Revista Controversia No 185 Diciembre 2005

Page 1




EDITORIAL

on este número se cumplen 10 años de la segunda etapa de la revista Controversia. El somero balance que se puede hacer de su papel durante este decenio es positivo, pues no solo se ha consolidado como una importante tribuna de debates nacionales y regionales en los temas en que el Cinep interviene, sino que ha logrado el reconocimiento de pares académicos y de importantes actores sociales y políticos. Muestra de ello son dos buenas noticias que acompañan este aniversario. De una parte, Colciencias ha indexado a Controversia como revista en la categoría C, lo que nos equipara con prestigiosos órganos de difusión del país en ciencias sociales. De otra parte, con un grupo de ONG afines se está elaborando una propuesta para fortalecer la revista en todas sus dimensiones con el fin de relanzarla a un público más amplio y, por esa vía, tener mayor impacto en la sociedad colombiana, en particular en su segmento académico. Mientras esa transformación ocurre, continuamos alimentando las líneas de reflexión del Cinep con contribuciones tanto de investigadores del Centro como externos a él. Así para este número retomamos la preocupación sobre la relación entre cultura y sociedad en el contexto de la violencia que vive Colombia por medio de tres novedosos ensayos. En el primero la socióloga de la Universidad de Antioquia, Elsa Blair, analiza el papel de la memoria en un contorno de guerra como el nuestro a partir de tres elementos que, a su juicio, la constituyen: espacio, tiempo y narración. En un segundo artículo Camilo Tamayo, investigador del Cinep, y Jorge Iván Bonilla, profesor de la Universidad Javeriana, entregan resultados de una ambiciosa investigación sobre el papel de

los noticieros de televisión nacionales, regionales y locales en loa relatos de los hechos violentos que a diario nos aquejan. En un tercer ensayo Ingrid Bolívar, investigadora del Cinep, nos ofrece un avance de su investigación sobre otro ángulo de la violencia: las emociones que se plasman en los discursos de los actores armados, en este caso de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Igualmente se proyectan en este número temas que ya han constituido objeto de reflexión de otras ediciones anteriores. De esta forma las relaciones entre política y sociedad son analizadas por Claire Launay, investigadora asociada del Cinep, a partir del ambivalente concepto de gobernanza y su aplicación al caso latinoamericano. La gobernanza puede ser entendida como buen funcionamiento del Estado o como una forma de manejar las instituciones de la sociedad civil, sentido este último que comienza a ser apropiado por organizaciones sociales y políticas nacionales. El impacto del conflicto armado en las regiones es nuevamente analizado, ahora desde la dramática experiencia de los sindicatos de Puerto Wilches. La politóloga Magda López muestra la ruptura del tejido social en este municipio del Magdalena Medio santandereano a raíz de la irrupción violenta de los paramilitares en el segundo lustro de los noventa. Por último, el tema de la movilización social es retomado desde el balance que el investigador del Cinep, Fernando Sarmiento, hace de la producción del Centro en torno al tema de la paz teniendo como telón de fondo los avatares de la sociedad colombiana en la búsqueda de una salida política al conflicto armado. La sección de Crítica de Libros trae una reseña del historiador Jorge Cote eficiente colaborador en la edición de esta revista sobre la obra de varios 5


investigadores del Cinep en torno a los Poderes, conflictos e identidades en el Magdalena Medio en el último decenio. Cote muestra la importancia de este trabajo colectivo no solo en sus resultados sino en el procedimiento metodológico que integró dos equipos con distintos enfoques teóricos y disciplinares, y diferentes tradiciones investigativas. La voluminosa obra es una contribución más del Centro a la comprensión de una región sobre la que vierte su acción. Mauricio Archila Neira Editor (e)

........................


CULTURA Y SOCIEDAD



MEMORIAS DE VIOLENCIA. ESPACIO, TIEMPO Y NARRACIÓN* P OR E LSA B LAIR T RUJILLO 1 La ética del siglo XXI en adelante, tiene que hacerse siguiendo el ejemplo del Angel de la Historia de Paul Klee: con la mirada puesta en las víctimas del tiempo. Si retiramos la mirada del dolor de las víctimas dejamos de alimentar el pensamiento que nutre la verdadera ética. José Ma. Mardones Reyes Mate.

*

Artículo recibido en septiembre de 2005. Artículo aprobado en noviembre de 2005.

1

Socióloga. Investigadora. Miembro del grupo de Investigación Cultura, Violencia y Territorio del Iner de la Universidad de Antioquia.


I NTRODUCCIÓN a aprobación reciente por parte del Congreso de la República de la Ley de Justicia y Paz, ha puesto sobre el tapete un problema nodal del conflicto armado colombiano: el que tiene que ver con la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas de la violencia. Sin duda, el esclarecimiento de los crímenes cometidos, el juicio a los responsables y las reparaciones materiales y simbólicas a las víctimas, son condiciones imprescindibles a una eventual reconciliación de la sociedad. A ese respecto muchos son los aspectos en juego en un conflicto tan complejo como el colombiano. Sin embargo, ellos están en estrecha relación con un problema de fondo: el de la memoria y/o la reconstrucción de la memoria histórica en el país. De ahí sus enormes dificultades. A más de las consideraciones políticas que ameritan múltiples esfuerzos como los que vienen haciendo diversas organizaciones sociales y políticas frente a la ley y a la búsqueda de mecanismos que conduzcan al horizonte de la reconciliación, el problema de la memoria invita también a una reflexión académica sobre el asunto. Muchos y muy diversos son los aspectos que habría que explorar sobre el tema de la memoria ligada a las situaciones de la guerra. Para efectos de este artículo, proponemos explorar, en una aproximación inicial, sus referentes espaciales, temporales y narrativos.2 Con todo, es una reflexión teórica que necesitará de referentes más concretos en el terreno de la investigación sobre memorias de la violencia. ¿Cómo puede la memoria dar cuenta y, a la vez, ser producto de referentes espaciales, de tiempos y de relatos, en contextos de guerra? La pregunta cobra pertinencia cuando asumimos que como ha sido puesto en evidencia por buena parte de la literatura sobre el tema , la memoria no es el recuerdo de un evento pasado, sino una construcción que se elabora desde el presente y permite reconfigurar el sentido de ese pasado (Ricoeur, 10

2003). Sin duda, toda huella del pasado es interrogada desde hoy y toda reconstrucción histórica se realiza desde sucesivos presentes (Archila, 1998, 289). Ella es también una posibilidad de abrirle perspectivas al futuro, esto es, de reconfigurar el tiempo (Ricoeur, 2003). Si la memoria no tuviera la potencialidad de recomponer el futuro no tendría sentido y todo su potencial político, desaparecería. Los sujetos y las sociedades recomponen sus recuerdos en el entendido de poder hacer algo con ellos en el futuro. En efecto, es en este sentido que cobra pertinencia y que se ofrece como una vía de indagación bastante fecunda y como un recurso político al que han apelado distintas sociedades que han vivido situaciones de guerra. Este artículo pretende problematizar la reflexión en torno a estos tres componentes que juzgamos constitutivos de la memoria: espacio, tiempo y narración, a la manera de tres ejes analíticos para ser interrogados en contextos de guerra. A juzgar por la literatura revisada, estos tres ejes son los encargados de estructurar la construcción social de la memoria: el primero, porque da cuenta de las referencias espaciales (o las espacialidades) de los procesos de memorialización que hacen las poblaciones de sus vivencias de la guerra pero, así mismo, porque permite interrogar el papel que ellas, las referencias espaciales, juegan en la construcción de los relatos; el segundo, porque permite indagar por las temporalidades de la memoria con respecto a los hechos violentos y al juego, no siempre claro, que se establece entre pasados, presentes y futuros de la memoria en relación con la guerra; pero también porque permite indagar por las temporalidades de las narrativas con las cuales se construye la memoria, es decir, permite esclarecer una cierta cronología de los relatos que parece no ser, precisamente, la de la secuencia lineal del tiempo, sino más bien la que se estructura en función de lo que, por lo pronto, podríamos llamar eventos significantes que tejen los recuerdos frente a esos hechos; y el tercero, finalmente, porque la narración parece ser no sólo la forma de construcción de la memoria, sino también su mejor expresión. 3 En


efecto es por la vía de la reconstrucción de los relatos por donde diversas sociedades han implementado la puesta en público del dolor y el sufrimiento de las víctimas de situaciones de guerra (Blair, 2002,12-14). El propósito, al intentar clarificar estos tres componentes es el de poder desarrollar a futuro ejercicios de memorias en y con poblaciones sitiadas por la guerra que permita, de un lado, abrir un espacio para escuchar a las víctimas de las situaciones de violencia, pero de otro lado o, más bien, al mismo tiempo, pueda contribuir al proceso, por lo demás necesario , de reconstrucción de las memorias de la violencia que ha vivido el país en las últimos años, y con las cuales la sociedad colombiana podría, eventualmente, hacer la reconstrucción de su memoria histórica.

L OS

ESPACIOS DE LA MEMORIA

Diversos testimonios de pobladores que habitan zonas de violencia están inundados de referencias espaciales en sus relatos: Donde mataron a . Aquí fue la masacre de . Toledo quedo oliendo a muerte y muchos otros. Todos ellos expresados a través de lugares y/o de adverbios de lugar. Ellas son la expresión de una serie de significaciones construidas por las poblaciones en torno a los espacios habitados y que, en los últimos años, han sido tejidas por la guerra. Lo que Oslender ha nom-

brado en la región del Pacífico colombiano como una transformación de los lugares y regiones en paisajes del miedo con unas articulaciones espaciales específicas que rompen de manera dramática, y frecuentemente imprevisible, las relaciones sociales locales y regionales (Oslender, 2004). Por sus referentes espaciales son también la expresión de lo que algunos investigadores han llamado una topografía de la muerte (Taussig, 1995) y/o una cartografía del terror (Castillejo, 2004) o geografías del terror y paisajes de miedo (Oslender, 2004) para referirse a esos lugares que quedan marcados por las situaciones y/o eventos violentos que trae la guerra. Es lo que, desde otro lugar, plantea Pécaut al decir que a menudo, el relato de las víctimas del terror es el de una trayectoria espacial (Pécaut, 2001, 251). Estas referencias espaciales ponen en evidencia, al menos en un primer momento, un asunto muy importante a nuestra indagación: que la espacialidad es un componente de la memoria. Sin embargo, es preciso esclarecer aspectos como los siguientes: ¿De qué naturaleza es ese componente? ¿Cómo él estructura la memoria? ¿Es posible construir relatos y/o memorias sin referencias espaciales o cuál es el lugar que el espacio juega a la hora de construir memorias? ¿El referente espacial es sólo un componente de inteligibilidad del evento o qué papel juega en la construcción misma del recuerdo y la memoria?4 ¿Qué importancia tiene el espacio y/o la representación que nos hacemos de él, en los procesos de memoralización? O, en otras palabras, ¿qué significan los lugares a la hora de la memoralización?

2

Este artículo surge de reflexiones emprendidas en el marco de elaboración de una propuesta de investigación sobre el tema y pretende esclarecer, al escribirlos, algunos de los ejes que juzgamos importantes con relación a la memoria. Él se nutrio enormemente de las discusiones que sobre el tema sostuve con Emilio Piazzini, aun así la responsabilidad del texto es exclusivamente mía.

3

Pese a la imbricación que existe, al parecer necesaria, entre los tres componentes aquí explorados, ellos están estructuradas separadamente con la pretensión de abordar la especificidad de cada uno de ellos y perfilar las preguntas que sería preciso resolver en cada uno, incluso si al intentar esclarecerlos vuelve a ponerse de presente la imbricación entre unos y otros. Por ejemplo, la que de manera muy clara se establece entre tiempo y narración .

4

Diferenciamos, en términos de Augé, el recuerdo de la memoria donde el primero se asume como huella mnésica, como una impresión, y la segunda como una construcción narrativa (Augé, 1998, 22). De alguna manera creemos que esta diferenciación alude a la que establece Ricoeur entre memoria pasiva (el recuerdo) y la memoria activa (la rememoración), esto es, en términos de Ricoeur, la verdadera memoria (2003).

11


Un seguimiento a estos procesos en el terreno concreto de las narrativas de la memoria, ayudaría a precisar el lugar de esta suerte de espacialidad que estructura la memoria, y que podríamos llamar con Piscitelli, recuerdos geográficos (Piscitelli, 1998, 73) ayudaría, sin duda, a esclarecer la naturaleza de ese componente espacial ligado a las experiencias de la violencia, y ayudaría también a esclarecer el papel que el espacio cumple en los procesos de elaboración de las memorias. Pero sobretodo, y en términos políticos, ayudaría a resemantizar esos lugares. En efecto, si como creemos, los lugares quedan marcados por las experiencias de violencia, un esfuerzo de reconstrucción de las memorias, debería dirigirse al propósito expreso de que las poblaciones puedan resignificarlos, es decir, lograr la de-construcción de estas representaciones tejidas por la guerra y la re-construcción de nuevas significaciones o nuevos sentidos de lugar de los espacios habitados. Esto es, apuntar a la construcción de nuevas espacialidades que, en términos de Castillejo, son el producto, en tanto mecanismos para organizar el mundo , de formas sociales de buscar orden e inteligibilidad en un universo avasallado por la ambigüedad, resemantizandolo y creando nuevos espacios (Castillejo, 2004).

¿Otras espacialidades? Ahora bien, otra pregunta a hacerse en el terreno de la espacialidad de la memoria es si el espa12

cio y, en consecuencia, las referencias espaciales que sostienen y/o coadyuvan a la memoria son sólo espacios físicos-geográficos. La pregunta cobra pertinencia cuando sabemos que, en términos antropológicos, el espacio, más que una realidad geo-física, asociada a los lugares, ¿es una construcción cultural que hace de él un espacio vivido, percibido y significado ? En efecto, la antropología ha puesto en evidencia que el espacio geográfico se transforma mediante la acción humana en territorio. Que el territorio es más bien un espacio socializado y culturizado de tal manera que su significado sociocultural incide en el campo semántico de la espacialidad (García, 1976, 27). En esa medida, estas construcciones sociales del territorio, es decir, las maneras como él se significa, intervienen también en las espacialidades de la memoria. La pregunta por la naturaleza de la espacialidad cobra más pertinencia aún cuando, siguiendo a otros autores, es posible pensar incluso en la espacialidad de los cuerpos. En efecto, para autores como José Luis Pardo la espacialidad no se agota en sus componentes geofísicos o geográficos y ni siquiera en sus componentes antropológicos. El cuerpo es también toda una espacialidad que, adicionalmente, cobra un lugar prominente en las situaciones de la guerra. Dice Pardo: El hecho de que nuestra existencia sea forzosamente espacial tiene, sin duda, que ver con el hecho de que somos cuerpo(s), de que ocupamos


lugar. Pero ocupar lugar es sólo posible porque hay un lugar que ocupar, nuestro cuerpo mismo es espacio, espacialidad de la que no podemos liberarnos (Pardo, 1992, 16).

Mientras Bernard Waldenfels, por su parte, en un interesante artículo titulado Habitar corporalmente en el espacio, deja ver la importancia del cuerpo en las formas de vivir la espacialidad: el aquí y el ahora, lo cercano y lo lejano, el adentro y el afuera experiencias que asumimos como espaciales , son fundamentalmente vividas desde el cuerpo y expresadas a través de toda una simbólica corporal (Waldenfels, 2004). Si partimos, pues, del presupuesto del cuerpo como espacialidad y atendemos a la apreciación de Ricoeur de que existe un vínculo entre memoria corporal y memoria de los lugares (Ricoeur, 2003, 65) podremos interrogar esta relación entre cuerpo y lugares de la memoria en la guerra. El cuerpo dice Ricoeur constituye, a este respecto, el lugar primordial, el aquí respecto del cual todos los otros lugares están allí. En este sentido es completa la simetría entre espacialidad y temporalidad: aquí y ahora (ibíd.). La transición de la memoria corporal a la memoria de los lugares está garantizada, dice, por actos tan importantes como orientarse, desplazarse, y más que ningún otro, vivir en.... así, las cosas recordadas están intrínsecamente asociadas a lugares. No es casual que digamos que lo que aconteció tuvo lugar (ibíd., 63). Gonzalo Sánchez, por su parte, evidencia también la importancia del cuerpo en los procesos de memoria. Y si bien su referencia parte de la reseña que elabora sobre otro texto, sus reflexiones al respecto no dejan dudas de su pertinencia. Dice: La memoria es asunto de procesos mentales pero también es, y muy esencialmente, asunto de marcas y procesos corporales (Sánchez, 2004, 85), y a partir

de ciertos testimonios como los de Primo Levi, o los que trae la propia publicación que está reseñando, dice: Es la huella de una experiencia física indeleble la que crea la necesidad también física de contar: de dar testimonio, en busca de alguna forma de simbolización de lo real que permita salir de la marca de la memoria en bruto (ibíd., 86). La pregunta por el cuerpo, en relación con la memoria y con la guerra, se hace importante en la reflexión aquí propuesta por dos razones: la primera para esclarecer si en esos contextos, él forma parte o no de la espacialidad y de qué manera. La segunda, por el lugar que el cuerpo viene jugando en las situaciones de la guerra. Cuando sabemos que la violencia física es ejercida literalmente sobre los cuerpos ¿qué pasa entonces con el cuerpo a la hora del recuerdo? ¿cómo se involucra él en la narración de la violencia? Y si también es espacio, ¿cómo involucrarlo en un análisis sobre la espacialidad de la violencia? ¿Cómo la guerra hace también del cuerpo una espacialidad y/o un lugar de memoria ?5 ¿Qué hacer con las referencias espaciales que involucran el cuerpo como espacialidad? ¿Es también el cuerpo y en ese caso cómo un soporte de la memoria? La pretensión en este terreno sería entonces la de desentrañar ese lugar del cuerpo en los procesos de memoria o, dicho en otros términos, de desentrañar la espacialidad corporal en los procesos de memorialización de las poblaciones víctimas de la guerra y de la violencia. Habría pues necesidad de indagar por las formas concretas como las corporalidades participan en la guerra y/o son obligadas a insertarse en su dinámica. Interrogar, por ejemplo, la manera como las tramas de la vida cotidiana y de la guerra se tejen con ciertas corporalidades que bien podrían ser espacios de luto (Ferrándiz, 2004, 35) o, en términos más genéricos, un espacio herido6 que construye la violencia y que alude a un tenso espa-

5

La expresión, por supuesto, es alusiva al trabajo del historiador francés Pierre Nora.

6

El concepto de espacio herido es tomado de Ferrándiz quien lo explora en su libro Escenarios del cuerpo (2004) y lo toma, a su vez, de M. Blanchot, 1986, The Writhing of the disaster y de L. Langer (sobre el holocausto, 1991).

13


cio sociológico, geográfico, corpóreo, simbólico y existencial articulado en las sombras de la sospecha, la criminalización, el estigma, la muerte y el duelo (ibíd.,188-89). Indagar también por la manera como los cuerpos pueden ser espacios de sometimiento pero también espacios de hegemonía o resistencia en (y a) la guerra. Adicionalmente al asumir el cuerpo un lugar tan prominente en las formas de violencia más reciente , indagar por este lugar del cuerpo en la guerra, ayudaría a desentrañar muchos de los efectos concretos de la guerra sobre las poblaciones. El esfuerzo que habría que hacer entonces con la puesta en marcha de ejercicios de la memoria, sería tratar de precisar los aspectos que permitan interrogar la espacialidad en sus diversas dimensiones: física o geográfica, antropológica o significada y, finalmente, corporal.7 Esta aproximación permitiría no sólo saber cómo, con qué, desde dónde funciona la memoria, sino también identificar esas otras dimensiones espaciales de la guerra que creemos trascienden, con mucho, sus componentes geofísicos e involucran componentes más simbólicos y más inmateriales, que tienen que ver con los procesos de significación del territorio, esto es, con las territorialidades, en términos antropológicos pero que, igualmente, involucran el cuerpo, material y simbólico como una espacialidad donde también se desarrolla la guerra y actúa la memoria.

N ADA

COMO LA MEMORIA PARA DESORDENAR EL TIEMPO

Un segundo componente muy importante de la memoria que queremos interrogar aquí es el de su temporalidad. De hecho la memoria es tiempo (Ricoeur, 2003). En efecto, la memoria se construye desde el presente, sobre el pasado y hacia el futuro. O, en términos de Gonzalo Sánchez, el pasado se vuelve memoria cuando podemos actuar sobre él en perspectiva de futuro (Sánchez, 2003, 25). En 14

este sentido, ella tiene la posibilidad, de reconfigurar el tiempo (Ricoeur, 2003) o, en términos nuestros, de desordenarlo . Este desorden y/o estas problemáticas temporalidades de la memoria tampoco terminan de esclarecerse. Podríamos preguntarnos ¿cuál es la relación que se establece entre tiempo y memoria cuando aludimos a ella como: a) una reconstrucción del pasado, b) que se construye desde el presente, c) que debe invocarse solamente en términos de futuro posibles? (Todorov, 2000 y Ricoeur, 2003) ¿Cuál es, pues, la cronología de la memoria o de qué desórdenes temporales 8 estamos hablando al abocar el tema de la memoria? Sin duda, la compleja relación entre tiempo, historia y memoria, tan ampliamente explorada por Ricoeur (1999 y 2003), adquiere aquí todo su significado. En estrecha relación con este problema surge otro: ¿cuál es la temporalidad de la narración al construir o reconstruir memorias? ¿Cuál es el juego o el desplazamiento posible entre estos tiempos y/o cuáles son los otros ordenes temporales que el relato construye? ¿Cuál es la relación que se establece entre el tiempo de la memoria y el tiempo de la narración? Y, finalmente, ¿dónde se anidan esos hitos que marcan el relato? ¿Cómo evidenciar la emoción y la subjetividad en su condición constructora de referentes significantes como marcadora de tiempos? Aquí, al introducir el problema de la subjetividad, se hace importante retomar la diferenciación establecida por Gonzalo Sánchez entre las pretensiones objetivadoras de la historia y, por el contrario, el carácter militante de la memoria. Dice Sánchez: La historia tiene una pretensión objetivadora y distante frente al pasado que le permite atenuar la exclusividad de las memorias particulares (...) La memoria, por el contrario, tiene un sesgo militante, resalta la pluralidad de relatos, inscribe, almacena u omite y, a diferencia de la historia, es la fuerza, la presencia viva del pasado en el presente. La memoria requiere del apoyo de la historia pero no se interesa tanto por el acontecimiento, la narración de los hechos o su reconstrucción como dato fijo sino por las huellas de la


experiencia vivida. (...) Lo que se olvida y se recuerda [dice retomando a Augé] no son los hechos mismos sino la impresión , el sello que han dejando en la memoria (Sánchez, 2003, 24-25).

Esta dimensión subjetiva de la memoria es también resaltada por otro autor, Alejandro Portelli, quien viene trabajando, a través de la historia oral, en la recuperación de las memorias de la guerra en España. Dice Porteli: La paradoja principal de la historia oral y de las evocaciones es de hecho que las fuentes son personas, no documentos. La motivación para narrar consiste precisamente en expresar el significado de la experiencia a través de los hechos: recordar y contar es ya interpre El tar (Portelli, 1994).

lo atrás9 (de ahí las demandas de justicia) y el futuro, desde las potencialidades y/o los beneficios de la memoria, al permitir poner el acento en el futuro. La posibilidad de responder, o al menos, de problematizar la reflexión en este terreno pasa, en primer lugar, por la interrogación a la Historia como disciplina y/o a la capacidad de la historiografía para esclarecer el problema del pasado (y con él el del tiempo), pero remite también a los presentes desde donde se reconstruye el sentido de ese pasado; un pasado que solo es posible reconstruir en el presente. Y remite también, finalmente, y de manera muy importante a los futuros posibles , esto es, a las dimensiones políticas de la memoria en tanto son ellas las que estructuran estas posibilidades. Como lo plantea nuevamente Gonzalo Sánchez:

pasado se

vuelve memoria

un intento de respuesta a las preguntas sobre la memoria, el olvido, la reparación tiene que estar condicionado a un gran esfuerzo de historia critica, de contextualización (...) que nos permita hacer la selección de lo memorable. Un proceso de reapropiación del pasado que nos devuelva el sentido de identidad y de pertenencia y la confianza en el futuro (...) (Sánchez, 2003, 20).

Las preguntas por la temporacuando podemos lidad de y en la memoria cobran, actuar sobre él, en pues, pertinencia y no es fácil desentrañar el asunto. Pasados, presenperspetiva de tes y futuros recorren las reflexiofuturo nes de diferentes autores sin que haya claridad sobre su respectivo papel en la construcción de la memoria. El pasado desde su condición de posibilidad de la memoria. Sin duda, la anterioridad constituye la manera temporal por excelencia de la cosa recordada , de lo Futuro que está, obviamente, en relación con recordado en cuanto tal. Así el referente último la utilización que se haga de ese pasado, esto es, de la memoria sigue siendo el pasado (Ricoeur, con los usos sociales de la memoria y, en ultimo 2003, 22-23). El presente desde la posibilidad de término, con el papel que el pasado debe desemperesignificar el sentido de ese pasado y poder dejarñar en el presente (Todorov, 2000, 17-18), lo que le

7

Es posible pensar incluso que, a la hora de su abordaje, se invierta el orden de prioridad de estas dimensiones espaciales y sea preciso iniciar la búsqueda por la espacialidad corporal.

8

Con desordenes temporales aludimos a los tiempos que juegan en un sentido distinto al tiempo cronológico que conocemos: pasados, presentes y futuros.

9

En esta posibilidad se asientan no sólo los procesos de elaboración del duelo en lo individual (lo psíquico), sino los procesos históricos de ajustar cuentas con el pasado en el caso de las naciones y las sociedades (Ignatieff, 1999).

15


confiere, sin duda, su carácter problemático y político a la hora de resignificar ese pasado con perspectivas de futuro, dado que aquí se juegan no sólo las distintas versiones del pasado que como lo señala Jelin (2002, 6), es una lucha de memorias contra memorias , sino asuntos tan disputados como la verdad histórica. Por lo demás, y en términos de la resignificación de ese pasado, y sus perspectivas de futuro ya conocemos las llamadas de atención de Todorov sobre los usos y/o abusos de la memoria y la diferenciación que establece entre la memoria literal y la memoria ejemplar donde la primera se queda presa del pasado y la segunda, en cambio, se convierte en principio de acción para el presente y es potencialmente liberadora (Todorov, 2000, 30-31). Con todo, el asunto no termina de esclarecerse. Para Vásquez pasado, presente y futuro [deben ser] contemplados no como simples segmentos de un vector cronológico, sino como componentes de una temporalidad significativa. Hacer memoria, dice, no es proceder siguiendo una secuencia lineal de acontecimientos en el tiempo. Mediante nuestra memoria, mediante la construcción que hacemos del pasado y de los acontecimientos conectamos el presente con el pasado y, eventualmente, con el futuro. O, cuando afirma de manera más concluyente, que la memoria evoluciona mediante rodeos y desviaciones construyendo para el momento el relato y su temporalidad. (Vásquez, 2001,124-5). Esto es, su potencialidad estaría dada en el presente. O también porque, como lo plantea Jelin, ubicar temporalmente a la memoria significa hacer referencia al espacio de la experiencia en el presente. Una experiencia de hombres y mujeres concretos que actúan y sufren y que obligan a establecer de otra manera los sentidos de la temporalidad: el presente contiene y construye la experiencia pasada y las expectativas futuras. (Jelin, 2002, 12-13). 16

Esclarecer, en términos teóricos, estas dimensiones temporales de la memoria supone, pues, un juicioso ejercicio de elaboración de una reflexión que pueda dar cuenta de las relaciones que se establecen entre historia y memoria y, de manera muy importante, las que se establecen entre memoria y tiempo (Ricoeur, 2003). Sin duda, la posibilidad de insertar las memorias individuales en un relato histórico que les dé sentido, pasa por darle lugar a una cierta periodicidad de los hechos que ayude a contextualizar sus temporalidades. Con todo, a las dificultades de dilucidar el asunto se le suman las complejas relaciones entre tiempo y memoria cuando se trata de procesos ligados a situaciones violentas, dado que de lo que se trata ahí es de una memoria de sufrimientos más que de acontecimientos (Pécaut, 2003, 125). Pero ¿cómo establecerle una temporalidad al sufrimiento? Adicionalmente porque en el caso colombiano habría que dilucidar también sus temporalidades, al parecer comprometidas, en lo que Pécaut llama el presentismo, una mera secuencia de acontecimientos que va a la par con la discontinuidad temporal. Lo que conduciría a una especie de memoria atemporal , una memoria que apunta a ubicar a los muertos por fuera de cualquier temporalidad y en la cual no se diferencia lo presente de lo pasado (ibíd., 118,120). Una atemporalidad que se manifiesta en la confusión de tiempos, una memoria mítica de la repetición frente a una violencia pasada que nunca ha logrado llegar a ser efectivamente pasado. (ibíd.,122 y ss.). Esa discontinuidad y/o confusión de tiempos tendría asiento en la inmediatez con la cual se vive el evento violento, que se repite casi inmediatamente llegando a desplazar al anterior sin dar ninguna posibilidad de construir relatos colectivos, esto es, de hacer memoria del hecho y por esa vía de integrarlos progresivamente en la historia (ibíd., 122). De alguna manera, y en términos de


las temporalidades del fenómeno, la violencia de hoy estaría cargando con la no inclusión de la VIOLENCIA en el pasado y su percepción de presente perpetuo , comprometiendo aún más la posibilidad de la memoria. Una violencia pues que, hoy como ayer, arrasa sin las debidas contextualizaciones históricas y por tanto sin tiempos. Así las cosas, la pregunta a hacerse es ¿cómo esclarecer, en este caso, la temporalidad de la memoria ligada a la violencia?

L AS

NARRATIVAS DE LA MEMORIA

Un tercer problema, ligado al del(os) espacio(s) y el(os) tiempo(s) de la memoria pero a otro nivel, en tanto los atraviesa a ambos, y que quisiéramos explorar es el que tiene que ver con la narrativa y/ o con el carácter narrativo de la memoria como el mecanismo privilegiado de su construcción. ¿Es posible atribuirle un carácter exclusivamente narrativo a la memoria? ¿Es el relato, el elemento diferenciador entre el recuerdo y la memoria? Para algunos autores, en efecto, la memoria no existe si no es narrada (Vásquez, 2001). Esta afirmación es reforzada por Augé, cuando dice que un recuerdo como impresión, como huella mnésica, aún no constituye la memoria. Al recuerdo (en la psiquis individual) privado, le haría falta palabra, relato para construir memorias. O, cuando plantea claramente que cuando habla de relatos, no alude solamente a las formas literarias consagradas, sino también a los relatos10 que adornan cada vivencia individual, cada vida en trance de vivirse y de narrarse (Auge, 1998, 61). Quizá por eso nos parece más acertada la palabra Re- Memorar, utilizada por Ricoeur, que parece unir, en su forma incluso, el recuerdo a la memoria;

10

la impresión, con el relato que se construye sobre ella. Relato o narración que, por lo demás, le da su dimensión pública al recuerdo. (Ricoeur, 2003, 169). Y que acompaña, de alguna manera, las memorias corporales. Dice Ricoeur: la memoria corporal puede ser actuada (...) pero las pruebas, las enfermedades, las heridas, los traumatismos del pasado, invitan a la memoria corporal a fijarse en incidentes precisos que apelan fundamentalmente a la memoria secundaria, a la rememoración e invitan a crear su relato (ibíd., 62). Para Augé el carácter narrativo de la memoria es todavía más contundente. Para él existe una dimensión narrativa en toda existencia . La vida real que vivimos, se pregunta, ¿no se presenta acaso como un intrincado tejido de historias, intrigas, acontecimientos que afectan a la esfera privada o a la esfera pública, que nos narramos unos a otros con mayor o menor talento y convicción? (Augé, 1998, 39). Esta dimensión narrativa de la existencia humana es aún más clara en relación con la memoria cuando dice que en cuanto nos alejamos del relato, en cuanto renunciamos a plasmar en forma de relato lo que denominamos recuerdo, nos alejamos quizás también de la memoria (ibíd., 29). Así mismo Félix Vásquez insiste en el carácter narrativo que tendría la memoria en tanto es la narración la que articula los acontecimientos (Vásquez, 2001,108), aprovechando, dice retomando a Ricoeur , la virtualidad que tiene de poder reconfigurar el tiempo. El recurso narrativo permite que la memoria quede integrada dentro de la práctica constructiva humana y las personas adquieran sentido y protagonismo al incluirse en el relato. (ibíd., 109). Es por otra parte lo que podemos concluir de la apreciación de Ricoeur sobre lo que llama la memoria declarativa del testimonio que, por lo demás, considera como lo mejor para asegurarnos de que algo ocurrió (Ricoeur, 2003, 191-192). Testi-

Esta concepción sobre el relato parece coincidir con la de Paul Ricoeur para quien el relato es: una composición que reúne una serie completa de acontecimientos conforme a un orden específico [donde] dicho orden nos posibilita hablar del discurso narrativo (Ricoeur, 1999, 92 ).

17


monios que se vuelven relato, narrativa. De hecho, va a plantear que la actividad de testimoniar revela entonces la misma amplitud y el mismo alcance que la de narrar en virtud del claro parentesco entre ambas actividades (ibíd., 212-213). También para Jelin la memoria o el acontecimiento memorable se expresa en una forma narrativa. De ahí su afirmación de que las vivencias pasadas que no pueden ser integradas narrativamente, que conllevan grietas en la capacidad narrativa, son huecos en la memoria (Jelin, 2002, 27-28), silencios, traumas. Con todo y este acuerdo en que la forma narrativa (y/o el relato) parece ser la expresión privilegiada de la memoria, esto es, que no existiría la memoria sin relato, la reflexión en este terreno no resulta para nada simple. La discusión en torno a la narrativa ha involucrado no sólo a los lingüistas, (como lo expresa toda la gama de aproximaciones y enfoques desde quienes propugnan por el estudio de las estructuras internas de la lengua como sistema, pasando por las relaciones entre el uso del lenguaje y el contexto, hasta los análisis del discurso que apuntan a la construcción social del sentido, entre otros debates), sino también a los historiadores (como lo dejan ver, por ejemplo, las discusiones sobre el estatuto epistemológico de la Historia (White, Foucault); la de la ligazón profunda entre la historia y su relato escrito, así como las relaciones complejas entre el manejo del tiempo en el discurso histórico (Ricoeur); las diferencias entre la historia como realidad y la historia como discurso o el discurso historiográfico, (Todorov); las implicaciones del discurso histórico en relación al hacer la historia y/o al contar la historia (De Certeau). Esto sin dejar de lado que el tema ha sido abordado también, y de manera muy extensa y muy profunda, desde la filosofía hermenéutica por Paul Ricoeur, quien le debe al problema de la narrativa, sus mejores obras.11 Sin pretender abordar aquí una reflexión que apenas comenzamos (y que por lo demás sabemos

11

que habría que explorar ampliamente si queremos desentrañar la naturaleza de este componente de la memoria), la pregunta por la forma narrativa de (y en) la memoria podría permitirnos, por lo pronto, señalar uno de los aspectos fundamentales del problema. El que tiene que ver con el poder comunicativo de los relatos y/o las narrativas en su doble dimensión como acto de narrar y como producto (el enunciado narrativo); pero también con sus significaciones y resignificaciones y, finalmente, con los usos y los efectos sociales, simbólicos y cognitivos de esas narrativas. (Mumby, 1993 citado por Contursi y Ferro, 2000, 100). Lo que para efectos del desarrollo de ejercicios de la memoria , v.gr. de la posibilidad de producir actos de habla y recuperar los testimonios presentes en esas narrativas; con la posibilidad también, en términos de significaciones, de resemantizar a través de ellas ese pasado violento en tanto se trata de la memoria, como ejercicio de resignificación del sentido de ese pasado (Ricoeur, 2003) y con los usos políticos o las perspectivas de futuro que de ellas puedan derivarse, reviste una importancia fundamental en la construcción y reconstrucción de la(s) memoria(s) producida en contextos de guerra.

P ALABRAS

FINALES

Con estas tres preguntas o problemas queremos, pues, intentar esclarecer, teóricamente, la naturaleza de estos tres componentes: espacio, tiempo y narración, para poder abordar con mayor precisión el papel que ellos juegan en los procesos de memorialización que hacen las poblaciones en el contexto de la guerra. Creemos que esto ayudaría a perfilar, a futuro y con mayores posibilidades de realización, diversos ejercicios de la memoria y a

Sin duda, para el problema que nos ocupa este autor es referencia obligada. No solamente los textos ya citados, sino también Tiempo y Narración.

18


esclarecer, con mayor precisión teórica , sus modos de funcionamiento. Ayudaría también a potenciar, con mayores posibilidades, sus usos políticos. Permitiría pues, en síntesis, indagar por el juego de las espacialidades y las temporalidades, puestas en obra en la reconstrucción de las memorias de la guerra y ayudaría, finalmente, a desentrañar el carácter narrativo o no de la memoria.

........................ B IBLIOGRAFÍA Archila, Mauricio, 1998, Fuentes orales e historia obrera , en Lulle, Thierry, coordinador, Los usos de las historias de vida en ciencias sociales I, Bogotá, Anthropos/Universidad Externado de Colombia, pp. 281-296.

Pardo, José Luis, 1998, Las formas de la exterioridad, Valencia, Pre-textos. Pécaut, Daniel, 2001, Guerra contra la sociedad, Bogotá, EspasaPlaneta. , 2003, Memoria imposible, historia imposible, olvido imposible , en Violencia y Política en Colombia. Elementos de reflexión, Medellín, ediciones Hombre nuevo/Universidad del Valle. Piscitelli, Adriana, 1998, Pasión, casamiento y poder: tradición oral y memoria en familias latifundistas del café (Minas Gerais, Brasil) , en Lulle, Thierry, coordinador, Los usos de la historia de vida en las ciencias sociales I, Bogotá, Anthropos/Universidad Externado de Colombia, pp. 65-81 Portelli, Alejandro, 1994, La Filosofía y los hechos. Narración, interpretación y significado en las evocaciones y las fuentes orales , en Fundamentos de Antropología, número 3, Granada, España, pp. 33-39. Ricoeur, Paul, 1999, Historia y Narratividad, Barcelona, ICE/ Universidad Autónoma de Barcelona/Paidós. , 2003, La memoria, la historia, el olvido, Madrid, Editorial Trotta, original en francés 2000.

Augé, Marc, 1998, Las formas del olvido, Barcelona, Gedisa.

Sánchez, Gonzalo, 2003, Guerras, Memoria e Historia, Bogotá, Icanh.

Blair, Elsa, 2002, Memoria y Narrativa. La puesta del dolor en la escena pública , en Estudios Políticos, número 21, Instituto de Estudios Políticos (IEP)/Universidad de Antioquia, Medellín, pp. 9-28.

, 2005, Los psicoanalistas, la guerrilla y la memoria , en: Análisis Político, número 54, Iepri/Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, pp. 81-87. Taussig, Michael, 1995, Un gigante en convulsiones, Barcelona, Gedisa, original en inglés 1992.

Castillejo, Alejandro, 2004, Voces desde el sepulcro. Terror, espacio y alteridad en la guerra colombiana , Ponencia presentada al Seminario Internacional (Des)territorialidades y (No) lugares, Medellín, Iner, noviembre 4-6.

Todorov, Tzvetan, 2000, Los abusos de la memoria, Barcelona, Paidós, original en francés 1995.

Contursi, María Eugenia y Ferro, Fabiola, 2000, La Narración, Usos y Teorías, Bogotá, Norma.

Vásquez, Felíx, 2001, La memoria como acción social. Relaciones, significados e imaginario, Barcelona, Paidós.

Ferrándiz, Francisco, 2004, Escenarios del cuerpo. Espiritismo y sociedad en Venezuela, Bilbao, País Vasco, (España), Universidad de Deusto.

Waldenfels, Bernhard, 2004, Habitar corporalmente en el espacio , en: Daimón. Revista de Filosofía, número 32, Universidad de Murcia, España, mayo-agosto, pp. 21-37.

García, José Luis, 1976, Antropología del Territorio, Madrid, Taller de ediciones Josefina Betancur. Ignatieff, Michael, 1999, El honor del guerrero. Guerra étnica y conciencia moderna, Madrid, Taurus, original en inglés 1998. Jelin, Elizabeth, 2002, Los trabajos de la memoria, Madrid, Siglo XXI. Oslender, Ulrich, 2004, Des-territorialización y desplazamiento forzado en el Pacífico colombiano: la construcción de geografías de terror , Ponencia presentada al Seminario Internacional (Des)territorialidades y (No) lugares, Medellín, Iner, noviembre 4-6.



EL CONFLICTO ARMADO EN PANTALLA. NOTICIEROS, AGENDAS Y VISIBILIDADES *

P OR C AMILO A. T AMAYO 1 J ORGE IVÁN B ONILLA 2

*

Artículo recibido en noviembre de 2005. Artículo aprobado en diciembre de 2005.

1

Comunicador Social de la Pontificia Universidad Javeriana con estudios en Sociología en la Universidad Nacional de Colombia. Investigador del Cinep.

2

Comunicador Social Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana y Magíster en Comunicación de la Pontificia Universidad Javeriana.


I NTRODUCCIÓN urante el año 2005, el Proyecto Antonio Nariño3 PAN realizó un monitoreo de las informaciones periodísticas sobre el conflicto armado en Colombia, en las emisiones de 10 noticieros de televisión correspondientes a tres canales nacionales (RCN, Caracol y Canal Uno), tres canales regionales (Tele Antioquia, Tele Pacífico y Tele Caribe) y un canal local (Citytv). El estudio pretendió indagar por la presencia o la ausencia de algunos estándares de calidad informativa en el cubrimiento del conflicto armado, mediante las dos siguientes preguntas de investigación: ¿Qué criterios de calidad periodística asociados a la imparcialidad, la pluralidad, la precisión, la claridad y la diversidad de fuentes, temas y puntos de vista están presentes o ausentes en las agendas de los noticieros de televisión que dan cuenta del conflicto armado interno? ¿Qué prácticas profesionales y condiciones sociales de producción noticiosa inciden en la calidad de la información sobre esta problemática?4 Este proceso contó con el apoyo de la Embajada del Reino de los Países Bajos y es igualmente la continuación de una política del PAN por mejorar la calidad del periodismo colombiano, que inició con la realización de una investigación sobre estándares de calidad periodística en el cubrimiento del conflicto armado colombiano en prensa escrita colombiana en el año 2003.5 Para el estudio de las informaciones del conflicto armado en las noticias de la televisión, en la investigación citada se seleccionó una muestra de 10 noticieros en el periodo comprendido entre el 1 de mayo de 2004 y el 30 de abril de 2005. En total se codificaron 2.116 piezas informativas. El universo de análisis fue la información periodística que se refería de manera directa o indirecta al conflicto armado interno. Para tal efecto, se consideró, no sólo la información sobre las acciones armadas, los escenarios (urbanos y rurales) y los actores bélico-militares-judiciales que intervienen en el conflicto ar22

mado, y que le disputan el monopolio de la fuerza al Estado, sino también las acciones y los escenarios de paz y convivencia, los acuerdos humanitarios y de negociación política entre actores armados, gobierno y sociedad civil. Así mismo, el estudio entendió por unidad de análisis toda información periodística que contiene: un titular + una entrada o planteamiento (in) + unos recursos audiovisuales. El presente artículo se propone dialogar con algunos resultados obtenidos por esta investigación.6 Para tal efecto, se centra en los modos de aparición y visibilidad de los actores del conflicto armado colombiano. Nuestra inquietud es profundizar en las modalidades de la visibilidad, las formas del relato y en los modos de construcción narrativa. La pregunta que guía este ejercicio es ¿Cómo aparecen en los relatos de los noticieros de televisión los actores relacionados directa o indirectamente con el conflicto armado? Los resultados que a continuación se exponen provienen de un análisis de contenido, que se define como un método de estudio que de forma sistemática, objetiva y cuantitativa busca medir determinadas variables en los mensajes de los medios de comunicación (Wimmer y Dominick, 1996, 168). Es un estudio sistemático, porque los contenidos sometidos al análisis son seleccionados conforme a unas reglas persistentemente aplicadas; es objetivo, porque las definiciones operativas y las reglas de clasificación de las variables objeto de estudio deben estar lo suficientemente explícitas como para que analistas diferentes puedan repetir el proceso y llegar al mismo punto; y es cuantitativo, porque el propósito de esta técnica es lograr una representación precisa del conjunto de una serie de mensajes. Como tal busca sintetizar resultados y darlos a conocer con una mayor economía de palabras. Las variables sobre las cuales se quiere hacer énfasis en este artículo están articuladas en tres categorías de estudio: los modos del relato, que pretenden indagar cómo el relato periodístico ubica el conflicto en unas topografías de la información de la agenda; los rostros del relato, que buscan identificar qué sujetos o fuentes son visibles u opacados


en las estructuras noticiosas; y los asuntos del relato, que intentan determinar qué temas conforman las agendas informativas que sobre el conflicto armado colombiano construyen las empresas informativas y a cuales se les da mayor o menor relevancia. El artículo está dividido en tres partes. En la primera parte, se realiza una entrada teórica a partir de las categorías conceptuales de campo, representación y visibilidad; en la segunda parte se presentan los resultados de la investigación junto con una breve descripción y análisis de los mismos y, finalmente, la tercera parte expone algunos comentarios y conclusiones. Vale la pena aclarar que el concepto de conflicto armado interno que acoge este artículo corresponde al modo en que éste término se utiliza en el Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949, relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados sin carácter internacional (Protocolo II).7 Además es preciso anotar que Colombia es Alta Parte Contratante de los Convenios de Ginebra de 1949 y de sus dos Protocolos Adicionales del 8 de junio de 1977, incorporados en la Legislación Interna mediante las Leyes 5ª de 1964, 11 de 1992 y 171 de 1994.

M EDIOS DE COMUNICACIÓN , VISIBILIDAD Y SIGNIFICACIÓN Las representaciones que los medios de comunicación construyen de los diversos actores, que hacen parte del conflicto armado en Colombia, son relevantes para la creación de las mentalidades e imaginarios que en la opinión pública se establecen de cada uno de los actores. La legitimación o negación de estas narrativas conduce a una lucha por el sentido que estas acciones, dinámicas, desarrollos y propuestas pueden presentar en la conciencia colectiva de la sociedad. A partir de lo anterior, los medios de comunicación deben ser vistos como arenas o campos centrales, en donde cada uno de los actores del conflicto desarrolla una lucha por la significación, por el sentido, en la medida en que busca estar representado o aparecer de una manera determinada según su interés (Wolsfeld, 1997). Es por lo anterior que la información puede ser vista como un recurso estratégico, mediante el cual cada uno de estos actores busca crear marcos de interpretación determinados y adquiere una imagen definida ante la sociedad sobre sus comportamientos en pos de la paz o la guerra. A partir de los planteamientos del sociólogo francés Pierre Bourdieu se puede determinar que la

3

El Proyecto Antonio Nariño es una alianza que adelanta iniciativas para la defensa de la libertad de expresión y el derecho a la información, conformada por la Asociación Nacional de Diarios Colombianos, Andiarios; la Friedrich Ebert Stiftung en Colombia, Fescol; la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, Fnpi; la Fundación para la Libertad de Prensa, Flip y Medios para la Paz, MPP; instituciones vinculadas con el tema de la libertad de prensa y la calidad periodística en Colombia. Mayor información: www.alianza-pan.org

4

El equipo de investigación estuvo conformado por Germán Rey, Director del proyecto; Jorge Iván Bonilla, Investigador principal; Patricia Gómez, Investigadora de campo; Camilo Tamayo, Coordinador; Andrés Medina, Asesor estadístico; y por asistentes de investigación José Ignacio Ardila, Angélica Gallón, Marcela Niño, Natalia Polo y Julián Penagos.

5

Rey, Germán, et. al., 2004, Calidad informativa y cubrimiento del conflicto, Bogotá, Proyecto Antonio Nariño.

6

Para consultar los resultados generales de esta investigación, véase Varios autores (VV. AA), 2005, La televisión del conflicto. La representación del conflicto armado en los noticieros de televisión, Bogotá, Proyecto Antonio Nariño.

