LO OCULTO DEL DISEÑO REVELA UN EGO CATEGÓRICO E IMPERATIVO Por Jesús Ma Pineda-Patrón chulespe@gmail.com Universidades Javeriana, Unitec, Universidad Central, Grupo de Investigación Redipace en Bogotá, D.C. Para el I Congreso de Egresados ENAH, México, D.F. 8 al 10 de diciembre de 2011. GENERACIÓN ENAH, DE LIC. LINGÜÍSTICA 1991.
Esta ponencia trata sobre cómo los objetos de diseño ocultan significaciones cuando los usuarios en una comunidad determinada usan los productos de los diseñadores; de cómo la denotación y la connotación, como herramientas del lenguaje pueden servir para dar cuenta de esos objetos industriales; es decir: dar cuenta como un procedimiento exclusivo de los usuarios de esos objetos en el instante de leerlos, de comprenderlos o de sencillamente, ubicarlos en una realidad. Se concluye que hay una especie de poder en el objeto cuando éste es leído denotativamente, pero cuando el objeto se lee connotativamente, se le despoja “simbólicamente” -al objeto- de ese poder que le ha otorgado el diseñador cuando lo ha creado. Así, entramos a la significación plural del objeto y así también se recrea, se enriquece la realidad y el ego del diseñador queda “vencido” como si hubiese dis-tensión entre autor y lector de objetos. Vivimos en la abundancia de signos, de conceptos, de significaciones más que rodeados de objetos. De ahí que comprendamos que lo real siempre está en ciernes, en construcción y que parezca que el acuerdo con las cosas, aún esté tan lejos como el sol, excepto que vivamos en la connotación. Ginette Múnera Diseñadora y Filósofa PUJ “Agustín, al describir su aprendizaje del lenguaje, dice que le enseñaron a hablar aprendiendo los nombres de las cosas” Tomado de El libro marrón.
Empezaré diciendo que Voloshibnov (citado en Gordo y Serrano (2008) ha dicho que el CONOCIMIENTO COMPARTIDO es: La idea que se asocia a una observación cuando es la misma para todos, y se le denomina sentido común.
Entonces lo que ES ESTAR AL TANTO –CONOCER ALGO- Y LO QUE SE COMUNICA, es una idea de signo, según la definición de Mac Canell (1990, 75): “PUEDE LLAMARSE SIGNO A CUALQUIER RELACIÓN IDEA-OBSERVACIÓN INDEPENDIENTEMENTE DE LA ESTRECHEZ O LA AMPLITUD DEL CÍRCULO SOCIAL DE SU SIGNIFICADO”.
Entonces y como consecuencia de la observación y de las ideas que tenemos de los objetos que nos rodean, hemos, como colectivo humano e histórico social, acordado –por sentido común- nombrar los objetos con palabras (las palabras portan significados) y a los objetos los distinguimos como signos por sus significados y significantes siguiendo el pensamiento saussureano de signo.
Es decir, en el caso concreto del diseño que es la disciplina en la cual trabajo, un objeto elaborado por un diseñador es un signo porque cuando se observa, genera una imagen significante y que a su vez, remite a una idea o concepto. El objeto comunica.
