Junta de Estudios Históricos del Chaco - N°5

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REVISTA JUNTA DE ESTUDIOS HISTร RICOS DEL CHACO Nยบ5

2011


REVISTA JUNTA DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DEL CHACO Provincia del Chaco - Instituto de Cultura AUTORIDADES Jorge Milton Capitanich Gobernador de la provincia del Chaco Silvia Robles Presidenta del Instituto de Cultura Carlos Aguirre Vicepresidente del Instituto de Cultura María Silvia Leoni de Rosciani Presidente de la Junta de Estudios Históricos

COMITÉ EDITORIAL Dr. Ernesto J.A. Maeder Dr. Hugo Beck Lic. Helga Nilda Goicoechea Lic. Alicia Carlino Dra. Mariana Giordano Diseño gráfico y diagramación: D.G. Iván Varisco. Para la Dirección de Producción y Gestión. Instituto de Cultura del Chaco Corrección: Claudia Goy La correspondencia editorial y de canje puede dirigirse a la Junta de Estudios Históricos del Chaco Pellegrini 221 (3500) Resistencia - Chaco - Argentina Tel: (54)-3722-423175 / juntahistoriachaco@yahoo.com.ar

ISSN 1851-183X




Índice Miembros de la Junta de Estudios Históricos del Chaco...........................9 Prólogo.........................................................................................11 Presentación.................................................................................13 Basail, su historia y su gente Inés Paula Berry...........................................................................17 Historia de Puerto Bermejo Haydée Ogara................................................................................57 El impacto de la Revolución de Mayo en la ciudad de Corrientes visto desde su Cabildo Fernando Ariel Pozzaglio..............................................................103 La encomienda en cabeza de mujeres: el caso de Corrientes en el siglo XVII Andrea Leticia Rougier................................................................121 La Revolución de Mayo y la frontera del Chaco Argentino Hugo Humberto Beck y Enrique César Schaller................................137 La mirada de frailes y fotógrafos a las misiones franciscanas de Chaco y Formosa. Aportes a la historia de la fotografía en el Norte Argentino a principios de siglo XX Mariana Giordano y Patricia Méndez..............................................157 Homenajes al Bicentenario de la Revolución de Mayo Las juntas de gobierno en el proceso emancipador Marcos A. Altamirano.................................................................173 La crisis del régimen indiano Martha Sánchez de Larramendy.....................................................181 Grupos de poder y partidos políticos al inicio del siglo XIX Martha Sánchez de Larramendy.....................................................189


Los Congresos Femeninos del Centenario. Análisis de sus antecedentes, sesiones y trabajos Ángeles de Dios de Martina..........................................................203 El periodismo en el Virreynato del Río de la Plata Alba Nidia Dellamea de Prieto......................................................215 Reseñas bibliográficas...................................................................221 Normas de publicación..................................................................235


Miembros de la Junta de Estudios Históricos del Chaco Autoridades Marta Sánchez de Larramendy. Presidenta Marcos Antonio Altamirano. Vicepresidente Ángeles de Dios de Martina. Secretaria Alicia Carlino. Tesorera Miembros Julio César Acosta Marcos Antonio Altamirano Delia Teresita Álvarez de Tomassone Hugo Beck Ramón Borchichi Silvia Castelán de Fracchia Susana Colazo Alba Dellamea de Prieto Mariana Giordano Helga Nilda Goicochea María Silvia Leoni de Rosciani Ernesto J. Maeder Oscar Mari Ángeles de Dios de Martina Enrique César Schaller Belquis Van Lierde Roberto de Jesús Zalazar Omar Héctor Zenoff Miembro correspondiente por la provincia de Buenos Aires Alfredo Tomassini Miembros representantes del Instituto de Cultura Juan Martín Alvarado Eduardo Barreto Julián Herrera Silvia Robles

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Del Instituto de Historia - Facultad de Humanidades Graciela Guarino Del Departamento de Historia – Facultad de Humanidades María Gabriela Quiñonez Del Instituto de Investigaciones Geohistóricas - IIGHI María Laura Salinas

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Prólogo   En el marco de los festejos por los 60 años de la provincialización de nuestro territorio presentamos esta quinta edición de la Revista de la Junta de Estudios Históricos, reafirmando el invalorable aporte que esta institución viene haciendo para que las huellas de nuestro pasado, impresas en nuestra subjetividad social, sean patrimonio y memoria del pueblo chaqueño.   El Gobierno de la Provincia del Chaco, a través de sus políticas culturales y educativas, está empeñado en que el estudio histórico se convierta en política de Estado, y en este sentido, entendemos que esta se construye en la medida en que el colectivo social participe activamente no sólo conociendo nuestra historia sino particularmente siendo su custodio y difusor.   Para ello, es imprescindible que existan chaqueños y chaqueñas que se apasionen por investigar nuestro pasado, por comunicar los resultados de sus estudios, y un Estado que garantice su labor y difunda sus trabajos.   Esta presentación nos permite una nueva instancia para reafirmar el compromiso con ese objetivo y una oportunidad inmejorable para rendir tributo a los historiadores chaqueños: a quienes ya no están y cuyas obras nos quedan como fuentes imprescindibles para estudios posteriores, y a quienes hoy relizan esta extraordinaria tarea, central para la preservación de la memoria y de la identidad. Silvia Robles Presidenta del Instituto de Cultura

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Presentación   La Junta de Estudios Históricos del Chaco presenta al público la edición número 5 de su Revista, esta vez correspondiente a los trabajos y actividades relativos a los años 2009 y 2010. En esta oportunidad se incluyen especialmente los trabajos que merecieron el primer y el segundo premio en el Primer Concurso sobre la Historia de los Pueblos del Chaco, realizado por esta Junta durante el año 2009. Además, se incorporaron al contenido los textos de las disertaciones y de los paneles organizados por esta Junta en los años 2009 y 2010 como parte de las celebraciones por el Bicentenario de la Revolución de Mayo.   Y como ya es habitual en nuestra Revista, se sumaron trabajos de cuatro investigadores sobre temas de nuestra historia regional, temática que hace a la actividad misma de nuestra entidad y que tiene por objeto mantener siempre vigente el interés por nuestro pasado.   La profesora Haydée Ogara recibió el primer premio en el Primer Concurso sobre la Historia de los Pueblos del Chaco con su trabajo “Historia de Puerto Bermejo”, en el que expone los orígenes y el desarrollo de uno de los pueblos más antiguos del Chaco y nos relata las peripecias de la lucha contra las inundaciones y el inexorable avance de la erosión de sus costas por el Río Paraguay.   El trabajo “Basail, su historia y su gente” de Inés Paula Berry obtuvo el segundo premio en el Primer Concurso sobre la Historia de los Pueblos del Chaco. La autora recrea los hitos fundacionales de Basail, localidad del sur de la provincia del Chaco, y a través del testimonio de tres inmigrantes que se afincaron en esa localidad nos pone en contacto con las luchas y los logros de una comunidad en su primera etapa de vida.   En uno de los cuatro trabajos de investigación que se incluyen en esta edición, el profesor Fernando Ariel Pozzaglio abordó el tema del importante papel cumplido por el Cabildo de Corrientes en la elección del representante de esa ciudad ante el Cabildo de Buenos Aires cuando se produjo la Revolución de Mayo, como depositario de la soberanía del pueblo, según la doctrina imperante en esa época.   La investigadora Andrea Leticia Rougier expone en su trabajo el papel que tuvo la mujer en el régimen de encomiendas de aborígenes 13


en la época hispánica —especialmente en los casos en que tuvo que hacerse cargo por herencia del manejo de esa institución—, centrando su estudio en las encomiendas de la jurisdicción de Corrientes y Concepción del Bermejo, en el Chaco.   Los historiadores Hugo Humberto Beck y Enrique César Schaller analizan en su artículo cuál era la situación de la región chaqueña en la época de la Revolución de Mayo y el debilitamiento del sistema defensivo frente a los ataques de los pueblos aborígenes como consecuencia del retiro de las tropas que guarnecían los fuertes fronterizos para hacer frente a la guerra por la Independencia.   Por su parte, las investigadoras Mariana Giordano y Patricia Méndez examinan críticamente la labor de los padres franciscanos en Chaco y en Formosa durante las primeras décadas del siglo XX, a partir del uso que ellos hicieron de la fotografía para documentar y mostrar al público la vida, costumbres, estructura urbana y construcciones de los grupos aborígenes que reunieron en las tres misiones fundadas en esos Territorios.   En el año 2010 se inició el ciclo de disertaciones relativas al proceso de la Revolución de Mayo con la conferencia a cargo de la Lic. Marta Sánchez de Larramendy —cuyo texto se incluye en esta edición—, quien expuso sobre el tema de los “Grupos de poder y partidos políticos al inicio del siglo XIX”, con una descripción de la sociedad en la que se gestó el movimiento emancipador de Mayo y de las distintas tendencias y agrupaciones políticas que dieron vida a ese movimiento inicial de nuestra vida nacional.   Como parte de los festejos del Bicentenario de la Revolución de 1810, se organizó en mayo de 2010 en el Salón Auditorio del Museo de Medios un panel alusivo a este proceso a cargo de los miembros de la institución. La Profesora Alba Dellamea de Prieto se refirió al “Periodismo en la época del Vireinato” e ilustró al público sobre la tarea periodística de algunos de los protagonistas del proceso revolucionario en los comienzos de nuestra emancipación. La Lic. Marta Sánchez de Larramendy disertó sobre la “Crisis del régimen indiano”, detallando las principales causas de la decadencia del régimen colonial hispano en el siglo XVIII y las diversas ideas que circularon en España y en América, las que después servirían de fundamento ideológico 14


a los movimientos emancipadores. El prof. Marcos Altamirano, por su parte, disertó sobre el tema “Las Juntas de Gobierno en el proceso emancipador”, señalando cuál fue el origen del movimiento juntista en España, sus fundamentos doctrinarios y su extensión en América con características propias para encabezar los distintos movimientos revolucionarios en el nuevo mundo. Los textos de estas tres disertaciones integran el contenido de esta Revista.   Esta publicación se completa con la sección de reseñas bibliográficas de obras sobre temas y personalidades vinculados con nuestra región, a cargo de los miembros Ángeles de Dios Martina, Alicia Carlino y María Silvia Leoni de Rosciani. Prof. Marcos A. Altamirano

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Basail, su historia y su gente Inés Paula Berry Resumen   “BASAIL, su historia y su gente” es un trabajo acerca de una de las colonias más antiguas del entonces Territorio del Chaco Austral, realizado sobre la base de la recopilación de bibliografía y documentos dispersos apoyados en tareas de campo.   En el proceso de reconstrucción de esta historia, la autora recurrió a diversas fuentes en archivos nacionales, provinciales y municipales. Consultó repositorios escolares y diocesanos, registros parroquiales y de cementerios y colecciones privadas de álbumes fotográficos. Fueron utilizados testimonios orales recogidos en entrevistas, muchas de ellas en las áreas rurales del pueblo. El trabajo se organizó en tres partes: la primera, dedicada a los orígenes de la colonia (1888 a 1950), que incluye una reseña sobre su fundador Luis Nicolás Basail y el arribo de inmigrantes de diversos orígenes. Continúa, ya a principios del siglo XX, con el establecimiento de la compañía inglesa La Forestal, propietaria de la estancia “La Aurora”; la segunda perfila distintas instituciones, como la Escuela No. 21, la Capilla “Nuestra Señora de Itatí”, la Sala de Primeros Auxilios y el Correo. Se abordan las características del Escudo Municipal y las sucesivas etapas de la plaza según los usos a través del tiempo. La tercera contiene doce “historias de vida” de habitantes del lugar. Introducción   Escribir la historia del pueblo al cual se pertenece conlleva muchos significados; entre otros, volver al tiempo de la infancia, recordar el grupo familiar, las vivencias compartidas con quienes residíamos en la estancia “La Aurora”, lugar donde nací, ubicado en las cercanías de Basail.   La Colonia fundada hacia 1888 debe su nombre a uno habitual dado al sitio que habría de ser conocido como Basail y que se asignó con el uso entre los habitantes del lugar al apellido de uno de los concesionarios de las tierras –don Luis Nicolás Basail–, en tiem-pos en que la zona geográfica pertenecía al entonces Territorio del Chaco Austral. 17


Basail, situado a corta distancia del Paralelo 28 establecido como límite con la Santa Fe que fue Chaco, vasta región con bosques de quebracho entregada para que la compañía inglesa La Forestal se instalara, y donde con el tiempo se fue conformando un pueblo con perfil estanciero.   El trazado de la Colonia fue realizado de acuerdo con las disposiciones vigentes, para otorgarse por concesión oficial las tierras a familias de inmigrantes provenientes de diversos países europeos que se fueron afincando en parajes rurales, donde se encontraron con pueblos originarios, paraguayos y correntinos.   Sobre esta pluralidad étnica y tres historias de vida, se describe mi pueblo –Basail–, a través de relatos vinculados con sus diferentes períodos poblacionales. Así nos referimos a Julián Beauvais, de origen francés, fotógrafo que, integrando el grupo de primeros inmigrantes, retrató imágenes de la vida cotidiana de aquel Basail coincidente con la etapa inicial, dejando un rico testimonio visual.   El relato de Dorita sobre su padre Giuseppe Di Filippo reconstruye la llegada de los ita-lianos al Paraje Km 34 cuando hacia 1920 se afincaron en la zona por la existencia de tierras disponibles para la agricultura y por la cantidad de compatriotas existentes en el lugar.   Bronislawa Bitterman, nacida en una aldea polaca, aporta como protagonista al contar su propia historia, que transcurre en la década del cuarenta cuando su padre compra las primeras hectáreas en Basail, en tiempos de expansión de la Colonia. Ella facilitó valiosos relatos, mapas de su país –cuyos datos iba traduciendo a medida que se desarrollaba la entrevista–, textos religiosos y otros referidos a comidas típicas que la llevaron a evocar el tiempo cuando ingresó a nuestro país y su viaje en tren al Chaco, donde iba descubriendo otra realidad.   Para la elaboración de este trabajo se ha contado además con testimonios orales registrados mediante diálogos mantenidos con familiares. La búsqueda de datos dando soporte técnico a todos los relatos está documentada sobre la base de fuentes escritas que atesora el Archivo Histórico de la Provincia y los hallados en el Archivo General de la Nación, a través de un fondo documental donado por la familia del señor Basail. Además de bibliografía sobre los países, consultas a documentación particular como cartas, actas parroquiales, álbumes de 18


fotografías, guías, mapas y planos catastrales.   El material recopilado por la autora explica el interés de los descendientes por conservarlos, dando validez afectiva a las tres historias de inmigrantes que requirieron efectuar entrevistas complementarias, las que a su vez nos remitieron a nuevas fuentes y diferentes búsquedas. En muchos casos significaron otros viajes a las zonas de Basail para localizar en las chacras a personas y viviendas centenarias que aún se mantienen en pie como testimonio de aquellos habitantes que las construyeron, para convertirse en patrimonio de los basailenses.   Desde lo personal me reencontré con afectos y hacedores que forman parte del acontecer del pueblo; su valioso aporte me facilitó enriquecer el perfil de personas cuyo recuerdo se mantenía dentro del ámbito familiar, colaboración sin la cual no podrían haberse escrito estas historias de vida.   Es necesario reconocer que en el texto aparecen algunas historias de vida más extensas que otras, pero esto sólo obedece a la riqueza de los testimonios orales. Antecedentes de una Colonia limítrofe Mensuras, trazado y un histórico mojón   Con la Ley de Inmigración surgieron numerosas dificultades ocasionadas por la rudimentaria organización administrativa de las reparticiones oficiales de esos años. El Gobierno Nacional, a partir de 1880, en lugar de corregir esos errores abandonó la tarea en manos de particulares y aproximadamente en 1886 comenzaron a otorgarse las concesiones de tierras en forma masiva.   Grandes extensiones fueron entregadas sin que el concesionario tuviera conocimientos de las características productivas, ni de su ubicación. Muchos de ellos desconocían el lugar o permanecieron breves períodos en el sitio, como Don Luis Nicolás Basail –considerado un concesionario ausente–, de quien no se tuvieron referencias salvo algunos testimonios orales, información publicada en diarios y crónicas de autores que mencionan su actividad militar y política.   A partir de la consulta del material ha sido posible establecer un ordenamiento de los concesionarios y saber que el primero en aceptar tierras de la Colonia fue el señor Paul Groussac, quien las recibió por 19


decreto del 17 de diciembre de 1886 del entonces presidente Miguel Juárez Celman, de acuerdo con la ley del 19 de octubre del mismo año. Ésta comprendía la Sección Primera, fracción “C”, y los lotes números 4, 5, 6, 7 del plano general del Territorio Nacional del Chaco, destinado a colonizar.   La mensura realizada por el agrimensor Juan Queirel el 23 de febrero de 1888 subdividió las 40.000 hectáreas en cuatro partes que comprendían 256 manzanas amojonadas de a 100 metros y subdivididas en solares de 50 m por costado; la parte restante de la concesión fue dividida en 361 lotes de chacras completas y 56 incompletas, a su vez subdivididas en fracciones identificadas con letras.   En 1890 el citado agrimensor clavó como centro de Pueblo Basail punto P del plano número 3 un mojón de 1,60 m de alto, de madera dura labrado en sus cuatro caras de unos treinta centímetros de lado con una hendidura tallada alrededor en forma redondeada, hito colocado oficialmente en el extremo Noroeste del lote.   Los antiguos pobladores recordaban el significado de este poste de quebracho que en su momento indicaba la señal que se coloca en el despoblado para servir de guía, y así permaneció en el lugar aproximadamente hasta 1937, si bien se inclinó hacia el Este con el paso del tiempo.   Con motivo de nuevas mensuras para la apertura de calles del pueblo efectuadas por el agrimensor Argentino F. Romaña, al comprobarse que el histórico mojón estaba ubicado en medio de dos calles de circunvalación fue retirado sin pensar en conservarlo como testigo de la fundación y poblamiento de la colonia.   Pasaron otros años desde aquella primera mensura del campo y Pueblo Basail, tiempo durante el cual diferentes concesionarios se sucedieron, hasta que esos mismos lotes 4, 5, 6 y 7 de la Sección 1ª, Fracción “C” del Territorio Nacional del Chaco pasaron a ser propiedad de La Forestal Argentina, Sociedad Anónima de Tierras, Maderas y Explotaciones Comerciales e Industriales, por cuanto el 15 de julio de 1932 el agrimensor José D. Walter inició la mensura, deslinde y amojonamiento del esquinero Sudoeste del lote 7.   El trazado de la Colonia llevado a cabo de acuerdo con las disposi-

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ciones vigentes establecía: • Superficie de la colonia de 1000 ha divididas en 100 manzanas de 100 por 100, solares de 50 por 50 y quintas de 200 hectáreas, dejando lo demás del terreno para chacras de 100 hectáreas cada una. • Para pueblo se destinaron las fracciones A y B del lote 346, cuatro manzanas para la plaza y en lugares adyacentes, el municipio, Juzgado de Paz, Comisaría, Escuela y Templo. • Dos calles principales de 30 metros de ancho cruzarán por el centro de la plaza. • A la rivera de los ríos se dejará 50 metros al costado para camino. • La plaza y quintas estarán circunvaladas por una calle de 30 metros de ancho, todas las demás de 20 metros. • Solares, quintas y chacras amojonados en sus cuatro ángulos.

La mensura fue aprobada el 18 de julio de 1890, fecha en que la concesión ya no perte-necía a su primitivo dueño –el señor Groussac–, quien por escritura Nº 159 otorgada el 27 de julio de 1889 había transferido a Luis Nicolás Basail sus derechos y acciones sobre las tierras. Don Luis Nicolás Basail, el pionero fundador   Habiendo llegado a Resistencia para hacerse cargo de las concesiones otorgadas, se sabe por testimonio oral que invitó al Gobernador Antonio Dónovan para la ceremonia de posesión, acto bendecido por el cura párroco de Resistencia y Capellán de línea destacado en el Chaco Fray Emiliano Capelli.   La Colonia debe su nombre al apellido del que se considera su fundador, don Luis Nicolás Basail, nacido en Buenos Aires el 21 de junio de 1845, quien siendo muy joven inició su carrera de abogado además de desempeñar un cargo en el Senado en la provincia de Buenos Aires.   Fue voluntario en la guerra contra el Paraguay como integrante del batallón “Tres de Oro”, regresando con el grado de Capitán. Luego conformó una numerosa familia de nueve hijos y continuó vinculado a la actividad política, donde ejerció numerosos cargos.   Como concesionario no alcanzó a obtener el título de las tierras, porque este fue otorgado por decreto del 19 de noviembre de 1892, 21


firmado por el presidente de la Nación Luis Sáenz Peña, a la señora Elizabeth Hannah Langworthy, esposa del fundador de Florencia en la provincia de Santa Fe. El instrumento legal avalando la entrega a otra persona fue firmado el 19 de noviembre de 1892 por el presidente de la Nación Luis Sáenz Peña.   Entre la concesión, mensura y otorgamiento del título de propiedad de las tierras correspondientes a Colonia Basail, en el breve período comprendido entre 1888 a 1892, se sucedieron tres personas: Groussac, Langworthy y Basail, lo que nos estaría indicando que los nombrados no llegaron a conocer en forma directa sus propiedades y por diferentes razones no se afincaron en el lugar.   Luis Nicolás Basail falleció el 12 de julio de 1902 en Buenos Aires, y según aviso necrológico publicado por el diario La Nación, previa ceremonia de cuerpo presente en la Iglesia del Pilar, sus restos fueron trasladados al Cementerio de La Recoleta.   El nombre asignado a la Colonia fue confirmado por Decreto Nacional del presidente Ramón S. Castillo el 15 de abril de 1943, en razón de los servicios prestados a la patria, de acuerdo con las pautas impuestas para entonces por el Gobierno Nacional. Inmigrantes en el poblamiento de Basail   Desde el año de su fundación y hasta 1892 se produjeron continuos asentamientos poblacionales al ir arribando por concesión oficial las primeras familias de inmigrantes de origen francés e italiano, entre los que cabe mencionar a la Condesa Alice Le Saige, noble francesa que llegó a la Argentina en compañía de dos de sus hijos, Rolando de 14 y Javier de 10 años y del jardinero Gustavo Magne, trayendo como equipaje cuatro baúles, un piano y una estatua de Santa Ana, de quien era devota.   Esta particular mujer había solicitado tierras para trabajar aceptando las ofrecidas en las cercanías del lugar denominado “La Palometa”, junto a la actual Ruta 11, más allá del arroyo Saladillo, donde llegó a tener un importante establecimiento ganadero. Su hijo Rolando, de 20 años, sería nombrado por el Gobernador General Antonio Dónovan, el 25 de abril de 1893, subcomisario de Policía con asiento en la citada estancia con jurisdicción al Sur hasta Basail. 22


La Condesa Le Saige encontró la muerte a los 58 años, de una herida de lanza, según consta en el Acta de Defunción, dando origen a relatos sobre su vida y su trágico final en la chacra de su compatriota y vecino don Santiago Infeld. Trasladada al panteón de los franceses en Resistencia, donde sus restos descansan, es nombrada como la Condesa de las Tierras Tobas.   Otros testimonios dan conocimiento de que hacia 1888 llega a la zona del entonces Te-rritorio del Chaco Austral el fundador Basail, acompañado de Pedro Bernald, Froilán Acosta, Melitón Torres, Juan Echevarría, Germán Knaesel, Pablo Lam, Andrés Conmanay, David Zweifel y su hijo David de tan sólo 10 años.   Hacia 1889 arribaron otros inmigrantes, entre quienes figuran Juan Beauvais y su esposa Ana Bonefón junto a sus hijos, uno de ellos de nombre Julián –primer fotógrafo de la Colonia, quien dejó un valioso testimonio visual de aquel Basail–; los demás hermanos Luis y David conformaron sus respectivas familias, dejando numerosa descendencia.   Los relatos escuchados a través de las generaciones se refieren a los difíciles momentos que atravesaron estos pobladores: debieron trabajar la tierra en el sembradío de verduras y obtener carne de animales salvajes para atender al diario sustento. El resto de las pro-visiones eran traídas en carros desde las colonias cercanas Las Toscas y Florencia, distante cuatro leguas al Sur, con los inconvenientes propios de cruzar el estero “La Palmira” y el río Tapenagá, que para esa época no tenía puente, debiendo atravesarlo en muchas ocasiones a nado.   Una vez radicados los primeros inmigrantes, el concesionario Basail instaló un aserradero en la zona, donde ya habitaban pueblos originarios, algunos paraguayos y correntinos que aportaron mano de obra para la extracción forestal y la elaboración de rollizos que representaban la principal actividad económica de los obrajes y una significativa fuente de riqueza.   La gran cantidad de madera obtenida tuvo dificultades para ser enviada a otros centros por la falta de medios de transporte y los caminos inconvenientes que ocasionaron diversos obstáculos al señor Basail, al no poder cumplir con los contratos de entrega de la producción.   Es posible que hayan surgido desencuentros personales de ambos 23


fundadores, es decir entre Basail y el inglés Langworthy, dueño de las 32 leguas y del ferrocarril Decauvile que unía a Florencia con Puerto Piracuá, a orillas del río Paraná, al no permitir este a don Basail transportar lo producido en el aserradero.   Es evidente que las diferencias entre concesionarios de colonias tan cercanas por el lugar más próximo de embarque dio lugar a un litigio entre Langworthy y Basail, que habría obligado a este último a transferir sus derechos sobre la concesión donde “la tierra sigue apareciendo como un valor de cambio que servía para pagar deudas, favores, servicios y lealtades”1.   Hacia 1894 llegaron otras familias inmigrantes a Colonia Basail, entre ellas el español José Torre Fernández con su hijo Antonio, y según testimonio de sus descendientes ese mismo año la Colonia fue visitada por el gobernador del Chaco Austral General Antonio Dónovan y su secretario, quienes hicieron el viaje por el río Paraná hasta el Puerto Piracuá, luego prosiguieron el recorrido por ferrocarril hasta Florencia y desde allí en volanta, vehículo indispensable, cómodo para todo andar de esos tiempos.   En otros documentos consta que el 19 de noviembre de 1892 los terrenos de la Colonia Basail fueron vendidos por el Gobierno Nacional a la señora Elizabeth Hannah Langworthy, según título de propiedad en posesión del vecino Claudio Rostán2.   Pasaron algo más de cinco años hasta que Charles Henry Webster, primer pastor laico de la Iglesia Anglicana San Andrés3, fuera designado administrador y apoderado para la venta y firma de los lotes de la Colonia Basail en representación de la única heredera Florencia Honor Langworthy, por el fallecimiento de su padre. Se procedió así a la entrega de títulos definitivos a los colonos que habían cumplimentado el respectivo contrato, es decir, estar radicados y que a la fecha aún tuvieran el título provisorio que Don Luis Nicolás Basail les hubiera otorgado por 50 hectáreas durante el breve tiempo de su permanencia en la zona. 1  REGUERA, Andrea. Patrón de estancias Ramón Santamarina: Una biografía de fortuna y poder en La Pampa. 1ª ed. Buenos Aires. Eudeba, 2006. p.25 2  Libro Histórico Escuela Nacional 21, dato consignado por su director Don Antonio Morales. 3  TOURN PAVILLON, Guido Abel. Pioneros británicos en el Norte Santafesino. IV Congreso de Historia de los Pueblos de la Provincia, Esperanza, 2005. p.12.

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Otra fecha a tener en cuenta es el 23 de septiembre de 1903, cuando en Buenos Aires ante el escribano Terry y Peteil el señor James Begg, representante de la señorita Florencia Honor Langworthy, vende a La Forestal el lote 13 situado en el Territorio del Chaco Austral con una superficie de 7500 hectáreas, a las cuales fue anexando otras tierras, como las compradas a Don Luis Urdaniz, con todo lo existente en ferrocarriles, vías, terraplenes y lotes sobre el Puerto Piracuá4. Colonia Basail a principios de siglo Un pueblo forestal estanciero   Hacia 1904 la empresa inglesa Compañía de Tierras, Maderas y Ferrocarriles La Forestal Ltda. adquiere grandes extensiones en el entonces Territorio del Chaco Austral y establece el casco de su establecimiento ganadero a 7 km de Basail, dando origen a la ya centenaria estancia “La Aurora”, que se identifica desde entonces en toda su extensión con la presencia de la citada firma extranjera en la zona, cuya influencia fue asignando ciertas características a Basail como para definirlo como un pueblo estanciero.   En aquella Colonia surgida de concesionarios de tierras donde se establecieron los inmigrantes se produce el asentamiento definitivo del pueblo de Basail en cercanías de la Estancia, rodeada de pobladores instalados en parcelas vecinas. Así, todos los emprendimientos se fueron organizando y crecieron al amparo de la estancia, eje y ámbito donde se proyectaban aun las menores actividades rurales, por cuanto La Forestal seguía un procedimiento combinando los trabajos extractivos del monte con la explotación ganadera.   Por entonces, sus dos más importantes estancias eran “Las Gamas” –ubicada al norte de Santa Fe, empresa mixta de hacienda y obrajes, que llegó a criar hasta 70.000 cabezas de ganado–5 y “La Aurora”, que manejaba cerca de 90.000 animales y fue un establecimiento cabecera del movimiento pecuario de las estancia forestales para ambas provincias.   El casco de “La Aurora” tuvo además, durante el tiempo que fue propiedad de La Forestal, varias secciones organizadas para los trabajos 4  BRANDOLIN, Héctor Antonio. Bosquejo Histórico de Florencia. 5  DELFINO, Luis Raúl. Historia de Villa Ana. Lo que no se dijo de La Forestal. 2ªed.,2006, Rosario, Santa Fe.

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que eran de su interés. El lugar –Basail– era parte de las grandes extensiones de tierra; su razón social se había iniciado como “Compañía de Tierras, Maderas y Ferrocarriles La Forestal Ltda.”6   Por esos tiempos se inician los trabajos para alambrar campos, construir corrales, bretes, potreros y sectores donde los peones van apartando y bañando vacunos. Comienzan a producir la raza Hereford, entre cuyas características se destaca ser animales del tipo carnicero grueso y profundo de lomo ancho, espaldas suaves, largas y cubiertas de carne, condiciones que La Forestal tuvo muy en cuenta debido a su particular interés en proveer carne de consumo, alimento básico de los 14.000 empleados y obreros tanto de fábrica como de monte y sus respectivas familias.7   También se daba impulso a rodeos de animales criollos para la obtención de bueyes, que por su rusticidad se utilizaban en trabajos de arrastre y transporte de maderas de los obrajes.   La incipiente actividad ganadera basailense fue creciendo, al igual que el número de tropas de animales cuyos datos eran registrados por el Escritorio, así denominada la Administración de la estancia, de la cual dependían varias Secciones, entre ellas “El 38”, “Loma Alta” y “Loma Negra”, donde se trabajaban los rodeos de cría.   Los trabajos rurales eran desarrollados en grandes extensiones de campo, y las tareas como la doma, la yerra, vacunación, marcar o señalar animales menores estaban a cargo de conocedores del oficio, cualquiera fuese la tarea a desempeñar; por lo general peones correntinos, chaqueños y algunos santafesinos.   Así, por ejemplo, un equipo estaba conformado por un capataz, 6 peones, 16 puesteros, un marcador y los “conchabados” para hacer tareas del día, quienes respondían a las órdenes de un mayordomo sobre la base de una estructura establecida, rígida y exigente donde la excelencia y la eficacia en el trabajo eran condiciones esenciales.   Ingleses y descendientes de ingleses constituyeron el personal de mayor jerarquía en la administración de las estancias y en el resto de sus emprendimientos, entre ellos la explotación de los bosques y el 6  GORI, Gastón. La Forestal. La tragedia del Quebracho Colorado. Hyspamérica Buenos Aires, 1988. p.11. 7  Ibid.

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ferrocarril que unía los pueblos por ella fundados.8   Para manejar tanta extensión territorial se iniciaron las construcciones de puestos, cen-tenares de viviendas para peones y La Soltería, que como su nombre lo indica estaba destinada para alojar al personal sin familia y disponía de habitaciones y dependencias.   En los puestos se levantaron, para capataces y peones, casillas desarmables de madera con techos de paja y zinc, destinadas a los demás trabajadores con familia. En las cercanías se instalaba un sistema de provisión de agua en base a molinos de viento que abastecía las viviendas, y en tanques australianos se efectuaban las reservas. En represas se almacenaban el agua de lluvia, y la existencia de aguadas aseguraba el suministro todo el año, llegando a través de bebederos emplazados en los piquetes más apartados.   El mantenimiento de esta planificada red estaba a cargo de molineros que conocían el oficio y lo aprendían de tanto hacerlo,9 bajo la mirada atenta del capataz. Este engranaje era diseñado y atendido desde los talleres de la estancia por herreros, mecánicos y carpinteros que se complementaban con otros operarios en diversos oficios para asegurar en medio del monte chaqueño que las actividades diagramadas por el mayordomo general y el gerente de “La Aurora” se cumplieran todo el año a través del segundo mayordomo, los capataces de Playa y Monte, junto al resto del personal asignado para cada tarea.   Al poco tiempo de terminado el casco estanciero se construyen las otras dependencias de líneas sencillas pero confortables y amplias como la Casa Gerencia, la del mayordomo general, la del contador, viviendas para el personal, el almacén (denominado Des-pensa), la Escuela, el Escritorio, la Usina para suministro de luz eléctrica con un horario establecido, la red de aguas, galpones, caballerizas, matadero y otras instalaciones, obras todas levantadas con planos de sus propios ingenieros y técnicos.   En los almacenes de ramos generales de las compañías forestales se pagaba con fichas; algunas “se acuñaban, otras eran simples latas marcadas a punzón con datos del propietario, contratista o razón social; 8  La Forestal al Servicio de la Grandeza Argentina. Publicación de Compañías Asociadas, sin mención al autor ni fecha de edición, p.47 9  Testimonio de Alfredo Rolón. Basail, Noviembre 2008.

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tenían un valor numeral y se aducía su uso a la falta de dinero circulante, hecho que vino acompañado del abuso de muchos dueños, ya que el peón tenía que canjearlas por alimentos o ropa en los almacenes de sus dueños.   Las viviendas estaban rodeadas por una frondosa arboleda con variadas especies de ornamentación y sombra plantadas en amplias calles trazadas en el interior del casco donde se destacaban los jardines y el verde césped mantenido con prolijidad. Así se conformaba el paisaje forestal basailense, por cuanto el lugar tiene las características propias de las estancias llamadas “inglesas” en la Argentina, que aún conservan la memoria rural de aquellos tiempos del Chaco, que por entonces era Territorio Nacional. Uniendo Basail, entre ramales y desvíos El trencito forestal, historia de viajes y cargas   El funcionamiento del ferrocarril representaba el medio de comunicación y transporte más eficaz que poseía La Forestal para vincular las extremas distancias de sus posesiones. Cada sucursal disponía de redes ferroviarias, ya que la empresa llegó a tender más de 500 kilómetros de vías de trocha angosta para internarse en los bosques con el propósito de garantizar el abastecimiento, por un lado, de madera para las fábricas, y por otro, asegurar el suministro de alimentos, agua herramientas, etc. para los distintos obrajes, y también como medio de acceder a los pueblos forestales.10   Una vez dueña del inmenso territorio, puso en funcionamiento todo aquello que respondiera a sus intereses económicos; así es que reactivó el ferrocarril a Puerto Piracuá, aproximadamente 18 km, y lo prolongó construyendo dos líneas de trocha de 60 cm a partir de Colonia Florencia, una hacia el oeste hasta las propiedades de Urdaniz y la otra hacia el Norte hasta la Colonia Basail, en ese momento importante centro obrajero.11   En el extremo del ramal norte, en el Km.102, La Forestal instaló un importante puesto, la línea de trocha de 60, que se conectaba con un 10  QUARIN, David y RAMIREZ, César. La Gallareta. Una mirada histórica en el año de su Centenario. Ed.Comuna de La Gallareta, 1ª ed., 2005. p.55 11  WADDELL, JORGE. Ferrocarril de Florencia a Piracuá. Revista Todo Trenes Nº22, Febrero-Marzo 2003. p.14.

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ramal que partía desde Villa Guillermina sobre el tendido en trocha de 75 cm. Estableció una estación de trasbordo, es decir que en pocos kilómetros existían distintas trochas; por ello La Forestal decidió retrochar la línea original.   Por esta zona circulaba el conocido “Trencito Forestal” (así denominado por los lugareños) con frecuencias diarias; era un Decauville traccionado por locomotoras Manning Wardle de rodado 2-8-2 WT/4 modelo 1920, numerada 82, destacadas en la estancia “La Aurora”.   Algunos vagones destinados a traer mercaderías, herramientas y enseres de campo surtían al “Almacén de la Compañía” en Basail, efectuando la descarga en la playa anexa, donde una vez finalizada la tarea proseguía su trayecto hasta la Sección “Loma Negra”, debiendo atravesar en su recorrido un puente de hierro que aún se conserva, hasta llegar al Km 25, donde un obraje producía leña campana y rollizos sin cáscara.12   Una vez completada la carga, el tren ingresaba al cuadro del apeadero, sitio de espera sin estación, donde se subían pasajeros; luego de efectuar la correspondiente maniobra de giro, iniciaba el regreso a Basail.   Este movimiento era común y constante, por cuanto la formación además transportaba un coche destinado a pasajeros, quienes conocían las respectivas paradas y días en que debían estar a horario de tren en los puntos establecidos para subir o descender. Otra consigna eran las pitadas que anunciaban su ingreso a la estancia “La Aurora” y a los otros desvíos, significando esta señal que disponía de asientos para los interesados en viajar.   Otros testimonios orales recuerdan que la máquina a su paso lanzaba gran cantidad de vapor y de humo, además de traer desde Villa Guillermina a los futbolistas que participaban en domingos de los torneos llevados a cabo en la cancha instalada en un sector de la plaza de Basail.   Al ingresar al pueblo, el trencito detenía su marcha frente al tanque de unos 20.000 litros de capacidad ubicado sobre un armazón de quebracho colorado; desde un pozo cal-zado con ladrillos y mediante 12  Testimonio aportado por Orlando Martínez, ex trabajador forestal (carrero).

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una bomba con cañerías se extraía el agua necesaria para abastecer la locomotora. El lugar, aún hoy conocido como la Toma de Agua, estaba dentro del sector playa y acopio de maderas bajo el control de los respectivos capataces, quienes llevaban un detallado registro de todos los movimientos del ferrocarril basailense.   Por estas mismas vías transitaban vagones que debían llevar correspondencia, el sub almacén ambulante con mercaderías varias para los obrajes, el servicio de zorras que trasladaban a los enfermos, el agua potable y la carne de animales faenados en el matadero de la estancia.   En otras ocasiones circulaba el autovía, únicamente utilizado para transportar al personal jerarquizado de las agencias o integrantes del Directorio con asiento en Buenos Ai-res y Londres, quienes se alojaban en la Casa Gerencia del casco estanciero de “La Aurora”, que disponía de todas las comodidades y servicios para su atención.

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Historias de Vida Julián Beauvais

De Francia al Chaco austral Apellido con historia   Fuentes documentales informan que Julián Beauvais era portador de un apellido con el que se denomina un municipio de su país, ubicado en el departamento de Oise, situado a orillas del río Thérain en la región de Picardía, zona extendida al pie de unas colinas boscosas distante unos 70 kilómetros de París. El lugar, que fuera capital de un condado en el siglo IX, es famoso por sus edificios medievales, reconocido por su catedral románica y por gozar de prestigio en la confección de banderas y tapices tejidos.   Ingeniosos artesanos reproducen cuadros en grandes paños de lana, seda, hilo u otros materiales, siendo destacable la hechura manual de gobelinos, por cuya fina ejecución son considerados desde tiempos lejanos para uso ornamental.   Julián Beauvais había nacido el 25 de abril de 1872 en Angouleme, ciudad ubicada al suroeste de Francia a orillas del río Charente, capital del departamento de igual nombre, sitio conocido por sus antiguas calles peatonales; y el torreón que sobresale ofreciendo una particular vista nos hace imaginar la campiña del país natal del personaje de esta historia.   Angouleme es además polo industrial de la zona, donde se encuentran fábricas importantes, entre las que se destaca La Couronne (La Corona), nombre que la distinguía en otros tiempos por ser la proveedora de papel para armar cigarrillos, como al presente lo es en producir hojas para agendas, calendarios, cuadernos y uso en oficinas.13   En compañía de sus padres Juan Beauvais y Ana Bonefón, sus hermanos Gustavo, Luisa y Luis, integraron el grupo de inmigrantes franceses pioneros del poblamiento que hacia 1889 se radicaron en la recién fundada Colonia Basail del entonces Chaco Austral. Si bien no existen documentos que testimonian los motivos que decidieron al 13  Se agradece esta información a Lucía Espíndola, bibliotecaria de la Alianza Francesa de Resistencia, Chaco.

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grupo familiar dejar su patria, ese año sería para el joven Julián un tiempo particular de su vida, al llegar a un territorio desconocido.   El antecedente que sí confirma la presencia de los Beauvais vinculados con la etapa inicial de la Colonia es el dato del Censo Nacional de 1895, en cuyo Tomo 2, Folios 8 al 13 en el Departamento Florencia al Norte -Distrito Basail-, con una población rural de 503 habitantes, donde figuran Julián Beauvais, francés, de 24 años, y su hermano Luis de 20, registrados por el entonces empadronador Delfín Ocampo en su condición de delegado del Ministerio del Interior y juez de Paz.14   Una vez establecidos en el lugar levantaron la vivienda abriendo y perfilando lotes, de-marcaron chacras, iniciaron la siembra, para luego constituir el hogar junto a Paulina Knaesel –de origen brasileño-, hija de Germán Knaesel y Cristina Hendrich, también ellos primeros pobladores de las concesionadas tierras.   El matrimonio tuvo nueve hijos, llamados Lucía, Luciano, Virginia, Selma, Ana, Roger, Adela, Elsa y José; la mayoría de ellos ha seguido afincada en Basail, donde algunos recibieron parcelas, según consta en el organismo oficial respectivo.15   Su esposa Paulina, mujer de gran vitalidad, supo afrontar la vida al frente de la numerosa familia, para quien cocinaba sus recetas debiendo adaptarlas a los ingredientes que habría tenido a su alcance y trasmitiendo a las hijas preparaciones con algún sabor tradicional, al mismo tiempo que aprendió costumbres lugareñas como guardar la cinta de la cáscara de naranja, fruta que abundaba en su quinta.   La extensa descendencia de Julián y Paulina permite comprender que hoy el apellido Beauvais sea hallado en lápidas del cementerio, inscripciones del registro civil, nómina de empleados de instituciones, matrículas y listas escolares, guías de actividades; todos ellos proceden de aquellos franceses, parte de la historia de la Colonia. El abuelo Julián   Nuestro encuentro con Rosa Beauvais de Guerra, una de las nietas radicada en Guernica, provincia de Buenos Aires, fue en un caluroso 14  Datos tomados por la autora en el Archivo General de la Nación, octubre 2006. 15  Expedientes de Mensura Nº 240 del Agrimensor José D. Walter. Instituto de Colonización de la Provincia del Chaco. 1932.

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enero, con motivo de su visita a familiares que residen en Basail. En dicha oportunidad ella comenzó su relato recordando costumbres familiares del abuelo Julián, “de quien heredé los ojos azules”, agrega con orgullo.16   A través de la búsqueda de datos, Rosa logró construir su propia historia, ampliada con la información encontrada en archivos del Chaco por quien esto escribe, que junto con el aporte de documentos y fotografías dieron vida a esta reseña.   A la entrevista, bajo la galería de una casona del pueblo, se sumó “la señorita Noelia”, su maestra de 4º grado, cuya presencia daba un marco emotivo al encuentro. Allí estaba ella, como si el tiempo no hubiera pasado, compartiendo la misma sonrisa de siempre junto a los recuerdos de Rosa, cuando asistía a la Escuela 21 de la Colonia Basail. La afectuosa despedida fue seguida del compromiso de una próxima reunión, que se concretó un 1º de octubre , cuando nos dimos cita esta vez en oportunidad de visitar Rosa el Museo Ichoalay de Resistencia, donde la esperaba la docente de su escuela. Al encontrarse ambas, ella dijo: “¡Esa es mi maestra!”, y su maestra le respondió: “¡Esa es mi alumna!”   La ocasión fue propicia para donar al citado museo una copia de la toma efectuada por su abuelo Julián a la familia Sosa, que desde ahora figura junto a los primeros fotógrafos de colonias cercanas a la capital del Territorio Chaqueño. Retratar Basail, un testimonio visual   La llegada de los Beauvais a la Colonia se produce en momentos en que los inmigrantes se van instalando en pequeños grupos por nacionalidades y Julián, con su cámara fotográfica, fue documentando gran parte de los acontecimientos de su época con imágenes que constituyen la memoria visual de la incipiente población.   Por testimonios orales se sabe que en la casona construida hacia 1895 –y que aún se conserva– Julián tenía instalado su taller en el que, utilizando métodos manuales, efectuaba el revelado de fotos; también solía recorrer poblaciones vecinas, en las cuales registraba hechos que llamaban su atención o a solicitud de los interesados que posaban al estilo de esos tiempos. 16  Entrevista con Rosa Beauvais de Guerra en Basail, 10 de enero de 2007.

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Beauvais, como fotógrafo, portaba su máquina –la llamada cámara francesa– con fuelle de formato cuadrado17 simulando un cajón de madera que se apoyaba sobre un trípode plegadizo, equipo que era envuelto en un paño negro, guardado dentro de un estuche de cuero junto al armazón de tres pies y utilizado para sostener su instrumento. Todo era colocado en una bolsa de tela que hacía las veces de funda para así preservarlos del polvo del camino y facilitar su transporte, por cuanto Julián se trasladaba a caballo para re-correr los domicilios de sus clientes.   Por varias décadas este retratista y cronista gráfico plasmó la vida cotidiana en imágenes, dejando una mirada de aquellos momentos. Ejemplo de ello es la valiosa fotografía de la época rescatada que corresponde a la escena familiar al aire libre de Alejo Sosa –juez de Paz y jefe del Registro Civil– de Basail entre 1910 a 1914, donde el funcionario posa junto a su mujer Hilaria Mesa y los hijos de ambos, María y Desiderio.   Los protagonistas lucen sus mejores trajes, destacándose la presencia de mujeres y niños con sombreros a la moda, no así el personal de servicio presente en el lugar, que viste ropas que lo diferencia de los dueños de casa. Al pie de la foto figura el sello distintivo de “Julián Beauvais – Fotógrafo”, y a un costado con letras destacadas “Basail (Cha-co)”. Sobre esta toma, la única fuente es la referencia del testimonio oral con datos personales de los integrantes de la familia Sosa.18   El protagonista era además conocedor de otras artes, como la medicina –que había estu-diado en su país, según cuentan los descendientes– y que permitió a ddon Beauvais adquirir algunas prácticas como las de aplicar inyecciones a pobladores afectados por pi-caduras de víboras. Asimismo prestaba los primeros auxilios según el caso o asistía con preparados caseros, servicio para el cual era buscado de otros parajes.   Como hábil sabedor de caminos aún se rememoran los periódicos viajes efectuados a caballo hasta la capital del Territorio atravesando ríos y arroyos sobre una improvisada balsa construida con maderas sobre tambores. Dadas sus condiciones personales, una de sus misiones 17  Se agradece esta fotografía a su bisnieta Mariel Guerra. 18  Testimonio de Noelia Rinesi de López Alcalá, Resistencia, 3 de julio de 2008.

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consistía en transportar dinero desde Resistencia para la empresa La Forestal radicada en Basail.   Con astucia, más allá de los posibles peligros que implicaba esta tarea, Julián Beauvais efectuaba el trayecto en distintas fechas de las convenidas, evitando de este modo los ataques de forajidos que asolaban la zona rural. Las travesías que duraban varios días le permitían hacer un descanso en casa de la Condesa Alice Le Saige, a quien visitaba para compartir la lengua francesa que les era familiar.   Con el correr de los años se dedicó a la agricultura, sembrando trigo, lino y maní en surcos abiertos con arado de mancera tirado por bueyes, según cuenta su nieto Rogelio; era un trabajo lento pero más seguro, debido a la fuerza de estos animales.19   Como ingenioso inventor de soluciones, tuvo la iniciativa de fabricar la primera trilladora a motor, máquina que facilitaba separar el grano de la paja, reemplazando la cosecha manual de trigo por un sistema mecánico, todo un avance para la agricultura de la época.   La capacidad de trabajo, y su destreza también, eran demostradas cuando realizaba perforaciones en busca de agua mediante el uso de barrenos accionados a mano, asegurando la posterior provisión y almacenamiento en pozos.   Algunas actividades del conocido francés Julián fueron registradas en la Primera Guía Anual del Chaco de 1920 donde figura como agricultor, hacendado y fotógrafo, habiendo dejado en retratos la vida de aquellos colonos. Heredar el oficio de sacar fotografías   El segundo hijo de Julián Beauvais, de nombre Luciano, nació en Basail el 9 de julio de 1906 y formó su hogar con Bernabela López, oriunda del departamento de Florencia, al norte de la provincia de Santa Fe, donde había nacido el 11 de junio de 1913. Sus padres eran correntinos (Zenón López y Francisca Mierez); del matrimonio nacieron nueve hijos: Rosa, La Cruz Julián, Luciano, Raúl, Blanca, Gloria, Juan, Oscar y Ermelinda.   De su padre heredó el oficio de fotógrafo y la máquina que sus des19  Testimonio de Rogelio Beauvais. Basail, 20 de septiembre de 2007.

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cendientes tuvieron la virtud de guardar, cámara que cobró particular protagonismo cuando entró en vigencia la Ley de Ciudadanía Femenina, dado que el documento a tramitarse –Libreta Cívi-ca– exigía fotografías, originando que las interesadas hicieran largas colas frente al taller de Luciano, quien a los tres días de efectuar las tomas entregaba el material solicitado.   Debido al volumen de trabajo que para esa época atendía, el fotógrafo pasaba varias horas en el cuarto oscuro de un sencillo laboratorio improvisado en una pequeña habitación de su casa, empleando entre otros materiales fijador y papel especial, adquiridos en comercios de Buenos Aires, que eran remitidos por encomienda.   Como es de imaginar, utilizaba métodos manuales para el revelado de las fotos, que te-nía particularidades pintorescas: así lo relató su hija Rosa, quien “lo ayudaba en la tarea de controlar el tiempo que la placa permanecía en el producto”; por falta de reloj ella debía “contar hasta 60, que significaban los minutos necesarios para finalizar el trabajo”.   Como parte del equipo, su padre tenía unas pinzas especiales para no tocar las placas con las manos, vestía un delantal amplio con puños sujetos por un elástico, que le daba libertad de movimiento.   El recuerdo memorioso de la hija prosigue, relatando que Luciano también fue empleado de Correos en Florencia, colonia cercana hacia donde se trasladaba en una “chatita”, vehículo tipo automóvil de su propiedad, pintado en colores amarillo y negro con la insignia del servicio postal, transporte utilizado para distribuir cartas y encomiendas en los domicilios de los destinatarios o como servicio de mensajería.   En busca de otras oportunidades, Rosa y uno de sus hermanos de nombre La Cruz Julián se radicaron en Guernica –provincia de Buenos Aires–, adonde llevaron a sus padres, y con el correr del tiempo a los hermanos, que también se establecieron en aquella localidad.   Luciano falleció a los 74 años; su esposa Bernabela lo sobrevivió hasta los 85. El Cementerio Municipal de San Vicente, donde ambos descansan, guarda la eternidad de sus recuerdos.   A más de un siglo de la llegada del primer fotógrafo a Basail, Julián Beauvais es evocado aún como el gentil francés de mediana estatura, rubio de ojos azules y andar ligero que saludaba a la gente que encon36


traba en su camino con un “bon jour”, cuyos destinatarios interpretaban, que era acompañado con un gesto amable descubriendo la cabeza que lucía su tradicional gorra de cuero con visera.   Aquella respetuosa señal de cortesía permanece en la memoria colectiva del pueblo e imaginamos que pronunciar esas palabras le recordaría a su Francia natal, como estar en su patria sin cruzar el mar.   Para finalizar este relato entrevisté a la joven Verónica Galarza Beauvais de Masín, quinta generación de aquellos inmigrantes. Ella distribuye papel impreso de noticias de su pueblo Basail que edita el Diario Norte. Su bisabuelo Julián lo hacía en papel, también impreso pero de imágenes, registrando momentos de la incipiente colonia del entonces Chaco Austral. Archivos consultados • Archivo General de la Nación • Archivo Histórico de La Provincia del Chaco • Instituto de Colonización de la Provincia del Chaco. Sección Topografía. Expedientes de Mensura de José D. Walter, Nº 240, 1932 • Libro de Actas del Registro Civil de Basail. Años 1894-1944. Fuentes • Entrevista con Yolanda Acuña de Marún en su casa de Basail, Chaco, en el mes de octubre de 2006 • Entrevistas con Rosa Beauvais de Guerra y Rogelio Beauvais en Basail, Chaco, en los meses de enero y septiembre de 2007 y octubre de 2008 • Entrevistas con Verónica Galarza Beauvais de Masín en Resistencia, Chaco, en el mes de octubre de 2008. Bibliografía • CLARÍN. Diccionario Enciclopédico Ilustrado, Arte Gráfico Editorial Argentino S.A, Buenos Aires, 1997. • DELGADO, Susana. Imágenes con distinción: ritos de clase a través de la fotografía. Chaco 1930-1950, 1ª ed. Resistencia, Librería de la Paz, 2008. • DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO ESPASA 5 Tomo III. Espasa-Calpe, Madrid, 1993. • MORO, Juan. Primera Guía Anual del Chaco, Tomo I, 1920, Edición Im37


prenta Moro, Resistencia, Chaco. • POCIELLO, Francisco. La fotografía moderna, Enrique Lapague y Cía. Editores, 4ta ed. Buenos Aires, 1902. • SEGOVIA de GIULIANO, Sixta. La Condesa de las tierras tobas, Editorial Colmegna S.A. Santa Fe. 1977.

Giuseppe di Filippo

Del abruzzo al monte chaqueño   Giuseppe Di Filippo nació el 24 de mayo de 1892 en Civitella del Tronto, provincia de Téramo, Abruzzo,20 lugar donde vivió con sus padres Francesco Di Filippo y Spinalba Di Luigi, oriundos del citado pueblo.   Su profesión era “cantadino”, como lo acreditaba el documento matrícula N° 9213, porque se desempeñaba como integrante de un grupo musical donde ejecutaba el violín.   En su aldea natal a orillas del pedregoso río Tronto se construyó el antiguo fuerte de Civitella, estructura defensiva del lugar que data del siglo XVI, teniendo en cuenta su ubicación estratégica, considerada una de las más importantes obras de ingeniería militar de Italia.   Giuseppe Di Filippo se casó en primeras nupcias con Giuseppina Martelli, de cuyo matrimonio nacieron tres hijos: Elsa, Guglielmina y Ettore, quienes al fallecer la madre quedaron a cargo de unos tíos.   Después de combatir en la Guerra Ítalo-Austríaca y ante los tiempos difíciles que se vivían en su patria, dejó su tierra para buscar mejores posibilidades en otro continente.   El haber obtenido “un pase para emigrar en busca de trabajo” otorgado por el municipio de Civitella, decidió a Giuseppe venir a la Argentina, país al que arribó desde el puerto de Buenos Aires el 19 de marzo de 1928. Los italianos en “Kilómetro 34” -Basail- Chaco   En la década del 20 numerosos italianos arribaron al norte santa20  El Acta de Nacimiento de Giuseppe Di Filippo obra en la Comune Di Civitella del Tronto. Provincia de Téramo. Ufficio Dello Stato Civile, anno 1892. Parte 1ª Nº 152.