7

A este respecto, el Artículo 1º, del título I de dicho Protocolo dice lo siguiente: El presente Protocolo, que desarrolla y completa el artículo 3o. común a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949, sin modificar sus actuales condiciones de aplicación, se aplicará a todos los conflictos armados que no estén cubiertos por el artículo 1o. del Protocolo adicional a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados internacionales (Protocolo I) y que se desarrollen en el territorio de una Alta Parte contratante entre sus fuerzas armadas y fuerzas armadas disidentes o grupos armados organizados que, bajo la dirección de un mando responsable, ejerzan sobre una parte de dicho territorio un control tal que les permita realizar operaciones militares sostenidas y concertadas y aplicar el presente Protocolo . Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949, relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados sin carácter internacional (Protocolo II), consultado en: http://www.hchr.org.co/ documentoseinformes/documentos/html/pactos/prot_II_adicional_convenios_ginebra.html

23


visibilidad y los regímenes de la misma, se transforman en una tensión entre los diversos actores del campo por la búsqueda de algún tipo de poder, en especial el simbólico, donde su posicionamiento pasa y se articula gracias a los relatos y las representaciones que construyen o se hacen sobre los mismos (Bourdieu, 1988). Precisar que la conformación de las agendas periodísticas ayudan a organizar y transformar los entramados simbólicos que conforman las estructuras sociales, es reconocer que los medios de comunicación en la actualidad crean nuevas formas de acción e interacción en la sociedad, nuevos tipos de relaciones sociales y nuevas maneras de relacionarse con los otros y con uno mismo (Thompson, 1997, 17), donde el sentido se instrumentaliza a través de la pieza periodística y donde se pueden rastrear estructuras de poder que dinamizan los campos sociales. Siguiendo a Patricia Safa (2002) las relaciones de poder se construyen en lo simbólico, articulando básicamente lo económico con lo político, y las empresas periodísticas ayudan en la producción y distribución de bienes de sentido donde es posible distinguir reconocimientos históricos sociales que dan posiciones de poder. Determinar incluso que tipo de habitus8 presentan los noticieros de televisión es una forma valida para intentar comprender como se representan en sus relatos lo objetivo y lo subjetivo. En suma, lo práctico (las piezas periodísticas) ayuda a descubrir lo estructurante (esquemas interiorizados que reproducen las representaciones que sobre lo social se realizan) y desde allí a tener marcos de referencia que determinan la comprensión sobre el tipo de dinámicas que prevalecen sobre otras y sobre los tipos de significaciones que se dan hegemónicamente en las esferas públicas. Teniendo en cuenta lo anterior, observamos que las categorías de representación y representaciones se reconfiguran completamente al captar que se cruzan con los conceptos de campo y de poder. Uno de los elementos más interesantes de analizar es cómo a través de la representación (es) se determina el lugar que un actor social ocupa en un campo definido y cómo se pueden rastrean las tensiones 24

con los otros actores. Ya Robert Farr nos recordaba que las representaciones sociales aparecen cuando los individuos debaten temas de interés mutuo o cuando existe el eco de los acontecimientos seleccionados como significativos o dignos de interés por quienes tienen el control de los medios de comunicación. De ahí que la representación se vuelva determinante al permitir descubrir y organizar la realidad constituyendo un sistema de valores, ideas y prácticas con una función doble: primero, estableciendo un orden que permita a los individuos orientarse en su mundo material y social y dominarlo; segundo, posibilitando la comunicación entre los miembros de una comunidad proporcionándoles un código para el intercambio social y un código para nombrar y clasificar sin ambigüedades los diversos aspectos de su mundo y de su historia individual y grupal (Farr, 1983, 655); desmantelando con lo anterior la importancia de instrumentar la visibilidad como herramienta para la estructuración social a partir de la representación . El régimen de visibilidad, según Gerard Imbert, se define como la escenificación y puesta en imagen de la violencia, o también como el espacio de publicidad en el cual los sujetos intervienen y disputan los temas de agenda y el modo como deben ser representados. Este concepto se refiere a la manera como los actores que se encuentran inmersos en una guerra o conflicto, buscan a través de los mensajes, ganar un lugar de aparición, un lugar de visibilidad a través del cual puedan hacer público su discurso, su intencionalidad. Este régimen de visibilidad, en momentos de confrontaciones bélicas, se convierte en un régimen de visibilidad opaco en donde se presenta ambigüedad dentro de la comunicación y en las representaciones del conflicto, de la paz y de sus actores. En este régimen opaco la comunicación se ve permeada por las lógicas de la guerra y de sus actores, adquiriendo un status estratégico en la medida en que cada uno de los bandos buscará emitir información guiada que permita encubrir sus intenciones reales y desvirtuar las del enemigo. Esto se entiende partiendo de que mientras las agendas informa-


tivas de los medios de comunicación buscan hacer visible la guerra o la paz, los guerreros intentan a toda costa hacer invisible sus acciones y decisiones, por lo menos las que no les favorecen, las que no quieren exponer a la visibilidad de todos y por tanto al debate público. Al ser reconfigurado entonces lo público y lo privado de acuerdo con la anterior dinámica, la información se convierte en un campo de negociación y de lucha estratégica por el control de las significaciones. Si se entiende la figura de lo público como lo visible, lo reconocido, lo que es de todos y lo que involucra los intereses comunes; se puede afirmar que esta luz plena que conlleva la vida pública cada vez más está en contacto con esa luz crepuscular que es la vida privada. Los medios de comunicación, como estructuras de producción simbólica, son elementos determinantes para que las mixturas entre estos dos conceptos se lleven a cabo y que los linderos establecidos con anterioridad sean cada vez más difíciles de establecer claramente (Bauman, 2002 y Beck, 1998). Los diferentes actores del conflicto, entonces, llevan a cabo disputas, tanto políticas y sociales como económicas, con el fin de legitimar su discurso en la esfera pública. Es claro que dentro de un conflicto la información es vista como un recurso escaso y estratégico, a través del cual se gestionan significados y se produce sentido, razón por la cual

8

es evidente que los agentes con capacidad comunicativa como los periodistas, individuos, grupos e instituciones busquen administrar la información de acuerdo con sus necesidades con el fin de hacer parte de ese régimen de visibilidad que se establece en momentos de conflicto. Es necesario entender entonces al periodismo como un campo intelectual y profesional en el que existen relaciones de autoridad, dominación, legitimidad, credibilidad, oposición, autonomía y consenso entre sus integrantes, quienes están en una lucha constante por definir los temas verdaderamente importantes y trascendentales para el campo. De acuerdo con esta concepción del periodismo, es necesario entender como en estados de guerra se pone en juego su estabilidad y credibilidad, debido a que se convierte en un objeto de disputa, por su mismo insumo de información estratégica y por sus repercusiones sociales e históricas.

A LGUNOS

RESULTADOS E HIPÓTESIS

Los modos del relato Como se precisó anteriormente, el relato, y la ubicación del mismo dentro de la estructura infor-

Para Bourdieu (1988, 170-171) el habitus se define como: Estructura estructurante, que organiza las prácticas y la percepción de las prácticas [...] es también estructura estructurada: el principio del mundo social es a su vez producto de la incorporación de la división de clases sociales. [...] Sistema de esquemas generadores de prácticas que expresa de forma sistémica la necesidad y las libertades inherentes a la condición de clase y la diferencia constitutiva de la posición, el habitus aprehende las diferencias de condición, que retiene bajo la forma de diferencias entre unas prácticas enclasadas y enclasantes (como productos del habitus), según unos principios de diferenciación que, al ser a su vez producto de estas diferencias, son objetivamente atribuidos a éstas y tienden por consiguiente a percibirlas como naturales .

25


mativa de un medio de comunicación, permite determinar los grados de interés, relevancia y significación que las empresas periodísticas le dan a ciertos hechos sociales. El análisis sobre la construcción de la agenda informativa permite igualmente rastrear los tipos de selección que sobre la realidad se establecen de acuerdo con unas lógicas de producción presentes o ausentes. Por ello, observemos como un tema tan sensible para la sociedad colombiana, como lo es el del conflicto armado, permea las conformaciones de los espacios informativos en la televisión colombiana. ¿Cuánto despliegue le brindan los noticieros de televisión colombianos al tema del conflicto armado? ¿En promedio cuál es la duración específica de las informaciones sobre el conflicto armado? La tabla 1 muestra los resultados desagregados, según la cobertura de los noticieros. En aquellos nacionales, el 43% de las informaciones oscila en el rango de los 30 segundos y el minuto; mientras que en los regionales, el 67% de las informaciones se encuentra en los rangos superiores al minuto, pero inferiores a los dos minutos. En el noticiero local es donde más variaciones existen, ya que es el noticiero que mayor porcentaje tiene de informaciones que duran menos de 30 segundos (así ocurre en el 30% de los casos), pero a su vez es el que más informaciones tiene superiores a los dos minutos (así sucede en el 23% de los casos). Ahora bien, si el conflicto armado no supera el 15% del tiempo total de los noticieros y, en promedio, es una información que alcanza el minuto-diez y seis segundos de duración, ¿cuál es su importancia con respecto a otras agendas informativas de los noticieros? Dicho en otras palabras, ¿con qué asuntos del acontecer noticioso suelen iniciar los noticieros sus respectivas emisiones? En la figura 1 se observa que el conflicto armado es el principal asunto de la nota de inicio, seguido por las informaciones que abordan el crimen y la delincuencia, y por las que se refieren a problemas sociales (servicios públicos, situaciones de riesgo, necesidades básicas insatisfechas, protestas sociales, entre otras). Según esto, el 41% de las notas de inicio presentan 26

Tabla 1 Duración de las notas periodísticas según la cobertura de los noticieros

Cubrimiento Duración Local

Nacional

Regional

<= 30"

30%

21%

5%

31" - 60"

11%

22%

16%

61" - 90"

23%

34%

45%

91" - 120"

12%

15%

22%

120" +

23%

7%

12%

informaciones relacionadas con la violencia estructural que vive el país, bien sea en clave de conflicto armado (26%), o ya sea en el eje temático de la criminalidad y la delincuencia (15%). Al desagregar los resultados de la figura anterior, según la cobertura de los noticieros, se pueden apreciar algunos resultados interesantes. Por ejemplo, los regionales abren sus emisiones con temas relacionados con el conflicto armado (29%), el crimen-delincuencia (24%) y con problemáticas sociales (12%). Por su parte, en los nacionales, la nota de inicio preponderante es el conflicto armado (28%), seguido de asuntos internacionales (17%) y Estadopolítica-justicia (13%). En el noticiero local analizado en este estudio, la nota de inicio preponderante son los problemas sociales (48%), seguida de los asuntos relacionados con el crimen-delincuencia (13%), el conflicto armado (6%) y la economía-crecimiento (6%). ¿Qué pasa al desagregar la información de la nota de inicio relacionada con el conflicto armado en categorías más específicas? La tabla 3 muestra que son los asuntos relacionados con lo bélico-militar (combates, operaciones militares, acciones de grupos armados y deserciones, entre otros) y lo jurídico-judicial (capturas, allanamientos, fallos y procesos judiciales, entre otros) los que concentran la agenda específica del conflicto armado cuando este


Figura 1 Asuntos de la nota de inicio

Otros

5% 1%

Convivencia y DDHH

1% 2% 2%

Cultura y estilos de vida

4%

Ecosistema y medio ambiente

6% 6%

Estado, política y justicia

9% 9%

Problemas sociales

14% 15%

Conflicto armado

26%

0%

5%

10%

es nota de inicio, por encima de los temas que conciernen a la política interna y a los derechos humanos-sociedad civil, que no acostumbran obtener relevancia en cuanto nota de inicio. Así, mientras en los noticieros nacionales (34%) y regionales (37%), lo bélico-militar representa el primer asunto de marcación en las informaciones del conflicto armado, en el noticiero local es lo jurídico-judicial (40%) la información de mayor relevancia, cuando el conflicto armado es objeto de la nota de inicio. ¿Además de la nota de inicio, qué relevancia tiene la información del conflicto armado en la estructura de producción informativa de los noticieros? La figura 2 muestra que ésta es una información medianamente relevante. De las 2.116 piezas periodísticas analizadas, el 48% aparece en los titulares que dan inicio a las emisiones de los noticieros, mientras que el 2% aparece como información de última hora. El restante 50% que no aparece en la figura corresponde a las informaciones que no están enlazadas a titulares. ¿Qué narrativas periodísticas tienen más presencia para informar sobre los asuntos relacionados

15%

20%

25%

30%

Tabla 2 Asuntos de la nota de inicio según la cobertura de los noticieros Nota de inicio Asuntos nota de inicio

Cobertura Local

Nacional

Regional

Estado, política y justicia

1%

13%

7%

Cultura y estilos de vida

0%

1%

3%

Salud, ciencia y tecnología

0%

2%

2%

Ecosistema y medio ambiente

4%

8%

4%

Conflicto armado

6%

28%

29%

Crimen y delincuencia

13%

8%

24%

Problemas sociales

48%

7%

12%

Economía y crecimiento

6%

6%

6%

Convivencia y DDHH

1%

1%

0%

Asuntos internacionales

1%

17%

3%

Tendencias

0%

0%

2%

Deportes

5%

5%

2%

Otros

15%

2%

6%

27


Tabla 3 Asuntos del conflicto armado como nota de inicio según la cobertura de los noticieros

Cobertura Tema conflicto armado Local

Nacional

Regional

Bélico - Militar

20%

34%

37%

DDHH - Sociedad Civil

20%

9%

12%

Economía - Infraestructura

20%

27%

11%

Jurídico - Judicial

40%

16%

18%

Política interna

0%

11%

18%

Asuntos internacionales

0%

0%

1%

Otros

0%

3%

3%

con el conflicto armado? Como se observa en la figura 3, los géneros más utilizados son aquellos en los que prima el recuento inmediato de los hechos

y el registro de lo que está sucediendo. Según esto, el conflicto armado se está narrando bajo las lógicas estructurales de la noticia y las breves-mixer. Así ocurre en el 94% de las informaciones, mientras que las narrativas más interpretativas, que ofrecen elementos más contextuales, vivenciales y testimoniales, apenas sí obtienen, sumadas en conjunto, el 6% de los géneros periodísticos utilizados. ¿En qué lugares geográficos ocurren los acontecimientos? Dicho de otro modo, ¿cuál es la geografía de la información sobre el conflicto armado en Colombia? La tabla 4 muestra algunos datos interesantes. Mientras en el consolidado general del estudio la geografía municipal-rural-regional representa el 43% del epicentro de los acontecimientos del conflicto armado, en los rangos de cobertura de los noticieros este porcentaje sufre algunas variaciones. Así, en los regionales, la geografía municipal-rural-regional es el epicentro mayoritario de las informaciones, con el 68% de los casos (zonas rurales + cabeceras municipales + departamentos-regiones + vías intermunicipales); en los nacionales esta geografía es también la más relevante, aunque baja

Figura 2 Relevancia de la información

60% 50%

48%

40% 30% 20% 10% 2%

0% Titulares

28

Última hora


Figura 3 Géneros periodísticos

80% 75%

70% 60% 50% 40% 30%

19%

20% 10% 0%

Noticia

Breves-Mixer

2%

1%

1%

1%

1%

CrónicaReportaje

Informe Especial

Entrevista

Análisis

Otro

al 37% de los casos. En el noticiero local, por su parte, el epicentro más protagónico es Bogotá-ciudades capitales, que concentra el 51% del epicentro de las informaciones. Vale la pena destacar la disminución del porcentaje de las informaciones que no especifican el epicentro de los acontecimientos en los noticieros regionales, lo que se puede interpretar de dos maneras: o bien, hay mayores criterios de identificación por parte de los noticieros regionales cuando informan sobre acontecimientos del conflicto armado, que además están localizados en lugares específicos; o existe una menor presencia de modalidades de información periodística basada en las declaraciones y las reacciones a los hechos, que son las que menos suelen identificar el epicentro de los acontecimientos. A partir de los datos anteriores es posible afirmar que el conflicto armado presenta una relevancia importante en las agendas de la información que construyen los noticieros de televisión del país, en especial de los regionales. Esto se comprueba al examinar, por ejemplo, que es tema de nota de inicio en un 26% de los casos y que se ubica en los

titulares en un 48%. Si partimos de la base de que las informaciones ayudan a configurar los imaginarios y mentalidades que sobre el conflicto armado construye la sociedad colombiana (Pnud, 2003, 3) toma relevancia analizar dos elementos: qué actores gozan de mayor visibilidad que otros y qué temas o asuntos ayudan a crear o transformar los imaginarios que sobre el conflicto armado se han creado históricamente.

L OS

ROSTROS DEL RELATO

Los rostros del relato agrupa los protagonistas de la información, bien sea en calidad de sujetos o de fuentes. Se debe entonces realizar una distinción entre fuentes y sujetos de la información. Se entiende por fuentes de la información a los individuos, grupos sociales e instituciones de la sociedad que tienen la capacidad de nombrar con voz propia la realidad, esto es, que tienen poder de habla. Por su parte, los sujetos de la información 29


son aquellos individuos, grupos sociales, instituciones, categorías y objetos animados e inanimados de quienes se dice algo; en esta medida, los sujetos se caracterizan porque de ellos se habla, pero no tienen voz propia, ni directa ni indirectamente, en la información. La figura 4 muestra el número de fuentes citadas, de manera directa o indirecta, por la información. Si se suman las informaciones elaboradas con cero fuentes y aquellas que citan una fuente, se obtiene que ambas suman el 62% de los casos, lo cual es una cifra preocupante a la hora de abordar cuestiones relacionadas con la pluralidad y la diversidad de voces con las que se confecciona la información sobre el conflicto armado. Caso contrario ocurre con las informaciones que citan dos o más fuentes, que alcanzan, en conjunto, el 38% de los casos. Así mismo, se destaca la presencia de la fuente única como el recurso informativo más preponderante en las agendas noticiosas del conflicto armado. Cerca de la mitad de las informaciones tienen una fuente. Al desagregar el número de fuentes citadas por la información, según la cobertura de los noticieros, se obtienen resultados más específicos, tal y como lo muestra la tabla 5. Los noticieros nacionales ela-

Tabla 4 Epicentro de los acontecimientos según la cobertura de los noticieros

Epicentro de los acontecimientos

Cobertura Local

Nacional

Regional

Bogotá

39%

23%

1%

No especifica

15%

20%

7%

Zonas rurales

11%

16%

14%

Cabeceras municipales

6%

11%

31%

Ciudad capital

12%

10%

22%

Departamentos-Regiones

9%

7%

22%

Latinoamérica

6%

6%

1%

Vías

1%

3%

1%

Estados Unidos

0%

3%

0%

Europa

0%

1%

0%

Fronteras

0%

1%

0%

Otros países

1%

0%

0%

Figura 4 Número de fuentes citadas

>3

6%

3

9%

2

23%

1

46%

0

16%

0%

30

10%

20%

30%

40%

50%


boran sus informaciones con cero fuentes, o máximo una fuente, en el 62% de los casos; en los noticieros regionales el promedio es similar: el 63% de las informaciones tienen como máximo una fuente; mientras que en el noticiero local, esta cifra alcanza el 75% de las informaciones. Así mismo, se observa que el uso de una fuente es el porcentaje predominante en los distintos noticieros. Vale la pena resaltar que la ausencia de fuentes noticiosas está directamente relacionada con el uso de las breves-mixer, que es un género periodístico que presenta las informaciones del conflicto armado mediante el concurso del presentador, o con una voz en off que no acostumbra citar fuentes. La figura 5 muestra la calidad de los puntos de vista de las fuentes que hablan con voz propia (fuentes directas) en la información.9 Según los resultados, el contraste de los puntos de vista que ofrecen las fuentes no es la opción más utilizada por los noticieros: solamente el 25% de las informaciones contrastan los puntos de vista de las fuentes directas. En el 62% de los casos, los puntos de vista ofrecidos por las fuentes que se refieren a algún tópico del conflicto armado emiten testimonios-versionesconocimientos-datos cuya finalidad es ofrecer más información (no necesariamente idéntica) sobre el asunto en cuestión, es decir, son testimonios que amplían, desde otras perspectivas, el asunto tratado por la información; mientras que el 13% son informaciones en que las fuentes citadas reiteran lo ya dicho, o hacen énfasis en el mismo tópico del que se habla. ¿Cuál es la relación entre el número de fuentes con voz directa que aparecen en la información y la calidad de los puntos de vista que estas fuentes ofrecen? La figura 5 muestra que a mayor número de fuentes con voz directa, corresponde un mayor contraste de sus puntos de vista. Como se observa, los porcentajes de las informaciones que contrastan las versiones aumentan, a medida en que se

9

Tabla 5 Número de fuentes citadas según la cobertura de los noticieros Cobertura

Número de fuentes

Local

Nacional

Regional

0

25%

16%

16%

1

50%

46%

47%

2

9%

24%

23%

3

7%

9%

9%

>3

8%

6%

5%

incrementa el número de fuentes citadas con voz directa. Esto equivale a decir que la presencia de dos fuentes con voz propia en la información no garantiza el contraste de los puntos de vista; por el contrario citar dos fuentes directas está más asociado a la ampliación de las versiones que al contraste de las mismas. Ahora bien, si el contraste de los puntos de vista de las fuentes citadas es directamente proporcional al número de fuentes que aparecen en la información, ¿qué relación existe entre las características de los géneros informativos y el número de fuentes citadas? La tabla 6 muestra algunos resultados interesantes. La fuente única predomina en la noticia; la ausencia de fuentes es una característica relevante de las breves-mixer; la entrevista, como es apenas lógico, descansa en una sola fuente; igual sucede con el análisis. Por su parte, la crónica, el reportaje, el informe especial y el perfil, aunque escasos en los resultados generales de este estudio (ver figura 9), son los géneros que utilizan el mayor número de fuentes. En todos ellos, el porcentaje de dos o más fuentes es superior al de cero y/o una fuente.

En este gráfico la medición se llevó a cabo sobre el 32% de piezas periodísticas que tienen dos o más fuentes directas , es decir, que hablan con voz propia en la información. No se tomaron en cuenta las informaciones que citan las fuentes de manera indirecta.

31


Figura 5 Puntos de vista según el número de fuentes citadas (con voz propia)

68%

70%

61%

60%

50% 42%

50% 40%

28%

30% 20%

17% 15% 11%

8%

10% 0% 2

3 Reiteran

Amplían

¿Cuál es la presencia como fuentes de la información de las mujeres y los hombres?10 Como se observa en la figura 6 hay una notoria masculinización de la agenda informativa del conflicto armado: este es un conflicto bélico en el que los hombres son protagonistas por partida doble: en los hechos y en el relato público de esos hechos. Aquí la pregunta es ¿quiénes son y de qué hablan las fuentes femeninas? Según los resultados, esas fuentes no son autoridades , analistas o voces expertas en el tema, sino, y sobre todo, madres de familia, familiares, vecinas y mujeres testigos de hechos, es decir, voces femeninas que hablan desde el dolor, el drama y la tragedia. ¿Quiénes son las fuentes que en la información tienen la capacidad de nombrar con voz propia la realidad? Y a su vez, ¿cuáles son los sujetos que aparecen en las noticias, pero sin posibilidad de asumir con voz propia los asuntos relacionados con el conflicto armado? La figura 7 ofrece algunos resultados que vale la pena comentar. Por una parte, es mayoritaria la presencia de las fuentes oficiales en la información (Gobierno + Fuerza Pública + Estado). El 55% de las informaciones sobre el con32

>3 Contrastan

flicto armado se construye con este tipo de fuentes, mientras el 29% lo hace con fuentes de la denominada sociedad civil (organizaciones sociales + sujetos sociales). Del mismo modo, se destaca la presencia de la comunidad internacional como fuente Tabla 6 Número de fuentes citadas según los géneros de la información Género periodístico

Número de fuentes 0

1

2

3

>3

Noticia

7%

48%

28%

11%

7%

Breve - Mixer

55%

41%

4%

0%

0%

Entrevista

5%

85%

10%

0%

0%

Crónica - Reportaje

7%

33%

30%

20%

11%

Análisis

17%

61%

17%

6%

0%

Informe Especial

4%

26%

13%

9%

48%

Perfil

0%

13% 38%

50%

0%


Figura 6 Identidad de las fuentes

100% 82%

80% 60%

40% 20%

14% 4%

0% Femenina

de la información, con una cifra que iguala a los poderes del Estado.11 Por otra parte, si se comparan los resultados de las fuentes y los sujetos de la información se obtienen otros datos también interesantes: el sector oficial es más fuente (55%) que sujeto (30%), mientras que la sociedad civil no organizada (es decir, los sujetos sociales) son más sujetos (18%) que fuentes (17%). En este punto, vale la pena destacar la presencia de los grupos armados ilegales. Estos apenas son fuente en el 6% de los casos, pero su presencia como sujetos de la información (41%) sufre un incremento relevante. De ellos se habla, pero no hablan. En resumen, en esta figura se destaca que los grupos,

Masculina

Documentos - Cifras

sectores o instituciones de la sociedad que aumentan ponderablemente su presencia en las agendas de los medios, cuando pasan de ser sujetos a convertirse en fuentes de la información, son el sector oficial12 y las organizaciones sociales establecidas, lo cual está directamente relacionado con un proceso que Michael Schudson denomina la burocratización de la verdad (Schudson, 1992, 141-159). A mayor legalidad, legitimidad social y autoridad en una zona temática de la realidad, más posibilidades existen para que unos actores específicos de la sociedad puedan relatar con voz propia el conflicto armado. ¿Qué sucede al desagregar las fuentes de la información según la cobertura de los noticieros?

10

Para esta medición solamente se tomaron las fuentes directas , es decir, aquellas que hablan con voz propia en la información.

11

Dentro de este 10% que suman los poderes del Estado, el Congreso es fuente en el 50% de las informaciones, seguido de la Fiscalía con el 25%, la Defensoría del Pueblo y la Procuraduría con el 6%; mientras que las Cortes-Tribunales obtienen el 5% y los Consejos-Asambleas el 4%. Así mismo, dentro del 10% que engloba a la comunidad internacional, los Gobiernos de América Latina son fuentes de la información en el 37% de los casos, seguido de los organismos multilaterales, con el 25%; el Gobierno de los Estados Unidos, con el 19% y la sociedad civil internacional, con el 7%.

12

Entre las fuentes del sector oficial , vale la pena destacar que el Gobierno suele descansar como fuente de la información durante los fines de semana. Así, mientras que el Gobierno es fuente, de lunes a viernes, en el 26% de las informaciones, en los fines de semana baja al 20%; cifra contraria a la de la Fuerza Pública, que pasa del 20% como fuente durante los días hábiles de la semana, al 26% en los fines de semana. Por su parte, cuando los grupos armados ilegales aparecen como fuentes de la información esto ocurre con más frecuencia los fines de semana , estos pasan del 5% de ser fuentes, de lunes y viernes, al 8% los fines de semana.

33


Según los resultados de la tabla 7, la fuente oficial (Gobierno + Fuerza Pública + Estado) sigue siendo la de mayor relevancia. Así ocurre en el 56% de las informaciones de los noticieros nacionales, en el 52% de los noticieros regionales y en el 54% del noticiero local. Llama la atención la menor presencia de la Fuerza Pública y de la comunidad internacional en las informaciones de los noticieros regionales, pero también la mayor presencia de estas mismas fuentes en el noticiero local. En los noticieros nacionales se destaca el descenso que sufren las fuentes de la sociedad civil (organizaciones sociales + sujetos sociales) en comparación con los resultados de los otros noticieros Ahora bien, ¿qué ocurre al discriminar cada uno de estos grupos, sectores o instituciones de la sociedad en categorías más específicas? La figura 8 muestra un acercamiento al consolidado de las fuentes del Gobierno13 y la Fuerza Pública.14 En el caso del Gobierno se destaca la presencia de fuentes del orden central-nacional (Presidencia + Ministerios + Oficina del Alto Comisionado) que sumadas alcan-

Tabla 7 Las fuentes de la información según la cobertura de los noticieros

Fuentes de la información

Cubrimiento Local

Nacional

Regional

Gobierno

25%

24%

27%

Fuerza Pública

26%

21%

19%

Sujetos sociales

23%

15%

24%

Comunidad internacional

12%

12%

4%

Estado

3%

11%

6%

Organizaciones sociales

6%

11%

15%

Grupos armados

5%

6%

6%

Otros

0%

0%

0%

Figura 7 Fuentes y sujetos de la información

Otros

0% 41%

Grupos armados Ilegales 5%

Estado

6% 10% 8%

Comunidad internacional

10% 5%

Organizaciones sociales

12% 18%

Sujetos sociales

17%

12%

Fuerza Pública

20% 13%

Gobierno

25%

0%

5%

10%

15%

20% Fuentes

34

25% Sujetos

30%

35%

40%

45%


zan el 16% de las fuentes del Gobierno, que como se pudo observar obtienen el 25% del total de fuentes de la información (ver figura 8). Esta cifra es más drástica en los noticieros nacionales, en los cuales el promedio de las fuentes gubernamentales del orden central-nacional sube al 19%; mientras que en los noticieros regionales este porcentaje baja al 9%. En estos noticieros las fuentes del orden regional-departamental concentran el 19% de las fuentes de Gobierno. En el gráfico de la Fuerza Pública, los resultados generales señalan un mayor protagonismo de las Fuerzas Militares sobre la Policía como fuentes de la información. Esta primacía de la fuente militar es clara en los noticieros regionales (10% de las Fuerzas Militares frente al 7% de la Policía) y en los noticieros nacionales (9% de las Fuerzas Militares frente al 7% de la Policía), pero se invierte en el caso del noticiero local: allí la Policía es fuente en el 16% de las informaciones, mientras las Fuerzas Militares lo son en el 5%. Como se puedo apreciar, la Fuerza Pública corresponde al 20% de las fuentes del consolidado general. En ambos casos, los sectores del Gobierno y la Fuerza Pública son más fuentes que sujetos de la información. Hablan más que de lo que de ellos se habla. Así mismo, cuando se desagregan los resultados generales que comprometen a la sociedad civil organizada (las organizaciones sociales)15 y la sociedad civil no organizada (los sujetos sociales),16 tanto en calidad de fuentes como sujetos de la información, se observan algunos datos interesantes. Según los resultados de la figura 9, estamos en presencia de una información televisiva en la que la sociedad civil obtiene protagonismo en el relato pe-

riodístico por partida doble: como víctima, desplazada y/o testigo de los hechos del conflicto armado, o como voz experta-autorizada en las dinámicas de la confrontación y/o negociación política del conflicto, que es lo que se aprecia en los porcentajes que señalan la aparición de las víctimas, los desplazados y los testigos, por una parte, y de los académicos, la Iglesia y las organizaciones-movimientos sociales, por la otra. Cabe resaltar la mayor presencia de los campesinos, los niños y niñas, los desplazados y los miembros de organizaciones armadas reinsertados a la vida civil como sujetos de la información, más que como fuentes de la misma. Condición que contrasta con las modalidades de aparición de los sectores que componen la sociedad civil organizada, quienes son más fuentes que sujetos de la información. Un comentario específico merecen los actores armados ilegales. Al desglosar esta categoría se aprecia que las AUC obtienen un mayor porcentaje como fuentes de la información, en comparación con las Farc y el ELN, dato que corrobora el proceso político en el que esta organización armada se encuentra. Así mismo, se observa que de los tres grupos armados, las Farc son quienes aparecen más como sujetos de la información y, comparativamente, menos como fuentes. Caso contrario ocurre con el ELN. En el noticiero local, por ejemplo, el ELN supera como fuente de la información a las AUC y a las Farc; en los noticieros regionales, esta organización guerrillera está por debajo de las AUC, pero supera a las Farc como fuentes de la información. De todos modos, hay que recordar que estos actores solo tienen una presencia del 6% en el consolidado general de las fuentes de la información.

13

Los resultados de esta medición arrojan que en el 25% el Gobierno es fuente de la información y en el 13% es sujeto de la información.

14

Igualmente muestran que en el 20% la Fuerza Pública es fuente de la información y en el 12% es sujeto de la información.

15

Los resultados de esta medición arrojan que en el 12% las organizaciones sociales son fuentes de la información y en el 5% son sujetos de la información.

16

Igualmente esta medición muestra que en el 17% los sujetos sociales son fuentes de la información y en el 18% son sujetos de la información.

35


Figura 8 Las fuentes y sujetos del Gobierno

Otros

0% 0%

No especifica

0%

1%

Alto Comisionado

3%

2%

Alcaldías

4%

1%

Gobernaciones

4%

1%

6%

Ministerios-DNP

2% 7%

Presidencia

5%

0%

1%

2%

3%

4% Sujetos

5%

6%

7%

8%

Fuentes

Las fuentes y sujetos de la Fuerza Pública

Otros

0%

No especifica

2%

0%

Organismos de inteligencia

2%

1%

7%

Policía

3%

Militares 0%

1%

2%

3%

4% Sujetos

36

9%

7%

5%

6% Fuentes

7%

8%

9%

10%


Figura 9 Las fuentes y sujetos de la sociedad civil

0%

Otros Partidos políticos

1%

0%

ONG

1%

0%

Medios de comunicación

1%

0%

Gremios-Asociaciones

1%

1%

Organizaciones-Movimientos sociales

2%

1%

Iglesias

3%

1%

Académicos-Exfuncionarios

3%

1%

0%

1%

2% Sujetos

3%

Fuentes

Las fuentes y sujetos de organizaciones sociales

1%

Otros

0%

Niños-Niñas

1%

Desplazados Campesinos

2%

Reinsertados

1%

Indígenas

1%

Testigos

1%

0%

Profesionales

2%

0%

Población civil

4%

Víctimas

4%

5%

0%

1%

2%

3%

Sujetos

4%

5%

5%

6%

Fuentes

37


Vale la pena igualmente preguntar: ¿en qué condiciones aparecen los grupos armados ilegales en la información? ¿Cuál es la situación política, militar, social y judicial que los constituye según el relato periodístico? Para los noticieros regionales, tal y como se aprecia en la tabla 8, la condición preponderante de los grupos armados ilegales es la de ser agresores. Por su parte, para los noticieros de carácter nacional y local la situación más relevante que determina la condición de los grupos armados ilegales en la información es la de estar detenidos. En otras palabras, priman más las concepciones militares y judiciales que las propiamente políticas. La información audiovisual es el complejo repertorio de dispositivos visuales y sonoros destinados no sólo a captar la atención del público en las noticias, sino a producir un efecto de sentido en las informaciones que se emiten, en la medida en que allí también se expresa una narrativa que produce significados. Interesa observar los sujetos que protagonizan las imágenes, la procedencia y los recursos audiovisuales que están presentes en las agendas informativas del conflicto armado.

¿Quiénes son los sujetos de las imágenes? Según los resultados generales de la figura 11, son los funcionarios del Gobierno y el Estado quienes más aparecen en las imágenes de los noticieros de televisión. No solamente hablan más, sino que obtienen un mayor protagonismo visual en las informaciones del conflicto armado. Llama la atención que los grupos armados ilegales, si bien aparecen muy poco como fuentes de la información, tienen una construcción visual que los acerca a los sectores de la sociedad civil. Hablan menos, pero comparativamente aparecen más en las imágenes que otros grupos, sujetos e instituciones de la sociedad. ¿Cómo se distribuye este protagonismo de las imágenes en los noticieros? Según la tabla 9, las imágenes oficiales (funcionarios del Gobierno y del Estado) predominan en los noticieros nacionales y regionales, mientras que en el noticiero local, el protagonismo de las imágenes lo tienen los grupos armados ilegales. En los noticieros regionales, a pesar de que las imágenes oficiales son predominantes, también se destaca la visibilidad de la sociedad civil, con un porcentaje que superar a los otros noticieros.

Figura 10 Las fuentes y sujetos de los grupos armados ilegales

Otros No especifica

1% 0%

2% 1%

ELN

5%

1%

FARC

20% 3%

AUC-ACC 0%

14%

5%

10%

15% Sujetos

38

Fuentes

20%

25%


Al discriminar las imágenes por grupos, sujetos e instituciones sociales específicas se obtienen algunos datos interesantes. Según la figura 12, cuando las imágenes muestran al sector oficial (Gobierno y Estado),17 es la Fuerza Pública la que acapara las lentes de las cámaras. Llama la atención la menor visibilidad en imágenes del Presidente y el Alto Comisionado para la Paz, quienes no tienen una cuota de pantalla tan predominante. En cuanto a la sociedad civil,18 son las imágenes de los ciudadanos anónimos , que aparecen en planos generales e imágenes de apoyo, las que obtienen la mayor presencia en las pantallas de la televisión. Por lo general, éstos aparecen en las imágenes de los noticieros como habitantes que circulan por los lugares de los hechos, o como imágenes que pintan la nota periodística. Llama la atención el privilegio que se le brinda a las fuentes oficiales en las agendas informativas, develando la posición hegemónica que presentan estos actores dentro del campo y cómo gracias a

Tabla 8 Situación de los grupos armados ilegales según la cobertura de los noticieros

Situación de los grupos ilegales

Cubrimiento Local

Nacional Regional

Detenido

36%

31%

17%

Combatiente

7%

29%

17%

Agresor

17%

17%

41%

Negociador

15%

15%

14%

Desmovilizado

12%

11%

9%

Presunto Implicado

3%

3%

9%

Sindicado

0%

3%

4%

Otra

12%

4%

0%

Figura 11 Sujetos de las imágenes 45% 40%

39%

35% 30% 24%

25%

20%

20% 15%

9%

10%

7%

5%

1%

0% Gobierno - Estado

Sociedad Civil

Grupos armados ilegales

Objetos - Cosas

Comunidad internacional

Otros

17

Los resultados de esta medición muestra que el 39% de los funcionarios del Gobierno-Estado aparecen en la información visual.

18

Igualmente el 24% de los diversos sujetos de la sociedad civil aparecen en la información visual.

39


Tabla 9 Sujetos de las imágenes según la cobertura de los noticieros

Sujetos de las imágenes

Cubrimiento Local

Nacional

Regional

Gobierno-Estado

24%

40%

40%

Sociedad civil

24%

21%

36%

Actores ilegales

31%

20%

15%

Objetos-Cosas

11%

10%

6%

Comunidad internacional

4%

8%

2%

Otros

5%

1%

1%

ello se articula un régimen oficial de verdad. Es pertinente igualmente anotar como las fuentes de la sociedad civil no aparecen solas, se les brinda más contraste cuando se hacen visibles y generalmente están en una posición de victimas, beneficiarios o sujetos. Lo anterior nos lleva a una conclusión interesante, la llamada lógica de los extremos , donde la ausencia de poder y de controversia pública que tienen determinadas agendas y sujetos de la sociedad está estructurada por las posiciones radicales que estos actores presenten dentro del campo. En suma, la no capacidad de decisión, presión, conocimiento experto e interpelación pública que manifiestan ciertos sujetos sociales en las agendas de los medios tiene que ver con una situación caracterizada por los extremos: o bien estos sujetos no logran constituirse en fuentes de la información (son sujetos de quienes se habla, mas no hablan) y cuando lo hacen casi nunca están solos, pues por lo general aparecen acompañados de más fuentes; o se apela generalmente a fuentes tradicionales que tienen garantizada su legitimidad social. Esto refuerza la idea de que las organizaciones con escasos recursos económicos, políticos, comunicativos y culturales, escasamente burocratizadas, tienen 40

grandes dificultades de cubrimiento informativo (VV.AA., 2004). Igualmente se puede observar como se presenta un cierre informativo hacia los grupos ilegales, negándoles en la gran mayoría de los casos la posibilidad de hablar con voz propia sobre los diversos hechos sociales. Esto nos plantea una cuestión de fondo: aceptar esta decisión en la medida en que hacer públicos los planteamientos de estos actores es de alguna forma brindarles protagonismo, importancia o validación social a sus acciones (y por ende estaría correcto este cierre informativo) o preguntarse cómo esos planteamientos ayudan a la configuración de una esfera pública más plural y liberal. Finalmente, es posible afirmar que las agendas que construyen los noticieros de televisión en relación con el conflicto armado ayudan a reproducir las posiciones de los actores dentro del campo. Esto se valida al analizar como la visibilidad de ciertos actores, tradicionalmente hegemónicos, reproducen más eficazmente sus discursos en la conformación de dichas agendas y como se presentan bajos niveles de sentido hacia actores como la sociedad civil o las organizaciones sociales. Hay matices, por supuesto, pero definitivamente en la lucha por la significación hay una validación muy importante hacia los denominados regímenes oficiales de verdad y a buscar construir los relatos desde escenarios tradicionalmente vistos como centros de poder.

L OS

ASUNTOS DEL RELATO

Los asuntos del relato se pueden definir como aquellos recortes selectivos de la realidad y esas formas de conocimiento público que ingresan al terreno de las preocupaciones compartidas. Por tanto, el propósito de este nivel de análisis es registrar qué asuntos asociados con el conflicto armado son retomados, seleccionados y organizados en la agenda informativa de los medios de comunicación. Aquí


Figura 12 Los sujetos de las imágenes del Gobierno-Estado

Alto Comisionado

2%

Presidente

4%

Funcionarios Estado

5%

Funcionarios Gobierno

9%

Fuerza Pública

19%

0%

5%

10%

15%

20%

Los sujetos de las imágenes de la sociedad civil

Políticos

1%

Académicos-Exfuncionarios

1%

Niños-Niñas

2%

Miembros org. sociales

3%

Víctimas-Testigos

6%

Ciudadanos

11%

0%

2%

4%

6%

8%

10%

12%

41


es importante observar cómo las agendas de los noticieros delimitan unas temáticas relacionadas con el conflicto armado y ubican a determinadas fuentes de la información con respecto a esos temas. En la figura 13 se observa la presencia de los asuntos relacionados con la política, la sociedad y las acciones bélicas en las informaciones sobre el conflicto. En el 27% de los casos las informaciones se refieren a la política interna; en el 24% a los temas asociados a los derechos humanos y la sociedad civil; mientras que en el 22% a los asuntos propios de la dinámica bélico-militar del conflicto, lo que por cierto guarda relación con el protagonismo, primero, de los sectores oficiales y, después, de la sociedad civil como fuentes de la información (ver figura 8). Es importante observar que las variantes económicas del conflicto armado, asociadas al impacto de éste en la economía nacional, los costos de la confrontación armada y los atentados contra las diferentes redes de infraestructura del país, no suelen ser temas de la agenda informativa del conflicto, al menos no durante el periodo de estudio del monitoreo. ¿Cuál es la característica de los asuntos de la información, según la cobertura de los noticieros?

La tabla 10 muestra que en la información regional y local hay un mayor énfasis en los derechos humanos-sociedad civil, seguido de la política interna; mientras que en los noticieros nacionales el eje más relevante de la cobertura informativa está en la política interna, seguida de lo bélico-militar. ¿Qué sucede al desagregar los asuntos de la política interna y lo bélico-militar en subcategorías más específicas? Según la figura 14, cuando la información se refiere a la política interna,19 el énfasis mayor recae sobre la negociación política y, en menor medida, sobre asuntos que están en cabeza del Gobierno Nacional: política de seguridad democrática, reinserciones, medidas de protección a la población civil, entre otros. Lo interesante del análisis es observar cómo esta tendencia se perfila según la cobertura de los noticieros. Así, en los noticieros nacionales el énfasis está en la negociación política y la legislación; en los noticieros regionales el predominio lo obtiene la negociación política y las medidas de protección a la población civil; mientras en el noticiero local el eje predominante de los asuntos políticos está en la negociación política y la reinserción. Aspectos que señalan cómo los énfasis de la informa-

Figura 13 Asuntos de la información

Otros

2%

Economía-Infraestructura

1%

Jurídico-Judicial

12%

Política-Asuntos internacionales

12%

Bélico-Militar

22%

DDHH-Sociedad Civil

24%

Política interna

27%

0%

42

5%

10%

15%

20%

25%

30%


ción están articulados a las geografías del conflicto en la nación. Algo similar ocurre con los asuntos de lo bélico-militar.20 Según la figura 14, la tendencia predominante es la de informar sobre las operaciones militares de la Fuerza Pública, seguida de las informaciones sobre las acciones de los grupos armados ilegales. Llama la atención el escaso porcentaje de las informaciones que se refieren a los combates, que es una dimensión inherente a la confrontación armada que se vive en el país. Al desagregar los asuntos concernientes a los DDHH-Sociedad Civil se observa que el 10% de las informaciones que se refieren a este tópico hacen énfasis en las acciones contra la población civil por parte de grupos armados ilegales. Esto, por supuesto, está asociado a una representación de la sociedad civil como un sujeto que recibe, más que como un sujeto que actúa. Lo que nos coloca en un doble escenario: el de una sociedad civil que efectivamente es víctima del conflicto armado y el de un periodismo que ha privilegiado la información sobre las víctimas del conflicto (la sociedad civil como víctima). La tabla 11 muestra un cruce entre la naturaleza y el número de fuentes de la información, es decir, qué asuntos tienen cuántas fuentes. Como se observa, los asuntos que tienen entre dos y más fuentes son precisamente los relacionados con los derechos humanos (ataques contra la población civil, desplazamientos, violación de DDHH, acuerdos de DIH y DDHH) y con temáticas concernientes a la sociedad civil (movilizaciones ciudadanas, acciones sociales). Así ocurre en el 47% de las informaciones. A estos le siguen los asuntos de política interna e internacionales, que en el 42% de los casos utilizan dos o más fuentes. Por su parte, al sumar los porcentajes de cero fuentes y una fuente citada, se obtiene que los asuntos bélico-militar (75%) y jurídico-judicial (74%), presentan la ausencia más evidente de fuentes.

Así, a una mayor militarización y judicialización de los temas, menor es el número de las fuentes; y a un enfoque más civilista y político de los asuntos, mayor es el número de las fuentes que discurren por la información. O dicho de otra manera, a una mayor concentración del poder de las fuentes en los asuntos que éstas manejan, corresponde una menor presencia de fuentes en la información. Es pertinente anotar cómo los temas de interés de la sociedad civil generan tensiones en la configuración de las agendas informativas de los noticieros de televisión. Si observamos que los temas prioritarios de las agendas son los asuntos bélicos militares, de política interna y DDHH - Sociedad Civil; es posible afirmar que es un escenario donde se evidencia una mayor tensión por adquirir una posición hegemónica en este campo. Los temas de la sociedad civil develan más una posición desde las consecuencias propias del conflicto

Tabla 10 Asuntos de la información según la cobertura de los noticieros

Asuntos de la información

Cubrimiento Local

Nacional

Regional

Política interna

27%

26%

29%

Bélico-Militar

10%

22%

28%

DDHH-Sociedad civil

33%

20%

36%

Asuntos internacionales

7%

15%

2%

Jurídico-Judicial

20%

13%

5%

Economía Infraestructura

0%

1%

0%

Otros

3%

3%

0%

19

Los resultados de esta medición arrojan que la política interna es asunto de la información en un 27%.

20

Según esta medición el aspecto bélico-militar suma el 24% como asunto de la información.

43


Figura 14 Los asuntos de política interna

1%

Otros 0%

Delaciones y recom pens as

1%

Políticas y program as regionales - locales

1%

Plan Colom bia - Patriota

2%

Medidas de protección a la población

3%

Reins erciones

3%

Política de Seguridad Dem ocrática

3%

Legis lación

12%

Negociación 0%

2%

4%

6%

8%

10%

12%

14%

Los asuntos bélico-militar

2%

Otros 0%

Deserciones

1%

Violaciones DIH - combatientes

3%

Combates

7%

Acciones de grupos armados ilegales

10%

Operaciones militares 0%

44

2%

4%

6%

8%

10%

12%


Figura 15 Los asuntos de los DDHH-Sociedad Civil

Otros

2%

Acciones contra la libertad de prensa

0%

Acciones contra la población - militares

1%

Infancia

2%

Desplazamiento

2%

Acuerdos DIH - DDHH

3%

Acciones - Movilizaciones civiles

4%

Acciones contra la población - ilegales

1 0%

0%

2%

armado que desde el punto de vista de los guerreros y ayudan a configurar otros escenarios dentro de las esferas públicas. Portantiero ya nos advertía que cada subconjunto políticamente definido de agentes sociales excluirá fuera de la política a todo aquel que se oponga a sus planteamientos y definirá su política a través de una proyección universalizante de sus propias reglas normativas (Portantiero, 1979). Lo interesante es ver como las agendas de los noticieros no definen tan claramente lo patológico o anómico y da cabida para una lucha por el sentido más enriquecedora, puesto que los actores no han logrado tan claramente hacer prevalecer ciertos temas sobre otros.

C ONCLUSIONES De acuerdo con lo anterior, se puede afirmar que la información sobre el conflicto armado en los

4%

6%

8%

10%

12%

noticieros analizados presenta diferentes niveles de relevancia. Para los noticieros nacionales y algunos regionales es una agenda medianamente importante, no así para los noticieros de Tele Caribe y del canal Citytv de Bogotá. Tanto por el número de notas periodísticas, como por el tiempo dedicado, en estos medios de comunicación el conflicto armado no es un asunto prioritario de sus agendas informativas. Si bien los noticieros nacionales de los canales privados le dedican más informaciones individuales a los temas relacionados con el conflicto armado, esta supremacía no se refleja en el despliegue informativo. Hay otros noticieros nacionales y regionales que, aunque informan menos del conflicto, cuando lo hacen, le dedican más tiempo en sus informaciones. Es interesante observar la relevancia que tiene la información sobre el conflicto armado en la estructura de producción de los medios de comunicación. Si bien, en promedio alcanza, como máximo, la tercera parte del tiempo total de las emisiones de algunos noticieros, en la mitad de los casos es objeto de los titulares de la emisión, supera a otras agen45


das de la información como nota de inicio y su aparición se ubica mayoritariamente en el primer bloque informativo de los noticieros. Es el reportero, que emite desde el mismo lugar de emisión de los noticieros, en quien descansa la mayor responsabilidad a la hora de desarrollar la información sobre el conflicto armado. En los noticieros nacionales, la presencia de los corresponsales no es tan fuerte como pudiera pensarse; esto guarda relación con el porcentaje que obtienen otros agentes de la cadena informativa como los enviados especiales, los presentadores y la voz en off, que también desarrollan este tipo de informaciones. Los géneros periodísticos más utilizados para dar cuenta del conflicto armado son aquellos en los que prima el recuento inmediato de los hechos y el registro coyuntural de lo que está sucediendo, como son las noticias y las breves-mixer. Esto, por supuesto, está en relación con una cobertura informativa que se enfoca básicamente hacia el hecho-sucesoincidente, con un escaso seguimiento informativo y, en la mitad de los casos, con una ausencia de contexto en la información, que permita al televidente conectar los hechos que hoy se narran con sus antecedentes, relaciones y consecuencias. Los noticieros regionales suelen identificar con mayor frecuencia el epicentro de los hechos. Son además los noticieros que suelen ubicar más frecuentemente los hechos del conflicto armado en zonas rurales-municipales de la geografía nacional. Aspectos que guardan relación con el menor uso de las declaraciones y las reacciones , como criterios de noticiabilidad periodística. La agenda informativa del conflicto armado presenta un marcado protagonismo de la fuente única. Cerca de la mitad de las informaciones se elaboran con una fuente, que en la mayoría de los casos se concentra en los asuntos militares y judiciales, asociados al conflicto. La presencia de dos fuentes en la información no está asociada, como podría esperarse, a la diversidad de los puntos de vista, sino a la ampliación de éstos. Las posibilidades de que se contrasten los puntos de vista de las fuentes que concurren en la 46

información es mayor, en la medida en que aumenta el número de fuentes, los temas de la información son de carácter político y los géneros periodísticos no son propiamente los de registro. Los datos generales del estudio muestran que la tendencia general que siguen los noticieros es la de una información concentrada en las voces oficiales del Estado, sobre todo del Gobierno y la Fuerza Pública. Esta tendencia es más frecuente en los noticieros nacionales, que, a su vez, concentran la información en una oficialidad de carácter central, mientras que en los noticieros regionales hay una mayor descentralización geográfica de esta fuente, aunque sigue siendo oficial. Con respecto a las fuentes no oficiales , los resultados generales muestran un mayor protagonismo informativo de la sociedad civil no organizada, esto es, de los sujetos sociales que, como las víctimas, los testigos, los desplazados y, en general, la población civil, aparecen en la información de manera individual. Los noticieros hacen un mayor énfasis en este tipo de fuentes, por encima, incluso, de otras voces de la sociedad civil, de carácter colectivo y organizado. No obstante, el mayor protagonismo de la sociedad civil no organizada en las informaciones de los medios no está en su calidad de fuentes, sino en su condición de sujetos de la información: de ellos se habla más de lo que ellos hablan. Esto es lo que los diferencia de otros sectores sociales que, como las fuentes oficiales y la sociedad civil organizada, son más fuentes que sujetos. Guardadas las proporciones, con los grupos armados ilegales sucede algo similar. Estos alcanzan un marcado protagonismo, tanto en las informaciones como en las imágenes, pero apenas sí logran ser fuentes de la información en un porcentaje reducido, lo cual guarda relación con criterios de valoración periodística asociados a la legitimidad social y política de las fuentes, a la autoridad legal que éstas tienen en la sociedad y a sus niveles de organización burocrática para relatar con voz propia los hechos de la realidad. Situación en la que no encajan, por diferentes vías, ni los sujetos sociales, que tienen un es-



caso poder en la sociedad, ni los grupos armados ilegales, que tienen poder, pero no necesariamente legitimidad social, política y jurídica. El consolidado de los asuntos de la información tiene una relación directamente proporcional con los resultados generales de la naturaleza de las fuentes que hablan de esos asuntos. Así, al reunir en un solo bloque analítico los temas concernientes a la política interna, lo bélico-militar y lo jurídicojudicial, y comparar estos resultados con los porcentajes de aparición de las fuentes del Gobierno, la Fuerza Pública y los poderes del Estado, se observa que estos asuntos no sólo representan más de la mitad de la agenda noticiosa del conflicto armado, sino que allí es donde se concentra el mayor promedio de las fuentes oficiales. Sin embargo, los asuntos de la información tienen diferentes grados de relevancia, según la cobertura geográfica de los noticieros. En los noticieros nacionales, el eje de la mirada con respecto a los asuntos de la agenda informativa está enfocado hacia lo político-militar, mientras que en los noticieros regionales y el local, el énfasis está en lo político-civil. Esto explica por qué en los noticieros regionales e, incluso, en el noticiero local, hay una mayor presencia de los asuntos de la sociedad civil y también de las voces de los sujetos sociales y las organizaciones sociales, por encima del promedio general de los noticieros nacionales. El énfasis en la dimensión política-civil que tienen algunos noticieros en su interés por agendar los asuntos del conflicto armado, también guarda relación con la condición de agresores que presentan los grupos armados ilegales y la condición de víctima con que se representa a la propia sociedad civil con respecto a estas agresiones. Aquí cabría preguntar, si esto obedece a las dinámicas inherentes del conflicto armado interno o si, por el contrario, estamos en presencia de una información periodística que concibe a la sociedad civil por su condición de víctima que recibe las acciones de otros , más que por su calidad de actor y agente de sus propias acciones. El protagonismo del sector oficial también es recurrente en la información visual de los noticieros. 48

Se trata de un protagonismo con uniforme, ya que de los sectores oficiales, es la Fuerza Pública la que moja más pantalla en los noticieros, seguida de los funcionarios del Gobierno (Ministros del Gabinete). Llama la atención el escaso registro visual de los combates entre los actores armados y la Fuerza Pública en las informaciones del conflicto, lo que corrobora una hipótesis sobre la dinámica particular de la confrontación bélica en Colombia: es un conflicto con agresiones contra la población civil, operaciones militares, detenidos y negociadores, pero sin batallas. En otras palabras, este es un conflicto armado al que las cámaras de televisión hacen visible, desde las imágenes de los protagonistas oficiales, las operaciones militares que éstos comandan y las agresiones de los grupos armados ilegales contra la población civil.