UN EJEMPLO DE LA PROBLEMÁTICA QUE DESEO PRESENTAR ES LO QUE SIGNIFICA UNA SILLA, -ESTE ES EL PRIMER PROPÓSITO DE ESTA PONENCIA-
la cual es un objeto, además de que sirve para sentarse, también sirve para comunicar estatus, categoría o poder según la ubicación de quien la use y según el escenario que ocupe. Un ejemplo: entre un estudiante y un docente es ideal para dar cuenta de que ambos sujetos utilizan sillas en un aula, pero se ubican diferentemente ya que el docente está adelante y el estudiante enfrente, y esta distinción en la disposición espacial en el uso de la silla, genera una comunicación -si se quiere- incorrectamente política en el aula de clase, pues se erige la relación dominado-dominador en la arena intelectual –por lo menos en una educación tradicional-. Asimismo, la silla en otro contexto, sirve funcionalmente para que cuando se sube de pie sobre ella, funciona como si fuera una versión de escalera espontánea, es la idea de “escalera” que sirve para colocar un bombillo que está en el techo o sobre una pared alta de una habitación. HAY INNUMERABLES OBJETOS QUE UTILIZAN NUMEROSAS FUNCIONES SEGUNDARIAS EN SUS SIGNIFICACIONES y que, además, ofrecen y realizan asistencias inimaginables que sólo el sujeto que interactúa con ellos puede hacer ver tales funciones o servicios. ¿Sólo es el sujeto? ¿Es el objeto?, o ¿es el diseñador con su idea del mundo que arroja sobre el objeto?, o ¿es la materia prima en la que está elaborado el objeto?, o ¿es “algo” desconocido que proviene de la mente del diseñador?, o ¿es el ojo del usuario que funda estos nuevos y ocultos servicios en los objetos del creador de diseño?
Creo firmemente que se halle la respuesta en la dupla DENOTACIÓN Y CONNOTACIÓN. Estas categorías dicen que lo real y físicamente visible y tangible le corresponde al campo denotativo: es una silla y ¡punto! Contrariamente, lo segundo es cuando la cosa se vuelve polisemántica o si se quiere polifuncional, pues el objeto –como la escalera, o mejor la silla- resulta no ser –aunque sea por un momento-, lo real sino se convierte en otro objeto “conceptual” pero guardando las proporciones físicas y tangibles de lo denotado que es lo literal: sigue siendo silla. La silla no deja de ser silla, persigue lo que ella es, pero su función cambia y no sigue siendo silla sino ahora es escalera, o sitio de poder en el aula, como se dijo antes. Entonces ¿QUÉ ES LO QUE PASA CUANDO UNA PIEZA REVELA OTRAS FUNCIONES? ¿Cómo se procesan los datos de lo que se esconde o cómo se develan “esas” significaciones o nuevas funciones que inclusive terminan sorprendiendo a la marca, al diseñador, al público consumidor y por qué no al mismo lenguaje? Y culminan en un sorprendente aprendizaje de los objetos hablándose de funciones plus en el objeto. CASSIRER (1967) YA HABÍA DICHO QUE LOS SERES HUMANOS NO SE COMUNICAN DIRECTAMENTE CON LOS OBJETOS SINO A TRAVÉS DE SU SIMBOLIZACIÓN.
Parece ser que la creatividad –jugar con los símbolos- juega un papel primordial en el usuario pues él, es quien a través del dominio que ejerce con el lenguaje, reconoce potenciales funciones en los objetos y examina a éste en el contexto. Reconoce el lenguaje del objeto o su conformación, sus componentes materiales y los cambios socioculturales pues es posible gozar, una posibilidad de mutación y transformación de lo real. Además, usa estas “nuevas” funciones inventivas a sus necesidades pues muchas veces, no cuenta con el objeto preciso o ideal en un momento determinado, entonces se siente obligado a crear alternativas maneras de usar los objetos, crea nuevos servicios para superar dificultades, para quizá, ayudar a un grupo impedido a resolver problemáticas o, impresionar a su contexto humano. EL LENGUAJE ES CAMBIO Y NOVEDAD, PERO TAMBIÉN MECANISMO DE SOLUCIÓN. ¿Cuál función del lenguaje participa otorgándole creativamente nuevos usos a las cosas de la realidad? Es la función apelativa. Es la denominación. En el lenguaje verbal, no sólo aplica en lo real, nombrando al amigo, como pana, llave, compañero sino que cada vez que lo hace distintamente está subrayando un afecto, una emocionalidad desigual. Llave como amigo es considerar a éste como una “cerradura” es decir, nombrarlo y considerarlo una persona que le puede guardar un secreto. ¡Es una clave! Da confianza. Y cuando se dice pana considera al amigo como un sustituto del carácter de lo “nacional”, de “patriota”, de “confianza” pues esta forma denominativa es típica del pana-meño y se utiliza en el universo del Caribe muy vitalmente. En consecuencia, una forma distinta ´pana´ induce la identidad nacional canalera que la construye mediante una invención nominal.