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fesino, entre ellos Giuseppe Di Filippo, su cuñado Darío Martelli y Francisco Locatelli, favorecidos por la Ley Avellaneda que facilitaba el asentamiento de los inmigrantes en nuestro país. Eligieron la zona por la existencia de tierras disponibles y la cantidad de compatriotas existentes en el lugar.21   La colonia italiana estaba emparentada, realidad que se observa al analizar los apellidos de los habitantes que dieron origen al poblamiento del futuro Kilómetro 34, ubicado en las inmediaciones de Basail.   El paraje debe su nombre a los 34 kilómetros que debían recorrerse para llegar al puerto Piracuacito en la provincia de Santa Fe, que fue construido por la compañía La Forestal.   En el citado punto se había instalado un “guinche o plumas” que levantaba los rollizos de quebracho traídos desde el monte en carros cachapé arrastrados por dos o tres yuntas de bueyes y los depositaba en los vagones del trencito forestal, así denominado por los pobladores. Este ferrocarril –un Decauvil de trocha angosta– llegaba hasta Basail, se abastecía de agua y continuaba su trayecto22.   En estas tierras pertenecientes al Territorio Nacional del Chaco se asentó Giuseppe Di Filippo junto a otras familias, y tiempo más tarde se asoció con el español Gabriel Blanco para dedicarse a la agricultura. Giuseppe Di Filippo forma su familia   Transcurridos algunos años, don José (como se lo conocía) contrajo matrimonio el 12 de abril de 1956 con Juana Enrríquez, una viuda oriunda de Mburucuyá, provincia de Corrientes.   La ceremonia tuvo lugar el mismo día en el Registro Civil y en la Capilla Nuestra Seño-ra de Itatí de Basail, siendo los padrinos Héctor Santos Nuñez y Laura Dolores Flores de Berry.   Los contrayentes tenían hijos de sus anteriores uniones, Giuseppe los que habían quedado en Italia y su actual esposa era madre del niño Francisco. De su matrimonio con Juana nació el 13 de febrero de 1945 la única hija de ambos, Dorita, quien cursó la primaria en la colonia y 21  GOMEZ MARTELLI, Vilma. Seminario de Historia Regional, Facultad de Humanidades. U.N.N.E. 1987. Repartición y Distribución de Tierras en la COLONIA BASAIL (1888-1930). Monografía. 22  Testimonio aportado por Francisco Luis Enrríquez.

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obtuvo su título de maestra en la Escuela Normal de Resistencia.   La proximidad de las viviendas en la zona de chacra, facilitó las relaciones vecinales entre los inmigrantes y otros pobladores que se fueron estableciendo. Entre ellos Francisco Cettour, Faustina Guardia, José Acevedo, Leona Quintana, Victorio Medina, Matías Ga-larza, los hermanos Anacleto, Nicolás y Ramón Sánchez, Agustín Acuña y Enrique Zweifel.23 La casa de Giuseppe y de Juana   El italiano construyó su casa en las cercanías del viejo puente de madera levantado por La Forestal sobre el arroyo La Palmira,24 donde aún existen las alcantarillas de aquel tiempo.   Giuseppe plantó árboles de sombra: lapachos, grevileas, casuarinas y ligustros, ejemplares de gran porte. Otras plantas, como crespones, lluvia de oro y falso caoba, dan un colorido marco al lugar con sus flores. La quinta, junto al monte frutal de manzanos, higueras, duraznos, ciruelos y una vid, reflejan tal vez la casa que fuera el hogar paterno en su lejana Italia.   La cocina comedor ocupa un lugar de preferencia, por ser esta donde se preparaba el “minestrón”, plato favorito de Giuseppe, y en donde Juana amasaba tallarines que se comían jueves y domingos.25   Años más tarde, en 1972, la sencilla vivienda rural fue reemplazada por otra de ladrillos edificada por su hija y el yerno a escasos metros del nuevo trazado de la ruta, con una galería al frente y rodeada de jardín, de aspecto confortable.   En el fondo de la nueva casa hay un gran patio donde se instaló el motobombeador con molino que provee agua a la familia, es utilizada para riego y toman los animales, por cuanto la zona no cuenta con red domiciliaria.   Giuseppe se dedicó al cultivo del algodón en una chacra de su propiedad, cuya producción entregaba a la Cooperativa Río Tapenagá de Florencia.   Con esfuerzo y trabajo obtenía la cosecha que transportaba en la 23  LIBRO HISTORICO. Escuela Nº 224 - Basail - , 1950. 24  APA Administración Provincial del Agua. 25  Entrevista a Dorita Di Filippo de Fantín en Kilómetro 34 – Basail, 9 de diciembre de 2005.

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volanta, medio que también era propicio para acercar a las maestras hasta la escuela del paraje cuando así lo requerían. Estos gestos son recordados con palabras que elogian su actitud de hombre servicial, siempre dispuesto a ayudar a los vecinos.26   Otro medio de transporte era el sulky utilizado para visitar a familias amigas y asistir a la misa mensual en la capilla de Basail, recorridos que Di Filippo hacía acompañado siempre por su esposa e hija. El hijo que quedó en Italia   Ettore había nacido en Civitella, Italia, el 17 de septiembre de 1922, en el mismo pueblo que sus padres y abuelos, siendo el único hijo varón de Guiseppe Di Filippo y su primera esposa.   Cuando niño asistía a la misa dominical junto a su familia, ayudando como monaguillo en los oficios religiosos; siendo muy joven ingresó al Seminario, donde se ordenó sacerdote el 15 de julio de 1945.27   Este hombre de la iglesia, conocedor de seis idiomas, cumplió diversas funciones en el ámbito eclesiástico y años más tarde ocupó cargos relevantes; al regresar a Italia fue designado Arzobispo Metropolitano Emérito de Campobasso – Boiano.   Al cumplir 50 años de ordenación sacerdotal fue recibido en audiencia especial por el Papa Juan Pablo II, oportunidad en que se entregó a los presentes un recordatorio escrito en latín que destacaba su trayectoria en la Iglesia. Por su particular valor testimonial, se transcribe: VENERABLE HERMANO HECTOR DI FILIPPO Arzobispo Metropolitano de Campobasso – Boiano28   “Todavía permanece en mi mente el feliz recuerdo de tu notable cultura, Venerable Hermano, cuando integraste nuestra comitiva en la pasada festividad de San José, durante la visita Pastoral al Santuario de María Santísima Perdolente en “Castelpetroso”, dentro de los límites de la región Molisina, por ello, con 26  Se agradece esta fotografía y su testimonio a la señora Aurora Paniagua de Martelli. 27  Ettore Di Filippo vistiendo sotana y sombrero negro. Se agradece esta fotografía a la señora Aurora P. de Martelli. 28  Invitación a las celebraciones efectuadas en 1995 en la Iglesia de San Lorenzo, en los Santuarios de María de la Luz, de la Virgen Addolorata y en la Catedral de Campobasso.

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mucho placer a ti, que estás a punto de cumplir el quincuagésimo año de tu Sacerdocio, deseamos manifestarte mediante esta Carta, nuestros mejores votos y ofrecerte Nuestra predisposición reconocida y propicia.   Ciertamente esta festividad venidera te ofrece una ocasión oportuna para echar una mirada al camino recorrido, y al mismo tiempo elevar un himno de alabanza a Dios omnipotente por todos los beneficios con que fuiste enriquecido por tan benigno Padre.   Con la ayuda de su virtud alcanzaste el sacerdocio, desempeñaste algunos cargos con destreza y diligen-cia: fuiste párroco, maestro de letras en el Seminario diocesano Aprutino y Hatriense, profesor de instrucción religiosa en escuelas públicas, capellán de marinos y experto secretario en cuestiones de inmigrantes.   Después por casi cuatro lustros desempeñaste con celo el cargo de cooperador de la Sede de la Misión Permanente Apostólica en la Asamblea de las Naciones Unidas en la gran ciudad de Nuevo Eboraco, preocupándote en ese tiempo por las condiciones de los ancianos, para quienes próvido, constituiste las Obras Pías, de las cuales algunas secciones regionales traspasaron los límites de Italia. En el año 1983 Nosotros Mismos, por tus peculiares dotes de la mente y del corazón y por tu habitual preocupación en los asuntos del alma y de la iglesia, te nombramos Obispo de las diócesis de Aeser y de Venafro, que después fueron reducidas a una sola, a las cuales gobernaste diligente y hasta que pasados seis años, te transferimos a la Sede metropolitana de Campobasso-Boyanense, que gobiernas.   Puesto que conocimos que tú desempeñaste el difícil oficio episcopal con empeñosa diligencia y amor, no podemos hacer otra cosa que recordar la vigilante solicitud con que gobernaste las comunidades católicas, que nombramos, y el constante fervor por ti alcanzado para dirigir muchos proyectos pastorales, desde los cuales manaron frutos fértiles en bienestar espiritual de tus fieles.   Muy conocida es para Nosotros tu dedicación sincera y fiel hacia el Magisterio de la Iglesia, por la cual te honramos con merecida alabanza.   Amaneciendo ya el feliz día de tu vida, Venerable Hermano, gózate en el Señor y memorioso de su infinita bondad, saca de lo profundo de tu pecho un canto: “Bueno es confiar en el Señor y ensalzar tu nombre, Altísimo, anunciar por la mañana tu mise42


ricordia y tu verdad por la noche” (Ps.91, 2-3).   Y finalmente con el auspicio de la Beata Virgen María, Jesucristo confirme tus selectos dones, te sostenga, y al mismo tiempo fecunde Nuestra Apostólica Bendición, que concedemos tanto a todo el clero y pueblo de esta carísima arquidiócesis, como a ti, Venerable Hermano, con pródigo amor en el Señor.   En el Palacio del Vaticano, el día 2 de junio del año 1995, décimo séptimo de Nuestro Pontificado.” Juan Pablo II.

Reencuentro familiar   Luego de años de búsqueda, Ettore pudo hallar a su padre en 1956, cuando logró ubicarlo después de un largo recorrido por pueblos del norte de Santa Fe, hasta que llegó al Chaco –en el Kilómetro 34 de Basail–, donde se produjo el reencuentro familiar, siendo motivo de una celebración religiosa con su nueva familia y la colectividad italiana afincada en el lugar.   Don Giuseppe organizó un festejo social para el hijo sacerdote, oportunidad en que conoció a la segunda esposa de su padre, Juana Enrríquez, al hijo de esta Francisco Luis y a su hermana Dorita, de 11 años.   Transcurrida una década, Ettore regresó nuevamente a la Argentina, momento en que a su padre –ya gravemente enfermo– le administró la extremaunción.   El fallecimiento ocurrió el 7 de diciembre de 1967 y sus restos descansan en el panteón familiar del cementerio de Basail junto a los de su esposa.   En 1977 Monseñor Di Filippo retornó a la Argentina en su tercer viaje como delegado del Vaticano ante el Congreso Mundial del Agua realizado en Mar del Plata29. A su término Monseñor Di Filippo visitó el Chaco, siendo recibido en nuestra provincia por autoridades civiles y eclesiásticas, quienes le dieron la bienvenida oficial30. Luego el prelado estrechó en un abrazo a su hermana, el cuñado y a la sobrina. Un viaje de afectos   Dorita Di Filippo de Fantín tuvo oportunidad de conocer la tierra 29 30

EL TERRITORIO, Resistencia, 20 de marzo de 1977. LA CAPITAL. Lazos argentinos. Mar del Plata, 26 de marzo de 1977.

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de su padre y hermano. Lo hizo cuando viajó en el año 2001, ocasión en que este cumplía 80 años. Al culminar su vida sacerdotal, el Arzobispo Emérito Ettore Di Filippo era Rector de la Abadía Santa María en Montesanto –Civitella del Tronto- en su pueblo natal.   El lugar, un centro benedictino para celebraciones religiosas y actividades culturales, es una construcción de jerarquía con obras de arte, destacándose la imagen de Santa María de la Luz que fuera tallada en madera hacia el siglo XV.31   Este viaje de afectos, además de un particular encuentro para los hermanos, les permitió reconocer juntos los antiguos caminos de los ancestros.   El Arzobispo logró reunir a los recién llegados, con quienes habían permanecido en Italia, cobijados por el pueblo de Giuseppe, una tierra tan antigua como significativa para todos.   A su regreso, Dorita contó: “Evocar este viaje me sorprende”; su emocionado silencio así lo prueba. “Es que la figura de mi padre está presente, lo recuerdo cuando de niña me cantaba la Marianina…”   Entre los hermanos prosiguió un intercambio epistolar hasta su fallecimiento, ocurrido el 18 de diciembre de 2006, cuando tenía 84 años.   El oficio fúnebre fue una ceremonia acompañada por todos los sacerdotes de su Diócesis, autoridades civiles, militares, laicos y la comunidad parroquial.   Sus restos fueron sepultados en la Capilla de la Abbazia Santa María in Montesanto, donde se venera a S. María Assunta, imagen por la que tenía especial devoción.   El diario del Vaticano Observatorio Romano le dedicó un homenaje en la sección Lutos en el Episcopado.   Su paso por el Chaco fue recordado con un oficio religioso, y en Italia el semanario El Heraldo de la Diócesis del Téramo–Atri le asignó una extensa columna destacando sus condiciones de hombre de la Iglesia, obispo, pastor y vida de plegaria.   Fue el último homenaje que le brindó Civitella al hijo sacerdote de 31  Postal. Edición reservada PP Minori Conventuali, S.María dei Lumi. Civitella del Tronto.

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Giuseppe Di Filippo, el inmigrante a quien las consecuencias de la guerra trajeron a la Argentina. Ese hombre de temple, solidario, emprendedor, un italiano protagonista del poblamiento del paraje 34, en la Colonia Basail donde se empezaba a construir el Chaco. Fuentes • Entrevista a Dorita Di Filippo de Fantín en Kilómetro 34, Basail, 9 de diciembre de 2005 • Testimonio de Francisco Luis Enríquez • Testimonio de Aurora Paniagua de Martelli • Se agradece traducción del latín de la Profesora María Luisa Acuña, Resistencia, 4 de marzo de 2007. Bibliografía • ADMINISTRACIÓN PROVINCIAL DEL AGUA. Informe 2007. • Diario EL TERRITORIO, Resistencia, 20 de marzo de 1977. • Diario LA CAPITAL. Lazos argentinos. Mar del Plata, 26 de marzo de 1977. • GÓMEZ MARTELLI, Vilma. Monografía Repartición y Distribución de Tierras en la Colonia Basail (1888-1930). Facultad de Humanidades. Seminario de His-toria Regional, U.N.N.E., 1987. • L´ARALDO ABRUZZESE. Settimanale Della Diocesi di Téramo – Atri. Anno CIII – N°1. 14 gennaio 2007. • L´OSSERVATORE ROMANO N°52 – 29 de diciembre de 2006. • LIBRO HISTÓRICO. Escuela Nº 224 –Basail. 1950 • QUARIN, David y RAMIREZ, César. La Gallareta una mirada histórica en el año de su Centenario. Editor Comuna de La Gallareta. 1ª ed. 2005, pp.51-52.

BRONISLAWA - Bronis - BITTERMANN En Polonia, familia y escuela

Dice Bronis: Nací el 22 de diciembre de 1928 en la aldea polaca de Batiatycze distante unos 30 kilómetros de Lwów, un centro intelectual muy importante que después de la Segunda Guerra Mundial, por los 45


desplazamientos de fronteras, pasó a ser territorio de Ucrania.   Éramos seis hermanos, cinco mujeres, un varón y mis padres. La mayor de las chicas, Stanislawa nació el 5 de abril de 1916 en Gotha, municipio alemán del Estado Libre de Turingia a unos 74 kilómetros de Coburgo en el centro del país y al suroeste de Berlín pero vive en Prudnik, un pueblo cercano a la frontera checa. La segunda de mis hermanas, Janina, nació en la aldea de Miękisz, provincia de Rzeszów, el 17 de febrero de 1920, si bien al presente está radicada en Buenos Aires.   Mi madre -Anna Zurek-, nacida el 7 de febrero de 1889 en Mokrzyska, una aldea no le-jos de Cracovia, enviudó muy joven del primer matrimonio con Antonio Bujak, quedando a cargo de las pequeñas Stanislawa y Janina. Al tiempo se volvió a casar con Estanislao Bittermann, nacido en Krasiczyń, el 23 de mayo de 1898.32 De esta unión nacimos, Michalina y Bolestaw, ambos fallecidos, mi melliza Antonina y yo.   Recuerdo que nuestra casa era de madera, construida de ese material para preservarnos de las extremas temperaturas del invierno que descendían hasta 30 grados bajo ce-ro. En el interior de la vivienda, una cocina con horno a leña de grandes proporciones permanecía siempre encendida para mantener el ambiente cálido. En las cercanías estaban los galpones donde se guarecían los animales.   Bronis continúa el relato: Cuando éramos niñas, con mi hermana Antonina que actualmente vive en Buenos Aires, concurríamos a la escuela mixta pública del Estado en la aldea de Krasiczyń, distrito de Zótkiew, donde cursamos los primeros grados como lo registra su libreta de calificaciones. Recuerdo aún el nombre de la maestra -María Wagner-, excelente docente que atendía todas las secciones del establecimiento al que se accedía transitando un largo trayecto a pié bajo la nieve y llegábamos con tanto frío que ella nos esperaba con té bien caliente que servía a cada uno de los alumnos.   La enseñanza recibida incluía materias como lengua, matemáticas, canto, ejercicios fí-sicos, trabajos manuales y religión, que en nuestro país se la consideraba una asignatura muy importante. Parte de nuestra formación cultural contenía además escuchar música, programas de radio con auriculares e interpretar obras de teatro que los niños representaban 32  Entrevistas a Bronislawa Bittermann en su domicilio de Resistencia, Chaco, 18 de diciembre de 2006 y 23 de marzo de 2007.

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vistiendo trajes de disfraz, actividades que se gozaban con particular interés.   Disponíamos de tiempo para los estudios y el juego, pero también se debía colaborar en los trabajos de la huerta, donde se cultivaban guindas, frutillas y grosellas, fruto de sabor agridulce obtenido de un arbusto con flores amarillo-verdosas.   Estanislao -mi padre-, se dedicaba a la cría de gansos, gallinas, cerdos y unas vacas lecheras de cuya producción vivíamos.   Al evocar la vida en su Polonia natal, Bronis lo hace con nostalgia, y de la infancia se refiere especialmente a las canciones, cuya melodía suele entonar (en particular la que nombra al personaje “Dorotea”), enseñadas por su madre, de quien también aprendió la devoción a Nuestra Señora de Czestochowa y el rezo con su rosario de cuentas de madera, que pasaban en forma permanente por sus manos.   Otros recuerdos que aún conserva son un libro de oraciones y el misal de su Primera Comunión, pequeño librito con tapas de cuero donde están impresas con letras doradas las palabras “Zdrowaś Marja”, que significan Ave María. Tanto en verano como en tiempo de nevadas, asistir a misa el domingo era sagrado, cuenta Bronis, y para ello debían recorrer varios kilómetros hasta llegar a la iglesia de KamionkaStrumilowa en el pueblo ubicado a orillas del río Bug (que hoy forma parte de la frontera oriental de Polonia).   En la biblioteca de su casa guarda enciclopedias, diccionarios, mapas y libros en su idioma que exhibe con orgullo; algunos más recientes, y otros, los más antiguos, fueron cargados en los baúles de aquel viaje cuando dejaron la patria, y revela que estos hombres laboriosos también trajeron libros.33 Costumbres y tradiciones   Las comidas típicas de la cocina polaca las preparo con frecuencia como los “panqueques” que cubro con ricota y azúcar. Cuando vivían mis padres se elaboraban los guisos de repollo con carne de cerdo y panceta, llamados “bigos”; los “tarty placki”, sabrosas torrejas de papa rallada, cebolla, huevo batido y harina que se cocinaban sobre una plancha 33  Diario NORTE, Resistencia, 28 de enero de 2007.

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de hierro bien caliente. Es que en la mesa de un polaco no faltan preparaciones con papa por ser éstas la base de nuestra alimentación, ni fideos caseros, variedad de sopas y los “pierogi”, tipo de agnolotti en forma de empanadas y con distintos rellenos.   En invierno se carneaba un cerdo para el consumo familiar, elaboración de embutidos y fiambres ahumados. Nuestra madre cocinaba una gran variedad de platos a base de lácteos como yogur, arroz con leche salado, cremas y semanalmente amasaba el pan; para las fiestas de Navidad, Pascua y otras celebraciones se comían budines con frutas del lugar. “Pisanki”: el arte de adornar las cáscaras de huevo

Nuestros padres -continúa relatando Bronis- mantuvieron la tradición de compartir el huevo cocido “pisanki”34, que obsequiaban a la familia y amigos como una demostración de buenos deseos, entregados muy especialmente en día de Pascua, los nacimientos y bodas. Los huevos son adornados con símbolos tradicionales polacos, su diseño artesanal con figuras geométricas y florales son de particular calidad. Así por ejemplo al dibujar el trigo se deseaba buena cosecha y al pintarlos se utilizaba amarillo, éste color significa la abundancia y prosperidad. “Paska”: un pan especial

La tradición relata que para el desayuno de Pascua se consagraban sus ingredientes y se le daba a la ceremonia carácter solemne. Sobre la mesa tendida con particular esmero se servían embutidos, carnes frías, tortillas, pastel de amapola, y en el medio se ubicaba una confitura de pasta o de azúcar en forma de cordero que representa la Resurrección de Cristo. Otra de las costumbres era comer un pan especial llamado “paska” que elaboraban con harina de centeno y levadura siguiendo recetas domésticas; por fuera era untado con tocino y adornado con una cruz de pasta, flores y pajaritos mediante una decoración llamativa y original. “Oplatek”: un gesto y un significado

Con valor sacramental se compartía y repartía el “oplatek”, una pequeña lámina rectangular como si fuera una estampita que se prepara con pan ácimo. En los años de infancia de Bronis era costumbre entregar 34  Nasza Gazeta. Año I Nº 7, pág.4. Órgano de difusión de la Sociedad Polonesa “Ignacio J. Paderewski”. Quilmes, provincia de Buenos Aires. 2001.

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el oplatek junto a una tarjeta escrita con salu-dos alusivos a la festividad religiosa. Su hermana Stanislawa, que reside en Polonia, continúa esta tradición y la envía todos los años para Navidad.   Otras preparaciones significativas en el desayuno pascual son las “mazurcas”, grandes tortas de molde preparadas con levadura y diferentes sabores como a vainilla, azafrán, almendras, chocolate, limón, con nueces, amapolas, vodka, manzanas o pasas. Se las decora con huevos de azúcar y ramitos de sauce de mazapán entre otros, además de la inscripción “alleluja” -aleluia- cuyas letras son trabajadas en crema. “Swienconka”: bendición del alimento

La tradición de este país atesorada por su particular contenido religioso, demuestra su agradecimiento a Dios por los dones de la naturaleza. En cumplimiento de estas cos-tumbres, en la mañana Santa del Sábado, los alimentos son llevados en una canasta a la iglesia para la bendición que imparte el sacerdote, rociándolos con agua bendita al tiempo que pronuncia oraciones. Finalizada la ceremonia el canasto era traído a la casa por mujeres y conservado hasta la mañana de Pascua, día en que todos participaban de una comida fraterna alrededor de la mesa donde no faltaban productos elaborados por la gente de la aldea, entre los que podemos citar: masto, que es manteca en forma de cordero; la ya mencionada paska un pan redondo; chrzan, un rábano picante con remolachas rojas ralladas; y pisanki o huevo cocido. Otros alimentos como kielbasa, szynka, un jamón de cordero o ternera; slonina, que es tocino ahumado; el queso llamado ser y para condimentar la sal que denominan sól.   Con el transcurso del tiempo se han modificado algunas tradiciones como por ejemplo cuando los niños agregan tabletas de chocolate adornadas con cintas y puntillas, no obstante los polacos siguen manteniendo vigentes estos legendarios símbolos como una forma de transmitir a los más jóvenes el significado de estas prácticas. Recuerdos del viaje   Hacia 1928, mi padre decidió abandonar su tierra, como otros campesinos sin posibilidad de progreso. Se embarcó hacia Buenos Aires y al llegar se relacionó con sus paisanos quienes le propusieron trasladarse a la provincia de Entre Ríos para trabajar en una colonia agrícola. Junto a otros compatriotas se desempeñó como cocinero en el servicio del coche 49


comedor del tren de pasajeros del ferrocarril Santa Fe. Gracias a este empleo le fue posible enviar periódicamente algo de dinero a su esposa Anna que con sus hijos habían permanecido en su lejana Polonia. Ocho años más tarde de su arribo a la Argentina y ante el temor de la iniciación de nuevas guerras, Estanislao decidió traer a su familia con la modalidad de ese tiempo denominada “la llamada”.   Bronislawa agrega a su relato que ella tenía 8 años al momento de salir de su patria; en la casa comenzaron los preparativos para el viaje, pero sólo debían poner en su equipaje lo que a su madre le parecía indispensable y necesario. En los baúles cargaron ropas, algo de vajilla, libros y herramientas de trabajo, como la sierra con hoja dentada que utilizaban para cortar la madera del bosque. Reflexionando, Bronis afirma con particular convencimiento que la sierra simboliza el espíritu de trabajo que animaba a los inmigrantes. Este legado con un valor tan significativo fue entregado en nombre de la familia Bittermann a un museo de la ciudad de Resistencia.35   Para llegar al lugar de partida realizamos un largo recorrido hasta la ciudad de Lwów, otro trayecto hasta Varsovia donde completamos la documentación de salida: como por ejemplo registrar el pasaporte de -Anna Zurek- nuestra madre, con la fotografía de sus cinco hijos, como se acostumbraba en esos años. Si bien mi hermana mayor Stanislawa permaneció en Polonia junto a su esposo e hijo.   Luego continuamos en tren hasta el puerto de Gdynia, sobre el mar Báltico, donde estaba atracado el barco de bandera polaca “Tadeusz Kósciuszko”, denominado así en homenaje a un héroe nacional. Navegamos más de veinte días hasta llegar a Buenos Aires donde nos esperaba mi padre, y al igual que otros pasajeros nos alojaron unos días en el Hotel de Inmigrantes. Comienzos en el Chaco   Según relata Bronis, “Otro viaje nos esperaba” hacia el norte del país en el tren que partió de la estación Retiro con destino al Chaco, esta vez en compañía de toda la familia, que hizo sentir muy feliz a la niña inmigrante y sorprendida por las novedades que veía en el camino, los modos de hablar y de vestir, y comprendiendo además que su idioma 35  La sierra del señor Estanislao Bittermann se exhibe en el Museo Ichoalay de Resistencia-Chaco.

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le impedía jugar con los pequeños de su edad.   Al llegar a Resistencia su padre alquiló una casa en el barrio Villa San Martín, y de inmediato comenzó su actividad mercantil, igual que lo hacían sus paisanos, como vendedor ambulante de ropas y telas que le proveía la firma Oscar Sikorsky.   Con sus permanentes ahorros, don Estanislao compró una jardinera y un caballo que utilizaba como medio de transporte para visitar los pueblos cercanos, donde era posible realizar mejores ventas. Transcurrido un tiempo y con decidido esfuerzo logró adquirir un terreno donde edificó la vivienda en una zona cercana.   Como casi todos los inmigrantes, los Bittermann tuvieron al principio dificultades para comunicarse, ya que en familia se hablaba siempre polaco y el aprendizaje del idioma local se hacía en el contacto diario con los vecinos, pero Bronislawa aprendió el caste-llano cuando ingresó a la Escuela Nº 169, que funcionaba a unas cuadras de su casa.   Los cambios culturales en su vida le permiten evocar la figura de la directora María Concepción Urquiza de Dutto, a los docentes Alcira Guasti de Del Cerro, María de la Encarnación Mayor de Hlavalsch y Mario Rubén Benavento, de quienes recibió un gran afecto, logrando así participar de la comunidad escolar. Al finalizar la enseñanza primaria se inscribió en la Escuela Normal Nacional, de donde egresó como maestra en 1948. Al poco tiempo Bronislawa gestionó la ciudadanía argentina de la patria que la recibió. La vida en Basail   Hacia 1942 su padre adquirió las primeras 37 hectáreas en Colonia Basail, y posterior-mente anexó otras tierras que sumaron un total de 325, lugar donde recuerda su hija que “comenzó haciendo el pozo para proveerse de agua extraída por medio de un balde volcador”. Luego levantó una sencilla vivienda con las comodidades adaptadas a las necesidades de la familia: tres dormitorios y un ambiente amplio usado como cocina-comedor. Otra construcción independiente de la parte central era la despensa destinada a guardar comestibles comprados o caseros, como frascos de encurtidos de pepino, remolacha y otros productos conservados en latas, cajas de madera o bolsas de tela colocadas sobre estanterías. 51


En su chacra de Basail Don Estanislao inició el cultivo del algodón, la caña de azúcar y el girasol, tareas agrícolas realizadas con la ayuda su hijo Bolestaw, que con el tiempo se hizo menos intensa en razón de haber ingresado este a la Facultad de Ciencias Económicas; no obstante, los estudios universitarios no le impedían secundarlo en las pesadas labores del campo. Otra actividad fue la cría de vacunos que el padre entregaba a la Cooperativa de Productores Ganaderos del Chaco Ltda., entidad donde se inscribió co-mo socio Nº422.   Sus animales de trabajo eran los burros Gerónimo y Alberto, unos bueyes y el caballo que montaba en recorridas por la zona, que respondía al nombre de Juan. Manos que enseñan   A partir de 1949, con su título de Maestra Normal Nacional, Bronislawa inició su carrera docente en la escuela Nº 68 de Colonia Baranda, evocando de aquellos años a los di-rectores Casimiro Silvero y a la señora Argentina Gómez de la Fuente de Hermida, con quien prosiguió su experiencia de enseñar; luego continuó su labor en las escuelas Nº 224 en el Km 34 de Basail y en la Nº 69 de Puerto Vilelas como suplente.   En 1950 se desempeñó como directora y maestra de grado en dos turnos en la escuela Nº 159 ubicada en las cercanías de Basail –en la Estancia “La Aurora”–, recordando Bronis con admiración el estilo organizativo, las costumbres y los jardines de aquella empresa ganadera.   En 1951 se traslada a la Capital Federal, donde trabajó como taquígrafa en una oficina y comenzó el Profesorado en Letras en la Universidad de Buenos Aires, pero decide regresar al Chaco en 1953, año durante el cual ejerce como único personal –directivo y docente– en la escuela Nº 393 de otra estancia, “La Lucinda”, situada en las proximidades de Fortín Cardoso.   En 1954 continúa su actividad en la escuela rural Nº 279 de Las Garcitas prestando servicios hasta 1958, cuando finalizó su compromiso con la docencia primaria para luego radicarse a partir de 1959 en Resistencia, donde prosigue vinculada a la enseñanza de taquigrafía en establecimientos secundarios de la capital y Barranqueras.   A partir de entonces, agrega Bronis a su testimonio, “fue mi tiempo 52


de estudiar”, inquietud dirigida a realizar un curso de Bibliotecología que acrecentó su experiencia y le permitió ingresar como personal técnico a la Biblioteca Central de la U.N.N.E., en donde trabajó por espacio de dos décadas. En forma simultánea finalizó sus estudios en el Profesorado en Letras y fue jefa de Trabajos Prácticos de Lengua Castellana en la cátedra del Profesor Orlando Genó, cuyo nombre menciona con admiración.   En estos años, Bronislawa asiste a diversas actividades culturales y sociales, destacando como vínculo especial con su patria el estar suscripta a GŁOS POLSKI, La voz de Polonia, único semanario editado en su idioma. Volver a Polonia   El proyecto más importante al momento de la entrevista realizada en mayo de 2007 era organizar su próximo viaje a Polonia; ella experimenta la inmensa alegría que supone regresar por tercera vez al suelo natal, con el que sigue unida por diversos lazos, si bien su aldea Batiatycze (recuerda con tristeza) se ha convertido después de la guerra en un campo arado.   La esperan familiares, cuyos vínculos a través del tiempo ha sabido conservar, y desde la capital –Varsovia– viajará en tren hasta la ciudad de Glwice; pero otro trayecto deberá aún recorrer, el más esperado y emotivo de sus destinos, para encontrarse con su hermana Stanislawa. Este será de profundo significado; una creció y vive en Polonia, la otra –Bronislawa– en el Chaco, ambas unidas por entrañables lazos de afecto.

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Fuentes • Entrevistas a Bronislawa Bittermann en su casa de Resistencia, Chaco, en los meses de noviembre de 2006, marzo y mayo de 2007. Bibliografía • GŁOS POLSKI. La voz de Polonia. Semanario de la Unión de los Polacos en la Rep.Argentina, Buenos Aires, 19 de marzo de 2007. • Gotuj Smacznie i Zdrowo. Cocine sabroso y sanamente. Libro de cocina. Varsovia, 1961. • Nasza Gazeta. Órgano de difusión de la Sociedad Polonesa “Ignacio J. Paderewski”. Quilmes, Año I. N°7, 2001. • NUEVA ENCICLOPEDIA DEL MUNDO. Instituto Lexicográfico Durban. Bilbao, España. Tomo 25. Impreso por Grafo, S.A. Basauri (Vizcaya). • MEMORIA y BALANCE de la Cooperativa de Productores Ganaderos de comercialización e industrial del Chaco Ltda. 1974. Fuentes consultadas • Archivo Histórico de la Provincia del Chaco • Ficha de la Colonia Basail • El Chaco a través de Memorias. Informes gubernativos y datos estadísticos. 1885-1938. • Archivo del instituto de Colonización. Sección Topografía. • Expedientes de Mensura Juan Queirel Nº19-1888 Folios 8 al 10. • Expedientes de Mensura de José Walter Nº240-1932. • Instituto de Investigaciones Geo Históricas. • Informe de La Inspección al Territorio Nacional del Chaco. 1918 • Memoria de Gobernadores (1895-1898). Legajos de Memorias al Ministerio del Interior de la Nación. • Archivo General de la Nación. • Fondo documental: LUIS NICOLAS BASAIL. • Censo Nacional 1895. Consulta y lectura de Tarjetas Censales. • Registro Civil de Basail, Chaco. • Archivos privados de Rinesi de López Alcalá, Noelia • Datos, documentación, mapas y fotografías. Bibliografía • ACEVEDO, Anacarsis L. Debate Nacional Investigación a La Forestal. Biblioteca Política Argentina Nº34. Centro Editor de América Latina, Buenos 54


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Historia de Puerto Bermejo Haydée Ogara* Resumen   La fundación de Puerto Bermejo fue resultado de la Campaña al Chaco de 1884 que dirigiera el General Benjamín Victorica, quien eligió como lugar de asentamiento el Paraje Timbó, margen derecha del río Paraguay, cercano a la desembocadura del Bermejo.   Expidió su primera Orden General para cambiar el nombre de Timbó por el de Puerto Bermejo el 6 de octubre de 1884; allí estableció su base de operaciones y convirtió al lugar en punto de partida de cumplimiento del objetivo propuesto: hacer entrada al camino que uniría al litoral con las provincias del Nordeste y Bolivia.   Con la fundación del pueblo surgieron instituciones como Subprefectura, puerto y telégrafo. Más adelante, el Gobierno Municipal, Policía, Juzgado de Paz, Registro Civil, Gendarmería Nacional y la receptoría de Aduanas para facilitar el comercio con pueblos del Paraguay. Puerto Bermejo fue asiento de la navegación del río Bajo e importante vía fluvial entre Buenos Aires y Asunción.   El desarrollo cultural fue importante. Tuvo gran actividad social, deportiva y espiritual y servicios de salud y eléctrico. Fue el pueblo más antiguo del interior del Chaco y ocupó un lugar preponderante en la provincia por su pujanza y compromiso social. Hoy ha sido castigado por causas naturales y desplazado geográficamente. Introducción   Esta historia de Puerto Bermejo ha surgido por dos razones. La primera, la necesidad de dejar constancia de la vida de uno de los pueblos más antiguos del Chaco. La segunda, la doble condición de bermejeña y profesora en Historia me impone la obligación moral de dejar reflejados el origen y acontecer histórico de un pueblo que fue declarado Monumento Histórico en 1943 y cuyo final inexorable ha sido decretado por imperio de las aguas del río Paraguay.   El concurso de Historia de los Pueblos del Chaco organizado por la *  Concurso de Historia de los Pueblos del Chaco - 2009 Trabajo presentado con el seudónimo ALINA, que obtuvo el Primer Premio, consistente en su publicación

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Junta de Estudios Históricos del Chaco nos ha ofrecido la oportunidad de resurgir ese deseo oculto y concretarlo con la celeridad del plazo establecido.   Para la elaboración de este trabajo hemos consultado repositorios documentales como el Instituto de Colonización, el Archivo Histórico de la Provincia, la Dirección de Catastro, el Instituto de Desarrollo Urbano y Vivienda, para las fuentes inéditas; bibliotecas como la del Instituto de Historia, del IIGHI, Leopoldo Herrera, del Archivo Histórico, de la Escuela Zorrilla y el escritor chaqueño Ramón Tissera, para las fuentes éditas, bibliográficas, periódicos y revistas. También hemos recurrido a bibliotecas particulares de habitantes del pueblo como la del señor Orlando Arca (h), gracias a la generosidad de sus hijos Orlando y Diana; la de las señoras Ángela G. de Vera, Hilda G. de Santos, Olga F. de Quinteros, Nelly Mabel Arca y Blanca A. Blanco de Kung.   Con la última gran inundación que sufrió Puerto Bermejo en 1983, que sobrepasó los techos de los edificios, se perdió toda la documentación de sus instituciones. Por ese motivo hemos buscado el testimonio oral de los hijos del pueblo que están radicados en esta capital para completar la información.   Nos ha llenado de satisfacción el haber podido llegar a cubrir sesenta y seis años de historia de un pueblo que fue base de la Gran Expedición al Chaco, asiento de la Navegación del Río Bermejo y centro de la región agrícola-ganadera y forestal del litoral chaqueño. Castigado por las frecuentes inundaciones y la erosión de sus costas, tiene hoy un nuevo espacio geográfico a cinco kilómetros del lugar histórico en el paraje El Campamento. I. El ámbito geográfico y los antecedentes históricos - Fundación de Puerto Bermejo 1. Características geográficas determinantes para la elección del lugar; el río Paraguay y su cercanía a la desembocadura del río Bermejo

Antes de referirnos a las características geográficas determinantes de la fundación del pueblo de Puerto Bermejo, debemos partir de uno de los objetivos de la Campaña al Chaco emprendida por el ministro de Guerra y Marina General Benjamín Victorica en 1884, expresado 58


en el prólogo del informe:   “Practicar un camino desde el más conveniente punto del litoral a Rivadavia, mientras no lo cruce el ferro-carril que haga sobre nuestros ríos el puerto de Bolivia; navegar con vapores adecuados el Bermejo, el Pilcomayo y otros canales intermedios hasta hoy inexplorados; llevar con ellos migración a fértiles costas, este es el trabajo, no por cierto de un día, pero que debe preocupar constantemente al gobierno”.1   Con este objetivo, los expedicionarios eligieron el río Paraguay, en cuya margen derecha desembarcaron para organizar la entrada y ocupación de todo el Chaco argentino.   Es el mismo Gral. Victorica quien determina las características y señala los motivos por los cuales había elegido ese lugar en una nota dirigida al ministro de Guerra que lo reemplaza, general Joaquín Viejobueno:   “... Por su topografía especial fue elegido con preferencia por no encontrarse en la desembocadura del Bermejo un punto que fuese capaz de llenar estas necesidades á causa de ser bajo allí el terreno y espuesto á las inundaciones periódicas del río Paraguay, mientras que las altas pendientes de este punto hacen un lugar seguro y estable para los pobladores que radiquen sus intereses en el interior del territorio ó á las márgenes del Bermejo.” “Además... será la cabeza del camino comercial que se prolongue hasta las provincias del Norte, bifurcando ramales y escalas sobre la vía fluvial del Bermejo... “   “Como base de operaciones para la ocupación militar del Chaco, en esta zona de acción, siempre será la más adecuada, completando su excelencia la disposición de la línea militar sucesiva y el establecimiento del telégrafo...”   “Puerto Bermejo, Octubre 16 de 1884”2 2. Antecedentes históricos. La expedición Victorica y la creación de Pto. Bermejo 1  VICTORICA, Benjamín, Campaña del Chaco. Informe de la expedición llevada a cabo bajo el comando inmediato del Exmo. Ministro de Guerra y Marina General Dr. D. Benjamín Victorica. Buenos Aires, Emp. Europea, 1885. Pról. xliv 2  Ibid. Pp. 205-6.

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Es indudable que el aspecto geográfico fue un factor determinante en el surgimiento histórico del pueblo de Puerto Bermejo. Originariamente fue denominado Timbó por quienes se asentaron allí en busca de los recursos que la naturaleza les ofrecía: los árboles de sus bosques. Ese topónimo pertenece a un árbol característico de la región que, al decir de Manuel Meza,3 se encontraba en la costa del río como punto de referencia para los navegantes del río Paraguay. A la llegada del Gral. Victorica en 1884, al mando de la expedición al Chaco, esa era ya una zona de actividad obrajera. Como comandante de la campaña expidió su primera Orden General para cambiar el nombre de Timbó por PUERTO BERMEJO, el 6 de octubre de ese año,4 considerando contaría con la aprobación del presidente de la República. El motivo alegado lo justificaba: existía un pueblo paraguayo cercano con igual topónimo. La respuesta telegráfica aprobatoria del Presidente Roca no se hizo esperar; en estimulantes conceptos expresa:   “Octubre 10 de 1884”   “Al general Victorica, Ministro de Guerra en Campaña Oficial He seguido con gusto el itinerario de su marcha. Es de mi completa aprobación el cambio de nombre que se ha hecho del Timbó denominándolo Puerto Bermejo. Si por ahí cerca ahí buenos terrenos para la agricultura y la ganadería, no tengo duda que ha de hacer un entrepuente de las Provincias del Norte y aún de Bolivia... “ “Julio A. Roca”5   Los objetivos perseguidos con esta campaña, que se vislumbran con claridad en toda la correspondencia oficial, los encontramos también en el telegrama presidencial. Sin duda la instalación del Cuartel General en Puerto Bermejo o Timbó convirtió al lugar en punto de partida para la consecución del principal objetivo: la entrada del camino que uniría el litoral con las provincias del noroeste y Bolivia. Para lograrlo se dieron los pasos necesarios en forma progresiva. Uno de los primeros lo constituyó la fundación del pueblo, cuya acta fuera remitida por 3  MEZA, Manuel, “Historia de la localidad de Puerto Bermejo, desde su fundación hasta el presente”, Folleto en conmemoración del 85º de su fundación, Resistencia, Moro, 1969, pp. 7. 4  ARCHIVO HISTORICO DE LA PROVINCIA DEL CHACO, “Fichas de antecedentes históricos de pueblos del Chaco; Puerto Bermejo”, con datos de Copiadores de la Secretaría de Gobierno. f. 1 5  VICTORICA, Benjamín, Campaña del Chaco… op. cit., pp. 177-178.

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Victorica al general Viejobueno, quien debía elevarla al Ministerio del Interior.6 La nota, fechada en Puerto Bermejo el 16 de octubre de 1884, manifiesta el propósito de delinear el pueblo y proveer la forma de repartir los solares, una vez aprobada por el Presidente de la República dicha fundación.   Durante la campaña de 1884 se fundaron tres pueblos en el Chaco. El primero de ellos fue Puerto Bermejo, luego Puerto Expedición y por última Presidencia Roca, como línea de fortines a la vera del río Bermejo.   Su ubicación sobre el río Paraguay, en un lugar estratégico para el movimiento de embarcaciones, dio a Puerto Bermejo una creciente importancia como puerto y lugar de abastecimiento de la fuerza en acción. Este hecho lo erigió en cabecera de esa línea de fortines y hasta llegó a alcanzar inicialmente un mayor grado de desarrollo que los otros dos pueblos. Podemos decir, como Schaller, que su prosperidad se debió a la presencia de las fuerzas militares y al aumento de la actividad portuaria.7 II. El problema de la tierra: primeras concesiones 1. Las concesiones particulares. Adjudicación de tierra a Rodolfo Taurel

Durante el período 1886-1890 hubo un predominio de colonización a través de concesiones particulares. Pero el otorgamiento de tierras desmedidas y la gran especulación a la que dio origen cerraban definitivamente el positivo camino que había abierto la ley 817,8 llevando a falsear los fines propuestos por la legislación vigente.   El 19 de junio de 1887, el gobierno nacional adjudicaba en favor de don Rodolfo Taurel una concesión de ochenta mil hectáreas para colonizar el Territorio del Chaco Austral. Las tierras otorgadas se hallaban en el extremo nordeste del territorio entre el río de Oro al sur, el Bermejo al norte, el Paraguay al este y la concesión de Vecchy Bey al oeste.9 De esa superficie otorgada se descontaron diez mil hectáreas 6  Ibid., pp. 205-7. 7  SCHALLER, Enrique, La colonización en el Territorio Nacional del Chaco en el período 1869-1921, Resistencia, IIGHI, 1986, pp. 88. 8  “Ley de Inmigración y Colonización”, 1895: pp. 491-500. 9  SCHALLER, Enrique, La colonización…, op. cit, pp. 60.

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para la creación de una Colonia Nacional que, por decreto del Poder Ejecutivo, al año siguiente se determinó la creación del pueblo y ejido de Puerto Bermejo. 2. Decreto de fundación del pueblo de Puerto Bermejo como consecuencia de la Expedición al Chaco

Como quedara expresado, de la concesión Taurel se había expropiado el terreno para la creación del pueblo PUERTO BERMEJO en el territorio del Chaco.   Con fecha 10 de marzo de 1888 y de acuerdo con el informe presentado por la Sección Topográfica del Ministerio del Interior “y los antecedentes y propósitos que el Gobierno tuvo en vista al establecer la Sub-Prefectura del Puerto Bermejo; como futuro centro de un pueblo, cabecera de la línea militar del Río Bermejo; -El Presidente de la República- Decreta: - Art. 1º Créase un pueblo denominado Puerto Bermejo en el Territorio del Chaco... - Art. 2º Asígnase como perímetro de dicho pueblo y su éjido una superficie de diez mil hectáreas, encerradas en los límites Norte de los lotes 9 y 10 de la fracción C de la Sección V de la mensura general; por el Sud una línea paralela á la anterior... dos mil quinientos metros al Sud del centro de la plaza denominada Coronel Obligado, donde existe un mojón; por el Este, el río Paraguay...; y por el Oeste, una línea perpendicular á estos... límites y que cierra la superficie de diez mil hectáreas. - Art. 3º Encárgase á la Sección Topográfica para que... dé instrucciones al Ingeniero... para el deslinde del terreno... y para las subdivisión más conveniente en aquella localidad. - Art. 4º Comisiónese al Sr. Sub-Prefecto, Capitán de Caballería D. Santiago Baez para que asociado al Juez de Paz y tres vecinos de la localidad, levanten la estadística de población, bienes raíces, semovientes, cultivos, comercio e industrias, aproximadas evaluaciones y las observaciones que crean necesarias á fin de que remitidas a este Ministerio pueda ordenar la adjudicación de solares, quintas y chacras. - Art. 5º.-Nómbrase al ingeniero D. Melitón González, para que practique todas las operaciones necesarias... “ Firmado: “ Juárez Celman - E. Wilde”10   Este decreto fue modificado por otro del 19 de enero de 1889, pero no en su superficie, sino en sus límites. Estos quedaron así; al N. y NE 10  “Decreto de creación del pueblo Puerto Bermejo”, 1888: pp. 579-80

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el riacho Timbó al E. el río Paraguay, al S. una línea a 1118 m. del centro de la plaza Cnel. Obligado y al O. una línea recta perpendicular a la anterior en el extremo oeste hasta el riacho Timbó, con una longitud de 2168 m.11 3. Antecedentes de mensura y trazados. Primera mensura definitiva: 1903/4

Tanto la exploración como la mensura y subdivisión de las tierras destinadas al poblamiento estaban especificadas con claridad en las leyes 817 y 1265.12 Prescribían además que los profesionales de la medición de terrenos debían adjuntar a sus planos una descripción sobre clima, suelo, topografía y productos naturales. La Ley de Colonización también establecía que el Poder Ejecutivo debía reglamentar el plan general que se seguiría en la exploración y mensura, para que esos estudios sirvieran luego para la confección del plano topográfico de los Territorios Nacionales. Estas previsiones tenían por objetivo ofrecer una adecuada información a quienes deseaban poblarlas para garantizar su futura labor. Esto suponía el requisito de la mensura previa al arribo de los pobladores, pero en la práctica no se dio cumplimiento a lo establecido por la Ley 817.13   A la llegada de la Expedición al Chaco, ya habitaban el Timbó Carlos Campia, Victoria Pereira, al igual que otros obrajeros y peones tanto criollos como indios de estos audaces empresarios.14 El Gobierno Nacional comisionó al teniente coronel de ingenios militares Francisco Host para que delinease el pueblo y Col. Puerto Bermejo, quien lo hizo a principios de diciembre de 1884. El general Victorica, por su parte, lo autorizó, para que junto al Subprefecto del puerto pusieran en posesión de la tierra a los que la solicitasen.15   El trazado original efectuado por el ingeniero Host comprendía 55 11  INSTITUTO DE COLONIZACION – DIRECCION GENERAL DE TIERRAS, Archivo de Mensura, “Antecedentes de mensura de Colonia Gral. Vedia y concesión Rodolfo Laurel”, Expte. Nº 2785/894, 1903: fs. 5 y 10 12  La Ley 817 de Inmigración y Colonización del 19 de octubre de 1876 y la Ley 1265 de venta en remate, del 3 de noviembre de1882, que rigió la adjudicación de grandes extensiones de tierras a empresas capitalistas, con el objeto de beneficiar el doblamiento de los Territorios Nacionales, ver en Schaller, Enrique, La colonización…, op. cit. p. 33 13  SCHALLER, Enrique, La colonización…, op. cit., pp. 61 y 65. 14  MIRANDA, Guido, Tres ciclos chaqueños: crónica histórica regional, Resistencia, Norte Argentino, 1955, pp. 192. 15  AHPCH, “Carpeta Antecedentes Históricos de Pueblos, Nº 7”, Puerto Bermejo, f. 5.

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ha subdivididas en 41 manzanas. Pobladores que en 1895 solicitaron al ministro del Interior Dr. Benjamín Zorrilla la mensura definitiva manifestaron que las chacras y lotes que debían formar su ejido iban a ser concedidas en condiciones favorables para transformar al lugar en un importante centro agrícola.16 La tarea quedó inconclusa al ausentarse la Comisión de mensura.   Las autoridades locales que desde 1885 la Gobernación había establecido concedieron lotes de terreno alrededor del pueblo, pero con cierta reserva, porque debían atenerse al resultado de la mensura. En cuanto a los solares del pueblo, dadas las favorables condiciones en que fueron concedidos, se encontraban poblados en su totalidad.   Por el decreto de creación del pueblo, en 1888 también se designó para practicar la mensura al ingeniero Melitón González, quien reinició “esta tarea por tantos años suspendida; pero ... el día menos pensado se ausentó para Buenos Aires... quedando otra vez todo en suspenso.”   Sin embargo, de esta segunda mensura han quedado: un plano con un ensanche de 90 ha. fraccionadas en 82 manzanas -aunque inconcluso-, y las impresiones que sobre el Gran Chaco escribió el comisionado de mensuras, cuyas descripciones, a la par de pintorescas, constituyen una fuente testimonial de la época. De Puerto Bermejo dice, entre otras cosas que “... el terreno no es apropiado para el pueblo, necesitará trabajos para hacerle útil, pues cruzan la planta urbana depresiones de suelo que le hacen anegadizo en el centro e invaden parte del ejido. “ se asoma éste vistoso pueblito al río Paraguay, en una albardon o lomada sobre la barraca... “ “... y cómo está en el punto en que esa hermosa corriente de agua forma ángulo entrante en el Chaco, desde las alturas del puerto se divisan al N.E. larga distancia hasta el Naranjito (pequeño pueblo del Paraguay) y al S.E. también un trecho de más de una legua. El ejido tiene algunos terrenos buenos para la agricultura. La población se calcula en 600 individuos. “ “ tiene cerca de cien casas, la mayor parte de poco valor; algunas... son considerables para la localidad. El comercio tendrá un capital de 40.000 $ en movimiento anual. “ “ la ganadería comienza en los contornos, pudiendo apreciarse... 3000 cabezas “. “ la principal industria hasta hoy fue el corte de maderas, en los bosques, ahora 16  AHPCH, “Expediente Nº 636-V-1895”: fs. 91-2.

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ya explotados, cuyo industria no hace adelantar las localidades porque el precio de esas maderas no vuelve para ser empleado en bienes raíces, ni quería creación de otras industrias…”17 Estas pinceladas descriptivas nos muestran una realidad histórica en la época en que se había decretado la creación del pueblo.   Cuando abandonó su tarea el agrimensor Melitón González, nuevamente las autoridades locales fueron autorizadas por el Gobernador para conceder terrenos abandonados por su primitivos propietarios, tanto para la agricultura como para la ganadería, pero siempre son ciertos al resultado de la mensura.18 Por decreto del Poder Ejecutivo del 15 de noviembre de 1891 se nombró al ingeniero Juan Fibrias para practicar la mensura de las quintas y chacras del pueblo de Puerto Bermejo. Posteriormente, y por nota del 24/4/897, se designó al ingeniero Juan F. Arias, quien se preocupó por el trabajo que se le había encomendado, mensurando una gran extensión de Puerto Bermejo, trabajo que no ha tenido resultado práctico por no haber sido aprobado oficialmente.   Ya habían transcurrido nueve años de su creación y todavía no se les había dado la tierra en propiedad a sus ocupantes. Esta situación de incertidumbre no permitió mejorar la edificación ni arraigar industrias. Ante estas circunstancias y el pedido de los pobladores, el Gobierno del Territorio Nacional del Chaco solicita la mensura de Puerto Bermejo, para asegurar la estabilidad de los intereses de sus habitantes y las rentas del Estado. Para ratificar este pedido, el gobernador Luzuriaga viaja a la Capital Federal el 6 de marzo de 1900; entre otras cosas dice: “El movimiento de fuerzas nacionales, ha atraído a muchos pobladores que se habían ausentado, así como parece que se formará un nuevo núcleo de población... piden que solicite de V.E. una resolución en el asunto de que trate... quiera recabar de su colega el señor Ministro de Agricultura, la mensura definitiva del pueblo de Puerto Bermejo por ser ésta una medida que asegurará el ensanche y fomento..., si no adopta el superior gobierno la medida que solicito, la despoblación llegará a hacer17  GONZÁLEZ, Melitón, El Gran Chaco Argentino, Buenos Aires, Cía. Sudamericana de Billetes de Banco, 1890, pp. 165/8. 18  AHPCH, Antec. f. 10 – Cop. Secret. Gob. 13, por nota del 21/xi/899, el Gobernador del Chaco, E. Luzuriaga, confiere al Juez de Paz de Pto. Bjo. la facultad de conceder terrenos abandonados por sus primitivos propietarios, pero con la salvedad que los terrenos de esa colonia aún no están deslindados y que existe una solicitud de mensura y enajenamiento pendiente de resolución.

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se efectiva... las personas radicadas desde hace tiempo no se animan a hacer desembolsos en propiedades que no tienen certeza de poseerlas en definitiva” “Enrique Luzuriaga”.19   Las reiteradas solicitudes de los pobladores y las infatigables gestiones del gobernador Luzuriaga se concretaron en la mensura definitiva autorizada por decreto del 29 de agosto de 1902. Por el mismo se aprueba el contrato con el agrimensor Eduardo Martínez para efectuar la mensura y trazado del pueblo y colonia Puerto Bermejo en el Territorio del Chaco. La Dirección de Tierras y Colonias expidió, a través de la Sección Geodesia, unas Instrucciones Especiales que debieron ser tenidas en cuenta por el agrimensor para dar cumplimiento a su tarea. Se le adjuntó además un plano tipo al que debió sujetarse el trazado. Le dieron indicaciones de iniciar el trazado en la planta urbana del pueblo, concluido el cual debía comenzar el trazado de las chacras. Entre las exigencias a las que se sometió, se encontraba el plazo para presentar la diligencia de la mensura, la que vencía el 4 de julio de 1903. Las instrucciones esperadas estaban en Buenos Aires el 16 de octubre de 1902.   El agrimensor Martínez inició las tareas previas en mayo de 1903. Cursó nota al señor Gobernador del Territorio, con fecha 10 de marzo, para comunicar su misión. También lo hizo el concesionario Rodolfo Taurel. Al día siguiente publicó un aviso en el periódico Corrientes: “El que suscribe, comisionado por el Superior Gobierno de la Nación para efectuar la mensura y trazado del pueblo y colonia Puerto Bermejo, avisa a los interesados que dará principio a las operaciones el día 15 del corriente, arrancando del centro de la plaza denominada Coronel Obligado.” “E. Martínez”20 4. Distribución de tierras en el pueblo y colonia Puerto Bermejo

Tal como lo anunció el agrimensor Eduardo Martínez, el 15 de mayo de 1903 comenzó las operaciones de acuerdo con lo prescripto. Partió desde el puerto para ubicar el centro de la plaza, punto de arranque señalado en las instrucciones al colocar el mojón. Comprobó que antes no lo había. Continuó el trazado de la planta urbana tratando de conciliar la realidad con las indicaciones específicas. Con una poligonal de 19  AHPCH, C.S.G. nº 13: f. 470; nº 16: f. 302 y Expte. 2640/C/900: fs. 443-4. 20  IC. D.G.T.: fs. 1 y 8.