........................ B IBLIOGRAFÍA Bauman, Zygmunt, 2002, En busca de la política, México, Fondo de Cultura Económica. Beck, Ulrich, 1998, La invención de lo político, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica. Bourdieu, Pierre, 1988, La distinción, Madrid, Taurus. Farr, Robert, 1983, La investigación de representaciones sociales en Francia , en Revista Mexicana de Sociología, Año XLV, Vol XLV, Instituto de Investigaciones Sociales / Unam, México, pp. 655. Portantiero, Juan Carlos, 1979, La producción de un orden. Ensayos sobre la democracia entre el estado y la sociedad, Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión. Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud), 2003, El conflicto callejón con salida: Informe Nacional de Desarrollo Humano para Colombia 2003, Bogotá, Editorial El Malpensante.


Rey, Germán, et. al., 2004, Calidad informativa y cubrimiento del conflicto, Bogotá, Proyecto Antonio Nariño. Safa, Patricia, 2002, El concepto de habitus de Pierre Bourdieu y el estudio de las culturas populares en México , en Revista Universidad de Guadalajara, número 24, México. Schudson, Michael, 1992, The Sociology of News. Production Revisited , en Curran, James y Gurevitch, Michael, editores, Mass Media and Society, London, Edward Arnold, pp. 141-159. Thompson, Jhon, 1997, Los media y la modernidad, una teoría de los medios de comunicación, Barcelona, Paidós. VV.AA, 2004, ¿Qué es noticia? Agendas, periodistas y ciudadanos, Bogotá, Pontificia Universidad Javeriana. , 2005, La televisión del conflicto. La representación del conflicto armado en los noticieros de televisión, Bogotá, Proyecto Antonio Nariño. Wimmer, Roger y Dominick, Joseph, 1996, La investigación científica de los medios de comunicación, Barcelona, Bosch. Wolsfeld, Gady, 1997, Media and politic conflict. News from the Middle East, Londres, Cambridge University.

........................

49



LAS AUC COMO UNA FORMACIÓN ELITISTA: NORMALIDAD SOCIAL, LEGÍTIMA DEFENSA Y PRODUCCIÓN DE DIFERENCIAS*

P OR I NGRID J OHANNA B OLÍVAR 1

*

Artículo recibido en noviembre de 2005. Artículo aprobado en diciembre de 2005.

1

Politóloga, Investigadora de Cinep. Agradezco a Silvia Otero el apoyo como asistente de investigación y la elaboración de los dos anexos del artículo. Agradezco también los comentarios que sobre este texto he recibido de Teófilo Vásquez, Silvia Otero, Fernán González, Mauricio Archila, Isaac Beltrán, Zandra Pedraza y Omar Gutiérrez.


l objetivo de este artículo es presentar algunos de los discursos emocionales que las Autodefensas Unidas de Colombia, (AUC)2 producen sobre sí mismas y que nos permiten caracterizarlas como una formación elitista orientada a la defensa y a la restauración. El artículo forma parte de una investigación más amplia sobre los discursos emocionales que los actores armados, Farc y AUC, construyen en los procesos de negociación política con los gobiernos de Pastrana y Uribe respectivamente.3 El texto está organizado en varias secciones. La primera esboza los principales señalamientos conceptuales que sostienen la investigación; las demás exponen la evidencia, esto es, los fragmentos de las producciones verbales de las AUC, desde donde se desprenden los principales argumentos.

D ISCURSO

EMOCIONAL , EMOCIONES Y RASGOS POLÍTICOS

El concepto de discurso emocional es tomado de la antropología de las emociones (Lutz y Abulughod, 1990) y alimentado desde la literatura sobre retóricas políticas, movimientos sociales y conflicto político (Perelman, 1997; Aminzade, 2001 y Calhoun, 2001). El término hace énfasis en los contenidos, los medios y los efectos afectivos desde los que se construye el sentido de algunas producciones discursivas. Más puntualmente, subraya la recurrencia e importancia política y analítica de contenidos afectivos (rabia, humillación, dolor) en las distintas comunicaciones de los actores. Además, el término resalta el uso reiterativo de un tipo específico de recursos retóricos que, como el efecto presencia o la argumentación contrastiva, están orientados a producir conmoción o a hermanar al auditorio con quien habla. Hablar de discursos emocionales es entonces hablar de producciones verbales que co52

munican sentimientos, que evalúan, juzgan o presentan de forma afectiva distintas situaciones y que se orientan a producir efectos evocativos en el auditorio (Lutz y Abulughod, 1990; Perelman, 1997; Aminzade, 2001 y Appadururai, 1990). Esto, por supuesto no implica que el carácter emocional de un discurso lo opone a una producción verbal que sería estrictamente racional . Se trata, como muestran los estudios de retórica, de discernir qué tipo de recursos predominan en la producción de sentido en los diversos discursos4 y qué relación se quiere promover entre actores y auditorios. El concepto de discurso emocional parte además de que las emociones no son sustancias que descansan en el interior de los sujetos (en forma de rabia, amor, miedo), sino relaciones sociales que aquellos pueden experimentar en el cuerpo y que aprenden a conceptualizar, describir y valorar a través de las formas lingüísticas dispuestas por el orden social existente.5 En las emociones se distinguen, también, varios componentes que permiten concretar y sistematizar el ejercicio de investigación. Entre las distintas perspectivas analíticas, el estudio se concentró en aquellas que destacan que las emociones tienen unos objetos intencionales determinados, unos antecedentes cognitivos y unas tendencias de acción determinadas (Lutz y Abu-Lughod, 1990; Elster, 2002; Elias, 1997 y Aminzade, 2001). Para ser más claros: las emociones siempre son sobre algo, se orientan hacia alguien (que puede ser uno mismo), hacia una situación, hacia un rasgo, hacia un objeto preciso. Se desprenden y caracterizan por un antecedente cognitivo, por una creencia previa, o una idea sobre ese objeto intencional.6 Finalmente, la emoción implica una tendencia de acción característica que es definida y evaluada socialmente, aún cuando a los actores les parece natural (ante la rabia, gritar; ante la tristeza, llorar; o ante la agresión, como en el caso de las AUC, defenderse). La puntualización de estas cuestiones permitió que la investigación detectara las emociones a las que apelan los actores armados en sus producciones verbales y que lo hiciera a partir del trabajo sistemático y diferenciado sobre cómo ellos se presentan a sí mismos, cómo


enjuician o evalúan sus comportamientos, qué roles se atribuyen en el orden social, como califican este último, entre otros puntos.7 A partir de esas precauciones conceptuales y de método, el análisis de las declaraciones de los líderes de las AUC mostró que tal organización puede ser definida como una formación elitista pues en ella se destacan los siguientes rasgos. Primero, la organización recoge los esfuerzos y la iniciativa de defensa de distintos grupos sociales y regionales ya constituidos. En ese sentido no es una patria social ni una forma de conseguir o disputar la existencia social , como en el caso de las Farc. Es más bien, una de las modalidades de existencia de sectores sociales específicos que gozan ya de cierto estatus o, por lo menos, de cierta estabilidad social. Eso se detecta en cuestiones concretas tales como la recurrente apelación al yo en el discurso de los líderes, su insistencia en que ellos vivían en condiciones de normalidad , su forma de contar la histo-

ria de la organización, su énfasis en que ellos eran y son parte de la sociedad y en que la guerra representa una ruptura temporal de su vida. La organización armada es por tanto un componente, uno de los instrumentos de operación de esos grupos sociales, un cómo que activan o desactivan , pero no su única posibilidad de aparición en el espacio social como si sucede en el caso de las Farc. Segundo, se trata de una formación elitista, no tanto porque sus comandantes u organizadores dispongan de muchos recursos económicos sino porque se autoasignan un lugar destacado en la producción y conducción del orden social. Se autoperciben y representan como héroes , como víctimas o como benefactores sociales a partir de la referencia a lo que Norbert Elias denomina carisma de grupo y fantasías glorificadoras (Elias, 1998). El término carisma de grupo le permite a ese autor recoger las distintas formulaciones en las que un grupo deja claro que se ve a sí mismo como gente

2

En la investigación en la que se basa este artículo, se identifica el origen de esa organización y se hace una corta semblanza de aquellos líderes o voceros de las negociaciones con el gobierno del presidente Uribe que son citados en el artículo.

3

Además de la autora de este artículo, forman parte el equipo de investigación Teófilo Vásquez y Silvia Otero. El proyecto realizado por el Cinep cuenta con la cofinanciación de Colciencias y tiene como objetivo principal contribuir a la reconceptulización de la política y su relación con la confrontación armada en Colombia a partir de la identificación de los repertorios emotivos de los actores armados. Ni la investigación ni el artículo hacen una historia de las organizaciones armadas, de sus verdaderos intereses o su ideología . Lo que hace el proyecto es recoger las producciones verbales de los actores armados en el contexto de negociación de la paz e interrogarlas sistemáticamente sobre la autocaracterización de los grupos y la relación con el estado.

4

Chaim Perelman insiste en que las diferencias entre los distintos tipos de discurso es una cuestión de preeminencias o de recursos que se enfatizan más que de diferenciaciones tajantes entre un tipo de discurso y otro (Perelman, 1997)

5

La investigación desarrolla con cuidado este punto mostrando que bajo el término de emociones se clasifican una serie de fenómenos de muy distinto tipo y entre los que se cuentan tanto el miedo o la agresión, que tienen claros correlatos en el cuerpo, como la esperanza. El punto central para el estudio es que los actores aprenden que viven en medio de las relaciones sociales jerarquizadas que constituyen el orden y a través de la taxonomia y denominación que ese orden hace de lo que sienten. Un ejemplo clásico e ilustrativo al respecto es el del bebé. Un bebé no nace sintiendo vergüenza o pudor. Es su sociedad la que le enseña ante que cosas debe sonrojarse, ante quienes y por qué. Algo similar podría pasar, pero eso precisamente es lo que tenemos que estudiar, con el aprendizaje social sobre a quienes se puede agredir, a quienes se puede matar, a quienes no y por qué. Leer al respecto, Elias (1997, 1998)

6

Aquí la investigación recoge las perspectivas de investigación que insisten en la afinidad y no en la contraposición entre emociones y cogniciones, incluso recoge los planteamientos de aquellos que recalcan que no hay situación humana no emocionalizada, sino que nos hemos acostumbrado a pensar las emociones como irrupciones, como irracionalidad. De hecho, la comprensión racionalista del mundo implica precisamente una disposición emocional específica que las sociedades humanas sólo lograron tras la transformación de una serie de condiciones de interdependencia que la hicieron menos vulnerable a la naturaleza, que permitieron que ganara distancia . Ver Maturana (1992) y especialmente Elias (1990). En su trabajo sobre Alquimias de la Mente, Elster revisa de manera sistemática qué antecedentes cognitivos alientan la envidia, la admiración o la rabia, entre otras emociones, pues cada una de ellas sólo se puede desplegar ante creencias precisas. Uno no envidia a quien percibe completamente alejado de su estrato social, uno envidia aquellos guales que han accedido a condiciones a las que también uno aspira con alguna posibilidad (Elster, 2002).

7

La versión completa de la investigación incluye un recorrido conceptual por el término emoción y una descripción de los procedimientos metodológicos utilizados para convertirlas en relaciones y procesos de interacción detectables en las producciones verbales. Aquí y por razones de espacio sólo esbozamos algunos de los puntos en cuestión.

53


mejor , como poseedor de un valor que comparten todos sus miembros mientras otros carecen de él (ibíd., 82). El carisma de grupo no es una formulación abstracta, sino una poderosa autocomprensión que motiva y sostiene las regulaciones del comportamiento del grupo y que se traduce en ordenamientos precisos sobre lo que sus integrantes pueden y lo que no pueden hacer. En una dirección muy similar se orienta la categoría de fantasía glorificadora , con la que Elias subraya la tendencia de los grupos con más poder a verse a sí mismos como un grupo dotado de una misión especial y a resistir o rechazar los cambios de las relaciones de interdependencia que los obligan a depender y relacionarse más con otros. Elias insiste en que los grupos predominantes de una sociedad pueden saber del cambio en términos de un hecho. Pero al mismo tiempo la creencia en el carisma especial del grupo persiste inalterada y se conservan las concomitantes actitudes, la estrategia que rige su comportamiento. Estos elementos actúan como una coraza fantasiosa que hace que no se tenga que sentir el cambio y que no se vea la necesidad de adaptar la autoimagen y la estrategia del grupo a las condiciones cambiantes (ibíd., 129).

Ambos conceptos subrayan la importancia emocional, analítica y política de la imagen que tiene una persona sobre el rango de su propio grupo en el conjunto de la sociedad y en la relación con los otros y la que tiene de su propio rango como miembro de su grupo (ibíd., 93). Ambos conceptos aclararon el sentido de las declaraciones de algunos comandantes de las AUC en torno a las responsabilidades que se autoimponen frente a la defensa y seguridad de las regiones. Tercero, en sus discursos, los líderes de las AUC combinan diferentes criterios de legitimidad. Invocan valores que consideran universales y naturales (el derecho a la defensa, por ejemplo), pero también hechos o rasgos de la configuración histórica de la sociedad colombiana que les resultan valiosos 54

o dignos por sí mismos como la diferenciación regional. Se habla entonces de formación elitista pues la autocaracterización del grupo resalta su antigüedad, su misión ante la sociedad y su convicción de que su sola existencia social cuenta como prueba de legitimidad. Antes de terminar esta sección conviene señalar que el estudio se concentra en las producciones verbales de los comandantes de las AUC, que reconoce que en tal organización confluyen liderazgos de muy distinto tipo y que en esa medida lo que dicen los comandantes no agota toda la vida emocional de la organización. Además, es claro que, para comprender todas las implicaciones de lo que ellos dicen aquí y en el contexto de la negociación política, es necesaria una referencia a los distintos procesos regionales en los que está inscrita la acción de las organizaciones de Autodefensa. Está pendiente el trabajo de articulación de estas declaraciones con las trayectorias personales y regionales de los líderes y los grupos y con la historia estructural de sus relaciones con los distintos sectores sociales de las zonas de presencia. Sin embargo, el análisis sistemático de lo que los actores armados dicen y de la forma como se refieren a sí mismos, no da espera.

LA NORMALIDAD SOCIAL DE LAS CONDICIONES PERSONALES : HABLO YO

Las distintas producciones verbales de las AUC presentan una organización conformada por esposos, padres, empresarios y vecinos de las regiones que tuvieron que comenzar a defenderse de los excesos de la guerrilla. Los líderes recalcan su condición de ciudadanos y civiles y se presentan, todo el tiempo, en términos de yo (AUC 59, 61, 62, 70).8 El comandante Mancuso en el discurso de instalación de las negociaciones en Ralito afirmó: Yo soy un empresario y padre de familia, al igual que muchos de mis compañeros que me


acompañan hoy aquí, al que la guerra arrancó del seno de mi hogar y me incrustó en las montañas de Colombia (AUC 3).

También el comandante Ramón Isaza en su discurso en el Congreso de la República recordó que terminó metido en la organización de la Autodefensa luego de que, en su condición de concejal de Puerto Triunfo y con el apoyo de unos integrantes de la Junta de Acción Comunal, intentara, infructuosamente, que el Ejército Nacional los protegiera de las incursiones de la guerrilla (AUC 6). Por su parte, Ernesto Báez dió gracias a Dios y al país que, después de los huracanes furiosos de la guerra , le dieron la posibilidad de regresar feliz a su condición de padre, esposo y ciudadano (AUC 5). Otros líderes como Giovanni Marín del Cacique Nutibara y Jorge 40 del Bloque Norte se presentan de ese modo. El primero recuerda que fue como estudiante de derecho que se puso en contacto con el tra8

bajo social de las Autodefensas en Medellín, (AUC 31). El segundo señala en una entrevista: yo estoy aquí obligado por la historia. Por defender una opción de vida. ¿Sabe por qué entré a las autodefensas? Porque yo que soy de una familia educada, con buena posición social, sólida económicamente. Porque me cansé del ELN y las Farc, de sus abusos en general, y de los de Ricardo Palmera [ Simón Trinidad ], en particular. Hubo un tiempo en el Cesar en el que nos tocaba ir de rodillas ante estos grupos guerrilleros a pedirles que no nos boletearan más, que no nos extorsionaran más, que no nos secuestraran más, que no nos asesinaran más, que no nos robaran más nuestro ganado, que nos dejaran vivir en libertad. Yo me armo y me defiendo. A mí no me dejaron opción (AUC 70).

La insistencia de Rodrigo Tovar, alias Jorge 40, en que él se arma para defender una opción de vida

Esta referencia alude a los documentos producidos por las AUC utilizados en esta investigación. Al final del texto se encuentra un anexo en donde aparece catalogado cada uno de ellos.

55


aparece con frecuencia en las declaraciones de otros comandantes. Así por ejemplo Mancuso dice: Yo, que crecí y me eduqué con el sueño de servir a la sociedad, confieso, nunca imaginé que el torbellino de la violencia terrorista, me golpeara de forma súbita en mi pueblo natal del valle del Sinú, y que la extorsión y la amenaza de secuestro y muerte me obligaran a salir en defensa propia, de mis seres queridos y de la Patria, hasta quedar inmerso en esta guerra que desangra a Colombia (AUC 59).

lleras. No estamos reclamando nada a cambio. Solo pedimos que el Estado nos permita retornar a nuestra normalidad social que un día perdimos al defendernos cuando él no estuvo para hacerlo (AUC 39).

Una editorial del Bloque Norte enfatiza la misma idea:

Antes de iniciar nuestra lucha como autodefensas, todos estábamos dentro de la ley, y hasta ese momento el Estado nos brindó la necesaria seguridad que nos permitió vivir dentro de la normalidad social. Cuando dejó de hacerlo, nos alzamos en armas para defender nuestras vi Hemos luchado en das. Hoy el Estado dice estar disdefensa de puesto a ofrecernos nuevamente esa seguridad que un día dejó de Colombia durante brindarnos ( ) Igualmente debe24 años contra el rá devolvernos esa normalidad social y jurídica que perdimos, no flagelo de las por culpa nuestra. Así de sencillo. bandas guerrilleras. Solo pedimos que el Estado nos devuelva todos nuestros derechos ciuNo estamos dadanos y nosotros asumimos nuestros respectivos compromisos reclamando nada civiles (AUC 37).

En ambos casos se trata de relatos centrados en el yo y de actores que ya tienen un lugar en sus respectivas sociedades: el lugar dado por ser de una familia rica o por crecer con el deseo de servir. A propósito, habría que preguntar, ¿quién crece con ese sueño?, y quién crece con el sueño de Marulanda reseñado por el negociador de paz John Agudelo Rios de aprovechar la juventud para hacer patrimonio (Oficina del Alto Comisionado, 2004, 36). Aquí se encuentra un interesante indicio de cómo ciera cambio. tas emociones tienen una deterEstas declaraciones resultan minada morada material o se sireveladoras para nuestro objetivo: túan en un lugar específico en las mostrar que las AUC funcionan relaciones de status y poder (Kemper, 2003). como formación elitista orientada a la defensa. Los La persistencia con la que los líderes de las comandantes de la organización insisten en situarse Autodefensas hablan en primera persona del singuen la normalidad social, dentro de la sociedad, en el lar, tiene que ver también con su percepción de adentro que define la ley. En palabras de Castaño, que la guerra es una interrupción en su vida y la con la reinserción la sociedad los devuelve a su paz un retorno, aún cuando, nunca dejaron de ser seno (...) porque ellos no salieron de la delincuenciudadanos (AUC 25). De hecho, en una entrevista, cia (AUC 35), ellos también fueron sociedad (AUC Mancuso se refiere a la organización como un bre39). En un sentido similar se orienta otro líder, Don ve lapso en nuestra vida (AUC 20) y en otra interBerna en una entrevista al afirmar que ellos ya tevención pública señala: nían bienes cuando entraron al conflicto (AUC 55). Y es que la solvencia o la prestancia social fun Hemos luchado en defensa de Colombia durancionan como barrera de entrada a las AUC. Así pate 24 años contra el flagelo de las bandas guerri56


rece desprenderse de la semblanza que varios comandantes de Bloque firman como homenaje al comandante Miguel Arroyave con ocasión de su asesinato. Los jefes comentan: Así, con disciplina, coraje, y perseverancia, logró alguna solvencia económica, situación que aprovechó en los últimos años de su vida de la mejor manera: poniendo su capital y su fuerza de trabajo al servicio del pueblo y la noble causa de la Autodefensa (AUC 72).

El texto subraya las condiciones personales del comandante que le permitieron lograr la solvencia que aprovechó para servir al pueblo y a la causa de la autodefensa. Se trata de una causa que se persigue desde adentro, desde la pertenencia a la sociedad. Cabe insistir en que la naturaleza de formación elitista de las AUC tiene que ver con la idea de que ellos vivían en la normalidad social de la que fueron arrancados por la acción infame de lo que denominan bandas guerrilleras . La referencia a la normalidad sustenta, precisamente, la reinvindicación de lo personal, de los sueños del yo , que la guerra interrumpió. De ahí que se quejen por los costos personales de ingresar a la ilegalidad (AUC 13) y que hagan de eso personal un criterio clave de referencia aún en la desmovilización. Así por ejemplo, en una entrevista le preguntan a Mancuso si los combatientes de las AUC podrían conformar unas nuevas fuerzas militares. El responde: Cada uno tiene sus legítimas expectativas para la etapa tan anhelada del post-conflicto. Pienso que es una excesiva simplificación considerarlos en bloque porque ello deja de lado sus aspiraciones personales de vida que solo fueron dejadas de lado momentáneamente para proteger a la Patria, en tiempos de indefensión que una vez sean superados con felicidad abrirán otra vez la puerta de los sueños postergados pero nunca olvidados. Para algunos puede que la vocación descubierta los lleve a la profesión militar, pero no creo que sea el caso de la mayoría (AUC 5).

Desde nuestra perspectiva es interesante la distinción que hace el comandante entre aspiraciones personales y hechos o motivaciones altruistas que explican la necesaria constitución de la organización armada en un momento determinado. La centralidad aquí de la necesidad de la patria y la circunstancia que favorece la constitución de la organización aclara nuestra insistencia en que la agrupación armada no es el modo de existencia social de los pobladores, sino una de sus modalidades de acción. Al mismo tiempo esa referencia deja entrever un juicio sobre la propia motivación y el comportamiento del grupo proteger a la patria que da un carácter altamente emocionalizado al discurso: ¿quién puede oponerse a la protección de la patria? De hecho, el insistir en que se proviene de la normalidad , que se ha estado dentro de la ley y que se ha sido sociedad , expone de la manera más neutral posible una valoración específica de la situación en donde la guerra los toma por sorpresa. Las emociones se orientan entonces hacia la calificación por contraste de la situación. Queda claro que ellos vienen de la sociedad, que no vienen de la delincuencia, que nunca han dejado de ser ciudadanos y por eso mismo no pueden recibir el tratamiento de otros actores armados. Ellos sí están o han estado por fuera de la normalidad, de la sociedad y del orden, pero los comandantes de las autodefensas, no. Es interesante que la idea de fuimos sociedad que se delata en estas declaraciones es la noción de sociedad que la hace equivaler precisamente a la buena sociedad , a los grupos de personas prestantes o por lo menos provistas de cierta respetabilidad local. Adicionalmente, la referencia del comandante a las vocaciones de los combatientes es otra forma de personalizar y de recalcar el carácter anormal de la guerra para ellos. De hecho gran parte de los discursos de las AUC insisten en que ellos terminaron metidos en la guerra sin formación militar, ni vocación guerrera (AUC 62), y habiéndose formado para el trabajo honrado, (AUC 86). Incluso, Mancuso dice que los años que le dedicó a la guerra se los robo a su familia, a sus ami57


gos y a su vocación empresarial (AUC 38) y que una vez desmovilizados, los miembros de las AUC, van a vivir de su vocación agrícola e industrial (AUC 20). Es claro para ellos que, como grupo social, tenían o tienen otras trayectorias posibles, otras formas de operar , otras vocaciones distintas a la guerra.9 En contraste con las Farc en donde los diversos líderes constatan de forma recurrente que por fuera de la organización no hay nada para ellos. Antes de mostrar cómo se produce la articulación de todos estos yo en un proyecto común de autodefensa, conviene señalar que el énfasis en las condiciones personales no sólo se da en la explicación del origen de la organización armada sino también en la forma como ella enfrenta distintas coyunturas. Así por ejemplo, ante las continuas discusiones sobre la relación entre las AUC y el narcotráfico, los comandantes han insistido en que las responsabilidades son personales (AUC 22). También los discursos a propósito de las distintas desmovilizaciones han estado concentrados en la descripción de las condiciones personales del líder y no tanto en la historia del colectivo como tal, como suele pasar en las Farc. En el discurso de desmovilización 58

del Bloque Catatumbo que operaba en el Norte de Santander, el comandante Mancuso decía: El hombre frente a esta tropa, fortalecido en Dios y sumido en la convicción de estar en la senda acertada; el hombre que les habla, no es ya el guerrero de fusil en mano, no es el que aspira a fijar un derrotero de combate a esta organización de valientes, pero sí, un camino que conduzca a la paz por otros medios ( ) Así como ayer me siguieron para enfrentar por las armas un enemigo feroz, hoy les pido que me acompañen para delinear el trazado de una paz, que sin nuestro concurso, nunca podrá afirmarse en el alma de la patria (AUC 90).

Por su parte, el comandante Camilo, del mismo bloque, recalcaba: Ha resultado muy arduo, encontrar los mejores argumentos para convencer a mis hombres, acerca de cuál es el camino más correcto en esta etapa tan compleja del conflicto armado ( ) Depongo mi arma hoy con serenidad de espíritu y fe en Dios, y conduzco a mis hombres para que


hagan lo mismo que yo. Los invito, a que me acompañen desde hoy, en escenarios distintos y promisorios, donde dejemos definitivamente atrás, el terreno de la guerra (AUC 91).

En ambos casos se establece una diferenciación que analizaremos más adelante entre comandantes y combatientes que no aparece en el discurso de las Farc. Pero además, llama la atención que incluso en momentos de desmovilización o desactivación del cuerpo armado, los comandantes siguen hablando desde el yo y sólo puntualmente hacen referencia a un nosotros que incluya a los otros muchachos . Se trata como veremos también más adelante de unos yo a los que se atribuye un especial carisma. Ahora bien, la referencia al yo no está exenta de contradicciones. En una entrevista con Rodrigo Tovar, alias Jorge 40, se lee: Existe la percepción de que su posición no es la que predomina entre los demás comandantes de las AUC. ¿Eso no marca una distancia muy grande entre los demás comandantes y usted? -Este es un Estado Mayor democrático, en donde se respetan las posiciones individuales de cada comandante. Cada comandante tiene su percepción del país que quiere ver y eso hace que tengamos identidad propia, identidad que se debate internamente (AUC 71).

De nuevo, el énfasis está puesto en las posiciones individuales de cada comandante, pero se recalca que pertenecen a un Estado Mayor. Al respecto es útil la referencia a una intervención de Carlos Castaño en la que señala: Mancuso reúne todos los requisitos para ser mi sucesor. Pero sin el complemento de Ramón Isaza y de muchos otros

9

comandantes, también sería insignificante, como lo soy yo (AUC 6). Tenemos entonces que, aún cuando los discursos enfatizan el yo , también subrayan la naturaleza colectiva de la organización. Incluso cuando algunos comandantes son interrogados acerca de la importancia política de ciertos liderazgos individuales, reaccionan enfatizando la naturaleza colectiva de la organización. Así por ejemplo habla el comandante Báez, quien se autodefine como ideólogo y hombre político de la organización . En una entrevista le preguntan: ¿Es cierto que Carlos Castaño dijo que se retiraba y dejaba a usted el encargo de toda la parte política? Esa herencia nunca la recibimos de Castaño. Además, porque él no es el autorizado ni la persona indicada para dejar ese tipo de legados. A esta posición se llega después de una larga carrera de méritos, de conquistas y de logros en favor de los intereses que ha defendido esta organización (AUC 63).

El comandante Miguel Arroyave recalca algo similar cuando le preguntan si él compró un frente de autodefensas que funciona en los Llanos. Él subraya: Yo llegué a ser comandante porque encontraron en mí a una persona líder (AUC 73). Desde nuestra perspectiva, el hecho de que los comandantes hablen a partir del yo delata la existencia de unas condiciones específicas de interdependencia favorables a la elaboración de lo personal y en las que se encarna la desigual relación de estatus. Puesto de otra manera, no todas las personas, ni todas las sociedades, ni en todos los tiempos, se han elaborado las historias o los discursos en términos de yo . Proceder de esa manera

Es llamativa la insistencia de las AUC en su vocación . Según el diccionario Larousse tal palabra significa Inspiración con que predestina la Providencia para un papel determinado ( ) Aptitud especial para una profesión o carrera .

59


deja ver que se cuenta ya con cierto espacio de distanciamiento material frente a la dependencia del nosotros de procedencia y que por esa vía se ocupa un lugar más o menos establecido en las relaciones de poder. Elias muestra que el uso de pronombres como yo, nosotros o ellos sirve como indicio de la experiencia del orden social que tienen los diferentes grupos. Experiencia que, por lo demás, siempre es emocional. El autor insiste en que la posibilidad necesidad de presentarse como yo o como un nosotros está determinada por condiciones materiales que facilitan la separación de un grupo o que lo hacen imprescindible para la defensa y la definición de la valía social (Elias, 1990). En su trabajo, él comenta la tendencia contemporánea a pensarse como un yo carente de nosotros, pero también documenta las distintas relaciones históricas entre yo y nosotros y el hecho de que al segundo suelen corresponder acciones de defensa (ibíd.). Estos planteamientos de Elias resultan de gran utilidad en la investigación, pues nos alertan sobre el significado emocional y la morada material de las producciones verbales construidas sobre el yo o sobre el nosotros . En efecto, las emociones suelen dirigirse, en estos casos, hacia el carácter propio o el del grupo y hacia la valoración de las motivaciones o los comportamientos de cada uno. Los comandantes de las AUC suelen hablar desde el yo , por las condiciones de normalidad en las que antes vivían, pero la necesidad personal de defensa los hace reactivar su participación en un nosotros. Como se verá en lo que sigue, es claro que, aún cuando se le da centralidad política y explicativa a las decisiones del yo , ellas están protegidas o respaldadas por el nosotros que reúne distintos comandantes y líderes regionales en torno al derecho a la legítima defensa. Esto en contraposición con lo que sucede en las Farc en donde no se habla en términos de yo y en donde el funcionamiento del grupo armado como patria social impone la permanente elaboración del nosotros.

60

S ABER LOS UNOS DE LOS OTROS : A CTIVACIÓN DEL GRUPO REGIONAL En las distintas producciones discursivas de las AUC se destaca el yo de los diversos comandantes, pero también la idea de que, desde distintas regiones ellos activaron y luego desactivaron una estructura armada . Los comandantes se refieren a la organización como eso: una organización un aparato armado , un ejército de contención , un aparato militar o una estructura armada con la que han hecho frente al azote guerrillero (AUC 76 y 82). El comandante Salvatore Mancuso lo señala muy bien en la reunión con los congresistas que fueron a Ralito en noviembre de 2004: Puestos ante la disyuntiva histórica de proseguir en la guerra o sumarnos al esfuerzo de fortalecer la democracia y sus instituciones, las Autodefensas Unidas de Colombia tomamos la decisión de desactivar el componente militar y ser socios civiles y políticos del Proceso de Reinstitucionalización (AUC 83).

A diferencia de lo que pasa con las Farc, las AUC hablan de sí mismas como un aparato, como un componente de algo más grande que puede o no seguirse usando, seguirse necesitando. Las AUC no funcionan como patria social, ni como nosotros de un grupo. Se presentan como organización, como una de las modalidades de operación de unos hombres que en las regiones decidieron organizar la defensa de sus bienes y familia y que ahora desde esas regiones piden reincorporación al estado y la clausura digna de la actividad militar realizada (AUC 27). Veamos. En el discurso del comandante Mancuso en la desmovilización del Bloque Catatumbo, se lee: La mayoría de los hombres de la autodefensa, comenzamos esta lucha sin saber a dónde llegaríamos. Vinimos por separado, muy jóvenes, en un momento de la existencia cuando el alma vibra en el cuerpo y sentimos que lo podemos todo. Llegamos agobiados por el acoso, la extor-


sión y el terror impuesto por las guerrillas y por unos gobiernos que desertaron de sus responsabilidades, y nos dedicamos a defender lo propio; no solo bienes y familia, sino la vida, un modo de existencia, unos hábitos y una idiosincrasia amenazados (AUC 90).

En otra investigación habría que estudiar aquello de muy jóvenes y en momentos en los que alma vibra en el cuerpo . También está por estudiarse la idiosincrasia que se percibe amenazada y en donde sin duda el derecho a hacer política tiene un lugar fundamental. Por ahora interesa recalcar dos señalamientos del comandante: vinimos por separado y para defender lo propio , en donde incluye un modo de existencia, unos hábitos y una idiosincrasia amenazados . En efecto, la organización de autodefensa defiende algo que había antes, un modo de existencia anterior como padres, esposos, empresarios. Modo de existencia que no sólo antecede a la organización armada sino que opera todo el tiempo como su referente, su marco y en algún sentido, su dirección. Se activa la organización armada para defender ese modo de existencia y para reestablecerlo. Se trata de una etapa militar en un proyecto o en una situación más amplia. Un texto dice al respecto: La etapa militar asumida históricamente por las Autodefensas ha sido un factor necesario y determinante que permitió a Colombia sostener hasta aquí su amenazada y frágil democracia y desarrollar sus incipientes capacidades económicas frente a las indecisiones e incongruencias del sistema político (AUC 13).

La referencia a las AUC como una organización de defensa de un modo de existencia social o como una etapa militar, entran en claro contraste con lo que pasa en las Farc en donde, como vimos atrás, la organización es el único modo de existencia social de campesinos y colonos marquetalianos. La agrupación armada es la forma de disputar el existir, el ser vistos y tenidos en cuenta. Fuera de la institución no hay nada. Antes de ella no había nada y posiblemente, después de ella tampoco. De ahí que las Farc no estén negociando una desmovilización o reinserción. Ellos no tienen a que reinsertarse. El contraste queda más claro con las siguientes referencias. En una carta el comandante Jorge 40 reacciona frente a los señalamientos que le hace una columnista a propósito del asesinato de uno de sus hombres : el comandante David. En su texto, afirma: Cuánto me hubiera gustado que antes de escribir su columna una vida de muertes , hubiera palpado el dolor de tantos campesinos que alrededor del féretro, con lágrimas en los ojos, despedían al amigo, al libertador, al campesino, condición que siempre combinó con la de Autodefensa como combatiente aguerrido de su pueblo (AUC 81).

Es ilustrativa la insistencia del autor en que David, como comandante, combinaba distintas condiciones. Era amigo, libertador, campesino y combatiente de las AUC. Algo distinto pasa en las Farc en donde, como vimos antes, la única condición posible y deseable es la de ser guerrillero. No hay otras condiciones. La reconstrucción que hace 61


Mancuso de la historia de la organización de las AUC también da pistas al respecto. En una de sus intervenciones, el comandante apunta: Pensamos entonces que un ataque al enemigo le haría respetarnos y ceder, pero el enemigo creció y nuestra fuerza se agigantó ante la mayor amenaza. Crecimos al ritmo de nuestras necesidades de defensa, y nos unimos, cuando desde cada región, observamos cómo, gentes de bien, indefensas y desprotegidas, por instinto de supervivencia, procedían de manera similar ante la amenaza. Siempre actuamos en legítima defensa, primero de nuestras familias, luego de nuestras regiones y después de nuestra patria. La solidaridad de nuestros coterráneos así nos lo imponía (AUC 90).

En este señalamiento son muy sugestivas las distintas tendencias de acción y los antecedentes cognitivos de la emoción. Según Mancuso, ellos pensaron que si hacían un ataque el enemigo iba a respetar y a ceder . Pero, por el contrario el enemigo se crece ante lo cual ellos agigantan su propia fuerza. Se trata de un discurso emocional en el que de forma aparentemente descriptiva se contraponen relaciones de status y emociones de comparación. Si el otro ataca, nosotros atacamos buscando el respeto. Si no cede y su fuerza se agiganta, nosotros nos agigantamos también. Una lógica de reciprocidad y de comparación que luego se alimenta de la observación de lo que hacía otra gente de bien que también estaba indefensa. Como esa gente de bien seguía una tendencia de acción similar de nuevo se trata de un campo de comparación empezaron a defender sus familias, sus regiones y entonces se unieron y empezaron a defender la patria. Como se ve en la reconstrucción de este párrafo, el discurso pone en juego distintos componentes de la emoción sin darle mucha fuerza explícita a lo que se siente. De todas formas el texto deja claro que en la tendencia de acción frente a la amenaza del enemigo fue importante constatar que gente de bien de distintas regiones procedía de manera similar. En este punto, la referencia a la gente de 62

bien opera precisamente como un juicio sobre el carácter de otros y, más precisamente, de otros cuya estima resulta deseable. Gente de bien equivale a sociedad, a buena sociedad. Como ellos en esas regiones, se defendieron, los otros en estas otras regiones, también podían defenderse. Algo similar se desprende del recuento que hace el comandante Ramón Isaza: Por ese entonces en Puerto Boyacá, donde existía el mismo problema y quizás más grave, porque allí ya estaban secuestrando personas, quitando fincas, extorsionando, algunos hombres, entre ellos el señor Gonzalo Pérez, Pablo Guarín y otros, se estaban también uniendo para el mismo fin y al saber los unos de los otros, entonces hicimos una unión, que sirvió para cerrar la llegada de la guerrilla. Conformamos entonces las hoy Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio, a las que luego se unió Cundinamarca (AUC 61).

Desde nuestra perspectiva es muy interesante la referencia que hace Isaza a lo que pasa cuando unos saben de los otros y se produce la unión para cerrar la llegada a la guerrilla. En sus trabajos sobre La Sociedad Cortesana (1996) y Los Alemanes (1999), Elias llama la atención sobre la importancia de los lazos entre iguales o pares sociales de diferentes regiones, aún por encima de las regulaciones estatales. El autor recalca la existencia de un canón de las clases superiores que se activa frente a hechos de violencia y que en tanto código de honor o respetabilidad compartido por ciertos grupos destacados predomina sobre las leyes del estado (1998, 88). El autor recuerda en este punto que la extensión del dominio estatal compite con las formas de organización política anteriores que asignan un rol destacado a las clases superiores y que por la antigüedad y la existencia de vínculos entre ellas, es frecuente que reaccionen a los esfuerzos de control del estado. En esa dirección se orienta Mancuso cuando recuerda cómo terminó metido en la guerra. En una entrevista señala:


Yo ingreso a la autodefensa porque había una Las Autodefensas que habían brotado espontásubversión que me estaba agrediendo, estaba ulneas en distintos sitios de la geografía nacional, trajándome, que dijo que si no cumplía con las sin discurso ideológico y sin unidad de mando, exigencias de ellos me mataban ( ) El último comenzaron a intercambiar experiencias y a derecho que pierde el ser humano es el de defentransitar un camino de crecimiento conjunto que derse y me defendí y cuando me defendí me subí fue consolidando territorios, desplazando a las en un entigri (sic) del que no me pude bajar porguerrillas y llenando el vacío que se negaba a ocuque si no la guerrilla me mataba, luego cuando par un Estado cada vez más ausente (AUC 15). el Estado no cumple con la función que le corresponde y la guerrilla nos está agrediendo a De este texto recalcamos la referencia a que nosotros y a millones de colombianos, el último las autodefensas brotan espontáneamente en disderecho que pierde es el de defenderse, con actos tintos sitios de la geografía, no tieque son de legítima defensa. Ennen un discurso ideológico y que tonces en la medida en que me es el comenzar a intercambiar exesté involucrando en este proceperiencia el que las hace transitar Era amigo, so, venía gente de todo el país a juntas y desplazar la guerrilla. En preguntarme cómo hemos hecho, libertador, las producciones verbales de las cómo enfrentamos el fenómeno, AUC esta historia del movimiento conocí a Fidel, conocí a Carlos e campesino y es recurrente y sustenta el énfasis iniciamos un proceso el cual se combatiente de las de algunos líderes en la necesidad volvió inagrecible (sic) en la mede que el gobierno y la sociedad dida de que nuestras acciones tuAUC. Algo distinto vieron repercusiones de tipo juríreconozcan el carácter confederapasa en las Farc en dico y nos tocó meternos en la do de las autodefensas y la diversiclandestinidad y a las montañas dad regional que las caracteriza donde la única de Colombia (AUC 21). (AUC 3 y 59).

condición posible y Además de la insistencia en Se trata de un texto llamatique unos conocen a los otros y deseable es la de ser vo. El comandante arranca hablanque gente de todas las regiones vedo desde el yo , recalcando que guerrillero. nía a ver cómo en el Sinú estaban la guerrilla lo agrede, lo ultraja y enfrentando la guerrilla, es intereamenaza con matarlo. No se hasante notar que entre los comanbla de la situación conflictiva del dantes las diferentes procedencias país ni del contexto sociopolítico. No. Hay una agreregionales definen la organización armada y su casión personal y una reacción de defensa. Más adelante rácter de confederación. En una entrevista Miguel veremos con detalle como funciona la apelación al Arroyave dice: derecho de defensa. Por ahora interesa subrayar que, como en la cita de Isaza, es la necesidad de defensa - Hay que entender que las autodefensas son una la que pone a Mancuso, en contacto con un nosotros confederación en la que hay diversos grupos con determinado. Nosotros que se alimenta de gente que intereses propios. Nos une el deseo de conseguir la viene de todo el país y de conocer a Fidel y a paz, pero la diversidad de los comandantes y de Carlos Castaño. Ahí se inicia el proceso y él termiintereses propios de cada bloque ha creado alguna metiéndose en la clandestinidad y en las montanas fricciones. Algunos no quieren desmovilizarñas. Un editorial del Bloque Norte lo comenta de se, otros sí, pero ahí vamos (...) esta manera: 63


-¿Ha tenido usted diferencias con otros comandantes en la mesa? -Naturalmente, porque nuestras concepciones son muy distintas. Y es lógico porque con algunos comandantes nos separan tres cordilleras y eso es mucha tierrita de por medio (AUC 73).

La tierrita de por medio entre unos y otros comandantes de autodefensa sale a colación en las discusiones sobre el origen de la organización tanto como en las dificultades implícitas en la constitución de una unidad de mando. En esa dirección se orienta Carlos Castaño en una ponencia para el Foro sobre Alternatividad Penal donde insiste en que: ( ) las distintas organizaciones de Autodefensas, las cuales por su origen disperso y su propia historia no siempre convergente, no han tenido mayores ocasiones de experimentar verdadera unidad organizativa total, ni siquiera una unidad de acción consensuada (AUC 39).

De ahí que ante la negativa de unos bloques a participar en las negociaciones, el mismo comandante se queje de que las AUC como movimiento nacional no existen (AUC 6). La reivindicación de la región y de las distintas procedencias regionales de los comandantes no opera solamente en la discusión de los orígenes de las AUC y de sus rasgos de confederación. En las negociaciones de paz con el gobierno de 64

Uribe, los integrantes de las AUC subrayan el carácter regional de su organización y crítican la forma como algunos políticos se relacionan con ellas. En la sección pasada veíamos el peso discursivo del yo y de la normalidad anterior a la guerra en los discursos de las AUC. En este acápite hemos llamado la atención sobre el que la organización armada es la activación de las capacidades de defensa de una gente de bien en las regiones. Gente que ante el ataque guerrillero comparte la misma tendencia de acción: defenderse aún por encima de las regulaciones del estado. Ahora, es conveniente mostrar que esas distintas procedencias regionales de los comandantes se traducen en una consideración altamente emocionalizada de los problemas de región y nación en las negociaciones de paz. En efecto, el comandante Mancuso insiste en su interés de dar respuesta a los problemas de la nación que se salieron de las manos de lo que él denomina burócratas citadinos (AUC 59). El mismo líder habla de los comandantes como líderes naturales y representantes de las regiones que deberán desempeñar un papel muy activo en la política (AUC 114). En una entrevista le preguntan a Mancuso si su interés en la política es personal o si es una aspiración de las AUC como organización. El comandante responde: Los tres grandes problemas de Colombia son paz, seguridad y empleo, y si uno no actúa políticamente no tiene forma de resolver esto. Y si se queda en


el monte menos. En los escenarios políticos que hay hoy, falta conocimiento y representatividad. Los políticos están tratando de resolver problemas que no conocen, de regiones que no conocen y de comunidades que no representan (AUC 114).

Más adelante en el mismo intercambio le preguntan: -¿Hay más comandantes u otros miembros de las AUC con las mismas aspiraciones políticas que usted? - Sí. Pero esa no es una aspiración que salga de uno; lo que pasa es que se termina aceptando como una consecuencia de la voluntad de la gente que durante años se sintió apoyada en nosotros. Recuerde que hablamos de zonas en donde el Estado nunca estuvo y los comandantes ejercieron un liderazgo natural. Es más, yo me atrevería a pensar que gran parte de los inconvenientes que la ley ha enfrentado en el Congreso se deben a que algunos políticos tradicionales se sienten incómodos ante la perspectiva de que nos permitan participar en política, por la competencia que ello supone en territorios donde ellos ostentan el monopolio (AUC 114).

Reproducimos por extenso estos planteamientos del comandante Mancuso porque nos dejan ver que así como la procedencia regional era un rasgo a destacar en el proceso de constitución de las autodefensas, así sigue siendo de crucial importancia cuando se piensa en qué es lo que ellas quieren de la desmovilización. Los discursos de las AUC insisten en el carácter regional de la organización. El hecho de que el comandante Mancuso hable permanentemente a los políticos, pero que lo haga desde la reivindicación del liderazgo ejercido por los hombres armados en las regiones, es ilustrativo del lugar que ellos se asignan en la tensión entre regiones y nación. Más aún cuando entre las razo-

nes para su desmovilización aducen la restauración de los vasos comunicantes entre estado y nación (AUC 62). Ernesto Báez se orienta en ese sentido cuando establece: Nosotros consideramos que la reinserción se debe cumplir en dos escenarios: un primer escenario es el de la reinserción de combatientes desarmados a la vida productiva del país. Y la otra, paralela a esa, es la reincorporación de las regiones al Estado (AUC 93).

La referencia a la reincoporación de las regiones al estado resulta ilustrativa de la forma como los comandantes juzgan la situación a las que los ha llevado la guerra. Si en la primera parte de esta sección leíamos que gente que venía de las distintas regiones empezó a caminar junta y a defenderse de la guerrilla metiéndose en la clandestinidad, aquí leemos que la desmovilización debe traducirse en la reincorporación de las regiones al estado. Reincorporar parece una acción neutral, pero si nos detenemos en ella pronto descubrimos que se trata de hacer que dos cosas hagan cuerpo una con otra de nuevo. Se trata pues de que las regiones vuelvan a ser parte del cuerpo del estado. Ahí ubican los comandantes de las AUC parte de sus motivaciones. Con ocasión de la desmovilización del Bloque Calima en diciembre de 2004, el comandante Mancuso fue muy enfático al respecto: Sé que no es fácil entender nuestras motivaciones. Para los que no nos conocen y viven fuera de la órbita de las regiones colombianas, no debe ser fácil entender que entreguemos los fusiles, que nos despojemos de la potestad de dar la última palabra en todo aspecto de la vida regional, que renunciemos al poder que otorgan las armas. Y esa incomprensión la entiendo. Parte de una displicente sensación de superioridad, que les dicta a quienes la sienten, que somos una horda de mercenarios al servicio de nosotros mismos. Ellos se niegan a entender la realidad de las provincias (AUC 95 ). 65


El pronunciamiento de Mancuso es bastante explicito. Conocerlos y en alguna medida comprender su proyecto, implica entender las realidad de las regiones y provincias. Allí ellos han tenido la potestad de ser la última palabra. Es notable también que el comandante se ocupe de aclarar que quienes no los comprenden parten de una sensación de superioridad que a su vez se apoya en la negativa a entender la realidad de las provincias. Se trata de una presentación emocional de sí mismos que recalca el que suelen ser incomprendidos y juzgados como hordas de mercenarios, pero más aún, que tales juicios se desprenden y viene ahora el juicio sobre el comportamiento y la motivación del otro del desconocimiento o de la negativa a comprender la vida regional. La reivindicación de la pertenencia y el conocimiento regional y del hecho de que las regiones deben volver a ser cuerpo del estado alimentan nuestra caracterización de las AUC como una formación elitista de defensa y restauración en dos sentidos. Primero, tales señalamientos recuerdan que las AUC recogen y articulan grupos regionales establecidos , grupos que ya tienen una existencia social y cuya trayectoria de acción es defenderse. Segundo, la referencia a la reincorporación de las regiones y a que los comandantes son líderes naturales y verdaderos representantes de aquellas funciona como indicio del lugar que estos grupos se atribuyen en el orden social. Atribución que quedará más clara adelante cuando analicemos la autorepresentación que las AUC hacen de sí mismas como una organización heroica o como benefactoras sociales. Por ahora, sabemos que en sus discursos las AUC recalcan las diferencias regionales y las exhiben como rasgos de su antigüedad o estabilidad como franja social. La importancia de estos señalamientos queda más clara si se recuerdan las proposiciones de Elias en su Ensayo teórico sobre las relaciones entre establecidos y marginados (1998). En ese texto el autor muestra que la dimensión temporal o la historia compartida por un grupo se traduce en importantes diferenciales de poder (ibíd., 116). El autor analiza los repertorios emocionales con que familias viejas de 66

un vecindario se relacionan con los recién llegados al mismo. Encuentra que la prolongada convivencia de las primeras les daba un grado de cohesión grupal de la que no gozaban los segundos y que tal rasgo se tradujó en una sensación de superioridad humana entre aquellas familias (ibíd., 118-123) Para el objetivo de este texto tal comparación resulta de gran utilidad. La acción violenta de las guerrillas dio pie a la activación de las relaciones entre viejas familias de las regiones, que se conocen unas a otras y que ponen en marcha un ejército de contención, una estructura armada que defenderá su existencia. Los comandantes Mancuso, Isaza, Castaño y Jorge 40 dejan claro que en su defensa, apelan a viejos lazos sociales que tenían con otros vecinos, con otros pares de las regiones. Eso los sitúa en un lugar destacado de la jerarquia de estatus y poder y les hace exhibir un nosotros particular y más o menos delimitado en el que la procedencia y prestancia regional resuelve un clásico problema: Cómo y por qué unos hombres se perciben como partes del mismo grupo y se incluyen unos a otros dentro de los límites grupales que ellos mismos establecen al hablar de nosotros , mientras excluyen a otros como pertenecientes a otro grupo, al que se refieren colectivamente en términos de ellos (ibíd., 116).

