Yerba fanzine #10 suplemento

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El contenido es responsabilidad exclusiva de Yerba fanzine, no sé debe considerar que refleja la opinión de los emprendimientos amigos que nos apoyan. Este suplemento está bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.

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Este suplemento es un complemento de Yerba #10. Es donde encontrarรกn todo lo recibido durante la convocatoria, armado de tal manera que se pueda ver online o descargar para imprimir en formato A5. Agradecemos a todos los que han participado de la convocatoria, a todos los que nos ayudan con las secciones, a los que nos ayudan materializando el fanzine en sus dos versiones.

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7 | La capitán Steiner – Dante Vázquez M. México • dantevazquez.wordpress.com 7 | Poetas en la plaza – Leandro Forti Santo Tomé, Sta Fe • obreelmargen.blogspot.com 8 | Voirg – j.j. Conti Santa Fe capital • juanjoconti.com 8 | Tormenta del fin – Esteban M. Corva Santa Fe capital. 9 | Feto – Bernabé De Vinsenci Rosario, Sta Fe.

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La capitán Steiner Dante Vázquez M.

Nuestra pequeña nave espacial fue la última en despegar antes de que el descomunal cometa “Eurínome” se impactara contra la Tierra. Por un momento pensé que estábamos a salvo, pero no era así. Debido al exceso de carga y a la poca potencia de los motores, un fragmento de roca golpeó los tanques de combustible y la radiación dañó los sistemas de comunicación. A medida que avanzamos, en dirección a la ciudad espacial de Venus, la idea de jalar el gatillo de la Jackal me ha tentado. Sin embargo, me niego a rezar desde mi búnker onírico por la salvación de los 177 tripulantes. Si bien el terror a morir libera o somete nuestras capacidades para sobrevivir, podemos afrontar con valor el desenlace de nuestra historia y continuar hasta donde nos sea permitido. El combustible alcanzará para llegar a la mitad del camino. Quizás diez o quince kilómetros más adelante. No más. Espero que las estrellas nos brinden su ayuda. —

Poetas en la plaza Leando Forti

Un día los poetas colmarán la plaza. Escaparán de la rutina por las ventanas de los edificios. Vendrán de rincones olvidados. Aparecerán entre las calles. Irán a contramano de cualquiera. Marcharán en voz alta y en fila como si fueran versos vivos. Un día los poetas colmarán la plaza. Cuando llegue el mediodía, levantarán sus banderas ilegibles. Besarán los árboles de los canteros: pedirán su libertad. Subirán al escenario frente a la multitud poética. Declamarán de memoria. Escribirán su propia gesta inútil. Saludarán al cielo. Dirán presente en cada nombre. Un día

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los poetas colmarán la plaza. Ahí estarán los móviles de televisión y radio. Las cámaras verán lo que nunca han visto. Música en la sangre. Dialectos de la sombra. Plegarias sin dios. Un día los poetas colmarán la plaza. Repartirán espejos antes de la noche. Vestirán sus máscaras de fuego. Golpearán los sonidos de la última lira y callarán bajo lo indecible. —

Voirg J.J. Conti

La vibración de sus tetas generaba la onda electromagnética exacta que el extraterrestre Voirg detectaba e identificaba como un pedido de amor físico. Así que, cuando la captó, aunque estaba a varios años luz y galaxias de distancia, fue a su encuentro. Apesar de la velocidad de su nave, cercana a la de la luz, el viaje le tomó veinticinco años terrestres. Cuando llegó y quiso refinar su búsqueda para dar con ella, no pudo encontrarla. Sus tetas ya estaban flácidas, caídas y tristes y ya no vibraban como cuando, años atrás y sin saberlo, habían enviado un mensaje de amor al espacio. —

Tormenta del fin Esteban M. Corva

Negro y gris se funden en voraces movimientos dictados por el mismo cólera, carnívora y sublime masa retumba en gritos que turban todo sonido, una tormenta imposible reina en el cielo. Dentada con chirriantes destellos, parece morder el agua que en infinitos azotes llega al suelo corrompida y turbia, presentando el contrasentido aspecto de un líquido carbonizado. Sin horizonte lo envuelve todo,

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siendo la mera contemplación de tal omnipotencia la aniquilante de cualquier idea de salvación. Una última sensación gobierna toda conciencia terrestre, que en el arbóreo catálogo de terrores ya no tiene que ver con el miedo a la malevolencia del prójimo; esta sensación del fin solo puede ser otorgada por una entidad abismal, inmensa e invencible, la cual en su manifestación infernal cualquier suplica o sacrificio jamás serán percibidos. —

