Victor Serge

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VICTOR SERGE

Es una de las figuras revolucionarias más interesantes del siglo pasado, admirado por intelectuales como John Berger o Susan Sontag, y aún así, un gran desconocido. La reedición de algunas de sus obras –‘Memorias de un revolucionario’ se edita por primera vez en España– y un documental propician, en estos tiempos de crisis ideológica, el resurgir de sus valores


ED. VEINTISIETE LETRAS 608 PÁGINAS 23 EUROS

Victor Serge, el hereje necesario Guión y dirección: Carmen Castillo JEM Productions

En la imagen de la izquierda, un retrato de Victor Serge en 1912 BRANGER / ROGER VIOLLET / GETTY IMAGES

Hijo de anarquistas rusos que huyeron de la represión zarista, Victor Lvovich Kibalchich nació exiliado. Fue en Bruselas, el 30 de diciembre de 1890. Cincuenta siete años después, el 17 de noviembre de 1947, también murió en el exilio. Fue en México DF, dentro de un taxi, a consecuencia de un ataque al corazón. Desde su nacimiento hasta su muerte fue un exiliado permanente, un apátrida errante que tuvo como patria la humanidad. “He conocido las ventajas reales y los pesados inconvenientes del desarraigo. Ensancha la visión del mundo y el conocimiento de los hombres; disipa las nieblas de los conformismos y de los particularismos asfixiantes; preserva de una suficiencia patriótica que no es en verdad sino mediocre contento de uno mismo; pero constituye en la lucha por la existencia un handicap más que serio”, anotó Victor Serge hacia el final de sus Memorias de un revolucionario, que escribió en 1942 en México, a donde lle-

gó en un barco de refugiados huyendo del nazismo y también de los agentes estalinistas. La condición de apátrida no sólo marcó la existencia de este escritor, periodista y agitador político que vivió y relató algunos de los episodios más significativos de la primera mitad del siglo XX. Lo hizo con una fuerza literaria y ética perdurable, pero Victor Serge casi

Por ejercer la libertad de pensamiento, no hubo movimiento político ni país que lo reivindicara es un desconocido. En un texto reivindicativo de la vigencia del autor de la espléndida novela El caso Tuláyev, una de las narraciones más precisas sobre el funcionamiento de la máquina represiva del régimen estalinista, incluyendo una estremecedora parte dedicada a la actuación de los agentes soviéticos

en el bando republicano durante la Guerra Civil española, Susan Sontag afirmó que el hecho que ningún país pueda o quiera apropiárselo determina el desconocimiento y hasta el menosprecio como escritor de Victor Serge. También apuntó que no le ha ayudado que fuera un escritor ruso que escribió en francés. Ni Francia ni Rusia incluyen en sus respectivas tradiciones literarias a este hombre que, aún en las condiciones más adversas, no paró de escribir (artículos, panfletos, ensayos, novelas, poemas) dada su inclinación al trabajo intelectual. “Pocas satisfacciones me parecen tan grandes como las de comprender y expresar. Mis libros son probablemente aquello a lo que tengo más apego, pero he producido mucho menos de lo que hubiera querido, apresuradamente, sin poder releerme, combatiendo.” Susan Sontag añadió que ningún grupo político ha podido o querido hacérselo suyo. En un sentido semejante se pronuncia Régis De-

Respeto al ser humano

No renegó de Lenin, pero observó con estupor la represión ejercida por la cheka, a la cual definió como una inquisición de procedimientos secretos. No tardó en darse cuenta de lo que representaba Stalin y, de hecho, fue el primero que habló de la URSS como de un estado totalitario. Para él, la revolución fue traicionada y se perdió el respeto al ser humano. De ahí, cuando en las Memorias de un revolucionario habla de la represión que sufrieron los kulaks, afirma que no se debe olvidar nunca que un ser humano es un ser humano: no importa que sea un enemigo de clase o hijo o nieto de burgués. Y que olvidarlo es >

De derrota en derrota... hasta la victoria final Carmen Castillo (Santiago de Chile), antigua militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria chileno, es realizadora de documentales y escritora