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ángulos rectos, relevó el arroyo Timbó y el río Paraguay en su límite natural con la planta urbana, con el fin de determinar el perímetro y la superficie de la misma. La poligonal fue continuada hasta comprender las diez mil hectáreas que forman los límites fijados.   El pueblo fue dividido en 163 manzanas, sin contar las cuatro que ocupa la Plaza Coronel Obligado. Se trazaron ciento cuarenta lotes regulares de 1 ha de superficie, subdivididos en cuatro lotes iguales (a, b, c, d) a excepción de ocho que poseen 1 ha 200 m2. Las veintitrés restantes son irregulares en la superficie, división y numeración, y se hallan ubicados a orillas del río Paraguay y del arroyo Timbó. La superficie del pueblo Puerto Bermejo quedó distribuida así:21 - Superficie 163 manzanas, incluida plaza……1509, 909 m2 - Superficie ocupada por calles………………....863, 165 m2 - Superficie total ……………………………….2373,074 m2   El señor Martínez encontró diferencia del curso del arroyo Timbó y del río Paraguay con relación al plano tipo y a otros planos anteriores que tuvo a la vista. Dado que el arroyo no había cambiado su curso, hizo la corrección con el testimonio de antiguos vecinos. En cuanto al río Paraguay, sus diferencias son explicables “por ser notorio que el río avanza sobre el pueblo y actualmente no pasa una semana sin que se produzca algún derrumbamiento de la barranca”.22   Para cumplir lo prescripto en el plano modelo no dudó en sacrificar una casa de material y tres ranchos. Este fue el principal temor de sus pobladores y el escollo que no permitió la radicación de industrias y explotaciones agrícolas ganaderas y el por qué muchos de ellos abandonaron el lugar. Las diferencias encontradas en la planta urbana, con relación a los planos del ingeniero Host y del agrimensor Melitón González, fueron testificadas por las autoridades locales y algunos vecinos caracterizados. También testificaron la constancia de terminación de la tarea de mensura y trazado de la planta urbana de Puerto Bermejo el juez Avelino Rodríguez, el comisario Juan A. Aguirre, el receptor de Aduanas E. Basso y los vecinos Alvaro Cristóbal, Cándido Santos, Miguel Welch y Eloy Cuesta Llorente. 21  I.C. D.G.T., op.cit., f. 26. 22  Ibid. f. 6

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La superficie rural había quedado dividida en 103 lotes. De ellos, 58 eran regulares, cuadrados de mil metros de lado, o sea 100 ha de superficie. Los lotes irregulares fueron 45, situados sobre los límites de la colonia. La irregularidad consiste en la numeración y en la superficie. La superficie de la colonia Puerto Bermejo, fue distribuida así: - Superficie de chacras…....9526 ha. 13 a. 87 m2 00 - Superficie de calles…..........241 ha. 78 a. 17 m2 04 - Superficie total Colonia... 9767 ha. 92 a. 04 m2 04   La distribución de la tierra en la colonia, el agrimensor la hizo de acuerdo con lo que expresa en la “Planilla de los pobladores de Lotes Rurales”. Con fecha 10 de junio de 1904 concluyó la mensura de la colonia Puerto Bermejo y la elevó con un año de retraso respecto del plazo establecido. Ese retraso, unido a documentación faltante de acuerdo con las exigencias establecidas, motivó serios inconvenientes para su aprobación por parte del Consejo de Geodesia y la Dirección General de Tierras. La fecha de aprobación de la mensura es del 15 de junio de 1905, por lo que recién hacia 1906 se fueron adjudicando las tierras en la Colonia y Pueblo de Puerto Bermejo. III. Actividad Económica 1. Explotación Forestal

La explotación de los bosques fue el principio del pueblo de Puerto Bermejo. Luego de ser escenario de la Guerra de la Triple Alianza, y atraídos por esa actividad económica, los pobladores se establecieron en el Timbó para explotar los montes empresarios obrajeros. Entre los primeros se encuentra el señor Carlos Campias y una mujer de gran temple, Victoria Pereira, quien tomó a su servicio hacheros correntinos e indígenas reducidos.23   El talado de los montes y la elaboración de las maderas fueron el origen de la industria en Puerto Bermejo. En 1888 se había calculado una salida anual de 48.000 varas de vigas de maderas duras. La continua explotación de los bosques hizo que cada vez fuera mayor la distancia para el desmonte y su posterior acarreo hasta el puerto. La falta 23  PEYRET, Alejo, Una visita a las colonias de la República Argentina, Buenos Aires, Trib. Nac., 1889, t.1, pp.445-446. Dice Peyret que Carlos Campias se estableció en Pto. Bjo. en 1869 y fue uno de los primeros pobladores. El mismo le refirió que para hacerlo debió pagar tributo a los indios, quienes cobraban doscientos pesos oro por la concesión, además de regalos que debía entregar.

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de caminos hizo muy difícil el transporte hasta el embarque, lo que produjo un recargo de flete que encarecía a la madera. Por otra parte, las medidas tomadas por el Gobierno para evitar la explotación de los bosques han hecho que en Puerto Bermejo esta industria haya sufrido una paralización.   A fines de 1933 se reglamentaron las concesiones de 500 toneladas de rollizos de madera. Al año siguiente se percibió en el Chaco un crecimiento de la extracción de madera tánica; por año sólo se podría explotar hasta 134.000 t de rollizos. El exceso llevaría a la destrucción de la riqueza del bosque. 2. Movimiento Portuario

La fundación del pueblo tuvo como principal objetivo establecer un puerto que sirviera de punto de llegada y de partida de los buques que formaba la flota naval de la expedición científico-militar de 1884. El puerto era la única vía de comunicación de todas las colonias establecidas en el litoral del territorio, bañadas por los ríos Bermejo, Paraguay y Paraná.   Para 1888, “allí recalan todos los innumerables vapores y buques de vela de la carrera del Paraguay... y haciendo progresar a la localidad por los muchos pasajeros que pasa...”24   A causa del alto costo de estos transportes, el Gobernador Dónovan informó al ministro del Interior que los productos del Chaco quedaban sin explotar, en su mayor parte, debido al transporte que era caro y difícil. Por otra parte, la crisis económica en que se vio sumido el país a partir de 1890 hizo sentir sus efectos en la colonia Puerto Bermejo.   Hacia 1894 los ríos Paraguay y Paraná eran cruzados por vapores dos veces a la semana. Los puertos habilitados para operaciones de pasajeros, carga y descarga fueron Puerto Bermejo o Timbó, Las Palmas y Barranqueras. El movimiento portuario le ha dado importancia a la colonia y pueblo Puerto Bermejo desde los últimos años del siglo XIX. En 1892 se ha registrado una importación de $150.000 y una exportación de $120.000.25 24  GONZÁLEZ, Melitón, El Gran Chaco…, op. cit. p. 166 25  MAEDER, Ernesto, Historia del Chaco y sus pueblos, en: ANH – Hist. Cont.; 1862-1930, Historia de las prov., 2ª sec. Bs. As., El Ateneo, 1967, pp. 111.

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Las colonias agrícolas como Gandolfi y Gral. Vedia exportaban su producción por Puerto Bermejo. El transporte de esa materia prima, que se hacía por carreteras, al llegar el cargamento generaba actividad en el embarcadero bermejeño. En 1916 salió de ese puerto el vapor Deseado remolcando la chata Martes, con 324 t de leña dura con destino a Montevideo. Por otra parte llegaron mercaderías para comercios locales.26 En la década del treinta se habían mejorado los servicios de pasajeros y encomiendas de la Navegación del Río Bermejo, elevándolos a tres viajes mensuales. Esto trajo como consecuencia un mayor número de encomiendas y pasajeros. Se transportaron 8900 t de mercancías generales, productos forestales y de agricultura.   Hacia 1940 en la zona de influencia de Puerto Bermejo se habían calculado unas 32.000 cabezas vacunas. En ese puerto se embarcaba mucho ganado de esa región y de tránsito hacia Formosa con destino a los frigoríficos del litoral como Swift, Santa Elena y Establecimiento Bevril. También fue puerto de embarque de algodón, en cuya zona se producía unas 15.000 toneladas anuales.27 Entre Puerto Bermejo y Presidencia Roca se registró un movimiento anual de 1000 pasajeros, 450 encomiendas y 15.000 toneladas de carga y descarga. Con la suspensión definitiva de la navegación del Río Bermejo a fines de la década del cuarenta, en las barrancas del Bermejo se almacenaba el algodón por falta de barcos que lo transportaran. Esa medida creó serios problemas a los propietarios de miles de toneladas de algodón. 3. Actividades agrícolas-ganaderas:

Hacia 1886 el Territorio del Chaco empieza a ser una región ganadera y continúa hasta 1918. A partir de esa fecha y cuando el cultivo del algodón comienza a intensificarse, la ganadería pierde su carácter predominante en el agro chaqueño. Este descenso no significa que se había desplazado totalmente la ganadería, ya que el número de cabezas hacia 1937 ha sido calculado en más de un millón y medio. El territorio mantiene grandes reservas y tierras aptas para la ganadería, pero el predominio ha terminado y en la actualidad es la agricultura la que prima sobre la ganadería. 26  MIRANDA, Guido, Tres ciclos…, op. cit. pp. 192. 27  Comisión Organizadora de la Primera Gran Exposición del Territorio Nacional del Chaco en la Capital Federal, “El CHACO de 1940”, Noviembre de 1940-marzo de 1941, pp. 160.

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3.1. La ganadería

Cuando la explotación de los bosques chaqueños atrajo a los primeros pobladores de Puerto Bermejo, a su llegada encontraron pastando en las orillas del río al vacuno chaqueño de larguísimos cuernos, resistente a la rudeza del medio; sin exigencia para su alimentación y habituado a beber las aguas más duras.   El buey chaqueño fue un auxiliar sufrido e incansable para vencer al bosque. Unido al carro alzaprima, era quien llevaba su carga de rollizos hasta el puerto, lugar de embarque hacia otros destinos. Hacia 1887 se estimó para Puerto Bermejo un total de 2500 cabezas de ganado, distribuidas entre los concesionarios de la zona, cifra que al año siguiente se duplicó. En ella se contaba un buen número de bueyes, a total actividad de alzaprimas. En 1893 el gobernador Luzuriaga informaba que sobre una producción ganadera de cincuenta mil cabezas, casi nueve mil pertenecían al Dpto. Martínez de Hoz, que comprendía Puerto Bermejo, General Vedia y Gandolfi.28 Al año siguiente expresaba que la producción ganadera estaba llamada a ser una de las principales riquezas del territorio. La práctica de la cría se esparcía en zonas sin poblar y el pastoreo mejoraba el campo y ofrecía la facilidad de adquisición de tierras sin título para los primeros solicitantes.29 Para 1895 el Dpto. Martínez de Hoz alcanzaba a más de trece mil vacunos, lo que mostraba un considerable aumento. De acuerdo con un censo ganadero levantado en 1905, en Puerto Bermejo se registraron más de cuatro mil vacunos, cifra importante para un año en que se había sufrido una de las más grandes inundaciones.   Por decreto del 19 de mayo de 1913, el Gobierno Nacional autorizó a la Dirección de Agricultura a cobrar el derecho de pastoreo a los ocupantes de las tierras fiscales que no exhibieran autorizaciones especiales. Como encargado de la Dirección de Tierras de la Nación en los Territorios y jefe de la Comisión Recaudadora de Pastaje, fue designado el ingeniero Alberto Carlos Muello. En 1922 hizo saber el calendario de recaudación a las distintas localidades. En Puerto Bermejo se encargaría una subcomisión compuesta por el ingeniero agrónomo 28  MAEDER, Ernesto, Memorias del Territorio Nacional del Chaco (1885-1899). Mem. Gbdor. Luzuriaga, 1893: p. 163 29  REPUBLICA ARGENTINA – MINISTERIO DEL INTERIOR. Memoria del Ministerio del Interior, año 1900. Memoria de la Gobernación del Chaco, Buenos Aires, Penit. Nacional, 1901, Cap. VII: f. 11.

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Félix A. Silva y Juan F. González, desde el 23 de enero al 10 de febrero de ese año.   Con el aumento de la población, se fueron creando establecimientos ganaderos. La cría del ganado a base del refinamiento de la hacienda por medio de la mestización y la explotación ganadera comenzó a hacerse con medios técnicos. 3.2. La agricultura

La agricultura hacia 1894 se había desarrollado con gran lentitud, debido a diversas causas. Una de ellas, que escapaba a la previsión del hombre, era la plaga de langostas que había malogrado los cultivos. El Dpto. Martínez de Hoz –Pto. Bjo., Vedia y Gandolfi– tenía una superficie cultivada de 932 ha. Los cultivos más comunes fueron el algodón, maíz, alfalfa, tabaco y maní. Otra causa fueron las deficiencias de la legislación vigente. El valor de la tierra para la agricultura variaba de un modo notable de acuerdo con la ubicación de los campos y su fácil acceso, sin tener en cuenta la calidad y aptitud de la tierra.   En 1898 pasó por Pto. Bermejo una manga de langostas voladoras, la que permaneció durante cuatro horas, las que fueron suficientes para dejar arrasados los campos cultivados.30   El otorgamiento de concesiones en Puerto Bermejo se hicieron efectivas, tanto en el pueblo como en la colonia, recién en 1907. Pese a ello, las actividades agrícolas no alcanzaron gran desarrollo; las condiciones del terreno no fueron favorables. En su zona de influencia adquirió gran desarrollo especialmente la explotación ganadera. No obstante, en una estadística de maizales llevada a cabo en 1907 por la Comisión de Defensa Agrícola en el Chaco se determinaron 4164 ha sembradas en ocho centros agrícolas.31   En 1916 un agricultor de Pto. Bermejo malogró su plantación de alfalfa por hallarse atacada de una plaga.32 También en 1925 Pto. Bermejo y su zona de influencia fueron víctimas de una nueva invasión de langostas, las que dejaron como saldo campos agrícolas desnudos. Los esfuerzos del agricultor, que no sólo cultiva y siembra sino que 30  LA PRENSA, 27 jul. de 1898, p. 6, col 2. 31  EL COLONO, jueves 7 de marzo de 1907, p. 1. 32  LA VOZ DEL CHACO, miércoles 31 mayo de 1916, p. 1.

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construye y cuida sus caminos, periódicamente son defraudados por fenómenos de la naturaleza.33 Las inundaciones como la de 1931 y las heladas caídas fueron nuevos motivos de frustración para el agricultor. Para solucionar un problema que recaía en los agricultores del algodón, el Gob. Castells, por Resolución del 14 de enero de 1935, creó la Comisión de Braceros para la cosecha del algodón, en uso de las facultades que le acuerda la Ley 1532 en su Art. 7º, inc. 2º. Además de una Comisión Central en la capital, se establecieron Sub-Comisiones en los pueblos de la zona algodonera. En Puerto Bermejo la integraron: las firmas Arca y Santos, Antonio Rolón y Hno., Crudo Hnos. y el Comisario de Policía. No obstante, en 1939 la recolección de algodón se hizo muy lentamente debido a la escasez de braceros. Unido a este factor negativo, el bajo precio del algodón produjo desánimo entre los agricultores.   También en Pto. Bermejo se explotó la caña tacuara, que era enviada a Rosario para la elaboración del papel en Celulosa Argentina. En 1939 se enviaron 800 t.   4. Desarrollo del comercio y de la industria 4.1.- Comercio

El nucleamiento poblacional en el siglo XIX fue generando en Puerto Bermejo necesidades vitales y el paulatino surgimiento de comercios que las satisfacieran. En 1888 ya se movía anualmente un capital de 40.000 $. La provisión de mercaderías se hacía por vía fluvial, la única posible, y con productos de Bs.As. y de importación. También se comerciaba con los vecinos pueblos de Pilar, Humaitá y Naranjito, del Paraguay. Este último, ubicado enfrente, hacía un fluido intercambio a través de canoas que cruzaban el río, estableciendo un comercio por pacotilla.34   Para 1909 ya estaban establecidas en el pueblo doce casas de comercio con capitales de consideración y numerosos bolicheros ambu33  REPUBLICA ARGENTINA – MINISTERIO DEL INTERIOR. Gobernación del Chaco. Memorias del Gobernador del Chaco, Dr. José C. Castells, años 1934, 1935 y 1936. Resistencia, Moro, 1926-1937, pp. 237-8. 34  MUELLO, A., Geografía económica del Chaco y Formosa, Pról. Pedro Marotta, Buenos Aires, Hispanoamérica., 1926, p. 41. Pacotilla es la cantidad de mercancías vendibles que pueden llevar por su cuenta los pasajeros. En este caso ofrecían productos de granja (pollos, huevos) y de huerta (mandioca, batata) generando un mercado de competencia que abarataba los costos. Llevaban de regreso, harinas, azúcar, fideos, aceite y otros productos de los que carecían y formaban parte de un cupo limitado que establecían las leyes aduaneras. Era corriente el contrabando menudo de caña y tabaco.

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lantes que ejercían el comercio en ambas márgenes de los ríos de Oro y Bermejo. Contaba también con tres panaderías, cuatro carnicerías, dos talleres de calzados y otras pequeñas industrias. Existían además, ofreciendo sus servicios a visitantes y turistas, dos hoteles, dos fondas, cinco bares y una farmacia perfectamente surtida.35   El comercio de Puerto Bermejo era importante y abarcaba todos los ramos. Entre los almacenes por mayor se hallaban las firmas: Francisco Ogara y Hnos., Baltasar Fernández y Hnos., Arca y Santos. Entre los almacenes por menor, aparte de los citados, se hallaban los propietarios Viuda de Campias, José Cristóbal, Antonio Basse, Miguel Welch, Rodolfo Torres, Eduardo Rolón, Alejandro Crudo y Hno., Guillermo Ságer, Juan Viñuela, Amado Saade, Juan Vizcaíno, Juan Monti, Francisco Amat, Pedro González Laguna, Roque Capecce, Aarón Benezra y la Cía. Comercial Noruego-Argentina, que contaba con almacenes para abastecer al personal de planta y los obreros que pertenecían a la fábrica de tanino y a la desmotadora.   El comercio del algodón dio origen al establecimiento de acopiadores en manos de firmas importantes del medio, y el de los rollizos, de abastecedores entre quienes se hallaba un antiguo poblador, inmigrante francés, don Félix Seitour.36   La obra destructora del río Paraguay, llevándose grandes superficies de costa, también obligó a las casas de comercio a abandonar y demoler sus importantes locales. Entre ellos comerciantes como Francisco Ogara y Hnos., José Cristóbal, Guillermo Ságer y Baltasar Fernández, entre otros. 4.2.- Industria

En sus orígenes, Puerto Bermejo sólo contaba con la única industria: el corte de maderas de los bosques. Esto hizo surgir a los aserraderos, siendo el primero el de Lamberto Plancker. Para la conversión de esa madera en muebles se establecieron carpinteros como Cecilio Gómez, Julio Fernández y Juan José Caríssimo. También dio origen a la industria de la construcción, que ejercen el arquitecto Carlos Michel, Juan Mata y Vicente Oviedo. 35  INSTITUTO PROVINCIAL DE DESARROLLO URBANO Y VIVIENDA, “Informe preliminar sobre el nuevo pueblo de Puerto Bermejo”, p. 6. 36  MORO, Juan, Guía del Chaco, 1920; 1925-26; 1935-36, Resistencia, Moro, 1920-1936.

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Durante la Primera Guerra Mundial y en la posguerra, entre 1916 y 1927, se instalaron en el Chaco diversas fábricas de tanino que lo convirtieron en un verdadero emporio industrial. La materia prima se la ofrecían los bosques chaqueños. En Puerto Bermejo se instaló la industria del tanino de extracto de quebracho para curtiembre en 1924. Pertenecía a la Compañía Comercial Noruego-Argentina. La misma contribuyó a asegurar la economía de Pto. Bermejo. Dio Ocupación a más de doscientas personas, entre empleados y obreros. Los ejecutivos y técnicos llegaron de Alemania y los empleados y obreros de otras provincias. Esta industria significó un notable aumento de la población y el crecimiento económico de la zona. Para solucionar el problema del alojamiento y el abastecimiento, levantaron casas para el personal y almacenes para su abastecimiento. La fábrica fue instalada en el sector sur del pueblo y se construyó todo un barrio de sólidas casas con provisión de luz eléctrica (primera vez en el pueblo) y teléfono para comunicarse con el personal superior y técnico. La producción de 5400 toneladas anuales de tanino era destinada, casi exclusivamente, a los países escandinavos.37   En 1932 la capacidad de producción de tanino en el país fue de 496.384 t y la exportación sólo de 236.585 t, quedando un saldo sin salida de 259.799 t, teniendo en cuenta que el mercado interno absorbió ese año tan solo 10.000 t. Esta industria sufrió la crisis de la abundancia en este período de posguerra en que los países europeos cerraron sus mercados importadores, y por otra parte en el viejo continente se inició la fabricación del tanino con los mismos rollizos que se llevaban de nuestro país.   La fábrica de tanino de Pto. Bermejo, que hacía seria competencia en precios y en materia prima de la zona, fue paralizada en 1935 ante la compra del cupo de esta empresa por la Compañía Argentina de Quebracho Marca Formosa, que funcionaba en la capital de esa provincia. Se trasladó el personal, pero algunos quedaron en Bermejo, como el Jefe Técnico que hizo la instalación de aquella fábrica, D. Nicolás Gruner, quien en 1936 estableció un aserradero y fábrica de cabos para herramientas. Esta fábrica tuvo un gran prestigio en la zona y contó con grandes colaboradores como los Sres. Emilio Fernández, Nicolás 37   CHACO, Album Gráfico Descriptivo, Buenso Aires, Cía. Impresora, 1935, p. 194.

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Monzón y el hijo del dueño, Hellmuth Gruner. Funcionó muchos años distribuyendo los cabos a distintos lugares del país.38   En la década del veinte, Pto. Bermejo contó con una fábrica de hilo sisal perteneciente a la Titan Textil Company; su materia prima era el cáñamo. También con varias fábricas de ladrillos: de la Cía. Comercial Noruego-Argentina, de José Bértoli, de Lorenzo Ibarra y Francisco Piriz. Una fideería a vapor de la firma Arca y Santos, una fábrica de soda y de bebidas gaseosas de Segundo Ereño.   En cuanto a las desmotadoras de algodón, aparte de la de Lamberto Plancker, también instaló una la Cía. Comercial Noruego-Argentina, que hacía el acopio de la producción algodonera de la zona. Además se estableció otra desmotadora, propiedad del señor Pedro Fornoni; fue su administrador el señor Ciro Staragge y sunrecibidor del algodón el señor Carlos Seveso. Anexada a ella funcionaba una fábrica de hielo.39 IV. Evolución político-institucional 1.Las primeras instituciones

Para que el pueblo fundado le sirviera como base de operaciones de la ocupación militar al Chaco, el Gral. Victorica dejó establecidas las primeras instituciones. En su informe al ministro de Guerra y Marina que lo estaba reemplazando, le expresaba    “… me he apresurado a establecer la Sub-prefectura del Puerto, y ordenar la construcción de la línea telegráfica que nos ha de ligar con Humaitá, de modo que dentro de dos días más, nos comunicaremos ya con la capital.” …“Para dejar conveniente e inmediatamente establecidas estas oficinas, fue adquirida la propiedad de D. Carlos Campias dueño de un antiguo obraje de este punto y allí se izó la bandera nacional, como anunciando que á su sombra crecerá y florecerá un nuevo pueblo argentino, bajo la protección del Exmo. Gobierno Nacional” “… el plano y estudio hidrográfico (demuestran) las ventajosas condiciones para puerto de carga y descarga; siendo … el mejor de todos los de esta costa, pues los buques de cualquier calado pueden atracar …, y es por eso que sirve ya á todos los obrajes de las inmediaciones …”   “B. Victorica”“Puerto Bermejo, Octubre 16 de 1884”40 38  GRUNER de SANTOS, Hilda.- Rcia., 10 de abril de 1989. 39  ARCA, Orlando (h), “Reseña de Puerto Bermejo”, f. 3. 40  VICTORICA, Benjamín, Campaña del Chaco… op. cit. pp. 206-7

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Así surge la primera institución, la Sub-Prefectura de Puerto Bermejo. Por una orden general, Victorica designa como jefe al Capitán de Caballería D. Santiago Báez y lo autoriza a contratar ocho marineros. A través de otro documento le señala las atribuciones y responsabilidades de su función: custodiar la ribera, nivelar la escarpada con los marineros y construir sobre la costa un galpón para depósitos de carbón. Recibir la correspondencia oficial y hacerla llegar al Jefe Militar. Podemos concluir –respecto de las primeras instituciones– que el puerto, la Sub-Prefectura como custodio y el telégrafo como vía rápida de comunicación tuvieron un origen simultáneo con el pueblo. 2. El Gobierno Municipal

La Ley 1532 del 16 de octubre de 1884 establecía la organización político-administrativa de los Territorios Nacionales. Con ella se concretaba la estructura institucional legal que regiría hasta la provincialización del Chaco, si bien fue reglamentada recién en 1924.   En Puerto Bermejo, cumplido el requisito del Padrón Electoral, el vecindario eligió el Primer Concejo Municipal el 20 de mayo de 1889. Resultaron electos: como presidente, el Tte. Cnel. Celestino Pérez (2º Cmdte. del Regim. 12 de Caball. de Línea, con asiento en Pto. Bjo.); concejales los señores Carlos Campias; Buriel, Bocel y Faibert. Al año siguiente este Concejo fue disuelto y el Gobernador Dónovan designó un cuerpo de Comisionados Municipales: como presidente el Cnel. José María Uriburu (Jefe del Regim. 12) y como vocales a los Sres. Carlos Svrat, Antonio Morales y el Sgto. José M. Montero.41 La comuna de Pto. Bermejo tuvo un funcionamiento irregular; a veces funcionaron Comisiones de Fomento y otras no, como en 1905 y 1906. El 13 de octubre de 1906 el Gob. Martín Goitía designó cinco vecinos caracterizados del lugar para formar la Comisión de Fomento que impulsara y llevara al progreso a la localidad.42 Anualmente se renovaban pero se continuaba con el propósito de establecer un Concejo Municipal, según lo prescribía el Art. 22 de la Ley 1532.43 41  MAEDER, Ernesto.- Memoria del Gbdor. Dónovan, 1889: pp. 77-8 42  La Comisión de Fomento estuvo integrada por Juan Pío Sosa, José Zárate y Carlos Campias. AHPCH.Carp. Antec. hist. pueblos, Nº 7- Pto. Bjo., fs. 2 y 32. 43  Para tener derecho a la elección del Concejo Municipal, la localidad debe contar con 1000 habitantes, siempre que constituyera “un núcleo urbano de población con suficiente cohesión social y fuentes de rentas suficientes para crear y sostener una administración comunal.” GARCÍA, Analía.- El Territ. del Chaco durante el gob. radical (1916-1930). Rcia., IIGHI, 1986. p. 48.

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El censo levantado en 1909 arrojaba una población superior a lo exigido (1378 hab.). Si bien había sido aprobado por Decreto del 19 de junio de 1911 con la orden de dotar al pueblo de Municipalidad electiva, no se dio cumplimiento a este decreto. Recién en 1915 el gobernador Gancedo solicitó se determinaran los límites del ejido municipal de Puerto Bermejo. Designó la comisión responsable y ordenó un nuevo censo de población.44   Las primeras elecciones democráticas ejercidas en el país con la aplicación de la Ley Sáenz Peña de Sufragio Universal en 1916 también trajeron la estabilidad institucional a Pto. Bermejo. En los comicios del 10 de diciembre fueron elegidos concejales por la mayoría los candidatos de la Unión Popular, Sres. José Cristóbal, Juan Pío Sosa, Antonio Pérez y Enrique Suburu. Por la minoría el candidato del Comité industrial, señor Antonio Arca. Quedó así constituido el Primer Concejo Municipal por Resolución del 29 de diciembre de 1916; fue elegido ptesidente el Sr. Juan Pío Sosa y Secretario tesorero el señor Víctor Franchisena. En 1920 las autoridades comunales fueron: presidente Cándido Santos Otero, concejales Felipe Sanz, JuanViñuela, Juan Pío Sosa y Emilio Fernández.   La comuna de Pto. Beermejo funcionó como Municipalidad hasta 1925, aunque con ciertos altibajos en su desempeño en los últimos años. Esta situación culmina con el decreto del presidente Alvear del 12 de febrero de 1926, por el que autoriza al gobierno del Chaco a nombrar Comisión de Fomento para la población de Pto. Bermejo,45 estructura que se mantuvo hasta 1933 en que el presidente Justo decretó que ese pueblo cumplía con lo dispuesto por el Decreto Reglamentario del Régimen Municipal de los Territorios Nacionales del 6 de junio de 1924.   La Gobernación del Chaco dispuso lo necesario para la instalación del Concejo Municipal y que los concejales que resultaren electos deberían sortearse para determinar los que cesarían el 30 de abril de 1934 y en igual fecha de 1935. En las elecciones de renovación de 1934 resultaron electos como presidente D. Antonio Rolón y concejales D. José María Ogara, D. Ludovico Campias y D. Enrique Kilhen. Entre las fun44  AHPCH.- Registro Territorial. Decretos abr. 1914 – jun. 1917. f. 201-2 y 204. 45  AHPCH.- Libro Decretos sobre Municipalidades y Comisiones de fomento. 1884-1946. f. 21 y 93.

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ciones municipales, las más difíciles y preocupantes fueron las que debían resolver los problemas ocasionados por las inundaciones. Ese año Pto. Bermejo contó con la visita del presidente Justo en su paso hacia Formosa. Al hacerlo visualizó las necesidades del pueblo, provocadas por las repetidas inundaciones como por el continuo derrumbe de sus costas. El Presidente dio a conocer un proyecto para la navegación del Río Bermejo.   En reunión de vecinos en la Municipalidad, el 11 de junio de 1939, se consideró la grave situación que planteaba la falta de defensas en la costa del río Paraguay, cuyas aguas socavaban con increíble rapidez las barrancas y producían derrumbes de nuevos edificios. En ella se resolvió solicitar apoyo –en forma telegráfica– al presidente Roberto M. Ortiz, al ministro de Obras Públicas Sr. Manuel Alvarado, al subsecretario del Ministerio del interior Dr. José C. Castells y al director general de Navegación y Puertos, Ingeniero Baldasarre. El gobierno comunal de Puerto Bermejo mantuvo su condición de municipalidad electiva hasta 1950 y constituyó el centro receptor y canalizador de todos los acontecimientos afortunados o adversos que tocaron vivir al pueblo. 3. Juzgado de Paz y Registro Civil

La Justicia de Paz fue organizada de acuerdo con lo establecido en la Ley 1532 de 1884. La misma dispone la elección por electores en comicios según el padrón que se utiliza para elegir municipales en los distritos cuya población pase de mil habitantes. En el caso de no alcanzar el número, el Gobernador debía hacer los nombramientos. Debían ejercer funciones de justicia civil, mercantil y criminal, con apelación ante el Juez Federal de Sección de la provincia más cercana, y de estos a la Suprema Corte de Justicia.46   Por decreto del 20 de febrero de 1885, el gobernador Obligado organizó el Gobierno del Chaco. Designó los empleados para las distintas reparticiones en todo el Territorio de la Gobernación, los que a principios de mayo tomaron posesión de sus puestos: miembros de la Policía y Juzgados de Paz. Para dar cumplimiento a lo que dispone el Art. 10 de la Ley 1532, ordenó el levantamiento de un censo de población a cargo de los Jueces de Paz junto a los vecinos más caracterizados de la 46  GOMEZ, Hernán, Historia del territorio Nacional del Chaco, Buenos Aires, San Pablo, 1939, p.67.

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zona. Efectuado el padrón, Pto. Bermejo arrojó una población de 444 habitantes, lo que no permitió la libre elección.   La designación para la función de Juez de Paz no siempre recaía en el que gozaba de idoneidad, sino “al que ha querido o le ha convenido aceptar ese puesto; pues no gozaba de remuneración …, no es posible encontrar persona apta que quiera desempeñar gratuitamente ese empleo.”47 Esta situación ocasionaba, por un lado, el descuido del cumplimiento de su deber y por el otro, abuso en el ejercicio de su autoridad.   En 1888 ejercía como Juez de Paz en Pto. Bermejo el señor José L. de Pino. Al año siguiente el gobernador Obligado crea la oficina del Registro Civil, la que funcionó con el Juzgado de Paz. En Pto. Bermejo se creó el Registro Civil junto al Juzgado de Paz, en el año 1891.48 Sin embargo el funcionamiento efectivo data de 1893, en que actuó cumpliendo esa función el señor Camilo Wannenson, francés, quien firmó las Actas Nº 1 de nacimiento, matrimonio y defunción.49   Por decreto del gobernador interino Dermidio Galíndez se designó el 11 de diciembre de 1915 como juez titular del Distrito Pto. Bermejo a D. Miguel C. Valiente por un nuevo período, ante la finalización del Sr. Juan Pío Sosa. En 1920 fue elegido como juez de Paz y jefe de Registro Civil el señor Víctor Franchisena. Para cumplir el período 1925-26, la elección recayó en el señor Julio Argentino Ruiz, como juez de Paz y encargado del Registro Civil. En las elecciones de 1934 fue electo como juez de Paz titular el Sr. Jaime Torres y como suplente el Sr. Eduardo Rolón, representante del Partido Provincialista.   La elección de juez de Paz sufrió en Puerto Bermejo los mismos altibajos que la institución municipal. Entre 1916 y 1926, fue electiva; entre 1926 y 1933 por designación del gobierno y a partir de 1933, nuevamente por elecciones populares. Esta situación se mantuvo hasta 47  MAEDER, Ernesto, Memoria del Gbdor. Obligado, 1885: pp. 42-3. 48  GARCÍA, Analía Silvia, “El Territorio Nacional del Chaco durante el Gobierno Radical (1916-1930)”, Cuadernos de Geohistoria Regional Nº 14, Resistencia, IIGHI, 1986, p. 80. 49  En cuanto a este tema, hay algunas disidencias en la fecha de creación del Reg. civil. En el AHPCH figura en 1889 (AHPCH. Carp. Antec. Hist. de Pto. Bjo.: f. 3) y en 1893 (Fichas Antec. Pto. Bjo. 14). Esta última fecha la sostiene tb. el escritor Manuel Meza en “El Chaco Austral …” pp. 163-165. En tanto la Licenciada en Hist. Analía García (El Territorio Nacional del Chaco durante el gobierno radical; 1936-1930. Rcia., IIGHI, 1986. p. 80) señala como año de creación 1891. Hemos adoptado esta última postura como fecha de creación, pero de aplicación efectiva en 1893.

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1950. 4. Organismos de seguridad: Policía y Gendarmería 4.1.- Policía

La función de Policía en Puerto Bermejo la ejerció inicialmente un grupo del Regimiento 12 de Caballería de Línea que estableció allí su asiento. Como jefe se hallaba el coronel José María Uriburu y como 2º Jefe el Tte. Cnel. Celestino Pérez. Se retiraron hacia 1890, al levantarse la línea de fortines del Bermejo. En 1885 el gobernador Manuel Obligado organizó las instituciones del Chaco, comenzando por la Policía. La tarea esencial que les compete a los Comisarios de Policía del Dpto. es la seguridad de la población, diseminada en toda la superficie departamental. Para cumplir sus funciones debía costear los medios de movilidad (caballos) y todos los gastos de traslados. El personal de vigilantes también fue insuficiente: sólo tres para cada departamento.50 Como el Territorio Nacional del Chaco carecía de un código policial, el Gobernador Dónovan adoptó el que regía en Santa Fe.51   Para 1896 la policía de Pto. Bermejo cuenta con un comisario, un sargento, un cabo y tres gendarmes. Por nota del 22 de octubre de 1901 se comunicó el decreto que establecía la jurisdicción de la Comisaría, aunque recién adquiere esa categoría en 1909.52 El crecimiento acelerado de la población, debido al establecimiento de obrajes de maderas, requería el aumento de policías para garantizar el orden, teniendo en cuenta que los peones eran evadidos de la Justicia llegados desde provincias limítrofes y del Paraguay.53 Para organizar la institución policial en forma adecuada a la función que debía desempeñar, era necesario corregir las deficiencias. Reducido personal para una dilatada superficie de territorio y carente de los elementos imprescindibles: desde caballos y mulas para el traslado, hasta las bajas remuneraciones. Estas condiciones no son óptimas para atraer a las filas de la institución policial a las personas más idóneas. Este tema fue una constante en los informes de los gobernadores.   La presencia de cuatreros llevó a los hacendados y pobladores a pe50  MAEDER, Ernesto, Mem. Gbdor. Obligado, 1885: pp. 27-34 y 35, 217-8. 51  Ibid. pp. 74-75. 52  AHPCH. Libro Copiador Secretaría, Nº 15: f. 946- Libro Reg. nº 450. f. 111. 53  AHPCH, Libro Copiador Secretaría de Gobierno al Ministerio del Interior – feb. 1885 – feb. 1887. fs. 169 y 172.

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dir puestos policiales hasta en las zonas más apartadas. Para poner orden a conflictos que se habían suscitado con la policía, llegó a Puerto Bermejo el Inspector de Policía Sr. Rafael Montaña en 1916. Luego de la pacificación lograda, el nuevo jefe de Policía De los Santos fue una verdadera garantía de orden para el pueblo. Por traslado de este en diciembre de ese año, fue designado el señor Gascó Barberá. En 1920 continuaba acompañado por un subcomisario y nueve policías.   En el período 1925-26 se hallaba al frente de la policía el Comisario Alfonso Medrano Saavedra, con el oficial Luis A. Peña y ocho agentes. Por decreto del 21 de enero de 1926, el gobernador Centeno concedió autonomía funcional y administrativa a la Policía del Territorio. También otorgó a la Jefatura facultades para la designación, ascensos y baja del personal y disposición de fondos.54   En 1934 el Gobernador del Territorio resolvió que la Jefatura de policía del Dpto. Río Bermejo, a la cual pertenecía Pto. Beermejo, hiciera el control de guías y marcas del ganado procedente de los límites de la confluencia de los ríos Paraguay y Bermejo. Otra medida del Dr. Castells fue la designación de agentes de policía ad-honorem para el Territorio del Chaco. En el informe del Gob. Castells de 1935, Pto. Bermejo tenía la categoría de Subcomisaría, a cargo del Subcomisario Florencio Leyes.   Como un modo de mejorar el servicio policial, en 1943 se dieron una serie de disposiciones adecuadas para suplir la falta de un Estatuto. Se previene la acción delictual y se la reprime con oportunidad. Ante la carencia de partidas para atender gastos generales, se recurrió a la creación de Comisiones de Vecinos que actúan como COOPERADORAS POLICIALES, las que prestan gran colaboración a la Institución.55 4.2.- Gendarmería

El 5 de febrero de 1922, desde Bs. As. llegan a Resistencia el comandante del Cuerpo de Gendarmería Volante, Capitán Julián Sarráchaga y los oficiales Tte. Carlos Mambrun, Sub-Tte. Claudino Mareco y varios sargentos. Al día siguiente se hizo cargo del Cuerpo el comandante 54  TISSERA, Ramón, Calendario histórico del Chaco desde 1526 a 1976, Resistencia, Cultural Nordeste, 1977, p. 13. 55  AHPCH. Mem. del Cnel. Alberto Castro. Síntesis Labor Adm. Desarr. por el Gob. Chaco desde el 4 de jun. 1943. f. 149

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Saráchaga para iniciar la organización del mismo. El cuerpo de Gendarmería Volante tuvo como misión principal y excluyente la represión del mal vivir asentado en el territorio del Chaco. Aseguró tanto bienes y haciendas como la integridad física de los habitantes. Luego de su asiento en Resistencia, al año siguiente se distribuyeron efectivos a distintas localidades del Chaco, entre las que se cuenta Pto. Bermejo, para cumplir su servicio.   Por Ley 12367 del 29 de julio de 1938 se creó Gendarmería Nacional, con una base auténticamente institucional para dar su servicio a distintos lugares del país. El 17 de junio de 1939 llegan al Chaco los nuevos gendarmes para asegurar la tranquilidad del agricultor, del industrial, del comerciante, del empleado y todos los habitantes del Territorio con sus flias. Arribaron el comandante Scherer, el oficial V. Javier, el comandante (R) Ernesto I. Cooke y siete gendarmes.56 La Gendarmería Nacional depende del Ministerio de Guerra. Vino al Chaco con varios destacamentos, uno de los cuales se instaló en Pto. Beermejo. Su finalidad, además de colaborar con el orden público, tiene alcances sociales. Sus servicios médicos y odontológicos se hacían extensivos a las personas de escasos recursos de la zona. La Gendarmería Nacional tiene el carácter de policía federal: mantener el orden y la seguridad pública y el cumplimiento de las leyes de la Nación. Con dura tarea la Gendarmería Nacional pudo lograr el clima indispensable del trabajo que toda comunidad necesita. En la actualidad ya no enfrentan esa dura misión y gozan del reconocimiento y respeto de la población, entre las que se cuenta la de Pto. Bermejo. 5. Receptoría de Rentas, Aduana y Resguardo

En 1899 el Gob. Dónovan solicitó para Pto. Bermejo o Timbó la creación de una Receptoría, a fin de facilitar el comercio y desarrollo de ese puerto que constituye el “asiento principal de las autoridades de un Departamento en el Territorio de mi gobierno y situado frente a algunos pueblos de la vecina República del Paraguay”.   “Los vapores que hacen la carrera del Río Paraguay, tocan todos sin excepción en el mencionado Puerto pero no aceptan carga ni hacen transacciones comerciales por las trabas … Aduaneras …”57 56  El TERRITORIO, Miércoles 17 junio 1964: pp. 8-9. 57  AHPCH. Libro C.S.G. al Mtrio. del Int., I/889 – XI/891: pp. 50-51.

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Para la organización y percepción de la renta pública como la Patente de Comercio, por Decreto del 8 de febrero de 1890 el Gobernador designa una Comisión en el Dpto. Martínez de Hoz, integrada por los señores Miguel Rojas, Camilo Wannenson y Policarpo Román, y para proceder a la valuación depPatentes y distribución de boletos a partir de marzo. Remitirán a los Juris de Apelación un registro de las patentes y sus avaluaciones. Los Juris de Apelación por exceso de valuación en Pto. Bermejo se conformaron con el jefe político D. Miguel Rojas, D. José Pereira y D. José L. del Pino. En 1894 el gobernador Luzuriaga reclama la necesidad de aduanas, porque se practicaba el contrabando y se evadían los impuestos.   En 1900 lo recaudado por la Receptoría de Rentas del Puerto significó la segunda entrada para el territorio. En 1916, el Receptor de Aduanas de Pto. Bermejo Sr. Antonio Basso recibió el estímulo de los funcionarios de inspección que lo visitaron. En 1923 fue designado para ese cargo el Sr. José D. Oxilia y como vista contador lo acompañaba el Sr. Miguel Welsh Por el estado ruinoso de sus instalaciones, en 1939 se autorizó la construcción del edificio propio. El mismo fue construido en dos plantas, muy sólido y cómodo. V. Comunicaciones 1. La Navegación

Resueltas las dudas sobre la navegabilidad e importancia del río Bermejo, llegó a Pto. Bermejo la Comisión Científica que venía para hacer los estudios sobre la navegación del Río Bermejo, encabezada por el ingeniero Henry, quince soldados del Reg. 12 de Caballería y como guía el Tte. de Navío León Zorrilla, responsable de la expedición de 1899.58   La ley 5559 de Fomento de los Territorios Nacionales de 1908 autorizaba la adquisición de una escuadrilla para la navegación regular y el dragado de ríos que permitieran el desarrollo de la cuenca del Bermejo. Estas medidas condujeron a la inauguración del servicio de la navegación del río Bermejo, el 1 de julio de 1911.59 Los pobladores de ambas márgenes del río Bermejo se beneficiaron y se mostraron satisfechos 58  REPUBLICA ARGENTINA – MINISTERIO DEL INTERIOR, Memoria del Ministerio del Interior, año 1900. Memoria de la Gobernación del Chaco, Buenos Aires, Penit. Nacional, 1901. p. 127 y F. Antec. Hist.: f. 31. 59  Nota petitorio de la Com. Ofic. de Pto. Bjo. a las autoridades por cierre Navegación Bermejo (particular)

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por la regularidad de los vapores que transportaban su producción.   Puerto Bermejo se convirtió en asiento y cabecera de la Navegación del río Bermejo que realizaba el estado. Allí se instalaron grandes talleres mecánicos y de carpintería, en los que se construyeron y repararon las embarcaciones, además de un depósito de efectos navales. Pero dos factores esenciales incidieron en forma negativa en la vida de Pto. Bermejo tanto como asiento de la navegación como en el progreso y tranquilidad de sus habitantes: los desbordes de las aguas del río Paraguay y el desmoronamiento de sus costas. Estos dos fenómenos naturales castigaron al pueblo y fueron motivo de preocupación de las autoridades, y en especial de sus habitantes. Los pedidos de defensa a los organismos oficiales se sucedieron, así como el servicio continuo de la navegación del río Bermejo.60 Luego de ser suprimida en forma parcial Bermejo-Bqras. en 1939, diez años más tarde se levantó definitivamente la navegación oficial del río Bermejo. Con esa medida los pueblos y las colonias de ambas márgenes de ese río se hallaron aislados. El servicio regular de navegación por los ríos Paraná y Paraguay estuvo a cargo de empresas particulares como Mihanovich, Dodero y Gutniski, entre otras. 2. Correos y Telégrafo

En 1884 el Gral. Victorica dejó establecido el telégrafo en Pto. Bermejo. Diez años más tarde estaban unidas por el telégrafo las poblaciones de Pto. Bermejo, Gral. Vedia, Las Palmas, Resistencia y Barranqueras… Estas localidades también contaban con oficinas de correos que funcionaban anexadas. Los servicios fueron precarios e irregulares en el siglo XIX. En 1900 se mejoró el servicio postal a Puerto Bermejo. La Direción General designó un chofer para el transporte de correspondencia; un viaje semanal entre Bermejo y Resistencia, en combinación con los vapores de la carrera. El jefe de Correos de Bermejo, Porfirio Barreto, gestionó aumento de personal para mejorar el servicio que 60  En Asamblea Gral. de vecinos en la Municip. de P. Bjo., en set. de 1923, se designa 1º Com. integ. por Orlando A. Arca y Juan Mc Lean (Ex Gob. Chaco) para gestionar ante aut. nac. la constr. de obras de defensa. Como resultado, sólo el embarcadero, no defensa. La 2º Com. en 1939?? viajó a Bs. As. por la supresión parcial Navegac. encabezada por Eduardo Rolón, Baltasar Fernández, Vicente Pagano, Cándido Santos Otero y el Dr. Schraer. La 3º Com. formada por Carlos Seveso, E. Rolón, Abel E. Ogara y Orlando Arca (h) en 1949 y una 4º Com. en la déc. del 50 ante el definitivo levantamiento de la Navegac. del R. Bjo., integrada por Gumersindo Fernández, Lisandro Vázquez (de Pcia. Roca), Abel Ogara, Orlando Arca (h) y un represent. de la firma Dreyfus.

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prestaba en 1934. La falta de personal fue una constante, no obstante desarrolló normalmente sus servicios y reparto de correspondencia hasta 1950 con carteros eficientes como Antonio Paxon. 3. Primeros medios de transporte

Como ya lo señaláramos, los primeros medios de transporte fueron fluviales y Pto. Bermejo gozó siempre de esta vía de comunicación. Pero como medios terrestres para transportar rollizos hasta el embarcadero se utilizaron carros alzaprimas. Otros medios de transporte fueron el cachapé o carro de cuatro ruedas y el caballo o mula, que podía atravesar esos terrenos bajos y fangosos. 4. Progresos viales y transporte automotor

En el siglo XIX, uno de los problemas más importantes que debieron resolver los gobiernos del Chaco fue el de las comunicaciones. Sólo se contaba con la vía fluvial. Los caminos terrestres no contaban con puentes ni balsas que cruzaran los numerosos ríos y arroyos. En el interior se carecía de caminos; los que habían eran senderos que el tránsito dejaba y picadas en los bosques, abiertos por la acción particular. La comunicación vial fue preocupación constante del gobernador Luzuriaga. Puentes construidos sobre todos los ríos, como el Huajó que unía Gral. Vedia con Puerto Bermejo.61   Entre 1927 y 1928 se construyó el camino de Resistencia a Gral. Vedia y de esta a Puerto Bermejo. Con la creación de la Dirección Nacional de Vialidad en 1937 se activó la construcción de una red caminera nacional, como la Ruta 11 que une Bs. As. con Formosa y todas las ciudades y pueblos intermedios. Los caminos secundarios que entran a los pueblos, como la bifurcación a Pto.Bermejo, quedaron a cargo del Sr. Ricardo Baistrochii por licitación. La existencia de una red vial permitió el establecimiento de servicios de automotores de transporte de pasajeros. A partir de 1940 la Empresa UNION comenzó un servicio de transporte de pasajeros desde Resistencia a Puerto Bermejo, pasando por las localidades de Margarita Belén, Las Palmas y Gral. Vedia; con dos salidas diarias, una por la mañana y otra por la tarde. 5. Aeródromo y teléfonos 5.1. Aeródromo 61  MAEDER, Ernesto, Mem. … Mem. Gbdor. Luzuriaga, 1895: p. 208

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En 1927 se inauguró el Aeródromo de Pto. Bermejo, ubicado en el barrio sur. Si bien no se estableció un servicio regular, fue un medio más rápido de viajar en pequeños aviones que ofrecían sus servicios particulares a modo de taxis aéreos. 5.2. Teléfonos

El primer servicio de teléfonos lo instaló la Cía. Noruego-Argentina en la década del veinte, a través de equipos Telefunken que conectaban a los ejecutivos de la empresa, dentro de un radio limitado. El servicio de teléfonos a todo el pueblo llegó en 1942. En una importante obra que conectó a la región norte se unieron tres empresas. Puerto Bermejo se une al sistema la Cía. Unión Telefónica del Río de la Plata. La inauguración coincidió con la presencia del presidente de la República Dr. Castillo en la capital de Formosa, quien inició la comunicación con la Casa Rosada. La línea alcanzó un total de 1367 km.62 VI. Aspecto cultural y religioso 1. Primera Escuela Mixta de Puerto Bermejo y segunda del Chaco

De acuerdo con lo establecido por la Ley 1420 de Educación Común, en 1885 se creó en el Chaco la segunda escuela primaria en Puerto Bermejo.63 Era de carácter infantil (1º y 2º grados). Se la estableció en una habitación construida por el Regimiento 12 de Caballería de Línea y atendía a sesenta niños de ambos sexos. Su primera directora fue la señora Cecilia B. de Serens y su vicedirector el señor Julio Serens. Concluido el local para la capilla en 1893, la escuela funcionó allí; ejerció como directora la señora María L. C. de Aguirre y como docente Eva M. Zolezzi, las que continuaron hasta 1905. En ese año se creó la Escuela Nº 18 de varones y la mixta pasó a ser Nº 19 de niñas. Esta última tuvo su nueva sede en la Sociedad de Beneficencia Escolar, fundada por su directora María E. Gómez. Esa entidad benéfica veló por el bienestar de sus alumnas, las que en 1916 recibieron trajes para celebrar con dignidad el centenario de nuestra Independencia. La Escuela de Niñas funcionó hasta principios de la década del veinte. Luego se fusionó –por razones de local y mejor servicio– y su personal se integró a la Escuela Nº 18, la que pasó al carácter de mixta y con 62  ESTAMPA CHAQUEÑA, Sábado 12-19 septiembre 1942, año XIII, nºs. 627-8, p. 1. 63  De POMPERT de VALENZUELA, María Cristina, La educación primaria en el Chaco (1872-1920), Resistencia, IIGHI, 1982. p. 113.

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categoría superior, es decir, funcionaba hasta sexto grado. 2. Creación de la Escuela Nº 18 de varones (1905)

El notable crecimiento de la población infantil de Pto. Bermejo mostró la necesidad de crear un nuevo centro educacional. Por gestiones del comisionado rscolar don Avelino Rodríguez, el Consejo Nacional de Educación creó la Escuela Nº 18 por Resolución del 19 de enero de 1905.64 Fue designado como Director el docente Alicio F. Gauna y como maestro Carlos Antinori. Surgió como escuela infantil de varones, con una inscripción de 72 alumnos. Por Expte. Nº 1253 de 1910, el C.N.E. la declaró escuela elemental (hasta 4º g.). Contaba ya con 150 alumnos y había recibido la visita del Inspector de Zona Sr. Abraham Mendieta.   En 1916 ambas escuelas celebraron con entusiasmo el 106 aniversario de la Revolución de Mayo y el centenario de la Independencia Nacional. Para la Fiesta del Árbol, el 3 de setiembre, pronunció una conferencia el ingeniero agrónomo Alberto Muello. En estos meses recibieron la segunda visita de inspección, la del Sr. Lucas S. Aballay.   Por Decreto del 11 de octubre de 1930 se destinó al C.N.E. el solar b, manzana 37 del pueblo para ser ocupado por la Escuela 18. El gobernador Castells informó sobre el estado deficiente del edificio escolar y la necesidad de edificio propio y mobiliario adecuado. Esta escuela fue denominada “MIGUEL MARTINEZ DE HOZ” en homenaje al coronel que muriera heroicamente en la isla Andaí (Dpto. Bermejo), durante la guerra con el Paraguay en 1868.65 En 1934 la Insp. Sec. de Escuelas del Chaco informó que la Escuela 18 contaba con una biblioteca de 605 títulos. En cuanto a la Cooperadora Escolar, desarrolló una eficaz acción. En la Escuela 18 los fondos se obtuvieron con cuotas, donaciones y contribución del personal docente y fueron destinados a proporcionar alimentos, ropas, calzados y útiles escolares.   La Comisión Nacional de Ayuda Escolar creó comedores escolares para el Territorio Nacional del Chaco. Entre las escuelas favorecidas con esta ayuda en 1939 se contó la Escuela Nº 18 de Pto. Bermejo. 64  Iniciada su actividad, la nueva escuela debió trasladarse al paraje “El Campamento”, a 5 km., por la gran inundación que sufriera el pueblo. Las clases se dictaron en un galpón hasta agosto. Normalizada la situación, se volvió a la Capilla-Escuela.- AHPCH- Carp. Antec. Hist. Pueblos …, f. 3 65  TISSERA, Ramón. op. cit. p. 74.

