mostró que era un mal momento interno y externo para hablar del futuro de la seguridad europea, pero ineludible.

En esta oportunidad, los balances fueron insatisfactorios y frustrantes frente a algunas expectativas que los medios de comunicación, y siguiendo las recomendaciones del Departamento de Estado de Estados Unidos, o desde la Casa Blanca, o desde las restantes entidades oficiales responsables de la materia de los países participantes, habían presentado días antes. El más importante de ellos, según esas

Europa en déficit de defensa y seguridad Lo menos publicitado, pero, quizás, lo más trascendente por su impacto político a mediano plazo, quedó expuesto y latente en el ambiente: el déficit europeo en materia de seguridad y defensa. No se trata de un problema solamente económico, aunque las sesiones inaugurales debatieron, por centésima vez, la

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situación del euro, las causas del endeudamiento y la crisis fiscal, y la profundización de la recesión que golpea cada vez más cerca a los países “centro” de la Unión Europea. Se trata de un problema de credibilidad y confianza mutua, a pesar de los 20 años que han transcurrido desde la creación de la Unión Europea. A las tensiones derivadas de la brecha entre el trípode europeo –Alemania, Francia y Reino Unido- y el resto de los miembros, a raíz de los debates y determinaciones fiscales que amenazan la continuidad del proyecto comunitario, se sumaron las propias de las acciones militares francesas en Malí, la “eterna postergación” de decisiones sobre el futuro de la OTAN y la necesidad o no de un Sistema de Defensa Europeo efectivo y real para la Unión Europea y su siguiente fase de alargamiento hacia el este.

confianza y eficacia. En medio de los debates nacionales sobre servicio militar obligatorio, reformas militares, reducción de efectivos y presupuestos, reorganización de instituciones y participación en misiones multinacionales o bajo la bandera de la OTAN y Naciones Unidas, las relaciones políticas entre los europeos alrededor de aventuras militares fuera de su territorio, no suscitan la solidaridad efectiva, pues la verbal y enunciativa abunda especialmente para los medios de comunicación. Lo que esperaban los militares franceses, y el gobierno socialista, no era solamente una palmadita en la espalda acompañada de la frase: “lo están haciendo bien, su intervención fue correcta”. Lo que no consiguieron fue una sumatoria de esfuerzos, los cuales, más temprano que tarde, y en la medida que la espiral de las organizaciones islamistas y rebeldes magrebíes se reconozca y amplíe, terminarán haciendo. De hecho, la Comunidad Euro-Mediterránea será la primera víctima de esta fractura norte-sur.

El entorno europeo se hace cada vez más volátil e inestable, y las crisis africanas o en Medio Oriente que “arrastran” a algunos gobiernos, mientras que otros encuentran en ellas “oportunidades únicas” para participar en el diseño de los nuevos equilibrios regionales, llevarán a cada país de la Unión Europea, las contradicciones socio-políticas y militares que caracterizan los tiempos que vivimos en esos escenarios. Hoy, más que ayer, las reacciones a las acciones son más directas y con poco tiempo de distancia entre unas y otras. Pero frente a estos desafíos de eventuales amenazas colectivas, Europa carece de liderazgo,

La disyuntiva alemana El inocultable liderazgo económico y político alemán que tanto molesta a millones de europeos, es la principal causa de esta “ausencia de intenciones y voluntades” alrededor de la semi-soledad francesa en Malí. ¿Qué significaría que Alemania se sumara y fortaleciera la intervención militar en Africa? ¿Le seguirían otros

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europeos? En la Conferencia de Munich, los dirigentes alemanes fueron conscientes de esta disyuntiva: no se puede ser líder en un campo de la realidad, y dejar que otras acciones decisivas para la consolidación de su liderazgo queden en manos de terceros o al “azar”, por ejemplo, seguridad y defensa. Quizás la Unión Europea aún no está lista para ver de nuevo a los militares alemanes encabezando la defensa y promoción de los intereses comunitarios –y por supuesto, alemanes- en la volátil periferia de esta región. Quizás sea mejor que Estados Unidos continúe asumiendo parte de las responsabilidades operacionales y logísticas de los europeos fuera de Europa. Pero, ¿puede confiar la Unión Europea en Estados Unidos, finalmente?