CARMEN CASTILLO

Esbozo de una vida y de una obra, Victor Serge, el hereje necesario (Victor Serge, l’insurgé), mi última película, es un testimonio íntimo. Mi encuentro con Victor Serge, muerto antes de mi nacimiento, sucedió hace tiempo. Fue en una de mis vidas, aquella que transcurría

a finales de los sesenta y comienzo de los setenta, en Santiago de Chile. Éramos entonces militantes revolucionarios y nos nutríamos también de literatura e historia. Su libro El año II de la Revolución Rusa fue nuestra fuente para captar ese acontecimiento, ni versión estalinista, ni versión trotskista, escritu-

ra esplendorosa y un pensamiento iconoclasta. Aprendimos así muy jóvenes que el devenir revolucionario no tiene nada que ver con el futuro de la revolución. Eso nos evitó muchas desilusiones y resentimientos y nos permitió soñar con los ojos abiertos. Durante la dictadura de Pino-

chet, Memorias de un revolucionario se deslizaba bajo la carátula de Cien años de soledad, de refugio clandestino a punto de contacto. En la áspera situación experimentada resonaba la dureza de la vida de Serge. Sin embargo, había en esas páginas tal intensidad, un sentido de la vida tan poderoso, que >

TEMA Miércoles, 8 febrero 2012

IMMA MERINO

Cultura|s La Vanguardia

Victor Serge Memorias de un revolucionario Traducción de T. Segovia. Edición de J. Rière

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Un humanista imperecedero

bray en las reflexiones que aporta al hermoso, sincero y vivido documental Victor Serge: l’insurgé, realizado recientemente por la chilena Carmen Castillo, quién conoce la experiencia del exilio a consecuencia de una dictadura. El caso es que, ciertamente, ningún movimiento político ha hecho bandera de Victor Serge. Muy pronto, sabiendo de la pobreza y observándola alrededor, se sintió próximo a todas las víctimas de la injusticia social y a todos los insurgentes. En París, entró en contacto con el anarquismo y vio en Catalunya la fuerza de tal movimiento. Pero, ante la revolución rusa, quiso participar en aquel proceso que removió la tierra de sus antepasados, que así conoció, y, considerando que los leninistas eran los mejor organizados, se hizo bolchevique, cosa que hace problemática la vindicación de Victor Serge por parte de los anarquistas.


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> lo más indignante y antisocialista que existe. En este libro de memorias tan poco personales, en las que la experiencia autobiográfica se inscribe en la historia, resultan estremecedores los pasajes en los que relata los asesinatos estalinistas. La mayoría de sus amigos fueron eliminados. Otros se suicidaron, como en el caso del poeta Sergei Esenin. El giro que había tomado la revolución era desesperante. Él se resistió a la desesperanza y continuó trabajando a favor del respeto al ser humano y, ejerciendo la libertad de pensamiento, denunciando la represión y las mentiras del régimen. Fue detenido y deportado el año 1933. Entonces algunos escritores franceses (Victor Serge continuaba publicando en Francia los libros prohibidos en la URSS) se preocuparon por él. Durante una visita a la URSS, Romain Rolland consiguió del mismísimo Stalin la promesa de liberar a Victor Serge. Lo increíble es que el dicta-

Asistió a muchos derrumbes, donde la revolución fue posible; pero nunca perdió la esperanza dor la cumplió. Liberado, volvió a Bélgica junto a su hijo Vlady y su mujer. Más tarde consiguió permisos temporales para vivir en París. Nadie le quería. Nadie le daba trabajo como periodista. Unos porque temían al revolucionario. Otros porque lo consideraban un traidor. Y

Imágenes de ‘Victor Serge, el hereje necesario’ (2011) de Carmen Castillo. En ellas aparece la realizadora durante el rodaje; fotos del protagonista y secuencias de archivo; escenarios del rodaje en París y San Petersburgo, como su casa y la cárcel donde estuvo preso; y uno de los entrevistados, Régis Debray

aún otros porque pensaban que, aunque fuera cierto, no era políticamente conveniente lo que decía de la URSS. Esta actitud persistió durante mucho tiempo, de manera que los comunistas no quisieron saber nada de él. Mundos desaparecidos