Feto Bernabé De Vinsenci

Ella, desde la pieza, grita: no puedo más. Él desoye su grito. Ella llora. Con un feto en el vientre. Se golpea la panza. Quiere abortar. Él escucha los golpes y, dirigiéndose a ella, la detiene. Loca, le dice, enferma. El vientre queda marcado por sus manos. Ella vuelve a llorar. Dice: no lo quiero tener. El feto en su vientre, ella lo sabe, es una parte de él. Lo vamos a tener, dice él, mirándola: lo vamos a tener. Él se sienta junto a ella. Busca consolarla. Le frota la espalda. ¿Lo tendremos?, dice él. Ella lo mira. ¿Lo tendremos?, insiste él. Las marcas de los golpes en el vientre son rojizas. El vientre parece un huevo. Ella se levanta y lo escupe. Perro, dice, perro. Él, con una mano, se limpia la escupida. Ella vuelve a sentarse y otra vez comienza a golpear su vientre. Él una vez más la detiene. Las marcas, ahora, son más rojizas. Él le toma la mano. Ella con violecia la suelta. ¿Por qué?, dice él. Ella permanece en silencio. Lo sabés, responde ella. Él se refriega la cara. Luego los pelos. No, no lo sé, dice. Se sienta junto a ella. Ella se corre. Por favor, dice él, frotándole la espalda. No sé, dice ella. Él la mira. Ríe. ¿De qué te reís?, dice ella. El vuelve a reírse. Ella ríe. Llorando. Sí, lo tendremos, dice. Se frota el vientre y ríe. Él le toca los pelos. Ambos ríen, a carcajadas. Faltan seis meses, dice ella. ¿Treinta y dos semanas?, dice él. No, menos, dice ella. No saben que el feto está muerto.

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s/n – Lucas Nicolás Maino Santa Fe capital

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Choose your weapon – Angeles Rivero Santa Fe capital • lameloidegaleria.wordpress.com

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s/n– Gastón Zuñiga Santa Fe capital • facebook.com/Gazdechistes

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Útero de la reación – Cristhian Gallicet San José, Entre Ríos • facebook.com/cristhian.gallicet

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s/n – Homero Ruglio Santo Tomé, Sta Fe • facebook.com/Homero-Arte

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Carta a mi niña – Natasha Niz Santa Fe capital • facebook.com/almendrapontecolor

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Carta a mi niña – Maximiliano Cabrera Santo Tomé, Sta Fe • facebook.com/isaacmandragora

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Yo quiero creer – Julián Gabriel Rosario, Sta Fe • historietaspipetin.blogspot.com.ar

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S/N – Alejandro rossetti Rosario, Sta Fe.

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Yerba Strange – Gaz de chiste Santa Fe capital • facebook.com/Gazdechistes

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25 | Cacería de brujas – Adrián garcía. San Cristobal, Táchira, Venezuela. • facebook.com/RarAmateur

38 | Trato de escribir el poema que perdí – Florencia Giusti - Rosario, Sta Fe. • tumblr.com/blog/florgiusti

26 | La despedida – Mario Flores Tartagal, Salta. • issuu.com/marioantonioflores

38 | Alegría del cementerio – Agustina Lescano Santa Fe capital. • caminatasnocturnas.blogspot.com

27 | Le voy a decir a mamá que sos tortita – María Minnucci - Mar del Plata, Bs. As. • golesrosaseditorial.blogspot.com.ar

39 | Jazz – Gonzalo R. Vega Santo Tomé, Sta Fe. • descabezandomisdedos.wordpress.com

28 | Elegime a mí – Agustina ferrand Santo Tomé, Sta Fe. • agustinaferrand@outlook.com

41 | La fuerza suave – Sofía Storani Santo Tomé, Sta Fe. 41 | Primera cicatriz de guerra | Paula Yódice Santa Fe capital.

29 | S/N – Eduardo Fernández San Cristóbal, Venezuela.

42 | S/N | Bernabé De Vinsenci Rosario, Sta Fe.

30 | Ánima sola – María Emilia Merlo Temperley, Bs. As. • laspenasylasvaquitas.tumblr.com

42 | S/N | Priscila Daiana Hernández Santa Fe capital.

31 | Agua tibia – Matías Liendo Reconquista, Sta Fe.

43 | La selvita | Ana Clara Pugliese Rosario, Sta Fe.

