entrevista
SOCIAL
LILIANA GAYTÁN
TIEMPO DE SONREÍR Muchas personas la buscan cuando tienen una dolencia dental. Ella va más allá de su profesión; conversando con sus pacientes, llega al fondo del problema. Su secreto es el amor. Texto: Elliott Ruiz / Foto: Carlos Dayan Aparicio / Locación: Intermédica
L
a doctora viene de una familia en donde dominó el matriarcado. Su madre era la figura fuerte, trabajadora y determinante a la hora de tomar decisiones. Fue ella quien le ayudó a tomar la decisión de estudiar odontología. “SI te metes a estudiar medicina, es una carrera muy demandante; vas a estar durmiendo a las 2 o 3 de la mañana”, le aconsejó.
tuve una figura, en mi núcleo familiar, de una mujer fuerte. Eso a mí no me permitía agachar la cabeza”.
Así, Lily llegó a la Universidad Regional del Sureste, en Oaxaca, a una carrera en donde predominan las mujeres. “Los dos o tres hombres que habían se ponían a raya con nosotras las mujeres”, cuenta. “Quienes de una forma u otra abusaban –tristemente lo recuerdo- eran los profesores”, asegura.
En la universidad conoció a su esposo, el doctor Roberto Montes; con él lleva toda una vida de novios, que se concretó hace 5 años, cuando se casaron por todas las leyes. “Yo creo que el hombre es para la mujer, como la mujer para el hombre”, comenta.
Típico. “Hay una práctica en la Cruza Roja, vamos y te ganas un punto”, insinuaban los catedráticos. “Vas hilando y deduciendo que algo no encaja dentro de tu aprendizaje; sobre todo por el tono con el que te lo proponen”, explica. No lo dice por humildad, pero seguro era la más bonita de su clase, la más acosada. “Tu maldición, tu bendición”, bromea con su hija de 21 años, con la que habla claramente y sin tapujos de estos temas. “Siempre
40 | CHIC MAGAZINE. Marzo 8, 2020.
Liliana siempre ha sido una mujer de objetivos, nunca deja nada a la deriva. “Soy una mujer que cree mucho en Dios, pero no puedes responsabilizarlo por todo. No va a pasar nada que yo no quiera que pase”, dice.
Roberto ha sido para ella un apoyo en todos los sentidos, tanto en lo sentimental, como en lo profesional. “Pueden venir mil personas y abrazarme, pero él es el abrazo que yo siempre estoy esperando, el que a mí me une todas las piezas”, revela. Aunque su esposo siempre da la cara por ella, eso no la hace una mujer débil. “Una mujer de éxito, o empoderada (como dicen ahora), es aquella que día a día está luchando por sus sueños, sean cuales sean. Cada sueño conlleva una implicación y un riesgo”.