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El creador de esculturas de nuestra era
Wu Weishan se ha propuesto difundir la historia china a través de sus reconocidas obras
Por YANG SHUANGSHUANG
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El arte chino del siglo XX se caracteriza por tomar prestados elementos occidentales. los intercambios de arte entre China y Francia han contribuido mucho a ello. Hoy estamos aquí, presenciando la donación de esta obra maestra francesa. Nuestra amistad bilateral transmitida por ella quedará escrita en la historia de los intercambios de arte chino-franceses”, dijo Wu Weishan, director del Museo Nacional de Arte de China, en la ceremonia de develación de la obra de arte Taureau lumière del desaparecido escultor francés Jean Cardot, donada por la Academia de Bellas Artes francesa el 25 de noviembre del año pasado.
Durante años, Wu se ha dedicado a expresar el espíritu de la cultura china a través de la escultura, con el fin de promover la comprensión y la cooperación transfronterizas en las artes.
Wu Weishan realiza una escultura de Marx.
Sólida base artística
Wu Weishan nació en enero de 1962, en una familia de eruditos del distrito de Shiyan, provincia de Jiangsu. Cuando tenía unos seis años comenzó a mostrar un gran interés por las pinturas en vasijas de cerámica y las ilustraciones de libros antiguos de la colección familiar.
En 1979, Wu fue admitido en la Escuela de Bellas Artes de Wuxi, donde quedó fascinado con estatuas como la Venus de Milo, el busto de Miguel Ángel y Voltaire, entre otras grandes obras. En los dos años siguientes, Wu aprendió la técnica de la escultura en arcilla y a hacer bosquejos bajo la guía de Gao Biao y Wu Kaicheng, respectivamente, además de asistir a conferencias de artistas de renombre como Wu Guanzhong y Qian Shaowu, todo lo cual le proporcionó una sólida base artística.
En 1991, cuando tenía 29 años y era director del departamento de escultura de la Universidad Normal de Nanjing, Wu fue invitado por lin Changwu, el hijo mayor de lin Sanzhi –un maestro de la caligrafía china contemporánea–, a hacer un busto de su padre que se instalaría en su salón conmemorativo.
“¡Mi padre está vivo!”, exclamó lin Changwu al ver el busto una vez terminado. Estas palabas sirvieron de aliciente para Wu, quien, desde entonces, se ha dedicado a la creación de esculturas de celebridades culturales chinas.
Pero esta no fue la única razón que motivó a Wu a forjarse un camino en este campo. Todavía recuerda vívidamente un día de la década de 1990, cuando se cruzó con un grupo de jóvenes que estaban esperando a una estrella pop en el aeropuerto de Nanjing. En ese mismo vuelo, coincidentemente, viajaba Yang Zhenning, físico de renombre mundial. los jóvenes, sin embargo, desconocían totalmente a Yang y le preguntaron, más bien, qué canciones interpretaba. Wu quedó desconcertado ante esta ignorancia, por lo que sintió que era importante hacer esculturas de grandes pensadores, científicos, escritores, políticos y artistas chinos que estaban siendo olvidados por las generaciones más jóvenes. “Espero que mis esculturas sirvan para celebrar la grandeza de nuestros hombres y mujeres ilustres, y como recuerdo de lo que han hecho para hacer de nosotros lo que somos ahora”, dijo.
Desde 1994, Wu ha creado decenas de esculturas de Confucio de diversos tamaños, siendo la más grande de 20 metros y la más pequeña de 70 centímetros de altura. las piezas se encuentran en diversos puntos culturales y educativos importantes en todo el mundo. Asimismo, ha creado cerca de 400 figuras de celebridades históricas y culturales chinas, tanto así que la Televisión Central de China lo llamó el “creador de esculturas de nuestra era”.
Con un fuerte compromiso, Wu espera que a través de sus obras, figuras históricas como lao Zi, Confucio, Wang Xianzhi, Huang Binhong, Qi Baishi, entre otras, sean más reconocibles para las generaciones futuras y se perpetúen en la historia.
De todas las piezas que ha realizado, la escultura premiada Lao Zi es particularmente popular. la estatua está levemente inclinada, mientras que en el cuerpo de lao Zi está grabado un texto de su obra clásica Tao Te Ching. De esta forma, un antiguo y humilde filósofo chino y la teoría de sus pensamientos están vívidamente plasmados a través de esta magnífica escultura. En 2014, el ex primer ministro francés Dominique de Villepin elogió la estatua Lao Zi de Wu y dijo que China estaba reflejada en esta pieza artística.