El carácter de formación elitista de las AUC está marcado precisamente por la definición que los líderes hacen de un nosotros, en el que se distingue el yo de los diversos comandantes y una amplia gama de ellos que va desde los combatientes de la misma organización hasta los guerrilleros. Mientras que el nosotros al que recurren las Farc se desplaza permanentemente buscando su sujeto e inventándolo en la historia misma de las conquistas de la organización y en las acciones del movimiento popular; las AUC hacen una constante delimitación de su nosotros, el nosotros de los comandantes con sus procedencias y perfiles regionales. Esa recurrente contraposición entre nosotros


y ellos en el discurso de las AUC y en términos más generales su constante esfuerzo de diferenciación será trabajado más adelante.

(ibíd.). También Rodrigo Tovar, alias Jorge 40, señala el desplazamiento entre la defensa personal y la de otros bienes . En la entrevista se lee:

DE LA DEFENSA A LA SEGURIDAD

-Hay una tendencia en ustedes que sorprende mucho y es la de hablar con un tono patriótico, de salvadores, casi como si el país les saliera a deber.

En el acápite anterior se insistía en que las producciones verbales de las AUC presentan la organización como una estructura armada que ciertos grupos regionales activan o desactivan según sus necesidades de defensa frente a las agresiones guerrilleras. El objetivo de este apartado es mostrar que la defensa está investida de una gran connotación emocional y que sirve como bisagra que articula los grupos regionales y que convierte al ejército de contención en un Movimiento Nacional Antisubversivo (AUC 59). Las distintas producciones discursivas de las AUC señalan que la organización nació de forma espontánea y en legítima defensa propia (ibíd.). Más aún, los discursos de la organización suelen hacer un recorrido que parte de la defensa de la propia vida y la dignidad, la economía de nuestros hogares y pasa por los bienes, las familias y luego parte hacia la defensa de los territorios, nuestras regiones , nuestras comunidades y la patria (AUC 37, 59 y 104). Así por ejemplo, en su discurso en el Congreso, el comandante Mancuso señala: ante el acecho constante de las guerrillas, recurrimos al derecho inalienable de la legítima defensa, en aras de proteger nuestra existencia y nuestros bienes lícitamente adquiridos, que representan el sustento presente y futuro de nuestras familias (AUC 59).

Sin embargo, antes, en ese mismo texto, había dicho que hablaba por todos aquellos que caminan sin descanso defendiendo esta Colombia desconocida para los muchos, patrullando en parajes peligrosos y solitarios, donde acecha el enemigo terrorista

- Nosotros nos la jugamos primero por defendernos, defender a nuestras familias y patrimonios, pero en esta defensa también defendimos de un ataque a muchas regiones y dentro de ellas a sus pobladores (AUC 70).

La constante y ordenada mención de aquello que las AUC defienden su vida, honra, dignidad, bienes, familias, regiones, comunidades, patria son indicativas tanto de la historia de la organización, como de la jerarquía de valores que en ella predomina. En ambos casos se arranca de la relación con lo personal y desde ahí se van tejiendo vínculos con lo colectivo, con la patria. Esa que comienzan a conocer mientras la patrullan. Ahora bien, no siempre se cuentan las necesidades de defensa en el mismo orden. En un texto Mancuso explica que ellos participan del proceso de negociación con: los mismos irrenunciables fines de defensa de la vida y de la libertad, de la seguridad y de la dignidad nacionales, que alentaron nuestro nacimiento, en pasadas y trágicas circunstancias de agresión totalitaria y terrorista a la que nos resistimos por instinto vital innumerables colombianos agredidos por la subversión y desamparados por un Estado y unos gobernantes que habían perdido el timón y el rumbo y nos condenaban a la indefensión (AUC 25).

Es interesante que en este texto la defensa de la vida y la defensa de la seguridad y la dignidad aparecen, al mismo tiempo, como punto de partida de la organización y no como conquistas y trans67


formaciones que se fueron dando en la historia. Aquí quedan puestas en el mismo nivel emocional e histórico lo personal y lo colectivo . Interesa también destacar de ese texto la puntada sobre el instinto vital . Y es que la alusión a la defensa suele también estar asociada a comprensiones naturalistas de la vida social: los integrantes de las AUC defienden instintivamente su vida y sus bienes (AUC 15). Además ellos reclaman que lo que en un principio fue legítima defensa individual comenzó a hacerse carne en comunidades enteras a las cuales unían la misma angustia y la misma indefensión (ibíd.). Aunque no nos queda del todo clara la alusión a hacerse carne , es ilustrativo constatar que la invocación de la defensa tiende a naturalizarla, es instintiva , tiende a relacionarla con emociones como angustia e indefensión y a ignorar su especificidad como una tendencia de acción específica ante la agresión. Como se recordará, uno de los componentes de la emoción es la tendencia de acción asociada. Aquí es claro que la defensa opera como la tendencia de acción casi natural entre aquellos que se enfrentan a las agresiones de la guerrilla. Pero si por un lado la defensa aparece como un instinto, por otro lado aparece como un derecho que no se pierde nunca (AUC 11), un derecho que es propio del ser humano y anterior a la ley positiva

68

(AUC 21). En una entrevista que el comandante Mancuso concede en 1998 al periódico regional El Meridiano se lee: Lo que pasa es que el derecho a la legítima defensa individual y colectiva, es natural y universal. Está incluso por encima de la ley positiva. Y como el Estado no cumple debidamente con su obligación, nos ha tocado ejercer este derecho. Además, el monopolio de las armas que debe ser exclusivo del Estado, no lo es. Porque hay un enemigo nacional que está armado, entonces, la sociedad civil ante la ineficiencia del Estado y el carácter de la agresión hace respetar su derecho a la defensa y se arma proporcionalmente al ataque para defender su vida, honra y bienes; este es el origen de las autodefensas (AUC 1).

También la entrevista que Carlos Castaño otorga a Darío Arizmendi en 1998 se orienta en esa dirección y nos permite ampliar la comprensión particular que los comandantes tienen del derecho a la defensa. Castaño subraya que cuando el estado no puede garantizarle la vida a la gente ésta tiene derecho a armarse y que eso debe decirse en la constitución universal con la que nace cualquier ser humano que está por encima de cualquier ordenamiento, del papel que tenga la constitución de un país . Más adelante, el mismo comandante explica que aunque Dios es tolerante en ocasiones, como humano enseño a defendernos y que en alguna medida sólo la legítima defensa hace concebible un asesinato (AUC 2). Es muy reveladora la articulación que ambos comandantes establecen entre el derecho a la legítima defensa y un orden natural, anterior al estado y al derecho positivo. No se habla aquí de lo que se siente pero cuando se define algo como natural o universal , se pretende sacarlo de cualquier debate político y consagrarlo como una verdad, como algo que se impone por naturaleza . El carácter emocional del discurso proviene en este punto, precisamente, de la consagración de la defensa como un derecho, como algo propio e indiscutible en el ser humano.


Las AUC insisten solo nos hemos defendido , pero a renglón seguido glorifican tal comportamiento como algo que se hace al servicio de la patria y que los convirtió en quienes proveen de seguridad a millones de colombianos honestos y de buena voluntad (AUC 59). Incluso en sus producciones verbales afirman que ni siquiera el cese de hostilidades los exime de la responsabilidad de defender a las poblaciones y regiones de los ataques de la guerrilla (ibíd.) y que la realidad de la confrontación les impone un compromiso con las comunidades más allá de la seguridad que les brindamos (AUC 62). No tenemos información suficiente para analizar los procesos de transmutación cognitiva y las transformaciones históricas que permitieron que el derecho a la defensa personal se convirtiera en responsabilidad con la seguridad de las comunidades. Hablamos de transmutación cognitiva pues, como han mostrado varios investigadores, las emociones tienen efectos cognitivos (Elster, 2002). La situación que inicialmente se leía como una amenaza a la vida y la libertad individual y por lo mismo un contexto que exigía la defensa, se convierte, por el desarrollo de la interacción entre los actores y por las emociones que acompañan tal proceso en una oferta de seguridad y de restauración del orden para los grupos sociales. De emociones que subrayan la agresión de que es víctima se pasa a emociones que recalcan la misión del grupo y su especial carisma. Es conveniente constatar aquí que el discurso de las AUC recoge bien lo que diferentes investigaciones han mostrado: la convivencia en esa organización de grupos orientados a la autodefensa campesina, grupos claramente paramilitares y señores de la coerción que venden seguridad (Romero, 2003). Lo importante para nosotros es constatar que la trayectoria emocional e histórica que va del dere-

10

cho a la defensa a la provisión de seguridad es la que permite articular los grupos regionales en un Movimiento Nacional de Autodefensa, convertirlos en hermanos de causa (AUC 3) y producir autocaracterizaciones en que ellos son héroes y benefactores sociales.

H ÉROES ,

VÍCTIMAS Y BENEFACTORES

Uno de los rasgos más sobresalientes en las producciones verbales de las AUC es su tendencia a considerarse héroes y benefactores de las comunidades.10 Como en otras formaciones elitistas, los comandantes de las AUC recalcan sus condiciones particulares, aquello que Norbert Elias define como el carisma especial de grupo y que hace que juzguen sus comportamientos y su carácter como pruebas de la superioridad que se autoatribuyen (1998). Los comandantes de las AUC suelen calificar su comportamiento como un auténtico y patriótico sacrificio , como una ofrenda a la nación colombiana, como una magna empresa (AUC 59, 62, 104 y 114). Insisten en que su historia es heroica, dura, mítica , una epopeya de la libertad (AUC 59). Subrayan que han usado la violencia como forma de defensa ejercida heroicamente (ibíd.) y que era la situación de la patria y la voz de Dios en sus conciencias la que exigía tal sacrificio. En sus intervenciones los comandantes de las AUC aluden repetidamente a la responsabilidad , al sentido del deber , a la amarga obligación , al deber moral que orienta sus acciones y sus relaciones con las comunidades (AUC 23 y 26). Ellos afirman donde el tejido social se deshacía , no podíamos ni debíamos permanecer indiferentes

En las guerrillas también suele aparecer la autocaracaterización como héroes (Mancilla, 1990 y Aguilera, 2003). A partir de la documentación analizada podemos decir que la referencia al heroísmo no tiene en las Farc la misma importancia retórica y emocional y que en las AUC suele atarse a una lectura religiosa del orden social, mientras que en las primeras tiene que ver con el iluminismo revolucionario. Agradezco a Mauricio Archila el llamarme la atención sobre la necesidad de trabajar este punto.

69


(AUC 27). De ahí que se hayan erigido como la representación auténtica de los colombianos desprotegidos por el estado (AUC 1). Los líderes enfatizan que los anima una misión contra la guerrilla (AUC 33). Califican su causa como justa y noble (AUC 91) y reclaman que gracias a ellas Los colombianos pudimos contar con las Autodefensas Unidas de Colombia en tiempos de amenazas totalitarias y de crueldades terroristas y eso alejó para siempre de nuestra Patria el riesgo real de las dictaduras totalitarias de derecha y de izquierda (AUC 27).

En sus distintas intervenciones, los comandantes hacen hincapié en que liberaron de las guerrillas a media república y evitaron que se consolidará en el suelo patrio otra Cuba u otra Nicaragua (AUC 3 y 59). Por esa vía recalcan el ideario antisubversivo del movimiento y el hecho de que salvaron a Colombia del azote comunista (AUC 31). Cuando en una entrevista, un periodista le dice a Jorge 40 que los integrantes de las AUC son asesinos, el comandante contrapuntea que ellos son Luchadores por la libertad de este país. Usted se imagina qué sería de Colombia donde nosotros no hubiéramos empuñado las armas para llenar los enormes vacíos del Estado (AUC 70).

El contenido emocional de estas declaraciones tiene por objeto intencional (se dirige hacia) las motivaciones y el comportamiento propio, el carácter de los miembros de la organización y la existencia de una situación amenazante en el suelo patrio. Las emociones se expresan con palabras y adjetivos que evalúan y engrandecen la organización armada. Se trata, pues, de discursos emocionales que reposan en las alusiones a lo patriótico, al sacrificio y a la ofrenda, palabras todas con las que se evalúa y presenta el propio actuar.11 La connotación emocional de esas producciones verbales queda más clara si preguntamos ¿quién 70

tiene o puede ofrendar algo?, ¿quién se sacrifica?, ¿a qué otros tipos de comportamiento se opone el comportamiento patriótico?, ¿quiénes sienten a Dios en sus conciencias?, ¿quiénes pueden liberar a otros o al suelo patrio y por qué? Jugar con esas preguntas deja entrever también los efectos evocativos que los discursos quieren producir al construir una historia de los integrantes del aparato armado en donde se resalta su heroísmo. La autocaracterización como héroes que hacen los comandantes de las AUC no tiene sólo por objeto la historia de constitución de la organización y su trayectoria, sino también su comportamiento en medio del proceso de paz como tal. En su discurso en el evento de desmovilización del Bloque Catatumbo, el comandante Camilo dice: Queremos ser tan audaces y resueltos en el campo pacífico de la civilidad y la democracia, así como hemos sido valientes a la hora de defender la vida, los bienes y las libertades de millones de colombianos agredidos por el azote guerrillero (AUC 91).

Más adelante, el mismo comandante destaca: Quiero también agradecer a los hombres y mujeres que pasaron por las filas del Bloque Catatumbo. Por su entereza y sacrificio, por sus arduas labores de patrullaje, por su gran sentido de pertenencia, por su entereza de carácter, y por ese ejemplo admirable de amor de patria (ibíd.).12

Su insistencia en la audacia, la resolución, la valentía, la entereza y el sacrificio alimentan una fantasía autoglorificadora del grupo . Tales caracterizaciones desatan un conjunto de emociones que, como el orgullo o el honor, hablan de la prevalencia que el grupo se auto-otorga en la jerarquía de status y poder. En esa dirección deben leerse varias declaraciones de los comandantes. Por ejemplo, su insistencia en que la desmovilización de más de tres mil hombres es un gesto de incontrovertible ho-


nestidad con el compromiso de paz (AUC 85); su idea de que respetar la vida de los guerrilleros que salgan por efecto del acuerdo humanitario, así como el retorno de 415 niños de la guerra son gestos que revelan la grandeza de desprendimiento que caracteriza a la organización armada (AUC 60) y finalmente, su reiteración de que el respeto de los derechos humanos es contribución indispensable que ellos hacen para el alivio humanitario del conflicto armado (AUC 41). De esta manera suelen presentar sus decisiones y motivaciones las AUC en los distintos comunicados: se trata de gestos grandiosos, magnánimos, que van más allá del deber y la necesidad. A lo largo de las negociaciones del gobierno con las AUC, éstas han insistido en que como castigo a su su patriotismo, su altruismo y su buena fe no pueden recibir la cárcel (AUC 54) y en que su aporte a la nación en este momento histórico es precisamente su reincorporación a la vida civil (AUC 19). Ante las distintas criticas que ha recibido el proceso de negociación del gobierno de Uribe con las AUC, los comandantes han llamado la atención sobre el hecho de que buscan y aceptan la justicia, pero no la venganza (AUC 41) y en que nadie puede llamarse a engaño: nuestras convicciones democráticas van de la mano con nuestra responsabilidad nacional frente a los colombianos. Que nadie confunda búsqueda de caminos de paz con rendición y sometimiento, o altruismo con debilidad, lo que queremos evitar, es que se termine volviendo más indefenso el territorio donde debe cimentarse la institucionalidad democrática y la fortaleza económica de nuestra Nación colombiana, pilares sin los cuales es iluso pretender seguir soñando con ideales de libertad y justicia social (AUC 43).

En este caso el carácter emocional del discurso se logra a partir de la retórica de contrastación, la descripción densa de lo que sucede y la constante polarización. Nadie puede llamarse a engaño, no pueden confundir rendición con sometimiento, o altruismo con debilidad. En los dos casos se hace un juicio sobre el carácter de la organización. Después se expone la motivación lo que los comandantes quieren evitar y luego se introducen los criterios para evaluar tal motivación: no se puede volver más indefenso el territorio. A renglón seguido el texto habla en un lenguaje más o menos técnico y de evidencia racional que contrasta con la referencia al comportamiento que sería iluso y a los sueños de libertad y justicia social.

11

No pudimos estudiar las connotaciones religiosas del lenguaje político de las AUC. Podemos recordar, sin embargo que ofrenda significa según el diccionario Larousse un don que se ofrece a Dios o a los santos. Lo que ofrecen los fieles por sufragio a los difuntos. Lo que se ofrece para una obra de caridad. Dádiva o servicio en muestra de gratitud o amor .

12

Este es uno de los pocos textos en los que se menciona a las mujeres.

71


Como en textos anteriores se observa aquí una retórica emocional que no necesariamente se expresa en palabras sobre los sentimientos sino que se orienta a producir un sentido específico: estar de acuerdo con lo que las AUC han decidido hacer, reconocer que no están derrotadas y que son altruistas. Así mismo, el hecho de que alguien se autodenomine altruista revela el lugar que se asigna en la jerarquía de status. Algo similar sucede con el discurso de las AUC en la Declaración por la paz de Colombia en noviembre de 2002. En ese texto explican: Es dentro de este espíritu patriótico y civilista, y como una explícita demostración de nuestra voluntad permanente por alcanzar la paz del País, que las Autodefensas Unidas de Colombia hemos tomado la decisión histórica de declarar un cese unilateral de hostilidades, con alcance nacional, sin que esto signifique la renuncia a nuestros principios ni a nuestros ideales (AUC 3).

En un discurso posterior insisten en que La Declaración por la Paz de Colombia ( ) inaugura puentes de acercamiento y diálogo entre Autodefensas y Gobierno Nacional, puentes que nos hemos propuesto transitar como una cuestión de honor y de amor con nuestro País y su gente, tan urgidos de gestos de nobleza criolla y compromisos de Paz (AUC 4).

Estos anuncios evidencian con claridad el lugar de héroes que se asignan los comandantes de las Autodefensas. Dicen estar imbuidos de un espíritu patriótico y señalan que para ellos el diálogo es una cuestión de honor y amor con el país. País urgido de gestos de nobleza criolla que ellos si aportan. Es útil constatar que en estas declaraciones, los recursos retóricos se orientan a la calificación de situaciones y el carácter de los actores. La autoatribución de espíritu patriótico y la comprensión de las negociaciones como un asunto de honor y amor por el país hace que los comandantes se resientan ante la propuesta gubernamental de concentrarlos 72

en un territorio y que se defiendan diciendo que sus detractores no podrán ver su honor mancillado por la sumisión (AUC 43). Hasta aquí hemos caracterizado un discurso emocional que habla de los comandantes de la AUC como unos héroes. Más particularmente, como héroes de una guerra, de una gesta patriótica de lucha contra la subversión. Ahora bien, la fuerza emocional de ese discurso suele acompañarse de una descripción de las condiciones en que los mismos comandantes, esta vez en condiciones de padres de familia o esposos, fueron víctimas de la agresión guerrillera y la indolencia estatal. En una entrevista, el comandante Rodrigo Tovar, alias Jorge 40, hace una significativa declaración al respecto cuando le preguntan cómo va a hacerse la reparación a las víctimas: ¿Quiénes son las víctimas? Porque nosotros fuimos las primeras víctimas, de un ataque y de un olvido, el secuestro, la amenaza, el boleteo, la extorsión, el asesinato, la expulsión de nuestras tierras, empezó contra nosotros por parte de la guerrilla, y no hubo Estado para defendernos (AUC 70).

En una entrevista concedida en abril del 2004, el comandante Salvatore Mancuso se orienta en una dirección similar. Cuando le preguntan si las negociaciones deben seguir en medio de la desaparición del comandante Castaño, él asevera: El camino que sigue es largo y sinuoso, pero estamos dispuestos a transitarlo, así como ayer aceptamos el desafío de enfrentar la guerra que nunca quisimos, e indefensos asumimos sin ninguna experiencia ni formación ni mucho menos vocación guerrera, la defensa de la vida, los bienes, la libertad y la democracia amenazados por un enemigo sin razón y sin Dios. Hoy las cosas son diferentes y las AUC aceptamos el desafío de reincorporarnos a la vida civil plena ( ) El conflicto nos tocó a la puerta, como consecuencia de un estado débil e indolente ante el


vil ataque de las guerrillas y nos involucró causando dolor en nuestros corazones de hombres colombianos puestos en la disyuntiva ética de tomar las armas contra la inmisericorde agresión guerrillera o perecer y ver perecer como consecuencia de nuestra claudicación a nuestros seres queridos (AUC 48).

Ahora bien, en las autorepresentaciones del grupo se destaca otro lenguaje emocional, menos heroico , pero no por ello desprovisto de grandeza o de alusiones al carisma particular del grupo. Se trata de un lenguaje político en el que se superponen visiones técnicas y desarrollistas del mundo social con lecturas paternalistas de lo que puede ser la relación entre el pueblo y quienes se sienten sus responsables: se trata de la autocaracterización como benefactores sociales y como promotores del desarrollo. Las producciones verbales de las AUC están llenas de referencias a la defensa que la organización armada ha hecho de la democracia pero también de la infraestructura y del desarrollo en el país. Parte de las fantasías autoglorificadoras del grupo , que lo convierten en una formación elitista, tienen que ver precisamente con su capacidad para promover desarrollo, seguridad y bienestar comunitario. Cuestiones que se traslapan en sus distintas producciones verbales. Así por ejemplo, en el discurso que el comandante Mancuso da ante el Congreso se lee:

En ambas declaraciones, los integrantes de las AUC aparecen como víctimas de una serie de acciones de la guerrilla y una serie de omisiones del estado. Interesa también resaltar que el texto de Mancuso combina la autocaracterización como héroes aceptamos el desafío de enfrentar la guerra con la autodescripción como víctimas nunca la quisimos, estábamos indefensos, no teníamos la formación . Además, hay que recalcar que se trata de las víctimas de un enemigo que no tiene Dios y que por lo mismo cabe esperar que sea más despiadado y terrible. También hay que subrayar que la presentación como víctimas se apoya en un lenguaje concreto que habla del dolor en el corazón, de la disyuntiva ética, de la amenaza contra los seres queridos y en últimas de la inmisericorde agresión gue Somos defensores de una Colombia libre, de sus rrillera. Es un discurso emocional que tiene por instituciones y su infraestructura ( ) Es preciso objeto intencional la situación de amenaza, el comrecordar a la Nación y al mundo, que mediante portamiento de la guerrilla, su nuestra lucha y sacrificio, extencarácter y la tendencia de acción sos territorios del país han lograpropia: aceptar el desafío. Es en do convertirse en ejemplos de esa trama en donde debemos siconcordia, tolerancia y civilituar la transmutación de la víctidad; y han conseguido atraer la ma en héroe. La acción de la inversión, promover el trabajo guerrilla y la debilidad del Estahonesto, y devolver las condiciodo los hacen víctimas, pero la nes necesarias para el logro de naturaleza propia, el carisma del la productividad, fundamental grupo los hace héroes. En los capara el desarrollo (AUC 59). pítulos dedicados a la relación de las AUC con el estado y con Tiempo después en otro la guerrilla ampliamos esta autodiscurso el mismo comandante caracterización como víctima. establece: Por ahora sólo necesitamos mostrar que ella es el correlato de la Si hay algo que tenemos claro representación de los comanlas AUC es el compromiso social Rodrigo Tovar “Jorge 40” dantes como héroes. ( ) Hemos trabajado por años 73


bilidad. Puesto de otra manera. Aunque en sus discursos reconocen que ellos asumieron funciones que le corresponden al estado, no explican con detalle por qué. En esos momentos de la argumentación los líderes recurren al deber moral y a la amarga obligación . Nosotros tenemos que preguntar por qué ante la desprotección estatal se activa tal deber y la organización asume funciones del estado. Las emociones son procesos de interacción en los que es posible discernir distintos componentes, antecedentes cognitivos y tendencias de acción por ejemplo. En el caso de los discursos de las AUC es sugestivo que su tendencia a convertirse en héroes y benefactores se expone como algo natural, como el único camino ante la desprotección del estado. No había otra salida, No importa que se ellos tenían que asumir las funcionos tilde de ilegales, nes que le pertenecen a aquél. Si no ¿quién? Se trata del funcionaporque el pueblo, miento de lo que Elias denomina el canon de las clases superiores soberano, nos y que hace que ciertos grupos se declara legítimos y sientan pares del estado o que puedan activar sus relaciones de nos considera sus defensa y protección por encima benefactores de las regulaciones de aquel (Elias, 1997). Nos interesa constatar que en la caracterización que hacen de sus relaciones, las AUC reiteran

en la construcción del bienestar comunitario y digno. Hemos defendido las tierras de nuestros campesinos, se ha sembrado la confianza en el campo y en el desarrollo socio-económico. Y hoy, hay que dejar algo claro: no abandonaremos esta misión social que ha caracterizado la organización y, es más: que fue parte de nuestro nacimiento ( ) Las Autodefensas Unidas de Colombia venimos de transitar un largo y doloroso camino de respuesta armada ante la violencia y los agravios de las guerrillas marxistas al Pueblo colombiano, a su infraestructura económica y a sus vías de comunicación (AUC 62).

En ambas declaraciones las AUC aparecen provistas de un carácter especial e innegable. Ellas han defendido la infraestructura y han conseguido dar a la sociedad condiciones para el desarrollo. Eso lo consideran característico de su misión y su compromiso social. Nosotros tenemos que preguntar que comprensión de la sociedad sostiene tales ideas. Nuestra insistencia en que las AUC en sus discursos se presentan como una formación elitista se apoya precisamente en la constatación de que no todos los actores sociales se imputan un compromiso o una misión social y que al hacerlo delatan el lugar que se asignan en la jerarquía social. Aquel que tiene que notificar su compromiso social es también aquel que vive cierto distanciamiento con esa sociedad. Es revelador al respecto que las declaraciones de los comandantes insistan en que Nunca fue interés de las AUC perpetuarnos en el cumplimiento de una función excepcional de protección y desarrollo comunitario que corresponde legítimamente y de manera inequívoca e insustituible al Estado (AUC 25), pero que nunca expliquen los antecedentes cognitivos y los vínculos emocionales que hicieron posible que ellos asumieran esa responsa74

No importa que se nos tilde de ilegales, porque el pueblo, soberano, nos declara legítimos y nos considera sus benefactores. Algún día Colombia agradecerá que hayamos existido y el mundo reconocerá que merecíamos un trato diferente, el tiempo es el mejor aliado, amanecerá y veremos (AUC 104).

Esta cita nos permite introducir otro rasgo de las autocaracterizaciones de las AUC que consideramos indicativas de su naturaleza de formación elitista. En sus distintas producciones verbales esa organización expone un permanente ejercicio de dife-


renciación y de contraste entre el nosotros y una inmensa gama de ellos que se extiende desde grupos de autodefensa regional y combatientes del mismo grupo armado hasta organizaciones guerrilleras.

U NA

ARDUA TAREA : LA DELIMITACIÓN DEL NOSOTROS

Una de las peculiaridades en las producciones verbales de las AUC es su permanente producción de diferencias y más puntualmente de contrastes entre sus distintos miembros o entre ellos y los integrantes de otras organizaciones armadas. Si en el caso de las Farc veíamos la recurrencia de un nosotros que se desplaza entre los marquetalianos, los campesinos, los luchadores populares y los colombianos, esto es un nosotros abierto y que busca ser llenado, ser inclusivo; en el caso de las AUC tenemos un nosotros que busca distanciarse, conservarse cerrado y diferente de ellos . Entre los criterios utilizados para crear esas diferenciaciones se cuentan la historia particular del grupo, la relación con una ideología, el uso de la violencia, la apelación a valores y consideraciones éticas y el vínculo con otros grupos sociales, entre otras cuestiones. Se trata de un problema de gran relevancia en las producciones discursivas de las AUC y de gran importancia teórica, pues, como Norbert Elias ha mostrado, los grupos establecidos y las formaciones elitistas se ven sometidas continuamente a la elaboración y exhibición de lo que consideran que les es particular, propio y dado y que las hace diferentes a los demás grupos (1998). En el caso concreto de las AUC como formación elitista llama la atención la permanente dife-

13

renciación entre comandantes y combatientes de la propia organización. Contraste que se logra a través del uso de recursos retóricos como los demostrativos esos muchachos las explicaciones detalladas sobre los rasgos de ellos y las fiestas para ellos ; y, finalmente la insistencia de algunos comandantes en que sus hombres son como sus hijitos . En cuanto a la oposición entre AUC y grupos de guerrilla, el contraste se logra a partir de la autoatribución de motivaciones más éticas y de comportamientos más ajustados a la historia y a la racionalidad. En ambos casos se trata de contraposiciones altamente emocionalizadas, esto es, contraposiciones que desatan vinculaciones afectivas a partir de las referencias a distintos juicios sobre las motivaciones, los comportamientos y el carácter de los actores implicados. Las emociones recalcan la comparación entre unos y otros e insinúan el lugar que cada uno debe tener en la estructura de status y poder.

Las autodefensas puras : narcotráfico y razón social Una de las cuestiones que ha desatado cierta controversia emocional en las negociaciones del gobierno de Uribe con las AUC y que tiene importancia en los esfuerzos de la organización por delimitar su nosotros está relacionada con la diferencia entre autodefensas pura y otros tipos de autodefensa. Se trata de un debate entre comandantes o líderes de la organización en torno al vínculo que ellos tienen o han tenido con el narcotráfico y con otros sectores delictivos. Debate que los ha obligado a incluir en sus discursos una constante defensa de su naturaleza política, que ha revelado los enfrentamientos dentro de la organización, pero que también ha propiciado una producción discursiva sincera frente a la sociedad.13 En una entrevista con la Revista Semana, el

El artículo constata la importancia emocional que tiene en el asunto en las producciones verbales de las AUC pero no puede hacer un estudio sobre las relaciones de esa organización o sus líderes regionales con el narcotráfico. Como en otras cuestiones, el texto recalca los puntos de coincidencia en los textos de los diversos comandantes pero no desarrolla ni amplia los contextos regionales que sustentan las diversas trayectorias de los líderes y su relación con las drogas.

75


líder del Cacique Nutibara, Giovanni Marín se defiende de las acusaciones de que su organización tiene vínculos con el narcotráfico diciendo que tal señalamiento es falso y que Los 800 hombres que este martes, si Dios quiere, nos desmovilizamos, somos autodefensas puros, no miembros de bandas comunes, sino integrantes de una organización política, el Bloque Cacique Nutibara, que tiene un ideario antisubversivo (AUC 31).

Más adelante en la misma entrevista se lee lo siguiente: -Habla usted del comandante Adolfo Paz como un líder político cuando su pasado dice que fue lugarteniente de Pablo Escobar, jefe de la banda La Terraza y ahora miembro de las AUC. -Jamás. Lo que usted dice es falso. Nuestro comandante jamás sirvió a Pablo Escobar. Por el contrario, él lo enfrentó. Él fue la persona que ayudó a ponerle fin a su reinado de terror. Y también es mentira que él haya sido jefe de la banda La Terraza. Al contrario, cuando entramos a Medellín los jefes de esa banda quisieron entablar diálogos con nosotros pero desde un principio nos opusimos porque su accionar era delictivo. Por eso, la combatimos y la obligamos a que hicieran una reconversión en beneficio de ellos mismos y de la sociedad. -¿Combatieron a La Terraza o la absorbieron? -A esa y a todas las demás bandas lo que hicimos fue obligarlas a que tuvieran pactos de paz, a que dejaran sus acciones en contra de la comunidad. La gente piensa que esos son muchachos cuyo único destino es un arma de fuego y eso no puede ser. Hay que ayudarlos y sacarlos para que se vuelvan útiles y sus existencias aporten a la paz del país (ibíd.).

Estas declaraciones ilustran dos puntos recurrentes en la delimitación emocional que las AUC 76

hacen del nosotros que consideran propio. Primero, recalcan que son un actor político y que no tienen nada que ver con bandas comunes, delincuentes o narcotraficantes. Segundo, aluden a la relación pedagógica que suelen establecer ya sea con sectores delictivos, con sus propios combatientes o con las comunidades. El comandante Miguel Arroyave del Bloque Centauros hace diferenciaciones que se orientan en una dirección similar a las de Marín. En una entrevista él anotaba: ( ) aquí entre nosotros yo debo reconocer que todos tenemos intereses distintos. Algunos somos autodefensas puros, mientras otros son gente que ha llegado a la mesa para buscar solución a sus problemas judiciales individuales ( ) Además, aquí en Ralito he tenido diferencias con otros comandantes porque no tienen un discurso coherente: dicen que defienden a los pobres, cuando en realidad les están robando la plata de la salud. Otros dicen que no están traficando mientras que por la Costa están sacando embarques de droga. Esas cosas no me gustan y se las he dicho de frente (AUC 73).

Por su parte, Martín Llanos, jefe de las Autodefensas del Casanare y contradictor de Miguel Arroyave, explica en una entrevista que sus conflictos con él tienen que ver con el interés de este último de invadir los territorios del primero. En la entrevista le preguntan si la pelea entre comandantes tiene que ver con el narcotráfico y Llanos contesta: La causa reside en el afán territorial de Arroyave. Las ACC son autóctonas y no es bueno ni sano pretender imponerles a nuestras comunidades una autodefensa foránea como en este caso. Con narcotráfico no tenemos nada que ver, excepto el gramaje cobrado en algunas zonas de cultivos de coca en que hacemos presencia ( ) Si Arroyave tiene problemas de narcotráfico debe ser con otras personas (AUC 26).


Los motivos de confrontación entre los distintos grupos de autodefensa escapan a los objetivos de este trabajo, así como la relación entre ellos y el narcotráfico. Reproducimos estos señalamientos porque ilustran las más frecuentes diferenciaciones que hacen los comandantes en sus discursos: autodefensa vs. comportamientos delictivos, autodefensa vs. narcotráfico y en el último caso, autodefensa autóctona vs. autodefensa foránea. Diferenciaciones que han sido comentadas por la literatura secundaria sobre la confrontación armada (Romero, 2003) y de la que nosotros destacamos aquel correlato que se teje como contraste emocional. La importancia de este problema en la autocaracterización de las AUC se hace explicita en los señalamientos de Castaño sobre el hecho de que es inocultable la penetración del narcotráfico en la organización (AUC 6). Esto es evidente en su mea culpa por esa situación y lo reitera en la advertencia que sigue: Es claro, el estigma del narcotráfico nos envuelve o salpica a todos en las Autodefensas, y a buena parte de Colombia, y no es solo imaginación y guerra publicitaria de nuestros enemigos, es también una evidente realidad, por la cual estamos pagando caro, y sin duda hay unos más culpables que otros. Yo acepto mi plena culpa por no haber sido capaz de impedirlo pero, solo me faltó recurrir a la fuerza y la violencia para evitarlo. En las AUC contuvimos a los narcos y el narcotráfico en algunos casos, mientras en otros lo impulsaron, grave contradicción. Craso error. Y aquí hay que decirlo, es la verdad lo que ha difundido esta página de las AUC, a otra cosa no se prestará ella. Colombia Libre informa sobre las autodefensas y el conflicto sí, pero con la verdad, no es para ocultarla; es que uno no puede ir cambiando a su antojo nombre sucio por limpio, o identidad y razón social cada que desee lavarse lo sucio, porque rápidamente lo identifican y dejan de creer en uno, y lo más grave, dejan de creer en el gremio que integramos y representamos. No se puede utilizar más el

nombre de Autodefensa para esconder a cuanta actividad delincuencial se practique. Si seguimos así, cada que se mencione públicamente el término Autodefensas , la gente lo asociará con delincuencia simple y rampante que utiliza ese nombre para conveniencia y lo desconoce para respetarlo. Y no puedo exceptuar, ni a las mismas Accu, porque ahí también padecemos el virus que carcome hoy a casi todas las Autodefensas (AUC 11).

En este párrafo convergen distintos rasgos del discurso emocional de las AUC. El énfasis en el yo acepto mi plena culpa ; la existencia de fuertes contrastes al interior de la organización unos contuvieron y otros impulsaron el narcotráfico ; la insistencia de que en sus comunicaciones relatan la verdad; y, algo muy importante para esta parte del argumento, la advertencia de que el nombre de la autodefensa no puede esconder actividades delincuenciales, so pena de que la gente ya no les crea. Es más, la declaración del comandante Castaño, deja claro que la organización necesita que crean en ellos, en el gremio que integran y representan, en la trayectoria de su razón social . Ambas referencias, gremio y razón social, notifican el carácter instrumental o de aparato que tiene la organización. Ambas citas nos ponen al corriente de la necesidad de custodiar cómo se usa el nosotros de las Autodefensas, quienes usan y para qué esta razón social y quienes pueden y quienes no atribuirse la pertenencia a este gremio . Es necesario también reconocer aquí, que ambas referencias asignan respetabilidad al quehacer de las AUC y expresan de manera formal y casi neutral las distinciones que veíamos atrás entre autodefensas puras y otras actividades. El carácter emocional implícito en esas diferenciaciones queda claro si se recuerda que sólo ciertas actividades colectivas tienen razón social y sólo ciertos grupos pueden definirse como gremios. Aunque la representación corporativista de la sociedad que se desprende de estas citas está por estudiarse, ya puede reconocerse que ambas, razón social y gremio , 77


son características de quienes se incluyen en la sociedad y consideran legítima su actividad.14

Ellos, los combatientes Otra diferenciación que se hace permanentemente en los discursos de las AUC y que evidencia su naturaleza de formación elitista es el contraste entre comandantes y combatientes. Contraste que aparece, sugerido ya, cuando el comandante Mancuso apunta en una entrevista: yo dije que cuando iniciáramos un proceso de negociación serio e irreversible le daba la cara al país para que conocieran qué pensamos los comandantes de las AUC (AUC 22). Nosotros podríamos decir, luego del análisis de las distintas declaraciones que, aquello que piensan los que no son comandantes y que están en las AUC no se conocerá y ni siquiera importa en la presentación que esa organización hace de sí. Es significati-

78

vo también que en momentos de crisis de las negociaciones, Mancuso haya subrayado que los comandantes de las AUC tienen voluntad de paz , pero no haya hecho ningún comentario sobre los combatientes (AUC 114). El comandante Rodrigo Tovar, alias Jorge 40, sí se refiere a los combatientes y lo hace en unos términos que resultan bastante explícitos de la forma como ellos son tratados en la organización. En una entrevista le preguntan por el compromiso de los empresarios con el proceso de paz, luego de reclamar que ellos deberían colaborar más, el comandante señala: Mire, por ejemplo, el caso de los desmovilizados. ¿Cuántos trabajos han creado? ¿Cuántos de nuestros ex combatientes ahora tienen un puestico? Casi ninguno, por no decir ninguno. Eso nos pone a pensar porque nosotros sí nos vamos


a desmovilizar en grande; entonces, esa es una señal errada porque uno dice qué va a pasar con todos estos muchachos (AUC 70).

En esa declaración destacamos varios puntos: el uso del posesivo nuestros ex combatientes , la referencia a que ellos necesitan un puestico y el no tenerlo es lo que nos pone a pensar a nosotros ¿cuál es el nosotros? y finalmente la pregunta sobre lo que le pasara a estos muchachos . Queda clara la distancia entre comandantes y combatientes, entre el nosotros de las AUC y estos muchachos . Distancia en la que se sostiene una amplia gama de vinculaciones emocionales que van desde la consideración paternalista mis hijitos , hasta la idea de que como tal, esos muchachos deben ser sensibilizados, educados o por lo menos no mandados a la muerte así no más. En el primer caso son ilustrativas las declaraciones que Ramón Isaza hace con ocasión de los 27 años de la autodefensa que él lidera. A continuación reproducimos por extenso apartes de ese discurso que capturan bien el lugar que se asigna al combatiente en la organización y el tono paternalista con el que en ocasiones se les exalta. Dice Isaza: Hace siete años empecé con esta celebración de cumpleaños de las Autodefensas, ( ) con el ánimo de rendir un homenaje a todos y cada uno de los hombres y mujeres que me han acompañado a través de nuestra existencia como grupo armado ( ) Luego de los protocolos militares de rigor, al dirigirme a los Combatientes, los invito a seguir en la lucha, a mantener en alto el nombre de las Autodefensas Campesinas, a ser ejemplo, a comportarse como verdaderos patriotas, los exalto y les doy moral , como se acostumbra decir dentro del argot popular. Aprovecho luego

14

para escuchar las quejas, para enterarme de lo que acontece en cada uno de los frentes en materia de manejo de personal, para conocer los problemas de toda índole que tienen mis muchachos y tratar de darles personalmente solución ( ) Desde el día anterior y en la madrugada, un grupo de personas, entre familiares y amigos, se apresta a preparar las viandas, otros a empacar los cientos de regalos, que donados por ganaderos, comerciantes y amigos de la región, les entrego a cada uno, como recuerdo. Un radio, una grabadora, un reloj, una muda de ropa , como decimos en nuestra tierra, unos zapatos u otras cosas. Otros, a adecuar un sitio donde, recibirlos, en fin, ese día es de ellos y para ellos, es un día para atenderlos y hacerles ver lo valiosos que son, para tratar de hacer de esa, una fecha inolvidable, de grata recordación, un momento de paz en medio de la guerra. No solo son regalos, algunos son condecorados, reconociéndoles su valor, su lealtad, su disciplina, compañerismo, etc. Y a mitad de la tarde empieza la fiesta, música, trovas, chistes, presentaciones especiales preparadas por los patrulleros, un compartir, cosa que termina a tempranas horas de la noche, porque todo debe volver a la normalidad, fiesta que como experiencia es gratificante, porque es una de las pocas oportunidades que tienen los homenajeados de charlar de tú a tú , conmigo y sus Comandantes inmediatos y de conocer a muchos que solo habían oído nombrar ( ) Muchos no estarán en esa fecha participando de las celebración, entre ellos, los hombres bajo mi mando, los Comandantes de cada frente junto a sus hombres, los hijitos, como cariñosamente los llamo, esto debido a la distancia física que nos separa, pero eso no es obstáculo para que estén en mi corazón, uno a uno desfila-

En algunos textos las AUC se refieren a sus acciones en términos de el trabajo de nuestros comandantes . Así por ejemplo, en un pronunciamiento subrayan consideramos que es nuestra responsabilidad ante Colombia insertar nuestro trabajo, personal y colectivo, de manera legal y consensuada, en el fortalecimiento de la democracia, pero no de la democracia en abstracto (AUC 15). La autocaracterización del grupo armado como organización racional suele aparecer en la relación con otros sectores de la sociedad.

79


rán por mi memoria y recibirán el abrazo amigo y agradecido que siempre les he brindado y en ese abrazo silencioso irá un ruego a Dios para que los cuide y ayude (AUC 104).

Este discurso nos permite identificar una serie de cuestiones que denuncian a las AUC como una formación elitista en la que los combatientes son claramente apartados del nosotros o incluso del yo que se considera distintivo o adalid de la organización. En efecto, uno de los elementos más sobresalientes en el discurso es, otra vez, la referencia al yo: yo empecé está celebración , yo rindo un homenaje a quienes me han acompañado , yo exalto a los combatientes , yo les invito a comportarse de modo patriótico , yo escucho sus quejas , yo les entrego unos recuerdos , yo les hago ver lo valiosos que son , yo les llamo mis hijitos , yo los llevo en mi corazón y yo ruego a Dios por ellos . Todo eso está a cargo del yo. ¿Y que pasa con ellos, con los combatientes? Ellos, los combatientes, son homenajeados ese día por acompañar la existencia del grupo armado. Ellos son escuchados, son exaltados e invitados a tener moral, a dar ejemplo, a comportarse como patriotas. En la medida en que es un día de ellos y para ellos, entonces se les habla de lo valiosos que son, reciben regalos, un reloj, una mudita de ropa, unos zapatos , reciben condecoraciones por su valor y lealtad, y luego pueden charlar de tú a tú y conocer a los comandantes, de quienes reciben además bendiciones. La caracterización de las acciones que corresponden a cada una de las partes asigna un rol pasivo a los combatientes, no son los sujetos de la historia de la organización. Son objeto de un homenaje y de una exaltación, pero no son quienes actúan. Habría que ver qué tan diferentes son las celebraciones en las Farc o en cualquier otro grupo armado, pues es sabido que quién tiene más responsabilidad en el campo de batalla suele hablar de sus hombres . Sin embargo, no de sus hijitos y es en esa referencia familiar y paternalista donde encontramos otro rasgo distintivo de las AUC como formación elitista, pues a través de distintos recursos jerarquiza la relación nosotros-ellos. 80

Habría que estudiar con detalle los contenidos concretos que la referencia a los hijitos tiene en este contexto. Es claro que no se trata de los hijitos de la sociedad burguesa urbanizada, los hijitos que son la alegría del hogar , sino más bien, aquellos a quienes hay que guiar, enseñarles unos principios, enseñarles a trabajar, aquellos que hay que proteger e instruir.15 También el comandante Camilo en el discurso de desmovilización del Bloque Catatumbo en noviembre de 2004, bendice a los que lucharon a su lado y los llama mis hijos (AUC 91). Por su parte, Miguel Arroyave señalaba en una entrevista que la gente de su bloque era su familia , que ellos darían la vida por él y que sólo entre ellos él se sentía bien (AUC 73). Al lado de las referencias a los combatientes de la organización como hijitos o partes de la familia, el discurso de las AUC los convierte en objeto de formación y educación. Así, por ejemplo, en una entrevista, el comandante Mancuso comenta nosotros hemos sensibilizado las tropas no permitiendo que realicen determinadas acciones violentas como en principio tocó ejecutar (AUC 20). Aunque no es claro quien es el nosotros de la frase, si es claro que es a la tropa a la que hay que sensibilizar para que no realicen acciones violentas. Algo parecido insinúa el comandante Castaño en dos de sus intervenciones. En la entrevista con Arizmendi subraya que él hace esfuerzos ingentes para que no haya tratos crueles con las personas, que permanentemente está tratando de corregir esos comportamientos (AUC 2). El comandante Jorge 40 señala algo parecido. En una carta en la que responde a una columnista que insinúa que el líder asesinado, el comandante David, quizá estaba actuando como una rueda suelta , Jorge 40 manifiesta: Como hombre formado en el Ejército, era el que más claro interpretaba la subordinación; para mi, David jamás disfrutó al utilizar los métodos propios de esta guerra irregular, siempre se preguntaba, si la gente algún día haría las cosas por convicción y compromiso en su aporte al país


Gobierno debe brindarles seguridad a esas zonas (AUC 35). El componente pedagógico de la relación con los combatientes es expuesta también por el comandante Giovanni Marín quién espera que el Estado capacite y dé talleres a nuestros muchachos para que se reincorporen a la vida civil (AUC 31). Pero tal vez la mayor eviMiguel Arroyave dencia del distanciamiento entre comandantes y combatientes al señalaba que la interior de la organización de las gente de su bloque AUC y por esa vía del carácter elitista y cerrado del nosotros era su familia , que caracteriza tal grupo armaque ellos darían la do no reposa en la relación pedagógica, sino en la vida misvida por él y que ma de los muchachos. Eso se sólo entre ellos él se desprende de la Propuesta de Incorporación a las Fuerzas Arsentía bien madas que hacen Mancuso y (AUC 73). Báez en la que se lee:

que todos queremos, o si se dependería siempre de las armas como único mecanismo de presión para que la mayoría actuase con sentido de responsabilidad (AUC 81).

Desde nuestra perspectiva estos señalamientos recogen bien uno de los contrastes entre los comandantes o líderes de las AUC y los combatientes. Así como Mancuso tiene que sensibilizar a la tropa y Castaño tiene que hacer esfuerzos para que no haya tratos crueles, así el caído comandante David se preguntaba si la gente algún día actuaría guiada por su convicción y no sólo por la presión de las armas. A través de esta pregunta, las emociones se expresan como juicios sobre el propio comportamiento, se sostienen en el contraste con el comportamiento de los otros y se traducen en una valoración positiva, en un refuerzo del orgullo y el amor propio, pues los comandantes no se sustraen a los imperativos éticos (AUC 62) y actúan por convicción y compromiso.16 Pero además de las preguntas sobre la motivación que guía el comportamiento de unos y otros, la relación entre comandantes y combatientes tiene un marcado carácter pedagógico. Al respecto, el comandante Castaño subrayó que desde que empezaron las conversaciones hemos venido en un trabajo de pedagogía con los combatientes y con las comunidades para que se convenzan de que el

Nos preguntamos qué convendrá más a la atormentada sociedad colombiana: ver a millares de muchachos ociosos, hundidos hasta el fondo, sobreviviendo en medio de una ola terrible de violencia callejera, similar a la que vive El Salvador de la posguerra interna, o en las garras ansiosas y codiciosas de los ejércitos de los mercaderes de narcóticos, o atrapados en los anillos constrictores de la guerrillas comunistas tan urgidas de mano de obra. Para todas estas actividades, estos muchachos están perfectamente capacitados pues vienen de la universidad de la guerra. O, a des-

15

Al respecto puede ser útil recordar que en la entrevista del comandante Carlos Castaño con Dario Arizmendi aquél recuerda que su hermano Fidel le dio la formación que él tuvo, le enseñó la rectitud, la honestidad, los principios que su padre ya había cimentado pero que Fidel afianza. Incluso comenta Carlos Castaño que fue su hermano quien luchó para que él no fumara cigarrillo ni tomara aguardiente. Por ahí pasa a nuestro modo de ver la relación con los hijitos (AUC 2).

16

En las producciones verbales de las AUC hay un permanente esfuerzo por diferenciarse de las guerrillas. La construcción discursiva y emocional de tales diferenciaciones contrasta los valores éticos que motivan a unos y otros, el papel de las ideologías, el uso de la violencia y el conocimiento o la relación con la historia.