POR TANTO, PONER MÁSCARAS PARECE ENTONCES UNA RESPUESTA ALTERNA A LO PLANTEADO EN UN PRINCIPIO. ESTAS FORMAS APELATIVAS QUE SON VISIBLES EN LA LENGUA, PARTICIPAN TAMBIÉN, EN LA PIEZA GRÁFICA Y TRIDIMENSIONAL, EN LA EXPERIENCIA, EN EL MUNDO DE LO DIGITAL, Y EN LOS LENGUAJES DEL DISEÑO. -ESTE ES EL SEGUNDO PROPÓSITO DE ESTA PONENCIAAdvierten de la vivencia de funciones ocultas que los usuarios en completa complicidad con el diseñador, con los materiales y componentes en que está elaborado el producto, propician en el contexto socialcultural riquezas expresivas y comunicativas. Y HARRÉ (2000), DICE: “PIENSO EN EL LENGUAJE COMO ALGO QUE “VA” EN EL MUNDO, EN UN MUNDO QUE PUEDE SER ORGANIZADO O ABORDADO EN UNA INFINITA CANTIDAD DE MANERAS. EL LENGUAJE ES EL FENÓMENO QUE NOS PERMITE NOMBRAR Y MANIPULAR EN CONJUNTO CON OTROS O BIEN, SÓLO NUESTRAS FORMAS PROPIAS. AMBAS SON PRODUCIDAS EN LA COMUNICACIÓN”. Entonces me pregunto, ante esta aseveración: ¿Cómo el diseñador utiliza en sus productos la función apelativa? ¿EXISTE UNA VARIACIÓN EN EL NIVEL NO-VERBAL DEL LENGUAJE? Es decir, ¿PODEMOS NOMBRAR UNAS VARIACIONES BIDIMENSIONALES O TRIDIMENSIONALES DEL LENGUAJE COMO DESVÍOS TAL COMO LO ES LA METÁFORA?
Creo que sí, pues pasar de un código verbal a otro código no verbal es un asunto de flexibilidad y de creatividad; y va más allá, lo veo como un asunto oxigenador pues al lenguaje le podemos exigir -como usuarios- que saque de su ocultes, sus innovadoras maneras pegajosas para comprender la realidad. Y esto es así dado que Roland Barthes ha dicho que toda lectura adquiere pleno sentido sólo en la intertextualidad, en la urdimbre de textos que se entretejen con otros textos, como en un diálogo implícito con otras escrituras a las que permanentemente se hace referencia sin nombrar. Hay, en toda lectura, es decir, en toda inclinación del sujeto por nombrar, referirse, clasificar, recrear los objetos, HAY, UNA CORRESPONDENCIA ENTRE Y A TRAVÉS DE LAS FIGURAS RETÓRICAS: LA ANALOGÍA, LA COMPARACIÓN, LA SÁTIRA, LA TRANSPOSICIÓN, LA METÁFORA. Pero creo que es lo metafórico del lenguaje lo que nos permite comprender que la pluralidad de nombres en lo verbal, son cuestiones de una desviación del lenguaje, en este caso de los conceptos o de los significados. Lo que quiero decir es que la desviación es consecuencia de la sustitución que ocurre en la mente de quien toma el lenguaje para usarlo. La mente anda sustituyendo formas, imágenes, sentidos… la mente humana busca copias en su almacén llamado memoria y después que encuentra algo, con la rapidez más asombrosa, asocia y relaciona, elabora intertextualizaciones, crea textos dizque “nuevos”, pero lo que verdaderamente hace, es apelar a metáforas, apela a las connotaciones, a la imaginación, a la imitación, y en ese sentido, reviste de nuevas funciones al objeto y a la realidad.
