EL TEXTO CONTEMPORÁNEO

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Por Jesús Ma Pineda-Patrón1, 2, 3, 4, 5, 6, 7. chulespe@gmail.com, pineda-j@javeriana.edu.co, -------------------------------------------------------------------------------------------------------Par mis amigos Johny y el Negro Felipe, gracias. -------------------------------------------------------------------------------------------------------1.

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Docente Cátedra de Semiótica del Objeto/ y de Expresión, Comunicación y Diseño/, Facultad de Comunicación y Lenguaje/ Facultad de Arquitectura y Diseño. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, D.C. 1997-2007. Investigador y Conferencista de Redipace (Red de Investigadores para la Calidad Educativa). Bogotá, D.C. 2000-2007. Investigador, Tallerista y Creativo de IFES. Sedes Bogotá, D.C. y Villavicencio, Meta. 2002 -2007. Asesor Pedagógico de La Femme Defile, Centro de Estética y Modelaje. Bogotá, D.C. 20062007. Conferencista y tallerista de SKHALA. Bogotá. 2007. Lic. en Lingüística. ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA, México, D.F. Postgraduado en Pedagogía de las artes y el folclor/ Docencia Universitaria. Universidad El Bosque, Bogotá. Diploma en semiología, ENAH-México, 1999. Diploma en Procesos de construcción de conocimientos contemporáneos. Unad. Bogotá, 2002. Tiene 37 publicaciones entre artículos, ensayos, reseñas . Autor del libro de poemas: Piel Nocturna. Edit. Universidad de La Guajira. Coautor del libro: Cómo desarrollar el pensamiento creativo. Edit. Redipace. Bogotá. Segundo lugar del Concurso Nacional Historia Oral de la Antropología Mexicana. México, D.F. 1990.

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. EL TEXTO CONTEMPORÁNEO 1. TEXTO. Textear. Ya, ahora, escribimos, escuchamos, hablamos, cantamos, oramos, vemos, tocamos, olemos, sentimos, coloreamos… y cada vez que hacemos cada uno, estamos creando textos. Es que ocupamos un espacio: papel, aire, piel, tela, cáscara, cemento… utilizamos códigos: verbales, visuales, olfativos… utilizamos el circuito de comunicación básica: emisor, receptor, canal, mensaje... Aunque a veces usamos otros numerosos elementos que intervienen en la comunicación, en el contexto, en la cultura. Pero es claro que cuando interactuamos con objetos, estamos dialogando con textos. Hablemos del texto contemporáneo como un territorio de lugares y de no-lugares como diría Marc Augé 1, para enriquecer y para mostrar sus objetos que lo conforman. Como un espacio para construir miradas, para crear ideas y lanzar pensamientos, para dialogar con él mismo y con lectores dirigidos y casuales, con otros escritores e inclusive con nosotros mismos porque el texto cuando se escribe hace las veces de invernadero de nuestro pensamiento y sucede que a las tres horas o, algunas veces, al instante, nos dice otras cosas distintas a las cuales escribimos o leemos. Cuando sucede esto, es que estamos ante la apropiación, ante, es decir, la prospectiva que sumergió el texto en el gusto de nuestro ser/estar lector. Ante el circo, la magia y fantástica del texto. 1

Como un no-lugar, se comprende cuando un sujeto ocupa sin sentido un territorio, como un acto inconsciente, transita por un lugar sin apropiarse, pasa sin sentido de pertenencia. De la misma manera, ocupo esta noción para referirme a lectores que dicen leer textos de la misma manera. Pasan y repasan sus ojos, su ver, y nunca su mirada que sería la que se detiene y apropia el sentido de la lectura. Apropiarse del texto es permitir que entre en nosotros tal cual el amor. Véase de Marc Augé. Los no-lugares. Espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad. Gedisa. Barcelona. 1993.


2 El texto contemporáneo no solamente se escribe con palabras o letras. Muchos textos se pueden comprender y explicar desde variados modelos semióticos. Este texto, el cual presento no va dirigido directamente al texto verbal (solamente) -o de palabras-, sino a otros textos que en la actualidad los considero textos porque según, su género, origen y similitud: tienen textura, aunque no sea para medir su superficie, sino diseñado por otras recurrencias fenomenológicas: poéticas, bricolágicos, hibridacionales, rizomáticos, e inclusive, parapsicoanalíticos. De esta manera, además, comprenderemos mejor los distintos tipos de textos (narrativo, descriptivo, visual, etc.) y de variados lenguajes y géneros (literario, periodístico, científico, objetual, etc.) que podemos encontrar en nuestra lengua-lenguaje y espacio sociocultural y tecnológico. Generoso el texto. El texto contemporáneo presenta a la humanidad como su igual identidad. No es su fotocopia, es su doble y equivalencia. El texto es, tal cual como somos, lo mismo. Es producto del pensamiento social y público, lucro humano, es. Arqueología e historia, es; arte y tecnología, es; ciencia y mito, es. En suma, es diseño. Sin él, no hubiéramos podido evolucionar hacia este mañana en el que vivimos y compartimos el pasado y lo que viene. Está en la madrugada y con el sol del atardecer, madurando sus referencias y futuros nexos en nuevos lenguajes contemporáneos, cada vez que ve pasar la historia por sus venas y músculos, por sus entrañas y cerebro. Es cuerpo transgredido y gozoso del placer y de la violencia humana y objetual. El texto está en nosotros inscrito como el recuerdo del seno que nos dio mamá. Ahí lanzamos nuestras primeras voces y miradas simbólicas para establecer relaciones con los textos y adquirir con afecto (¿?) el lenguaje hablado y la imagen de la cultura. La leche materna como las caricias de mamá, la cuna y el cariño, la voz de papá y hasta la nalgada del pediatra, del médico o partera, diseñaron el posible texto que iríamos a tener; ahí, y con ello, aparecía la virtualidad textual. El futuro espejo de lo que seríamos 2. Con el texto relacionamos saberes, estrategias mentales y acciones metafísicas, llaves que tocan el mañana, es decir, lo que el texto es posible de vivir en perspectiva generosa… para entrar en él, para contener y habitar el nosotros y el yo entre sus planos, sus pliegues, sus viajes en todos sus mapas y en sus rutas que circulan tejiendo sentidos que prestos comunican lo que la cultura humana y objetual piensa para proyectarse . Comunica el cómo nos organizamos y revela cuál es el significado que la humanidad le imprime a sus obras, actos y productos. En el texto encontramos el mejor aliado para representar nuestra diversa esencia humana. Texrritorio donde allegan signos para completar y complementar la “unidad textual repleta de epistemología”: es la bolsa donde está el mañana del texto: la proyección de la inteligencia humana, la ambición del lenguaje; unidad incompleta de próximos componentes. ¿Qué es el mañana?: el intento del texto