81


pecho de los retóricos de la moral y de la ética pública, ¿prefiere la sociedad ver a estos muchachos desempeñando un oficio decente, en un organismo que el Estado disponga crear, vigilar y administrar, para evitar que la violencia de estos jóvenes vuelva por los campos de Colombia? ¿Por qué no pensar que la dura disciplina militar, aprendida para servir los intereses protervos de la guerra, pueda revertirse a favor de los intereses que demanda custodiar la paz? (AUC 79).

Sorprende en este discurso que los combatientes terminan convertidos en el otro , en estos muchachos cuya violencia ya rondó por los campos de Colombia y a los que se les debería ofrecer un oficio decente. Se trata de un discurso emocional sostenido en recursos propios del efecto presencia preguntas concretas, descripción detallada de situaciones y de la retórica contrastiva que obligan al interlocutor a situarse de cara al problema. Varias frases del texto tienen a los jóvenes y su comportamiento por objeto intencional de la emoción. Así por ejemplo el juicio de entrada muchachos ociosos , o la descripción neutral de la situación muchachos perfectamente capacitados ( ) vienen de la universidad de la guerra . En ambos casos se produce una exaltación emocional del auditorio y se le pide que vea algo particular en esos muchachos y que no le haga juego a los retóricos de la moral . Referencias de este tipo a los combatientes no se encuentran en el caso de las Farc quizá porque en sus textos ellas no aceptan hablar de desmovilización o reinserción y porque suelen evadir las distinciones entre los distintos camaradas.17 La controversia en torno al proceso de desmovilización de las AUC incidió en la producción discursiva de diferenciaciones entre los comandantes y los combatientes. A la hora de reclamar condiciones dignas para la reinstitucionalización, los líderes de las AUC enfatizan que la organización es un empleador exitoso de jóvenes rurales. En esa dirección se orienta Miguel Arroyave quién, al preguntarle cómo consigue sus hombres, contesta: 82

En la guerra uno necesita combatientes y estos de alguna manera, esa es la triste realidad, salen es de las zonas en donde las posibilidades económicas y de empleo son malas; por eso es fácil encontrar gente en la costa, en el Chocó, en Antioquia. Muchos son desempleados que nosotros ayudamos, los invitamos y ellos reciben capacitación en los campamentos de la AUC en Córdoba (AUC 73).

Los combatientes son entonces ex desempleados a quienes los comandantes ayudan, invitan y capacitan. No podemos negar el momento de verdad que anima tales declaraciones pero tampoco podemos dejar de constatar que a través de la referencia a la situación económica de los combatientes se produce una diferenciación entre ellos y sus jefes. Que esta respuesta, o mejor esta forma de plantear el problema, muestra la naturaleza elitista de las AUC, es evidente si se recuerda el tratamiento que las Farc y más puntualmente, Manuel Marulanda hacen del mismo problema. El líder guerrillero sostiene que las condiciones de pobreza operan como factor revolucionario para que más gente pida ingreso a la guerrilla. La situación de necesidad económica de los combatientes es utilizada en el caso de las AUC para ayudarles con un empleo y en el caso de las Farc para convertirlos en revolucionarios. No sobra señalar que en uno y otro caso la relación con el combatiente es situada y juzgada desde un repertorio emocional específico. Si están ahí por el sueldo es una cosa, si son revolucionarios es otra. El carácter emocional del discurso queda entonces escondido tras la referencia a la situación que explica el ingreso de los muchachos a la organización. Para terminar esta sección sobre la producción de diferencias entre nosotros y ellos dentro de la organización armada de las AUC como un indicio de su naturaleza elitista recogemos una denuncia del comandante Martín Llanos sobre el comportamiento del comandante Miguel Arroyave. En una entrevista, Llanos sostiene que ha habido luchas entre los bloques que cada uno dirige porque al-


guno de los dos comandantes enfrentados no es autodefensa, juzgue usted. Este señor hace enfrentar y morir combatientes (AUC 26). No tenemos como juzgar la situación a la que Llanos hace referencia. Su crítica a que Arroyave hace enfrentar y morir combatientes es algo enigmática en este punto de nuestra comprensión del problema. Sin embargo, quisimos incluirla porque captura adecuadamente el tufillo instrumental y de distanciamiento con el que los comandantes de las AUC suelen referirse a los combatientes.

C ONSIDERACIÓN

FINAL

A partir del análisis sistemático de las producciones verbales de las AUC en el contexto de negociación política se muestra que esa organización puede ser caracterizada como una formación elitista orientada a la defensa. Tal caracterización se desprende de la importancia de distintas características: la preeminencia del yo, la insistencia en que son grupos regionales inscritos en la normalidad social los que activan o desactivan la organización armada, la recurrente apelación a fantasías glorificadoras que convierten a los comandantes en héroes o benefactores, y el permanente esfuerzo de delimitación del nosotros que orienta el aparato armado. El artículo llamó la atención sobre el carácter emocional del que están investidos esos problemas de acuerdo con la forma con que son expuestos por los comandantes y el tipo de recursos retóricos que ellos utilizan. Se insistió en que el carácter emocional de los textos se desprende del constante enjuiciamiento y de la valoración afectiva del com-

17

portamiento propio y de las relaciones que la organización construye con su historia y con otros actores. Además, el texto mostró la tendencia de las producciones verbales de las AUC a hacer reposar las emociones, como el orgullo y el amor propio, en recursos típicos de una retórica que marca los contrastes o que juzga en términos grandiosos el propio comportamiento. El artículo subraya la importancia de analizar sistemáticamente lo que los actores armados dicen no porque en ello repose la verdad sino porque en las producciones verbales pueden hallarse sugestivos indicios de la forma en que tales actores comprenden el orden social y se atribuyen un lugar en él. A lo largo del artículo y de la investigación de la que éste forma parte, se han trabajado las emociones no sólo como nombres o sustantivos acerca de lo que se siente rabia, humillación, miedo, deseo de venganza sino como procesos de interacción específicos en los que sobresalen una tendencia a enjuiciar, a producir efectos afectivos en los auditorios y a recalcar los lazos significativos que se tiene con el mundo (Perelman 1997; Aminzade, 2001 y Abu-Lughod, 1990). En esa medida, la pregunta por las emociones de las que hablan las AUC y la constatación de que sus discursos son emocionales abre una puerta a la indagación sobre los contenidos concretos de la política en sociedades sin pacificar. De ahí también que se insista en las AUC como una formación elitista no porque se les atribuya un particular poder adquisitivo sino porque se da valor analítico y político al hecho de que sus comandantes se autoatribuyen un carisma y una misión especial. Es urgente para las ciencias sociales y para la política colombiana comprender cómo los actores armados organizan el mundo y cómo justifican tener una tarea histórica que realizar.

Esto no quiere decir que en las Farc no haya diferenciaciones entre combatientes y comandantes. Sólo recalcamos que las producciones verbales de esta organización en los procesos de paz no hablan de ellas y que tal ausencia seguramente tiene que ver con los temas y las coyunturas específicas que se enfrentan en las conversaciones de paz, tanto como con existencia de un término especial, camaradas , que resalta el lazo de camaradería profunda que los ata como revolucionarios. Algunas investigaciones con desmovilizados se han aproximado al problema de las jerarquías dentro de la organización, pero el tema como tal requiere nuevas investigaciones (Cárdenas, 2005)

83


B IBLIOGRAFÍA Aguilera, Mario, 2003, La memoria y los héroes guerrilleros , en Análisis Político, número 49, Iepri/Universidad Nacional, Bogotá. Aminzade, Ron and Doug McAdam, 2001, Emotions and Contentious Politics en Silence and Voice in the study of contentious politics, Cambridge University press. Bolívar, Ingrid, 2003, Emociones y producción de diferencias en el discurso paramilitares colombianos , Memorias del Taller Obstacles to robust negotiated settlements of civil conflicts, Pontificia Universidad Javeriana/Instituto Santafe. Bourdieu, Pierre, 1999, ¿Qué significa hablar? Economía de los intercambios lingüísticos, Barcelona, Akal Editorial. Brenneis, Donald, 1990, Shared and Solitary Sentiments: The Discourse of Friendship, Play and Anger in Bhatgaon en Lutz, Catherine y Lila Abu Lughod, editoras, Language and the Politics of Emotion, Cambridge University Press and Editions de la Maison des sciences de Lhomme. Cárdenas, José, 2005, Los parias de la guerra. Análisis del proceso de desmovilización individual, Bogotá, Editorial Aurora. Coser, Lewis, 1978, Las instituciones voraces, México, FCE, 1974. Cubides, Fernando, 2005, Burocracias armadas, Bogotá, Editorial Norma. Elias, Norbert, 1994, El proceso de la civilización. Investigaciones sociogenéticas y psicogenéticas, Bogotá, FCE. , 1996, La sociedad cortesana, México, FCE. , 1997, Los Alemanes, Mexico, Instituto Mora. , 1998, Ensayo téorico sobre la relación entre establecidos y marginados , en La civilización de los padres y otros ensayos. Bogotá, Editorial Norma. Elster, Jon, 2002, Alquimias de la mente. La racionalidad y las emociones, Barcelona, Editorial Paidós. Garzón, Juan Carlos, 2005, La complejidad paramilitar: una aproximación estratégica en Rangel, Alfredo, compilador, El poder paramilitar, Bogotá, Planeta/Fundación Seguridad y Democracia. González, Fernán, 1991, Relaciones entre cultura y política. Aproximación a los modelos culturales implícitos en nuestra percepción de la política en Imágenes y Reflexiones de la cultura en Colombia. Foro nacional para, con, por, sobre, de Cultura, Bogotá, Instituto Colombiana de Cultura. González, Fernán, Bolívar, Ingrid y Vásquez, Teófilo, 2003, Violencia política en Colombia. De la nación fragmentada a la formación del estado, Bogotá, Cinep.

84

Lutz, Catherine y White, Geoffrey, 1986, The Anthropology of Emotions en Annual Review of Anthropology, número 15, pp. 405-436. Mancilla, H.C.F., 1990, Los iluminados y sus sombras. Crítica de la guerrilla latinoamericana 1960-1975 en Revista Nueva Sociedad, número 105. Peggy, Thoits, 1989, The Sociology of Emotions , en Annual Review of Sociology, número 15, pp. 317-342. Perelman, Chaim, 1997, El imperio retórico. Retórica y argumentación, Bogotá, Editorial Norma. Ramírez William, 2005, Autodefensas y poder local en Rangel, Alfredo, compilador, El poder paramilitar, Bogotá, Planeta/Fundación Seguridad y Democracia. Uribe, María Teresa y López, Liliana, 2002, Las palabras de la guerra: el mapa retórico de la construcción nacionalcolombia, Siglo XIX en Revista Araucaria. Revista Iberoamericana de Filosofía, Política y Humanidades, número monográfico 9. Van Dijk, 1997, Objetivos del análisis crítico del discurso en Racismo y análisis crítico de los medios, Barcelona, Editorial Páidos.

........................


Catálogo AUC No Titulo del documento 1 Entrevista con Santander Lozada (Salvatore Mancuso) 2 Entrevista de Arizmendi a Carlos Castaño 3 Declaración por la paz de Colombia

Fecha 09/09/98 01/03/00 29/11/02

Fuente El Meridiano , p. 1A Transcripción noticiero Página web Bloque Norte AUC

Tipo de documento Entrevista Entrevista Comunicado Carta

4

Al Dr. Luis Carlos Restrepo, Alto Comisionado de Paz

24/12/02

www.bloquenorteauc.org/detalle.php?banner =Editorial&Id=203 <http://www.bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Editorial&Id=203>

5 6

Mancuso cuestiona corrupción en sus filas Carlos Castaño pide zona de concentración

07/01/03 05/02/03

Vanguardia Liberal , p. 2A El Tiempo, p. 1-8A

Entrevista Declaraciones

7

El terrorismo en Colombia

08/02/03

http://www.bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Editorial&Id=21

Editorial

8

Las AUC, una esperanza de paz

14/02/03

http://www.bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Editorial&Id=22

Editorial

9

Nos dejaron solos: autodefensas

05/03/03

El Colombiano , p. 12A

Declaraciones

10 Nos dejaron solos: autodefensas

07/03/03

El Tiempo . Consultado en: <http://www.bloquecentralbolivar.org/detalle. php?Id=473>

Entrevista

11 Y qué hacer por Colombia

08/03/03

http://www.bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Editorial&Id=24

Editorial

12 No sucumbiremos ante las provocaciones

08/03/03

http://www.bloquecentralbolivar.org/detalle.ph p?Id=433

Editorial

13 Las verdaderas intenciones de las Autodefensas

04/04/03

http://www.bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Editorial&Id=49

Editorial

14 Carta al comisionado de paz 15 Quién debe ganar la guerra? 16 Ante los trágicos acontecimientos de Urrao

12/04/03 24/04/03 06/05/03

Página web Bloque Norte AUC Página web Bloque Norte AUC Página web Bloque Norte AUC

Carta Editorial Comunicado

17 Carta abierta a James Lemoyne

18/05/03

http://www.bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Editorial&Id=53

Carta

18 No más especulaciones con el proceso de paz

06/06/03

http://www.bloquenorteauc.org/index_sec. php?banner=Editorial&nreg=50

Editorial

19 Acuerdo de Santa Fé de Ralito

15/07/03

http://www.bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Editorial&Id=389

Acuerdo

20 Habla Salvatore Mancuso

20/07/03

www.eltiempo.com

Entrevista

21 Salvatore Mancuso da la cara al país

05/08/03

http://www.bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Editorial&Id=529

Entrevista

22 Inicio conversaciones

09/08/03

Revista Semana , No. 1110

Entrevista

23 Una Carta de Navegación para las AUC

19/08/03

http://bloquenorteauc.org/detalle.php?banner =Especiales&Id=629

Editorial

24 Proceso podría estallar en mil pedazos: Castaño.

05/09/03

Nuevo Siglo , p. 5

Carta

¿Qué esperanzas laten y a qué le tienen miedo los 25 colombianos?

26/09/03

Página web Bloque Norte AUC

Editorial

26 Si el gobierno no interviene se dificultará el proceso de paz

28/09/03

El Espectador , p. 6A

Entrevista

08/10/03

http://bloquenorteauc.org/detalle.php?banner =Editorial&Id=986>

Editorial

08/11/03

http://www.altocomisionadoparalapaz.gov.co/ hechos_paz/nov_08_03.htm

Acta

11/11/03

Página web Bloque Norte AUC

Comunicado

La política: el arte de hacer posible aquello que resulta 27 necesario 28

Acta de la reunión entre el gobierno nacional y el Bloque Central Bolívar y vencedores de Arauca.

29 Comunicado a la opinión pública.

85


Catálogo AUC No Titulo del documento 30 A los paras les suena la política 31 Giovanni Marín. Responsable político Bloque Cacique

Fecha 21/11/03 22/11/03

32 Medellín, te mereces la paz, ese es nuestro compromiso

25/11/03

33 El camino de la paz está abierto en Colombia

25/11/03

34 No pagaré un solo día de cárcel

30/11/03

Jefe paramilitar Carlos Castaño propone tribunales regionales 35 de la verdad

07/12/03

36 La hora de despejar dudas y consolidar el proceso de paz 37 Qué va a pasar con las autodefensas 38 39

Fuente El Tiempo , p. 2-8 Revista Semana , No. 1125 http://www.bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Ecosdepaz&Id=1303 http://www.bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Ecosdepaz&Id=1303

Tipo de documento Entrevista Entrevista Discurso Discurso

El Tiempo , p. 1-2 http://www.bloquecentralbolivar.org/detalle. php?Id=131225/11/03

Declaraciones

12/12/03 01/01/04

Página web Bloque Norte AUC Página web Bloque Norte AUC

Editorial Editorial

De Salvatore Mancuso, a la opinión pública nacional e internacional

02/02/04

<http://www.bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Editorial&Id=529

Comunicdo

Ponencia de Carlos Castaño, Jefe Político de las AUC, para su discusión en el Foro sobre Alternatividad

15/02/04

Página web Bloque Norte AUC

Ponencia

40 No me arrepiento de nada: Ramón Isaza

05/03/04

El mundo , p. 6A

Entrevista

Declaración de las AUC al Gobierno Nacional para avanzar en 41 el camino de la paz en Colombia

05/03/04

Página web Bloque Norte AUC

Carta

Canibalismo político: comunicado del estado mayor del bloque norte de las Accu -Auc Colombia

14/03/04

Página web Bloque Norte AUC

Comunicado

43 Con los pies sobre la tierra

16/03/04

http://www.acsuc.org/editauc.asp?id_editorial =id_editorial

Editorial

44 A la comunidad nacional e internacional

42

Entrevista

22/03/04

Página web Bloque Norte AUC

Editorial

Sobre el proyecto de alternatividad penal y los pedidos de 45 extradición

28/03/04

http://www.acsuc.org/editauc.asp?id_editorial =id_editorial

Editorial

46 Manifiesto público: unidad para la paz

31/03/04

http://www.acsuc.org/editauc.asp?id_editorial =id_editorial

Editorial

14/04/04

Página web Bloque Norte AUC

Comunicado

48 No hubo atentado: Salvatore Mancuso

23/04/04

El Heraldo , p. 8A

Entrevista

Pronunciamiento de las Autodefensas sobre las amenazas de 49 muerte contra el presidente Álvaro Uribe

296/04/04

Página web Bloque Norte AUC

Comunicado

50

02/05/04

El Espectador , p. 10A

Entrevista

13/05/04

http://www.ideaspaz.org/proyecto03/boletines /download/boletin08/acuerdo_entre_%20el_ gobierno_nacional_%20y_las_auc.doc

Acuerdo

17/05/04 21/05/04

Página web Bloque Central Bolivar Página web Bloque Norte AUC

Editorial Comunicado

25/05/04

www.bloquecentralbolivar.org/detalle.php? Id=1557

Editorial

47

51

Comunicado de las Auc sobre reforma al proyecto de Alternatividad Penal

Creo que Castaño está bien. Acuerdo entre el gobierno nacional y las Autodefensas unidas de Colombia para la zona de ubicación en T ierraalta, Córdoba

52 La concentración en Santa Fe de Ralito 53 Pronunciamiento público 54

Agenda de negociación Auc: la triple cuestión sustancial y lo apenas elemental

55 Nadie negocia para ir a la cárcel: Adolfo Paz

01/06/04

Carta de las AUC al Foro Internacional Minas Antipersonal, 56 Actores Armados No Estatales y Acuerdos Humanitarios

04/06/04

57 La fecha histórica

18/06/04

http://www.bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Editorial&Id=2514>

Editorial

58 Queremos ser partido político: AUC

22/06/04

El Colombiano , p. 11A

Entrevista

Discurso del Jefe del Estado Mayor de las AUC, Salvatore 59 Mancuso

28/06/04

www.colombialibre.org

Discurso

86

Vanguardia Liberal , p. 3A http://www.bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Editorial&Id=2421

Entrevista Carta


Catálogo AUC No 60

T itu lo d el d o cu m en to Discurso de Ernesto Báez en el Congreso de la R epública

F ech a 28/06/04

F u en te ww w.colom bialibre.org

T ip o d e d o cu m en to Discurso

61

Discurso del C om andante G eneral de las Autodefensas Cam pesinas del M agdalena M edio, Ram ón Isaza (leído por el Secretario de la C ám ara de R epresentantes)

28/06/04

ww w.colom bialibre.org

Discurso

62

Discurso del Jefe del Estado M ayor de las AU C, Salvatore M ancuso:Instalación de la zona de U bicación. T ierralta, Córdoba

01/07/04

ww w.colom bialibre.org

Discurso

63

Hay que desaparecer el brazo arm ado: Baez - AU C no averiguarán por C astaño.

04/07/04

El C olombiano , p. 6-7A

Entrevista

64 65

Desm ontarem os el bloque C apital Com unicado a la opinión pública

01/08/04 12/08/04

El Espectador , p. 3C Página w eb Bloque N orte AUC

Entrevista Com unicado

66

Jefe de Auc confirm a desm ovilización de 6000 com batientes

16/08/04

http://w ww .bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Ecosdepaz&Id=2912

Declaraciones

67

Proclam ación por la paz y la reinstitucionalización de C olom bia

20/08/04

http://w ww .bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Editorial&Id=2982>

Discurso

68

"Las Autodefensas viven de lo que hay en las regiones : M iguel Arroyaye

29/08/04

El Espectador . T om ada de http://w ww .bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Ecosdepaz&Id=3014>.

Entrevista

69

En el m osaico de los corruptos del país: ¡N i están todos los que son, ni son todos los que están!

07/09/04

http://w ww .bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Editorial&Id=3091

Editorial

70

Q ue nadie venga ahora a poner cara de angelito

09/09/04

71

Esta es m i verdad: "Jorge 40"

10/09/04

72

M iguel Arroyabe: Un constructor de Paz

23/09/04

http://w ww .bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Ecosdepaz&Id=3218>

Por definir

73

Nadie sabe com o va a term inar esto

25/09/04

Revista Semana , N o. 1169

Entrevista Com unicado

Revista Semana , N o. 1167 El M eridiano de Córdoba. T om ado de pagina web Bloque Norte

Entrevista Entrevista

74

Declaración Pública

27/09/04

http://w ww .acsuc.org/editauc.asp?id_ editorial=id_editorial <http://ww w.bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Ecosdepaz&Id=3218

75

La verdad, un hom enaje al com pañero caído

28/09/04

http://w ww .bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Editorial&Id=3226

Editorial

76

Acto de fe por la paz

07/10/04

http://w ww .bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Editorial&Id=3315>

Editorial

77

La paz, justicia o venganza.

13/10/04

http://w ww .bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Ecosdepaz&Id=3365

Editorial

78

Paras fueron guerrilleros

23/10/04

El Mundo , p. 9A http://w ww .bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Editorial&Id=3461

Declaraciones Editorial

79

Nuestra propuesta de incorporación a las F uerzas Arm adas

26/10/04

80

Yo estoy dando un paso al vacío

31/10/04

El Espectador , p. 6A

Entrevista

81

Carta de respuesta del com andante Jorge 40 a la colum na de El T iem po de octubre 31 titulada "una vida de m uertes" de la periodista Salud H ernández

01/11/04

http://w ww .bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Ecosdepaz&Id=3501>

Carta

82

Reinserción: un reto para la sociedad colom biana

02/11/04

http://w ww .bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Ecosdepaz&Id=3513>

Editorial

83

Honorables congresistas: Bienvenidos a Santa F e de R alito

04/11/04

http://w ww .bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Editorial&Id=3569>

Discurso

84

Desde el Catatum bo

18/11/04

http://w ww .bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Editorial&Id=3626

Editorial

85

La hora cero, palo porque bogas y palo porque no bogas

24/11/04

http://w ww .bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Ecosdepaz&Id=3682>

Editorial

86

Honoram os la palabra em peñada

25/11/04

http://w ww .bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Editorial&Id=3681

Discurso

87

Urabá y la desm ovilización de las AUC - Carta Abierta al doctor Luis Carlos Restrepo

18/11/04

Pagina w eb Bloque N orte AUC

Carta

88

F uim os otras víctim as de la guerra

24/11/04

El Tiempo , p. 1-9

Entrevista

87


Catálogo AUC No Titulo del documento 89 La extradición es decisión del Presidente

Fecha 28/11/04

Fuente

90 Adiós a las armas.

10/12/04

91 Nunca más, la guerra nunca más.

10/12/04

http://www.bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Ecosdepaz&Id=3789

Discurso

92 No estoy dispuesto a ir a la cárcel: Águila 93 Ya somos inútiles en la guerra: Báez 94 Así vio Mancuso el fin del bloque

12/12/04 12/12/04 12/12/04

El Colombiano , p. 10A El País , p. 2A Vanguardia Liberal , p. 3F

Entrevista Entrevista Entrevista

95 Divagaciones de la lucha por la paz

18/12/04

http://www.bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Editorial&Id=3864>

Carta

96 Al tribunal de la verdad se debe ir por omisión 97 Córdoba Tierra querida 98 Discurso del comandante Andrés

19/12/04 18/01/05 18/01/05

El Espectador , p. 2A Pagina web Bloque Norte AUC Pagina web Bloque Norte AUC

Entrevista Discurso Discurso

99 La hora decisiva

24/01/05

http://colombialibre.org/detalle_col.php? banner=editorial&id=10029

Editorial

100 Al suroeste Antioqueño

30/01/05

www.bloquenorteauc.org/detalle.php?banner =Editorial&Id=4033

Editorial

101 Vamos a dar la cara - Iván González

30/01/05

102 La Mojana se desmoviliza

03/02/05

El País , p. 2A http://www.bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Editorial&Id=3787>

El Colombiano , p. 14A www.bloquenorteauc.org/detalle.php?banner =Editorial&Id=4058

Tipo de documento Entrevista Discurso

Entrevista Editorial

14/02/05

http://www.lafm.com.co/noticia.php3? nt=7328>

Declaraciones

104 27 años de lucha 105 AUC moverán sus fichas en la política 106 Al proceso con las AUC le falta pueblo

20/02/05 20/02/05 21/02/05

www.colombialibre.org El Colombiano , p. 10A El Colombiano , p. 8A

? Entrevista Entrevista

107 Nuestra verdad ante el país y el mundo

23/02/05

www.bloquenorteauc.org/detalle.php?banner =Ecosdepaz&Id=4212

Comunicado

01/03/05

www.bloquenorteauc.org/detalle.php?banner =Ecosdepaz&Id=4260

Carta

109 Desmovilización responsable y reinserción productiva

02/03/05

www.bloquenorteauc.org/detalle.php?banner =Editorial&Id=4262

Editorial

110 Honorables congresistas, pedimos la palabra

15/03/05

www.bloquenorteauc.org/detalle.php?banner =Ecosdepaz&Id=4361

Editorial

111 Hemos pedido unas cuotas 112 Paras presionan al congreso

10/04/05 11/04/05

El Espectador , p. 13A El Tiempo , p. 1-2

Entrevista Declaraciones

113 Mancuso habla

14/04/05

El Meridiano de Córdoba . Consultado en <http://www.bloquenorteauc.org/detalle.php? banner=Ecosdepaz&Id=4530>

Entrevista

114 No voy a volver al monte

16/04/05

Revista Semana , No. 1198 y www.salvatoremancuso.com/detalle.php

Entrevista

115 116 117 118

18/04/05 21/04/05 05/06/05 08/06/05

El Colombiano , p. 10A Pagina web Bloque Norte AUC Revista Semana , No. 1205 El Nuevo Siglo , p 5

Entrevista Editorial Entrevista Comunicado

07/07/05

El Espectador . consultado en www.salvatoremancuso.com

Entrevista

103

108

Las AUC se pronunciaron en su página de internet sobre el proyecto de Verdad, Justicia y Reparación

Carta del excomandante Salvatore Mancuso en representación de los desmovilizados de las AUC

AUC piden un proceso para todos Honorables congresistas, ustedes tienen la palabra Habla Vicente Castaño AUC critican a Petro, Velasco y Serpa

119 Lo ideal es crear una guardia nacional

88


POLÍTICA Y SOCIEDAD



LA GOBERNANZA: ESTADO, CIUDADANÍA Y RENOVACIÓN DE LO POLÍTICO. O RIGEN ,

DEFINICIÓN E IMPLICACIONES

DEL CONCEPTO EN

C OLOMBIA *

P OR C LAIRE L AUNAY 1

*

Artículo recibido en octubre de 2005. Artículo aprobado en diciembre de 2005.

1

Historiadora. Investigadora del Cinep


I NTRODUCCIÓN 2 l sentido del concepto de gobernanza está estrechamente relacionado con los cambios acontecidos en los últimos treinta años en la escena mundial. En efecto, la globalización, los avances tecnológicos, el auge de organismos no gubernamentales y el creciente papel político de la sociedad civil han provocado una crisis del modelo tradicional del Estado. De un lado, el Estado pierde su papel rector con respecto al desarrollo de la sociedad y a la regularización de la vida pública; de otro lado, tiene que interactuar con nuevos actores públicos y privados, nacionales e internacionales. También el marco de análisis tuvo que adaptarse a este nuevo escenario político. Debido a ello, hoy en día, resulta cada vez más frecuente cualificar la acción de un gobierno y el manejo de la gestión pública mediante el término gobernanza. Este mismo término no sólo se refiere a la acción y efecto de gobernar sino también al arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado de la economía .3 Este nuevo concepto en su definición más neutral, tomará en cuenta el funcionamiento del Estado pero también su interacción y relación con otros actores públicos y privados, es decir, la sociedad civil y las empresas. Sin embargo, la gobernanza se concibe de distintas maneras en cuanto a sus prácticas. Algunos consideran la gobernanza partiendo del análisis de las acciones públicas llevadas a cabo por un gobierno, otros proponen una visión más amplía tomando en cuenta la relación entre el interés de los gobernantes y los gobernados. En este sentido, la aparición, el uso y la interpretación del concepto de gobernanza requieren un análisis más profundo. Contribuir a ello, es el propósito de este artículo. El nuevo concepto de gobernanza se ha venido precisando con el tiempo pero suscita todavía una cierta desconfianza por parte de las ciencias 92

sociales y políticas y un debate conceptual muy amplio. ¿La gobernanza sería una nueva manera de concebir y manejar la acción política o una nueva mirada sobre una realidad existente? ¿Sería una forma de gobierno complementaria o perfeccionadora del régimen político? ¿Qué simboliza la gobernanza: la crisis o la renovación de lo político? Mostraremos a lo largo de este artículo que la gobernanza puede significar todo esto a la vez: de un lado se presenta como un nuevo motor de la regulación política, social y económica del nivel local al nivel global, una herramienta de renovación del espacio político y de los fundamentos democráticos de nuestras sociedades. De otro lado, se ha puesto en evidencia los efectos perversos de la gobernanza. En efecto, la evaluación del Estado está reducida a la cuestión de la gestión técnica de los recursos públicos y en este sentido abre la puerta a una cierta privatización del campo público y de la decisión política, con lo que finalmente puede terminar justificando las reformas neoliberales en el ámbito político, económico y social. Intentaremos en este artículo explicitar la problemática de la gobernanza abordando en primer lugar la génesis histórica del concepto y las principales definiciones, en segundo lugar evaluar a la luz del debate conceptual si la gobernanza puede ayudar a renovar lo político y en tercer lugar analizar las expresiones de la gobernabilidad en el contexto específico de Colombia.

DE

LA GOBERNABILIDAD A LA GOBERNANZA

Origen del concepto La raíz etimológica de la gobernanza viene de la palabra latina gubernare que significa pilotear (manejar) una nave pero también el manejo de los asuntos públicos. En el idioma francés, gouvernance es una palabra antigua que usó por primera vez Carlos de Orleáns en el siglo XV y que


describe el arte de gobernar. La palabra gobernanza , o gouvernance en francés, resurge en 1937 con los estudios norteamericanos sobre corporate governance .4 Este último término se empleó para definir el conjunto de las técnicas de organización y de gestión de una empresa, haciendo referencia sobre todo a la eficiencia y rentabilidad dentro de la misma. Se observa entonces, a pesar de su origen etimológico, una primera vulgarización del concepto de gobernanza en su aplicación a la esfera privada. Su transferencia a la esfera pública aparece en 1973 en el contexto de la guerra fría con la denominación de gobernabilidad . En efecto, es la recién nacida organización mundial Trilateral , en la que participaban las principales empresas y gobiernos occidentales (Estados Unidos, Japón y la entonces Comunidad Económica Europea), la que vincula por primera vez el concepto de gobernabilidad para dar respuesta a lo que iba a ser el capitalismo sin fronteras, la nueva fase del sistema capitalista que hoy conocemos como globalización o mundialización. Según Juan Carlos Mondedero, era al tiempo una ofensiva política frente a las demandas sociales de democracia política (Monedero, 2004). En su programa, la Trilateral proponía al mundo una modernización de las prácticas de gobierno democrático, entre otras la descentralización de la administración pública, la conversión de los Parlamentos en órganos más técnicos y menos políticos y el control estatal de los medios de comunicación. En la década de los años ochenta el Consenso de Washington5 vendrá a fortalecer el programa

de la Trilateral impulsando una línea económica neoliberal. La gobernabilidad se revela entonces como la traducción política de este conjunto de requisitos económicos donde el Estado debe dejar todo el camino libre al mercado. Marcos Roitman en esta misma dirección afirma: En nombre de la gobernabilidad se han articulado políticas de ajuste económico, de flexibilidad laboral, de privatización y desnacionalización de la economía. Se han practicado políticas sociales y reformas del Estado adoptando medidas cada vez más represivas y autoritarias a fin de mantener el orden y garantizar la paz social necesaria para aplicar proyectos de corte liberal (Roitman, 2002).

En 1989, la caída del muro de Berlín y el fin del régimen soviético lleva a un profundo cambio político en los países del Oriente y del Sur. Este cambio cualificado a veces de tercera ola de democratización (Huntington, 1991) puso a la democracia en el centro de las preocupaciones políticas. También, con el fracaso de las políticas de ajuste estructural del Banco Mundial, aparecen nuevas condiciones de ayuda al desarrollo por parte de las instituciones internacionales. En efecto, los países están sometidos a criterios de buena gobernanza que miden su consolidación democrática y cuyo cumplimiento es indispensable para solicitar créditos de ajuste estructural a las instituciones de Bretón Woods,6 o para solicitar la ayuda de la Unión Europea.

2

Este artículo se escribió a partir de una bibliografía general sobre el concepto de gobernanza. Para otra etapa de la investigación se revisará literatura más específica como la del Instituto Iberoamericano de Gobernabilidad de Barcelona y los trabajos financiados por la CAF en el marco del Programa de Gobernabilidad para Colombia.

3

Definición común propuesta por la Academia Real Española.

4

En 1937, en su artículo The nature of firm Ronald Coase explica el crecimiento de las grandes empresas por su superioridad en el mercado. El los años 70, el economista Oliver Williamson retoma esta teoría e integra el concepto de gobernanza.

5

El nombre Consenso de Washington fue utilizado por el economista inglés John Williamson en la década de los ochenta, y se refiere a los temas de ajuste estructural que formaron parte de los programas del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo, entre otras instituciones, en la época del re-enfoque económico durante la crisis de la deuda desatada en agosto de 1982. Algunos se refieren a la Agenda de Washington , otros a la Convergencia de Washington o a la Agenda Neoliberal .

6

Las instituciones de Bretón Woods (ciudad del Estado de New Hampshire en Estados Unidos) representan el Banco Mundial y el Fon do Monetario Internacional fundadas en 1944.

93


Asistimos entonces a un cambio progresivo de vocabulario que para algunos representa tan sólo una sustitución superficial de los términos. Vidal Beneyto lo analiza de la siguiente manera: la gobernabilidad se tornará gobernanza en el discurso de la ciencia social cuando los efectos negativos de aquellas políticas caracterizadas por la llamada ausencia de lo político exijan una reconceptualización que evite la vinculación negativa que implica la gobernabilidad (Vidal, 2002).

En otras palabras, el concepto de gobernabilidad se vuelve buena gobernanza o simplemente gobernanza con el fin de sustituir una noción restringida a la observación de parámetros únicamente técnicos por otra con una connotación más englobante, de mejor presentación y políticamente más correcta . En la misma línea, Germán Solinís estima que este concepto de buena gobernanza fue reevaluado por el riesgo ideológico que comporta, ya que presupone la legitimidad de ciertos actores políticos hegemónicos para gobernar, cómo gobernar y a nombre de quién. 7 Según Pierre Calame: la buena gobernanza viene del sector privado (corporate governance) y es promovida por el Banco Mundial para adaptar las estructuras del Estado a las exigencias del liberalismo económico, es altamente política porque tiene el objetivo de reorganizar los diferentes niveles de responsabilidad dentro de la sociedad. Este concepto llega a debilitar los Estados centrales subordinando las funciones redistributivas a las lógicas de la economía liberal (Calame, 2003, 16).

La evolución conceptual de la noción de gobernabilidad a la de gobernanza, 94

pasando por los criterios de buena gobernanza, caracteriza el período desde el fin de la guerra fría hasta nuestros días. De esta forma, la gobernanza se impone hoy como un concepto central de las ciencias políticas, de la sociología de las organizaciones y del management en general. Dejamos aquí el análisis histórico del concepto de la gobernanza para continuar con la enumeración de sus principales definiciones actuales.

Las definiciones de las instituciones internacionales Nos hemos dado cuenta que el concepto de gobernanza tiene un sentido evolutivo y variable según la época histórica y el escenario político. Hemos también notado que la gobernanza tiene una connotación ideológica muy anclada en los preceptos del neoliberalismo. Sin embargo, como veremos enseguida, la noción puede también referirse a un proyecto de sociedad más incluyente. En definitiva, la gobernanza está definida por cada uno de los grandes actores multilaterales según sus prácticas, objetivos e intereses propios. Por ello, nos parece útil enunciar las distintas definiciones dadas por los principales de ellos.

La gobernanza según el Banco Mundial La noción de gobernanza fue utilizada por primera vez por el Banco Mundial en 1989, en un informe relativo a la zona de África subsahariana (Landell-Mills, Agarwala Ramgopal, Please Stanley, 1989) donde el fracaso del desarrollo está atribuido a la mala gobernanza de los Estados africanos. De este informe surgió entonces la noción de buena gobernanza entendida como un servicio público eficiente, un sistema jurídico fiable y una administración responsable frente a sus usuarios. Posteriormente el Banco Mundial afina su definición y concibe la


gobernanza como la manera en que se ejerce el poder en la gestión de los recursos económicos y sociales de un país en vía de desarrollo . También existe otra definición más operativa: gobernanza es una gestión imparcial y transparente de los asuntos públicos, a través de la creación de un sistema de reglas aceptadas como constitutivas de la autoridad legitima, con el objetivo de promover y valorizar valores deseados por los individuos y los grupos (World Bank, 1992).

Esta concepción refleja, según un informe del Alto Consejo francés de la Cooperación Internacional, una visión no- intervensionista y minimalista del Estado, una concepción estrictamente funcionalista e instrumentalista que reduce a éste a la cuestión de la gestión técnica de los recursos públicos, dejando al margen la esfera política como lugar de determinación de un proyecto de sociedad, en beneficio de un enfoque en términos de procedimientos, de reglas y de la creación de instituciones de regulación de los mercados (Haut Conseil de la Coopération Internationale, 2002).

El Banco Mundial restringe efectivamente la gobernanza a una herramienta de evaluación de las capacidades técnicas de un gobierno y de su poder de producción económico. Su concepción de la gobernanza se limita entonces al análisis de un funcionamiento institucional y de sus resultados, sin tomar en cuenta, al parecer, otros factores humanos y sociales fundamentales.

La gobernanza según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) En 1994, el Pnud da su definición de la gobernanza en un documento titulado Initiatives for change:

7

la gobernanza puede ser considerada como el ejercicio de la autoridad económica, política y administrativa con el objetivo de manejar las cosas de un país en todos los niveles. Ella engloba los mecanismos, procesos e instituciones por las cuales los ciudadanos y los grupos expresan sus intereses, ejercen sus derechos jurídicos asumiendo sus obligaciones (Documento del Pnud, 1994, citado por Le Texier, 2004).

Tres años después en 1997, el Pnud lanza su Programa global para la gobernanza (Pnud, Global Programme for Gobernance, 1997), donde se identifican cinco dimensiones de la gobernanza: las instituciones; la gestión del sector público, del sector privado y de sus deberes mutuos; la descentralización y la gobernanza local; las organizaciones de la sociedad civil y la gobernanza en circunstancias particulares. A la diferencia del Banco Mundial, el Pnud pone al hombre en el centro de la noción de gobernanza, considerándola como una herramienta de promoción del desarrollo humano. En este sentido, para el Pnud, la gobernanza tiene una finalidad esencialmente social. También el Pnud cuida de repartir las responsabilidades y no se focaliza únicamente sobre las administraciones públicas.

La gobernanza según la Unión Europea La concepción europea que es bastante diferente está presentada en El libro blanco sobre la gobernanza europea, como: las reglas, los procedimientos y las actitudes que influyen sobre el ejercicio de los poderes al nivel europeo, en particular, desde el punto de vista de la apertura, de la participación, de la responsabilidad, de la eficiencia y de la coherencia (Comisión Europea, 2001).

Documento de debate de una mesa redonda, Gobernanza y gobernabilidad democráticas en México, Unesco, 2002.

95


La Unión Europea es, sin lugar a dudas, un importante laboratorio de experimentación de la gobernanza en ese continente porque internamente se están redefiniendo los poderes y prerrogativas estatales. La cuestión de la gobernanza se plantea también externamente en las relaciones con los países que desean integrar la Unión Europea y con los países que se benefician de su ayuda como uno de los criterios que ellos deben cumplir. En la práctica sin embargo, no sobra decir que la promoción de la participación democrática incluida en la definición europea de la gobernanza se queda en la mera retórica. En efecto, imperativos económicos adquieren mucho más peso que los requisitos que derivan del concepto de gobernanza. Con ello se tiende a privilegiar una Europa económica más que una abierta y democrática. El reciente rechazo de los ciudadanos franceses a la Constitución Europea propuesta en el referendo del 28 de mayo de 2005, demuestra en parte una gran desconfianza con respecto a la puesta en práctica de los mecanismos democráticos dentro de la Unión Europea. Por distintas que sean las definiciones de la gobernanza, se vislumbran en ellas tres elementos comunes. En primer lugar, todas tienen su origen en la visión neoliberal sea para reafirmarla o para cuestionarla. En segundo lugar, no se puede ignorar en cada una de las definiciones el cuestionamiento puesto al poder político. En último lugar, la gobernanza en esas tres versiones tiende un puente entre gobierno y Estado . Se refiere en efecto a nuevos sectores y actores sociales junto al Estado y a unas relaciones de distintos tipos entre ellas. La gobernanza lleva efectivamente a reconocer una cierta crisis del Estado y a concebirlo de otra manera y a su articulación con la sociedad. De esta forma, algunos ven en el concepto un indicador de la desaparición del Estado social de derecho y de la democracia; otros por el contrario un medio interesante para llegar a un verdadero cambio del Estado. Mostraremos en la segunda parte las consecuencias para lo político de este debate conceptual. 96

LA

GOBERNANZA Y SUS IMPLICACIONES PARA LO POLÍTICO

Los aportes del debate conceptual Es importante empezar por identificar los principales participantes en este debate conceptual. Podemos distinguir tres categorías de actores. La primera categoría que llamaremos los defensores del concepto de gobernanza en su acepción neoliberal, está compuesta esencialmente por los dirigentes del Banco Mundial, de las instituciones de Bretton Wood y en cierta medida de algunas instituciones internacionales, como por ejemplo la Unión Europea, la que, como lo hemos subrayado, a pesar de su propósito más amplio, parece seguir el camino del neoliberalismo. La segunda categoría reúne algunos politólogos, sociólogos, una parte de la izquierda europea y latinoamericana, y los altermundialistas , quienes defienden una posición anti-neoliberal y que, en consecuencia, se encuentran en contra de la noción de gobernanza por considerarla derivada de la ideología neoliberal. La tercera categoría, más matizada y pragmática, pero a la vez más heterogénea, ve en la gobernanza una herramienta útil para la reformulación de lo político, cuyos fundamentos deben adaptarse obligatoriamente hoy en día a un contexto globalizado. Queremos analizar ahora los argumentos relevantes de cada categoría de actores mencionada para ilustrar así el contenido real del debate alrededor de la gobernanza. No queremos repetir ahora los argumentos de los defensores del concepto en su acepción neoliberal que se expusieron ampliamente en la primera parte. Queremos en cambio poner de relieve las reticencias de los anti-neoliberales con respecto a la gobernanza. Más que un rechazo total del concepto de la gobernanza, estos últimos llaman la atención sobre los distintos riesgos que puede implicar la gobernanza en su acepción neoliberal.


una mirada más global sobre las regulaciones sociaEl primer riesgo surge con relación a la desles y la búsqueda de un equilibrio de fuerzas entre aparición del papel tradicional del Estado. Según los distintos sectores políticos, sociales, empresariaellos, la gobernanza lleva a la privatización de la deles y culturales de una sociedad dada. En fin, la gocisión política, beneficiando a los actores económibernanza en un contexto globalizado se piensa en cos, y multiplicando de esta forma el efecto neolibelos distintos niveles: local, nacional y global. En eso, ral del derrumbamiento del Estado social. Lo político tiene la ventaja de plantear los problemas de manera se vuelve entonces un simple asunto de gestores y transversal y permite la comparación de sistemas y técnicos. También a nivel nacional, el Estado está actores provenientes de distintos contextos. amenazado en sus prerrogativas por el mercado y las De la lucha conceptual e ideológica en torno multinacionales, por el crecimiento del poder de las a la gobernanza nos surgen varias reflexiones. De regiones y ciudades, y por la afirmación de las socieun lado, se debe efectivamente reconocer la posidades civiles. En definitiva, la gobernanza supondría ble transformación y evolución del la transformación del Estado, la papel del Estado, el puesto preponasunción de funciones diferentes, derante del mercado y una afirmao bien su desaparición en la comción más fuerte de la sociedad civil pleja coyuntura que surge con la La gobernanza y del papel que ella desempeña, imposición de nuevos actores. debidos entre otros factores a las Un segundo peligro aparesupondría la nuevas condiciones impuestas por ce en la homogenización de lo un contexto mundial cada vez más cultural a la cual puede llevar la transformación globalizado. El debilitamiento del gobernanza como correlato a la Estado tiene sin lugar a dudas muimposición universal de normas del Estado, la chos efectos perversos, en particumorales y comportamentales. La asunción de lar en el ámbito de las políticas sogobernanza se traduciría, en este ciales y en la justa repartición de sentido, en una visión universal de funciones las riquezas. Si este derrumbe estalo político, lo económico y lo cultal es inevitable, se trata entonces tural; lo político se reduciría a la diferentes o su de construir ahora otras formas de afirmación de la democracia como redes sociales y políticas capaces modelo ideal de gobierno, lo ecodesaparición. de asumir y asegurar el bienestar nómico a la implementación del de nuestras sociedades. El concepcapitalismo, y el ámbito de lo soto de gobernanza da expresión juscial y cultural a la reivindicación tamente a la articulación de estas nuevas redes. De de los derechos humanos. otro lado, no parece muy productivo quedarse en En fin, el tercer riesgo es el de concebir la la simple lucha ideológica sobre el sentido del congobernanza como un sinónimo de la democracia o cepto. Sería más interesante quizás proponer una del Estado de derecho, con lo cual esos últimos térforma distinta de abordar la gobernanza poniendo minos pierden su verdadera significación. En realien el centro de la noción la dimensión humana y, a dad, según estos críticos, lejos de ser una forma partir de una realidad existente, desarrollar unas herenovada de democracia, la gobernanza en su carramientas útiles para la renovación de lo político. rácter neoliberal representa una amenaza para ella. En este mismo debate, la ya mencionada tercera categoría de actores reconoce por el contrario ¿Repensar la gobernanza? ciertas ventajas en el concepto de la gobernanza. Ella apunta de hecho a la noción y a la práctica del Nos apoyaremos en esta última fase de nuesEstado y no sólo a la del gobierno. También impulsa tra reflexión conceptual en el pensamiento de Pie97


rre Calame, quien después de una larga experiencia profesional como funcionario público francés y director de una antigua empresa siderúrgica del norte de Francia y actual director de la Fundación franco suiza Charles Leopold Mayer nos propone una revolución de la gobernanza (Calame, 2003, 95). Pierre Calame empieza por explicitar su concepción de la gobernanza recusando la ilusión de las recetas de buena gobernanza que garantizarían en todas partes del planeta, a partir de un modelo dominante de la economía, la buena gestión de los asuntos públicos y la cohesión de las sociedades (ibíd., 16).

En este aspecto, el autor está en profundo desacuerdo con el Banco Mundial. Sin embargo, aunque no cree en las recetas, Pierre Calame afirma la existencia de principios comunes de la gobernanza . Él la abordaría entonces como un marco de pensamiento que permite a toda sociedad disponer de unas reglas comunes, a partir de las cuales cada uno inventa, según sus raíces históricas, su propio modelo y sus propias prácticas . Más allá de esto, Pierre Calame propone su propia definición de la gobernanza: el arte de organizar en el espacio público la relación entre los intereses de los ciudadanos y entre los niveles locales, nacionales y mundiales. Es también el arte de producir reglas de juego que tienen sentido tomando en cuenta la complejidad de nuestras sociedades y permitiendo el diálogo y la acción colectiva (ibíd., 15).

Esta definición merece un análisis más detallado. Notamos primero que Pierre Calame no omite citar en su definición los intereses de los ciudadanos , reconociéndolos como parte integrante del espacio público, lo que no aparecía en las demás definiciones. Luego el autor insiste sobre la necesaria articulación de los niveles locales, nacionales y mundiales, teniendo en cuenta en esto la realidad existente del contexto globalizado. También es im98

portante destacar que él habla de reglas de juego que tienen sentido; entendemos allí su preocupación por el hecho de llegar a imponer reglas con una concertación previa. Finalmente, Calame menciona el diálogo y la acción colectiva, precisando con ello la importancia crucial de la participación y del sentido democrático. Con esta definición la gobernanza toma una nueva significación y plantea nuevos desafíos. Uno de ellos consiste en la necesidad de identificar los intereses de los ciudadanos, los cuales dependerán seguramente de la historia, la cultura y las tradiciones sociales y políticas. Para esta identificación se requerirá abrir espacios de diálogo entre los ciudadanos y las autoridades públicas. Otro desafío tiene que ver con la articulación de los intereses mutuos de los actores de una sociedad y la necesaria definición de las reglas de juego que regulen la vida pública. En este sentido, se abre aquí una dimensión ética del concepto de gobernanza que requeriría un estudio ulterior. El último desafío invita a concebir de nuevo lo político en un plano territorial que incluya lo local, lo nacional y lo global. Resumiendo, la definición de Pierre Calame pone en evidencia una inevitable interconexión entre territorio, ciudadanos, políticas públicas y ética. Por otra parte, cada uno de esos desafíos supone el desarrollo de capacidades de análisis y de herramientas metodológicas para llevar a cabo esta revolución de la gobernanza que, por supuesto, deben ser adaptadas a cada país. En este sentido la Fundación Charles Léopold Mayer ha propuesto una iniciativa para repensar la gobernanza que quiere explorar nuevas perspectivas y miradas sobre esta noción, creando para ello un espacio internacional de reflexión, que tome en cuenta la diversidad de cada sociedad. Esta iniciativa puede en sí representar una buena fuente de información en cuanto a la puesta en práctica de la gobernanza y de sus adaptaciones culturales esenciales. Más allá de las palabras y de las trampas del lenguaje, es decir más allá de las varias interpretaciones ideológicas de la gobernanza y del esfuerzo por darle una definición común, ella tiene el mérito


de ser un concepto amplio que permite una multitud de aplicaciones. Esto en sí puede constituir una cierta riqueza, pero sólo a condición de buscar algunos principios comunes al manejo de este concepto. En efecto, si por una parte las especificidades culturales de cada sociedad deben ser tomadas en cuenta, también es cierto que la realidad existente obliga a las instituciones públicas y a los ciudadanos a pensar de lo local a lo global. Mirando la realidad latinoamericana, y específicamente el caso colombiano, observamos que lo argumentado anteriormente tiene su expresión en las múltiples tensiones políticas, sociales y económicas que vive este país. Para poder ejemplificar nuestra reflexión conceptual abordaremos puntualmente las diversas dinámicas que genera la cuestión de la gobernanza en esta sociedad.