35 | Maribel – Julia ruiz Santa Fe capital. • july_77@hotmail.com 36 | Al viento de la inercia – Jafet Alanis Ruiz Ciudad de México.

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Cacería de brujas | Adrián García Que comience la cacería de brujas, encuéntrelas a todas, quémenlas en las hogueras, mírenlas arder. Que comience la cacería de brujas, encuéntrelas a todas, báñenlas en agua bendita, mírenlas hervir. Que comience la cacería de brujas, encuéntrelas a todas, desuéllenlas, miren sus corazones latir aun fuera de sus cuerpos. Miren los gatos en los tejados, ríen, burlan y vacilan. Miren los lobos a la sombra de los árboles, afilan sus colmillos. Miren las ratas salir de sus agujeros, propagan la peste. Los cuervos, miren los cuervos, se reúnen en las calles, esperan ansiosos con hambre. ¿Pueden ver lo mismo que yo? ¿Pueden sentir lo mismo que yo?

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Ha de haber una gran guerra, ¡Malditos sean todos!, ¡Malditos sean todos!, ¡Malditos sean todos!, La vida acabara con nuestros pulmones, la vida acabara con nuestros sueños, la vida acabara con nuestra esperanza, ¡Es el fin del mundo como nosotros lo vemos! ¡Es el fin de nuestro tiempo! Solo por unas malditas monedas de oro, acabamos con todo, solo por nuestras ambiciones, ya no habrá futuro, solo por nuestra codicia, acabamos con nuestros hogares. ¡Malditos sean todos!, ¡Malditos sean todos!, ¡Malditos sean todos! En nombre de Jesucristo, Lucifer y la puta virgen María. —

La despedida| Mario Flores Al fin mi nave nodriza está cerca. Poco tiempo me queda

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en este planeta extraviado. Me enviaron aquí para estudiarlos a ustedes, pero nunca pensé que me llevaría tan poco tiempo. Me dieron un plazo de cuatro mil años para dar un informe detallado, y a los quinientos ya lo tenía listo. Disculpen si los ofendo pero ustedes, humanos, son irremediablemente aburridos. (2015) —

Le voy a decir a mamá que sos tortita| María Minnucci Una sudestada se llevó tu pulmón caminaste cinco cuadras mirando para abajo la gente y los autos dormían estacionados a la izquierda estaba el mar y al final de todo una avalancha de espuma Dormir es una pesadilla hay perros que te chupan la cara o te muerden los brazos Ella te muerde una oreja le decís que te duele te dice que no va a parar servís en el vaso la espuma de la ola

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te la tragás como si fuera un vaso de algo fuerte la espuma blanca arruina tu garganta ya no vas a hablar nunca más. —

Elegime a mí| Agustina Ferrand otra vez tus perros mordiéndome los talones podía dormir hasta las tres y acá me ves son las diez de la mañana y “el mundo es sangre y aún puedo llorar”* lo que hiciste fue tirarme al mar con un salvavidas pinchado me ofrecés un “te quiero” pero me dejás a un costado tu desequilibrio me vuelve charco soy una hoja en blanco llena de tachones soy una curita sucia soy un hermoso ser abandonado no sé qué hacer con tantas flores en las manos decime que te equivocaste que no es posible vivir sin mi cara de idiota mirándote y mirándote decime que lo estás pensando que estás más cerca del presente que del pasado regalame “un sol que me disuelva”* no me dejes con la sangre / la cola / el frío entre las piernas hacé algo por la patria quedáte conmigo todos los días aunque no sepas quién sos y eso te duela aceptá tu confusión en mis brazos

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querete viva sabete puente elegime a mí

* Candelaria Rivero * Alfonsina Storni

— S/N | Eduardo Fernandez 2Am La Ferrero sola Un par de audífonos Un fantasma recurrente. En el hermoso colador de la memoria. 2 Dos años extrañándote y el papel no aguanta tus desplantes. Verdad Así es el trópico, todo madura y se pudre. Yo no maduro, solo me pudro. Novia Quiero una chica que lea, que folle y no me cele, que cuando salgamos no se ponga a mirar el teléfono para ver que le dice su amiga sobre el marihuanero que le está echando los perros.