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Hablamos de la calidad de las relaciones primigenias que establecimos en la edad de cero a tres años con nuestra madre cuando nos conectamos con la vía láctea, al mamar la teta. En esos momentos, nuestra madre cultura también emergía dándonos el sistema simbólico, el cual, si fue dado (a) con violencia (la teta), es posible que nuestro texto sea igual, cuando grandes. Esta idea es recuperada de una revista excelente que publica la Universidad Nacional de Colombia. Jardín de Freud. ([s. d.])


3 por pronunciar todo lo que se le acerca y se le aleja: el apetito del texto posible. Es que el texto no padece de dietas epistemológicas. En el mañana del texto bien pueden co-existir las huellas del ayer y el hoy, es que se incuban nuevas relaciones atemporales y antihistóricas que impregnarán a los textos nuevos que pronto se enlazarán a los existentes. El mañana es la preñez. Es la intertextualidad y su principal recurso: la semiosis… el ritmo encadenado de significados que se fundan, aproximan, atraen, envían y tejen significaciones a lo largo del universo de la cultura, expresada en signos, dice Peirce3. Como conjunta información, el texto es indicante de unidad experiencial comunicativa. Toda actividad humana según Lottman 4 está relacionada con la interacción, producción y almacenamiento de signos informativos en unidades. Texto es construcción plural de contenidos y da explicaciones generosas del por qué está en el sistema de la cultura como unidad abierta, estructurada y codificada. Libre para el acto de la crítica. Es aseguramiento para la transmisión de los significados culturales y sociales y para la generación de nuevos sentidos. “Con Peirce, el signo, “es algo que nos permite conocer algo más”, como lo es el texto, por e.j., a través de su comprensión lectorial, conocemos siempre más. Es determinante entonces, asociar texto con signo, unidad significativa de más alta significación y participación en todos los lenguajes en el que se incluye la cultura como un sistema de textos en signos. Todo texto proyecta inacabados diseños de sentidos. A través de él, accedemos a los ricos componentes expresivos que plantea la humanidad, y traza su finalidad democrática, en la medida que ofrece pluralidad y participación, y teje la interculturalidad. Al texto lo construyen sus usuarios, ellos son los que “votan” por el contenido-forma, eligen las referencias y significados de acuerdo a cómo estetizan sus pensamientos y la realidad. El cómo interactúan, y sus escrituras verbal y no verbales, son formas interactivas y principales rasgos distintivos de civilización, creación y alta maduración del ser. Casos del texto que convoca poderes y voces los cuales utiliza para llegar al puerto de embarque de sentidos prestos a viajar, a navegar en lo contemporáneo, en las huellas que ha dejado la historia y proyectando nuevas rutas para acceder a nuevos conocimientos. Siempre marcando lo plural, el texto se viene dibujando en construcción y divulgación de lo público y privado; es idéntico a sus escenarios de luchas y sus complacencias, es vanidad y banalidad. El texto es supraestético, tecnocientífico y transhumano tal como lo dice Sibilia5. Experimenta –al igual que el ser humano, que es texto-, transformaciones: resignificaciones, recontextualizaciones útiles y nuevos

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Lo interesante en la semiosis es que entre el signo y la realidad se da una relación de presencia/ausencia fundamental para comprender el carácter cognoscitivo y representativo del signo. Presencia porque la realidad, como objeto dinámico, está en el origen de este proceso, determinando cómo el signo ha de referirla. Ausencia, porque el signo alude, indica, se refiere a ella como un objeto mediato y mediado por interpretantes. As í pues, en el momento en que se encuentra en el proceso sígnico, la realidad pasa a ser objeto mediato, esto es, objeto sígnico, o en palabras de Peirce, objeto inmediato; el objeto en su totalidad y completud, en su ser total, sólo es apuntado y referido por el signo, esta totalidad y completud nunca puede ser descrita como tal, sólo puede ser indicada, referida. Véase M. A. Faerna, Introducción a la teoría pragmatista del conocimiento. ([s. d.]). Revisar también el diccionario semiótico, el de J. A. Greimas. 4 5

Lotman, Jurij. El texto en el texto. En: http://www.criterios.es/revista/gaceta.htm. Recuperado: 10 de agosto de 2007. Sibilia, Paula. El hombre postorgánic o. FCE. Bs As. 2007.