Esto parece confirmar, lo que se conoce como el “recipiente simbólico de la comunicación”, es decir que nuestro lenguaje está basado en metáforas abstractas. Nuestra comprensión está basada en objetos, tiempo, espacio, intuición, sustitución, relevo, asociación, comparación, es decir: que la naturaleza está deviniendo en artificialeza, el ámbito de lo natural se agota amplificándose bajo el impulso de una creatividad humana que más que eliminar, construye una nueva realidad dentro de ésta (una idea transhumanista de Laszlo y de Hayles).
ES DECIR, EN RESIGNIFICAR LO REAL MEDIANTE OXIGENADAS MANERAS DE NOMBRAR LOS OBJETOS… MEDIANTE NUEVAS INTEGRACIONES PARA MODIFICAR Y RE-NOMBRAR LOS OBJETOS. De esta manera, es que nos remitimos a la evolución, por ej., a la piedra y al palo, objetos que tuvieron desde tiempos prehistóricos, un comienzo rítmico de evolución y han terminado en la arquitectura, en el mobiliario, en la herramienta… han revolucionado lo real. Es así entonces, que el lenguaje tiene dos modalidades de comunicación como se ha dicho, la denotación o literal y la connotación o imaginativa, o la que uno espera del receptor cuando las cosas se ponen difíciles de intuir, inentendibles, innegociables. -------------------------ESTE ES EL TERCER PROPÓSITO DE ESTA PONENCIA-
Entonces para el caso que me trae aquí, el diseñador elabora su objeto, pero es el lector, sujeto, receptor, usuario o como se prefiera llamar, que lo usa y quien asume la negociación comunicativa de comprenderlo y de situarlo en un lugar de su comprensión, de interactuar con esa cosa que ha sido diseñada. Ocurre que el receptor de los objetos se ve en problemas para reiniciar una relación lógica con el objeto. Mejor dicho, el usuario desea iniciar una relación interpretativa y pragmática, verdadera pero subjetiva -si se quiere- con los objetos pero de forma diferente, es como si no “aceptara” el discurso que viene del diseñador. Dicho de otra forma, el usuario o lector de objetos NO desea ser dominado por la imposición categórica del objeto, entonces recurre a plantear otras formas de relacionarse con las cosas. A explorar el objeto. SI UTILIZA UN LENGUAJE DIRECTO PARA USAR-LEER-INTERPRETAR UN OBJETO, ES POSIBLE QUE CAIGA EN EL PODER COMUNICATIVO DEL DISEÑADOR-OBJETO, Y LEA EN EFECTO DENOTATIVAMENTE EL OBJETO, pero si usa un lenguaje indirecto, puede desvariar la literalidad en el objeto y logra, por lo menos, parecer dominante ante los demás, eso quiere decir que la creatividad de su lectura interpretativa, desoculta o más terrible decirlo, descalifica la verdadera intención del diseñador o la apreciación que se tiene fija e irremovible de un objeto cuando se usa de forma distinta. Por lo tanto, LEER UN OBJETO DESDE SUS FUNCIONES OCULTAS ES ESTAR EN EL PODER, POR LO MENOS MIENTRAS DURA LA EXHIBICIÓN DE UN EGO IMPERATIVO Y CATEGÓRICO. Leer objetos es un ejercicio de tensión y distensión en el diseño.
REFERENCIAS
Mac Cannell, Dan y Mac Canneell, Juliet F. 1990. La era del signo. Interpretación semiótica de la cultura moderna. México, Trillas. Ángel Gordo y Araceli Serrano (2008). Estrategias y prácticas cualitativas en investigación social. Madrid. Pearson. De Saussure, Ferdinand. 1965. Curso de Lingüística General. Bs As. Losada. Cassirer, Ernst. (1967). Antropología filosófica. México, D.F. FCE. Harré, Rom y Saguillo, José M.. (2000). El movimiento metafísico del siglo veinte. Madrid. Akal.
Escrito por Jesús Ma Pineda-Patrón México, D.F. 7 dic-2011