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En 1940 el local alquilado de la escuela 18 se hallaba en peligro de ser arrasado por las aguas. El Pte. del Concejo Municipal se dirigió en términos afligidos al C.N.E., solicitando el edificio propio y cuyo proyecto ya fuera aprobado por Expte. 19240/1936. Ante ese peligro, las clases se dictaron en la iglesia y en la municipalidad. El edificio propio recién se concretó en 1948. El gobernador del Chaco, Dr. Antenor Farías, informó que los edificios escolares encarados por el Gobierno Nacional a través de la Dirección de Arquitectura Escolar eran amplios, cómodos e higiénicos. Se había dado término a la construcción de las nueve primeras escuelas del Chaco, entre las que se hallaba la Escuela Nº 18 de Puerto Bermejo.   La Asociación del Magisterio de Puerto Bermejo iniciada en 1923 periódicamente realizaba reuniones de perfeccionamiento; invitaba a los maestros a dar charlas educativas. En 1945 la docente María Amelia Britt, habló sobre el tema “Aplicación de los tests mentales en la escuela primaria”.66 En 1948 se nuclearon para escuchar a los representantes que asistieron a un Congreso de Docentes, Sres. Santiago Airaldi y Salvador Roffé; también se hallaba presente el Supervisor de Escuelas, Sr. Jesús Cordero.   El personal docente de la escuela provino en su mayoría de la provincia de Corrientes. En Puerto Bermejo formaban su hogar y se radicaban gran número de maestras. Otro grupo llegó desde Buenos Aires. Estas docentes trajeron al pueblo, las innovaciones educativas que cada verano estudiaban para aplicarlas en el nuevo ciclo lectivo. Así llegó a la enseñanza en la Esc. 18, el trabajo por equipo, el teatro infantil, el de sombras, el de títeres; la formación de coros y banda rítmica, aunque no se contaba con maestro de música en la escuela. Las docentes se destacaron por su incansable quehacer en beneficio de una mejor educación. La aplicación del sistema del libro abierto, del tema semanal ilustrado y la adquisición de un mimeógrafo para el periódico escolar fueron algunas de las iniciativas que han requerido esfuerzo y trabajo conjunto para lograrlo.   La Escuela Nº 18 de Puerto Bermejo gozó de un gran prestigio y fue considerada “… una de las escuelas más importantes del interior del Chaco, que cuenta con un promedio de 650 alumnos y un personal com66  BRITTO de BENINATI, María Amelia.- Rcia., 15 de abril de 1989

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petente y selecto…”.67 Visitaron la escuela en la década del cuarenta, el Inspector Seccional señor José María Matta y los Inspectores de Zona, señores Rafael Nibeyro, Armando Solari Etcheverry, Adam Canessa, Carlos Corsi (Religión), Jesús Cordero y Adolfo Ratier. 3. Otros centros educacionales

A partir de la segunda década del siglo XX se crearon nuevas escuelas en el ejido urbano y rural de Puerto Bermejo. En 1914 se creó la Escuela Nº 52 del paraje “El Campamento”.68 Fue designada como directora la docente Celia Gómez de Fierro. También ejerció allí el señor Raimundo Badaró.69 En 1920 ya funcionaba la escuela del Paraje “La Posta”, bajo la dirección de Raúl Aragón Neira. También ejercieron allí los esposos Osiris Fernández y María Lidia Calvo de Fernández.   A principios de 1930 se hizo la apertura –en el barrio sur– de la Escuela Nº 5 “Nuevo Tipo”, de carácter agrícola, en la que ejerció el agrónomo Ludovico Campias. Esta experiencia fue breve, porque en 1934 funcionó allí la Escuela común Nº 241. Estuvo a cargo de la dirección el señor Luis Bernabey; también los docentes Santiago Airaldi y Antonio Repáraz.   En el paraje “La Riconada” se creó una escuela común, en la que ejerció el señor Serafín Villafañe.   La Escuela Nº 299 también funcionó en el pueblo bajo la dirección del señor Carlos Jellusich y las docentes Rosa Matoso, Julia Kairuz y Ana María Yaconsick hasta el año 1950, fecha de terminación de este trabajo.70 4. Bibliotecas – Periódicos –Espectáculos – Fotografía 4.1. Bibliotecas

Puerto Bermejo contó desde temprano con una Biblioteca Popular, que ofrecía un nutrido caudal bibliográfico. A ella asistían niños, jóvenes y adultos en busca de la lectura de su preferencia o necesidad. En 1920 presidió la Comisión Directiva el señor Lamberto Plancker y como secretario el señor Alicio F. Gauna. También contaron con bibliotecas, la Escuela Nº 18, el Centro Cultural “Juventud Unida” y el 67  68  69  70

CHACO. Álb. Gráf. Descrip., 1935. p. 195. MEDINA, Omar L. M. (Ex-Insp. de Zona de Pto. Bjo.)- Rcia., 20 de abril de 1989. OGARA de SUBURU, Luisa.- Rcia., 18 de abril de 1989. OGARA, Raquel.- Rcia., 19e abril de 1989.

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Centro Paraguayo. 4.2. Periódicos

El pueblo también tuvo dos periódicos: El Debate, que salía semanalmente ya en 1918, y El Silbido, que editaba quincenalmente su editor, el farmacéutico Américo Stegagnini, en la década del treinta. 4.3. Espectáculos

En la década del veinte la población de Pto. Bermejo contó con un cinematógrafo del señor Cecilio Gómez. En la del treinta con el cine San Martín de Teodomiro Blanco y el Cine Empresa J. E. Pazo; en la del cuarenta, el cine Ideal de Ángela N. de Quírico (MORO, 1920: p. 90; 1935-36: p. 215; LVCH. Sáb. 20 may. 1939: p. 3).   También se formó un grupo de Teatro Vocacional, dirigido por los esposos Erminda Loureiro y Pedro Serantes, quienes pusieron en escena importantes obras de la literatura universal y argentina. Lo recaudado en las representaciones era destinado para obras de beneficiencia. Los actores en su mayoría, pertenecían a la docencia bermejeña. 4.4. Fotografía

En cuanto a la fotografía, ya en 1920 trabajaba con su estudio D. Cecilio Bullón, quien cubrió con su servicio hasta 1950. También se instaló en la década del veinte Foto Paredes. 5. Instituciones Sociales

Las actividades sociales en Pto. Bermejo se fueron desarrollando con el crecimiento de la población y de su actividad económica. La sociedad bermejeña tenía –en su mayoría– el aporte de sangre española criolla de origen correntino y paraguaya; italiana, francesa y alemana. El pueblo contaba en la década del veinte con profesionales, técnicos, docentes, desarrollo de todos los oficios, empleados y jefes de reparticiones oficiales e industrias privadas y comerciantes.   El inmigrante alemán D. Pablo Slunz, creó el Club BELVEDERE, el que se convirtió en el centro de la sociedad bermejeña. A este siguieron otros lugares recreativos y danzantes como el de Juan Vizcaíno y el de Teodomiro Blanco. Estos congregaban a jóvenes de otras localidades cercanas y del Paraguay para asistir a las veladas danzantes con orquestas de la capital. Aquí se originó el CLUB SOCIAL de Pto. Bermejo, el que contó con local propio en el cuarenta. 91


El 20 de junio de 1938 nació el CLUB SOCIAL Y DEPORTIVO INDEPENDIENTE, el cual alternaba su aspecto social –muy activo y variado– con el deportivo a través de un equipo de fútbol y otro de básquet.71 A fines de la década del cuarenta se fundó el CLUB SOCIAL Y DEPORTIVO SAN MARTÍN, el que también ofrecía actividad social y deportiva a través de un equipo de básquet.   Pese a su heterogeneidad, hubo un rasgo que caracterizó a la sociedad bermejeña: el ser abierta, activa, unida y hospitalaria. Por su condición de puerto, recibía visitantes en forma permanente. Unos como lugar de tránsito, otros de corta permanencia y los que llegaron para establecerse. Entre éstos, los docentes llegados desde Corrientes o de Buenos Aires y que se constituyeron en ejemplo permanente para la niñez y la juventud del pueblo. Ejemplo por la calidad de la enseñanza y formación en la escuela, así como miembros de la sociedad, participantes de toda iniciativa y actividad cultural.72 6. Actividades deportivas

Para fines de la segunda década del siglo XX, Puerto Bermejo ya contaba con el TIRO FEDERAL. En 1920 ejercía la presidencia de la Comisión, el Comisario V. Gascó Barbera. Se lo dotó de un edificio cómodo y seguro, en cuyo frente se leía “AQUÍ SE APRENDE A DEFENDER LA PATRIA”. Allí practicaron no sólo los caballeros, sino también las damas de la sociedad bermejeña. Se organizaron frecuentes concursos de tiros con la participación de aficionados locales y de otros lugares cercanos.   En el centro del pueblo,se estableció el LAW TENNIS CLUB BERMEJO, en el que aprendieron este deporte todos los jóvenes del pueblo. Con el tiempo se convirtió en un activo lugar de encuentro social y deportivo. También en este período se fundaron clubes de fútbol como el ATLETIC BERMEJO FOOT BALL CLUB y el ANTONIANOS FOOT BALL CLUB. Queda así demostrado que los deportes preferidos de la época fueron el tenis y el fútbol, los que contribuyeron a ofrecer momentos de esparcimiento a quienes los practicaban y al público que se daba cita para seguir de cerca los torneos deportivos. 71  FERNANDEZ de QUINTEROS.- Rcia., 8 de abril de 1989 72  ARCA de OGARA, Nelly Mabel.- Rcia., 22 de abril de 1989

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En las décadas siguientes surgieron nuevos clubes que incorporaron la modalidad de sociales y deportivos. Con ellos nacen los equipos de fútbol y básquet INDEPENDIENTE y el básquet CLUB SAN MARTÍN. El Club Social contaba con una cancha de tenis, en la que se formaron equipos que participaron en torneos amistosos en Las Palmas y Pilar -Paraguay. 7. Práctica Religiosa

A la primera formación poblacional de criollos e italianos se sumó en Puerto Bermejo el aporte demográfico de España en las primeras décadas del siglo XX. Constituyeron allí sus familias, cimentadas en los principios morales y religiosos de la Iglesia Católica Apostólica Romana. En 1886 y ante la necesidad de contar con una capilla, los vecinos promovieron una comisión pro-construcción. La misma se concretó por Dto. del 1/5/889 del Gobernador Dónovan, la que quedó integrada por los señores Carlos Evrat, Carlos Campias, José del Pino, José María Pereyra y Camilo Wannenson. Esta comisión recolectó los fondos. Entre los principales contribuyentes se contaron el Cnel. Uriburu y el Tte. Cnel. C. Pérez (Jefe y Sub-Jefe del Regimiento 12 de Caballería de Línea), que tuvieron a su cargo la fabricación de ladrillos. El Sr. Campias y otros obrajeros contribuyeron con el maderamen y la Sra. V. Pereyra con la carpintería. Los gastos de mano de obra se cubrieron con las donaciones y el aporte de la Gobernación. A fines de 1892 se inauguró la capilla. Asistieron a la ceremonia el Gobernador Dónovan con su esposa, Jefes y Oficiales del Regimiento 12 y todo el pueblo. El edificio de esa capilla siempre perteneció al pueblo. La curia eclesiástica tenía derecho de ocupación para los oficios religiosos. En él funcionaba la escuela, la que debía suspender sus actividades para los actos litúrgicos. Puerto Bermejo nunca contó con un sacerdote estable. En 1895 atendió los servicios el Capellán de la Gobernación. En 1901, dependía de la parroquia San Fernando a cargo del P. Emiliano Capella, quien en ese año realizó una misión administrando bautismos y matrimonios de colonos.73 En 1915 fue atendida por el Capellán de Las Palmas, el P. Guernacini, quien en su informe hizo notar al Obispo Boneo la necesidad de asistencia espiritual del pueblo. También que era indispensable 73  GOICOECHEA, Helga Nilda, “La Iglesia en Resistencia; historia de la parroquia San Fernando”, En: Folia Histórica del Nordeste, Rcia., (Arg), Nº 3, 1978.

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que la capilla volviera a su destino de fundación y que la escuela se trasladara a otro edificio más adecuado.74 El 2 de agosto de 1934 Pto. Bermejo recibió la primera visita pastoral, la de Monseñor Fasolino, Obispo de Santa Fe. Su presencia congregó a pobladores de localidades vecinas y hasta el Paraguay. El santuario desbordó su capacidad. Las distintas ceremonias fueron seguidas con fe y recogimiento. Fue agasajado con una recepción ofrecida por la Acción Católica y autoridades locales. Ofreció la demostración la docente y presidente de la Acción Católica Sra. Mercedes M. de Gauna; el señor Obispo agradeció.   En 1935 la atención religiosa en la Gobernación del Territorio fue organizada en parroquias y viceparroquias. Puerto Bermejo.pasó a depender de la viceparroquia de Las Palmas. Dos años más tarde el pueblo recibió la segunda visita pastoral, la del Obispo Auxiliar de Chaco y Formosa, Monseñor De Carlo. Fue recibido por las autoridades, miembros de las comisiones católicas y de un numeroso público. Realizó oficios religiosos, bautismos, confirmaciones. Fue agasajado con un banquete. La festividad de la Santísima Virgen del Rosario, patrona del pueblo, se celebra en el mes de octubre, en día domingo, de acuerdo con la disponibilidad del sacerdote de Las Palmas. Recién por decreto 3341 del 27 de diciembre de 1960 se estableció como Fiesta Patronal el día 7 de octubre.   En cuanto a la práctica de otros cultos en Puerto Bermejo, si bien hubo un buen número de alemanes y noruegos de extracción protestante, no practicaron su religión de un modo visible o manifiesto. De ello se infiere que tampoco contaron con un templo. En cambio el Católico Apostólico Romano, con la formación de la Acción Católica presidida por la docente Mercedes M. de Gauna y en 1946 el Círculo de Jóvenes de Acción Católica presidida por la docente María A. Britto, ha hecho una obra meritoria en el pueblo. No sólo en la formación catequística y preparación espiritual sino además en la preparación de talleres de barrios y en la ayuda solidaria a los damnificados por las inundaciones. 7.1. Sociedad de Beneficencia

La Sociedad de Beneficencia fue fundada en Pto. Bermejo el 8 de 74  ARCH. ARQUID. RCIA. Carp. Las Palmas, I.

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noviembre de 1910. La Comisión Directiva estaba formada por damas de la sociedad bermejeña. Tenía como misión propender a la ayuda y mejoramiento de la salud y bienes de sus habitantes. En 1937, merced a la colaboración de esta sociedad, se creó la Sala de Primeros Auxilios del pueblo y con ello surgió la formación de la Cruz Roja. VII. Servicios 1. Salud

El servicio de salud se fue regularizando gradualmente en Pto. Bermejo. En 1909 el médico de las Obras del Río Bermejo, Dr. Carlos Brackebusch, ofreció sus servicios profesionales gratuitos para vacunar a los niños ante casos de viruela. Para ello el juez de Paz Eduardo Arrieta solicitó al gobernador Gregorio López autorización y el material necesario. La atención obstétrica estuvo a cargo de la Srta. Teresa Lollini, quien en 1914 fue autorizada a ejercerla. El Dpto. de Higiene envió en 1915 un botiquín para Pto. Bermejo. Unos años más tarde ya se contaba con las farmacias Arca y Santos y José Fernández Córdoba. El Dr. Félix Cristóbal –dentista cirujano, hijo del pueblo– abrió una clínica dental en el año 1921. A la atención médica del Dr. Brackebusch, se agregaron los doctores José López Mosquera y José Costa Colom en la década del veinte. En 1935 el pueblo contaba con los servicios de la farmacia Bristol de Américo Estegagnini y de los médicos doctores José Pascucci y Mini Haimoff.   El crecimiento de la población de Pto. Bjo., que en la década del cuarenta alcanzó su máximo caudal demográfico, despertó el interés de los profesionales médicos jóvenes que venían a radicarse.75 Se establecieron además en forma sucesiva hasta 1950 los doctores Leguía, Sliman, Ugetti, Schraer, Roberto Gatti y Rafael Roldán. La atención médica particular fue siempre eficiente y esmerada y debió subsanar la falta de un puesto sanitario en la localidad, ante brotes epidémicos y enfermedades endémicas. En estos casos la Municipalidad solicitaba a las autoridades el envío de vacunas, las que eran aplicadas por los médicos desinteresadamente. A partir de 1937 el pueblo contó con la Sala de Primeros Auxilios. Fue su primer Director el Dr. Schraer y lo 75  En 1940 P. Bjo. contaba con una importante población que se calculó de 4240 hab. en el radio urbano y 8000 h. en la zona rural, lo que hizo un total de 12240 hab. de todo el ejido.- El Chaco de 1940. op.cit., p. 160

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sucedió el Dr. Gatti. Allí se formaron las jóvenes del pueblo en la atención a los enfermos; aplicación de inyecciones, vacunas y todo lo que hace a los primeros auxilios. 2. Usina Eléctrica

El señor Pedro Fornoni instaló una usina eléctrica en la década del treinta, en el mismo local en el que funcionaba la desmotadora. Si bien Puerto Bermejo ya había contado con luz eléctrica en el sector de la fábrica de tanino, ahora el suministro de este servicio se extendía a todo el pueblo y al alumbrado público. En 1936 la Usina Eléctrica tenía un capital invertido de $ 51.066,07, una producción de 36.008 kwh y 102 consumidores. Los servicios funcionaron hasta la década del cuarenta, en que se convirtió en Cooperativa de Luz Eléctrica con acciones compradas por todos los pobladores. 3. Agencia de Vapores

Los servicios de navegación dieron origen a las agencias de vapores. En 1920 estaban atendidas por Francisco Ogara y Luis Morales. Este último hacia 1925 continuaba atendiendo los servicios de la empresa Mihanovich, pero en las décadas del treinta y cuarenta esta agencia estuvo a cargo del señor Miguel Welsh primero y del señor Juan Gorleri después.   Los servicios de las empresas La Rosarina y B. Lottero Hnos. fueron atendidos por Arca y Santos. Más adelante y hasta 1950 se estableció la Agencia Marítima a cargo del señor Abel Enrique Ogara, quien atendía los servicios de la Empresa Gutniski, de Corrientes y los barcos que hacían el transporte de pasajeros al Paraguay, entre otros.76 VIII. Conclusiones   El lugar de la fundación del pueblo fue elegido por encontrarse en una lomada y cercano a la desembocadura del río Bermejo, principal escenario de la Gran Campaña del Chaco de 1884, dirigida por el Ministro de Guerra y Marina General Benjamín Victorica. Con esto se iniciaba el cumplimiento del objetivo del gobierno nacional; reconocer y ocupar definitivamente el Norte argentino, convertir a los aborígenes y lograr un camino comercial por vía terrestre y fluvial que uniera las 76  OGARA, Delia Yolanda.- Rcia., 24 de abril de 1989.

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provincias del norte, noroeste y Bolivia. El primer paso fue el asentamiento en el paraje Timbó, sobre la margen derecha del Río Paraguay, como base de operaciones. Allí se originó el pueblo que Victorica llamó Puerto Bermejo. La actividad ganadera generó su conformación inicial con pobladores llegados de Corrientes y del Paraguay. Entre las concesiones particulares, conforme a la Ley 817, el Gobierno Nacional adjudicó con fecha 19 de junio de 1887 a Rodolfo Taurel 80.000 hectáreas de tierra en el Chaco para colonizar. De ellas se extrajo una superficie de 10.000 ha para la formación de una colonia nacional. Por decreto del 10 de marzo de1888 se creó oficialmente el pueblo de puerto Bermejo y se le asignaron límites, los que fueron modificados por decreto del 19 de enero de 1889, no en su superficie sino en su perímetro. La primera mensura data del 4 de diciembre de 1884 y estuvo a cargo del ingeniero militar Coronel Francisco Host, la que quedó inconclusa. En 1888 fue designado el ingeniero Melitón González, quien dejó un plano inconcluso de la planta urbana. La mensura definitiva se llevó a cabo entre 1903 y 1904. Estuvo a cargo del ingeniero Eduardo Martínez, quien dejó mensuradas las plantas urbana y rural de Puerto Bermejo e hizo la distribución de lotes a los pobladores de todo el ejido. La aprobación se produjo el 15 de julio de 1905. Los lotes urbanos como las chacras fueron divididos en base al plano tipo, en regulares los internos e irregulares los que bordean los ríos. En la nómina de los adjudicatarios se hallan los datos de lotes, fecha de adjudicación, los primeros que los poblaron, organismo que otorgó el título, tipo de construcciones, valuaciones y observaciones. La explotación forestal fue la primera fuente económica. El puerto se convirtió en un factor esencial para la salida de la materia prima de la zona de influencia; sólo existía la vía fluvial. La agricultura fue prácticamente de consumo y la producción ganadera llegó a ser en gran escala. Puerto Bermejo desarrolló un importante comercio que abasteció las localidades vecinas, la costa del Bermejo y a poblaciones del Paraguay. La industria fue consecuencia de la materia prima de la zona; extracto de quebracho, fábrica de cabos, desmotadoras, fábrica de ladrillos y otras menores.   Con la fundación del pueblo surgieron las primeras instituciones: la Sub-Prefectura, el puerto y el telégrafo. El Gobierno Municipal fue inestable hasta 1916. Entre 1916 y 1926 fue de Municipalidad electiva; entre 1926 y 1933, de Comisión de Fomento y a partir de 1934 97


hasta 1950 nuevamente Concejo Municipal. La Policía y el Juzgado de Paz fueron los primeros organismos establecidos por el Gobernador Obligado; luego el Registro Civil, que funcionó con el Juzgado de Paz. La Gendarmería Nacional hasta 1940, llegó con el carácter de policía federal. La Receptoría de Aduanas llenó una necesidad que el puerto imponía y significó una fuente de entrada para el territorio. Puerto Bermejo fue asiento de la navegación oficial del Río Bermejo que funcionó entre 1911 y 1949. Dos factores negativos llevaron a su fin: los desbordes del río Paraguay y la erosión de sus costas. El servicio regular de los ríos Paraná-Paraguay estuvo a cargo de empresas particulares. El progreso vial llegó con la creación de Vialidad Nacional, y con la ruta, el establecimiento de servicios de transportes de pasajeros y carga. Contó con correos y telégrafo, aeródromo y teléfono.   El desarrollo cultural fue importante: escuelas con docentes responsables y activos; bibliotecas, centros culturales, cine y teatro vocacional y periódicos. Tuvo gran actividad social y deportiva. La única práctica religiosa fue la Católica Apostólica Romana, que generó instituciones benéficas y de bien común. Los servicios de salud se fueron estableciendo en forma sucesiva. Buen equipo médico, farmacias, clínica dental, Sala de Primeros Auxilios. El servicio eléctrico fue primero privado y luego cooperativo.   Luego de esta síntesis histórica podemos concluir que es el pueblo más antiguo del interior del Chaco; que ocupó un lugar preponderante en la historia provincial por su pujanza y su compromiso social. Y hoy por causas naturales ha sido castigado y desplazado geográficamente.

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Bibliografía consultada I- Fuentes Documentales • ARCA, Orlando (h).- Reseña de Puerto Bermejo. • ARCHIVO ARQUIDIOSESANO RESISTENCIA.- Carpeta Las Palmas, I • ARCHIVO HISTORICO DE LA PROVINCIA DEL CHACO.- Carpeta Antecedentes Históricos de Pueblos, Nº 7, Puerto Bermejo. • Copiador Secretaría de Gobierno, feb./885 – feb./887 • Expedientes sobre Puerto Bermejo – 1892/1900 • Fichas de antecedentes históricos de pueblos del Chaco; Puerto Bermejo. Con datos de Copiadores de la Secretaría de Gobierno. • Libro Copiador Secretaría de Gobierno al Ministerio del Interior – I 1889 – XI 1891 • Libro Copiador Secretaría, Nº 15 • Libro Decretos sobre Municipalidades y Comisiones de fomento. 18841946 • Libro Registro Nº 452 • Memoria del Coronel Alberto Castro. Síntesis Labor administrativa desarrollada por el Gobierno del Chaco desde el 4 de junio de 1943 • Memoria del Gobernador Luzuriaga, 1894 • Registro Territorial. Decretos abr. 1914 – jun. 1917 • Síntesis de la Memoria de Gobernadores, 1948 • INSTITUTO DE COLONIZACION – DIRECCION GENERAL DE TIERRAS – Archivo de Mensuras. Antecedentes de mensura de Colonia Gral. Vedia y concesión Rodolfo Laurel. Expte. Nº 2785/894 • Primera mensura definitiva de Puerto Bermejo. Expte. Nº 65/1903-1904. • Subdivisión de la plaza y ampliación del ejido de Puerto Bermejo – Exptes. 4765/T/1926 y 298/1941 • INSTITUTO PROVINCIAL DE DESARROLLO URBANO Y VIVIENDA.- Informe preliminar sobre el nuevo pueblo de Puerto Bermejo. • MAEDER, Ernesto.- Memorias del Territorio Nacional del Chaco (18851899). Resistencia, Instituto de Historia, 1985. 309 pp • REPUBLICA ARGENTINA – MINISTERIO DEL INTERIOR. Gobernación del Chaco. Memorias del Gobernador del Chaco, Dr. José C. Castells, años 1934, 1935 y 1936. Resistencia, Moro, 1926-1937. 3 t.

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• Memoria del Ministerio del Interior, año 1900. Memoria de la Gobernación del Chaco. Bs. As., Penit. Nacional, 1901. t. 3, 454 pp. • Registro Nacional. Ley de Inmigración y Colonización, 1876 • Decreto de creación del pueblo Puerto Bermejo, 1888 • VICTORICA, Benjamín.- Campaña del Chaco. Informe de la expedición llevada a cabo bajo el comando inmediato del exmo. Ministro de Guerra y Marina General Dr. D. Benjamín Victorica. Bs. As., Emp. Europea, 1885. 791 pp. II- Fuentes Bibliográficas • BRUNIARD, Enrique D.- El Gran Chaco Argentino. (En: Geográfica, Resistencia, Nº 4, 1975-78, 259 pp.) • BUNSTORF, Jürgen.- El papel de la industria taninera y de la economía agropecuaria en la ocupación del espacio chaqueño. (En: Folia Histórica del Nordeste, Nº 5, Ctes., UNNE-IIGHI, 1982. pp. 7-59 • CARCANO, Miguel Angel.- Evolución histórica del régimen de la tierra pública; 1810-1916. Con un apéndice sobre la legislación de tierras públicas nacionales y el régimen legal vigente en las nuevas provincias (1950-1970) por María Susana Taborda Caro. 3ª ed. Bs. As., Eudeba, 1972. 459 pp. • CHACO – Album Gráfico Descriptivo. Bs. As., Cía. Impresora, 1935. 239 pp. • El CHACO de 1940. Publicación de la Comisión Organizadora de la Gran Exposición del Territorio Nacional del Chaco en la Capital Federal. Noviembre de 1940 – Marzo de 1941. • FLORIA, Carlos A. y García Belsunce, César.- Historia de los argentinos. Bs. As., Kapelusz, 1984. 452 pp t. 2 • GARCÍA, Analía Silvia.- El Territorio Nacional del Chaco durante el Gobierno Radical (1916-1930). Resistencia, IIGHI, 1986 (Cuad. Geohist. Nº 14) 87 pp. • GOICOCHEA, Helga Nilda. La Iglesia en Resistencia; historia de la parroquia San Fernando (En: Folia Histórica del Nordeste, Rcia., (Arg), Nº 3, 1978) • GONZÁLEZ, Melitón.- El Gran Chaco Argentino. Bs. As., Cía. Sudamericana de Billetes de Banco, 1890. 214 pp. • GOMEZ, Hernán.- Historia del territorio Nacional del Chaco. Bs. As., S. Pablo, 1939. 159 pp. • MAEDER, Ernesto.- Historia del Chaco y sus pueblos. En: Academia Nacional de la Historia – Historia Contemporánea; 1862-1930. Historia de las provincias y sus pueblos; 2ª sec. Bs. As., El Ateneo, 1967; cap. xvii. 100


• MEZA, Manuel.- El Chaco Austral y sus primeras poblaciones; histórico documental. Pról. del Prof. Eldo S. Morresi. Santa Fe, Castellvi, 1972. 262 pp • Historia de la localidad de Puerto Bermejo, desde su fundación hasta el presente. Folleto en conmemoración del 85º de su fundación. Rcia., Moro, 1969. p. 7 • MIRANDA, Guido.- Tres ciclos chaqueños: crónica histórica regional. Resistencia, Norte Argentino, 1955. 314 pp. • MORO, Juan.- Guía del Chaco, 1920; 1925-26; 1935-36. Rcia., Moro, 19201936 • MUELLO, Alberto Carlos. Geografía económica del Chaco y Formosa. Pról. Ing. Agrón. Pedro Marotta. Bs. As., Lib. HispanoAmericana, 1926. 198 pp. • De POMPERT de VALENZUELA, María Cristina. La educación primaria en el Chaco (1872-1920). Rcia., IIGHI, 1982. 127 pp. • SANCHEZ, Luis Alberto. Breve historia de América. 3ª ed. Bs. As., losada, 1978. 567 pp. • SCHALLER, Enrique.- La colonización en el Territorio Nacional del Chaco en el período 1869-1921. Resistencia, IIGHI, 1986.156 pp. • TISSERA, Ramón.- Calendario histórico del Chaco desde 1526 a 1976. Resistencia, Cultural Nordeste, 1977. 156 pp. •ZARINI, Helio Juan.- Historia e Instituciones en la Argentina. Bs. As., Astrea, 1981. 381 pp. IV- Periódicos consultados 1.- Diarios • El COLONO, 1907 • La PRENSA, 1898 • El TERRITORIO, 1948 Y 1964 • La VOZ DEL CHACO, 1915-1945 2.- Revistas • ESTAMPA CHAQUEÑA, 1942 V- Entrevistas personales • AGUIRRE, Juana.- Rcia., 24 de abril de 1989 • ARCA de OGARA, Nelly Mabel.- Rcia., 22 de abril de 1989 • BLANCO de KUNG, Blanca.- Rcia., 15 de enero de 1989 • BRITTO de BENINATI, María Amelia.- Rcia., 15 de abril de 1989

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• FERNANDEZ de QUINTEROS.- Rcia., 8 de abril de 1989 • GRUNER de SANTOS, Hilda.- Rcia., 10 de abril de 1989 • MEDINA, Omar L. M. (Ex-Insp. de Zona de Pto. Bjo.)- Rcia., 20 de abril de 1989 • OGARA, Delia Yolanda.- Rcia., 24 de abril de 1989 • OGARA, Raquel.- Rcia., 19e abril de 1989 • OGARA de SUBURU, Luisa.- Rcia., 18 de abril de 1989 • SOTELO de MOSCI, Teresa.- Rcia., 29 de abril de 1989 • TORRES, Carmen.- Rcia., 23 de abril de 1989

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El impacto de la Revolución de Mayo en la ciudad de Corrientes, visto desde su cabildo Fernando Ariel Pozzaglio1 Resumen   El siguiente trabajo tiene como objetivo observar de qué modo repercutió la Revolución de Mayo en la ciudad de Corrientes, desde la óptica del cabildo, teniendo en cuenta el papel protagonizado por este organismo municipal. Se hace especial hincapié en la función del cabildo de elegir un diputado o representante para integrar la Junta Sevillana —presuntamente— primero, y para el gobierno a nombre del monarca y las asambleas soberanas, después. Esta función —si bien la poseía ya desde la época colonial— en este periodo adquirió una dimensión diferente, dado que, junto a las corporaciones religiosas y principales vecinos, tendrá la autoridad de elegir un representante no sólo de Corrientes y su jurisdicción, sino que lo hará como depositario de la soberanía del pueblo.   Esta investigación se llevó a cabo sobre la base de la información brindada por las actas del cabildo correntino, protocolos, documentos judiciales que se hallan inéditas en el Archivo General de Corrientes.   La siguiente investigación tiene como objetivo realizar un estudio del cabildo de la ciudad de Corrientes durante el periodo revolucionario del Río de la Plata2. Es decir, nos proponemos analizar de qué modo repercutieron en la marginal ciudad de Corrientes los hechos revolucionarios de Mayo ocurridos en la lejana capital Buenos Aires, como así también observar el papel jugado por el cuerpo capitular en las distintas elecciones practicadas para elegir el representante de Corrientes.   El marco cronológico delimitado se inicia en 1810, dado que a partir de entonces Corrientes y su cabildo ingresaron en una nueva etapa po1  Profesor y licenciado en Historia por la Facultad de Humanidades de la UNNE. Actualmente se desempeña como becario UNNE-Conicet. 2  Este trabajo de investigación se realizó en base al estudio y análisis de las fuentes de la época que nos permitió realizar nuestra tesis de licenciatura en Historia titulada “El Cabildo de Corrientes en tiempos de la Revolución emancipadora del Río de la Plata (1810-1815)”, dirigida por la Dra. María Laura Salinas y defendida en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Nordeste.

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lítico-institucional con la instalación de la Junta Gubernativa porteña que cambió resueltamente el devenir histórico de la ciudad ribereña, y culmina en 1815, dado que aquí se cierra este periodo de transición, ya que la invasión de las tropas artiguistas, la ocupación de la ciudad correntina y su jurisdicción y la consecuente intervención de su municipio trastocaron el orden vigente y la llevaron hacia una nueva etapa, en la cual se inicia, lenta pero decididamente, la conformación de la provincia de Corrientes.   Consideramos a este periodo como transitorio en virtud de que el ayuntamiento correntino, si bien aún poseyó características típicas de la época colonial, por otra parte comenzó a manifestar rasgos propios de las instituciones de los tiempos de la provincialización. Con respecto a las fuentes utilizadas para este trabajo, debemos decir que hemos consultado las documentaciones inéditas que se encuentran el Archivo General de la Provincia de Corrientes, como actas capitulares, protocolos y censos. Sucesos críticos en la Península Ibérica durante el periodo 18081810   Hacia 1808 la monarquía española ingresó en un periódico crítico sin precedentes. Tras la invasión de las tropas napoleónicas a la península ibérica, tanto el nuevo monarca Fernando VII como la familia real fueron tomados prisioneros por parte de Napoleón y exiliados en Francia, ocasionando la “vacatio regis”, dado el rechazo y el consecuente levantamiento en armas por parte del pueblo español al considerar ilegítima la imposición de José en el trono hispánico3.   A efecto de cubrir este vacío de poder y organizar la defensa contra el enemigo francés, los españoles conformaron una Junta de Gobierno con carácter provisorio hasta tanto el legítimo rey hispánico fuera restituido en su trono. En Buenos Aires, capital del virreinato del Río de la Plata, pese a ciertas manifestaciones de oposición por parte de algunos grupos criollos, se resolvió acatar la autoridad del gobierno provisorio peninsular con la esperanza de tener participación en la conformación de la Junta establecida. Esta expectativa fue prontamente truncada 3  Fracois Xavier Guerra. Modernidad e independencia. Ensayos sobre las Revoluciones Hispánicas. Madrid, Mapfre, 1992. pp.42-50.

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cuando, pese a haber abierto la participación a los hispanoamericanos con un mínimo cupo de nueve representantes, en un gobierno colegiado compuesto por 36 miembros, la itinerante Junta de Gobierno, instalada en Sevilla, se vio forzada a disolverse tras la ocupación por parte de las tropas francesas de esta ciudad andaluza4.   Desde entonces, el Consejo de Regencia, compuesto tan sólo por cinco integrantes, apresuradamente reemplazó a la disuelta Junta sevillana5. La repercusión de la crisis monárquica en el Río de la Plata y en Corrientes   La ciudad de Corrientes, integrada entonces en el virreinato del Río de la Plata y, dentro de éste, de la intendencia de Buenos Aires, vivió los críticos hechos del periodo 1808-1810 de una forma aislada y pasiva, debiéndose conformar tan sólo con las noticias —un tanto tardías, dada la lenta comunicación de la época— que le enviaba la capital virreinal.   De este modo, el cabildo de Corrientes, por mandato del virrey Santiago de Liniers, juró fidelidad a Fernando VII durante la sesión capitular del 25-IX-18086. Para los días 26, 27 y 28 del mismo mes se acordó realizar, como de costumbre ante sucesos tan destacados, festejos y regocijos públicos7.   Sin embargo, inmediatamente —es decir el 30-X del mismo año— el ayuntamiento correntino recibió noticias de la conformación de la Junta Suprema de Sevilla a nombre del monarca cautivo.8 Esto nos indica la irregularidad y la tardanza con la que llegaban las noticias a Corrientes. Sin que se haya manifestado ninguna oposición abierta en Buenos Aires, el cabildo de la ciudad capital del Virreinato aceptó, y con esta, las demás ciudades del interior, como Corrientes, acataron lo 4  Alfredo Ávila. “De la independencia a la modernidad. Notas sobre un cambio historiográfico”, en Erika Pani y Alicia Salmerón (Coord.). Conceptualizar lo que se ve. François Xavier Guerra. Historiador. Homenaje. México, Instituto Mora, 2004. p.86. 5  José María Portillo. “La Revolución constitucional en el Nuevo Mundo”, en ForoIdeas, (http://www.foroiberoideas.com.ar), 2005.

6  AGPC, AC 42. f. 81v.

7  Las actas mencionan sobre las salvas de honor dadas por el nuevo monarca hispánico y la realización de un “tablado decente” a modo de escenario que se erigió en la mitad de la plaza principal para la ceremonia. Del mismo modo, fueron invitadas a participar de la jura a los conventos de Nuestra Señora de la Merced, Santo Domingo y San Francisco. AGPC, AC 42. f. 83. 8  AGPC, AC 42.f.86v

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resuelto en la capital sin oponerse a la legitimidad del nuevo gobierno peninsular.9   No obstante, en 1810, la llegada extraoficial a Buenos Aires de la noticia de la caída de Sevilla en poder de las tropas de Napoleón y de la conformación del nuevo gobierno, al que se le cuestionó la legitimidad, agravó la crisis político-institucional en Hispanoamérica y otorgó una inmejorable oportunidad al grupo criollo porteño de conformar un gobierno autónomo (no independiente). De este modo, en Buenos Aires, el 25-V-1810, conforme con la teoría de la retroversión de la soberanía a los pueblos hispanoamericanos, se erigió una Junta de Gobierno a nombre del monarca cautivo10. La conformación de este nuevo gobierno tuvo carácter provisorio dado que se dispuso que el Excmo. Cabildo (de Buenos Aires) procederá inmediatamente a la erección de la Junta que haya de encargarse del mando Superior hasta que se congreguen los diputados que se convocarán de las provincias interiores para establecer la forma de gobierno más conveniente…11   A efecto de invitar a las ciudades del antiguo Virreinato rioplatense a que enviaran un diputado a la capital, se envió a estas dos circulares informando sobre los críticos hechos. En la primera, firmada por el propio virrey Cisneros, manifestaba su renuncia e instaba a los habitantes a aceptar la autoridad del nuevo gobierno constituido en Buenos Aires y a seguir fieles al monarca Fernando VII. En la segunda, se informaba sobre la instalación oficial de la junta porteña y se extendía la 9  Tulio Halperin Donghi. Historia de la Argentina. t. III. De la Revolución de independencia a la confederación rosista. Buenos Aires, Paidós. 2000. pp. 38-39. 10  La teoría de la “máscara de Fernando VII”, la cual fue adoptada y formulada por la historiografía hispanoamericana decimonónica, y que aún hoy ciertos autores la tienen como supuesto, postula que los gobiernos revolucionarios constituidos en las ciudades de la América Hispánica utilizaron el nombre del rey español cautivo, no de una forma sincera, sino más bien para disimular sus intenciones independentistas. Actualmente ha sido revisado esta teoría. Los nuevos estudios sostienen que las proclamaciones de fidelidad al rey y la conformación de un gobierno a nombre suyo fueron sinceras; no se buscaba una independencia del monarca, sino mayor autonomía dentro de la monarquía hispánica. La intransigencia de Fernando VII y su afán por gobernar de forma absoluta, tras su regreso al trono en 1814, provocaron que los grupos criollos en el Río de la Plata optaran por romper vínculos con el monarca español. Un estudio analítico, aunque centrado en el ámbito novohispánico, pero válido para el resto de Hispanoamérica, puede hallarse en la obra de Marco Antonio Lavandazo. La máscara de Fernando VII. Discurso e imaginario monárquico en una época de crisis: Nueva España. 1802-1822. Colegio de México – Instituto histórico de la UMSNM., 2001. 11  La Revolución de Mayo a través de los impresos de la época. Compilados por Augusto Maillé. Buenos Aires, Comisión Nacional Ejecutiva del 150 Aniversario de la Revolución de Mayo, 1965. t.I. Primera Serie 1809-1815. p.296.

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invitación a conformar el gobierno provisorio12.   La instauración de este “gobierno patrio”, como lo ha denominado la historiografía nacional, tuvo resultados positivos, ya que en junio de 1810 “casi todas las ciudades del (actual) territorio argentino apoyaron rápidamente a la junta de gobierno”13.   El cabildo de Corrientes recibió las circulares que le informaban sobre los hechos de Mayo de 1810 en la sesión del 6-VI, y sin siquiera debatir sobre la cuestión en el cuerpo capitular, aceptó la legalidad del nuevo gobierno porteño. Ahora bien, debemos preguntarnos: ¿fue espontánea y, en todo caso, sincera la aceptación del cabildo correntino a la Junta gubernativa instalada en Buenos Aires? ¿O por el contrario este asentimiento del ayuntamiento se produjo ocasionándose en algunos capitulares, sobre todo de origen peninsular, el rechazo al nuevo orden al igual que en otras ciudades del ex virreinato del Río de la Plata, considerándolo carente de legitimidad?   Mantilla afirma en su clásica obra que hubo una primera oposición a aceptar la autoridad de la Junta, sobre todo por parte de los españoles europeos, pero estos, al verse como minoría, desistieron de su rechazo hasta hallar una ocasión más favorable14.   Pese a que el acta capitular de la sesión en donde fueron recibidas y leídas las circulares enviadas por el ayuntamiento porteño se halla deteriorada y en partes, ilegible, el documento puede ser comprendido en su totalidad; en este no encontramos indicio alguno que manifieste una mínima oposición a aceptar la autoridad de la junta porteña. Creemos que de haber ocurrido un debate, o al menos alguna opinión contraria, el texto habría de mencionarlo, como acostumbra a hacerlo.   Según nuestra postura, entendemos los hechos de una manera un tanto diferente. El cabildo de Corrientes percibió los hechos críticos acaecidos en la península ibérica de una forma lejana y tardía, por intermedio de la capital del virreinato rioplatense. Cuando el cuerpo capitular correntino recibió con posterioridad, casi de inmediato, la noti12  Noemí Goldman. “Crisis imperial, Revolución y guerra (1806-1820). En: Noemí GOLDMAN (Comp.) Nueva Historia Argentina. t. III. Revolución, República, Confederación (1806-1852). 2ª ed. Buenos Aires, Sudamericana, 2005. pp.36-39. 13  Carlos Floria y César García Belsunce. Historia de los Argentinos. 2. ed. Buenos Aires, Larousse, 2004. p.334. 14  Manuel Florencio Mantilla. Op. cit.p. 157.

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cia de la conformación de una nueva Junta —esta vez en Buenos Aires, capital del Virreinato— lo vio aparentemente como una consecuencia normal de un proceso complejo en el que, dado la situación coyuntural crítica, iban ensayándose nuevas formas de gobierno. Sobre todo, el envío de la copia fiel de la dimisión del virrey Cisneros a su puesto a todos los cabildos de la jurisdicción, en este caso al de Corrientes, hizo que el cuerpo capitular correntino juzgara como legítimo el nuevo orden, sin siquiera poner en duda la legitimidad de la Junta porteña.15   Esta postura manifiesta el cabildo tras la invasión de las tropas contrarrevolucionarias de Asunción a la ciudad de Corrientes ocurrida el 17-IV-1811, aceptándola por la coacción de las armas, alegando no obstante el cabildo inerme que   Esta ciudad en tiempo inmemorial es subalterna de Buenos Aires, reasumida hoy en su junta gubernativa, a quien legítimamente (ha) reconocido, habiéndosele prevenido oportunamente por el Exmo. Virrey don Baltasar Hidalgo de Cisneros que era el único medio para la integridad y mejor conservación de estos dominios de la corona de Nuestro Soberano16.   En estas palabras alegadas por el cabildo correntino puede observarse la naturalidad con la que se vio la tradicional jerarquía de Buenos Aires sobre Corrientes, ya que de ella emanaban las principales resoluciones, lo que le permitió acatar naturalmente las nuevas disposiciones emitidas por la capital.   Pese a que el cuerpo capitular declaró a Jaime Ferrer —jefe de las tropas realistas— que tanto el Paraguay como Buenos Aires tenían el mismo objetivo, el cual era conservar estos dominios a nombre del rey hispánico, el cabildo de Corrientes, junto con las corporaciones religiosas y militares, se vio obligado a jurar fidelidad al Consejo de Regencia en sesión capitular extraordinaria el 20-IV-181117.   No obstante, Corrientes desde junio de 1811 volvió a subordinar15  Una sintética descripción de la repercusión de los sucesos políticos de Mayo en la ciudad correntina puede verse en María Mercedes Traidor Balestra. “Corrientes ante la noticia de la Revolución de Mayo. Una interesante matrícula”. En: Revista de la Junta de Historia de Corrientes. Nº 3. Corrientes, 1968. 16  Contestación de oficio del cabildo de Corrientes al comandante de armas Jaime Ferrer en sesión capitular del 17-IV-1811. En AGPC AC 43. f.168v. 17  En las actas capitulares está trascripto el formulario enviado por las cortes españolas que debían ser leídas durante el acto de juramento. AGPC, AC 43. fs. 174-178v.

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se a Buenos Aires por iniciativa propia tras el abandono de las tropas paraguayas de la jurisdicción correntina y su retirada hacia Asunción, donde se produjo un nuevo movimiento revolucionario criollo18. Esta nueva subordinación a Buenos Aires se llevó a cabo no tan sólo por las iniciativas del teniente de gobernador Elías Galván, sino también porque, como sostiene Hernán Gómez, “el movimiento de resistencia iniciado por don Elías Galván trascendía en los pueblos de la jurisdicción de la ciudad de Vera de las Corrientes”19. Como sostiene este renombrado historiador correntino, gran parte de los jueces comisionados y vecinos de los pueblos del interior correntino fueron reacios a acatar la orden de subordinarse a Asunción, interpretando este hecho más que una sujeción al Consejo de Regencia español y al virrey Elío, una subordinación a Asunción.   Por otra parte, debemos considerar en este análisis las motivaciones económicas que mantuvieron la vinculación de Corrientes con Buenos Aires. Los principales comerciantes correntinos exportaban los principales productos, principalmente el cuero, hacia el puerto bonaerense. Por lo tanto, cortar relaciones con la capital hubiera significado cerrar la salida a uno de los productos que daba mayor ganancia a la naciente provincia. En estos términos, sin negar el tradicionalismo anteriormente expuesto, se vuelve más comprensible la inclinación de Corrientes por continuar sujeta a la histórica capital Buenos Aires20.   Con la conformación de un nuevo sistema de gobierno en la capital, el Triunvirato, Corrientes continuó sujeta de forma espontánea a la ciudad porteña y en sesión capitular del 4-XI-1811 juró reconocimiento al “gobierno ejecutivo de las Provincias del Río de la Plata, según la circular del 25 de septiembre del presente año”21.   No obstante, esta subordinación de Corrientes a Buenos Aires nuevamente se disolvió por presión externa. Esta vez, por coacción de las fuerzas artiguistas que ocuparon Corrientes en abril de 1814 y presionaron, por mandato del Protector de los Pueblos Libres, para que se materializara esta ruptura con la antigua capital y retomara su sobe18  Véase al respecto las actas capitulares de las sesiones 11 y 22-VI-1811. AGPC, AC 43. fs. 169-172v. 19  Hernán F. Gómez. Historia de la Provincia de Corrientes: desde la Revolución de Mayo al tratado del Cuadrilátero. T. II. Corrientes, Imprenta del Estado, 1928. p. 59. 20  Hernán F. Gómez. Op. cit. p. 60. 21  AGPC 44. f.1.

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ranía por medio de la declaración de la independencia y la conformación de una provincia autónoma22. Finalmente esta independencia y el establecimiento provisorio de las bases administrativas de la provincia se concretaron por medio de un Congreso que se reunió con tal propósito en el mismo año.   En esta oportunidad, el cabildo correntino que se vio impotente y desprovisto de armamentos necesarios para hacer frente a las fuerzas de Juan Bautista Méndez, comandante de artiguista, y se vio obligado, pese a su voluntad, a declarar el 24-IV-1814 la independencia de la provincia y a aceptar la protección de Artigas, con toda la subordinación que eso exigía.   Refutando a Mantilla23, Carlos Vargas Gómez afirma, con fundamentos discutibles, que la declaración de la Independencia no fue realizada por coacción de las órdenes de Artigas y que, por el contrario, este reconocimiento de la autonomía fue decisión espontánea y objetivo premeditado del cabildo correntino24. Nuestra interpretación de este hechos histórico es diferente. No parece que fuera propia la decisión del cabildo de Corrientes, en primer lugar, porque se produce en el momento exacto de la ocupación de las fuerzas artiguistas a la ciudad y de la intervención de su organismo municipal.   Por otra parte, la idea de la separación de Buenos Aires de las ciudades y la declaración de la Independencia por parte de las ciudades rioplatenses representó una política propia de Artigas, el cual ya había implementado dicha autonomía en otros puntos del ex Virreinato. Así también, esta falta de espontaneidad en la separación de la antigua capital quedó de manifiesto en los hechos acaecidos subsiguientemente. Cuando el cabildo tuvo la oportunidad de conspirar contra el artiguismo lo llevó a cabo, intentando nuevamente incluirse, por medio de una revolución interna comandada por Genaro Perugorría, en la órbita del Estado encabezado por Buenos Aires. Esto demuestra, por un lado, la escasa aceptación del protectorado de Artigas por parte del cabildo correntino y la falta de motivación y de necesidad de convertir 22  Carlos Segreti. La Aurora de la independencia. 1810-1815. t.2. Buenos Aires, Astrea, 1980.p.58 .y Hernán F. Gómez. Historia de la Provincia.... p.55. 23  Manuel F. Mantilla. Op. cit. p.190. 24  Carlos Vargas Gómez, “La provincialización de Corrientes”. En: Revista de la Junta de la Historia de Corrientes, Nº 2, Corrientes, 1967. p.167.

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a Corrientes en una provincia independiente, dado que lo que aún se trataba de asegurar era la supervivencia material de la ciudad y su jurisdicción más que su autonomía.   En todo caso, la presión interna de Corrientes para la aceptación del protectorado de Artigas y la ruptura con Buenos Aires provino de los pueblos del interior de la jurisdicción, más en contacto y simpatizante con las ideas artiguistas que la ciudad capital, la cual, como dijimos, se hallaba vinculado por lazos políticos y económicos a Buenos Aires .   Similar postura a la nuestra presenta Carlos Segreti al afirmar que el Acta de la Declaración de la Independencia “deja la sensación de que el cabildo ha sido forzado a tomar esa determinación”. El autor cordobés sostiene que el cabildo de Corrientes deseó evitar separarse del Gobierno Revolucionario debido al temor a que Buenos Aires le cerrara la salida del río Paraná como lo hizo con el Paraguay tras su separación de aquella25.   Del mismo modo, otros autores que estudian la historia correntina de este periodo, como Deniri, sostienen la ambivalencia de Corrientes hacia el artigusimo. Mientras que los habitantes de la campaña, indios y esclavos –afirma este autor– se hallaban identificados con la política del protector Artigas debido a que esta fue la parte que más se resintió de los abusos y olvidos de Buenos Aires, el cabildo,se convierte en el reducto por antonomasia de la oposición artiguista y, por lo tanto, se posicionó a favor del gobierno de la capital porteña, dados los vínculos e intereses que poseía con el puerto26. Por su parte, Domínguez afirma críticamente que esta actitud del cabildo la realizó con “claro interés por conservar la situación de sometimiento económico y político que manejaban los gobiernos de Buenos Aires”.27   Como mencionamos anteriormente, la negativa a romper los vínculos políticos y económicos con Buenos Aires quedó de manifiesto en los hechos posteriores cuando nuevamente los capitulares correntinos conspiraron para deshacerse del protectorado de Artigas y sus coman25  Carlos Segreti. Op. cit. p.60. 26  Jorge Enrique DENIRI. “El pensamiento americanista de Artigas. En sus comunicaciones al cabildo de la ciudad de Corrientes”. En: Anales de la Junta de Historia de la Provincia de Corrientes. Nº 7, Corrientes, Moglia, 2005. pp.104-105. 27  Wenceslao Néstor Domínguez. El artiguismo en Corrientes. Corrientes en las luchas por la democracia. Buenos Aires, 1973. p.69.

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dantes para incluirse de nuevo en las Provincias del Río de la Plata, liderada por Buenos Aires. Esta vez, el cabildo aprovechó el apoyo que le brindó el insurrecto capitán Genaro de Perugorría, quien había sido nombrado por Artigas, para disolver el congreso y realizar contacto con el Director del Río de la Plata. Sin embargo, en esta oportunidad, pese al acercamiento establecido con el director Posadas y la inclusión de Corrientes en el nuevo ordenamiento geopolítico en el Estado rioplatense, esto resultó, de hecho, algo efímero y poco efectivo, ya que las tropas artiguistas comandadas por Juan Bautista Méndez, a fines de diciembre de 1814, volvieron a tomar posesión de la capital correntina, logrando aplastar la insurrección de las tropas de Perugorría y ejecutar a su jefe28.   Desde entonces, Corrientes permaneció incluido, por medio de la coacción militar artiguista, en la órbita de los Pueblos Libres, y arrastrado con éstos a las interminables y desgastadores guerras contra los portugueses que aspiraban a anexar la Banda Oriental. Esta situación perduró hasta 1820, cuando Artigas fue derrotado y eliminado del escenario político.   Como hemos observado, la dependencia de Corrientes con respecto a la ciudad capital de Buenos Aires fue vista como algo natural y regida por costumbres históricas y provechos económicos que, durante este periodo, nunca se intentó disolver por iniciativa propia, sino más bien por imposición de tropas extranjeras. Sin embargo, durante la separación efectiva con Buenos Aires, Corrientes logró adquirir conciencia de sus propios intereses y autonomía, lo que le permitió, en última instancia, a lo largo de la siguiente década, olvidar su histórica subordinación de Buenos Aires y crear el interés por la conformación de un gobierno propio y autónomo. La participación del cabildo en las elecciones de representantes de Corrientes   La Junta Central española, consciente de la idea de la monarquía plural y de la relevancia que tuvieron los territorios hispanoamericanos en los aportes materiales para continuar la guerra contra los fran28  La cuestión de la derrota de Perugorría en los campos de Colodrero ha sido tratado en las obras clásicas de Manuel F. Mantilla. Op. cit. pp. 192-200; Hernán Gómez. Op. cit. pp. 107-123; y así también, de una forma más analítica, en Carlos Segreti. Op. cit. pp.164 -165

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ceses en la península, afirmó decisivamente que las Indias no eran meras colonias sino parte esencial de la monarquía. Consecuente con este postulado, la Junta sevillana otorgó participación a los americanos en el provisional gobierno, acordando que en todas las ciudades hispanoamericanas se eligieran diputados para integrarse inmediatamente en el organismo provisional gubernativo conformado. No obstante, pese a la declaración explicita de la igualdad de derechos entre los reinos de la península y los de Hispanoamérica, se asignó una exigua representación a repartir entre todas las Juntas americanas29. Las elecciones de los diputados americanos debieron realizarse siguiendo normas preestablecidas por la Junta Central.   Corrientes, en virtud del envío de una copia de la Real Orden del 6-X-1809 por parte de la capital, pasó a elegir a quien sería su representante. El nombramiento del diputado, de acuerdo con aquel mandato superior, debió de realizarse siguiendo tres pasos preestablecidos. En el primero, el cuerpo capitular tuvo gran relevancia, dado que se le asignó la facultad de elegir una terna de vecinos, los cuales debían ser “naturales de la provincia que los envía”30.   Posteriormente, los nombres designados por los capitulares deberían ser escritos en papeletas y colocadas estas en un cántaro para ser sometidos a un sorteo. Este acto debió ser realizado, según nos refieren las actas de la fecha, por un infante de tres años. Finalmente, la suerte recayó en el Dr. José García de Cossio. En esta segunda parte del proceso electivo, por medio de la edad de la inocencia del niño y el mecanismo azaroso, de acuerdo con la mentalidad de la época, se permitía la intervención y participación de la voluntad divina31.   Según la Real Orden dictada al efecto, una vez nombrado el representante de Corrientes el cabildo debió de elevar a la capital el nombre 29  Mientras que los diputados de la península sumaban 36, los territorios americanos vieron reducidos sus representantes a tan sólo 9. Esto manifestaba patentemente el trato de colonias, y no de reinos, que España otorgaba a América. Las reacciones de los americanos, como afirma Goldman, fue, por un lado, satisfacción por participar por fin en los asuntos político de la monarquía y, por el otro, una insatisfacción por la desigualdad del trato. Noemí Goldman. Op. cit. p. 31. Cf. José María Portillo Valdés. Ob.cit. 30  Junto al Dr. García de Cossio el cabildo de Corrientes eligió a Francisco Javier Deicido y Samudio, arcediano de la santa iglesia catedral de Buenos Aires, y a don José Baltasar Casajús chantre de la Iglesia del Paraguay. Los tres eran nativos de Corrientes. AGPC, AC 42. f.166. 31  Dardo Ramírez Braschi. “Elección del representante por Corrientes para la designación de diputados del virreinato del Río de la Plata a la Junta Central en España (1809-1810)”. En: Segundo Congreso de Historia de la Provincia de Corrientes, Corrientes, Moglia Ediciones, 2002. p.332.