4 embragues y otros procesos superficiales y subyacentes cuando el ser humano desea alcanzar las estrellas por medio de caminos espirituales. Discursos apasionados definen su comunicabilidad en exigente y ambicioso para llenar los ojos y mentes de sus consumidores. ¿Habrá en el mañana un texto perfecto? ¿Un hombre perfecto? Es Dios el texto ideal para responder a Chomsky: un oyente-hablante ideal, que el norteamericano no busque más, es Dios y punto. ¿Hay lectores y escritores, diseñadores, objetualistas y productores textuales insatisfechos que siempre, agregarán significados cuando interpreten al leer? El texto perfecto existe en la medida que comunica sus significados pero el consumidor de ningún modo replicará. El texto perfecto deja mudo, ciego y sin nada qué pensar al lector. ¿Sabes cuál es? ¿Dónde está? Ya lo dije. ¡Búscalo! La lectura en retrospectiva es una estrategia divina, es una escritura en autoreferencia. No se debe huir. Escritura. La escritura es una proeza humana pero, antes, iniciativa divina. Dios la puso para darse a concebir. La escritura es atracción e imán del eje del mundo dice Virilio6. Colosal dinámica para poseer la atracción sensual y erótica como el paso inicial para inscribirse en la velocidad, en lo móvi l, como la consignación de lo inestable cuando la navegación de los cuerpos simbólicos revestidos de materia pensante busca presencia en la enunciación para ser enunciado. La creación depende por entero de la escritura cualesquiera que sea. Por eso Dios, en el relato bíblico, cuando en el rito del terror dio la orden: ¡no comerás el fruto de ese árbol!, hubo un disimulo, un “camuflaje”, o un ocultamiento, es decir, dicho a la manera de Hannah Arendt 7: el terror es el cumplimiento de la ley del movimiento. El miedo propició el fenómeno de la velocidad, el distanciamiento, el enmascaramiento, el desdoblamiento del yo. Y ¿qué es todo ello?: la aparición de la escritura, la innovación, la ficción, la mentira y el mito, la ocupación de un espacio, ¡ajá!, es el texto. Escribir es mentir, es un artificio. Allí escondo los secretos para que otro vea, sienta, palpe, agreda y por fin tenga en su mirada, ame u odie. La escritura es un engranaje delicioso de sensibilidad natural y humana, es el acto, dice Ong 8, donde la civilización se representa. Acceder a su grado fue y es, un trance histórico y semiótico integrador de signos mixtos verbales y no-verbales en unos variados, siempre, espacios donde ocurre para fundar textos. El texto es escritura con letras, es de formas, es de gestos y objetos donde son escrituras; ella, es el diseño mismo o equivalente de la memoria. La escritura torna al texto notación gráfica, define Ducrot 9. Pero también es escritura lo sonoro, lo táctil, lo que me cubre como la moda 10, y lo que cuestiona como el arte, y lo que como, lo que es olor y color; la escritura son los lenguajes corpóreos de la expresión. Es mi camino hacia el método 6

Virilio, Paul. La estética de la velocidad. Anagrama. Barcelona.1998. Citada en Virilio. 8 Ong, Walter. Oralidad y escritura. Bogotá. Fondo de Cultura Económica, 1993. 9 Diccionario enciclopédic o de las ciencias del lenguaje. T. Todorov y O. Ducrot. Siglo XXI. México.1999. 10 En principio este texto fue hecho para los estudiantes de Diseño de Modas, carrera que se imparte en la Fundación Universitaria del Área Andina, al interior de un proyecto de investigación –truncado-, realizado en el 2006. 7


5 deseado. ¡Ojo!, el deseo toma rutas concientes o inconcientes, y la escritura no asume culpas. Las posibles vidas de la escritura: la verbalidad formada a partir de la palabra. Escritura de los lenguajes bi y tridimensionales: texto afiche, prenda para vestir y la palabra educación; una jarra y un guiño; una corbata y una escultura; una piedra y un grano de arroz; una manzana verde colocada encima de una mesa de madera y otra colocada en la mano de un niño hambriento, un edificio y un puente y así. Y así, de esta manera, la escritura proyecta los textos, los productos y los objetos, los sentimientos los traduce, y a las acciones les da forma al igual que a los pensamientos. La escritura tiene significado y se expresa en lenguajes por medio de códigos visuales, lingüísticos, gráficos, perceptivos, significativos, de relación… La escritura, ella, es una mujer preñada de saberes diversos que provienen de grandes grupos conceptuales tales como las ciencias, las artes, las técnicas y las tecnologías. Estos cuerpos cognitivos, se aseguran en el texto gracias a la escritura y forman tejidos intertextuales para la aparición de la interdisciplinariedad. El tejido expresado en la escritura dignifica la pasión que siente el ser humano por los saberes. Escritura, deseo íntimo de confianza humana, expresada. Transtexto. Los lenguajes loops11 aparecen en el momento en que aparece la cultura visual y la artesanal. El pensamiento también se ha untado de este lenguaje. Lo global, lo visual y su reiteración, han pasado por encima y por debajo, por todos lados del texto. Lo real y lo virtual son pura repetición. Lo bi y tri dimensional acogen la escritura de la industria cultural, la historia y los diseños abiertos y los lenguajes posibles: lo transtextual es traslación. Es cuando los signos del texto viajan por distintos caminos para generar la comunicación en los puertos do nde llegan para alimentar la expresión del plano textual. Llegan para enmascarar, como diría Bajtin 12. Fundan la transtextualidad cada vez que los signos se trasladan en las formas y en los contenidos de los grupos científicos, artísticos… a otras miradas y de ahí a otros textos. Por eso es que el origen textual no se encuentra. Sólo aparece la innovación enmascarando al origen. Nada del texto es original todo es virtualidad porque es posible que en él, la escritura geste y haga nacer, concepciones de otras constelaciones de saberes textuales. Todo en el texto es descubrimiento del lector, es su proeza. Y tampoco es original el lenguaje en que se organiza el contenido y mucho menos la forma. Los pueblos y creadores del capital cultural simbólico han aparecido, a lo largo de las rutas históricas, diseñando el conocimiento en variadas texturas que han traído de otras latitudes del planeta cognitivo humano. Han tenido que re-escribir y re-leer la divergencia del conocimiento con sus múltiples virtualidades; así, han visto como el yo soy, el es, el somos y el eres, se ha fragmentado y difuminado en presencias objetuales y en recursivos signos para coronar la magistral estrategia de la intertextualidad. 11

Onda, riz o. Los lenguajes loops establecen repetic iones (como las ondas) en todas las capas de los lenguajes que toman para expresarse: en su sintaxis , semánticas, códigos, texturas, etcétera. Ver adelante cita 12 Citado en Zavalla, Iris. Escuchar a Bajtín. Montesinos. 1996.