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Ferrero Tamayo Camino con ella, como solo se hace cuando se ama. Ferrero Tamayo, el yonky, la iglesia, las licorerías, los arboles con la luz exquisita de los postes de luz. El deler de toda la vida, la patrulla de pacos dando su respectiva vuelta, las viejas que van a misa todos los putos días. Es la sensación de huir, de pesadez y asco. Volverla a pasar noches enteras, con palos de agua y las trancas en horas pico, la delgada línea. Volverla a pasar, borracho, sobrio, drogado, imaginando, pervertido, deseando Ansia y tedio. Ferrero Tamayo autopista intergaláctica que camino bebiéndome una botella de anís cartujo luego de un juego del deportivo Táchira. — Ánima sola | María Emilia Merlo hilvano esto en el huso circular no me interesa el pasado el color los nombres que me quisieron hay una hora del día para sentir asco del mundo pero cuidado de ahogarme en repelente de no desear ningún cuerpo que no sea el mío.

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tengo un nombre enorme tengo las uñas pintadas espero el adiós el camión de hielo y el asfalto manchado de aceite espero la voz de las chicharras espero las flores del paraíso va a estar bien podemos habitar las ruinas desaparecer en jardines enrejados casas con pinos olor a madera. la resina se quema la madre se prende fuego estos dedos bailan solos esta cabeza cuelga de un hilo se rompe y llego tarde y todo duele el ser pero también morirse. — Agua tibia | Matías Liendo Llega en silencio se va rugiendo cae hacia el cielo canta en voz alta: el caos. La ausencia de la paz

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la violencia dialéctica las emociones impuras las deudas impagas el ser para estar parecer o escapar guerras infinitas. Firmamentos humeantes, vapor de lágrimas, tuyas, del tiempo; mías, de los momentos. Soldados sin conciencia que cruzaron el río y desde ambos lados del puente coordinan la explosión. Nadie huye, nadie vuelve, la fatalidad es la salida, la libertad es un rehén descalzo y con frío en la prisión del olvido y con la indiferencia de los guardias. Y duele, muerden bajo la piel los clavos del calvario. Y duele, se expande por el aire la esencia de la tragedia.

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No hay sangre, no hay hedor: el caos se hace luz, es un faro deslumbrante que avisa y que guía esta costa no es cálida, aún así y en la noche quien navega se confunde. Y duele, Caemos en el fango intentando no enlodarnos. Brota desde el suelo la marea de tinta. que primero calma los pies, luego inunda los pulmones, cubre las paredes hasta el techo, y las letras engendran zombis. Caos, en cada rincón de la ciudad circular. Caos, de buscar debajo de las masetas los sentimientos perdidos. Guerra, entre todos y contra el mundo, sin paz y sin espadas, con los ojos amordazados, la lengua gris y los oídos mudos, preso del triste recuerdo que dibujan mis palabras. Guerra,

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todos los días en todas mis vidas, en escritorios, en cuarteles, en desiertos sin testigos, en la fiesta popular de algún pueblo. Guerra, en mi cuerpo y en mi espejo, contra las ganas de no amarte y dejarte en alguna batalla. Guerra, caos, que pone triste a la luna, que baña de plata deslumbrante a este monte de inquietudes. Paz, como meta ineludible dejando la vida en el intento, ¿qué vida si no lo intento? que importa si lo logro, sólo busco ser en estas palabras, en alguna guerra, el agua tibia que lave las heridas de alguien que necesite amor en otro conflicto sin sentido. —

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Maribel | Julia Ruiz Ella sabe que no hay idioma capaz de nombrar tanta inmensidad Busca palabras a tientas hace dibujitos en los mĂĄrgenes percibe que algo tiene que ser dicho con la urgencia de lo indecible Sabe que algo se acerca y persigue con las manos abrazarse a lo imposible anclar el infinito entre borrones de tinta y crujidos de papel Se desarma en cada verso se deja llover Cuando siente cerca el temblor de la poesĂ­a las manos dejan la tarea y en su lugar algo mana emerge brota desde lo profundo

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desde el centro de su cuerpo un canto un mantra Una brisa inmensa de libertad — Al viento de la inercia | Jafet Alanis Ruiz En la vidriera de un sinuoso y compacto café de Reykjavík se empolvan autos de hojalata que empujan los cristales con fuerza e imprimen en ellos tonos turquesa deslavados que los hombres cegados beben de sus tazas con fervor, evocando el aplomo de las mañanas frías en el resguardo. La avenida se abre rectamente, y en ella toma parte una alegoría de las habitaciones condecoradas por la paciencia; se alza sobre mi cabeza el pendón de los años carcomidos por la entropía, atrapando en una imagen mi desesperación y haciéndome romper en llanto. Un niño de cuyo cuello penden libres las gafas protectoras que robó a su abuelo en un cobertizo abandonado al implotar su avión, corre desorbitado alzando los brazos y dejándolos holgar como aspas. Me advierte a manera de telegrama furtivo; en medio de la tregua, que alguien se dedica a arrancar los nimbos del cielo apoyándose en la influencia de un testamento universal. Nos apresuramos con la idea de salvar la sucesión de las estaciones. Terminamos los dos en un callejón atiborrado de cajas, donde otros niños se columpiaban en alfeizares de cartón con más agilidad que un funambulista melancólico e indiferente,