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del vecino electo, en donde, reunido con los demás representantes designados por las demás ciudades del virreinato rioplatense, se habría de proceder a nombrar, por medio de un nuevo sorteo, a dos representantes, según el cupo establecido por el gobierno español. No obstante, esta tercera parte del proceso electivo nunca pudo concretarse debido a la toma de Sevilla por parte del ejército francés.   El cabildo continuó siendo partícipe de las elecciones de representantes de la ciudad. Tras el envío de la Junta porteña de la circular en donde solicitaba al cabildo enviara un diputado a la capital, el cuerpo capitular correntino, en sesión capitular del 18-VI-1810, resolvió   “nombrar los sujetos que componen la parte general y más sana de este nuestro vecindario […] para que se elija un diputado”32.   Los 23 vecinos elegidos y citados por el cabildo de Corrientes representan una mínima proporción de la población urbana de aquel año de 1810. Si tenemos en cuenta que se estiman 4500 vecinos totales para este año, notaremos que estos representan apenas un 0,62%33.   El 22-VI-1810 en sesión extraordinaria se reunieron diecinueve de los vecinos convocados a votar, no pudiendo concurrir a ella tan sólo cuatro de ellos. La elección no era libre, no cualquier vecino era elegible sino que debió realizarse en uno de aquellos que previamente fuera calificado como “sujeto idóneo”. Estos se redujeron a once vecinos, entre los cuales se destacaron miembros de la administración pública, como así también del clero34.   La elección, iniciada por el cuerpo capitular, se realizó por medio 32  Los 17 asistentes a la sesión extraordinaria “fueron a saber don Manuel Mantilla, ministro de la Real Hacienda; el Dr. don Juan Francisco de Castro y Careaga, cura y vicario de nuestra santa iglesia matriz, don Juan José Arce, cura de San Luis del Palmar; don Ildefonso Gonzáles, cura del pueblo de Santa Lucía; don Bartolomé de Paz, presbítero; Dr. don José Vicente Blanco; el maestro don José Luis Cabral; don José Fernández Blanco, diputado de comercio; don Juan Manuel Salcedo, teniente de coronel de las milicias provinciales de esta ciudad y su jurisdicción; don Manuel Bedoya , juez de rentas decimales; don Miguel Ferragut, interventor de la Real Renta de Correos; don Bartolomé Cabral; don Felipe Díaz Colodrero; don Francisco Quevedo; don Juan José López; don José Pedro Perugorría; don Juan Antonio González ; don Antonio Cueto; don Francisco Xavier Lagraña”; los 4 vecinos que no pudieron concurrir a la misma fueron “don Isidoro Martínez y Cires; don José Ramírez, don Eugenio Thomás Cabral, por haber pasado recado se hallaban enfermos; y don Francisco Antonio de Soto por hallarse distante de esta ciudad en su hacienda de campaña”. Véase AGPC, Protocolo 67. fs. 68v-69 y AGPC, AC 43. fs. 54-54v. 33  Juan Carlos Garavaglia, Manifestaciones iniciales…371. 34  Estos vecinos electos fueron el Dr. don Juan Francisco de Castro y Careaga; el Dr. don Simón García de Cossio, don Isidoro Martínez y Cires, el Dr. don Francisco Xavier Zamudio, el Dr. don José Vicente Fernández Blanco, el Dr. José Baltasar de Casajús; el Dr. don Juan Francisco Cabral, el Dr. don Francisco Benigno Martínez, don Ángel Fernández Blanco, y don Sebastián de Almirón, y el regidor decano don Félix del Llano. AGPC. Protocolo 67. f. 70

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del voto “cantado”, al igual que en la mayoría de las ciudades del virreinato35. Por pluralidad de votos fue electo como diputado de Corrientes, de igual modo que en la anterior oportunidad, el Dr. José García de Cossio36.   El cabildo de Corrientes, asimismo, continuó ejerciendo esta facultad de elegir diputados durante la sesión capitular del 14-X-1811, cuando los capitulares recibieron la noticia de la instalación en la capital de un nuevo gobierno en reemplazo de la Junta Grande, titulado “Ejecutivo”, más conocido en la historiografía nacional como Triunvirato37. El ayuntamiento correntino, durante las primeras semanas de noviembre de aquel año, junto a las principales corporaciones eclesiásticas y militares y principales vecinos, debió nuevamente prestar juramento a este nuevo gobierno constituido en la capital porteña38. Seguidamente, el 9-I-1812, el cabildo debió jurar acatamiento al “Estatuto Provisional”, cuerpo de normas que encuadraba el accionar legal del nuevo gobierno39.   El Triunvirato, siguiendo con ideas precisas para organizar el nuevo orden, proyectó la conformación de una Asamblea General en donde se reunirían los principales representantes de los “pueblos” que constituían las Provincias Unidas del Río de la Plata. Para la concreción de este anhelado proyecto invitó a las provincias rioplatenses para que   designaren a este efecto, el expresado nombramiento que deberá recaer en personas de notoria adhesión a la justa causa y residente en esta capital para evitar tal demora, y los costes del viajes, en circunstanciados que tanto importa a la brevedad40.   Como se observa en esta circular, si bien se permitió la designación 35  Garavaglia, quien a estudiado en profundidad estas elecciones en todos los puntos del virreinato rioplatense, nos informa que tanto en Corrientes, como en Salta, Jujuy, Santiago del Estero, Córdoba y San Luis se realizaron las elecciones por medio del voto cantado; mientras que en otras ciudades como Tarija, La Rioja, San Miguel del Tucumán, entre otros, el tipo de votación fue consensuada. Op. cit. p.357. 36  En las elecciones José García de Cossio recibió 17 votos, contra 7 de Isidoro Martínez y Cires, 3 de José Baltasar de Casajus, 2 de Juan Francisco Careaga y Castro y 1 a favor de Vicente Fernández Blanco. AGPC, AC 43 f. 55-57v. 37  AGPC, AC 43. f. 234. 38  El modo de realizar el juramento estipulado por el gobierno de la capital aún mantuvo los rasgos religiosos que había caracterizado a los juramentos realizados durante el periodo colonial. El mismo debía realizarse “habiendo puesto las manos sobre los Santos Evangelios y jurados por ellos la remisión y respeto de obediencia”. AGPC, AC 44. f. 23. 39  AGPC, AC 44. f. 14v. 40  Copia de la Circular del 20 de enero de 1812, firmada por los triunviros Feliciano Antonio Chiclana, Manuel de Sarratea y Juan José Paso, y el secretario Bernardino Rivadavia. En AGPC, AC 44. f. 28v.

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por medio de la elección de los representantes de cada ciudad del ex Virreinato, se limitó notablemente esta decisión a dos condiciones insoslayables: la elección debía recaer, primeramente, en un sujeto partícipe de la causa patriótica y, segundo, que resida en la capital, con la excusa de evitar gastos económicos y demoras que se incurriría al nombrar a un representante oriundo de cada ciudad41. La primera condición, como era de esperar, estuvo lejos de provocar disconformidad en las ciudades, y menos aún en Corrientes, adherida espontáneamente a la Revolución. Por otra parte, el cabildo correntino, pese a que a la segunda cláusula recortaba notoriamente la representatividad y decisión de la ciudad, no objetó ni se opuso a esta medida impropia del gobierno porteño.   Por otra parte, la elección, si bien debía llevarse a cabo por iniciativa del ayuntamiento, se dio participación en la votación del diputado de Corrientes a doce vecinos “considerados notoriamente patriotas”, cuya designación debió realizar el mismo cuerpo capitular42.   La elección del diputado por Corrientes a la Asamblea General tuvo que realizarse en diversas oportunidades, dado que en un primer momento se nombraron sujetos impedidos de aceptar el cargo de representante de la ciudad correntina por ejercer cargos públicos en el gobierno, o bien por no ajustarse el nombramiento al reglamento dictado por la capital. Así, primeramente, se eligió a Feliciano Chiclana (9-II-1812)43 y a Rodríguez Peña (8-VII-1812)44, los cuales no pudieron aceptar sus nombramientos debido a que el primero se desempe41  Es llamativo que el pretexto del gobierno porteño para que la elección del diputado, en este caso de Corrientes, recaiga en un sujeto residente en Buenos Aires sea el evitar los gastos de la dieta del diputado, ya que en posteriores circulares de igual forma se le ordenó al ayuntamiento correntino se “proceda a señalar las dietas del nuevo representante poniéndose de acuerdo con él, y con la presente Asamblea sobre la cantidad que deba prefijársele…” En AGPC, AC 44. f. 179. Esta incongruencia de la política porteña no hace más que señalar la idea centralista prevalecientes que poseían los grupos dirigentes de Buenos Aires. 42  Los vecinos “notoriamente patriotas”, en las distintas oportunidades fueron Manuel Mantilla y los Ríos, ministro de la Real Hacienda; Miguel Ferragut, administrador de la Real Renta de Correos; el sargento mayor Francisco de Paula Pérez; José Ignacio Añasco, comandante de Ensenada; Ignacio Soto, comandante de Empedrado y San Lorenzo; Pedro Sánchez Negrete, ayudante de plaza; el capitán Pedro Nolasco Vallejos; el capitán Ángel Fernández Escobar y Córdoba; el subteniente Miguel Gramajo; Marcos Prudán, visitador de las reales rentas unidas; Francisco Díaz Colodrero; Francisco de Paula Araujo, antiguo capitular. En las otras veces se sumaron Agustín Díaz Colodrero, ayudante mayor veterano del regimiento de voluntarios de caballería; Juan Vicente Sotomayor, comandante de Riachuelo y Palmar; Ángel Fernández Blanco, antiguo capitular y al momento capitán de granaderos de milicias patrióticas; a éstos se sumaron, en la tercera elección Ángel Fernández Blanco; Francisco Valdez Quevedo; Juan José Rolón, Juan Bautista Pereti; Francisco Xavier Lagraña; Cristóbal Barría; Juan Bautista Méndez; José Ignacio Almirón. 43  AGPC, AC 44.f. 32v. 44  AGPC, AC 44.f.78v-80.

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ñaba en un cargo en el gobierno incompatible con la representación mientras que el segundo había sido enviado a Mendoza. Tras elegir fallidamente a Juan José Paso (29-X-1812)45, se eligió (31-X-1812) a Carlos de Alvear, el cual tuvo que ser ratificado en segunda elección capitular como representante de Corrientes (del2-XII-1812), dado que en la elección no se había procedido la elección conforme a la nueva forma que previene la convocatoria general46.   No obstante, tras la renuncia de Alvear como diputado de Corrientes (VI-1813)47, debió proceder el cuerpo capitular junto a las corporaciones y los principales vecinos en sesión extraordinaria (del 23-VII1813) a elegir nuevo representante como diputado a la nueva Soberana Asamblea, nombramiento que recae en Francisco Ortiz48.   El cabildo correntino aprovechó la oportunidad de poseer un representante de sus intereses en la capital e inmediatamente solicitó a este tratara ciertos asuntos que desde varios años no encontraban resolución. Se le encomendó, por ejemplo, promover la cuestión de la Haciendas del Rincón de Luna que por aquel entonces se hallaba en pleitos por su posesión y la utilización de estos recursos para la educación de la ciudad de Corrientes. Así también se encomendó al nuevo representante que peticionara al superior gobierno que aceptara la postura hecha por Manuel Bonifacio Díaz en el remate de escribano del cabildo, cargo que desde hace tiempo el cabildo carecía.   De este modo, sin que pudiera efectivizarse lo solicitado por el ayuntamiento, Francisco Ortiz continuó con la diputación hasta la separación definitiva de Corrientes del gobierno del Río de la Plata durante la anexión de la ciudad a los pueblos Libres de Artigas. Consideraciones generales   La “vacatio regis” suscitada en las tierras hispánicas en el convulsio45  AGPC, AC 44.f.130. 46  En la nueva circular envidada por el gobierno de Buenos Aires, se añadió una nueva cláusula, la cual estipulaba la entrega a este representante de la “extensión de poderes prevenidos en los artículos del mismo bando” . Esta extensión de poderes se relacionaba con las limitaciones que se entregaban a los diputados, como representantes de las ciudades que lo nombraron. La Asamblea tuvo como objetivo evitar estas limitaciones en las decisiones de los diputados, con el fin supuesto de no obstaculizar, sino más bien volver más ágil, los acuerdos de las sesiones realizadas, cuando en realidad manifestaba, con esta nueva imposición, una clara mentalidad centralista. AGPC, AC 44.f.132. Véase también. José Carlos Chiar amonte. Ciudades, provincias, Estados: Orígenes de la Nación Argentina. Buenos Aires, Ariel, 1997. pp.165-169. 47  AGPC, AC 44.fs.152-154. 48  AGPC, AC 44.f. 200v.

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nado periodo 1808-1810 y la concomitante Revolución de Mayo ocurrida en la capital del Virreinato rioplatense repercutieron en una inestabilidad político-institucional en la ciudad correntina que, a mediano plazo, trastocó la fisonomía y las funciones del ayuntamiento, y con este, de la ciudad correntina que apareció ante el escenario continental como una región marginal pero clave para expandir la revolución o la lealtad al nuevo gobierno constituido en Cádiz. Esta situación espacial de Corrientes la convirtió en una zona de paso, lo que le provocó en diversas ocasiones varios inconvenientes y padecimientos.   El cabildo de Corrientes, al instalarse en Buenos Aires la Junta gubernativa al nombre del monarca cautivo, aceptó como algo natural la subordinación a la Junta de Gobierno constituida en la capital. No obstante, esto le ocasionó serias dificultades con la ciudad de Asunción que, hacia principios de 1811, aún reconocía la soberanía del Consejo de Regencia. La invasión de las tropas contrarrevolucionarias de Asunción a Corrientes fue el resultado de la hostilidad porteña, que cerró el libre tránsito del Paraná a las ciudades que no reconocieron la legitimidad de la junta del gobierno patrio. De este modo, Corrientes se incluyó de forma obligatoria, aunque circunstancialmente, en la órbita de las provincias sujetas al gobierno conformado en Cádiz.   No obstante, la mayor parte de los cabildantes prefirieron la inclusión a Buenos Aires y no a Asunción. En esta situación –si bien relacionada con vínculos históricos– el factor económico tuvo marcada incidencia. Corrientes vio con mayor peligro al vecino de Asunción, con el cual se hallaba en constante disputa por territorios limítrofes del Curupaití y por las producciones comerciales en las cuales ambas ciudades competían. No obstante, esta rivalidad y competencia con Buenos Aires no existió, debido a que ambas poseyeron economías no competitivas, e incluso complementarias. Así también, esta preferencia se fundamentaba en la estructura del circuito comercial, ya que a través del puerto bonaerense los productos correntinos encontraban una salida, de los cuales los hacendados correntinos obtenían sus modestas ganancias.   Por este motivo Corrientes, por medio de la iniciativa de su teniente de gobernador Elías Galván, quien recibió el apoyo de los pobladores del interior, ocupó la ciudad tras la retirada de las tropas paraguayas y 118


la subordinó nuevamente a los órdenes de Buenos Aires. De este modo, esta ciudad ribereña volvió a integrarse en las Provincias Unidas del Río de la Plata al jurar fidelidad al Triunvirato conformado en la capital y al Estatuto y las leyes que se dictaron para organizar provisoriamente el Estado. La ciudad correntina, también por intermedio del ayuntamiento, reconoció la Asamblea General Soberana establecida en Buenos Aires y, tras varios intentos fallidos, nombró un representante como diputado, primero a Carlos Alvear y luego a Francisco Ortiz, para participar en los debates de los primeros intentos de organización nacional.   La situación cambió hacia 1814, cuando Juan Bautista Méndez inició una revolución interna que separó nuevamente a Corrientes y a su jurisdicción de la de Buenos Aires y la incluyó la órbita de la confederación artiguista. De este modo, los correntinos –pese su actitud desconfiada y dubitativa– se vieron coaccionados a declarar la independencia anhelada por Artigas y a este como Protector el 20-IV-1814, aunque esta manifestación independentista en el plano de la realidad política fuera nada más que nominal.   Intentos fallidos de deshacerse de la “protección” de Artigas y sus comandantes, organizados por la mayor parte de los capitulares y el hasta entonces hombre de confianza del Protector, Genaro Perugorría, dieron con el inevitable intervención del organismo municipal y la indefectible inclusión de Corrientes en la Liga de los Pueblos Libres, situación que perduraría largamente hasta 1820.

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“La Encomienda en cabeza de mujeres: el caso de Corrientes en el siglo XVII” Andrea Leticia Rougier1 Resumen   El sistema de encomiendas fue aplicado en todos los territorios americanos y constituía un reconocimiento a la labor desempeñada en la etapa de conquista y fundación de las primeras ciudades. En este sentido, se convertía en el móvil más empleado para lograr el ascenso social que en muchas ocasiones no se había conseguido en la península.   En este trabajo nos proponemos realizar un primer acercamiento a las encomiendas a cargo de mujeres en Corrientes durante el siglo XVII. Si bien la legislación vigente prohibía expresamente que las mujeres, al igual que los monasterios, mulatos, mestizos y extranjeros recibieran directamente las encomiendas, encontramos que en Corrientes las mujeres recibieron encomiendas a través de la herencia paterna o del cónyuge.   Esta investigación se llevó a cabo sobre la base de los documentos que se encuentran inéditos en el Archivo General de la Provincia de Corrientes, en el Archivo y en las Bibliotecas Nacionales de Bolivia y en el Archivo General de Indias.   Con el surgimiento de nuevos abordajes en la construcción de la historia, como por ejemplo la nueva historia política, la historia cultural, la cliometría, la historia regional, etc. la historiografía fue protagonista de una fuerte renovación. Pero fue a partir de la nueva historia social, en la segunda mitad del siglo XX, cuando nuevos agentes cobraron importancia en la historia.   En este contexto la mujer aparece revalorizada, comienza a ser objeto de estudio y a ser analizada desde diferentes perspectivas. Se convierte en una variable fundamental en el análisis de ciertos acontecimientos.   En este trabajo pretendemos hacer un primer acercamiento a la historia social de Corrientes, dentro de la cual hemos seleccionado como 1  Alumna de la Licenciatura en Historia de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Nordeste. Av. Las Heras 1180, Resistencia, Chaco. Teléfono: 03722- 473314. andrearougier@gmail.com.

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objeto de análisis el Régimen de Encomiendas. En este caso específico, hemos centrado nuestra atención en la figura de la mujer encomendera. Es la primera parte de una investigación que pretendemos sea más amplia, ya que la idea es continuar en esta línea de estudio.   Nos interesamos especialmente por este tema a partir de la lectura de una serie de trabajos que se están realizando y que abordan la problemática de la mujer a cargo de encomiendas en el mundo americano. En esta etapa nos interesa comprobar si, al igual que en otras regiones, existieron mujeres a cargo de encomiendas, indagar acerca de quiénes fueron y en qué circunstancias obtuvieron el beneficio, ya que la legislación prohibía expresamente que las recibieran.   Para iniciar esta investigación hemos consultado obras generales y específicas sobre el tema. De gran valor han sido las obras clásicas de la historia correntina , las cuales nos han aportado un marco importante para centrar nuestro estudio. Para realizar un análisis un poco más detallado acerca de la cuestión también se han empleado fuentes inéditas procedentes del Archivo General de la Provincia de Corrientes, del Archivo de Indias y del Archivo y Bibliotecas Nacionales de Bolivia, de los cuales podemos mencionar los documentos del Estado, los documentos judiciales, las Actas Capitulares, los expedientes de confirmaciones de encomiendas y las visitas realizadas por los oidores de la Audiencia del Río de la Plata.2 El sistema de Encomiendas   La encomienda fue, en toda América, uno de los móviles más utilizados para lograr el ascenso social que en muchos casos no se había podido alcanzar en la Península. En este sentido, el extenso continente se proyectaba en el imaginario del conquistador como un abanico de oportunidades.   “El Tributo Indígena se convirtió en el epicentro del modelo social de los inmigrantes castellanos, por lo que pusieron todo su empeño en conservar el sistema de encomiendas”.3   Tanto en el caso español como en el portugués, la mano de obra con 2  En este caso hemos tomado la visita realizada por Garabito de León a los pueblos de Santa Lucía de los Astos, Santiago Sanchez e Itatí en 1653. En: ABNB. EC. 1653 7. 3  Pedro Pérez Herrero. América Latina y el colonialismo europeo Siglos XVI – XVIII. (Madrid, 1992) p.53

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la que se contaba era muy escasa, por ello la organización económica y social descansó en los indígenas. Sin trabajadores la tierra no tenía valor alguno.4   La encomienda se entregaba como un reconocimiento a la labor desempeñada, a los servicios prestados, y generalmente tenía vigencia por dos o tres vidas5.   Sobre ambas partes, encomendados y encomenderos, recaía una serie de derechos y de obligaciones. Los encomenderos debían otorgar protección e instrucción religiosa; a cambio, los indígenas debían pagar un tributo en especie o en trabajo.   “Tales encomiendas solo podían darse a personas beneméritas, excluyéndose a los virreyes, gobernadores, clérigos, comunidades religiosas, mujeres, ausentes y extranjeros”.6   Pero más allá de estas características que se consideran como las comunes a las encomiendas de todos los territorios que componen el continente americano, este no fue un sistema estático, sino que conoció un proceso evolutivo. Se partía de una legislación básica para toda América, pero cada lugar le dio una impronta distinta al sistema y las ordenanzas que se siguieron publicando fueron modificando esa legislación primigenia.   De esta manera debemos señalar algunos cambios: en 1534 se aprobó que al fallecer el conquistador la encomienda pasara a su viuda o a sus hijos, con lo que se aceptaba la tenencia por dos vidas; en 1536 se aclaraba que en segunda vida sucedería el hijo legítimo y de legítimo matrimonio o la viuda, señalando también que si esta contrajera segundas nupcias la encomienda recaería en el segundo marido, pero si ella moría este no podría continuar a cargo de la encomienda. En 1552 y luego en 1580 se decidió reconocer a las hijas en defecto de los varones; pero se aclaraba que la entrada de las hijas se producía por la falta de hijo varón o porque este no quisiere o no pudiere desempeñar 4  Richard Konetzke. América Latina. La época colonial. (México, 2004) p. 160. 5  También debemos destacar las obras sobre la encomienda de Silvio Zabala, La encomienda Indiana; la de Zorraquín Becú, La condición jurídica de los grupos sociales superiores en la Argentina; García Santillán, Legislación sobre los indios en el Río de la Plata en el siglo XVI; Areces Nidia, Poder y sociedad en santa fe la Vieja; Felieú Cruz y Monge Alfaro, Las encomiendas según tazas y ordenanzas.; García Gallo, El encomendero indiano: estudio Sociológico; y también se pueden utilizar las Leyes de Indias, tomo 2. 6  Hernán Gómez. Historia de la Provincia de Corrientes. Desde la fundación de la ciudad de Corrientes a la revolución de mayo. (Corrientes, 1929) p. 121.

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la titularidad de la encomienda.7   Con este marco legal nos interesa saber cuál era la situación de Corrientes, un espacio marginal del Virreinato del Perú, donde la producción económica era mucho más modesta y la élite de encomenderos y vecinos de la ciudad conformaba un grupo sencillo, diferente del que se desarrolló en otras ciudades americanas. Corrientes: fundación y primeros repartimientos de tierras   La ciudad de Vera de las Siete Corrientes fue fundada el 3 de abril de 1588 por Juan Torres de Vera y Aragón y fue situada en el noroeste de la actual provincia, en la confluencia de los ríos Paraná y Paraguay8, completando de esta manera el proceso de conquista y poblamiento.9   Una vez fundada la ciudad se comenzó con el reparto de tierras y de sus respectivas encomiendas.10   Por los ataques que sufría la ciudad por parte de los indios se elaboró de manera estratégica una triangulación para garantizar la protección. Se repartieron chacras Paraná arriba, Paraná abajo hasta la altura del Riachuelo y también en la margen opuesta del río Paraná, o sea en la costa del Chaco. Y también fueron entregadas estancias para ganado, cuyas extensiones eran mayores y se situaron aproximadamente en las costas de Empedrado o del San Lorenzo11.   De esta manera podemos observar a partir de un padrón de tierras para labranza de 159012 cómo desde el primer momento las mujeres obtuvieron tierras directamente sin haberlas heredado de su padre o de su esposo.   Siguiendo la repartición de tierras que mencionamos anteriormente, en la parte del Paraná arriba13 encontramos que recibieron chacras de una extensión de entre 150 y 300 varas de Castilla14 Isabel de Alma7  Isamel Sánchez Bella y otros. Historia del Derecho Indiano. (España, 1992) p. 181 8  Ernesto Maeder. La fundación: los hombres y las circunstancias (1588 – 1610). (Buenos Aires, 1988). 9  Ernesto Maeder. Historia Económica de corrientes en el Periodo Virreinal (1776 – 1810). (Buenos Aires, 1981) p. 19 10  Documentos de Gobierno. Sala 1. T 1- F 52. AGPC 11  Ernesto Maeder. Historia Económica de Corrientes en la etapa Virreinal (1776 – 1810). (Buenos Aires, 1981) 12  Archivo General de la provincia de Corrientes, en adelante AGPC. Documentos de Gobierno. Sala 1. T 1 – F 79. 13  AGPC. Documentos….. F 81. 14  Una vara de Castilla equivale a 90 centímetros.

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ra, Catalina de Alberto, Lucía Cabrera y María Roberto.   También desde el Río de los Dátiles tomando por frente el río de Las Palmas por la parte del río arriba15 las chacras otorgadas a mujeres fueron todas de 200 varas de Castilla; pero fueron mucho más numerosas las concesiones: Lucía Cabrera, Juana Carabajal, Ana de Jenova, Marina de León, María de Azevedo, Juana Hernández, Catalina de la Trinidad, María Roberto, Lucía de Zalinas Catalina de Alberto, Inés de Ledesma, Francisca de Ledesma, Catalina Rodrigues, Inés Rodrigues, Isabel Rodrigues, María Polo, María Clemente, Beatriz Fernández, María de Leis, Juana de Velasco, Isabel Serrudo, María de Velazco y Juana de Gusmán recibieron tierras.   En el auto del 20 de julio de 1595 se ordena la repartición de tierras “en la otra vanda del rio Parana que nombrava desde el rio q disen d Puente tomando por frente el rio Parana”16. En este caso la extensión de las chacras se aumentó a 400 varas de Castilla; y aquí también las mujeres están presentes: María de Sandoval, Magdalena de Leis, Ana de Jenova, María de la Trinidad, Beatris de la Trinidad, Juana de la Trinidad17, Úrsula de Zosa, María de Cabrera Leis, Ana de Mesa18, Magdalena de Meza, Catalina de Messa y Juana Fernández Asevedo.    El 29 de julio de 1598 se ordena, también mediante un auto, que se repartan “las tierras dende la voca del rio de Puente:como dizen el parana a vajo tomando siempre por frente el dho rio de Puente”19 Estas chacras comprenderían 500 varas de Castilla, y también fueron otorgadas a mujeres: María Sanches de Cabrera, María de Sandoval, María Polo, Lucía Polo, Betris Ruis, María de Figueroa, María de Burgos, Francisca de Saias, Ana Jimenes, Isabel Martin, Juana Martines, María Roberto, Juana Gauna, Magdalena de Meza, Ana María de Jenova, Inés Rodríguez, Magdalena de Belautigue, Urzula de Calzado20.   También el 24 de julio de 1601, por orden del Capitán Diego Martínez de Irala se repartieron las tierras “que llaman de Santiago entre 15  AGPC. Documentos de Gobierno. Sala 1. T 1 – F 81. 16  AGPC. Documentos …. F 88 v. 17  Instituto de genealogía. (Corrientes, 2005).Boletín nº 4. p. 242-245. Las tres últimas mujeres son las hijas del escribano Nicolás de Villanueva. 18  Tanto Ana, como Magdalena y Catalina son hijas del Capitán Simón de Mesa. 19  AGPC. Documentos de Gobierno. Sala 1. T 1 – F 91. 20  Para el citado de los nombres y apellidos se respetó la escritura tal cual aparece en los documentos.

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la laguna de las islas de las garsas y el pantano grande del algarrobal” . Aquí eran 600 varas de Castillas las que se otorgaban, y en este caso fue solo una mujer la que las recibió: doña Catalina Rodrigues.   Finalmente debemos señalar que las hijas de Nicolás de Villanueva, Isabel de Miranda, María de la Trinidad, Beatriz y Juana de la Trinidad, además de recibir las tierras mencionadas en calidad de chacras, recibieron cuatro solares.   A partir de esta detallada enumeración de mujeres que recibieron tierras podemos observar que las mujeres estuvieron presentes desde la fundación de la ciudad, y que a partir de ese momento ya comenzaron a recibir tierras   También se refleja que fue un número elevado el que las recibió, ya que basándonos en los documentos podemos observar un elevado porcentaje de presencia femenina21, lo cual nos hace pensar que las mujeres cumplían un importante papel en la sociedad.   Los documentos también muestran que este reparto de tierras se llevó a la práctica, ya que las mujeres finalmente pudieron asentarse y ocuparlas. De esta manera hemos podido hallar fragmentos de diferentes fuentes que reflejan esta situación.   Ana Gómez de Mesa declara “ser descendiente de los primeros pobladores de la ciudad”.22   María Salomé de Moreira declara que “…el terreno de hace más de 100 años lo he poseído con toda libertad con sus usos y costumbres, primero de mi abuelo Diego de Sena y de ahí yo con mi marido difunto”.23   También tenemos datos de que el 28 de julio de 1649 Juan Alonso de Vera y Aragón reclama las tierras de su padre Juan Torres de Vera y Aragón que lindaban con las de María Roberto.   Pero es necesario diferenciar la distribución de las tierras de la entrega de encomiendas, ya que como señalamos anteriormente, según la legislación vigente las mujeres no podían recibir encomiendas. 21  En el caso del repartimiento destinado al establecimiento de chacras que se realiza tomando desde el río de los Datiles hasta el río de las palmas 70 hombres y 25 mujeres reciben tierras. Del mismo modo, en el reparto que se realiza desde el Paraná abajo, 60 hombres y 20 mujeres son beneficiados con este bien. 22  AGPC. Judiciales. Sala 1. T 94 – F 70, 1741. 23  AGPC. Judiciales…T 16 – F 46, 1693.

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Según el repartimiento de encomiendas del 2 de noviembre de 158824 mediante el cual Alonso de Vera entrega en calidad de encomienda “los pueblos, caciques y principales, e indios a ellos sujetos, con todas sus tierras, montes, aguadas, pesquerías, y cazadores, por tres vidas...”25, las mujeres no reciben encomiendas.   Lo mismo ocurre con las entregas de encomiendas de los años 1589, 1590, 1592 y 1593; en este caso también son todos hombres los que las reciben, ya que no aparece ninguna mujer en el padrón donde se asentaron a los encomenderos con los respectivos pueblos que les fueron entregados.   Esto nos hace pensar que si bien las mujeres recibieron tierras directamente, con las encomiendas no se dio la misma situación.   Pero sí podemos reconocer algunos nombres de quienes podrían haber dejado en herencia las encomiendas a sus hijas, ya que al no contar con una sucesión masculina debieron depositar su patrimonio en sus hijas mujeres, como ocurrió con Simón de Mesa y su hija Ana. Las encomiendas en Corrientes   De la misma manera que se otorgaron las tierras, “fueron encomendados los indios comarcanos en repartos que se registraron en 1588, 1589, 1590, 1592, 1593 y 1598”26. Y en este caso los indígenas se repartieron en: - Mitarios: eran aquellos que vivían en los pueblos y trabajaban sólo dos meses para su encomendero, pudiendo en el resto del año cultivar sus tierras o realizar otras actividades27. - Yanaconas u Originarios28: este grupo estaba conformado por los indígenas que vivían con sus encomenderos en las chacras o en las estancias y cumplían un servicio permanente. Su condición era muy semejante a la esclavitud.29   Como ya hemos dicho, el sistema de encomiendas fue aplicado en 24  Revista de Buenos Aires. Tomo 25, año 1865. p. 165. 25  Revista…p. 165-166. 26  Ernesto Maeder. Historia económica de Corrientes en la etapa Virreinal (1776 – 1810). (Buenos Aires, 1981). 27  Según las Ordenanzas de Alfaro de 1611 que son las que hemos tomado para este periodo. 28  El término originarios se utiliza en este sentido en el Río de la Plata y en Paraguay, en otras regiones esta denominación se emplea para los indígenas que habitan en los pueblos. 29  Maria Laura Salinas. Los indios de encomienda en Corrientes y Santa Fe. (Chaco, 1999) p.13.

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diversas partes del continente americano, y en cada territorio se dio la particularidad de hallarse mujeres encomenderas. Según los datos que obtenemos a partir de los estudios realizados acerca del tema, en Santa Fe recibieron encomiendas María de la Rosa, Sebastiana de Ojeda, María de Sanabria y Antonia Ramos30, Isabel Montiel e Isabel de Santuchos31, así como también Isabel de Lencinas, hija y heredera32 de domingo Masedo e Isabel de Lencinas. En el caso de La Plata, ddoña Mayor Verdugo de Angulo33 también fue merecedora de este privilegio. En Buenos Aires Juan de Garay entregó encomiendas a Ana Días, además las recibieron María Maldonado, María Quintero y María de Salas34.   En otras regiones de Hispanoamérica, como por ejemplo en Perú, hallamos que tanto María de Escobar como Inés Muñoz, doña Beatriz Marroquin, Catalina de la Cerda y Sandoval, Isabel de Rojas, Mencia de Villaroel, María Martel, Jacoba de Mendoza y Jordana Mexía35 fueron depositarias de encomiendas. En esta situación Corrientes no fue la excepción, ya que los documentos muestran claramente la presencia femenina, aunque no en las concesiones que se hicieron sino en la situación de herencia. Por ello nos interesa profundizar en la figura de la mujer encomendera para comprender cómo llega a ocupar ese espacio que estaba reservado por ley para los hombres.   Una vez que el encomendero o encomendera fallecía, los indios quedaban en situación de vacancia o vacantes, volvían a quedar bajo la autoridad del rey y nuevamente comenzaba el proceso de presentación y análisis de antecedentes para recibir la encomienda.   A través de la lectura de algunos expedientes de confirmación de encomiendas del siglo XVII en Corrientes, se puede afirmar que en la realidad estas mujeres encomenderas existieron en Corrientes y estuvieron al frente de las diferentes parcialidades indígenas. 30  Salinas. Los indios….p. 103. 31  Enrique de Gandia. Francisco de Alfaro y la condición social de los indios. Rio de la Plata, Paraguay, Tucumán y Perú. Siglos XVI y XVII. (Buenos Aires, 1939) p. 555-557. 32  Nidia Areces. Poder y sociedad en santa Fe la Vieja, 1573 – 1660. (Rosario, 1999) 33  Ana Maria Presta. Encomienda, familia y negocios en Charcas Colonial. Los encomenderos de La Plata 1550-1600. (Perú, 1992) p. 131. 34  De Gandia. Francisco… p. 550-552. 35  Amelia Almorza Hidalgo. Encomienda en cabeza de mujeres: la mujer de elite del Virreinato del Perú (siglos XVI y XVII).Ponencia inédita presentada en el 52º Congreso de americanistas. Simposio “Europa Y América: gentes, canales y contactos: Siglos XVI – XX. (Sevilla, 2006)

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En la confirmación a Miguel Navarro del 18 de febrero de 1666 se lee: “Se conste y notifiquese que estan en la jurisdicción de la ciudad devera de las siete corrientes y sitiados en la reduccion denuestra señora de la limpia consepsion del Itati que vacaron por fin y muerte de Doña Ana de Messa su encomendera”36.   Nuevamente en la confirmación a Baltasar de Maciel del 30 de enero de 1691 vemos la presencia femenina: “… y la de los indios sujetos al cacique Don Lorenzo Paraguayo que vacaron por muerte de Doña Francisca Rojas, todos los quales dichos indios son de nacion guaranies y residen en el Pueblo y reduccion de nuestra señora de la limpia Concepción del Itati… y asimismo la de los indios de nacion frentones que vacaron por fin y muerte de Doña Isabel Pardo de Rutte y residen en la jurisdicción de dicha ciudad en la chacra que fue de doña Isabel”37.   También contamos con el Expediente de Confirmación de Gabriel de Toledo del 6 de julio de 1694: “Los indios sujetos al cacique Don Lorenzo Paraguayo que poseía en ultima vida Doña Francisca Noxas, por cuyo fin y muerte quedaron bacos”38. En este mismo expediente se vuelven a mencionar las parcialidades que tenía en encomienda Isabel Pardo de Rutte, quien todavía se hallaba en el proceso de análisis de antecedentes para ser entregada.   En el año 1676 se envió a los oficiales reales de Buenos Aires y del Río de la Plata un pedido39 para que los mismos remitieran al Tribunal de Cuentas situado en la Ciudad de los Reyes (Perú) un estado de las encomiendas. Se solicitaba que enviasen información acerca del número de encomiendas, su valor y quiénes eran los encomenderos.   De esta manera, hallamos información referida a la jurisdicción de Buenos Aires, Corrientes y Santa Fe. En los tres casos se elaboró un padrón en el cual se menciona: el nombre del encomendero o encomendera, a qué parcialidad pertenecían los indios y el número que la componía.   En Corrientes, específicamente, hallamos en el pueblo de Nuestra 36  Archivo General de Indias, en adelante AGI. Charcas 102. Expedientes de Confirmación de Encomiendas pertenecientes a Miguel Navarro. 37  AGI. Charcas 106, nº 1.Expedientes de confirmación de encomiendas pertenecientes a Baltasar Maciel. 38  AGI. Charcas 106, nº 9.Expedientes de confirmación de encomiendas pertenecientes a Gabriel Toledo. 39  De Gandia. Francisco… p. 547.

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Señora del Itatí algunos casos de mujeres encomenderas. Entre ellos podemos mencionar a doña María de Acuña, cuya encomienda posee en primera vida, es administrada por su marido el Alférez Juan Núñez y está compuesta por 11 indios.   También hallamos a doña Francisca de Luján, quien hereda la encomienda de su difunto esposo el Capitán Blas Cobos de Arce, la cual está integrada por 14 indios de tasa. Y también heredó de la misma manera la encomienda de indios de nación Chapacas, la cual cuenta con 2 indios de tasa.   Otro caso es el de doña Isabel Pardo, la cual también esta administrada por su marido el Capitán Juan de Miranda, con 11 indios de tasa. Ana de Mesa: un caso particular   En este primer acercamiento al tema y en esta primera revisión de los documentos hemos notado la presencia casi constante de una encomendera, de la cual comenzamos a realizar un seguimiento.   Ana era hija de Simón de Mesa, al igual que Catalina, Magdalena, Teresa, Beatriz y María de la Trinidad40. En el primer reparto de tierras para labranza que analizamos al comienzo del trabajo, Ana de Mesa recibe una chacra de 400 varas de Castilla que, según el auto de repartición, estaría situada en la otra margen del río Paraná. De esta manera vemos que recibe directamente las tierras, no por herencia de su padre o por fallecimiento de su marido.   Al fallecer el Capitán Simón de Mesa la encomienda la heredó doña Ana de Mesa, quien la poseyó hasta su muerte41.   Según la visita del oidor Garabito de León a los pueblos de Itatí, el 3 de junio de 1653 se inspecciona la encomienda de Ana de Mesa. En la misma los indios declaran que “la dicha su encomendera no tiene casa sino una mala chosilla y cuando van de mita… los reparte y alquila a diferentes personas que tiene la mano Pedro Moreyra, nieto de la encomendera. Y solo Diego dijo que una vez estando en la mita cayó enfermo y no cuidó de el la dicha su encomendera ni su nieto”42. De 40  Instituto de Genealogía de Corrientes. Boletín nº 3. (Corrientes, 2004) p. 113 41  Instituto… p. 113. 42  Archivo y Bibliotecas Nacionales de Bolivia. Visita del Oidor Garabito de León a las encomiendas de Itati

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esta manera, el oidor aplicó las multas correspondientes por malos tratos, por alquiler y por exceso en la mita.   En los Expedientes de Confirmación de encomiendas también encontramos información sobre ella, y según estos datos Ana muere hacia 1666, quedando vacante la encomienda, y a pedido de Miguel Navarro se le otorgó el título de dicha encomienda. El caso de Isabel de Salazar en Concepción del Bermejo   El licenciado Juan Torres de Vera y Aragón contrajo matrimonio con Juana, la hija del adelantado Juan Ortiz de Zárate43. Pero su cargo de oidor de la Audiencia de Charcas le impedía cumplir con sus funciones de gobernador, razón por la cual designó como su lugarteniente a Juan de Garay, quien posteriormente fue sucedido en su cargo por Juan Torres Navarrete.   Ya Juan de Garay había realizado intentos de formar una expedición con el objetivo de fundar una ciudad sobre el río Bermejo; pero fue Juan Torres de Navarrete quien logró reunir en Asunción dicha expedición, la cual estuvo dirigida por Alonso de vera y Aragón.   El 14 de abril de 1585 Alonso de vera y Aragón finalmente fundaba la nueva ciudad44 bajo el nombre de La Concepción de Nuestra Señora45. Una vez cumplidos con los actos legales correspondientes a la fundación de una ciudad, tales como el reparto de solares en la ciudad y tierras para labranza, también se repartieron las parcialidades indígenas46.   Luego de fundar Concepción, Alonso de Vera y Aragón se internó hasta los límites de la ciudad de Esteco; allí se encontró con 2000 indios, los cuales se adjudicó en encomienda. A su fallecimiento en 1605 los beneficios de la encomienda fueron heredados por su esposa Isabel de Salazar.   El capitán Gaspar de Medina había introducido desde Chile nueve doncellas, hijas de conquistadores, para casarlas con capitanes a cargo en 1653. Serie Expedientes Coloniales. EC. 1653.29. 43  Ernesto Maeder. Historia del Chaco.( Buenos Aires, 1939). 44  José Torre Revello. Esteco y Concepción del Bermejo. Dos ciudades desaparecidas. (Buenos Aires, 1943). 45  Con el tiempo el nombre original de la ciudad fue sufriendo modificaciones; por ello se la denominó Concepción o Concepción del Bermejo. 46  La nacionalidad que prevalecía en el caso de concepción de Bermejo era la de los indios frentones.

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de la conquista del Tucumán47; entre ellas se encontraba Isabel de Salazar, quien fue la segunda esposa del Maestre de Campo Hernando Mexía de Mirabal y luego contrajo matrimonio en segundas nupcias con Alonso de Vera y Aragón.   Este caso resulta interesante, ya que a los seis meses del fallecimiento de su marido Isabel va a tener un importante pleito con Hernandarias48. Ella había heredado de su marido una encomienda de indios matará, que según Hernandarias en 1607 estaba compuesta por 176 hombres, 178 mujeres y 284 menores de edad de ambos sexos.   El conflicto se inició cuando Hernandarias trató de despojar a Isabel de la mencionada encomienda, acusándola de dar malos tratos a los indios encomendados, haciéndolos trabajar con demasiado rigor y en días de fiesta y de sacarlos de su tierra para enviarlos a Tucumán49. Ella terminaría acusándolo de enemigo de su difunto marido y de sus bienes, ya que Hernandarias restó un importante porcentaje de su patrimonio al quitarle esa parte de su encomienda.   Isabel logró conservar sólo una parte de la encomienda heredada de su esposo, la otra parte retornó a la Real Hacienda por orden de Hernandarias y fue destinada a una obra pía.   Esta parte de la encomienda que heredó Isabel va a ser disputada por su nieto Felipe de Argañaraz y Murguía, el cual va a presentar sus antecedentes para poder recibirlas y va a solicitar la confirmación del Consejo de Indias, el que entregará en encomienda las parcialidades matarás y mosgosnas en 1642. Consideraciones finales   En esta primera etapa de la investigación hemos podido acceder a un importante cuerpo documental. Si bien se sostuvo siempre que el proceso de conquista y la aplicación del sistema de encomiendas tuvieron características particulares en los diferentes territorios americanos, mediante la realización de este trabajo pudimos observar que 47  Nélida Robledo. “Mujer y matrimonio en San Miguel de Tucumán desde la temprana conquista hasta mediados del siglo XVIII”. En: cuadernos de la Facultad de Humanidades y Ciencias sociales. N° 013. San Salvador de Jujuy, Universidad de Jujuy, 2000. 48  Hernandarias fue designado por Alonso de Vera y Aragón como Alcalde Ordinario del cabildo de Concepción del Bermejo. Véase en José Torre Revello. Esteco… p. 134. 49  Torre Revello. Esteco… p. 151.

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también en esta cuestión durante la etapa colonial la legislación y la realidad eran dos cosas diferentes.   En las leyes se establecía claramente que las mujeres, los funcionarios, los religiosos y los extranjeros no podían recibir encomiendas; aun así, en Corrientes hubo una fuerte presencia femenina, que se relaciona con las situaciones particulares que se daban en este contexto. Las mujeres recibieron tierras desde la fundación misma de la ciudad, sin ningún tipo de diferenciación, ya que al analizar los decretos de repartición de las tierras las cantidades entregadas a hombres y a mujeres no son muy distintas. Otro punto importante a señalar es el elevado número de mujeres que recibieron tierras en los años posteriores a la fundación.   También en el caso de Corrientes las mujeres heredaron encomiendas, ya que la falta de una línea sucesoria masculina permitió que se convirtieran en administradoras del patrimonio familiar.   A partir de esta primera parte hemos podido comprobar que, al igual que en otras ciudades fundadas en la etapa colonial, en Corrientes y Concepción del Bermejo también hallamos mujeres a cargo de encomiendas. Estas mujeres no sólo obtuvieron estas mercedes sino que también hicieron valer sus derechos a posesión cuando las instancias superiores intentaron coartar estos privilegios.   Dejamos como interrogantes a responder en el futuro: en qué otras circunstancias, además de la herencia, estas mujeres recibieron las encomiendas; si todas ellas pertenecían a grupos familiares de la elite como en los casos que analizamos en este trabajo, como así también desentrañar cuál fue el contexto en que desarrolló esta situación, teniendo siempre presente que las leyes indianas no lo permitían.

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Documentos y bibliografía utilizada Documentos 1. AGPC. Actas Capitulares. Sala 1. Tomo 1 y 2. 2. AGPC. Documentos de Gobierno. Sala 1. Tomo 6. 3. AGPC. Documentos Judiciales. Sala 1. Tomo 16 y 94 4. AGI. Expedientes de Confirmaciones de Encomiendas. 5. Visita del Oidor Garabito de León a las encomiendas de Itati en 1653. En ABNB. Serie Expedientes Coloniales. EC. 1653.7 - A Santiago Sánchez en 1653. En ABNB. Serie Expedientes Coloniales. EC. 1653.16 - A Santa Lucía en 1653. En ABNB. Serie Expedientes Coloniales. EC. 1653.29 Bibliografía 1. ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA. MAEDER, Ernesto. Historia Económica de Corrientes en el periodo virreinal. 1776-1810. Buenos aires, 1981. 2. ALMORZA HIDALGO, Amelia. Encomienda en cabeza de mujeres: La mujer de elite en el virreinato del Perú. Ponencia inédita presentada en el 52º Congreso de Americanistas. Simposio. Europa y América: gentes, canales y contactos. Siglos XVI-XX. Sevilla, 2006. 3. ARECES, Nidia. Poder y Sociedad en Santa Fe la Vieja, 1573-1660. Rosario,1999. 4. ARENAS, Isabel. La mujer encomendera en Yucatán en el siglo XVIII. Cadiz, 1993, p. 149-164. 5. DE GANDIA, Enrique. Francisco de Alfaro y la condición social de los indios. Río de la Plata, Paraguay, Tucumán y Perú. Siglos XVI y XVII. Buenos Aires, El Ateneo, 1939. 6. DE SOLORZANO PEREYRA, Juan. Libro Tercero de la política Indiana. Madrid, 1648. 7. FELIU CRUZ, Guillermo y Carlos Monge Alfaro. Las encomiendas según tazas y ordenanzas. Buenos Aires, 1941. 8. GARCIA GALLO, Alfonso. El encomendero indiano: estudio sociológico. Madrid, 1951. 9. GARCIA SANTILLAN, Juan. Legislación sobre los indios del Río de la Plata en el siglo XVI. Madrid, 1928. 134


10. GOMEZ, Hernán. Historia de la Provincia de Corrientes. Desde la fundación de la ciudad de Corrientes a la revolución de mayo. Corrientes, 1929. 11. HIDALGO NUCHERAS, Patricio Y Félix Muradás García: Bibliografía sobre la encomienda y su impacto sobre la realidad socioeconómica del mundo indígena en América y Filipinas.2da. Madrid. Asociación de Libreros de Viejo. 2001. 283 p. 12. KONETZKE, Richard. América Latina. La época Colonial. México, 2004. 13. LOCKART, James. Encomienda and hacienda: the evolution of de Great Estate in the Spanish Indies. The Spanish Indies. The Spanish American Historical Review XLIX: 3. Dirham N.C., 1969. p. 411-429. 14. MAEDER, Ernesto. La fundación de Corrientes: los hombres y las circunstancias (1588-1610). En: BANIT. Buenos Aires. 1988. 15. -------------------------. Historia del Chaco. Buenos Aires, Plus Ultra, 1996. 16. MANTILLA, Manuel Florencio. Crónica Histórica de la Provincia de Corrientes, Buenos Aires, 1928. Tomo 1. 17. PEREZ HERRERO, Pedro. América Latina y el colonialismo europeo (Siglos XVI – XVIII). Madrid, 1992. 18. PRESTA, Ana Maria. Encomienda, Familia y negocios en Charcas Colonial. Los encomenderos de La Plata 1550 – 1600. Perú, 2000. 19. REVISTA del Archivo de la Provincia de Corrientes. Acuerdos del extinguido Cabildo. Corrientes, 1919. 20. REVISTA de Buenos Aires. Tomo 25, año 1865, p. 165-176. 21. RODRIGUEZ DE LEON PINELO, Antonio. Tratado de Confirmaciones reales. Buenos Aires, 1922. 22. SALINAS, Maria Laura. Los indios de la encomienda en Corrientes y Santa fe. Resistencia, 1999. 23. SANCHEZ BELLA, Ismael y otros. Historia del Derecho Indiano. España, 1992. 24. SIMPSON, Lesley. The Encomienda in New Spain: Forced Native Labor in the spanish Colonies, 1492-1550. Berkeley, Ca: University of California Press, 1929. 297p (University of California Publications in History; 19). 25. SOSA DE ALIPI, Alicia. Registros de encomiendas en el Territorio Argentino. Siglo XVII. Centro de estudios genealógicos y heráldicos de Córdoba. Expedientes existentes en el Archivo General de Indias, 2007. 26. TORRE REVELLO, José. Esteco y Concepción del Bermejo. Dos ciudades

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desaparecidas. Buenos Aires, 1943. 27. ZABALA, Silvio. La encomienda indiana. Madrid, 1935. 28. ---------------------. Suplemento bibliográfico y documental a la “encomienda indiana”. México. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Jurídicas, 1994.469 p. y el 29. ZORRAQUIN BECU, Ricardo. La condición jurídica de los grupos sociales superiores en la Argentina, Siglos XVI – XVIII. En: RIDH. Nº 12, Buenos Aires, 1961. p. 106-146.

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La Revolución de Mayo y la frontera del Chaco Argentino Hugo Humberto Beck - Enrique César Schaller1 Resumen   Durante la etapa colonial, la región del Chaco constituyó una vasta frontera interior. Los aborígenes de la comarca resistieron exitosamente los intentos de conquista y llegaron a ser peligrosos adversarios para las poblaciones hispano-criollas situadas en los bordes del territorio. No obstante, en la segunda mitad del siglo XVIII, por diversas razones la confrontación bélica tendió a disminuir y se produjo un avance paulatino de la ocupación blanca sobre las tierras marginales de la región con el apoyo de un sistema defensivo de fuertes y reducciones. Estos limitados progresos cesaron con el ciclo de luchas iniciado a partir de la Revolución de Mayo. Las mismas tuvieron en general un impacto negativo para la política de fronteras y provocaron un debilitamiento de la organización heredada de la etapa colonial. En esta comunicación se examina brevemente la organización del sistema defensivo en el Chaco a fines de la etapa colonial, la crisis del mismo en el período revolucionario y sus consecuencias en la ocupación territorial. La línea de fronteras a fines de la etapa colonial   Durante la etapa colonial la ocupación hispano-criolla de nuestro país se había estructurado a lo largo del eje fluvial Paraná-Paraguay, principal vía de penetración en las llanura rioplatense, y de la ruta terrestre que comunicaba el Litoral con el centro de explotación minera del Alto Perú. La cadena de fundaciones establecida bordeaba por el Oeste y por el Este la inmensa planicie del Chaco. Debido a la falta de incentivos económicos, las limitaciones técnicas y los escasos recursos humanos, la ocupación de esta comarca se redujo a los bordes más inmediatos de las zonas de asentamientos estables. En el sector occidental, los centros poblados que bordeaban la región eran Salta, Santiago del Estero y Córdoba; en el Sur se encontraba Santa Fe, mientras que en el borde oriental las localidades en contacto más directo 1  Hugo H. Beck, Facultad de Humanidades, UNNE – CONICET- Junta de Historia del Chaco.   Enrique C. Schaller, Facultad de Humanidades, UNNE – CONICET- Junta de Historia del Chaco

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con el Chaco eran Corrientes y Asunción. En relación con la frontera chaqueña, cada uno de estos centros desarrolló una acción defensiva que sólo permitió un limitado aprovechamiento de los recursos de la región. Tras el fracaso de los primeros intentos de penetración a partir del siglo XVII, las ciudades debieron librar una dura lucha defensiva contra las parcialidades indígenas. Las más belicosas pertenecían al grupo lingüístico de los guaycurúes. De este, en el sector del Chaco oriental se encontraban los tobas, entre los ríos Pilcomayo y Bermejo; los abipones y mocobíes, entre el Bermejo y el norte de Santa Fe; los payaguaes en la cercanía del eje Paraguay-Paraná y los mbayás al norte del Pilcomayo. Un segundo grupo, el mataco-mataguayo, predominaba en el Chaco Occidental Árido, en la cuenca superior del Bermejo. Finalmente, la zona entre el Bermejo y el Salado era el hábitat del grupo de las tribus que pertenecían al grupo lule-vilela. Desde fines del siglo XVII las ciudades hispano-criollas se vieron amenazadas por los abipones y mocobíes. Estos pueblos cazadores y recolectores con la adopción del caballo adquirieron una extraordinaria movilidad que les permitió efectuar fructíferas incursiones de saqueo contra los asentamientos. Por su parte las poblaciones en torno a Asunción sufrían ataques desde el norte y oeste de los payaguaes y particularmente de los mbayás.2   La etapa más dura de este enfrentamiento se desarrolló entre fines del siglo XVII y el primer tercio de la centuria siguiente. A partir de la década de 1740 comenzó a disminuir en forma paulatina la violencia de la lucha fronteriza. Esta transformación resultó de los cambios que estaban experimentando tanto la sociedad colonial como las comunidades aborígenes. La vida en la frontera, además de las confrontaciones bélicas, incluía también relaciones de comercio, préstamos lingüísticos y conocimiento mutuo. Los efectos robados en las incursiones eran objeto de un activo comercio en el que participaban los mismos vecinos de las ciudades españolas. Estos vínculos favorecieron con el tiempo la transición hacia una relación más armónica entre ambas sociedades. Por otra parte, la lucha continua, pese a sus ventajas materiales, también significaba un fuerte desgaste para los grupos atacantes. Así, tras varias expediciones de represalia, los jefes aborígenes se hallaban más 2  Ernesto J. A. Maeder. Historia del Chaco, Buenos Aires, Plus Ultra, 1997, cap. I

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predispuestos a establecer pactos de convivencia con las autoridades españolas y a aceptar la labor misional.3   La sociedad hispano-criolla había intentado desde largo tiempo atrás que los indígenas chaqueños se incorporasen como mano de obra productiva colonial, aunque sus logros fueron escasos ante la resistencia de estos pueblos nómadas a fijarse a un territorio y a someterse a un trabajo totalmente ajeno a su universo cultural y a su mundo vivencial. Los españoles pretendieron también someterlos a la fuerza, realizando numerosas expediciones al Chaco, y aunque lograron que un buen número de indígenas -ante la presión de las armas y la imposibilidad de replegarse al encontrarse con otros chaqueños tradicionalmente enemigos- se avinieran a firmar las paces y aceptaran vivir en reducciones, nunca consiguieron pacificar totalmente la frontera. Además, el alto costo económico de estas expediciones, sumado a su relativa utilidad, hicieron que se optase por una frontera “defensiva cerrada”, compuesta por reducciones que actuarían como centros de “fijación” de la población indígena, fuertes, fortines y presidios con dotación fija de hombres para la defensa y estancias o haciendas que irían aumentando a medida que se estabilizaran las instituciones fronterizas.   La preocupación por establecer misiones para cristianizar a los indios del Chaco, que venía manifestándose desde considerable tiempo atrás, cristalizó en la zona santafesina a partir de una línea vertical de reducciones jesuíticas -Paraná arriba- desde San Javier (1743) en el sur hasta Rosario del Timbó (1763) en el norte, pasando por San Pedro (1765), San Jerónimo del Rey (1748) y San Fernando del Río Negro (1750). Otra línea oblicua se estableció sobre el río Salado, constituida por las reducciones de Nuestra Señora del Buen Consejo u Ortega (1738), San Juan Bautista de Balbuena (1751), Nuestra Señora del Pilar de Macapillo (1763), Nuestra Señora de La Paz o Bartolomé y San José de Petacas (1735). Algo más al Oeste y al Norte se ubicaban las reducciones de San Esteban de Miraflores (1752) y San Ignacio de Ledesma (1756). Completaban la labor fundacional las misiones establecidas en el Chaco Boreal (actual Bolivia). Es conocida la positiva labor de los sacerdotes jesuitas en el mejoramiento de la convivencia de indios y 3  Julio Djenderedjian. “Del saqueo corsario al regalo administrado. Circulación de bienes y ejercicio de la autoridad entre los abipones del Chaco oriental a lo largo del siglo XVIII”, Folia Histórica del Nordeste, nº 15, Resistencia, 2001-2002, pp. 175-196

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blancos desarrollada en el corto período de su actuación en el área chaqueña, lo cual nos exime de mayores detalles. Sí es necesario reiterar que tras la expulsión de la Compañía de Jesú,s acaecida en 1767, los pueblos, defectuosamente atendidos, desaparecieron o decayeron, en la mayoría de los casos. Las misiones chaqueñas del norte santafesino y las del Salado fueron encomendadas a los frailes franciscanos y mercedarios y a algunos miembros del clero secular, pero la falta de experiencia y los conflictos entre diferentes tribus conspiraron contra una evolución favorable de los pueblos.   En 1785 en el pago de San Lorenzo los frailes franciscanos fundaron el convento de San Carlos. Desde allí tomaron a su cargo las estropeadas reducciones de San Javier y San Pedro y fundaron la nueva misión de Jesús Nazareno de Espín. Aunque en el Chaco Occidental el panorama tampoco era alentador, el gobernador del Tucumán Jerónimo Matorras y el canónigo Lorenzo Suárez de Cantillana habrían de fundar aún la reducción de Santa Rosa de Lima y propiciar la fundación de dos nuevas reducciones en el Bermejo Medio: Nuestra Señora de los Dolores y Santiago de La Cangayé y San Bernardo el Vértiz (1781). En Jujuy, el coronel Gregorio de Zelada sumó en 1779 la reducción de Nuestra Señora de las Angustias de Zenta.4   Pese a todos los problemas, la creación de reducciones de indios tuvo una importancia fundamental para la pacificación de la conflictiva frontera. La radicación favoreció un contacto más fluido con los pobladores hispano-criollos y permitió establecer un vínculo más o menos regular con las autoridades coloniales. Así, los jefes de las parcialidades reducidas pudieron asumir el papel agentes del Estado para el mantenimiento del orden y la defensa contra los grupos no sometidos. Estos contactos implicaban también la intervención en los conflictos que afectaban a ambas sociedades. Así por ejemplo, las fuerzas coloniales con frecuencia debieron mediar en las endémicas luchas entre mocobíes y abipones.   Otro factor de gran importancia en el afianzamiento de la frontera 4  En la cartografía que acompaña este trabajo se sitúan sólo las reducciones, o pueblos nacidos a partir de ellas, que resultan indispensables para la comprensión del texto. La correcta ubicación de todas las reducciones puede verse en la obra de Ernesto Maeder y Ramón Gutiérrez Atlas Histórico del Nordeste Argentino, Resistencia, 1995 y un completo informe de estas reducciones en Edberto Oscar Acevedo. La Intendencia de Salta del Tucumán en el Virreinato del Río de la Plata, Mendoza, Universidad Nacional de Cuyo, 1965.