6 Lo transtextual gratifica la apertura del lenguaje desde la conciencia humana con máscaras y huellas de los antiguos sujetos quienes tomaron en otras rutas y épocas del conocimiento, saberes que han utilizado para evolucionar, en otras partes del atlas humano. Ahora, los nuevos escritoreslectores contemporáneos, han prestado a la arqueología aquellos rastros para transportarlos a sus vigentes evoluciones. Han tomado el código para viajar con la palabra, la imagen, el… Puro acontecimiento entre el enunciado y la enunciación, según Benveniste, puro gozo para crear la tela del texto: el hollejo impregnado de viaje… el bronceado transtextual que se desprende de la antigua piel del texto, después del viaje. ¿Las maletas para el viaje dónde las has dejado? ¿Qué te has llevado y qué has traído? ¡Ah! ¿Es un morral? ¿Una chuspa de Carrefour? ¿Dónde has estado? ¿Para qué has venido? ¿Con quién has viajado? Has navegado para zarpar y con esporádicos gestos has tirado el anzuelo… has pescado. Salir del plano textual para entrar en otro y regresar y volver a entrar. Desde el centro parto hacia los bordes y regreso lleno de influencias extranjeras para acordonar posiciones y argumentos que entre franjas desemboco de nuevo en los bordes; me sostengo del tejido para no caer en interpretaciones fuera de lugar… aspiro permanecer en el mañana del texto. Soñar a escritura viajante. A interdisciplina. A ciencia, arte, técnica y tecnología. Muevo el sentido y lo unto de cada una de ellas para permanecer, insisto, en el mañana del texto. Mudo de carreteras en carreteras para habitar en lo social, o sea local, transmutación de lector para vivir en la cultura, sentirla y estar en lo global. Vivo cada narración como estilos por doquier para mañanizar en los mosaicos de citas como dice la Kristeva, en menciones, préstamos y referencias. Me fascino con lo visual y con la palabra que es lo mismo. Vivo modernidad con contemporaneidad y me trasladan a lo premoderno y protomoderno, por efecto de distinción como dice Bordieu. Vives la época de narrativas contemporáneas controvertidas y de participación observante, al filo de las patologías de la mirada, en medio de fascinaciones narcisistas, de la violencia de la imagen, y de las búsquedas de las formas y de los contenidos estéticos para exquisitarnos en medio de este plano de ángeles de sentidos que viajan por el Universo de constelaciones de significación. Vivimos, entonces, la supermodernidad como dice Augé. Lo invisible opera transtextual tal cual operan la belleza y la fealdad que a veces no se ve pero que sí. Sí, cuando el ojo es compe tente para pillar los sentidos y robárselos al texto. Hallar los significados y saber cuál es el paso que hay que dar para estar allá en el mañana, viviendo entre adjetivos, figuras, verbos, colores, formas y sustantivos, preposiciones en los lugares que debe estar un matiz sereno sepia objetando una oración interrogativa… o vivir siendo imagen curva cuando en el borde textual me unto de concavidad… es la transfiguración de las formas y de los significados que vienen y viajan untados de navegación sin pasaportes… son la confusión alegórica de las redes que asemejan el delirio de lo contemporáneo. Es la transtextualidad en carne y hueso, viva como las transgresiones textuales que derrotan las gramáticas lingüísticas autoritarias y vetustas. Es el texto transtextual carnavalizando lo virtual desde lo real, burlándose de las columnas y pilares que sostenían la tradición mezquina otrora reina de la antievolución.


7 Ahí aparece lo visible en descripción etnográfica. Aparece la definición para asegurar el sentido y que se quede por aquello de los viajes, que no se escape de nuevo… pero qué va… en el atlas textual o el transtexto ¿quién no viaja? Local y Global. Para el texto, el espacio es concreto pero la mirada del lector lo transforma abstracto; es el co-autor (después del narrador) del registro quien lo torna metafísico, escurridizo y volátil. Es él quien lleva a la escritura a que le dé más, a encontrar más allá de las palabras y sus sonidos, las imágenes que le propaga lo transhumano. Para el texto, lo concreto es global, lo posible de alcanzar en la inmensidad del espacio. Hay generosidad del sentido cuando se despiertan la ambición, los anhelos y los sueños inalcanzables. Es que sigue el texto mostrando que la memoria no se equivoca, sigue mostrando lo transtextual. En cambio, desde lo local hay una mezquindad de alcances y alianzas por el ser y el estar. Parece lo contrario que local sea concreto, pero no. La metafísica está en lo global como parte del tejido de significación para crear la cultura y enlazarnos con los signos interculturales, en las diferentes formas y contenidos que tiene el universo. La localidad es pequeña y no nos eleva al infinito. La globalidad nos envuelve en su halo de inmortalidad y nos permite viajar por todos los espacios de la cultura ajena y propia. Lo global es el sueño y lo local es la vigilia. Lo global habla de sistema y ecosistema, de ecología, de biosfera, semiosfera, de ciclo, de interculturalidad, de la exterioridad-interioridad, habla de la total entrega del corazón… lo local habla de cuerpo estricto y de su mecánica, de egosistema, de paisaje, del aquí, e inclusive de espacio propio, de lugar y mención antigua de integración. Globalidad textual es el mañana que incluye los aquí, los ahora y los ahí. Lo local es el país, lo global es el universo. Así que pensamiento es a global como idea a local. El texto ahora se resiste a ser ideología para proponerse interlocal o global a partir de la intertextualidad. La ideología encasilla y restringe el tránsito de los signos, nos uniforma. El texto viaja sin cesar por el mundo consiguiendo datos, conceptos y argumentando su nueva razón formal de ser y de estar en el atlas de la globalización… ser atlas es su propósito porque pretende que los seres y objetos busquen identidades y se autoconstruyan, se ubiquen y tengan proyecciones a partir del consumo de la mirada. ¿Dónde vives tú?, se le pregunta al lector contemporáneo. Vivo en la metafísica del texto, allá, ubicado en el mañana, ahondándome en el sentido y en la propagación del saber… andando entre variables y multigeometrías, aspirando soñar que vivo en el sinóptico plus de la significación, vivo entre culturas, responde. Vivo en los metalenguajes. Enciclopedia. Una enciclopedia es un texto o instrumento espléndido para enlazarse en el sinfín del conocimiento humano y educarse en el transléxico especial de las diferentas ramas del saber.