El 12 de noviembre de 2020, para
celebrar el 40.° aniversario del establecimiento de la Zona Económica Especial de Shenzhen, se inauguró la exposición “Un hombre que camina - Wu Weishan entre China y el mundo” en el Museo de Arte Guan Shanyue, donde se exhibieron 136 obras de Wu, incluidas 101 esculturas y 35 pinturas. Además de las obras, la exposición mostró una gran cantidad de materiales gráficos relacionados con la creación artística y la trayectoria de Wu.
El arte es una traducción
“En un mundo globalizado y bendecido con el ecosistema artístico actual que lo abarca todo, los artistas chinos necesitan encontrar un punto de apoyo para mantener un equilibrio entre el arte clásico y el arte contemporáneo. De esta manera, nuestras bellas artes podrán hacerse un espacio relevante en la historia del arte mundial”, sostuvo Wu. Así, guiado por estas consideraciones y sus investigaciones sobre la escultura tradicional china, el artista propuso el concepto de “escultura expresiva”.
“El arte expresivo (pintura de pincelada rápida) de China se deriva de imágenes astronómicas y geográficas. Hereda la antigua filosofía china de la armonía entre el ser humano y la naturaleza, narra y preconiza la búsqueda poética de una nación antigua pero dinámica”, explicó.
Wu cree que el arte es también un tipo de traducción, pues traduce el mundo material y objetivo a la conciencia subjetiva. Una vez, cuando Wu viajaba por Venecia, imaginó una escena donde las representaciones de Occidente y Oriente trascendían el tiempo y el espacio, y navegaban juntas en el largo río de la civilización humana. Con esta idea en mente, creó posteriormente la obra Más allá del tiempo y el espacio: conversación entre Qi Baishi y Leonardo da Vinci.
El 17 de enero de 2020 se dio a conocer la escultura en la ciudad italiana de Vinci. Era la primera vez que se exhibía la obra de un escultor chino en el lugar de nacimiento de leonardo da Vinci.
Según Wu, esta idea de la traducción también se refiere al aprendizaje mutuo, al intercambio entre civilizaciones y a la formación de nuevas tendencias, así como a nuevos valores artísticos y a una atmósfera de diálogo entre Oriente y Occidente. “Por ejemplo, me gustan Rodin, Miguel Ángel, la escultura griega antigua, así como las obras modernistas occidentales”, sostuvo Wu. “Pero así como el pan y la leche son diferentes de nuestro panecillo cocido al vapor y la leche de soja, debemos reflexionar cómo combinar mejor las artes occidentales y chinas”.
“El arte del profesor Wu nos muestra cómo un artista oriental expresa el mundo y los seres humanos en forma de arte figurativo y arte visual moderno, y cómo las grandes almas se moldean en arcilla y bronce”, expresó Gerardo lo Russo, quien fue director de la Academia de Bellas Artes de Roma.
“Hay muchísimas personas e historias memorables en nuestra tierra, desde la antigüedad hasta hoy en día, por lo que debemos aprovechar las oportunidades para contarle al mundo nuestras historias clásicas, que son la esencia de nuestra cultura”, consideró Wu, quien sostuvo que la confianza cultural proviene, en primer lugar, de una comprensión profunda de las ricas tradiciones de la propia nación, especialmente con relación a la estética.
De acuerdo con la visión de Wu, el acervo espiritual de la nación china está construido sobre la base de una gran cantidad de obras literarias y artísticas, que presentan elevados valores morales y el origen de la vida del pueblo. Por lo tanto, es importante crear obras chinas de renombre que reflejen el espíritu de la nación y darlas a conocer al mundo.
En ese sentido, cree que la clave de la comunicación reside en el diálogo y la narración, por lo que colocar esculturas en diferentes puntos y organizar exposiciones son buenas formas de transmitir el mensaje.
Por otro lado, Wu piensa que es importante que las figuras de los personajes chinos más ilustres, como lao Zi y Confucio, se divulguen por el mundo, de modo que la sabiduría y la humildad de aquellos hombres también se vean reflejadas en lo que es China.
En septiembre de 2017, por invitación del alcalde de Curitiba (Brasil), Rafael Greca, se erigió una escultura de Confucio creada por
Wu. La figura es un testimonio de la amistad entre los pueblos de China y Brasil, al igual que un símbolo permanente del intercambio cultural entre ambos países. Como la estatua de Confucio está en exhibición permanente, la plaza brasileña ahora se llama Plaza de China.
El 4 de septiembre de 2012, Ban Kimoon, entonces secretario general de la ONU, apoyando su mano sobre una estatua de Confucio (que se exhibió junto con otras obras de Wu), pronunció un discurso ante diplomáticos de más de 100 países en la sede de las Naciones Unidas, en el que indicó que dichas obras no solo reflejaban el alma de un país, sino también el de la humanidad como un todo.