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con el indio fue el extraordinario crecimiento económico, demográfico y territorial que experimentaron las diversas comarcas de la región rioplatense. Esta notable expansión permitió la ocupación de las zonas más amenazadas y brindó los recursos humanos y materiales para el establecimiento una barrera defensiva más eficaz. El período comprendido entre mediados del siglo XVIII y la Revolución de Mayo se caracterizó en el extremo sur de América por una “fiebre pobladora”, resultado de la acción de gobernadores, militares y frailes que con empeño buscaron formar nuevos pueblos como sinónimo de progreso y quizá de ascenso en el escalafón administrativo. La orden de congregar a los pobladores en núcleos urbanos fue impartida en reiteradas Reales Cédulas, medida también sugerida por los pastores de la Iglesia, que veían en la concentración de personas la única forma de acometer una labor catequística eficaz entre los indios y el modo de vigilar la conducta de los españoles en lo referente al cumplimiento de las leyes de encomienda y de los deberes religiosos.5   Un dato relevante del crecimiento poblacional y de la densificación urbana en las Intendencias de Córdoba y de Salta lo constituye el notable aumento del número de parroquias ocurrido en los últimos años del siglo XVIII, según puede constatarse en la valiosa obra de Barbero, Astrada y Consigli.6   De las comarcas que rodeaban al Chaco en el sector oriental, posiblemente el desarrollo más espectacular tuvo lugar en la jurisdicción de Asunción. A lo largo del siglo XVIII —y particularmente en la segunda mitad de la centuria— a partir del núcleo asunceño, diversos frentes de avance permitieron la ocupación territorial de la mayor parte del Paraguay oriental. Una de las líneas de expansión progresó por la ribera izquierda del Paraguay inferior, en el espacio despoblado entre Asunción y Corrientes. A lo largo de la costa surgieron las localidades de Villa Franca (1777), Pilar (1779) y los centros poblados de Humaitá y Curupaití. La formación de estos núcleos permitió vigilar la navegación del Paraguay al sur del río Pilcomayo y las entradas de 5  Hugo Humberto Beck. “Distribución territorial de la conquista. Red de urbanización y vías de comunicación”. En: Academia Nacional de la Historia. Nueva Historia de la Nación Argentina. Tomo II, 2ª parte; Buenos Aires, Planeta, 1999. 6  Santiago Barbero, Estela Astrada y Julieta Consigli. Relaciones ad Limina de los Obispos de la Diócesis del Tucumán (s. XVII al XIX), Córdoba, Prosopis, 1995.

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los indios.7   En el caso de Corrientes, la ocupación de las tierras en la vertiente oriental del Paraná frente a la costa chaqueña experimentó avances y retrocesos de acuerdo con las alternativas de lucha fronteriza. A principios del siglo XVIII se hallaban poblados los pagos rurales entre la ciudad cabecera y el río Santa Lucía. Este avance paulatino tuvo un fuerte retroceso hacia la década de 1740, pero luego se reanudó con gran dinamismo hacia 1760. A fines de la centuria el límite sur de la jurisdicción correntina alcanzó el río Mocoretá. Sin embargo, inicialmente las poblaciones como Saladas, Caá Catí y San Roque se ubicaban en áreas alejadas de la costa. Sobre ella, hacia 1770, los únicos centros existentes eran las reducciones de Santa Lucía y Las Garzas. Recién hacia 1790 se conformaron en forma espontánea las poblaciones de Goya (frente a la reducción de San Jerónimo del Rey) y Esquina.8   En el sector meridional, el avance de la jurisdicción de Santa Fe se hallaba constreñido en el Norte y el Sur por la amenaza indígena. La expansión de la ciudad se desarrolló en los campos de la comarca entrerriana. De todas formas, durante las décadas de 1780 y 1790 se adelantó y mejoró la línea de fortines, lo que permitió una limitada expansión de las estancias hacia el Norte.   Finalmente, la pacificación paulatina de la frontera resultó también en una mayor eficacia de la acción del Estado. En este aspecto fue de gran importancia la creación del Virreinato del Río de la Plata en 1776 y posteriormente la Real Ordenanza de Intendentes de 1782. Con esta última disposición de los antiguos centros cabecera que rodeaban al Chaco, las ciudades de Asunción, Córdoba y Salta pasaron a ser capitales de intendencia. Por su parte, Corrientes y Santa Fe integraron la Intendencia de Buenos Aires, mientras que Santiago del Estero fue incluida en la Intendencia de Salta del Tucumán.9   Con el Virreinato se instauraba una autoridad de la máxima jerar7  Jan M. G. Kleinpenning. Paraguay 1515-1870. A thematic Geography of its Development, Frankfurt, 2003, tomo I, cap 9. 8  Ernesto J.A. Maeder. Historia económica de Corrientes en la etapa virreinal, Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia, 1981, cap. II 9  Hernán F. Gómez. “Los Territorios Nacionales y límites interprovinciales hasta 1862 (Patagonia, Gran Chaco, Misiones, Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes)”. En: Academia Nacional de la Historia. Historia de la Nación Argentina (desde los orígenes hasta la organización definitiva en 1862), 2ª ed. Buenos Aires, El Ateneo, Vol. X.

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quía colonial en el área rioplatense, en tanto que con el sistema de las intendencias se trató de implantar una administración más eficaz y centralizada. Este cambio se manifestó claramente en el mejoramiento del sistema defensivo. El esfuerzo evangelizador, no siempre acertado ni fructuoso, fue acompañado por la consolidación de la frontera chaqueña con una línea más nutrida de fortines, fuertes y presidios. Las autoridades locales pusieron en práctica varias iniciativas para el establecimiento de un sistema más o menos permanente de fortificaciones. En lo que respecta a los virreyes, su atención prioritaria estuvo concentrada en la frontera de la zona pampeana, pero en general apoyaron los proyectos locales y a veces aportaron recursos.   Hacia fines de la etapa colonial la línea defensiva bajaba desde la ciudad de San Ramón Nonato de la Nueva Orán del Valle de Zenta (última ciudad española del Río de la Plata, fundada por el intendente García Pizarro el 30 de agosto de 1794) siguiendo el curso del río Salado hasta el norte de Santa Fe. En el área santafesina se hallaban los fuertes Cululú y Esquina Grande, Saladillo, Feliú, Nuestra Señora de la Soledad o Arredondo, San Nicolás o La Pelada, Melo y Virreina o Sunchales. En Córdoba y Santiago, la extensa frontera se hallaba defendida por los fuertes El Tío (o Villa Concepción del Tío o San Carlos del Tío), Morteros, Los Porongos (en cercanías del complejo Laguna de los Porongos, como se conocía entonces a la Laguna Mar Chiquita, Los Porongos y del Salado), Las Higuerillas, Abipones (la vieja reducción transformada en presidio), el Bracho, Salavina y Matará, pasando a sólo 75 km al norte de la ciudad de Santiago del Estero. Todo ello con largos intervalos de desierto y escasas poblaciones. Hacia el Norte, la línea continuaba con los fuertes de San Luis de Pitos, El Piquete o Tunillar, San Fernando del Río del Valle, Santa Bárbara, San Bernardo, Nuestra Señora de los Dolores del Río Negro, San Andrés de Zenta (1779), Nuestra Señora del Rosario de Ledesma, Pizarro (1794) y San José de Caraparí, ya en las proximidades de Tarija. Los límites orientales del Chaco, determinados por los grandes ríos, también habían sido reforzados, y desde el Alto Paraguay vigilaban la frontera algunos fuertes.10 En la jurisdicción correntina a lo largo del Paraná existían 10  Ernesto J. A. Maeder. “Historia del Chaco y de sus pueblos”. En: Academia Nacional de la Historia. Historia Argentina Contemporánea. 1862-1930. Vol. IV, 2ª sección; Buenos Aires, El Ateneo, 1967. La vida en los fuertes en el Noroeste Argentino —extensible en gran medida a los otros bordes del Chaco—, el sostenimiento econó-

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puestos defensivos en Goya, Las Garzas y el Rubio, cerca de Santa Lucía. Con respecto al Paraguay, hacia 1806 el tramo del río Paraguay entre Asunción y Paraná, denominado Costa Abajo, estaba protegido por trece fortificaciones situadas sobre la orilla izquierda: Lambaré, San Antonio, Villeta, Angostura, Macalpinam, Ibiocá, Lobato, Remolinos, Herradura, San Fernando, Tacuaras, Ñeembucú y Boquerón. Sobre la banda derecha, en la región del Chaco, existían las pequeñas fortificaciones de Naranjay, Orange, Formoso y Monte Claro.11   Aunque los fortines tuvieron por objeto la defensa de la frontera y muchas veces también la protección de las reducciones que se fundaban bajo su amparo, en ciertas oportunidades estas avanzaron y contuvieron a los indios más que los mismos fuertes, y también era frecuente que ambos resultaran rebasados por pobladores, quienes en búsqueda de más y mejores tierras para sus ganados y sus cultivos arriesgaban sus vidas y sus bienes, estableciéndose varias leguas más al interior del Chaco.   En efecto, junto a soldados y oficiales, sus mujeres y niños, presos y desertores transformados en renegados, se agruparon numerosas familias en tierras cercanas para refugiarse en caso de peligro, peones y capataces de estancias, puesteros, meleros y cazadores, quienes incrementaron considerablemente el número de pobladores de la frontera interna. Citemos como ejemplo que en 1794 se estimó que alrededor del fuerte de San Luis de Pitos había tal cantidad de personas que era del todo indispensable un capellán que los atendiese; y en 1805, la población en torno al fuerte de San Bernardo había aumentado tanto que se podía formar una compañía reglada auxiliar del fuerte, con un total de 81 hombres, como desde hacía tiempo se venía haciendo en los presidios.12   La precariedad de los fortines, provocada por la falta de recursos económicos y humanos, también se relacionaba con la movilidad de la frontera, de acuerdo con la política estatal de adelantarla hasta el siguiente accidente geográfico (ríos, lagunas). Esta situación motivó mico de los mismos a través de la Sisa, las condiciones de sus comandantes y de los partidarios, el entorno de los presidios y el avance de los colonos puede leerse con gran provecho en la obra de Alberto Guillón Abao La frontera del Chaco en la gobernación del Tucumán (1750-1810), Cádiz, Universidad de Cádiz, 1993. 11  Jan M. G. Kleinpenning. Op. cit., tomo I, pp. 438-441. 12  Alberto Guillón Abao. Op. cit.

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reiterados movimientos de los fuertes, como aconteció con el traslado de Ledesma a Santa Rita, y la unificación de San Bernardo y Santa Bárbara en La Puerta, extendiéndose más de 30 leguas la frontera de la intendencia de Salta del Tucumán, donde también el fuerte de San Andrés de Zenta se trasladó al de Pizarro, después de fundada Orán. Al comenzar el siglo XIX, el fuerte del Río del Valle se trasladó a San Bernardo, constituyendo este uno de los más avanzados hacia el interior del Chaco Occidental.   En general, el peso de la defensa inicialmente recayó de manera exclusiva en la acción de las milicias integradas por los vecinos movilizados que debían acudir a cumplir su obligación con sus propios recursos. Este sistema se mostraba inadecuado para una acción eficaz; por ello, se establecieron cuerpos permanentes reclutados entre la población local. La primera formación de este tipo fue el cuerpo de blandengues, creado en 1726 para atender la frontera norte de Santa Fe. Hacia 1790 esta formación se sostenía con los propios de la ciudad. Más tarde, en 1739, se creó el cuerpo de “Partidarios” para la defensa de la zona de Salta, Córdoba y Santiago del Estero. De todas formas, tanto la formación militar como el equipamiento de estas tropas dejaban mucho que desear. Se pusieron de manifiesto con frecuencia la indisciplina de sus componentes, la falta de armamentos y la imposibilidad del vecindario de soportar el mantenimiento de una compañía o de un escuadrón de campaña.13   Durante la etapa virreinal se efectuaron varias reformas para perfeccionar la organización militar. Los cambios esbozaron en la región el sistema dual de defensa, formado por un ejército permanente de soldados profesionales y las milicias de pobladores movilizados. El principal obstáculo era la obtención de los recursos para sostener a las tropas. Una medida de gran importancia fue la Real Cédula del 14 de enero de 1801 sobre la organización de milicias. Sobre la base de las mismas se crearon en algunas comarcas regimientos de voluntarios de caballería para las operaciones militares de mayor envergadura y la defensa permanente de la frontera. Una novedad muy importante fue que los jefes de estos cuerpos recibieron una paga sus servicios con 13  Juan Beverina. El Virreinato de las Provincias del Río de la Plata. Su organización militar, Buenos Airs, Círculo Militar, 1992, pp. 216-221.

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fondos de la Real Hacienda, con cual se creó una oficialidad semiprofesional.   De esta forma, aun con las limitaciones anotadas, durante la administración española la frontera con el indio chaqueño ofrecía una cierta seguridad, basada en años de experiencia, en líneas de fortines recostados sobre defensas naturales y administrados por autoridades de las intendencias, sin importar a cuál de ellas correspondiera. La crisis del sistema defensivo   Pese a los logros en la pacificación de la frontera del Norte a fines de la etapa colonial, la región del Chaco constituía un área marginal fuera del control efectivo de las autoridades. El relativo equilibrio alcanzado se mantenía mientras continuaba la vigilancia de los grupos belicosos y el apoyo de las reducciones. A partir de la Revolución de Mayo, el sistema defensivo construido durante décadas experimentó una rápida desarticulación. La Guerra de la Independencia obligó a los primeros gobiernos de las Provincias Unidas a movilizar un máximo de efectivos militares para enfrentar a los realistas. A esta guerra, que consumió muchas y valiosas energías, casi inmediatamente se sumó la guerra civil que dividió al país en bandos políticos irreconciliables y encarnizados. La lucha iniciada en 1814 entre el Directorio de Buenos Aires y la “Liga de los Pueblos Libres” encabezada por Artigas concluyó a principios de la década de 1820 con la desaparición de ambas entidades y la formación de las provincias autónomas. Los enfrentamientos internos y la fragmentación del poder político limitaron las posibilidades de una acción coordinada en relación con la frontera chaqueña.   Los efectos de la movilización y las luchas, sin embargo, no fueron similares en toda la frontera del Chaco. En el extremo occidental, los indios de las fronteras de Salta y Jujuy vivieron en paz con los criollos. Grandes contingentes de ellos acudían anualmente –como lo hacían de antaño— a los establecimientos de campo a trabajar, especialmente en la zafra azucarera. Las haciendas de San Pedro, Ledesma y San Lorenzo empleaban alrededor de 1500 aborígenes, mayoritariamente wichis (matacos) y chiriguanos14. Asimismo, en el sector Nordeste, la franja comprendida entre el Pilcomayo y el Bermejo, vigilada desde Asun14  Esta situación se mantuvo inalterable hasta el siglo XX y ha sido ampliamente documentada.

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ción, se mantuvo sin mayores alteraciones. El Paraguay se independizó de la autoridad de Buenos Aires en las etapas iniciales de la Revolución. Con ello se mantuvo al margen de las luchas contra los realistas y también se vio libre de serios enfrentamientos internos. Hacia fines de 1813 ya se había consolidado de manera indiscutible el poder de Gaspar Rodríguez de Francia. La paz interna y la continuidad política y administrativa permitieron concentrar los recursos militares en la defensa de las fronteras. El sistema defensivo heredado de la colonia se afianzó con la formación, a partir de 1819, de una fuerza veterana controlada por el dictador. En realidad, las mayores amenazas fronterizas para el Paraguay no provenían del Chaco sino del Norte, donde los mbayás, a veces instigados por los portugueses, atacaban las estancias y las comitivas de yerbateros que ingresaban en sus tradicionales zonas de caza.15   La frontera más conflictiva del Chaco argentino se ubicaba en el sur de la región, en el área que se extendía desde el Paraná hasta la línea de los ríos Salado y Dulce. En esa área, donde convergían las jurisdicciones de Santa Fe, Córdoba y Santiago del Estero, los indios mocobíes y abipones —sólo parcialmente reducidos— realizaron periódicas incursiones, de las que también participaron los indios tobas. La inestabilidad de la frontera santafecina también repercutió en la vecina provincia de Corrientes, donde se produjeron varias alarmas.   La reanudación de los ataques resultó fundamentalmente del debilitamiento de la línea defensiva con la incorporación de las tropas de la frontera a los ejércitos revolucionarios. Las dos compañías de Blandengues de Santa Fe pasaron a integrar el contingente que al mando de Belgrano se dirigió al Paraguay y luego a la Banda Oriental. Asimismo, parte de las fuerzas que vigilaban los fortines de Santiago del Estero y Córdoba se incorporaron a la Expedición del Alto Perú.16   En Santa Fe los blandengues fueron reemplazados por una fuerza 15  John Hoyt Williams. “Desde la mira del fusil: Algunas observaciones acerca del Dr. Francia y el militarismo paraguayo”; Thomas Whigham y Jerry W. Cooney, El Paraguay bajo el doctor. Francia. Ensayos sobre la sociedad patrimonial (1814-1840). Asunción, 1996, pp. 45-50; 16  Los acontecimientos en la frontera de Santa Fe se basan en José Emilio Burucúa, “La frontera norte (18101820)”, Comando General del Ejército, Política seguida con el aborigen (1750-1819), Buenos Aires, Círculo Militar, 1973, tomo II; Manuel M. Cervera, Historia de la provincia de Santa Fe 1573-1853, Santa Fe, 1907, tomo II caps. XII-XV; Cayetano Bruno, Historia de la iglesia en la Argentina, Buenos Aires, don Bosco, 1974, vol 9, pp. 117-121.

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más reducida, que mantuvo el orden por un tiempo. En 1812, sin embargo, se intentó movilizar a los indios chaqueños en la lucha contra las incursiones realistas que atacaban las costas del Paraná. Se inició así la participación de algunas parcialidades en los conflictos que afectaban a la sociedad blanca. Los aborígenes constituían grupos aguerridos pero muy difíciles de controlar, y al ser llamados a las armas comenzaron a aprovechar los recursos del terreno, en especial el ganado vacuno. Asimismo, en ese mismo año se produjo la rebelión de las reducciones de San Javier, San Pedro y Jesús Nazareno en respuesta a una dura medida represiva tomada por un jefe militar. Ante el recrudecimiento de los ataques se organizó una expedición militar de represalia dirigida por Mariano Vera, que fue, sin embargo, totalmente vencida. Desde 1814 los malones se volvieron endémicos y afectaron no sólo el norte de Santa fe sino también el sudeste de Santiago del Estero y el nordeste de Córdoba. En ese año también fue vencida una expedición de las milicias santiagueñas dirigida contra una incursión de abipones en la zona de Sunampa.17   El aumento de la conflictividad en la frontera y la creciente inhabilidad del aparato defensivo para establecer un orden estable se vinculaba también con el recrudecimiento de la guerra civil en Litoral. El conflicto entre Artigas y el Directorio se inició en forma abierta en 1814. En Santa Fe, la prédica artiguista logró un fuerte apoyo local y en abril de 1815 se destituían a las autoridades porteñas y se designaba un gobierno local. En este movimiento las fuerzas artiguistas reclutaron a grupos indígenas de San Javier. El desorden de la campaña se extendió y las incursiones depredadoras alcanzaron las cercanías de la ciudad cabecera. El movimiento localista, como es sabido, provocó la reacción del Directorio, quien remitió un importante contingente al mando de Juan José Viamonte y ocupó la nueva provincia (agosto de 1815-abril de 1816). Una de las primeras preocupaciones de este jefe fue la de restablecer la frontera norte con cuerpos veteranos. Pero el dominio porteño era débil y pronto fue expulsado por otra reacción dirigida por Mariano Vera, quien también movilizó a fuerzas irregulares indígenas (marzo de 1816). Poco tiempo después, en agosto de 1816, se produjo 17  Ramón A. Leoni Pinto. “La frontera santiagueña con el indio del Chaco (1810-1825)” Folia Histórica del Nordeste, Nº 12, Resistencia, IIGHI-UNNE; 1995. pp. 99-140

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un nuevo ataque al mando de Díaz Vélez, que fue rechazado hacia el mes de octubre.   La crisis de la frontera norte de Santa Fe acentuó los ataques contra Santiago del Estero y Córdoba. También provocaron en la vecina Corrientes una fuerte alarma ante los rumores de una posible invasión de abipones fomentada por Buenos Aires. Más tarde, en 1816, el Cabildo de la provincia, en ejercicio del gobierno, recibió un pedido de Artigas para que un grupo de unos 300 abipones emigrara al territorio de la provincia. Esta solicitud buscaba probablemente proteger a un grupo que le era adicto del ataque de otras parcialidades y también contar con una fuerza disponible para su próxima lucha contra los portugueses. Corrientes, pese a que integraba la confederación que encabezaba caudillo oriental, se negó a aceptar el ingreso de esta población, que considera potencialmente peligrosa.18   Para fines de 1816 la frontera santafecina había retrocedido 50 leguas al Sur hasta las proximidades de la capital provincial. Con ello se perdieron valiosos terrenos de pastoreo y se vio afectada la ruta terrestre hacia el interior. También las reducciones faltas de protección y de apoyo económico entraron en una etapa de desorganización y no pudieron cumplir un papel moderador para frenar las incursiones. La atención religiosa de los habitantes que permanecían en los pueblos se realizó en forma esporádica, hasta que los franciscanos las abandonaron por completo. Por otra parte, los indios “mansos” asentados en estos parajes eran amenazados por los ataques de otras comunidades enemigas.   En general, el resurgimiento del “peligro indio” era una manifestación del desorden de la campaña que afectó al Litoral como resultado de la movilización de la población rural. Las zonas no controladas fueron el refugio de desertores y ladrones, quienes en gran medida fueron los instigadores de muchas de las acciones depredadoras.   Mariano Vera se mantuvo en el poder entre octubre de 1816 y julio de 1818. Este lapso constituyó un breve interregno en la lucha civil. El gobernador se preocupó por restablecer la seguridad en la frontera con fortines y destacamentos. Por su parte, el Directorio también tomó no18  Hernán F. Gómez, Historia de la provincia de Corrientes. Desde la revolución de Mayo hasta el Tratado del Cuadrilátero, Corrientes, 1928, pp. 184-186

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ticia del empeoramiento de la seguridad en la frontera del Chaco, que amenazaba no sólo a la provincia artiguista de Santa Fe sino también a distritos de la intendencia de Córdoba que respondían a su autoridad. Por ello, en 1817 decidió apoyar un plan concebido inicialmente por el gobernador de Tucumán Bernabé Aráoz para realizar una expedición coordinada con Córdoba y Santiago del Estero bajo la dirección del gobernador de Córdoba. También se invitó a Manuel Vera para participar en la campaña, pero este se negó a colaborar, pues temía, con fundadas razones, que la presencia de fuerzas directoriales podría ser el preludio de una nueva invasión a la provincia. La expedición quedó finalmente bajo la responsabilidad del Ejército del Norte al mando de Manuel Belgrano, quien encargó la tarea a Alejandro Heredia. La incursión terminó en un rotundo fracaso y como consecuencia de ella quedó desmantelado gran parte del sistema defensivo de Córdoba y Santiago del Estero.   Entre los años 1818 y 1821 se desarrolló la etapa más crítica de la lucha del Litoral, y con ello, una multiplicación de las incursiones de los aborígenes. A principios de 1818 el Directorio reanudó sus esfuerzos por recuperar la autoridad sobre las provincias controladas por Artigas. Este proyecto se inició con una expedición a Entre Ríos y el apoyo a un movimiento separatista de Corrientes (mayo de 1818). Para consolidar el frente interno, una de las primeras medidas del jefe militar correntino que encabezó la asonada fue ordenar la matanza de la mayor parte de los habitantes de Las Garzas, poblado con indios chaqueños, porque se los consideraba partidarios de la causa de Artigas (julio de 1818).   En Santa Fe, desde enero de 1818 se multiplicaron los ataques indios, a tal punto que los pobladores temían salir del recinto de la ciudad. Asimismo, en febrero un asalto de los indios tobas destruyó el pueblo de San Jerónimo de Rey. Los sobrevivientes se refugiaron en San Javier. Con razón o sin ella se señalaba al gobierno de Buenos Aires como el principal instigador de estos ataques. Se realizaron operaciones de represalia a cargo de Estanislao López y en ellas también participaron indios adictos. Poco tiempo después (julio de1818) López asumió el gobierno de la provincia en reemplazo de Vera. En septiembre de ese año el nuevo mandatario logró establecer una precaria tregua con los

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caciques aborígenes. En noviembre Santa Fe se vio sometida a una doble invasión de fuerzas directoriales. Una provenía de Córdoba y la otra de Buenos Aires. Las luchas se prolongaron hasta la celebración de un armisticio en abril de 1819. En ese lapso también aumentó el desorden de la campaña. Las fuerzas de Estanislao López contaron con el apoyo de las milicias guaraníes del lugarteniente de Artigas Andrés Guacurary o Andresito, quien ese momento ocupaba Corrientes tras sofocar la rebelión local. Muchos de los soldados guaraníes desertaron y junto con los abipones de San Javier amenazaron con una invasión a Corrientes. Los ataques contra diversas poblaciones santafesinas se multiplicaron. La gravedad de la amenaza motivó que el gobernador ordenara en julio de 1819 la construcción de un foso desde Laguna Grande hasta el Salado para proteger a la ciudad capital. Esta obra de largo aliento se completó recién en 1822.   El fracaso de la invasión directorial afianzó el poder y el prestigio de López pero no trajo una paz estable. La lucha contra Buenos Aires se reanudó entre octubre de 1819 y febrero de 1820 y nuevamente entre junio y noviembre del mismo año. Concluido el enfrentamiento con la ciudad porteña, en mayo de 1821 tuvo lugar la invasión de Francisco Ramírez, quien trató de reclutar, sin éxito, a los pobladores de San Javier. Recién tras la muerte del caudillo entrerriano se logró un nuevo equilibrio político caracterizado por el afianzamiento de las autonomías provinciales. La frontera chaqueña a principios de la década de 1820   Con el retorno de la paz, las autoridades locales estaban en condiciones de atender con mayor eficacia la seguridad interior, y es por ello que a mediados de la década de 1820 se estableció una serie de acuerdos con los jefes aborígenes, que permitieron al menos por un tiempo el establecimiento de relaciones pacíficas en las zonas más conflictivas.   En 1821 se registraron ataques en varios parajes santafesinos, al tiempo que entre enero y abril de 1822 los indios de San Javier incursionaron sobre la costa correntina. Estanislao López trató de organizar una expedición en forma conjunta con Corrientes. Sin embargo, las autoridades de esta provincia prefirieron organizar su línea de defensa y pactar con los aborígenes (junio de 1822). Este acuerdo era una 151


simple tregua y disgustó mucho a López, porque consideró que este dejaba libres a los indios hostiles para que realizaran sus ataques en Santa Fe. En marzo de 1823 el gobernador firmó la paz con los indios de San Javier y en abril efectuó una entrada contra los indios del Norte. Al año siguiente los abipones reanudaron sus ataques a Corrientes. Pero la provincia, una vez restablecida la paz, había logrado organizar una fuerza militar integrada por tropas veteranas y milicias. Los jefes aborígenes optaron por firmar un acuerdo (9 de octubre de 1824) con el gobernador Pedro Ferré. Este convenio tuvo efectos más duraderos y favoreció la tarea llevada adelante por López, quien logró reducir a los últimos jefes rebeldes y aprovechó la oportunidad para trasladar a los habitantes de San Jerónimo del Rey y otros parajes para concentrarlos en una nueva reducción denominada San Jerónimo del Sauce. Esta población, situada al oeste de la ciudad de Santa Fe, quedó organizada a partir de 1826.19   De esta manera, tras el retroceso de la etapa revolucionaria, a mediados de la década de 1820 se había logrado un nuevo equilibrio en la frontera chaqueña, que se mantendría sin modificaciones fundamentales hasta mediados de la década de 1850. La fragmentación del país limitó las posibilidades de una política defensiva conjunta. No obstante, la consolidación de las fuerzas locales implicó también una mayor atención a las relaciones con los aborígenes. Entre las preocupaciones fundamentales de los nuevos Estados se encontraba la creación de un cuerpo de fuerzas veteranas. Por otra parte, la rudimentaria estructura administrativa de las provincias se organizó sobre la base de las necesidades del reclutamiento militar. Como es conocido, la mayor parte de sus limitados recursos se destinaron a la defensa. Por otra parte, los contactos entre las sociedades criolla y aborigen, que se habían desarrollado desde la etapa colonial, permitieron que los gobiernos pudieran poner en práctica una política de pactos y alianzas que regulaban las relaciones con algunos grupos y eventualmente podían garantizar su apoyo contra las incursiones de otras tribus hostiles.   El sector occidental, en el tramo de la frontera que correspondía a Salta, en general se mantuvo en paz y sin grandes modificaciones. Los 19  José Emili Burucúa, “La frontera Norte (1820-1852)”, Círculo Militar, Política seguida con el aborigen (1820-1852), Buenos Aires, Círculo Militar, 1974, Tomo II

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matacos, sobre el curso superior del Bermejo, tenían en general buenas relaciones con los criollos de Orán y Esquina Grande. Su presencia en el oeste del Gran Chaco contenía la expansión de los tobas. De esta manera, concluidas las luchas por la independencia se renovaron los proyectos para lograr un mayor control de la cuenca del Bermejo a través de una navegación regular que ligara el Noroeste con el Litoral y propiciara el poblamiento de sus márgenes mediante pactos con las tribus locales. Estos designios estuvieron lejos de concretarse, pero revelaban un nuevo dinamismo en el avance de la ocupación criolla hacia el Chaco salteño. En la zona más conflictiva del norte de Santa Fe, nordeste de Córdoba y sudoeste de Santiago del Estero, la frontera había un experimentado un sensible retroceso. En la década de 1820 se abandonó la ruta directa de Santa Fe a Santiago por Sunchales y desde Santa Fe a Córdoba por Quebracho Herrado y la laguna Mar Chiquita. Tras el fracaso de la expedición de 1817, los fortines cordobeses que guardaban esta última ruta fueron abandonados. Del sistema defensivo de Córdoba sólo subsistió el puesto del Tío. Por su parte, en Santiago del Estero, de los fuertes del período colonial sólo permanecieron Bracho sobre el Salado y Abipones sobre el Dulce. En lo que respecta a Santa Fe, también quedó desorganizado el sistema de fortines y reducciones del Norte. Los centros para defensa y reubicación de pobladores indígenas que se instalaron durante las décadas de 1820 y 1830 ((San Jerónimo del Sauce, San Pedro Chico, Santa Rosa de Calchines, San José del Rincón) se ubicaron en las cercanías de la ciudad capital para cubrir sus accesos septentrionales y occidentales.   En el sector oriental las condiciones eran mucho más favorables. Tanto Corrientes como el Paraguay no experimentaron mayores amenazas desde el Chaco, en gran medida porque ambos Estados se mantuvieron alejados de los conflictos civiles y lograron crear un aparato militar eficaz para las necesidades de defensa. En Corrientes el gobernador Fernández Blanco, ante los ataques que se habían producido en 1822, trató de cubrir las rutas de ingreso más frecuentemente utilizadas por los aborígenes. Reforzó la guarnición de Goya y creó un fortín a cuatro leguas de la localidad. Estableció el cuartel general de las tropas regulares (creadas ese año) en Las Garzas y organizó una flotilla de vigilancia. Tras el acuerdo de 1824 la amenaza de nuevos ataques desde el Chaco disminuyó, mientras que otros problemas más urgentes se 153


presentaron en el sector oriental de la provincia. Por ello el gobernador Pedro Ferré desmanteló parte del sistema defensivo establecido por Fernández Blanco y decidió aumentar la presencia correntina sobre la costa del Paraná mediante una activa política de poblamiento. Así, sobre la ribera izquierda se fundaron las localidades de Bella Vista (1825) y Empedrado (1826). De igual manera en 1825 se suprimió el régimen comunal en la antigua reducción de Santa Lucía (al norte de Goya) y las tierras pertenecientes al pueblo fueron vendidas a particulares. También sobre la margen derecha, en la región Chaqueña comenzaron a establecerse numerosos obrajes madereros que ocasionalmente utilizaban mano de obra indígena.20 En lo que respecta al Paraguay, también las relaciones entre los criollos y los aborígenes de la región oriental del Chaco fueron, en general, pacíficas. De todas formas, el dictador Gaspar Rodríguez de Francia se preocupó por afianzar el sistema defensivo sobre la costa del Paraguay. En 1819 fueron suprimidos los cuerpos de Caballería creados por la reforma de milicias de 1801 y sustituidos por un ejército veterano supervisado estrictamente por el Dictador. Un contingente importante se ubicaba en la localidad de Pilar, centro que a partir de 1820 había adquirido un particular valor estratégico y económico porque era el único puerto habilitado para el tráfico fluvial. La línea de defensa sobre la ribera izquierda del río Paraguay en el tramo que corre del Pilcomayo a la desembocadura del Paraná estaba integrada por aproximadamente por una decena de guardias y fortificaciones. Asimismo el gobernante se preocupó por mantener en buenas condiciones los fortines de Orange, Monte Claro, Formosa y Reducción, erigidos en el Chaco. En general, las guarniciones de estos puestos estaban abastecidas por las estancias que el Estado poseía en las inmediaciones.21 Consideraciones finales   La movilización militar de la etapa revolucionaria en general debilitó el sistema de fortificaciones y reducciones erigido en la frontera del Chaco durante la expansión económica y territorial del siglo XVIII. La crisis del sistema defensivo, sin embargo, no fue similar en los di20  Hernán Félix Gómez, Historia de la provincia de Corrientes. Desde el Tratado del Cuadrilátero a Pago Largo, Corrientes, 1828, pp. 37-40. 21  Jan Kleinpenning, Op. Cit,, pp. 499-501-

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versos tramos de la frontera. En el sector oriental, por ejemplo, en la zona controlada por Asunción, la continuidad administrativa entre el período colonial y la etapa independiente contribuyó a que el sistema de fortificaciones se mantuviera y aun se perfeccionara. Por otra parte, en Corrientes, pese al desorden interno que prevaleció en las últimas etapas del ciclo artiguista, la amenaza de incursiones desde el Chaco sólo fue esporádica. Cuando estas recrudecieron, a principios de la década de 1820, la provincia había iniciado una etapa de estabilidad y organización, por lo que estuvo en condiciones de responder con mayor eficacia. Por su parte, en la zona occidental, en particular en la zona de Salta, la guerra por la Independencia posiblemente debilitó la dinámica del avance territorial que se había notado a fines de la etapa colonial, pero no implicó un aumento de los enfrentamientos en la frontera. Los grupos mataco-mataguayos más inmediatos a las poblaciones criollas tradicionalmente habían establecido relaciones pacíficas, que no se modificaron sustancialmente en la etapa de la Independencia. La crisis más grave se produjo en la frontera de Santa Fe y, en menor medida, en Santiago del Estero y Córdoba. En ella los abipones, mocovíes y tobas habían opuesto una fuerte resistencia al avance hispano-criollo. La organización militar y reduccional había contribuido a limitar la conflictividad de las relaciones entre ambas sociedades. El debilitamiento de esta estructura por el retiro de las fuerzas y el abandono de la atención de los pueblos creó nuevamente las condiciones para reanudación las incursiones de saqueo en las zonas más desguarnecidas. También contribuyó a ello la práctica de incorporar guerreros aborígenes entre las fuerzas que intervenían en las luchas civiles. En general, el recrudecimiento de los ataques constituía una manifestación del desorden general de la campaña en la zona de Litoral como consecuencia del debilitamiento de los mecanismos de control social. A principios de la década de 1820 la frontera de las provincias más afectadas había experimentado un importante retroceso. En ese lapso, sin embargo, el retorno de la paz interna por un tiempo permitió a los gobiernos locales prestar una mayor atención al sistema defensivo. En el caso de Santa Fe, en ese lapso se reanudó la política de formación de pueblos de indios y fortificaciones. A diferencia de la etapa colonial, estos no apuntaban a extender la frontera hacia el Norte sino a establecer un cinturón que guarneciera los accesos cercanos a la ciudad capital. 155


FRONTERAS DEL GRAN CHACO - 1810

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La mirada de frailes y fotógrafos hacia las misiones franciscanas de Chaco y de Formosa Aportes a la historia de la fotografía en el norte argentino de principios de siglo XX1 Mariana Giordano y Patricia Méndez2 Resumen   Las misiones franciscanas en los Territorios Nacionales de Chaco y Formosa fueron las últimas creadas por la Orden Franciscana entre 1900 y 1901 con la finalidad de “civilizar y evangelizar” a los indígenas de la región. Ellas fueron tres: Misión Nueva Pompeya (Chaco) y Misiones Laishí y Tacaaglé (Formosa). Desde distintas ópticas, frailes y fotógrafos profesionales revelaron con imágenes la vida de indios “salvajes” y “reducidos”, costumbres, estructura urbana y construcciones de estas poblaciones. Documentar gráficamente que la tarea evangelizadora era posible ante una opinión pública en su mayoría adversa fue uno de los objetivos principales de los misioneros, mientras que para los profesionales civiles el registro fotográfico estuvo vinculado con razones estéticas y visuales del momento.   Es objetivo de este trabajo aproximarse al cruce de dos posiciones con un idéntico protagonista; un hecho que permitirá conocer y difundir las reflexiones visuales en este tema y acercarnos a la comprensión de la historia de estas tres localidades, actualmente declaradas Monumentos Históricos Nacionales. El escenario, los protagonistas y los medios técnicos   El Chaco Argentino fue la última región de este país incorporado a la “vida nacional” luego de las expediciones militares que sometieron a la población indígena de la zona, con la campaña Victorica (1884) como punto culminante. Paralelamente a los avances de la frontera, la creación de colonias dio inicio a su poblamiento, a la vez que se 1  Una versión preliminar de este trabajo fue presentado en el II Congreso de Fotografía Latinoamericana. Centro de Extensión Universitaria. Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago de Chile, 2000. 2  Mariana Giordano. Investigadora Independiente de CONICET. IIGHI (UNNE-CONICET). Av. Castelli 930 (3500). Resistencia. Chaco. Tel: 03722-476727 E-mail: marianalgiordano@gmail.com. Patricia Méndez. Investigadora Adjunta de CONICET – CEDODAL (Bs As). E-mail: patrimen@gmail.com. Ladines 2450 (C1419EYB) Buenos Aires. TELEFAX: 54 – 11 – 48119249

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lograba la organización institucional por medio de la creación -en ese mismo año- de los “Territorios Nacionales de Chaco y Formosa”, los que serán el marco geográfico de esta investigación. Este ámbito continuaba siendo el símbolo de “primitivismo”, y desde el discurso oficial de la época se creó la imagen del “desierto chaqueño”, ámbito inaccesible, tierra de peligros, con la amenaza latente de malones indígenas pero que, sin embargo, y merced a la tarea civilizadora-evangelizadora del Estado y la Iglesia, se convertiría en la “tierra del porvenir”.   Fue en este mismo Chaco3 en el cual, desde mediados del siglo XIX, los misioneros franciscanos de Propaganda Fide se hicieron cargo de las antiguas misiones jesuíticas de la región, a la vez que crearon otras. A principios del siglo XX se dieron las tres últimas experiencias misioneras en estos nuevos Territorios Nacionales; distantes en promedio unos 1500 km al norte de Buenos Aires, se fundaron la Misión Nueva Pompeya (1900) en el Territorio del Chaco, Misión San Francisco del Laishí y Misión San Francisco Solano de Tacaaglé (1901) en Territorio de Formosa, objetivos centrales de este trabajo.   En ellas, los frailes realizaron durante cincuenta años su labor civilizadora-evangelizadora entre grupos de indígenas mataco-wichí, tobas y pilagaes, tarea de la que dejaron gran cantidad de testimonios escritos y fotográficos en publicaciones de memorias, informes y escritos varios, así como también imágenes fotográficas en distintos soportes, incluyendo las postales que se editaron durante las tres primeras décadas del siglo XX.   Así, las imágenes se convirtieron en vivo testimonio de la tarea realizada, y se erigieron a su vez en un legítimo vehículo que refrendaba la acción misionera en una época de fuerte anticlericalismo, cuando gran parte de la opinión pública y gubernamental se oponía a estas misiones, tanto por el juicio negativo que tenían los indios en esa época como por los reparos que la misma tarea misional tenía para la sociedad de entonces. La fotografía se constituyó entonces en el medio más convincente para documentar el éxito reduccional, un presupuesto sustentado en la pretendida objetividad que este medio visual tenía a principios de siglo. 3   En este caso, hacemos alusión a la región chaqueña como ámbito geográfico; una región que, desde el punto de vista institucional, fue organizada en los dos Territorios mencionados.

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En tal sentido, el texto escrito y fotográfico se complementaron para crear una imagen positiva del indio chaqueño y demostrar que la labor misionera era factible; más aún, en las imágenes registradas no aparecen valoraciones negativas referidas a determinados grupos aborígenes pero que sí figuran en algunos textos como en el de Rafael Gobelli referido a los matacos.   Obviamente, el registro fotográfico no fue exclusivo de los frailes. También viajeros o funcionarios hicieron uso de esta técnica, pero interesa a esta investigación la producción documental de fotógrafos profesionales que visitaban estos sitios con el objeto de obtener imágenes encomendadas por los mismos sacerdotes para enviar a familiares, a otros miembros de la Orden residentes en la Argentina y en Europa, o bien para ser editadas como postales.   La mayoría de las fotografías realizadas por los mismos frailes son anónimas. El padre Rafael Gobelli incluyó gran cantidad de imágenes en sus Memorias4, y si bien no podemos afirmar categóricamente que estas sean de su autoría, es muy probable que sí lo sean. Gobelli estuvo a cargo de Nueva Pompeya entre 1911 y 1914, y en este último año asumió como comisario provincial de la Orden, recorriendo las tres misiones objeto de nuestra atención. Sus Memorias incluyen un volumen importante de fotografías de estas localidades, así como también de otros establecimientos franciscanos que visitó en su labor de comisario. Por otro lado, existen evidencias escritas de haber realizado tomas fotográficas por parte de otros hermanos -en especial en Laishí- sobre la labor agrícola llevada a cabo por los indígenas bajo la supervisión de aquellos, algunas de las cuales hasta fueron editadas como postales. También Fray Buenaventura Giuliani, que estuvo a cargo de Laishí entre 1907 y 1927, era aficionado5 a la fotografía, y muchas de las imágenes de esta Misión (albúminas de 10 x 18 cm) fueron obtenidas por su cámara con fuelle o “de viaje”, que hasta hace poco se conservaba en el Museo del Convento de San Carlos en San Lorenzo (provincia de Santa Fe), una de las sedes de la Orden.   La otra fuente que analizamos fue la producción de los fotógrafos 4  Las cuatro partes de las “Memorias de mi Prefectura y Apuntes varios sobre el Chaco” y el “Estudio Etnográfico sobre los indios matacos” que acompaña a la tercera parte, fueron editados en Salta en 1912, 1913, 1914 y 1916. 5  Entrevista a Fray Avelino Giuliani (sobrino de Buenaventura Giuliani). Corrientes, octubre de 2000.

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profesionales. Dado el contacto que los misioneros tenían con la ciudad de Corrientes, donde estaba el Convento franciscano de La Merced, uno de ellos —y de quien se sabe visitó las Misiones— fue Alberto Ingimbert. Su vínculo más fuerte lo tuvo con el padre Giuliani, con quien cooperaba mejorando o duplicando las imágenes que este tomaba para acreditar su labor. Asimismo, este fotógrafo realizó retratos de varios de los frailes en su estudio cuando estos se trasladaban a la capital correntina. De origen francés, tras un paso por la localidad correntina de Goya, a principios del siglo XX estableció su estudio Las Bellas Artes en la ciudad de Corrientes6. Su reconocimiento se debe al hecho de figurar entre los primeros corresponsales gráficos para Caras y Caretas, además de que en octubre de 1902 realizó la primera fotografía nocturna de la ciudad; también, desde su atelier retrató a personalidades destacadas de la burguesía local, realizó la galería de gobernadores de la provincia y editó numerosas postales. Ingimbert, al igual que los otros fotógrafos que residieron en Corrientes a fines del XIX, pertenecía al grupo de fotógrafos-artistas, habiendo introducido en esa ciudad la fotografía coloreada al óleo.   Las fotografías que descubren la labor en las misiones tanto de frailes como de fotógrafos tienen diferentes formatos. En su mayoría son albúminas, aunque curiosamente se han detectado dos negativos de vidrio y varias diapositivas en este mismo material de formato 8.5 x 9.5 cm, todas ellas firmadas por Ingimbert y con una nitidez en el foco de la imagen que acredita una vez más la calidad de este profesional. Las temáticas representadas   Las temáticas representadas deben entenderse en el marco de la necesidad de los frailes de “mostrar” su labor misional. En tal sentido, debemos tener presente que el ámbito de circulación de las fotos eran los círculos eclesiásticos, gubernativos, familiares y, en menor grado, llegaron a la población civil en su conjunto. Por ello y para una mejor comprensión, el volumen fotográfico consultado fue reunido temáticamente en cuatro grupos:   1. Retratos: las imágenes individuales refieren únicamente a los 6  Hacia fines del siglo XIX y principios del XX también trabajaron en la ciudad de Corrientes los pintoresfotógrafos Pedro José González, Roberto Gersbach y Manuel de San Martín, este último en el interior de la provincia y con contactos en la capital correntina. Junto a Ingimbert ingresó a esta ciudad el alemán W. Scheller.

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frailes. No hemos encontrado esta variante iconográfica con indígenas como protagonistas, ni siquiera cuando de caciques se trata, como se diera en otras fotografías obtenidas por funcionarios gubernamentales hacia los años 30 en la Reducción Civil de Napalpí (Chaco). La mayoría de los retratos de frailes ilustraban las distintas publicaciones sobre la labor franciscana en Argentina y en particular en la región chaqueña, y fueron editados entre las primeras cuatro décadas del siglo XX. El objetivo de muchas de estas imágenes fue el envío a familiares europeos, dada la necesidad de mantener el vínculo familiar por parte de estos frailes, en su mayoría españoles e italianos: un ejemplo de ello resulta el caso del Padre Gabriel Grotti quien, tras haber residido en la primera capilla de Formosa (1883), envió a un amigo una fotografía suya tomada en sus viajes a La Merced de Corrientes; empero, en 1893, un sobrino residente en Italia le solicitaba un retrato que Grotti no pudo enviar por no contar con el dinero para pagar una fotografía.7 Esta situación nos está indicando el contexto en que se encontraban los frailes en la capital del Territorio Nacional de Formosa y nos obliga a entender que aún peor fue la realidad en las misiones, como el caso de Tacaaglé que el mismo padre Grotti organizó desde su estancia en Formosa. Por lo tanto, la mayoría de los retratos de los padres que realizaron su labor en los primeros años misionales de la región chaqueña fue obtenida en su paso por Corrientes, o en estadías provisorias que hacían en esta ciudad.   También en la retratística valoramos aquellos ejemplos grupales, tanto de frailes como de indios. Para el primero de los casos, los frailes fueron retratados siempre con escenografías urbanas de la misión. Un ejemplo es la foto que documenta la visita de los padres Verloessen y Giuliani8 acompañados por el fraile-maestro Burella en Nueva Pompeya, con la imagen del edificio de la Escuela-Asilo de fondo.9 Si bien en esta toma también aparece un aborigen, la descripción anversa de la foto demuestra que el interés —además de retratar a los frailes y documentar su visita— estaba, implícitamente, en dar cuenta del progreso 7  Cirilo Sbardella. “El Padre Gabriel Grotti a través de sus cartas”. En: XVIII Encuentro de Geohistoria Regional. Resistencia, IIGHI, 1998, pp. 497 y 500. 8  Verloessen fue Delegado General y Giuliani, después de haber residido 20 años en Laishí (1907-1927), ocupó durante dos períodos el cargo de Provincial de la Orden Franciscana. 9  La imagen original, una albúmina de 13 x 8 cm, pertenece a la colección CEDODAL (Buenos Aires, Argentina).

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constructivo de esta misión del Impenetrable chaqueño, a 600 km de la capital chaqueña (lo que por entonces equivalía a 15 días de viaje). Asimismo, el escenario natural que enmarca la imagen está indicando la limpieza del “monte impenetrable” característico de la zona, para transformar esos montes en “tierras de trabajo” merced de la labor del misionero, argumento que se correspondía con textos escritos de los frailes.   Los grupos de indígenas retratados son aquellos que ya han sido “civilizados” y “convertidos”: el padre Gobelli incluye en sus Memorias varios de estos retratos con dos personajes, obtenidos en la misión de Nueva Pompeya y en estudios fotográficos de la ciudad de Salta. Los primeros corresponden a retratos de “matrimonios cristianos”, focalizando el interés en resaltar la conversión del indio mataco, así como también los cambios de hábitos culturales manifiestos en las vestimentas de los retratados. Por otro lado, las fotografías obtenidas en estudios son muy elocuentes, ya que simbolizan el grado de “integración” conseguido con algunos indígenas: tal es el caso de un retrato de “Jóvenes matacas de Nueva Pompeya, que se educan en el Colegio de Santa Rosa, en Salta”, según manifiesta el título de la fotografía, o de “Jovencitos matacos de Nueva Pompeya, que se educan en Salta en el Colegio de Artes y Oficios Angel Zerda” y que muestran composiciones habituales en los retratos sociales del blanco, donde los jóvenes revelan el grado más alto de “civilización” logrado con el indio, habiéndose perdido todos los elementos que pudieran simbolizar su origen.10 A diferencia de otras producciones, aquí no se produjo un desplazamiento de la imagen del desierto al estudio, como lo hicieran algunos fotógrafos con los indios de la región pampeana,11 sino que se perdieron todos los patrones de identidad, permaneciendo solamente los rasgos fisonómicos. De esta manera, el retrato fotográfico del indio, convertido en retrato social, es utilizado para mostrar la labor misional en la conversión y la civilización, acercando el indio a la sociedad del blanco; refle10  Rafael Gobelli. Estudio etnográfico sobre los indios matacos y Memorias de mi Prefectura y Apuntes sobre el Chaco. Parte tercera. Salta, 1914, pp 63 y 65. 11  Éste fue el caso, por ejemplo de retratos que hiciera Antonio Pozzo del cacique Pincén, donde la vestimenta y accesorios, la actitud del retratado y el fondo de rocas y vegetación, hacen pensar que se hallaba en el desierto, cuando en realidad estaba en el estudio del fotógrafo. Ver al respecto Marta Penhos. “Retratos de indios y actos de representación”. En Memoria del 4º Congreso de Historia de la Fotografía en la Argentina. Buenos Aires, 1995, p. 91.

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jando, aunque sin proponérselo, el proceso de asimilación que estaba viviendo. Si bien estas imágenes, al diferenciar las etnias representadas, lograban romper con el estereotipo “indio” generalizado en textos escritos y visuales de fines del XIX y principios del XX, creaban otra tipología que respondía a la clasificación entre indios “mansos/reducidos/ conversos” en contraposición con la otra categoría de indios “salvajes/ bárbaros/infieles”, aunque no aparecieran retratos de estos últimos.   2. Escenas de indios salvajes vs. indios reducidos: gran cantidad de imágenes obtenidas por frailes y fotógrafos representan composiciones grupales con numerosos personajes indígenas, que no tuvieron como objetivo el retrato de los mismos sino que —siguiendo el interés expresado en el punto anterior— se buscaba mostrar la diferencia entre los “indios salvajes o ariscos” y los “mansos, civilizados o cristianos”. Entre las imágenes publicadas por Gobelli nos encontramos con grupos de indios “salvajes” en sus toldos o en medio del desierto, cuyas descripciones señalan ciertas costumbres y vestimentas que respondían a su cultura “bárbara”; sin embargo, estas imágenes atenúan el salvajismo descripto por el mismo autor en su discurso escrito. Por otro lado, nos encontramos con grupos de indios “mansos” en el escenario de las construcciones de la Misión y con vestimentas que revelan que la “barbarie” quedó atrás. Las mismas descripciones de las fotografías hacen hincapié en estos aspectos, acentuando el ideal de conversión (grupos de indios descriptos como “bautizados” o “ya cristianos”) y de civilización logrados (grupos de alumnos de la escuela)12.   Estas imágenes de indios se propagaron en ediciones escritas: libros e informes para superiores de la Orden, y a diferencia de otras fotos de indios del Chaco tomadas a principios de siglo por fotógrafos de Buenos Aires como Olds, Fumiere, Boote y los miembros de la Sociedad Fotográfica Argentina de Aficionados, están exentas del exotismo que se le atribuía a estos personajes en la época.13 Sin embargo, las imágenes de circulación “masiva” fueron aquellas que representaban actividades económicas y culturales inculcadas por los misioneros. 12  Fue generalizado el pensamiento franciscano de la necesidad primera de “civilizar” al indio de la región chaqueña para luego “evangelizar”. 13  Mariana Giordano y Patricia Méndez. “Indígenas chaqueños en las imágenes de postales argentinas. Primeras décadas del siglo XX”. Unidad y diversidad en América Latina. Conflictos y Coincidencias. III Jornadas Nacionales de Historia Argentina y Americana. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad Católica Argentina. Buenos Aires, 2000, Tomo I.