8 La enciclopedia nos impone hablar de condiciones de creación, producción, expresión y circulación; nos impone comprender el mañana a través de la historia de la memoria de los pensamientos. Nos atribuye la libertad para observar los textos con una mirada abierta y siempre hambrienta, deseosa por enriquecernos. El texto, entrega contextos igualmente universales: uno formal y otro semántico-histórico. Contextos que son dimensiones enciclopédicos de cómo el texto posee dos sustancias de ser para el lector-creador. Y es enciclopedia en el tiempo y en el espacio para una nueva organización mental que afecta el hecho estético contemporáneo. Esencia que incluye la experiencia humana del escenario de la cultura. Quién lo piensa, expresa y vive, así radica sus estructuras en el mañana y puede –el lector- hojear los contenidos y sus formas: escritura verbal con imagen, en recuadros, en cuadros sinópticos, con diversos coloridos, en formas hipermediales, con sonidos, con texturas, sombreado… Connotación, enciclopedia y ambigüedad transmutan la mirada del creador-lector de textos. La enciclopedia, además de ser un texto, es una actitud para el mañana, el multitexto… así el lector es atrapado por las huellas del conocimiento fragmentado en trozos, en partes de conceptos y pedazos de conceptos. Las formas y los contenidos enciclopédicos son antiestáticos… surgen de la resistencia de los signos que no desean desaparecer, por un lado, versus los signos persistentes que desatan su deseo por la entrada al contenido-forma del texto, es el lector quien abre su enciclopedia, su textoteca para dejar entrar la contradicción. Tensión tricotómica saber-pensamiento-escritura que posee pretensión metodológica y ética para comprender cómo opera el sentido y para continuar ilimitidamante tejiendo significación cultural. El texto es enciclopedia consciente e inconsciente. Información y síntoma del psiquis que da estructura revelante del carácter individual de quien lo produce, de su emisión en/a un grupo social y de quien lo recibe; narrador (escritor) y lector (autor) tienen la responsabilidad de la interpretación, de la argumentación y de la proposición. Textos flexibles de la enciclopedia consciente que proyecta bondades de la cultura de las mentalidades… textos que inflexibles proyectan inconsciencias manipulando miradas del espectador. Lector, saber, escritor y texto, todos en una ruleta de producción de signos que circulan en formas de pensamientos. Se insertan y proyectan exigencias, mediadores y aburridos, afirmativos, debativos, críticos, lúdicos, mediocres… dando carácter identitario a los planos textuales. Han existido textos –como la Biblia p.e.- que cambiaron el paradigma de las comunidades planetarias. Formas de pensar que se hacen prácticas en los roles sociales y cumplen funciones religiosas, folclóricas, lingüísticas, industriales, poéticas, políticas, estéticas, interculturales y pedagógicas, jurídicas, multimediales... en fin. El espacio enciclopédico es usado por/en el texto de manera transmutable y variable mostrando sus productos en un despliegue de geometría trans y multidisciplinar. El texto acaricia localizaciones regionales y universales-globales. El texto es cultura y epistemología. Saber es sabor a enciclopedia. Consumo y tecnología.


9 El gesto del texto es un paisaje organoléptico con sus propiedades híbridas y difusas para afectar la armonía y el equilibrio de la composición y comunicación. El texto puede padecer de dolores orgánicos pero también siente virus en su hardware y software según Sibilia13. El cuerpo máquina, el allá se trans-hiere para beneficio o desdicha de los lenguajes de la mirada de sus espectadores. Porque aquél que sólo lo ve, también lo usa. Estamos atrapados en la red de las miradas que nos ofrecen los medios y las usamos sin saber de dónde provienen; somos de mañana “seres de prisa”, por la tarde “seres de calma” y después quién sabe. Pero ahí vamos negociando con la imagen frente al espejo nuestro texto para el día, “hoy con corbata”, “mañana con jeans”… y vamos construyendo nuestro cuerpo, diseñándolo con programas distintos según el ánimo y la situación. Ritmos, silencios, texturas y lenguajes; la sensación de tiempo, la duración y la extensión del espacio así como la inclusión de imágenes y artículos icónicos de la cultura histórica del creador de textos, son la caja de memoria y el jardín de las delicias de la creación, producción, distribución y generatividad textual. El consumo del texto en la cultura contemporánea puede cobijar el reciclaje y el desecho, la repetición, el remake y el retake, el plagio y el pastiche, el framings, la parodia, la secuela, el simulacro, el préstamo, la alusión, la interrupción, la copia y la citación entre otras arqueologías pretextuales, esto según Zavala 14. Estas relaciones las aprovecha el texto mostrando cómo los códigos comunicativos lo conforman y permiten internos escenarios distintos dándole posiciones críticas y recursivas de cómo el humano organiza el sentido en el universo, en medio del uso de los medios tecnológicos. El texto argumenta y debate sus formatos y diseños, sus avenidas y autopistas diseñan el recorrido del sentido que toma rutas para dar sistematización al pensamiento formativo del lector; construye la identidad pero también la moldea; dispersa la inconsciencia y consciencia humanas. Por eso es que la histeria, la paranoia y la esquizofrenia aparecen reconfigurando y transmutando los comportamientos psicopatológicos de algunos lectores. El universo del arte, resulta ser el texto apropiado de cómo los intersticios – llanuras vacías de “realidad consciente”- de la demencia se acomodan para ser llenados con lo absurdo, la sorpresa, el desarrollo huma no, la poesía y la espontaneidad. Es indudable su tensión psicocultural en el texto. Es así como el collage, el revival, la serie y la variación, architextualizan su condición folklórica, creando en sus contextos metaparodias, hibridaciones y reproducciones de textos-máscaras. Aquí el texto construye la personificación de los roles sociales y se apropia de la cultura inmaterial y pragmática de los pueblos porque escenifica las tradiciones itinerantes en metáforas, de lo vernáculo, de lo clásico, tradicional y de lo contemporáneo del folclor. El texto saca su “yo” y lo hace circular abductivamente en las mentes de los usuarios para arrancarle a éstos, racionamientos inductivos y deductivos y presentar los mundos modernos y postmodernos, los mundos del retromodernismo, del tardomodernismo y de la supermodernidad tal como lo afirma Augé. En estos sistemas, se multidialoga con marcadores, gradaciones, relaciones y consonancias, y nace la lúdica de los lenguajes intertextuales, ya 13