Victor Serge se había alineado con la oposición de izquierda ligada a Trotsky, pero también se distanció de este al considerar que, aun siendo un disidente, no quiso tolerar ningún punto de vista diferente al suyo. Así es que tampoco los trotskistas han tendido a vindicarlo. Pero tampoco no es una figura cómoda para los que proclaman no sólo el fracaso del ideario socialista, sino su carácter funesto. Victor Serge no renegó de sus ideas. No resulta interesante para los nihilistas. Asistió a muchos derrumbes, de manera que sus memorias también fueron tituladas como las de “mundos desaparecidos”, aquellos dónde la revolución fue posible sin llegar a ser y aquellos donde su realización fue desastrosa. Pero, cosa que ahora parece extraña, no perdió la esperanza. Empecé a leerlo por recomendación de Carmen Castillo, a quién agradezco que me hiciera descubrir un escritor extraordinario y un hombre que vivió acorde con lo que pensaba y que, a pesar de todo, siguió creyendo en la humanidad y por ello en la revolución. Sin que fuera ingenuo, sino profundamente lúcido. Tanto que aún continúa iluminando: no habla de mundos completamente desaparecidos, sino de mundos por aparecer. |

> el destino romanesco de Victor

Serge era, paradójicamente, un bálsamo para la mente y el corazón: más allá de la pobreza, de los destierros, de las persecuciones, cárceles y pérdidas, las novelas, ensayos, poemas, relatos de este escritor nos mostraban con humor y rigor que nuestros caminos serían trágicamente similares: “De derrota en derrota… hasta la victoria final” (Vlady, hijo de Serge y pintor muralista, resumía con esta frase la vida de su padre). La postura, la convic-

ción de que había que luchar a pesar de todo se convirtió para siempre en un punto de fuga. Al finalizar la película Calle Santa Fe (2007), las ganas que tenía de despertar a Victor Serge y de provocar un encuentro amoroso entre él y nuestros contemporáneos no cejó. Luego de muchos avatares, la película existe, aquella que las condiciones de producción permitieron. Un bosquejo que sólo abarca en profundidad un periodo de su azarosa vida. En

Serge en Barcelona

Un apátrida en la Catalunya revolucionaria XAVIER MONTANYÀ

Victor Serge, murió en Ciudad de México, el 17 de noviembre de 1947. Sus camaradas exiliados del POUM, partido en el que, según parece, acabó militando, reunieron dinero para ofrecerle un entierro digno. “Sufrí poco más de diez años de cautiverios diversos, milité en siete países, escribí veinte libros. No poseo nada”, escribió en sus Memorias. Stalin le había retirado la nacionalidad soviética, indignado por sus críticas de los procesos de Moscú. Era apátrida. Pero se le enterró con la nacionalidad española. Su historia estuvo muy ligada a la Catalunya revolucionaria. En 1909, en París, firmó el primer artículo de la campaña pro Ferrer i Guardia y participó en las revueltas contra su ejecución. Años más tarde, en 1917, llegó a Barcelona. Acababa de cumplir cinco años de prisión en Francia por su supuesta vinculación a los grupos anarquistas entorno a la Banda Bonnot.

él es la voz de Victor Serge la que piensa, describe, siente, se rebela. Son sus frases, sus silencios. La edición narrativa se realizó a partir de sus memorias, un fragmento de El caso Tuláyev y otro de su extraordinario y visionario Retrato de Stalin. Su voz se desliza sobre archivos poco conocidos del movimiento anarquista a comienzos del siglo XX, de la revolución rusa y de la Unión Soviética estalinista. Un rodaje en Rusia y en París, imágenes evocadoras, otras en blanco y ne-

Aquí nació Victor Serge, el pseudónimo literario de Victor Napoleón Lvovich Kibalchich, nombre que inventó para firmar sus artículos en Tierra y Libertad. Fue amigo y colaborador conspirativo de Salvador Seguí. Tiempo después, en Moscú, tendría noticia de su asesinato, y dirigiría campañas de prensa internacionales contra el terror

Para Serge, Catalunya, “corazón de la España roja”, fue la gran perjudicada por la derrota en la guerra patronal y el pistolerismo del Sindicato Libre. En 1921, en Moscú, trabó una gran amistad con Andreu Nin, a quien estimaba y admiraba. Ambos fueron de los primeros críticos con el estalinismo. Tras pasar tres años deportado en Orenburgo, desde donde siguió con pasión la revo-

gro, de prisiones y descampados, de cielos y calles donde la nieve quema. Mi voz, la de esa chilena que lo conoció, da pistas, interroga, trae el pasado al presente. El escritor Régis Debray, admirador de Serge y fino analista, explica su desaparición de la historia de la literatura francesa y con Serge escudriña los archivos de la policía que nunca dejó, aun muerto este, de perseguirlo como terrorista (instigador de la Banda de Bonnot). Serge, dice Debray, pertenece al


mundo de los vencidos, es decir, al mundo de la izquierda, y por eso me apasiona. Poco a poco, mientras avanza la película, nos vamos impregnando de su ser. Así, por ejemplo, cuando dice: “Aun antes de salir de la infancia, me parece que tuve, muy claro, este doble sentimiento que habría de dominarme durante toda (…) mi vida: el de vivir en un mundo sin evasión posible donde el único remedio era luchar por una evasión imposible”, nuestro horizonte