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3. Actividades productivas y educativas-culturales: corresponden al indígena acompañado por el fraile, desarrollando diversas tareas productivas o culturales. La diferencia con las anteriores radica en que estas no pretenden oponer civilización/barbarie, sino que están simbolizando “la civilidad” lograda, donde cualquier resabio de “barbarie” fue anulado; por otro lado, en todas estas fotos los indios están acompañados por un misionero que representa la “guía”, no sólo en lo espiritual sino también en cuestiones temporales.   En este caso, interesa resaltar la relación “tipo indio” con la actividad que es factible de realización a través de una “buena guía y administración”. Si uno de los objetivos principales del misionero era lograr la sedentarización de las tribus a través de la vida en poblado y un trabajo estable, las imágenes que muestran indios cultivando la tierra (siempre con la presencia del fraile que los orienta) o mujeres indígenas tejiendo o bordando se convertían en símbolos de los logros del proyecto misionero. De tal forma, las actividades económicas quedaron documentadas en los rubros de agricultura, ganadería, explotación de la madera, industrialización del azúcar y fabricación de ladrillos.   Se atribuyen a la producción de Ingimbert las tomas de niños indígenas con imágenes dentro y fuera de la Escuela de la Misión Laishí. La mejor fotografía14 registra el interior de un aula con alumnos acompañados por un superior, con un pizarrón de fondo escrito en español y un globo terráqueo; independientemente de la valoración que se le pueda atribuir a la educación impartida, hay que destacar que las condiciones edilicias de la escuela eran superiores a cualquier otra que se encontrara en el interior de los Territorios del Chaco y Formosa hacia esa misma época, y así lo hicieron notar los frailes en sus textos escritos y visuales. Hay que tener en cuenta que los misioneros prestaron particular atención a la educación y en sus escuelas enseñaban desde el siglo XIX nociones de lectura, costura, doctrina cristiana y urbanidad, contenidos a los que se sumaron en estas tres últimas misiones creadas la instrucción primaria, oficios y clases de agricultura.15   Probablemente las imágenes que más popularidad alcanzaron fueron las que retrataban la “Banda de Música” de Misión Laishí: varios 14  En Archivo CEDODAL (Buenos Aires, Argentina), albúmina de 18 x 24 cm. 15  Cirilo Sbardella. El aporte cultural de los franciscanos. Formosa, Cléber SRL, 1998, p.37.

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jóvenes indios, vestidos con los típicos trajes de las bandas musicales, que habían sido formados por un laico santafesino, el señor José Debona, fueron retratados en las actuaciones que realizaran en sus giras por el país: Buenos Aires, San Lorenzo y Rosario (Santa Fe), Corrientes y Resistencia, entre otras, y en ensayos en la plaza de la misma Misión. Los misioneros resaltaron en sus escritos las afinidades musicales que encontraron entre los indios del Chaco, manifiestas en esta banda de tobas y en otra que existió en Pompeya, de matacos, dirigida por el Padre Domingo Regini, que en 1916 ya ejecutaba 35 piezas musicales.   Las fotos de este grupo, tanto las que representaban las actividades económicas como las educativas-culturales, fueron aquellas seleccionadas por los frailes para ser editadas en forma de postales: muchas de ellas aparecen editadas por la Unión Misionera Franciscana.   4. Edificaciones: era un hecho la necesidad de mostrar los avances misioneros; una manera fue exhibir el cambio operado en la imagen personal del indígena que se revela en los grupos anteriores, y otra forma fue mostrar el proceso de poblamiento y urbanización que progresivamente iba cambiando la imagen del “desierto chaqueño”. Las vistas panorámicas de Laishí y Tacaaglé, obtenidas por frailes, por Ingimbert y por otro fotógrafo16 -quien señaló sus fotos con el monograma “RA”iban en este camino, al igual que las de Nueva Pompeya incorporadas por Gobelli. Como ya expresamos, este último describió literal y visualmente el proceso de construcción de la Escuela-asilo de Nueva Pompeya, manifestando las penurias y dificultades que significaba la edificación en un lugar donde los materiales para la construcción no existían y donde las comunicaciones le impedían la llegada de las mismas17. Las diversas etapas de la construcción fueron documentadas por la fotografía y acompañaron las distintas ediciones de sus Memorias. Asimismo, la imagen antes mencionada de los frailes Verloessen, Giuliani y Burella mostraba la Escuela-Asilo ya concluida hacia fines 16  Probablemente formoseño por la cercanía de esta ciudad con la Misión; o bien, otro fraile parte de la misma Orden por la grafía del monograma que delata conocimientos de arte. 17  Decía Gobelli en 1914: “Otra de las cosas cuya realización me preocupaba, era la construcción de la escuelaasilo... Después de dos años de trabajo, he tenido la satisfacción de inaugurar y bendecir, el 31 de agosto de 1913, una sección del edificio destinado a ese objeto, que consta de un salón y dos amplias habitaciones. Está construido de ladrillo cocido; las paredes están bien revocadas y pintadas. Tiene pisos de baldosas, hechas aquí, puertas y ventanas de cedro, rejas de fierro, etc.” Rafael Gobelli. Memorias de mi Prefectura y Apuntes sobre el Chaco. Parte Tercera. Op. cit., 1914, p.55.

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de la década del veinte.   Gobelli insistió a través de fotos y de la relación escrita en resaltar el proceso de poblamiento que Nueva Pompeya significaba en el Impenetrable chaqueño18. La plaza del poblado, las casas de los “indios cristianos” y las distintas edificaciones fueron documentadas a través de la fotografía. Siendo Comisario Provincial, en su última Memoria editada en 1916 este fraile incluyó vistas de edificaciones de Laishí y Tacaaglé que se corresponden con los negativos y diapositivas en vidrio y firmados por Ingimbert.   Además de las escuelas, otro edificio de predilección fotográfica fueron las iglesias, que por lo general se levantaban en forma contigua a la casa de los padres. A través de la fotografía es posible seguir el derrotero de los distintos edificios que cumplieron esta función y que por distintos motivos fueron desapareciendo para dar lugar a nuevas construcciones. Un ejemplo de ello es el caso de Tacaaglé, en la cual aunque un incendio destruyó la iglesia en 1925, tenemos su referencia a través de varias albúminas, algunas de ellas identificadas con el monograma antes citado y otras realizadas por Ingimbert en diapositivas de vidrio, que son en realidad reproducciones de fotos en papel; a ellas se suman una vista general de la iglesia con campanario y la residencia de los misioneros, esta última impresa como tarjeta postal por la Unión Universal de Correos.19 Este edificio fue construido luego del traslado de la Misión, producido en 1903.20   También en el caso de la misión de Laishí sucede algo similar. En la primera toma registrada de la capilla21 —según reza el epígrafe de la 18  Gobelli, en su primera llegada a este lugar en 1911 decía: “Un viajero que desde Rivadavia o Resistencia llega a Nueva Pompeya, experimenta una agradable impresión al contemplar en medio de estos desiertos, un pueblito con sus casas, calles y plaza bien delineadas, y una cómoda casa de material cocido, la única en su género, que se encuentra en esta parte del Chaco”. Id. Primera Parte. Salta, Imp. y Lib. Tula y Sanmillán, 1912, p.44. 19  En la Crónica de La Merced es descripto de la siguiente manera: “En el día de hoy tienen los padres una casa muy cómoda que consta de ocho piezas de cuatro metros de largo por cuatro de ancho cadauna (sic), con corredor al frente, una capilla regular, blanqueada internamente, que hace por el momento también las veces de escuela; una habitación para los peones y otro cuarto con un galpón muy grande para guardar las cosechas...” Archivo Convento de La Merced. Libro Cronológico del Convento de La Merced Asiento del Padre Zacarías Ducci del 30/IX/1905, folio209. 20  En 1903 la Misión San Francisco Solano -como originalmente se denominó- cambió su ubicación por estar instalada sobre una zona inundable. El nuevo asentamiento se realizó en una elevación cercana a un estero denominado por los indígenas Tacaaglé (ave grande que vive cerca de los esteros), de donde tomó el nombre que aún hoy distingue a este lugar. 21  Si bien la foto es de la década del ´10, la capilla provisoria y la casa de la misión fueron bendecidas el 4 de octubre de 1901, dos meses después de reunidos los grupos indígenas para la Misión. Este pequeño templo medía 15,60m x 6,30m y contaba con los ornamentos necesarios para el culto. Cirilo Sbardella. “Misión San Fran-

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imagen— se vislumbra, además de la construcción un tanto precaria y realizada casi íntegramente con postes de madera de la región, la impronta que citáramos en párrafos anteriores: un conjunto de poco más de una decena de personas, incluyendo a dos sacerdotes y a los aborígenes “convertidos”. Pero el registro de lo construido siguió en el tiempo y de 1924 tenemos otra imagen de la capilla completamente diferente de la anterior en su arquitectura, excluyendo dos elementos: la cruz en hierro del remate superior en la entrada del templo es común a ambas y, aunque en la imagen más antigua no se vislumbra, el campanario que se destaca en esta es el hito de las panorámicas de la Misión.   Quien firmara con las iniciales “RA” pudo haber sido el mismo profesional que obtuvo las imágenes de la primera capilla de la ciudad de Formosa (capital de este Territorio Nacional), creada en 1882, y también el autor de las placas originales de la “Parroquia Nuestra Señora del Carmen” en la misma ciudad (construcción iniciada en 1896). Estas imágenes fueron reproducidas más tarde por Ingimbert y aunque las diapositivas en vidrio existen, desestimamos su autoría original por cuestiones temporales de actuación en la zona.   Ingimbert, seguramente a pedido de Giuliani, realizó numerosas vistas panorámicas de Laishí, también de las construcciones más significativas y sobre todo de aquella que fue motivo de orgullo para los frailes de esta Misión: el puente22 sobre el río Salado; un viaducto que además de servir de acceso a la población y facilitar el paso hacia las estancias, fue utilizado como atracadero para embarcaciones.23   Entre las panorámicas de Laishí caben destacar una vista casi aérea y la imagen del establecimiento fabril (aserradero e ingenio de azúcar), símbolos sin dudas del progreso de esta Misión, la más próspera de las tres y que, además, producidas por Ingimbert revelan una vez más la calidad fotográfica que este profesional tenía al realizar tomas con grandes ángulos ópticos. Gobelli incluyó en su última edición (1916) fotos de las fábricas e incluso un interior de la caldera del trapiche en el ingenio de azúcar, con él mismo y otro sacerdote que lo escolta como protagonistas. cisco del Laishí”. En: XX Encuentro de Geohistoria Regional. Resistencia, IIGHI, octubre de 2000 (en prensa). 22  Construido en 1903 de acuerdo a los planos y dirección del Hermano Miguel Amundarain. 23  Cirilo Sbardella. “Misión San Francisco del Laishí”. Op. cit.

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Conclusiones   Las fotografías de frailes y fotógrafos referidas a las tres últimas misiones franciscanas del Chaco Argentino nos permiten reconstruir el proceso de poblamiento, de urbanización, las actividades económicas, la labor educacional y cultural de las mismas. Todos estos aspectos, destacados también en textos escritos de los frailes, actuaban de indicadores de los avances misioneros ante sus propios pares de la Congregación, ante el Estado y la misma opinión pública. Por lo tanto no debemos dejar de lado el objetivo principal que ellas tuvieron: lo que hoy llamaríamos un uso publicitario de la fotografía ante una opinión pública adversa al sistema reduccional y ante una imagen estereotipada del indio “salvaje, haragán, ocioso y sucio”.   De tal forma, el anticlericalismo de la época y la opinión negativa que gozaba el indio recibieron su respuesta visual a través de estas imágenes, donde frailes y fotógrafos, con distintas calidades en la producción de sus fotos, se unieron sin embargo para transmitir esta visión.   Es decir, distintos protagonistas transmitieron una imagen semejante de las misiones y sus habitantes desde el punto de vista temático, pero una imagen diferente desde las concepciones formales y estéticas de la fotografía. En especial, las panorámicas de Ingimbert están demostrando un interés por “escenificar” la realidad, en este caso con el medio natural (ya sea con edificaciones o con personas), lo que también se percibe en las tomas de los indígenas en los estudios fotográficos salteños, cuyo autor desconocemos. La disposición de los grupos indígenas en perfecta composición y la calidad técnica de las tomas nos están ubicando frente a un fotógrafo que, lejos de los avances que se daban en la Capital Federal en lo referente a su profesión, logró sin embargo resultados sobresalientes. Un aficionado como Fray Buenaventura Giuliani obtuvo, asimismo, imágenes que muestran una calidad óptica que muy pocos lograban en esa época, en estos Territorios de la “periferia” argentina.   Finalmente, y dado que las edificaciones de estas misiones se conservan sólo parcialmente, la fotografía se erige como un puntal de revisión de un patrimonio arquitectónico perdido. A pesar de que las tendencias internacionales apuntan a la desaparición de las fronteras geográficas, en los países del Cono Sur americano —salvo honrosas ex168


cepciones— desde las esferas gubernamentales otras urgencias demoran la sanción de leyes que protejan en forma deliberada el valiosísimo caudal fotográfico que reconstruye la historia del continente.

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Bibliografía y Fuentes • ARCHIVO DEL CONVENTO DE LA MERCED. Libro Cronológico del Convento de “La Merced”. • Mariana GIORDANO y Patricia MÉNDEZ. “Indígenas chaqueños en las imágenes de postales argentinas. Primeras décadas del siglo XX”. En: Unidad y diversidad en América Latina. Conflictos y Coincidencias. III Jornadas Nacionales de Historia Argentina y Americana. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad Católica Argentina. Buenos Aires, 2000, Tomo I, pp. 197-212. • Avelino GIULIANI. El Cura del Laishí. Fray Buenaventura Giuliani. Formosa, Cleber SRL, sin fecha. • Rafael GOBELLI. Estudio etnográfico sobre los indios matacos .Salta, Imp. y Lib. Rafael Tula, 1914. • ---------. Memorias de mi Prefectura y Apuntes sobre el Chaco. Cuatro Partes. Salta, 1912-1926. • Ramón GUTIÉRREZ. “Historia de la fotografía en Iberoamérica”. En: Rodrigo GUTIÉRREZ VIÑUALES y Ramón GUTIÉRREZ (Coords). Pintura, escultura y fotografía en Iberoamérica, Siglos XIX y XX. Madrid, Cátedra, 1997. • Marcelo D. FERNÁNDEZ. Historia de las Artes Plásticas en Corrientes. Primera parte: el siglo XIX. Corrientes, EUDENE, 1999. • Pedro ITURRALDE. Los indios tobas y la Misión de San Francisco de Laishí en la Gobernación de Formosa. Informe presentado al Ministerio del Interior por el Rev. P. Pedro Iturralde. Buenos Aires, 1909. • Ernesto J. A. MAEDER. La Segunda Evangelización del Chaco. Las Misiones Franciscanas de Propaganda Fide (1854-1900). Bs. As., Academia Nacional de la Historia, 1991. • Marta PENHOS. “Retratos de indios y actos de representación”. En: Memoria del 4º Congreso de Historia de la Fotografía en la Argentina. Buenos Aires, 1995, p. 91. • Cirilo SBARDELLA. “Misión San Francisco del Laishí”. En: XX Encuentro de Geohistoria Regional. Resistencia, IIGHI, octubre de 2000 (en prensa). • ----------. “El Padre Gabriel Grotti a través de sus cartas”. En: XVIII Encuentro de Geohistoria Regional. Resistencia, IIGHI, 1998. • ----------. El aporte cultural de los franciscanos. Formosa, Cleber SRL, 1998

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HOMENAJES AL BICENTENARIO DE LA REVOLUCIÓN DE MAYO

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Las juntas de gobierno en el proceso emancipador Marcos A. Altamirano   Hacia 1808 se producen en España los dramáticos sucesos que desencadenarían en América los movimientos emancipadores. Napoleón Bonaparte, cuyo dominio de Europa era casi total, estaba en guerra con Inglaterra y hasta ese momento España era su aliada. Gobernaba en la Península el rey Carlos IV de Borbón, quien había entregado el gobierno a su favorito Manuel Godoy, “Príncipe de la Paz”,   Ante el descontento popular por la presencia de las tropas galas en territorio español, Godoy intenta llevar a la familia real española a América, pero un motín popular en Aranjuez el 17 de marzo de 1808 obliga al rey a abdicar del trono y entregarlo a su hijo Fernando VII. Farsa de Bayona   Pero el Rey Carlos IV no tardó en arrepentirse y comunicó a Napoleón que su abdicación había sido forzada. Napoleón, convertido en árbitro de la situación, convocó a ambos reyes en la localidad de Bayona (Pirineos franceses), obligó a Fernando a devolver el trono a su padre, y este se lo cedió a Napoleón, quien a su vez convirtió en rey de España a su hermano con el nombre de José I Bonaparte. Este escandaloso episodio se conoció con el nombre de “Farsa de Bayona” y desató de inmediato una insurrección general en España contra la ocupación francesa y su repercusión en todos los dominios americanos. Juntas en España   A partir de ese momento en todos los municipios de España se formaron Juntas locales, las que a su vez constituyeron “Juntas Provinciales de Armamento y Defensa” en cada uno de los reinos que integraban el estado español, integradas por profesionales, letrados, funcionarios locales y clérigos.   Cada una de las Juntas provinciales se consideraba depositaria de la soberanía del monarca cautivo Fernando VII, apoyándose en las leyes de Las Partidas, antiguo código medieval de la época de Alfonso el Sabio que establecía que ante la ausencia del rey cada reino reasumía sus derechos de la soberanía. Como la Regencia dejada por 173


Fernando VII en la persona de su tío el Infante Don Antonio se había plegado a los franceses, había desaparecido toda sombra de poder real y la monarquía se encontraba acéfala, pues no se reconocía al usurpador José I Bonaparte.1   Los representantes de la Junta de Galicia y Asturias obtuvieron la alianza con Inglaterra para permitir a esta el envío de tropas a la península en apoyo del ejército español. Así es como Inglaterra se convirtió en aliada y el pueblo español entró en guerra con Francia. La Junta Central   A propuesta de la Junta de Galicia se formó una Junta Suprema Central Gubernativa del Reino, con delegados de las Juntas provinciales. Esta Junta Central se estableció en Sevilla con la presidencia del conde de Floridablanca y la presencia de algunos intelectuales notables como Gaspar Melchor de Jovellanos.   De esta Junta partió la invitación a las provincias americanas para designar delegados a las Cortes y la declaración de que “Las Indias no eran colonias sino parte integrante de la Monarquía” y por lo tanto en igualdad de derechos con los otros reinos. Sin embargo, la exigua representación que se asignó a toda América (26 diputados) no hizo más que irritar a los dirigentes americanos.2   El avance de las tropas napoleónicas obligó a la Junta Central a replegarse en Cádiz, donde se disolvió en medio del descrédito general y la acusación de infidelidad para algunos de sus miembros. El poder pasó a manos de un Consejo de Regencia que pretendió gobernar desde la Isla de León, frente a Cádiz y protegida por los ingleses, en nombre del soberano cautivo Fernando VII (febrero de 1810). Las Juntas en América   Mientras se desarrollaba este drama en la Península, en toda América cundió el pánico con respecto a una posible dominación de los 1  Un fundamento jurídico tradicional de la soberanía que residía en las Cortes Provinciales y que éstas delegaron en la Junta Central, lo expuso Gaspar Melchor de Jovellanos en la “Memoria en que se rebaten las calumnias divulgadas contra los individuos de la Junta Central del Reino”, publicada en Muros (España) el 22 de Julio de 1810. En: Escritos políticos y filosóficos. Barcelona, Folio, 2000, pp. 163-168. 2  Fue Jovellanos quien fundamentó ante la Junta Central el derecho de los americanos a enviar representantes a las Cortes del Reino porque “…los mismos títulos daban a los naturales de aquellas provincias igual derecho a concurrir a las cortes generales del Reino.” Augusto Barcia. El pensamiento vivo de Jovellanos. Buenos Aires, Losada, 1951, p.105.

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reinos americanos por Napoleón. También creció la desconfianza con respecto a los funcionarios españoles, quienes no tardaron en ser acusados de ser proclives a reconocer al rey Usurpador José I o ser simpatizantes de Napoleón.   Los dominios americanos del Imperio Español reconocieron sin excepción en todas las ciudades al rey cautivo Fernando VII como su monarca y rechazaron por usurpador a José I Bonaparte. Pero simultáneamente se planteó el problema de si los reinos americanos debían reconocer la autoridad de la Junta Central de Sevilla o si basándose en que estos reinos dependían directamente del monarca debían formar Juntas en nombre de Fernando VII a imitación de la Península, donde los criollos pudieran hacer oír su voz. Tampoco faltaron aquellos que vieron en este paso una etapa en la lucha por la Independencia. La burocracia gobernante y la mayoría de los españoles peninsulares residentes en cada ciudad bregaron por la primera solución: la obediencia a la Junta Central y después al Consejo de Regencia. Los criollos y un sector de los españoles peninsulares estuvieron por la formación de las Juntas de Gobierno en nombre del rey Fernando VII persiguiendo la autonomía; esta fue la posición que predominó en toda América.3   Las Juntas de América tuvieron la nota distintiva de que surgieron en contra de las autoridades virreinales o aquellas donde estaban los más firmes representantes del absolutismo: las Audiencias, las Capitanías Generales, los Obispos, y en casi todos los casos sus integrantes eran mayoritariamente criollos, intelectuales, comerciantes, militares y sacerdotes del bajo clero. En el Río de la Plata   En Buenos Aires también se produjo un movimiento en enero de 1809 dirigido por Martín de Álzaga con el propósito de destituir a Liniers y formar una Junta integrada mayoritariamente por españoles. Este movimiento fracasó por la oposición de los regimientos criollos encabezados por Cornelio Saavedra.   En jurisdicción del Virreinato del Río de la Plata se produjeron los primeros movimientos revolucionarios juntistas. El 25 de mayo de 3  Francisco Eduardo Trusso. El derecho de la Revolución en la Emancipación Americana. Buenos Aires, Emecé, 1961, pp.39-48

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1809 estalló un movimiento en Chuquisaca o Charcas, donde estaba la famosa Universidad. Allí se constituyó un Junta a nombre de Fernando VII después de un Cabildo abierto que depuso al gobernador. En este movimiento participaron el tucumano Bernardo de Monteagudo y Antonio Álvarez de Arenales, que después serían colaboradores de San Martín. Rápidamente la insurrección se extendió a La Paz, donde se formó una Junta Defensora de los Derechos de Fernando VII a los gritos de “Viva el Rey y muera el mal Gobierno”.   La represión del movimiento de La Paz fue sangrienta y su dirigente Pedro Domingo Murillo y 86 sublevados fueron al cadalso, después de ser vencidos por el arequipeño José Manuel Goyeneche. Los patriotas de Chuquisaca se salvaron porque las tropas enviadas por Cisneros desde Buenos Aires tenían la orden de manejarse con menos rigor, en virtud del descontento que ya había en la capital del Virreinato. En el resto de América   En el Virreynato de Nueva Granada (Colombia y Ecuador) la situación era más confusa. En setiembre de 1808 el Virrey Amar logró que una reunión de personajes notables de Bogotá reconociera a la Junta Central. Pero en Quito, que dependía de ese Virreinato, los criollos produjeron en levantamiento en agosto de 1809 (como réplica de los levantamientos del Alto Perú), depusieron al presidente de la Audiencia y formaron una Junta Gubernativa a nombre de Fernando VII, reconocida por todos los otros organismos de la ciudad. Las tropas enviadas desde el Perú derrotaron en octubre de ese año a los rebeldes y produjeron una gran carnicería en la represión del movimiento.   Estos fracasos de 1808 y 1809 demostraron que muchos americanos aún no veían a la situación de España como desesperante y esto permitió a la reacción absolutista aplastar a los primeros movimientos revolucionarios. La situación cambió totalmente cuando en enero de 1810 la Junta Central se disolvió en medio de acusaciones de traición a sus miembros y entregó el poder a un Consejo de Regencia de 5 miembros que se refugió en la Isla de León frente a Cádiz, bajo la protección de la flota inglesa. Allí sí los americanos tuvieron la convicción de que España estaba perdida y que todas las autoridades nombradas por esa Junta carecían de título alguno para seguir gobernando en América. Era el momento de que las provincias del Imperio Español decidieran por sí 176


mismas sobre su suerte, ya que no reconocían al Consejo de Regencia título alguno para representar al cautivo Fernando VII.   Estos fueron los argumentos de los patriotas para pedir al Virrey Cisneros cabildo abierto y en él pedir la formación de una Junta Gubernativa en nombre de Fernando VII. Como lo expresara Cornelio Saavedra: “¿Por ventura este inmenso territorio y sus millones de habitantes deben reconocer la soberanía de los habitantes de Cádiz y de los pescadores de la Isla de León? ¿Por ventura habrán pasado a Cádiz y a la Isla de León, que forman parte de la Andalucía, los derechos de la Corona de Castilla a la cual fueron incorporadas las Américas? No señor; no queremos seguir la suerte de España ni ser dominados por los franceses. Hemos resuelto tomar de nuevo el ejercicio de nuestros derechos de salvaguardarnos nosotros mismos.”.4   Una Junta de Gobierno similar se había formado el 19 de abril en Caracas, Capitanía General de Venezuela, que depuso al Capitán General Emparán; siguió Buenos Aires el 25 de Mayo, el 14 de junio se formó una Junta en Cartagena y el 20 de Julio en Santa Fe de Bogotá, también con la deposición de las autoridades españolas. Finalmente se produjo un movimiento revolucionario en Santiago de Chile, inspirado en el de Buenos Aires, en septiembre de 1810. En todos los casos estas Juntas asumieron el poder con predominio del elemento criollo a nombre de Fernando VII, y sus ejércitos llevaron esa consigna en el frente de batalla. La revolución en Buenos Aires   En Buenos Aires el movimiento fue encabezado por el Partido de la Independencia, integrado por pequeño-burgueses letrados, profesionales y comerciantes; y fue decisivo el apoyo del Partido Militar encabezado por Saavedra y por los milicianos de los regimientos criollos con hombres reclutados en las “orillas”, como se llamaba entonces a los sectores suburbanos. Estos fueron los que dieron al movimiento su carácter popular y los que presionaron ante el Cabildo para que se exigiese la renuncia de Cisneros, se anulase la Junta del 24 y se integrase la Junta con dirigentes patriotas decididos. 4  Cornelio Saavedra. Memoria autógrafa. Buenos Aires, Del Nuevo Extremo, Biblioteca Nacional de Identidad, 2009, pp.61-62.

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Es conocida la forma como surgió en Buenos Aires la Junta Provisional Gubernativa a nombre de Fernando VII. El Cabildo Abierto del 22 de Mayo había votado mayoritariamente la destitución del Virrey Cisneros y había depositado en el Cabildo la formación de un gobierno. Una parte del grupo patriota, especialmente el grupo militar, interpretó que el Cabildo se había excedido en sus facultades al constituir la Junta del 24 presidida por Cisneros; exigió y obtuvo la renuncia de sus miembros.   Así definen Floria y García Belsunce el origen de la Junta del día 25 de Mayo:   “El 25 de Mayo vuelve a expresarse una coalición de los grupos políticos actuantes: frente a la reacción oficialista del día 24 que llevó al nombramiento de Cisneros como Presidente de la Junta, los grupos revolucionarios se movieron rápidamente e hicieron saber al Cabildo que el pueblo había resuelto reasumir los poderes que había delegado el día 22 y exigía la constitución de una Junta integrada por Saavedra como presidente…”   “Es evidente la coalición del grupo de la Independencia con el republicano. Al primero pertenecen Saavedra, Paso, Belgrano, Castelli y Azcuénaga; al segundo Moreno, Larrea y Matheu: Alberti representaba la opinión del clero criollo afín al primer grupo. Se concede la Presidencia a Saavedra, jefe del regimiento más poderoso de la ciudad y detentador por lo tanto del poder decisorio de la fuerza…”5   El Partido Absolutista, que había pedido el reconocimiento al Consejo de Regencia en el Cabildo del 22, fue excluido y sus integrantes conspiraron contra el nuevo gobierno. Doctrina política de la Junta de Mayo   Con respecto a la doctrina política que esgrimió esta Junta ante las demás provincias y ante la opinión de los demás gobiernos de América y Europa, debe citarse la comunicación que emitió el 28 de Mayo a los embajadores de España, Gran Bretaña y Brasil, y a los otros virreinatos:   “La Junta Central Suprema instalada por sufragio de los Estados 5  Carlos Alberto Floria / César García Belsunce. Historia de los Argentinos, Buenos Aires, Larousse, 2001, T. I, pp. 297-298.

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de Europa (se refiere a los reinos peninsulares) y reconocida por los de América fue disuelta de un modo tumultuario, subrogándose por la misma sin legítimo poder, sin sufragio de estos pueblos, la Junta de Regencia, que por ningún título podía exigir el homenaje que se le debe al señor don Fernando VII” … “Por eso el pueblo de Buenos Aires recurrió al medio de reclamar los títulos que asisten a los pueblos para representar la soberanía, cuando el Jefe Supremo del Estado cual es el Rey se halla impedido y no proveyó a la Regencia del Reino…”6   De este modo el Movimiento Juntista Americano jugó un papel decisivo en el proceso emancipador en sus comienzos. Si bien se constituyó a imitación de las Juntas creadas en España, tuvo su propia filosofía política que lo diferenciaba radicalmente de su similar europeo. En la mayoría de los casos significó un régimen de transición hasta la formación de los congresos constituyentes en una etapa posterior.

6  Citado por Floria y García Belsune, op. Cit. P. 305

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Crisis de Régimen Indiano Marta Sánchez de Larramendy   Al promediar el siglo XVIII se comenzaron a incubar factores que producirán la fragmentación de la monarquía española, preparando el clima propicio para producir la gran revolución que conmovió al reino de España.   De las fuerzas que contribuyeron a debilitar el antiguo régimen, si bien algunas perseguían concientemente ese fin, otras colaboraron involuntariamente, ya que sólo buscaban moderadas reformas económicas o sociales o una mayor participación popular en el gobierno. Aunque no aspiraban a un cambio total, cooperaron a la desintegración del viejo orden.   Intentaremos referirnos a algunos de esos factores, ya que el tratamiento de todos excedería las posibilidades de esta exposición.   El absolutismo monárquico y la posterior debilidad e ineficacia del poder efectivo durante el reinado de Carlos IV fueron factores que contribuyeron a debilitar los vínculos entre gobernantes y gobernados.   Se considera que la extrema centralización establecida por Carlos III fue perjudicial, haciéndose visible la despreocupación de la corona por los problemas indianos, que no estaban ya en manos de instituciones especializadas sino de ministros del imperio, y las autoridades residentes en América carecían de libertad de acción, sujetas a ser simples ejecutores de órdenes.   La expulsión de los Jesuitas en 1767 constituyó uno de los motivos de crítica, debido a la importante labor educativa, cultural y apostólica de la compañía y la influencia que ejerció en una gran parte de la sociedad americana.   Según el padre Guillermo Furlong, entre las causas que determinaron su expulsión estaba el deseo de desterrar, junto con los sacerdotes, las doctrinas contrarias al absolutismo real que la orden de Jesús enseñaba en sus centros educativos americanos, y además, la participación de la corte portuguesa en intrigas contra ellos, como modo de eliminar su presencia en zonas limítrofes, donde las misiones jesuíticas se convertían en defensas contra el avance lusitano. 181


Se cuestionaba también al monarca y a su esposa María Luisa por admitir la corrupción en la administración de su ministro Manuel Godoy, quien carecía de todo escrúpulo y principios morales, a más de evidenciar manifiesta incapacidad.   Tanto su política interna como exterior dejaron a España en una posición de desprestigio que permitió a Portugal, Inglaterra y Francia obtener grandes ventajas.   La experiencia que vivían españoles peninsulares y americanos ante un gobierno inepto y despótico les permitía recoger con insaciable curiosidad las prédicas reformistas del siglo.   La emancipación de los Estados Unidos de América del Norte se produjo el 4 de julio de 1776. Se inició como un reclamo de mayor participación de sus pobladores, pero el gobierno británico entendió que el Parlamento representaba los intereses de todo el Imperio, en tanto los norteamericanos sostenían que atendía mejor al de los grandes comerciantes ingleses.   De aquí que la aspiración a una mayor autonomía se transformó en una lucha por la independencia fundamentada en la Biblia y en los escritos del liberal John Locke, que sostenían que si el gobierno se extralimita en su poder los hombres pueden resistir sus obligaciones de obedecerlo y llegar a establecer un nuevo gobierno, con un nuevo pacto.   Estos sucesos dieron tesitura para quienes aspiraban a justificar el nacimiento de un nuevo Estado, modificando sus gobiernos ineptos y corruptos.   Suficientemente difundida, la independencia de EEUU constituyó un factor de primera importancia en las relaciones internacionales de fines del siglo XVIII.   El Iluminismo del siglo dieciocho y el despotismo ilustrado, que en un corto lapso combinaron el principio de autoridad y las “Ideas de las Luces”, también fueron factores que involuntariamente allanaron el camino de los innovadores.   Tempranamente el Río de la Plata se conectó con el pensamiento ilustrado mediante la lectura de autores españoles y extranjeros de esa tendencia. 182


Se puede rastrear su influencia a través de creaciones culturales o en periódicos de la época.   Todos estaban animados de un espíritu renovador, y como señala el Dr. José María Marilúz Urquijo: “…la mayoría piensa que tradición es sinónimo de rutina y consideran resabio dañino el sedimento que han ido formando varios siglos de cultura teocrática y sociedad jerarquizada (…) Todas las meditaciones se tiñen de un individualismo e igualitarismo creciente (…) El ideal era un Estado que se limitara a proteger la libertad y la propiedad”.   Junto a estas ideas se observa un cambio en los valores sociales, a partir del cual se considera entre las causas de la decadencia española el rol que jugaban la milicia y el sacerdocio, a quienes se atribuía la calidad de las más nobles actividades humanas, revalorizándose a comerciantes e industriales que realmente contribuían al engrandecimiento de la Nación.   En el Río de la Plata el pensamiento ilustrado, con la sobrevaloración de lo económico, resultó fecundo para infundir conciencia de su propio valer a las capas superiores de la sociedad constituida por comerciantes, impulsándolos a completar con el poder político su predominio social.   La influencia francesa en el Plata se ejerció por la doble vía de sus pensadores y por el ejemplo de la Revolución de 1789.   La difusión de las ideas de ese origen se facilitó por ser el francés el idioma extranjero más conocido por los habitantes del Virreinato, pero aun aquellos que no lo hablaban podían tener noticias de las mismas a través de escritores peninsulares o americanos que adherían a los filósofos franceses.   Si bien España prohibió la circulación en todo el territorio de libros e impresos vinculados con los sucesos de Francia, esta fue burlada y podemos afirmar que en librerías y bibliotecas de Buenos Aires se contaba con la mayor parte de esas publicaciones.   Sabemos de su existencia en la librería de Juan Baltasar Maciel, en las bibliotecas del obispo de Buenos Aires Manuel Azamor y Rodríguez, del panadero Antonio Grimau, de Francisco de Ortega, que era la que contaba con mayor número de ejemplares, y hasta en la biblio183


teca pública del Convento de La Merced.   Allí se encontraban obras tales como el Diccionario histórico y crítico de Pedro Bayle, veintiocho tomos de La Enciclopedia, Las cartas persas de Montesquieu, El amigo de los hombres del Marqués de Mirabeu, cuarenta tomos de Voltaire, diez tomos de Rousseau, etc.   Las obras originales de los pensadores franceses, las frecuentes referencias o citas de ellas, e incluso las críticas que se leen en el periodismo de Buenos Aires de la época nos prueban que el enciclopedismo y la nueva filosofía eran ampliamente conocidos.   Así como fue imposible lograr detener la entrada de publicaciones, ocurrió lo mismo con el intento de detener el conocimiento de los sucesos que se desarrollaban en París y Versalles; en el Virreinato estas noticias se conocieron a través de la correspondencia, que da precisas referencias de lo ocurrido.   El Dr. Ricardo Caillet-Bois señala: “… los criollos y algunos peninsulares miraron con buenos ojos los primeros episodios de la Revolución, pero la muerte de Luis XVI y la persecución sufrida por el clero francés provocaron un vuelco de la opinión pública; a partir de ese instante el movimiento francés fue mirado con horror, lo cual no impidió que una minoría, que no simpatizó con los hombres de 1793, continuó dando albergue a las primeras enseñanzas de la revolución de 1789…”, entre ellos Manuel Belgrano, el Dean Gregorio Funes, Juan Martín de Pueyrredón, Mariano Moreno y otros.   Sostiene el Dr. Mariluz Urquijo: “… simultáneamente con esta corriente francesa, operaba una hispánica, que se integraba con aquella, en el espíritu de los hombres de la época…y merced al fermento francés, cobraron nueva vida las antiguas concepciones españolas sobre limitaciones al poder real…”.   Adquirieron nuevo sentido las ideas de teólogos y juristas españoles sobre el derecho de resistencia a la tiranía, y las características que debía tener el contrato entre el rey y sus vasallos.   En bibliotecas de juristas y sacerdotes rioplatenses se encontraban textos de autores de esas ideas, que fueron enseñadas en las aulas universitarias de Charcas y Córdoba juntamente con las de autores de la escuela jesuítica de Francisco Suárez y Juan de Mariana, proscriptos 184


por Carlos III.   Martínez Mariana en 1808 consideraba que “…una de las leyes más notables de la constitución política de los godos y antiguos castellanos era que los monarcas hubiesen congregado la nación para deliberar en común sobre los asuntos graves en que se jugaba el honor y prosperidad nacional.”   En el Virreinato, el dominico Blas Cabello Mayoral, en el mismo año, escribiendo desde Tucumán al conde de Floridablanca, señalaba: “…un monarca… no es señor absoluto de sus vasallos…entre los godos el cargo fue electivo, con el correr del tiempo, los reyes fueron ampliando sus atribuciones, usurpando los derechos inviolables de la nación…ya hace muchos años que no se han tenido cortes”.   Varios miembros de la Compañía de Jesús eran americanos, y muchos de ellos luego de la expulsión (1767) se comprometieron con la emancipación de Hispanoamérica.   Mencionamos al mendocino Juan José Godoy y a Juan Pablo Vizcardo y Guzmán oriundo de Arequipa   El primero terminó sus días en una prisión gaditana, luego de viajar a Londres en 1781, tratando de lograr apoyo para sus planes de independizar el Río de la Plata y Chile.   El segundo, Vizcardo y Guzmán, desde Italia se trasladó a la capital británica con iguales fines en 1782, y diez años después redactó su célebre “Carta a los españoles americanos”, que firmó como un “Un Compatriota” y fue publicada en1799, pero recién en 1801 fue difundida en castellano por el venezolano Francisco de Miranda.   En ella, dedica la primera parte a relatar 300 años de injusta dominación española, para invitar a los americanos, en la segunda parte, a independizarse de España como única solución a sus males.   En los últimos años del siglo XVIII y principios del XIX, la necesidad de una reforma constituía una permanente preocupación de funcionarios del reino que temían el desmembramiento de la monarquía.   En 1797 Victorián de Villalva, fiscal de la audiencia de Charcas, presentó sus “Apuntamientos para la reforma del reino”, en los que proponía medidas para retornar al principio de que el rey no desempeña un cargo de honor sino un oficio; moderar el régimen de monarquía ab185


soluta creando órganos representativos con ese fin, en los que puedan participar los americanos; valorar a los criollos y otorgar verdadera igualdad entre peninsulares y americanos.   El conde de Aranda, en 1783, propuso a Carlos III la formación en las posesiones americanas de tres reinos independientes unidos por un pacto de familia.   Entre 1804 y1807, siendo rey Carlos IV, se presentó un proyecto similar, sin concretarse.   Destruida la marina española, después de la batalla de Trafalgar (21X-1805), fue seriamente amenazada la integridad de la monarquía al interrumpirse las comunicaciones y el intercambio comercial, dado el excluyente dominio marítimo de Inglaterra. La difícil situación peninsular fue agravada por la invasión de Napoleón.   Hacemos nuestras las palabras del Dr. Víctor Tau Anzoátegui para concluir:   “… España, preocupada por su suerte, apenas pudo atender a los negocios indianos, a la integridad territorial y a las continuas y apremiantes necesidades de la defensa militar…   Los territorios americanos, a su vez, debieron enfrentar, sin la dirección y el auxilio peninsular, los graves problemas políticos y militares, y sobre todo la defensa del territorio. Ello los llevó bruscamente a resucitar una autonomía de hecho en sus decisiones y a buscar por sí mismos los recursos financieros adecuados, dentro todo ello de una modalidad, que no encajaba en el centralismo absolutista de los Borbones y que por lo tanto, contribuyó a desarrollar una personalidad propia… La corona de España había perdido tanto el sentido como el poder imperial…”

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Bibliografía • Fernando Sabsay, “Ideas y caudillos” • Victor Tau Anzoátegui y Eduardo Martire, “Manual de Historia de las Instituciones Argentinas” • Carlos Floria y César García Belsunce, “Historia de los Argentinos”.

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Grupos de poder y partidos políticos al inicio del siglo XIX Martha Sánchez de Larramendy   La emancipación de América fue de larga y compleja gestación, y a ella concurrieron factores que se incubaron –según algunos estudiosos– desde el mismo momento en que Colón ocupó tierras caribeñas.   No aspiramos hoy a analizar la totalidad del tema, cuya vastedad nos superaría sobradamente, sino que nos centraremos en el análisis de la participación que le cupo a la sociedad, como conjunto orgánico de grupos, clases y/o familias, con sus intereses unas veces convergentes y otras divergentes, sobre los acontecimientos que desembocaron en Mayo de 1810 en la ciudad de Buenos Aires.   La primitiva sociedad rioplatense era numéricamente escasa y de reducida densidad.   Más de la mitad de la población estaba constituida por indios, negros y castas, que permanecían frente a la minoría blanca en condiciones de inferioridad, con notables diferencias en derechos y creando desigualdades marcadas.   Aparecía así la jerarquía fundada en la pureza de la sangre, pero al mismo tiempo encontramos que dentro de la población blanca había divisiones, y como en toda sociedad, se evidenciaba un grupo dirigente que ejercía influencia sobre el resto.   Siguiendo al Dr. Zorraquín Becú, , podemos afirmar que la estructura social rioplatense se basaba en tres elementos o grupos que actuaban armónicamente:   “Un elemento religioso y moral, que imperaba sin discusiones, sobre las conciencias, pero que también intervenía activamente en los problemas de interés público, otro elemento político, que aseguraba el orden, la paz y el respeto del sistema impuesto desde España…, y otro elemento social y económico que ejercía una considerable influencia en el manejo de las cuestiones locales”.1 1  RICARDO ZORRAQUIN BECU, “Los grupos sociales en la Revolución de Mayo”, en Historia, Buenos Aires, Año VI, Nº 22, enero-marzo 1961, pp 44.

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Estos tres grupos eran lo que podíamos llamar las fuerzas sociales o pilares en que descansaba la organización política virreinal.   La Iglesia constituía la primera de ellas, ya que además de cumplir uno de los fines primordiales de la conquista, la evangelización, tenía en sus manos la enseñanza, la cultura y la beneficencia, por lo que podía implantar normas de vida conformes a la verdad revelada, y su acción trascendía al campo político, social, jurídico y económico.   La administración real mantenía unida y dirigía la comunidad mediante una organización burocrática que ejercía la representación del monarca.   En una sociedad en la que no existía una aristocracia de sangre, esta fuerza ocupó ese papel, ya que la reverencia al monarca se trasladó a sus representantes, y así su influencia no era sólo política sino también social.   Era una aristocracia del poder, que además del gobierno político tenía en sus manos la justicia, el mando militar, el orden económico y las rentas reales.   “Era una verdadera jerarquía social y política que actuaba mediante el prestigio de su origen y el respetuoso acatamiento de los súbditos…., no estaba fundada en la fuerza ni tenía en la generalidad de los casos un aparato militar para imponer sus decisiones. Su poder no descansaba por lo tanto, en la fuerza sino en el sentimiento monárquico, en la fe católica y en el consenso general”.   Los vecinos, en su actuación en los cabildos, constituyeron la tercera fuerza a la que nos hemos referido.   Sólo los jefes de familia propietarios de casa poblada podían llegar a desempeñar funciones en los cabildos, constituyendo los núcleos a través de los cuales se manifestaba la opinión pública que conducía la vida comunal.   Pero esa vida comunal era regida por los intereses y aspiraciones de los que habían alcanzado el derecho de vecindad; el resto de la población no tenía existencia política.   Como la colonización española fue esencialmente urbana, los cabildos alcanzaron a tener amplias atribuciones, lo que daba a sus integrantes la calidad de fuerza social, económica y política. 190


El equilibrio que lograba la coexistencia de estos grupos o fuerzas constituía el basamento de la estructura colonial, ya que se contrapesaban recíprocamente evitando, casi siempre, el predominio de alguno sobre el conjunto.   Es necesario destacar que ante la ausencia de nobleza de sangre, estos tres grupos formaron otros tantos núcleos aristocráticos sensibles a la cultura y al mérito personal, donde sus componentes predominaban por su fortuna y su saber.   Este equilibrio de fuerzas sociales fue alterado por las medidas tomadas por los Borbones a fines del siglo XVIII, que llevaron al predominio de la burocracia a fin de cumplir los postulados del Despotismo Ilustrado.   La burocracia amplió su poder, socavando el de la Iglesia y el de los vecinos, incorporando un gran número de funcionarios para controlar los recursos del Estado, la Iglesia y los cabildos.   Al principio, dada la presencia de funcionarios capaces, no se produjo un notorio rechazo a ellos, pero a medida que estos fueron demostrando menor aptitud para la administración y defensa del territorio a su cargo se comenzó a considerar a esta burocracia como incapaz, decadente y venal.   Los vecinos de Buenos Aires, cuyos representantes eran los Capitulares, miraban con temor a esa burocracia que hacía peligrar la seguridad de la ciudad y les restaba autoridad. Y así se opusieron primero a Sobremonte y luego a Liniers.   Producto de este enfrentamiento surgió una nueva fuerza que se convirtió inmediatamente en un grupo de poder desequilibrante y dominante: los militares criollos.   Surgidos durante las invasiones inglesas, su presencia marcó la decadencia de los cuerpos peninsulares o milicias, que pasaron a quedar en minoría numérica.   Y si bien su actuación a favor de Liniers en la asonada del 1º de enero de 1809 significó el desplazamiento del sector dirigente de los capitulares, vino a demostrar aun con mayor agudeza la crisis de la autoridad virreinal, evidenciada ya con la llegada de los británicos en 1806.   La mayoría numérica de los militares criollos a que nos hemos refe191


rido se vio acrecentada por la disolución de los cuerpos españoles que actuaron a favor de los Capitulares en el movimiento del 1º de enero de 1809.   Jóvenes de todas las clases sociales componían los cuerpos criollos, al igual que sus jefes, que eran elegidos en forma democrática. Los unía un común deseo de defender su lugar de nacimiento contra las pretensiones extranjeras. Pero Patricios y Arribeños fueron comprendiendo, a medida que se sucedían los acontecimientos, que ellos podían resultar un poder decisorio en los sucesos posteriores, podían ser el factor de poder determinante que cambiara la suerte del terruño.   Los cambios borbónicos trajeron también la expansión económica de la ciudad del Plata, creciendo la riqueza y la población, que pasó de 14.000 habitantes a mediados del siglo XVIII a 40.000 al comenzar el XIX.   Como consecuencia de ello, surgió un grupo que se elevó por su capacidad y su fortuna: la burguesía, generalmente universitaria. Se destacó por sus ideas innovadoras y su prestigio se debía fundamentalmente a su cultura. No tenían los mismos intereses que la clase superior, eran opuestos al mantenimiento de un modo de ser tradicional, querían difundir el liberalismo político y económico y las manifestaciones culturales.   Su disconformidad se basaba en ver que los cargos más importantes estaban ocupados por funcionarios de menor capacidad e ilustración, mientras que ellos sólo podían aspirar a segundos lugares. Por ello centraron su actividad en la prédica del ideario iluminista a través del periodismo o de sus respectivos cargos.   Cinco grupos de poder actuaban en Buenos Aires con sus dispares intereses al inicio de 1810: 1. La Iglesia, cuya importancia había decaído como consecuencia del regalismo borbónico y la expulsión de los jesuitas. 2. Los Funcionarios, grupo pequeño sin arraigo local que debía su influencia al desempeño del gobierno, aunque desprestigiado desde las invasiones inglesas, y cuya influencia además decrecía en no pocas oportunidades por falta de capacidad y venalidad. 3. La clase capitular, cuyos principales miembros fueron venci192


dos el 1º de enero de 1809. 4. Los militares criollos, dueños del poder de las armas. 5. Los intelectuales burgueses, verdadera levadura del movimiento de Mayo.   Pero los hombres que hemos encasillado en fuerzas o grupos de poder o presión, de acuerdo con sus intereses u origen, en aquellos días, llegaron a constituir partidos políticos que perseguían determinados fines.   Tradicionalmente se mencionaba la existencia de un grupo patriótico único, constituido en torno a una sociedad secreta denominada sociedad de los siete. El Dr. Juan Canter demostró su inexistencia y hoy podemos afirmar, gracias a serias investigaciones, que existieron varios grupos o partidos políticos cuyo origen se remontaría a los primeros años del siglo XIX.   Hacia 1803 o 1804 se constituyó en Buenos Aires un grupo conocido con los nombres de Partido de la Independencia, por el fin que perseguía, o Innovador, por sus ideales reformistas, de Castelli, por uno de sus conductores, Carlotista, por haber intentado la independencia a través de la Infanta.   Lo integraban universitarios, abogados, escribanos, médicos, y también sacerdotes y militares, en los que predominaban las ideas de la Ilustración francesa, pero a través de la corriente liberal española, por lo que no eran ateos y seguían la tradición católica.   Muchos de ellos carecían de arraigo en la población, dado que no pertenecían a las familias tradicionales.   Su conductor fue Juan José Castelli, abogado, y con él actuaban Manuel Belgrano, abogado, Secretario del Consulado; Nicolás y Saturnino Rodríguez Peña y Juan Hipólito Vieytez, comerciantes; Antonio Luis Berutti, empleado de la Contaduría; Agustín Donado, encargado de la Imprenta de Niños Expósitos; Juan José Paso, auxiliar fiscal del Rey; Francisco Paso, funcionario del Resguardo; Domingo French, empleado del correo, y Juan Martín de Pueyrredón, militar.   Aspiraba a lograr la independencia del Río de la Plata, poniendo en manos de los criollos la conducción del Estado. En lo posible pretendían un cambio sin violencia ni derramamiento de sangre. 193


En lo político sostenían la Monarquía Constitucional y en lo económico eran librecambistas, considerando que para lograr sus fines necesitaban apoyo exterior.   En un primer momento Castelli realizó contactos con los ingleses, en 1804 con el Coronel irlandés Santiago Burke y también se tienen noticias que en 1806 sondeó a Beresford con el fin de lograr su apoyo. La fuga de este Jefe británico en 1807 también fue obra de miembros de este partido, ya que actuaron Saturnino Rodríguez Peña y Manuel Aniceto Padilla.   Hartos de esperar la ayuda inglesa, y desencantados, ya que estos llegaron en son de conquista, sus miradas se fijaron en la princesa Carlota Joaquina, esposa del Regente de Portugal e Infanta española.   Cuando la corte portuguesa se trasladó a Brasil, el 10 de agosto de 1808, se conoció el “Manifiesto dirigido a los fieles vasallos de Su Majestad Católica el Rey de España e Indias por su Alteza Real Doña Carlota”, en el que la Infanta expresa que las colonias españolas debían confiársele en depósito.   El Partido de la Independencia envió una memoria a la princesa fechada el 20 de septiembre de 1808 que firmaron Castelli, Berutti, Belgrano, Rodríguez Peña y Vieytez. En ella dicen “…no se puede ver el medio de inducir un acto de necesaria dependencia de la América… a la Junta de Sevilla, pues la Constitución no fija que unos reinos se sometan a otros…” y destacan que con el gobierno de la Infanta “… cesaría la calidad de colonia, sucedería la ilustración del país, se haría la educación, civilización y perfección de las costumbres, se daría energía a la industria y comercio, se extinguiría aquella odiosa distinción que los europeos habían introducido,…acabarían la injusticia, la opresión, la usurpación y dilapidación de las rentas y un mil de males que dependen del poder que a merced de la distancia del trono español se ha podido apropiar sin temor a las leyes y sin aprecio a la felicidad general”.2   Pero esa posibilidad también se frustró, y la princesa terminó denunciando a sus corresponsales, lo que produjo la iniciación por parte del Virrey Liniers de la famosa “Causa Reservada”, en la que apareció 2  VICENTE SIERRA, Historia Argentina, Buenos Aires, UEDL, t. 1800-1810, 1960, p. 361.

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como único responsable Diego Paroissien, joven inglés, comisionado de Saturnino Rodríguez Peña.   La siguiente oportunidad que buscaron fue en 1809, cuando el grupo intentó persuadir a los militares y al Virrey Liniers de resistir la entrega del mando a su sucesor Cisneros, intento también fracasado por la resistencia de los primeros a actuar y la negativa del segundo a resistir la nueva autoridad.   El momento definitivo los llevará a la salida con el acuerdo de otros grupos y sin apoyo extranjero, en mayo de 1810.   Paralelo a este partido actuaba otro de ideas muy definidas conocido como “Partido Republicano”, por la forma de gobierno a que aspiraban, “Partido del Cabildo”, porque allí tenían su centro de poder; “Partido de los Sarracenos”, por el origen de la mayoría de sus integrantes; “Partido de los morenos”, ya que en 1809 contaron con el concurso entusiasta de mulatos, o “Partido de Alzaga”, por su conductor.   Estuvo integrado principalmente por españoles europeos. Esteban Villanueva, Alcalde de Segundo Voto; Juan Antonio Santa Colomba Comandante de Vizcaynos; Martín de Alzaga, Alcalde de Primer Voto; Francisco de Neyra y Arellanos, Comandante de Gallegos; José Olaguer Reynal, Comandante de Catalanes; Juan Larrea Capitán de Catalanes y comerciante; Domingo Matheu, comerciante, y algunos americanos tales como Mariano Moreno y Julián de Leiva, ambos abogados.   Como queda dicho, eran de convicciones republicanas y defendían el Río de la Plata de toda pretensión extranjera, aspirando a mantenerlo en manos de los españoles europeos, pero independiente.   Durante las Invasiones Inglesas, defraudados por Sobremonte sostenían que “…siempre que saliesen bien de la acción…debían formar una República y sustraerse del dominio de Su Majestad, porque no había hecho otra cosa alguna por ellos…era la ocasión de que se hiciesen hombres…para poner…en independencia del rey y de la España a esta América…”.   El mismo Alzaga sostenía “…que esta América era mejor que toda Europa, y no necesitaba de ella para nada, antes bien, ellos si son los que necesitan de nosotros y no hacen caso para nada, teniéndonos en

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el mayor abandono y sin pensar en otra cosa que sacarnos el jugo.”3   En la autobiografía de Belgrano se nos da otra razón de la posición de estos españoles “…en Buenos Aires se hacía la jura de Fernando VII, y los mismos europeos aspiraban a sacudir el yugo de España por no ser napoleonistas…”4   El secretario de la Princesa Carlota Joaquina, José Presa, señalaba en carta al Almirante Sidney Smith: “…el resultado de las nocturnas tenidas en casa de Alzaga es quedar independientes en caso de que la España experimentase suerte contraria, para lo cual están resueltos a pedir protección de la Gran Bretaña para que sostenga la nueva república…”5   Proyectaron un movimiento para el 17 de octubre de 1808, que estalló el 1º de enero de 1809, mediante el cual aspiraban a instalar una Junta que debía convertirse en centro de un Congreso de todos los cabildos del Virreynato para declarar la independencia absoluta.   Según documentación de la época, el Partido de la Independencia habría estado presente en las reuniones previas, pero ante la tenacidad de Alzaga en la negativa de incorporar los regimientos americanos y de formar, como señaló Saavedra, “…otra España americana…”, se distanciaron. Y serán ellos los que pidan la presencia de los militares criollos para sostener a Liniers como ocurrió en dicha asonada.   El historiador Enrique Williams Alzaga dice: “…el 1º de enero no fue una reacción española. Era una revolución que iba a la independencia, mas pese a los criollos que en ella intervinieron, su espíritu era español, ellos serían siempre los dirigentes.”6   Un tercer partido se originó en el rechazo de las invasiones inglesas y en la defensa del suelo natal.   Los nombres de este partido varían según la documentación: “Partido de la Reconquista”, porque de allí surgieron sus integrantes; “De los Patricios”, por ser este cuerpo su centro de poder; “de Liniers” por 3  JORGE MARIA RAMALLO, “Los grupos políticos en la Revolución de Mayo”, Buenos Aires, Macchi, 1983, p. 20. 4  MANUEL BELGRANO, “Autobiografía”, en Biblioteca de Mayo, Buenos Aires, 1960-68, t.II, p.963. 5  ROBERTO ETCHEPAREBORDA, “Entretelones del proceso carlotino”, en Historia, Buenos Aires, año II, abril-junio 1957, p 105. 6  JORGE RAMALLO, Op. Cit., p.3

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ser su primer caudillo; “Francés”, por el origen de Liniers; o ya luego de 1809, “Partido de Saavedra”, por ser su conductor.   Eran reformistas y renovadores, pero basados en doctrinas jurídicopolíticas tradicionales españolas. Pretendían implantar reformas razonables y moderadas, y estaba integrado en su mayoría por americanos oficiales de cuerpos de milicia: Cornelio Saavedra, Comandante de Patricios; Martín Rodríguez, Comandante del Regimiento de Húsares del Rey; Juan José Viamonte, Sargento Mayor de Patricios, Francisco Antonio Ortiz de Ocampo, Comandante de Arribeños; Juan Florencio Terrada, Comandante de Granaderos de Fernando VII, Juan Ramón Balcarce, Sargento Mayor de Húsares; algunos abogados como Feliciano Chiclana y Joaquín Campana, sacerdotes, como Fray Manuel Albariños, Fray Manuel Ezcurra, Fray Juan Manuel Aparicio y Fray José Ignacio Grela.   La ideología del partido fue expresada por Saavedra en carta a Chiclana en 1811 y decía: “…tal vez llegará el caso no de que nos rindamos, sino de que esta ciudad sea dada a las llamas y desaparezca de la faz de la tierra. Si, primero sucederá esto que variar de sistema, ni dar un paso retrógado en nuestra causa, primero seremos víctimas del cuchillo que entregarnos a nuestros antiguos opresores,…primero nos mataremos unos a otros que reconocer a Elío, a la Carlota, como que a nosotros mismos”.7   Floria y García Belsunce en su conocida Historia de los argentinos niegan a este grupo carácter de partido y señalan que sólo era el sector militar, pero como ya lo advertimos, con ellos aparecen abogados y sacerdotes que no adherían al ideario liberal del otro grupo americano.   El Partido de la Independencia recurrió a los militares de este partido en la asonada del 1º de enero para sostener a Liniers, y a la llegada de Cisneros, para resistir el cambio de Virrey, lo que los favoreció altamente ya que dejó en sus manos la fuerza de las armas y un entendimiento entre ambos grupos.   Al llegar al Río de la Plata, en 1807, un jefe inglés informa: “…el partido que está en el poder…se compone, en gran parte de españoles europeos, que ejercen casi todos los altos empleos…y que es entera7  Ibidem, p 11.