¿Y

LA GOBERNANZA EN COLOMBIA ?

La terminología adoptada y sus connotaciones En primer lugar, es necesario precisar que en América Latina y en Colombia en particular se usa casi siempre el término de gobernabilidad y no el de gobernanza. En efecto, en la bibliografía de los últimos diez años, cuando se trata de analizar el funcionamiento de las instituciones estatales, la cuestión de la participación ciudadana o la reforma del Estado se hace únicamente referencia al concepto de gobernabilidad. Podemos señalar dos razones para esta elección semántica. Por un lado, el Estado colombiano en su desarrollo está sometido a las reglas impuestas por instituciones internacionales como el Banco Mundial y el Pnud, por lo cual el concepto de gobernabilidad se reduce entonces a unas normas puramente técnicas relativas a la eficiencia del Estado. Por otro lado, parece que en América Latina el lenguaje de las ciencias políticas todavía no ha introducido la palabra gobernanza ,

o bien por falta de definición común para este nuevo término o bien porque el término gobernabilidad basta para referirse a las distintas formas de concebir la acción de gobernar. Esta opción terminológica no reduce el concepto de gobernabilidad a una sola definición sino que encontramos bajo el uso de este término un concepto evolutivo en el cual cabrían tanto definiciones más cercanas de las tradicionales como otras más novedosas y amplias. En Colombia la gobernabilidad constituiría entonces una noción poco precisa, sin pretensiones teóricas ni semánticas, pero que se usa cada vez que se trata de analizar el modo y la acción de gobernar. Finalmente, háblese de gobernabilidad o de gobernanza, no es el término usado lo que prima sino sus distintas connotaciones y acepciones. Para no entrar en confusiones con respecto al contexto colombiano, usaremos en lo que viene el término gobernabilidad. Por lo anterior, es importante estudiar las distintas connotaciones de la gobernabilidad en Colombia. Hasta mediados de los años ochenta, en América Latina y en Colombia, la gobernabilidad tiene una connotación negativa. En efecto, las crisis económicas y sociales, la declinación del Estado de bienestar, el agotamiento de modelos, la violencia, la corrupción, el descrédito de los partidos políticos y la incapacidad de las agencias estatales para responder a las demandas sociales son factores que demuestran una cierta ausencia de gobernabilidad. Se hace entonces mucho más referencia a la crisis de gobernabilidad o a la ingobernabilidad que a la gobernabilidad en sí. Sin embargo, en el principio de los años noventa, las discusiones sobre este concepto abandonan dicha connotación negativa y privilegian la consolidación democrática y la redefinición del papel del Estado. Más que partir de valoraciones negativas, lo que se busca es mejorar la gobernabilidad y proponer elementos para obtener sociedades gobernables para llegar a una connotación más positiva que quiere relacionar el sistema democrático con el mejoramiento de las condiciones de vida de los ciudadanos. Se trata en este sentido de considerar no sólo la calidad de la gestión pública: efi99


ciencia, eficacia y transparencia pública, sino también de evaluar la capacidad de los gobiernos de actuar según los principios democráticos. Esta connotación positiva de la gobernabilidad le da un nuevo carácter. La Fundación Buen Gobierno8 habla por ejemplo del carácter dinámico y cambiante de la gobernabilidad que obliga a considerar que su significado y contenido se refieran tanto a cuestiones materiales precisas por un lado, como a consideraciones subjetivas (Fundación Buen Gobierno, 2002). En apariencia, con éstas últimas se haría referencia a factores menos tangibles como por ejemplo las formas de participación ciudadana. Observamos también que según la concepción de la Fundación Buen Gobierno, la gobernabilidad y la democracia no se explican independientemente: a mayor nivel de gobernabilidad, más democracia. En efecto, no sólo se toma en cuenta el actor gobierno sino también el actor ciudadano . Además se considera como primordial la relación gobernantesgobernados. Sin embargo, a la hora de juzgar la capacidad de un gobierno de respetar esos principios democráticos, la Fundación Buen Gobierno reconoce la difícil tarea de construir indicadores de medida. Ella menciona que los indicadores no to100

man en cuenta el conjunto de tradiciones e instituciones que determinan cómo se ejerce la autoridad en un país . A pesar de este interesante enfoque con respecto a la necesidad de tomar en cuenta más allá de la calidad de gestión de un gobierno factores mucho más subjetivos, la Fundación Buen Gobierno parece concentrar su preocupación en la búsqueda de indicadores pertinentes limitándose así a la voluntad de medir objetivamente la gobernabilidad. En efecto, nos podemos preguntar si más que medir la gobernabilidad en un contexto dado, no sería más importante interesarse por las preocupaciones del conjunto de los actores de la gobernabilidad y por sus intereses. En Colombia existen otras instituciones u organizaciones sociales que trabajan el tema de la gobernabilidad. Como lo hemos visto anteriormente, el Pnud muestra una concepción de la gobernabilidad estrechamente relacionada con el desarrollo humano, que considera que la democracia y la reforma de los sistemas políticos juegan un papel determinante en el desarrollo de los pueblos. Para caracterizar sus acciones con respecto a la gobernabilidad el Pnud en Colombia habla de gobernabilidad democrática . Según esta agencia de las Naciones Unidas, la gober-


nabilidad democrática supone la legitimidad de las instituciones políticas, económicas y administrativas a todos los niveles: abarca los complejos mecanismos, procesos e instituciones a través de los cuales los ciudadanos y los grupos articulan sus intereses, median sus diferencias y ejercen sus derechos y obligaciones legales .9 Más allá de una gobernabilidad eficaz , la gobernabilidad democrática otorga un puesto primordial a los ciudadanos y a sus intereses. De esta forma, los mecanismos de participación ciudadana entran en juego en el momento de debatir sobre la gobernabilidad. En este sentido el Pnud apoya distintos tipos de programas en Colombia que ponen en práctica su visión de la gobernabilidad. Algunos se dedican al fortalecimiento de una gestión transparente de los asuntos públicos, como por ejemplo el Programa presidencial para la lucha contra la corrupción; otros se concentran sobre la capacitación de los ciudadanos y la creación de mecanismos de enlace entre los organismos de gobierno, las autoridades locales y la propia comunidad. A través de las acciones del Pnud se evidencia una voluntad política, no sólo de medir la buena o mala gestión de un gobierno, sino también de tomar en consideración el conjunto de los actores implicados en la gobernabilidad de una sociedad. Para terminar con esta caracterización de la gobernabilidad por las organizaciones políticas y sociales colombianas, es interesante mencionar la concepción de la red Prodepaz (Red de los Programas de Desarrollo y Paz en Colombia) la cual reivindica una gobernabilidad social democrática , posible sólo cuando existe la coexistencia de un Estado eficiente, transparente y participativo, por un lado, y por otro, de una sociedad civil estructurada, activa y vigilante .10 Asistimos en este caso a una visión de la gobernabilidad netamente condicionada

por una coordinación Estado-sociedad civil. Los programas de desarrollo y paz que se ejecutan en las regiones de Colombia abordan la gobernabilidad de manera integral y consideran que ésta se relaciona con el conjunto de las acciones para el desarrollo regional en un territorio dado. La dimensión territorial y la confrontación de intereses entre los actores de este mismo territorio representan los factores esenciales para replantear la gobernabilidad. Este panorama general sobre la concepción de la gobernabilidad en Colombia nos revela una situación conceptual análoga a la que fue evocada en las dos primeras partes de este artículo. En efecto, tenemos por un lado una visión reducida a la sola eficiencia de un gobierno, y por otro lado una voluntad de abordar el concepto que identifica los intereses de los actores de un territorio en sus distintos niveles: local, regional y nacional. Ahora bien, con el objetivo de estudiar la expresión real de la gobernabilidad, al considerar la especificidad del contexto colombiano, es útil caracterizar la crisis de gobernabilidad que vive el país y analizar si los distintos remedios propuestos contribuyen o no a la renovación de lo político en Colombia.

La crisis de la gobernabilidad en Colombia y sus posibles salidas En Colombia persiste una crisis de gobernabilidad que según la coyuntura se acentúa en mayor o menor grado. Dentro de las causas de esta crisis se cuentan el papel del caudillismo en los partidos políticos, el clientelismo o la corrupción. Además de éstas, se mencionan otras causas que conciernen más específicamente a la relación Estado-sociedad en un marco territorial. En primer lugar, el Estado colombiano estaría todavía en forma-

8

La Fundación Buen Gobierno es una organización colombiana fundada por Juan Manuel Santos cuya misión es apoyar la transparencia de la gestión pública como condición necesaria en la lucha contra la corrupción.

9

Página Web del Pnud: Gobernabilidad democrática. Marco de acción del Pnud Colombia: www.pnud.org.co/gobernabilidad

10

Documento Red Nacional de Programas Regionales de Desarrollo Integral y Paz, Redprodepaz. Planteamiento Estratégico: www.redprodepaz.org/planteamiento-estrategico-redprodepaz.pdf

101


ción y no existiría un consenso sobre su modelo. En segundo lugar, el Estado no habría logrado todavía un control soberano y pleno sobre la totalidad del territorio y existirían áreas con una precaria presencia del Estado. Esta situación se agravaría con los grandes desequilibrios entre regiones en términos de grados de desarrollo, niveles de ingreso, inversión privada y pública. En tercer lugar, la presencia de los grupos armados ilegales impediría el proceso de formación del Estado y de apropiación del territorio por parte de los ciudadanos. En efecto, esos grupos en algunas regiones substituyen al Estado, le disputan el monopolio de la fuerza, de la gestión del espacio público y de la administración de la justicia, e impiden además a sus habitantes ejercer plenamente su papel de ciudadanos. Esta conflictividad territorial afectaría la gobernabilidad en Colombia y generaría varios conflictos con respecto a la construcción del Estado y del territorio que debilitaría la acción ciudadana participativa. Los autores de un análisis sobre la conflictividad territorial11 insisten sobre esas razones coyunturales y estructurales y que a causa de ellas la gobernabilidad se ve perturbada en tres aspectos principales: el proceso político, la administración del Estado y la legitimidad del gobierno. En cuanto al primero, las presiones ejercidas por parte de los actores armados a los candidatos a elecciones dan lugar a un empobrecimiento del liderazgo político. De igual manera los ciudadanos ven coartada y cuestionada su libertad de elegir. También la incidencia de los actores armados sobre la administración pública, local y regional provoca una disminución de la autonomía del Estado en el uso de los recursos públicos. Finalmente, la ineficiencia en el uso de los recursos y la lentitud para responder a las demandas sociales disminuye el respaldo ciudadano a las instituciones y socava entonces la legitimidad del Estado. Este estudio nos demuestra muy bien las consecuencias del conflicto armado sobre la 102

gobernabilidad en Colombia, pero más allá de ello nos permite identificar tres puntos esenciales en este problema. El primero tiene que ver con las relaciones Estado-sociedad; el segundo se centra sobre las conexiones del Estado entre los niveles local, departamental y nacional; el tercero caracteriza las relaciones dentro de la sociedad. No sobra decir que en Colombia esas cuestiones que fundamentan la gobernabilidad han sido analizadas y que varios intentos se han llevado a cabo para tratar de resolver esas dificultades. Es oportuno entonces analizar de qué manera se han desarrollado y examinar si de esos intentos o remedios puede resultar una gobernabilidad distinta. En cuanto al funcionamiento del Estado en los niveles locales, departamentales y nacionales, es importante recordar que a finales de la década de los ochenta, el Estado colombiano puso en marcha una serie de reformas político-administrativas con las cuales quería remediar los problemas históricos de ineficiencia, falta de presencia en el territorio nacional y falta de legitimidad política. Esas reformas, entre las que se destaca la descentralización en 1986 y la elección popular de alcaldes en 1988, fueron luego fortalecidas con la redacción de una nueva constitución política en el año 1991. Los principales rasgos de la Constitución tienen que ver precisamente con la redefinición de las relaciones entre los ciudadanos y el Estado y por consiguiente con un cierto mejoramiento de la gobernabilidad en Colombia. La Constitución intentó modernizar el mundo político, y aunque su impacto se ha visto limitado a ámbitos específicos (derechos de comunidades étnicas, mundo escolar y laboral, entre otros), logró transformar algunos de los sentidos atribuidos a la relación Estado y sociedad y convertirse en una de las referencias utilizadas por actores colectivos para reivindicar sus derechos. Precisamente, la Constitución de 1991 opera como el marco histórico, el texto de referencia desde el cual se pregunta por la construcción de una gobernabili-


dad en Colombia. Se vuelve entonces la base jurídica, política y social para las instituciones que desarrollan programas de ayuda al mejoramiento de la gobernabilidad en Colombia. Sobre esta base política varias instituciones, sean agencias estatales u organizaciones no gubernamentales, proponen estrategias, instrumentos y acciones para la gobernabilidad. Dentro de ellos debemos distinguir, por un lado, remedios técnicos que desean lograr un Estado eficiente, transparente y participativo y, por otro lado, remedios socio políticos que enfatizan sobre la estructuración de una sociedad civil, vigilante y activa. El Programa presidencial de lucha contra la corrupción apoyado por el PnudColombia realiza un proceso de rendición de cuentas para fomentar la transparencia administrativa de las instituciones. Los Pactos por la Transparencia pretenden constituir uno de los instrumentos para lograr esta meta. Esos acuerdos deben ser suscritos voluntariamente tanto por una autoridad local (alcalde municipal, gobernador departamental o director de una corporación autónoma regional) como por organizaciones representativas de la ciudadanía. La autoridad que suscribe el Pacto por la Transparencia se compromete a permitir el acompañamiento de la ciudadanía para verificar el cumplimiento de los compromisos derivados del pacto y garantizar la difusión de las actuaciones públicas. El grupo de ciudadanos (Comité de Seguimiento) es responsable de hacer seguimiento, evaluación y control social a los compromisos adquiridos por la administración pública. Este mismo programa presidencial organiza los Consejos Comunales, espacios de participación ciudadana que deben informar a la comunidad sobre los recursos transferidos al departamento y a los municipios implicados y evaluar la gestión y resultados de los gobernantes locales.

11

Habría que estudiar de manera mucho más profunda los impactos de esas medidas, sin embargo, podemos considerar que constituyen remedios interesantes con respecto al funcionamiento de los mecanismos de control ciudadano, obligando al Estado a respetar sus compromisos de la manera más transparente posible. No obstante, esas medidas se restringen al ámbito técnico de la gobernabilidad y no consideran la intervención de esos grupos ciudadanos en el momento de planificar las políticas públicas. Poniendo más énfasis sobre la estructuración de una sociedad civil responsable, vigilante, activa y participativa, la organización no gubernamental Foro por Colombia contribuye a la inclusión de la sociedad civil con programas de capacitación que promueven valores y prácticas democráticas que garanticen la convivencia de los ciudadanos colombianos. También los Programas de Desarrollo y Paz que intervienen en varias regiones de Colombia fomentan la apropiación de una institucionalidad pública y privada por parte de los ciudadanos, y fortalecen el liderazgo político y social mediante la capacidad de organización, gestión y articulación a nivel social y comunitario. La formación de los ciudadanos para defender sus derechos, para organizarse y ejercer una participación activa y constructiva es fundamental en el marco de la gobernabilidad y son múltiples las iniciativas en este sentido en Colombia. Sin embargo, habría que observar si los espacios de diálogos con las autoridades públicas permiten una real expresión de los ciudadanos y si estos últimos tienen realmente poder de influencia sobre las decisiones públicas. En términos de gobernabilidad local, es interesante mencionar que la publicación de la Ley 70 de 1993 otorga una existencia legal en Colombia a los

Fundación Buen Gobierno y Escuela Superior de Administración Pública, 2004, La conflictividad territorial en Colombia (informe final).

103


Consejos Comunitarios de las comunidades negras en el Bajo Atrato. Esta nueva expresión política generó muchas expectativas porque se proponía renovar la gobernabilidad y la manera de hacer política en el Pacífico. Las comunidades negras tendrían así la posibilidad de organizarse y ejercer un papel político en la región. Stellio Rolland (2005, 86-102) nos muestra, en efecto, que la puesta en funcionamiento de esos Consejos Comunitarios suscita un debate abierto sobre las responsabilidades y obligaciones de los actores políticos locales y que, en este sentido, fortalece la democracia local y la apropiación del espacio público. Rolland concluye que esta forma organizativa constituye el eje central de una causa política: la de la buena gobernabilidad local (ibíd., 102). A la luz de la descripción anterior se observa una diversidad de herramientas para lograr otra gobernabilidad en Colombia. Algunas abordan los aspectos técnicos del concepto de gobernabilidad, otras se dedican al fortalecimiento de la participación de la sociedad civil en Colombia y con esto a aspectos mucho menos tangibles y medibles. Estos esfuerzos complementarios nos indican que la cuestión de la gobernabilidad en Colombia no se puede abordar sin estudiar las relaciones entre las distintas autoridades, los grupos ciudadanos y los actores armados en distintas zonas del país, y en los diferentes niveles territoriales (municipio, departamento, nación). Al retomar la definición mencionada de Pierre Calame, más que reducir las preocupaciones y los esfuerzos por la gobernabilidad en las cuestiones de administración pública o reforma del Estado, hay que reconocer que la política en Colombia no está plenamente estatizada y que por consiguiente se deben tomar en cuenta los distintos actores que reclaman ser reguladores de la vida social. Desde esta perspectiva, el estudio de la gobernabilidad en Colombia se traduce en una serie de preguntas concretas: ¿Cómo se construyen los poderes políticos, la(s) ciudadanía(s) y las reglas de juego de la vida política? ¿Cómo, además de articular los intereses de los distintos actores públicos, construir confianza y relaciones sociales pacificadas 104

luego de años de confrontación? ¿Cómo se tejen las relaciones entre grupos de ciudadanos y autoridades estatales de los diversos niveles territoriales en zonas de activa confrontación militar entre actores armados ilegales? En otros términos, la preocupación por la gobernabilidad en Colombia se debería analizar, por un lado, desde la transformación y evolución del Estado en los niveles locales y regionales y, por otro, desde la articulación de los intereses de los grupos específicos de población con los de las autoridades públicas. De esta percepción de la gobernabilidad, se podría tal vez llegar a una real renovación de lo político en Colombia.

C ONCLUSIÓN En el curso de este artículo se derivan algunas conclusiones fundamentales. Primero, no hay una sola definición de la gobernanza. Cada actor involucrado la define efectivamente según sus objetivos y prácticas, lo que significa que no existe todavía un acuerdo común alrededor de este concepto ni tampoco sobre la terminología. Segundo, el debate conceptual revela la dicotomía que manifiesta la gobernanza: demuestra por un lado una crisis del Estado y, por otro el surgimiento de una herramienta para renovar lo político, aunque, otra vez, no haya un acuerdo o una visión común con respecto a la forma o metodología para reformar este poder político. También hemos visto con la tesis de Pierre Calame que la gobernanza debería obligar a repensar lo político sugiriendo la invención de nuevos mecanismos democráticos. Su pensamiento plantea desafíos y propuestas que avizoran una sociedad futura más incluyente. Sin embargo, él no se queda en la simple proyección teórica, sino que además indica elementos que pueden ser útiles en el marco de una investigación tendiente a analizar de manera más concreta las dimensiones de la gobernanza.


En Colombia, el desafío de renovar lo político mediante una revolución de la gobernanza (Calame, 2003) se debe articular con las discusiones sobre sociedades en conflicto para llegar al reestablecimiento de relaciones políticas de confianza y cooperación entre distintos actores sociales y entre ellos y las instituciones estatales. En este sentido, de un lado, es indispensable estudiar las transformaciones de la política en el nivel nacional e internacional, al tener en cuenta el impacto del conflicto armado y de las políticas antidrogas, la evolución de la situación de derechos humanos y el impacto de la política económica nacional y mundial sobre el desarrollo desigual de las regiones. De otro lado, es importante analizar las transformaciones del Estado en el nivel regional y local, y sus apuestas frente a grupos de pobladores locales, tal como son percibidas por éstos. Finalmente, habría que estudiar la interacción entre los niveles nacionales e internacionales con los regionales y locales, es decir, cómo grupos específicos de pobladores de localidades y regiones se relacionan con las ofertas estatales del nivel nacional y gestionan las relaciones con las autoridades políticas; y cómo participan en ese vínculo los actores armados y las organizaciones sociales.

........................

B IBLIOGRAFÍA Calame, Pierre, 2003, La démocratie en miettes, Paris, Editions Charles Léopold Mayer et Descartes et Compagnie. Commission Europeenne, 2001, Livre blanc sur la gouvernance européenne, en http://europa.eu.int/comm/governance/ white_paper/index_fr.htm Fundación Buen Gobierno, 2002, Instrumentos teóricos y metodológicos para la construcción de un índice global de gobernabilidad , propuesta técnica. Haut Conseil de la Coopération Internationale (Hcci),2002, Gouvernance démocratique et coopération internationale, avis du Haut Conseil de la Coopération Internationale, adopté le 24 septembre 2002. Huntington, Samuel, 1991, The Third Wave: Democratisation in the Kate Twentieth Century, Norman, University of Oklahoma Press. Landell-Mills Pierre, Agarwala Ramgopal, Please Stanley, 1989, Sub-Saharan Africa: From Crisis to Sustainable Growth: A Long-Term Perspective Study, Washington D. C, The World Bank. Le Texier, Thibault, 2004, Gouvernances, Paris, Rhinoceros. Monedero, Juan Carlos, 2004, El gobierno de las palabras: de la crisis de legitimidad a la trampa de la gobernanza, Bogotá, Viva la Ciudadanía. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 1997, La gouvernance en faveur du développement humain durable , documento de politica general, en http:// magnet.undp.org/Docs/!UN98-21.PDF/Govfre.htm Roitman, Marcos, 2002, Las razones de la democracia en América Latina, Madrid, Sequitur. Rolland, Stellio, 2005, Los Consejos Comunitarios:¿nueva forma de hacer política en el Bajo Atrato? , en Controversia, número 184, Cinep, Bogotá, junio, pp.86-102 World Bank, 1992, Governance and development, Washington D. C. Vidal Beneyto, Jose, 2002, La palabras del Imperio (1): gobernabilidad y gobernanza , en www.geocities.com/ contragobernanza/gobernanza.htm

........................ 105


CONFLICTO Y REGIÓN



PUERTO WILCHES: SINDICATOS Y ACTORES POLÍTICOS ARMADOS, 1996-2002 * P OR M AGDA B EATRIZ L ÓPEZ C. 1

Uno puede decir que a nosotros como trabajadores nos han matado entre la guerrilla y las autodefensas uno cierra lo ojos y dice: no tengo amigos en la guerrilla ni en las autodefensas, porque han matado a gente, trabajadores, gente honesta .2

*

Artículo recibido en octubre de 2005. Artículo aprobado en diciembre de 2005.

1

Politóloga de la Universidad Nacional de Colombia.

2

Testimonio de líder sindical palmero de Puerto Wilches.


a historia de la organización sindical de Puerto Wilches3 comprende una larga tradición, aunque en algunos textos aparezca consignada de una manera tan tímida, que podría pasarse de largo sin siquiera advertirse. Este silencio puede explicarse talvez por el fuerte protagonismo que han tenido los sindicatos asentados en Barrancabermeja, y en particular por el hito que marcó la Unión Sindical Obrera (USO) en la historia del movimiento social del Magdalena Medio y el país. El trabajo de Manuel Alberto Alonso acerca de la historia del municipio de Puerto Wilches constituye, junto con las narraciones de los pobladores, una de las herramientas más valiosas que permiten rastrear el origen y desarrollo de las organizaciones sindicales de ese municipio (Alonso, 1991, 98). A partir de estos insumos, este texto se propone evidenciar la difícil situación de derechos humanos de los miembros de organizaciones sindicales en el municipio de Puerto Wilches entre 1996 y 2002.4 Se concentra en este periodo porque en él se registraron diversos hechos en los que este tipo de organizaciones fueron objeto de masivas violaciones de derechos humanos, tales como amenazas de muerte, hostigamientos, desapariciones, secuestros y principalmente homicidios. El aumento de las agresiones en contra de miembros de las diferentes asociaciones sindicales de Puerto Wilches a partir de 1996 se explica, en primer término, por la incursión de los grupos paramilitares, desplegada en la zona con el fin de combatir la insurgencia armada empleando la estrategia de afectar el tejido social (es decir las redes de liderazgo e iniciativas de poder popular representadas por la red de organizaciones sociales de la región), con el argumento de que éstas organizaciones eran colaboradoras de la guerrilla. Esa estrategia les permitiría posicionarse con la menor resistencia posible en el municipio. En consecuencia, a causa de tales violaciones, la actividad de los sindicatos en este municipio de 110

la región del Magdalena Medio se vio alterada profundamente a pesar de su larga tradición organizativa, la cual venía consolidándose desde los años ochenta en el contexto de una economía de enclave basada en la explotación del petróleo y principalmente en la agroindustria de palma africana. La fuerte tradición organizativa (Romero, 1994, 44) y de resistencia, característica de los pobladores de la región del Magdalena Medio (Murillo, 1991, 5) ha facilitado paradójicamente su vulnerabilidad frente a los actores político-armados los cuales han disputado y ocupado la zona de manera simultánea. Durante los sesenta la guerrilla encontró eco a su actuación dentro de algunos sectores populares debido a la influencia de los discursos de la izquierda en un contexto de profunda exclusión, represión estatal y pobreza; por otra parte en los noventa, a su llegada, los grupos paramilitares adujeron la existencia de una base social de la guerrilla como justificación para incursionar en la zona e intervenir las organizaciones sociales. Este ensayo evidencia mediante un estudio de caso, por qué conseguir el control de las organizaciones sociales ya sea a través de prácticas de coerción o de consenso, se convierte en un objetivo imprescindible para que los actores político-armados logren consolidar su soberanía mediante el establecimiento de órdenes alternativos de facto (Uribe, 2002, 13). Se empleará el término actores político-armados para referir la guerrilla y los paramilitares, definidos de este modo porque ambos buscan ejercer soberanía y logran regular las relaciones sociales (Kalyvas, 2002, 4). Aunque el periodo 1996-2002 es el objeto de estudio de este texto, es indispensable abordar algunos elementos precedentes que nos pueden ayudar a explicar la grave situación que viven las organizaciones sindicales, agudizada desde 1996 y que hoy persiste con nuevos tópicos como consecuencia de las medidas adoptadas por el gobierno de Álvaro Uribe Vélez.5


ANTECEDENTES

Las organizaciones sindicales en Puerto Wilches: su génesis y arraigo en el proceso de modernización capitalista (1910-1987) 6 La génesis de las organizaciones sindicales en Puerto Wilches se remonta un siglo atrás, cuando aparecen en el municipio las primigenias organizaciones de braceros, trabajadores ferroviarios y petroleros, que inauguraron la historia laboral del río Magdalena y el sindicalismo del puerto. Ellas se inspiraron en las experiencias sindicales de otras zonas del país, así como en la primera huelga de braceros de Barranquilla, ocurrida en 1910, en las de los ferroviarios de 1920, 1924 y 1933 y en las de los petroleros que estallaron en 1924, 1927 y 1938. A todas ellas hay que sumar la trascendencia marcada por la visita que María Cano y Raúl Eduardo Mahecha hicieron a la población en 1927 y la fuerte influencia del pensamiento de Jorge Eliécer Gaitán, en la configuración de una identidad obrera local (Sánchez, 1985, 84).7 Puerto Wilches es desde sus inicios un núcleo de la clase obrera, el anclaje de grandes proyectos económicos, entre ellos la llegada y puesta en funcionamiento del ferrocarril a principios de 1920, la edificación del principal muelle del río Magdalena

por la empresa Draga en 1931, la explotación petrolera iniciada por la Soconny en 1943 y el arribo de las empresas cultivadoras de palma en 1950. Tales proyectos han atraído durante años tanto a pobladores locales como a forasteros, impulsados por la esperanza de encontrar mejores oportunidades de trabajo: Yo llegué a la zona de Puerto Wilches en busca de trabajo, como lo hace cualquier colombiano que se encuentra en su tierra y no ve posibilidades y sale a otras partes a buscar futuro de vida .8

A pesar de la tradición agrícola, ganadera y pesquera del puerto, el inicio de proyectos de modernización capitalista, y en especial de las empresas explotadoras de palma africana, provocó una transformación paulatina de la población campesina en asalariados, quienes encontraron mayores beneficios en el trabajo hecho bajo el sistema de la modernización agrícola e industrial; muchos decidieron vender sus tierras al observar las reducidas posibilidades de supervivencia de los cultivos de pancoger, los cuales no contaban con programas de apoyo crediticio. Sin embargo, el nuevo proceso de explotación, que se desarrollaba en deplorables condiciones para los trabajadores de la palma, propició un ambiente

3

Según datos del Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, Puerto Wilches es un municipio de Santander ubicado en la margen derecha del río Magdalena, con una extensión territorial de 1.539 Km2. En un 90% su economía está basada en la agroindustria de la palma africana, cultivo que abarca más de 16.000 hectáreas; el otro 10% de su economía corresponde a actividades comerciales, pecuarias y petroleras. Es uno de los municipios de la región con más altos índices de analfabetismo y deficiencias en el acceso a agua potable.

4

El artículo parte de la experiencia en la investigación Situación de derechos humanos y del Derecho Internacional Humanitario en cuatro municipios del Magdalena Medio, 1995-2002, auspiciada por Credhos y la Universidad de la Paz de Barrancabermeja, entre octubre de 2003 y junio de 2004. Se agradecen los valiosos aportes de Deybi Cuesta y del equipo de investigación, a Heather Hanson y Álvaro Delgado por sus comentarios, y a las organizaciones y los líderes sociales de la región, quienes enriquecieron este texto con su apoyo y sus testimonios.

5

Durante los últimos años ha habido un cambio de modalidad de las agresiones contra este sector social. Se observa una disminución de los homicidios, lo cual, según la Escuela Nacional Sindical (ENS), no obedece a un esfuerzo proclamado del Estado sino al cambio de estrategias y lógicas de los actores de la guerra. En esta lógica se arraiga cada vez más una estigmatizante cultura antisindical que se legitima con herramientas jurídicas que violan los tratados internacionales que protegen los derechos de este sector.

6

El artículo se construyó a partir de investigación documental, revisión de prensa y especialmente de entrevistas con líderes de organizaciones sindicales y sociales de la región.

7

Citado por Manuel Alberto Alonso, 1993, 117.

8

Testimonio de sindicalista miembro de Sintrainagro en la época.

111


que dio cabida a las ideas socialistas, adversas a los abusos y contradicciones de la modernización capitalista. Esto explica que la relación antagónica obrero-patrono empezara a perfilarse cada vez con más fuerza, lo cual desembocó, en marzo de 1971, en la conformación del primer sindicato de trabajadores de la palma en el municipio. Palmas de Monterrey fue la empresa desde la cual Sintrapalmas se posicionó como el primer sindicato de nueva generación del sector agroindustrial, al que posteriormente se unieron trabajadores de las empresas palmeras Las Brisas y Bucarelia: Y empezamos el trabajo de ampliarnos en Puerto Wilches. Un factor fundamental eran los trabajadores de Brisa y los trabajadores de Bucarelia, que tenían pactos colectivos firmados a cuatro años. Con el apoyo de las mujeres trabajadoras sexuales que había en el Churi llamaban Churi, o Corea, al sitio de la zona licenciosa . Era el refugio de amor de muchos trabajadores y ellas nos ayudaron mucho en ese proceso. También nos ayudó en el trabajo de Brisas la aparición de Juan Pablo II en Laborem Exercens. Esa encíclica nos ayudó a impulsar el trabajo sindical. No fue fácil tampoco pero logramos presentar un pliego de peticiones con unas muy buenas convenciones colectivas .9 112

La conformación del sindicato no fue una tarea fácil. La presión patronal y los despidos amedrentaban a los afiliados. Sin embargo, la estrategia de buscar apoyo en otros sectores sociales les permitió ser reconocidos por las empresas e incluso ampliarse y fundar en la localidad una seccional del Sindicato Nacional de la Industria Agropecuaria (Sintrainagro), que cobijó a seis empresas y llegó a contar con más de setecientos afiliados: Después, a través de Sintrainagro, logramos impulsar la lucha sindical en las otras empresas nacientes. En Puerto Wilches empezaba la industria palmera a expandirse, pero en unas condiciones infrahumanas: a los trabajadores les pagaban casi con vales. Y logramos entonces ampliar la base de Sintrainagro, que es lo más fuerte que hay en la zona en sindicato .10 Cuando yo llegué a Puerto Wilches ahí ya estaban instaladas las empresas palmeras, estaba instalada, por ejemplo, Monterrey, estaba instalada Brisas, Bucarelia y Agripalma. Entonces en ese tiempo ya estaba el Partido Comunista conformado y desde Bogotá la dirección general .11

El proceso de crecimiento y fortalecimiento del movimiento sindical se caracterizó por la convergen-


cia de diversos sectores políticos, que actuaron directamente como padrinos ideológicos y apoyos políticos, determinando que la acción sindical trascendiera la lucha obrero-patronal hacia una expresión más representativa de otros sectores populares. Ese fue el caso del Partido Comunista y la Unión Patriótica, los cuales, en su afán de consolidarse como alternativas políticas, encontraron identidad con los sectores trabajadores, quienes ya venían organizándose por su cuenta. Esta alianza buscó el poder político desde la primera contienda electoral popular de 1989, hasta que en 1992 le ganaron la alcaldía al Frente de Izquierda Liberal Auténtico (Fila), el sector del Partido Liberal liderado por Horacio Serpa Uribe. El candidato electo de la UP fue un sindicalista palmero de larga trayectoria que representaba a sectores políticos aliados: El Partido [Comunista], prácticamente, fue uno de los fundadores del Sindicato de Sintrapalma. Con un trabajo que veníamos desarrollando ahí, con anterioridad, con algunos compañeros del Partido, incidíamos mucho en el sindicato de Sintrapalma y de igual manera en Sintrainagro. Desarrollamos unas actividades también de tipo sindicales en representación del Partido con los compañeros que eran del Partido, que lógicamente eran dirigentes nuestros que participaban en la junta directiva del sindicato .12 Nosotros comenzamos a dar todo ese tipo de luchas por la parte legal, con las huelgas. Así lo expresa el Código Sustantivo del Trabajo, los paros, así lo expresan las leyes, la presentación de pliegos a los patrones. Entonces con la

orientación del Partido Comunista y de la Unión Patriótica, que nos decían: Ustedes tienen que defender los derechos establecidos en la Carta Universal de los Derechos Humanos , solicitábamos en nuestros pliegos vivienda para los trabajadores, que viven hasta la presente en unos estados miserables, salarios, educación, salud. No solamente atizábamos a los trabajadores, también a las Juntas de Acción Comunal, a las asociaciones de padres de familia, a los comités de desempleados, a todas las fuerzas vivas de la región las instábamos a que teníamos que reclamar cosas que estaban ya plasmadas en el papel . 13

En ese entonces la Unión Patriótica también estaba acompañando el proceso de conformación del Sindicato de Trabajadores de Puerto Wilches (Ustrapuwl), que se constituyó como sindicato mixto de trabajadores oficiales y empleados públicos. Por otra parte, hacía algún tiempo que la guerrilla había logrado ingresar al municipio para consolidarse en la zona y había empezado toda una campaña ideológica, en especial en el sector rural y entre los trabajadores. Hasta el momento las ideas de corte comunista, propias del Partido Comunista y de la Unión Patriótica, no eran identificadas con la subversión armada. No obstante, la entrada de la guerrilla o, en detalle, su entrada física al municipio, cambiaría el contexto de la acción sindical, pues la pondría en medio de la confrontación armada. Sólo hasta 1986 el conflicto de los trabajadores con las empresas sería entre actores sociales no armados (Alonso, 1993, 136).

9

Testimonio de sindicalista de Sintrapalmas, trabajador de Monterrey, 1972.

10

Testimonio de miembro de Sintrainagro en la época.

11

Testimonio de miembro de Sintrainagro en la época.

12

Testimonio de miembro del Partido Comunista y líder sindical de Sintrainagro en la época.

13

Testimonio de líder sindical de Sintrapalmas en la época.

113


La penetración del conflicto armado en las organizaciones sindicales La guerrilla aparece públicamente en Puerto Wilches en 1987, en una toma del casco urbano del puerto. Posteriormente cohabitaron allí los frentes Manuel José Solano Sepúlveda y Héroes y Mártires de Santa Rosa, ambos pertenecientes al Ejército de Liberación Nacional (ELN), y el 24 frente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (Farc-EP). Al final, el espectro de grupos guerrilleros que coexistían en el municipio sería completado por una presencia minoritaria del Ejército Popular de Liberación (EPL). La entrada de la guerrilla al municipio se caracterizó por las amenazas, los asesinatos selectivos, el secuestro de funcionarios de la administración municipal y directivos palmeros y los ajusticiamientos que se atribuían a presuntos informantes, delincuentes o traidores que operaban dentro de la organización subversiva. La mayoría de asesinatos que hacía la guerrilla era por informantes, delincuentes, atracadores. Inclusive ajusticiaron gente de ellos mismos, las Farc ajustició a varios del EPL En un conflicto que hubo en Barranca entre el EPL y Pastor, el ELN llegó a señalar que iba a acabar con Pastor. Esto empezó desde Puerto Wilches, desde El Pedral, porque allá fue que empezaron estos berra-

cos que se convirtieron en delincuentes. Iban unos a llevar mercado a Puerto Wilches, ellos llevaban su camionado todos los viernes, estos los agarraron y los acabaron. Tres robos seguidos Hacían cosas, que eso era como decirle: yo lo robo a usted para llevarle a usted y usted está igual de jodido .14

El interés de la guerrilla por ganar base social se manifestó también en prácticas de captación, que, apoyadas en el pretexto de quitar a los ricos para dar a los pobres , pretendían justificar acciones coercitivas sobre actores que representaban el poder político y económico. Ello se acompañó del cobro de vacunas a empresas de la palma, comerciantes, terratenientes, y también de la constante presión sobre la administración municipal. Otra fuente de financiación de la guerrilla en el municipio era el robo de gasolina, negocio ilícito que le fue arrebatado a un cartel y cuyos miembros fueron ajusticiados por la misma subversión. Las empresas palmeras fueron de las primeras en recibir presiones de la guerrilla, por dos conductos: el argumento del maltrato de los trabajadores y la exigencia de aportes económicos para la organización guerrillera. Ahí en Bucarelia, por ejemplo, hubo un tiempo que lo agarraron de azote, que llegaron, se les llevaron todas las armas a los celadores, se les robaron una dotación que había para los trabajadores. Tenían un economato, una vaina ahí de mercados, llenaron una volqueta y fueron y se la repartieron a la gente. Los secuestros, pues, como puede ver, la relación de la empresa con ellos siempre fue y siempre será de choque, pues muy diferente a la relación con nosotros .15

Los sindicatos estuvieron entre las primeras organizaciones con las que buscaron reunirse los grupos guerrilleros al momento de su llega114


da. Se sabe que entonces, comandos del ELN y el EPL intentaron intervenirlos incluso con el ánimo de dirigirlos: No ha sido fácil, porque incluso en ese momento de la lucha sindical y en las negociaciones esas que aparecen dizque por debajo de la mesa entre la insurgencia armada, un comando del EPL va y se toma una empresa y se querían convertir como en los voceros del sindicato. Y era la pelea, nosotros contra el EPL que querían meterse a ser los interlocutores entre los trabajadores y la empresa, y nosotros peleando por la legalidad. Nosotros no podíamos caer en ese error .16 También la pelea del ELN en meterse en la lucha sindical y suplantar las directivas sindicales en Puente Sogamoso17 y Puerto Wilches. Eso fue una discusión muy fuerte con ellos. Gracias a Dios, en esa época no hubo muertos, porque entendieron que nosotros estábamos era exigiendo nuestra legalidad como sindicatos y nuestras luchas sociales .18

La consolidación de la soberanía de la guerrilla en el municipio no fue un proceso complejo, ya que el grado de resistencia que encontraron fue pronto debilitado mediante el uso de la fuerza y la ganancia de lealtades como consecuencia de su campaña ideológica, la cual obtuvo mucho eco entre algunos sectores populares, en un contexto caracterizado por condiciones de extrema pobreza y falta de oportunidades. ...lo cierto es que por lo menos con ellos se podía concertar, sin que nosotros llegáramos en nin-

14

Testimonio de líder social de Puerto Wilches en la época.

15

Testimonio de activista de Sintrainagro en la época.

16

Testimonio de sindicalista de Sintrapalma en la época.

17

Corregimiento de Puerto Wilches

18

Testimonio de líder sindical de la época.

19

Testimonio de dirigente sindical de Sintrainagro en la época.

gún momento como Sintrainagro a ser un carga ladrillos de ellos. Tuve dificultades con el EPL, con el ELN, con el 24 frente de las Farc, porque nosotros algo que rechazábamos eran los asesinatos de que por sospechas. La cuestión de la publicidad, sobre todo el EPL en esta región, donde llegaban era manchando las paredes y en el momento en que llegó a reclutar pelados que inclusive se los llevó para el río para que masacraran a unos, discutimos con ellos, porque no compartían cuestiones que nosotros hacíamos y nosotros no compartíamos las cuestiones que ellos hacían. Pero allí logramos, de pronto por el carácter social que nosotros teníamos, por nuestra ideología política, siempre pudimos llegar a acuerdos con ellos. Por ejemplo, cuando volaron algunos equipos de la empresa tuvimos que ir a dar la discusión con ellos porque eso nos perjudica a nosotros también .19 Eran unos años de gloria para nosotros, porque nosotros teníamos la facilidad, aunque el patrón atacaba, donde veía focos de sindicalistas llegaba y los echaba. Esa era la única represión que nosotros teníamos, pero de todas maneras uno podía pararse en una plaza delante de los trabajadores y manifestarles las cosas, pero desde el año noventa y seis para acá ya las cosas cambiaron, ya fue muy diferente (...) porque en ese tiempo de los años gloriosos tuvo auge la Unión Patriótica y eso ayudó mucho a que se fortalecieran los sindicatos, pero estaban pasando cosas. Por ejemplo, lo que era Urabá, estaba pasando lo que era el exterminio de la Unión Patriótica también, y uno sentía eso pero entonces uno no sentía ese miedo como lo comenzó a sentir en el

115


noventa y seis para acá, sino que uno lo vivía de lejos y entonces uno sentía era rabia y le daban ganas de luchar más, porque, uy! Pero como mataron a Bernardo Jaramillo Ossa, ¡hijuemadre!, a uno le hervía la sangre y uno paraba y uno hacía barricadas y uno quemaba llantas, pero porque así lo sentía uno, porque le habían matado a un líder. Cuando mataron a Pardo Leal, que fue el primero, después Bernardo Jaramillo Ossa y después Antequera y así sucesivamente, y lo que pasó en Segovia y que a los militantes también les daban Ya fue del noventa y seis para acá, ya nosotros dijimos: ahora ya pasa uno de sentir rabia es a sentir miedo, porque ya están es aquí .20

LA ENTRADA DE LOS PARAMILITARES A PUERTO WILCHES : DE LA RABIA AL MIEDO

Hay una pregunta muy difundida y es la de por qué, en una región de máximo predominio de la subversión, donde cohabitaban guerrillas de las Farc, el ELN y el EPL, los paramilitares lograron realizar su penetración tan rápidamente. Al respecto se puede decir que tanto en Barrancabermeja como en Puerto Wilches, la vertiginosa incursión de los paramilitares se facilitó por la aguda crisis de las organizaciones guerrilleras, lo cual disminuyó su capacidad de respuesta militar coordinada. Esto provocó la salida y el repliegue de la subversión que se encontraba en las cabeceras municipales y los corregimientos, hacia zonas rurales más apartadas, muchas veces sin librar combates, sino como consecuencia de la violencia selectiva. La pérdida del control territorial por parte de la guerrilla obedeció en gran parte a su propia crisis, ocasionada en primer término por el desbordamiento de los abusos contra la población civil, sintetizados en el reclutamiento de jóvenes, los continuos robos a pequeños comerciantes y agricultores, la im116

posición indiscriminada de vacunas y la presión sobre las autoridades locales. En segundo lugar, la retirada fue impulsada también por la propia crisis interna de la insurgencia armada: ajusticiamientos entre miembros de las organizaciones guerrilleras, peleas por el control del cartel de la gasolina, acción de infiltrados e informantes, divisiones y bandolerismo, todo ello acabó por precipitar el respaldo de algunas capas sociales a los paramilitares. Pero la llegada del paramilitarismo se da como en muchas partes. Ellos lograron como penetrar, lograron como que alguna gente que hacía parte del ELN se volteara. Gente inclusive que era del pueblo, que uno los conocía que eran parte del ELN, del Solano Sepúlveda, se voltearon. No sabemos si ya había un trabajo con anterioridad de cómo entrar a esa célula urbana del ELN. Lo cierto fue que ellos mismos se encargan después de asesinar a los otros compañeros y prácticamente acaban con la poca presencia que había del ELN y la presencia de la guerrilla desaparece. Ahí no hubo ninguna confrontación o que fueran a defender al municipio, la parte urbana donde tenían presencia no! .21 Se retiran y algunos compañeros, tanto de las Farc como del ELN, quedan como estafetas o los colaboradores, comienzan a trabajar con el paramilitarismo. Compañeros que eran colaboradores de las Farc reconocidos, también ahí. Compañeros nuestros de la Unión Patriótica, también se voltiaron. Y algunos de esos compañeros, pues, posteriormente fueron asesinados por el paramilitarismo .22

De ese modo, la pesca en río revuelto, es decir, en un espacio y momento en el que uno de los actores político-armados sufre una profunda crisis; favoreció el trabajo estratégico-militar de los grupos paramilitares desplegados en el Magdalena Medio. De manera paralela, la situación contrastaba con un proceso de fortalecimiento de las organizaciones sociales, muchas de las cuales habían ganado respaldo y crecimiento durante el predominio


de la guerrilla. La penetración de algunas organizaciones por la insurgencia las convirtió en el blanco más visible e inevitable al momento de producirse la entrada de los grupos paramilitares.

contra un miembro de las organizaciones sindicales del municipio, al secuestro de ocho ingenieros de las empresas palmeras por parte de la guerrilla, a la movilización de la sociedad civil en contra de los hechos de violencia política y al asesinato del máximo líder sindical de Puerto Wilches. Finalmente se describen, como principales consecuencias de estos hechos el éxodo masivo de sindicalistas del municipio y los cambios sustanciales que sufren los sindicatos a partir de los condicionamientos del paramilitarismo.

Ya a partir del 97 se comienza a notar la presencia del paramilitarismo en el municipio. De pronto, ya había presencia en Sabana de Torres, que venían de acá de los lados de San Alberto; fueron como cercando esos municipios. De Sabana de Torres ya pasan en seguida a Puerto Wilches, en la zona rural, sobre todo algunos corregimientos, en la vía que comunica con la Troncal de la Paz, lo que es km 16, km 20, Cayumba. Por ahí penetran y loLas gran hacer bases militares. En Caorganizaciones yumba ejercen un control en esa carretera que comunica con la sociales, habían Troncal de la Paz; hacen retenes ganado respaldo y periódicamente a los buses de Cootransmagdalena y los vehículos crecimiento que transitan .23

La desaparición de Misael

Todas las mañanas los trabajadores de Palmas Bucarelia, radicada en Puente Sogamoso, un corregimiento de Puerto Wilches, eran recogidos por el bus que los llevaba a la plantación para iniciar la jornada a las cinco de la mañana. Sin embargo, la madrugada del 12 de junio de 1996 el vehículo fue interceptado por un durante el grupo de hombres en un retén instalado en el sitio conocido La narración que sigue a contipredominio de la como La Ye . Allí obligaron a uno nuación, corresponde a eventos de guerrilla. de los trabajadores a bajarse del mucha recordación para los habibus y se lo llevaron. Se trataba de tantes de Puerto Wilches, en especial para los líderes sindicales de la Misael Pinzón Granados, un veteépoca, que vivieron de una forma u rano empleado de Palmas Bucaotra el ingreso de los paramilitares. Lo que se muesrelia que pertenecía a Sintrainagro y militaba en la tra en seguida es una serie de cuatro hechos que Unión Patriótica. marcaron cambios en la organización de los tres sindicatos de mayor tradición en el municipio: Sin Cuando nos dimos cuenta fue que nos cayeron trainagro, Sintrapalma y Ustrapuwl. encima. Ya comenzaron a haber retenciones. Las Los hechos corresponden de manera cronológiprimeras retenciones físicas fue la del compañeca a la primera agresión lanzada por los paramilitares ro Misael Pinzón, que lo bajaron del bus y lo

20

Testimonio de miembro de Sintrapalma.

21

Testimonio de líder social que militaba en la UP durante la época.

22

Testimonio de funcionario de la administración municipal en 1997.

23

Testimonio de sindicalista y trabajador de Palmas Monterrey.