Sibilia, Paula. El hombre postorgánic o. FCE. Bs As. 2006. Zavala, Lauro. “Elementos para el análisis de la Intertextualidad”. En Revista Cuadernos de Literatura. Vol. V, Número 10, Jul-Dic de 1999. Dep. /to de literatura, Fac. de Ciencias Sociales. Pontificia Universidad Javeriana. 14


10 con carácter distintivo juega con la mente histórica, formal-estética, creativa y crítica del consumidor. Aparece entonces la expresión y demostración del imperio de la variación textual así como el recurso de la preparación de la materia en que está hecho el texto. La luz y la somb ra son junto a la actitud de quien crea y ve el texto, la aparición agonística integrativa y dialógica de la espontaneidad. Es la presencia de la audiencia que construye el texto y lo dirige y digiere a su interior-exterior, para que siga haciendo demostraciones, connotaciones y versiones textuales. El texto tiene reglas que actúan icónicamente para indicar el consumo lectorial. Los lectores se inscriben resignificándose y transfigurándose en sentidos como si ficcionaran en códigos (enmascaramientos) para acceder a los mercados simbólicos y reconocerse como lectores implícitos… buscan reconocimientos. Es una regulación severa que emana del rigor y de su propia tensión, la que a su vez deviene del espacio de las tribulaciones del sentido universal en que se enmarcan los roles sociales. Esta regla es demócrata porque permite la inserción del creador y productor de sentidos, a la larga de seres que desean ser tocados, vistos y pronunciados en la escena del texto. Desean ser sentidos (sémicos o significados) y sentidos (presenciados u observados) igualmente. Un actor textual o consumidor de textos, es el consumidor ávido de perderse en el texto, es la actuación que interviene en el teatro espacial de las tematizaciones del mismo y del sentido común, de las expresiones de las voces, de las medidas o gramáticas que regulan la mirada del lector. Rol o actuación para ser lector (autor) que se responda y pregunte ideológica e irónicamente por la distribución del sentido, por su ubicación como lector, o lo que es lo mismo por el deseo de tener un habitáculo en el plano de intersubjetividad que deja la creación y recurrencia del texto contemporáneo. 2. LAS TEXTURAS DEL TEXTO. Las arrugas del texto. ¿Qué hay detrás del texto? ¿Qué debajo? Las mieles de lo interno son las posibilidades escondidas bajo la piel arrugada de los textos. Levantar, sacar, abduccar y por último arrancar con desagarro los sentidos para develar la significación. No hay que tratar a la fuerza el texto para obtener el azúcar. El desgarro es la poética del luchador que impone su destino para seguir con vida; quien lee es inmortal. Desplegar cada arruga de su superficie nos va llevando a revelar el contenido y la forma casi plisada para leer, aún con protuberancias, lo absurdo, la lógica y otras espontaneidades. Las arrugas son las dificultades del texto para jugar con los lectores. Son los lenguajes de las superficies verbales y no -verbales –en que algunas veces caen los sentidos- que claudican en gramáticas incomprensibles y rudas; pero –algunas veces también- suelen ser, la matización de los colores, de las formas y de las líneas del diseño. Nos angustiamos por leer estrictamente en superficies lisas, para comprender los textos. Entre menos sierras y montañas, entre menos piedras puedo caminar mejor, nos decimos. Pero no sabemos que bajo esas flojas