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mente adicto al gobierno español…”, lo que nos demostraría que fuera de los partidos revolucionarios, existía otro llamado “Metropolitano”, “Oficialista”, o “Regalista”, integrado por funcionarios y magistrados, cuyo fin era mantener las posiciones alcanzadas en la administración, y por lo tanto enemigo de todo cambio, se proponían conservar el orden a toda costa. Belgrano en su autobiografía señala: “…opinan que debemos seguir la suerte de la metrópolis, aunque reconozca la dinastía de Napoleón”.8   No tenían más fuerza que el prestigio que aún conservaba la jerarquía política, ya entonces decadente. Sus representantes más auténticos fueron los miembros de la Audiencia. ¿Cómo actuaron los grupos de presión y los partidos políticos en 1810?   Desencadenados los sucesos de mayo por la fuerza de las circunstancias y la gravedad de las noticias llegadas de Europa, los partidos políticos intentaron por medio de la fuerza y grupos de poder que cada uno nucleaba, imponer sus fines.   Es por todos sabido el desarrollo de los acontecimientos que definen la reunión de un cabildo abierto el 22 de mayo, y en él, de los cinco grupos sociales que se evidenciaban en la época, que recordamos eran funcionarios, sacerdotes, vecinos de mayor categoría, militares criollos e intelectuales burgueses. Sólo uno se opuso al cambio, el de los funcionarios, que a su vez integraban el Partido Metropolitano o Regalista.   Pero como señala el historiador Dr. Zorraquín Becú, de esos “… cinco grupos saldrá la junta nombrada el 24 de mayo por el Cabildo, que era a la vez corporativa y estamental y estaba constituida por los representantes más destacados de cada fuerza social”.   Cisneros era el primer funcionario, Castelli el vocero de los intelectuales, Saavedra el jefe militar más prestigioso, Juan Nepomuceno Solá sacerdote y portavoz de una parte del clero y José Santos Inchaurregui, antiguo miembro del Cabildo y comerciante muy conocido.   Esta designación representa la conciliación de intereses de los que habían participado en el cabildo abierto del 22 de mayo, y aparecía casi como un pacto entre los partidos políticos, ya que Cisneros represen8  MANUEL BELGRANO, Op. Cit, p 963

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taba al Partido Metropolitano, Saavedra al de los Patricios y Castelli al de la Independencia. Pero el rechazo a esta Junta se debió a que no todos los grupos mantenían en ese momento su antigua gravitación en la sociedad porteña.   Los partidos revolucionarios dominantes exigieron la designación de un nuevo gobierno en el que no tuvieran cabida los Funcionarios y fundamentalmente que no estuviera en sus manos el mando de las armas.   El Dr. Zorraquín Becú demuestra que la elección de los miembros de la Junta del 25 de mayo se hizo “A la vez sobre bases corporativas o profesionales y teniendo en consideración sobre todo su pertenencia a grupos políticos que aspiraban a un cambio fundamental”.   “Saavedra y Azcuénaga eran militares y ocupaban un elevado rango en la sociedad porteña, Castelli, Belgrano, Paso y Moreno integraban el sector intelectual, jóvenes imbuidos del espíritu de la Ilustración, Larrea y Matheu en nombre del comercio, Alberti de los sacerdotes… Saavedra era el jefe indiscutido del Partido de los Patricios, Belgrano y Castelli dirigían el Partido de la Independencia, del que también participaba Paso, y por último Moreno, Larrea y Matheu, fueron incorporados a la Junta teniendo sin duda en cuenta sus antecedentes en el Partido Republicano.”   La Revolución, en definitiva, fue la obra conjunta de los militares criollos y los burgueses intelectuales, apoyados por una mayoría del clero y por muchos miembros de la clase más elevada, siendo resistida en cambio por los Funcionarios y por otros sectores que los apoyaban pero no estaban organizados.   No fue por lo tanto una lucha social entre clases diversas y opuestas. Fue el triunfo de fuerzas de presión y partidos políticos que se impusieron por su prestigio y el descrédito en que habían caído los grupos tradicionales.   En un primer momento la Revolución se hizo contra el grupo de los Funcionarios, que eran los que ejercían el poder, lo que explica la presencia de peninsulares junto a los revolucionarios y criollos junto al Virrey, pero luego, ante la resistencia encontrada, fue dirigida contra todos los españoles.

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Fue el triunfo de una burguesía ascendente que reclamaba el poder político como complemento del poder económico y social, y de los militares criollos, poseedores de la fuerza y resueltos a usarla en caso necesario ante la ineptitud de los Funcionarios.   Afirma Zorraquín Becú: “La Revolución de Mayo fue así un acto meditado y pacífico, dirigido por los sectores de mayor influencia y gravitación política de entonces unidos en torno a una fórmula jurídica y deseosos de alcanzar la libertad de la patria.”

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Bibliografía • BELGRANO MANUEL, “Autobiografía”, en Biblioteca de Mayo, Buenos Aires, 1960-68, t II • CANTER JUAN, “Las sociedades secretas y literarias”, en Academia nacional de la Historia, Historia de la Nación Argentina, Buenos Aires, El Ateneo, 1941, t.V, Primera sección. • CORBELLINI ENRIQUE, “La revolución de Mayo y sus antecedentes desde las invasiones inglesas”, Buenos Aires, 1950. • ETCHEPAREBORDA ROBERTO, “Entretelones del proceso carlotino”, en Historia, Buenos Aires Año II, abril-junio, 1957. • RAMALLO JORGE MARIA, “Los grupos políticos en la Revolución de Mayo”, Buenos Aires, Macchi, 1983 • SIERRA VICENTE, “Historia Argentina”, Buenos Aires, UDEL, t. 18001810, 1960. • ZORRAQUIN BECU RICARDO, “Los grupos sociales en la Revolución de

Mayo”, en Historia, Buenos Aires, año VI, Nº 22, enero-marzo, 1961.

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Los Congresos Femeninos del Centenario. Análisis de sus antecedentes, sesiones y trabajos Ángeles de Dios de Martina Resumen   En 1910 se realizaron en Buenos Aires dos congresos en adhesión a los Festejos de Mayo: el Primer Congreso Femenino Internacional de la República Argentina organizado por la Asociación Universitarias Argentinas con participación de movimientos feministas y del quehacer socialista, y el Primer Congreso Patriótico de Señoras de América del Sud, dispuesto por el Consejo Nacional de Mujeres de la República Argentina. Ambos abordaron temas femeninos con problemáticas y miradas diferentes. El primero expuso asuntos relacionados a la educación con acceso a todas las ramas del saber, salud, prostitución, cultura, trabajo industrial, igualdad jurídica, divorcio, tenencia de los hijos y derecho al sufragio. El otro, de carácter conservador, analizó temáticas referidas a la mujer en el hogar, educación, formación cultural, social y estética. A cien años de esas jornadas precursoras sobre la realidad femenina de esos años, surgen reflexiones y análisis acerca del papel protagónico de la mujer argentina y de sus logros.   Cada uno de los congresos antes mencionados tuvo modalidades diferentes en relación con las agrupaciones convocantes, sus participantes, temarios y conclusiones. Los antecedentes de ambos obran en publicaciones que reúnen orígenes, organización, temas, gestiones, registro de adherentes, actas, participantes, discursos y conclusiones. Estas publicaciones, de casi quinientas páginas cada una, contienen material de particular valor documental e histórico.   El Congreso Femenino Internacional convocó a personalidades tanto de América como de Europa. Fue organizado por la Asociación Universitarias Argentinas que agrupaba a médicas, abogadas, escritoras, docentes y artistas. Un número importante de ellas era dirigente del socialismo, con presencia relevante en el periodismo o en la actuación pública, tanto en la Argentina como en sus países de origen. Fue propuesto por la médica Julieta Lanteri, acompañada de otras profesionales como ella: Petrona Eyle, Cecilia Grierson, Adela Lagarde, Isabel Kaminsky, Irma Vertúa, María Teresa Flairoto, Sara Justo, Elvira Rawson 203


de Dellepiane. Entre los Miembros Honorarios estaban: por España, la Condesa de Pardo Bazán; Madame Curie y Nelly Fabre, de Francia; de Italia, María Montessori, Alejandra Ravizza, Ercilla Maino Broncini, Teresa Cabriola, Margarita Traube Mengarini, Jacinta Martín, Valeria Benetti y Eva de Vicentis; de Bélgica, Marie Popelín y J. Joleyko; de Suecia, Ellen Key; de Inglaterra, Mrs. Swedlee; de Rusia, las médicas Ana Schabanoff Joukorekaia y Luisa Preiss, y de los Estados Unidos, Catalina J. Miracle.   Los idiomas oficiales fueron castellano, italiano, francés, alemán, inglés y ruso, con traductoras que actuaron ad honorem. Participaron mujeres de todos los niveles sociales. Como Delegadas a este Congreso estuvieron presentes asociaciones femeninas de la Argentina, como las que agrupaban a los profesorados, bibliotecas, centros socialistas, clubes, círculos médicos, la Liga de Mujeres Librepensadoras, la revista Unión y Labor, representantes de la Escuela Normal de Tucumán, la Sociedad Protectora de Indígenas y la Asociación contra la Trata de Blancas.   Es importante señalar que el Libro de Actas del Congreso contiene una extensa lista de participantes —un total de 169—, registro que permite conocer el movimiento y el interés femenino en torno a estos temas, y destaca a la vez la participación, el compromiso y la influencia de las mujeres en cuestiones de política y cultural general   El Congreso fue inaugurado el 18 de mayo de 1910 en el salón Unione Operai Italini en Cuyo 1356 (hoy Sarmiento), oportunidad en que fueron interpretados además del Himno Argentino las canciones patrias de Chile, Uruguay, Italia y Francia. El discurso de apertura estuvo a cargo de la doctora Ernestina A. López, educadora y escritora graduada en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, y el de clausura, de la doctora Cecilia Grierson.   El temario incluyó problemáticas femeninas como la libertad y la igualdad de los derechos civiles, el sufragio, la administración de los bienes matrimoniales y el divorcio, la educación, la mujer obrera, la mujer inmigrante, la prostitución, profilaxis de las enfermedades venéreas y protección de la infancia, entre otros asuntos. Sus objetivos más destacados fueron: establecer lazos de unión entre todas las mujeres del mundo, vincularlas a un pensamiento común: la educación e 204


instrucción femenina en beneficio de la familia, y modificar prejuicios que influyen en el hogar, en su condición de obrera, servicio doméstico y actividad profesional. Las delegadas representaron a profesoras, asociaciones contra la trata de blancas, centros socialistas, mujeres librepensadoras, clubes, círculos médicos y otras asociaciones.   Las exposiciones aportaron valiosos contenidos acerca de la situación femenina. “Nuestro Congreso —se declaró— se propone contribuir a la obra de la emancipación de la mujer, entendiendo que en ese propósito va envuelto el convencimiento de que libertad no supone poder hacer cuanto se quiere, sino saber querer todo cuanto se debe; problemas de la vida, que una educación equivocada se ha empeñado en ocultarle siempre tras un velo de idealidades efímeras cuyo desvanecimiento trae aparejados el desencanto y la desesperación”. Entre las exhortaciones destacan las pronunciadas por la Liga Nacional de Mujeres Librepensadoras, con estas propuestas: educación laica, mixta e igual para ambos sexos.   El Congreso programó analizar una amplia temática en once áreas, tres de ellas previstas para la difusión en el interior del país, América y Europa. Los asuntos tratados fueron Sociología, Derecho, Educación, Ciencias, Letras, Artes e Industrias, Comisión de Recepción de Fiestas y Designación de Miembros Honorarios.   Entre las representantes de los países americanos estuvieron figuras relevantes de la Medicina y de las Letras, como Paulina Luisa del Uruguay, primera médica egresada en este país; delegadas del Perú, Chile, Santo Domingo, Paraguay, Venezuela, Colombia, Nicaragua, Costa Rica, Cuba y Guatemala. La Comisión de Propaganda tenía representantes en Francia, Alemania, Austria, Suiza, Rusia y Suecia. Esas redes permiten apreciar el grado de conexiones de las organizadoras y la importancia dada a la difusión de sus programas teniendo en cuenta la obra por ellas realizada y aportes que cada una haría desde sus profesiones y sus países de origen. Los idiomas oficiales del Congreso fueron castellano, francés, italiano, alemán, inglés y ruso, y para las representantes extranjeras que no hablaban español designaron intérpretes ad honorem.   Los objetivos propuestos pusieron especial énfasis en dar participación a mujeres de todos los niveles sociales, con inclusión en su te205


mario de asuntos de carácter universal. A estos fines reglamentaron principios de igualdad, educación e instrucción femenina y valores familiares. En su Bases y Programa declaró como objetivos del Congreso: establecer lazos de unión entre todas las mujeres del mundo, vincular a las mujeres de todas las posiciones sociales a un pensamiento común: educación e instrucción femenina en beneficio de la familia, el “mejoramiento de la sociedad y perfección de la raza”, modificar prejuicios tratando de mejorar la situación social de las mujeres y brindar soluciones a las distintas clases sociales a las que pertenecieran: obreras, profesionales y otras.   Para su desarrollo fue elaborado un Cuestionario General con cuarenta y seis temas que dejan de manifiesto las inquietudes de sus organizadoras. Por ejemplo, en Sociología fue considerado el trabajo de la mujer, la condición económica, la cultura, la mujer emigrante, la mujer obrera, la protección de la infancia, la trata de blancas, las aptitudes femeninas en los estudios científicos y una sola moral para ambos, sexos entre muchos otros. En Derecho analizaron temas relacionados con las libertades y los derechos civiles, la situación jurídica de la mujer en general, el Código Civil y sus relaciones con la Patria Potestad, el régimen de los bienes matrimoniales y el divorcio. Entre las propuesta sobresalientes señalaron: 1) la mujer, al contraer matrimonio, no perderá derechos que la ley acuerda a las personas mayores de edad y con sus facultades mentales sanas; 2) el ejercicio de la Patria Potestad (la misma autoridad y tutela que el padre); 3) el divorcio; 4) posibilidad de ser testigo de los instrumentos públicos y de los testamentos. Las recomendaciones fueron similares tanto para la Argentina como para otros países que estaban en iguales condiciones.   En Educación se consideraron los jardines de infantes, la maestra primaria, la educación de los “niños anormales”, los ciegos, las escuelas agrícolas y de floricultura, las ambulantes y nocturnas, el laicismo en la enseñanza, la literatura para niños y jóvenes, entre otros temas. Ciencias comprendió asuntos referidos a la higiene femenina y la del hogar, el alcoholismo, la profilaxis en las enfermedades infectocontagiosas para parteras, enfermeras, masajistas y puericultura (para esos años, la tuberculosis afectaba a todas las clases sociales); las enfermedades de transmisión sexual, el ejercicio de la prostitución, la salud de las traba-

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jadoras en las fábricas y el alcoholismo, entre otros, constituían graves problemas entre las mujeres.   En Letras, si bien los asuntos analizados fueron en inferiores en número a los antes mencionados, fue considerada la presencia femenina en el periodismo, la psicología de la escritora, el objeto y la complejidad de la crítica histórica, las fábulas, los mitos y las leyendas de la historia.   Por otra parte, el desarrollo industrial de esos años, tanto en la Argentina como en el mundo, y la incorporación de la mujer a este campo laboral fueron objeto de estudio en la mesa Industrias, destacando la presencia femenina en las fábricas como linotipistas y tipógrafas. En estas ocupaciones señalaron casos agravados con el uso del corsé y sus consecuencias en la salud, como problemas respiratorios y alergias. Incluyeron en estas actividades industriales los tejidos, encajes y tapices de las trabajadoras dependientes de fábricas o particulares. Se resaltó, para estos casos, la importancia de escuelas para obreras.   En Artes consideraron la importancia de los conservatorios de música, la cultura y la educación artística, academias de pintura y enseñanza del canto coral en las escuelas.   Las exposiciones aportaron valiosa información acerca de la situación femenina en torno a los temas antes señalados. El primer discurso, por ejemplo, sobresale por el contenido histórico acerca de la condición de la mujer a través del tiempo, su evolución, sus niveles de educación y su participación en la sociedad, injusticias y cambios producidos en la sociedad. Se señaló, entre otras cosas: “Nuestro Congreso se propone contribuir a la obra de la emancipación de la mujer, entendiendo que en ese propósito va envuelto el convencimiento de que libertad no supone poder hacer cuanto se quiere, sino saber querer todo cuanto se debe”. “La mujer debe recorrer aún un camino de regular extensión, camino que el hombre ha recorrido ya en gran parte y que empieza a ser mirado con menos desconfianza por las mujeres mismas. Es necesario que la mujer mire de frente los problemas de la vida que una educación equivocada se ha empeñado en ocultarle siempre tras un velo de idealidades efímeras, cuyo desvanecimiento trae aparejados el desencanto y la desesperación”.   La Liga Nacional de Mujeres Librepensadoras propuso tres puntos 207


de interés para esos años: educación laica, mixta e igualitaria para ambos sexos.   El tratamiento de los asuntos discutidos dejó en evidencia realidades y problemas de la época, como la inmigración, la sexualidad femenina, la prostitución, las desigualdades y la mujer obrera sin protección. Hubo una mirada realista y comprometida hacia el futuro, que apuntó al desarrollo de la mujer de todas las clases sociales, su acceso a la educación y la posibilidad de brindar beneficios que estaban generalmente solo al alcance del hombre.   El logro más importante de este Congreso fue la posibilidad de debatir ideas innovadoras, que en general permanecían en sombras en la sociedad, precursoras para esos años, hoy llamadas “de avanzada”. Si este Congreso —dijeron— hubiera resultado una conferencia católica, librepensadora, socialista o de otra tendencia cualquiera que no fuese exclusivamente “feminista” (es decir, buscando el adelanto de la mujer), hubiera sido un fracaso, pero se ha salvado el escollo porque sus propósitos eran amplios y elevados. El congreso fue de trascendental importancia para las que aspiramos mejorar la condición de la mujer. Fue resaltada la importancia de realizar este tipo de convocatorias con mayor frecuencia.   Los temas expuestos en el discurso de apertura y los analizados en las jornadas constituyen un diagnóstico de la situación de la mujer, que permitió conocer y a la vez difundir la realidad argentina en ese año de 1910. Primer Congreso Patriótico de Señoras en América del Sud   La otra conferencia fue denominada Congreso Patriótico de Señoras en América de Sud, organizada el Consejo Nacional de Mujeres de la República Argentina, celebrado —de acuerdo con sus postulados— en homenaje al Centenario de la Independencia, y coronado con la Exposición del Trabajo de la Mujer en la Exposición Industrial. Se realizó en la ciudad de Buenos Aires entre el 11 y 16 de mayo de 1910 como iniciación de los festejos por el Centenario e inaugurado en el Centro Social Teatro Odeón. Los Antecedentes-Sesiones-Trabajos y Juicios de la prensa obran en una publicación de particular interés sociológico. A diferencia de la anterior reunión, contiene un Prólogo y menciona

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entre sus propósitos: “… responder a los dictados del patriotismo y la cultura de la mujer argentina, rindiendo un homenaje más a la fausta fecha y obra del conglomerado de sociedades y mujeres constituido, como es del dominio público, por la mayoría de las instituciones femeninas de la República”. El Consejo estaba afiliado al Consejo Internacional de Mujeres del Mundo, cuyos congresos eran celebrados en distintas capitales de naciones cada cinco años.   La introducción declara acerca de la situación femenina. Celebra la importancia de la mujer preparada y culta como elemento de trabajo, de aptitudes y de estudio, que puede y debe con tales atributos avanzar en su perfeccionamiento, bastarse a sí misma, seguir la carrera a la que llame su vocación, adquirir por el estudio los títulos que la habiliten para ejercer su profesión sin menoscabo y con el aplauso y el respeto público.   Advirtió que la sociedad reclama en cada lugar los medios para facilitar la vida, sin que por ello la preparación de la mujer vulnere sus deberes sagrados de esposa y de madre y los suplante por ambiciones a derechos políticos que no condicen con su naturaleza y su misión educadora y ponderada. Resaltó que “fueron reuniones de alta cultura y real prólogo”.   Sus congresales eran miembros del Consejo Nacional de Mujeres, con sedes en distintas ciudades del país: directoras y representantes de las escuelas, “maestras y educadoras de brillante foja”, literatas, poetisas, doctoras, profesoras, entre otras.   La propuesta para su realización fue formulada por Elia M. Martínez y la iniciativa fue puesta a consideración de más de setenta sociedades del país con “límite puramente nacional”. Una de las primeras resoluciones fue solicitar a la Comisión Nacional del Centenario la inclusión de este congreso en los festejos del Centenario. A estos fines destacamos que esta Comisión envió a representantes para entrevistar a las convocantes, entre ellos a Pedro Olaechea y Alcorta, al perito Francisco P. Moreno y a Carlos de Estrada.   El temario, menos ambicioso que el del Congreso de las Mujeres Universitarias, incluyó catorce asuntos, a saber: Concurso de la Mujer Argentina en la obra de la Independencia Nacional, su misión de hoy en el civismo; la Sociedad de Beneficencia: fundación, acción, desenvol209


vimiento y funciones; acción concurrente de la mujer en la instrucción del pueblo; el trabajo de la mujer argentina a través del Centenario; historia de las revistas femeninas y las mujeres intelectuales que les dieron vida; reseña de libros “hechos por la mujer”: manera de fomentarlos; instituciones de orden social y benéficas a las que mujer ha de dar vida; el Consejo Nacional de Mujeres como exponente del progreso general del país; estudio de la acción concurrente de la mujer en el progreso: no es feminismo mal entendido ni socialismo, sino como debe entenderse, acción patriótica y social a desempeñar por la mujer; cómo puede revelarse la influencia moral de la mujer argentina a favor de la acción cívica de los hombres, en qué forma puede contribuir la instrucción pública para encarnar el interés por la prosperidad nacional en el corazón de los extranjeros; resultados obtenidos por las normalistas argentinas; acción conjunta del hogar y la escuela en la formación de los buenos ciudadanos.   Como parte del programa fue prevista una Exposición de Labores, “como corolario de las manifestaciones del trabajo de la mujer”. Su objetivo fue dar participación a las mujeres dedicadas a las labores femeninas para que “propios y extraños puedan admirar las artísticas labores y obras de industria femenina ejecutadas en la República”. Estuvo prevista la participación de mujeres de la Capital Federal y de las provincias sin distinción de nacionalidades, la comercialización de sus trabajos y la entrega de los importes de las obras vendidas.   La nómina de la Comisión Ejecutiva y las subcomisiones fue extensa. No están registradas las profesiones de estas mujeres ni las instituciones a las que representaban. A juzgar por sus apellidos pertenecían a la clase social alta del país, cuyos esposos —en el caso de las casadas— ejercían altos cargos públicos, eran profesionales prestigiosos u hombres de reconocida trayectoria. Ellas fueron Albina Praet de Sala, Dolores Lavalle de Lavalle, Elia Martínez, Carolina Lena de Argerich y muchas otras de apellidos reconocidos en los círculos sociales de Buenos Aires, como Devoto de Devoto, Garramuño, Güiraldes, Centeno, Pujato Crespo, Moreno de Moreno, Guillot de Saldías, Ezcurra, Mitre, Dellepiane, Argerich o Garrido de de la Peña.   El Libro de Actas consignó adhesiones funcionarios o representantes del Ejército y de la Iglesia, entre ellos José Gálvez, el Oficial Mayor 210


Isaac Pearson, el Arzobispo de Buenos Aires y funcionarios de la Intendencia Municipal. Entre las instituciones figura el Consejo Internacional Feminista con sede en Londres con la presencia de su presidenta, Isabel Aberdeen. Si bien la publicación no consigna el nombre de las inscriptas al Congreso, señala los de las comisiones y subcomisiones de casi un centenar de participantes. El discurso inaugural estuvo a cargo del doctor Carlos de Estrada, delegado por la Comisión del Centenario.   La reunión recordó a los hombres de Mayo y a las patricias argentinas Tomasa de Quintana de Alvear, Petrona Cordero, Encarnación Andonaegui, Nieves de Escalada, María Sánchez de Thompson, a las madres del Ejército de Belgrano y a las Damas Mendocinas. A diferencia de esos discursos de exaltación patriótica, sobresalieron los de Rosario Vera Peñaloza sobre educación. En literatura, periodismo y arte Mercedes Pujato Crespo, quien aludió a las primeras escritoras Rosa Guerra, Juana Manuela Gorriti, y Delfina Vedia de Mitre.   Fue señalada la importancia de cursos de capacitación en la enseñanza del hogar, higiene, cocina, puericultura, compostura, zurcido y cuidado de las ropas, lavado, planchado, música, canto, declamación y adornos del hogar. Una Comisión aludió al “feminismo bien entendido”, y a cómo debía interpretarse.   En extenso relato se mencionan las mujeres que acompañaron la Gesta de Mayo, los esfuerzos realizados, los acontecimientos históricos, fechas, nombres de funcionarios y otros detalles, muchos destinados a rescatar, entre otros hechos, la historia de la Sociedad de Beneficencia. Hubo recomendaciones de carácter moral y educativo, exaltando la obra de la mujer en la historia, no sólo de la Argentina sino del mundo.   Rescatamos temas de particular interés como la historia de la Sociedad de Beneficencia, fundada y precedida por María Sánchez de Thompson. Fue expuesto el trabajo de la mujer a través de los últimos cien años; la historia de las revistas femeninas y de las intelectuales, con una reseña de los libros por ellas publicados.   Las recomendaciones fueron realizadas al finalizar cada exposición. Las más concretas fueron: 1) que se cambie el nombre de Plaza Constitución por el de Luis Beltrán, y que designe cualquier otra [plaza] con 211


el nombre del ingeniero Álvarez Condarco, ambos injustamente olvidados; 2) que el gobierno ceda alguno de los pabellones de las actuales exposiciones para lugares de recreo y conferencias dominicales para las obreras; 3) que se funde la escuela de las madres y se pida la colaboración de médicos, profesoras y demás personas e idóneos en cuestiones científicas sobre temas prácticos y educativos para las madres.   De la lectura de sus exposiciones se desprenden otras inquietudes y recomendaciones, tales como: que se cree, bajo el patrocinio del Consejo Nacional de Mujeres, una Oficina Central de Informaciones con el objeto de facilitar el conocimiento y la utilización de los diferentes servicios que prestan las sociedades de beneficencia, de caridad, instrucción pública, patriótica y artística en la Capital y en las provincias.   Fue sugerida la creación de la Liga de “Cultura y Estética Social”, a fin de fomentar el buen gusto y la cultura social, promover la fundación de ligas protectoras del trabajo casero y la de Patronato de Obreras, dar conferencias de orden patriótico y moral; se “escriban libros” (sic) para mostrar a la mujer sus deberes en la cooperación con el orden social y recomendar a la prensa evitar las publicaciones perjudiciales a este orden.   Sugirieron fundar una revista femenina social, literaria y científica para “desterrar ese vicio de la venalidad”, procurando se instituyan estímulos a la dignidad cívica; procurar restablecer la enseñanza de la moral cristiana; formar una “asociación de señoritas pudientes” para que ayuden a las alumnas de las escuelas profesionales.   En la clausura fueron exaltados el patriotismo y los nobles valores de la legión de los genios de mayo, hicieron referencia “a los hermosos trabajos presentados donde la verdad histórica, a la forma sutil y galana de la mayoría de ellos, se ha unido la iniciativa y el proyecto práctico”. Otras recomendaciones estuvieron relacionadas con la importancia de cursos teórico-prácticos con el fin capacitar a la mujer en la enseñanza del hogar, la higiene, la cocina, la puericultura, compostura, zurcido y cuidado de las ropas, lavado, planchado, música, canto, declamación, adornos del hogar. Conclusiones   El Congreso Femenino Internacional señaló realidades apremiantes 212


de la sociedad en general y de la mujer en particular e incluyó asuntos mantenidos en reserva, no bien vistos en la sociedad, para ser analizarlos públicamente y por mujeres. Los temas dejaron en evidencia problemas de la época como la prostitución, la inmigración y la mujer obrera, y asuntos relacionados con la sexualidad. En otro orden de cosas, fueron señaladas las diferencias en la legislación argentina respecto de los derechos cívicos y civiles. Hubo una visión diferente hacia la evolución de la mujer, el acceso a la educación y la posibilidad de lograr beneficios, algunos de ellos sólo al alcance del hombre. Se destacó por sus iniciativas de avanzada, que hoy, a cien años, vemos incorporadas de una u otra forma al derecho positivo, a la protección de la mujer en el trabajo, voto femenino y acceso a la educación en todos los niveles   El grupo de profesionales trabajó en forma independiente de las autoridades gubernamentales, sin buscar su reconocimiento, aprobación o aval. El temario incluyó asuntos que aspiraban analizar y difundir problemas de la sociedad de 1910, como la educación, la sanidad, la política y la condición jurídica de la mujer.   El Congreso Patriótico de Señoras tuvo en cuenta la situación de la mujer de menores recursos, escasa educación e instrucción. Los temas resaltaron la importancia de brindarles acceso a esos derechos con la creación de instituciones adecuadas, asignándole roles casi exclusivamente domésticos, como “reina y señora de la casa”, con un “feminismo bien entendido”, de acuerdo con sus palabras. Refirió acerca de las virtudes femeninas con mirada conservadora, proteccionista y moralizadora. Recomendó que sus trabajos o actividades no aspiren o pretendan avanzar en asuntos considerados tradicionalmente del hombre.   Ambos congresos significaron, sin embargo, un esfuerzo valioso por parte de las mujeres del tiempo del Centenario. Destacan la organización y la programación temprana de las actividades, la difusión, registro de actas, publicación de discursos, adhesiones, correspondencia recibida y hasta juicios de la prensa. Creemos que ambas reuniones merecen el estudio y el análisis de esos temas a la luz de los cambios producidos en nuestra sociedad y en el mundo.

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Fuentes 1. Actas del Primer Congreso Femenino Internacional de la República Argentina. Historia, Actas y Trabajos, Buenos Aires, 1911 2. Actas del Primer Congreso Patriótico de Señoras en América del Sud. Buenos Aires, 1910

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El periodismo en el Virreynato del Río de la Plata Alba Nidia Dellamea de Prieto Antecedentes   No mucho tiempo después del europeo surgió en América española el periodismo, a pesar de los ambientes más restringidos y pobres de tradiciones intelectuales de las sociedades coloniales. Surgió en momentos en que las “circunstancias se hallaban maduras y crean su necesidad” (Fernando Sánchez Zinny en El periodismo en el Río de la Plata).   En 1722 aparecieron La Gaceta de México y Noticias de Nueva España y en años posteriores en distintos lugares de América. Al respecto cabe aclarar que las autoridades coloniales controlaban severamente las publicaciones periodísticas, actitud acorde con lo realizado por los poderes políticos y religiosos de la época en todo lo referente a ediciones, tanto en la Metrópoli como allende los mares.   Antes de la aparición formal del periodismo existían hojas sueltas de carácter informativo, libelos, adulaciones, sátiras, etc. que informaban de distintos acontecimientos, como también de chismes vulgares, guerras, pestes, sermones o sucesiones monásticas. Son antecedentes del periodismo colonial. El periodismo argentino   En el Río de la Plata apareció el primer periódico nacional que se conoce, del cual se conservan tres ejemplares de los cuatro hallados en 1774. En la cabecera del más antiguo se lee Gazeta de Buenos Aires del 19 de junio de 1774; apareció en un cuadernillo de ocho páginas, pero sólo la cuatro y la parte superior de la quinta están manuscritas.   A partir de la creación del Virreynato, el protagonismo gubernamental era creciente y conforme a la política borbónica y sus postulados ilustrados: así veremos a un virrey dedicándose a evitar periódicos a fin de publicitar las noticias que le convenían.   Desde 1794 se publica en el Correo Mercantil de España y sus Indias editado en Madrid con datos sobre la economía virreinal, sus problemas, disyuntivas, etc. enviados desde el consulado de Buenos Aires.

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El encargado de redactar los informes, dándole forma periodística era Manuel Belgrano, hecho que llevó al citado Sánchez Zinny en acuerdo con José M. Mariluz Urquijo a considerar al prócer el primer periodista argentino.   En 1801 apareció en el Río de la Plata el primer número del Telégrafo Mercantil, Rural, Político, Económico e Historiográfico del Río de la Plata editado por don Francisco Antonio Cabello y Mesa. Publicó ciento diez números, dos suplementos y trece ejemplares extraordinarios, fue bisemanal, apareciendo los miércoles y sábados, contando con dos pliegos, en total dieciséis páginas, pero al cabo de dos meses ya fue semanario; tuvo al principio ciento cuarenta y cinco suscriptores residentes en Buenos Aires y otros ciento uno forasteros.   Trataba con solidez temas de política, economía o ciencia, pero los extravíos y desbordes de su editor determinaron su clausura. A pesar de sus fallas, su publicación en la aldeana Buenos Aires despertó “la curiosidad por la lectura y la ambición natural de escribir para la prensa” (F. Sánchez Zinny, ob. cit.).   A partir del 1° de septiembre de 1802 Hipólito Vieytes publica el Semanario de Agricultura, Industria y Comercio. Era informativo de los temas de su nombre, publicó doscientos dieciocho números y deja de aparecer el 11 de febrero de 1807. La impresión era pobre, ya que no refleja los grandes acontecimientos que sacudieron en esos días al mundo; el editor se mantuvo dentro de los cánones moralizantes y didácticos del postulado ilustrado.   Como ya lo anticipamos, el virrey Don Baltazar Hidalgo de Cisneros fue el editor de la Gaceta de Gobierno, órgano oficial y acorde a la Ilustración. Apareció desde el 14 de octubre de 1809 hasta enero de 1810 dos veces por semana y llegó a sacar cincuenta números.   Publicaba pronunciamientos y disposiciones oficiales, transcripciones de periódicos extranjeros tendenciosamente entresacados y evitaba informar o comentar acontecimientos del Virreinato. El escaso interés que despertaron tan magras informaciones desalentó al Virrey de continuar con dicha publicación. El Correo de Comercio, obra belgraniana   Belgrano logra el apoyo del virrey y a partir del 3 de marzo de 1810 216


comienza a publicar el Correo de Comercio. Aparecen hasta el 23 de febrero de 1811 cincuenta y dos números, y se caracterizó por su mesura y dio cabida a expresiones literarias, pero sin excesos.   Belgrano no pretende enfrentarse abiertamente con las autoridades constituidas sino abrir los ojos de la gente tratando temas que hacían al interés de los habitantes del virreinato; no pretendía divulgar noticias trataba temas referente a la agricultura, comercio y educación, a fin de que los “paisanos”, como el mismo manifiesta, se informen sobre aspectos de interés vital para sus vidas.   Belgrano no fue un petardista, sino que preparó el camino de la Revolución atendiendo a la educación del pueblo, y utilizó la prensa como medio eficaz para difundir las ideas necesarias para dicho cambio.   Completan esta breve reseña datos sobre avisos comerciales, movimientos marítimos y otras noticias de menor interés. Es importante referir que el Correo publicó una proclama, que tal vez circuló sumada como hoja suelta a algunos de sus números, documento que hizo público Francisco Xavier Iturri Patiño, partícipe en las rebeliones registradas en el Alto Perú en 1809, titulada “Proclama del más perseguido América a sus paisanos de la noble, leal y valerosa ciudad de Cochabamba” y que fue impresa a dos columnas, la derecha en versión castellana y la izquierda en quechua. Se ataca en ella duramente la esclavitud de tres siglos hecha pesar por los españoles sobre los pueblos originarios. El periodismo en la Banda Oriental   En mayo de 1807 aparece en Montevideo The Southern Star (La estrella del Sur), con redacción bilingüe en castellano e inglés, con claras tendencias anglófilas, tratando de socavar el dominio español. Aparecía los sábados y publicó un prospecto y siete números hasta el 4 de julio, más un número extraordinario el 11 del mismo mes.   El segundo periódico de la Banda Oriental fue la Gaceta de Montevideo, que circuló entre octubre de 1810 y junio de 1814, años en que aún estaba bajo el dominio español. Fue un duro batallador contra el gobierno revolucionario de Buenos Aires. Editó ciento cincuenta números entre ordinarios y extraordinarios.   Finalmente citaremos el primer medio de prensa creado por la Junta 217


Revolucionaria de 1810 a iniciativa de Mariano Moreno, cuyo primer número apareció el 7 de junio de dicho año, y en homenaje al hecho, en mayo de 1938 un Congreso Nacional de Periodistas reunido en Córdoba declaró al 7 de junio “Día del Periodista”.   El propósito fundamental de esta publicación era informar sobre los actos de gobierno, pues “… el pueblo tiene derecho a saber la conducta de sus representantes” y debe regir la “libertad de escribir”, según se manifestó en sus páginas. La Gaceta de Buenos Aires se leía a veces en las iglesias, después de la misa dominical, por recomendación del gobierno patrio, y tuvo a Moreno como principal colaborador junto con Manuel Belgrano y Juan José Castelli.   Comenzó siendo una publicación semanal y en noviembre de 1811, cuando se hizo cargo de su dirección el clérigo Vicente Pazos Silva, varió de formato anunciando que publicaría dos ediciones por semana. Posteriormente del Primer Triunvirato nombró a Bernardo de Monteagudo para compartir la dirección de la Gazeta con Pazos Silva.   Como es apreciable, Buenos Aires careció por muchos años de prensa, salvo en los breves periodos en que circularon los periódicos antes dicho; sin embargo, tanto el Semanario de Vieytes como el Correo de Belgrano constituyeron un periodismo valioso considerado “… muy formativo y muy significativo en cuanto a antecedentes de trayectoria…”. Con decisivo peso en los acontecimientos de mayo, no abundaban en información, pero sí se proponían el alto propósito de “ilustrar al pueblo y difundir acontecimientos benéficos” (Sánchez Zinny, F. ob. cit.).

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Bibliografía • Canter, Juan. La Imprenta. En: Historia de la Nación Argentina. 2da ed., vol. IV, Bs. As. El Ateneo. 1940. Cap. I • Echagüe, Juan pablo. El Periodismo. En: Historia de Nación Argentina. 2da ed., vol. IV, Bs. As. El Ateneo. 1940. Cap. II • Instituto Nacional Belgraniano. General Belgrano. Apuntes Biográficos. 2da ed., Bs. As. Instituto Nacional Belgraniano. 1994 • Sánchez Zinny, Fernando. El Periodismo en el virreinato del Río de la Plata. Historia del periodismo Argentino. Vol.I, Bs. As. Academia Nacional de Periodismo. 2008 • Belgrano, Manuel. Autobiografía y otras páginas. Bs. As. Eudeba. 1966 • Moya, Armengol. Belgrano. Resistencia. Archivo Histórico de la Provincia del Chaco.

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RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

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Carlino, Alicia (comp.), (2009), Historia del sector maderero y del mueble en la Provincia de Formosa. Origen y evolución de las empresas más representativas, 1ª ed. - Buenos Aires, Ediciones Cooperativas. 146 p., ISBN: 978-987-652-053-9.   La obra constituye una elaboración colectiva, resultado del Proyecto de Investigación (2007-2009) Historia del sector maderero y del mueble en la Provincia de Formosa. Origen y evolución de las empresas más representativas, dirigido por la magister Alicia Carlino y desarrollado por el cuerpo docente de la Cátedra de Historia Económica de la Facultad de Administración, Economía y Negocios de la Universidad Nacional de Formosa.   El relato se inscribe en la problemática de la industria del mueble y la madera explorada a través de la corriente de estudios que comprende a la Historia Económica de la Empresa, la business history donde empresas y empresarios, a decir de Barbero, no son sólo objeto de la historia sino también sujetos históricos (Barbero, 2006:153). Así, las distintas teorías de la empresa y de la historia económica de la empresa constituyen la base para la formulación de las hipótesis.   La teoría de los distritos agroindustriales, así como la perspectiva de clusters, que relacionan la localización espacial con la actividad económica dentro de la llamada economía regional, inspiran el análisis de una particular aglomeración de empresas radicadas en la provincia de Formosa y concentradas fundamentalmente en la localidad de Pirané.   A través de entrevistas a actores directos e indirectos, a funcionarios que han participado en la aplicación de políticas activas, así como del análisis de fuentes cuantitativas y cualitativas se describe el comportamiento empresario del sector maderero, en particular el de la producción de muebles de algarrobo y sus relaciones con la economía local en la provincia de Formosa, entre 1980 y el 2000, considerando los diferentes escenarios macroeconómicos nacionales e internacionales, tanto como los diferentes procesos vividos por las empresas y sus relaciones con los distintos representantes de la vida social.   El libro se estructura en varios capítulos. Un primer apartado a cargo de José Guillén se refiere, a partir de un interesante recorrido por la evolución de la historia económica de la empresa y de sus diferentes

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enfoques, a las perspectivas teóricas que posibilitan el análisis de la historia de la madera y el mueble en la provincia de Formosa. El segundo capítulo, elaborado por Luján Miño y Karina Giménez está referido a la temática del sector maderero y del mueble, a nivel mundial, nacional y local, ubicándolo en la estructura productiva de la provincia y analizando su comportamiento a partir del estudio de los censos nacionales y provinciales en el período 1974-2005, brindando datos sobre la localización de las principales empresas, la subdivisión de las actividades que comprenden a la rama de actividad y las políticas de promoción y asistencia organizadas desde el gobierno provincial, destacando la Feria de la Industria y la Madera (FEDEMA) en función de su importancia como acción colectiva que involucra a productores, agentes gubernamentales y organizaciones empresariales y del trabajo.   En el tercer capítulo Sandra Moreno realiza un análisis en perspectiva histórica del régimen forestal y de la política ecológica y ambiental de la provincia, así como de las repercusiones de la Ley Nacional de Presupuestos Mínimos de Bosques Nativos, más conocida como Ley Bonasso.   Los capítulos cuarto, quinto, y sexto presentan detallados estudios de caso de las empresas más emblemáticas del sector en la provincia de Formosa, analizando sus orígenes y el derrotero de la organización empresarial en relación con las variaciones del mercado y a los cambiantes escenarios de la economía nacional. En primer término, la empresa Hijos de Alejandro Fridman estudiada por Javier Kazmer y Sergio Mongelós; en segundo lugar la empresa Antueno Hermanos abordada por José Guillén y Javier Kazme, y finalmente la empresa Muebles el Algarrobo estudiada por Alicia Carlino, quien indaga acerca de las motivaciones que contribuyen a su formación y localización, prestando particular atención a su evolución en virtud de los cambios tecnológicos y las diferentes estrategias de comercialización en el marco del cambio institucional y del impacto de las políticas macroeconómicas.   El último capítulo, elaborado por Karina Giménez y Patricia Montes, trata sobre las acciones colectivas emprendidas por los distintos actores involucrados en el desarrollo del sector productivo de madera y muebles de la provincia de Formosa, analizando las particularidades de la cadena, sus diferentes modelos, la situación actual del sector, en 224


particular la conformación de los Consorcios de Cooperación y de los Consorcios de Exportación y sus dificultades, destacando las acciones emprendidas en torno a la presentación y comercialización de los productos, en los que están involucradas no sólo las empresas sino también las Cámaras Empresariales que las agrupan, el Estado Provincial y el mundo del trabajo.   En síntesis, el trabajo agrega un interesante matiz empírico a las distintas teorías del desarrollo local y regional y de la historia económica de la empresa en particular, representando un aporte de importancia a la orientación de las decisiones sectoriales públicas y privadas e inscribiéndose en el valorable esfuerzo de orientar la investigación universitaria a aspectos relevantes de la realidad regional en la que se inserta. Prof. Mgter. Federico A. Veiravé UNNE

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Horacio C. Reggini. Florencio de Basaldúa. Un vasco argentino, Academia Nacional de Educación, Serie Estudios 22, Buenos Aires, 2008, 254 páginas.   Esta publicación rescata la figura de Florencio de Basaldúa, nacido en Bilbao en 1853, emigrado a Montevideo en 1868 y afincado posteriormente en la Argentina, donde permaneció hasta su fallecimiento en 1932. Fue un destacado explorador, geógrafo y educador. El autor de la obra, ingeniero Horacio C. Reggini, es miembro de número de las Academias Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, de Educación y de Letras.   La lectura de esta obra permite conocer la personalidad del protagonista y sus proyectos reveladores del compromiso asumido con el país de adopción. Basaldúa, de ocupación agrimensor y conocido profesionalmente como ingeniero, ocupó diversos cargos en la funcion pública, uno de ellos en el entonces Territorio Nacional del Chubut. En 1899 fue designado secretario general de la Gobernación de este Territorio y en 1900 actuó por breve período como gobernador interino en reemplazo de su titular Alejandro Conesa.   Mantuvo correspondencia con numerosas autoridades nacionales, provinciales y municipales a fin de interesarlos por el desarrollo de la Patagonia, entre ellos un amplio proyecto de forestación. Envió al arquitecto Thais del Jardín Botánico de Buenos Aires especies propias de la flora chubutense para su conocimiento. Con diversas iniciativas en pro del desarrollo de la región, pidió asesoramiento al naturalista Eduardo Holmberg para la preservación del guanaco en el Territorio donde ejercía funciones.   Conocedor del valor de las grandes extensiones patagónicas, vislumbró su desarrollo mediante el cultivo de cereales, hortalizas y la cría de ovejas en la medida en que sus tierras fueras pobladas a partir de la implementación de la Ley de Inmigración y Colonización (1876).   En 1897 propuso al presidente Roca un megaproyecto de emigración vasca a la Patagonia que redactó de puño y letra y denominó Reservas Fiscales, Proyecto de Colonia Vasca en la Patagonia, en el que mediante mensuras y diversas tareas a cumplir, entre ellas la colonización y los modos de financiamiento, podría organizarse una colonia que llevaría 227


el nombre de Eskal-Berri. En el Territorio Nacional de Misiones   Basaldúa publicó en 1901 el libro Pasado, Presente y Porvenir del Territorio de Misiones, una crónica de su viaje por los ríos de la Mesopotamia y los Esteros del Iberá. Señala Reggini la diversidad de temas abordados por el cronista: conversaciones con las autoridades, observaciones acerca de la flora y de la fauna, la riqueza maderera, las especies exóticas, los modos de vida de los pueblos originarios entre ellos los guaraníes y los charrúas, sus lenguas y comparaciones con idiomas europeos, la pesca y la caza. Realiza observaciones acerca del clima, la temperatura, la fertilidad y salubridad de las tierras misioneras. Explorador del Chaco y otros proyectos   En 1905 inicia una exploración al Territorio Nacional del Chaco y visita La Sabana, pueblo rico en montes de quebracho. El lugar era punta de riel desde 1892 y en el mismo se asentaba uno de los tantos establecimientos de La Forestal Limitada, Compañía de Tierras, Maderas y Ferrocarriles. En este viaje navega por el río Bermejo y propone su canalización, iniciativa similar a de funcionarios argentinos quienes consideraban el proyecto fundamental para el desarrollo del país.   La provincia de Santa Fe lo tendría como protagonista destacado. Fue asesor del gobernador Juan José Gálvez para un proyecto del puerto de Santa Fe similar al de Waldorp en La Plata.   Investigador y escritor incansable, publicó en 1893 Erné Leyenda Kántabro Americana, relato de viaje novelado acerca de las impresiones que aquellas tierras le había deparado. En 1897, publicó el estudio Agricultura. Cultivo del maíz. Estudio sobre el cultivo y ciega del maíz y utilización del tallo en al provincia de Buenos Aires, donde da cuenta del diseño y la fabricación de una segadora que llamó Euskaria, presentada en la Exposición Universal de Chicago. Cónsul de la India   En 1909 Florencio de Basaldúa fue designado por el presidente José F. Alcorta cónsul de la República Argentina ante las Indias Orientales. En este destino realizaría varios estudios y propuestas destinadas a fomentar el comercio con el país que representaba. En Calcuta publicará 228


en 1910 la obra: Memoria sobre la raza roja en la prehistoria universal.   Esta obra del ingeniero Horacio Reggini con prólogo del profesor Antonio Salonia contiene cartas ológrafas de Basaldúa, mapas, fotografías, documentos, un óleo que lo representa, bibliografía especializada y referencias periodísticas de este singular inmigrante que amó la tierra argentina. Ángeles de Dios de Martina

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Marcos A. Altamirano. Historia de la Isla del Cerrito. Primera parte: Desde sus orígenes hasta fines del siglo XIX. Resistencia, Cospel, 2010. 138 pp.   Marcos Altamirano es un historiador con una amplia trayectoria en los estudios sobre el pasado chaqueño y, entre otros aportes, coautor de una valiosa Historia del Chaco que ha constituido uno de los escasos esfuerzos con que contamos por reconstruir integralmente el devenir histórico de esta provincia.   Sus conocimientos sobre la historia argentina y chaqueña se conjugan en este nuevo trabajo, dedicado a un espacio estratégico para la historia provincial, el cual ha sido motivo de sus preocupaciones hace ya tiempo: la Isla del Cerrito. No es ésta una historia localista, encerrada en los límites de una reducida zona marginal de la Argentina, sino un estudio que vincula lo local con lo nacional y regional. Si bien la Isla del Cerrito ha sido objeto de estudios anteriores, fundamentalmente los de Carlos López Piacentini, en este trabajo aparece el interés por brindar no un análisis de los procesos históricos vividos en ese espacio sino una indagación sobre el lugar que el mismo ocupó en la geopolítica regional. Se ha señalado que, desde la perspectiva de la historia regional, resulta medular estudiar el proceso de conformación de los límites fronterizos en sus dimensiones política e institucional, lo que implica procesos de negociación entre regiones; lo local/regional no puede comprenderse sin tomar en cuenta lo nacional/fronterizo y, a la vez, si no se toma en cuenta lo transnacional/global1.   En esta obra, presentada como la primera parte de la investigación realizada, que abarca desde los orígenes de la ocupación de la isla hasta fines del siglo XIX, se abordan el ambiente geográfico, la toponimia, las poblaciones prehistóricas (a través de la investigación arqueológica), para luego concentrarse en el lugar ocupado por la isla en el desarrollo histórico regional, tanto en el período hispánico como en la época independiente, y luego bajo la Guerra de la Triple Alianza y los comienzos del período territoriano.   El Cerrito se presenta como un punto estratégico que, si bien no fue 1  Ronny J. VIALES HURTADO. “La región como construcción social, espacial, política, histórica y subjetiva. Hacia un modelo conceptual/relacional de historia regional en América Latina”. en: Geopolítica(s) 2010, vol. 1, núm. 1, p. 168.

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asiento de ninguna población hispánica, fue fundamental para la vinculación entre las poblaciones hispano-criollas de la región primero, así como base de operaciones de los pueblos indígenas para sus incursiones sobre Corrientes para, ya en el siglo XIX, contar con ocupación blanca dedicada a la actividad obrajera, lo cual significó el avance de la ciudad de Corrientes, que buscó legitimar sus pretensiones sobre el Chaco. Se sucedieron así las disputas y los tratados entre correntinos y paraguayos primero y entre Argentina y Paraguay después. Con la Guerra de la Triple Alianza fue escenario del conflicto y sufrió la ocupación brasileña hasta 1876, para luego convertirse, por un breve lapso, en capital de la Gobernación del Chaco. Como señalara Luis Jorge Fontana, el Cerrito “incuestionablemente es el punto más notable en todo el litoral de la República, pues él por una circunstancia casual de la naturaleza domina la entrada de los ríos más extensos del mundo” (p.107).   El libro cierra con los primeros intentos de colonización, advirtiendo que habrá que esperar hasta la segunda década del siglo XX para encontrar una acción sistemática por parte del Gobierno Nacional.   Acompaña el texto un apéndice con documentación oficial y descripciones de la zona realizadas en la época territoriana.   La obra se constituye así en un aporte de especial interés no sólo para conocer el devenir histórico de la Isla del Cerrito sino para entender los procesos de ocupación del espacio y definición de la frontera en el nordeste argentino. María Silvia Leoni

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REVISTA DE LA JUNTA DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DEL CHACO Normas de publicación 1. Se aceptan trabajos en formato de artículos, ensayos o reseñas de carácter original. 2. En ningún caso los trabajos deberán superar las quince páginas tamaño A4 a un espacio y medio, con letra tipo Times New Roman 12, incluyendo en esa cantidad de páginas notas, cuadros, imágenes y bibliografía. Además deben ir acompañados de un resumen de no más de 150 palabras. Para el caso de las reseñas, estas no deben superar las cinco páginas. 3. Se deberán presentar dos (2) copias en papel y una en disquete (o CD) en programa Word 95 o 98 de Windows. 4. Los autores deberán enviar en un pie de página sus datos personales y profesionales: nombre de la institución, función que desempeña, teléfono, dirección y e-mail. 5. Las citas y notas deberán ir a pie de página, nunca al final ni dentro del cuerpo del texto. 6. Las citas y notas bibliográficas deberán ubicarse de la siguiente manera: 1) nombre y apellido del autor; 2) título de la obra en cursiva (en caso de citarse artículo, este irá entrecomillado y en cursiva se consignará la publicación en la que fue incluido); 3) lugar de edición; 4) editorial; 5) fecha; 6) páginas. Ejemplos: Ernesto Maeder y Ramón Gutiérrez. Atlas del desarrollo urbano del Nordeste Argentino, Resistencia, Instituto de Investigaciones Geohistóricas-CONICET - UNNE, 2003. Daniel Santamaría. “Paz y asistencialismo vs. Guerra y esclavitud. La política del gobernador Jerónimo de Matorras en el Chaco Centro-Occidental (1769-1775)”, en Folia Histórica del Nordeste N°14, Resistencia, IIGHI, CONICET-IH, UNNE, 1999, pp. 7-21. 7. Los trabajos recibidos serán remitidos a miembros del Comité de Referato. 8. En caso de que el Comité Editorial no dé respuesta a los autores 235


pasados dos meses de haber entregado el artículo, estos gozan del derecho de retirar el mismo —previa comunicación a los editores— para ser presentados a otra publicación. Los trabajos (artículos o reseñas) deberán ser remitidos a la siguiente dirección postal: Comité Editorial Revista de la Junta de Historia del Chaco Pellegrini 221 (3500) Resistencia —Chaco— ARGENTINA e-mail: juntahistoriachaco@yahoo.com.ar

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