realizarse: Estados Unidos cobró a Francia por el transporte de sus tropas en aviones estadounidenses, la suma de poco más de 20 millones de dólares. Se dijo que el gobierno francés estaba sorprendido. En tiempos de austeridad, recortes presupuestales, denuncias de corrupción pública, mala imagen de los gobiernos y las instituciones europeas, compromisos electorales y futuros y deseables negocios transatlánticos, este es un anuncio con desiguales impresiones, en una u otra orilla. En mi concepto, Europa debe aterrizar y confirmar, de una vez por todas, que llegó la hora de sacar a Estados Unidos militarme de su territorio, impulsar de forma gradual un marco de negociación sobre la confianza mutua para hacer realidad su Sistema de Defensa Europeo, y, parodiando a los dirigentes alemanes, si queremos Unión Europea debemos asumir la responsabilidad autónoma e íntegra de su defensa y la aplicación de sus propios conceptos de seguridad. Esto marcaría un rumbo eventualmente diferente en las siempre tensas y laberínticas relaciones y diálogo con la Federación de Rusia. Pero para nadie es un secreto que parte de los obstáculos y malos entendidos se deben a la dependencia militar europea de Estados Unidos y su inestable valoración de la mayor o menor peligrosidad de los rusos en sus áreas de interés geoestratégico. ¿Cuál sería el vocero de la interlocución europea con la Federación de Rusia? Sí, por más

La Comunidad Euro-Atlántica de seguridad, ¿sin futuro? Uno de los temas que más llamaba la atención de la Conferencia era el futuro de una “comunidad de seguridad euro-atlántica”, iniciativa sensible a los intereses británicos y de Bruselas, y que asumió, como compromiso europeo, la Alta Representante de la UE para Asuntos Exteriores, Catherine Ashton durante su intervención en la Conferencia. Sin embargo, si creían que la cooperación entre Francia y Estados Unidos en Malí pudiera ser el pivote de la futura comunidad, lo que algunos periodistas denunciaron al finalizar la Conferencia indica que el camino será largo, si llegara a

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que moleste a estadounidenses y europeos: Alemania.

europeos, invitados especiales a esta 49ª edición de la Conferencia.

Europa y Rusia, un futuro sin Estados Unidos

De forma preliminar, dos protagonistas coparon la agenda y el interés: Alemania como futura cabeza visible de una organización militar propiamente europea, y la Federación de Rusia, como un árbitro y socio obligado para el futuro de Europa y del Medio Oriente. La OTAN sigue siendo un obstáculo para la construcción de confianza mutua. Las negociaciones sobre el futuro de Siria, como otros asuntos subregionales, llevarán a que los rusos conquisten un espacio cada vez más visible e influyente, gracias a la ambigua posición de Estados Unidos frente a éste y otros asuntos de interés europeo. Quizás sea la etapa previa a la conformación de ese espacio euro-asiático que comparten desde hace muchos siglos, Europa y Rusia, y que el gobierno de Vladimir Putin quiere impulsar decididamente. Las opciones europeas no son tranquilizadoras.

En esta Conferencia de Munich, la agenda propuesta por los alemanes dejó, después de los debates, la impresión de que Europa padece condición vulnerable, la evidencia de los riesgos de la inconsistencia de los Estados Unidos en su coresponsabilidad con los intereses europeos bajo la administración del presidente Obama, particularmente cuando su eje de gravitación geopolítica se está desplazando cada vez más del Atlántico al Pacífico, y su marginalidad real cuando se trata de resolver o de participar en la solución de crisis regionales que golpean la seguridad de sus fronteras, como en Medio Oriente. Para algunos analistas rusos, la crisis de Siria en parte es un resultado de la debilidad de Europa y de la primacía estadounidense sobre ella y en la región. De hecho, advertían que la mejor evidencia de esta situación fue la calidad de la participación del Vicepresidente Joseph Biden en la Conferencia: mediocre, irrespetuoso, impreciso y ligero. Improvisó su intervención. Según algunos periodistas, palabras más, palabras menos, el Vicepresidente afirmó que “el presidente Obama suele enviarlo a lugares donde no le gusta ir”. Y estaba en medio de la élite del poder económico, político y militar europeo y de algunos de sus aliados no

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El reciente documento fue elaborado por Juan Carlos Eastman. Historiador, Especialista en Geopolítica y Analista de Asuntos Internacionales. Catedrático del Departamento de Historia, Pontificia Universidad Javeriana. Miembro de CESDAI (Centro de Estudios en Seguridad, Defensa y Asuntos Internacionales), RESDAL (Red de Seguridad y Defensa de América Latina), Red Latinoamericana para la Democracia, Caribbean Studies Association, Atlantic Community y ALABC, Australia-Latin America Business Council (Member Overseas).

Foto portada: noticiaspia.com

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