VEINTISIETE LETRAS (2011)

Víctor Alba Sísifo y su tiempo. Memorias de un cabreado (1916-1996) LAERTES (1996)

Retour a l'Ouest. Chroniques (juin 1936-mai 1940) AGONE (MARSELLA, 2010)

El nacimiento de nuestra fuerza EDICIONES HOY (MADRID, 1931)

Memorias de mundos desaparecidos SIGLO XXI (MÉXICO, 2003)

Varian Fry Livrer sur demande... Quand les artistes, les dissidents et les juifs fuyaient les nazis (Marseille, 1940-1941) AGONE (MARSELLA, 2008)

Julian Gorkin Contra el estalinismo LAERTES (2001)

El caso Tuláyev ALFAGUARA (2007)

Destino de una revolución LIBROS DE LA FRONTERA (2010)

http://www.fundanin.org/aserge.htm

hoy aparece. Antes de morir escribe: “No estamos vencidos. Sólo nos han vencido en lo inmediato. Todos tenemos detrás nuestro muchos errores y fallos porque el desenvolvimiento de todo pensamiento creador sólo puede ser vacilante y a tropiezos… Tengo más confianza en el hombre y su futuro que en ese entonces”. No, el destino de Victor Serge no terminó aquella noche del 17 de noviembre de 1947 evocada por su amigo Julian Gorkin: “En

un cuarto desnudo y miserable de paredes grises, estaba tendido sobre una vieja mesa de operaciones, mostrando unas suelas agujereadas, un traje luido, una camisa de obrero…” No, su destino, lejos de haberse acabado en esos años lejanos, no hace sino empezar. Al final de la película, al alejarme, Serge me susurra: “Ningún peligro, ninguna amargura, justifican la desesperanza pues la vida continúa y ella tendrá la última palabra”. |

TEMA

Novela del movimiento obrero FERRAN AISA

Victor-Napoleon Lvovich Kibalchich llegó a Barcelona en febrero de 1917, procedente de Francia. La ciudad es una fiesta en todos los sentidos de la vida; por una lado, la proliferación de cafés, music-halls y centros culturales le da un aspecto rebelde muy diferente al de otras ciudades; y por otro, la indignación contra la guerra y contra las injusticias sociales es un terreno abonado a la lucha en la calle. En la ciudad condal, encuentra trabajo de impresor y una habitación en la Gran Vía. Se afilia al Sindicato del Arte de Imprimir de la CNT y empieza a colaborar en el periódico anarquista Tierra y Libertad con el pseudónimo de Victor Serge. Junto a Salvador Seguí, el Noi del Sucre, vive intensamente los preparativos de la huelga general revolucionaria de agosto de 1917. En el sindicato, entabla amistad con el veterano militante Josep Negre,