117


desaparecieron y hasta el momento no ha aparecido. Ya fue cuando nosotros dijimos: esta vaina se putió .24

Como respuesta a este hecho y a otros que le precedieron, las organizaciones sindicales se movilizaron e iniciaron una serie de acciones que incluyeron denuncias, protestas y paros, que fueron contenidos con nuevas amenazas y hostigamientos. ... pero de todas maneras nosotros dijimos: vamos a seguir camellándole a este cuento. Algunos compañeros se dedicaron a la denuncia a las personerías, a la Defensoría del Pueblo, al extranjero, mientras otros estábamos mirando cómo controlábamos la gente. Porque es que también se dio eso, la gente obrera en desbandada; se le acercaban a uno a preguntarle: ¿Pero qué hacemos? . A veces llegaba uno al punto que les decía: Hoy hay que parar . A veces ya ni le creían a uno, porque, bueno, ¿a quién le creemos: a los paramilitares o a nuestros dirigentes? .25

El corregimiento de Puente Sogamoso fue el lugar desde donde las Ausac (Autodefensas Campesinas de Santander y el Sur de Bolívar) comandadas por Salomón , lugarteniente de Camilo Morantes , logran penetrar a todo el municipio, en un principio con acciones intermitentes y clandestinas, como retenes, asesinatos selectivos y amenazas. La paradoja que encierran los documentos y testimonios recogidos es que todas estas acciones se hayan iniciado en una zona donde funcionaban y siguen funcionando dos bases militares adscritas al Batallón Nueva Granada. A propósito, varios testimonios coinciden en que muchas de estas acciones fueron permitidas por las Fuerzas Militares que operaban allí. Al igual que en Barrancabermeja, la omisión (o acción) de las Fuerzas Militares fue un factor fundamental, sin el cual los grupos paramilitares no habrían podido penetrar tan fácilmente en la región. En una ocasión los paramilitares nos obligaron a ir a una reunión, por toda la carretera que va 118

desde Puente Sogamoso hasta Sabana de Torres, en un punto que se llama Ocho Palmas . Eso fue como tipo doce del día, y llegamos tipo seis de la tarde Cuando nos veníamos para acá, veníamos en el camión; los paramilitares llegaron y se pasaron adelante y se metieron a una base que está ahí en la quebrada de El Palo, de Puente Sogamoso. Entonces, como quien dice: ´para que se den cuenta que pertenecemos a aquí, hacemos parte del apoyo logístico y trabajamos encubierta con el mismo Ejército . 26

Las constantes amenazas, la desaparición de Misael y otros asesinatos que le siguieron fueron la antesala de una serie de reuniones en las que los paramilitares citaron a líderes sociales del municipio y a las juntas directivas de los sindicatos para hacer sus planteamientos y advertirles que debían cambiar su actuación. El comandante que entra en esa zona, un tal Salomón, yo decía que ese era no el sabio sino el maligno , por lo menos ahí hubo un momento que se dejó hablar porque se necesitaba escucharlo con qué plan venía, y dijo: Nosotros venimos a combatir la guerrilla . Le dijimos: combatan la guerrilla pero no pueden combatir la guerrilla dentro . No! porque es que aquí hay aliados de la guerrilla , dijo .27 Sabíamos que la información que tenían ellos sobre las luchas sindicales de nuestra dizque vinculación con la subversión era una versión tergiversada de los hechos. Uno no puede decir que en esta lucha, en las luchas sociales, hay gente que se identifica con la acción de los otros, pero no es el conjunto de los trabajadores ni es el conjunto de los dirigentes sindicales .28 Ya después, aparecen activamente patrullando en camionetas y enfusilados, metiéndose en las reuniones de los trabajadores, obligándolos a ir a reuniones que prácticamente se trataban de palabras soeces y manifestando de que ellos eran los


que tenían el poder y que ellos no aceptaban ni Fiscalía ni Defensoría del Pueblo ni derechos humanos y que con ellos era que teníamos nosotros que hablar y el que no aceptara lo pelaban .29

Secuestro de los ingenieros de la palma y la conformación del Comité Cívico por la Paz Pese a la pérdida creciente de control territorial como resultado de la avanzada paramilitar en el municipio, la guerrilla aún hacía presencia en algunos corregimientos, mantenía varios contactos e informantes y continuaba ejerciendo prácticas de coerción que evidenciaban que aún operaban en la zona. Hay que decirlo, los aliados de la guerrilla mataron a un trabajador en Monterrey me dolió mucho! Armando Montero, un compañero que había sido sindical. Y entonces él, cuando llegaban las autodefensas a Monterrey, él fue el primero que dijo: ¡Bueno, vea! ¡Aquí todos no somos guerrilleros, mano! . Tuvo el valor de pararse y hablar. Y la subversión, no sé si sería orientación de las Farc o del ELN, pero gente vinculada a ellos mataron al finado Armando Montero .30

Debido a esa pérdida de control en el municipio y tras las últimas acciones del paramilitarismo,

que se caracterizaban por los hostigamientos a líderes sociales y sindicales, la guerrilla de las Farc ejecutó una represalia el 17 de septiembre de 1997, suceso que trasladó el conflicto a las plantaciones de palma africana, a cuyas directivas acusaba de colaborar con los grupos paramilitares. 31 Eran la seis y media de la mañana cuando llegaron unos hombres encapuchados al campamento de la plantación de Bucarelia. Entraron a una oficina y secuestraron a las cinco personas que estaban allí, cuatro hombres y una mujer Salieron en dos carros de la empresa y llegaron hasta el río, en donde los esperaba una chalupa. Les dijeron que querían aclarar el rumor de que las plantaciones de palma estaban dándoles dinero a los paramilitares de la zona y que una vez tuvieran eso claro los dejarían en libertad . 32

Posteriormente los gerentes de Bucarelia, Las Brisas y Monterrey expidieron un comunicado conjunto, que no solo publicaron a través de los medios de comunicación sino que lo fijaron en las paredes de Puente Sogamoso: No tenemos nada que ver con los grupos de autodefensa que operan en la zona. Reiteramos nuestra clara posición de neutralidad y autonomía como población civil ante los diferentes actores armados del conflicto .33

24

Testimonio de dirigente de Sintrainagro en la época.

25

Ibíd.

26

Testimonio de sindicalista de Ustrapuwl en la época.

27

Testimonio de sindicalista de Sintrapalmas en la época.

28

Testimonio de sindicalista de Ustrapuwl en la época.

29

Testimonio de miembro de Sintrainagro en la época.

30

Testimonio de miembro Sintrapalma en la época.

31

Un día después, es decir, el 18 de septiembre de 1997, renunciaron 50 aspirantes a la alcaldía y al Concejo municipal de Puerto Wilches. Los aspirantes argumentaron falta de garantías para los comicios, tras recibir una amenaza emitida de manera conjunta por las Farc y el ELN, en la cual éstas ordenaban un rechazo rotundo a las elecciones en los municipios de Cantagallo, San Pablo y San Vicente de Chucurí. Tal amenaza puede interpretarse como una acción que evitaría que los nuevos cargos pudieran ser ocupados por personas orientadas por los paramilitares.

32

Ver Los rehenes de la palma africana , en El Tiempo, 12 de marzo de 1997, 3A.

33

Ver En Puerto Wilches, Santander. La palma africana está bajo el fuego , en El Colombiano, 1º de marzo de 1998, 6A.

119


El secuestro masivo, perpetrado por el frente 24 de las Farc, tuvo gran impacto sobre los familiares de los ingenieros secuestrados, la Iglesia, los sindicatos, las organizaciones sociales y las mismas empresas palmeras, las cuales, en medio de tal crisis, optaron por la conformación de un Comité Cívico por la Paz. El Comité se propuso adelantar una serie de acciones con las que se pretendía ejercer presión sobre los actores políticos armados a fin de que cesaran las acciones de fuerza y liberaran a los secuestrados. La movilización de la opinión pública, promovida por el Comité Cívico de Puerto Wilches, influyó para que, el 20 de diciembre de 1997, la Fundación País Libre declarara a la localidad territorio de paz.34 En enero de 1998 los ingenieros palmeros aún continuaban bajo el poder de la guerrilla. La situación se agravó luego de que el 15 de ese mes las Farc se tomaron las instalaciones de Bucarelia, Monterrey y Las Brisas y obligaran a cesar todo tipo de actividades, amenazando de muerte a cualquier trabajador o directivo que se atreviera a desobedecer la orden. 120

Esa noche nos dijeron que hiciéramos el favor de salir del trabajo y durante ocho días pararon la maquinaria, porque la advertencia fue que si seguíamos trabajando no respondían por la vida de ninguno .35

La pugna por la soberanía sobre el territorio de Puerto Wilches, que no se había manifestado a través de combates sino de manera predominante mediante la violencia selectiva contra supuestos colaboradores y simpatizantes de uno u otro bando, se trasladó a las empresas palmeras, que durante este evento se convirtieron en un escenario de demostración de fuerzas entre guerrilla y paramilitares, situación que los ubicó de parte de patronos o trabajadores, respectivamente. Por su parte, la acción del Estado, encarnado por los gobiernos municipal y departamental, se condicionó a la participación en el comité que mediaría por la liberación de los secuestrados. El 28 de febrero de 1998 son liberados tres de los palmicultores, quienes portaron un mensaje de las Farc en el que obligaban a las empresas a un nuevo cese de actividades como condición para la


liberación de los ingenieros que aún permanecían bajo el poder del grupo armado. Igualmente explicaban que ya no se trataba de un secuestro de carácter político sino extorsivo. A raíz de esto, la comisión negociadora, en cabeza del gobierno departamental, decidió romper las negociaciones para la liberación de los retenidos. Luego de que las empresas palmeras rechazaran e hicieran caso omiso del mensaje amenazante, el 27 de marzo las Farc detonan una bomba en Palmas Bucarelia, ocasionando daño grave en los equipos eléctricos y la paralización de actividades de la empresa. Posteriormente, luego de recibir nuevas amenazas, las empresas suspenden actividades entre el 6 y el 8 de abril, hasta que finalmente, el 15 de ese mes, es liberado el resto de los palmicultores secuestrados. Esta coyuntura reveló la centralidad del control económico y territorial dentro de la estrategia de los actores político-armados, en primer lugar por la importancia del negocio de la palma, que convirtió a tales factorías en escenario del conflicto; en segundo término, por la funcionalidad de Puerto Wilches como corredor estratégico hacia el sur del departamento de Bolívar y el control subyacente del negocio de los cultivos de uso ilícito (Mingorance, 2004, 70). 36 El secuestro de los ingenieros de la palma sería la última acción de impacto perpetrada por la guerrilla y el hecho que reflejó su pérdida de control militar y territorial. A su vez, con la liberación de los palmicultores secuestrados, la historia de los sindicatos tendría un quiebre inevitable y la persecución de los grupos paramilitares sobre los miembros del Comité Cívico no tardó mucho en manifestarse.

Iniciamos el proceso con el padre, de la Semana por la Paz. Hicimos inclusive una marcha por la paz. Y de pronto el padre apareció y dijo: Yo no le jalo más a esto, porque nos están dejando solos y esta gente ya me están , lo que él me dio a entender era que le habían dicho que él era el que estaba moviendo la cosa, y entonces yo le dije: Ah no, padre, si usted no está, yo menos . Porque de todas maneras los que entraron con el cuento fueron los del movimiento sindical, pero después ellos sacaron el cuerpo y quedamos nosotros ahí. Inclusive a Junior [alcalde en ese entonces] también se lo llevaron y lo estuvieron fregando por eso, que porque decían que era el que estaba motivando el cuento. Todo lo que a ellos les huela a paz es de izquierda! Entonces, nosotros paramos ese proceso ahí. ¡Y se acabó! Dijeron: Si ustedes continúan en eso, no respondemos .37

En este entonces varios miembros de los sindicatos empezaron a ser objeto de amenazas de los grupos paramilitares. Al mismo tiempo en Barrancabermeja se iniciaba la avanzada de la penetración paramilitar con la masacre de veinticinco personas y la desaparición de otras siete en los barrios El Campín, María Eugenia y Nueve de abril, el día 16 de mayo de 1998. Nosotros hicimos reuniones de consejos de seguridad a nivel municipal, a nivel Barranca, a nivel departamental, concejos municipales. Hicimos denuncias, pero ¿en qué quedó? Eso no, porque ya era muy difícil hacer denuncias cuando inclusive, como les sucedió a compañeros, que

34

Ver Dos pueblos se declaran territorio de paz , en El Tiempo, 22 de diciembre de 1997, 3A.

35

Ver En Puerto Wilches, Santander. La palma africana está bajo el fuego , en El Colombiano, 1º de marzo de 1998, 6A.

36

Este estudio resalta que en otros países el cultivo de la palma no solo se ha impulsado para sustituir cultivos de uso ilícito, sino también como estrategia de grupos paramilitares para mantener el control del territorio después de haber desalojado a la guerrilla o incluso a los pobladores originales. En el caso de Colombia se señala que se han dado casos en los que a la salida de grupos guerrilleros de ciertas zonas como consecuencia de la avanzada paramilitar le sigue la entrada de las Fuerzas Militares y de organismos del Estado con el fin de proteger los cultivos de palma.

37

Testimonio de miembro Sintrapalma en la época.

121


llegaron a la Quinta Brigada a hacer denuncias del paramilitarismo y cuando los comandantes de las autodefensas ya sabían quiénes habían hecho las denuncias. Entonces, ¡hágame el favor! ¿Sí ve? O sea, muy compleja la situación .38

El asesinato de Manuel Ávila

lo por fuera, porque puede haber dificultades , le dije. La gente empezó a gritar consignas y a gritar vainas contra el ejército .39 Manuel Ávila estuvo, pues, ahí en el correr del diálogo con ellos, y entonces lo mataron dizque porque era trifásico, lo que decían ellos [los paramilitares] en el corregimiento que habían matado a Manuel porque cuando los secuestrados de la empresa palmera era el que motivaba los encuentros con la guerrilla para la liberación; que como estaba el ejército, andaba con el ejército, y que ahora que llegaron ellos, pues entonces ahora era el que estaba buscando el diálogo con ellos .40

La muerte de Manuel Ávila, ocurrida el 27 de abril de 1998, tuvo un profundo impacto sobre las organizaciones sindicales de Puerto Wilches. Mañe , como era llamado por sus amigos, representaba la máxima dirigencia sindical en el municipio, pues era el presidente de Sintrainagro, el sindicato más importante del municipio, y además se desempeñaba como fiscal de la Central Unitaria El asesinato de un líder visible La tradición de Trabajadores en la subdirectiva del movimiento sindical tenía un organizativa de los de Barrancabermeja, lo cual reflesentido claro: atemorizar a las direcjaba su trayectoria y reconocimientivas sindicales para obligarlas a sindicatos que to público en el momento. abandonar su acción política, y disSu asesinato, precedido de una persar a las bases sociales de los actuaban en el terrible tortura, constituyó el golpe trabajadores. La persecución y elimunicipio, se de gracia para estas organizaciones, minación de líderes sociales y sinque hasta el momento no habían dicalistas correspondía a la estrateencontraba cada pensado en la posibilidad de su desgia paramilitar de afectar el tejido vez más articulación. El cuerpo inerte de social existente, el cual, según su lóManuel infundió terror entre afiliagica, había facilitado la permanenamenazada. dos y directivos sindicales, muchos cia y predominio de la insurgencia de los cuales optaron por salidas inen el municipio. dividuales para preservar su vida. Cuando se presentó la muerte del compañero Entonces yo fui y les dije: Allá encontramos un Manuel Ávila, ya ahí sí todo el mundo salió en cuerpo, no estamos seguros de que sea Manuel, desbandada, ya prácticamente yo fui el último pero para mí es Manuel . Con los trabajadores que quedé. Ya no pude hacer nada, estaba solo, nos fuimos y bloqueamos el puente. Eso se fue no tenía compañeros. Los otros compañeros que la gente para allá; eso del tren, olvídese, o sea, entraron al sindicato no tenían esa claridad poque viniera lo que viniera, no pasaba. El ejércilítica del asunto, confundían las cosas, incluso había unos que decían: Toca hablar con los to estaba ahí y me dijo: Compadre, eso no se paramilitares para que nos digan a ver qué vapuede hacer . Pues qué pena: nos mataron al mos a hacer . O sea, eso yo lo llamo falta de presidente y así tenga que ser por encima de claridad política del asunto, o del mismo mieustedes, pero no vamos a levantar la protesta. do querían defender al sindicato pero no saTeniente, le sugiero que saque a la tropa del bían ni cómo .41 pueblo. Si nos van a brindar seguridad, hágan122


Al asesinato de Manuel Ávila le sucedieron los homicidios de Elías Quintana, de la junta directiva de Ustrapuwl; Wilfredo Camargo, miembro de la CUT y de la junta directiva de Sintrainagro, y Eduardo Chinchilla, de Sintrapalma, todos ocurridos entre 1999 y 2002. La tradición organizativa de los sindicatos y organizaciones sociales, como la Organización Femenina Popular (OFP), que actuaban en el municipio, se encontraba cada vez más amenazada. Una vez superada la etapa de las negociaciones forzadas, los líderes ya no eran citados a reuniones para recibir indicaciones y advertencias; ahora se estaban cumpliendo las amenazas. Las amenazas lanzadas por los paramilitares y algunos señalamientos por parte de miembros de la misma comunidad, tuvieron como consecuencia que muchos sindicalistas y líderes sociales decidieran bajar su perfil o desvincularse de todo tipo de activismo, y que otros tuvieran que abandonar Puerto Wilches para preservar su vida. En ese entonces empieza uno a ver el cambio en la organización de las comunidades, empiezan a sacar gente. Entonces la gente ya no va, el líder ya no va. Sí, inclusive me decía un día un líder en Puente Sogamoso: No, eso es muy desconcertante ver uno que la misma gente por la que uno ha luchado toda la vida, por la que ha trabajado, por la que uno ha abandonado hasta su familia, por estar coordinando trabajo para beneficio de la comunidad, después la misma gente lo señale a uno de izquierda o colaborador de la guerrilla .42

El control social que se estaba ganando en el municipio con el empleo de la intimidación de las organizaciones sociales y la ruptura de confianzas a través de redes de información y señalamientos, se facilitó con la incidencia en la administración municipal y la inoperancia de las Fuerzas Militares y la Policía. Ya empiezan a hacer presencia en la administración municipal, a presionar, a pedir, a decir: Este es el contrato que nos toca pa nosotros cosas así , Necesitamos esto, necesitamos aquello . Y a hacer presencia descarada en el municipio, en el sentido que andaban en sus motos pa arriba y pa bajo, sin placas, con sus radios. Entonces la gente vivía en un temor terrible. Hasta uno vivía con un susto, porque de todas maneras también a los mismos funcionarios se los cargaban (...) Entonces, uno les dice: ponga la denuncia. La gente no pone la denuncia. Entonces la gente tampoco confía en el Estado. La gente dice: No, mire, los datos de la Personería llegan a la Red, de la Red a la Fiscalía, de la Fiscalía la otra gente llega a saber que uno puso denuncia, y vienen y nos acaban .43

El éxodo de líderes sindicales y los cambios sustanciales de los sindicatos Muchos activistas sindicales, que continuaron en la zona luego de la muerte de Manuel Ávila, intentaron mantenerse en la cabecera municipal o en corregimientos cercanos aún sabiendo que el contexto los obligaría a adaptarse. Sin embargo, los cam-

38

Testimonio de miembro de Sintrainagro en la época.

39

Testimonio de miembro de Sintrainagro en la época.

40

Testimonio de miembro de Ustrapuwl en la época.

41

Testimonio de miembro de Sintrainagro en la época.

42

Testimonio de líder social que trabajó con la administración municipal de la época.

43

Ibíd.

123


bios que planteaba el paramilitarismo dificultaron su permanencia en el municipio. Cuando se da la llegada del Presidente Pastrana a Puerto Wilches,44 después de que el presidente tomó su avión, esa misma noche botaron unos panfletos en diferentes sitios. Me acuerdo que se me estaba amenazando de muerte. Me daban un plazo de sesenta días para abandonar el municipio, so pena de que ajusticiaban a mi familia .45 Salgo en el 2000 por informaciones de un amigo concejal de Wilches, él es concejal del paramilitarismo o representa al paramilitarismo, y me dice que hay una lista de doce o trece personas que iban a asesinar y que supuestamente estaba yo .46 Yo fui el último que salí. Salí porque me comenzaron a tildar de guerrillero, que yo era un estafeta de la guerrilla. Yo les alegaba que yo era un dirigente sindical y que mis cosas estaban en lo social. Bueno, y me torturaron. Me vi en la obligación de salirme de allá de Puerto Wilches .47 Y el teniente me dijo: Sabemos lo que le pasó. A usted casi lo agarran los paracos. Yo le garantizo a usted seguridad aquí en el pueblo pero por fuera yo no respondo . Le dije: Ah, bueno, gracias . Me fui para la sede, analicé eso y le dije a mi mujer: Aliste mi maleta, que me tocó irme .48

Puede afirmarse entonces que el reacomodamiento del tejido social en la localidad se produjo a través de la ruptura de las viejas lealtades entre las organizaciones sociales y la comunidad inspiradas en el discurso de las reivindicaciones sociales, el cual había sido aprovechado por la insurgencia para legitimarse. El reacomodamiento de las relaciones sociales dentro de la estrategia paramilitar involucró el condicionamiento de las prácticas de las organizaciones sociales, las cuales no pretendían ser elimina124

das sino transformadas. En esta lógica, la estrategia del paramilitarismo para la preservación de la figura de los sindicatos consistió en la reorientación de sus acciones de tipo comunitario y de las formas de reclamación ante las empresas. Las acciones específicas se centraron en restringir la actividad de la organización y sus pliegos de petición y la valoración del modelo de las cooperativas como una forma de organización alternativa, lo cual llevó a la ruptura de convenciones pactadas anteriormente y a la estigmatización de la protesta social. Ello significó su drástico debilitamiento como organizaciones de incidencia sectorial y social. Hoy en día las organizaciones que se encuentran allá Sintrapalmas, Sintrainagro, Ustrapuwl ya están prácticamente infiltradas por esa gente. Por ejemplo, no tienen acceso a dar la discusión porque se lo impiden, perdieron autonomía y el que no se acoja a esas cosas lo asesinan . 49 Las empresas, al verse como respaldadas por el paramilitarismo, empiezan a violar las convenciones y los sindicatos, pues, van en retroceso, Sintrainagro, después de tener más de ochocientos o novecientos empleados, hoy está por debajo de los cuatrocientos; Sintrapalmas, que pasaba por los trescientos o cuatrocientos, hoy solamente cuenta con ciento cincuenta, y así. Las que están fortalecidas son las empresas .50

Los fuertes condicionamientos a los sindicatos ocasionaron una masiva deserción de los afiliados, quienes consideraron que su participación en este tipo de organizaciones, más que un beneficio, significaba un riesgo. Paralelamente el modelo de asociación por medio de cooperativas aparecía ahora como una forma alternativa de agremiación de los trabajadores, que se acoplaba a los cambios de la ola neoliberal, impulsados en el país desde 1990, pero que por las convenciones colectivas pactadas mediante una fuerte presión sindical favorecida a su vez por la acción de la guerrilla en el municipio, no habían logrado tener acogida.


Nosotros primero lo escuchamos del patrón y después lo escuchábamos de los paramilitares, la cooperativa es un sistema donde se reúnen cualquier cantidad de personas y le prestan un servicio a la empresa, la cual se despoja de cubrir la seguridad social que le corresponde por ley. Entonces solamente hacen un contrato cooperativa-empresa. Hasta la presente, las empresas han venido deteriorando todas las convenciones, implantando el modelo de cooperativas que está en la Ley 50 del 90, pero nosotros en la convención colectiva de trabajo tenemos una cosa diferente, una norma tradicional pactada con el patrón .51

Además de la restringida participación de los sindicatos que permanecieron luego de la entrada de los grupos paramilitares, su actividad estaba acompañada de la estigmatización de la protesta. De esta manera los actos públicos de movilización y reclamación, aunque no fueron prohibidos del todo, eran fuertemente vigilados y controlados. Este aspecto marca una diferencia crucial con el caso del sindicalismo de Barrancabermeja, cuyas organizaciones sindicales, a pesar de sufrir gran persecución por parte de los grupos paramilitares, han logrado mantenerse y seguir movilizando amplias capas de población alrededor de su protesta. Esto puede explicarse en parte por la centralidad de estos sindicatos en el escenario nacional y, de otra parte, porque el establecimiento de la soberanía de un actor político armado se facilita en zonas más

pequeñas y homogéneas, donde la resistencia social es menos significativa. Aunque en Barrancabermeja también existe predominio de los grupos paramilitares (pese a que se esté hablando de su desmovilización), el margen de movilización de las organizaciones sociales y sindicales es relativamente alto, tal vez porque la alta capacidad organizativa y de resistencia y la presencia permanente de la comunidad internacional mitigan el grado de restricción de la movilización social. Todavía me da tristeza y a veces me da nostalgia cuando miro las convenciones colectivas y las comparo con las de antes, cuando en las marchas de los primeros de mayo se veía la alegría. Yo decía: las marchas de los primeros de mayo son un pretexto para encontrarme con mi compañero de trabajo y hablar de algo diferente. Y hoy decir que las marchas de los primeros de mayo en Puerto Wilches son un pretexto para no

44

El 15 de diciembre de 1998 algunos medios de comunicación registraban la visita del presidente Andrés Pastrana a Puerto Wilches, para lanzar, en acto público, el Plan Colombia. Este evento invisibilizó la sacudida que había en el municipio por el inicio del control paramilitar y el éxodo de familias y dirigentes sociales que por amenazas fueron desplazados del municipio.

45

Testimonio de miembro de Ustrapuwl en la época.

46

Testimonio de líder social y miembro de la UP en la época.

47

Testimonio de miembro de Sintrapalmas en la época.

48

Testimonio de miembro de Sintrainagro en la época.

49

Testimonio de miembro de Sintrapalma en la época.

50

Testimonio de sindicalista de Sintrainagro en la época.

51

Testimonio de sindicalista de Sintrapalma en la época.

125


salir a la calle, para que no me vean, para que no me identifiquen, para que no me señalen .52

P UERTO

WILCHES , UN SINDICALISMO ENTRE EL DESVANECIMIENTO Y LA ADAPTACIÓN

La historia de Puerto Wilches registra una fuerte influencia de los sindicatos dentro de su tradición organizativa y de las luchas sociales. El sindicalismo se originó en este municipio desde principios del siglo pasado cuando llegaron al puerto los primeros proyectos de modernización en los sectores del transporte fluvial y terrestre y posteriormente se consolidó desde los sesenta con la explotación petrolera y la agroindustria de la palma africana. Estos antecedentes permiten explicar por qué Puerto Wilches venía asistiendo a un proceso de fortalecimiento y expansión de las organizaciones sindicales que crecieron a la par o como consecuencia de la ola de modernización capitalista la cual configuró en el municipio una economía de enclave. El punto de controversia en esta historia se deriva de cómo a partir de los ochenta las organizaciones sindicales de Puerto Wilches empiezan a ser envueltas en el conflicto armado sin percibir los daños posteriores. Y es que la situación se convierte en una encrucijada: en un territorio donde se ha entramado un tejido social que percibe las reivindicaciones sociales como principio, la intervención por parte de los actores políticos armados se convierte en una práctica inevitable para lograr el control. La entrada de la guerrilla en el municipio permitió su influencia en algunos sectores sindicales, lo cual derivó en que muchas de las reclamaciones de los sindicatos fueran atendidas a partir de la intimidación de las directivas de las empresas y las autoridades locales por parte de la guerrilla. Del mismo modo,

52

Testimonio de sindicalista de Sintrapalma en la época.

126

la presencia de la insurgencia representó para muchas organizaciones un respaldo armado para sus exigencias, lo cual se tradujo en parte en afinidad política en sus ideas. Las formas de control de la guerrilla, que se concentraron en la vigilancia y el castigo de los portadores del poder político y económico, intentaron a su vez ganar base social a través de prácticas de captación, que en sus inicios calaron fácilmente en sectores populares. No obstante, su crisis interna, el bandolerismo y la pugna entre varias de las organizaciones subversivas facilitaron que fueran sorprendidas militarmente y pronto relegadas del poder cuando ingresaron los grupos paramilitares en la zona. Por su parte, la entrada del paramilitarismo en la zona a partir de 1996 no se caracterizó por una avanzada u ocupación militar en sí, sino por la perpetración de violencia selectiva contra miembros de organizaciones sociales y sindicales, específicamente contra aquellos que se encontraban comprometidos con la Unión Patriótica y el Partido Comunista, a quienes les atribuían vínculos con la guerrilla. La situación se agudizó aún más porque las Fuerzas Militares, por acción u omisión, fueron permisivas con los paramilitares, cosa evidente en los testimonios, que coinciden en señalar el acompañamiento del Ejército en algunas acciones de los paramilitares y la incapacidad del gobierno local para gestionar las denuncias respectivas sin que se filtrara la información. Ello evidencia que una de las características de la incursión paramilitar fue la incidencia inmediata sobre la alcaldía y el concejo municipal, característica que no se acentuó durante el predominio de la subversión, cuyo asedio hizo énfasis en la captación de bases sociales. De manera contraria, el trato de los grupos paramilitares hacia las organizaciones sindicales fue de tipo punitivo, por el señalamiento de algunas de éstas como colaboradoras de la guerrilla, lo cual requirió una llamada a juicio y negociación en la que se condicionaría su participación política y social.



El terror infundido mediante hostigamientos, amenazas, muertes selectivas, y finalmente el asesinato del máximo líder sindical, Manuel Salvador Ávila, en abril de 1998, minaron la participación y continuidad de Sintrainagro, Ustrapuwl y Sintrapalma, sindicatos que tuvieron que redefinir su acción en el municipio y finalmente desarticularse luego de los señalamientos por parte de la miembros de la misma comunidad, que fueron cada vez más persistentes como consecuencia de la intimidación del nuevo orden paramilitar. Lo que se ha producido hasta aquí es una ruptura del tejido social existente y su sustitución a través de la transformación del sentido del orden social y la estigmatización de la actividad de las organizaciones sindicales en términos de reivindicación de sus derechos. No obstante, en este empeño se usaron las mismas redes sociales que rescataron una tradición organizativa en función del nuevo orden alternativo de facto. En suma, se produjo una desarticulación de los sindicatos, en cuanto que muchos de sus miembros fueron asesinados o desplazados forzadamente y los que se quedaron tuvieron que retirarse o replantear sus principios y métodos reivindicatorios, que fueron duramente cuestionados y condicionados por el paramilitarismo. En el presente la situación de los sindicatos de Puerto Wilches no ha cambiado mucho con respecto a lo que se narra en estas líneas. Los cambios ocurridos el condicionamiento de las organizaciones y los pliegos de petición, el impulso de un modelo de cooperativas que alienta el menoscabo del bienestar del trabajador y la estigmatización de la protesta de los trabajadores y del discurso de los derechos humanos persisten y reflejan hoy la difícil situación que viven los trabajadores del municipio, mientras los pobladores evidencian una persistente actitud de adaptación para la supervivencia, que se resume en una frase corriente:

53

Si aprendimos a convivir con los unos, ahora nos toca aprender a convivir con los otros .53

Sin embargo, la tradición organizativa del municipio intenta a diario restablecerse de los golpes que le ha propinado el hecho de vivir en medio de actores político-armados. En este sentido ha sido fundamental el papel de la comunidad internacional, de las organizaciones sociales y defensoras de los derechos humanos. Hoy siguen trabajando en Puerto Wilches la Organización Femenina Popular, el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, la Iglesia católica a través de la Diócesis de Barrancabermeja, Pastoral Social y las Hermanas Juanistas. Es importante plantear un interrogante: dado el fuerte condicionamiento que ha planteado el paramilitarismo, ¿ya no es posible hablar de la existencia de organizaciones sindicales en Puerto Wilches? O, más bien, ¿se trata de un nuevo momento de las organizaciones sindicales, una nueva generación de sindicatos en las que éstos tratan de adaptarse al nuevo orden de facto para no desaparecer, un momento en el que su acción no involucra métodos de reclamación y presión política sino nuevas formas de organización para los trabajadores, como la cooperativista, de tal forma que no cuestione sino que sea funcional al avance del modelo económico del país? La pregunta nos lleva a una reflexión más amplia: al encuentro de dos escenarios complejos que enfrentan los sindicatos en Colombia. El primero es el del avance del modelo económico neoliberal, partidario de la flexibilización laboral y el desmonte de garantías laborales y en el cual la figura de los sindicatos tiende cada día a ser más disfuncional. El segundo escenario es el de la estigmatización política el cual afecta de diversas formas y casi de manera cotidiana a los sindicalistas del país. El punto de encuentro de estos dos escenarios aparece como un nuevo interrogante en términos

Testimonio de líder social que trabajó con la administración municipal.

128


de si el paramilitarismo actúa como catalizador de los cambios más profundos para el avance del modelo económico en zonas de alta organización sindical, y en especial aquellas donde determinados sectores sociales se han beneficiado de la presencia de organizaciones guerrilleras, lo cual ha facilitado una resistencia más duradera frente a los cambios del modelo económico que se plantean en el país desde 1990. Finalmente, se advierte sobre los límites de las interacciones entre las organizaciones sindicales (y sociales) y los actores político-armados, y se recomienda reflexionar sobre la coexistencia en un mismo territorio de actores político-armados y éstas organizaciones que hacen parte de la población civil, lo cual condiciona su supervivencia, actividad y carácter neutral en términos de la connotación amigo-enemigo que elaboran los actores políticos-armados para su estrategia de guerra.

........................

B IBLIOGRAFÍA Alonso, Manuel Alberto, 1991, Puerto Wilches , en Murillo, Amparo, editora, Un mundo que se mueve como el río: historia regional del Magdalena Medio, Bogotá, Presidencia de la República. Banco de Datos de Violencia Política, Cinep-Justicia y Paz, 2002, Marco conceptual , en Noche y Niebla, Cinep, Bogotá, julio. Escuela de Liderazgo Sindical y Democrático, 2001, Afrontar la amenaza por persecución sindical. Recopilación práctica. Estrategias psicosociales para trabajadores y trabajadoras sindicalizados, frente a amenazas y otras violaciones de derechos humanos, Escuela Nacional Sindical/ Corporación Avre/Unión Europea/Programa Barrancabermeja Ciudad Región de Paz. Kalyvas, Sthatis, 2002, La violencia en medio de la guerra civil. Esbozo de una teoría , en Análisis Político, número 42, Iepri, Bogota. Mingorance, Fidel y Flaminia Minelli, Hélène Le Du, 2004, El cultivo de la palma africana en el Chocó. Legalidad ambiental, territorial y derechos humanos, Bogotá Human Rights Everywhere/Diócesis de Quibdó. Murillo Posada, Amparo, 1991, Hacia un concepto de región del Magdalena Medio. Consideraciones desde la perspectiva histórica, Medellín, PNR/Colcultura. Observatorio de Derechos Humanos, Vicepresidencia de la República, 2002, Colombia: conflicto armado, regiones, derechos humanos y DIH, 1998-2002, Bogotá, Presidencia de la República. Plataforma Colombiana de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo, 2003, El embrujo autoritario: primer año de gobierno de Álvaro Uribe Vélez, Bogotá, Ediciones Antropos. Romero Medina, Amanda, 1994, Magdalena Medio: luchas sociales y violaciones a los derechos humanos, 1980-1992, Bogotá, Corporación Avre. Uribe Hincapié, María Teresa, 2003, La política en escenario bélico: complejidad y fragmentación en Colombia, Medellín, Legado del Saber No. 11, Universidad de Antioquia, Icfes-Unesco.

Prensa El Tiempo, El Espectador, Vanguardia Liberal y El Colombiano, ediciones 1995-2002.

129


Testimonios Entrevistas en profundidad a diez sindicalistas de Puerto Wilches. Entrevistas a siete pobladores del municipio: l铆deres sociales, funcionarios de la administraci贸n municipal y miembros de la Iglesia cat贸lica en la 茅poca. Todas las entrevistas fueron realizadas entre noviembre de 2003 y mayo de 2004.

........................

130


MOVIMIENTOS SOCIALES



REFLEXIÓN SOCIOPOLÍTICA DEL CINEP EN TORNO AL TEMA DE LA PAZ * P OR F ERNANDO S ARMIENTO S ANTANDER 1

... La paz no es algo alcanzable de la noche a la mañana, sino un proceso, un camino, una referencia . Vicenç Fisas

*

Artículo recibido en octubre de 2005. Artículo aprobado en diciembre de 2005.

1

Filósofo con maestría en estudios políticos, investigador del Cinep. Agradezco la colaboración de Wilson Daniel Ossa, estudiante jesuita, en la revisión bibliográfica de la revista Cien días vistos por Cinep.


I NTRODUCCIÓN a visión de paz como proceso nos lanza a la búsqueda de senderos posibles y al intento de comprender los intersticios que hacen más compleja su aprehensión, su logro. Como dice Fisas en el epígrafe de este artículo, la paz no es alcanzable de la noche a la mañana. Pero aún más, define la paz como una referencia muy seguramente inalcanzable; un no lugar, un no estado de cosas, sino una especie de composición de posibilidades, de realidades diversas que en algo se podrían asemejar a alguna de esas concepciones de paz que poseemos; una en medio de esa multiplicidad de concepciones diversas e ideales, utópicas. Y en eso somos como Ulises de regreso a Itaca. En este texto me propongo recorrer los caminos, las búsquedas que el Cinep ha realizado sobre el tema de la paz. Son senderos distintos, huellas distintas, ideales distintos; es una búsqueda institucional que aún no termina, sino que, por el contrario, se hace tanto más intensa cuanto más lejanas y confusas son las posibilidades de que Colombia alcance aquello que llamamos paz. La concepción de Vicenç Fisas, que recoge los conceptos de paz positiva y paz negativa de Johan Galtung, nos afirma en esta sensación de lejanía y confusión en la que el país se encuentra inmerso: Si la ausencia de guerra podemos denominarla como paz negativa, la ausencia de violencia equivaldría a paz positiva, en el sentido de justicia social, armonía, satisfacción de las necesidades básicas (supervivencia, bienestar, identidad y libertad), autonomía, diálogo, solidaridad, integración y equidad (Fisas, 1988, 19-20).

El contexto nacional actual es de intensificación de la guerra y de profundización de las formas de violencia estructural. En este sentido, la reflexión sobre el tema de la paz sigue siendo más que necesaria. Por su parte, en la concepción del Cinep, paz y desarrollo son dos temas que van de la mano; como 134

lo expresó Fernán González, la construcción de la paz está esencialmente ligada al desarrollo integral de las regiones cruzadas por el conflicto político y social y a la construcción de un espacio público de resolución pacífica de conflictos (González, 1999, Controversia 174, 5). Se trata de una concepción que se ha construido a lo largo del trabajo del Cinep, fruto de los ejercicios de investigación y contacto con las realidades regionales. De allí que el Centro se haya propuesto, como equipo, contribuir en el futuro inmediato a propiciar alternativas de desarrollo y paz para el país. Este compromiso se puede entender como una etapa en el proceso de búsqueda de posibilidades para la paz; la cuestión aquí es cuál ha sido el camino recorrido, cuál ha sido el debate interno, cómo se han construido las apuestas del Centro. El sustrato conceptual y axiológico, el punto común que da aliento a las búsquedas institucionales, es la apuesta por la vida, que asume como reto de largo plazo la construcción de una sociedad justa.2 Una opción como éstas no brota, ciertamente, de la nada; proviene de un proceso interno que resume, en los treinta años de historia de la institución, los debates, las posturas y las concepciones distintas sobre los temas de la paz y de la guerra en el contexto colombiano. Tal proceso es el que intento recoger en este artículo. El ejercicio de mirar el camino recorrido es importante en cuanto puede ayudarnos a comprender el quehacer actual del Centro y su proyección hacia el futuro respecto al tema de la paz; como afirma Fernán González en el libro Una opción y muchas búsquedas, publicado con motivo de los 25 años del Cinep, la memoria es selectiva y tiende a olvidar muchas cosas (González, 1998, 16). En el mismo libro sus distintos autores nos muestran que la relación de las estrategias investigativa y de intervención ha sido la característica central de la actividad de la institución. Al revisar cómo ha sido tratado el tema de la paz en el Centro a lo largo de su historia, encuentro que él fue cobrando diversos matices y formas justo en ese punto de intersección de las dos estrategias, formas que fueron configu-


rándose y transformándose a medida que avanzaba la reflexión y se desarrollaban nuevas experiencias. Trataré de entrar por estos senderos ya demarcados, intentando recoger los distintos momentos que se vivieron en el Cinep frente al tema que nos interesa. Estos senderos son: una línea constante de investigación sobre los temas de la guerra, la violencia, los derechos humanos, los modelos económico y político; el seguimiento y análisis de los procesos y formas de negociación de los distintos gobiernos; el impulso y la reflexión sobre la movilización social en favor de la paz; las apuestas locales y regionales a iniciativas de paz y programas de desarrollo; y los aportes pedagógicos en proyectos de educación para la paz. Adicionalmente, esta diversidad de matices nos advierte que el tema de la paz no existe en solitario siempre ha estado conexo a otros temas. Se aborda, por ejemplo, el tema de la paz cuando se reflexiona sobre los derechos humanos, la violencia, los modelos económicos, el desarrollo, etc. Esto hace más interesante la tarea de buscar el rastro de las reflexiones y los debates. Es a mediados de los años noventa cuando un sentido positivo de la paz empieza a aparecer con más claridad como opción del instituto, no antes. No es que el tema no estuviera previamente en los debates; aparecía en relación con la coyuntura, pero la paz no era en ese entonces una opción programática del Centro. La paz de la que se hablaba se concebía como un logro de la revolución, de la lucha social, de la transformación de las estructuras, concepción que se enmarcaba en las reflexiones cercanas al marxismo de aquellas primeras dos décadas de historia. En estas notas intento la aproximación a una concepción actual de la paz en el Cinep. Será seguramente una formulación incompleta, dada la am-

plitud del asunto, pero será en todo caso la evidencia de una búsqueda institucional que aún no culmina, pues el concepto de paz, como lo dice Lederach, está formado e influenciado por el contexto, la cultura y la política dominante de la cual surge (Lederach, 1983, 24). A mi modo de entender, se trata de un concepto constantemente transformado y a su vez constantemente transformador. Metodológicamente,3 para buscar el rastro de los senderos enunciados, dividiré el proceso del Cinep respecto al tema de la paz en cuatro periodos: 1) una mirada rápida a los temas que inquietaban al Centro en los años 70 y comienzos de los 80, entre los que predominaban las reflexiones sobre el contexto internacional y sus efectos en América Latina; 2) la segunda mitad de los años 80, marcada por el seguimiento de los diálogos con la guerrilla impulsados por Belisario Betancur (1982-1986) y Virgilio Barco (1986-1990); 3) la década de los 90, cuando el trabajo del Cinep se concentra en el apoyo a la emergente expresión de la sociedad civil a favor de la paz; y 4) los primeros años del nuevo milenio, en los cuales se ha venido afianzado una concepción de la paz más amplia y propositiva. Iniciemos este recorrido, sin perder de vista que la paz es una utopía, un sueño, pero a la vez una opción urgente frente a la realidad del país.

L OS AÑOS 70 Y COMIENZOS DE LOS 80: VISIONES ESTRUCTURALES DE ORDEN GLOBAL

En sus comienzos como Centro de Investigación y Acción Social (Cias) el Centro fue expresión

2

Documento institucional sobre la meta grande y audaz (Mega) del Cinep, 2002.

3

Para la elaboración de este trabajo se ubicaron las producciones del Cias y el Cinep en temas relacionados con paz y negociaciones. La producción es relativamente amplia en libros, artículos de revistas y material audiovisual. Para este trabajo se revisaron con mayor profundidad los artículos de las revistas Controversia y Cien Días.

135


de una estrategia de orden global de los jesuitas destinada a hacer frente a problemas estructurales como la pobreza, la inequidad y la injusticia, provocados por los modelos económicos y políticos imperantes. Como lo dice Mauricio Archila, los Cias en América Latina al fin y al cabo eran el resultado del mismo impulso renovador de la Compañía de Jesús, que veía importante acercarse seriamente a la realidad del subcontinente (Archila, 1998, 167). La monografía de Amparo Londoño denominada Conflicto o negociación: dos alternativas de la sociedad industrial moderna, publicada por el Cias en 1973 (y que podría ser un titular actual), traduce la inquietud del Centro en ese sentido. Londoño expresa en su monografía la atención del Centro en la complejidad y relevancia de los problemas estructurales. La mirada subcontinental subyacía en el trabajo de los años 70 y parecía extenderse hasta principios de los 80. Esto se puede constatar en los análisis que sobre la guerrilla colombiana se hacen en el marco de las revoluciones latinoamericanas, respondiendo de cierta manera a las dinámicas globales que reordenaron políticamente el mundo en la lucha contra el comunismo. Tal visión es recogida por Francisco De Roux al hacer referencia a las luchas nacionalistas centroamericanas (De Roux, 1983, Controversia 112, 118-151). En su artículo, De Roux afirma que los Estados Unidos ven a los países latinoa136

mericanos como presas del comunismo monolítico ; de ahí la declaración de guerra a estas tendencias. El logro de la paz, en este contexto, es posible con el triunfo de las luchas nacionalistas, en cuanto procesos de resistencia al embate de las grandes potencias. El proceso de autodeterminación de las naciones latinoamericanas y la lucha contra la inequidad son elementos que de alguna forma bosquejan una concepción de paz en la que se requieren transformaciones estructurales de orden global. De manera complementaria, la revista Panorama publicaba estudios como los del investigador del Centro en ese entonces, Pedro Santana, sobre la represión y el tratamiento que el gobierno de Julio César Turbay (1978-1982) daba a las guerrillas colombianas (particularmente al M19 y las Farc en el sur del país) y a la protesta social en general. Estos estudios reflejan el juego favorable que hacía el oficialismo respecto de la dinámica mundial de lucha contra el comunismo; el gobierno veía en estas expresiones la incidencia de potencias extranjeras que desean sumir al país en un totalitarismo comunista (Santana, 1981, Panorama 4, 9-11). Posiciones gubernamentales como ésta incentivaron relaciones conflictivas con otros países del área, como Panamá y Cuba, a los cuales se acusó de colaboradores de las guerrillas. El Estatuto de Seguridad de Turbay censuraba incluso a los medios de comunicación, tildándolos de propagandistas de la subversión armada.


Es en esta coyuntura que el M19, con habilidad política, toma en sus manos la bandera de un tema totalmente lejano, tanto de las instancias oficiales como de la sociedad colombiana: la paz. El M ratifica su propuesta de paz y exige la celebración de un diálogo nacional con el gobierno, y Turbay se ve forzado a crear la Comisión de Paz. La situación es analizada por los investigadores del Cinep (ibíd., 11-12), quienes registran prioritariamente la manera como se entorpeció el frágil proceso de negociación debido a que el gobierno consideraba que los movimientos insurgentes buscaban instaurar el comunismo como sistema político en Colombia. La concepción gubernamental del momento fue la de que los principales problemas del país obedecían a lógicas externas que intentaba implantar el comunismo. La visión de la problemática por parte del Cinep expresó que los problemas sociales colombianos eran internos y respondían a las deficiencias del modelo político y económico. El seguimiento del proceso social colombiano complementa las reflexiones de esos años. Se presta atención al surgimiento de las primeras comisiones defensoras de los derechos humanos, cuyo objetivo fue reaccionar ante la represión sistemática del gobierno y denunciar la acción de oscuras fuerzas de derecha que reprimían la protesta social. La reflexión sobre la violencia y los problemas de orden estructural denotaba que el asunto de la paz estaba ligado a las grandes transformaciones sociales y políticas que se podían lograr con los procesos revolucionarios y la lucha de los distintos sectores sociales No se puede afirmar que la paz fuera ya un tema configurado en la reflexión del Cinep, pero empezaba a aparecer con los cambios en la coyuntura nacional. Durante estos años los ejes temáticos giraron principalmente en torno a las tendencias políticas globales, la represión y violación de los derechos humanos y los problemas estructurales. Sin embargo, y en retrospectiva histórica, me atrevería a afirmar que estas reflexiones contienen el germen de lo que solo mucho más adelante se podría considerar en el Cinep como una visión compleja y positiva de la paz, en términos de equidad, justicia social, autonomía y seguridad.

S EGUNDA

MITAD DE LOS AÑOS 80. NUEVO VOCABLO EN LA ARENA POLÍTICA : LA PAZ

UN

En la segunda parte de la década de los 80 la mirada subcontinental que caracterizó el periodo anterior gira hacia los procesos internos del país, motivada quizás por la visión de los problemas estructurales que aquejaban a la sociedad colombiana. El tránsito es sintetizado por Fernán González (González, 1987, Controversia 141, 7-13) al recoger la reflexión colombiana en el proyecto Democracias emergentes , trabajado en los países suramericanos y que estuvo auspiciado conjuntamente por la Universidad de Naciones Unidas y Clacso. Las síntesis de los trabajos en el continente fueron presentadas en una compilación de ONU-Clacso titulada Sistemas políticos y actores sociales. En Colombia el estudio fue publicado en 1987 por la revista Controversia, en una edición que incluyó además tres artículos: Estado de derecho, crisis y reestructuración capitalista en Colombia , de Víctor Manuel Moncayo; Movimientos sociales y políticos en los años 80: en busca de una alternativa , de Camilo González Posso; y La guerrilla en Colombia , de Eduardo Pizarro. Los titulares reflejan el interés por los problemas colombianos en las reflexiones del Cinep, énfasis que fueron recogidos por González en la introducción de ese número de la revista: profundizar sobre el análisis del conflicto, la violencia y los procesos de negociación y prestar atención a los movimientos sociales como una alternativa para la búsqueda de la paz (ibíd.). En términos específicos respecto del tema de la paz, cuyo tratamiento por el Cinep estaba todavía muy centrado en una concepción negativa, podemos caracterizar la segunda mitad de los años 80 en dos líneas de reflexión: por un lado, el apoyo y el análisis de los procesos de negociación que se habían iniciado en el gobierno de Belisario Betancur y 137


continuaron con Virgilio Barco; por otro, los estudios sobre los factores estructurales que propiciaban la violencia en Colombia entre ellos el problema agrario, la relación guerrilla-violencia y narcotráfico-violencia y la deuda externa. El apoyo y análisis de los procesos de negociación, enfatiza en el hecho de que en las instalaciones del Cinep se realizaron encuentros de discusión en el marco de las negociaciones puestas en marchas por Betancur y Barco, encuentros que fueron promovidos por González Posso, en ese entonces investigador del plantel. El análisis de los procesos de negociación empezó a configurar una constante del trabajo del Cinep, que fue recogiéndose en las revistas Controversia y Cien Días vistos por Cinep. Una visión de los procesos de paz como mecanismo de concertación política nacional, que intentaba superar la inflexibilidad del pensamiento político tanto de izquierda como de derecha fue presentada por Alejandro Sanz de Santamaría (Sanz 1986, Controversia 130, 5-23), en tanto que las primeras demandas de una política de paz a escala nacional y la participación de las regiones en los procesos fue expresada por Elsa Blair (Blair, 1989, Cien Días 5, 18-19). La misma inquietud fue expuesta por Camilo Castellanos al reflexionar sobre las deficiencias del proceso de paz y la resistencia de algunos sectores de las guerrillas, reunidos entonces en la Coordinadora Guerrillera, a negociar con Barco (Castellanos, 1989, Cien Días 8, 4-5). Blair misma hacía referencia al cansancio de la ciudadanía frente a la guerra, que se expresaba en la crisis social y política que se respiraba en el país (Blair, 1988, Cien Días 6, 16-17). Esta fatiga por la guerra y la violencia estimula las exigencias al gobierno de turno en favor de la apertura de diálogos de paz y la participación de los sectores sociales. La idea se empieza a definir con mucha fuerza entre los investigadores del Cinep relacionados con el tema. En 1987 González Posso aborda la situación de Colombia durante los años 80 y destaca la tendencia de reorganización del movimiento popular. En un artículo de Controversia afirma que las múltiples crisis del país se deben a la pérdida de legitimidad del gobierno y del 138

sistema político y propone avanzar en la búsqueda de nuevas legitimidades y formas de institucionalidad (González Posso, 1987, Controversia 141, 37102); el ensayo analiza la irrupción del movimiento popular extrainstitucional, el proceso de paz y el lugar de la guerrilla en el mismo, la institucionalización desde arriba y la reorganización cívico-popular. Distingue tres fases en la situación nacional: 1) crisis y polarización externa, con Turbay; 2) proceso de paz, con Betancur; 3) ruptura del diálogo nacional. Al mismo tiempo hizo notar que la paz se erigía como tema político ineludible y se encontraba entonces en boca de las guerrillas como paz con transformaciones sociales (ibíd.). Estas reflexiones evidencian una mayor aproximación del Cinep al tema de la paz y la emergencia de una nueva idea, más positiva. En su artículo de Cien Días Colombiano: salve usted la patria Camilo Castellanos recoge este conjunto de inquietudes y hace énfasis en que la paz es posible a través de un profundo cambio de la mentalidad de los colombianos, la recuperación de la credibilidad de los actores políticos, las reformas sociales de fondo y una activa participación ciudadana (Castellanos, 1989, Cien Días 5, 4-5). Culmina su artículo enunciando que la paz no brota solo del acercamiento de las cúpulas. Solo un poderoso movimiento ciudadano puede amarrarle las manos a la muerte . Estos artículos hacen más evidente la inquietud del Centro respecto de la participación social en el tratamiento de la paz, aspecto que será desarrollado mucho más a fondo en la década siguiente. En ese orden de ideas, en 1988 el Cinep participa en la realización de la Primera Semana por la Paz convocada por la Compañía de Jesús, y su labor se expresa en la publicación de las memorias de ese evento en Controversia.4 La Semana tuvo como propósito favorecer un clima de reflexión y compromiso por la paz y por la vida , y cuatro temas principales enmarcaron las reflexiones del evento. El primero hizo hincapié en las condiciones socioeconómicas y políticas para el logro de la paz y el segundo giró en torno a los derechos humanos,


al resaltar el derecho a la vida como el principal de ellos y señalar sus implicaciones en el sistema de justicia, en los procesos pedagógicos y en las reflexiones sobre la dignidad humana. El tercer tema tuvo como punto de mira la reforma constitucional que se avecinaba y tocó aspectos como los cambios sociales e institucionales necesarios para crear una constitucionalidad favorable a la paz. El cuarto tema se centró en los procesos de paz que históricamente se habían adelantado en el país en respuesta a las distintas etapas de la violencia nacional, con la idea de analizar la viabilidad de los nuevos intentos que se estaban adelantando en la administración Barco. Desarrollos como éste fueron significativos durante el siguiente decenio para el impulso de la movilización social en favor de acciones de negociación y construcción de la paz. En lo que tiene que ver con el estudio sobre los factores estructurales que propician la violencia en Colombia, a finales de los años 80 se configura en el Cinep el equipo de investigación sobre conflicto y violencia, coordinado por Fernán González.