11 pretensiones de leer en lisuras textuales, se esconden arrugas que nos impiden mejorar el sentido mental-textual. Leer arrugas nos mejora la mirada. Es que la intertextualidad se presenta demarcando arrugas textuales justo por la implicación de los textos que le allegan al texto, y se van formando capas, pliegues desordenadamente porque caen de manera aleatoria algunos y otros son ubicados por el narrador de manera premeditada y otros llegan de la mente de quien lee. Nos colocamos enemigos nosotros mismos. Las arrugas no son para lisarlas sino para jugar a levantarles los bordes y encontrar el anhelado helado en el desierto. He ahí el erotismo, es decir, la vida. Membrana y Capa. Mirar las capas del texto. Levantar sus telas que recubren la significación que oculta, espera su redentor: el poseedor, el poeta: el hacedor de universos. Es el lector quien hace las veces de mago para inventarle y versificarle sus razones al texto. Invención sobre las redes, constructor de nudos es el narrador, que desata el lector cada nudo-uno para avanzar sobre la tela acabando de brindar-despejar sus sentidos. Seguimos leyendo y escribiendo bajo configuraciones imprecisas. Estamos, ahora, imbricados y anudados e n el confín de las telas del texto. Somos aéreos y brincones más que sólidos y firmes, no somos de un aquí, sino de un-os allá-s porque hemos viajado en busca de los sentidos que igual, han viajado, estamos allá para recibir los que están por llegar y anudarse a la capa del texto. Nos adelantamos a las entradas del texto. Vendrán para esconderse unos y otros aterrizarán para escapar de inmediato en formas y conceptos y en cuerpos científicos, otros artísticos, en fin. Encontraremos en esa capa y tejido los sentidos para seguir en metáforas o composiciones argumentadas o retóricas, se quedarán para serle fiel a quien los llamó o infiel a quien no los soporta. Les encantarán los colores y las texturas encontradas, e inclusive, se opondrán a sus telas que los soportarán con humildad o con fuerza porque el tejido, quizá, no puede sobrevivir sin ellos, sin su apoyo conceptual o forma, sin su cientificidad o técnica; es posible que se queden por siempre sopesando y anudados porque les han quitado la fuerza de volar y se volverán sólidos porque han sido untados por los ojos de un lector y no por su mirada. Los pensamientos son volátiles y las ideas son sólidas: la eterna pelea entre la pluma y la roca. La pluma, inscripción en el aire, ahí está la metafísica… la roca inscripción quieta y moldeable, ahí está la física. Libertad y encarcelamiento. Dignos los Aztecas y Mayas, los Incas y Griegos, dignos que inscribieron la pluma sobre la piedra. Dieron la imagen, intertextualizaron los textos para crear pergaminos, telas y papeles para sopesar la historia y la civilización: la escritura dual, ambigua, la insignia mágica de la imagen. Ambos estados forman una unidad textual. El tejido y sus membranas con-tiene al texto. Pliegues, bordes. Página cuadrada, márgenes estrictas, centímetros exactos, que no te salgas porque atentas contra el orden y la forma se torna asustancia (¿insustancia?) Sólida. No peques.


12 No hables por fuera del círculo ni leas lo que está desbordándose como la leche regada por fuera del tiesto. Lo que sobresale y se riega, lo quema la llama y se vuelve tostado, inservible; nunca se podrá reciclar. ¡A la basura! ¡A limpiar! Molduras, surcos, rincones, intersticios, y aperturas. Sitios del allá del texto. Allí se encuentran los sabores limítrofes del sentido, esos que nunca podrán tener cabida en la estrechez del lector-narrador. Parece que la cultura del reciclaje es una prioridad del texto para ampliar las fronteras del pensamiento. El texto no se puede quedar con las reglas impuestas por la ideología. Es la aparición de la paratextualidad, las nomenclaturas: el título, las citas, el nombre del autor, el epígrafe, el cuadro, las imágenes, el cuadrante de las palabras, las aristas; el filo superficial de los objetos: la lisura y sus protuberancias, la temperatura, el tiempo y sus curvaturas. En la moda: las costuras, los pliegues, los dobladillos, la solapa, el borde de los bolsillos (si los tiene), los hilos que se desprenden casuales formando el atrevimiento de la opción chic. En el diseño gráfico: la línea, la curva que dividen, acercan y limitan las uniones entre sus partes, p.e. en una portada de un libro: el lomo que soporta incansablemente el título, el autor, y el logo de la editorial; en su carátula, los colores son líneas o círculos, o un plano “dizque” sin protuberancias, “dizque” liso, son sus paratextuales junto a algunas ocurrencias de las imágenes aparecidas. En el vientre del texto, habitan sus dobladuras. Seno significa pliegue. Eso dice Michel Serres, donde nos fascina habitar. Allí, es el allá, la tierra donde soñamos y donde evolucionamos, encima de ese pliegue. Es el principio del Universo textual después del pensamiento y después de entrar en la vida. Seno, no senos. Vida, fluido, líquido, sustancia, espesura de leche, orgasmo. He allá al texto como embrague y bisagra, como reposo y estación, como proyección. Fuente los pliegues de sabiduría, de afecto y amor. Emocionalidad. Texto que se hace agua y símbolo para el acceso a la adquisición inicial del lenguaje. Pliegues absurdos hay como generosos y otros violentos. Depende tu pliegue así construirás el texto, depende tu seno, ¿cómo te lo dio mamá? si te lo dio, así transtextualizarás, así verás el intertexto. Habla con tu madre y pregunta cómo te la dio, antes de que sigas leyendo y escribiendo como sigues, leyendo palabras donde hay palabras. Es hora de que pruebes, de que retomes el seno para leer imágenes en palabras y éstas en formas y esto en... ¡Anda chupa! y así succionarás al texto y a tí mismo para producirlo después o ahora. Habitaciones. Surco la orilla, doblo por el frente y entro al texto por la puerta. Me encuentro con otra y tiene llaves, miro a la ventana y está semiabierta, por ella entro y no lo puedo creer. Habitaciones de sobra, unas recargadas otras en armonía arquitectural, unas más en el perfecto diseño de acomodación espacial. Sus objetos se riegan por el piso con sobriedad como si los muros, baldosas, listones de maderas finas, tierra y arena, vidrio y tela, papel y aire, y