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mientras intentaban articular una escalera irregular y etérea. Al alcanzar la luna segada, muchos gritaban que la conspiración era inminente y habría que abandonar el lugar. Con un telescopio de motivos discretos me afiancé en la cima, argumenté que el salvoconducto de la Tierra consistía en demostrar que ciertos límites no existen bajo la oblicuidad de los mares y aceptar que la ilusión del cobijo humano se había extendido hasta el hartazgo. Pude ver que en Benidorm se provocaban ya desgarros superficiales, pero preferí quedarme callado; las ilusiones siempre contaron para mí. Era tiempo de cesar. Al volver a casa por un camino de turbios litorales, encontré un sombrero negro de lacado estelar que fue definiendo con espuma lenta y abundante la blusa de chifón que traslucía el porte dilatado; dúctil, de una litúrgica mujer en una tarde de reflexión opresiva, en la que sus labios rojo cadmio hablaban de soledad, y sus pupilas vagaban como ligeros focos cambiantes. Usándolo como ala delta para intentar alcanzar la última chispa de un fósforo que caía en múltiples y cargadas cascadas hacia el trecho de las baldosas donde coincide el negro compás de los paseos irregulares y la variada diversidad de rastros descuidados; de bayas púrpuras estallando en una vasija cristalina suspendidas al vacío y alcanzando los rincones más remotos de esa habitación turbia y acuartelada, donde los rayos de luz se evaporan al refractar; caí al laberinto de la duda, de los miedos; de las inseguridades que había disfrazado hacía un año, a manera de memorias aisladas en el desván. —

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Trato de escribir el poema que perdí | Florencia Giusti Como la noche en la que nos juntamos en tu terraza a fumar nuestro primer porro no teníamos miedo de que nuestros padres nos vieran. Miré desde tu terraza el balcón de Carlitos , el judío , superponerse los balcones azules; las cortinas rojas. “A vos te pega intelectual” —me dijiste— y entre una colchoneta toda sucia confesamos cosas de pibas. Después de esa noche podía sentarme en la mesa del comedor de casa sin lavarme los dientes. El paraguayito que fumamos ese día fue una conquista, quizás alguna independencia. Después una de las dos parió un hijo fuerte y hermoso. Después una de las dos olvidó que su madre le había dicho que no podía besar y entregarse. — Alegría del cementerio | Agustina Lescano Me sentí re turis como decían en un dibujito amanecida en un hostel en Puno, Perú. Soñé con Chávez cantando en una plaza y con los cementerios que habíamos visto al costado de la ruta

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en la base de la montaña. Cada muerto tenía flores nuevas de papeles de colores, y había también cintas en rulos para romper con la rigidez y pequeños osos de plástico para jugar en las tumbas de los más chicos. Alguien entonces carga los adornos cruza la ruta y vuelve con los papeles viejos, pero quién, ¿quiénes son los que se ocupan de mantener a los fantasmas dormidos? — Jazz | Gonzalo R. Vega Una vez leí: “el rock es una pileta, El jazz es todo un océano”. Pienso eso mientras finjo escuchar un amigo. La banda navega sobre un escenario saltando nota tras nota como si fueran troncos para no hundirse en aquel océano. Todo se desenvuelve a mi alrededor y también en mi interior. Todo sucede en una sincronía perfecta

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mientras veo que te acomodas en la punta del banco, posando click. Jazz Una palabra que no puede llevarse al castellano. Una palabra que rebota por todo este lugar, se rompe contra sus superficies envuelta por la luz de los reflectores. Hace rato me hablaste, pero no me podía concentrar más que en tus labios morados, culpa de algún vino. Durante un tiempo fingí que estaba tras tus palabras y solo dije aprovecha en algún momento. Más allá que éramos un recorte de aquel instante, de aquel paisaje fuimos uno luego dos yo fingiendo escuchar a mi amigo vos acomodándote para la cámara. Después no tenía nada más y me fui sin hablar y aún así el lenguaje circulaba por boulevard como si todo fuera un océano así, el jazz. —