4

En el grupo participaron investigadores como Elsa María Blair, Consuelo Corredor, Mauricio Romero, Fabio Sandoval, Amparo Cadavid, Mauricio García Durán, José Jairo González y María Victoria Uribe y gran parte de sus reflexiones fue recogida en seis números de la revista Análisis (Documentos Ocasionales) aparecidos entre septiembre de 1988 y febrero de 1992. Las seis ediciones presentan las reflexiones del equipo en torno a la crisis del Estado, la ausencia de espacios de apertura en el sistema político, la situación de las regiones frente a los problemas del agro, la posesión de la tierra, la situación de violencia, guerra y paz y los procesos de paz de orden nacional. En ellas el equipo muestra su preocupación por los temas coyunturales, políticos y estructurales de fondo que se vivían en el país y que demandaban grandes transformaciones impulsadas por el conjunto de la sociedad. Consuelo Corredor y Fabio Sandoval se inclinan en este sentido. La primera analiza el problema de la tierra y muestra cómo se liga históricamente a la violencia; afirma que la

La compilación de las memorias fue presentada por Ana Lucía Rodríguez y publicadas bajo el título Debates sobre la paz en Controversia 147-148 de diciembre de 1988.

139


relación entre los poderes políticos, los actores armados y el campesinado pobre conforma esa complejidad. Analiza las diferentes violencias a partir de los actores y sostiene que hay una violencia ligada al problema agrario, otra personificada en la guerrilla y una tercera que emana del narcotráfico (Corredor, 1989, Controversia 151152, 19-77). Sandoval sostiene que la falta de reformas sociales y políticas, sumada a la lógica políticomilitar de las guerrillas, entorpece el desarrollo de los intentos de paz y la participación ciudadana en ellos (Sandoval, 1989, Cien Días 6, 10-11). Los dos énfasis del segundo periodo de los años 80 son complementados por otras visiones, propuestas por los jesuitas del Centro; son reflexiones que alientan desde las esferas teológicas y educativas para la paz y se traducen en propuestas distintas: formación para el diálogo, respeto de los derechos humanos, defensa de la vida y rechazo a la intolerancia, como bases fundamentales para propiciar el desarrollo como el nombre de la paz y crear conciencia ciudadana con una profunda responsabilidad social y política. Jesuitas como Neftalí Vélez Chavera (Vélez, 1988, Cien Días 3, 12-13), Gabriel Ignacio Rodríguez y Mario Franco (Rodríguez y Franco, 1989, Controversia 149-150) dieron su aporte a la reflexión sobre la paz. En la conclusión de este periodo acudimos a la revista Análisis, en cuyo último número de esta serie se afirma que la construcción de la paz no es una tarea fácil. Va más allá de la mera ausencia de guerra, del cese al fuego o la tregua entre los actores armados. Supera incluso la simple reinserción de los antiguos combatientes en el seno de la sociedad civil. Requiere un esfuerzo conjunto de todos los colombianos para la construcción de una nue140

va sociedad, donde todos tengan sitio y donde los conflictos puedan resolverse mediante el diálogo civilizado entre las partes contrapuestas (Análisis 6, 1992, 3).

El anterior conjunto de ideas muestra el cambio del Cinep en su concepción de la paz; una visión más amplia y compleja, que relaciona el tema de la paz con los principales problemas sociales, culturales, económicos y políticos del país. Tal concepción es complementada con la perspectiva que asigna a la sociedad civil un papel fundamental en la construcción de la paz, intención que será ampliada y fundamentada en los años 90.

L OS

AÑOS 90. U N NUEVO ACTOR PARA LA PAZ : LA SOCIEDAD CIVIL

Las puertas del nuevo decenio se abren para el propósito de promover y fortalecer la movilización ciudadana por la paz y las transformaciones sociales; el ambiente creado en torno de la nueva Constitución del país enfatizaba las ideas de apertura democrática y participación. Los años 90 son en el Centro la etapa de mayor producción escrita en torno al tema de la paz. Diversas disciplinas y visiones se conjugan en tres líneas fundamentales de reflexión, haciendo más complejo e integral el trabajo: la continuidad en el seguimiento de los procesos de negociación y análisis de las políticas de paz de los gobiernos; la promoción y respaldo a las iniciativas sociales por la paz, que contemplan programas pedagógicos y de formación ética; y el estudio de procesos locales y regionales de paz y negociación.


En ellos se conjugan distintas percepciones: las estructurales, que abogan por la apertura y las transformaciones económicas, políticas, sociales y culturales; los análisis políticos sobre la violencia, el Estado y los actores del conflicto; y el seguimiento al tema de la violación de los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario. El seguimiento de los procesos de paz y el análisis de los modelos de negociación, es una constante del trabajo del Cinep. Sobre todo en la primera parte de la década de los noventa ésta es una preocupación sentida de los investigadores ante la ausencia de una política de negociación clara e integra por parte del gobierno, que opta por la vía represiva y militarista para la superación del conflicto armado interno, lógica a la cual respondieron de la misma manera los grupos insurgentes. Es una situación que torna frágil el logro de la paz en el país. Ante ello, los investigadores del Centro se preocuparon por aportar a los procesos en dos sentidos: por una parte, presentar propuestas de contenido a la agenda de las negociaciones, y, por otra, reflexionar sobre las condiciones para el sostenimiento y realización de los propósitos de paz, elementos que se venían tratando desde la década anterior. Las voces de investigadores como Iván Orozco y Mauricio García Durán se expresaron en estos dos sentidos desde los inicios del gobierno de César Gaviria (1990-1994). Orozco dice que el proceso de diálogo se debate entre dos visiones: la policivopunitiva, que ve en la represión y la victoria militar la solución del conflicto armado, y la político-militar, proclive a la humanización y al diálogo, y advierte que con la llegada al poder de Gaviria parece afirmarse la segunda (Orozco, 1990, Cien Días 12, 15-17). Desde una perspectiva jurídica, advierte que el proceso de paz por esta vía puede traer como consecuencia la impunidad, por lo cual, para hacer posible el acuerdo de paz es necesario atender al tema del castigo por los delitos cometidos (Orozco, 1991, Cien Días 14, 13-15). Paralelamente a esta preocupación, en la opinión pública tuvo eco el llamado de atención sobre las violaciones de los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario de

otros investigadores del Centro, como Omar Hernández (Hernández y Bastidas, 1992, Cien Días 20, 16-18) y Diego Pérez (Pérez, 1993, Cien Días 21, 16-17). García afirma que mientras haya confrontación los acuerdos entre Gobierno y guerrilla serán en vano (García, 1991, Cien Días 15, 8-9). El fracaso que tuvieron las negociaciones que se adelantaban en Caracas hizo inminente el incremento de la confrontación militar. Tal situación activó las alarmas entre los investigadores del Cinep, que llamaron la atención sobre el impacto de la guerra en la población civil (ver Múnera, 1992, Cien Días 30, 1213), en particular en las regiones y las poblaciones más vulnerables. García sostiene que es necesario el cese de las hostilidades para avanzar en la construcción de la paz (García, 1991, Cien Días 16, 6-7). Tal estimación es afianzada en su libro De la Uribe a Tlaxcala. Procesos de Paz, aparecido en septiembre de 1992. El autor plantea la pregunta sobre el concepto de paz que sustenta las negociaciones tanto de parte del gobierno como de las guerrillas. La pregunta se extiende a la sociedad civil, en sus implicaciones con una concepción de paz que apunte a las transformaciones sociales, en las cuales debe implicarse el conjunto de los colombianos; la paz exige no solo silenciar los fusiles, sino ante todo avanzar en la justicia y la democracia. Y aquí el panorama se complica en un país en el que se viven todavía situaciones de exclusión socio-económica tan marcadas (García, 1992, 246).

Esta preocupación se extendió hasta los inicios del gobierno de Ernesto Samper (1994-1998) y la situación crítica respecto del tema de las negociaciones que se vivió en estos años. García sostiene que el país no ha tenido una política de paz sino de guerra, derivada también de la falta de legitimidad del gobierno (García, 1995, Cien Días 30, 8-19). En el mismo sentido se pronuncia el equipo de Derechos Humanos del Centro, al observar que la paz no es posible por la falta de autoridad moral del gobierno; el equipo señala que esta situación ha 141


El seguimiento de las luchas sociales pertinensumido al país en una profunda crisis, agravada por la violación de los derechos fundamentales y del tes se inicia con la creación de la base de datos de DHI (Equipo de D.H, 1996, Cien Días 33). acciones colectivas por la paz, cuyo fin es visualiEntrada la segunda mitad de los años 90 el pazar el actuar colectivo de la sociedad colombiana norama nacional parece cambiar con relación a los en rechazo a la violencia y a favor de la paz, permiprocesos de paz, o por lo menos así lo perciben tiendo hacer una medición cuantitativa, aunque tamalgunos investigadores. Un artículo de Ximena bién cualitativa, de dicha dinámica social .5 Esta iniUseche aparecido en 1997 da cuenta de este camciativa de García arranca en el año de 1994 con el bio, simbolizado en el nombramiento de José Noé apoyo de la sede de la Universidad Javeriana en Ríos como Comisionado de Paz, a finales de la adCali, el Programa por la Paz de la Compañía de Jeministración Samper. Tal hecho pareció crear posisús, la Fundación Social y el Cinep mismo. bilidades para el diálogo. Useche anota que la gueEl respaldo de los procesos rra crea cansancio, degradación y políticos de la sociedad civil en desgaste económico y social, y torno al tema de la paz se expreque por ello se hacen necesarias sa con la participación activa del la desideologización del enfrentaEl estímulo a Cinep en tres eventos que marmiento y la existencia de una precaron este eje de trabajo. El pripropósitos locales y sión masiva hacia el diálogo por mero, realizado en octubre de parte de la sociedad civil a través regionales de paz y 1994, fue un seminario internade la participación política cional sobre Negociación de negociación, aparece (Useche, 1997, Cien Días 37, 14Conflictos Armados, cuyos docu15). De este modo, las demandas como una estrategia mentos fueron recogidos en la de una política de paz de Estado, publicación De la guerra a la del Cinep en la de largo plazo y no sujeta a los paz, experiencias latinoamericacaprichos o vaivenes de los gonas; el segundo evento consistió búsqueda de biernos, y la apertura a la particien la recopilación de experienpación de la sociedad en los alternativas reales cias ciudadanas en la construcprocesos, se convierten en voces ción de la paz, aparecidas en para la paz. permanentes del Cinep durante 1996 en la publicación Voces pelos últimos años del periodo (Garregrinas: los ciudadanos como cia, 1997, Cien Días 38 y Vargas, constructores de paz; y el tercero 1998, Cien Días 41). fue la recopilación de experienEl contexto acentuado de cias sobre la superación de los conflictos, hecha en guerra y paz durante la década de los 90 explica la el libro Esbozo para la construcción de un arte de la decisión del Cinep de apoyar más directa y abiertapaz: pensar la paz como estrategia, publicado a fimente las iniciativas de la sociedad civil por la paz, nales de 1997 con el apoyo del Comité Catholique lo cual define su segunda línea de reflexión. Las procontre la faim et pour le développement (Ccfd) y la puestas de creación de espacios de participación de Escuela de Paz de Grenoble, Francia. Estos evenla sociedad civil en los procesos de paz, la necesidad tos, junto con el apoyo para la creación de Redede un movimiento nacional y espontáneo por la paz, paz y el Comité de Búsqueda de la Paz, así como el impulso de las iniciativas ciudadanas y la urgencia para la realización de la Asamblea Permanente por de construir un movimiento de paz que exprese la la Paz, fueron expresión del trabajo cumplido a lo soberanía popular aparecen con insistencia en los escritos de esta etapa, especialmente por parte de largo de los años 90 en respaldo a las iniciativas de García Durán y Camilo Castellanos. paz en el ámbito nacional. De hecho, tanto el Co142


mité de Búsqueda de la Paz como la Asamblea por la Paz inicialmente tuvieron su sede en las instalaciones del Cinep. El estímulo a propósitos locales y regionales de paz y negociación, que enmarca la tercera línea de trabajo, aparece como una estrategia del Cinep en la búsqueda de alternativas reales para la paz, al considerar que lo local y lo regional son claves para la construcción de la paz (Castellanos, 1993, Cien Días 22). Fue a mediados de los años 90 cuando se iniciaron los procesos de desarrollo y paz en el Magdalena Medio y el apoyo a las comunidades de paz del Urabá chocoano. Estas dos experiencias concretan las inclinaciones de varios investigadores por los procesos locales y regionales de paz y desarrollo. La educación en la neutralidad activa como forma legítima de resistencia civil fue expuesta por Omar Hernández (1997, Cien Días 37), mientras Helda Martínez presentó los procesos de educación para la paz en las comunidades negras del Chocó (Martínez, 1998, Cien Días 42). En el tema de la paz la década de los 90 significó para el Cinep un cambio en su concepción y una explicitación del mismo como objeto de la investigación. Si bien en los años 70 y 80 la paz subyacía como tema de los aspectos estructurales o era colateral en las reflexiones sobre el Estado, la violencia o la acción social, en los 90 la paz es un asunto que ocupa la atención de los investigadores del Centro a partir de concepciones, más complejas y propositivas. Se pueden dibujar tres aspectos que conforman la reflexión: la paz como proceso político y participativo en la reconfiguración del Estado, la paz como expresión y acción social y la paz ligada a las realidades de las regiones y localidades de Colombia. En este campo se pueden integrar el seguimiento a los procesos de negociación, la comprensión de la dinámica social como movilidad social emergente y las

5

acciones educativas, organizativas y de comprensión de los contextos territoriales que se adelantan en el Centro. Quiero volver a citar la definición de construcción de la paz de Fernán González presentada al comienzo del artículo, pues de alguna manera ella expresa y sintetiza el trabajo del Cinep durante los años 90 y registra con mayor claridad la comprensión del tema de la paz que se va configurando: la construcción de la paz está esencialmente ligada al desarrollo integral de las regiones cruzadas por el conflicto político y social y a la construcción de un espacio público de resolución pacífica de conflictos (González, 1999, Controversia 174, 5).

Es en este orden de ideas donde puede afirmarse que es posible empezar a comprender la paz justo en el vértice entre la reflexión y la acción. Lo que no podemos afirmar es que haya un acuerdo o una comprensión unificada respecto de la concepción de la paz; por el contrario, como lo afirmé al comenzar, es aquí, en este vértice, donde cobra matices y formas distintas.

E L NUEVO MILENIO : RETOS Y ESTRATEGIAS PARA LA PAZ DESDE LAS REGIONES El nuevo milenio es marcado en el Centro por esta visión amplia y compleja de los problemas de la paz que se fue configurando durante la etapa anterior, en especial los años 90. Ya hemos visto

Las especificaciones conceptuales y técnicas de la Base de Datos se pueden ver en el documento interno Base de Datos: acciones colectivas por la paz en Colombia. Marco conceptual y operativo elaborado para el Cinep por Mauricio Garcia Duran (2004).

143


cómo entonces se consolidaron tres líneas de trabajo del tema de la paz y se configuró una forma de comprenderla: una paz ligada al desarrollo regional integral y a la construcción de lo público como espacio para la resolución pacífica de los conflictos. En el año 2000, en medio del proceso de paz de Andrés Pastrana, un artículo de García Durán expresa la nueva visión de los análisis. Afirma que en los procesos de paz se requiere un examen de larga duración que permita ubicar los hechos puntuales de la coyuntura en una perspectiva más amplia, por lo menos en dos sentidos: uno, para contrastar críticamente las estrategias del presente con las lecciones de los procesos colombianos anteriores, y otro en aras de conectar positivamente la actual negociación con las exigencias y tareas que plantea la construcción de la paz a largo plazo con miras a la reconciliación (García, 2000, Cien Días 46,11-14). En este mismo sentido, Teófilo Vásquez afirma que hace tiempo las causas estructurales del

144

conflicto se imponen a las coyunturas y vicisitudes a corto plazo y por esta razón es importante el análisis de las dinámicas, de los cambios militares, políticos y espaciales de la confrontación armada y sus actores (Vásquez, 2001, Cien Días 49,12-16). Fernán González refuerza esta nueva interpretación al denunciar las fallas en los sistemas de negociación, que no logran crear entre las partes un campo común de significados sobre qué se entiende por solución política del conflicto armado (González, 2001, Cien Días 48, 21-24). Para este investigador el fin, que es la paz, queda desplazado por el medio. Las negociaciones se han centrado más en asuntos procedimentales y secundarios que en los sustantivos y relevantes, debido a que no existe una política estatal de paz. De ahí la necesidad de buscar un nuevo modelo de negociación que aproveche los logros alcanzados hasta el presente y parta de una intelección más diferenciada del conflicto armado y de los contrastes de la socie-


dad colombiana donde él se produce. Igualmente llama la atención para que no se pierda de vista la reforma política del Estado y la discusión del problema social, necesarios para alcanzar la paz (González, 2001, Cien Días 49, 3-11). Esta inquietud la expresan también Vásquez y García. Al analizar la coyuntura creada durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, Vásquez sostiene la idea de que para las negociaciones es necesaria una agenda sustancial (más allá de la procedimental) y la recomposición política y económica de las regiones (Vásquez, 2003, Cien Días 52, 9-14). García, añade que la sociedad civil debe buscar mayor presión política para deslegitimar a los actores de la guerra y ofrecer propuestas para la construcción sostenida de la paz (García, 2001, Controversia 179,11-41). Esta visión es también recogida en las definiciones y reflexiones sobre el movimiento ciudadano por la paz. Por una parte, Diego Escobar apunta a la naturaleza y el sentido del movimiento por la paz a la luz de las teorías de los movimientos sociales, en particular la de estructura de oportunidad política, planteada por Sidney Tarrow; este análisis global de la movilización por la paz hace notar la necesidad de que los sectores sociales que trabajen por la paz reformulen sus estrategias a fin de sostener su acción y su permanencia (Escobar y Rodríguez, 2001, Controversia 179, 45-73). Por otro lado, García Durán se pregunta hasta dónde la movilización social por la paz en el país puede ser considerada como un movimiento por la paz. Recurre a las conceptualizaciones que se han desarrollado en Europa y Estados Unidos y las contrasta con el fenómeno de la movilización colombiana; su finalidad es contribuir a una mejor comprensión de la lucha por la paz, de sus características y sus alcances sociales, políticos y culturales (García, 2003, Controversia 181, 12-43). La confluencia de estas visiones se puede observar en la publicación del número extraordinario de Controversia, hecha en febrero de 2004 (García, 2004). Allí se hace una recopilación de los aprendizajes y experiencias tanto de los procesos y modelos

de negociación que se han aplicado en Colombia como de las iniciativas para la construcción de la paz desde la sociedad civil. Esta fue una propuesta impulsada por Conciliation Resources (C-R), que implicó la publicación de los artículos en inglés en su revista Accord, cuya edición estuvo a cargo de García Durán. Dos eventos preparatorios enmarcaron la presentación de este número y su correspondencia en español, publicada en conjunto entre Accord y Controversia. El primero se realizó el 29 de mayo de 2003 en torno del tema Participación pública en procesos de paz , que contó con la colaboración de Celia McKeon, de C-R; el segundo tuvo lugar el 17 de septiembre del mismo año y consideró las Perspectivas del movimiento por la paz en Colombia , en cuyo debate participó Jenny Pearce, de la Universidad de Bradford, Inglaterra. Ambos foros, que fueron enriquecidos con la amplia participación de organizaciones e impulsores de la paz de carácter nacional y regional, buscaron recoger las experiencias, perspectivas y posibilidades del movimiento por la paz en el marco de los procesos de negociación, partiendo de las experiencias obtenidas en el país en los últimos dos decenios. Se trató de considerar las posibilidades de promover en el movimiento colombiano por la paz un carácter proactivo, en el momento en que parecía estar atravesando por una crisis de legitimidad en medio de un clima de opinión más proclive a la guerra y la confrontación, en respaldo a la política de seguridad de Uribe, recién electo. En esta misma línea de reflexión y análisis es importante rescatar la indagación que se ha hecho en el Cinep en relación con medios de comunicación y paz. Un trabajo de fondo en esta dirección aparece en la publicación Internet, guerra y paz, editado por Luis Fernando Barón en 2003. El trabajo muestra la necesidad de afrontar nuevos retos en el análisis de los actores de la paz y la guerra, de cara a las nuevas tecnologías y los nuevos medios de hacer la guerra y construir la paz en el país. El estudio muestra la forma como la Internet ha sido integrada por los diferentes agentes sociales a los procesos de conflicto y paz de Colombia, al tomar 145


referencias temporales y espaciales concretas. También llama la atención sobre los elementos culturales y simbólicos del análisis, la construcción de sentidos de guerra y paz, la construcción del relato, la memoria y la identidad. Además de este marco de reflexión, análisis holístico y apoyo a la movilización por la paz, en el Cinep hay un segundo énfasis del trabajo respecto del asunto, que está marcado por las experiencias regionales, en las que se conjugan procesos pedagógicos y de desarrollo social. En el Cinep es claro el valor que se da al trabajo regional y sus aprendizajes para la paz y la negociación política del conflicto. Personalmente me he expresado en ese sentido (Sarmiento, 2004, Cien Días 54, 14-17) al afirmar que la verdadera construcción de la paz se está presentando en las regiones y por tanto es necesario prestar atención a estas experiencias. Las miradas se vuelven a los procesos regionales y la compilación de experiencias adelantadas por el Cinep en el Urabá chocoano (Arbeláez, 2001, Controversia 177 y Rodríguez, 2002, Controversia 180) y el Magdalena Medio (González, 2003, Controversia 181). En este mismo nivel se encuentra el trabajo que el Cinep realiza a través de la Escuela de Derechos Humanos, Paz y Convivencia. La Escuela ha sido una construcción de treinta años, en donde se recogen las experiencias y aprendizajes del Centro en materia de pedagogía y educación popular. Es una experiencia basada en la construcción del sujeto, de cara a las realidades locales y regionales, en donde los procesos de conciliación, de reconocimiento del otro y de responsabilidad marcan la pauta de las experiencias para la construcción de la sociedad y del Estado.6 En el mismo orden, recogiendo experiencias locales de paz, se encuentra la reciente publicación de escritores públicos en la construcción de la paz Tejedores de la Memoria (2004), una propuesta desarrollada conjuntamente por Ilsa, la Fundación Charle Léopold Mayer, de Francia, y Cinep. Es una propuesta de aplicación de metodologías para la sistematización de experiencias de trabajo por la paz, al frente de la cual han estado Claire Launay y 146

Diego Escobar. Esta publicación es una propuesta metodológica de sistematización de experiencias que ha hecho posible la visibilización de procesos locales de paz. El gran bloque que conforma este nivel del trabajo por la paz está representado por la participación del Cinep en los programas de desarrollo y paz. Son procesos regionales en donde se sintetiza la construcción y experiencia del Centro en el problema de la paz. El trabajo regional ha exigido una profunda reflexión sobre las relaciones de paz, desarrollo, fortalecimiento del tejido social, construcción del territorio, conflicto armado y diversas formas de violencia. De hecho, el Cinep participa directamente en seis procesos regionales relacionados con el desarrollo y la paz: oriente antioqueño, Montes de María, Magdalena Medio, noroccidente de Cundinamarca, Meta y sur del país. En estas experiencias se evidencia la visión global y compleja de la paz que caracteriza hoy el trabajo del Cinep: una paz directamente ligada a la construcción de región, a la construcción de procesos sociales y de nuevas formas de relación entre los sectores sociales y el Estado; una paz ligada al desarrollo integral, para la superación de las necesidades básicas; una paz ligada a la superación de la violencia y a la construcción de espacios públicos de reconciliación y resolución de conflictos.

C ONCLUSIÓN Al dar esta mirada sobre el trabajo por la paz, considero que lo que se ha hecho en el Cinep refleja el mismo devenir de la política nacional en términos de paz y guerra y los esfuerzos sociales para alcanzar este anhelo esquivo y lejano. Es como estar montados en el círculo, el ciclo, la gran rueda del tiempo, que se repite. En 1973 teníamos el título de la Monografía de Amparo Londoño: Conflicto o negociación: dos alternativas de la sociedad industrial moderna, un título hecho para estos tiempos y


muy seguramente para los años siguientes. Esto confirma la cercanía y el compromiso de los investigadores del Centro en un tema que no es fácil de abarcar ni comprender. El Cinep, como se afirmó al comienzo, se ha propuesto convertirse en el mejor equipo de trabajo colombiano en alternativas de desarrollo y paz, proyecto que se ha venido configurando en su compromiso con la vida y la justicia social. En ello se conjugan distintas áreas del quehacer actual: seguimiento a procesos de negociación, análisis de las iniciativas sociales por la paz, participación en procesos regionales de desarrollo y paz, escuelas de formación, entre otros.7 El proyecto deja ver la complejidad del concepto de paz en el cual se ha comprometido el Cinep. Una paz, como lo anotamos al comienzo en palabras de Vicenç Fisas, con justicia social, armonía, satisfacción de las necesidades básicas (supervivencia, bienestar, identidad y libertad), autonomía, diálogo, solidaridad, integración y equidad. Esta paz es apoyada en las experiencias regionales, sin renunciar a análisis que vayan más allá de la coyuntura, intentando mirar hacia atrás para aprender y hacia adelante para construir. Las múltiples disciplinas de los investigadores comprometidos enriquecen esta visión y aportan una comprensión más amplia y compleja del país, en esa búsqueda constante de propuestas alternativas, siempre urgentes mientras existan en Colombia pobreza y guerra.

B IBLIOGRAFÍA Revista Controversia Angulo Novoa, Alejandro, S.J y Arboleda, Jairo, 2003, La dimensión de fe en el Pdpmm , en Controversia, número 181, Cinep, agosto, pp. 126-139. Arbeláez Rudas, Mónica, 2001, Comunidades de paz del Urabá chocoano. Fundamentos jurídicos y vida comunitaria en Controversia, número 177, Cinep, febrero, pp. 11-40. Corredor Martinez, Consuelo, 1989, Crisis agraria, reforma y paz: de la violencia homicida al genocidio. (Volumen I, Un país en construcción) , en Controversia, número 151152, Cinep, abril, pp. 19-77. De Roux, Francisco, S.J., 1983, Centroamérica: luchas nacionalistas en un contexto de agresión , en Controversia, número 112, Cinep, pp. 118-151. Escobar, Diego y Rodríguez, Karín Adriana, 2001, El rostro oculto del movimiento ciudadano por la paz: encrucijada o alternativa , en Controversia, número 179., Cinep, diciembre, pp. 45-73. García, Clara Inés, 1998, Antioquia en el marco de la guerra y la paz: transformaciones de la lógica de los actores armados , en Controversia, número 172, Cinep, julio, pp. 71-97. García Duran Mauricio, S.J., 1995, Política de negociación con la guerrilla: cambios de la administración Gaviria a la administración Samper , en Controversia, número 167,. Cinep, octubre-noviembre. -, 2001, Veinte años buscando una salida negociada: aproximación a la dinámica del conflicto armado y los procesos de paz en Colombia 1980-2000 , en Controversia, número 179, Cinep, diciembre, pp. 11-41. - , 2003, Aproximación a un concepto de movimiento por la paz a partir de las experiencias contemporáneas de movilización por la paz en Europa y los Estados Unidos de América , en Controversia, número 181, Cinep, agosto, pp. 12-43.

........................

, editor, 2004, Alternativas a la guerra: inciativas y procesos de paz en Colombia , en Controversia, número extraordinario, Cinep y Accord, Febrero. González, Fernán, S.J., 1987, Introducción: entre la guerra y la paz. Puntos de vista sobre la crisis colombiana de los

6

Para ampliar el tema ver el artículo de Camilo Borrero en Controversia 183, 81-100.

7

Ver la tabla sintética anexa, que recoge los énfasis de cada una de estas áreas en los distintos períodos trabajados.

147


años 80 , en Controversia, número 141, Cinep, agosto, pp. 7-13.

--, 1989, En el Cauca, los pasos ganados , en Cien Días, número 5, Cinep, pp. 18-19

- , y otros, 1999, Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio , en Controversia, número 174, Cinep, junio.

, 1989, Cansancio de guerra , en Cien Días, número 6, Cinep, pp. 16-17.

González, Jorge Iván, Castilla, Paola y Merchar, Juan Carlos, 2003, El imaginario regional del Programa de Desarrollo y Paz , en Controversia, número 181 Cinep, agosto, pp. 58-77.

Bolívar, Ingrid Johanna, 1999, Menos política y más sociedad , en Cien Días, número 43, Cinep, pp. 4-5.

González Posso, Camilo, 1987, Movimientos sociales y políticos en los años 80: en busca de una alternativa , en Controversia, número 141, Cinep, agosto, pp. 37-102.

Bolívar, Ingrid Johanna y García Durán, Mauricio, 1999, Politizar la paz y reconocerse en la violencia , en Cien Días, número 44. Cinep, pp. 4-10. Calderon, Mario, 1991, La guerra del despiste , en Cien Días, número 16, Cinep, pp.10-12.

Pizarro, Eduardo, 1987, La guerrilla en Colombia , en Controversia, número 141, Cinep, agosto, pp.103-143.

Castellanos, Camilo, 1989, Colombiano: salve usted la Patria en Cien Días, número 5, Cinep, pp. 4-5.

Rodríguez, Ana Lucía, compiladora, 1988, Debates sobre la paz , en Controversia, número 147-148, Cinep, diciembre.

, 1989, No lo podrán arruinar , en Cien Días, número 8, Cinep, pp. 4-5.

Rodríguez, Gabriel Ignacio, S.J. y Franco, Mario, S.J., 1989, La urgencia de transformaciones personales y sociales para la paz , en Controversia, número 149-150, Cinep, febrero.

, 1992, Una generación para la guerra , en Cien Días, número 20, Cinep, pp. 4-5.

Rodríguez, Oscar H., 2002, La juventud rural y sus posibilidades como actor social en situaciones de conflicto: el caso de los jóvenes de las comunidades de paz del Bajo Atrato , en Controversia, número 180, Cinep, diciembre, pp. 52-72.

, 1996, El cóndor perdió un ala , en Cien Días, número 35, Cinep, pp. 4-5.

Samudio Reyes, Italia, 2003, Narrar la historia de los conflictos en Colombia: una oportunidad para la paz , en Controversia, número 181, Cinep, agosto, pp. 80-125. Sanz de Santamaría, Alejandro, 1986, El proceso de paz como proceso de concertación política , en Controversia, número 130, Cinep, abril, pp. 5-23. Villa Salcedo, Ricardo, 1988, La deuda externa y la paz , en Controversia, número 145-146, Cinep, julio, pp. 174-177.

Revista Cien Días Vistos por Cinep Angulo, Alejandro S.J., 1993, Yo dialogo, tu disparas, él trafica... , en Cien Días, número 23, Cinep, pp. 6-7. , 2000, El estado de la cuestión bélica , Cien Días, número 47, Cinep, pp. 20-24. --, 2003, La paz de los paramilitares , Cien Días, número 52, Cinep, pp. 15-17. Asamblea Permanente por la Paz, 1999, Lecciones de la guerra , en Cien Días, número 43, Cinep, pp. 14-17.

, 1993, Las disonancias de la hora , en Cien Días, número 22, Cinep, pp. 4-5.

, 1997, Barajar, repartir y volver a empezar , en Cien Días, número 39, Cinep, pp. 4-5. Cinep, 1993, Sueños de paz, intolerancias de la guerra , en Cien Días, número 21, Cinep, pp. 4-5. , 1996, Mil kilómetros por la paz y cien mil voces por la vida en Cien Días, número 32, Cinep, pp. 26-27 , 1999, Cambio para construir la paz. Un plan de puertas cerradas , en Cien Días, número 43, Cinep, pp.18-19. De Roux, Francisco S.J., 1993, Los obispos en la vanguardia de la paz , en Cien Días, número 23, Cinep, pp.16-17. , 1994, Violencia y paz a cien días del gobierno , en Cien Días, número 27, Cinep, pp.8-9. , 1995, Perplejidad y búsqueda de la paz , en Cien Días, número 29, Cinep, pp. 13. Equipo de D.H. del Cinep 1996, Rumbo al despeñadero , en Cien Días, número 33, Cinep, pp. 26-30. Franco, Carlos y GarcÍa DurÁn, Mauricio S.J., 1994, Negociaciones gobierno-guerrilla fuerza a la paz en Cien Días, número 28, Cinep, pp.6-9. Galán Giraldo, Gustavo, 1988, Los verbos de la paz , en Cien Días, número 3, Cinep, pp. 4-5.

Banco de Datos de Violencia Política (Cinep-Justicia y paz), 1997, Colombia sin derechos , en Cien Días, número 36, Cinep, pp. 12-13.

García Durán, Mauricio, S.J., 1991, A quién le estorba la paz , en Cien Días, número 15, Cinep, pp. 8-9.

Blair, Elsa, 1988, Los militares y la paz , en Cien Días, número 4, Cinep, pp 10-12.

, 1991, Trancón en Caracas en Cien Días, número 16, Cinep, pp. 6-7.

148


, 1995, La paloma de la paz no voló , en Cien Días, número 157, Cinep, pp 18-19.

, 1999, Conversar no es negociar , en Cien Días, número 45, Cinep, pp. 4-7.

, 1997, La paz en Colombia no es asunto de palomas , en Cien Días, número 38, Cinep, pp. 15-16.

Rojas, Carlos, 1992, El año del pacto de paz , en Cien Días, número 17, Cinep, pp 18-19.

, 1998, Tiempo nublado terreno despejado en Cien Días, número 42, Cinep, pp. 7-16.

Sandoval, Fabio A., 1989, Juega de nuevo la política , en Cien Días, No, 6. Cinep, pp. 10-11.

, 1999, El dilema de la paz en Cien Días, número 43, Cinep, pp. 6-9.

Sarmiento Santander, Fernando, 2004, Un reto por la paz: localizarla , en Cien Días, número 54, Cinep, pp. 14-17.

, 2000, Las negociaciones de paz, más allá de la coyuntura , en Cien Días número 46, Cinep, pp. 11-14.

Useche, Ximena, 1997, ¿Podéis ir en paz? , en Cien Días, número 37, Cinep, pp. 14-15.

, 2000, Los dilemas de los actores de la guerra , en Cien Días, número 47, Cinep, pp. 7-9.

Valencia Villa, Alejandro, 1999, Entre la peste y la deshonra , en Cien Días, número 45, Cinep, pp. 13-16.

García Peña, Daniel, 1992, En suspenso la paz , en Cien Días, número 18, Cinep, pp 6-8.

Vargas Velásquez, Alejo, 1998, En el laberinto de la guerra , en Cien Días, número 41, Cinep, pp. 11-13.

González, Fernán, S.J., 2001, El agotamiento del modelo de negociación , en Cien Días, número 48, Cinep, pp. 21-24.

, 1999, La universidad en la mira , en Cien Días, número 45, Cinep, pp. 19-10.

, 2001, Política para tiempos de conflicto , en Cien Días, número 49. Cinep, pp. 3-11.

Vásquez, María Eugenia, 1996, Jaime Báteman Cayón: otra perspectiva de paz , en Cien Días, número 32, Cinep, pp. 26-27.

Hernández, Omar, 1993, La paz, utopía posible , en Cien Días, número 24, Cinep, pp. 10-11. , 1996, Sendero de guerra , en Cien Días, número 35, Cinep, pp.12-13. , 1997, Neutrales, pero no indiferentes , en Cien Días, número 37, Cinep, pp. 28-29. Hernández, Omar y Bastidas, Ruth, 1992, Acciones de paz para tiempos difíciles , en Cien Días, número 20, Cinep, pp. 16-18. Jerez, César, S.J., 1990, Nicaragua, un voto por la paz en Cien Días, número 9, Cinep, pp. 6-7. Martínez, Helda, 1998, Unidos en la paz , en Cien Días, número 42, Cinep, pp. 17. Múnera, Alberto S.J., 1992, Hora de reconsiderar , en Cien Días, número 20, Cinep, pp. 12-13. Orozco Abad, Iván, 1990, Contradicciones de la contraguerrilla , en Cien Días, número 12, Cinep, pp. 15-17. , 1991, Después de casa verde , en Cien Días, número 13, Cinep, pp. 15-17. , 1991, Impunidad y proceso de paz , en Cien Días, número 14, Cinep, pp.13-15. , 1992, Peligros a distancia , en Cien Días, número 17, Cinep, pp. 14-15. , 1992, En Medellín ronda el diálogo , en Cien Días, número 19, Cinep, pp 16-17. Pérez, Diego, 1993, VII foro de D.H. Protagonista, la paz , en Cien Días, número 21, Cinep, pp. 16-17.

Vásquez, Teófilo, 2001, Guerra en medio de la paz , en Cien Días, número 49, Cinep, pp. 12-16. , 2002, Proceso de paz con el ELN, oportunidad o desperdicio , en Cien Días, número 50, Cinep, pp. 16-22. , 2002, Los prolegómenos de la guerra total , en Cien Días, número 51, Cinep, pp. 7-11. , 2003, ¿Se puede ganar la guerra? , en Cien Días, número 52, Cinep, pp. 9-14. , 2003, Los dilemas del Presidente , en Cien Días, número 53, Cinep, pp. 8-13. Vélez Chavera, Neftalí, 1988, Felices los constructores de la paz , en Cien Días, número 3, Cinep, pp 12-13. , 1989, La molienda es de todos , en Cien Días, número 6, Cinep, pp. 18-19. Villa Gómez, Juan David, 1999, Comunidades de paz, un largo camino por recorrer , en Cien Días número 45, Cinep, pp. 25-27.

Revista Panorama Santana, Pedro, 1981, El sur del país, ¿un pequeño Vietnam? , en Panorama, número 4, Cinep, octubre-diciembre, pp. 9-11. , 1981, Comisión de paz, terrorismo de derecha , en Panorama, número 4, Cinep, octubre-diciembre, pp. 11-12.

149


Revista Análisis (Documentos ocasionales) Cinep, 1992, Conflicto social y violencia en Colombia (Documentos ocasionales número 65), en Análisis, número 6, número extraordinario, Cinep, febrero, p. 3.

Bibliografía Cinep Archila, Mauricio, 1998, Actores y conflictos sociales en Gonzalez, Fernán S.J., editor, Una opción y muchas búsquedas, Santafé de Bogotá, Cinep. Baron Porras, Luis Fernando y otros, 2002, Internet, guerra y paz en Colombia, Bogotá, Cinep. Cinep, El Colombiano, Fundación Social, Programa por la Paz, 1994, De la guerra a la paz, experiencias latinoamericanas, Memorias del Seminario Internacional sobre Negociación de Conflictos Armados, Bogotá, Cinep. Cinep e International Alert, 1996, Voces peregrinas, los ciudadanos como constructores de paz, Bogotá, Cinep. Cinep y Fundación para el Progreso del Hombre, 1997, Esbozo para la construcción de una arte de la paz, pensar la paz como estrategia, Bogotá, Cinep. Escritores públicos en la construcción de la paz, 2004, Tejedores de la memoria, Bogotá, Ilsa/Cinep. García Duran, Mauricio, S.J., 1992, De la Uribe a Tlaxcala. Procesos de paz, Bogotá, Cinep. González, Fernán S.J., editor, 1998, Una opción y muchas búsquedas, Santafé de Bogotá, Cinep. Introducción. Londoño, Amparo, 1973, Conflicto o negociación: dos alternativas de la sociedad industrial moderna, monografía, Bogotá, Cias. Orozco Abad, Iván, 1993, Negociaciones de Paz. Los casos de Colombia y El Salvador , en Documentos Ocasionales, número 67, Cinep. Bogotá, marzo.

Bibliografía general Fisas, Vicenç, 1988, Cultura de paz y gestión de conflictos, Barcelona, Romanyà/Valls, S.A. Lederach, John Paul, 1983, Educar para la paz, España, Editorial Fontamara.

........................ 150


CRÍTICA DE LIBROS


N UEVAS

FORMAS DE PENSAR LA REGIÓN , EL ESTADO Y LAS IDENTIDADES COLECTIVAS

A PROPÓSITO DEL LIBRO CONFLICTOS , PODERES E IDENTIDADES EN EL MAGDALENA MEDIO , 1990-2001 * Por : Jorge Alberto Cote**

No es poca la bibliografía que ha analizado los movimientos y luchas sociales y la formación y funcionamiento del estado en Colombia. Tal proliferación se debe, seguramente, a una angustia bastante generalizada por comprender el conflictivo acontecer nacional. Desafortunadamente, el resultado de gran parte de esos análisis es la formulación de juicios de valor negativos de la realidad colombiana y que resultan de la simple comparación de ella con modelos ideales de sociedad. Es común encontrar estudios que señalan, por ejemplo, que la debilidad del estado colombiano radica en la ausencia de un control total sobre monopolio de la fuerza; o que la situación de violencia y de irrespeto a los derechos humanos es una patología de nuestro país. Ante la propagación de este tipo de conceptualizaciones, resulta importante el nuevo enfoque que le da el libro conjunto titulado Conflictos, poderes e identidades en el Magdalena Medio a la historia de los movimientos sociales, los actores armados, el funcionamiento del estado y la formación de identidades en Colombia desde la perspectiva regional. Uno de los logros del libro consiste en no utilizar la típica metodología de escoger una teoría específica y a partir de ella estudiar un caso determinado, sino en considerar los modelos teóricos a partir de su interacción con la realidad regional. Así los autores de este libro recalcan la necesidad de conocer las condiciones sociales de producción de los conceptos en las ciencias sociales. El libro, resultado del trabajo conjunto de los grupos de investigación Movimientos sociales y Violencia, paz y formación del estado , pertene-

cientes al Cinep, tiene como objetivo analizar la conformación de la región del Magdalena Medio a partir de la interacción entre los conflictos sociales y armados; la gestación y transformación de poderes locales, la intervención del estado central y la consolidación de identidades (p. 11). Para la realización de este objetivo los investigadores se basaron principalmente en el análisis de los episodios según la propuesta de Doug McAdam, Sidney Tarrow y Charles Tilly.1 Los cinco episodios seleccionados son: 1) Surgimiento y consolidación del proyecto paramilitar en Puerto Boyacá y sus alrededores; 2) Conflicto agrario, guerra y política en torno a la hacienda Bellacruz, sur del Cesar; 3) Transformaciones en la geopolítica del conflicto en Barrancabermeja; 4) Dinámica política y acción colectiva en el sur de Bolívar; y 5) Conflictos laborales en las industrias petrolera, de la palma y del cemento. A partir de una Introducción que explica lo señalado, el libro se divide en ocho capítulos. El primero, escrito por Patricia Madariaga, caracteriza la región del Magdalena Medio y describe los cinco episodios propuestos. A continuación Álvaro Delgado, en el artículo El conflicto laboral en el Magdalena Medio , describe la presencia de los trabajadores asalariados en el conflicto social de la región en los años 90, sus concepciones políticas y

*

Archila N., Mauricio et al 2006, Conflictos, poderes e identidades en el Magdalena Medio, 1900-2001. Bogotá, Cinep.

**

Estudiante de historia, Universidad Nacional.

1

Dynamics of Contention, Cambridge, Cambridge University Press, 2001.

155


el tipo de interacciones que mantuvieron con la población. A lo largo de su análisis Delgado observa que los sindicatos no tuvieron un punto de convergencia regional para acciones conjuntas. Aunque él hace un excelente análisis del movimiento sindical de las industrias cementera, petrolera y oleaginosa y de su relación con el conflicto armado en el Magdalena Medio, su artículo se queda corto al tratar de responder la pregunta ¿Qué diferencia a los asalariados industriales del Magdalena Medio del resto de sus pares del resto del país? (p. 155), ya que esta cuestión implica una perspectiva comparativa con los asalariados de otras zonas del país cosa que hubiera requerido otra investigación. En el artículo Las luchas campesinas en el Magdalena Medio, 1990-2001 , Esmeralda Prada realiza una lectura de la protesta social campesina en la región. Su principal tesis consiste en afirmar que el comportamiento de la protesta campesina en el Magdalena Medio está relacionado con el entorno cultural (p. 167) en el que se desarrolla. Para argumentar esta hipótesis la autora analiza los episodios dos y cuatro propuestos en la investigación. Martha Cecilia García analiza la luchas urbano-regionales en su artículo titulado Barrancabermeja: ciudad en permanente disputa (episodio tres). Según la autora, en un principio las protestas se dirigían a la satisfacción de bienes básicos como la vivienda y la inversión en infraestructura publica. Sin embargo, la exacerbación de la violencia condujo a que estas reivindicaciones pasaran a ser de tipo político caracterizadas por la defensa de los derechos humanos. García, también afirma que estas luchas se han dado a través de una acción política no institucional . Al realizar la lectura de los capítulos de Prada y García surge una pregunta que no queda clara en sus argumentaciones y que consiste en saber cuál es la línea divisoria entre las luchas campesinas y las urbanas, máxime si se tiene en cuenta que muchas de las protestas campesinas se desarrollaron en los cascos urbanos de la región y que parte de las urbanas reivindicaban imaginarios de tipo rural. En el texto Dinámicas, tendencias e interacciones de los actores armados en el Magdalena 156

Medio, 1990-2001 , Teofilo Vásquez, basado en los episodios uno y cuatro, describe las dinámicas regionales de la violencia y la interacción entre actores armados y la vida social y económica del Magdalena Medio. En este capítulo, él afirma que los cambios en la presencia, control y hegemonía de los grupos armados están directamente relacionados con los procesos de articulación política, sedimentación social y agotamiento de la frontera agrícola. En el desarrollo de su artículo, Vásquez va mas allá al señalar que estos tres procesos fueron el caldo de cultivo para el surgimiento y consolidación del proyecto paramilitar en la región. En el capítulo Transformaciones de la política: movilización social, atribución causal y configuración del estado en el Magdalena Medio , Ingrid Bolívar define y reelabora algunos de los hábitos de pensamiento sobre las relaciones entre política, acción colectiva (p. 378) que impiden el correcto análisis de algunos de los recientes eventos de la historia del Magdalena Medio, tales como las marchas campesinas referidas al episodio cuatro. Según ella, examinar el problema de las protestas de los campesinos del sur de Bolívar desde el pensamiento racionalista, no ayuda a comprender la dimensión real del problema, pues a partir de este enfoque se concluiría, de una manera sesgada, que estas protestas no tendrían legitimidad política ya que sus participantes supuestamente estuvieron instrumentalizados o coaccionados por agentes armados. El investigador debe intentar conocer las motivaciones de los actores más que atribuirles su lógica causal. Otro eje en el que Ingrid Bolívar hace énfasis en su artículo es el de los vínculos existentes entre los poderes locales y la formación del estado. En este aspecto, ella demuestra que la mayoría de los conflictos ocurridos en los últimos años en el Magdalena Medio tienen que ver con la estatalización de la vida social y la redifinición del derecho a hacer política . Mauricio Archila, basado en la idea de que las identidades son expresión del tejido social, describe la formación de éstas en el Magdalena Medio teniendo en cuenta aspectos como la pertenecía a


la región, la participación social y política, el peso de un ideario rural y la interacción de los pobladores con los actores armados. En el desarrollo de su artículo, Archila constata que gran parte de la identidad de los habitantes de la región se ha construido a partir de contraimágenes que tienen los otros sobre ellos. Una de esas imágenes remite a la tradicional exclusión que supuestamente ha vivido la región. Por último, el artículo de Fernán González Conflicto armado, movilización y construcción de la región en el Magdalena Medio , es un intento de relacionar los distintos capítulos del libro. En su reflexión, él encuentra varias constantes. Una de ellas se refiere a que el análisis cruzado entre el conflicto armado y los movimientos sociales en el Magdalena Medio significa el cuestionamiento de la lectura tradicional del deber ser de los movimientos sociales. Otra señala que la configuración de las redes de poderes regionales y su relación con el estado, se construyen en un escenario en el que este último no ha obtenido sus atributos ideales tales como la pacificación de la sociedad y el monopolio legítimo de la violencia. Aunque cada uno de los capítulos del libro es el resultado de la investigación individual de los integrantes de los dos equipos señalados, se puede observar otro elemento común, aparte de la opción metodológica. Este consiste en que los autores no conciben a los pobladores de la región del Magdalena Medio como sujetos pasivos o, en términos más negativos, como víctimas del conflicto armado sino que, al contrario, los perciben como agentes activos en el proceso de construcción de la región y de sus identidades. A pesar de estos indudables logros individuales y colectivos, el texto no logra una total articulación. Esto se ve reflejado en el uso desigual que se hizo de los episodios. La lectura del libro deja la sensación de que el episodio más utilizado es el cuarto, mientras que el quinto podría decirse que es el más marginal del texto; algo similar podría decirse del número dos, aunque en menor medida. Por ejemplo, hubiera sido interesante realizar un análi-

sis de los conflictos laborales en las industrias petrolera, de la palma y del cemento, bajo el enfoque propuesto por Ingrid Bolívar o examinar las relaciones entre este episodio y las luchas campesinas analizadas por Esmeralda Prada. En conclusión, se podría decir que la investigación, a pesar de tener un marco conceptual y metodológico novedoso y de presentar elementos comunes, no logra ser totalmente articulada. Lo anterior muestra los límites concretos de los procesos de investigación de varios equipos que cuentan con tradiciones temáticas y disciplinares diferentes. Con todo, esta investigación será una importante guía para futuros estudios de otras regiones del país, ya que conduce a un conocimiento de ellas desde los actores mismos y, por ende, a la formulación de planes de desarrollo y de resolución del conflicto armado más cercanos a la realidad regional y nacional.

157


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.