Para escribir ‘El nacimiento de nuestra fuerza’ se inspiró en el movimiento anarcosindicalista barcelonés y en Salvador Seguí, ‘el Noi del Sucre’ primer secretario de la CNT. En 1939, Serge luchará para conseguir que el viejo militante anarquista, encerrado en un campo de concentración francés, tenga una ayuda de 300 francos de los veteranos de la CGT francesa. Victor Serge plasmó su experiencia en España en la novela Naisance de notre force (El nacimiento de nuestra fuerza), que publicó en castellano Ediciones Hoy (Madrid, 1931). Se trata de una de las mejores novelas proletarias del siglo XX, a la altura de Siete domingos rojos de Ramón J. Sender. Serge se inspiró en el movimiento anarcosindicalista barcelonés y en Salvador Seguí para presentar el personaje central de la novela, el sindicalista Darío. La novela glosa el nacimiento del anarcosindicalismo y centra la narración en los días anteriores a la huelga general: “¿Tomaréis el poder o no? Era necesario que Darío se explicase. Ellos no eran hombres de poder. Eran libertarios. (…) El Comité sería un órgano revolucionario provisional que expresaría la voluntad de la Confederación y no un Gobierno”. Los diálogos entre el joven profesor extranjero (Serge) y el sindicalista Darío (Seguí) están llenos de pensamientos filosóficos sobre la lucha que llevan a cabo los obreros contra el capital y la burguesía con el fin inmediato del triunfo de la revolución social. La presencia de Barcelona es constante en la novela de Serge: sus calles, la Rambla, el Barrio Chino, los cafés del Paral·lel, Montjuïc… Victor Serge describe el inminente auge del anarcosindicalismo y vaticina el futuro de este movimiento social. En uno de los pasajes de la novela, Darío y el profesor exiliado pasean por Montjuïc, y el primero contemplando la ciudad dice: “Esta ciudad la hemos hecho los trabajadores, la burguesía nos la ha arrebatado, pero un día la conquistaremos y será nuestra.” La huelga se perdió, la batalla también, pero tanto Darío como el profesor sabían que habría más batalla y que alguna vez vencerían los obreros.

Miércoles, 8 febrero 2012

Victor Serge Memorias de un revolucionario

vención salvará las vidas del resto de detenidos. Tras la ocupación alemana de Francia, sus camaradas del POUM le salvarán, a su vez, la vida, ayudándolo a escapar a México. En La Wallonie (1936-1941), Serge, agudo analista, esboza su teoría de la Guerra Civil: la desgracia mayor para el antifascismo español ha sido estar vinculado a las repercusiones del drama ruso. Stalin no quería ni una España socialista, porque podía haber hecho despertar a los trabajadores rusos, ni una república demasiado avanzada, que habría escapado de su control político y suscitado complicaciones para su gran objetivo: el pacto con Hitler. Era tal su devoción por Barcelona que cuando cayó en manos de Franco, escribió “a la Catalunya herida, tras 30 años en la vanguardia del movimiento obrero europeo y a su capital, que, en 1917 formuló, con Salvador Seguí, muchos meses antes que el octubre ruso, su programa de transformación social (....) y que en julio del 36, con las manos desnudas, desarmó al ejército fascista”. Tras homenajear a los muertos: Ascaso, Durruti, Berneri, Nin.., Serge concluía, desesperado: “A los vivos, camaradas, les hace falta pan urgentemente, ayuda, ayuda!” Para él, Catalunya, fue la gran perjudicada. “A Catalunya, corazón de la España roja, siempre le faltaron armas rusas, y las reclamó en vano. Los rusos temían el espíritu de independencia, el libertarismo, la indocilidad de los catalanes, y con excusas diversas, les negaron los medios para vencer”. |

Cultura|s La Vanguardia

Bibliografía

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lución de Asturias de 1934, fue expulsado a Bélgica en abril de 1936. Según él, este fue un año decisivo. En julio, estalla la Guerra Civil española. Andreu Nin, líder del POUM, accede a la conselleria de Justicia de la Generalitat y solicita su asesoramiento. Serge envía sus opiniones en forma de carta abierta, que se publica en el semanario del POUM La Batalla. Inmediatamente, en Rusia se desata una campaña de detenciones, procesos y ejecuciones de disidentes. “Stalin, estoy persuadido de ello –escribe Serge–, no había premeditado estrictamente los procesos, pero vio en la Guerra Civil de España el comienzo de la guerra europea”. Serge publica la denuncia: “Seize fusillés à Moscou: où va la révolution russe?”, en Bélgica y en Catalunya. El escritor está sitiado. Sólo el semanario belga La Wallonie y La Batalla acogen sus escritos. Stalin ha orquestado una brutal campaña de difamación contra él. Enseguida intuye que los procesos estalinistas se van a extender a España. Oye rumores que confirman su sospecha. Serge advierte a Nin y sus camaradas que Stalin planea eliminarlos, pero no le hacen mucho caso. Serge defiende ante la IV Internacional que se publique una declaración de simpatía hacia los anarquistas españoles y el POUM, pero es muy mal acogida. Este hecho es el inicio de su ruptura con Trotsky. En el mes de mayo de 1937, se desata la represión contra el POUM y Nin es asesinado, acusado de ser un agente de Franco, Hitler y Mussolini. En París, Serge organiza un comité de apoyo, cuya inter-


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