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La fuerza suave | Sofía Storani según las leyes de la física la dureza de un material está relacionada de manera directa mente proporcional con su fragilidad es decir mientras más duro y rígido es un material más fácil se quiebra — Primera cicatriz de guerra | Paula Yódice Como ser nueva en el lenguaje, ingresar al terreno desprotegido, desprotegida jugársela, no por el poema, no por vos, ni por mí misma. Jugársela con el lenguaje y salir ilesa pero marcada como ese día que pediste “no me sueltes” y cuando caíste fue porque estabas andando sola y eso te daba miedo y alegría. Se escuchó el sonido metálico La polvareda le dio aureola a la sangre y hoy esa frutilla te quema en la lengua que sacudís para arroparte con palabras.

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S/N | Bernabé De Vinsenci La vida contiene la píldora de Dios y el prospecto del Diablo el resto es abismo. — S/N | Priscila Daiana Hernámdez I Mi hermano me contó que el otro día vió en un semáforo a un hombre que paró sobre el rojo con la música a todo volúmen y unos pibitos descalzos que andaban pidiendo se pusieron a bailar sobre la senda entonces el tipo del auto abrió la puerta y se bajó y se sumó al baile y así la calle fue la fiesta II Nosotros estamos bailando. Desnudos. Descalzos. Del hambre de amor que nos tenemos Nos suenan las tripas. —

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La selvita | Ana Clara Pugliese Como perra mansa herida la tarde se va lejos. Yo soy ahora el equilibrio de dos ruedas en el ripio, vos la alternancia rítmica de las suelas contra el llano. Vas adelante, imagino tu cara bronce, las franjas verdes de luz y sombra: agua, sol, tiempo, es este yuyal que crece en la banquina. Lejos de casa, los talones secos de indios, dibujabamos con palos en tierra seca el mapa, la conquista de todo era cuestión de estrategia. Quisiera decirte hay más verde del que puede acaparar la mirada, hay enjambres de bichos entre briznas, pero para mi hermano el maratonista ya no hay paisaje. Adentro suyo también se pone el sol: esa brisa en el cuerpo húmedo, el control de la respiración, su corazón que late.

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Evolución ~ Nombre femenino

1.1. Cambio o transformación gradual de algo, como un estado, una circunstancia, una situación, unas ideas, etc. 2. 2. Movimiento de una persona, animal o cosa que se desplaza de un lugar a otro, especialmente cuando se hace de manera coordinada o describiendo curvas.

Este concepto siempre guio a Yerba fanzine durante estos cuatro años. En un principio nos interesaba el caos en su esplendor, luego el caos diseñado, ajustar todo a diferentes circunstancias que parezcan que no tiene sentido a simple vista. A esto le añadimos varios formatos (A6 por general) y diferentes sistemas de apertura como por ejemplo desplegable americano. En el caso de la encuadernación algo similar siendo rústica cocida o en grapas. Y no nos olvidemos de las tapas ya sea blanco y negro o color. Siempre intentábamos llegar a algo más en la materialización pero la idea que nunca se abandonó es la de que todos tengan esa oportunidad de hacer conocer lo que hacen a través de las distintas convocatorias. En un principio todo publicado en papel, luego en el blog para terminar en forma de suplemento online. Esto es o fue Yerba: evolución constante. ¿Qué será de Yerba fanzine? Nada es seguro, solamente que este número #10 estuvo dedicado a la serie que amamos como Los Expedientes X; que agradecemos a Kevin Jones por su sección dedicada a la literatura; a Willy Fish por su sección de música

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independiente; a los chicos de Ex-Yugoslavia por coparse con la Biobanda; de igual modo a Federico Galuppo por la sección de Proyectos; a todos los que han participado de estas diez convocatorias es impresionante la cantidad de material que ha llegado en cuatro años, de los lugares del todo planeta algo que nunca esperamos y estaremos eternamente agradecidos. Por último agradecer al gurú que estuvo siempre presente y nos acompañó, gracias Dr. Pipo. A todos los ex Yerbas que de alguna manera aún siguen siendo parte de este proyecto por las marcas que dejaron.

Contacto ~ www.yerbafanzine.wordpress.com | @yerbafanzine fb yerba fanzine | insta yerba_fanzine ∞ Paz, amor & yerba por toda la eternidad.

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