13 clavos, hablarán el mismo lenguaje pero intercalados juegan, todos, en el centro que se proyecta hacia el afuera. Es inexplicable pero así es. Observo varios centros y veo sus temáticas, allá está la ciencia ocupando un lugar a punto de desbaratarse: padece de obsolotez, allá el arte con su mirada crítica y la técnica recostada en el cojín donde reposa oronda la tecnología. Pero hay más disciplinas que aún no caben allá, pero hacen fila para entrar a los centros del texto. Habito en sus curvas y el plano robusto me acongoja. Observo al lector que lanza su mirada analítica pero de repente aparece el monstruo del texto y lo envuelve, lo manipula y salen los ojos del lector huyendo. El texto no desmaya sin embargo, porque sus habitaciones son tan firmes como si hospedaran a un capitán, al príncipe y al titán de la escritura y de la imagen poderosa. Comprendo el secreto de su vientre. Me faltaron, sin embargo, habitaciones por visitar. Me llevo la duda de que hay otros seres que viven allá. Es que vi como se mueven las sillas y los muebles y cambian decorados. Tengo que irme. Unos sentidos sobre otros. No puedo creer que ahora que estuve en el texto, supe que hay varios planos unos encima de otros, son sentidos, me dije. Significados que reposan en los espacios. Hay una organización entre ellos como si vivieran en escalas de importancia. Así aparecen en el texto y la mirada del lector es conspicua y ambiciosa y tal vez los pueda ubicar para el allá. Varios significados unos sobre otros pegados formando un montón de páginas por leer. Escrituras unas sobre otras y lo difícil y juguetón que resulta absorver, construir el allá. Pero ahí voy, organizando la mirada por similitud, comparación, exclusión, metaforización, en series de análisis para pescar en el río textual los sentidos traviesos que se esconden disfrazados de adjetivos, de imágenes o de formas desconocidas. Espejismos. Falsos conceptos hallo en la búsqueda del allá. Otras veces la verdad está desnuda. Miradas que se encuentran con las mismas miradas y la confusión implica de nuevo el trazo de nuevas rutas para no encontrarse con la falla y el sin-sentido, los monstruos retóricos y manipuladores del texto. Establezco nuevas direcciones y las ventanas, pienso, otroras puertas de acceso están, esta vez cerradas. Entonces tomo la ruta de mi inconsciencia y manipulo yo, el texto… ahora lo engañé pero otro día ¿será igual? ¿Tendré la misma suerte para hallar su médula espinal? Espejos que engañan la mirada del lector. Recomiendo llegar con máscaras al texto para no ser reconocidos por él.

Ilusiones. Cegueras.


14 Son las formas que ves en el texto pero que no son formas. Son otras geometrías. Ves liso donde hay protuberancias. ¿Otra vez te recuerdo lo del seno? Ensaya a mirar el texto oblicuo, míralo acostado de reojo y verás que no es recto, ni curvo, tampoco es de color y menos científico. Son engaños, cegueras. Párate desde otro ángulo y comprenderás que necesitas otras ilusiones. Ubiquémonos en el ramal del texto, vamos por otra vía. Doblemos por aquí para llegar al allá. Yo me voy. No te dejes. Vagabundear. Sólo, viajando por el Universo pero con dinámicas y programaciones privadas, pero con la mochila lista para asaltar y saltar hacia otros textos con los puntos de vista regularizados. El hombre, al decir de Serres, no puede esconderse de lo público como sí en lo privado. Equivale a la posesión de rastrear en el confín del texto, las huellas de otroras transtextuales para sostener la lectura en el allá, ya poseído ya localizado, ya globalizado. No puede, el hombre, vivir sin refugio: Serres. ¿Habla de texto? Clímax. Volver para probar de nuevo. Volver al sitio donde partimos con la lectura, para verificar el embrollo de las conexiones, para probar cómo nos alimentaron en el orgasmo. Esa es una condición vital de retomar el principio de la repetición… andar entre el antes de la ruta que nos dieron para ser/estar en el allá. Movernos, andar, viajar en vía contraria y reconocer las huellas de lo encantador o frustrante que nos dio origen. A partir de eso, hallaremos el clímax de intertexto que traemos untado en nuestra mirada. Sólo así podremos evocar, mencionar los otros, las otras, las pieles y lenguajes retomados de los otros. Sin y con erotismo. Muerte y resurrección. Para qué vivir ya si tuve todo: morir entonces. Matar al lector y al escritor, al autor y al editor. Morir para vivir, digo. Dios ayúdame a encontrar otro cuerpo, dice la escritura y el texto piensa: sí, la recibiré de nuevo. _____________________ BIBLIOGRAFÍA EMPLEADA BRAUDILLARD, Jean. “La simulación en el arte”. Conferencia de 21 agosto de 2001. En: www.analitica.com 29-07-07/ 18:53. DERRIDA, Jaques. De la Gramatología. Critica. Madrid. 1967. Diccionario de Semiótica. J. A. Greimas. Anagrama. Madrid. 1995. Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje. T. Todorov y O. Ducrot. Siglo XXI. México.1999. FREUD, Sigmund. “El malestar de la cultura” En Interpretación de los sueños. TOMO I. México, D.F. 1999.


15 http://www.criterios.es/revista/gaceta.htm. M. A. Faerna, Introducción a la teoría pragmatista del conocimiento. ([s. d.]). Marc Augé. Los no-lugares. Espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad. Gedisa. Barcelona. 1993. MATURANA, Humberto, et all. El árbol del conocimiento: las bases biológicas del conocimiento humano. Madrid. Debate.1996. Ong, Walter. Oralidad y escritura. México. Fondo de Cultura Económica, 1993. Revista Jardín de Freud. ([s. d.]) Universidad Nacional. Bogotá. Serres, Michel. Atlas. Cátedra. Madrid. 1995. Sibilia, Paula. El hombre postorgánico. FCE. Bs As. 2006. SPIRKIN, A.G. “Papel del lenguaje en la formación del pensamiento”. En Origen del lenguaje y su papel en la formación del pensamiento. México, D.F. Grijalbo. 1962. VERÓN, Eliseo. El proceso ideológico. Bs As. Nueva Visión. 1969. Virilio, Paul. La estética de la velocidad. Anagrama. Barcelona.1998. Zavala, Lauro. “Elementos para el análisis de la Intertextualidad”. En Revista Cuadernos de Literatura. Vol. V, Número 10, Jul-Dic de 1999. Dep. /to de literatura, Fac. de Ciencias Sociales. Pontificia Universidad Javeriana. Zavalla, Iris. Escuchar a Bajtín. Montesinos. 1996. ------------------


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